Posts written by .·.Neee_chan.·.

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    Lo pongo aquí para responder en estos dias.

    QUOTE
    Del mismo modo instantáneo en que la pólvora y el bromo son responsables de crear un estallido pirotécnico, Ace y esa vista de índole celestial a gusto de Lucifer, eran a quienes se les atribuía el desvergonzado límite donde la obscenidad del maduro ya no podía ser embellecida por ningún tipo de narrativa ni poesía, sino mostrada por un morbo feo despojado de toda moral.

    Así que, de ese modo inevitable, Ace dejó de tener racimos magníficos de palabras sobre él y se dio cuenta de que en esencia era algo puramente feo.

    Pues estaba crudamente, descaradamente e inelegantemente atraído al peligro que esos ojos significaban, siendo poseído por un deseo agónico que se consumaba a cruel fuego lento por culpa del cuerpo que se ofrecía debajo suyo, desnudo, angelado. Y si había ahí algún astuto al que se le ocurriera preguntarlo, la respuesta era no, a ese hombre no le importunaba ser víctima de sus propios impulsos. Ya no.

    Quizás antes sus contradicciones y demonios le tenían la cabeza llena con basura condescendiente, donde se repetía que era incorrecto pero aún así actuaba como si fuera un sucio ignorante a la obviedad. Quizás, en la cocina parecían preocuparle muchas cosas mientras su miembro era tratado con entusiasmo por los labios de Evan, pero ahora, con esas piernas descubiertas que veía y servían como puentes de la cordura a placer, las cosas debían tomar un matiz distinto, ¿no? Todo pensamiento nuevo que llegó a su cabeza mientras el muchacho se acariciaba podía ser –sin dudas– más franco, tal vez, o menos temeroso. Puede que el profesor Burdock se sintiera más seguro de lidiar con sus propias consecuencias. Con sus terribles e inenarrables resultados.

    Porque si, ahora que sus ojos siempre cansados se asomaban a ver qué se escondía entre el par de muslos, se enteró de que tenía unas ganas enormes de contradecir al muchacho, de joderle tan fuerte como la vida lo había hecho con él, de besarlo solo cuando no tenía permiso de hacerlo.

    Deseaba romper la elocuencia con la que le hablaban esas piernas indecisas. Soñaba con hacerlo sentir avergonzado por el solo hecho de tener ese cuerpo suyo. Si se divertía, quería ser su ruina.
    Si sentía placer,
    buscaba causarle dolor. Si se sentía invicto, limpio, lo ensuciaría hasta que este sintiera la inmundicia abochornarle el cuerpo. Y, si de casualidad Evan cometía la barbaridad de adorarle, haría que le odiara con tal fuerza que se correría con el solo pensamiento de hacerlo desaparecer.

    Quería contradecirlo ahora mismo. Todo por el simple y vano hecho de que era un modo inmediato de llegar a él. Una representación fiel a todos esos años que deseó a su padre y se detuvo.

    Eso anhelaba, si.

    Pintar emociones en su soñador rostro que exageren el sentir de sus nervios más finitos. Dejarle marcas rojas que ni el óleo puede emular en sus mejores ejemplares.
    Iba a hacer de Evan su única obra maestra.

    De esas obras que usualmente maldicen al autor.

    Pensando en ello, tomó con una mano el tobillo de aquel pie que invitaba con contradicciones y besó el tobillo sin apartar la vista de su sobrino, dejando en ese gesto una terrible adivinanza, algo así como un “adivina qué tiene ojos preciosos y va a ser mío una y otra vez”.

    Ace soltó una risa pequeña que se fue arrastrando de su garganta mientras relajaba sus hombros, acostumbrándose un poco a ver la entrada de Evan contrayéndose mientras era masajeada por unos dedos (era más correcto decir que miraba con confianza lo que ya sentía suyo, porque ni en años se acostumbraría a ver algo tan erótico y carnal viniendo de ese niñato).
    No soltó el pie, al contrario, tomó celoso el otro que faltaba y sujetó ambos tobillos con la atención del más joven dirigida hacia esas manos rígidas que parecían tratarlo con cuidado, a pesar del hambre que se asomaba en los ojos del profesor.

    -¿Que no me has dado permiso de tocarte? -repitió dejando la incredulidad como el tapete que callaba sus pasos, cubriendo la pregunta con cautela. Siguiendo el ritmo lento de sus palabras, su nariz recorrió la pierna derecha, oliendo a profundidad antes de

    encontrar el punto que le gustaba: el muslo interior.

    Lo mordió.

    Un temblor ligero bajo sus dientes llegó como repuesta, mas el gusto que sintió, no fue tan liviano.

    -Me he dado cuenta de algo con esa autoridad que intentas imponerme -murmuró pensativo, encontrándose con la mirada embelesada del menor cuando éste se incorporó sobre sus codos para poder asomarse, ¿la causa? Ace se estaba arrodillando frente a la mesa, frente al cuerpo desnudo en el que paseó de contrabando sus manos hasta quedar cerca de la pelvis. Ace sabía que su sobrino podía pelearse con el diablo por el título de astuto si se lo proponía, pero prolongar el acto que este tenía en mente y dejarlo así de expuesto era una treta bastante divertida en la que había caído. Lo había callado al dejar su cabeza entre cada pierna-. ¿Sabes? -continuó el mayor-. Hace un par de años un buen amigo mío me invitó a su boda. Él pidió matar un cordero para cenar y me llevó a verlo -narró pacientemente, encomendando a sus dedos la tarea de distraer al darles libre albedrío sobre la piel de Evan, quien escuchaba sin mucho remedio-. Cuando vi el cordero encerrado en el establo me impactó ver que era precioso, digo, la apariencia del animal no es lo que te interesa cuanto te los vas a comer, por eso darme cuenta de que podían ser bonitos me dejó pensando -sonrío besando el espacio donde acababa el trasero del muchacho y empezaba su pierna. Comenzaba a amar cada parte-. ¿Y sabes que fue lo siguiente que vi? A ese bonito cordero, sano, lo agarraron de cada pata -fue siguiendo su relato, sujetando la parte trasera de las rodillas del joven, donde estaban húmedas por un ligero sudor-. Las abrieron hasta dejarlo indefenso... -susurró expandiendo más las piernas de Evan, no satisfecho hasta que los gestos de éste demostraran incomodidad y dolor, pero sobretodo, vergüenza-. Y así tembloroso, sin saber qué pasaba, le apuñalaron, lo vi desfallecerse, moviéndose, luchando. Lo vi sentir todo.

    Y sin más preámbulos, fiel a su palabra, nombró a Evan ese cordero y lo hizo temblar desfallecido cuando pasó su lengua por la entrada de este. Lentamente, sin la caballerosidad de querer acabarlo pronto.

    Las piernas del muchacho se convulsionaron con violencia y su voz se asomó por fin, soltando las incoherencias que Ace había estado esperando con ansias. Justo eso deseaba ver, unos ojos cerrados, perdidos en el oleaje sensacional que venía desde abajo y le levantaba el pecho con una respiración desastrosa. Unos labios mordidos con desesperación y unas cienes perladas de sudor.

    -Si, así mi niño -gruñó sintiendo su propia erección llamando, goteando lo que llaman impaciencia. Nalgueó escandaloso la poca parte expuesta del trasero antes de separar más esos muslos inquietos y volver a repasar la lengua, fascinado por la respuesta que le daban ahí-. Justo así como tú el cordero intentaba librarse y aquí es donde te digo de qué me he dado cuenta -Evan intentaba alcanzar los hombros de su tío para detenerlo, estirando sus bazos en un tierno intento de frenarlo, pero eso no era posible, no si gemía de ese modo adorable. Lo único que logró fue motivar al profesor a mover con las ímpetu su lengua, a prensar con más fuerza sus dedos sobre los músculos tensos-. Me di cuenta de que, sin importar si el cordero daba permiso para morir o no, lo mataron. Tan solo lo tomaron y tú no sabes lo que es eso. Tomar sin consentimiento -sonrío limpiándose la saliva de las comisuras, ocupando cada segundo entre sus palabras para seguir dando sexo oral-. Todo... ah... Todo el que ha estado en tu cama es porque lo querías -rió jadeando, perdiendo cada vez más el control de su voz-. No te olvides de esa diversión, Evan, porque la diferencia entre todos ellos y yo, es que yo te voy a tomar sin tu permiso. Eres mío.

    Era lo único que podía tener, más bien. Lo único que quedaba de todos esos años amando al incorrecto. Ahora Evan era su última tentación y su segunda oportunidad a cometer errores pésimos. Ese muchacho era para él lo que Oscar Wilde era para sí mismo y no supo ni cuando se dejó enganchar tanto.

    Po

    r fin dejó de martirizar su entrada, viendo cómo el chico se cubría su rostro con el antebrazo. Se volvió a poner de pie, con la gloriosa desnudez en el cuerpo que delataba aquel miembro hinchado y desatendido y así de desatendido e hinchado se le acercó, posando sus manos sobre la mesa para besar los labios mordisqueados del joven.

    -Eres mío -repitió sobre aquella boca, su boca-. Por eso no me importó ser tu trapo, tú estúpido. Estar jodido por ti ciertamente es un precio por tenerte.

    Ambos estaban jodidos.

    Si Ace alegaba con calmada confianza que su sobrino le pertenecía no era por egolatría ni virilidad. Era por el inexorable hecho de que no habría vuelta atrás con eso que estaban haciendo, estaba enfermando al preciado hijo de su hermana, mancillándolo. Le iban a pertenecer las noches de arrepentimiento del chico, iban a su nombre los sentimientos enredados y quien sabe cuántas cosas más.

    Pero no se detuvo cuando rozó la punta de su miembro en la entrada húmeda y dilatada.

    -Evan... -juntó ambas frentes, compartiendo un jadeo boca a boca, con fecha de fallecimiento en él.

    Se sujetaba fuerte a ese nombre.
    Se sujetaba fuerte a la mesa.
    Y oía fuerte la respiración del otro, escuchaba esos gemidos quebradizos.


    Después todo cayó a ser un acto poco delicado, con una coordinación inestable y sin palabras que valieran la pena realmente. Toda frase comenzó a ser tan vacía como quienes la emitían que el actuar remplazó todo, puntual, cediendo la belleza en cada gesto, dejando que encima de esa mesa se regalara un acto que solo aquellos que habían visto la violencia con la que el mar impacta un muelle, comprendieran.

    Solo así se podría entender, que en cada vaivén se meneaba la fuerza de un oleaje salino. Un aliento fresco y una mente nublada. Justo como el mar cubría Ace a ese cuerpo joven y éste, justo como el viento, acariciaba el agua y lo empujaba hacia su interior. Solo así se podía comprender cómo es que Evan enredaba toda extremidad sobre ese hombre, con la facilidad con la que el viento se cuela entre cada ola. Uno estalla brutal, otro lleva la corriente ¿y las voces? Ahogadas, o altas en el cielo.

    Se acomodaban en donde cupieran sobre el otro. Entre el cuello y los hombros, entre los labios, entre donde pudieran escurrirse entre cada penetración. Quizás entre la espada y la pared, pero viéndose –sin aire, con ojos pedidos– supieron algo: más allá de sentir placer en carne, más allá de retar toda norma que los castigara, el contacto entre cada cuerpo resultó ser más íntimo de lo que hubieran imaginado. Algo se removía debajo de la piel.

    Mas ninguno pareció muy molesto con el resultado.
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    Mira quien aparece por aquí después de mil años. Sí, yo (? Bueno, ya sabes por qué ha sido pero aún así mis disculpas, sabes que no me gusta tardar tanto tiempo y más cuando lo dejamos aquí ;-;

    Ahora sí, me pondré a escribir. Veamos que sale, nos vemos abajo :3

    Pd: me ha costado muchísimo hacer esta porquería. Mátame ;-;


    En ese instante en el que intercambiaron miradas, hablándose en destellos, Evan se mostró como lo que realmente era un tierno adolescente. Uno que mira hacía arriba sin estar seguro de que debería hacer a pesar de que había creído tener el control en todo momento, y que incluso ahora se negaba a ceder.

    No iba a mentir, sentía miedo. Le agarraba la idea de que dejarse arrastrar por esa pasión era algo peligroso, y más cuando el nombre de ese deseo no era el suyo, de eso estaba seguro, ¿pero a quien veía Ace en su cuerpo? Era complicado...esa curiosidad lo había traído hasta allí y ahora temía verse arrastrado completamente al juego y perder. Porque se lo había dicho desde un principio, y estaba más que conforme con ello, no era a él a quien buscaban y eso estaba más que presente en sus pensamientos, pero justo ahora, justo cuando las manos del escritor lo tomaban y estrujaban su piel, un nudo se ataba en su estómago y lo molestaba con aquella idea en la que él era un mero sustituto, pero debía de hacerla callar, olvidar todo y disfrutar del momento, así era él: un hedonista que buscaba el placer y evitaba el dolor.

    La información que llegaba hasta el joven era contradictoria, una súplica revestida de un toque agresivo que le hacía temblar de excitación, pero también de miedo. Si miraba a esos ojos cambiantes podía ver a una bestia hambrienta, y aún sabiéndolo no se echaba para atrás, sino que pretendía dejarle con más hambre quizás solo para hacerle sufrir y aumentar su ego, o tal vez fuese para que lo devorasen por completo y no dejaran nada de él.

    -¿Solo me ofreces eso?- dijo con una voz grave, dando un empujón al contrario y deshaciéndose de él.- ¿Ser mi estúpido, un trapo?- sonrió en los labios ajenos con una sonrisa envenenada. A pesar de que parte de su ego estaba satisfecho, otra parte de él no lo estaba, esa que era plenamente consciente de que no lo buscaban realmente a él. Avanzó un par de pasos dejando atrás al hombre, abriendo el cierre de su pantalón en el camino hasta la mesa de la cocina.-No es suficiente...-y de verás que no lo era, no para su orgullo y el corazón ambicioso de un joven quien dejaba caer sus prendas al suelo hasta quedar totalmente expuesto, sin pudor alguno, y subía encima de la madera para mostrar un encanto tan obsceno que incluso podría avergonzar a quien lo viera desde el otro lado.- Mi trasero no se vende por unas cuantas plegarías...- susurró con voz lasciva mientras sus ojos se clavaban en los ajenos y lo atraía silenciosamente hasta él. Muchas personas no podrían ni en mil años hacer algo así, pero para Evan aquello solo era una lucha de poder más, una de tantas en las que se divertía por tentar y en la que su maldito ego le hacía olvidar cualquier signo de vergüenza incluso cuando se habría completamente de piernas frente a alguien como hacía él en esos momentos. Sonrió satisfecho cuando vio al contrario avalanzarse sobre él, dispuesto a hacer un desastre sobre aquella mesa, pero antes de que llegara a tocarlo su pie frenó el avance del moreno, posándose en su pecho y tirándole para atrás en uno de esos gestos tan lascivos de la marca Evan.-¿A donde crees que vas? No te he dado permiso.- trepó con su pie hasta el hombro del maduro y le miró entre risas mientras su mano bajaba a su sexo y comenzaba a tocarse frente a él, abriendo todavía más las piernas aún si cabe.

    Tomó unos minutos más de dedicación a si mismo, suspirando a medida que sus dedos rozaban aquella piel tan sensible y ya húmeda por la atención recibida. Jadeó moviendo su cadera, cerrando sus ojos solo para enfatizar el placer que sentía y poniendo empeño en ofrecer la mejor de sus vistas a su único espectador, tentándole. Dejó que poco a poco la humedad se hiciera presente en su cavidad para juguetear con su orificio con sus dedos, sin olvidarse de prestar el cuidado debido a su erección mientras sus ojos se abrían de vez en cuando en busca de los del maduro, invitándolo a la par que su pie lanzaba el mensaje contrario y lo alejaba.

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    Soy un despojo como partner T_T
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    Hace mucho que no subo una foto, literalmente años, así que hoy me decidí a subir un par y dejarla durante unos días xD Suelo pasarme por aquí a menudo a ver vuestras bellezas, pero esto de ser del otro lado del charco hace que siempre llegue tarde, yo quería ver a Gabriela pero no llegué, injusticia xD Bueno, aquí las fotos~

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    Nada por aquí~


    Que vaya bien~

    Edited by .·.Neee_chan.·. - 29/5/2018, 16:38
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    Lo primero de todo es pedirte disculpas por la tardanza, ya sabes el desastre que soy y por qué he acabado contestando tan tarde. Y ahora...a comenzar a escribir; nos leemos más abajo~


    Todo se había derramado: los útiles desperdigados sobre la encimera, la sal que contenía un pequeño salero se había caído cuando el joven fue levantado...pero sobre todo la cordura y la conciencia de ambos se había diluido en un par de acciones con las que habían cruzado la raya, no había marcha atrás. Lo inmoral se plasmó en aquel beso, tenso, desesperado, pero que en los labios de quien lo probaba tenía un sabor a victoria, había conseguido lo que se proponía y no cabía en si, había conseguido su premio, que no, no era como muchos podrían pensar el conseguir el cuerpo de su tío, eso era lo secundario para él, lo verdaderamente valioso para el chico era haberle hecho caer. Mientras le magullaban la piel a mordiscos y lo colmaban a besos, su pecho se hinchaba de un sentimiento superior al propio deseo, uno llamado superioridad. Ciertamente podía ser tildado de cruel por sentirse así, por disfrutar más de haber tensado las cuerdas de su tío hasta que este se rompió y cedió a sus malsanos caprichos, incluso se podría decir que era cruel por jugar así, pero ese orgullo suyo que se expandía en su pecho lo opacaba todo y le hacía sentir en las nubes, que junto al abuso que profería el maduro a su cuerpo lo orillaban a caer en el placer más tóxico.

    Hay que decir que no previó algo, acostumbrado a seducir, daba por hecho que sería él quien llevaría la voz cantante aquella noche, casi lo podía vislumbrar: tomando al maduro con fuerza hasta hacerlo jadear a su antojo, haciéndole perder lo poco que quedaba de su cordura y manejándole de allá para acá a su gusto. Más no, la respuesta fue totalmente desconcertante y ahora era él a quien lo hacían danzar al ritmo del contrario, desubicándole. Había tomado a su tío por un inocente corderito, un atractivo maduro que vivía sumido en la oscuridad de la represión...quizás ese fue su error, pensar que Ace se mantendría calmado, cohibido debido a su exilio forzoso. Por eso mismo y tras el choque inicial, le costaba mantenerse, mostrar algo más que no fuera el recibir todo aquello que le daban en forma de besos, rasguños y mordidas. Se sentía deseado, locamente deseado por primera vez en su vida, esto era algo totalmente nuevo para el joven, pero sentirse así, aunque era totalmente placentero y le excitaba todavía más, algo en su interior se removía con fuerza, asustado, ¿por que lo tomaban con tantas ansias? Detrás de aquellas acaricias ocurría algo más, su instinto se lo decía, no lo deseaban por amor...lo deseaban con una lujuria insana, a pesar de que sabía que él solo era un sustituto no se sentía convencido...aún así no tenía tiempo para pensarlo, le abrasaban tomando sus labios, tensando su espalda y llenando su cabeza con emociones libidinosas que hacían agitar su respiración.

    Tragó saliva escuchando el cierre metálico, anticipándose en el deseo mientras mordía su labio inferior. Ufff...tan grande, costaría meterla en la boca, pero eso no le disgustó, en absoluto, se moría de ganas por tener ese trozo caliente de carne en su boca, lamerlo hasta acorralar a su tío al borde de un orgasmo y derrumbarse en gemidos roncos que calentasen su propia entrepierna.

    Rió coqueto despegándose de la encimera para ponerse de pie frente al hombre y ceder ante los caprichos del profesor, no sin antes depositar una última lamida en los labios ajenos conectando sus irises azules a las miel, atrapándolos.

    -Mírate, estás duro con un par de besos y caricias.- dejó caer sus ojos con malicia al miembro duro y expuesto para luego volver a conectarlos con los ajenos en un alarde de chulería, pues no podía ser de otra forma con el carácter altanero de Evan.- Esto es más típico de un virgen que de alguien de tu edad.- se burló de él mientras con el dedo índice de su mano derecha rozaba toda la curvatura que poseía el pene de Ace, de abajo a arriba, disfrutando de como este palpitaba al paso de su delicado toque.- Ves...- rió jocoso volviendo a relamerse los labios al contemplar el rostro impaciente que le dedicaban y finalmente se decidió a agacharse, encontrándose de cara con la erección.- Comprobemos cuanto aguantas...- dijo cogiendo el miembro del hombre con una mano y dando una lamida a la húmeda punta.

    Escuchó el jadeo ronco proveniente del maduro, música para sus oídos deseosos de más, incitándole a que la lengua del chico siguiese haciendo de las suyas. En lo personal, el chico no disfrutaba de aquello, dar sexo oral era sumamente aburrido para él, fruto de esa lado egoísta y hedonista en el que solo se movía por el mero interés, sin embargo ahora se encontraba enfrascado en una situación que lo envolvía por completo. La tensión del cuerpo ajeno mientras lo lamia de arriba abajo, esa expresión que Ace trataba de mantener pero que no conseguía, lo hacía dedicarse por completo al mayor, buscando dejar su mente en blanco en cada lamida mientras lo masturbaba suavemente con la mano creando una fricción que poco a poco desencadenó una serie de sonidos húmedos que se mezclaban con la más que agitada respiración de ambos.
    Según pasaban los minutos su mano se iba mojando y a él se le hacía más difícil mantenerse impasible, excitado al mirar hacia arriba con ojos impregnados en pensamientos obscenos cuyo protagonista siempre era el maduro...¿cabría entera en su boca? Solo podía averiguarlo de una forma, y así hizo, cuando volvió a la punta jugueteó ligeramente con esta, introduciendo la punta de su lengua en aquel pequeño orificio que era la uretra y que hacía volverse loco a los hombres (pequeño truco aprendido de toda su experiencia) que terminó con la paciencia del de pelo oscuro, haciendo que este enterrase su mano en el cabello de su sobrino para forzarlo a hacer aquello que hubiera hecho sin que se lo hubieran pedido de esa forma.

    La enterró por completo en su cavidad de una vez, costándole hacerlo y reprimiendo una pequeña arcada, tal y como supuso era demasiado grande pero poco importaba cuando tenía a su tío a su merced disfrutando del servicio que le daba. Con su mano derecha continuaba masturbándolo a la par que su boca hacía el mismo trabajo, ambos sincronizándose de arriba a abajo, aumentando la velocidad a medida que escuchaba los gemidos roncos... mientras lo hacía no podía evitar pensar en lo erótico que se le hacía escucharle y en como esa mano se enredaba por su cabello desesperada por más atención, una atención que no dejaba de proporcionar en toda su longitud y que trató de complacer incluso más cuando su mano libre, esa que se paseaba impunemente por el abdomen del mayor, a veces acariciando la piel y otras magullándola, en busca de ese juego que oscilaba entre el dolor y el placer, ahora descendía hasta sus testículos con el fin de acariciarlos y aumentar las sensaciones. De solo imaginar que algo tan sucio como era que se le corrieran en la boca pudiera hacerlo él, Ace, su propio tío, hizo que su boca trabajase más rápido, permitiendo que su lengua hiciera de las suyas con el pene duro y húmedo que rozaba. Definitivamente estaba enfermo por pensar algo así, pero no podía detenerse...no ahora.

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    Curiosamente la última parte, la que pensé que me costaría mucho más no tardé en escribirla. Quizás por eso mismo esté peor, no sé. De nuevo perdóname por tardar tanto, en serio...tuve un verdadero bloqueo que espero que no se repita más...Ah, que horror.
    Bueno, espero que no tardes tanto como yo y pueda leerte pronto <3
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    Nunca jamás dejarás un spoiler después, lo tengo asumido xD
    Dicho esto, ya, ya lo sé, es corto, pero es que hay mucha acción (? y no podía estirar más la escena, bueno si, pero creo que de haberlo hecho ya estaríamos hablando de violación xD Espero que te guste el rumbo que he tomado, no sé que te parecerá pero ahí está. Cualquier cosa no dudes en decírmela.

    Nos leemos, espero que pronto <3


    Había sido un instante, un brillo fugaz, pero lo había visto. Un destello, una llama encendida en ese par de ojos mielosos le había gritado y él iba responder por ellos. La relación con su tío apenas se podía tildar de cercana, no teniendo en cuenta lo más de diez años en los que se habían separado, pero en este periodo de tiempo en el que se habían reencontrado Evan había aprendido que su tío era una persona que se encerraba demasiado en si mismo al punto de ahogarse, y eso para alguien como él, tan curioso y deseoso de romper toda norma por el mero placer de romperla sin esperar nada a cambio o temer las consecuencias, provocaba en él un sentimiento que lo hacía temblar de pura impaciencia.

    Sonrió maliciosamente al ver al maduro darse la vuelta, dispuesto a dejarle allí y continuar como si nada. ¿Realmente pensaba que lo iba a dejar marchar? ¿así?, ¿sin más? Que iluso podía llegar a ser si pensaba eso, lo había visto en sus ojos y lo había escuchado en sus palabras, en esos silencios largos que ocultaban sus verdaderos deseos. Él no era a quien su tío buscaba, lo sabía, pero sin lugar a dudas lo deseaba dejando de lado cualquier lazo sanguíneo, y que lo pudieran desear sobrepasando una barrera tan grande como esa era un pensamiento delirante. Ver caer al de cabellos morenos, romper todos esos tabús que lo asfixiaban y liberarlo era algo que se moría por ver, y por qué no decirlo, el ser él mismo el objeto que desencadenaría todos esos pecados le hacía querer avanzar.

    Por eso no dudó en hacerlo, en dar ese paso que haría caer a su ya debilitado familiar en sus redes. Un par de pasos y ya estaba tras él, rodeando su cintura desde atrás y pegando todo su cuerpo contra el contrario, sintiendo la calided y esa fragancia que tanto le encendía y le hacía perder los estribos. Suspiró. Cerró los ojos apoyando su cara contra el hombro del otro hombre sin decir nada, tan solo impregnándose del olor como si fuera un animal que entra en calor y pierde la nación de la realidad. Se mantuvo callado mientras sus manos viajaban por el torso del maduro sin que este tampoco se atreviera a romper el silencio, recorriéndolo y marcando la piel sobre la tela hasta que una, la diestra, descendió hasta el comienzo de su pantalón, levantando ligeramente la camiseta para rozar con exquisita sensualidad su abdomen, marcando un camino que solo tenía una dirección posible y que era el seducirlo.

    -Es curioso que me sueltes esa cita...-continuó con el baile que habían comenzado sus dedos sobre la zona del bajo vientre, acercándose cada vez más a la goma del pantalón, amenazando con colarse pero sin hacerlo.- No paras de decirme no y yo solo oigo si.- susurró con la mano izquierda apretando la tela que tenía entre sus dedos, arrugándola distraidamente en tanto que sus labios se posaban delicadamente en la piel expuesta del cuello del profesor.- ¿así que las penas de un hombre se acaban inventando un nuevo placer?- abrió la mano que sujetaba la tela y la dejó caer hasta el cierre del pantalón, colocándola justo donde la otra, divirtiéndose por ver las reacciones tan silenciosas que le daban pero que sin duda alguna eran de lo más expresivas.- ¿Yo soy ese nuevo placer inventado?- dejó que su voz saliera ofendida con ese deje que indicaba la poca seriedad con la que tomaba el asunto y sonrió ladino.- ¿Crees que no lo sé? ¿que me importa?.- preguntó haciendo un rápido movimiento con sus dedos que abrieron el cierre del pantalón de Ace dejando sus boxers al descubierto y dejando vía libre a sus manos.- Ven, desahógate conmigo, utilízame para liberarte.- era un estafador seduciendo a su víctima con una voz baja, grave y pesada, dejando el toque de gracia a unos dedos que se adentraron sin pudor alguno bajo el pantalón, rozando obscenamente aquella zona tan sensible.
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    Hola, me gustaría pedir el clan kinky, gracias.
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    Hola~
    Me gusta mucho tu nuevo personaje, pero sobre todo me gusta la trama. El tratar el amor a primera vista, con su locura y pasión me puede, así que si me lo permites dejaré una ficha entre mañana y pasado.

    Que te vaya bien ^^
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    SPOILER (click to view)
    Hi, hi~

    Sabes que conmigo no tienes que preocuparte tanto por eso, yo te doy libertad, con límites claro, pero no me importa si es para que avances la escena, yo también suelo hacerlo a veces :P Ciertamente el post se me quedó corto, jo. Está escrito perfectamente pero si que eché en falta que ocurriera algo más. No, no me refiero de acción, pero si algo más de movimiento. Si te pones a pensarlo lo único nuevo del rol en tu post es una frase de Ace </3

    Como ves yo no soy tan mala como tú, aquí está mi respuesta en poquito :P Así que...sé buena y responde pronto, si? ;-;

    Pd: deja de sobornarme con besitos, tonta <333


    Patético.

    Juraba por Dios -siendo él un autoproclamado ateo-, que se moría de la vergüenza. Cuan bochornosa era su situación actual, y que jodida tenía la cabeza en esos momentos como para no articular palabra alguna más que algún gruñido de perro malicioso que ladra más que muerde. El motivo de su vergüenza, o mejor dicho, el objeto, no era nada más y nada menos que la camisa que había terminado por arrinconar a un lado del sofá, y de nuevo -él poco creyente- rezó porque su tío no lo hubiera visto amarrado al trozo de tela. Rezaba por ello, triste y patéticamente lo hacía, pero muy en el fondo la verdad lo golpeaba de lleno y se maldecía por quedarse dormido en una situación tan bochornosa como aquella.

    ¿En que lugar quedaba ahora él? Entre sus pensamientos fluía la idea que Ace pensara en él como un acosador o uno de esos pervertidos que coleccionan objetos de sus víctimas. Con que mala pata había comenzado su conquista. Ahora que lo deseaba a plena conciencia y no solo como esa idea que fluctúa y que no arraiga, yendo del olvido al presente y a la inversa, le ocurrían cosas que lo dejaban a la altura del betún. Seguro que detrás de esa sonrisa suave se escondía la templanza de quien trata de contener la risa, no podía ser de otra forma.

    Sin embargo el de cabello claro no solía hundirse, o más bien no dejaba que las cosas le afectaran. Sí, había hecho el ridículo. Sí, le había visto su tío, esa persona que ahora mismo atraía su curiosidad y lo arrastraba a desear cometer actos cuanto menos inmorales. Todo eso era verdad, y posiblemente su tío lo rechazase con vehemencia...sino con una risa pillada entre los dientes, pero en el fondo eso solo era un instante, una chiquillada que le estaba permitido por ser menor y de la que los adultos contaban en sus reuniones. Si dejaba que eso le afectase más de la cuenta nunca sería capaz de dar el siguiente paso y por ende, la idea de tener un affaire con su tío, el afamado escritor Ace Burdock, sería totalmente impensable.

    Trató de sonreír pero su rostro seguía mustio, algunos mechones de pelo le caían sobre la cara siguiendo la estela tímida que todavía le rondaba en la mente y se plasmaba en gestos tan sutiles y hermosos que podrían ser el capricho de un cuadro. Suspiró moldeando ese peinado improvisado que tenía sobre las cejas y se levantó de golpe esquivando la mirada del contrario. No había más tiempo para contemplaciones, debía de continuar ese plan improvisado que llevaba por nombre Ace Burdock.

    -Creo...- le costó decir esa palabra y su voz tembló antes de callar, comenzando una retahíla de movimientos destinados a esperezarse en cuento el silencio cayó sobre él. Tan solo ganaba tiempo, aunque no lo hacía, tan solo buscaba algo de valor para no salir corriendo.-...que tengo hambre.- lo había dicho y por fin se sentía más relajado, tal vez fueran esos estiramientos, pero sobre todo era el que esa camiseta quedase relegada a un tercer plano.- ¿Qué me harás de cena? Te advierto que soy un chico muy exigente.- levantó la cabeza con altanería, dejando asomar una sonrisa socarrona que solo buscaba picar el interés de su tío.- Iré a llamar a mi madre, espero que para cuando vuelva ya estés en la cocina preparándome esa deliciosa cena.- la sonrisa se ensanchó mostrando la hilera perfecta de dientes que terminaba por suscitar ampollas en el escritor por semejante actitud. Vaya, que podía comportarse caprichoso aunque aquello seguía siendo teatro para su adorado familiar.

    Dejó al hombre con sus quehaceres buscando sus pertenencias, era raro para él no llevar el móvil encima pero esta vez se lo había dejado en el bolsillo de la chaqueta. Se sorprendió al ver todas las notificaciones pendientes, demasiados por parte de instagram, tumblr, twitter y demás plataformas a las que se conectaba con tanta frecuencia que podría incurrir en vicio. Echó un ojo por encima a estas antes de llamar por teléfono a su madre, también tenía mensajes de ella así que decidió que lo mejor era avisarla en una llamada, se ahorraría de escribir.

    Allí, en la esquina del salón, trataba con la mujer a la que se le podía oír a través del aparato, quejándose porque quería ir a comer con ellos dos a la casa del hermano. El más joven a sabiendas de que eso entorpecería cualquier acercamiento hacía su tío no tardó en deshacerse de ella con una elaborada mentira, dejó que su madre se fuera enredándo en los pequeños detalles hasta darse por vencida y desear una agradable cena al par de hombres antes de colgar. Sin más dilación dejó el móvil en su lugar de origen y se centró en su objetivo.

    Los irises claros atraparon rápido la figura del maduro ataviado en la cocina, más concretamente se hallaba delante de la encimera con un par de bandejas que portaban alimentos. ¿Que sería lo que le pondría su tío para cenar? ¿tendría buena mano para la cocina o sería uno de esos incompetentes solteros? La curiosidad le podía y con los pasos elásticos y finos de un minino, allanó la cocina buscando al hombre que se encontraba de espaldas. ¡Un paso, dos, tres...mío! Las acciones se sincronizaron con sus pensamientos y al alcanzar el tres Evan ya estaba tras el de cabellos oscuros.

    -¿Qué vas a prepararme?- susurró en el oído de Ace con malicia, bajando el tono de su voz buscando crear una atmósfera más íntima. Ese tipo de acciones podían ser tan malinterpretadas como días del año existen y por eso le gustaban al joven, le permitía actuar con ambigüedad y de un modo más sigiloso le permitían invadir el espacio personal. Si quería conseguir avanzar con el escritor necesitaba que este se acostumbrase a tenerlo muy cerca.

    Notó como el hombre le evadió un poco poniendo más distancia entre ellos desplazándose a la derecha con la escusa de buscar un ingrediente. El universitario rió por lo bajo como quien está a punto de hacer una jugarreta, de hecho así lo sentía él, era un mero juego en el que trataba de molestar a su Burdock yendo detrás de él y arrinconándolo contra la encimera y su cuerpo en la menor oportunidad con el pretexto de que él quería ver como cocinaba. Por suerte sendos hombres eran casi de la misma altura por lo que a nuestro protagonista apenas le costaba alzar la cabeza por encima de los hombros ajenos y ver paso por paso como hacían la cena.

    -Huele rico...- comentó con voz coqueta en un suspiro cercano al cuello de su tío. Notó como este le miraba con la mirada confusa y le devolvió la mirada clavándola en sus irises.- La comida, digo.- apuntilló. Mentía descaradamente, volvía a jugar a ese juego en el que ambos decían las cosas a medias, pero ay, era tan divertido meter al maduro en ese juego. Además, era cierto que la comida olía bien, pero sin duda alguna deseaba todavía más el banquete que tenía frente a él preparando su cena. Desde la posición en la que estaba ahora no solo podía olerle tanto como deseara, esa fragancia que hacía que su cuerpo ardiese, no, gracias a esa perspectiva podía apreciar también la perfecta proporción que tenía el hombre, pero sobre todo se perdía en la espalda ancha que terminaba en sus hombros y se extendía en el cuello, dejándole inquieto al punto de tener que contenerse por no pegar un mordisco en el trozo de piel que le mostraban con descaro.

    SPOILER (click to view)
    Jum! Yo tampoco es que avanzará la gran cosa, pero...hagamos que esos dos tengan una cena interesante, que me dices? e.e

    Nos leemos pronto ^^

    Pd:página 3, yeeey!
  9. .
    Hola Nekoma~

    Me alegra mucho que te interesara mi personaje y aprecio el que tomaras tu tiempo para hacer la ficha, pero sintiéndolo mucho y a riesgo de que te caiga mal no voy a aceptar la ficha. En si la ficha me gusta, pero lo cierto es que hay faltas de ortografía bastante graves y que aunque las cambies indica que posiblemente las repitas en el rol, y que por ende pienso que no podrías ofrecerme un rol tal y como espero para este personaje. Si hubiera sido para mi segunda ficha podría haberlo obviado pero no en esta, lo siento.

    Muchas gracias por tomarte la molestia, espero rolear contigo en otro momento C:


    Ficha todavía libre.

  10. .
    Andy era un joven normal, digamos que si, todo lo normal que en el fondo es una estudiante de último curso de artes gráficas. Recién empezaba su madurez y por eso mismo aún podía permitirse un vestuario que desafiara a la contratación de cualquier trabajo y mucho más, que desagradaría a cualquier adulto de mediana edad con una familia y puesto estable. Pero todo estaba bien, tal y como dije, el joven de cabellos oscuros y un corte asimétrico quería dedicarse a los tatuajes y quizás a hacer diseños gráficos cuando algún proyecto interesante se le ofreciese por lo que sus indumentarias eran lo de menos. Siendo honesto, puede que en la calle llamase la atención, pero dentro de su propia facultad el podría tildarse incluso de uno más, al menos en apariencia. La gran mayoría en la facultad de artes tenían un estilo propio muy marcado, y por supuesto, desconcertante para el resto de la sociedad. Era el alma visible de cada artista. Claro que nuestro protagonista destacaba en si por todos los tatuajes y piercings que llevaba, pero sobre todo por el antagonismo entre lo que se veía y lo que era, en más de una ocasión la gente al mirarlo no sabía como tratarlo, si como hombre o como mujer.

    Sea como sea, el chico no tenía interés en llamar más la atención de lo debido, o si lo hacía no podía preocuparle menos. Él no quería ese tipo de atención, él deseaba otra mucho más atrevida, más osada y lasciva que solo podía provenir de unos ojos embotados en el deseo más oscuro. Eso si que hacía que las piernas del de piel nívea temblasen de pura excitación y el corazón le latiera a mil. Todo había comenzado hacía un par de años atrás con la llegada de la pubertad y el sexo, nadie se sorprendió cuando él admitió abiertamente que era gay (vaya sorpresa, el rarito es gay, ¿eh?) lo que si que sorprendió, aunque fue únicamente a él, es el hecho de que dentro de su orientación sexual lo que más llegaba a prenderle no era el acto en si, una caricia o quizás una nalgada, no, lo que realmente hacía que todo su cuerpo hirviese eran unos ojos sucios y provocadores que deseaban tocarle por lo que él mostraba. El morbo por ser visto, el saber que era él que provocaba una erección a un hombre lo volvía loco al punto de hacer locuras.
    Otra cosa que descubrió con el tiempo es que ese fetiche podía rozarse con otros tales como el sexo con mirones, sexo en público o incluso el travestismo. Todo era poco para conseguir su objetivo: hacer sufrir a su presa, torturarlo hasta que no pueda más y ahogarlo en un orgasmo. Si se pensaba bien su forma de actuar era digna de un dios, les bajaba al infierno para conducirles al cielo. Pena que la sociedad no pensase así y lo condenase a vivir en las sombras de internet donde los más ocultos placeres son dados de si hasta llegar a lo más grotesco.

    No hacía mucho que él indagaba por internet, un año a lo sumo, pero allí había encontrado todo lo que deseaba: una audiencia que lo anhelaba y mostraba sin pudor sus pasiones más bajas. Todo era misterio, lujuria y sexo. Le gustaba el no poder ver quien había tras la pantalla, imaginarse a un hombre perfecto o al mayor pardillo, eso era su diversión y eso era justamente lo que internet le proporcionaba. Diversión y anonimato. Perfecto.

    Como todas las noches desde hacía algo más de dos semanas el joven de ojos oscuros se conectó a internet nada más llegar de las prácticas. Tiró su chaqueta sobre el sofá, cogió una botella de agua y bebió un poco hasta llegar a su habitación. Todo estaba listo, apenas quedaba luz, la cam estaba en su sitio y él se sentía impaciente por encontrarse con su degenerado favorito. No sabía mucho de él, y eso era lo mejor, pero que cuerpo tenía...era incluso mejor que en sus fantasías. No únicamente por el físico, sino por la actitud: era de un habla sucio, demandante pero a la vez no dejaba de rogar porque le enseñase un poco más de su piel aunque fuera un centímetro. Era un completo bastardo como él, un salido que no se contenía. De nuevo era perfecto para él.

    Inició sesión donde le correspondía, y al verlo por allí se sorprendió de lo pronto que había llegado. No era típico en él. Bueno, ¿que más daba? Lo importante era que estaba allí y que pronto empezaría lo bueno. Leyó el mensaje y rió para si mismo, ¿haría un baile para él? Quizás.

    Look_at_me say: ¿Tan impaciente estabas que viniste corriendo? Tal vez te de un premio por ser un buen chico.

    Todo era cuestión de crear esa atmósfera llena de tensión y para Andy eso era extremadamente fácil. Lo único que no le gustaba de aquello era que no podía tocar ni que le tocasen, menudo fastidio.

    Look_at_me say: ¿A que no adivinas donde está mi último tatuaje?

    Se rió sin encender la cam, tan solo esperando por una respuesta. Aunque de mientras y para subir la temperatura envió una foto suya en boxer que enseñaba la cintura y dejaba entrever el principio de su hombría, jugando así con una falsa ilusión entre mostrar y no.

    Look_at_me say: Bien, ¿no quieres ver más?
  11. .
    Hola, Seiji, no te preocupes por el personaje en si, esta bien. Yo hice el mío de la misma forma así que no importa.

    En cuanto al rol yo soy pésima con los títulos así que te dejo que decidas. Por mi estará bien cualquiera.
    Otra cosa: abrir el rol. Yo puedo hacerlo está noche o quizás ya el domingo. Si tú puedes hacerlo antes y quieres hacerlo no tengo problema.

    Nos leemos ^^
  12. .
    Hola~
    Si has venido a parar a este tema doy por sentado que estás en busca de un rol, así que veamos si te pueden interesar algunas de mis fichitas; pero antes de empezar, por favor lee mis normas C:

    QUOTE
    -Lo primero y antes que nada: respetar las normas del foro.

    -Seguimos con la ortografía. Creo que llegados a una edad y con una buena educación escolar todos llegamos a lo más básico, una buena ortografía. A veces se nos puede escapar alguna cosa, pero si todavía no sabes la diferencia entre "a ver y haber", "ahí, hay, ¡ay!" entre otros, sintiéndolo mucho no rolearé contigo.

    -Otro punto importante es la frecuencia con la que respondas. Por favor, si vas a responder una vez cada dos, tres semanas por regla general, no dejes una ficha. Para que un rol me interese y lo pueda llevar con constancia necesito a alguien que al menos me de una respuesta a la semana. Una cosa bien distinta es si tienes exámenes u cosas por hacer, soy una persona comprensiva y puedo esperar cuando estés ocupado, pero eso sí, avísame por favor.

    -Soy de esas personas a las que le gusta dejar y que le dejen comentarios al final del rol, normalmente hablando del post o sobre ideas que me van surgiendo. Espero lo mismo de ti, si tienes ideas, dudas o cualquier otra cosa puedes comentármelo en un spoiler al final del post y lo hablaremos tranquilamente.

    Llegados aquí, mis fichitas ^-^

    Ficha 1: Libre.

    SPOILER (click to view)

    Nombre: Kouguri (Kooguri). Su verdadero nombre es Len Xiao, pero nadie le llama así.
    Edad: 18 años.
    Nacionalidad: China.
    Rol: Versatil.
    Sobre él: Pocos saben de su pasado antes de los diez años, él mismo pone trabas a todo aquel que intenta saber de más. La mayoría creen que el joven Kouguri olvidó su niñez o que simplemente fue abandonado, ya que cuando lo encontraron estaba solo en la orilla de un camino a las afueras de una de las incipientes poblaciones de Osaka.

    Tras ser acogido por una de las múltiples compañías de Kabuki que proliferaban en la época, Kouguri fue acogido como discipulo de Yashiro, un honorable actor de Kabuki que llevaba representando obras durante décadas. Debido al hambre y la astucia al más joven no le costó adaptarse al mundo que la farándula le ofrecía, adaptándose como un camaleón en toda obra que le proponían y dejando boquiabierto a los espectadores que aplaudían su gran capacidad de oratoria y sus gráciles movimientos. Debido en la época en la que le tocó vivir, dentro del círculo del Kabuki las mujeres no existían, por lo que ahora eran ellos, los más jóvenes, los que desempeñaban los papeles de mujeres convirtiéndose en lo que más tarde denominarían los Onnagata. Ostentando tal rol su carácter altivo y caprichoso se desarrolló hasta límites insospechados llegando al punto en el que sus compañeros le apodaron princesa con gran ironía, pues por todos era conocido que cuando las luces se apagaban él no terminaba de trabajar sino que vendía su cuerpo al mejor postor, eso si, siempre y cuando a él le apetezca. Su ritmo de trabajo varía según sus necesidades, esto es básicamente: el hambre o lo caprichoso que se sienta, dejándose agasajar sobre todo por kimonos de seda, pasadores hechos a mano u objetos extranjeros.

    Personalidad: De naturaleza vanidosa, orgullosa y sobre todo temperamental. Ser una Onnagata le ha repercutido tanto como para bien como para mal. Ha pulido sus gestos hasta hacerlos suaves y armoniosos, siendo comparado incluso con los modales de una Geisha, de ahí que su orgullo y la vanidad tocasen techo con este actor. A pesar de que es considerados por muchos como una bella joven, él se siente todo un hombre y cuando no está en el escenario, muy al contrario que la mayoría de los Onnagata de su época, se desprende de ese estereotipo femenino, dejando atrás todo manerismo, llegando a mostrarse rudo en ocasiones, sobre todo en la forma de hablar.

    No es una persona fácil que se deje seducir por una buena apariencia o lo primero que le digan. Crecer en la miseria ha hecho de él un hombre astuto, más no inteligente, que siempre está en busca de sacar el mayor provecho.

    Apariencia:

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    Cuando está sobre el escenario.



    Como se ve normalmente.



    QUOTE
    Para este personaje busco algo bastante concreto. No busco por nada del mundo a uno de los clientes ni espectadores de Kabuki. No quiero un príncipe que rescate a la princesa, para nada.
    Busco a un personaje fuerte, entendedme, no quiero a un macho alfa rudo y fuerte, de nuevo no, no es así. En mi mente se dibuja como un personaje maduro, si bien no tiene por qué tener más edad que Kouguri, puede ser hasta menor que él, pero si que pueda manejar ciertos temas como son la prostitución, las drogas o la miseria. Tal vez una persona alegre, algo pícara...o no, sorprenderme!

    Pensaba en otro actor que tal vez se encontrasen por ahí y quisiera unirse a la compañía, tal vez alguien nuevo que se encargue del decorado, que sé yo, pero una persona de dentro del mundo del espectáculo. La trama en si no está definida, pero giraría en torno al amor que puede darse entre esos dos en un mundo tan convulso como lo es el del espectáculo de esta época.

    Ficha 2: Ocupada.

    SPOILER (click to view)

    Nombre: Andreas Hoult. Suelen llamarle Andy.
    Edad: 21 años.
    Rol: Versatil.
    Profesión: Estudiante de audiovisuales.

    Apariencia:
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    QUOTE
    Si, sí, apenas hay algo escrito en esta ficha pero es que me gustaría dejar que esta ficha se vaya descubriendo según se desarrolla el rol. Además, pienso que con la trama que tengo pensada el no saber prácticamente nada del otro le da más realismo. Explico cual es la trama para que se pueda entender:

    Mi personaje en si descubrió hace tiempo que era un exhibicionista, es su fetiche y lo acepta como lo que es. Pese a que conoce de su condición no es uno de esos tipos que se pone una gabardina y sale a la calle en cueros para que todo el mundo le vea sino que con la era virtual lo que hace es tener cibersexo. Le encanta ser observado por un desconocido y se prende con la sola idea de que alguien pueda calentarse con solo verle.

    La trama comenzaría con que nuestros dos personajes se encuentran en la red y tienen conversaciones, videollamadas y demás, subidas de tono que dejarían a ambos con ganas de más, pero claro, no se conocen y mi personaje se niega a enseñar el rostro.
    Un día cualquiera puede que estos dos coincidan en algún lugar por mera coincidencia y que debido a X circunstancia se den cuenta de quienes son y pongan cara a su ciber amigo sexual. A partir de ahí todo puede ocurrir, tal vez caiga un meteorito y los mate o empiecen a tener una relación física en la que ambos puedan explorar sus fetiches, o a saber.

    Lo único que pido para el personaje que traigas es que no sea un llorón, ni tampoco demasiado sensible o un romántico de los que creen en el amor verdadero. Sinceramente busco un joven con las hormonas alteradas y quizás la cabeza algo atolondrada.

    Y ya está, espero que alguna de mis fichas sean de tu agrado (^-^)/

    Edited by .·.Neee_chan.·. - 31/3/2018, 14:46
  13. .
    SPOILER (click to view)
    No hablemos de avanzar porque ya verás...

    No era eso, es que ya sabes que no soy fan de hacerlo en la primera cita (? xDDDDDDDD Ay tonta-chan, trata de gestionar mejor tu tiempo para no morir de sueño siempre, si?


    Los días habían avanzado con pesadez, pegándose al chico como si de una mancha de chocolate en una camisa blanca se tratase. Apenas empezaba la semana y ya se sentía cansado, más bien abotargado, no había pegado ojo por algo obvio para él pero que el resto de personas jamás imaginaría. Aquella escena en la que se veía embebido de lujuria sobre su tío seguía en sus pensamientos sin tregua, y lo que era peor, el calor que emanaba del recuerdo le hacía sentir caliente y abochornado por partes iguales. Inconscientemente, cuando se ponía a escribir, a comer o tan solo cuando caminaba, su mano viajaba a su cuello y presionaba allí, comprobando que dolía, recordando que era una mordida que le traía placer de vuelta y lo confundía un poco más.

    Ese par de días habían terminado por difuminar la delgada linea de moralidad que alguna vez pudo existir entre ambos parientes, al menos para Evan, quien encontró en su tío su nuevo objetivo. Sí, la primera vez que pensó en la posibilidad de acostarse con su tío se escandalizó, pero a medida que iban pasando las horas y su cuerpo iba perdiendo el miedo que le entró al ver que su madre casi los descubre, reflexionó con más frialdad. La moral había gritado ¡es tu tío, por Dios! a lo que el pecado respondió con regodeó que no era como si amase a su tío, no esperaba un amor eterno, ni siquiera una relación, tan solo quería liberar toda la tensión sexual que se había generado. Solo era eso, liberar tensión. Por otro lado, cuando la moral se puso muy tiquismiquis, de nuevo su antagonista le respondía que eso del incesto solo era una creación humana que no tenía cabida en lo que realmente eran: animales. La moral, ya agotada, le recriminó que biológicamente no se da el incesto porque los descendientes suelen desarrollar enfermedades mentales. Y justo ahí, el libertinaje de Evan dio un hachazo que borró la fina linea que lo separaba del amoral; él era homosexual, no habría posibilidad de engendrar por lo que la única barrera, y escasa decencia a la que se podía apelar, desapareció.

    A pesar de que había abogado por el mal camino aún tenía que superar otra barrera: su tío. Este parecía haberlo correspondido el sábado, pero ahora que el momento había pasado y podía pensar friamente seguramente él no cedería tan fácilmente a sus caprichos, ¿o tal vez si? Desde su reencuentro con su tío se había topado con más no que nunca, y siempre en medio estaba Burdock por lo que comenzaba a sentirse débil ante la figura del mayor. Verlo por primera vez en la clase le hizo agachar la cabeza y rehusarse a mirarlo aún cuando escuchaba nítidamente su voz decir que tomaría un descanso. Sus palabras pusieron al castaño en alerta, ¿le estaban evitando? Eso no era una buena señal para sus planes, desde luego que no, minaban aún más su confianza. Aún así no se amedrentó y cuando las clases terminaron se quedó atrás con la intención de hablar con Ace. Enfrentar la mirada de su tío lo cohibía, no le importaba tanto que le rechazase, eso entraba dentro de sus tribulaciones; sin duda alguna lo que más preocupaba al chico eran los ojos color café que su tío poseía. No aguantaría esos ojos clavándose en él, espetándole lo corrompido y sucio que podía llegar a ser, no quería verlo porque no sabía como enfrentarlo.

    Al bajar las escaleras colocó su fachada habitual, aquella bien ensayada que iba a juego con su móvil de última generación y su sarcasmo innato. Sonrió y quedó estático ante las palabras que escuchaba. Quería articular palabra alguna pero no salieron. Toda confianza salió corriendo en cuanto la puerta se abrió y su tío se la llevó consigo.

    ¿Por qué no habló? ¿De repente le daba miedo el rechazo? No, no era eso. Podía haber dado el paso, el querer tomar la iniciativa, pero todavía no había asumido la penitencia que era desear algo prohibido. Después de todo a uno no lo condenan por pensar sino por cometer el delito y ahí radicaba justo el miedo del joven, ahora que tenía plena conciencia de lo que estaba haciendo, el miedo al fracaso y a que alguien dijera en voz alta el sacrilegio que cometía lo amedrentaba.

    ---

    A mediados de la semana Evan se había dado por perdido en muchas cosas; para empezar había dejado de lado el proyecto de ética kantiana en pro de aprovechar horas que le faltaban, ni siquiera las horas de sueño que había decidido sacrificar para un examen parcial que tenía próximo fueron suficientes así que no le quedó más remedio que aplazar el trabajo. Era curioso, pero aunque disponía de bastantes horas de estudio, estas no le cundían, no podía negar algo evidente: no dejaba de darle vueltas a lo mismo. Aunque su tío ya no estuviera presente en sus clases diarias si que lo estaba en su cabeza, que en cuanto la dejaba volar libre iba directa a un mundo de ensoñación donde la erótica y la perversión actuaban por si sola y concedían al castaño la capacidad de concentración de una ameba. Era frustrante tener siempre un mismo tema rondando en la cabeza, y para colmo, si ya tenía su cerebro al punto del colapso -el ser un estudiante que deja todo para última hora tampoco ayudaba- la falta de sueño lo dejaba en un estado semejante al de un zombie. Tan solo deseaba que pronto llegase ese parcial que tenía mañana, viernes, y poder dormir todo el sábado hasta que llegara el domingo. Sí, eso pensaba hacer, dormir, dormir y volver a dormir. Sin embargo para ese día todavía, a parte de tener que estudiar, tenía que hacer un favor a su madre que muy a su pesar de sus reticencias le obligó a recoger unos papeles a casa de su querido tío, pues eran de extrema urgencia.

    De mala gana -y con ojeras hasta el suelo- el chico había ido a hacer el recado que su madre no podía hacer, eso si, además le hizo llevar un postre que según la mujer era la delicia de su hermano. Poco le importaba al universitario los papeles y mucho menos el postre, pero reconocía que ir a incordiar a su tío cuando tenía su retiro le gustó en demasía, si bien es cierto que sus ánimos, debido al sueño que portaba, eran bastante escasos. Además, esperaba no tener que encontrarse con él, su cara era un espanto y su piel estaba tan pálida que daba verdadero terror. Según su madre Ace no estaría allí y por eso mismo lo mandaba a recoger los papeles. Tan solo tendría que ir a su casa, abrir con las llaves, coger los papeles y dejar el postre. Fácil, sencillo y menos de media hora estaría en casa, eso fue lo prometido, pero no lo que ocurrió tal y como se esperaba el hijo.

    Siendo objetivos todo habría sido tal y como la mujer dijo de no ser por un error del más joven, ya que la tarea era sencilla y todo había quedado bien explicado: entrar, coger los papeles que se encontraban en la mesa del salón y dejar el postre en la cocina. Erróneamente él entró, dejó el postre en la cocina y se dirigió, más gruñón de lo normal, al salón donde encontró justo frente al sofá, la mesita que portaba los papeles. Se tiró sobre el sofá de malas maneras, totalmente sin cuidado, disfrutando del tacto suave que le ofrecía los cojines. Estaba agotado, de veras que lo estaba. No había nadie en la casa tal y como su madre le dijo así que no se preocupó por las formas y solo suspiró dejando que el peso de su propio cuerpo lo tirase hasta pegar la espalda contra el sofá y descansar, pero no, en lugar de su descanso una prenda cayó justo en su hombro, asustándole. Al levantar la mirada se encontró con una camisa de su tío y frunció el ceño cogiendo la prenda hasta ponerla frente a sus ojos, recordaba esa camisa. Ace solía ponérsela bastante a menudo y él mismo reconocía que le quedaba bastante bien, le hacía ver sofisticado con un toque enigmático. De hecho...¿no había sido esa la camisa con la que su tío dio la primera clase? Sí, fue así. Recordándolo parecía haber pasado una eternidad, pero no, no habían sido algo más de cinco meses desde entonces. Solo cinco meses y lo que pensaba de él había cambiado tanto... Pensó llevándose la ropa a la cara, cerrando los ojos y dando un suspiro. Se había enredado de una forma en la que nunca pensó... incluso ahora, con la prenda tan cerca se sentía incapaz de alejarla de si. Si alguien le viera así sería tan patético... pensó sin darse cuenta de que su cuerpo se había relajado por completo y caía lentamente en un infinito sueño del que despertaría varias horas después.

    SPOILER (click to view)
    Si, si, siii. Esto es una basura infinita de respuesta, pero es que me ha quedado tan largo y yo no quería que fuera así ;-; Si seguía escribiendo corría el riesgo de manejar a tu personaje o hacer algo que no debía. Perdona por dejarlo así y no avanzar absolutamente nada.
    Me esforzaré más para la siguiente respuesta, te lo prometo. Que todo sea dicho, espero que sea pronto.

    Nos leemos <3
  14. .
    QUOTE
    A mi me gustó, es más, me sorprendió mucho. Si me hubiera pasado a mi habría acabado llorando xD Que es eso de darle una bofetada a mi bebé? Tsk...la ira caerá sobre Burdock, que lo sepas :P

    Dicho esto, aquí está mi respuesta, espero leer pronto la tuya tonta-chan <3

    Se suele decir que la vida de las personas no se cuenta en años, sino en experiencias. A veces los hombres podemos tener más de medio siglo y pecar de inocentes al no experimentar, tan solo habiendo vivido años vacíos y tranquilos, pero que no nos preparan para los devenires del destino. Del mismo modo dicho ejemplo se podía dar a la inversa, tal y como le solía ocurrir a Evan. El haber vivido lejos de su familia le había hecho más independiente, más astuto y en multitud de ocasiones solía olerse lo que tramaba su oponente antes incluso de que él mismo supiese que paso iba a dar. Sin duda alguna el joven tenía talento, pero la experiencia le había construido, le había dado una forma única que lo hacía brillar ante sus coetáneos. Sin embargo que irónico era que una cachetada, un gesto que un niño de no más de cinco años experimentaba y que cuyo mensaje asimilaba casi al instante -una negativa- fuera aquello que dejara descompuesto al resabido muchacho.

    Pocas veces se enfrentaba a la palabra no y cuando lo hacía, nueve de cada diez veces acababa consiguiendo que ese no se tornase en un si. Y aunque aquello ya era desconcertante, la bofetada le supo mucho más, no logró entenderla. Claro que lo habían golpeado, pero era eso, golpeado. Se había metido en peleas en el internado, había desobedecido y los problemas le estallaban en la cara de vez en cuando, pero por suerte para él siempre había devuelto el golpe. Puede que la reacción de Evan fuera sorprendente, el quedarse agazapado escuchando sin chistar cuando ya tenía sus veintiún años bien cumplidos, pero es que hasta esa noche nunca lo habían reprendido con una bofetada, por eso no salía de su asombro.

    Le habían abofeteado. A él.

    No daba crédito. El agarre, a pesar de que estaba seguro de poder deshacer de él, no se rompía. Una fuerza misteriosa los mantenía unidos, tal vez serían esas palabras envenenadas o los ojos miel de un color tan intenso que lo retenían en contra de su voluntad. No podía negar ciertas cosas, sí, era una estupidez lo que había hecho, pero no, no quería acostarse con su tío, ¿verdad que no? Era tan grotesca la idea. En su cabeza no había sonado así, quizás porque esas palabras no habían sido dichas, pero la idea, el fin, era el mismo, de eso no cabía duda. Cuando Ace expuso la verdad, dejándola al desnudo, sonaba tan fuerte en los oídos del de ojos azules que casi sintió como sus tímpanos estallaban.

    Contra todo pronóstico no estallaron, pero así lo deseó cuando de su boca se escapó un quejido que escuchó tan nítidamente que lo avergonzó. ¿De que iba todo esto? ¿Se estaban riendo de él? Pensó siguiendo el ritmo de los labios de Ace, perdido entre las emociones que agolpaban su cabeza y las sensaciones opuestas que se producían en su cuerpo. Un hormigueo comenzó a formarse en la boca de su estómago a medida que las caricias aumentaban en su cuerpo, despertándolo en mil sitios a la vez aún cuando él no lo deseaba, despegando a su tío cuando lo atacaba impiamente en el cuello y él mismo contestaba con más suspiros que no hacían más que incitar al contrario. No le gustaba que jugasen con él de esa manera, diciéndole algo y al instante negándolo. Era confuso y lo hacía sentir vulnerable y más con alguien como Ace con quien empezaba a sentirse en desventaja en cuanto bajaba un poco la guardia. El chico no soportaba no controlar la situación, entrando así en un bucle de pensamientos que se nublaban por cada oleada de placer que le brindaban las manos de su tío sobre su piel, desesperándose por no encontrar un camino que seguir.

    -No, no...- se desesperó tratando de contener a Ace.-...así no, espera.- mordió la lengua intrusa cuando trató de adentrarse en su boca. Lo primero que tenía que hacer era tomar el control, y por ahora solo veía esto posible utilizando la fuerza así que sin más remedio pasó sus dedos por el cabello oscuro de Burdock, agarrándolo y tirando hacía atrás hasta que la cara del maduro quedó expuesta para él, sin permitirle moverse.- Eso es...- sonrió triunfal cuando por fin logró detener a la bestia. Ambos quedaron en silencio, observándose el uno al otro. El rostro que atormentaba a Evan ahora lo seducía con la más lasciva expresión y no pudo más que rendirse ante él. Lo iba a hacer, iba a acostarse con su tío. Ya no había marcha atrás.-...yo te follo a ti, ¿entiendes?- dejó que su obscena y sucia palabrería surtiera efecto mientras daba otro tirón de pelo a modo de represalia. De solo pensar en montarlo se sintió más excitado, ansioso por el morbo y la sensación de dominar a alguien como Ace.

    A punto de dar el primer bocado a lo que sería un gran banquete como lo era el cuerpo del maduro, con su boca entreabierta esperando por ser devorada, gritando por un poco de atención y con las manos del más joven a punto de adentrarse en terreno vedado como lo era la ropa interior de su tío, un sonido tosco golpeó la madera en varias ocasiones. Ninguno de los dos los llegó a oír, o más bien no quisieron prestarle atención, más cuando el sonido chirriante de la puerta abriéndose se hizo paso por la estancia ambos hombres volvieron a la realidad, a ese mundo en el que eran tío y sobrino y cosas como las que iban a hacer estaban prohibidas.

    La madre de Evan entró por la puerta llamandoles con su voz nasal y aguda, llevaba varias horas tratando de contactar con ambos sin conseguirlo. Los había llamado al móvil cuando pasaron las doce, pues su hijo le dijo que llegaría pronto a casa y como no lo hizo y además no contestaba el móvil no le quedó más remedio que llamar a su hermano quien tampoco contestó, finalmente lo fue a buscar a la casa de Burdock con la esperanza de encontrar a su pequeño. Se adentró a la estancia siguiendo la voz de Evan y al poco tiempo se encontró con ambos, y a pesar de que no sabía que ocurría la mujer podía afirmar que allí ocurría algo extraño, aunque no sabía el que.

    El castaño estaba blanco como una pared, hecho que no pasó por alto los ojos de la madre que en seguida preguntó si se encontraba bien, y este hecho un manojo de nervios y con el tartamudeo en los labios respondió que no para sorpresa de los allí presentes. El muchacho había salido de su fantasía de forma abrupta, viendo el miedo de frente y con los nervios a flor de piel quiso huir de la escena del delito lo más rápido posible por lo que fingió una enfermedad sin dar más tiempo a su madre a pedir explicaciones o entablar un par de frases cordiales con su hermano, saliendo madre e hijo por la puerta en menos de cinco minutos y dejando a un Ace con el cuerpo todavía convulso.
  15. .
    SPOILER (click to view)
    Lo siento, pero no estoy de acuerdo contigo esta vez. El post anterior fue una respuesta rápida y sin apenas cuidado, así que nada de elogiarla, jum!

    Dicho esto, me pongo a escribir~


    Como no podía ser de otra forma el joven se había engalanado con sus mejores prendas, a saber: un suéter ajustado negro -el frío le impedía llevar algo más ligero- y unos pitillos de un color morado que daba ese toque refrescante a su look. Ataviado a su vez con una parca que impedía que pasara frío se aventó a la calle en dirección a la de su tío. Mentiría si no dijese que tenía algo de miedo, o más bien sería correcto decir que sintiese algo de inseguridad respecto a lo que iba a suceder esa noche. Si, confiaba en si mismo, sabía de sobra cuan atractivo era, pero...pero, no, no las tenía todas consigo. Eso estaba claro, por mucho que hubiera tratado de quitar la atención de los ojos del bibliotecario sobre su tío empezaba a dudar que pudiera conseguirlo. Y es que cuando un hombre tiene un gusto -y en este caso sospechaba que a Liam le gustaban maduros- poco había que hacer, y más cuando él mismo se consideraba, por mucho que le costara darle la razón a Ace, todo un pollito. Además, él no era el típico joven que aparentaba más años, al contrario... ¡Por Dios ni siquiera le salía barba que afeitar apenas! Pero Evan era cabezota, al menos cuando entraba en juego su ego, y más cuando le decían que no podía tener a alguien como parecía ser el caso.

    Llegando a la casa, subiendo por el portal hasta pararse frente aquella puerta de madera y desgastada que escondía a ese familiar suyo, ahora convertido en enemigo, suspiró ya casi convencido de su fracaso, más no le dejaría el camino tan fácil a su tío. No, no lo haría, pensó llamando a la puerta y lo confirmó cuando le dieron semejante bienvenida.

    -Vamos tío, sabes que soy de los pocos que verdaderamente escucha tus clases.- entró por la puerta con desparpajo, adueñándose de la casa, y comenzó a quitarse la ropa que comenzaba a estorbar.- Deberías estarme agradecido.- río pillo mirando al adulto y lo dejó atrás caminando al salón donde dejó la parca, no sin antes sorprenderse por la presencia de Liam. ¿Así que había llegado antes? Que mala señal, cada vez se sentía más desplazado. ¿Que tenía Ace que no tuviera él? No negaba que fuera atractivo, era un hombre maduro y con un magnetismo innegable, pero...odiaba perder.-Parece que ya estamos todos, somos muy puntuales al parecer.- bromeó con el bibliotecario observando que la indumentaria de este se salía de lo normal, favoreciéndole. Era toda una pena, pues desde luego creía que el bibliotecario quedaría muy lindo a los pies de su cama.

    La reunión comenzó sin más dilaciones, con una charla banal en la que poco a poco se fueron sumergiendo en temas más concretos que iban incluyendo un poco de esto y otro de aquello. Al más joven comenzó a hacérsele tedioso estar allí a medida que el tiempo avanzaba y observaba como sendos hombres entrelazaban ideas y como toda conversación giraba entorno al gran y afamado profesor-escritor Ace Burdock. En cierto punto el muchacho pensó que a Liam le quedaba mejor esa timidez, quedarse callado, o incluso algo mejor, una mordaza, así evitaría escuchar tanto elogio hacía su tío quien correspondía con sonrisas y con una compostura tan sofisticada como cautivadora. El malhumor dio paso al aburrimiento, pero aún así no se dio por vencido, bueno si, pero no al punto de ponerlo todo fácil y marcharse para dejarlos solos, así que haciendo acopio de la confianza de la que solo goza un familiar, se sirvió una copa de vino. Sí, no fue de agrado del mayor que este se tomara tales confianzas, pero Evan solo quería molestar y por eso mismo cogió uno de los vinos más caros que tenía el hombre en su casa. Cuando el de ojos claros llegó al salón donde los amantes coqueteaban y donde sobre todo Liam adulaba la perfecta prosa del escritor, este último miró molesto al menor quien se mojó los labios regocijándose y sentándose en el sofá. Obviamente, y como el buen anfitrión que era Burdock, ofreció el mismo trato al bibliotecario pero este se rehusó.

    El más joven apenas intervenía en la conversación, pero poco importaba ya puesto que esa venía siendo la sílaba tónica de la tarde y al menos ahora podía contentarse con ese exquisito vino, que por cierto, era el mejor que había probado hasta la fecha, debía agradecerle al maduro que le hubiera permitido probar algo así, pues la suavidad con la que el líquido burdeos regaba su garganta era digno de mención. Más aún así, no hay que pensar que se embriagó, no era de aquellos que solía beber al punto de perder el control, era algo que detestaba incluso en las personas que tenía a su alrededor, pero beber en el punto adecuado donde su lengua se volvía más afilada y a veces hasta vulgar si que se lo permitía, y más esa tarde, mejor dicho ya noche, que pasaba frente a sus ojos como el corto más aburrido de la historia con un bibliotecario apegado a Ace, deshaciéndose en palabras provocando al lenguaraz a saltar sin previo aviso.

    -Liam, ¿cuando piensas arrodillarte?- interrumpió la conversación sacando de tono a los susodichos. Era la primera frase que el muchacho decía en algo más de diez minutos.- Digo, es lo único que te falta para chupársela a mi tío.- con tono jocoso había sesgado la buena atmósfera que fluía hasta el momento entre los asistentes dejando la incomodidad tan palpable que se podía tocar. El aludido balbuceó realmente incómodo sin saber donde meterse, incapaz de mirar a nada que no fuera el suelo. El problema de este no era reconocer su propia homosexualidad, estaba bien con ello, pero que delante de Ace se descubriera con tanta vehemencia sus intenciones le hacía sentir violento. Demasiado para una persona tan acostumbrada a pasar desapercibida.
    -Yo...creo que es mejor que me vaya. Evan no parece estar en sus cabales y creo que tú.-dijo dirigiéndose a Ace.- debes cuidarlo.- comentó recogiendo sus cosas. El de ojos claros chasqueó la lengua, pensó que tendría más diversión una vez soltará aquello pero su capricho había resultado más aburrido de lo esperado.- Bueno, he de irme.- hizo una ligera curvatura con su cuerpo a modo de respeto y despido delante del más joven.- Nos veremos en la universidad.- y salió disparado a la puerta seguido del dueño de la casa quien le despidió en la salida.

    Poniéndose el abrigo y con la puerta ya abierta, en un último esfuerzo de valentía, y puesta que ya no había nada que ocultar ni que fingir, se aventuró en su último intento ahora que por fin tenía al escritor para él solo. Con un movimiento ágil acortó distancias y como un muchacho tierno y aún en plena adolescencia, le robó un beso, un contacto fugaz con el que el bibliotecario fantasearía durante el resto de la semana. Pocas veces este se atrevía a dar un paso tan directo, porque eso era para él, algo muy directo y osado que no encajaba con su personalidad, pero que en ojos ajenos solo quedaba como un chiquillo que experimenta sus primeras veces y con el que no puedes evitar sonreír por ver esa cándida timidez.

    Antes de que el maduro pudiera dar una respuesta ya habían huido de él por lo que no le quedó más remedio que cerrar la puerta y dar por concluida su no cita con Liam el bibliotecario. No había conseguido gran cosa esa noche, pero desde luego ese último beso auguraba una recompensa mejor a posteriorí . No había sido tan malo después de todo.
    Ahora solo quedaban dos en la casa aunque el menor no tardaría mucho en marchase, no estaba en sus planes permanecer ahí pero si que deseaba ver un poco de esa cara enfurruñada y el cejo fruncido del que estaba seguro su tío le regalaría a causa de su linda boca. Le esperó en el salón, con su copa en la mano y una sonrisa victoriosa, ignorante de que su plan no salió tan bien como planeó. Sentados en el largo sofá ninguno se molestaba en hablar, pero Evan sin duda disfrutaba de la actitud hostil que le regalaban.

    -Vamos, no te pongas así. Liam es demasiado soso incluso para ti.- masculló sumándose al malhumor de su tío.- ¿Que forma de ligar es esa? Todo el rato adulándote y sin hacer más acercamiento que sentarse a tu lado. ¿A que estaba esperando, a que os casarais para poder darte un beso?- se mofó dando un trago a su copa y dejándola sobre una mesa auxiliar que tenía a su lado.- Incluso tú, parado y observándole como quien mira su postre favorito...patético.- enfatizó la última palabra y rodó los ojos.- Si, bien, yo estaba aquí...blablabla.- desde luego aunque estuviera consciente de lo que hacía su lengua, fruto del alcohol, estaba envenenada y resbalaba palabras tal vez un tanto impertinentes, pero que no desentonaba tanto de la actitud desafiante que el chico solía portar.- Incluso aún así, no sé...no te toca, no busca contacto...-volvió a rodar los ojos.- ¡es demasiado aburrido!- se mofó dejando escapar una risita ante la atónita mirada de su tío.- Quizás debería enseñaros como se liga con un hombre. ¿Quieres saber que hago yo para conseguir a alguien?- le miró con la chispa encendida en sus ojos pero no obtuvo respuesta alguna, le estaban ignorando y eso le hizo ponerse en pie de un salto.- Vamos, ponte de pie. Te enseñaré.- le ordenó divertido pero no le hicieron caso así que respondió haciendo un pequeño berrinche con sus mejillas, hinchándolas.- Está bien.- suspiró y sin previo aviso se subió a horcajadas sobre su tío quien quedó perplejo ante la situación.

    El menor notó como trataban de deshacerse de él, pequeños tirones y algún que otro forcejeo, incluso puede que le dijeran algo, pero no se dejó, de hecho pegó más su cuerpo al del contrario recostándose sobre el torso del hombre y acomodándose a su antojo en ese espacio tan sensible que queda debajo del oído y donde comienza el cuello. Sin darse cuenta dejó un cosquilleo incesante allí cada vez que respiraba, erizando la piel del maduro en cuanto comenzó a susurrar...

    -Cuando quedo con un hombre que me gusta me apego a él...-sus manos se posaron sobre las del otro hombre que todavía trataba de apartarlo, recorriéndolas de abajo arriba en una caricia por sus brazos que terminó en el cuello, dándole un abrazo igual de sensual que tóxico. Su instinto le llevó a aferrarse aún más a su tío, sin ser plenamente consciente que lo que en el fondo buscaba era un contacto más intimo más que mostrarle cuan determinado era cuando se trataba de conquistar a alguien. Era en esa zona, justo en su cuello donde sin darse cuenta quedó enfrascado en el aroma, cerrando los ojos y sintiendo como ese olor le revolvía por dentro, preguntándose si incluso Liam lo habría notado. Era extraño, pero incluso la primera vez que lo olió en el café ya se había sentido así de agitado, pero ahora que lo tenía justo debajo de él y ese perfume lo rodeaba hasta atraparle sentía su cuerpo flaquear y calentarse.- También acaricio cada parte de su cuerpo en cuanto me lo permiten...- respiró profundo en su cuello con la tentación de morder la piel...estrechándole aún más entre sus brazos y siendo más sexual de lo que pretendía sin darse cuenta, tan solo embaucado por esa esencia que empezaba a dejar su mente en blanco. -¿Quieres saber que hago al terminar la cita?- se restregó por toda la longitud de su cuello rehusándose a abandonar aquel lugar, pero finalmente levantó su rostro aunque no demasiado lejos, tan solo hasta elevarse en un último capricho hasta la oreja del hombre, rozándose con el cabello fino y tan suave del profesor, antojándosele dar una última calada a ese olor del que estaba seguro que era nocivo para él. En esos momentos, perdido entre las hebras de cabello parecía más un animal salvaje que un humano, incluso él mismo, si se hubiera visto desde afuera así lo habría sentido, pero embaucado en la escena y dando tumbos en ese aire contaminado, lo único en lo que pensaba era en tener un poquito más de ese postre sibarita y prohibido que era su tío para él. Quería probarlo, pero no, no debía, eso era una locura.- Al despedirnos le abrazo como lo hago contigo ahora, pero al separarnos no acorto las distancias...- comenzó a hacer lo relatado, alejando el rosto sin dejar de pegarse a la piel del maduro, rozando no solo con su nariz la mejilla algo áspera del otro hombre, sino dejando que en ocasiones sus labios entraran en contacto con la piel hasta que el contacto se rompió dejando ambas bocas a un suspiro de poder devorarse, creando así la tensión sexual perfecta donde se incita al pecado.-...luego suspiro haciendo un sonido que puede ser malinterpretado como un gemido mientras dejo que mi mano se deslice por su pecho y lo miro directo a los ojos.- relató paso a paso mientras lo hacía hasta concluir su explicación.

    Normalmente ese era el toque de gracia con el que todos los hombres caían, él nunca hacía de más, tan solo esperaba porque lo terminasen de comer, pero la vocecilla que tenía en su interior y que era la luz de su cordura, aquella que le decía que quien estaba tocando no era otro que su tío, también le daba golpes de realidad mostrándole que eso que normalmente pasaba no ocurriría esa vez. No le iban a besar. Clavó sus irises claras en las café, embebido en el deseo y se revolvió al encontrarse de bruces con la realidad: no iba a pasar. Lleno de frustración se negó a ceder, deseaba seguir descubriendo ese cuerpo que tenía bajo si, palpar su pecho sin ropa y descender allí donde se suponía que un familiar no debería mirar. ¿Como podía ser tan obsceno cuando se trataba de su propio tío? Era ese olor...lo estaba confundiendo, o no, mejor dicho era el alcohol, eso es, debía de ser alcohol. El alcohol nos hace cometer muchas estupideces que se olvidan al día siguiente y luego te rías de ellas, pensó dándose la excusa propicia para tirar a la basura todo convencionalismo, mordiéndose el labio inferior todavía dudoso antes de dar el primer paso hacia su decadencia.

    Sacó su lengua a pasear por los labios finos del maduro, lamiéndolos de lado a lado antes de depositar un coqueto beso en el que pedía por más permiso. Permiso que no le dieron pero tampoco negaron, por lo que debido a la naturaleza rebelde del más joven no se contuvo y no tardó en atrapar esos labios en un beso execrable, cerrando los ojos y comprobando que un postre como su tío sabía mejor cuanto más prohibido estaba. No trató de parecer casto sino todo lo contrario, demandando casi desde un inicio más contacto, arrastrando al otro a su gusto para que le permitiesen tomar todo lo que él quisiera pero tal y como comprobó no fue tan sencillo así que se separó sin darse todavía por vencido.

    -¿Tan mal lo he hecho, profesor? Tal vez debería enseñarme usted a mi.- le retó sin perder esa sonrisa lasciva dedicándosela por entera al escritor.

    SPOILER (click to view)
    Tu post estuvo bien, como te dije lo dejaste en el punto correcto aunque podrías haber continuado un poco más como ya has leído.

    Y tranquila, entendí el término brat, se utiliza muchas veces en la vida cotidiana, y para que lo sepas, brat corresponde a ambos tanto mujer como hombre.

    Respecto a mi post...Dios, quedó muy, pero que muy largo, espero no te sea tedioso leerlo,
    pero quería hacer esta escena y no quería dejarla a medias o ser escueta como la vez anterior.
    No sé que te ha parecido ni si ha cumplido con tus expectativas pero ahí está...

    Estaré esperando con impaciencia la siguiente respuesta. Espero leerte pronto tonta-chan~
1341 replies since 22/5/2013
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