Posts written by Angeeles

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    Aunque aún desconfiaba de Taemin, pues no podía ser un santo como aparentaba y estar allí, le alegraba verlo, tal vez se le pegaría algo de su buen humor, ya que Minki había arruinado el suyo algunos minutos antes. Además, Taemin era muy bonito, y a él le gustaba estar al rededor de las personas bonitas. Sonrió al escucharlo aceptar su propuesta, tal vez podrían asistir juntos a sus actividades diarias si Minki seguía comportándose como hace un momento, sus cabañas estaban cerca así que podrían juntarse todas las mañanas antes de ir al comedor a esperar las instrucciones del día. Era un plus el hecho de que el chico lo veía con ojos brillantes y una sonrisa amplia. Además de que le gustaba estar cerca de gente bonita, le gustaba aún más cuando esa gente le prestaba toda su atención.
    Entonces fue cuando vio a Jaejoong de cerca y se preguntó si en ese sitio sacaban a los monitores de revistas, porque tanto este como Jonghyun eran demasiado atractivos, podría quedarse horas observando a cualquiera de los dos. ¿Tal vez era una estrategia para que madres cuya vida sexual había ido en picada se sintieran tentadas a enviar allí a sus hijos solo para ver de vez en cuando a los monitores, en esperanzas de un amorío?
    -Oh tranquilo, yo soy muy malo en el fútbol. No puedo darle a la pelota, así que apunto a los talones.-Apenas salió de su boca, aunque llevaba una sonrisa bromista, se preguntó si Jaejoong lo dejaría participar de esa actividad luego de haber escuchado su “técnica de juego”. Aunque por su sonrisa boba, no parecía haberle importado mucho. Se removió un poco incómodo tras la pregunta sobre Minki. No sabía por qué, pero cada vez que pensaba en él como “su hermano”, algo dolía en su pecho.-No, estaba algo cansado y prefirió dormir, no le sientan bien los viajes largos.-Explicó brevemente, quitándole importancia, esperando que no empezaran con preguntas.
    -Bueno muchachos, los llevaré hacia allá, ¿les parece? Tal vez más tarde podemos pasar a ver si Minki está despierto.-Propuso Jaejoong, aunque la sonrisa forzada de Key fue una respuesta muy clara a eso último.-Jong, iré a llevar a estos chicos al tablero, te veo allí.-Le informó antes de sonreírle, volver a guiñarle un ojo y finalmente se llevó a Taemin y a Kibum, con una mano en cada uno de sus hombros.-Bueno, además de escalada y fútbol, tenemos deportes de agua, voleyball, basket, carreras...-Empezó a enumerar todas las actividades que había en el camping mientras se alejaban de la cabaña, sabiendo que Jong podía manejar a Minho, y que incluso estos tenían una peculiar amistad.

    No sabía que tenía Jonghyun que lo volvía tan especial, pero sabía que lo era. Tal vez eran sus ojos tan brillantes, tal vez era su sonrisa perruna, tal vez era su mandíbula ancha, tal vez era por lo amable y paciente que era con él, tal vez era por todo eso. Nunca nadie había llamado tanto su atención como él, y aunque sabía que no tenía posibilidades con él ni ahora ni en años, a veces se permitía fantasear un poco con que algún día Jonghyun lo vería como un hombre, una posible pareja, y no como el primito “especial” de Jaejoong. No era tan tonto, sabía que su primo estaba follandose a Jonghyun, era obvio por cómo pululaban al rededor del otro, sus miradas, y tal vez por eso ahora era menos receptivo con él, tal vez. Pero con Jonghyun...sus defensas caían.
    Escuchó al hombre de forma atenta, una sonrisa bailando en el borde de sus labios antes de siquiera dar cuenta. Comenzó a jugar nuevamente con su pelota cuando el mayor se sentó a su lado en la cama, y lo siguió con la mirada.
    -Tal vez la escalada no estaría tan mal...-Respondió en voz baja, mientras pasaba a mirar sus manos unos momentos, para luego regresar la mirada a él, preguntándose como sus ojos eran tan profundos. No le emocionaba demasiado ninguna actividad, pero con tal de estar un rato más con el hombre, treparía cualquier pared. Bufó al escuchar la pregunta sobre su compañero, quien ya no estaba en la cabaña. Subió sus rodillas al colchón.-No puede quedarse quieto, a tocado todas mis cosas y las mueve de lugar, ¡y solo ha estado aquí media hora!-Chilló el final, indignado.- Y encontró mi cajón de estos.-Levantó en su mano su bola anti estrés, que estaba apretando tanto que parecía iba a explotar.-¡Y dice que son juguetes! ¡Juguetes!-Esperaba que Jonghyun entendiera su frustración por las acciones de su compañero de cabaña.
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    No estaba tan seguro de si se la habrían pasado bien juntos en esa actividad, o en cualquier otra en realidad. Lo confundía un poco la actitud de Minki, porque tan solo 10 minutos atrás, hubiese estado convencido de que la pasarían bien juntos, y ahora lo veía como algo imposible. Suspiró, pensando en que momento su relación se había vuelto tan complicada, por que habían pasado de ser tan unidos a alejarse monumentalmente, le dolía y no entendía por qué tenía que ser así. Pero ya se preocuparía más tarde sobre cómo pasaría ese verano con Minki sin terminar en alguno asesinando al otro, ahora podía divertirse un poco, y si no conseguía hacerlo, al menos pasaría un rato al lado de un hombre tan apuesto como Jonghyun era.
    -Oh...eso no estará tan mal.-Murmuró mas para si mismo, ya que a él le gustaba cocinar. No era ningún experto, pero se la pasaba bien, así que seguramente le tocaría a él cocinarle a su hermano toda la semana, solo esperaba no tener que alimentar a los otros dos cuando también llegasen, ese sería el colmo. Cocinar para su hermano, a pesar de que su relación fuera tan ambivalente, no le molestaría, pero para esos otros dos desconocidos, si. Las nuevas palabras de Jong lo sacaron de sus pensamientos y asintió para luego corresponderle la sonrisa, y es que ¿Por qué sus dientes eran tan brillantes? Fue con él sin dudarlo, quedándose a su lado y luego un poco atrás cuando entraron a otra cabaña. Lo primero que vio fue al otro monitor, el que había traído al supuesto compañero de cabaña de Taemin, dicho compañero y Taemin. Sonrió al ver a este último, ya que aunque este podría ser un psicótico encubierto, le agradaba ver una cara familiar y saber que este sería una bola de energía, tal vez podría pegarle algo de su alegría.
    -¡Taemin!-Lo saludó contento, sonriéndole. Esperaba que no estuviera molesto por haberse ido tan rápidamente con su hermano, o más bien, que este lo hubiese arrastrado.- Mi cabaña está cerca.-Le comentó, mientras se acercaba, sin prestar atención a lo que decían los otros tres.-Jonghyun hyung me dijo de una actividad de escalada, ¿vienes conmigo?-Preguntó, volviendo a mostrarle una sonrisa. Notó recién entonces que el chico tenía puesta una sudadera bastante pesada para el clima que hacía, pero no le preguntó al respecto, tal vez era algo friolento.
    Jaejoong sonrió como el gato Cheshire al ver como cambiaba todo el lenguaje corporal de Minho cuando Jonghyun entró a la cabaña y lo saludó. Sus mejillas se colorearon ligeramente de un color rosado, una sonrisa pequeña apareció en su rostro y se soltó de la cama, donde se había estado aferrando con sus dedos mientras él trataba de arrastrarlo.
    -Jonghyun hyung, hola.-Lo saludó mientras se sentaba en su cama, y comenzaba a presionar nuevamente la pelota de colores que tenía en la mano. Supo entonces que su amigo se encargaría de su primo, así que se puso de pie.
    -Siempre llegas cuando te necesito.-Pasó su mano por el brazo del otro monitor de forma breve, guiñándole un ojo al darle la espalda a Minho. Seguidamente fue a donde estaba el compañero de su primo y el chico bonito que había llegado con Jonghyun.-Taemin y Kibum, ¿cierto?-Les sonrió a ambos, para luego poner una mano en el hombro de cada uno durante un momento antes de soltarlos.-¿Qué les parece si vamos y eligen una actividad? Es un buen día para empezar a formar vínculos. Yo llevaré una actividad de futbol más tarde, espero verlos ahí~
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    Arqueó ambas cejas en dirección al niño bonito, sin haber entendido que significaba lo que había dicho. ¿”Agarrado”? ¿Y eso que era? Detestaba cuando las personas usaban palabras extrañas y cuyo significado no estaba claro, siempre tenía problemas para entenderlas. Bufó mientras volvía a mirar su calendario pegado en la heladera, revisando que todos los demás estuvieran en su lugar. Su vista su posó un segundo en el papelito en el que Taemin había escrito, y aunque se planteó arrancarlo, decidió que lo dejaría, por ahora. Ya podría quitarlo más tarde. Asintió a aquello de que ya se iría, suspirando. Sabía que le había prometido a su primo que ese año sería más abierto a socializar, pero realmente no le apetecía, era muy complicado y una pérdida de tiempo. Bien, no podían echarle la culpa en esa ocasión, si ese chico no hubiese empezado a tocar todo nada más llegar, seguramente les habría ido mejor. Estaba regresando a su cama cuando escuchó la “aclaración” sobre su nombre, y se subió de nueva cuenta a su cama mientras rodaba los ojos.
    -Esta bien, niño bonito.-Respondió, aun mientras apretaba y soltaba su pelota anti estrés, una y otra vez. Comenzó a observar cómo los agujeros en la red se llenaban cuando el apretaba, y se perdió un poco en ello, por lo que casi se perdió su pregunta.- Hay duchas comunes, al lado del comedor y cerca del lago.-Le respondió. Quiso buscar su celular en su bolsillo solo para acordarse de que ya no lo tenía y suspiró. Bien, una siesta tal vez...
    -Minho-ah~-Escuchó la voz de su primo y maldijo por lo bajo, mientras veía a Jaejoong entrar a su cabaña de nueva cuenta.-He terminado mi ronda de ingreso, ¿ya has decidido a qué actividad te anotaras?-Lo miró de forma fulminante mientras comenzaba a meterse en las sabanas de su cama.-Oh no, nada de eso. Vamos~ yo se que te gustan algunos juegos~-Sintió la cama hundirse y las manos de su primo comenzar a quitarle los cobertores para tratar de sacarlo de la cama. Entonces Jaejoong pareció recordar algo.-¿Y tu compañero?¿Ya se ha ido?-Preguntó, para luego comenzar a empujar a Minho para que se levante, consiguiendo que este tratase de escurrirse de su agarre y regresar a su cama.

    Su sonrisa se volvió más grande al ver que su monitor le había correspondido con el mismo gesto, mientras se preguntaba cómo ese hombre podía ser tan atractivo. Su mandíbula era algo exótica por lo definida y ancha que era, y aunque le encantaría pasar sus dedos para verificar si era tan afilada como parecía, sabía que eso no era una posibilidad. Asintió a su primera pregunta mientras soltaba sus manos, que había agarrado antes enfrente suyo, para comenzar a balancearse un poco en sus talones al escuchar la interrogatoria sobre Minki. Comenzó a caminar a su lado, con un paso ligero, notando entonces que le sacaba unos cuantos centímetros de altura a Jonghyun, pero este tenía los hombros más anchos y el cuerpo considerablemente más musculoso. Repentinamente tenía muchas ganas de anotarse a alguna actividad en la que fueran a quitarse la camisa...por cuestiones de pura investigación, claro.
    -Min...no tenía ganas de venir.-Dijo, tratando de dejar la explicación algo corta, pero a veces se le soltaba la lengua.-Y tampoco le importa lo que le digo, así que da igual.-Se encogió de hombros mientras caminaban, sintiendo que su humor había decaído, pero se forzó a sonreír mientras pensaba si su monitor tendría abdominales igual de bonitos que sus brazos.-Ví qué hay una cocina en la cabaña.-Recordó aquello, más por sacar un tema de conversación que otra cosa.-¿Tenemos que cocinarnos nosotros?-Preguntó con curiosidad, ya que eso si era una sorpresa, considerando el enorme comedor en el que habían parado apenas entrar.
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    Minho estuvo de pie apenas vio que Taemin seguía con la intención de revisar sus cosas, y es que, ¿ese chico no estaba educado? ¿Tenía que resignarse a pasar todo el verano compartiendo cabaña con un monito que le gustaba lo que brillase? Se acercó y comenzó a cerrar los cajones que el otro dejaba medio abiertos, pensando en las palabras de Jaejoong sobre qué tenía que ser más paciente con las otras personas, contener un poco sus emociones, pero estaba siendo difícil con ese chico bonito que tocaba todo.
    -Te dije niño bonito porque eres un niño bonito.-Dijo como si fuera obvio, ya que él nunca había aprendido las normas de la sociedad y mucho menos sus estándares, solo decía las cosas como le parecían.- Eres bonito y todo pero deja mis cosas.-Su voz salió ahora más seca, al verlo abrir su cajón de juguetes. Suponía que un chico de su edad debería “avergonzarse” de tener “juguetes”, pero eso entraba entre las normas de la sociedad que él no entendía. Lo siguió pisándole los talones hasta la heladera, donde le quitó sin muchos miramientos su pelota “anti estrés” de las manos, empezando a apretarla él inmediatamente, pero no sabía si estaba funcionando pues comenzó a temblarle un ojo al ver que quitaba sus dibujos. Él necesitaba sus dibujos.-¡Mierda! ¿Puedes dejar de tocar mis cosas un minuto?.-No fue brusco pero si apartó con una de sus manos al otro chico de enfrente de la nevera. No sacó el cartelito que este puso, si no que tomó otro imán que tenía de repuesto y volvió a colocar la imagen de un chico cepillándose los dientes, algo que se repetía en todos los días del calendario en distintos horarios. Respiró hondo cuando su pictorama estuvo correctamente colocado.-¿No tienes actividades a las que ir o algo así?-Le preguntó volteándolo a ver, ya no con la misma paciencia que antes, sin dejar de apretar con fuerza su “juguete anti estrés” en una de sus manos.

    Probablemente estar un pequeño tiempo lejos de sus padres y con su hermano siendo mucho menos conflictivo de lo que usualmente era, había bajado sus defensas, porque las palabras de Minki le cayeron como un baldazo de agua helada. No se lo había esperado, pero tampoco debería de haberse sorprendido, ¿No? ¿Por qué creyó que todo podría ser como antes? Sintió un gusto amargo extenderse por su boca, y su ceño, tan relajando momentos antes, se frunció. Estaba enojado, indignado y dolido. No era la primera vez que Minki lo insultaba llamándolo de esa forma, pero lo que realmente le dolía era que su hermano creyese los rumores que había sobre él en el colegio. Tal vez él tenía parte de la responsabilidad por no haberle contado lo que realmente había sucedido, pero no lo justificaba. Casi se cayó al suelo cuando el otro lo apartó y se puso de pie, agarrandose del brazo del sillón y manteniendo el equilibrio gracias a eso.
    -Voy a ir a escalar a quien se me de la puta gana.-Levantó la voz para que lo escuchase desde la habitación, y luego salió de la cabaña pisando fuerte, con la intención de ser ruidoso, y cerró de un portazo. Caminó a rápidas zancadas para bajar del porche y se detuvo entonces, tomando varías bocanas de aire para tranquilizarse. Segundos después, levantó la vista y vio al monitor Jonghyun saliendo de la cabaña de al lado, seguramente había ido a decir lo mismo que a la suya, y entonces salió caminando rápido en su dirección, plasmando una sonrisa enorme en su rostro, como si su hermano no acabase de decirle una de las palabras que más le dolían, y aún más viniendo de él.
    -¡Jonghyun hyung!-Le llamó, para que se detuviese, ya que para ser tan bajito caminaba rápido. Se acercó a él, volviendo a sonreírle.-Cambié de opinión, quiero ir a hacer esa escalada con usted.-Le dijo, mientras ponía sus manos entrelazadas delante de él, con su mejor expresión de Niño bueno.
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    La cabaña que ocupaba Minho era sino la más hogareña, ya que pasaba allí todos los veranos, se había dado el lujo de personalizarla un poco. No era la gran cosa, pero su ropa ya estaba en todos sus cajones, tenía un cajón entero lleno de sus juguetes terapéuticos, el cronograma de las actividades y todos los horarios en imágenes colgando en la heladera, y a su lado muchísimos post it con recordatorios para llenar, con su respectiva lapicera pegada mediante un imán. Además de eso, la cabaña estaba en un sumo orden y limpieza, dado que él no toleraba que las cosas se desacomodaran. Ese era uno de los principales motivos por los cuales lo emparejaban solo con una persona, cuanto más fueran, más desorden harían y él prefería sus nervios más rapido. Ademas, aunque su primo creía ser disimulado, siempre lo veía colocar una lista con consejos de convivencia “especiales” para él, en la mesilla de noche de sus compañeros.
    Entró a la cabaña con los otros dos, y sintió como un escalofrío lo recorría cuando vio que lo primero que hizo el chico bonito era comenzar a tocar todo y a cambiar las cosas de lugar.
    -Si, las cabañas están hechas para su comodidad. Pero recuerden que la limpieza depende de ustedes, y pasaremos a revisar semanalmente que todo esté en su lugar.-Mencionó Jaejong, al ver lo que hacía el de cabellos largos, preocupado de haber hecho una mala elección para que esté con su primito. Por su edad, ese era el último verano que podría pasar allí, y quería que fuera el mejor, el que marcase una diferencia.-Toda la tarde habrá actividades optativas, solo deben acercarse al tablero principal y estarán todas. Taemin, si necesitas ayuda para llegar, Minho ya ha estado aquí años anteriores. Tengo que continuar con otro grupo, ¡los veré más tarde!-Se despidió, para luego salir de la cabaña y dejar a los chicos solos.
    Minho volteó a ver a Taemin y se acercó rápidamente, sacándole de las manos el quinto objeto que quitaba de su lugar.
    -No desórdenes.-Le advirtió, dejando el objeto en su lugar. Seguidamente se dirigió a su cama, donde se dejó caer.-¿Que hiciste para terminar aquí, niño bonito?.- Le preguntó desde su lugar en la cama, siguiéndolo atentamente con la mirada.

    Su cuerpo entero se estremeció cuando sintió la mano cálida y suave de Minki apoyarse sobre su espalda baja, y sin darse cuenta se acurrucó un poco más contra su cuerpo. Se sentía tan cómodo allí, pegado a su hermano, y había extrañado tanto poder estar de esa forma con él sin preocuparse de si sus padres los miraban mal o si la gente se reía, porque allí esas miradas no les importaban.
    Alzó la cabeza desde la curvatura del cuello de Minki, viendo esa pequeña sonrisa que decoraba sus labios y la imitó sin percatarse de que lo hacía al ver que el otro ya estaba observándolo, y es que su hermano era tan pero tan hermoso, podría estar horas solo apreciándolo. Sabía que no era muy “normal”, pero en ese momento, viendo de cerca esa sonrisa tan brillante que pocas veces tenía el lujo de ver, no le importaba que era lo normal. Asintió lentamente a lo que el menor dijo, pero realmente no había escuchado, estaba concentrado paseando su mirada entre sus labios sonrosados y sus ojos de un color tan profundo que sentía podría perderse en ellos. Otro escalofrío recorrió su cuerpo entero cuando una de las manos ajenas se posó sobre una de sus piernas, y se encontró deseando que presionara su carne como lo había hecho un rato antes en el comedor, que sus dedos se hundieran en su piel. Su corazón comenzó a bombear sangre a una velocidad escalofriante cuando vio lo cerca que sus rostros estaban y que ninguno parecía pretender alejarse. Aquella pequeñísima voz de moralidad pareció apagarse del todo, y cuando creyó que no había vuelta atrás, la voz de un hombre lo sacó de su trance. Miró hacia la puerta mientras se separaba un poco de Minki, lo suficiente para que no pareciera extraño (bueno, más extraño de lo que ya de por si era ver a dos adolescentes de 17 años, uno encima de otro, que para colmo eran hermanos mellizos). Sintió que sus mejillas se sonrojaban un poco sólo de ver que quien estaba en la puerta, y los había interrumpido, era el monitor guapo que les había tomado sus nombres al llegar. Una sonrisa enorme llegó a sus labios al escuchar sobre un juego de escalada, llevaba años sin hacerlo y realmente era algo que extrañaba. Iba a decir que si sin pensarlo, pero Minki respondió por ambos. Le mostró una sonrisa al monitor, que ahora sabía se llamaba Jonghyun, y cuando este se fue, le mostró un mohín de protesta a Minki.
    -Pero Min~-Se quejó, y comenzó a removerse sobre su regazo hasta cambiar la posición y ahora estar frente a frente, sin reparar en lo íntimo de la posición. Se sentó un poco más adelante de sus rodillas, para no estar tan pegados aunque eso era lo que quería.- Yo si quiero ir a hacer escalada, ¿Podemos ir?-Le hizo un puchero, de esos que solo usaba en situaciones de extrema necesidad.- Anda, Bummie quiere ir~-Agregó mientras colocaba sus manos sobre los hombros del menor y las entrelazaba a la altura de su nuca, y también acercó un poco más sus cuerpos, pero sin pegarlos. Tal vez uno de los motivos por los que quería ir era para ver un poco más a ese monitor, solo tal vez.
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    Antes de darse cuenta estaba correspondiendo a la sonrisa brillante de Taemin, y eso se le hizo extraño, él no le sonreía a cualquier persona y mucho menos luego de conocerla por algunos minutos. Pudo notar la mirada de su primo encima suyo y agachó la cabeza de nueva cuenta, caminando mirando el suelo de piedritas, pateando algunas. No dejaba de sorprenderle lo alegre y emocionado que estaba Taemin, era...desentonaba con todo el resto de los que estaban en ese campamento, ni siquiera los monitores parecían tan felices de iniciar. Levantó la mirada cuando escuchó a lo lejos la voz de Jonghyun, y lo vio caminando con un grupo de chicos que tenían cara de estar caminando hacia una muerte segura. Su hyung era tan atractivo...estaba volviendo a perderse en sus pensamientos cuando la voz de Taemin, aunque no dirigida a él, llamó su atención. Realmente ese chico estaba muy, muy perdido.
    Jaejong se detuvo frente a la misma cabaña que Minho ocupaba año tras año, siempre con distinto compañero, y fingió que no escuchó el bufido de Minho al ver donde estaban. Volteó a ver con una sonrisa al adolescente menudito cuando este le habló, agradeciendo el uso del “hyung”, el respeto era algo que no muchos traían inculcado al llegar allí, así que era agradable escucharlo.
    -Hay...-A veces se le dificultaba hacer sonar las cosas de una mejor manera de lo que realmente eran.-chicos, como tú y cómo Minho, que podrían desenvolverse mejor con menos personas a su al rededor. Creo que esta convivencia será muy buena para ambos.-Los llevó hasta antes de las escalerillas con una sonrisa, para luego señalar el porche con un brazo.-¿Quieren pasar y acomodarse? Más tarde estarán disponibles en el tablero principal las actividades del día de hoy, será un día tranquilo para que se adecuen al lugar y tengan tiempo de conocerse tranquilos, pueden recorrer todo lo que quieran el campamento, dentro de los limites claro.-Aclaró al final, con una sonrisa.
    Le sorprendía que aunque obviamente Minki no estaba nada emocionado de estar allí, parecía más relajado que en su casa, y eso se notaba en que no le había saltado a la yugular luego de haberle dicho “bicho raro”, a pesar de que ambos sabían que era en broma. Era un cambio...agradable, se sentía más como ese vínculo que tenían años atrás y no como el que habían tenido durante casi toda su adolescencia, como si viviera con el enemigo. Una sonrisa se extendió por sus labios al pensar que había tomado una buena decisión al ir al campamento con Minki. Se quedó unos segundos observando el puchero en los labios sonrosados de su hermano y tuvo ganas de tocarlo con sus dedos, pero en ese momento un par de risitas llegaron a sus oídos, y decidió que eso no sería lo mejor.
    Se quedó observando la cabaña, como parecía tradicional pero con un toque moderno, y realmente esperaba que no fuese un nido de termitas y otros bichos más desagradables.
    -Pero Min...-No llegó a insistirle que deberían esperar alguna indicación más cuando su hermano ya estaba tironeándolo adentro de la cabaña. Cruzó el porche de la mano del menor hasta entrar, soltando su bolso a un lado, su manía por ordenar podía esperar un rato. Observó la cómoda sala de estar, todo muy al estilo “campo”, y lo sorprendió ver una cocina allí. No sabía que tendrían que cocinarse ellos mismos, lo cual lo preocupaba un poco.-No hagas que me arrepienta de entrar en un lugar de madera contigo.-Le pidió mientras rodaba los ojos levemente, aunque esa expresión desapareció de su rostro para ser reemplazada por un sonrojo bastante marcado cuando Minki lo hizo sentar sobre sus piernas. Eso si lo tomó por sorpresa, ya que era algo que habían hecho muy poco los últimos años, pero no sería él quien se fuera a quejar. Su mente no le prestó mucha (o más bien nada) atención a si el mueble era cómodo o si la cabaña era espaciosa, ya que sus engranajes cerebrales se habrían trabado un poco. Como casi todo lo que tenía que ver con Minki, lo sacó de su esfera racional porque era algo que no quería pensar, y en cambio se arrimó ligeramente más contra Minki, acurrucándose un poco.-Tal vez este verano no sea tan malo.-Murmuró, y es que si iba a tener a su hermano de esa forma tres meses, bien valdría la pena el hacer actividades todos los días y terminar exhausto. Lentamente se fue acomodando cada vez más, hasta que apoyó su cabeza en la curvatura del cuello de Minki, y casi ronroneó por lo cómodo que estaba. Se sentía bien estar así, esa cercanía, y eso era todo lo que importaba en ese momento.- ¿Deberíamos ir a preguntar el cronograma para hoy?-Le preguntó una vez que estuvo del todo cómodo. Se encontró con vista directa a la blanquecina piel del cuello de Minki, y aunque su primer instinto fue otro, levantó una mano y comenzó a pasar sus dedos por este, dando pequeñas caricias.
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    Sabía que aunque su primo Jaejong estaba caminando algunos metros por delante de ellos e iba mirando a los otros campistas para ver qué no hubiera ningún disturbio desde el primer día y que todos estuvieran yendo en dirección a las cabañas, estaba manteniendo un oído en ellos. Quería mucho a su primo pero a veces era tan...protector, lo hacía sentir un inválido, pero no importaba cuanto se quejase, su mamá seguía permitiéndole a Jaejong llevarlo allí verano tras verano. Había algunos campistas que ya no era su primer año yendo allí, por lo que recordaba sus caras pero nunca había hablado con ellos más de lo estrictamente necesario. Ellos parecían más alegres que la primera vez que los había visto allí, ¿por qué para él no funcionaba? Suspiró bajito mientras caminaba, mirando el suelo.
    Volteó a ver al chico bonito que caminaba a su lado, y aunque aún se preguntaba qué estaba mal con él, hasta le daba cierta...ternura, lo emocionado que estaba. ¿Tal vez lo habrían traído engañado? No sería la primera vez que llegaba alguien que ni siquiera sabía por qué estaba allí, o que era ese sitio.
    -Mmm...tal vez.-Murmuró, ya que era cierto, hacían todo eso, pero mezclado con muchas otras actividades aburridas y estresantes.
    Podía ver a todos los otros chicos del campamento saliendo del gran comedor, algunos en grupos, otros solos, pero todos siguiendo a algún monitor. Vio al que les había tomado su nombre al llegar, ese que era tan guapo y le había sonreído, también vio al que había llegado un momento antes con el supuesto compañero de cabaña de Taemin, caminando con los susodichos. No tenía ninguna mano libre para hacerles un gesto o algo, ya que en una tenía su bolso y en la otra tenía la mano de Minki, la cual no pensaba soltar.
    Las “calles” del campamento eran bonitas, de piedra fina que se extendía en un montón de direcciones, y las cabañas también se veían bonitas, todas iguales por fuera, excepto por sus números que tenían pintados enfrente. No estaba muy emocionado de estar allí, pero al menos tenía el consuelo de que no era un sitio de mala muerte.
    Salió de sus pensamientos cuando sintió un apretón en su mano y seguidamente que su hermano se acercaba hasta que caminaban con los brazos prácticamente pegados. No tuvo tiempo de ponerse a pensar por qué se sentía tan cálido tenerlo tan cerca, pues la respuesta debería ser obvia, le agradaba sentir cerca a su hermano, con quien se había cuidado mutuamente toda su vida, no había otros motivos, o al menos eso se decía a sí mismo.
    -Siempre me haces tú enfadar primero.-Bufó suave, pero no de manera molesta, si no que una sonrisa pequeña se extendió por sus labios.-Pero...Bum es de mis favoritos.-Agregó mientras llegaban a un cartel que anunciaba iniciaba la zona de cabañas del 10 al 19, y la suya debería de estar allí. Al escuchar a Minki, ladeó la cabeza para verlo y luego siguió su mirada.-No lo se, yo estoy acostumbrado a convivir con un bicho raro.-Le dio un apretón cariñoso ala mano del menor, para que supiera que no estaba buscando puya. Ignoró las miradas y la gente que los señalaba, sabía que no le haría ningún bien verlos.-Aquí es.-Le dio un suave tirón para que lo siguiera, cuando llegaron a la cabaña con el número 11 pintado en un color negro brillante. Debajo del número había una hoja plastificada de las que podían quitarse, por qué se acercó a leerla. Estaban sus dos nombres allí, junto al estado de “check-in”, y debajo estaban los otros dos nombres que el monitor había mencionado, pero al lado de sus nombres decía “retraso con aviso”.-Parece que estaremos solos.-Dijo con cierta sorpresa pero también alegría, seguramente ambos estarían más tranquilos sin alguien mirándolos todo el día. Al igual que en las calles, había un pequeño camino de piedras hacia la puerta de la cabaña, lo cual agradecía porque el día estaba un poco húmedo y no quería ensuciar sus zapatillas con lodo desde el primer día.-¿Crees que ya podamos entrar o tenemos que esperar a algún monitor?-Le preguntó a su hermano mientras inconscientemente empezaba a acariciar el dorso de su mano con su dedo pulgar. Había una llave, con su respectivo llavero, colgado de la puerta, pero se imaginaba que era solo para una “sensación” de privacidad, porque no dudaba de que todos los monitores tendrían las copias de las cerraduras.
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    Jaejong notó lo que Minho estaba haciendo con sus dedos, y sabía por qué lo hacía. Tenía preparado en su bolsillo el tipo de fidget favorito del menor, pero sabía que si este lo necesitaba demasiado, se lo pediría. Minho había empezado a avergonzarse de andar con esos juguetillos en la mano, porque los otros chicos se burlaban de él, así que lo evitaba todo lo que podía. Dio un suave apretón en los hombros de su primo, recordándole que estaba allí para él, para luego soltarlo. Ese chico Taemin parecía un buen muchacho, pero sabía que si estaba allí no podía ser un santo. Sabía que fuera como fuese, Minho podría arreglárselas. Si le parecía extraño que le preguntase a Minho si estaba emocionado de estar allí, la mayoría de los chicos no estaban nada felices al llegar, pero afortunadamente si lo estaban al irse. Pero de vez en cuando tenían chicos que sabían que tenían un problema y querían trabajarlo, que se mostraban emocionados desde el inicio, tal vez Taemin fuese uno de esos. Notó entonces que Minho había vuelto a alzar la mirada y miraba fijamente a Taemin, y eso lo hizo sonreír. Tal vez había finalmente conseguido emparejarlo en su cabaña con alguien que había picado la curiosidad de su primito, lo que era excelente.
    Estaba acostumbrado a chicos explosivos y extraños, pero no se había esperado esa reacción de uno de los mellizos (ahora sabía que no eran gemelos), y que este se llevase arrastrando al otro. Recordaba haber leído en su expediente que ellos tenían una relación conflictiva, y ahora entendía por qué, viendo cómo el arrastrado miraba con cara de disculpa a Taemin, pero se dejaba arrastrar por su hermano.
    -Es el primer día, tal vez están un poco nerviosos.-Colocó una mano sobre el hombro de Taemin, para distraerlo del hecho de que acababa de ser llamado bicho raro.- Síganme muchachos.-Le sonrió a este y a su primo, mientras comenzaba a caminar, sabiendo que estos dos lo seguirían.
    -¿Por qué estás tan emocionado por estar aquí?-Le preguntó en voz baja al chico bonito mientras caminaba a la par. Él era el único que no tenía su bolso en mano, dado que había llegado temprano ese día, con su primo y los otros monitores, y lo había dejado en su cabaña.
    -Min, ¿Cómo vas a decirle eso?-Se quejó Kibum mientras salían de lo que parecía un gran comedor, y apenas había alcanzado a sostener su bolso antes de que su hermano lo sacase de allí sin darle siquiera tiempo a reaccionar. Podría haberlo regañado antes y haberle dicho que quería ir todos juntos, pero sería una mentira; no importaba que sucediera, nunca pondría a otra persona por encima de Minki. Además de eso, tal vez se había mantenido en silencio porque el tener sus dedos completamente entrelazados lo había sacado un poco de su mente, lo había desconcertado por completo. Se sentía tan...cálido su agarre, sus dedos tan firmes contra los suyos, tan seguros, y se encontró con que no podía enojarse. Suspiró bajito mientras se acercaba un poco más al costado de Minki y le daba un suave apretón a su mano, sin intención alguna de desenlazar sus dedos.-¿Así que soy “Bum” otra vez?-Preguntó en un tono de voz bajo pero que no llegaba a ser un susurro mientras caminaban, ya que había notado esa forma cariñosa de llamarlo que Minki no usaba desde hacía años, que le generaba un calorcito agradable en el pecho. Levantó la vista y vio un cartel que enumeraba para que lado estaban cuantas cabañas, y cuando vio la numero once, le dio un suave apretón a la mano de su hermano para llevarlo en esa dirección.
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    Empezó a preguntarse si había abierto de más su bocota cuando vio que Minki se quedaba sentado a pesar de que todos se habían levantado ya, con un sonrojo ligero pero...lindo...en sus mejillas. Se sintió algo avergonzado al pensar que su hermano era Minki pero, por otro lado, ellos eran muy parecidos, así que pensar que el otro era lindo era pensar que él mismo era lindo, eso no tenía nada de raro. Al menos esa fue su lógica y se quedó tranquilo con ese pensamiento.
    Le dio algo de ternura lo emocionado que se puso Taemin tras decirle que podrían ir caminando juntos a sus cabañas, y aunque aún le daba cierto miedo no saber por qué estaba allí un chico tan alegre, le sonrió y asintió con la cabeza ante su pregunta. Estaba pensando si tal vez ese chico podría ser bipolar o algo así, que todo el tiempo estuviera tan alegre hasta que pasase cierta cosa, pero esa línea de pensamiento se vio interrumpida cuando el chico comenzó a literalmente gritar el nombre de su compañero de cabaña. Dio un respingo sorprendido, y al ver a su al rededor, vio como muchos estaban mirando de mala manera a Taemin por andar a los gritos.
    -Taemin, no se si esa es la mejor forma...-Dijo acercándose un poco al otro, pero dejó de hablar cuando vio a uno de los monitores haciéndole señas a Taemin. Era un hombre algunos años mayor que ellos, con un cuerpo de infarto y una sonrisa brillante, que a un lado estaba el monitor que había tomado sus nombres a la entrada y al otro un chico de unos 17 años, que tenía cara de querer estar en cualquier lugar menos allí.
    Jaejong siempre lo arrastraba allí los veranos desde que tenía 14 años, y no podía estar más harto de esa situación. Lo único positivo era que solo le ponían un compañero de cabaña, no sería capaz de soportar más de uno, pero cada año siempre le tocaba algún raro, y... ese año no parecía ser la excepción. Se encorvó cuando escuchó que gritaban su nombre, y no pensaba levantarse, se quedaría allí sentado hasta desfallecer de hambre y morir si fuera por él, pero su primo Jaejong siempre tenía otra idea. Sintió su mano fuerte tomarlo de un brazo, pero lo hizo con suavidad, y levantarlo mientras decía “Parece que te buscan Min” y una de sus sonrisas brillantes.
    -Lo acompañaré a su cabaña y a conocer a ese chico.-Le mencionó a Jonghyun, a quien tenía a su lado, y recién en ese momento Minho levantó la vista, ya que ver a Jonghyun un rato siempre era mejor que no verlo. Una sonrisa boba pero pequeña apareció en sus labios, y su primo aprovechó ese momento para pasar un brazo por sus hombros y llevarlo caminando, por lo que Minho solo llegó a murmurar un “adiós” en dirección a Jonghyun antes de que Jaejong se lo llevase.
    -Buenas tardes chicos.-Se presentó Jaejong ante el chico que había estado gritando su nombre y dos chicos que parecían estar con él.-Soy Jaejong y seré uno de sus monitores este verano. Este es Minho.-Lo tomó de los hombros y lo colocó frente a ellos.-Y tu debes ser Taemin.-Le habló al pequeñín que parecía demasiado emocionado.- Los acompañaré a su cabaña y luego tendrán tiempo para conocerse. Y ustedes chicos, son los gemelos, ¿cierto?-Le habló esta vez a los otros dos chicos.
    -Kibum y Minki.-Afirmó uno de ellos. Key reconocía a ese chico de ojos saltones que parecía querer huir, había estado frente a él en la fila para entrar, y parecía tan raro antes como ahora.
    -¿Qué les parece si vamos todos juntos? Es una buena oportunidad para que se conozcan.-Jaejong esbozó una sonrisa amplia, mientras Minho solo quería desaparecer de allí. Su mirada se quedó estancada en el chico que había gritado su nombre durante unos segundos, porque su rostro era delicado y parecía suave, pero luego quitó la mirada, empezando a jugar con sus dedos.
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    La sonrisa que bailó en los labios rosados de Minki lo hipnotizó un momento, y a pesar de los sentimientos que se levantaron en su estómago, se dijo a sí mismo que solo era a causa de que últimamente no veía a Minki sonreír mucho, eso lo había sorprendido, no había nada más. La mayoría de las últimas sonrisas que había visto en su hermano habían sido cuando este estaba con su amigo Jinki, ya casi no sonreía cuando estaban a solas, y eso le generaba una tristeza espantosa. Por eso, verlo sonreír, lo dejó embobado, pero el efecto solo duró hasta que Minki habló. Iba a cantarle varias cosas y ninguna de ellas era buena, hasta que su pregunta lo descolocó. Abrió ligeramente la boca, sorprendido, y el cabello de Minki se deslizó de sus dedos. Sintió un sonrojo extenderse por sus mejillas, no demasiado intenso pero allí estaba, y volteó hacia otro lado. Ahora sentía mas que antes el calor tan fuerte que irradiaba su piel allí donde seguía en contacto con la de su hermano, pero no se alejó. Su mente comenzó a imaginar lo que Minki había dicho y su sonrojo aumentó, mientras bajaba su mirada a la mesa frente a ellos. ¿Como podía siquiera imaginarse que su hermano y él estaban en ese tipo de...situación? Lo peor tal vez era que el hombre que “compartían” era solo una sombra, su cabeza no le daba ninguna importancia. ¿Y por qué tal imagen no le causaba rechazo? Intentó distraerse fijando su mirada en Taemin, y rápidamente funcionó, ya que este estaba muy visiblemente ansioso y alegre.
    -Si sabes lo que te conviene, no vas a “aprovechar nada”.-Habló unos segundos más tarde, cuando creyó que su voz no lo traicionaría. Le dio un apretón en la mano antes de levantarse como si tuviese un resorte pegado al trasero, cuando todos empezaron a levantarse, dado que los monitores habían dicho que pasarían a conocer sus cabañas, descansar un momento y luego harían algunas actividades. Antes de que Minki se levantara, apoyó una de sus manos en su hombro de forma suave y se inclinó desde atrás, hablando en su oído con una sonrisa, como si estuviese contándole algo gracioso.-Aunque tal vez, la próxima podríamos compartir, hermanito.-Se separó luego, la sonrisa aún impresa en sus labios.-Oye Taemin, ¿Quieres ir juntos a nuestras cabañas? Quedan todas para el mismo lado.-Le habló al chico, que parecía estar buscando a alguien.
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    Se escapó un pequeño suspiro de entre sus labios cuando sintió que sus dedos hicieron más presión que antes, y cerró sus ojos con fuerza durante un momento. Esa presión había traído recuerdos desagradables que había tratado de reprimir con todas sus fuerzas durante años, pero se forzó a recordarse que esa mano era la de Minki y la de nadie más. Presionó suavemente la mano ajena para tratar de traerse al presente, y finalmente lo consiguió cuando escuchó la voz de Minki. Parpadeó un par de veces antes de volver a estar totalmente en el presente, y esbozó una sonrisa torcida al entender las palabras de su hermano. No tenía dudas sobre que este ahuyentaría a cualquier compañero que les asignasen, y si no fuese porque le daba miedo socializar con la gente que estaba allí, se angustiaría. Pero, ¿que tipos de amigos podría conseguir allí? ¿Un esquizofrénico o un psicótico? Ninguna opción se le apetecía demasiado.
    No le parecía tan mala opción compartir cabaña con Taemin, hasta ahora no parecía que fuese a sacar un hacha y matarlos a todos, pero uno nunca sabia. De todos modos parecía que la distribución estaba en orden alfabético, y Lee estaba lejos de Kim como para que les tocase juntos. Aun así le mostró una pequeña sonrisa, pues era muy temprano para ya ganarse enemigos.
    Sintió un frío poco agradable allí donde Minki retiró su mano, pero este no duró mucho al sentir su mano regresar, esta vez encima de la propia. Apretó suavemente sus dedos en esa posición, y no se sobresaltó al sentir su cabeza contra la propia. Sintió el aliento de su hermano rozar su mejilla al hablar y sintió el impulso de apoyarse más contra él, pero este se retiró antes de que pudiera concretarlo.
    -Eres un maldito perro guardián.-Le susurró para luego rodar los ojos, volviendo a prestar atención a lo que el monitor guapo decía. Bajó de nueva cuenta la mirada a sus manos cuando sintió una presión en estos, y ver sus dedos entrelazados le generó un calor que no sabía nombrar. Se decidió a que era algo con lo que no quería lidiar y correspondió el apretón, tratando de darle algo de apoyo a Minki, que de tan tenso parecía que fuese a saltar como un resorte a la mínima.
    Suspiró con alivio al escuchar que estarían juntos, no sabía cómo podría dormir si sabía que Minki estaba en otra cabaña, ya muy difícil le era en su casa, donde sabía que su hermano estaba cruzando el pasillo, y ese era uno de los principales motivos por los que casi no iba a dormir a casa de sus amigos. Principalmente porque Minki los ahuyentaba antes de llegar a ese nivel de confianza, y segundo porque no podía dormir sin saber donde estaba Minki, simplemente no podía. Frunció ligeramente el ceño al escuchar que tendrían compañeros, dado que había estado esperanzado de que fueran sólo ellos, pero ya ni modo, no creía que si fueran a quejarse les prestaran alguna atención.
    -No nos haría mal socializar, ¿sabes?-Le susurró, girando la cabeza para verlo. Llegó a ver la sonrisa y el guiño que Minki le hizo a un chico que los miraba, y antes de darse cuenta ya estaba tirando de un mechón de su cabello, con fuerza suficiente para girar su cabeza pero no para que doliera, para que lo mirase a él.-¿Qué crees qué haces?-Le preguntó con los ojos entrecerrados, y sin prestar atención a que sus rostros habían quedado algo cerca, sin aún soltar su cabello.
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    Se preguntaba qué podría haber hecho aquel chico Taemin para terminar allí, tenía una sonrisa bonita e inocente, le costaba conciliar su imagen como un alborotador, niño problema, criminal, o algo de esa índole por la que la mayoría de los demás estaban allí. De todos modos no se dejó llevar demasiado por esa corriente de pensamiento y siguió prestando atención a lo que los monitores decían, especialmente cuando hablaba el atractivo que les había tomado sus nombres a la entrada.
    Aun seguía abrazándose con sus brazos, tratando de que la ansiedad no lo dominase frente a tanta gente, sin notar que Minki estaba mirándolo. Dio un pequeño respingo, sorprendido, cuando sintió la mano del mayor colocarse sobre su muslo, para seguidamente apretar sobre su carne. Esa acción había hecho que su corazón saltara apresurado dentro de su pecho y que bajase la mirada al punto de contacto al mismo tiempo que escuchó a Minki hablar. Una sonrisa creció en sus labios, que trató de reprimir sin éxito. No se detuvo a pensar por qué lo que su hermano había dicho le había generado una sensación agradable en el estómago o por qué su mano sobre su muslo se sentía tan bien y cómoda, mandando chispas eléctricas por toda su pierna, solo sabía que así era, y le gustaba. Dejó de mirar hacia abajo para no llamar la atención a lo que sucedía, sabía ya por basta experiencia que el resto no entendía el tipo de relación que ellos tenían, como podían insultarse un momento y al otro estar determinados a qué no iban a separarlos en ese campamento.
    Sentir que la mano de Minki se movía por su pierna le causó aún más esa sensación de electricidad por su piel, y se encontró deseando haberse puestos pantalones cortos ese día, ya que llevaba unos por la rodilla. Su propio pensamiento lo descolocó un poco, y fue al mismo tiempo que los dedos del menor llegaron hasta su ingle, lo que si lo sorprendió mas que otras cosas. Miró para todos lados con cierta paranoia, y tras notar que nadie les prestaba suficiente atención como para ver lo que sucedía, se relajó un poco. Apoyó entonces su mano sobre la del otro, de modo que sus dedos encajaban en el espacio entre los ajenos, para tratar de que dejase la mano quieta. No quería que la quitara, pero si seguía moviéndola hasta su ingle y clavando sus dedos de esa forma, podría terminar causando en su cuerpo una reacción indeseada, al menos en ese momento.
    Se sintió extraño al pensar que ese tipo de reacción solo sería indeseada en ese momento y no en otro, y le dio un pequeño apretón en la mano a Minki, dejando que su calor lo relajara un poco.
    -Tranquilo...aunque tal vez tengamos que compartir habitación con otros dos.-Le respondió en voz baja, sin asombrarse por su amenaza de quemar todo. Comenzaron a hablar entonces los monitores sobre algunos casos especiales en las cabañas, donde no siempre serían cuatro.-¿Crees que estemos allí?-Agregó, ciertamente esperanzado, porque él no quería compartir habitación con cualquiera de esos inestables.
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    El calor de la pierna de Minki contra la suya era reconfortante, hacia que su nivel de ansiedad por estar allí bajase considerablemente, era como un soporte. Parecía muy aniñado tal vez, pero siempre había sido así, y no creía que fuera a cambiar en ningún momento, sin importar que tan peleados estuvieran.
    Se le hacía muy extraño que ese chico Taemin, que parecía tantito más pequeño que ellos, o tal vez era sólo su apariencia aniñada y menuda, estuviera tan emocionado. Aunque si lo pensaba bien, seguramente habría chicos con desajustes mentales, tal vez tenia uno de esos...problemas para entender la realidad. ¿Sería peligroso? Instintivamente se acercó un poco más a Minki, de modo que sus muslos estaban aún más en contacto que antes, pero no tan cerca como para ser extraño (o eso creía). Arqueó las cejas con sorpresa pero intentó no mirarlo como si estuviese loco, no quería ganarse enemigos desde el primer día. Al menos quería saber por qué estaba la mayoría allí antes de empezar a forjar enemistades, nadie estaba allí precisamente por ser buenos niños. Miró con el ceño fruncido a Minki al escucharlo, habiéndole parecido innecesario ese comentario, incluso si él había pensado lo mismo, por lo que le dio un empujoncito con su pierna. Realmente esperaba que ese campamento pudiera ayudar a su hermano.
    -Discúlpalo, por esto no lo saco mucho de casa.-Quiso hacer una broma en voz baja.-Hablamos luego.-Agregó en el mismo tono bajo con una pequeña sonrisa, dado que ya habían empezado a hablar los monitores, y seguramente se ganarían alguna reprimenda si estaban hablando. Empezó a prestar atención a todas las normas que enumeraban los monitores, pero su atención divagaba un poco al hombre que había tomado sus nombres en la entrada, y dado lo lejos que estaba, se dio el lujo de pasear sus ojos por todo su cuerpo. Se veía musculoso pero no en exceso, y aunque era un poco bajo para su gusto, lo compensaba con todo su atractivo físico y esa sonrisa perruna que tan bien le sentaba. Salió de su ensoñación cuando sintió un movimiento contra su pierna, y bajó la mirada instintivamente, viendo cómo la pierna de su hermano menor (aunque fueran segundos de diferencia, siempre se jactaría de eso) se movía contra la suya. No era nada distinto a lo que habían hecho toda su vida, pero estando allí, donde nadie los conocía y lejos de la mirada de sus padres, que les encantaba meterse en todo, se sentía diferente. Había un espacio considerable entre sus piernas y la mesa, dado que eran bastante grandes, por lo que levantó su muslo hasta pasarlo por encima del de Minki, quedando su pierna colgando encima de la suya. La mesa y sus cuerpos tapaban la imagen, por lo que nadie tendría por qué verlos. Sentía que su piel estaba caliente allí donde estaban en contacto, de una forma agradable. Volvió a levantar la cabeza y prestar atención a lo que los monitores decían cuando empezaron a hablar de la disposición de las cabañas. Comenzó a asustarse cuando escuchó que todos las cabañas estaban de a 4 chicos, ya que no había pensado que tendría que compartir un sitio con otros dos totales desconocidos, ¿Y si lo separaban de Minki? Sintió cierta ansiedad crecer en su pecho ante esa idea, por lo que se abrazó con ambos brazos, resistiendo su impulso de acercarse más a su hermano.
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    Los susurros de Minki le causaban escalofríos que recorrían toda su espalda, y no entendía por qué, así que solo asumió que se debía a los nervios que sentía por estar en ese lugar nuevo y algo aterrador. Aun así ignoró lo que le dijo, así como ignoró la discusión que el chico que ambos habían empujado había iniciado. Otra cosa que ignoró fueron las manos de Minki en sus hombros, porque si se permitía prestar atención a la calidez que lo envolvía por ese breve contacto, terminaría acurrucándose contra él como cuando eran niños.
    Caminó junto a su hermano hasta el comedor, sorprendiéndole para bien lo moderno que era adentro, a pesar del rústico exterior. Eso le daba esperanzas de que no se la pasaría tres meses durmiendo entre insectos, eso sí que era algo que no toleraría. Se echó hacia atrás de forma instintiva cuando el monitor le puso una mano en el pecho, y decidió que ese hombre ya no le agradaría. Le entregó su celular junto al de su hermano para luego soltar un bufido, ¿en serio era necesario toda esa estupidez? Su único consuelo era que los fines de semana podría tenerlo y en la semana podría llamar a Woohyun, por suerte se tenía memorizado su número. Tal vez podría pedirle que actualizara sus redes sociales por él durante esos meses...
    El intercambio entre su hermano y el chico lo devolvió a la realidad, y rodó los ojos mientras caminaban entre las mesas. Sabía que nadie tenía por qué cuestionar cómo iban sujetos, pero Minki a veces sobreactuaba, y por “a veces” se refería a cada maldita vez que algo así sucedía. Aun así no se quejó y se dedicó a buscar una mesa donde no hubiese nadie, dado que nadie tenía pinta de amigable allí, prefería evitar socializar por ahora. Pero tal vez habían entrado algo tarde, porque no encontraba ninguna mesa completamente sola, así que no se negó cuando Minki dijo que sentaran con un chico que parecía demasiado alegre por estar allí. Parecía el mismo chico que había estado cerca suyo q la entrada, y en serio, ¿Por qué estaba tan feliz? No lo pensó dos veces antes de sentarse a un lado de su hermano, sin cuestionarse por qué siempre se mantenían cerca a pesar de que todo lo que hacían era discutir y discutir. No estaba seguro de si saludar a ese chico, toda esa apariencia de alegria podría estar encubriendo algún horrible problema de conducta, pero la voz tímida y tartamudeante del chico lo sacó de su paranoia, por lo que le mostró una sonrisa.
    -Soy Kibum, y él es Minki.-Le dio un golpecito en la mano a su hermano, para llamar su atención.-No seas maleducado.-Le susurró, acercando su rostro bastante al ajeno para decirlo, volviendo a su sitio luego. Se había sentado lo suficientemente cerca como para que sus muslos estuvieran tocándose, y era un calor reconfortante en esa habitación llena de potenciales psicóticos o criminales.-Somos de Daegu, tuvimos algunas horas de viaje, ¿Tu de donde vienes Tae~min?-Alargó su nombre con otra sonrisa pequeña. No había pensado en socializar como una posibilidad real en ese campamento, pero se alegraba de que alguien pareciera amable. Todos allí parecían perros rabiosos, incluido su hermano.
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    Arqueó una ceja a su hermano cuando vio que tiraba su bolso, preguntándose si estaba esperando que llegase algún mayordomo a llevárselo, porque claro estaba que él no se lo llevaría ni aunque le hiciera de esos pucheritos adorables que Minki solía usar en él cuando eran más jóvenes para convencerlo de hacer ciertas cosas. Tal vez extrañaba un poco eso... movió la cabeza ligeramente para sacar esos pensamientos de su cabeza, y levantó la cabeza cuando escuchó a uno de los monitores indicándoles que hicieran una fila. Frunció el ceño cuando escuchó que les quitarían el móvil, ¿no era algo arcaico aquello? Podrían simplemente tomar su celular durante el día y dárselo en la noche, no había necesidad para dejarlos desconectados de la civilización por todo lo que duraba ese campamento de la tortura. Además, sin su celular, ¿como le contaría a Woohyun sobre sus conquistas? Tendría que armar una lista, como hacía la gente un siglo atrás, para no olvidar todos los nombres.
    Cuando vio que Minki ya había tomado su bolso del piso, emprendió la marcha hacia la fila que debían hacer, sin inmutarse por tener a su hermano agarrado de detrás de su remera. Le daba cierta tranquilidad ese contacto indirecto, pero no sabía por qué.
    -Eso no era necesario.-Regañó a su hermano por haber empujado al otro chico, algo completamente innecesario, si empezaban siendo bestias desde el día uno, ¿qué sería d ellos al final del verano?. De todos modos no hizo amago de decirle al chico si quería adelantarse y se dejó colocar en la fila por su hermano, sujetando su bolso con ambas manos frente a su cuerpo mientras esperaba. Soltó un quejido sorprendido cuando sintió un cuerpo cálido pegarse a su espalda, que reconoció rápidamente como Minki, y por el impacto se fue un poco hacia adelante, chocando con el chico frente a él, que era más alto y musculoso que él, que se volteó a verlo con sus ojos saltones antes de adelantarse ligeramente para evitar el contacto, sin decirle nada. Bien, tipo raro, no debía sorprenderse, después de todo, ese campamento era para chicos raros. Volteó ligeramente la cabeza para ver qué había sucedido pero sin querer que su hermano se despegase de él, haciéndolo en el momento justo que Minki se había acercado a hablarle en el oído, por lo que sus rostros quedaron muy juntos. Se quedó congelado un segundo en el que sintió el aliento cálido de su hermano rozar su mejilla, pero sus palabras lo trajeron rápidamente a la realidad, por lo que enderezó la cabeza, carraspeando ligeramente. Era difícil ignorar el tener el mentón de su hermano firmemente sobre su hombro, sumado a todo su cuerpo bien pegado a él, pero hizo el intento.
    -No te preocupes Minnie, para el final del día habré encontrado alguien dispuesto a hacerse cargo de ponérmela dura.- Le susurró de igual manera, con una sonrisa prometedora. La fila delante de ellos avanzó unos pasos, por lo que él lo hizo de igual manera, pero sin adelantarse demasiado rápido, ya que no quería que Minki se despegase de su espalda. Recordó entonces que no sabía por qué el otro se le había pegado de esa forma, por lo que volteó su cabeza de nueva cuenta, esforzándose porque no le afectase demasiado tener el rostro de su hermano cerca del suyo. Vio entonces como detrás de ellos estaba el chico que Minki había empujado, que en ese momento se acercaba hasta pegarse a Minki como una lapa. No lo pensó y se volteó lo suficiente para darle un empujón nada amable en el hombro, separándolo de su hermano. Podía parecer delicado, pero había hechos muchos deportes a lo largo de su vida que le habían dado mas fuerza de la que sus músculos aparentaban.-Guarda tu distancia, maricón.-Dijo, sabiendo que los insultos a la masculinidad eran los que les afectaban más rápido a la mayoría y no porque realmente pensase que “maricón” fuese un insulto. Seguidamente volvió a enderezarse, sin esperarse una respuesta que no le interesaba.
    Escuchó al chico frente a ellos dar su nombre y luego alejarse, por lo que luego fue su turno.
    -Kibum y Minki Kim.-Respondió como su hermano había hecho antes, tomando inconscientemente luego el dedo meñique del otro con el propio para llevarlo en la dirección que les habían indicado.
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