Posts written by Kiyomi 312

  1. .
    8d85e18a7cec19711fa6729fafebdb9b

    QUOTE
    Título: Olas al amanecer
    Fandom: Vocaloid
    Pareja: kaiLen
    Género: Omegaverse. Romance
    Agradecimientos: Maggs, por motivarme a escribir algo pese a mi estado depresivo y mi bloqueo

    ******************************************************************************************


    No recuerdo cuanto tiempo permanecí ahí, de rodillas, sollozando al cielo una explicación, suplicando, a cualquiera que me escuchase, una razón por la cual continuar de pie. Destruido, vacío, sin respuesta alguna a mis plegarias, me levante dispuesto a perderme en el ensordecedor canto del mar. Y, en medio del abrumador oleaje frente a mí, como si se tratase de un cuento de hadas estabas tú. Siempre tú.

    *




    —Entonces… ¿esto es todo? ¿este es nuestro final?
    —Me temo que así es. — respondió distante, provocando en Kaito Shion un escalofrío que recorrió su espalda. No esperaba que ella lo dijera de esa manera, al menos, buscaba en sus ojos un poco de arrepentimiento, un atisbo de algún camino que le diera el permiso de luchar por lo que no sabía que estaba perdido. Sin embargo, no encontró nada que pudiese salvarlo.


    Como si se tratase de una oda a su miseria, comenzó a escuchar el estruendoso sonido de la lluvia golpetear contra los cristales de la ventana, opacando los latidos que amenazaban con perforar su piel. No sabía cómo reaccionar, tan solo se levantó y camino hacia ella, acomodando el abrigo sobre sus hombros como solía hacerlo, recordando cuando lo habían ido a comprar. Era navidad y, aunque no llovía como ahora, sí parecía que la ciudad quedaría inundada en cualquier momento por la nieve. Kaito había elegido el color del abrigo, un tono rojizo que lograba contrastar de manera elegante contra la palidez de su pareja, pensó que ese abrigo estaba hecho para ella y sólo para ella. Ahora, pensaba que quizás había sido un error comprar un color tan llamativo, uno difícil de olvidar.


    —Está haciendo mucho frio. Si quieres, puedo llevarte yo mismo a la casa de tu madre, no sería molestia.
    —Kaito, detente. — dijo con firmeza apartando la mano del hombre. —Siempre haces esto, ¿puedes escucharme tan solo una vez? Se acabo. Mi hermano ya está abajo esperándome con el auto. Sólo… sólo cuídate, ¿sí? Esto tambien es difícil para mí.
    —Entonces, ¿por qué?
    —¿Por qué?
    —Si es difícil para ti entonces no lo hagas. Puedes decirle a tu hermano que se vaya, podemos hablarlo Luka, podemos…
    —¿Podemos, Kaito? ¿En serio crees que podemos luego de estos años? ¡No hay nada de qué hablar! ¿crees que en una noche puedes arreglar cinco años de miseria?
    —¿¡Miseria!? ¡¿Qué hice mal?! ¡Te di todo lo que querías! Todo… siempre. Si deseabas algo enseguida lo conseguía, te di mi cariño, mi amor, mi tiempo, mi vida… ¿Cuándo dejaste de amarme?
    —¿Todo?— bufó— Ah, sí claro, me diste todo, Kaito. Me diste todo. Todo, menos tiempo. Al inicio eras tan atento, tan considerado, pero tan pronto tomaste el mando de esa estúpida empresa yo quede atrás. ¿Quieres saber por qué? Tal vez fue tu falta de responsabilidad afectiva, tal vez fue que simplemente te deje de amar. Trate de ser empática, te juro que intenté hacerlo pero después había noches en que no regresabas, semanas en las que no estabas. Cuando perdí a nuestro bebé, ¿en dónde estabas, Kaito? Te diré donde, en un viaje de negocios claro y sólo me compraste joyas y comida cuando te enteraste, pero no un boleto de avión para venir a verme. Trate de aferrarme a la idea de ti, de tu antiguo yo, del Kaito del que me enamore en la escuela media, pero es tan difícil. Me siento tan sola. Todo el tiempo. No es una decisión fácil, ¿sabes? Realmente te amo, Kaito. Pero, no pienso perderme por salvarte.
    —Por favor, Luka, sin este trabajo no podría darte esta vida de lujos, lo sabes. No podría darte todo lo que le prometí a tus padres.
    —Yo nunca te lo pedí. Todo esto… lo hiciste por ti, no por mi— sollozo y Kaito sintió como su corazón se apretujaba, siempre había odiado ver a su amada llorar. Luka suspiro, abriendo la puerta. — Lo intente. Intente todo, pero no puedo más. Lo siento, pero no soporto la sola idea de quedarme un día más en estas paredes vacías. No sabes amar, Kaito, no sabes estar con alguien más. No soy una esposa trofeo, ni una mascota. No me gusta mi vida actual, no me gusta estar con alguien que cree que algo material puede hacerme feliz. Quédate con tus lujos— expresó quitándose el anillo de piedras, entregándoselo al paralizado alfa. —Nunca los necesité.
    —Luka, dame una oportunidad, ¿sí? Te amo, más que a nadie en el mundo y sé que tú también. ¿recuerdas nuestros votos?
    —Los recuerdo. Pero no te amo, ya no más. No puedo amarte. El corazón cambia, Kaito, aprende eso.
    —Luka, por favor…
    —Cuídate, Shion.


    *




    Silencio. Todo lo que quedaba tras la partida de Megurine Luka era un abismal silencio. Cuatro años en los que Kaito Shion había estado regresando a un hogar vacío lleno de recuerdos. Cuatro años en los que, después del trabajo, se recostaba y se dedicaba a revisar las redes sociales de su exesposa. Sabía que debía pasar página, salir adelante y desearle lo mejor a su pareja. Pero, simplemente no podía hacerlo.


    Decidido a volver a colocar el casete que Luka le había obsequiado en algún aniversario, gruñó al verse interrumpido por el sonido de su celular. Quiso ignorar la llamada, sin embargo, al ver el nombre del contacto en pantalla respondió al no desear un nuevo sermón por parte de su amigo.


    —Creí que a esta hora estarías viendo el Facebook de tu exnovia, me alegra que me respondieras.
    —En primera es exesposa, no exnovia. En segunda, ¿qué quieres Gakupo? Estoy ocupado.
    —Perdóname Mr. ocupado. No quería interrumpir otra deprimente noche escuchando ese desgastado casete mientras te lamentas de tu pasado— respondió enrojeciendo inmediatamente a Kaito, quien abandono el pequeño objeto y regreso a su cama— Ahora que tengo tu atención, me gustaría pedirte un favor pequeño. No hagas planes el viernes.
    —¿Qué? ¿Por qué no?
    —En vista de que no has hecho nada más que lamentarte por una omega estos años, he decidido que como buen amigo te presentaría a alguien.
    —Gakupo— suspiró— No necesito que me presentes a alguien, tengo 40 por Dios, no soy un niño.
    —A veces te comportas como tal— Debatió, añadiendo antes de que su amigo pudiese continuar— Sólo conócelo, ¿sí? Te prometo que no te vas a arrepentir. ¿Puedo hablarte de él?
    —No me vas a dejar negarme.
    —No es como si tuvieras otra cosa que hacer— respondió, y Kaito juró que podía ver su sonrisa aun a través de la línea por su victoria— Sabes que hace poco decidí aprender surf— dijo, pese a no recordarlo, Shion sólo asintió como si Gakupo estuviera frente suyo— es mi instructor. Es realmente bueno con las olas! Ni siquiera en videos he visto a alguien así. Es un chico genial, es pequeño y un rostro tan angelical. Amigo, imagina mi sorpresa cuando me dijo que estaba soltero. Tiene 24 años y…
    —¿Qué? ¡Es un bebé! ¿me quieres presentar a un niño? Esos no son mis gustos.
    —Relájate, ni siquiera eres tan grande. Y no es un niño. Como te decía, estoy seguro de que te gustara, el chico es totalmente tu tipo. No sólo es instructor, tambien trabaja como médico, ¿Qué la empresa donde estás no es una farmacéutica? ¡Es el destino! Le hable de ti y se mostró interesado. Vamos amigo, sólo una noche.
    —vaya, parece que estás muy bien informado, ¿Por qué no lo invitas a salir tú y me dejas seguir ahogándome en la miseria?
    —Sólo una noche— repitió— Sal con mi instructor una noche. Si no te gusta, prometo que no volveré a presentarte a alguien. Por favor… estoy preocupado por ti, Kaito. Luka y tú se divorciaron hace cuatro años y desde entonces has cambiado tanto. Tengo miedo de que puedas hacer algo…
    —No hare nada de eso— interrumpió Shion, aunque ello se sentía como una mentira— Esta bien— cedió en un suspiro profundo, mirando el anillo de bodas sobre la mesita de noche— Una noche— recalcó— Nada más.
    —¡Genial! No te arrepentirás, ¡Ya verás! Ya hice la reservación del restaurante. Te enviare la hora y el lugar, ¡debes ir!
    —¿No me pasaras su número?
    —¿Para qué sabotees la cita antes del viernes? Ni loco! Sólo te diré que es un chico rubio, ojos azules, piel tan blanca como la nieve. Parece un pequeño hámster, y tiene un dulce aroma a fresas. — explico pacientemente, haciendo énfasis en las últimas palabras al conocer el amor de su amigo por aquel fruto— llama bastante la atención. Ah, te enviare algunos videos que me gustaría que vieras. Nos vemos amigo, cuéntamelo todo, te dejo seguir en tu miseria hasta el viernes.


    Colgó sin darle tiempo a Shion para protestar. Cuando vio la cantidad de videos que enviaba el contrario los miro con curiosidad.


    —¿Señas para principiantes?


    Se pregunto, girando sus ojos al creer que se trataba de otra broma del menor. Volvió a entrar a las redes sociales de Megurine Luka, sintiendo una fuerte punzada en su pecho al ver las fotografías de la omega con su nueva pareja. Volvió a observar el anillo de compromiso y el lugar vacío a su lado, tomando una decisión.


    —Gakupo tiene razón. Si Luka pudo superarme, yo tambien puedo. Se lo mostraré. — Juró, tomando el anillo para meterlo en el cajón. Volviendo a sacarlo tras unos minutos, mirándole en silencio hasta dormir.


    *




    Como había prometido, la noche del viernes se encontraba esperando al misterioso omega que Gakupo había decidido presentarle. Dio una rápida mirada al restaurant que había elegido el alfa. Era elegante, pero al aire libre, donde podían ver el suave oleaje de inicio de primavera, su favorito. Miro su reloj, las 7:30, venia tarde y se preguntó si tendrían tiempo para realizar todas las cosas que había planeado hacer.


    Para su sorpresa, se encontraba entusiasmado por tener una cita después de cuatro años. Pese a su negativa inicial tenía una lista que deseaba cumplir hasta el amanecer. Se preguntaba constantemente como lucia, tenía 40 y le había dado sus mejores años a su exesposa, por lo que, le ponía ansioso el conocer a alguien tan joven como lo había descrito su amigo.


    Ansioso, tomó la cuchara y volvió a acomodarse su cabello por el reflejo de este, preguntándose si había vestido demasiado formal hasta que, el suave tacto de alguien lo devolvió a su realidad, haciéndolo soltar la cuchara de inmediato, volteando hacia arriba.


    Ahí estaba él. Un joven de deslumbrante sonrisa y cálido mirar acompañado de un embriagante aroma, que Kaito sintió podria desmayarse en cualquier instante. Pensó que la descripción de su amigo no le hacía justicia al omega frente a él. Le sonreía tímidamente, acomodando un rebelde mechón tras su oreja. Vestía un par de pantalones caqui y una blusa con corte “V” en el pecho en una tonalidad blanquecina, llevando las mangas hasta los codos. Tenía un collar con el diente de un tiburón colgando. Lograba divisar una parte de un tatuaje floral sobre su hombro y parte de su pecho, sonrojándose de inmediato al notar la mirada tímida del rubio ante el intenso escaneo del mayor.


    Y, como si fuese una brisa marina en pleno alba, Kaito Shion permitió que le ahogara en la magnitud de su calidez, hasta que el blondo carraspeo.


    —¡P-perdón! —grito enseguida, levantándose— Soy Kaito Shion!— dijo en voz alta, haciendo una reverencia cuando fue interrumpido por el rubio quien había dado un beso en su mejilla, provocando que su rostro hirviera en un intenso rojizo— debí suponer que eres extranjero…— murmuro para sí mismo, yendo tembloroso hacia el asiento del menor, para poder indicarle que le acompañara. —Lo siento, ¿Cómo te llamas? — preguntó, a lo que el rubio sólo le miro con una sonrisa decepcionada, desconcertándolo, preguntándose si le había ofendido.


    Enseguida, el blondo comenzó a realizar algunos movimientos con sus manos, a lo que Kaito inclino su cabeza con curiosidad, imitando sus movimientos.


    —No comprendo… ¿tengo algo? ¿estamos jugando? —Preguntó, sintiendo su corazón apretujarse al ver su expresión dolida. Vio como el rubio sacaba su celular y comenzó a teclear con rapidez, mostrándole la sección de notas.— Me llamo Kagamine Len— leyó en voz alta, mirándole confundido. — Soy sordo… ¡¿Sordo?! —Volvió a gritar mirándole boquiabierto, recordando los videos que le había enviado su amigo y que había ignorado— ¿Tampoco puedes hablar?
    —Puedo— respondió ofendido, provocando que la piel de Shion se erizara al escucharlo. Suave, melodiosa, que creyó era irreal— Pero es incómodo porque no puedo escucharme. — continuo. ---Lo lamento, creí que Gakupo te había enviado los videos— dijo con tristeza— está bien, no te preocupes. Puedo leer tus labios siempre que hables lento. — sonrió— ¿ordenamos?
    —S-sí— respondió ocultando su rostro contra la carta del menú, arrepintiéndose de haber hecho distintas reservaciones para su cita sin conocer la condición del omega. No podía cancelarlas, y no deseaba dejar ir al omega por lo que decidió llevarlas a cabo, después de todo, debería salir bien, ¿no es verdad?— Lo siento. He pedido mariscos como entrada.
    ---Ah... no me gustan los mariscos---respondió incomodo
    ---¡Perdón! es que es una ciudad costera, creí que te gustarían.
    ---No soy de aquí--- carcajeo con suavidad ansioso--- está bien, supongo que Gakupo no te lo dijo. No te preocupes, cambiaré mi parte, ¿está bien?
    ---S-sí--- se encogió de hombros, hundiendose en su asiento, deseando que el suelo se lo llevara al mar, donde nadie más pudiese encontrarlo.

    *




    Nada estaba saliendo bien.

    La última vez que Sali en una cita con alguien fue un año antes de mi divorcio por lo que no sé que esta de moda actualmente. Tuve que dedicar dos días de búsqueda en los mejores lugares para citas. Sin embargo, ¿no pudo Gakupo avisarme antes que mi querida cita tenia cierta… peculiaridad? No. No pudo y ahora me encuentro aquí, ansioso, a la espera de algún rechazo.


    Por más de mi insistencia, Kagamine Len no negó el plan que había elaborado para nuestra cita, cortesía quizá. Lo primero fue llevarle a una obra musical. Por supuesto, al no poder escuchar, sólo miraba como se esforzaba por disfrutar la obra. Debí haber elegido asientos más cercanos al escenario en lugar del balcón. Quise preguntar que le había parecido, pero tuve que reservarme.


    —Me gustaron los vestuarios— dijo al notar mi mirada baja, colocándose delante de mí, imitando uno de los movimientos— Antes de venir aquí, solía ir a Broadway con mi hermana, siempre me han gustado las obras musicales,
    —¿Y porque dejaste de ir? —pregunte, sonrojándome de inmediato al darme cuenta de la pregunta— L-Lo siento, no quise decir…ah… perdón. —murmure, él sonrió volviendo a mi lado.


    El segundo punto de nuestra cita era una película. De acuerdo con la cartelera y a internet, la película popular actual entre los jóvenes es una de cine experimental. Por fortuna, solo estaba subtitulada, el cine debería estar bien, ¿verdad?

    *



    No estuvo bien.


    No había palomitas de mantequilla, sólo naturales, ¿Quién come palomitas naturales?


    La única soda que había era una de alguna marca desconocida que no nos atrevimos a probar al ver el color. Tuvimos que comprar un par de malteadas pero, cuando nos dirigíamos hacia nuestros asientos, no logré ver los escalones y terminé por tropezarme contra mis pies, derramando todo lo que podía derramar sobre la espalda de mi querida cita quien no tardo en dejar escapar un quejido por el cambio brusco de temepratura.


    Él solo sonrió, incomodo, levantando su mano para indicarme que no había problema.


    La película tampoco era buena. Ni siquiera logré entenderla. No me atreví a mirar si Len lo estaba disfrutando o no.


    Mire el reloj, ¿tan rápido era media noche?


    Nuestra ultima parada, era una especie de concierto indie en la playa de algún grupo local que tocaba en la madrugada. Para mi fortuna, el joven omega acepto ir.


    He estado tan incomodo que no me he atrevido a hablar. Quiero conocerlo, quiero saber más de él. No me atrevo. Luka tiene razón, no sirvo para esto, no sirvo para nada.


    Suspire pesadamente cuando llegamos al lugar. Honestamente, se miraba más interesante en su sitio web. Era un pequeño escenario de madera al lado del mar, no había asientos, ni comida, solo una mesita a unos pasos del escenario donde vendían camisetas y CD’s del grupo llamado “Cherry beach”, extraño nombre.


    Debido a nuestra desventura y a las tiendas cerradas me ofrecí a comprar una playera para mi cita. No contábamos con que estaría al doble de su tamaño, por lo que dejaba ambos hombros al descubierto, él sonrió con cierta picardía y posó para mí, lo que me hizo bajar la mirada de inmediato, ¿es normal que a mi edad sienta como mi corazón romperá mi pecho?


    —¿A dónde está mirando, Mr. Shion?— cantó tomando mi mentón para levantar mi mirada— ¿No piensas que me veo atractivo? No puedo leer tus labios si no me miras, ¿no lo piensas?
    —Te ves lindo— respondí enseguida sin mirarle, manteniendo mi cabeza alzada. Realmente era lindo, ¿es posible que un omega sea tan brillante en plena noche?
    —Lo sé— pavoneo, abrazando mi brazo. Por un instante, pensé en como las luces de la decoración, alzaban aun más su belleza, ocasionando que la bruma de mi mente se disipara— Nunca creí que estaría en un concierto de este grupo en una cita. Sobre todo, porque ni siquiera puedo escuchar.
    —¿Es extraño? — pregunte sintiéndome un idiota. Claro que es extraño, ¿Quién en su sano juicio llevaría a un sordo a un concierto junto al mar?— No te preocupes, la música no es realmente buena.
    — El vocalista es mi ex. — soltó. Nunca había deseado tanto que la arena me tragara como ahora.
    —Ah…acabo de comprarte una playera del grupo de tu ex. — dije con una risilla nervioso, desviando mi rostro avergonzado, ¿hay algo que puedo arruinar más?
    —No puedo ver tus labios si te volteas así— repitió, tomando mis mejillas para obligarme a verlo. Jamás quise besar tanto a alguien como ahora. Él bajo su mirada. Miró al escenario y después inclino su cabeza, analizando mi expresión. —Ey, no te preocupes. No estuvimos mucho tiempo juntos y si te hace sentir mejor, no es tan guapo como tú. —Aseguro, pero era mentira— Además, ¿sabes lo incomodo que es que te dediquen canciones y sólo puedas leer las letras? ¡es lo peor!
    —¿Ya eras sordo cuando lo conociste?— pregunte, tragando al darme cuenta de mi pregunta— Lo siento. No me respondas si no deseas.


    Silencio. Lo único que podía escuchar era la música de aquel extraño grupo. Por una razón, como si se tratase de un fantasma encadenado a mi memoria, vi a Luka. Usaba ese abrigo al rojo vivo y me miraba con decepción. Sentí que me ahogaría entre los gritos de los adolescentes hasta que Kagamine Len, como una ola en plena primavera, tomó mi mano haciéndome volver.


    —¿Realmente quieres estar aquí? — preguntó mirando al grupo y después negó— no creo que quieras estar aquí. ¿Puedo llevarte a otro lugar? — sólo pude asentir, ¿se hartó de mí? Luka. Mi Luka, ¿tenías razón?


    Kagamine Len comenzó a avanzar lejos de la multitud, lejos de las luces de la ciudad. Pronto, lo único que nos hacía compañía eran las estrellas reflejadas en el inquieto mar. No recuerdo siquiera cuanto tiempo caminamos. Sólo sabia que ahora mis latidos comenzaban a calmarse. Por alguna razón, este hombre, este gentil hombre me causaba tanta paz, ¿realmente soy merecedor de esta calma?


    —Llegamos.


    No había nada realmente. Sólo un viejo puente de pesca que llevaba al mar. Pese a ser de noche podía notar la humedad de la madera. No parecía seguro. Y, ante todo pronóstico, Kagamine Len comenzó a quitarse los zapatos y los calcetines, alzo sus pantalones hasta las rodillas y comenzó a caminar. Al notar que no lo seguía se giró mirándome curioso.


    —Tu traje se mira caro, te sugiero quitarse aunque sea los pantalones.
    —¿Q-Quitarme los pantalones?
    —¿Prefieres que los quite yo?— carcajeo volviendo hacia mí, tomando mis manos— Sólo álzalos como yo, a no ser que no te moleste un poco de agua salada.
    —¿De verdad nos sentaremos ahí?— pregunte señalando el puente— No parece seguro.
    —Es más firme de lo que se ve. No puede salir mal.


    Te sorprendería la cantidad de cosas que salieron mal hoy.


    Suspiré y obedecí caminando hacia él, inmerso en la manera en que la luna parecía bañar cada parte de su cuerpo, contrastando contra su cabellera dorada. Un verdadero príncipe.


    Terminamos por sentarnos al final del puente, tensándome al oír el peligroso crujido de la madera. Por supuesto, soy más grande que este omega, por lo que no podía evitar que en cualquier momento se rompería. Él tomó mi mano y señalo el cielo, bajando sus pies contra el agua. Hice lo mismo, dejando salir un quejido por lo frio del agua en plena primavera.


    —Tenia miedo de que no aceptaras salir conmigo— Habló tras un pequeño silencio, sin mirarme— La gente suele rechazarme cuando se enteran de mi condición. — continuo, señalando sus oídos con una sonrisa ansiosa. —No siempre fui sordo. —Dijo.
    —Si no quieres hablar de ello esta bien. No te preocupes, admito que metí la pata señalándolo. —Me disculpe, pero él volvió su vista a la luna. Por supuesto, no me escucho y comprendí ese mensaje.
    —Soy médico, ¿sabías? Antes de venir a esta ciudad costera, antes de dejar mi vida atrás, era un medico militar. Hacia constantes viajes. Conocí muchos lugares maravillosos. Pero, en este tipo de trabajo, hay tantas cosas buenas como las hay malas. Hace 4 años viaje a una de las zonas más peligrosas de África. Siempre fui una persona descuidada, “intocable”. Mi hermana solía regañarme por ese complejo de héroe. — suspiro, encogiéndose de hombros— Un día vino un niño por atención médica. No sabíamos que pertenecía a una pandilla. Por la noche, la pandilla contraria vino a terminar lo que comenzaron y lanzaron una bomba. Una tras otra. Yo me encontraba en servicio y no alcance a escapar a tiempo. Me aturdieron. Mis oídos se dañaron, creí que solo sería pasajero pero, tras ver que el diagnostico no mejoraba regrese a New York para un mejor diagnóstico. Mi paciente perdió la vida, y en cambio yo perdí la audición. Fue muy difícil volver a adaptarme, aprendí lengua de señas para evitar hablar. Me es incomodo no escucharme. Pero poco a poco logre adaptarme. Pasaba noches recordando esa noche hasta que mi madre me conto de esta ciudad. No estaba seguro de venir, digo, no estoy acostumbrado a este entorno. Pero lo hice. No me arrepiento de hacerlo. Comencé a dar clases de surf los fines de semana y comencé a trabajar en el pequeño centro médico. No es como mi antiguo trabajo, pero me he adaptado. Perdona, ¿es muy deprimente contar esto para una primera cita, verdad?


    Sonrió. Aun con el manto de la noche fui capaz de ver sus lagrimas caer. No me resistí y salte sobre él para abrazarlo, provocando que la vieja madera venciera, cayendo ambos al helado mar. Len se aferró a mí con fuerza, sin saber si era por la caída o por el dolor que significaba dejar toda una vida atrás y comenzar de nuevo. Lo entendía pero no era lo mismo.


    Luka rompió todo lazo conmigo hace cuatro años y Len, perdió su audición hace cuatro años. No era lo mismo, pero ambos habíamos perdido una parte importante de nuestras vidas, ambos tuvimos que empezar de cero. Nos volvimos extraños y aun nos estamos buscando.
    Sin pensarlo terminé por besarlo. Él no se negó y continuo. El mar nos golpeaba con suavidad, empujando nuestros cuerpos uno contra el otro.
    Sentía como la tela se pegaba contra piel mientras que el agua comenzaba a calentarse.


    Y sin saberlo, el alba había comenzado a levantarse sobre nosotros.


    —Ah, que desperdicio— dijo Len tocando mi traje con tristeza— no quería que se mojara. Lo siento, no sabia que se rompería. Te lo pagaré.
    —Fueron muchas disculpas hoy. Dejémoslo así, ¿te parece si como pago, me aceptas una segunda cita?

    Pregunté. Él sonrió, tan grande, tan brillante y saltó sobre el mar hacia mis brazos aferrándose con firmeza. sentí la fuerza de sus brazos y correspondí, sosteniendo en cambio su cintura.

    ---Eres extraño--- declaró, dejando que sus ojos comenzaran a lagrimear, ¿era el oceano de su corazon saliendo finalmente a la luz?---Te la pasas disculpandote. Nunca conocí a un alfa que fuese algo torpe. Pero es lindo. Me gusta. Me gusta que seas lindo--- respondió con cariño acariciando mis mejillas, apartando poco a poco las lagrimas que comenzaron a humedecerlas---No te conozco, y me pareces extraño, ¿es normal que quiera besarte tanto? ¿Es normal que quiero estar contigo pese a sólo conocerte un par de horas? ¿aunque me llevaste a un extraño musica, derramaste una malteada sobre mi y me compraste una playera de la banda de mi ex? ¿Porque me siento tan cómodo en tus brazos, Mr. Shion?

    Cuando se separo admire la manera en la que el sol parecía salir detrás suyo, como si se tratase de una celestial aura de la que él solo era digno.


    Recordé a Luka. Sí, tenia razón. El corazón cambia.

    ---Sí. Me gustaría que tengamos una segunda cita, Kaito Shion. ---Frotó su mejilla contra la mía y sin dudarlo correspondí--- Quiero saber más de ti.


    Len volvió a besarme, como si lo hubiera esperado una vida entera.


    Juro que el amanecer jamás se vio tan brillante que como aquel día en que finalmente nos encontramos.


    **************************************************************************************

    Hola Hola mis amoreeeees aaaah hace mucho que no participaba en un reto, y tan tarde! ahora mismo me siento como si estuviera entregando una tarea contra reloj XD pero realmente queria participar
    he estado deprimida y con un fuerte bloqueo así que puede que este escrito se sienta distinto a como suelo escribir, sobre todo porque se me dificulta escribir one-shot, me disculpo por ello TwT no estaba segura si subirlo o no, al final mi amiga terminó por convencerme (aunque aun me siento insegura)

    aun así espero les haya gustado tanto como a mi
    Los amodoro chingos!

    HASTA MAÑANA!
  2. .
    Waaaaah me encanta la temática!!! Espero el tiempo me alcance qwq
  3. .
    Capítulo 21: Reunión


    Me entregaste tu corazón en primavera junto a un campo de girasoles. En verano, te entregué mi cuerpo en medio del mar, en otoño te alejaste entre las hojas y en invierno, comprendí que no fuimos más que un romance de cuatro estaciones.

    Avanzaste. Traté de seguirte pero decidiste anclarme en tu recuerdo. Avanzaste, y yo me quedé aquí, esperando el nacimiento de la primavera en aquel campo donde te conocí.



    *



    De nuevo, estoy dentro de aquel bosque. Sin embargo, esta vez, no estoy solo. Frente a mí, una figura conocida me observa detenidamente. Intento gritar, pero no soy capaz de escucharme. Él me mira y me siento afligido. Suspira y levanta un arma. No me apunta. En cambio, dirige lentamente el cañón hacia su sien y, ante el abrumador silencio, escucho el sonido del cañón girar. Grito con más fuerza y comienzo a correr en dirección a él pero, antes de poder detenerlo, Kagamine Len dispara. Limpio, ensordecedor, obligándome a despertar.

    Nuevamente, un sueño. Desde aquel extraño encuentro con Fukase no he dejado de tener todos esos extraños sueños con Len. El escenario cambia pero el final siempre es el mismo. Él está frente a mí, siempre sosteniendo un arma de fuego. Él siempre sonríe, pero su mirada es vacía, tan áspera y profunda. Él muere y yo, nunca puedo detenerlo. No nos hemos visto desde aquel encuentro, ni siquiera he logrado regresar su celular. No comprendo del todo, ¿Qué es lo que me esta deteniendo?


    Mi mente da vueltas. Me siento tan ansioso, ¿es normal sentir gusanos en el cerebro cuando piensas en tu novio y tu exnovio a la vez? No. Por supuesto que no es normal, pero de igual manera estoy solo y no sé cómo puedo enfrentarlo…


    —Demasiado interesante la clase, ¿verdad?— pregunta Gumi con sarcasmo terminando de guardar mis cosas, interrumpiendo mis pensamientos, ¿en qué momento me quede dormido?— Creí que tendría que dejarte aquí.
    —Gracias…— respondo tomando mi mochila dispuesto a marcharme. Sin embargo, en cuanto intento levantarme, Gumi me obliga a tomar asiento de nuevo. La miro con curiosidad y ella tan sólo sonríe, pero no lo hace con la mirada. Es una expresión pesada, una mueca desagradable que solo hace cuando trata de contenerse. Ella alza una ceja y yo intento adivinar que la habrá hecho enojar esta vez.—¿Todo bien?— pregunto con esperanza de que hable o me de algún indicio de que pudo haber detonado aquella expresión. Por supuesto, no logro averiguarlo y, al ver mi falta de información, tan sólo suspira; mostrándome enseguida el enorme pompón rosado que sostenía las llaves de su auto, moviendo a la par su cabeza en dirección a la salida.


    Este día, Len había faltado nuevamente a clases y, para mi sorpresa, Rin tambien lo había hecho. Ni siquiera la encontré en el campo de futbol durante el receso, y sus compañeras de equipo no sabían nada, lo que hacía más sospechosa la actitud de Gumi. No celebraba, no hablaba mal de ella. Me llegue a preguntar si finalmente habían hecho las pases mientras me encontraba inmerso en mis pensamientos y en ser un buen anfitrión temporal para Fukase, pero me lo mencionaría, ¿no es así?


    —Te llevaré, vamos.
    —Woah, ¿a qué se debe el honor?
    —¿No quieres?
    —No es queja— sonrió— Sólo quiero saber, ¿necesitas que cargue tus bolsas de compras de nuevo? Porque esta vez le tocaba a Gaku…
    —Sólo deja de hablar y camina.— corta mi pequeña broma de un tajo y se dispone a caminar hacia la salida.


    Definitivamente, está enojada.


    —¿Sigues molesta?— pregunte suspirando por nuestra platica de hace tres días. Antes de poder siquiera llegar a las puertas del salón había sido derribado por Gumi, quien me sacudió violentamente sin dudarlo exigiendo alguna explicación de lo que había visto, por supuesto, solo brinde detalles de lo que sabia, evitando que su enojo creciera, misión en la que creo fracasé.— ya te lo dije, Len y yo seguimos siendo pareja le puedes preguntar tú misma. Fukase está quedándose temporalmente mientras encuentra un buen departamento cercano a su trabajo y ya está todo bien entre nosotros. No tengo intención de volver con él, actualmente soy muy feliz con Len— comenté orgulloso, porque era verdad— no tienes por qué preocuparte, ¿sí?
    —No es eso lo que me preocupa— murmuró sacando una paleta de dulce de su bolso, comenzando a masticarla tan pronto la metió en su boca. Esa era una alternativa que Gakupo le había enseñado para evitar que continuara mordiéndose las uñas cada vez que se sintiera tensa, por lo que solo logro contagiarme su ansiedad.
    —Gumi, ¿pasa algo? —Pregunté encogiéndome de hombros a la espera de una respuesta, mas ella tan sólo se giró y estiró su mano.
    —Celular.
    —¿Para qué lo quieres?
    —Celular, ahora.


    Suspiré cediendo a su petición. Entregándoselo. Ella lo apaga y lo guarda en su bolso permaneciendo en silencio hasta que llegamos a su auto.


    Me senté en el asiento de copiloto encendiendo la radio para evitar un futuro vacío silencioso, esta vez ella no se niega y comienza a conducir. Trato de analizar sus expresiones. Aunque su rostro es serio, permanece sereno, estaba ideando un plan, el problema era que… ¿para qué?


    —¿Por qué apagaste mi celular? —quise saber mientras que alguna cantante Pop expresaba en una solitaria melodía como el amor se había terminado tan pronto una tarde de verano, mi estomago se revolvió sin conocer muy bien el motivo del porqué. creí que se negaría a responder pero ella tan sólo suspiro. Tan pronto detuvo el auto al ver la luz roja, saco su celular del bolso entregándomelo. —Comienzas a asustarme…
    —Ve a mis mensajes y entra al chat del número desconocido. —Lo hice.
    —Hay un video. --- Su voz tembló mientras soltaba esas palabras a la par en que sus manos contra el volante haciendo rechinar el cuero rojizo bajo sus lánguidos dedos, aprieta sus dientes y mira la carretera con enfado encogiéndose de hombros, conteniendo un gruñido—No… no he tenido la oportunidad de mostrártelo. Quisiera que no lo vieras, me gustaría que ni siquiera existiera, pero debes verlo porque es importante. Necesitas verlo.
    —¿Qué está sucediendo?
    —Sólo míralo. Iremos a casa de los Kagamine y lo que quieras discutir, lo haremos entre todos, como un equipo. Sí. Un equipo que encontrará una solución.
    —¿Len está..?— indague con miedo, ella tan sólo negó lentamente con una sonrisa vacía, hueca y una mirada que creí por un instante, me ahogaría en su miseria.


    No me atreví a preguntar más. Revise el contacto que me dijo. Nada escrito. únicamente la miniatura oscurecida de un clip. Tragué profundo sintiendo como mi corazón se detuvo en cuanto reconocí el lugar. Al ver mi negativa, ella me quito el celular con gentileza y presionó el botón de reproducir en cuanto el semáforo cambio a verde. Comencé a ver el video. Inseguro. Atemorizado. Podía ver a Len con claridad aquella noche en la bahía, el cómo había sido tomado por primera vez como un humano y no como un juguete, y, aunque no se alcanzaba a distinguir sabía que el hombre que estaba sobre él era yo, no había dudas que era yo. Deje caer el celular horrorizado. No me atreví a terminar de verlo. Mi corazón comenzó a correr como loco mientras que las paredes del auto comenzaban a cerrarse sobre nosotros. Enseguida, Gumi se detuvo al lado de un baldío para dejarme bajar y vomitar. Ella no bajo del auto y yo, me sentí tan indefenso contra esa áspera pared. Mis piernas temblaron y tuve que hacer un esfuerzo para no desmayarme. Esos éramos Len y yo, alguien nos había estado observando y no sólo eso. Ese alguien nos grabó. Mi cabeza comenzó a dolerme hasta creer que explotaría a la par de mi pecho. Las náuseas no se iban mientras que todo a mi alrededor parecía sacudirse sin descanso.

    Ruidoso. Todo era tan ruidoso. Me está matando, ¿Porqué no se callan? ¿POR QUÉ ESOS MALDITOS GUSANOS NO SE CALLAN?!

    CORREN
    CORREN
    CORREN

    ALGUIEN DETENGALOS
    POR FAVOR
    POR FAVOR

    DETENGANLO

    Giré mi cabeza para mirar a la amiga que no se atrevía a mirarme, quería su consuelo, quería que calmara el ruido de mi mente aunque no lo mereciera; me sentí asqueado, abandonado y traicionado por un desconocido. Ese video había llegado a sus manos, ¿Quién más podría ser dueño del mismo? ¿Quién podría odiarnos para enviarlo ahora, después de tanto tiempo?


    En un instante, todo se vio inmerso en las tinieblas de mi pecho. El sueño se repetía, pero esta vez estaba yo solo. La angustia crecía en mi mente tejiendo una maraña de pensamientos que no lograba escuchar. Una voz, dos voces, todas disparejas, corriendo de un lado a otro como balas a medianoche. El sueño vuelve, y mis piernas parecen hundirse en la marea sólo que, sé que no estamos en la playa, sé que no estoy en el mar, ¿acaso esto es real?


    Un parpadeo. Dos parpadeos. Al tercero tenia a Gumi frente a mi hablando y sosteniéndome de los hombros para intentar hacerme tomar una botella de agua. No la escuche. Por más que quise hacerlo no lograba oír su voz, en cambio, sólo podía oír la voz de mi padre repitiéndome lo mucho que sufriría por mis elecciones. Ella me abrazo con fuerza mientras murmuraba palabras suaves, tan dulces intentando calmarme. Y, aunque su voz era armoniosa, mi padre continuaba ahí, observándome a través del reflejo de mis lágrimas.


    Ahora podía entender el peso de aquellas palabras que creí enterradas en mi jardín.


    *




    —Sabes que tarde o tempano volverás a la escuela, ¿verdad?
    —Quisiera no hacerlo— respondió Kagamine Len, desviando su mirada tan pronto su hermana carcajeo.
    —Sabes que no se permite la educación en casa, papá cree que debes socializar. —recordó, girando enternecida su mirada al escuchar el gruñido de su hermano, mirando de reojo su celular al ver una notificación. —Es Gumi.
    —¿Gumi? ¿La amiga de Kaito? Creí que la odiabas.
    —No la odio, sólo no la soporto. Me parece una persona, ¿Cómo decirlo? Presumida, egocéntrica y demasiado hueca. Siempre te llama por esos apodos tan horribles. Me gustaría tanto arrancarle esas extensiones una a una para que sienta una parte de tu dolor, de nuestro dolor. Y eso no sería suficiente.— respondió Kagamine Rin terminando de limpiar el rostro de su hermano, sonriendo maternalmente ante su trabajo— pero esta vez es diferente.
    —Se trata de Kaito y de mi— suspiro, dejando que su hermana lo sentara entre sus piernas para comenzar a peinarle, permitiendo que su cuerpo cediera a su tacto, tal y como en su infancia.
    —¿Has podido comunicarte con él?
    —No se a conectado al juego… Toy dice que tampoco lo a visto en el servidor.
    —Bueno, de igual manera vendrá y entre todos podremos pensar la mejor solución.
    —¿Cómo estas tan segura? —Pregunto girándose a ver a Kagamine Rin, descubriendo una sonrisa brillante, una que solo su melliza hacia cuando tenía asegurada una victoria logrando calmar la ansiedad que comenzaba a crecer en su pecho. —¿Y si no quiere solucionarlo? Ya pasaron días desde que Fu… desde que “él” llego a la ciudad, ¿no crees que si realmente quisiera verme ya lo habría hecho? Sabe donde vivo— pregunto, separándose de su melliza para ir hacia su tocador y sacar de uno de los cajones, una cajetilla de cigarros sin abrir. Su mano tembló, y la apretó entre sus dedos, dudando en romper el sello del empaque— ¿Y si…y si ya no quiere tener nada que ver conmigo? como Rinto...
    —No pienses en lo que aún no sucede. Kaito es diferente, lo sé— respondió suavemente su madre al haber oído la plática. Rin y Len palidecieron al mirarla ahí, bajo el umbral de la puerta, temerosos de la situación. Ella tan solo sonrió con suavidad, como solía hacerlo siempre, luciendo serena, gentil y calida. A menudo, Len comparaba la expresión de su madrastra como la primera mañana de primavera y la primera noche del verano. Fresca, jovial y viva. Llegaba a calmarlo siempre que la miraba, pero en esta ocasión sus manos titubearon en sostener el empaque, hasta que sintió la tersa mano de la mujer, haciéndolo soltarlo. Ella no le reprendió, tan solo tomo la cajetilla y hablo pacifica, mirando las manos de su cachorro— concéntrate en lo que está sucediendo ahora y preocúpate por lo demás después. Si Kaito decide romper contigo, mamá estará para ti— finalizo besando su frente, manchándolo de su labial, un rosado que apenas se notaba sobre su piel— y por supuesto que tu hermana tambien— agrego yendo hacia su melliza, besando sus mejillas— Me llevare esto. Debo ir a ver a su padre.
    —¿Pa-papá?— titubeó Rin levantándose de la cama, deteniéndose en cuanto la mujer movió su mano para detenerle.
    —No se preocupen. No sé lo que está sucediendo pero confio en que me lo contaran en cuanto regrese, y si es necesario, yo los llevare con su padre ¿es un trato?— al ver que ninguno respondió, continuo— para estamos nosotros, para cuidarlos mis pollitos. No los obligare, lo saben. Pero, quiero que sepan que las situaciones pasadas sólo se repiten si nosotros así lo decidimos. Por ahora, hay un par de invitados en la sala de estar esperándolos. — dijo— y creo que uno de ellos tiene el cabello liso y azul… — no pudo terminar su conversación cuando enseguida, una cabellera rubia y a medio peinar la interrumpió corriendo a toda velocidad hacia donde había dicho. Rin miro a su madre, dudando si seguir a su mellizo o no, recibiendo unas palmadas en la cabeza por parte de la mayor— hablaremos de esto más tarde, ve. — ella asintió, besando la mejilla de la mujer, corriendo tras los talones de su hermano.


    En cuanto su hijastra abandono la habitación, la mujer miro atentamente la cajetilla de cigarros y la metió a su bolso. Tomo su celular y observó la pantalla unos instantes antes de presionar y botón de llamar.


    —Oh, Hola, sé que estás ocupado así que seré breve, ¿recuerdas el favor que me debías? Si. Sí. Ya sé cómo podrías pagármelo, ¿nos podemos ver mañana en donde solíamos juntarnos cuando aún trabajábamos en la industria? Creo que te interesara lo que tengo que decirte.


    *




    La grava crujió dócil en cuanto el auto de Gumi se detuvo, abriendo con cuidado de no hacer rechinar demasiado las vencidas puertas que lograban mantenerse unidas al vehivulo. No era la primera vez que estaba en la residencia de los Kagamine. No obstante, pese a ello, se sentía perdido, desolado. Como un extraño en un nuevo continente, temeroso a explorarlo. Logro caminar tan pronto percibió la mano de su amiga empujándolo con gentileza hacia la puerta que les esperaba abierta.


    Era extraño. La sensación de la marea tirando de sus pies no desaparecia por más que se aferraba a la mano de su aliada. Pensó en marcharse y fingir que nada sucedía. Vivir un día más. Hasta que, al pie de las escaleras, él lo observaba.


    Esta vez no sostenía un arma, en cambio, vestía unos pequeños shorts celestes y una playera estampada con una luna que llegaba un poco más allá de su cintura. Tenia calcetines disparejos, rosa y cerúleo y su melena, alborotada y en un aspecto esponjoso que tuvo el impulso de querer acariciarla. Él no sonrió, en cambio comenzó a llorar a la par en que gritaba su nombre. Y, como si se tratase de un poder sobre natural, pronto la marea que había intentado engullirlo había desaparecido al igual que como había llegado.


    Kagamine Len corría a sus brazos y él no pudo resistirse a ir a su encuentro, abrazándolo tan fuerte como podía hacerlo.


    Sólo podía pensar en una sola palabra.


    —Lo siento. Lo siento tanto. Perdón, debí venir antes. — murmuró contra la cabellera de su amante, acariciándola con gentileza a la par en que le levantaba para poder ver su rostro de cerca. Estaba enrojecido por el llanto naciente, y podía notar un par de bolsas debajo de aquellos celestinos zafiros que tanto le habían cautivado. Beso sus mejillas, recorriendo poco a poco el rostro de su pareja con pequeños besos hasta llegar a sus labios, dispersando toda duda sobre su realidad.

    Él estaba aquí. Él era real. No sostenía un arma. No lo miraba con pesar, angustia ni la muerte estaba a sus pies. Él estaba aquí y lo abrazaba con tanto cariño, se frotaba contra él y era cálido. Era tan cálido que creyó que podría hundirse en sus brazos para siempre.

    —Está bien— repitió su pareja besando la punta de su nariz en apenas un roce que Kaito Shion consideró eterno— esta bien. Estoy feliz de que estes aquí. Te extrañe.
    —Lo vi. — confesó, sosteniendo con más fuerza las muñecas de su amante al notar como este se había alejado tan pronto lo escucho— no logre terminar de hacerlo… pero, lo vi.
    —K-Kaito, y-yo… — pronto el habla del menor había comenzado a desaparecer. Quiso forzar su huida, buscando a su alrededor algún escape. En cambio, Kaito Shion le abrazo con más fuerza, acariciando su espalda baja, cubriéndolo con sus manos, buscando protegerlo de aquellos demonios a los que había jurado destruir una noche de verano.
    —No. No digas nada. Estoy aquí. Estoy aquí. Concéntrate en mí, ¿sí? No me iré. No hasta que lo resolvamos. —Calmo, aunque el latir de su pecho traicionaba su razón— Ya estoy aquí.

    Y, entonces, lloró como nunca lo había hecho en su vida.

    No por él.

    No por el enemigo que desconocía.

    Lloro por temor.

    Lloro por amor.

    ***



    En su memoria no existía nada más que el fantasma de su recuerdo. En ocasiones, si se esforzaba, podía escuchar su risa, podía notar aquel perfume de vainilla y sobre todo, podía sentir el terciopelo de sus manos, su cabello cayendo sobre su rostro mientras le recordaba que la vida no era más que un juego, y que él debía sentirse afortunado de que fuera selecto como un jugador.


    Se preguntaba, si realmente esta filosofía podía aplicar en él, después de todo, no recordaba su vida más allá de cuando la había conocido. A la mujer que le enseño que en este mundo o eres un cazador o eres una presa. Y, en la brecha que significaba aquel pensamiento él aun decidia su papel.


    Tomo un sorbo al whisky que ocultaba de si mismo mientras observaba una vieja polaroid de su primer amor. La foto estaba desgastada y tenia varios dobleces al centro, pero aun lograba distinguir perfectamente su rostro al lado del propio.


    —¿Por qué lo permitiste?— se preguntó dejando el vaso sobre la mesita de noche, tumbándose sobre las desordenadas sabanas que comenzaban a vislumbrar contra el ventanal a su lado. — Tenias el mundo en la palma de tu mano, tenías todo, ¿Por qué lo dejaste? — pregunto, esperando la respuesta de la sombra que alguna vez lo acompaño.


    Muchas veces había buscado una respuesta a la interrogativa de su muerte. Imaginaba que ella estaba cansada. Imaginaba que de verdad había sido acorralada. Imaginaba, que ella simplemente había encontrado un nuevo juego, uno retorcido que él aun no lograba entender.


    Volvió a guardar la fotografía en su cartera, agotado de buscar una explicación.


    —¿Disfrutaste cuando tu pequeño bastardo te disparó? — Cuestiono, imaginando a la mujer de vainilla a su lado, observándolo con aquella expresión juguetona que lo había cautivado el primer día que se conocieron— Te lo dije, ¿no es así? Que yo me desharía de todo lo que tu querido esposo quisiera hacerte. Conmigo estabas segura. Entonces, ¿Por qué? — sollozo en silencio tomando el vaso, mirando el poco whisky que quedaba antes de estrellarlo contra la pared, borrando todo rastro de su recuerdo.



    **************************************************************************

    PRIMER CAPITULO DEL AÑOOOOOO WUUUUUUUUUU yo sé que ya es 14 de febrero así que FELIZ DÍA DE LOS ENAMORADOS!!! lamento tanto la ausencia, trato de reacomodar mi vida poco a poco, un paso a la vez

    que les parecio el capitulo? cuales son sus opiniones? cuales son sus teorias? saben que amo leer sus comentarios!!!

    Este capitulo tarde taaaanto es publicarlo pese a terminarlo a principios de mes porque queria que fuera lo suficientemente bueno, sobre todo por el cargo emocional que hay. Adivinen, ya estamos en la recta final! ¿que sucedera despues? UwUr sigan en sintonia

    RESPUESTAS
    SPOILER (click to view)
    Lucy; QwQ a duras penas pero soy un cactus, no morire muajajajajaj waaaah feliz año! X3 espero te guste el capitulo <3




    GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
    LOS AMODORO CHINGOS

    HASTA MAÑANA

    PD: Kaito podrá aparentar ser maduro, pero no a dejado de ser un "niño" jugando a ser adulto en un mundo para el que aun no está preparado. Ojito Ojito
  4. .
    SIGO VIVA

    FELIZ AÑO NUEVO CHICUELINES
    espero traerles pronto una conty de calidad 🤌💖

    Este año a sido muy difícil para mi, pero este 2024 será mejor yo lo se

    Agradezco todo su apoyo y todo su amor a lo que escribo
    Son quienes más me motivan a continuar con esta pasión de años

    Los amo mucho

    Por favor, continuemos creciendo juntos 🥰💖

    Lucy; 🥹💖 muchísimas gracias!!!!
    Me alegra mucho que te guste
    Me esforzaré al máximo para poder traerte un gran capitulo 🥰
  5. .
    Capítulo 20: Rin y Len


    En ocasiones me pregunto si esto es real. Si estoy soñando una verdad o estoy muriendo en una mentira. ¿Realmente estoy vivo?



    *




    Después de que nuestro padre fuera encarcelado y nuestra madre enterrada, sólo quedamos nosotros dos. Estábamos a la deriva. El mundo a nuestro alrededor parecía tan irreal que la única constante de nuestra vida éramos nosotros dos. Algunos días salíamos. Otros, Rin se encerraba en su cuarto y yo en el mío. En ocasiones… solo existíamos. Pero no importaba que, siempre se trataba de nosotros.


    Los primeros días fueron difíciles. Especialmente para Rin. Ella a veces entraba a mi habitación echa una furia exigiendo siempre una explicación. Por supuesto, siempre era la misma respuesta: no lo recuerdo. Ella sabía que si lo recordaba, que sabía lo que sucedió aquel día en que mi madre dejo este mundo; pero, tambien sabía que no hablaría. Se disculpaba y no volvía a tocar el tema al menos un tiempo. Así fue nuestra rutina hasta que poco a poco se fue rindiendo y desvió su atención de mi para dirigirla a quien se convertiría en nuestra madrastra.


    Al parecer esa mujer y mi padre habían estado saliendo antes del divorcio de nuestros padres, antes del quiebre de mi madre. Podía ser similar a mi madre. Sin embargo, ella no olía a vainilla, no tenía ese repugnante tono en sus labios ni esas endemoniadas garras, en su lugar tenía una melena rizada y azabache, piel levemente bronceada y ojos de un marrón tan profundo que podrías perderte en ellos. La mujer con la que nuestro padre engañaba a nuestra madre era una mujer de apariencia sencilla pero elegante. Tenía varios aromas sobre ella. A veces eran rosas, otras lilas, cuando volvía de la cárcel olía a tristeza, tanta, que ninguno de nosotros se atrevía a molestarla los días de visita a prisión. Era una mujer rota al igual que mi madre, pero ella nunca nos tocó. En su lugar, era cuidadosa y lloraba en la soledad de la habitación que compartía con mi padre antes de ser arrestado. No era perfecta, pero lo intentaba y eso era todo para nosotros.


    Rin comenzó a amarla cuando vio que no era una amenaza, yo tarde en apreciarla. Incluso, hoy en día me atrevo a decir que he aprendido a no caminar en silencio cuando esta ella. Descubrí que ella podría tener tantas similitudes con mi madre, pero era tan distinta a ella que ahora veo porque mi padre decidió estar con ella aun estando casado.


    Pronto ya no éramos Rin y yo, poco a poco volvíamos a ser una familia aunque mi padre estuviera en prisión y mi madre estuviera tres metros bajo tierra. Estábamos sanando, estábamos volviendo a vivir. el mundo volvía a avanzar. Todo volvía a su lugar.

    Todo estaba bien.

    Todo, excepto yo.


    Nuestra madrastra comenzó a hacerse cargo del negocio familiar, Rin entro al equipo deportivo de la escuela, ¿y yo? Yo permanecí quieto sobre la tumba de mi madre, justo en donde recibió la bala que acabó con ella. Permanecí en sus manos y deje que ese aroma a vainilla me consumiera hasta que ya no quedo más de mí.

    ¿Quién era yo sino más que el mero objeto de burla y juego de un difunto?


    Sé que ella puede verlo, sé que hay días en donde quiere volver a la rutina de entrar a mi habitación y exigir respuestas. Ella se contiene, lo sé. Merece respuestas, lo sé. Ella merece saber la verdad, pero me temo, que una vez que la sepa ya no habrá marcha atrás. Ella me odiara, odiara a papá y se odiara. No quiero que eso pase. Este es mi pecado, es mi enfermedad, sólo yo debo cargar con esta culpa que carcome mi alma, no ella, no lo merece; a comenzado a rehacer su vida, y yo no soy un monstruo para arrebatarle lo que con tanto esfuerzo a logrado. Rin esta sanando, mientras yo me he anclado al fondo de este océano al que mi madre me ha condenado.


    Para Rin, seguimos siendo nosotros dos contra el mundo, pero, para mí, solo soy yo contra el fantasma de un recuerdo.


    *




    No supe en qué momento me quedé dormido, pero el fantasma de mi madre ya no estaba y en su lugar solo quedaba una abrumadora oscuridad.

    Me queje al sentir los huesos de mi cuerpo crujir mientras intentaba reincorporarme hasta que la extraña sensación de que alguien me observaba me hizo detenerme.


    —Un minuto más y te habría despertado yo misma. —Hablo mi melliza haciéndome jadear atemorizado al no haberla reconocido en medio del oscuro manto en el que se había envuelto mi habitación. Estaba cruzada de brazos, sentada en la silla junto a mi escritorio. Observándome con ojos felinos y agudos, intentando descifrar mi mente.
    —Eso da un poco de miedo, ¿podrías avisar cuando entres a mi habitación?
    —Len.
    —¿Sí?
    —Acabo de entrar a tu cuarto— respondió con una pequeña sonrisa, a la que respondí levantando el dedo medio, sentándose con la espalda contra la pared. Desde este ángulo, podía observar como la poca luz de luna que se filtraba por el cristal de mi ventana, se reflejaba en su rostro de una manera poética. Parecida a como se reflejaba en el rostro de nuestra madre cuando entraba a escondidas a mi habitación para despertarme y cantarme versos que he olvidado. Por un instante, creí verla en aquella silla en lugar de a Rin.


    Suspiré, era inútil tratar de discutir.


    —Tienes algo que decir, ¿verdad?
    —Ambos sabemos que lo merezco.
    —Lo sé…


    Rasqué mi nuca, deteniéndome en el instante en que Rin frunció el entrecejo. Un mal hábito Esperé a que ella hablara, realmente no sabia que decirle, que más decirle además de la verdad que le oculté por años. Que escuchó en medio de un ataque de pánico.

    Ella tan sólo suspiro y se levantó de su asiento dándome la esperanza de que se marcharía, por supuesto, no lo hizo, y en cambio se sentó a mi lado, echando su cabeza hacia atrás.


    —De nuevo han publicado un video tuyo.


    Soltó. No respondí. Lo había visto la misma noche que Fukase aparecio. No esperaba que Rin también tuviera acceso a él. No tenía la energía para avergonzarme o enfadarme más de lo que ya estaba. Sabía que podría haber sido él. No era una simple coincidencia que volviese luego de desaparecer tantos años. Pero no tengo pruebas, no hay testigos. Era una batalla perdida desde un inicio.


    —Ese con el que estas es Kaito, ¿verdad?— asentí— Lo sabia. Me parecía extraño que un contacto de spam me enviara este video. Fue de cuando fuimos de viaje a la playa, ¿no? en tu cita para buscar ovnis o lo que sea. ¡No pudiste mantener el culo en... --- Suspiró--- Lo siento. No era mi intención gritar. Hablemos del video después, ahora lo importante. No puedes seguir huyendo, Len. ¿Por qué no hablas conmigo?
    —Porque me odiaras.
    —¿Es en serio? ¿Aun después de todo este tiempo, piensas que te odiare?— su voz comenzaba a romperse y Dios, como dolió ver esa mirada de dolor y angustia en su rostro, tan sólo alce mis rodillas y cubrí lo más que pude de mi ser. Como desee estar muerto. —No me conoces— gruñó negando con enfado.
    —Lo siento.
    —¡No te disculpes, idiota!


    Ya no podía soportarlo más. Me estaba ahogando.


    —¡Entonces dime que es lo que quieres que te diga!
    —¡¿Por qué?! ¡Quiero que me digas por qué! Todos estos años estando juntos, esos intentos tuyos de suicidarte… ¿Por qué nunca me dijiste nada?— y ahí estaba. Lagrimas. Tan pronto comenzó a gritar su voz termino por romperse terminando en un imparable llanto. No estoy acostumbrado a verla llorar, así que el nudo en mi garganta fue creciendo, hasta que aprete mis propias rodillas para detenerlo. Mi hermana, mi dulce hermana, de nuevo, lloraba a causa mía.


    Soy un asco.


    Soy una escoria.


    Estaría mejor muerto.


    Casi escuche la risa de mi madre.


    — ¡Soy tu hermana! ¿es que no me tienes confianza?
    —¡Por supuesto que sí! Es solo que no es tan fácil Rin— dije, evitando verla— Fui violado, ¿esta bien? Fui vendido a tantas personas que he perdido la cuenta y no suficiente con eso fui traicionado en dos ocasiones por personas que debían protegerme. Nuestra madre, Rinto… asesiné a uno de ellos y no fui capaz de hablar cuando papá decidió cargar con mi pecado, ¿en verdad puedes culparme por guardar silencio todo este tiempo? — sonreí, pero no estaba feliz. Sin darme cuenta, mis mejillas habían comenzado a humedecerse con una lagrima tras otra mientras sentía la mirada silenciosa de mi hermana— cuando conocí a Kaito me sentí tan feliz, creí que al menos el universo finalmente conspiraba a mi favor, ¡era mi momento! Al fin seria libre. Kato es… todo lo que siempre he necesitado y que jamás había buscado. Es mi luz, es mi sol. Y ahora, el cómplice de nuestra madre esta de vuelta, esta con Kaito, es su ex. ¿Puedes creerlo?— carcajee— Esto es una puta broma. Soy una puta broma. No puedo detenerlo, Rin. A cada segundo que pasa anhelo con tanta fuerza mi muerte que he comenzado a ver el fantasma de nuestra madre. Ella esta aquí— continue señalando mi cabeza, bajando mi mirada— Solo quiero que todo esto termine. Pero por más que lo intento, sólo veo un único final. Necesito ayuda. Realmente necesito ayuda. — La mire en un intento por sostenerme en su realidad— Creo que estoy perdiendo la cabeza.


    Pronto el silencio se hizo presente. Por supuesto, le doy asco, era de esperarse.


    —Perdón, ¿podrías salir de…


    Antes de que pudiera siquiera terminar mi oración, ella se abalanzo sobre mí, logrando tumbarme contra el colchón. Comenzó a llorar mientras me apretaba contra su cuerpo y compartía su calor, calmando poco a poco los latidos que amenazan con romper mi pecho. Hundió su rostro contra el hueco de mi cuello, sin intención alguna de soltarme.


    —Lo siento. Lo lamento tanto—Dijo entre lágrimas, humedeciendo mi piel— Si lo hubiera sabido, si lo hubiera visto hubiera podido protegerte, perdona a tu hermana tan negligente. Si no hubiera estado tan cegada por mis celos nada de esto estaría ocurriendo. ¿Puedes perdonarme, hermanito?
    —No. No te disculpes. Nada de lo que me paso fue tu culpa, eramos niños, tan sólo unos mocosos--- Sonreí sorbiendo mi nariz negando suavemente con la cabeza--- No hubieras podido hacer nada aunque quisieras. Aun así, lamento haberme callado… —murmure, pero ella negó, levantándose. Era tan hermosa, que me sentí cautivado por la mirada en su rostro. Un ángel afligido por mi culpa.
    —Estabas tratando de sobrevivir. Siento que no hubieras sentido que era suficiente apoyo para ti.
    —Rin, eso no es… —callo mis labios con su mano con suavidad, sentándose frente mío.
    —Desde ahora en adelante quiero que me cuentes todo, ¿de acuerdo? Aunque sientas que no puedes, que te asfixias. Quiero que hables conmigo. No hay vergüenza entre nosotros, no debe de haber secretos entre nosotros. Soy tu hermana, déjame cumplir mi papel.
    —¿No me odias? Es mi culpa que no tengas madre… y que nuestro padre este en prisión. ¡Por mi culpa pasas vergüenzas por esos videos!
    —Eras un niño— Y su expresión…detuvo mi aliento— ¿Cómo puedes responsabilizarte de todo eso? Fuiste una víctima. Y, aunque me hubiera gustado protegerte, el pasado es lo que es. Ya no podemos cambiarlo, pero podemos forjar un mejor futuro, juntos.
    —¿Cómo? Ese monstruo está aquí, viene por mí.
    —Pero ahora no estas solo. He hablado con Gumiya esta mañana. También le llego ese video. Esta dispuesto a ayudarnos con tal de proteger a Kaito. Y tenemos a nuestra familia, ¿Qué no el hermano de Luka es detective?


    Mi hermana. Mi dulce e inteligente hermana. Mi héroe.


    —Es momento de que avances. De que los dos, avancemos. —Asentí volviendo a abrazarla.


    Esa noche, el fantasma de mi madre no apareció en ningún momento.


    Así, como tampoco lo hizo Kaito.





    ************************************************************************************

    HOLA HOLA MIS AMORES!!! me recuerdan? les juro que sigo viva! pero han sido dias pesados... semanas... meses... estoy sobreviviendo jaaj
    Finalmente pude escribir, fue complicado, amo tanto este fanfic pero siento que no le hago justicia... QAQ


    en fin... espero les haya gustado tanto como a mi! no olviden comentar sus teorias amo leerlas

    el siguiente capitulo aparecera Kaito! y sera intenso :f: MUAJAJAJAJAJA



    SPOILER (click to view)
    Forbidden; SHIII MUAJAJAJAJAA >:D >:3 no dare spoilers... pero se pone interesante

    XD JAJAJAJAJ se salio de control este coso, ASHUUUU AAAAAH U.U es que debia meterle drama para que fuera un amor maduro y fuerte evolucionando

    XD aaaah sjsjsjsj perdooooon no comprendo el sarcasmo qwq
    U.U es de esos malos malosos pero malditos que dan ganas de acariciarles el cuello con un cuchillo. Sobre todo porque es un loco obsesivo por la que ya se petateo. QAQ AAAAAAH RIIIIIIIN me dolio matarla en ese fanfic porque ella era mi favorita U.U pero era ella o el esposo de Len QwQ >:3 veamos que tal se desenvuelven las cosas, suelo cambiar mucho los finales de mis fanfics durante el proceso XD MUAJAJAJA


    XD AJAJAJAJ >:D a dejar salir todo ese veneno muajajaja

    U.U EXACTOOOO AAAAAAAH la pobre se esconde detras de la mascara del "ogro" poniendo siempre una cara ruda y a la defensiva, pero ella solo queria un abrazo de su madre y una familia amorosa... por desgracia, la persona que admiraba fue la misma que rompio a su persona amada QwQ Diosito se agarro de la pobre. XD aaaaah pero en tu fanfic yo soy la que hace corajes queriendo proteger a la niña jajajajaa

    >:D BINGO AAAAAAAH ella siempre a tenido una razon. Era una psicopata narcisista, por lo que sus actos fueron totalmente planeados por el odio que comenzo a sentir hacia su esposo. Si bien el padre de los mellizos se sacrifico por Len >:D podria decirse que fue un culpable indirecto por lo que se vio en el flashback. Peeeeero ya se vera porque Catherine comenzo a odiarlo tanto hasta el punto de vengarse a traves de Len en el cap 22 UwU

    >:D ningun acto de ella fue impulsivo muajajaja

    QwQ gracias por leer y comentar, nos vemos <3 <3 <3



    MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
    LOS AMODORO CHINGOS!!!!
    HASTA MAÑANA <3
  6. .
    AAAAAH APENAS SUPE DE ESTO
    Tratare de participar 🤧
  7. .
    ASI COMO AMO TU FIC AMO TUS ILUSTRACIONES
    Lamento de todo corazón tu perdida
    0.0 omaigaaaa nunca oí de ese anime pero no puede igualar tu genialidad ÙWÚ Y ES QUE ESTO ES ORO!!!!
  8. .
    minimalism-two-birds-on-a-wire-black-and-white-gaby-ethington



    QUOTE
    AGRESIÓN FÍSICA

    LEN X KAITO

    LEN X REI

    USO DE PALABRAS QUE PUEDEN RESULTAR OFENSIVAS, FAVOR DE ABSTENERSE DE INSULTOS

    Inspirado en las canciones que se mencionan a lo largo del fanfic

    Dedicado a: la bella dama Jimena, por hacerme recordar esta historia y motivarme a volver a compartirla <3 y a todos aquellos que aun no pueden dejar ese cable porque olvidaron como volar


    ***************************************************************************************************

    *




    Somos dos aves en un cable. Mientras yo deseo volar tú me miras de cerca. Me dices que quieres despegar conmigo, pero sé que eres un mentiroso. Tranquilo, yo creeré todo, no soltare tu mano.


    —No fuiste al concierto, te estuve esperando, incluso te reservé un lugar en primera fila, sin embargo, nunca te presentaste. — dije con nerviosismo mirando la maleta que descansaba en tus piernas, dejé mi cello sobre nuestro sofá y te dediqué una sonrisa que tú no me devolviste. —Prepararé la cena, aprendí a hacer estofado de cerdo, tu favorito.
    —¿No estas cansado de esto?

    Somos dos aves en un cable. Mientras yo deseo volar, tú me detienes diciendo que estas cansado. Tranquilo, yo creeré en tus palabras.

    —¿Como dices? ¡Para nada! Me gusta la música, más cuando hacemos un dueto.
    —¡Se realista, Len! ¿No estas cansado de ese sonido? ¿No odias ya esa canción?
    —¿Amor, tuviste un mal día en el trabajo?
    —Len, llevamos ya diez años saliendo. No es fácil de decir esto. — Más allá de tu mirada de rudeza puedo ver las paredes de nuestro hogar derrumbarse. — Terminemos con esta mierda de una vez.


    No sé qué responder. El problema sigue repitiéndose entre nosotros, al igual que las melodías de nuestra canción en mi mente, como una tarea que no puedes resolver.


    Dentro de estas puertas, ¿Escuchas el pequeño y débil sonido del viento?


    Somos dos aves similares. Ambos deseamos volar cerca del sol. Más allá de las estrellas incluso.


    — ¿Estas rompiendo conmigo? ¿A dónde vas? ¿Kaito? ¡Kaito, respóndeme! Dime, ¿Qué hice mal?
    —El ser humano crece. Cuando yo lo hice comencé a ver todo lo que me rodeaba con claridad, mis oídos comenzaron a captar otras voces. No soy un marica. — Afirmaste con seguridad encendiendo un cigarrillo, diste una profunda bocanada y después lo escupiste todo en mi rostro.
    —¿Es esto una broma? — respondí en una carcajada buscando alguna cámara oculta, pero tu rostro era gélido, sin expresión alguna. — ¿Dices que después de diez años no eres gay? ¿Qué fui en todo este tiempo? ¿Qué fuimos, Kaito?
    —Lo que pasó la noche que nos conocimos fue un error, me enamore de tu música, me enamore de esa canción, y después me dejé guiar por la curiosidad, los primeros cinco años fueron buenos, pero después las cosas se vuelven aburridas, Len, ¿No crees que somos un cliché de alguna novela? Odio los clichés, lo sabes.


    No podía hablar, no podía respirar, no podía moverme. El mundo que tanto agitaba mi corazón de pronto se detuvo, y no me dio tiempo para reaccionar.


    —Tranquilo, puedes quedarte con el departamento, ya tengo un lugar donde vivir; llevé mis cosas esta mañana durante el concierto, lo que hay en la maleta es todo lo que resta, así que no tendrás que preocuparte por limpiar, dejé comida en la nevera y acomodé la cama.
    —Debes estar jodiendo, hoy es nuestro décimo aniversario, Kaito, hoy cumplimos diez años. Por favor para esta broma.
    —No es ninguna broma. — Apagaste tu cigarrillo en el cenicero y te levantaste, tomando entre tus dedos tu maleta. — Es la realidad, Len.


    Ambos sabemos que uno nunca dejará este cable. Aunque digas que lo harás, ambos sabemos que eres un mentiroso.

    —¡Kaito! Por favor, no me dejes, por favor, ¡Te amo! Podemos arreglarlo, dame una oportunidad.
    —Dejaré el violín.
    —¿Qué?
    —Dejare el violín, la guitarra y el piano. No tocaré ningún instrumento de nuevo.
    —¿¡Por qué!?
    —De esa manera, tú y yo no tendremos ninguna conexión, ¿verdad? Será más fácil para ambos. Se bueno y diviértete con algunas chicas hasta que encuentres a la indicada. Vive la vida con una buena mujer a tu lado. Gracias por todo, Kagamine Len.


    Verdades distorsionadas. Mentiras enseñadas. Escucho la voz del cambio y una ola sube obligándome a vagar. Estoy rodeado de pensamientos que me dejan sin aliento. Nos apuntamos con la mirada fija en nuestros rostros, nuestros corazones se cierran firmemente, nos damos la espalda. Me quemo. No puedo respirar, siento como si me partieran por la mitad.


    En esta peligrosa noche saboreo un trago de desamor. Se tuercen los recuerdos de amor y odio. Nuestros hermosos momentos se tiñen de un blanco profundo. Se desvanecen. Lleno mi hambriento estomago de vodka y ego, dejando un vacío en donde alguna vez hubo pasión.


    Limpié las lágrimas de mi rostro apretando la caja con nuestros anillos dentro de mi abrigo. Eres un idiota, eres un jodido idiota Kaito Shion. Siempre haces esto, vas, tomas lo que quieres y te largas cuando terminas de romper el corazón de tu víctima.


    —¡Carajo! — Mi voz resonó entre las amplias paredes de la habitación, sostuve la cajita sobre mi pecho un rato más antes de embriagarme con todo el alcohol de la nevera.


    Es tan difícil vivir cuando este lugar esta tan lleno de ti.


    *El violonchelista*




    Un día, sin avisar, desapareciste en las nubes. Yo quería estar contigo, me dijiste que esperara tu regreso, pero nunca volví a verte de nuevo

    Caminaba tambaleante, los oídos le zumbaban, sentía sus dedos entumecidos, había vuelto a olvidar pagar el servicio de calefacción, por lo que tuvo que calentarse las manos con un par de viejos guantes deshilachados que Kaito había olvidado. La ropa le escurría sin deparo, pero aun así decidió salir a caminar de nuevo con ella. Después de todo, ¿qué importaba? Si moría nadie lloraría su muerte, nadie lo recordaría, ¿no era mejor acabar todo de una sola vez?


    Habían pasado ya seis meses desde que Kaito se había marchado. Seis meses sin comer apropiadamente, seis meses en el que llenaba sus labios de alcohol y tabaco, seis meses en los que sus manos no tocaban otra melodía que no fuera la de “dragostea din tei”; tan sólo quería olvidar todo, quería olvidar su aroma, su calor, el dulce sabor de sus labios y la seguridad de sus brazos al anochecer; Kaito Shion se había llevado todo dentro de esa maleta de cuero.


    Se detuvo a la entrada del comedor, la música sonaba a todo volumen, las risas de la gente y el sonido de los tarros de cerveza al chocar le taladraban los oídos, no estaba de humor para ver a una multitud, pero no tenía otra opción, después de todo Kagene Rei había sido su mejor amigo desde el jardín de niños, no podía negarle nunca nada a ese pequeño demonio.


    —¡No nos hemos visto desde hace dos años y cuando te llamo para vernos tardas siglos en llegar! — exclama un chico de ojos ámbar y cabello negro. — Dios, Len, cariño, parece que te metiste a nadar a una piscina, y esa pestilencia ¡Carajo, estabas bebiendo de seguro! ¿Qué demonios? a ti ni te gusta la cerveza.


    Len miro al chico y este comprendió enseguida lo que estaba pasando, tomo al rubio del brazo llevándolo a vestidores. Una chica rubia se estaba cambiando y al verlos entrar rápidamente hecho un chillido cubriéndose enseguida con sus brazos y parte del vestido.


    —¡Puta madre Rei! Sabes que no puedes traer a nadie aquí atrás, de verdad que lo puto no se te quita, ah, ¿Qué tú no eres Len Kagamine, el joven violonchelista? Eres gay, ¿verdad? Entonces no hay problema pastelito. — dijo con seguridad cambiándose con tranquilidad. — Estas hecho un desastre, ¿Esta todo bien? Pareces vomito de algún basurero.
    —Oh por todos los cielos Miku, cierra la boca, ¿Qué no ves que esta pobre avecilla no se siente bien? Seguramente el mal nacido de su novio lo abandonó. — exclamó abrazándole con fuerza, Miku hizo un puchero haciendo lo mismo que su compañera, arrugando ligeramente la nariz, Len comenzó a sollozar con fuerza, era la primera vez en meses que había tenido contacto con alguien de esa forma después de su ruptura, sintiendo como su corazón desbordaba todo aquello que había guardado, dejando fluir lo que creyó había muerto junto a su relación.
    —Oh, cariño si no fueras gay y apestaras a cloaca te haría un oral de consolación. Aunque pareces un vagabundo, sigues siendo guapo. Tal vez si te bañaramos...
    —Si tienes tiempo para mamarla puedes salir ya mismo y atender a los clientes, me aseguraré de que Len tome una ducha tibia y relajante, ¿Podrías traerme en tu descanso una taza de cocoa caliente? Para Len.
    —No eres mi jefe, aguafiestas. Len, te lo traeré enseguida querido, asegúrate de limpiarte bien bomboncito.
    —Vamos, Len, debes de entrar en calor primero, mi turno termina hasta las diez de la noche, ¿podrías esperarme? — Len asintió sin emitir ningún sonido. Rei sonrió un poco guiándolo al final del corredor, miro a los alrededores de que no había nadie y finalmente ayudo al rubio a entrar. — Usa mi tarjeta del agua, enjuágate bien, limpia esa malas vibras de tu cuerpo, dame tu ropa mojada, te prestaré mi ropa, es algo grande para ti y es femenina ya que es ropa del trabajo, pero es mejor que pescar un resfriado por usar estas garras, llámame cuando termines de bañarte para poder darte la ropa seca, hablaremos luego de que despejes un poco tu mente, ¿Esta bien? — volvió a sonreír, Len devolvió la sonrisa sin ganas siguiendo sus órdenes, el baño caliente realmente relajó sus músculos y le ayudó a aclarar un poco su cerebro, pero aun así el alcohol seguía navegando en su sangre; se sintió mal por darle problemas a su único amigo.


    Al igual que a Kaito, conocía a Rei desde niños. Él era distinto a los demás niños que conocía, desde joven trabajaba en el Cossy Bear siendo un varón. Pese a su gusto por travestirse para trabajar, Rei era alguien popular y destacado. Él estudiaba artes plásticas en la misma facultad que Len, ambos compartían algunas clases; con el paso del tiempo habían forjado un lazo de amistad inquebrantable, con sólo una mirada sabían los pensamientos del otro sin mucho esfuerzo; Rei le apoyaba escuchando las canciones de su cello en solitario, mientras que Len hacía de modelo para los trabajos del más alto.


    Después de una rápida ducha que le pareció eterna llamó a su amigo, este lo esperaba en una de las banquitas con una muda de ropa preparada. Se acercó a él y olfateo su cuello levemente. Ese acto tan inocente termino por provocarle un discreto rubor en el joven musico quien solo desvió su mirada y aparto suavemente a Kagene.

    —Finalmente hueles delicioso, podría comerte, pero respeto mi área de trabajo. — Le guiñó el ojo entregándole el bulto de ropa. —Puedes cambiarte aquí o en los vestidores.
    —Lo hare aquí, no quiero incomodar a tus compañeras. — responde con una sonrisa extendiendo la ropa, llevándose una sorpresa. — ¡Rei, no puedo usar esto!
    —Te dije que era ropa de trabajo, vamos esto es mejor que la porquería que traías puesta llena de quien sabe cuántos fluidos y garrapatas. Si aguantaste usar esos trapos, aguantaras esto, es sólo en lo que nos vamos a tu casa.
    —¡¿La lencería es parte de tu uniforme?!
    --¿Perdón? Es la más fina mi querida avecilla, para que veas cuanto te quiero. Vamos no seas maricon y vístete, has hecho cosas peores. Así que, ¡Cierra la boca y vístete o te llevo con el trasero al aire!


    Len gruñó, pero aun así obedeció nuevamente, Rei era una persona que siempre cumplía lo que decía, sin importar que fuese. Pasados unos minutos Len terminó de ajustar el cinturón a la falda que su amigo le había prestado, llevaba un jersey de lino blanco hasta el vuelo de la falda negra, medias altas negras y los botines con los que llegó, aún seguían húmedos, pero fue lo único que Rei le permitió conservar.


    —Me veo ridículo, tu ropa es demasiado grande para mí. — aseguró doblando un poco las mangas para poder desnudar sus manos. — La lencería es algo incomoda.
    —Bienvenido a mi mundo.
    —Rei, no me siento seguro de esto, me siento incómodo.
    —Por favor, te ves adorable. — bufo el más alto apartando algunos mechones del rostro del rubio, alejando su mano enseguida, como si aquel acto quemara su piel. — Puedes conservar el suéter, cuando lleguemos a casa podrás cambiarte, mientras tanto no.
    —No podemos salir a la calle, no así, me reconocerán Rei.
    —¿Te apena salir con ropa de mujer y no como vagabundo? — suspiro rodando sus ojos dejando su mochila en el suelo e indicándole al otro que tomara asiento. —Está bien, déjame arreglarte. — Comenzó a delinear sus parpados, polveó un poco sus mejillas y puso un poco de labial durazno y algunos detalles de carmín, combinándolos finalmente con su índice; sacó de su mochila una diadema blanca delgada acomodándola sobre el cabello del rubio, impidiéndole peinarse como siempre. Rei tragó saliva retrocediendo un poco para entregarle un espejo a su amigo. Len cerró sus ojos unos instantes, y en cuanto los abrió jadeo sorprendido. Sabia que su amigo se había esforzado en aprender a maquillar durante su juventud, pero no imaginaba que llegaría a tal grado de hacerlo parecer otra persona. Sonrió inconscientemente y miró al contrario como si hubiese presenciado un autentico acto de magia, palpando sus mejillas con cuidado para comprobar que el reflejo realmente pertenecía a él.

    —¿Este soy yo?
    —Sí. — Desvió su mirada ruborizado, la canción que una vez calmo su corazón de niños volvía a sonar en su mente, las dulces melodías del violonchelo volvían a alojarse en su pecho. Len era hermoso, probablemente el ser más hermoso que ha visto en toda su vida cerró sus puños con dolor, ¿Qué clase de idiota pudo dejar a un ser tan divino como lo era él, sollozando en la penumbra de una habitación vacía en el que se supone debía ser un feliz aniversario? —Ahora pareces una chica. —tosió. —De esta forma nadie podrá reconocerte.
    —Eres increíble. —Sonrió genuinamente como no lo hizo hace meses. —¡Eres asombroso, incluso me veo más bonito que mi hermana!
    —Bueno, no fue complicado, tú eres muy femenino. De no ser por el pepinillo entre tus piernas dudaría de que fueras un chico. —rio al recibir un golpe amistoso del más bajo.
    —Idiota...Gracias, Rei, por hacer esto.
    —Bueno, es lo que hacen los amigos. ¿Puedo hacerte una pregunta?
    —Adelante.
    —¿Dejaste de hacer presentaciones por culpa de él? — La sonrisa de Len se desvaneció, dejando en su lugar una expresión neutra y solitaria.
    —No sabia que ibas a ellas, pense que mi musica era muy anticuada para un espiritu como el tuyo.
    ---¿Qué puedo decirte? Cuando alguien tiene talento, lo disfruto. No evadas la pregunta jovencito. ---Regañó a lo que Len tan sólo soltó una melancolica carcajada.
    ---Mis melodías nacían de él.
    —¿Por qué eran tan tristes? Desde que comenzaste, la única vez que escuche una pieza alegre de tu parte fue en tu primer año como solista en el teatro.
    —Kaito no era el hombre perfecto. —suspiro. — Perdía la paciencia con facilidad, me gritaba cuando algo no le parecía, se ponía celoso de todo y todos, él decía que yo era de su propiedad y de nadie más. Sólo me puso la mano encima una vez, pero fue mi culpa, en fin, tenía muchos defectos, pero cuando se lo proponía, podía ser el hombre más amoroso que haya pisado la tierra.
    —¿Te estas escuchando? ¿Por qué permaneciste a su lado?
    —Por qué lo amo. Kaito fue el único que me amó sabiendo que era distinto a los niños de nuestra edad, me amó aun cuando yo no lo hacía.


    Rei mordió la parte interna de su mejilla frunciendo el ceño, abrió su boca un momento, pero decidió ocultar sus palabras, Len ya había pasado por mucho, y sabía que no mejoraría si decidía hablar, sintió como su corazón latía desbocado, casi podía escuchar el correr de su sangre a través por todo su cuerpo. Respiro. Tomó su mochila y le ofreció su brazo al más bajo.


    —Bueno señorita, ¿Gusta acompañarme a comprar la cena? A dos calles de aquí hay un noble caballero que prepara las hamburguesas y papas fritas más deliciosas de toda la ciudad. Esta noche yo invito. — Len cubrió sus labios con el dorso de su mano ahogando su risa ante un Rei levemente inclinado hacia él.
    —Tu oferta es aceptada. — sonrió sosteniendo su brazo.


    Iba detrás de él mirando a su alrededor con nerviosismo, Rei sostuvo su mano al verle, sonrió, aunque el gesto no fue devuelto, acercó un poco más a Len hacia su cuerpo sin dejar de sostener su mano.


    —Recuerda que hoy trabajas doble turno mi cielo, ni se te ocurra escapar. —canturreó Miku pasándole una bandeja llena de comida. —Es tu castigo por haber faltado dos veces sin aviso, debes pagar con tu tiempo. — Lo miro de arriba abajo. — Puedes trabajar vestido así, te ves bien.
    —¡Mierda, lo olvide! lo lamento Len, ¿Aun recuerdas donde vivo? — Este asintió con la cabeza encogiéndose de hombros. — Eso es genial. Toma mis llaves, saliendo del trabajo iré a comprar la cena, pasaré por tu casa a tomar una muda de ropa limpia y tu cello.
    —No es necesario, yo…
    —Es totalmente necesario, no voy a dejar que sigas deprimido, puedes ensayar en mi departamento, te gusta tocar y a mí me gusta escucharte, así que te traeré todo, tengo auto, no será un problema. Si dices que no te haré una rabieta tan grande que no podrás escaparte de mi.
    —Por favor no te humilles más, te esperaré en el departamento.
    —Por favor. —sonrió. Len asintió apretando la llave entre sus dedos jugando un poco con el peludo llavero de su amigo, hasta que el aroma de la invernal brisa que se llevo su alma heló su sangre, borrando cualquier expresión ajena al dolor.
    —Buenas noches, señorita. — Su piel se erizó al escuchar de nuevo esa voz, esa maldita voz. Se giró lentamente temiéndose lo peor, y así sucedió, como una cruel broma del destino su labio inferior tembló. Kaito Shion lucía como lo recordaba, incluso podría apostar que su rostro era más apuesto que cuando se marchó sin mirar atrás. Desvió la mirada hacia Rei, simplemente no podía soportarlo. ¿Por qué el buscaba la muerte mientras que Shion parecía un hombre tan lleno de vida? Se pregunto si lo había extraño. Si pensó en él. Si lo llamaba a mitad de una pesadilla para refugiarse en sus brazos... Pero sabia, que esto no era así. Mientras que él lloraba cada noche por lo que fue y dejo de ser, Shion logro avanzar. Ese pensamiento lo hizo apretar sus labios para evitar llorar. —No pude evitar escuchar, está lloviendo a cantaros esta noche, ¿gusta que la llevé?
    —¿Qué demonios Shion? ¿Ahora te dedicas a seducir a las mujeres de otros?
    —Escúchame maricon, hablo con la dama no con el invertido. —comentó enseñándole el dedo medio. — ¿Cómo se llama, señorita?
    —¿Este es el búfalo africano del que tanto hablas, Rei? —cuestionó Miku entregándole una sombrilla al rubio a la vez en que el más alto asentía sin dejar de mirar a Kaito.
    —¿Búfalo africano? — carcajeó. —Me honra. Espero verte pronto bonita. —Le habló tiernamente mientras sonreía, esa sonrisa que Len tanto amaba.
    —Cariño, rápido, nos perderemos la película. —Llamó una chica recargada sobre el marco de la entrada, delgada y alta, con pechos voluptuosos y caderas pronunciadas, aunque con una cintura de fina proporción, labios carnosos color carmín y cabello lacio hasta la altura de sus codos; su piel era un poco más bronceada que la de Kaito, y sus ojos expresivos como dos cuencas esmeraldas, parecía una modelo. Len la miro un poco de arriba hacia abajo, y después miró su propio reflejo en el espejo de detrás de la barra.
    —Ella no tiene que hablar con pestes como tú. —intervino Rei al ver la expresión de Len, abrazandolo por sobre los hombros para apegarlo a su pecho. —Anda, tu “cariñito” te llama, no querrás perderte la película, Shion.
    —Como dije, hablo con la chica, no con el maricon, metete en tus asuntos. Señorita, espero que nos volvamos a encontrar. —Le dio la espalda desapareciendo entre la multitud que corría escapando de la lluvia.

    Len Kagamine no hablo. Ni siquiera suspiró. Tan sólo derramo una lagrima silenciosa, apoyando su mejilla contra Kagene Rei mientras miraba como aquel al que había jurado su vida tomaba de la mano a una desconocida. Nunca había deseado tanto la muerte como en ese momento en que sus últimas fantasías habían sido derrumbadas por un acto tan inocente como el que quemaba en su pecho.


    *




    Al subir al taxi una oleada de sentimientos invadió al joven, una sensación cálida y gélida se alojaba en su pecho causando intranquilidad en su ser. Recargó su mejilla derecha sobre el frio cristal del automóvil y miró con atención cada gota de lluvia deslizarse hacia el borde, de alguna forma le recordó a él durante esos meses. Se estaba deslizando sobre un inestable cristal limitado, pero, al contrario de las gotas de lluvia, él no sabía con exactitud hacía que destino lo llevase su borde, era aterrador descubrirlo.

    *



    No supo en qué momento llegaron a su destino, pagó al chofer y una vez afuera del vehículo abrió la sombrilla a pesar de que la lluvia fuese suave, caminó como un autómata al departamento del chico, y una vez dentro azotó la puerta, deslizando su cuerpo en ella hasta lograr caer al suelo.


    Cuando logró recuperar la compostura se quitó los botines y los acomodo a un costado del tapete de bienvenida, colocó la sombrilla sobre el perchero con cuidado, se levantó sacudiendo la falda y limpió las pocas lagrimas que habían bañado su mejilla. Recorrió el departamento evitando tropezar, si algo le podía criticar a Rei era su sentido de la limpieza y el orden, quizá limpiaría un poco antes de la llegada de su anfitrión.

    Al llegar a la habitación del chico se adentró en terreno desconocido para él puesto que en todos sus años de amistad Rei nunca le permitió entrar, tal vez ese día se le había olvidado hacerle la tan conocida advertencia; todo tenía su esencia; una cama bien tendida con un edredón blanco doblado a los pies de esta, un tocador con algunas figurillas de acción sobre él, en un lado de la pared tenía un ejército de pinturas sobre el suelo y otro más de fotografías sobre la cabecera de la cama, algunas eran de sus presentaciones, otros recortes del periódico o de revistas después de cada presentación que hacía... en ninguna de ellas pudo ver una sonrisa en su rostro. Pero lo que más llamó su atención fue una fotografía de él mismo durante su infancia, enmarcada sobre la mesita de noche. En la imagen, tocaba el cello en el quiosco que tanto en la foto se le veía desprevenido, natural, ni siquiera pensó que fuese él.


    Se quedó un momento observando esa fotografía, lucia realmente feliz, observaba a aquel ser que descansaba en el pasado; un niño delicado y hermoso, un fantasma que ahora se burlaba de él. Sus mejillas comenzaron a empaparse de las lágrimas que brotaban fuera de su control, con amargura se sentó sobre la cama de su amigo dejando que por fin las palabras de su boca rompieran el pesado silencio que dormía sobre sus hombros.


    —¿Qué fue lo que hice mal? Yo sólo te amé, te di todo mi ser, obedecí todo, te entregue mi vida, ¿Por qué me dejaste? Perdóname, perdóname por favor, prometo ser un buen chico, prometo no hablar cuando no me lo pidas, no comeré cuando no me lo pidas, no volveré a tocar el cello si tú me lo pides. — sonrió sorbiendo su nariz. — Cada jodido día que pasa te recuerdo. Sigo esperando nuestras llamadas a medianoche. Nuestros mensajes sin sentido ni dirección. Recuerdo tu sonrisa, tu voz al despertar. A donde quiera que voy estas detrás de mí. Tengo tu aroma impregnado en mi memoria, yo fui el tonto, pero no me dejaste explicártelo. Extraño que me consueles. Extraño que me cuentes tu día. Vuélveme a contar ese sueño en donde eres el dueño del mar. Por favor, dame una oportunidad más. Niño bobo... por favor... no me dejes morir así.


    Las horas dieron paso a la madrugada, Rei entró con varias bolsas en las manos que apenas podía sostener, encontró todo su departamento impecable y sonrió <<no podías quedarte quieto>> pensó, dejando algunas de las bolsas en la cocina.


    —Len, ven a darme una mano. —gritó sin levantar tanto la voz, pero no recibió respuesta alguna. —¿Len? —Rei tragó saliva dejando las cosas sobre el sofá, recorriendo el departamento con prisa, su respiración era agitada, se sentía nauseabundo al ver los distintos escenarios pasar por su mente, cosas terribles que por un momento amenazaron con hacerle llorar. —¡Len! ¡LEN RESPONDE!!Bebé! Por Dios, Dios, Dios, Dios, ¡Len!
    —Aquí estoy, no grites. —respondió adormilado el blondo. —Perdona, me quede dormido en tu cama, bienvenido a casa.


    Rei gimió abrazando con fuerza al rubio sorprendiendo al mismo. —Santo cielo, casi me da un infarto, por favor nunca me asustes así. Por cómo te vi allá pensé que…—recargó su cabeza sobre el hombro del más bajo encorvando su espalda. ---No importa, estas aquí y eso es lo importante. Por favor, ayúdame a llevar tus cosas al cuarto de invitados, dejé tu cello en la cocina, estoy seguro de que te extraña. —El chico asintió con la cabeza ayudándole a transportar sus cosas hasta la habitación desocupada, acarició la funda de su fiel compañera, sintiendo las pequeñas motas de polvo adherirse a la superficie de sus dedos, limpiandolos sobre la ropa. Desde aquella noche dejó de tocarla, incluso estaba algo desafinada, quiso abrirla, pero se detuvo. Rei negó con su cabeza continuando la acción del rubio, desnudando al majestuoso instrumento digno de ser amado, empujandolo suavemente hacia el rubio. —La música no debe ser algo que te aprisione. Los recuerdos, no deben ser algo que te aprisionen. Cenemos, toma, fue la única maleta que encontré así que guardé lo mejor que tenías. —El chico tomó la maleta dejándola descansar sobre la cama y asintió sin emitir ningún sonido. —Después de la cena, ¿Tocarías una pieza para mí?
    ---Rei, te dije que yo ya no toco. Ya no puedo tocar.
    ---¿tus manos están bien?
    ---¿Eh? Pues sí, pero...
    ---Entonces puedes tocar.
    ---Rei.
    ---Len.
    ---¿Qué ganas con esto?
    ---Ese será el precio de tu alquiler. ---Respondió y antes de que escuchara cualquier otra queja corrió hacia la cocina entre risas, ignorando el reclamo de su joven amigo.


    *



    El agua está más fría de lo que pensé. Sumerjo mi cuerpo dentro de un mar vestido de noche, capaz de tocar cada estrella en mi camino. El hielo me estremece mientras llena mi ser. Mis pies descalzos resbalan con el fango del fondo hasta ya no poder tocarlo.


    Me adentro un poco más a un mundo desconocido siguiendo una melodía que había olvidado, es enérgica, dulce y melancólica, y como una musa del olimpo esta me seduce, besando cada centímetro de mi cuerpo hasta alojarse en mis oídos. Me adentro un poco más y poco a poco el dolor de mi pecho desaparece.


    Todos mis pensamientos se desvanecen con cada brazada, la melodía ahora viste a una persona que no me deja ver su rostro, me toma de las manos cantando sobre mi cuello y me lleva a lo más profundo del mar.


    Veo a un pequeño yo tocando en el cello, pero no esta solo, la voz del chico a mi lado cautiva a mi pequeña versión, él sonríe como nunca y toca con euforia haciendo vibrar cada fibra de mi cuerpo, las estrellas hacen un escenario a sus pies mientras el niño continúa tocando como si no hubiera nada más, como si nosotros tres fuéramos los únicos habitantes del universo.


    Bailamos hasta que el sol despierta calentando el agua y entonces él desaparece, pero la melodía prevalece muy dentro de mi alma, tal y como toqué el cello la primera vez.



    *El deportista que odiaba la música*




    Escuchas ecos en la oscura habitación. Suena la radio de los enamorados mientras fumas y bebes sin control. Ves tu celular. Ningún mensaje. Ninguna llamada. Bienvenido al club de los corazones solitarios. ¿Buscas el amor en este lugar? Los sentimientos son tan volubles.

    Eres demasiado orgulloso para admitirlo, pero sabes que no perteneces aquí. Sabes que merecerse ser amado. Sabes que mereces amar. Por eso decides esperar un poco más. Pero no olvides que no somos más que un soplo de vida en este amplio universo.

    —¡Carajo, Rei, llegaremos tarde, muy tarde!
    —Calma, la universidad queda bastante cerca, además, es el último año, sólo con entregar una tesis ya está resuelto todo.
    —¡Es muy importante! No llegaremos a tiempo, ¿y si nos expulsan? ¿y si nos perdemos la primera clase?
    —Al contrario de tu casa aquí podemos llegar en auto en veinte minutos. —bostezó el más alto. —¿Por qué no tomas una ducha mientras yo preparo nuestros almuerzos?
    —Tomé una ducha anoche, además hoy de igual forma me ensuciaré.
    —¡Eso es diario! —reclamó cubriendo su boca. —Anda, no querrás regresar a la universidad después de tanto viéndote como vagabundo, rasúrate y usa algo de colonia.


    Tomo la ducha y se vistió según lo que escogió su amigo, Rei tenía un sentido de la moda envidiable, todo en su ser gritaba que estaba hecho para un mundo de color y la dulce fragancia del arte. Llevaba una sudadera larga con el logo de la NASA estampada en medio, unos pantalones de mezclilla claros y los botines que llevaba la noche anterior, después pasaría por algunos pares de zapatos mientras sus emociones se “estabilizaban” como decía Rei.


    Ambos subieron al auto del chico. Un modelo muy viejo y parecía dar sus últimos viajes, lo único heredado por el padre de Rei, el único recuerdo de él, por eso se negaba a cambiarlo por más que Len le insistía, siempre le sorprendía como su amigo lograba encender el auto después de pocos intentos, parecía como si el auto hubiera decidido cooperar hasta que su motor no pudiera más. Rei, era alguien indescifrable ante su mirada. LLego a pensar, que su querido amigo nunca fue un ser humano.


    Llegaron al campus en veinte minutos, tal y como aseguró el chico. Rei sonrió estacionando su auto y bajando de este saludando a varias admiradoras suyas que en respuesta carcajearon y murmuraron entre ellas. A pesar de no tener tanto dinero como la mayoría de los estudiantes, Rei siempre decía que lo que importaba era el valor como persona y no el dinero, en eso estaba de acuerdo.


    Len mordió su labio inferior bajando del auto mirando la ropa que llevaba su amigo, unos jeans algo sueltos obscuros, tenis blancos, una playera con franjas naranjas y una cazadora verde.


    —¿Listo para entrar, pequeña Camelia?
    —¿Camelia?
    —Es una flor, investiga su significado. —Rio por lo bajo aferrándose a su antebrazo, de nuevo la canción que escuchó en su sueño sonó en su mente, frunció el ceño mirando fijamente a su amigo quien le sonrió ante tal acto, Len desvió la mirada encogiéndose de hombros sin comprender lo que acababa de suceder por su mente.


    Al entrar la mirada de algunos desnudaban sus cuerpos, sintiendo como los susurros rasgaban su piel, pues no sólo Kagamine Len había vuelto a la universidad después de un gran periodo de ausencia, sino que, lo hacía con Kagene Rei, el chico carismático y talentoso que todo el mundo amaba.
    Rei no soltó su agarre hasta llegar al casillero del rubio, se despidió dándole un beso esquimal como acostumbraba y sonrió cínicamente al captar la atención de cierto chico a lo lejos que buscaba quemarle la piel tan sólo con la mirada.


    —¿Estarán saliendo? —preguntó Gakupo Kamui recibiendo un gruñido por parte de su amigo.--- No te pongas así, solo es una pregunta. Ellos dos se ven bastante bien, parecen de una revista de esas para chicas, ¿no lo crees?
    —¿Y a mí que carajos me importa? —masculló el otro cerrando el casillero de golpe sorprendiendo a su amigo. — Eso ya no me concierne, Len y yo terminamos. Me voy a clase.
    —Sólo decía...


    *




    Él fue quien terminó la relación, sabía que Len ahora podía dormir con cualquiera, pero no podía evitar molestarse con esa idea, en especial si la persona que el rubio escogió para revolcarse era Kagene Rei. Le hervía la sangre de sólo imaginarlo. Su mal humor mañanero aumentó al verlos llegar juntos y despedirse de beso esquimal, prohibió a Len que lo hicieran cuando aún era pareja, pero ahora era libre de hacerlo, y eso le molestaba. La cereza del pastel fue ver la sonrisa burlona que Rei le dedicó al abrazar al más bajo. ¿Cómo se atrevía?


    Era todo, lo debía escuchar o explotaría. Esperó hasta que el rubio desapareciera tras su clase, a esa hora le tocaba tutoría así que no tenía problema si se la saltaba. Camino con pasos pesados hacia el artista tomándolo bruscamente del hombro y estampándolo contra los casilleros acorralándolo, casi quiso golpear su rostro en medio de los pasillos al verle volver a sonreír.


    —Buenos días, es un placer poder ver a la perra de la facultad de artes llegar a tiempo por primera vez a pesar de no tener clase a esta hora de la mañana. Cuéntame, Rei, ¿En la cama de cuantos te has desnudado hoy? —bufó con tono meloso, a lo que Rei se limitó a hacer como si contara con sus dedos para luego volver a sonreír.
    —Buenos días a ti también, Shion, es muy amable de tu parte preguntar, hoy amanecí en la cama con un solo hombre, creo que lo conoces bastante bien, ¿verdad? ¿También quieres saber todo lo que hicimos? —cuestiono en un tono sensual mordiendo su labio inferior.
    —Eres una víbora, una zorra, una perra. Ambos sabemos que Len jamás se acostaría contigo, sabes lo reservado que es.
    —En primer lugar, decídete que animal soy, ¡me causaras una crisis de identidad amigo! En segundo lugar, si no quieres explicaciones bien, cree lo que tu hueca cabeza quiera creer, pero eso no cambia la verdad de los hechos. —Había compartido cama con el rubio, así que le divertía no mentir, pero no explicar a detalle sus palabras. —Él es realmente un buen niño en la cama. Adore ver esas pecas tan encantadoras en su entrepierna y espalda, bastante lindo, ¿No lo crees?


    Kaito chasqueó su lengua golpeando fuerte el casillero de su derecha asustando un poco al chico.


    —Escucha cabrón, Len no es ningún jodido perro faldero al que puedas atar para lamer tu puto pene, ¿entendido? Él no es una prostituta como tú.
    —Tienes serios problemas. —negó con su cabeza para luego volver a sonreír. —Voy enserio con Len, ¿Acaso tú y él no habían terminado ya? Oh, él me lo dijo, así que puedes irte con tu escenita de novia celosa al carajo, ahora eres menos que nada para él. Hazle un favor y quiérete poquito si no supiste como quererlo a él. — sonrió triunfante saliendo del muro que creó el más alto para luego mirarle con desprecio. —Tú mismo lo dijiste, no eres un marica así que no te entrometas en mi camino.


    Le dedico una ceña obscena a Shion y siguió con su camino. La campana sonó, Kaito pateo el casillero a sus pies logrando doblarlo un poco y después corrió hacia su siguiente clase. Deseaba dormir durante la aburrida clase, hasta que escuchó la voz chillona de una de las admiradoras del demonio que le robó a su ex.


    —¿Supiste lo del violonchelista estrella de la facultad de música? ¡Finalmente volvió! Y no lo hizo solo, escuché que sale con Kagene Rei.
    —¿Nuestro Kagene? ¿Qué Kagamine no salía con otra persona?
    —Salía, no estoy muy bien informada. Ayer incluso que regresaba a casa pasé por el departamento de Rei, ya sabes, para saludar, pero a quien vi entrar fue a Len, ¡Tiene una llave de su departamento!
    —Increíble, entonces es serio, allá va mi oportunidad de declararme.
    —No eres hombre, ambas sabemos que esa declaración sólo tenía un camino asegurado. ---Suspiró.--- Al menos se ven bien juntos, ¿Crees que, si invito a Len, Rei al fin acepte venir a una de nuestras fiestas?
    —No perdemos nada con intentar. Podemos ver si el violonchelista es tan serio como dicen, aunque eso es lo que lo hace una chulada.


    Kaito volvió a gruñir tomando sus cosas, saliendo del aula sin importarle los regaños de su profesor. Estaba cansado. Desde tiempo atrás que no lograba conciliar el sueño correctamente, no desde que Len se dejó de presentar en público después de su ruptura. Las noches le parecían infinitas y heladas; se sentía desierto, asqueado. Recordó su niñez, cuando escuchó por primera vez al rubio tocar, pensaba que no existía mejor melodía que la que lograba crear a través de simples cuerdas; se sintió tan cautivado como cuando lo presencio aquella tarde de invierno. Pero sabía que ahora ninguna canción seria para él por más que lo pidiese.


    Eso lo entristecía.


    *




    Por supuesto que intentó salir y follar con chicas, pero ninguna le satisfacía sexualmente, todas lo drenaban hasta dejarlo hueco. La piel de ellas era de fría porcelana, muñecas hechas de maquillaje y voz monótona, incluso intentó volver a ligar con un chico, pero lo único que logró hacer esa noche fue vomitar al terminar de coger.


    Los diez años que pasó al lado de Len lo afectaron, el fantasma de su exnovio lo acorraló como predijo, pero aun así le impedía caminar hacia delante, la chica de anoche era la única que por primera vez sacudió su corazón como no había pasado en algunos años. No era una barbie plástica ni una muñeca de fría porcelana, ella era real.


    Definitivamente le atraían las chicas, sólo que estuvo saliendo con el tipo de chicas equivocadas, su tipo no era del sexi sino del tierno, pero no sabía nada de ella. Pensó que era la pareja de Rei, pero al parecer no lo era, así que tenía una oportunidad. Si Miku conocía a la misteriosa chica y Rei igual podía ser que trabajaba o frecuentaba aquel restaurante, así que él también comenzaría a hacer lo mismo.


    *




    La mañana fue sorpresivamente tranquila, a pesar de un estar deprimido por volver a clases ante la posibilidad de un reencuentro con Kaito, se sentía bien y por un momento se sintió culpable de que así fuera. Al salir de clases y de las reprimendas de los profesores se dispuso a ir a su estudio. Era uno de los privilegios que la escuela brindaba a los alumnos destacados, se sintió aliviado de que aún estaba bajo su nombre luego de su ausencia injustificada. El departamento de música era escaso, por lo que se alegraba de que sólo había cinco estudios algo distanciados del suyo, podría entrar sin ser interrogado por ninguna otra oleada de alumnos de otros departamentos.


    Miro el reloj de su celular y frunció el ceño, para ir a su estudio debía de pasar por las canchas, a esa hora Kaito siempre practicaba con el equipo de baloncesto así que era probable que se encontraran. No se sentía listo aun, mucho menos después de que este le coqueteó al verlo como una mujer. Suspiro al ver que no estaba en la práctica, así que pudo caminar con tranquilidad hasta llegar a su estudio. Al entrar pudo dejar su mochila y su cello en el suelo, todo el estudio estaba extrañamente limpio y bien cuidado, todo estaba en su lugar, excepto por el nuevo cartel que descansaba en la silla donde gustaba sentarse a tocar; este estaba pintado por Rei con la leyenda de “Bienvenido” lleno de brillantina. Los grandes ventanales también estaban limpios y las cortinas recién despolvadas, todo estaba en su lugar. Sus cuadernos, sus bolígrafos, las cuerdas de repuesto y la caja de herramientas para su amado cello. Y lo más importante, las pinturas que su amigo le obsequiaba, la mayoría de él.


    El lugar estaba impregnado con un ligero aroma a lavanda, pintura, madera y papel, extrañaba ese perfume que siempre lo acompañaba a casa sobre su ropa. Era su aroma, no se perdonó por haberlo olvidado. Sacó entusiasta su cello, acomodo la silla cerca del ventanal que daba hacia los jardines. Dudó en tocar un momento, palpando las cuerdas de su cello como si este fuese ajeno a él, se sintió inseguro. Desde que entró a la universidad todas sus piezas habían sido dedicadas a Kaito, pero ahora que estaba solo, no sabía a quién tocar. Jadeo irritado. Aun así, su mano comenzó a deslizar la cuerda de la vara por el diapasón de su vieja amiga, reproduciendo la melodía que escuchó en sueños.


    Observó la lluvia golpear con suavidad su ventana, el aroma a tierra mojada y el dulce latir de su cello era el trio que adoraba, pero faltaba una pieza clave. Kaito Shion. Imaginaba a Kaito sentado en el balconcito del ventanal dándole razones por la cual le dedicara una pieza a todos los deportistas del mundo, lo acompañaría con el teclado del piano de su celular y le ayudaría a acomodar los acordes. Sonrió deteniendo su trabajo cambiándolo por “Two Birds in a Wave” cerrando sus ojos con fuerza evitando llorar.

    Extrañaba esa época en la que todo se sentía infinito. Mágico.

    Ahora no quedaban más alla de motas de polvo que cubrían su ser.

    Las chicas consideraban tosco y bruto al deportista a pesar de ser un genio intelectual, siempre con su ceñó fruncido luciendo esos preciosos ojos marinos. Pero él sabía la verdad del deportista, sabía que, aunque fuera algo tosco, no era como los estudiantes lo describían. Cuando estaban solos el mayor solía mimarlo cuando estaba de buen humor, lo llenaba de buenos cumplidos al escuchar como elaboraba una nueva pieza. Amaba a los animales, y durante los años que estuvieron juntos habían adoptado a un cachorro que en ocasiones metía al campus y lo llevaba al estudio de Len para poder jugar durante las prácticas de su novio. Shion se hacía cargo de Len casi todo el tiempo. Recordó cuando perdió la virginidad la primera vez en la alfombra de su estudio, se encogió de hombros ruborizado de tan solo pensarlo.


    *+*



    —Olvide traer una sombrilla. —comentó el deportista al ver como el aguacero se convirtió en una autentica tormenta, si salían se empaparían por completo y entonces sus cosas correrían peligro. —Podemos correr a mi auto.
    —No pienso arriesgar mis partituras y que mi cello se moje, estacionaste muy lejos el auto, mañana debo presentar todo para mi examen, si quieres adelántate tú y ya te alcanzaré en casa cuando la tormenta baje.
    —Estás loco si crees que te dejaré solo, en especial a esta hora, ¿y si te asaltan? Eres un debilucho de primera, me necesitas. Esperemos a que pase la tormenta, mientras tanto… —sonrió sacando una botella de vodka de su mochila. —Hay que divertirnos.
    —¡Eres idiota, no podemos traer eso al campus! ¡Te expulsaran!
    —Si no hay cuerpo no hay delito. —canturreó sacando dos copitas llenando primero la de Len. — Bebe conmigo.
    —No quiero Kaito, sabes que odio el alcohol.
    —Vamos, ¿Me amas? —el rubio asintió con la cabeza. — Entonces sacúdete la arena de la vagina y bebe conmigo, vamos amor.


    Suspiro tomando la copa, después otra y luego una más hasta que la botella se vació, no recordaba si Kaito también bebió, pero estaba tan ebrio que decidió creer que sí. El vodka ganó esta batalla. Se limitaba a reír como idiota con cada cosa que Kaito decía sin tomarle importancia realmente. Kaito dejó de hablar, por un momento el tiempo se detuvo ante ellos, y entonces lo besó. La lengua del deportista exploraba y se deleitaba con la boca del violonchelista. Len sintió por un segundo que estaba en el cielo, la boca de su novio tenía un amargo sabor a tabaco, pero no le importo, quería devorarlo, quería desnudarlo y quería ser solo suyo.


    Las enormes manos de Kaito comenzaron a acariciar la espalda del rubio por debajo de su playera, pasando la yema de los dedeos por su espina dorsal hasta llegar a sus glúteos, comenzó a acariciarlos y a separarlos en ciertos periodos de tiempo. La piel le quemaba y su ropa le estorbaba. El más alto se deslizo hasta su cuello dando pequeños besos y mordiscos. La urgencia se hacía más grande, se deshizo de la camisa tan rápido como pudo y arranco su ropa interior lanzándola hasta un rincón del taller.


    —Eres delicioso. —Susurró con lujuria Shion pasando su lengua con parsimonia, lamiendo justo en el centro mientras que con su mano libre jugueteaba con uno de los pezones de su amante. Succionó los bordes por unos segundos, estremeciéndose cuando un gemido ahogado fue expulsado de los labios de su novio. Separó las nalgas del más bajo, chasqueando la lengua contra su anillo rosado. Kaito cerró sus ojos con felicidad llenando sus dedos con el lubricante natural del rubio, introdujo un dedo sin aviso comenzando a embestirlo, después fueron dos más. Len gimió intentando mantener la voz baja. Kaito gruñó por lo ronco de su voz moviendo sus dedos sin cuidado hasta asegurarse de que este estuviese lo suficientemente dilatado para introducir su miembro erecto. Fue lento, desesperado, su interior era cálido y húmedo, ahorcaba su miembro succionándolo hacia su interior como una invitación a la habitación de Eros.


    El violonchelista gimió de dolor arqueando su espalda ante la sensación, era su primera vez, ardía y su corazón palpitaba hasta su cuello, el deportista espero un momento a que su amante estuviera más relajado para comenzar a moverse, primero fue suave, delicado, disfrutando del jugo que envolvía su piel inferior, pero luego fue más rápido y profundo, quería ver hasta dónde podía llegar, se inclinó un poco lamiendo las lágrimas de su novio para luego volver invadir sus labios acariciando su lengua con la suya.


    —Te amo. —susurró el más bajo al sentir como su cuerpo llegaba al clímax. Ambos se vinieron, cayendo rendidos uno al lado del otro.

    La mañana siguiente Kaito se había marchado, dejando su esencia impregnada en su piel.



    *


    Después de su primera vez su relación cambió. Kaito se distanció de él, lo tocaba de vez en cuando pero sólo si lo hacían estando el rubio en cuatro dándole la espalda, él odiaba esa posición, pero nunca lo dijo, mientras su pareja estuviera feliz estaba bien para él. Nuevamente el dolor de su pecho comenzaba a formarse, ese horrible vacío que desgarraba su interior como una hoja de papel. Tres golpes lo sacaron de su mente, miro hacia la puerta abierta sonriendo ante Rei.


    —Así que aquí estabas, que bueno que traje el almuerzo conmigo, ¿Estas ocupado?
    —Perdón, Rei, en realidad ya terminé. —sonrió pesadamente volviendo a guardar su cello para luego levantarse.
    —Oh, ¿Tienes algo más que hacer?
    —Pensaba regresar a mi casa para hundirme en mi miseria antes de hacer mi tarea, ¿Por qué?
    —¿Podrías ayudarme? Sólo necesito que poses, vamos a mi estudio. El tema de este proyecto se supone que es la figura humana, el desnudo, y ere el indicado.
    —¿Quieres que me desnude para que me pintes? ¿No tenías una modelo especificamente para eso?
    —Tenía, desde que tiene novia me a abandonado---respondió en un falso sollozo--- Si aceptas te invitare la cena en el restaurante ese que tanto te gusta.
    —Trato hecho.


    *




    El estudio de Rei era más amplio que el suyo, estaba repleto de pinturas, su mayoría sin terminar, materiales de dibujo y algunas fotografías como referencias, el piso estaba forrado de lona blanca manchado de distintos colores y tonos. El rubio desató un poco la bata rosada que cubría su cuerpo tragando saliva, se sentía avergonzado a pesar de que sólo posaría para su amigo.


    —Bueno, dígame, señor artista, ¿Qué debo hacer para complacerlo?
    — ¿Ves ese sillón? Siéntate de la forma que te parezca más cómoda y relájate, tu expresión debe verse natural, ah, pero debes quitarte la bata. —El chico titubeo un poco, deshaciéndose de la prenda para colocarla delicadamente sobre el respaldo de una silla, quedando completamente desnudo, se acomodó sobre el pequeño sillón descansando su antebrazo derecho sobre el brazo del mueble y extendiendo su cuerpo sobre el resto del espacio, apoyando su mejilla sobre su puño mirando a su amigo, Rei tragó saliva estudiando el cuerpo del rubio, era la primera vez que lo miraba de esa forma.

    Tenía la piel de apolo, tersa y suave, podía ver algunos lunares en ciertos puntos de su cuerpo que jamás había visto, era delgado, pequeño, frágil; como si al menor movimiento podría romperlo. Su cabello caía majestuosamente por sus hombros cubriendo un poco de su cuello, su piel era un poco más bronceada que la suya, y sus caderas parecían las de una mujer. Una vez más maldijo a Kaito por haberlo tomado antes que él.


    —Dibújame como a una de tus chicas francesas, Rei. —comentó sensualmente haciendo reír al pintor, y sin perder tiempo se dispuso a pintar. Pasaron media hora en silencio, hasta que el moreno se decidió a poner música, pronto la melodía que sonaba chocó con sus oídos reconociéndola de inmediato, se tensó un poco mordiendo su labio inferior centrando su vista en su amigo. Nunca había visto a Rei pintar, tenía su ceño fruncido y estaba concentrado, hacia pequeñas muecas de vez en cuando y volvía a pintar. Sus ojos lucían cansados, pero aun así expresivos, no sólo pintaba con su cuerpo, sino con su alma, le pareció atractivo, ¿Acaso Rei siempre fue tan ardiente?
    —Me gusta esta canción.
    —¿Perdón?
    —La canción de la radio. —comentó sin despegar la vista de su lienzo. —Vrei sa pleci dar nu ma, nu ma iei. Es una melodía agridulce si la analizas. Solías tocarla mucho cuando éramos niños, me gustaba escucharte durante mis descansos.
    ---No lo sabía--- respondió bajando la mirada ruborizado a lo que Rei trago en seco, carraspeando para ser capaz de controlar los latidos que amenazaban con romper su pecho.
    ---No lo entiendo. ¿Cómo es que una persona tan dulce como tú se enamoró de una persona como Kaito Shion? —El tono de su voz era distinta, por primera vez escucho a su amigo hablar de una manera tan seria, su voz sonaba ronca y por un segundo su piel se erizo con temor. Estaba acostumbrado al tono burlón y bromista, pero este, era por mucho lejano a la personalidad que tan bien conocía. Sonaba molesto. —Él rara vez iba a tus conciertos, te hacia muchas escenitas y nunca pedía tu opinión, ambos sabemos que te engañó más de una vez, toda la facultad lo sabía. ---Gruñó presionando el pincel contra el lienzo hasta que este cedió a la presión de sus manos. Él negó con suavidad desechando el pincel para tomar uno nuevo, hablando en voz baja---Perdón, no debo poner más sobre tus hombros. Ignora la pregunta, sigue posando.
    —Está bien. —Sonrió. —Bueno, es difícil de explicar. El amor no sigue reglas, y está muy lejos de tener razones. Es un sentimiento que poco a poco te va consumiendo hasta que dejas de ser tú para poder unirte a la otra persona. Fui cautivado por unos amables ojos azules, me arrojé a esos cálidos brazos sin miedo a estrellarme con nada. Pero pagué el precio por querer más que un simple abrazo y algunos besos, fui codicioso y heme aquí ahora. Rei, ¿Por qué el más hermoso de los sentimientos se vuelve la más cruel de las torturas?
    —Tu único pecado fue amar a alguien con todo tu ser, no mereces la muerte ni el dolor de nada. Cuanto más amas, más intenso es el dolor futuro, es el precio por ser humano. Es un incendio que te quema, no puedes hacer nada, pero puedes restaurar el daño. Pero puedes continuar. Aunque sientas que te caes a pedazos, puedes caminar. Después de todo, es el amar lo que nos hace tan diferentes de cualquier otra criatura. El corazón, el alma es lo que define al ser humano... por eso no debes morir por alguien que no sabe apreciarlo.
    —Rei, ¿Alguna vez te has enamorado?
    —He estado enamorado la misma persona por doce años. —Dejó de pintar para sentarse debajo de las piernas de su amigo, dejándolas descansar arriba de sus muslos. —Pero él no lo sabe.
    —¿Tantos años? Creo que él debe ser muy especial para ti, ¿verdad? Pero tú nunca haz sido de los que se guardan las cosas, ¿no piensas decírselo?
    —Cuando sea el momento lo haré. --- Declaró quitandose su sueter para ponerlo encima del rubio, cubriendo su cuerpo---De hecho, me gustaría que sea mi primera pareja, quiero darle todo el amor que se merece y mucho más. —Sonrió. —Por ahora, quiero ayudarle en todo para que sea feliz, porque el amor no es solo carnal, Len, es mucho más que unas palabras y unos roces. Cuando sienta que esa persona está preparada para ser amada como se debe, entonces la cortejare con todo lo que pueda.
    —¿Y si te rechaza?
    —Bueno, yo seré feliz porque lo intente.
    ---¿Y ya?
    ---Si mi amado es feliz, ¿que más puedo desear?
    ---Eres extraño.
    ---Es lo que me hace especial. Vístete, va a comenzar a llover y no quiero que te vuelvas a mojar.

    *



    Hoy no era su día. Estaba en la enfermería de la escuela; con su mano vendada y un montón de vidrios en la bandeja de su lado. Él era el único loco al que se le había ocurrido romper una ventana de cristal con su mano totalmente desnuda, había olvidado que los cristales de algunos estudios aun eran viejos y fragiles. Maldijo al mantenimiento de la escuela. Maldijo a Len. Maldijo a Rei y su sonrisa simplona. Su cabeza estaba por explotar y sus puños de nuevo ardían de coraje.


    Recordaba que le dijo a Len que debían mantenerse alejados, por eso dejó la música en primer lugar, pero sus pies lo habían llevado en dirección al estudio del rubio, culpó a la costumbre, tuvo que pasar por el área de los estudiantes de artes, y logró mirar por la ventana el cuerpo desnudo de su exnovio ante la mirada del maldito artista que deseaba arrancarle la piel con sus propias manos. Len estaba desnudo, con sus pies sobre los muslos de Rei, ambos estaban riendo en un cómodo sofá, y ninguno de los dos era consciente de que los observaban.


    Trato de tranquilizarse tratando de buscar una excusa de la situación; pero el incendio se alojaba en su interior. Él estaba desnudo, prácticamente sobre el artista, ¿Qué otra explicación existía? Los rumores podían ser ciertos después de todo. Se sintió como un idiota. Lo atribuía a su orgullo herido, creía que fue más importante en la vida del joven musico como para ser tan rápido superado, y más por alguien como Kagene Rei. Len lo había superado y reemplazado. Ahora tenía una relación con el artista del momento, atrayendo ahora la atención de medio campus, mientras él no podía disfrutar de una buena relación sin asquearse.


    Lo odiaba.


    *El artista enamorado de la música*




    Llegaron sólo cinco minutos antes de que el moreno comenzara su turno, aun así, fueron reprendidos por Miku. Paso la noche siendo mimado por algunas de las chicas que trabajaban en el restaurante, no podía apartar sus ojos del cuerpo de Rei, ¿Cómo un chico tan atractivo podía verse aún más sensual vestido de chica? Los rasgos de Kagene eran finos, gracias a su estatura parecía una clase de modelo extranjera, de vez en cuando el artista le guiñaba el ojo al darse cuenta de que era acosado por el musico. Len desvió su mirada hacia su libro tratando de controlarse, Rei era su mejor amigo, y eso nada lo podía cambiar, amaba su amistad, además seguía en duelo por su ruptura. Estaba confundido.


    Ayudo a levantar las sillas y a limpiar el local una vez que llegó la hora de cierre, miró a su amigo salir de los bastidores arreglado y con un aroma a colonia, al igual que algunas chicas del local.


    —Te ves muy bien, ¿Acaso saldrás?
    —Saldremos, mi pequeña avecilla. Hoy nos acompañaras a una noche de baile y bebidas. Tú sólo podrás beber dos copas sin mucho alcohol, porque se supone que te estoy cuidando.
    —Está bien. —Sonrió, siendo sorprendido por la mirada curiosa de Rei.
    ---¿De verdad? ¿Así nada más? ¿Sin renegar? ¡Ya había preparado el secuestro!
    ---Por favor, no siempre reniego.
    ---Sí lo haces, ¿a quién debo agradecer este cambio?
    —No lo sé, supongo que estoy de humor y que sé que aunque me niegue terminaré yendo, ¿Cómo es que no es posible que pueda negarte nada?
    —¿Sera que soy encantador? Vamos, usaremos mi auto. Esta semana me toca a mí ser el conductor responsable.
    —Y siempre terminamos siendo nosotras cuidándolo. —Respondió Miku dándole una nalgada a Rei sonriendo. —Vamos chicos, que la noche es joven.


    Llegaron a un club nocturno bastante popular, las chicas inmediatamente comenzaron a bailar entre ellas arrastrando a Rei a su lado, la música sonaba a todo volumen retumbando en sus entrañas. Las bebidas no habían dejado de llegar a la barra, había tanta gente que costaba moverse un poco, podía escuchar risas y conversaciones detrás de las fuertes melodías que rompían el suelo. Pero, se percibía como el ser más solitario del universo, se estaba desgarrando, tan sólo quería estar con Kaito, aunque fuese esa noche, aun si dejaba de ser Kagamine Len para siempre.


    Las chicas intentaron sacarlo a bailar en varias ocasiones, pero fue inútil, no se sentía de humor para bailar, así que decidió beber, respetando las condiciones de su amigo, odiaba el alcohol y extrañamente le estaba costando dejarlo. El barman estaba dándole la espalda así que tuvo que gritar para ser escuchado.


    —Buenas noches, ¿podrías darme…
    —¿Mi número telefónico? Por supuesto guapo. —Len se quedó mudo cuando el barman se dio la vuelta, era un joven alto de cabello rosado y ojos claros, de cuerpo fornido. Poseía un rostro varonil y hermoso. Tenía una voz profunda y seductora, tanto, que le hizo estremecerse con sólo un suspiro.
    —No, yo quiero…
    —¿Qué te lleve a la cama? Toda la noche pequeño, hasta que mi nombre sea lo único que puedas recordar. —comentó seductoramente con una sonrisa pícara. Len no pudo ocultar su rubor, el chico era jodidamente sexi, debía admitirlo.
    —¡Quiero una jodida cerveza!
    —Está bien, no debes gritar conejito, te propongo algo, si me dices tu nombre te regalaré la cerveza, si me das tu número te regalaré otra y si follamos te doy toda la que quieras más la mejor noche de tu vida.
    —Quien te crees pedazo de…
    —¡Len! Te he eshtado bushcando toda la noshe. Oh, Len, veo que sha conoshiste a Yuuma, hola Yuuma.
    —Len, que hermoso nombre.
    —Lo shento Yuuma, este pajarito esta apartado. ¿Ya lo vishte? ¡Esh una beieza! ¿Apoco no esh divino? ¡Es el violonchelista másh talentosho que exipte! Esh másh, estoy enamorado de él, pero no le digash shhh esh mi secreto, me piensho cashar con él.
    —Vaya, ¿Eres el novio de Rei? Creí que tenías una clase de cinturón de castidad hasta que te le declararas a tu amado, perdoname por mi comportamiento, no suelo ir tras hombres ocupados, menos si son de mis amigos. La casa invita, sólo porque eres la otra mitad de mi pequeño cachorro.
    —Somos mejores amigos. —reclamó Len haciendo gemir a Rei.
    —¡Eresh tan cruel! ¡Yo que estoy dishpuesto a entregarte mi vida y mi cuerpo!
    —Estas ebrio no digas tonterías. Yuuma, fue un placer, espero no nos volvamos a ver. —se dio la vuelta tomando la mano del más alto alejando con dificultad entre la multitud.
    —Así que él es tu cinturón de castidad. —Susurró el barman mientras observaba al dúo alejarse de la barra.---Rei... siempre corres tras lo que sabes que no puedes poseer. Idiota.

    *




    —Leeeeeen, quedemonosh un ratito másh. —La voz del moreno era torpe y lenta, prolongaba cada palabra más de lo necesario, definitivamente estaba ebrio.
    —Mañana hay escuela y trabajas, te llevaré a casa así tenga que arrastrarte.
    ---Pero Mikuuuuuu.
    —Sólo sube al auto---tomo el brazo del chico y rodeo su cuello por detrás con él, lo tomó de la cadera, se despidió de las chicas y comenzó a caminar.

    Salieron del local por la parte trasera de este, quería proteger a Rei de mirones, quería evitar que personas de la facultad los vieran y tomaran fotos para esparcirlas por todo el campus, no era la primera vez que pasaba, y aunque el artista decía que no le afectaba, él sabía que no era verdad. Saco las llaves de Rei una vez que llegaron al auto del chico. El artista lo abrazó con fuerza, encorvando su espalda para poder recargar su cabeza en su hombro.


    —Me gushtas. —susurró. —Te amo... de verdad... te amo...
    —También te amo Rei. —Sintió como alguien tiró de su camisa, haciéndolo caer de espaldas. Se dio cuenta de que un joven se puso de pie frente a él, intento levantarse, pero este lo inmovilizo con su pie en su pecho, generando presión lastimándolo.
    —¡REPITO LO QUE HAS DICHO, IDIOTA! —la voz pertenecía a Kaito, quien estaba hecho furia, ebrio y tal vez drogado. —REPITE LO QUE LE DIJISTE A ESTA IMBÉCIL.


    Al escuchar esto el rubio se quitó de encima el pie de su exnovio y rápidamente se levantó antes de que el otro recobrara el equilibrio, lo golpeó tan fuerte como pudo en el rostro, provocando que este cayera.


    —¡NO TIENES EL DERECHO DE LLAMARLO ASI, IDIOTA!


    Kaito se limpió la sangre de la nariz con el brazo, tomo la camisa de Len, y lo azotó contra la pared haciendo que este se golpeara en la cabeza, comenzó a jalonearlo contra la pared como un muñeco de trapo. Los amigos del deportista corrían lo más rápido que podían para evitar una masacre; justo cuando estaba por golpear al más joven alguien lo detuvo torciéndole el brazo, era el chico del bar.
    —Este no es sitio para peleas. —Miro severamente a Kaito apartándolo. —¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño? —Lo soltó sacando una pequeña navaja de bolsillo. —Ahora te diré lo que vas a hacer. Te vas a ir con tus amigos sin hacer escándalo, dejaras a estos dos chicos tranquilos y jamás mostraras tu puta cara por este bar de nuevo, ¿entendiste? —advirtió empujando a Shion con sus amigos, quienes se disculparon y se llevaron al deportista a rastras.


    Se acercó a Len ayudándole a levantarse, tomando a Rei en brazos para evitar que se desvaneciera.


    —Qué bueno que salí a fumar. ¿Estás bien? Déjame llevarlos a casa.
    —No es necesario. —Jadeó Len con dolor.
    —Por favor, déjame hacerlo, conozco a Rei de años, venga hombre, es mi disculpa por tratarte así en el bar. —aseguró el hombre con una sonrisa en sus labios, los condujo hasta su camioneta que era un poco más vieja que el auto de Rei, colocaron al chico en los asientos traseros mientras que el rubio se sentó en el copiloto.


    —Sé que no me incumbe y que es de mala educación, pero ¿Quién era? ¿Tiene asuntos con Rei? ¿Necesita protección un tiempo?
    —Mi exnovio. Es mi ex novio. —respondió bajando su mirada con vergüenza. —Él normalmente no es agresivo, bueno, no así.
    —Ya veo. A Rei siempre le gustaron problematicos. —Asintió poniendo en marcha el auto, encendió la radio tocando la canción que habían escuchado antes en el taller de Rei, aquella canción que tanto bailaba en sus sueños, que sus manos tocaban como si ya conocieran la vieja melodía, pero que sus memorias se negaban a mostrarle. —Recuerdo cuando conocí a Rei, fue hace diez años. Él llegó llorando al bar diciendo que su alma gemela consiguió pareja, por más que traté de ignorarlo él no dejaba de hablar y hablar hasta que me puse a tomar con él. Esta canción, no dejaba de ponerla, decía que era lo único que le permitía viajar hacia su lugar feliz. Rei puede parecer un fiestero desinteresado, pero resulta que es chico más sensible que he conocido en toda mi vida. De hecho, trate de acostarme con él en varias ocasiones, ¡incluso ebrio!, pero es un eterno enamorado. Nunca lo logré.
    ---¿Por qué me dices esto?
    ---Por que quiero ver a mi amigo feliz.
    ---No soy yo de quien esta enamorado... eso es imposible. él sólo está confundido porque hemos pasado toda nuestra vida juntos, sólo es eso.
    ---Len, ¿verdad? ¿Aprecias a Rei?
    ---Por supuesto, es mi mejor amigo.
    ---Y el mío. Por favor, no desvalorices sus emociones. Tan sólo piensa en lo que dijo en el bar. Los ebrios siempre dicen la verdad.
    ---Lo sé, ¡pero él siempre bromea! ¿cómo sé si es verdad?
    ---Me temo que la respuesta sólo esta en ti, ¿qué es lo que escuchas, Len?

    Len guardó silencio, miró a Rei y volvió su vista hacia la carreta cubierta de un millón de luces de distintas tonalidades. Recargó su brazo contra la ventana y cerró sus ojos escuchando la melodía que su corazón había comenzado a tocar.

    *



    Al llegar al departamento, Yuuma acomodó a Rei en la cama con cuidado. Curó las heridas de Len con el botiquín de su amigo y se dispuso a hacer la cena. El rubio no dejaba de observarlo, ahora que sólo llevaba una camiseta podía ver varios tatuajes alrededor de toda su piel, mordió su labio inferior encogiéndose de hombros, era probablemente el hombre más apuesto que conocería en toda su vida, lástima que se habían conocido en situaciones equivocadas.
    —¿Qué piensas de Rei?
    —Bueno, que es mi mejor amigo. Es maternal, amable, protector, divertido, es una persona muy cálida, es una nota musical perfectamente tocada, una melodía suave…
    —¿Te gusta?
    —Es mi mejor amigo.
    —Hasta donde yo sé eso no es un impedimento para enamorarte de alguien.
    —¡Mi relación de diez años fue terminada hace un par de meses!
    —¿Y no mereces amar? Ustedes son extraños. Sólo estas negando lo que sabes que sientes, los artistas son tan difíciles.
    ---¿Tú que sabes?
    ---Digamos que soy bastante observador. Nunca le mientas a alguien que estudia psicología. Sólo dimelo. Te prometo que lo que hablemos aquí y ahora no lo sabra Rei. Será un secreto entre nosotros.

    Len lo analizó con cuidado, tomando una de las cucharas sobre la mesa, comenzando a golpearla contra el vaso de vidrio hasta tocar una melodía constante y hueca.

    —...Ni siquiera sé si él siente lo mismo. Ya te dije, siempre está bromeando. Nunca se sabe que es verdad y que no en él.
    —Él no mentía. Rei odia las mentiras, lo sabes, ¿no? preferiría morir antes que mentir —declaró, poniéndose sus botas para poder retirarse. —Eres musico, ¿verdad? Mi hermana también lo es. ¿No es la música un grito del alma? Pruébate a ti mismo que es lo que sientes, toca, toca como nunca, y después reflexiona sobre en quien pensaste mientras tocabas, ¿Cuál es la canción que tu corazón desea componer?


    *




    —¡Joder! ¿¡Que puta mierda tienes en el cerebro!? ¡Casi mueles a golpes al pobre Len!, ¿Estas consiente de que eres más grande y fuerte que él?¡Pudiste matarlo! Sólo deja en paz al chico de una maldita vez, no arruines su vida. —Las palabras de Gakupo le cayeron como agua fría en pleno invierno. Comenzó a llorar tirando de su cabello por los recuerdos de la noche anterior, se comportó como un completo bastardo.


    *




    Two Birds: El músico en vuelo, el artista sobre el cielo



    —Joder, esta resaca me matará, Len, cariño, ¿y si faltamos sólo hoy a la escuela?
    —Está bien, sólo hoy.
    —¡Genial! Quiero dormir. Es más, durmamos juntos, después te invito a desayunar.
    —No puedo. Debo ver a un nuevo amigo, pienso presentarme en el teatro.
    —¿Cómo? ¿Enserio? ¿Lo decidiste? ¡Len, estoy tan feliz! ¡Finalmente tocaras algo! ¿Estarás bien? ¿Puedo invitar a algunos amigos?
    —Calma. —Len sonrió ante la alegría de su amigo, era la primera vez que alguien se alegraba de sus logros, que alguien estaba más emocionado que él con algo, carraspeó dando un sorbo a su café. —Será a finales de mes, abriré el espectáculo de una orquesta, nada especial, después de eso tal vez vuelva a tocar en teatros cada semana como antes. Yuuma me lo propuso de hecho. Hablo con su hermana y en cuanto escuchó mi nombre accedió a darme un lugar.
    —Len, eso es genial, se lo agradeceré más tarde. Al fin podré verte tocar de nuevo, ¿Qué pieza interpretaras?
    —Es un secreto.
    —¿Desde cuando eres tan misterioso? ¡Ah, casi lo olvido! —exclama el artista corriendo hacia su habitación para luego regresar con una enorme caja y un brazalete de acianos tallados en cristal, junto con un pequeño ramo de camelias. Len lo miro desconcertado abriendo la caja, sacando de ella la pintura que le había hecho en el estudio, era su cuerpo, no se reconoció al instante, estaba en el elegante sofá, mirando fijamente, en lo que parecía ser un invernadero de flores. Se cubrió los labios derramando lagrimas sobre los cristales del brazalete, gimió por lo bajo evitando mirar al artista. Se sentía feliz, conocía el significado de las flores presentadas ante él. ¿Era el cortejo del que hablaba Rei? —Oh vamos, no llores pajarito, se supone que debes sonreír. Puedes quedarte el cuadro, ya me lo han calificado. El brazalete y las flores son un regalo de mi parte. La has tenido difícil por un tiempo, quiero que seas feliz, que sonrías hasta más no poder. Sonríe para mí pequeña avecilla, ¿por favor?
    —Rei, esto es hermoso, no puedo aceptarlo, no tengo nada para ti.
    —Shh, tienes todo para darme con sólo tu presencia. —Sonrió. —Len. Tú eres mi sol. Mi mejor amigo. Eres todo lo que necesito desde hace doce años, pero quiero que tú seas tu mayor prioridad ahora, ¿entendido? —el rubio asintió. —dame tu respuesta cuando sientas que estas listo, mientras tanto, ¿te apetece tocarme una canción?

    *



    Miraba la calma de la ciudad a media noche, miraba como las estrellas jugueteaban por el cielo en compañía de la luna menguante. Esta vez se encontraba sentado en la bahía fumando un cigarrillo, era la primera vez que salía en semanas sin compañía de Rei. Se preguntaba cuántos amantes estarían juntos en esos momentos. Cuantas personas estarías solitarias. Cuantas personas acaban de descubrir sus sentimientos como él.
    Kagene Rei, el niño de los vestidos, el extraño pintor. Nunca pensó en Rei como alguien más, siempre se sintió como al lado del moreno, podía confiarle su vida sin problemas. Rei era atractivo y más varonil que él, pero no dejaba de ser un niño en su interior. Rei era la persona más valiente que conocía, y siempre estaba a su lado, fue el primero en enterarse cuando comenzó a salir con Kaito, y el primero en saber cuándo terminaron.
    Se sentía como una avecilla en un nuevo cable, desconocía el terreno, estaba solo, asustado, quería volver a amar, pero ¿y si la historia se repetía? ¿y si su destino simplemente no era amar ni ser amado? Dio una calada a su cigarro y escupió el humo tan fuerte como pudo, olfateando la fresca brisa de la marea golpear su rostro.


    —Siempre vienes aquí cuando necesitas pensar en algo. —Giro su cabeza al ver quien se sentaba a su lado, era Kaito. Ya no había visto al deportista desde el incidente de semanas atrás, no sabía bien como confrontarlo. —La chica de cuando me enfrenté en el restaurante con Rei, eras tú, ¿verdad? — Su corazón latía al mil por hora, se sentía nervioso, e incluso olvido. —No vine a agredirte. Hablé con una de las meseras del local, ella me lo dijo. Siento no haberme dado cuenta —Dijo en un suave suspiro mirando la noche. —Te debo una disculpa.
    —¿Una disculpa?
    —Fui un bastardo. No sólo aquella noche, sino, siempre. Cuando rompí contigo, era porque odiaba todo de ti. Me sentía eclipsado, aterrado, como si viviera en tu sombra. Yo sé que nunca fue tu intención, pero, no podía evitar sentirse así. Después de que rompimos me sentí libre, pero no pude estar con alguien más, supongo que porque tú fuiste mi primera relación; me sentí furioso cuando me enteré de que tú y Rei estaban juntos. Eso me hirió. Llegue a considerar tratar de reconquistarte, pero después de la noche pasada comprendí que estaba siendo un total cretino contigo y conmigo, el que decidió poner fin a la relación fui yo y aun así quería estar enojado contigo porque te veías feliz. Soy una persona egoísta, y nunca sé cómo expresarme, por eso te lastimé, porque soy un cobarde. Lo lamento.
    —Eres un jodido idiota. —rio comenzando a llorar apagando su cigarro en la arena. —No sabes lo difícil que fue para mi después de que rompimos, lo mal que me puse, ¿crees que una jodida disculpa lo solucionará todo? Pero no te dejaré llevarte todo el crédito, también soy culpable, no sé si estoy enamorado de Rei, estoy asustado, y tú eres la causa de eso. Tú eras mi mundo entero, Kaito, y cuando te marchaste, lo hiciste con una parte de mi corazón. Nunca me diste explicaciones por más que te las supliqué, ¿por qué ahora?
    —No lo sé. Sólo sentí que debía dartelas... después de haberte golpeado sabía que debía dartelas. Sé que te fallé, no sólo te fui infiel, me fui el día de nuestro décimo aniversario, te lastimé, pero si piensas que te dejé de querer, estas muy equivocado. Me dan celos cuando estas con Rei, a veces quisiera volver el tiempo y arreglar todos mis errores, pero ambos sabemos que eso es imposible.
    —¿Como quieres que te perdone si te fuiste de mi lado sin darme ninguna explicación? No te importó si yo comía o dormía, ni siquiera te importó si rompiste mi corazón, ¿Ahora vienes a decirme que estas arrepentido? Me costó mucho dejarte ir, y sigo sintiendo algo por ti, pero no puedo volver a estar contigo, Kaito, no puedo darte una segunda oportunidad por más que me duela. Éramos demasiado jóvenes para amar cuando comenzamos a salir, y ahora que somos mayores, puedo darme cuenta de que estamos hechos el uno para el otro, pero no en esa manera. Ya no más. Nacimos para conocernos, pero no para estar juntos.
    —Entonces, ¿Este es el fin?
    —Supongo. Sí. Me gustaría poder odiarte pero no puedo, ¿no es gracioso?
    —Lo lamento… —el rubio negó con la cabeza palmeando el hombro ajeno.
    —Gracias a ti pude estar con alguien que me enseñó a quererme por encima de todo. No podremos volver a ser amigos, pero, agradezco todos los recuerdos que me has obsequiado, adoraba cuando tocábamos juntos, amaba que prepararas el desayuno cuando tenía una presentación, nuestra historia fue mi favorita de todas, pero era peligrosa para nosotros. Espero que encuentres pronto la felicidad.
    —¿Qué harás ahora?
    —Dedicarme a tomar las riendas de mi vida. Ya no puedo esperarte en ese mismo cable. Es tiempo de que vuele Kaito. Tú también deberías considerar hacerlo. Adiós, mi primer amor.

    ***




    —¡Vamos, Rei, no seas malo! No nos tardábamos nada en ir, eres un ser malévolo y vil, que Diosito te perdone porque yo no lo voy a hacer.
    —¿Quieres ver a un ser vil y malévolo? Bien, abriré la puerta del copiloto y te pateare en las bolas para que salgas del auto en movimiento. No pienso llegar tarde a la presentación de mi mejor amigo porque el niño quería una cajita feliz.
    —¡Los muñequitos eran hermosos! Es más, Len también quería una con juguete. —Se quejó el mayor con un puchero, dedicándole una mirada de frustración al rubio.
    —Deja de meter a Len en tus idioteces, además, las cajitas felices tienen mucha grasa y no sabemos qué clase de cosas le ponen al pan, nop, no se ven nada sanos. Ah, Len, ¿Cómo, sientes? ¿Necesitas algo?
    —Todo bien. —sonrió. —Vayamos por una cajita feliz cuando termine mi presentación, a manera de celebración. —desvió su mirada acariciando los acianos de su brazalete por debajo de su traje cerrando sus ojos para poder relajarse antes de su gran acto.
    —¡Eres un ángel! —exclamo Yuuma alzando sus brazos en victoria. —No como el ogro de aquí.
    —Calla, idiota, se quedó dormido, pobre, debe de estar nervioso, hoy es su gran noche.
    —Creo que puede aplicar para ambos.
    —¿A qué te refieres?
    —No quiero arruinar la sorpresa, oye, déjame prender la radio.


    *




    El agua entre mis pies era cálida, la dulce melodía continúa sonando en nuestro alrededor, nos encontramos sentados en la playa donde solía tocar de niño, quien está a mi lado es Rei, tarareando la melodía a la que me he acostumbrado. Me siento atraído por este chico. ¿Cómo no estarlo? Era la encarnación de mis sueños y anhelos, una estrella fugaz iluminando mi cielo.

    ¿Cómo no pude verlo antes?


    Su olor, su calor, su gentileza, gritaba su nombre desde cada poro de mi piel. Ahora todo esta tan claro como el agua que nos abraza; jamás amaré a alguien que no sea él, ahora lo comprendo. Esta melodía es la que quiero tocar.



    *




    El teatro estaba más lleno de lo que esperó, las miradas de los reflectores quemaban su piel atravesando la tela de las enormes cortinas de terciopelo. Tragó saliva abrazando su cello removiendo su cuerpo nervioso sobre la silla. Podía escuchar los susurros de los espectadores alojarse en sus oídos, él era el acto sorpresa, pero también era el acto de apertura; sus hombros le pesaban, y de pronto el suelo se volvió arenas movedizas. Cerró sus ojos. En cuanto el telón se abrió para él, una ola de ovación se hizo escuchar, gritos de conmoción al ver al joven violonchelista de nuevo ante el público.


    Tensó su mandíbula al ver la cantidad de gente que lo observaba, como la primera vez que tocó, se sintió inseguro, tragó saliva y enfocó su mirada en el artista que lo miraba con entusiasmo desde su asiento. Suspiró permitiendo a su mano mover la vara sobre su amada, deslizándola suavemente, paseando sus dedos por las cuerdas del instrumento, era la primera vez en años que tocaba una pieza tan alegre, frunció el ceñó reviviendo su sueño, y, por un instante, volvió a sentirse infinito.

    La melodía de su corazón resonaba en las paredes del teatro, la gente palmeaba con emoción, por primera vez sonrió en medio de una presentación, miro a su púbico, miro a Rei. Estaba enamorado. Se sentía orgulloso de tocar esa canción que tanto le recordaba a su amado, se arrepintió de no haberse dado cuenta antes, una vez más decidió amar, decidió tocar desde lo profundo de su corazón la canción de su alma gemela.


    Esa noche respondió a los sentimientos del artista.


    Descubrió que los roces de Rei eran cálidos, escuchaba el latir de su corazón acelerado en cada beso, en cada mordida en su piel, amaba las marcas que el moreno dejaba en su cuerpo, porque eso significaba que era suyo. Amaba gemir su nombre, sentir su sudor en su piel, ser uno con el joven artista. No recordaba cuantas veces lo hicieron esa noche, pero el moreno no dejaba de susurrar en su oído sus sentimientos, no dejaba de decirle que lo amaba, y Len, pudo sonreír en brazos de alguien que en verdad le amaba.



    Él dejó de ser una avecilla varada en un cable, pues finalmente había recordado como volar






    **********************************************************************************

    HOLA HOLAAAA MIS AMORES AQUI KIYOMI REPORTANDOSE
    No hay mucho que decir
    Este fanfic lo escribi por alla del 2016-2017 creo pero lo eliminé por cuestiones personales y porque mi beta de ese entonces y yo habíamos decidido modificar algunas cosas para que fuera más natural. Gracias a esta usuaria que menciono es que recorde esta historia qwq

    Es un one-shot, saben que no suelo escribirlos, y aunque es poco esta hecho con amor

    espero lo disfruten tanto como yo, los amodoro chingos!!

    ¿cuales son sus opiniones? saben que amo leerlos.

    NOS VEMOS EN OTROS PROYECTOS!
    HASTA MAÑANA!
  9. .
    Parte 4: El zorro y el conejo


    “Roto y orgulloso bailó sin rumbo en la carretera. Apasionado y lejano, bailó en nombre del amor que le abandonó, y, en voz alta, sollozó:
    ¿Acaso puedes verme?"



    *



    “Tarado” era la palabra con la cual nuestra madre solía describir a nuestro padre, fue la primera palabra que me vino a la mente cuando conocí a Kaito y este aseguraba que los omegas no éramos capaces de excitarnos sin un alfa, fue la palabra que reemplazo su nombre hasta que me pidió disculpas por bajarme los pantalones en medio del mercado del pueblo cuando le dije que los omegas masculinos no teníamos vagina.


    Mi madre decía que Kaito era como un lobo, aunque su personalidad fuera similar a la de nuestro padre a su edad. Ella describía a nuestro padre como un “zorro tarado” que no veía más allá del privilegio con el que nació. Mi padre era un poderoso brujo de sangre azul, era un alfa aunque su madre era la matriarca de la luna. Era elegante, astuto y distante, los recuerdos que tengo de él, más allá de los gritos y los golpes, son difusos. Mi madre era una bruja impura, hija de humanos pero vendida a las brujas. Tuvo que aprender de mi abuela las artes de la luna, conociendo de esta manera al zorro que la condeno.


    A pesar de que era humana de nacimiento y de que su magia no estaba ni cerca de ser poderosa ni elegante; mi madre era la más hermosa de las brujas. Sus ojos eran grandes y de un celeste tan intenso que el cielo mismo envidiaba, su cabello era rojizo y este caía en una cascada brillante y desordenada sobre sus hombros. Era delgada, pese a ello, mi abuela decía que mi madre tenía las caderas perfectas para engendrar hijos. Sólo logro tenernos a Rin y a mi, mi abuela creía que era una mujer maldita por sólo lograr dar a luz a dos cachorros. Ella cantaba y bailaba como las hadas, sabia la lengua de los humanos y la de las antiguas brujas. Sabia rezos y remedios. Sabia hablarle a la luna sin ser devota a ella. Ella sabía el idioma de la naturaleza. Mi madre conoció el sabor de la libertad antes de ser vendida a mi abuela.


    Ella siempre fue un ingenuo conejo al cual le cortaron las patas antes de que aprendiera a saltar.

    Cuando era niño, mi madre solía contarme la historia de mis abuelos. Antes de la gran masacre que llevo la iglesia contra los gitanos, ellos viajaban por el mundo. Visitaron lugares nunca vistos, y con los cuales solo he soñado. Navegaron por mares profundos y surcaron los cielos…hasta que ellos la vendieron.


    Siempre nos contaba que el ultimo pueblo que visitó fue Salem, y que por eso odiaba bajar a verlo. Siempre que contaba la historia de la ultima vez que vio a mis abuelos, su aroma se volvía de un azul tan embriagante que asfixiaba. Ella soñaba con viajar por el mundo tal y como sus ancestros lo hacían, pero decía, que sabia que los sueños nunca se cumplían y que era una realidad que tarde o temprano todos debíamos aceptar, eso es algo que nunca comprendí. Eramos brujos, proveniamos de una poderosa Diosa, ¿qué eso no significaba que el mundo estaba a nuestros pies?


    Ahora, yo estoy en el lugar de mi madre y finalmente logro comprender el peso de aquellas palabras.


    ***




    Aunque fue algo que siempre quise ver después de la asignación de nuestras marcas, no pude soportar por mucho tiempo el ver a mi hermana destrozada, sollozando hasta enmudecer. Quería ver a Kaito, quería ver a mi dulce amor al menos un poco más, pero la melodía de una familiar voz me sedujo y traté de seguirla con la muerte adherida a mis talones. Ambos bajamos hasta el exterior de la inmensa estructura y cuando lo vi, juro que mi muerto corazón latió con fuerza al menos por un instante.


    Él estaba justo como lo recordaba, aunque ahora tenía una barba corta y a medio afeitar de áspero aspecto, era quien decidió enseñarme a volar.

    Mi amado amigo, mi fiel compañero, mi dulce hermano del alma; Rinto.


    —¡¿Pero que son sordos?! ¡Déjenme entrar de una vez! ¡Necesito ver a los idiotas que gobiernan este pueblo! —Vociferó tratando de cruzar el umbral de la puerta, pero uno de los hombres armados solo lo empujo, obligándolo a retroceder.
    —Un beta no tiene nada que ver aquí, lárgate antes de que usemos la fuerza.
    —¿Qué no tengo nada que ver? ¡Soy el mejor amigo del monarca de la luna! ¡Él esta desaparecido! ¡¿Por qué carajos nadie lo esta buscando?! ¿Qué no pueden ver que esta herido? ¿Qué esta muerto? ¡Necesito hablar con Kagamine Rin! ¡Ella escuchara!
    —Rinto, ¿Qué dijimos de tus espectáculos?


    Y ahí estaba él. El hombre antes aterrorizado y arrepentido de asesinarme volvía a ser el mismo altanero de siempre; trataba de intimidar a mi pobre amigo que desesperadamente intentaba alcanzarlo. Quizá mi madre se equivocó, quizás Kaito no es un lobo si no un zorro como mi padre. En todo caso, mi hermana sería el lobo.


    —¿Tienes la osadía de llamarlo espectáculo? Tu esposo esta desaparecido, mi mejor amigo está desaparecido, ¡¿Por qué no hay un escuadrón buscándolo?! Él es el patriarca de la luna, ¡pero a nadie le importa!
    —Comprendo tu angustia, Rinto— él miente— pero con estos escándalos no lo encontraremos. — Declaro, y con un simple movimiento de mano esos corpulentos hombres se apartaron dándole paso al aventurero— ¿Qué es eso que tienes ahí?— Preguntó y su expresión cambio a una angustiada cuando vio que en la mano de Rinto, yacía uno de mis pendientes lunares. Ah, con que ahí estaba. —¡¿Qué haces con eso?!
    —Al menos reconoces que esto es de Len— respondió Rinto apartando su mano cuando Kaito trato de arrebatarle la pequeña joya—Lo encontré cerca del canal del rio, el que esta camino a Salem. Fue ayer, durante mi búsqueda, la cual al parecer soy al único al que le importa.
    —¿Qué hacías en el canal?
    —¿Siquiera me estas escuchando? Yo hice estos pendientes, míralo.
    —Esta…
    —Roto— interrumpió desesperado, entonando su voz—Yo hice estos pendientes, soy el mejor en mi trabajo, y este esta roto.
    —Len era muy descuidado, lo conocías. Seguramente estaba haciendo una de sus travesuras y lo rompió.
    —Por esa razón estos eran especiales, porque estaban hechos especialmente para él. No hay un par igual en el mundo. Sólo tengo uno, sólo encontré este.— Frunció el ceño levantando la mirada mientras volvía a guardar mi pendiente dentro de su estuche de viaje— No sólo desapareció, alguien lo asesino.
    —¡¿Qué barbaridad dices?! ¿Asesinato? ¿te das cuenta de lo que estás hablando?
    —No son fáciles de romper, “Su majestad”— amaba cuando se dirigía a Kaito con sarcasmo, me hacía reír. Rinto era el único en toda esta tierra de hipócritas que se atrevía a tratar a la realeza como un igual. Incluso, me atrevo a decir, los trataba como la gente común de Salem. Era una de las razones por la que le había sido prohibido practicar algún tipo de magia en específico, denigrándolo a un simple beta herrero, joyero y demás trabajos… pero no un usuario de magia respetado. Pese a ello, Rinto nunca había permitido que nadie le dijera cuál era su valor. Creo que es uno de los aspectos que me cautivaban de ese huracán incansable. Si no me hubiera desposado a Mr. Wolf, me pregunto si nuestra amistad habría escalado a algo más.— Alguien lo rompió, forcejeo con él y aunque se cayeran, se alimentaban con la magia de Len, sólo con su magia, por eso estoy seguro que lo asesinaron. Falleció el mismo día que rompieron este pendiente y lo separaron de su gemelo.
    —¿Por qué estas tan ensimismado con que fue un asesinato? Puede ser que Len sólo cayera en el agua y muriera, que un oso se lo comiera. Si tu teoría es cierta, ¿no has pensado que murió por su propia estupidez? — pregunto con frialdad, como si estuviera hablando de un extraño, de un animal y no del que seria el padre de su descendencia. Y, aunque no pudiera vengarme, como si estuviéramos conectados Rinto reacciono como yo lo hubiera hecho y le abofeteo. Una bofetada que hizo eco en las solitarias paredes de ese falso castillo.


    Los guardias enfurecieron, pero Kaito sólo levanto su mano para parar la orden mirando a Rinto con una furia palpable. Podía sentir como el aire se tornaba asfixiante, agobiante pero ninguno de los dos cedió. Nunca lo harían. Una parte de Kaito sabia que lo merecía y una parte de Rinto sabía que así era.


    —Ten cuidado con tus palabras, es de mi amigo de quien estas hablando.
    —Y es mi esposo de quien hablo. Podrás haber sido su amigo, pero recuerda de quien era ese desastre— respondió con firmeza mostrando nuestro anillo de bodas, su anillo, mi grillete. —Lo conocía, Rinto. Por eso pienso en las demás posibilidades.
    —Y aun así te niegas a ver más allá de tu ego, imbécil. — la sonrisa de Rinto era triunfal, temeraria. Sonreí por ello, ese es mi valiente halcón. Siempre volando alto sin miedo a ser consumido por el sol.— Yo sé que lo asesinaron. Si Len hubiera muerto por accidente yo lo sabría, nosotros teníamos otra conexión. Una que tú no entenderías. Lo conocí incluso mejor que su abuela, pedazo de soquete. Len podrá haber sido un idiota temerario, incluso deseo morir en varios momentos de nuestras vidas, pero nunca habría sido tan idiota para morir patéticamente. A él lo asesinaron, Shion… apuesto mi vida a que así fue. Alguien le arrebato la vida a mi mejor amigo. —concluyó y juro que, aunque trató de ocultarlo tras ese semblante heroico y esa mirada de furia, pude escuchar la voz de Rinto quebrarse en medio de sus latidos silenciosos.
    —Entiendo— asintió— Ven, continuemos en mi oficina.
    —Tú no entiendes nada. No hablare nada contigo, no confío en ti.
    —Yo soy el esposo de Kagamine Len.
    —Nunca estuve de acuerdo con esa unión. Quiero hablar con Rin, solo confío en ella, necesito hablar con ella, sé que me escuchara.
    —Que insolencia. ¡Guardias! Llamen a Kagamine Rin, díganle que este vago la busca. —se acerca a él murmurando, como si fuese una serpiente a punto de engullirlo, pero Rinto sólo mantuvo su postura e infló su pecho, mostrando que no temia a mi asesino. Que, al contrario, él debía temerle— pero será la ultima vez que me hables como si fuera tu igual, gusano infeliz. A la próxima te haré entender tu posición.
    —No eres mi igual, Shion, eso lo sé muy bien no soy un tonto. Sé que yo soy mejor que tú, y cuando descubra que paso con mi amigo, te haré pagar el triple de lo que le hiciste.
    —¿Por qué afirmas que soy yo?
    —Por que era tu esposo.


    ***




    —¿De verdad te casaras con él? Len, ¡él es todo lo que odias! ¡Te volverá loco! Aun no olvido como te humillo en el pueblo, ¿qué se cree? me hubieras dejado castrarlo en cuanto llegaste llorando a mi casa.
    —¡Ya lo sé! —sollozó aventando con fuerza una pequeña roca hacia el estanque, ahuyentando los peces que con esmero el beta se había encargado de reunir con algunas migas de pan, suspirando al ver que su plan se había arruinado, dejando la red de pesca a un lado— Pero no tenia opción. No me dieron una opción.
    —Siempre hay una opción, Len.
    —No para mí. Es fácil para ti decirlo, no eres omega. En cambio yo… ¡Carajo! Quiero morir, quiero morir. Rinto, ¿sabes de venenos? Tu padre es bueno con ellos, ¿me dejará probar uno?


    El beta solo sonrió negando con suavidad, sujetando al joven omega del hombro para obligarlo a recostarse sobre el césped, acostándose a su lado. El viento comenzó a soplar con calma, meciendo las nubes con suavidad mientras que las hojas que les cubrían se encargaban de tocar una dulce melodía. Escuchó como los peces comenzaban a nadar con tranquilidad, sintiendo sus propios latidos volver a la normalidad al decidir unirse a los del beta. A los ojos de Len, aquel momento pareció congelarse en el tiempo, encerrandolos en una burbuja que parecía protegerles de su realidad.


    —No, pero sé algo mejor.
    —¿Qué podría ser mejor que morir?
    —Huir.
    —¿Huir? No seas idiota, ¿con que dinero?
    —No lo necesitamos.
    —Te haz vuelto loco.
    —Lo digo enserio, Len— hablo con firmeza girándose para poder ver al pequeño rubio, alzando su meñique a la espera de que fuera entrelazado con el ajeno— huyamos. vámonos a donde nadie nos conozca, seamos errantes. Vivamos bajo nuestras propias reglas.
    —¿Te golpeaste la cabeza? ¿Otra vez tu madre te dio con la sartén?— pregunto tocando la frente de su amigo, recibiendo un pequeño mordisco en su mano que le hizo reír.
    —Solo piénsalo. Tú y yo conociendo todos esos lugares de los que tu madre hablaba, ¿no sería fantástico? Yo seria sólo Rinto y tu sólo serias Len. Sin ataduras. Sin títulos. Solo un par de magos que quieren conocer el mundo.
    —Suena como un sueño.
    —Lo bueno de los sueños es que tarde o temprano se hacen realidad.
    —¿Y si no? Mi madre decía que tarde o temprano debes despertar.
    —En ese caso, lo habremos intentado. ¿No prefieres morir como un hombre libre que como uno atado?


    Len le miro con duda, pensando que genuinamente su mejor amigo se había vuelto loco finalmente. Sin embargo, pese a sus dudas, entrelazo su meñique con el del beta en una promesa silenciosa, recibiendo a cambio un fuerte abrazo que termino por hacerlo sonreír.


    Podía tratarse de un sueño lejano, quizás incluso un simple anhelo. Pero ello le mantuvo con vida antes de su deceso.


    Se pregunto, cada noche de su matrimonio, cada vez que lloraba y huía a ese viejo estanque, ¿Qué habría pasado si esa tarde hubieran decidido escapar con solo migas de pan?



    **************************************************************************************

    Kiyomi: HOLA HOLA MIS AMORES HE VUELTO!!! SIGO VIVA!!!! aaaaaah qwq perdonen tanta ausencia, entre en un cuadro depresivo que termino por meterme a hiatus. Sigo deprimida porque nada de mi vida ahora mismo esta teniendo sentido o emoción alguna, nada, pero no me dejare vencer muajajajaja

    En este capitulo puse gran parte de mi corazón, recuerden a Rinto, será relevante conforme avance la trama >:D muajajajaja honestamente conforme iba escribiendo los perfiles de los personajes este fue de mis preferidos, es el Sol que mantuvo vivo a Len tanto tiempo qwq es ese amigo que siempre te esta sacando del agujero aunque tenga que hacerlo mil veces <3

    espero les haya gustado, lo escribi con todo el amor del mundo <3 <3 <3 ¿cuales fueron sus impresiones? ¿que teorias tienen? Saben que amo leerlas!!! <3


    RESPUESTAS

    SPOILER (click to view)
    Forbbiden; >:D y conforme avancemos peor sera muajajajaja, XD JAJAJAJAJAJA pana, pero me le escondo
    TwT exacto, aunque ellos deseaban otra cosa realmente mostraron rasgos de cada aquelarre desde que eran niños por lo que termino escribiendose en su historia de vida. U.U la abuela solo se cego porque al menos uno de sus nietos estaria en el de ella, esa mujer odia al aquelarre del Sol por considerarlos toscos. TwT desgraciadamente así es la vida U.U terminaron separandose por egoistas que no pensaron en ellos

    XD JAJAJAJA OYE SÍ ES no lo había visto así pero sí es!!! AJAJAJAJJA qwq ella solo quiere amor

    U.U es un csm

    >:D exactoooo muajajajajaja

    QwQ espero la espera valiera la pena, gracias por tu apoyo!!! <3



    MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
    LOS AMODORO CHINGOS
    HASTA MAÑANAAAAAA
  10. .
    QAQ FINALMENTE TENGO TIEMPO Y ANIMOS DE LEER
    THIS IS ART!!!! me alegra tanto haber tardado, no podria con la intriga!
    sólo puedo decir que YUKIIIII mi niña!! aaaaah ella no se merecía tanto sufrimiento!! QAQ desde que nació la vida le a dado golpes duros, el de arriba la agarro de su mejor guerrera, mi pobre niña!!!
    Cuando creí que mi odio por Mikuo no podría crecer más, vienes tú y desafías este pensamiento XD buena jugada, bueno, inicio una campaña para linchar al raro!!!
    y tremendo Plot twist!! es que no me la creo, sigo sin digerirlo

    y este capitulo simplemente me dejo destrozada QAQ LEEEEN

    AMO TU NARRATIVA QwQ espero conty ansiosa!!!

    mientras tanto

    MUERTE A LOS HATSUNE!!!
  11. .
    Capítulo 19: Ella

    “Es difícil saber que es lo que hay dentro de la cabeza de una persona cuando muere. Que es lo que ocurre con sus pensamientos cuando su vida, su historia, se desvanece de entre sus dedos.


    ¿A que Dios rezara? ¿A quien llorara? ¿De que se arrepentirá?


    La vida no es más que un viaje en carretera donde difícilmente podremos saber que era lo que invadía la razón de aquellos que llegaron a su final”




    *




    —Esto debe de ser una jodida broma, ¿verdad? Me estas jodiendo sólo porque me viste con ese otro sujeto. Esto no es real, es una jodida pesadilla, ¿Cómo fuiste capaz de hacerlo? ¿eh? ¿Cómo es que fuiste y te metiste con la perra de tu secretaria? ¡¡cómo se te ocurre?! ¡Ella era una jodida zorra! Todo el mundo sabe de sus videos. Más te vale no dejarme por ese contenedor de esperma.
    —Catherine si me dejaras…
    —¡No! Esto es una pesadilla, es un mal sueño, yo despertaré pronto. Sí. Despertare y todo estará como siempre. —Sonrió apoyando sus manos contra el escritorio de la habitación. Se miró por unos instantes al espejo; estaba despeinada, el maquillaje se había corrido sobre sus ojos causando manchones profundos y negros, el labial seguía intacto pero perdía su tonalidad desprendiéndose de sus carnosos labios. Ella apretó sus dientes y negó con la cabeza tomando asiento para volver a maquillarse hasta que, la voz de su esposo interrumpió sus pensamientos.
    —No, Catherine— dijo lento y suave acercándose a ella— nada volverá a ser como antes, por favor compréndelo. — Suspiró tomando la carpeta que la mujer había tirado momentos atrás. Acomodó los papales en su interior y los dejó sobre la cama al lado de un bolígrafo sin usar— Sólo firma los papeles del divorcio y asunto arreglado. Ambos sabíamos que esto pasaría tarde o temprano. ¿creerías que me quedaría toda la vida a tu lado ignorando tus constantes engaños? No soy ese tipo de hombre, no soy uno de tus juguetes, ¿me oíste? Sólo firma, ¿sí? Terminemos esto bien, por los niños. Si te preocupa el dinero mis abogados pueden…
    —Como si eso te importara— interrumpió en una amarga risa levantándose, tirando la silla contra el suelo y mirándolo a través del espejo. Sujeto con fuerza el labial carmín entre sus dedos antes de azotarlo contra la fina madera de la mesa— ¡Una mierda! ¡Puedes meterte tu puto dinero en el…
    —¡Baja la voz! ¡Los niños pueden oírte!
    —¡Me importan un carajo los niños! ¡Yo sólo los tuve porque tú querías niños! ¡Ni siquiera quería ser madre!
    —Catherine, por favor, no hagas de esto uno de tus escándalos. Sólo firma o me obligare a tomar acciones legales.


    De pronto, como si fuera un viejo programa de televisión, todo queda en silencio en el momento en que Rin cubre mis oídos,. El sonido poco a poco se asfixia y mi mirada sólo puede centrarse en su gentil sonrisa y en sus ojos que tratan de darme calma. Lo comprendo. Ella no quiere que escuche la pelea al otro lado de la habitación.


    Tomó sus manos que son casi tan pequeñas como las mías y cierro los ojos recostándome en su pecho. Ella me abraza y comienza a mecerme hasta que me quedo dormido.


    A la mañana siguiente papá nos anuncio el divorcio con mamá. Dijo que estaríamos con él pero que mamá seguiría visitándonos por ordenes del juez. Ella ya no viviría aquí y eso me hizo feliz. No me agradaba mamá, nunca lo hizo aunque yo era su hijo preferido.


    Nunca supe porque mamá pasaba más tiempo conmigo que con mi hermana. Rin la amaba. Me atrevo a decir, que la adora. Pero, mamá nunca la miro, ella tomaba mi mano, me cantaba canciones y me besaba, pero nunca miro a Rin o siquiera dijo su nombre para algo más allá de las apariencias que debíamos tener ante la prensa. Por ello, cuando papá nos dijo que mamá se iría de la casa, me sentí tan feliz que mi sonrisa no podía ocultarlo. Podría pasar más tiempo con Rin, podría pasar más tiempo con papá sin que ese repugnante aroma a vainilla me envolviera hasta asfixiarme.


    Seriamos una familia feliz sin que ella se interpusiera entre nosotros.


    Papá no lloraría más en las noches en donde llenaba su sangre de alcohol.


    Rin no se molestaría conmigo cuando mamá me abrazara y a ella no.


    Y yo, podre estar con mi hermana en paz, podre salir a jugar, podre tener amigos sin que mi madre se enoje.


    Tal vez consiga una novia o un novio sin que ella decida si es apto o no.


    Estaremos bien. Estaremos bien.


    Dos semanas después del divorcio mamá comenzó sus visitas. Tres semanas después ella me invitó al parque aunque le dije que quería que Rin nos acompañara ella se enojo y dijo que Rin se aburriría pronto.


    Yo accedí. Ella prometió comprarme un helado y ese conejo de felpa que quería tanto. Le compraría uno a Rin y los llevaríamos a juego en nuestras mochilas.


    No fuimos al parque. No fuimos por un helado. No fuimos por ese par de conejos de felpa.


    Creo que tres semanas después del divorcio de mis padres fue cuando todo comenzó.


    El momento cuando puse un pie en el infierno.


    Ella me sonrió mostrando sus dientes perlados en la oscuridad de una habitación que desconozco. Huele a vainilla. Todo huele a vainilla y ella no deja de sonreírme mientras me ofrece un par de pastelillos de chocolate.


    —¿Por qué estás triste cariño mío? No seas tonto y come los postres que mamá hizo para ti.
    —¿Por qué Rin no esta aquí?— volví a preguntar encogiéndome de hombros al ver su mueca de desagrado.
    —Los niños buenos no hacen preguntas a su madre cielo. ¿O acaso eres un niño malo?
    —…No soy un niño malo…
    —Eso es. Buen chico. Ahora come, se hace tarde.
    —¿Para que mami? ¿Ya se acabará la visita?
    —No tontito— Sonríe con falsa gentileza apretando mi mejilla como solía hacerlo antes de irse con alguno de sus amantes— Quiero que conozcas a un amigo mío. Estoy segura de que los tres nos divertiremos mucho, mi pequeño minino.




    ***




    —A un lado imbécil estás en mi lugar. —Gruñó Kagamine Rin mirando detenidamente al joven que había decidido que su banca era el lugar más apropiado para sentarse.


    Un suspiró bastó para que él se retirara y para que los murmullos comenzaran a su alrededor. Los ignoró y en su lugar decidió ponerse los audífonos para escuchar algo de música antes que el profesor llegara. Había entrado a pisotones a su salón. Dejó caer la mochila con enfado ignorando que pudiera dañarse. Palabras como “Ogro” zumbaban en sus oídos. Chasqueo la lengua y se cruzó de brazos mirando asesina al grupo de chicas que había comenzado a hablar. Volvió a girarse tomando su celular para ver su historial de llamadas. Todos del mismo número: Kaito Shion.


    —Maldito traidor. Maldito mentiroso diciendo amar a mi hermano con toda el alma. Si la vida no te castiga, lo haré yo. —Masculló entre dientes tomando su brazalete entre sus dedos, cerrando sus ojos unos instantes para recordar.


    Anoche, cuando el sonido de la música había parado por completo, Kagamine Rin tragó en seco, silenciosa movía su brazalete en círculos y después lo deslizaba por su muñeca hasta donde no podía moverlo más. Len permanecía cabizbajo con sus labios sellados escuchando únicamente aquel corazón que comenzaba a tranquilizarse.


    La inquietud en su pecho permaneció unos minutos más hasta que su mellizo decidió que era buen momento para hablar. Entre el suave canto de la noche, podía oír la manera en que algo en ella se rompía. Su alma se quebraba y su corazón, se hundía entre aquellos fragmentos de lo que fue un pasado amor. Mientras más contaba su hermano, más debía contenerse para no llorar, para no gritar.


    Siempre lo había sospechado, pero una parte de ella, aquella que siempre añoro la calidez de su madre, se negaba a creerlo.


    Su hermano había sido violado por aquella que debía protegerlos.


    Al inicio, creyó que quizás eran alucinaciones de su hermano, que quizás el Shion le había envenado. Pero, en los ojos de su amado hermano, no había más que una dolorosa verdad. Su historia, esa que tanto ocultó, la estaba asfixiando. Jamás creyó todo el abuso que su igual sufrió a sus espaldas, y en ocasiones, bajo el mismo techo. Ahora comprendía el comportamiento de su mellizo, ahora podía ponerle un rostro al autor de las pesadillas de su pequeño sol. Sin embargo, ¿Cómo podía digerir esto? ¿Cómo podía nombrar a la creciente sensación de nauseas en su vientre?


    Aun, después de todo. De todos sus pecados. Amaba a su madre. Esa brillante sonrisa, tan cautivante bajo toda esa pintura roja. Su padre solía decir que tanto ella como Len habían salido a su madre. Recordaba lo orgullosa que se sentía al escucharlo pese a nunca haber dormido entre los brazos de su progenitora. Recordaba cuanto le dolió el que sus padres se divorciaran y el que su madre solo eligiera a Len para sus paseos, recordó cuanto odió a su hermano por no disfrutarlos y nunca contarle que es lo que hacían. Y ahora, no había más que desdicha en esos atesorados recuerdos.


    —Fui tan egoísta… tan estúpida…

    Pensó mientras encendía el motor cuando su hermano rompió en llanto. No le abrazó, en su lugar comenzó a conducir en medio de una melodía dolorosa. Apretó sus dedos contra el volante hasta que estos perdieron el color de las puntas y trató de conectar los recuerdos de su hermano con los propios. Deseo que su padre estuviera libre, esperándolos en casa, tal vez él podría aclarar la bruma en su mente. No sabía si seguiría cuerda para el próximo día de visitas.


    Cuando llegaron ninguno dijo alguna palabra. Len la abrazo en agradecimiento por haberle escuchado más ella no correspondió. Permaneció inmóvil, sin alma. Una vez sola dejo salir un tenue sollozo que apenas se podía escuchar. No logro descifrar si era en consuelo propio o era para su pequeño hermano, cuyo sufrimiento ignoro por años.


    —Perdóname…


    Murmuro para si misma apretando sus labios hasta formar una delgada línea. Se sentía culpable. Era algo que no podría remediar. ¿Cómo podría verlo a los ojos ahora que sabia que fue incapaz de protegerlo de la persona a quien alguna vez admiro por su indiscutible belleza y su audaz hablar?


    Su madre. Su hermosa madre tan elegante, tan lejana, había lastimado a su pequeño tesoro por años y ella, añorando un abrazo suyo, impregnarse de ese perfume, lo ignoró hasta que su hermano no pudo más, manchando sus manos de un claro rojizo. Se pregunto, en ese momento en que su vida se escapaba en el viento, ¿Qué sintió? ¿habrá sentido miedo? ¿arrepentimiento? ¿dolor? ¿alegría? La muerte era, a sus ojos, un misterio fascinante. No obstante, no lograba descubrir el significado de lo que su hermano le había confiado acerca de aquel día.“Ella sonreía. Sonreía como si estuviera gozando del mayor éxtasis de su vida. Fue mi quiebre y rompí a llorar atrayendo la atención de papá. Ella cayó contra el suelo, sin pulso, la sangre brotaba como un montón de rosas, sus ojos habían perdido el brillo pero esa maldita sonrisa, permaneció”.


    Tras oír esas palabras quiso indagar más, sobre que se imaginaba que había visto su madre, que sintió él al asesinarla, mas no se atrevió, guardando sus preguntas con un simple asentimiento. Ahora, su hermano no había salido de cama, lo comprendía, seguía triste, ella molesta por la verdad que se le ocultó, no sabía cómo arreglar todo cuando volviese a su hogar.


    No sabía si realmente quería volver.


    —Una serpiente en el cuerpo de un ángel.
    —Ay me halagas, pero prefiero pensar que soy una clase de majestuoso zorro.
    —Ugh, sólo cállate, no tengo ganas de romperte la cara ahora mismo— bufó girando sus ojos al ver a Gumi tomar asiento junto a ella.
    —¿En que piensas?
    —En como partirte ese bonito culo tuyo después de clases.
    —Jo, ¿piensas que soy bonito?
    —¿Qué quieres?
    —Fukase.
    —No.
    —Sabes que no podemos dejarlo así— murmuro— Si no hacemos algo…
    —¿No lo entiendes? — respondió apagando la música para quitarse los audífonos, mirando finalmente a quién se atrevía a perturbar su paz— No quiero nada que ver. Me rindo. Arréglatelas tú con ese maldito traidor.
    —¿Tú? ¿Rendirte? Sí, como no. Eres hermana helicóptero, ¿Cómo puedes dejar que ese loco se salga con la suya? Esta más que claro que va tras tu hermano y tras el idiota de mi amigo. Por favor Kagamine, eres la única persona con cerebro que sé que puede ayudarme.
    —¿Qué hay de Gakupo? Él es algo así como un genio de la tecnología, ¿no?
    —Él no tiene nada que ver.
    —¿Y yo sí? No. No lo creo.
    —¿Por qué estas portándote como una perra? Sucedió algo con Len, ¿no es verdad? —Pregunto. Rin tan solo guardo silencio bajando su mirada, Gumi suspiró negando— Lo siento, no debí llamarte perra, mis disculpas, pero por favor te pido que me escuches; sea lo que sea que sucediera, no deberías dejarte llevar por el enojo que sientes. Piensa Kagamine, no eres una niña para ser tan caprichosa, la vida de quien amas, todo su mundo, esta en riesgo, ¿crees que hay tiempo para un berrinche?
    —No quiero hablar contigo, travesti. — Soltó volviendo su vista al frente. Ante esto Gumi frunció el ceño apretando sus puños para después levantarse. Miro a la rubia y tan sólo carcajeo.
    —Cobarde.


    No respondió, sabia que eso era, e incluso, pensó que ese insulto era amable a comparación de lo que las voces en su mente le gritaban. Cuando levantó la mirada y logro cruzarse con aquella cabellera azul no pudo soportarlo más. No supo en qué momento había derribado a la pareja de su hermano, en que instante sus puños se habían manchado de sangre o cuando la mirada confundida del Shion penetró en sus sentidos. Lo había golpeado. Sus manos hormigueaban y podía escuchar los gritos de sus compañeros, los insultos de Gumi al tratar de separarla de Kaito Shion. Sólo se detuvo cuando este ultimo la tomo de los brazos sacudiéndola, viendo a su profesor ordenarle ir a detención.


    Todo pasó en un fragmento de instantes. Palabras como “¡Loca!” ahora penetraban en sus oídos. Vio como Gumi llevaba a Kaito a la enfermería, con suerte le habría roto la nariz o le habría puesto el ojo morado, eso la hizo sonreír. Ganaría una suspensión de algunos días, por sus calificaciones la castigarían con no ir a entrenar en una o dos semanas. Le entristecía, pero no se arrepentía.


    Actuó por impulso, lo reconocía. Cuando vio entrar a Kaito Shion, tan brillante y entusiasta mientras su hermano se pudría en la soledad de su mundo, no pudo evitar pensar en su madre llegar cada mañana con la sonrisa más brillante del mundo y un inexpresivo Kagamine Len entre brazos.


    —Como no noté la manera en que su sonrisa se desvanecía con cada visita. Realmente, soy una hermana inútil.


    Carcajeo permitiendo a sus lagrimas salir con libertad, cayendo de rodillas en medio del bullicio de las aulas. Pensó que golpeaba a su difunta madre al darle ese puñetazo al hombre que se atrevió a traicionar su confianza. Pese a ello, su corazón seguía sintiéndose roto y su alma vacía.


    —Len. Mi dulce hermano. Perdona a esta egoísta hermana. Siempre he anhelado tu felicidad, perdóname, no fui capaz de cuidarte, de ver más allá de tus ojos. Mi amado tesoro…— dijo entre un llanto desenfrenado arrancando su brazalete. Lo observo, acaricio el nombre de su madre en el grabado de oro. Había sido un regalo de bodas que su padre le había dado el día que se casaron, lo conservó aun después de su muerte, deseando algún día ser como la mujer que logró alcanzar el éxito en cuestión de segundos. —Desde ahora, no volverás a llorar— Continúo apretando entre sus dedos el brazalete, caminando hacia el lago de la institución— Junto con Gumi…¡Definitivamente te protegeré!


    Lanzó el brazalete y observó el cómo se hundía lentamente, junto con todos esos recuerdos que alguna vez atesoro.


    —Ya no más.



    Y gritó una canción que sólo ella podía entender.


    *



    Mientras tanto. En otro lugar de la ciudad, Kagamine Len había decidido levantarse. Agradecía que Kaito le hiciera aprenderse su número de memoria. Pidió el celular de su madrastra prestado y escribió rápido dos únicas palabras acompañados de un sticker que representaba la imagen de un control de videojuego.


    DESCONOCIDO

    NECESITO VERTE


    Presionó enviar y volvió a la penumbra de su habitación en donde el fantasma de su madre lo estaba esperando.


    ******************************************************************************************************
    ¡Hola hola mis amores! ¡Cuanto tiempo! pero finalmente logré recuperarme un poco para poder publicar la última actualizacion del año!!!!! OMAIGAAAAAA
    Este año a sido de mis favoritos ya que, después de mucho tiempo, pude recuperar mi sonrisa, mi verdadera sonrisa, mi luz... hice tantas cosas, conocí mucha gente, viaje a varios sitios...conocí a quien fue y siempre será mi primer gran amor, me atrevo a decir, mi alma gemela, aunque claro, sabemos que nada es para siempre. No les mentiré. Estos ultimos meses he estado sin animo de nada, no sé ni siquiera como logro levantarme de cama cada día. Desde septiembre me he sentido horriblemente mal, es por eso que hoy, a poco de comenzar un nuevo año, les traigo este capitulo con todo el amor del mundo. Porque me a ayudado a respirar un poco. Asi como yo, espero lo disfruten.

    ¡Vayamos por un año lleno de aventuras! FELIZ AÑO NUEVO MIS AMORES!!! Conquistemos al 2023!!! <3

    RESPUESTAS

    SPOILER (click to view)
    Forbbiden; XD jajajjaaj en efecto, todos necesitan ayuda psicologica urgente. U.U el titulo se refiere a todos, pero en especial a Kaito y a Len, son el héroe del otro.

    XD MUAJAJAJAAJJA >:3 es que ahora si se viene la prueba del amor. Ver que tan fuerte es el lazo de estos dos y si realmente estan destinados a estar juntos MUAJAJAJAJA

    XD un "No espero nada de ustedes y aun así logran decepcionarme" jajajaja U.U es que estan todos tikitos todos pendejos

    XD SIES JAJAJAJAJ definitivamente se la cantaria! uy y aun no acaba. Si la madre de Len es una desgraciada, Fukase lo es peor, por algo le gustaba la loca pederasta

    XD AJAJAJAJ hacerlo sanar a chingadazos

    XD JAJAJAJAJ es que estos niños necesitan terapia, porque para hablar lo idiota les nace

    XD exacto, esta de la mierda pero aun se pueden salvar, al menos Rin y Gumi ahora trabajaran en equipo, falta ver los que estan jodidos y no lo saben

    MUAJAJAJA nah no morira nadie... ¿o si? >:D

    XD PANA tambien me encanta Fukase, pero siempre me da vibras del villano narcisista así que dije ¡woah! lo quiero como el narcisista que le cagara la vida a los prota! XD porque tambien tengo debilidad por los villanos jajjaaja

    QwQ nos leemos!!! X3 FELIZ AÑO! espero la espera valiese la pena <3



    FELIZ AÑO NUEVO!
    LOS AMODORO UN CHINGOOOO
    GRACIAS POR TODO SU APOYO! ESPERO SEGUIR CRECIENDO CON USTEDES!

    HASTA MAÑANA
  12. .
    ESTOY AQUI MUAJAJAJAJAJ

    Waaaaah de cuanto me he perdido!

    Bueno bueno tratare de acomodar mi comentario de tooooodos los capitulos en un super duper comentario!
    primero, se me hace super adorable que Himisu sea tan tierno rechazando todo a su alrededor cuando encuentra algo totalmente de su interes XD me dio risa como avento a la verga a la chica que le estaba poniendo ojos de cogeme, él tipo "sisi a la chingada *procede a aventarla*" XD es que fue super adorableeee

    QwQ me da mucha tristeza el sueño del detective, realmente fue de wow... me dejo con un agradable amargo sabor de boca, extraño pero agradable TwT fue una escena increible, creo que ahora es de mis favoritas aunque sea desoladora! <3 ME ENCANTO

    Sufri con Himi QAQ como su deseo de morir lo consume y lo mata lentamente TwT y sufro por Riiiin aaaaah mi niñaaaa!!! creo que ella es de los personajes que más merecen un abrazo! o sea sufre con la loca de Miku, sufre (sin querer) el abandono y despues muerte de su otra mitad, se hace madre sin pedirlo realmente y ahora no sabe como mantener a su bendicion con vida QAQ mi niñaaaaaa #protejanaRin!
    QwQ aunque siga siendo un desastre ella hace lo mejor que puede

    Kaito... Kaito sigue siendo un pendejo

    QwQ y mi Yuuuuki aaaaa mi niña! TwT una familia de mierda! me da miedo la beta de su hermana XD es como de ay qwq si ella quisiera podria asesinar
    TwT pero Yuuuuki mi niñaaaa #ProtejanaYuki es que imagina terminar siendo abandonada por la unica persona que llego a entenderte y a darte amor, nooooo lo vivi y es horribleeee

    QwQ esta historia se llama como hacerte entrar en depresion en pocos momentos

    como siempre, AMO tu historia! lamento tardar tanto en comentar, tú sabes, la depresion jajaj qwq

    X3 pero la ame! me encanta tu manera de escribir! espero ansiosa la siguiente parte!
  13. .
    Capítulo 18: Fukase y Kaito


    “Y, entre tus ojos vi la vía láctea, una Nebulosa entre tus labios que me invitaba a entrar ,sin saber que, con cada roce tuyo, cada palabra, estaba más cerca de mi final”



    *



    Muchas veces, cuando el amor es tan intenso al inicio, cuando es un incendio en medio de la noche, cuando es un gran huracán en verano… termina por apagarse con la misma velocidad con la que nació. Cuando uno menos lo espera, muere, y siempre uno de los dos, termina en el infierno.
    Aquellos amantes que viven con pasión su relación siempre mueren al final de su historia.

    Aquellos amantes que aman sin límites son aquellos cuya caída es más dolorosa. En especial, cuando desde el inicio, su relación sólo estaba destinada a la perdición.


    *



    —Tú… de verdad lo hiciste.
    —¿Hacer qué?
    —Te embarazaste de ese sujeto.
    —¿Y?
    —Que el bebé en tu vientre puede ser igual a él.
    —Si tengo suerte al menos uno de ellos se parecerá a mi físicamente. Es un buen precio por pagar.
    —¿Uno de ellos?
    —Tendré dos. Gemelos al parecer. Ese tipo tiene una buena puntería.
    —No lo entiendo, ¿no dijiste que ese sujeto era un aburrido? Si no mal recuerdo, dijiste que no entendía tu estilo de vida.
    —Y nunca lo hará, ¿puedes creer que el marica lloro cuando le dije perra en medio del sexo? Tuve que pedirle perdón después de eso.


    Una ronca carcajada sonó en la habitación. La mujer tomó un trago más a la botella de whisky a medio terminar, dejándola encima de la ficha medica que declaraba el estado de los cachorros en su vientre. El joven de ojos miel suspiró peinando su cabello hacia atrás con desespero. Observó a la mujer frente a él. Tan pálida y aun así, a sus ojos, la mujer más hermosa que podía existir. Su aroma a vainilla era fuerte, presente. Miró la botella manchada de labial rojo y tomó un sorbo de ella saboreando los restos del maquillaje de la mujer. Ella sonrió y tomó un cigarrillo de su bolso, sin encenderlo lo colocó entre sus dientes, moviéndolo juguetonamente hasta llegar a morderlo suavemente.


    —Entonces, ¿Por qué? Dijiste que te separarías de él, que ya tenías lo que querías… ¿y ahora tendrás a sus hijos? ¿a que estas jugando madame?
    —No lo sé—Respondió—Tal vez, solo tal vez, ese hombre me pareció un buen partido o tal vez estaba demasiado ebria cuando lo hicimos.—sonrió mirando al joven pelirrojo, dejando el cigarrillo sobre la mesa— Él no es como nosotros. Creo que eso fue lo que me gustó.


    ***



    Cuando era niño, Kaito Shion creía que el mundo solo se constituía de las cercas del pequeño pueblo panadero donde vivía. Cuando encontró a Fukase, conoció el verdadero mundo que tanto le había esperado. El primer amor nunca se olvida, el amor puro y juvenil que conlleva un dolor similar al de la muerte.


    Kato Shion no conocía el mundo y cuando lo hizo comenzó a odiarlo y a odiarse.
    Por otra parte, Fukase conocía el mundo. Había visto mares violentos y tenebrosos desiertos desde su nacimiento, y por ello amaba el mundo. Amaba explorarlo, descubrir cada parte de él. Amaba aprovecharse de los seres que lo habitaban. Había nacido como un demonio de rostro angelical que sabia jugar sus cartas. Pero, el demonio tambien tenía corazón, por ello, al enterarse de que su primer amor había tenido mellizos con un hombre cualquiera, algo dentro de él se había roto, corrompido. Nunca imagino que ese veneno podría pasarse al joven que ahora cortejaba.
    Tenía miedo. Temía volver a vulnerarse. Temía tener que sufrir de nuevo, tener que llorar por alguien más.


    Temía no volver a ser elegido, por lo que decidió ser aquel que rompe en lugar de ser destruido.


    Y eso, le agradaba.


    Por primera vez, era agradable ser aquel que mandaba en lugar de ser un jugador del montón.


    ***




    Cuando Len se marchó trato de llamar varias veces al número de su cuñada, pero siempre terminaba por responder el buzón de voz de la rubia hasta que finalmente fue la operadora quien tomo el lugar de la contestadora solo para avisar que su saldo se había agotado.


    Kaito chasqueo su lengua mirando con molestia la pantalla de su celular, acariciando con sus ojos la foto de su pareja que usaba como fondo de bloqueo. Rendido, suspiro dejando el celular sobre la mesa para dejarse caer en el sillón con cansancio. Algo había alterado al rubio. Discretamente observó a Fukase por sobre el hombro y se preguntó si este había sido el culpable del ataque de su pareja; pero, al verlo reír mientras reproducía un video de parodias esa duda se disipó. Fukase era su exnovio, Len lo sabía, ¿no es así?, así como también sabía que todo lo que tuvieron alguna vez había quedado en el pasado. Entonces, ¿por qué?


    —Dale tiempo —pronunció con amabilidad dejando su móvil a un lado para poder mirarle— seguramente estaba cansado o estresado— continuo y enseguida su expresión cambió a una más lúgubre— o tambien, puede que ya viera el video.
    —Aunque lo haya visto, él no es así, habría hablado conmigo y juntos buscaríamos una solución. Algo está mal.
    —Kaito, ¿es que no sabes el historial de Kagamine Len? Ponte en su lugar, seguramente no es algo fácil de digerir y él está consciente de que tú aun eres muy joven para preocuparte por problemas que no te corresponden. Tal vez no quiere que te pierdas en tus pensamientos y quiere solucionarlo por su cuenta. Deja de preocuparte por estas pequeñas reacciones.
    —Es mi pareja, claro que me corresponde. Además no son “pequeñas reacciones”— respondió con molestia masajeando su sien— Tú no lo conoces.
    —De acuerdo —suspiró— en ese caso deja que se relaje, déjalo respirar, él te buscara cuando este en una mejor posición. Ahora siéntate, debemos hablar.
    -Me voy a la cama.
    —No, espera, no puedes dejar el tema al aire Kaito.
    —Podemos hablar de ello mañana después de clases.
    —Esto es serio.
    —Tambien Len.
    —¡Estamos hablando de tu reputación, Kaito! Si ese video llega a manos equivocadas toda tu vida puede irse por la borda. Déjame eliminar por completo tu rostro del video, creo que puedo intentar rastrearlo y hacer algo por ti, podemos poner otro modelo en tu lugar, será sencillo con un poco de edición.
    —No lo necesito, ya pensare en algo.
    —¿Cómo? Solo eres un niño.
    —¡No soy un niño! No soy… no soy un niño. Fukase, comprendo la magnitud de esto, ¿crees que no? Pero eso ahora mismo no es mi prioridad, si Len tiene ese video ¡no puedo imaginarme como está sufriendo! ¡no dejare que vuelva a sufrir lo mismo que hace tiempo! ¡no dejare que la historia se repita. Le prometí que sería su lugar seguro, así que pensare en algo, con él.
    —¿Su lugar seguro? —carcajea negando con su cabeza— ¿Y él será el tuyo, Kaito?


    Kaito Shion se detuvo en silencio. No se atrevió a mirar al contrario y tan sólo suspiró dirigiéndose hacia las escaleras. Podía sentir la mirada de Fukase recorrer su espalda provocando en él un fuerte escalofrío que erizó su piel. Negó con su cabeza negándose a creer en las palabras que su invitado había dicho al viento. Deseaba creer en que al igual que él, Len seria su soporte, sería su escudo contra el mundo. Sin embargo, una parte de él sabía que esto podría ser un hecho incierto y eso significaba que tambien podía estar equivocado.


    —Discutamos esto después. Me voy a la cama. — aclaro Kaito con la voz tensa. Sabía que Fukase lo estaba provocando, pero no sabía el por qué lo hacía.
    -¿tan pronto?- cuestiono Fukase- Apenas son las 12
    -Yo asisto a clases.
    -¿Aún?
    -Aun.
    -Ya veo-Dijo- Es importante asistir a la escuela. Recuerdo que en mi época de estudiante solía saltarme algunas clases, de vez en cuando, aun así logre graduarme con honores- Carcajeo suavemente apagando su celular- También iré a dormir
    -¿Trabajo?
    Sonrió pero no con la mirada. Se preguntó si alguna vez lo había hecho.
    -Algo así
    -¿Fukase?
    -¿Qué pasa niño?
    -¿De dónde conoces a Len?
    -Viejo amigo de su familia, como dije. Más que nada un socio de negocios, sabes que estoy en el área de ventas de una empresa de tecnologías.
    -Le llamaste minino.
    —Un apodo cariñoso. A su hermana le digo cachorro por cómo eran de niños.
    —Tú…
    -Solo eso- interrumpió- Solo negocios Kaito, nunca trate con ninguno de los hijos del matrimonio… ex matrimonio—Se corrigió— ex matrimonio Kagamine. Solo los conozco de poco realmente. Soy como un tío muy lejano que los veía pocas veces al año. Ve a dormir, o despertarás con la cara hinchada.
    -…De acuerdo… descansa
    -Gracias, igualmente. Duerme bien Kaito, te llevare de paso en mi auto.
    -No es necesario
    -Insisto, tómalo como un agradecimiento por dejarme quedarme. Además, creo que tu escuela esta de paso a donde iré, no me atrasaras si eso es lo que te preocupa. Prometo que no tocaré el tema del video en el auto, ese tema lo tocaremos solo cuando tú te sientas listo, ¿de acuerdo?
    -Está bien… pero solo mañana, ¿sí?
    -Solo mañana, enterado. Ahora ve a dormir que la noche no espera a nadie.


    Le miro unos instantes con desconfianza, pero al no lograr descubrir lo que escondía aquella sonrisa brillante y esos ojos joviales, decidió no indagar más, despidiéndose únicamente con un movimiento de cabeza antes de subir.
    Trato de llamar una vez más a la Kagamine y de nuevo suspiró al escuchar la contestadora al otro lado de la línea.


    IceBoy: ¿Necesitas que busquemos ovnis mañana? Llámame.


    Escribió para después apagar el celular dejándolo a un lado de la almohada para después acostarse y cerrar sus ojos con el deseo de dejar de pensar.


    Esa noche no pudo conciliar el sueño.


    *



    Abrió sus ojos y se sintió más cansado de lo habitual, como si le hubiesen dejado caer el peso del mundo sobre sus hombros en un solo instante. No podía mover su cuerpo, ni siquiera podía respirar. Sentía su garganta áspera, como si al pasar saliva esta le cortara con un millón de espejos que le hacían sangrar.


    Finalmente, al escuchar su alarma sonar a todo volumen la apagó con un solo golpe. Sabía que por una parte debía ir a la escuela para hablar con Kaito, contarle lo que había pasado, advertirle del monstruo que tenía y su casa. Pero, por otra parte, existía la posibilidad de encontrarse con ese monstruo de nuevo y de ver a la mujer de vainilla a su lado. No estaba listo.


    —Soy un cobarde.


    Murmuró para sí mismo retorciéndose en su cama volviendo a cubrirse con su manta. Quería fumar. Quemar sus problemas entre la nicotina y el tabaco. Quería ver en el humo el cadáver de su madre. Quería deshacer sus ideas en caladas que destrozaran sus pulmones. Sin embargo, lo había prometido y una promesa a su héroe de hielo jamás podría ser rota de nuevo.


    —¿Te quedaras en cama? — Preguntó Megurine abriendo cuidadosa la puerta de la habitación del rubio sin llegar a encender la luz— ¿Quieres que le diga a tu madre que te traiga tu medicamento?
    —Estoy bien. —Respondió con pereza sentándose a la orilla de la cama con la manta cayendo por sus hombros.
    —No se ve muy bien amo Len. —Señaló con preocupación acercándose. —Creo que debería quedarse en cama— Sonrió acariciando su rostro maternalmente. Luka siempre olía a flores y a mantequilla, era relajante y a su vez cálido por lo que correspondió débil a la sonrisa, apoyando su cabeza en aquellas suaves manos de seda— Le diré a su madre que necesita descansar pero no son necesarios los medicamentos, ¿eso está bien?
    —Gracias, Luka.
    —Estoy para servirle. —Contestó separándose del menor para dirigirse a la puerta. —Descanse amo Len, estaré en la cocina si necesita algo. —
    Señaló antes de salir y cerrar con cuidado.


    Cuando escuchó el clip del seguro en la puerta su expresión volvió a cambiar a una más lúgubre. Volvió a recostarse dejando que la oscuridad lo consumiera al menos una vez más.


    No sabía en donde había dejado su celular, tampoco le importaba descubrirlo, lo único que estaba en su mente era Fukase, su madre, Kaito y Rin. ¿Por qué había regresado el demonio que le torturaba en sueños? ¿buscaba venganza? ¿buscaba el perdón? ¿buscaba cerrar algún ciclo? Mientras más lo pensaba su cabeza más se destrozaba. Podía escuchar sus propios latidos retumbar en su mente, subir por su cuello y amenazar con saltar en cualquier instante. Frunció el ceño y giró su cuerpo hasta que finalmente decidió permanecer boca arriba mirando a aquel desgastado techo, perdiéndose en el blanco amarillento y en las grietas que se había negado en reparar.


    —Rin está molesta, ¿verdad?

    Preguntó la mujer de vainilla sentándose a su lado para mirar al mismo techo.


    —Está en su derecho después de lo de anoche.
    —No creí que fueras a contarle todo. Al menos no tan cerca del día de visitas en la prisión. Tú padre se pondrá triste si ella decide no visitarlo después de que le contaras la verdad.
    —Merecía saber la verdad, aun si eso la hace odiarme.
    —Sí. Seguramente ahora te odia, después de todo asesinaste a su madre a sangre fría. La madre que te “utilizo” ¿no es así? Debe ser duro enterarse de que no pudo proteger su mayor tesoro, y que sobre todo, ese tesoro es el culpable de que un hombre inocente este en la cárcel. No hiciste nada cuando tu padre se declaró culpable porque fuiste un cobarde.
    —Sólo era un niño— Sollozó evitando mirar a la mujer a su lado, sintiendo su cuerpo encogerse cuando esta se recostó junto a él. Su respiración comenzaba a aumentar y su sudor perlaba su rostro en medio de su agonía silenciosa— Debía defenderme, yo…yo no sabía…
    —Lo sabias, Len. Ya me habías visto usar esa arma. Sabias como operarla, sabias que siempre estaba cargada, y aun así me disparaste. Fue directo, certero, como si lo hubieras planeado.
    —No quería hacerlo, tú me obligaste, tenía miedo, ya no quería volver a ese cuarto, ya no quería…
    —No importa cachorro— silenció la mujer girándose para poder mirarle, pasando sus lánguidos dedos por el torso del joven hasta llegar a su cuello—Te lo dije, ¿recuerdas? Viva o muerta, tu querida madre siempre estará contigo—finalizó apartando su mano del delgado cuello de Kagamine Len, sonriendo como solía hacerlo antes de presentarle a alguno de sus amigos, antes de hacerlo entrar a aquella habitación de paredes aterciopeladas y de luces rojas brillantes—Y ahora que tu hermana te odia, solo tienes a mamá para acompañarte, ¡será divertido con Fukase en la ciudad!
    —Aun si Rin me odia— jadeo— Tengo a Kaito. Él prometió que estaría conmigo, que estaríamos juntos pase lo que pase.
    —¿Es así? ¿entonces porque tienes tanto miedo de contarle? ¿temes que reaccione como Rin lo hizo anoche?
    —Él sabe lo que he hecho, sabe lo que viví.
    —Oh, ¿te refieres a cuando le contaste esa linda historia del niño enamorado de las estrellas? ¿Del dulce príncipe caído en desgracia? Len. Oh, mi dulce y tonto Len. Eso no es contarle la verdad, es maquillarla. Lo sabes, ¿verdad? No le diste nombres, no le dijiste lo mucho que nos divertíamos, no le dijiste todo lo que te metías. Drogas, alcohol, hombres, y otros juguetes. Sobre todo, no le dijiste sobre mi mejor cliente, el hombre que esta bajo su techo. Eso no es decirle la verdad cariño.

    Len guardo silencio unos instantes y tan sólo cerró sus ojos, deseando que la alucinación a su lado desapareciera.

    —¿Entonces? ¿Por qué no puedes decirle la verdad?— continuó la mujer al darse cuenta del intento del rubio por desviar su atención. Su voz era suave y burlesca, como la mordedura de una serpiente juguetona.
    —Cállate.
    —Te aterroriza que te vea con asco.
    —Por favor, mamá, cállate.
    —Temes que te desprecie, que te odie.
    —Cállate.
    —Temes estar solo.
    —¡CALLATE! ¡CALLATE!
    —¡TEMES QUE SEA COMO REI!
    —¡DEJAME EN PAZ!


    Grito con fuerza cayendo de la cama con un fuerte estruendo, pidió ayuda ahogado con sus propias ropas, pero para cuando Megurine abrió la puerta, el fantasma de su madre ya se había esfumado.

    ***



    —¡Esto me trae recuerdos! ¿a ti no, Kaito?
    —No realmente.
    —¡Oh, vamos! Estoy seguro de que si— aclaró Fukase con una amplia sonrisa que mostraba sus dientes, conectando su celular al estéreo— Pon I Will Survive.
    —Fukase, ¿Qué tratas de hacer?
    —Vamos solo ponla. —pidió con cariño mirándole por sobre el hombro encendiendo el motor, dejándole ronronear. Por su parte, Kaito suspiró y obedeció reproduciendo aquella canción con la que había estado tan obsesionado cuando la escuchó por primera vez. —¡Ese es mi chico! Ahora sí, en marcha. Ah, cuantos recuerdos, solo necesitamos un café americano y un latte para que sea como aquellos tiempos, ¿no lo crees?
    Preguntó, pero Kaito tan sólo asintió desviando su atención hacia la ventana. No lo admitiría, no lo haría en voz alta, no diría que escuchar la desafinada voz de Fukase tratando de entonar la letra de Gloria le hacía sonreír. Sí. Era como cuando eran una feliz pareja en una ciudad de oportunidades. Sin un video en el que pensar, con planes para comer con Gumi y Gakupo, con una noche de películas en espera con Fukase y con I Will Survive retumbando en las ventanas del auto.
    —Tantos años y aun no te aprendes la letra— carcajeó Shion acomodándose en el asiento de copiloto para sonreírle a su conductor.
    —Es porque me falta mi acompañante. —respondió— ¡Vamos, ayuda a este viejo a hacer el ridículo!— finalmente Kaito accedió abrazando todos esos recuerdos que creía perdidos, abrazando todos esos momentos en donde el futuro parecía brillante y el presente una bendición.


    Cantó con fuerza sin importarle la mirada de quienes pasaban encerrándose en el mundo que había creado dentro de ese auto. Cantó y dejo sus emociones fluir como un torrente de agua tibia relajando sus músculos a medida que la canción avanzaba. Se permitió sonreír y reír con el que alguna vez compartió una historia. Sintió que había hecho las paces con aquel niño herido y abandonado. Una gran fortaleza lo invadió, olvidándose de todo aquello que le impidió dormir dejando que el tiempo lo abrazara mientras Fukase carcajeaba entre estrofas a su lado.


    Y, por un instante, volvió a sentirse libre.


    ***



    Gruñó en voz baja y entre dientes al ver su reflejo en la pantalla de su celular. Su cabello enmarañado únicamente adornado con un par de broches negros, su pálida piel sin maquillaje exponía las bolsas debajo de sus ojos y su vestimenta constaba únicamente de una playera larga negra que cubría un pequeño short de mezclilla acompañado de un par de vans negros. No había alcanzado a arreglarse al estar despierta toda la noche pensando en posibles soluciones y, pese a ello, realmente no había logrado quedarse con una.


    —Carajo, ¿Qué no conoce la puntualidad?— murmulló con enfado al mirar su descuidada imagen guardando enseguida su celular. Masajeo su sien y comenzó a jugar con uno de sus brazaletes mientras chocaba la suela de su zapato ruidosamente contra el pavimento de la entrada al instituto.


    Se sentía ansiosa, no lo había estado tanto desde que comenzó a usar vestidos y maquillaje en el instituto y hoy, podía jurar que incluso llegaba a compararse a como aquel primer día de su nueva vida. Miró sus uñas tentativamente pensando que realmente no valió la pena gastar tanto dinero en acrílicos y pedrería, de no ser porque logró divisar la melena rubia de Rin Kagamine acercarse se habría comido cada una tan solo para arrepentirse más tarde.


    —¿En dónde está tu maldito hermano? Debo hablar con él seriamente. —La abordó tomando su antebrazo para evitar que corriese a lo que Rin respondió con una mueca de desagrado tirando de su propia mano para zafarse. Gumi giró sus ojos y se cruzó de brazos para mirar a la Rubia en silencio.—Es urgente, ¿Dónde está? Siempre vienes con él, ¿se pelearon o algo así?
    —Pff, ¿Por qué debería decírtelo? Ni siquiera eres alguien que me importe. —respondió con una sonrisa sarcástica confrontando a la más alta— ¿por qué no le preguntas al pendejo de tu amigo?
    —Esto es serio Kagamine, si ese video…
    —¡Me vale mierda! —bufó con ira dando un paso hacia el frente, cortando la distancia entre ambas. Gumi no se retiró, contrario a ello, permaneció en silencio a la escucha de la rubia. Por su tono de voz podía asegurar que en cualquier momento rompería en llanto, esperaba que no lo hiciera— ¿Por qué tengo que arreglar una cagada que yo no hice?


    El tono de Rin era agresivo, doloroso, como si una tormenta estuviera desatándose en su interior. Podía sentir el aliento de la joven atleta, menta fresca que combinaba con su perfume de lilas. Esperó a que la rubia volviera a enderezarse antes de poder hablar. Ella jadeaba enfurecida sin poder mantener más el contacto visual. Desde este ángulo, Gumi pensó que se miraba tan pequeña y vulnerable, sin creer que era realmente la temida Rin Kagamine quien estaba a tan pocos centímetros de ella.


    —Es de tu hermano y mi amigo de quien estás hablando, ¿Qué no te importa lo que pase si llega a ser viral en el colegio? — respondió una vez que su compañera se calmó. Aunque tambien estaba nerviosa, trataba de mantener una voz serena, sabía que, si ambas se alteraban nunca conseguiría lo que deseaba, al menos le agradecía a Gakupo aquellas técnicas que le había enseñado de cuando salía, nunca creyó que algún día le fueran útiles y ahora, tan solo la idea le hacía sonreír. Parecía que deseaba domar una bestia a la que por tanto había humillado, era difícil, pero estaba dispuesta por el bien de la imprudencia de su amigo.
    —Yo no los mandé a coger en plena playa— respondió
    —¿Sabes qué? No tengo que discutir contigo, sólo dime donde está el chico p…
    —Atrévete a decir ese apodo Gumiya y te rompo el hocico, ¿escuchaste? Que este molesta con Len no significa que te dejaré llamarle por ese denigrante nombre.
    —Ah, aquí está el ogro, al fin— sonrió— ¿me dirás donde esta? — respondió acostumbrada a que cuando la rubia se enojaba le llamaba por aquel nombre que trataba de enterrar.
    —¿Para qué?
    —Para hablar sobre este video. Estoy segura de que te llego a ti tambien.
    —Estás en lo correcto.
    —En ese caso, esperemos a tu hermano y busquemos una solución. Ustedes también son listos, ¿no? Estoy segura de que entre los tres…
    —¿Y qué piensas arreglar?—interrumpió— ¿Nosotros tres? Pff no me hagas reír, ¿no crees que deberías hablar antes con la maldita rata traicionera de tu amigo?— respondió con una voz ronca y profunda apuntando con la cabeza en dirección a un automóvil blanco. Gumi, desconcertada, se giró lo suficiente para mirar en dirección a los ojos de Rin Kagamine, palideciendo al reconocer al conductor de quien se despedía Kaito con una cálida sonrisa.
    —¿Qué mierda?
    —Una jodida mierda. Si no hablas con él antes que con mi hermano te juro que no sólo asesinaré al maldito pelirrojo, asesinaré a Shion y te enviare sus restos por correo— sentencio antes de dar la vuelta— No me hagas perder mi tiempo Gumiya, y céntrate en el verdadero problema. ¿Nosotros tres? Yo veré por el culo de mi hermano, te recomiendo que hagas lo mismo; aunque, si al menos hay una mínima pizca de decencia en ti estoy segura de que no ayudaras a un hipócrita como él.
    —Cuidado con tus palabras, Kagamine.
    —Sabes tan bien como yo quien es ese imbécil con el que vino, ¿me negaras que no lo conoces a la perfección? ¿Por qué crees que habrá aceptado venir al instituto con él?— sonríe— Nos vemos en clases.


    Gumi chasqueó su lengua y no dijo más. Se mantuvo de pie, mirando la expresión de su amigo. Rin ya se había retirado, no se atrevió a ir tras ella pues, pese a sus insultos, sentía que una parte de sus palabras eran ciertas. Recordaba a Fukase a la perfección, recordaba las veces en las que Kaito le llamaba llorando cada vez que este lo maltrataba y ahora, pese a todo ese daño y a las infidelidades, Kaito reía junto a él como si nada de eso hubiese ocurrido. Sintió nauseas, coraje, y una sensación creciente de odio, buscó su celular y miró unos segundos el numero anónimo que le había enviado aquel video, vio a Fukase y negó con la cabeza para eliminar todo pensamiento en su contra.


    —Sí. Una jodida mierda— repitió las palabras de la rubia volviendo a guardar su dispositivo.


    Dio la vuelta y comenzó a caminar hacia su salón antes de que alguno de los dos pudiese verla.




    *********************************************************************************************************

    WOLA HOLAAAAAA MIS AMORES SIGO VIVAAAAAA
    bueno, casi, ahora soy un zombie, bleeeeeeeeh!
    QWQ LOS EXTRAÑE CHINGOS PEROOOOO AAAAAH ya saben la escuela, la amsiedad, la depresion, muchas cosas que me quitaron la motivacion de escribir y de vivir por mucho tiempo qwq peeero sha estoy aqui yaaaaaay X3 tratando de sobrevivir porque como saben necesito meterme en los personajes para escribirlos y por los temas que trato en este fanfic qwq era un poco dificil por mis propias emociones
    Aun asi creo que quedo bastante decente, me gusto X3

    >:3 coooooomenzamos con los problemas!!!! y los mal entendidos!!!! UwU muajajajaaj

    X3 espero les gustara tanto como a mi, hecho desde el corazon y con amors <3


    RESPUESTA

    SPOILER (click to view)
    Miku: aaaaaaaaah QwQ haz vuelto!!! te extrañe cingos!!! muchisimo!!! *Abrazo de oso* QwQ que bueno verte aqui <3
    QwQ waaaah muchisimas graicas!!! <3 X3 significa mucho para mi
    QwQ wah gracias a ti por tomarte el tiempo de leer X3 <3
    XD es que Kaito es como los niños jajaj se cree todo lo que le dices
    QwQ graciaaaas me halagas mucho X3 espero te gustara la actualizacion

    Forbidden: XD AJAJAJAJAJ es que Rin dice las cosas con tanta confianza y seguridad que es dificil no creerle
    XD jsjsjsjsj ahora veras a Rin modo a la defensiva vulnerable >:3

    QWQ WAAAAAAAH muchisimas gracias!!! significa muchisimo para mi X3 me alegra que te gustara <3 <3 <3 X3 shiii queria dar esa sensacion, como hogareña qwq me alegra haberlo logrado graciaaaas X3 <3
    chingesu la escuelaaaaaa
    >:3 y comenzamos lo feo muajajajajaja
    QwQ gracias a ti por leerlo <3


    yyyyyyyyy bueno mis amores, que tal les parecio? les gusto? X3 no olviden comentar por favor y decir sus teorias! disfruto leerlos y ademas me ayudan a crecer X3

    MUCHAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
    LOS AMODORO UN CHINGO
    HASTA MAÑANA
  14. .
    SIGO VIVA >:D
    perdooooon por tardar tanto QAQ la universidad me consume y la depresión también aaaaaah
    pero finalmente pude leer! muajajaaj en cachitos pero pude qwq

    okok, cuando retome la lectura la verdad me saque toda de onda, pero conforme seguí leyendo esta introduccion a Nova tenia miedo de que Len estuviese muerto qwq porque para nada me imaginaba a Rin como madre, nada nadita, y por desgracia esa sospecha se hizo realidad aaaaah pero yo crei que murio dando a Luz a Nova, ahora creo creeeeeo que a lo mejor Miku tuvo que ver con su muerte o el loco enfermo de su hermano QAQ desde un inicio ese par no me dio buena espina! y ahora??? que putos enfermos!!!!! es que aaaaarg que coraje!!!! QAQ vive y dejen vivir!!!! no es tan dificil! o sea ellos no son los que cogen!!!

    TwT la verdad tuve un torbellino de emocioens indescriptible

    pobre Rin, su frustracion es tanta, aun asi me parece que es realmente fuerte considerando aun más todo lo que paso con la loca de Miku que practicamente abusaba de ella! y ahora cuidar del hijo de su hermano muerto? denle terapia a la nena!!! QAQ

    TwT a Nova me lo van a desaparecer como periodista mexicano QAQ protejan al niño!!! y llevenlo a más terapia de una vez porque me imagino el shock que sufrira al saber la verdad TwT

    todo muy triste, justo cuando crei que al fin Len y Kaito serian felices PUM! la vida dice que nel, eres cruel pero justa qwq

    TwT sera Kaito el que tomo el avion? lo averiguaremos jsjsjsjs

    AMO TU FIC
    la historia, todo, LO AMODORO!!! <3 MENCANTAAAAAAA
    XD aunque si me saco de onda ya le agarre cariño a Nova QwQ protejan al niño!
    espera, si Len murio, ¡¿como reacciono Neru?! QAQ aaaaah mi niña!!!!

    TwT pero dudo que Len se suicidara nono debio ser la loca! aaaaaaaah!!!!!

    Necesito conty o morire!

    QwQ nos leemos!!!

    trata de descasar TwT
  15. .
    Parte 3: Efecto Pigmalión


    ¿Sabes lo más aterrador de nadar en mar abierto? La incertidumbre de su contenido y la sensación constante de que, por más que nadas, no estás avanzando. Así, hijo mío, es como deberías de ver la vida. Como una carrera en el agua sin un principio, sin un final.

    *




    Mi madre solía decir que el efecto Pigmalión se conoce por muchos como “la profecía autocumplida” es decir, que lo que pensamos provoca que nuestro inconsciente guie a nuestras acciones y, por tanto, ese pensamiento, esa expectativa, se vuelva realidad; así es como ella logró convencer a mi padre de tenernos a Rin y a mí a tan joven edad. Genial, ¿no es así? Al menos lo es si tienes algo de cerebro y diriges esa energía hacia algo útil, algo productivo, no a algo de lo que te arrepentirías después. Déjame poner un ejemplo claro y real para que puedas seguirme:


    <<que genial seria estar muerto>> fueron mis primeros pensamientos al enterarme de mi compromiso con Kaito. En general, cuando se es joven e ignorante del mundo que te rodea, este suele ser un pensamiento mucho más común de lo que muchos creen. Es curioso, mientras envejeces, las ideas tanatológicas van desapareciendo, al punto en que ese constante deseo por morir se vuelve un temor tan grande que llega a inmovilizarte al estar frente a frente con la muerte… sin embargo, cuando mueres, esto se vuelve insignificante. No importa que tan tentadora se vea la muerte cuando se es joven, al final no es más que un gran vacío creciente y agobiante del cual no puedes escapar; al final no somos nada importante, no somos más que un número que la muerte registra en su pergamino. No somos nada y, a su vez, somos todo, ¿es confuso? Es confuso.


    <<que genial seria estar muerto>> vuelvo a pensar cumpliendo mi deseo, descubriendo la otra cara de la moneda. “que genial seria estar muerto” vaya idiotez disfrazada de la dulce ingenuidad juvenil, ¿no es así señora muerte? ¿Cuántos hemos llamado a tu nombre y a cuantos nos has ignorado hasta ser dignos de tu manto? Pues, ¿Qué crees? Que esta vez es mi turno de ignorarte hasta que logre descubrir la razón de mi asesinato así que cambia ese antiguo pensamiento, por favor, esta vez quiero pensar algo como: “¡Que genial seria estar vivo!” ¿está mejor? Esta mejor, ¿no lo crees, Mr. Wolf? ¿No lo crees, Rin? ¿No lo crees, Señora muerte?


    Que se joda el efecto Pigmalión.


    *




    Recuerdo que cuando éramos niños, mucho antes de saber nuestras castas y el destino de cada uno, antes de que todo se fuera a la mierda, Rin era la hermana más dulce que alguien pudiera tener, era la envidia de todo hermano no solo en nuestra tribu, en Salem también éramos conocidos por nuestra relación. Los inigualables gemelos Kagamine, las dos gotas de agua que forman un todo.


    Siempre fui un chico travieso, por alguna razón el meterme en problemas me daba tanta satisfacción que simplemente no podía parar, incluso ya tenía mi propia cama en el salón de castigos de papá y un largo historial en la agencia de niñeras y tutores. Por otra parte, Rin siempre fue educada, gentil y elegante; si pudiera definir la “perfección” en simples palabras anotaría sin dudarlo su nombre. Pese a estas diferencias, ambos éramos inseparables.


    No había lugar en el mundo a donde no fuera sin mi hermana y sin mi mejor amigo. Rin siempre me salvaba de cada desastre en el que me metía; ella limpiaba mis heridas, me cantaba canciones y dormía tomando mi mano cuando tenía pesadillas. Éramos dos contra el mundo, contra el universo… ahora, no han quedado más que las cenizas de lo que alguna vez fue una maravillosa hermandad.


    Después de saber nuestras castas y a donde se suponía que debíamos pertenecer, la brecha entre nosotros fue clara. Sin embargo, nunca creí que esta significaría mi muerte en algún futuro.


    *




    Rin amaba a nuestra abuela, me atrevo a decir que la amaba mucho más que a nuestros propios padres. Desde que tengo memoria, ella siempre trató de ser como la gran bruja de la luna, seguir su legado. Estudió todos y cada uno de los libros sobre el aquelarre y la historia de nuestra tribu; memorizo cada cantico, cada baile y cada rezo dirigido a Hécate y a la noche; podría decirse que, a simple vista era una hija de la luna tal y como la gran matriarca que la protegía.


    Pero ese destino nunca fue el de ella.


    Yo, por otra parte, realmente jamás me vi interesado en pertenecer a algún aquelarre o a algún grupo; solo quería viajar, salir y conocer el mundo. No importaba mi casta ni a quien se suponía que debía servir, aprendería lo suficiente y me marcharía tan lejos como fuese posible a donde nadie me conociera. Reescribiría mi historia, correría con los lobos, aullaría a la luz de la luna, montaría en mi escoba, navegaría en un barco, usaría una bicicleta, andaría descalzo por los prados del mundo; cantaría tanto, tan alto y tan desafinado que el mundo me escucharía. No importaba el orden, quería hacer tantas cosas, quería vivir. Por una vez en mi existencia, quería vivir.


    ¿Hijos? ¿Esposo? ¿Poder, fama y dinero? ¡¿Qué importa?! Yo sólo quería sentir el viento en mi rostro mientras volaba o navegaba; disfrutar el suelo de otras tierras y probar los platillos de distintas culturas. Haría del mundo mi propio aquelarre. Quizás moriría en algún callejón desconocido o lo haría en la cama que me prestarían para dormir, no importaba realmente porque lo haría bajo mi propia decisión. Siempre fui un alma libre, siempre le pertenecí al viento y al océano. Yo era mi propio guía, mi propia luz.


    Rin solía entristecer ante la idea de separarnos, aun así ella me apoyaba, mientras ambos fuéramos felices, ¿Qué importaba lo demás? ¡Los inigualables gemelos Kagamine, no sólo hermanos de sangre sino que del alma también!


    Cuando éramos niños, creíamos que teníamos el mundo en nuestras manos. La futura matriarca de la luna, el futuro viajero. Nos separaríamos. Sí. pero siempre nos mantendríamos en contacto de una u otra manera. Oh, cruel infortunio el de los mellizos nacidos de una bruja impura.


    ¡Los increíbles gemelos Kagamine, tan ingenuos y desafortunados!


    La felicidad es un privilegio, uno del que fuimos privados desde el instante en el que nos concibieron.


    ***



    —¿Por qué?— preguntó con su voz rota y su rostro lleno de lágrimas mientras sus dedos sangraban manchando de pétalos carmesí el brillante medallón del sol como si eso lo cambiara de forma.


    Parecía una niña perdida, tratando de arrancarse la piel en donde yacía el tatuaje de alfa, la marca que la reclamaba como una hija del sol. Los ojos le ardían en llanto, su mente permanecía nublada, ansiosa de una explicación, de una reasignación mientras buscaba en los ojos de su abuela una solución. Len Kagamine se mantenía en un silencio fantasmagórico, observando con miedo el derrumbe de su melliza mientras trataba de ocultar por instinto, su propio medallón de la luna llena y la marca que laceraba su piel.


    —No pueden hacerme esto, ¡he estudiado tanto! Conozco cada tradición del aquelarre de la luna, cada conjuro, hechizo y pócima, ¡Es más que claro que no pertenezco al sol! Abuela, lo sabes, ¡todo el mundo lo sabe! Denme otra oportunidad, ¡exijo una revaloración!— gritó más como una súplica que como un reclamo— ¡Yo no le pertenezco al sol! ¡No soy una alfa! ¡No lo soy!


    Pronto, una mujer vestida de negro apareció de en medio de las sombras. Portaba un elegante velo que ocultaba parte de su rostro dejando a la vista solo sus labios y su barbilla. Su vestido cubría gran parte del círculo de invocación a los dioses y sus manos eran cobijadas por un par de guantes de seda brillante que apenas dejaba ver las arrugas de su piel. Su medallón relució a la luz de las velas y sus anillos destellaron cual estrellas a la media noche. Las hebillas plateadas de su cabello caían con gracia sobre sus hombros siendo este el único toque desaliñado de aquella dama. Era la gran bruja de la noche, “la temible Odalia”, la matriarca de la luna, la abuela de los mellizos.


    —¿Y quién crees que eres para decidir lo correcto y lo incorrecto? ¿Quién eres para decidir a qué aquelarre perteneces? Pequeña niña insolente— declaró con desprecio haciendo sonar sus tacones hasta cortar la distancia entre ella y la pequeña niña con la que compartía sangre y, hasta esa noche, lazos.


    La mujer vestida con el traje de la noche tan sólo la miró con desaprobación negando lentamente con su cabeza. Ella le dio la espalda, a la nieta que consideró su propia hija. Levantó su mano y el anillo de líder brillo contra la luna que daba cobijo a su segundo nieto. Todo el mundo sabía lo que eso significaba. La matriarca había decidido y era momento de obedecer a su silenciosa orden.


    Rin suplicó una vez más. De rodillas ante la dama de frio mirar se inclinó rogando una segunda oportunidad. La marca quemaba su piel haciéndola sollozar con intensidad y, pese a sus gritos y peticiones, en ningún momento la mujer respondió. Bajó su mano indicándole al patriarca del sol que se llevaba a la niña que solía ser su discípula, su antiguo orgullo.


    —¡Len! ¡diles! ¡diles que no quieres pertenecer a la luna! Por favor, ¡diles que ese lugar es mío! Que la luna se equivocó, que tú le perteneces al viento y la marea, que tú quieres ser un beta, ¡diles que la ceremonia no ha acabado! Por favor, ¡hagamos una revuelta! — gritó una vez más sin recibir respuesta alguna. — Len, nunca te he pedido nada, pero si alguna vez me consideraste tu hermana te lo ruego, hermano mío, protégeme como yo siempre lo he hecho, Len, pelea conmigo, te lo suplico, busquemos juntos una solución, ¿Sí?


    Len la observó sin ninguna reacción, pues la mirada que podía apreciar en los ojos de su reflejo ya no era una de amor ni de calidez; era de odio, de envidia y enfado. Sentía como si una serpiente se enrollara sobre su cuello, esperando el momento perfecto para poder inyectar su veneno hasta pudrir su piel. No estaba seguro si era por la nueva marca que comenzaba a manipular su cuerpo o por los intensos murmullos que penetraban sus oídos, pero, con un nudo llenando su garganta, le dio la espalda a la mujer que tanto había amado, para buscar los ojos de la que por tantos años le había ignorado.


    La dama helada posó su delicada mano sobre el hombro de su nuevo discípulo, ella le sonrió con cariño y lo tomó entre sus brazos envolviéndolo con su capa. Besó con devoción el tatuaje de la luna y miró a los ojos asustadizos del niño.


    —No temas— murmuró en un tono maternal frotando su mejilla contra la del pequeño hasta impregnar su aroma en él. Len podía jurar que el aroma de esa mujer nunca había sido tan dulce como aquella noche— Ahora estas bien, ya estas a salvo, la abuela te protegerá de todo mal a partir de hoy. Mi dulce niño, mi legado, mi sangre.


    Ella sonrió bailando en aquel salón invadido por la noche mientras mecía el cuerpo del nuevo omega entre sus brazos. Las brujas clamaban su nombre, cantaban alabanzas dirigidas al cielo y la luna, la magia debajo de su piel murmuraba rezos que sólo él podía escuchar. Y, por un instante, entre esos rezos logró escuchar el amargo llanto de su hermana que aun con esperanza le llamaba.


    En ese momento, su primer deseo de muerte cruzó por su mente opacando los gritos de las brujas que bailaban a su alrededor.


    “¡Aclamen hermanas al nuevo poeta que traerá a nosotras la vida eterna! ¡Aclamen hermanas al primer varón que Hécate nos ha dado en siglos! ¡Aclamen su nombre hermanas que la luna ha sido bendecida esta noche! ¡regocíjense! ¡Regocíjense! ¡Regocíjense!”


    “¡Bailemos hermanas que esta noche beberemos del pecho de nuestra Diosa! ¡gritemos hermanas que un omega a nacido! ¡griten! ¡griten! ¡griten!”


    “regocíjense! Aclamen al omega nacido de la bruja impura! ¡REGOCIJENSE!



    ***




    El día de la asignación era el más importante para las brujas, pues de él dependía su destino y la marcha que tomaría su vida hasta el día de su muerte.


    Los alfas, lideres del día, pertenecían al sol y a la luz; eran estrictos y rectos; guerreros por naturaleza. Hábiles y fuertes. Protegían la tribu y al pueblo en unión. Ellos bailaban en las praderas con sus lanzas en alto gritando a su Dios. Su magia era un espectáculo digno de ovación. Impulsivos y agresivos. El brillante fuego eterno, guiados por un rey iracundo y honesto. Sus marcas eran las más dolorosas puesto que arrancaba la piel del alfa y quemaba cada nervio hasta dejar una cicatriz que jamás se quitaría, una que penetrara hasta los huesos asegurándose que ni siquiera los hechizos más poderosos o los actos más inhumanos fueran capaces de borrarla.


    Los omegas, por otra parte, son lideres de la noche, hijos de las sombras y las estrellas. Seres tranquilos y elegantes. De ellos nace la vida existente en la tierra, conectados con el mundo y su naturaleza. Ellos protegen a la tribu desde las sombras con encantamientos y cantos que sólo la luna conoce. Guiados por la reina fría, la dama distante. sus marcas son sangrantes, cortan la piel del omega hasta asegurarse que incluso entre las cenizas esta será perpetua. Ellos manejan la magia que es temida por el hombre. Sirvientes eternos de Hécate cuya misión principal es perdurar la especie y la hechicería.


    Los betas, por otro lado, podían elegir servir a cualquier aquelarre pero jamás dominarían las fuerzas principales. Ellos podían irse del pueblo cuando quisieran y nadie les diría nada. Podían buscar aventuras, cazar tesoros, compartir la magia en su más pura esencia, podían elegir tener hijos o no hacerlo, casarse y morir bajo sus términos. Eran los seres más libres que pudiesen existir. Nadie volteaba a mirarlos y, es por ello, que siempre los odié.


    Si la luna o el sol te reclamaba como su hijo, eras marcado por su luz, tu piel se quemaría bajo el manto sagrado y revelaría tu casta. Era un ritual doloroso y longevo, pero era tan antiguo como la vida misma que su principal objetivo había sido distorsionado por el deseo de poder que yacía en las entrañas más profundas de la tribu. A los betas no les pasaba nada, simplemente su piel se enrojecía pero no dejaba una cicatriz que marcaba la medula. Por otra parte, recuerdo como mi hermana y yo lloramos esa noche, a un edificio de distancia.


    Desde esa ceremonia las cosas con ella no volvieron a ser iguales. Mi vida anterior se esfumo en cuanto la luna me eligió y, no podía detener su fúnebre marcha.


    Siempre he querido haber nacido como un beta.


    Quizás, de haber ocurrido, Rin jamás me habría odiado, ni se habría empeñado tanto en arrebatarme el alma. Quizás, ahora mismo seguiría con vida.

    *




    Dejando a un lado mi admiración por el que solía ser mi ser amado, decido atravesar las paredes para buscar a mi hermana. Ella llora solitaria en un rincón de la habitación que solía compartir conmigo cuando me escapaba del aquelarre para estar con ella. Abraza aquel desgastado conejo de felpa que mamá le obsequio antes de morir y sostiene entre sus dedos una desgastada prenda, es la túnica que usé el día que me comprometieron con Kaito Shion, la túnica que usé cuando me escapé por primera vez con mi mejor amigo en un intento fallido para vivir la vida de un beta, si me acercara a mirar un poco más, estoy seguro de que aún se pueden apreciar algunas manchas de mi sangre.


    —Yo no quería hacerlo, lo sabes, ¿verdad?


    Preguntó dándome la ilusión de que por un instante, aunque fuera pequeño, ella podía escucharme… no obstante, destruyendo todo anhelo por poder hablar con alguien además de la muerte, ella envuelve al peluche con mi prenda y le mira con aquellos ojos que sólo yo conozco. No estaba hablando conmigo. Por supuesto, habla con su conejo, como solía hacerlo de niña.


    —Todo esto es tu culpa— continua con rabia ignorando que me he sentado frente a ella, tomando el lugar del conejo en sus manos— Si tan solo… si tan solo… si me hubieras escuchado nada de esto hubiera pasado. Incluso después de muerto no te cansas de joderme, ¿verdad? Tú… ¡GRANDISIMO PEDAZO DE MIERDA, IDIOTA! — vocifera azotando el peluche contra la pared para esconder pronto su rostro en la vieja prenda como un medio para amortiguar sus lágrimas. —Tu culpa, tu culpa, maldito traicionero, tú no querías nada de esto y aun así te esforzaste tanto para arruinar mi vida. ¿se siente bien, hermano? ¿Qué se siente que te arrebaten todo en un parpadeo? ¿Al fin eres libre, Len?

    *




    Tú no lo amas, ¿no es así? De hacerlo no dejarías que arriesgue su futuro de esta manera, de hacerlo me habrías asesinado tú en lugar de él. De amarlo, tú hubieras jalado el gatillo y él jamás lo sabría. Te conozco y ahora te recuerdo bien.


    ¡Era un niño en ese entonces! ¡estaba asustado! ¡¿No lo entiendes?! ¡tenía miedo, pero no por eso debiste planear mi muerte! ¡No por eso debiste cogerte a mi alfa! No por eso debiste haberte alejado de mí.


    Ya es muy tarde para decirte que lo siento, que escapemos los dos y comencemos nuestra propia tribu con los olvidados…


    ¿Es muy tarde para pedir mi vida de vuelta? ¿Un esposo amoroso, una hija juguetona y una hermana bondadosa?


    ¿Es muy tarde para revertir el efecto Pigmalión?





    ¿Es esta tu venganza, Rin?




    *******************************************************************************

    No estaba muerta andaba de parranda tutututu buenaaaas mis amores he vuelto!!!! ya se ya se qwq mucho tiempo, he dejado que esto se llenara de telarañas. Pidoperdon, no tenía nada de ganas de vivir, y mientras estaba en mi pozo de emociones escribi el capitulo con todo el amor del mundo <3 pero no queria subirlo hasta que fuera "perfecto"

    y bueeeno espero que les haya gustado tanto como a mi <3 no olviden comentar por favor eso me ayuda mucho
    cuales son sus teorias? amo leerlas! <3 <3 <3

    RESPUESTAS:

    SPOILER (click to view)
    Forbidden; XD siiii ajjajaja me encanta porque Rin es el tipo de persona altamente egoísta que nunca estará satisfecha hasta tnerlo todo >:3 QwQ muchisimas gracias a ti por tomarte el tiempo de leerlo X3 se aprecia muchisimo! <3 <3 <3 XD jajja y pasa mucho! qwq las ocupaciones de la vida no dejan vivirla

    XD AJAJAJAJ concuerdo!!! no importa que universo sea, ser pendejo ya esta predestinado para Kaito jajaja es que Len modo maduro y Kaito mensito X3 me encanta <3 XD ajajjaja

    XD siiii jajajajaj todo es una jojo referencia XD jajaja siiii es que yo las imagino más así jajaja

    XD jajajaja siii exactamente jajajaj me gusta pensar que ni nosotras conocemos nuestras propias hasta que las finalizamos <3 XD jaajaj chocalas! estoy totalmente igual, aunque tenga ideas escritas realmente se van desarrollando solas y yo solo busco como ponerlas bonitas XD aunque si es cansado estar leyendo la historia a veces para acordarse de todos los detalles qwq

    qwq estamos igual

    QwQ gracias a ti por leerlo <3 exaaacto a Rin no le gusta su nombre, ni su casta, ni su vida qwq por eso cree que Kaito es una especie de recompensa que merece

    XD jajaja me mato lo abuela shiiii qwq Len solo queria ser un niño feliz, incluso ya como casado siguio siendo en si un niño que deseaba la libertad QAQ pero su destino no es ser feliz qwq

    XDjajaja y si, no le importo Len pero él quería a su ingeniera qwq

    QwQ de no ser por esas escapadas creo que Len se habria suicidado en cuanto supo lo de su casta. Shiiiii qwq aun era un niño cuando se caso y como murio joven significa que se embarazo joven

    >:3 bueno el final tiene una direccion agridulce hasta el momento aunque puede cambiar UwU aunque esta es una historia de injusticias muajajajaj XD

    QwQ graciaaas espero que te gustara esta nueva actualizacion <3 nuevamente muchisimas gracias por todo tu apoyo, espero que todo este yendo bien en tu vida X3 trata de descansar!!besos y nos vemos mas pronto de lo que canta un gallo >:3 <3



    MUCHISIMAS GRACIAS POR LEER Y COMENTAR
    LOS AMODORO CHINGOS
    HASTA MAÑANAAAAA
1197 replies since 21/7/2015
.