Posts written by Karin186

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    Vine aquí pensando que sería Kirishima Zen, ya que al hacer morder las sábanas de alguien como Yokozawa pues había que darle el crédito por eso, PERO, al recordarme a Iason inevitablemente pienso que sea él.
    Pienso que Iason definitivamente llena el molde del seme de semes~ Lo tiene T-O-D-O~
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    Hace tiempo terminé de ver este anime y aunque ya no tengo necesidad de descargarlo, prácticamente sentí que era un crimen no comentar este tema.

    Amé TODO sobre esta serie, el animé, los mangas, y las Ost, todo, y ahora estoy en la espera de la traducción al inglés de las novelas >.<
    Shiro es canon, y son su fan, ame al bendito rey plateado.

    En efecto, SI HABRÁ SEGUNDA TEMPORADA, ya fue confirmada pero lamentablemente aún no estoy enterada de la fecha.
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    Wauuu lo amé, ¡me encanta la idea de Mukuro-Tamaki! ahh~ es genial que siendo "Tamaki" entoces por ende ya saben, con Tsuna ¬w¬
    Gracias por el vídeo :D
    Saludos~
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    Hola~ vengo a dejar 3 renders

    Katekyo Hitman Reborn


    Naruto

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    Aclaraciones:
    [Texto en cursiva y negrita dentro de corchetes son, citas a canciones o frases]

    [Cursiva y dentro de corchetes: Flashbacks/diálogos pasados]
    Letra en cursiva:
    Palabras/diálogos que no se están dando cara a cara en el momento.


    LA LUNA NO ES TRANSPARENTE:
    CAPÍTULO 3: …y las cosas están cambiando.



    La lluvia se había detenido, afuera en la acera lo más probable es que el agua se acumulara en charcos de lodo, nuevamente la humedad se había evaporado y parecía que la temperatura hubiese subido.

    Hiroki despertó y por un instante se preguntó cuánto había dormido, pensó seriamente que podrían haber sido cuatro o cinco horas aunque bien pudieron ser más o menos, de manera resignada se pasó la mano sobre el cabello enmarañado y para colmo, la espalda le dolía, había dormido en la posición más incómoda que juraba existía, las luces le calaban como si de flashes directos se tratasen, sin embargo no le tomó más de medio minuto para acostumbrarse a ellas; Nowaki –en algún momento de la noche- se había acomodado en el sofá, tal vez aún estando más dormido que despierto.

    Lo miró ahí, incluso mientras dormía le daba la espalda, si tan sólo pudiera dar marcha atrás, si tan sólo las cosas hubieran sido diferentes, pero no. Ambos estaban derrotados, no era fácil estar en cualquiera de los lados, traicionar o ser traicionado ¿cuál era la opción menos peor?; en ese momento lo mejor no sería despertar a Nowaki, se veía de lejos que se encontraba cansado, y por supuesto, para alguien de su estatura, debería haber sido lo más incómodo dormir en un sofá de menos tamaño a él; su entrada al trabajo –si es que estaría de guardia- sería horas después de que Hiroki llegara, el tiempo sería justo, lo mejor era enfriar su cabeza, ya tendrían tiempo de hablar después.

    Por mera curiosidad le dio por mirar la hora en el reloj analógico de la pared, iba tarde, por más de media hora, normalmente diez o quince minutos estaba bien, y sólo era porque Nowaki era quien olvidaba despertarlo pero ahora realmente ni siquiera le alcanzó en tiempo para una ducha, en esa situación, cambiarse de calzoncillos realmente era un lujo.

    Llegó algo agitado y fue tan sólo para enterarse que Yō ya se encontraba reemplazándolo y que ahora no tendría clase  hasta que pasara otra hora más, una vez en la oficina que compartía con su jefe soltó un largo suspiro, se acomodó en su silla y tomó uno de los tantos libros sobre su escritorio con la intención de leerlo una vez más y perder un poco de tiempo.

    Después de aproximadamente diez minutos de tan sólo recorrer con la vista cada palabra, se pudo dar cuenta que realmente no estaba comprendiendo lo que leía, o más bien era que no estaba prestando suficiente atención. Desde el día anterior sentía el estómago revuelto y la saliva demasiado ligera, tenía nauseas, ansiedad y estaba demasiado preocupado pues aún la onda de impacto no le había golpeado por completo.

    Entre toda su frustración se recostó sobre el escritorio para simplemente dejar de pensar en toda esa mierda que cada vez le estaba descolocando más y más, y por un momento de tranquilidad recordó al azar, con la mirada perdida y melancólica uno de los momentos que había compartido con Nowaki y lo felices que fueron en ese entonces: El día de cumpleaños de Nowaki, aquél ultimo día de Enero cuando el invierno comenzaba en su ciclo final y por culpa del trabajo Nowaki había llegado casi medio muerto de cansancio del trabajo y fue prácticamente arrojado a sus brazos por su sempai.

    Las imágenes eran tan claras, parecía como si una película se estuviera reproduciendo en su cabeza; justo después de hacer el amor Nowaki se pegaba a su espalda sin intenciones de soltarlo, mencionando lo feliz que se encontraba por pasar una vez más un cumpleaños con el amor de su vida.

    [— ¡Hiro-san, siento que podría morir de la felicidad!] Nuevamente esa frase tan característica de él, con cada palabra su abrazo se volvió más firme, sabía que bastaba con estar juntos [—Es porque hoy, los cuatro años que nos separan se vuelven tres, aunque sea por unos meses] Hiroki no lo vio venir, se preguntó cuántas cosas embarazosas era capaz de decir Nowaki, en efecto, la distancia había disminuido por al menos un poco más de tres meses y aunque fuera tierno haberlo dicho, para alguien como Hiroki quien su orgullo era muralla alzada incluso para su amante, comunicar lo feliz que se encontraba no era una opción, siempre era mucho más fácil responder con palabras ásperas y torpes. En fin, Nowaki lo comprendía, porque él siempre lograba ver a través de su grueso escudo.

    Antes lo había rechazado y ahora rogaba a los cielos que ese tipo de escenas continuaran ocurriendo. Yō cruzó la puerta al tiempo en que se aflojaba la corbata de manera ajetreada, observó a Hiroki y sin preguntar nada se tumbó en su silla de la manera más cómoda posible descansando sus pies sobre su escritorio.

    Sacó de su bolsillo delantero una caja de cigarrillos mentolados, perfectos para al menos disimular el olor en el instituto y se dispuso a fumar, dio dos caladas pausadas y comenzó a hablar dejando que el humo saliera justo con las palabras.

    —Es extraño en ti y no preguntaré el por qué, sólo espero que ya hayas marcado tu tarjeta de entrada—.

    —Discúlpeme profesor, gracias, ya lo he hecho—, Se reivindicó. —Gracias por cubrirme también—.

    — ¿Estás bien, Kamijō?—.

    —No se preocupe, no es nada—, Respondió. Había algo ahí que quiso adjuntar sin embargo no tenía idea de cómo manipular el tema, sería demasiado sospechoso sacarlo a relucir de manera repentina pues odiaría que alguien se enterara de los detalles de su vida privada. —Estaba leyendo, no es mi estilo pero comencé a leer una novela, es corta pero por falta de tiempo no la he terminado—. Mintió.

    — ¿Y, a qué viene eso?—. Un dejo de curiosidad se asomó junto con esa interrogante.

    — ¿Qué pasaría si llegaras a engañar a ese chico?—. Preguntó esperando que Miyagi creyera que aún el tema de conversación se unía a su comentario anterior, no hubo suficiente tacto en esa interrogación y por lo tanto la  preparación psicológica fue nula, por ende gracias a eso bien pudo haber un ahogamiento debido al humo del tabaco mal inhalado, sin embargo Yō se recuperó de manera demasiado rápida como para hacer ver su nerviosismo.

    El hombre mayor de repente le dio la espalda y se apoyó de manera un tanto exagerada en la mesa, trató torpemente de aparentar seriedad mientras en su mente prácticamente se daba por muerto si eso llegara a suceder, lo más probable sería que Shinobu lo degollara con uno de los tantos cuchillos que compró especialmente para cortar verduras.

    — ¿Profesor?—.

    —Lo siento, fue demasiado de tan sólo imaginarlo—. Realmente pareció estar a punto de colapsar pues extrañamente parecía rodeado de un aura oscura.

    El literario se disculpó por la incómoda pregunta, tomó su maletín y se dirigió a clases, nuevamente las impartió con la cabeza en otro sitio pues no dejó de pensar en ningún momento en su situación, sus alumnos notaron el cambio, Hiroki había dejado de preocuparse por el ruido de los jóvenes e incluso pidió repetir varias veces las preguntas de ellos hacia él con respecto al tema que impartía. Las clases se terminaron cerca de las cuatro y cuarto, escuchó con atención las recomendaciones de Miyagi con respecto a las clases del siguiente día y dejó la universidad.

    Por fin hablaría con Nowaki y le explicaría todo, pareció caminar ilusionado y con la esperanza flotando sobre su cabeza. Caminó justo lo necesario y después, en el metro, espero paciente y en silencio a llegar a su respectiva estación.

    Y llegó.

    — ¡Nowaki, regresé!—. Mencionó alto una vez cruzaba la puerta de la entrada y dejaba sus zapatos en el suelo sin embargo nadie lo recibió, era raro que Nowaki no se encontrara en casa pero, aún con todas las posibles razones que su mente pudo llegar a inventar, pensó que esta era una oportunidad para sorprender a su amante, esta vez arrojaría su orgullo muy lejos y prepararía algo de teriyaki(1), había visto la receta en un programa de cocina y esperó alguna ocasión para ponerla en práctica, esta vez lo haría especialmente para darle la bienvenida. 

    Y dieron las diez y aún nadie había cruzado la puerta, la comida estaba fría, la salsa sobre la carne se volvió espesa, el arroz se endureció y las velas se derritieron hasta casi tres cuartas partes de éstas. Hiroki se había quedado dormido en el sofá sin siquiera darse cuenta -tal vez porque este tenía impregnado en olor de Nowaki- y el televisor encendido en un canal cualquiera terminó despertándolo, se incorporó con la camisa pegada a su espalda a causa del sudor, sintió claramente el bochorno por las altas temperaturas además de que la casa estaba completamente oscura, y era de esperarse pues ninguna luz había sido encendida.

    Pensó en que si Nowaki hubiera ido al trabajo esa bolsa con su cambio de ropa no estuviera a un lado del sofá sobre el  suelo.

    El teléfono del fax se escuchó y no pasó más de un cuarto de minuto para que Hiroki estuviera a un lado contestando.

    — ¿Nowaki?—. Había visto el número en la pantalla monocromática del aparato, sin embargo habiendo contestado por mero instinto no llegó a saber la razón por la cual esa interrogante.

    Ah… Hiro-san—, su voz sonó nerviosa. —lo siento… hoy no iré a casa; siento no ser más maduro con respecto a esto, pero quiero esperar a que mi cabeza se enfríe, sólo por esta noche… no quiero dañarte, ni decir cosas sólo porque vengan a mi cabeza de repente—, su voz se escuchó herida, débil y a punto de quebrarse; Hiroki apretó los dientes esperando que Nowaki no escuchara la manera en que su voz era seguramente estrangulada y sólo respondió con ademanes de afirmación pausados y cortos. No podía darse el lujo de pedir algo, no, incluso si podía no lo haría porque él era el responsable en esto. —Hiro-san, ya cuelgo—. Avisó sin siquiera esperar una respuesta aunque fuese su mayor deseo escuchar al menos algo parecido a una voz que rogara hablar un poco de tiempo más.

    [El dolor se puede volver gentileza
    Quiero mirar el milagro de encontrarnos uno al otro]

    Después de todo era una situación completamente nueva.

    Hiroki nuevamente se culpó, ya no era un hombre mentalmente estable, no desde que se amargaba todo el día, mucho menos cuando lloraba como una colegiala, odiaba estar solo o peor que eso, odiaba sentirse solo a pesar de tener a Nowaki junto a él, esa sin duda era la peor sensación de todas las existentes y todo era porque él mismo ya no podría sentirse cómodo, no desde que traicionó la confianza de la persona que más amaba, la culpa siempre sería su sombra y le recordaría que la felicidad sería un sentimiento que no llegaría a él nunca más.

    [Porque cada momento en que creía sucumbir a la soledad 
    Sólo tenía que aferrarme a mis recuerdos 
    incoloros… 
    en los días en los que la tormenta aún no llegaba~…]


    Nuevamente tendría que dormir solo, en esa cama que odiaba por ser la fuente de sus recientes malas memorias, en esa cama en la cual había traicionado a Nowaki, aquella que parecía enorme sin nadie a su lado: mullida y cómoda pero aún así tan fría y incitaba a que la soledad se metiera con él y le dejara vencido.

    Se preguntó mil veces en lo que Nowaki estaría haciendo, también en dónde y con quién se encontraba, aunque era lo más seguro que estuviera con Tsumori, fue un pensamiento casi instantáneo, estiró cada una de sus extremidades y aún así ellas simplemente no alcanzaban a cubrir el maldito colchón, cualquiera que le hubiera mirado pudo jurar que sus ojos lograban ver a través del techo, ésta vez las lágrimas simplemente no salieron, el sueño poco a poco jugueteó con él, parpadeaba cada vez más seguido, ya ni siquiera podía enfocar un punto exacto, todo pareció difuminarse, los colores se esparcieron, fue imposible mover un solo músculo, su cerebro había entrado en estado de reposo, en ese momento no pudo saber si aún se encontraba despierto.


    [Ciertamente los corazones más cercanos no son los que se tocan]



    (1)Teriyaki: Son alimentos asados o al horno en un adobo de salsa dulce (en este caso es carne) Teri=Se refiere al brillo de la salsa, Yaki=método de cocinado (asado)
    La última es una cita de Paulo Coelho


    Aclaraciones de capítulo: En este capítulo no se menciona qué ocurrió con la pareja Romántica, pero les aseguro que en el que sigue si se sabrá (: Prácticamente es un capítulo en el que no sucede nada de nah. ¡Lo siento!
    Err~ ¿Qué más? Las cosas siguen su rumbo y shalala~ nadie dijo que sería fácil u_u
    Saludos~

    Gracias por leer~

  6. .
    ¡Hola~! De corazón muchas gracias por leer (: y por sus palabras también, siendo sincera no soy nueva en el foro, de hecho llevaba cerca de cuatro años en el anterior xD y aunque si sea mi primer aporte "real" aquí -ya que mis tutoriales fueron posteados por otra persona que no conozco-, no es el primer fanfic que subo a MY, o bueno, tal vez si en este servidor~ ¡ignórenme xD!

    Aclaraciones:
    [Texto en cursiva y negrita dentro de corchetes son, citas a canciones o frases]



    CAPÍTULO 2: …y mis sentimientos son tan visibles como ella.


    Doce del mediodía.

    Esta vez los pájaros no cantaban como en cualquier cuento, el cielo no se encontraba celeste, la gente salía seguramente solo por el trabajo o asuntos necesariamente importantes, el reporte matutino había predicho lluvia, probablemente pasajera pues se encontraban a mediados de agosto, era sábado, no había clases, y docentes como Hiroki no tenían necesidad de salir a la universidad a menos de haber dejado trabajo pendiente tal como no era su caso, Akihiko trabajaba en casa, Nowaki estaba en América y Misaki tenía el día libre por falta de clases y de su trabajo de medio tiempo.

    Takahashi se había despertado temprano tal y como era su costumbre, limpió un poco y para el medio día la casa estaba reluciente, tuvo un antojo, cereal o algo de leche con chocolate, prendió la radio y  se sentó en silencio en la pequeña mesa, no pasó más de un cuarto de hora para observar a Usami bajando las escaleras.

    —Usagi-san, hay café recién hecho en la cafetera—. Avisó dando un sorbo al platón con leche, había sido escuchado pues Akihiko se sirvió y sentó frente a él. El silencio parecía presente y extrañamente se había formado una atmosfera un poco incómoda. Fue extraño desde un principio no sentir al mayor en la cama y mucho más increíble que este no lo acosara mientras dormía y al levantarse. ¿Estaba sucediendo algo? Algo importante. El escritor le miraba de reojo causándole un poco de vergüenza. —Usagi-san… estás actuando extraño de nuevo ¿sucedió algo anteayer?—. Y es que por supuesto estaba extraño, pero la inocente mente de Takahashi no estaba sucia como para pensar en un engaño, muchas posibilidades se asomaron, posiblemente exceso de trabajo, o tal vez la comida de ayer no le había sentado bien, sin embargo una traición no fue una opción.

    Cielos, Akihiko cayó de vuelta en la realidad, anteayer, juraba que para él parecía haber pasado un siglo entero sin embargo no hacía más de setenta y dos horas que ‘aquello’ había ocurrido.

    —Misaki, ¿tú sabes que te amo, cierto?—, preguntó apoyando su codo izquierdo en la mesa; esta vez el aludido no protestó ni dio señales de estar siendo molestado, el de cabello cenizo le miraba de manera seria y triste, sus ojos parecían caídos, ¿realmente algo estaba sucediendo, no es así?

    —Usagi-san…

    Se levantó de su silla y por mero instinto lo abrazó, el ceño de Akihiko no pudo evitar fruncirse, incluso Misaki lo había notado, que estaba mentalmente mal, que había algo que le molestaba.

    Un “te necesito” no fue suficiente, jamás lo sería, no para una persona que temía por su futuro, mucho menos por alguien quien tenía miedo de volver a estar solo.

     […and i can’t stand the pain
    (…y no puedo soportar el dolor)
    and i can’t make it go away
    (y no puedo alejarlo de mí)
    no i can’t stand the pain
    (no, no puedo soportar el dolor)

    Hicieron el amor  con la canción de Untitled de fondo, fue perfecta pues el tono melancólico de ésta lograba llegar hasta el sofá,  los envolvía por completo, se acoplaba perfecto a todas y cada una de las situaciones. A Misaki el inglés simplemente no se le daba pero Akihiko comprendía perfectamente cada una de las palabras recitadas por aquel hombre de voz grave.

    Parecían ser las posiciones que utilizaron durante “su primera vez”, Akihiko había desnudado a Misaki por completo, él aún llevaba la ropa puesta y el pantalón desabrochado, el menor lo abrazó por la espalda, Usami se tensó.

    —Usagi-san… no me gusta de esta manera… aunque sea, por favor, quítate la camisa—.

    […and i can’t explain what happened
    (..y no puedo explicar lo que pasó)
    and i can’t erase the things that i’ve done
    (y no puedo borrar las cosas que he hecho)]

    Misaki no esperó respuesta y lo abrazó por debajo de la tela. Fue confuso sentir esas cicatrices, pero, ¿Qué esperar? El estaba ignorante de todo, Akihiko lo miró con esa extraña expresión y se alejó lo suficiente para liberarse de ese agarre, salió de él a pesar del dolor que sintió en su glande por la manera en que Misaki estaba apresándolo, dolió, sin embargo dolió aún más al sentir nuevamente ese peso sobre él ¿cómo había sido tan idiota para olvidarlo?

    […i wanna start this over again
    (…quiero comenzar esto de nuevo)]

    — ¿Por qué…?—, Esa sonrisa que inútilmente quería aparentar bienestar era una completa farsa. —Usagi-san, ¿Q-qué fue eso?—. Había miedo detrás de esa pregunta, ¿Qué era lo que quería escuchar?

    Akihiko se delató ahí mismo, se arrodillo sobre Misaki y se quitó el suéter de manera derrotada, no es como si alguna vez hubiera pretendido en no contárselo, él mismo se tiraría la soga al cuello de ser necesario y a pesar de estar buscando las palabras correctas para confesar su pecado, fue un error suyo olvidarse de que éste existía.

    —Misaki, soy lo peor… con Hiroki, mientras estaba ebrio, te traicioné…—. Pensó que pausando las palabras jamás llegaría a un punto pero, intenta tratar de decir algo así a la persona que hace tu mundo girar. Demasiado difícil, eso es un hecho.

    — ¿Es broma cierto?—, Fue iluso en pensar en eso, Akihiko era molesto, inoportuno e infantil, pero jamás bromearía con algo así, no con algo que lo destrozara por dentro. La sonrisa que débilmente trató de mantener al creerse víctima de una broma se deformó por completo, las lágrimas corrieron, el corazón le dolía.

    Muchos reclamos se escucharon pero, ¿para qué?, ya no había nada que hacer, lo hecho, hecho estaba, no existían las máquinas del tiempo como en las películas de ciencia ficción, pero si las hubiera, oh~ si las hubiera la vida sería perfecta, aburrida y sin errores.

    [Suplicar por una oportunidad no sería suficiente esta vez]

    Nowaki le había llamado al celular, la llamada fue corta debido a la larga distancia, en ella parecía extasiado de escuchar la voz de Hiroki, éste último no pudo decir ninguna frase con más de tres palabras, seguramente fue muy delatador sin embargo fue una acción normal para el pediatra, Hiroki no siempre era abierto refiriéndose a los sentimientos, anunció su llegaba en la tarde, quería que Hiroki fuera a recogerlo aunque bien mencionó que no habría problema si no. Hiroki aceptó.

    Se acomodó en la cama después de haber comido una tortilla de huevo, ya pasaban de las tres, y pronto tendría que salir, su ropa estuvo lista desde la llamada de Nowaki a eso de las nueve, un pantalón gris de mezclilla y una camisa blanca, algo casual, muy común a lo que utilizaba para andar en casa.

    La vida se le iba mientras esperaba la lentitud del reloj para marcar las cuatro, sin embargo estas llegaron y para esa hora Hiroki ya se encontraba en el aeropuerto de Narita, se había sentado en la sala de espera, según lo entendido y si todo salía bien, el vuelo de Nowaki arribaría a las cuatro con quince a través del ala sur.

    Nowaki siempre fue alto, y esa fue una ventaja para divisarlo a lo lejos, la gente rebosaba pero aún  así lo encontró, el corazón se le aceleró por mero nerviosismo, frente a él por fin se encontraba Nowaki, sonriéndole como si Hiroki fuera la persona más perfecta y pura del vasto globo.

    Se saludaron como dos amigos frente a la gente, el más alto sonrió mucho más que cualquier otro día, habló de la manera que ese tal doctor Carter le había permitido ayudar a los pacientes durante su estadía allá, rieron, se empujaron levemente con el codo para después caminar en silencio hacia casa, tomándose de la mano como dos adolescentes, cada vez cuando la gente volteaba, cada vez que cruzaban a una calle vacía.

    Fue difícil saber cuánto tiempo tardaron en llegar, el viaje había sido largo y ambos estaban acalorados como para no verse como un par de tomates, Hiroki olvidó todo por un momento, uno en el cual la vida parecía perfecta y rosada.

    Nowaki lo besó y entre tropezones decidieron ir a la habitación, fue cuando para Hiroki todo regresó a su cabeza de nuevo, lo alejó, fue la culpa la que le gritaba en su cabeza no aprovecharse, detenerse y confesarlo todo y después, después todo caería por su propio peso, después sería decisión de Nowaki permanecer o no junto a él.

    —Hiro-san… ¿sucedió algo que te preocupe?—, lo abrazó, acarició su mejilla con una sonrisa que declaraba un aire de comprensión; sólo pudo pensar en que Nowaki era la persona más perfecta en el mundo. — ¿te preocupa algo del trabajo, tienes problemas con ello?—. Aún a pesar de vivir por la literatura, hubiera preferido mil veces que el problema estuviera justamente allá, en el trabajo.

    No le importaba otra cosa, no temía a nada pero eso era sólo porque lo tenía a él. Sin Nowaki… ¿Qué sería sin Nowaki? Esa era la pregunta que más le aterraba responderse.

    —Yo… durante la fiesta para beber… terminé teniendo sexo con otro hombre…—. Fue directo a pesar de querer tratar de explicar los hechos, ¿Para qué alargar el asunto? Le dolía pero fue lo mejor, no quería justificar lo injustificable.

    Y tal y como si el clima se pusiese de acuerdo a la situación, la lluvia comenzó a caer y las refrescantes brisas de aire y el olor a tierra mojada entraron por la ventana.

    — ¿Q-qué? ¡Hiro-san! Por favor… por favor, no seas cruel haciendo ese tipo de bromas, no quiero esto como regalo de bienvenida…—, La hermosa voz del pediatra se comenzó a quebrar. Una broma, ambos deseaban que eso fuese sólo una cruel broma que el destino caprichoso y altanero les jugó, una de esas en las que nadie ríe al final, y sí, en efecto, nadie estaba riendo. Fue ahí cuando esa “broma” dejó de serlo, el daño estaba hecho, Hiroki se mostró nervioso, ¿Y, cómo no estarlo? Había hecho lo que no se le hace a nadie. — ¿E-En dónde?—.

    —Nowaki…—. Hiroki sintió culpa, quizá demasiada como para no reaccionar, giró la vista hacia la cama de tamaño King Size e inmediatamente al suelo de caoba, Nowaki lo observó, cada gesto, incluso la manera en que sus labios temblaron, no le tomó más siete segundos atar cabos. Hiroki se había acostado con otro… en su cama.

    — ¡¿Por qué aquí?! …en esta cama… ¡¡Nuestra cama!!—. Gritó alterado, furioso, confundido, herido. El menor salió de la habitación de manera apresurada en donde, estaba seguro –o paranoico- de sentir un olor de una persona ajena a ellos dos. Le repugnaba pensar la manera en que SU Hiroki había sido tocado, y lo peor de todo: Que él no era capaz de cambiar ese hecho.

    Miedo, prepotencia, muchos sentimientos comenzaban a surgir.

    Se fue, directo al sofá, esperando que ese lugar no hubiera sido adulterado, y lloró, de la manera más amarga y dolorosa; Hiroki le había seguido sin embargo no pudo más que detenerse bajo el marco de la entrada a la estancia, quería abrazarlo, pero, ¿cómo podía? También estaba el miedo presente de que Nowaki le alejara o rechazara su presencia. Cual cachorro regañado se acercó lentamente con el rabo entre las patas y se detuvo delante de él.

    Nowaki estaba sentado en el sofá, encorvado con sus codos apoyados en sus rodillas y su rostro en sus manos. El sonido de su respiración agitada fue una daga en el pecho de Hiroki.

    —Nowaki, yo…—. Fue interrumpido.

    — ¿Con quién?—, el antes mencionado preguntó temeroso y con voz quebrada, sin dirigirle la mirada, aún sollozando sobre sus palmas. —Hiro-san, ¡¿con quién?!—. Quería saberlo, necesitaba saberlo, ¡joder! ¡Tenía derecho a saberlo con un demonio!

    No pudo saber que la respuesta que esperaba le afectaría aún más de lo que pensó.

    —A-Akihiko…— parecía que la última sílaba de ese nombre fuera pronunciada con tal debilidad que se esfumó en el espacio.

    Nowaki por fin le miraba, con sus ojos rojos y tallados, sus ojos estaban tan abiertos que el iris parecía tan minúsculo sobre el globo, estaba sorprendido, un par de lágrimas escaparon ante tal reacción, su boca entre abierta, sus labios temblorosos; Hiroki estaba seguro, jamás olvidaría tan dolorosa imagen, jamás podría perdonárselo. El castaño se arrodilló ante él suplicando perdón una y otra y otra vez, ambos lloraron hasta que sus ojos imploraban descansar, se lamentaron hasta que el cuerpo pidió a gritos reposo, hasta que sus ojos quedaron secos y durmieron, con ese dolor en el pecho y amargura en la garganta. Nowaki cayó rendido hacia un lado del sofá, aún sentado; Hiroki de rodillas en el suelo, apoyado en el regazo del menor, ambos dormidos y sumamente  cansados mientras afuera la lluvia arreciaba. 

    Ese día, fue la primera vez que Nowaki no dormiría en cama, un nuevo comienzo tendría lugar pronto, ese día sería el primero que Nowaki no dormiría en esa habitación.

    Hiroki no pudo saber que Nowaki –por un motivo y otro- no pisaría esa habitación más que para sacar su ropa de las gavetas de ahora en adelante.

    Pero las cosas son así… fue amargo pero y a saber, una historia de cuento de hadas comienza felizmente con su protagonista, después se presentan los problemas en el clímax y la manera en que se solucionarán para volver a vivir felices para siempre, sin embargo, en la vida real no todo es miel sobre hojuelas, existen días grises y una historia empieza desde donde vale la pena ser contada, no existen finales definitivos, pero si nuevos comienzos y muchas vueltas de hoja, eso fue lo que sucedió a estas personas, aún había mucho que decir, esto era solo el comienzo del resto de sus vidas.




    Créditos: Untitled - Simple Plan
    Aclaraciones de capítulo:
    Bien primero que nada, para entender este fanfic a veces es necesario saber leer entre líneas, esta no es una historia cualquiera de peleas, reconciliación y finales felices. Seré realista con esto, y por ende los personajes NO olvidarán mágicamente o sucedido.
    También el título o al menos en el primer mensaje que dejé se da más o menos una idea de por dónde irá la cosa xD
    Gracias por acompañarme de nuevo~
    Saludos~

    Gracias por leer~
  7. .
    Resumen: Una común e inocente fiesta para beber, como de costumbre los involucrados fueron esos tres hombres mayores de treinta, las latas de cerveza cayeron al suelo una vez vacías mientras que el alcohol entraba en el cuerpo y a la sangre lentamente.
    Carcajadas, estupideces, y muchos “¿Qué tal, cómo te ha ido?”.

    Muchos dirían que hay más de un comienzo para esta historia pero lo principal fue la raíz del problema, sin rodeos y desde muchos ángulos: Una traición.

    Errores cometidos a causa del alcohol, problemas que nacen y jamás desaparecen.

    El olor a cerveza fue presente en cada momento, nadie pudo saber de qué manera ocurrieron las cosas, ni cuándo fue; las circunstancias ocurrieron y no preguntaron siquiera un “¿por qué?”, incluso pudiésemos decir que realmente las cosas simplemente pasaron, en esa habitación oscura, con el alcohol nublándoles la vista y la razón.
    Había cometido el error más grande de su vida y esto le hacía preguntarse: ¿Cómo afrontaría esto? ¿Cómo…? ¡¿Cómo podría ser perdonado?!


    Aclaraciones:
    [Texto en cursiva y negrita dentro de corchetes son, citas a canciones o frases]

    [—Texto en cursiva DENTRO DE CORCHETES después de un guión largo es un diálogo pasado ]



    CAPÍTULO 1: …y esta traición tampoco lo es.


    Borrachos, alcohólicos y totalmente ignorantes de sus facultades mentales, habían dejado la casa de Yō lo suficientemente desorientados como para apenas recordar sus direcciones, compartieron el mismo taxi esperando llegar primero al hogar de Hiroki y seguramente el que fue su anfitrión, a escasos quince minutos de haber dejado el apartamento, él ya se encontraría haciendo el amor con ese chico recién egresado a la universidad. El escritor ayudó a su amigo, a bajar e incluso a abrir la puerta con esa jodida llave tan pequeña. Nada más al entrar cayeron guiados por la excitación, esa habitación rebosante en carcajadas de un par de borrachos ignorantes de todo, incluso de sus propios sentimientos.

    El olor a cerveza fue presente en cada momento, nadie pudo saber de qué manera ocurrieron las cosas, ni cuándo fue; las circunstancias ocurrieron y no preguntaron siquiera un “¿por qué?”, incluso pudiésemos decir que realmente las cosas simplemente pasaron, en esa habitación oscura, con el alcohol nublándoles la vista y la razón. No había culpables y si los había serían los dos, no sólo uno ni otro, no había medias tintas en esto, simplemente no podía haberlas, fueron ambos o ninguno. 

    [ •✖•✖•✖• ]

    Despertó por la incomodidad de los rayos de sol traspasando sus cortinas, había decidido quitar las de ese tono índigo con la esperanza de que poniendo unas de un color más claro tuviera mucha más oportunidad de leer durante más tiempo –incluso poniéndose el sol- sin tener que lamentarlo al mes siguiente en la factura de electricidad. La claridad dejaba ver completamente iluminado cada rincón de ese cuarto, las sábanas estaban húmedas y sentía venir el dolor de cabeza que la claridad le provocaba debido a la noche anterior llena de excesos, de alcohol y sexo. 

    Una noche loca sí, con pesadez giró su rostro esperando ver a Nowaki junto a él, no entendía cuándo fue que el menor había pasado a recogerlo, Porque, ¿sí había pasado por él cierto?  Espera, comenzaba a hacer memoria, hacía unos días Nowaki había salido a visitar a su antiguo profesor en América, entonces…  ¿quién carajos era la persona a un lado de él? 

    Rogó inmensamente para que ese bulto cubierto enteramente de sábanas fuera una mera ilusión óptica creada por alguna que otra almohada bajo la manta y sintió un gran escalofrío al ver mover esa silueta al compás de una respiración calmada y precisa. Con temor removió la sábana pidiendo a Dios que Nowaki fuese capaz de perdonárselo, se preparó –como pudo- mentalmente y no pudo creer lo que sus ojos le mostraron, esa persona, ese hombre a su lado, desnudo de la mitad para arriba, su pantalón abierto y su ropa interior en alguna otra parte, con su rostro somnoliento despertando de un –al parecer- muy cómodo sueño, Akihiko.

    Se había acostado con Akihiko cuando hacía diez años lo había hecho dándose cuenta de que su amor por él jamás se realizaría.

    Se abrazó las piernas con remordimiento sin importarle el dolor en su parte trasera, trató de cubrir sus facciones y gestos con su mano derecha esperando no sollozar, sus pensamientos no dieron para más.

    […esta absurda y triste historia que se pone cada vez peor…]

    Había cometido el error más grande de su vida, su mayor temor era perder a Nowaki y esto le hacía preguntarse: ¿Cómo afrontaría esto? ¿Cómo…? ¡¿Cómo podría ser perdonado?! Nowaki, ¡Nowaki…!

    —Hiroki…—, Esa voz… ese nombre, Akihiko le estaba llamando un poco desorientado, esta vez parecía de buen humor al levantarse o al menos lo suficiente como para no lanzar esa mirada fulminante por haberlo despertado ¿Qué diría Akihiko respecto a lo que sucedió? ¿Estaría cómodo con eso? —Hiroki…—, esta vez pareció serio y enterado de lo que había sucedido. —lo siento…—. Lo escuchó claro a pesar de que aquellas palabras seguidas de su nombre fueran un completo susurro, incluso la pausa que hubo entre las palabras le destrozaba por dentro.

    ¿Akihiko  sentía tan culpable como él, no?

    Sin dirigirle la mirada y aún con su palma en el rostro no pudo evitar que los ojos delataran sus lágrimas. 

    Usami se sentó al borde de la cama dándole la espalda, también parecía afectado, su rostro estaba gacho y no parecía tener las fuerzas suficientes como para tan siquiera levantarlo, Akihiko sólo pudo escuchar los sollozos del castaño repitiendo el nombre de su amado, “Nowaki”, “Nowaki”  decía, una y otra vez, escuchándolo con tal desesperación como si le llamara, le necesitaba, mientras que sus pensamientos se nublaban con el rostro lloroso de Misaki, oh Misaki, incluso en sus pensamientos él lloraba, tan hermosa y melancólicamente; recargó sus brazos en sus piernas y se agachó lo suficiente como para poder cubrirse el rostro mientras apretaba los dientes esperando no formar alguna mueca impropia de él, Akihiko se fingió fuerte, tal vez a penas lo suficiente para mostrárselo a Hiroki, justo lo necesario para, con su comportamiento completar esa frase que no hacía falta mencionar: “superaremos esto, de una u otra forma, lo haremos, Hiroki”. Palabras que jamás salieron pero que fueron un enorme salvavidas en ese momento.

    Hiroki prefirió guardar distancia, es decir, realmente la necesitaba, ambos se sintieron incómodos, frustrados y enojados con ellos mismos.

    Se alejaron obsequiándose una mirada de pena y un millón de disculpas, una y otra vez, cuantas veces fueran necesarias. Una vez completamente solo, el castaño abrió la gaveta de junto a la cama, tomó el primer sobre dentro de ese cajón, una carta, de Nowaki; esa que había llegado hacía un par de días, aquella en donde Nowaki había taquigrafiado lo mucho que lo amaba y cuanto quería verlo. 

    Estaba seguro que las palabras “te amo”, “te extraño” y “quiero verte” estaban repetidas más de diez veces. La había leído de nuevo pensando en el rostro de Nowaki al escribirla y nuevamente lloró, desesperado y desolado, lloró por su traición y se maldijo mil veces sin sentirse satisfecho. 

    ¿Qué haría? 

    —Nowaki…—. Susurró nuevamente y, abrazando el papel contra sí se tiró de lleno en esa cama olorosa a sudor y semen, sí, eso era, al igual que en toda la habitación, es olor penetrante no había más que recordarle su culpa, después de todo el olor corporal de dos hombres maduros no era una fragancia exquisita que digamos.

    [Juegan los momentos
    Heridas sin palabras…]

    Akihiko recién regresaba, Misaki le había recibido angustiado.

    La comida estaba lista, el olor era inconfundible, estofado, sin pimientos, tal como Usagi prefería, sin embargo nada más cruzó la puerta parecía que la comida no importara, Misaki lo abrazó despejando todos los miedos e inseguridades que pudo tener esperando a Usami por la noche, solo en su cama, tan fría y grande.

    Sus manos olían a pollo, seguramente un ingrediente de la comida que había preparado, Misaki era suave, juró que aún más que Suzuki-san, no le importo siquiera las quejas de el más joven, lo único que deseó fue llenarse de él, que su cuerpo se limpiara con el de Misaki.

    Necesitaba a Misaki, su calor, quería librarse de sus pensamientos, de su culpa, aunque fuese sólo por un momento.

    Lo abrazó casi por instinto y se dirigió a su cuello, lamiéndolo, mordiéndolo, devorándolo.

    —Usagi-san, espera…ah~—.

    —Misaki… te amo…—. Una y otra vez repitió esas palabras “te amo, te amo, te amo más que a nadie”, fue la desesperante culpa la que habló.

    Misaki siempre era difícil al principio, eso lo sabía bien, pero, conforme a sus caricias éste se volvía dócil, después de excitarse tanto como él mismo, era Misaki el que rogaba ser tocado, Misaki, con su cintura esbelta, sus ojos de esmeralda, su cabello tan suave con olor a frutillas, Misaki a quien amaba tanto.

    Le había arrancado todas sus prendas, el estudiante estaba erecto, gemía como una virgen a pesar de no serlo.

    —Usagi... por favor…—. El chico suplicaba mientras desabrochaba su pantalón, se había vuelto atrevido últimamente, le gustaba ese Misaki, ese que a veces se mostraba mientras hacían el amor, con iniciativa, con ganas de tener a Usagi dentro de él. No podía negarlo, perdía por completo la razón cuando se excitaba.

    De pronto, de manera instantánea al igual que la duración de un flash, un pequeño recuerdo había venido a su mente.

    En su cabeza, escuchó las carcajadas de un Hiroki completamente ebrio.

    [—Desabróchatelo…] Era el mismo Hiroki quien pedía eso cuando era él mismo quien le desabrochaba el pantalón que ahora traía puesto.

    Su pene estaba completamente descubierto para cuando volvió a la realidad, Misaki se veía ansioso, Akihiko no pudo seguir.

    Por un momento sintió que rompería en llanto, el menor estaba confundido.

    —Misaki… lo siento… iré a ducharme—. ¿Ese “lo siento”, exactamente por qué era?

    […Heridas con palabras
    Sin apenas decir nada
    Apenas dices nada
    Y nada es suficiente]

    Fue un cobarde pero no un insensible, no podía hacer el amor con Misaki, ¡no podría!, mucho menos en ese momento en que tenía sobre todo su cuerpo –bajo sus ropas- la esencia de Hiroki. Incuso sintió su olor embriagándole, le molestaba no saber si lo que le había excitado era el olor de Misaki o el que penetraba su piel, ahora sabía que simplemente no podía, no podía estar dentro de Misaki teniendo sobre su miembro la humedad de Hiroki, oliendo a Hiroki, sintiendo las heridas en su espalda a causa de las uñas de Hiroki, sí, incluso esta vez tuvo miedo de quitarse la camisa.
     
    No fue exagerado decir que pasó cerca de dos horas en la tina, se recostó y ausente miró el techo del baño, el agua estaba fría, las burbujas que se habían esfumado, y sin embargo, los patitos de hule amarillos flotaban sobre sus pies. 

    Cerró los ojos un poco perturbado, se lamentó nuevamente y esta vez fue libre de desfigurar su rostro sereno con ese sentimiento, aquel que se contuvo de mostrar frente a Hiroki, el mismo que le formaba un nudo aterrador en la garganta al recordar lo que estuvo a punto de hacerle a Misaki después de haberle hecho algo incluso peor.

    [Me pierdo en mil preguntas
    Y siempre acabo huyendo]

    La noche cayó nuevamente y la luna menguada apareció en el cielo índigo y grisáceo, el cielo estaba nublado, las estrellas casi se perdieron, Misaki durmió tranquilo, Nowaki ansioso, y para esos dos hombres de cabello cenizo y castaño fue un martirio que Morfeo no acudiera –a tiempo- a ellos, Akihiko escuchó toda la noche la respiración de su pequeño Misaki y, aunque se contuvo de abrazarlo –para evitar despertarlo- no se reprimió de acariciar su cabello y rostro, y, brindarle un casto beso y nada más; Hiroki sintió morir, cambió sábanas y tiró las anteriores, cayó rendido en el suelo, cansado y somnoliento, después de llorar de nuevo y torturarse con su propia mente, después de recibir un e-mail de Nowaki, uno en donde avisaba arribar al día siguiente por la tarde, en donde Nowaki escribió con letras mayúsculas un “te amo” y anunciaba lo ansioso que se encontraba por volver a verlo. ¿Qué hacer cuando todo ya estaba hecho? 

    [Que mal, que mal
    esta absurda y triste historia
    que se pone cada vez peor
    Que mal, que mal
    porque ni puedo hablarte
    Temo que es así
    ya no hay forma de pedir perdón]
    No había forma, la luna no era transparente y esta traición tampoco lo fue, no había forma de saber lo que pasaría, no había forma de saber cuánto los sentimientos de todas esas personas cambiarían. Pensándolo bien, qué podrías hacer en una situación así, cuando la excusa “estaba pasado de copas” no sirviera ante una situación de tal magnitud, te equivocaste, ambos, se equivocaron ¿o tal vez fue ninguno? Como bien se había dicho: las medias tintas no cabían.





    Créditos:
    Pedro Aznar - Ya no hay forma de pedir perdon
    El sueño de Morfeo - Ojos de cielo
    +x+x+x+x++x+x+x
    ¡Gracias por leer~! :3

    Edited by Karin186 - 29/7/2012, 05:18
  8. .
    Pues si fuera homosexual es claro que no brincaría por la casa como una fujoshi enardecida, si eso sucediera realmente me tomaría con un poco de sorpresa, después de todo es un asunto importante. Será una persona, desde siempre incluso desde antes de saber si le gusta el blanco o negro, amarillo o azul, incluso las niñas o niños. No lo denigraré sólo porque no compartiera mi forma de pensar.
    Joder si fuera así entonces me la pasaría amargándome la vida por las religiones ¬¬

    Si fuera homofóbico será simplemente porque no lo eduqué con los suficientes principios como para entender que el amor es amor en dónde quiera que se encuentre. No son preguntas difíciles si sabes bien tu punto de vista.

  9. .

    covermini



    ADVERTENCIAS:

    Este fanfic contiene:

    "Universo Alterno"

    La evidente presencia del OCC

    Lenguaje adulto en ocasiones

    Rating T (13+)

    Errores ortográficos, etcétera.

    ACLARACIONES:


    Letra Cursiva: Diálogos/pensamientos de Naruto



    _________________________________


    ¿Te haz preguntado que fue de tus viejas muñecas? Aquellas que sostenías y llevabas de un lado a otro y que ahora probablemente se encuentran arrumbados en un rincón polvoriento o posiblemente bajo tu cama.



    ¿Te has preguntado que podría sentir una marioneta? Aunque no lo creas ellas podrían estar observándote, esperando que nuevamente las cargues y les demuestres aunque sea un poco de afecto. Como en los viejos tiempos.

    Aquellos en donde la vergüenza no te importaba en lo más mínimo

    ¿Un poco cruel no crees? Sentirse escayolado, sentir que tienes atados los pies, manos y todo tu cuerpo que es incapaz de moverse. Y peor aún, tener frente a la persona que ha cautivado tu cuerpo sin vida y ser incapaz de abrazarlo, de tocarlo, de sentirle siendo cosciente de la verdad cruel, que nunca le alcanzarás.

    ________________________________



    ENCARNANDO LA ARCILLA Y MADERA;

     

    «Estoy huyendo pero ¿de qué?»

    Todo fue silencio, todo se volvió oscuro. ¿En dónde se encontraba ahora?

    En aquél tiempo las cosas más hermosas se elaboraban a mano, por simple dedicación y amor a tu arte, la revolución industrial aún no tenía lugar,  tu propia firma eran aquellos pequeños detalles e imperfecciones en tus obras que no hacían más que hacer tu arte la simple perfección.

    Sasori era un maestro marionetista de mucha fama en sus años juveniles, ahora casi rebasaba los cuarentas y cada vez su nombre hacía menos apariciones de los diarios matutinos. Su belleza conmocionó durante su debut, Sasori un hombre con tal belleza que podría ser fácilmente un príncipe de cuento de hadas o un caballero sirviendo a su rey, su cabello era poco común, había personas de sobra que juraban que ese cabello escarlata no era natural pero los chismes eran un punto que a Sasori jamás le importó, a pesar de no haber conocido a su padre recordaba la manera en que su madre le hablaba de él y supo que fue un buen hombre cuando ella le recordaba una vez más en su lecho de muerte y antes de que sus ojos se extinguieran.

     

    Ahora ocultaba sus ojos color miel tras esas gafas para la vista cansada, sus ojos cada día estaban más ojerosos y vacíos; sentía que su vida era un completo desperdicio, su esposa probablemente le engañaba y seguramente era con aquél que solía ser su socio, su única luz era su pequeña hija de cuatro años que corría y jugueteaba alrededor de la morada cuando su madre hacía su rutinaria “caminata al parque” la cual tardaba más de dos sospechosas horas.

     

    La pequeña saltaba sobre el piso de madera haciendo curiosos ruidos con sus zapatos de charol blanco atados por ese listón color almendra, sus medias estaban un poco sucias de tanto tocar el suelo, su vestido de volados danzaba al compás de sus movimientos, ella era su vida entera, su vida de mierda cobraba sentido cuando veía el fruto del amor que algún día le tuvo a su madre, ella heredó su carismático color en el cabello, rojizo escarlata que brillaba a la luz pero Sasori juraba que a ella le quedaba mil y un veces mejor que a él en su tiempo, su cabello no había sido cortado desde hacía un par de años y se veía lo mucho de cuidado que Sakura le brindaba, la pequeña había heredado los ojos hermosos de su madre, todo en un contexto referente a su pequeña descendiente era hermosura en estado puro, tanta belleza le hacía perfecta, ella era tan hermosa como una muñeca, y tan perfecta como una.

     

    —Papa—, Ella le llamaba con su vocabulario inexperto al tiempo en que jaloneaba su pantalón — Papa, juega conmigo.

     

    Sasori sonrió humildemente, sabía qué ocurriría de sobra en unos momentos, él comenzaría a jugar a “la casita” con ella, probablemente le haría colocarse algunas prendas de ropa y fingirían ser vecinos que no se han visto en un largo tiempo y que se reencuentran tomando el té; y, al poco tiempo ella le gritaría en pucheros lo torpe que era él al jugar y fingiría enojo esperando a que su querido padre le buscase y terminase encontrándola en un rincón a un lado de la cama regalándole un sorpresivo abrazo y llenándola de besos ella le perdonaría su “torpeza” por ser un adulto.

     

    Los días con su pequeña eran buenos, ningún momento era un desperdicio.

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    Sasori meditó detenidamente en la que sería su mejor obra y la última que haría, se mantuvo despierto durante varias noches pensando en los detalles y la perfección que traería consigo su última marioneta, finalmente decidía retirarse y lo haría con una obra de arte eterna. Una inalcanzable como los dioses y que sólo él se daría el lujo de tocar.

     

    Esa noche era joven para alguien como él quien estaba acostumbrado al insomnio y los horarios irregulares, afuera del edificio unos pisos abajo la vida nocturna y amenazante comenzaba, las cortesanas y las putas salían en busca de trabajo para ganarse el pan del día siguiente, los bandidos se ocultaban en las sobras acechando sus víctimas próximas y los burdeles de mala muerte se encendían en su hora pico.

     

    Después de asegurarse de que su princesa estuviera dormida, se sentó en silencio en la silla frente a su escritorio y comenzó a tallar la madera con una navaja un poco gastada, no supo cuándo fue pero se perdió en ese rostro tan fino y hermoso que poco a poco tomaba forma, dejó de dormir por esa marioneta, apenas probaba bocado de sus tantas comidas que terminaron pudriéndose en la mesilla de junto, no quería dejar algún rasgo sin hacer, no supo que el tiempo se fue volando de sus manos, Sakura se hartó de esa pobre imagen, la vida con Sasori de por sí ya era difícil y esa era su oportunidad de alejarse de él alegando locura por parte de ese hombre decadente.

     

    Ella le arrancó a Sakuori de los brazos y lo único que pudo hacer el Akasuna fue ridiculizarse como jamás lo había hecho suplicándole con lágrimas en los ojos que no se la llevase pero Sakura no dio marcha atrás, ella había esperando por años a que Sasori tropezara y no sabía cuándo volvería a ocurrir con su naturaleza calculadora y soberbia. Sasori quedó devastado ¿Qué sería de él ahora? Sakura era cruel, y lo peor de todo fue que no pudo detenerla.

     

    Ahora tenía razones distintas para hundirse en el trabajo.

     

    Razones para no tratar de quitarse la vida al ignorar el paradero de su hija.

     

    «La primera vez que abrí mis ojos me enamoré de ese rostro de ángel frente a mí y de esa mirada vacía y apesadumbrada sobre esas ojeras intensamente marcadas»

     

    ¿Quién soy?

     

    — Tu nombre será Naruto—, Sasori habló con una pequeña sonrisa, una igual a la que muestra una persona forzada a sonreír después de haber llorado tanto. —Un nombre armonioso que libera su incontrolable energía en un remolino.

     

    « ¿Naruto? Ese nombre era un poco extraño pero terminó gustándome, y la razón fue por la manera en que esa persona lo mencionó»

     

    Sasori realmente parecía un ángel al sonreír, no importaba qué tipo de sonrisa era, aún así era preciosa.

     

    «Me enamoré de esa persona»

     

    Naruto era una marioneta hermosa, Su belleza era inalcanzable,  sus rasgos eran tan humanos que parecía uno, Sasori había logrado su meta y ahora sentía que podía morir en paz, se olvidó de todas sus penas al tenerlo en brazos, parecía tener tal vez siete, pero sabía que su edad cronológica sería eterna.

     

    —Tu simple presencia es arte Naruto, puede ser una lástima tallar tu pequeño cuerpo pero quiero que mi marca se grabe en tu existencia, lo pondré en la nuca, bajo un mechón de cabello: “Sasori”. Tal vez un animal ponzoñoso sea inadecuado pero no hubo elección para escoger por mi parte.

     

    Era un poco extraño, Naruto quería lanzarse a sus brazos y mencionar lo mucho que le gustaba que esa persona dijera su nombre pero le era imposible moverse. Ahora lo notaba.

     

    « ¿Por qué? ¡¿Qué sucede?!»

     

    Sus brazos, su voz, nada respondía.

     

    « ¡¿Por qué?!»

     

    Se desesperó, se frustró, incluso era incapaz de expresarlo en su rostro.

     

    « ¡Sasori!»

     

    ¿Qué hacer en el lugar de Naruto? ¿Quién sería capaz de soportarlo? Sasori dejó su alma en Naruto, lo poco que estaba seguro que le quedaba, y tal vez esa era la razón por la cual Naruto podía verlo, pensarlo, pero jamás moverse, ni hablarle, era una simple marioneta que cruelmente estaba media viva. Capaz de sentir por dentro pero no por fuera, sin corazón, sin cerebro pero de alguna manera consciente.

     

    Sentía desesperación acumulada, era extraño, quería gritar pero nada salía, no sabía qué hacer o peor aún, no podía hacer nada.

     

    Tener la sensación de estar escayolado y ser consciente de que no es una ilusión, de saber que nunca podrás moverte, de estar encerrado en tu propia mente y ser incapaz de liberarte.

     

    Era aún peor que una pesadilla

     

    —Ven aquí Naruto—, Nuevamente Sasori sonreía, le tomó en brazos, no lo sentía pero parecía que lo hacía con delicadeza. Eso le reconfortó.

     

    Por ese momento Naruto encontró paz dentro de sí.

     

    Naruto fue llevado y dejado con cuidado sobre esa silla de fino terciopelo rojo, el Akasuna se alejó después simplemente para observar completamente la elegancia de Naruto reposando elegante, con sus ojos cielo y sus mejillas rosadas. Naruto era la encarnación de perfección pura. Esa era la primera vez que hacía una marioneta con cabello corto –además de la última- pero no podía esperar más de él. La primera vez que hacía un muñeco, con sus cabellos dorados  y vestido pomposamente con oliva semejante al negro tanto en su traje como en su sombrero de copa y listón dorado.

     

    «Es absurdo pensarlo pero ¿esa era la calidez de la que alardeaban los mortales?»

     

    Cada mañana y noche Sasori le hablaba y se sentaba a su lado a leer un poco, y leía en voz alta como acostumbraba a hacerlo con su pequeña.

     

    Sasori terminaba su relato.

     

    — [“…y murió como el vagabundo que era, degustando el extasías de una fantasía que se volvió su realidad. En los suburbios de esa ciudad decadente y sumida en la perdición no sucedió nada al fin y al cabo”].

     

    Naruto lo había notado, que Sasori prefería libros con finales trágicos, o al menos no tal felices pero si reflexivos. Un gusto alejado de los cuentos de hadas con finales empalagosos y si apegados a la realidad pura y cruda.

     

    Sasori no estaba fuera de sus casillas pero Naruto era especial, era toda su alma, era especial a pesar de no encontrar otro motivo más que ese.

     

    «Sasori siempre lucía triste, entiendo la resignación pues he dado por hecho que por más que yo le quiera no podré alcanzarlo»

     

    El peli-rojo acicalaba a Naruto cada tarde, siempre lo cargaba en su regazo mientras lo hacía.

     

    «Así que espero a que él venga a mí y me tome entre sus brazos»

     

    Sasori había aprendido a amar su trabajo, cada marioneta que hizo le llenó de una inmensa satisfacción y orgullo, su alma había quedado grabada en esa marca en forma de escorpión que usaba como firma.     

     

    «Con el tiempo he notado que Sasori me necesita para no sentirse solo»

     

    Es frágil.

     

    «Las imágenes monocromáticas sobre la mesa también lo muestran con una muñeca de cabello oscuro y ojos claros»

     

    ¿Quién era ella? Esa pequeña muñeca frágil a la vista.

     

    « ¿Acaso soy el remplazo de esa muñeca?»

     

    ¿Cómo era posible que ese pensamiento le produjera malestar? ¿De dónde provenía esa sensación de incomodidad que tanto le desesperaba?

     

    ¿Pertenecía aquél nombre que Sasori mencionaba en sueños a ella? Era cruel pensarlo, pero ¿realmente era Naruto un remplazo?

     

    —No lo eres, Naruto. Mi pequeña Sakuori es ella misma y Naruto es Naruto. Sakuori es la persona más importante para mí, deseo verla crecer y quiero ser dueño de muchas –la mayoría- de sus sonrisas,  pero Naruto es diferente, ahora mi mayor deseo es que Naruto pudiera abrazarme así como lo hago yo, que me sonriera no porque yo le haya grabado su sonrisa si no porque él quisiese hacerlo. Porque me he enamorado de la belleza inalcanzable que Naruto posee.

     

    ¿Podía ser cierto? ¿Era posible que esa pregunta que tanto atormentaba a Naruto también hiciera lo mismo con Sasori? ¿Era esa la razón por la cual Sasori había respondido a su pregunta a pesar de que Naruto siempre se encontraba exánime? 

     

    ¿Era posible que mis sentimientos hubieran sido alcanzados Sasori aunque fuese un poco?

     

    Por esa noche y las siguientes Naruto sintió tranquilidad, ahora sentía que la sensación de querer estar siempre con Sasori era mucho más fuerte.

     

    [-+*+ x+*+ x+*+ x+*+ x+*+-]

     

    —¡¡Papa!!—, Esa voz era inconfundible, Sasori dio un brinco en su silla al creerse en un sueño, pero era imposible, lo había escuchado, no estaba loco como Sakura lo había tachado, esa voz se escuchó, estaba seguro de ello y para despejar dudas la ocasión le concedió una segunda vez para escucharla —¡Papa, papa, mami dice que podemos jugar!

     

    Naruto lo había escuchado también y se preguntó quién era ella, vio a Sasori levantarse y correr en busca de la dueña de esa hermosa e infantil voz.

     

    «Y justo frente a mí vi la escena más hermosa del mundo, la imagen de un padre derramando lágrimas de emoción al ver que sus sueños –esos que tenía cada vez que se quedaba inconscientemente dormido sobre su escritorio- se volvían realidad»

     

    Una vez más se enamoró

     

    De otra faceta, una que querría ver siempre.

     

    Él la abrazó temeroso de alucinar, Naruto incluso supo que Sasori se preguntaba si era posible que realmente estuviera demente.

     

    Sakura esperaba recargada en el marco de la puerta alegando que la pequeña mencionaba su nombre y no paraba de llorar al recordarlo, que últimamente estaba insoportable y que todo era culpa de Sasori.

     

    «Muchos lo ignoraban, Sakuori era pequeña para saberlo, a esa mujer probablemente no le interesaba, pero Sasori estaba enfermo»

     

    — ¿Ésta vez te quedarás a jugar con papá un largo rato aunque papá sea muy torpe en eso cierto?

     

    — ¡Sí! Me quedaré porque te quiero mucho ¡mucho!

     

    «A mitad de la noche se levantaba tosiendo y en muchas de esas ocasiones su boca y su mano se manchaba con coágulos de sangre»

     

    Estaba asustado, porque sabía que Sasori no lo mencionaría.

     

    La vida de los mortales era cruel, pero aún así era lo que más anhelaba esa desdichada marioneta.

     

    «La enfermedad de Sasori avanzó, sus ojeras lograban hacer una marca profunda y oscura bajo sus ojos, su piel cada vez se tornaba más pálida con cada día que pasaba, era desalmado decirlo pero, ese Sasori que a partir de un día no fue capaz de levantarse de cama no era ni la sombra de lo que había logrado ser en toda su vida.

     

    Sakuori siempre aguardaba a un lado de su cama, sosteniéndome, abrazándome, con deseos de aferrarse a mí buscando esconder sus lágrimas, aún era pequeña, recién había cumplido los siete, Sasori los cuarenta y tres»

     

    A pesar de eso Sasori lucía joven si dejabas de lado su enfermedad, su belleza se marchitaba pero aún era presente.

     

    “Aquella mujer” como Naruto la llamaba, evitaba aparecerse por casa a menos que fuera para dormir un poco, la pequeña había aprendido a ser más independiente a raíz de todos las problemas en casa y aunque Sakura lo ignorase, ella cada vez tomaba un rencor más grande hacía la que se decía ser su madre.

     

    Sasori sonrió, sintió la mayor felicidad del mundo, Sakura simplemente dejó escuchar cómo chasqueaba la lengua, Sasori le escuchó y tan sólo fingió haberla ignorado por el bien de su pequeña.

     

    Siempre que Sakuori atendía a su padre le dedicaba una de esas hermosas sonrisas, y cada vez que sucedía esto dejaba a Naruto al “cuidado” de su padre, recostándolo a un lado de él.

     

    «Me lamenté muchas veces por tan sólo ser un “espectador” de tales escenas, pero aunque sonara vago decirlo, no había nada que yo pudiera hacer»

     

    “Sakuori cuidará de Naruto a partir de ahora, porque Naruto necesita de alguien que le quiera para no ser un simple pedazo de madera”

     

    «Las últimas palabras de Sasori, frente a una pequeña con llanto incontenible, aquella mujer ausente, y con una marioneta como yo incapaz de llorar»

     

    Una imagen triste ¿no es verdad?

     

    Naruto era un niño sin vida, condenado a vivir su existencia eterna sentado en esa silla de terciopelo rojo, una simple muñeca que aunque siente no lo refleja.

     

    Y de esa forma vio partir a esa persona que ama tanto, y que, por razones del destino cruel, no se podrá permitir el lujo de un mortal y seguirlo a la próxima vida, porque simplemente la primera no existía para él.

     

    Atormentado de vivir la eternidad con esa sonrisa permanente en sus labios finos cuando todo es una mascarada.

     

    «Algún día te encontraré, pero ya no me verás como una marioneta, porque simplemente ya no lo seré»

     

    La vida de la pequeña empeoró en ambiente cuando Sasori se marchó, esa mujer la golpeaba cada vez que ella trataba de defender los ideales en los que creía y aquellos que su padre le había inculcado.

     

    Todo lo que tenía que ver con Sasori era un tormento para Sakura, le frustraba, le alteraba, lo odiaba tanto.

     

    — ¡Basta Sakura! —, incluso para una pequeña de diez años, el rencor por los malos tratos le dificultaba llamarla simplemente mamá. — ¡Suéltalo!—.

     

    Forcejeaban conmigo en brazos de la pequeña, su madre trataba de tirarme, romperme, era un hecho de que simplemente me odiaba, como a todo lo que tenía relación con Sasori, incluso como comenzaba a odiar a su hija por ser su simple semejanza tanto en ese odioso carácter y en su maldita apariencia según sus palabras.

     

    ¡¡Deja de una vez ese maldito muñeco Sakuori!!—, a Sakura le alteraba el simple hecho de que la niñata no lo soltara, de que cuando necesitaba un abrazo se los brindara al muñeco, de que ella ya no le buscase cuando se sintiera solitaria, Sakura simplemente se sentía sola.

     

    «Estaba asustado, no por la manera en que ellas se disputaban, sin miedo de que fuera a romperme, tampoco era de sus gritos, pero me aterraba pensar en que esa mujer hiera a la pequeña, fue difícil no apegarse a ella con todos sus cuidados y sus palabras antes de dormir, ella extrañamente sabía cómo me sentía, veía a través de esa máscara con la que había nacido y que tendía siempre, Sakuori me reconfortaba, por ser tan amable, por tener la esencia de Sasori»

     

    —¡¡No!!—, La pequeña gritó con desesperación, su voz se quebró al ser incapaz de llevar ese grito a una nota más alta , su rostro se desfiguró completamente al verme en brazos de su desquiciada madre, Sakura sonrió triunfante al ver la manera en que la pequeña revoloteaba a su alrededor tratando de alcanzarme.

     

    «Estaré bien»

     

    Quería darle un poco de tranquilidad, era imposible pero esa era mi intención. Escuché sus gritos tan agudos que fácilmente podrían haberse escuchado en las casas vecinas, aunque probablemente los vecinos lo ignorarían pensando en que era un berrinche más, aquellos muy comunes en los niños.

     

    Los ojos de Sakura perdieron su hermosura cuando comenzó a mirar con rencor, ella me lanzó hacía el fuego de la chimenea, nuevamente Sakuori gritó, corrió con intenciones de sacarme con sus delicadas manos.

     

    «¡¡No vengas!! No lo hagas Sakuori»

     

    La única cosa que agradezco de Sakura fue que la detuvo, su mirada se suavizaba, estaba asustada por su hija, y su arrepentimiento comenzaba. Las llamas estaban tan cerca que incluso pude sentir –o eso creo- la manera en que quemaban, mi cuerpo comenzaba a tornarse negro, la madera comenzaba a crujir, a carbonizarse poco a poco y a partir de eso todo se volvió negro.

     

    «Sasori»    Las palabras se desvanecieron, parecían no haber existido nunca.

     

    Si mi alma y su alma siguen siendo las mismas a pesar del tiempo, entonces por favor dios de los cielos, te pido volverlo a ver, porque a esta persona, la amo, independientemente de las veces que muera o nazca su esencia no se perderá.

     

    «Con esta persona hasta el fin de mis días»

     

    Todo se desvaneció, la penumbra comenzaba a resquebrajarse.

     

    Los rayos de luz por fin se mostraban.

     

    Naruto abrió los ojos, con ese sudor frío recorriéndole la espalda y el pecho, trató de moverse esperando no encontrarse dentro de ese sueño, y lo hizo.

     

    Saltó de la cama, moviendo cada una de sus extremidades como si fuese la primera vez que descubría que las tenía, la sensación de alivio le reconfortaba, su corazón latía rápidamente pero aún así estaba demasiado feliz.

     

    — ¿Qué demonios estás haciendo Naruto?—, Esa voz ronca le despertó, su corazón conoció un nuevo grado de velocidad, se sonrojó, aún con diecisiete, a pesar de conocer esa voz perfectamente esa persona aún lograba hacerle estremecer con tan sólo nombrarle.

     

    Corrió, le abrazó lo más fuerte que pudo, no era un sueño, Sasori estaba ahí, Sasori le correspondía.  La piel de Sasori era suave, quería estar así siempre. Había descubierto lo reconfortante que era tocar a la persona que amaba, el saber que eres capaz de sentir su calidez, un abrazo o un simpe roce era más que suficiente.

     

    —Lamento lo de ayer, esa discusión fue estúpida, no volveré a mencionarlo.  ¡Te amo Sasori, te amo, te amo como no tienes idea, siempre te voy a amar! ¡¡Quiero estar siempre contigo!!

     

    Sasori suspiró aliviado.

     

    — ¡Idiota lo sé, demonios!—, Sasori estaba aliviado de ver que Naruto no se encontraba enojado, pensó durante toda la noche una manera de contentarle, pensó en cartas, chocolates, esas cosas que en sus tiempos de joven solían regalarse, era difícil salir con un chico que prácticamente podría ser tu hijo, dieciséis años era mucha diferencia, sus gustos no eran iguales, las épocas habían cambiado y sabía que debía llenar ese espacio con todo el amor que sabía que tenía por él, cada día como si fuera el último.

     

    Era una reverenda estupidez discutir sólo porque Naruto estaba celoso de las compañeras de secundaria que Sasori se había encontrado repentinamente en la calle. Sasori fue serio al respecto y se disculpó torpemente como sólo él lograba hacerlo, mencionando que a partir de ahora sólo le mostraría su amabilidad a él y solamente a él.

     

    —Te amo Naruto, lo lamento muchísimo.

     

    Sasori solo mostraba esas sonrisas a Naruto, se había enamorado de él y para su bendita suerte Naruto le correspondía. Un simple estudiante saliendo con un artista anónimo que se encontraba en la cima y no parecía haber un final para su carrera, su musa le llenaba de inspiración, gracias a Naruto era todo lo que era.

     

    Ahora sabía que en esta vida o en otra, la vida sería insoportable sin Sasori.

     

    —Siempre estaré contigo…

     

    —Siempre estaré contigo…

     

    Ambos sonrieron cómplices de cada una de sus reacciones, juntaron su frentes y se quedaron en silencio por un momento, miraron la cercanía  de sus ojos mutuamente, viéndose reflejados uno perdiéndose en ese cielo azul e infinito y el otro degustando esa mirada color caramelo.

     

    Los latidos de ambos se aceleraban, parecían escucharse en ese cuarto en total silencio.

     

    Un beso fue más que suficiente para confirmar esa promesa, un beso lleno de emociones, Naruto lo degustó, no quiso desperdiciar ni un segundo, quería tocarlo lo más que pudiese, ese sueño se lo recordaría siempre, no podría olvidarlo, odiaría volver a sentirse así, tan sólo viéndolo, deseándolo pero imposibilitado para tocarlo.

     

    Esas noches eternas en donde los sentimientos no lograban llegar a su destino se terminaron.

     

    «Dioses en el cielo, ¡por fin lo alcancé!»

    Por primera vez después de una muy larga espera, la sonrisa del muñeco en toda su dicha cambió y su belleza se volvió eterna.



    [FIN]


    Notas finales del capítulo:

    Bien pues para ser sincera nació de un sueño, además de mi fobia a estar escayolada D: 

    El SasoNaru es una de mis parejas favoritas, me encanta la idea de un Sasori en sus treintas o cuarentas enamorándose de un jovencito de diecitantos xD

    Por cierto, el primer sasori que aparece en en fanfic tenía cuarenta o.o Sé que es un poco mayor pero me gustó imaginarmelo -más con sus gafas- x3

    Por la imagen supongo que muchos pensaban que la marioneta de la que habla el título era Sasori ¿no? Pero NO juars juars juars xD xD xD Realmente era Naruto :3 Sakura es otro de mis personajes favoritos (NO, no es sarcarmo) y realmente odio ponerla de mala D: aunque alguien tiene que interpretar el papel, consideré a ¡Konan, Ino, incluso a Hinata! No me importaría hacer que las odien pero para mi desgracia Sakura combina más con Sasori (viendo la historia del manga) 

    Anyways! Gracias por leer :3

  10. .
    Waaaa Gokudera y Gokudera TYL x Tsuna :0 había visto con Yamamoto pero no con Tsuna xD
    Lo leeré enseguida :3!
  11. .
    D18! adoro ver a Hibari de Uke *-*
    Gracias por el doujinshi :3
  12. .
    ¡Cielos! Amé el argumento de la historia (><) ¡Sasuke es un idiota! Si quería a un hijo de su propia sangre bien había otra opción de tenerlo, pero el pensar irse con un doncel fue fácil, simplemente la manera más sencilla de obtenerlo.
    No sabes cuanta suerte tengo de leer un fanfic tuyo recién salido del horno, o bien, al menos recién colocado en el foro, sin duda fue lo mejor que pude haber visto en una visita al foro simplemente por apatía.
    Adoro cómo escribes :3

  13. .
    Bueno pues también en el anterior foro había un tema similar, varias posibilidades podrían ser las siguientes:

    Una de ellas es que Naruto o Sasuke (o ambos) sean donceles, así se podría dar un embarazo de lo más normal-
    Otra poisble es que Naruto, gracias a los poderes del Kyubi pudiera por algún extraño método engendrar un hijo
    Y pues una muy usada en varios fan fics es que Naruto use el sexy no jutsu y así se mantenga como mujer a lo largo del embarazo.

    Una muy poco usual es que busquen un vientre sustituto y alguno de los dos donen su esperma y pues vualá. Claro que en este caso el bebé será de uno solo pero podrían criarlo juntos.
    O también que el uke sea hermafrodita. No sé, hay un mar de posibilidades~

  14. .
    Bueno como había mencionado, es muy poco probable, casi imposible que sea verdad. El animé lleva un buen de tiempo "terminado" y pues bueno para comenzar el anime fue corto porque querían introducir a los tele videntes al manga. El manga ya ha esparcido todas esas dudas que os asechan, lo digo porque lo sigo cada vez que sale un nuevo capítulo de este; también como fans de Loveless les recomiendo algunos extras que salieron, o bien, ovas de la serie. Están muy graciosas aunque lamentablemente no continúan con el argumento original.
  15. .
    La palabra es "debatir" y pues '¿Qué sentido tenía el abrir un tema para debatir los conceptos de otras personas que claramente ven lo opuesto que tú véis? POR EJEMPLO: Es como si yo estuviera en este foro y fuera solo para irme directo a los temas de discusión de las parejas yaoi de Naruto y sin más me pusiera a comentar que las parejas heterosexuales de Naruto son mejores o que si esto o aquello. ¿Descabellado no? Si no os gusta algo no tenéis que verlo, nadie os obliga y pues ciertamente si queréis contradecir algo que otra persona considera "correcto" sólo causaréis una interminable guerra de argumentos positivos contra negativos que realmente valdrá muy poco la pena y el tiempo. Como bien dice el dicho "El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente"

    Sin ofensas a nadie Y también mis disculpas si mis comentaros os han molestado pues esa nunca fue mi intención.
48 replies since 27/7/2011
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