Posts written by Iazumayaoi12

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    Esto de ir saltando de Fandom en Fandom me tiene estresada(? Creo que yo vivo para estar estresada x'D

    Indecisión: Capítulo Único

    Repentinamente y sin previo aviso, Akashi Seijuuro se me declaró poco tiempo después de pasado el cumpleaños de Kuroko.

    Para mí fue algo impactante, por supuesto que lo fue, ¿Qué vio en mí? Mi talento no le llega ni a los talones, lo único que puedo recordar destacable en el partido donde tuvimos un "Uno vs Uno" fue la caída que tuve y posteriormente la paliza que nos dio a mí y al resto de mis compañeros. Además, de ser que se fijó en mí por el esfuerzo que hice contra él, entonces también podía tener ojos para Kawahara o Fukuda. Entre más lo pienso, menos son las razones o virtudes que encuentro para tener sentimientos por mí.

    - ¡Furihata-kun! – La voz de Riko-san, quien inesperadamente aún nos entrena en nuestro segundo año, me sacó muy tarde mis pensamientos. - ¡Cuida-!

    El golpe del balón contra mi rostro ocasionó que cayera al suelo. Mareado y confundido, puedo escuchar a algunos chicos de nuevo ingreso que vienen a auxiliarme pocos segundos después. Lo que resta de la práctica, Riko-san no me permita seguir hasta que aclare mi mente, dicho eso, me retiro antes que el resto y regreso a mi casa.

    Esa noche, un poco antes de mi hora de dormir, recibo tres mensajes: Dos mensajes son enviados por Kuroko, el mensaje restante, apenas leo el remitente, mi corazón se acelera de sobremanera. Miedo, nervios, vergüenza. Ni idea cuál es lo que provoca el latir tan rápido, sólo sé que el nombre "Akashi-san" es el detonante de este estado.

    Abrumado por tan si quiera leer su nombre, decido primero leer los mensajes de Kuroko, quien al parecer, estuvo viéndome durante gran parte de la práctica, aparte de la entrenadora; él también notó mi inusual estado de distracción.

    "¿Esto es por culpa de Akashi-kun?"
    "Si es así, envíame un mensaje pronto."

    Respondí al mensaje con un seco "Sí", porque hallar palabras para lo que siento en este instante sería difícil. Akashi-san sigue siendo un desconocido a mis ojos, es más, se podría decir que solamente le tengo estima y respeto por su habilidad en baloncesto, pero es lo único que tengo claro. No sé si me gusta, no sé por qué mi corazón se estremece con tan solo leer su nombre y ver que me ha dejado un mensaje. ¿Estoy nervioso porque es obvio nuestro contraste de habilidades? ¿Estoy nervioso por no entender los motivos de habérseme confesado? Todo me confunde más...

    Mi celular vibra, sacándome de mis preguntas, es otro mensaje de Kuroko.

    "Furihata-kun, no quiero asustarte ni nada, pero será mejor que leas el mensaje que Akashi-kun te ha enviado. Tampoco es como si quisiera estar jugando a ser el intermediario entre ustedes."

    - ¿El mensaje de Akashi-san?

    "¿Estás libre mañana?"

    Mañana es domingo y no tenemos práctica... ¡No me digas que...!

    Proceso rápido la información y le envío una respuesta a Kuroko antes de responder el mensaje de Akashi.

    - ¿¡QUEDEBERÍADEDECIRLEENUNOMENTOASÍ!? – Los nervios me hacen olvidar la existencia del espacio, pero Kuroko no tardó en entender.

    "A juzgar por la forma tan desesperada en la cual escribiste tu mensaje, debo suponer que Akashi-kun fue directo al grano y decidió preguntarte si tenías un día libre"

    Me sorprende su capacidad de deducción sólo leyendo mi mensaje.

    "Y también puedo inferir que te preguntó específicamente sobre mañana"

    - Kuroko, ¿Estás hackeando mi celular? – Se puso muy sospechoso y ya me está asustando.

    "No, la verdad es que Akashi-kun nos preguntó a Kagami-kun y a mí los horarios de las prácticas de Seirin. Intuí que si le decía que mañana estaríamos libres de prácticas, aprovecharía para contactarte y preguntarte personalmente."

    Así que después de todo, sabía lo del mensaje y sólo quería molestarme. Maldición, Kuroko.

    - Responderé el mensaje de Akashi-san, pero deja de asustarme.

    "Lo siento, Furihata-kun, pero me pareció divertido."

    Responder con el típico "Sí, estoy libre mañana", no... Quizás una respuesta que lleve cierta pizca de incertidumbre "¿Necesitas algo de mí?". Creo que eso pasa a ser algo más desafiante. ¿Qué debería responderle? ¿Irme por lo típico? ¿Responder algo más osado?

    Mis dedos terminan moviéndose solos, tal parece que mis nervios me consumieron.

    - Estoylibremañana¿Porqué? – ¿¡Cómo se borraban los mensajes antes de que sean leídos!?

    "No es necesario enervarse tanto."

    ¿Enervar?

    "Todavía no me das una respuesta a la confesión que te hice semanas atrás. Supuse que estabas indeciso y creo que también sería más cortés que me dieses una respuesta en persona"

    - Sí... - Sólo puedo decirle eso.

    "Te espero mañana a las diez de la mañana frente al establecimiento de hamburguesas que suelen frecuentar Tetsuya y Taiga."

    No volví a contestar después de ese mensaje.

    Ahora tengo problemas para conciliar el sueño, aún no tengo clara mi respuesta. No quiero fingir frente a él y aceptar o rechazar su confesión sólo por el hecho de que mi cabeza es un lío. Tampoco quiero ajustarme a él y forzar a mis sentimientos para lograr que me guste... ¿Umh? Acabo de caer en cuenta... ¿Cómo él llegó a la conclusión de "gustar"? Haciendo un pequeño recordatorio, recuerdo que Akashi fue a Seirin y pidió hablar conmigo. Salí un momento de la práctica y posteriormente a ello, Akashi-san se inclinó ligeramente y me dijo que le gustaba. Yo no fui capaz de soportar la presión y terminé huyendo. Después de eso, Kuroko me dio el número de Akashi-san y viceversa, sin embargo, recién hoy recibí su primer mensaje: "¿Estás libre mañana?"

    - ¿Me gusta o no me gusta?

    El sueño me pesó lo suficiente como para dormirme.

    Sintiendo los primeros rayos de sol que logran escurrirse tras mis cortinas cerradas, levanto mi celular para ver la hora: "9.45". ¡Olvidé dejar una alarma!

    Salté de la cama y corrí al baño. Me lavé lo más rápido que pude y me coloqué lo primero que encontré, en días cálidos como estos, un short café de mezclilla que llega un poco más arriba de mis rodillas y una camiseta a rayas de un tono más oscuro que mis shorts, son una buena elección.

    Tuve que salir corriendo de casa, espero que el calor no me haga sudar tanto. Hasta me tomé la molestia de darme una ducha rápida para que ahora tenga que estar corriendo al lugar del encuentro. Soy un idiota.

    Llegué casi jadeando al Maji Burguer. Estoy atrasado por alrededor de diez minutos. Primera vez que me invitan a una cita y llego tarde, ¿Akashi-san se enojará? Probablemente, llegar tarde a una cita es motivo para molestarse.

    Busco con la mirada a la persona que me citó, la ubico sin mucha dificultad, puesto que está justo al lado de la entrada del local, yo estoy al otro lado de la calle y como él observa su celular, quizás todavía no me haya notado. Debo decir también que, su vestimenta es distinta a como la imaginé, unos jeans rojos algo sueltos, una playera blanca cuyas mangas le llegan un poco más arriba del codo, esta prenda va justo debajo de una chaqueta de mezclilla sin mangas. Me lo imaginaba viniendo con terno o algo más elegante... Creo que he visto muchas películas.

    ¡Ah! Mi celular vibra.

    "¿Por qué sigues mirándome desde el otro lado de la calle? Deberías cruzar de una vez y saludarme normalmente. Prometo no morderte. Además, ya llevas quince minutos de retraso."

    ¡ÉL SABÍA!

    Espero a que el semáforo cambie a verde de peatón y cruzo corriendo, llegando por fin a Maji Burger.

    - Llevabas cinco minutos ahí parado mirándome, parecías un acosador. – Lo dice con una voz tan serena que no sé si está enojado.

    - Lo-Lo siento... - Aunque no estemos en la cancha, igual puedo sentir un aura imponente que emana de él.

    - Bueno, dejando de lado ese incidente, me gustaría saber a dónde quisieras ir primero.

    - ¿Eh? - ¿Por qué me pregunta a mí? Pensé que él tendría una lista con horas específicas para cada lugar al que iríamos, ¿Volví a hacerme ideas muy estereotipadas? – Yo... - Antes de continuar gesticulando palabras, mi estómago decidió acabar el trabajo y gruñir de hambre. – ¡Lo siento! ¡Lo siento! – Mi cara se siente caliente, debo estar rojo de la vergüenza.

    Pude sentir una pequeña carcajada, Akashi-san acaba de sonreír por el sonido de mi estómago.

    - Veo que tienes hambre. – Vio la hora en su celular y luego lo guardó. – Como tú y tus compañeros acostumbran a comer acá, me gustaría llevarte a algún café. No quiero que nuestra cita sea en un lugar al cual ya estás acostumbrado.

    Él confirmó que es una cita. Cierto, la estuve llamando cita, pero no creí que Akashi la llamaría como tal.

    - Sí. – Sonreí para alivianar un poco el ambiente o mejor dicho, para sentirme más relajado, puesto que sólo he cometido errores desde que nos juntamos.

    Caminar al lado de Akashi, ambos vestidos de forma tan casual, tan cerca el uno del otro, realmente me siento a gusto, muy a gusto. Él es un chico normal de mi edad, aunque sus habilidades dentro de la cancha sean increíbles, fuera de ella, pasa como cualquier estudiante. Como lo conozco por medio de Kuroko, sé sobre su status y los muchos otros talentos que tiene.

    - ¿Sucede algo? – Sin darme cuenta, he estado mirando a Akashi durante gran parte del camino.

    - ¿Eh? Ah... ¡No, no, no! – Una excusa, una excusa.

    - Aquí es.

    Antes de pensar en una excusa inteligente, cosa que en realidad no hubiese logrado, me salvé gracias a que habíamos llegado al café que Akashi mencionó. Al entrar, pude sentir las exquisitas fragancias de distintos tipos, es cierto, no desayuné debido a que ya estaba retrasado, salí de casa sin probar bocado alguno. Todos estos olores agradables, pan tostado, panqueques, café, capuchino, té y otros aromas similares se van directo a mi nariz y hacen que se me antoje comer algo delicioso.

    - Puedes pedir cualquier cosa, yo invito.

    - ¿Estás seguro? – Miro los precios de los comestibles y bebestibles, mi billetera quiere llorar. – Me sentiría mal si pagases por mí.

    - Insisto. - La mirada que posteriormente me lanza hace que sea incapaz de continuar oponiéndome

    Una joven camarera toma nuestras órdenes, Akashi pide un café negro y unos cuantos emparedados de huevos, yo, por mi parte, pensé que una comida pesada me daría dolor de estómago por tantos nervios; el omurice queda descartado por el momento, así que me decanto por un latte y algunas galletitas para acompañar.

    Estamos un par de minutos sin decir nada mientras esperamos nuestros pedidos, sé que si abro la boca sólo diré una tontería o comenzaré a hablar de basquetbol y mis compañeros. En primer lugar, ¿Debería ser yo quien rompa el hielo? Ay, no otra vez, he estado toda la noche bombardeándome con preguntas y esta mañana también, no necesito seguir así, debería hacer un movimiento o el ambiente seguirá tenso.

    - Aka-

    - Furi-

    Ambos hablamos al mismo tiempo. ¡Quiero morir!

    - Puede hablar primero, Akashi-san. – Ya olvidé lo que iba a decir de todos modos.

    - Tenemos la misma edad, ¿No? Que me hables con tanta formalidad luego de que te haya confesado mis sentimientos, me hace sentir como si quisieras colocar una distancia. - ¿Eso he estado haciendo? – Te invité por una razón, quiero escuchar tu respuesta: Tú me gustas mucho, Furihata Kouki. Estaré de acuerdo con cualquier cosa viniendo de ti, sea una afirmación o una negación, lo soportaré.

    El café está considerablemente vacío y nuestra mesa está en un rincón, decir casi aislada sería lo mismo. Básicamente, estamos solo nosotros dos. Sentados el uno frente al otro, en una situación como esta. Hemos tenido distintos cambios de aire... La primera vez que lo conocí, casi apuñala con una tijera a Kagami, después tuve que enfrentarlo en el partido, donde después de aplastarme, reflexioné y logré comprender mi propia debilidad. Pasó tiempo para volver a verlo, para el cumpleaños de Kuroko, donde pegué un alarido cuando abrí la puerta y me reconoció fácilmente, también fue el día que más compartí con él. Y poco después... Se me confesó de la nada.

    - Quisiera darle... Digo, darte una respuesta, pero no estoy acostumbrado a este tipo de cosas. – Mis manos aprietan mis shorts, siento que voy a titubear o decir algo que lo lastime. - ¿Qué te gusta de mí? – Dije lo primero que pensé. – Me-Me parece raro todo esto... Alguien no puede gustarte de la noche a la mañana, ¿sabes? – Debo elegir las palabras correctas. - ¿Por qué enamorarte de alguien tan simple como yo?

    - Siempre creí que mi tipo de chica ideal era aquella que tuviese dignidad. - ¿Me queda algo de eso? – En el partido que tuvimos contra ustedes, me cautivó tu mirada al momento de la verdad. Cuando te diste cuenta de la diferencia de habilidades, algo en tu mirada cambió, dejaste de tambalearte y decidiste dar un paso hacia adelante. Tus compañeros hicieron lo mismo, no obstante, Kuroko me dijo que reconociste tus límites, pero que aun así, diste todo de ti para quedarte en la cancha.

    Siento que algo cae por mis mejillas, ¿Agua? No, están tibias. ¿Estoy llorando? ¿Por qué? Akashi sí me miraba en el partido... Todo este tiempo pensé que él no me había reconocido como jugador, que sólo fui un extra intentando detenerlo, alguien que duró unos cuantos minutos en el partido y luego fue cambiado por el cansancio... Akashi vio... Akashi me vio... ¿Qué hago? ¿Las lágrimas no se detienen? Trato de limpiarlas con el dorso de mis manos, pero siguen saliendo. Apuesto a que me veo patético, hoy nada me ha salido bien.

    - Aquí tienen. – La mesera ha regresado, en vista de que no puedo parar de sollozar, tapo mi rostro, esperando a que la mujer deje las cosas y se vaya. – Muchas gracias por esperar. – Sus pasos alejándose son mi señal.

    - Kouki.

    La silla deslizándose en el piso, unos pequeños pasos acercándose a mí, brazos rodeándome gentilmente y el sonido de un latir que va casi al unísono con el mío.

    - ¿Akashi-san? – Otra vez estamos solos, dudo que nuestras interacciones importen.

    Mi rostro se esconde en su pecho, puedo sentir su corazón latiendo, está más acelerado de lo normal, el mío se siente igual. Esta calidez se siente bien. Quiero pasar mucho tiempo así cerca de Akashi. Quiero sentirlo más. Creí que estaría más confundido con mis sentimientos, pero desde un principio yo sentía algo. No quería catalogarlo erróneamente como "Amor", aunque mi corazón latió rápido cuando vi que me mandó su mensaje, del mismo modo, me hizo feliz venir aquí el día de hoy. Al final, resultó que también me gustaba Akashi desde hace mucho... Sólo que temía admitirlo y darme cuenta que lo nuestro no funcionaría debido al status quo en el que estábamos ligados. Resultó que eso nunca fue un impedimento, él me ve como un igual y yo soy el único que lo tiene en un pedestal.

    - Me gustas, Akashi-san. – Le devuelvo el abrazo. – Me gustas mucho. – Se siente aún más cálido. – Mi indecisión provenía de nimiedades que en primer lugar nunca debí tomar en cuenta. Estar aquí contigo y haber escuchado todo eso de ti fue lo que aclaró mis ideas. – Es como sacarme un peso de encima. – Te quiero, Akashi-san.

    Después de separarnos, Akashi se sentó a mi lado, comimos nuestro desayuno y el resto del día sólo hablamos de trivialidades mientras paseamos.



    THE END



    Espero les haya gustado, personalmente adoré hacer a un Furi Chihuahua miedoso y a Akashi un Emperador Cariñoso <3 <3
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    Ta-lán, ta-lán... Actualización en menos de una semana x'D Pero no se acostumbren :'v Le estoy dando prioridad de más a este fanfic x'D

    Capítulo 2: Falta de Afecto


    En un hotel de aparente mala muerte, se hallaban dos personas manteniendo una discusión bastante acalorada, siendo un tipo ya mayor quien parecía el que se exaltó más por el rumbo que se tomaba. Centrándonos, el hombre, se veía bien conservado para su edad, no más de cincuenta. Él parecía tener algún tipo de relación con el rubio que Choromatsu vio en el camarín de Nyaa-chan, hasta se le veía muy mandón y controlador con el chico rubio. Sí, discutían ambos, el viejo y el rubio.

    - ¡Maldito mocoso! – El hombre dio un fuerte manotazo a la pared. - ¡Dime qué hora es y a qué hora te llame!

    - Son las ocho y media de la noche. – El joven miró su reloj. – Me llamaste hace aproximadamente unas tres horas. – A pesar de todo el griterío, se le veía tranquilo.

    - ¿A qué hora debes llegar cuando recibes una llamada mía?

    - Cuando recibo una llamada debo volver en treinta minutos o menos.

    - Entonces… ¿Dónde anduviste metido?

    - Por ningún lado. – Y volteó su mirada hacia el lado, en señal de su desinterés.

    El hombre no aguantaría esas faltas de respeto. Su enojo lo llevó a darle un puñetazo en la cara al chico, quien al no estar preparado para el impacto del golpe, cayó de espaldas y sólo de suerte su cabeza no dio de lleno con la pared que tenía detrás. El golpe no le aturdió, quizás ya se había acostumbrado a ese tipo de violencia. Ni si quiera se dio a la tarea de responder al reciente golpazo dado, supuso que más violencia terminaría perjudicándole a él, así que decidió que lo mejor era tratar de controlar el enojo de su tutor.

    - Lo siento. – Bajó la mirada, pero no era miedo o resignación, era para no recibir otro golpe. – Me pasee por la ciudad después de que finalicé mi tarea de buscar a Nao-chan.

    - No toleraré esas insolencias de nuevo, Osomatsu. – El viejo salió de la habitación, aún se le notaba furioso.

    - Sí… Tougo-san. – Respondió Osomatsu, al mismo tiempo que se tocaba el rostro, lugar donde recibió el puñetazo. – Si no lo trato se pondrá peor.

    El rubio se levantó a buscar hielo a la nevera, abriendo la parte superior, donde se encontraba todo el hielo. Buscó una bolsa vacía, vertió un par de cubos de hielo dentro y se lo colocó en la mejilla donde le fue dado el duro topetazo.

    - En ese momento… ¿Debí arrepentirme?

    De lo que Osomatsu habla es sobre el pasado. Aquel momento donde todo se volvió un infierno para él, pero se volvió un milagro para su familia, sin que ellos conocieran o se hicieran una idea de cómo crecería el primer hijo, Matsuno Osomatsu.

    Haciendo una ligera retrospectiva, la situación de Osomatsu se volvió turbia cuando Tougo lo llevó consigo antes de que partiera el tren que se iría de la ciudad. Su actual tutor le dio dos opciones: La primera consistía en irse con él, cambiar de aspecto y no volver a tener contacto con su familia; la segunda le dejaba quedarse con su familia, pero a costa de ello, Tougo continuaría atormentándolos. Obviamente, ambas opciones se oían igual de malas frente a la mentalidad de un pequeño que apenas llegaba a los diez años, ¿Cómo era capaz de hacerle elegir entre alejarse de su familia o quedarse para hacerlos miserables?

    - No quiero que mi familia sufra. – Un pequeño Osomatsu hablaba sin titubear a pesar del miedo. – No quiero que nadie sufra por mi culpa, mucho menos mis hermanos menores, a ellos realmente los aprecio mucho. – Su mirada cambió a una de seguridad y confianza. – Me iré contigo, Tougo-san, pero no quiero que te vuelvas a acercar nunca más a mi familia. – Dio su típica sonrisa confianzuda y finalizó con – Si le haces daño a mi familia, te mataré.

    Impactado por el carácter seguro del chico, Tougo-san sólo asintió a su propuesta y fue lo último que se supo de un tal “Matsuno Osomatsu”.

    - Si Tougo-san se acerca a mi familia… Realmente lo mataré. – El actual Osomatsu no ha olvidado esa promesa. – No sé qué planea volviendo a esta ciudad, pero no le permitiré tocar ni si quiera un pelo de mis hermanos menores. – Apretando la bolsa con fuerza, hizo que los hielos se trizaran. Ese nivel de ira no lo demostraba frente a Tougo porque de cierta manera sabía que no tenía muchas oportunidades de ir contra él de frente.

    Volviendo con la familia Matsuno: Choromatsu regresó a casa muy contento, haciendo que sus hermanos se preocuparan, porque ver Pajamatsu contento y no deprimido por no tener a Nyaa-chan, pues digamos que es algo inusual.

    - ¡Conseguí el número personal de Nyaa-chan! – Dijo el de verde mostrando triunfante su mano con el teléfono de la chica escrito en él.

    - ¿¡Choromatsu-nii-san consiguió el número de una chica!? ¡¡Karamatsu-nii-san, Ichimatsu-nii-san, Jyushimatsu-nii-san!! ¡Rápido, al búnker en caso del fin del mundo! – Todomatsu no bromeaba, de verdad irían al búnker que ni poseían.

    - ¡Oye! – Claramente le molestó el comentario.

    - Oh, my little brother! – Karamatsu tratando de ser amable por el logro de su hermano menor. – Es increíble que en este mundo también existan las “Choromatsu Girls”. – No puede ser más doloroso. – I’m happy for your lucky, brother!

    - Por favor, detente. Haces que los pelos de mi trasero ardan. – Sí, demasiado dolor para un solo momento.

    - ¡¡BIEN POR TI, CHOROMATSU-NIISAN!! – Esa animosa felicitación fue dada por el hiperactivo Jyushimatsu. - ¡¡CHOROMATSU-NII-SAN TENDRÁ SECROSS!!

    - Jyushimatsu, estás tomando conclusiones apresuradas. – Conclusiones que él mismo estaba tomando de camino a casa, hasta se despedía de su virginidad.

    - Yo tampoco puedo creer que Choromatsu-nii-san haya logrado conseguir el número de una chica, después de todo, nosotros somos unos ninis buenos para nada. Somos escoria. – Pareciera que si Ichimatsu no es feliz, nadie lo es, a veces, sus palabras deprimen.

    - Ichimatsu, no seas así. – Ya no quería seguir escuchando a sus hermanos, sus comentarios eran demasiado para él, especialmente por ser tan estúpidos, incoherentes y algunos (Todomatsu) crueles. – Ah… - Choromatsu sintió algo en su pecho, como un pequeño latido más fuerte que el común, fue debido al recordar a Nyaa-chan junto con aquel rubio. – Oigan chicos…

    - ¿Sucede algo, brother?

    - Nosotros… ¿Siempre hemos sido cinco hermanos?

    - ¿A qué viene esa pregunta tan rara, Choromatsu-nii-san? – Todomatsu soltó su celular y miró detenidamente a su hermano. – Por supuesto que siempre hemos sido cinco, nosotros nacimos como quintillizos, todos lo saben.

    - ¿Estás seguro de eso, Todomatsu? – Esa respuesta no era suficiente, después de todo, el sentimiento de “vacío” por ser quintillizos persiste en todos, aunque lo ignoren, está presente en todo momento. - ¿Dónde están los álbumes familiares?

    - La última vez que vi a mamá leyéndolos, los guardo en el ático. – Como Ichimatsu suele quedarse en casa para esperar a gatos visitantes, a veces Matsuyo le hace compañía.

    - Jyushimatsu, ve a buscarlos. – Ordenó el “segundo” al “cuarto” hermano.

    - ¡SI!

    Corriendo a toda velocidad, el chico de suéter amarillo pegó un salto para llegar al ático, rompiendo parte del techo, pero volviendo rápidamente para hacer entrega a sus hermanos de los álbumes encontrados, todos en una caja.

    Los quintillizos se dispusieron a buscar álbum tras álbum, revisando minuciosamente fotografía tras fotografía, evitando en lo posible pasar por alto una página, foto o álbum. Así es, todos cooperaban, porque de algún modo, Choromatsu había tocado el tema que nadie quería aceptar, el hecho de sentirse “solos” al escuchar o decir que son “quintillizos”. Ese vacío que fue creciendo con el paso del tiempo, al fin rebasó su límite y obligó a los Matsuno a buscar la razón de sus inquietudes frente a ese extraño pesar en sus corazones.

    - Brothers, he descubierto algo. – Karamatsu fue el primero en percatarse. – Todas estas fotos y álbumes… Son de los once años en adelante… ¿Dónde están las fotos de anteriores a esos años?

    - ¡Karamatsu-nii-san tiene razón! – El más pequeño de los hermanos también se dio cuenta. – No hay nada sobre nosotros antes de los once años. ¿Qué significa esto?

    - Jyushimatsu, ¿Sólo hallaste estos? – Ichimatsu se dirigió a su hermano menor.

    - Sí, es la única caja que decía “Fotos familiares”. – Respondió cubriéndose la boca y tratando de hacer memoria.

    Las piezas del rompecabezas se unían lentamente, pero se acercaban las unas a las otras muy despacio aún. La razón de sus memorias fallando debe significar que ellos mismos tratan de pasar por alto todo este dilema que, al mismo tiempo, tratan de resolver sin mucho éxito. ¿Por qué no pueden recordar? ¿Es acaso un recuerdo reprimido?

    - Jyushimatsu, Ichimatsu – Choromatsu no quería continuar sintiendo el resquemor del pasado y tampoco sus hermanos, por ello, ha decidido ubicar de dónde viene todo esta incógnita sobre “El sexto hermano”. – Vayan donde Dekapan y pregúntenle si por un casual posee una máquina o artilugio que nos ayude.

    - Vamos, Jyushimatsu.

    - ¡SÍ!

    Ambos bajaron las escaleras y salieron de la casa, rumbo al laboratorio del hombre que sólo usa pantalones.

    - Karamatsu, Todomatsu, quédense en casa a esperar a mamá y papá. –Choromatsu miró el reloj de la pared. – Son las seis en punto. Papá dijo que volverían a las siete. Necesitamos saber el lugar donde se encuentran las fotografías más antiguas.

    - ¿Qué harás tú, Choromatsu? – La voz del mayor se notaba preocupada.

    “Soy alguien que nunca debiste conocer”

    - Debo encontrarlo… - Susurró.

    - ¿Qué?

    - ¿Ah? No, no es nada. – Desvió la mirada. – Yo debo buscar a una persona que quizás nos pueda sacar de toda duda.

    - Bien. Nos aferraremos a tu plan, Choromatsu, pero ten cuidado. – Como el hermano mayor actual, su primera prioridad es velar por la seguridad de los demás.

    Antes de salir de casa, Choromatsu anotó el número de Nyaa-chan en una libreta y se cambió de ropa. Prefiere usar su suéter verde a la camisa a cuadros, debe de ser porque vio al chico rubio llevando un atuendo similar en negro, llevando casualmente el logo de un trébol rojo en el centro, exactamente el logo que usan los quintillizos.

    - ¡Volveré pronto! – Y corrió escaleras abajo para salir en busca de ese rubio.

    - Ten cuidado. – Dijeron los dos que quedaron en casa.

    Entre más se alejaba de su hogar, más cuenta se daba de lo mal planeado que estaba su plan, en el sentido de buscar a alguien que sólo ha visto una vez en su vida, además de ser una persona que sólo pudo ver durante unos instantes y otra cosa importante a recalcar, fue un chico que al conocerlo, le dio un puñetazo junto a una amenaza; se notaba lo fugaz de esa idea al encontrar todos los fallos que tenía.

    - ¿Dónde lo voy a encontrar?

    Sin darse cuenta, Choromatsu llegó a un lugar asazmente concurrido. Era complicado moverse entre tantas personas, eso le pasó por no ir prestando atención en su entorno, poniendo por delante sus pensamientos sobre un desconocido.

    - Debo salir de aquí.

    Tratando de escapar de la multitud, el chico se percató de un rostro conocido a la distancia, pero no era el rubio que tanto buscaba, al contrario, era un hombre adulto quien se veía a la distancia. ¿De dónde lo conoce Choromatsu? ¿Será prudente acercarse a él? En todo caso, el gentío empujaba al de verde más y más en la dirección de ese hombre, que al verlo mejor, se veía molesto e irritado; como si el primero que se le cruzara y le mirara a los ojos fuese a recibir toda su furia.

    - ¿Debería preguntarle?

    Antes de acercarse más a ese extraño, alguien jaló de la manga de Choromatsu, llevándolo a un callejón muy bien escondido. Era el rubio que conoció en el concierto de Nyaa-chan, quien justo ahora le acorralaba contra la pared, tapándole la boca y esperando a que ese hombre pasara de largo entre la muchedumbre, esperando no los detectara.

    - Maldición. – El rubio vio pasar al hombre enojado y bajo la mano que tenía sobre la boca del de suéter verde. – No mandes a la mierda más de una década de esfuerzo, idiota. – Vio que la expresión del chico era de sorpresa, quizás porque acaba de ser emboscado por alguien que le golpeó. – Lo siento por el suceso del concierto.

    - No… - Quiere hacerles tantas preguntas, que ni si quiera sabe con qué comenzar. – En el concierto… Me dijiste que eras alguien que nunca debí conocer, pero qui- No. Necesito saber quién eres.

    - ¿Por qué? – Si revelaba su identidad, sería lo mismo que condenar a sus hermanitos que tanto tiempo ha protegido en silencio. - ¿Por qué “necesitar”? Yo no soy más que un extraño con el cual te topaste en un concierto de una idol casual. No estamos unidos por el destino. Los planetas no se alinearon para nuestro encuentro. No hubo ninguna fuerza mágica o poderosa que decidiera nuestra unión, por tanto, no “necesitas” nada de mí.

    - Es cierto, tienes razón, sin embargo… ¡No me importa que nuestro encuentro sólo haya sido una casualidad! ¡Tú eres la razón por la cual mis hermanos y yo estamos buscando nuestro pasado!

    - ¿Nues- Su pasado? ¿Qué demonios tengo que ver yo con ustedes? – Por favor, sólo deja indagar en el pasado… No me recuerden, bórrenme de sus vidas.

    - ¡No lo sé! ¡Pero por una u otra razón tú me haces sentir como que algo nos falta a mí y a mis hermanos! – Se le notaba decidido. - Llevamos muchos años sintiendo ese sentimiento de soledad, un vacío en la familia, algo que nos falta continuamente. El día de hoy te conocí y apenas llegué a casa ese “vacío” regresó a mí cuando te recordé. Mis hermanos también lo sintieron cuando lo comenté.

    - No tengo nada que ver contigo y ustedes no tienen nada que ver conmigo. Aléjate de mí o lo lamentarás. – Esa no fue una amenaza, fue una advertencia.

    Dando la media vuelta con la intención de desaparecer entre las personas, el rubio no tenía deseos de continuar manteniendo la conversación con Choromatsu, prefería no revelarle nada y que así siguieran con sus tranquilas vidas… Tranquilas y vacías vidas por su propia ausencia.

    - ¡Espera! – Lo agarró de la muñeca, sosteniéndolo con ambas manos. - ¡No dejaré que te vayas! ¡Dime tu nombre!

    - ¿Estás consciente de que puedo partirte la cara de un puñetazo si no me sueltas, cierto? Después de todo, mi habilidad física y fuerza han de sobrepasar por mucho a la tuya. – No quiero involucrarlos de nuevo, por favor, ya déjame.

    - Estoy consciente de ello. Me lo dejaste claro hace rato cuando te presentaste, no obstante, tengo la necesidad de saber tu nombre. – Cerró los ojos, como preparado para recibir un puñetazo en la cara que le costaría unos dos o tres dientes, o hasta una nariz rota. – Dime tu nombre por favor.

    - Tu perseverancia me molesta.

    Osomatsu hizo un movimiento brusco con su brazo, logrando zafarse del agarre de Choromatsu y también hizo que el chico cayera debido a la fuerza empleada, dejándolo en el suelo, mirando hacia arriba a aquel que lo tiró al piso, pero eso no lo haría darse por vencido; tomó de las piernas a Osomatsu, dejarle ir no era una opción. Quería la respuesta a su pregunta.

    - ¡Dime tu nombre!

    - ¡Me rehúso a decírtelo! – Osomatsu se negaba a usar violencia directa, la razón principal era su arrepentimiento por haber golpeado a Choromatsu en el concierto. Después de todo, sigue siendo su hermano menor. Su deber es protegerlo, no herirlo. Así que lo mejor era forcejear, tratando de no dañar a quien lo tenía sujetado. - ¡Déjame de una vez!

    - ¡Puedes golpearme, patearme y hasta lanzarme cosas! ¡Pero no te dejaré ir hasta que me digas tu nombre!

    - ¿¡Qué ganarás con eso!?

    - ¡¡Dejar de sentirme vacío!!

    Al escuchar eso, Osomatsu dejó de forcejear en seco, miró abajo, notando a su hermano un poco sucio debido a la resistencia que opuso mientras se arrastraba por el suelo entre medio de la disputa. Suspiró un poco al discernir que Choromatsu no le dejaría en paz hasta responderle, mas no podía confesar su pasado, si lo hacía, menoscabaría la actual vida pacífica de su familia, a quienes ha cuidado con arduo sacrificio tanto tiempo. Cierto, es una situación que sólo a él lo deja mal parado, especialmente por no poder tener contacto con su familia, no poder regresar con ellos es doloroso, que lo olviden es lo mejor que desea para ellos, no obstante, comprende que muy en el fondo, quiere volver a sonreír una vez más en compañía de aquellos que ama y anhela. Quiere volver a sentir esa calidez familiar arrebatada por Tougo, acurrucarse en la cama, sintiendo la respiración de todos sus hermanos durmiendo, pelear por la comida a la hora del desayuno, almuerzo y cena.

    - Yo también. – El rubio se sentó en el suelo, apoyó su espalda contra la pared y esperó a que Choromatsu le soltase para estirar las piernas. – Ese agujero persiste en nuestros corazones: A veces no nos deja dormir, otras veces nos impide comer. Ese espacio sin nada nos obstaculiza, convirtiéndonos en personas vacías, cuerpos andantes sin motivaciones. – Está delirando otra vez, este tipo de monólogos largos también son partes de sus desvaríos. Olvida que Choromatsu lo escucha. – Simples muñecos caminantes por la vida, los cuales no sienten nada, no necesitan nada y no aportan nada a la sociedad. A veces esos muñecos terminan siendo controlados por otros. Ocasionalmente tenemos el infortunio de servir a aquellos tiranos que nos lastiman y se aprovechan de nosotros, convirtiéndonos en herramientas fácilmente reemplazables o juguetes humanos. – Se remangó el brazo derecho, mostrándole a su hermanito todas las heridas que poseía sólo en esa extremidad: Moretones, cortes, quemaduras de cigarrillo, algunas heridas eran claramente hechas con cuchillos, pero otras parecían hechas con otro tipo de objetos. – No soy más que un mero objeto, una marioneta, alguien que en cualquier momento puede morir y nadie me recordará… Mucho menos mi familia.

    Choromatsu trató de hallar las palabras adecuadas para esta situación, pero parecía inútil. Una mentalidad como esa se formó por culpa del sufrimiento, unas meras palabras de aliento no servirían de nada, sólo resbalarían o serían sencillamente puestas en duda con algún otro monólogo deprimente… Si las palabras no pueden hacer nada en un momento como este, ¿Las acciones podrán tocarlo?

    Sin pensarlo mucho, Choromatsu se abalanzó sobre el rubio y le dio un abrazo, ya no interesa que sea un desconocido, no importa que sólo le haya conocido un par de minutos, no es trascendental el golpe que le dio en el concierto de Nyaa-chan. Ahora mismo, Choromatsu sólo puede pensar en tratar de levantar el ánimo de ese rubio cuya familia no lo recuerda.

    Osomatsu abrió sus ojos, atónito. ¿Cuándo fue la última vez que recibió una muestra de cariño? ¿Un abrazo? ¿Una caricia? Tougo es un hombre frío, de él exclusivamente recibe odio, golpes y dolor. Pensar que bastó un único abrazo para sanar parte de sus heridas psicológicas, le hace creer que todavía hay esperanzas para él.

    Le devolvió el abrazo, apretándolo ligeramente, quería quedarse así para siempre, sintiendo el calor de su hermano menor, a quien por fin pudo demostrarle una muestra de amor, siendo que no supo nada de él en años.

    - Quédate así conmigo un rato, Choromatsu. – Independiente le haya dicho su nombre o no, el chico no respondió y continuó abrazado al rubio.

    Fin del Capítulo 2

    Espero hayan disfrutado mucho este segundo capítulo :D Próxima actualización: Este año, probablemente x'D


    Edited by Iazumayaoi12 - 6/7/2017, 08:34
  3. .
    Empecé un fanfic de Oso-san porque... Porque... Me dio la gana(?

    Capítulo 1: ¿Quién eres tú?


    Un día como cualquier otro en la casa de los Matsuno, todos hacían sus actividades con normalidad, sin embargo, ese vacío que aquellos quintillizos suelen sentir en días tranquilos, les revuelve la mente con recuerdos del pasado. Choromatsu siempre suele verse como el más afectado frente a esos pensamientos pretéritos, recordando una cara exactamente igual a la de él, pero no era ninguna de las caras de sus hermanos, no. El rostro de aquel Matsuno siempre llevaba una estúpida sonrisa de confianza y parecía que ese supuesto hermano llevaba el control de los demás, pero nadie parecía poder recordarlo con exactitud.

    Esa extraña figura que solía ser autoritaria. Solía ser “El hermano mayor”, no obstante, aquella figura no se trataba de Karamatsu, muy por el contrario, el actual primer hijo también seguía las órdenes de ese Matsuno perdido.

    La existencia de un supuesto “Sexto hermano” dejaba a los quintillizos con sentimiento de incertidumbre que podía durar horas o hasta días. Choromatsu es actualmente el más arraigado a ese tiempo, al parecer de niño era el más cercano a ese supuesto “Hermano Mayor”, probablemente por eso es quien tiene los recuerdos más claros de esa persona.

    Recuerda una estrecha relación con el “Hermano Mayor”. Eran la pareja de hermanos que más se metían en problemas, la pareja que más molestaba a Chibita, la pareja que más jugarretas la hacían a Iyami… ¿Quién era? ¿Con quién se divertía tanto Choromatsu? ¿A quién respetaba tanto Karamatsu? ¿Quién era a quien seguían ciegamente Ichimatsu, Jyushimatsu, y Todomatsu?

    El último vestigio de memoria que quedaba de aquel “Matsuno” es de cuando los quintillizos tenían 10 años. Esa fue la última vez que lo vieron. La última cosa que recuerdan de su hermano mayor.

    Actualmente, los Matsuno van por sus veinte y tantos, todos comparten el sentimiento de vacío que dejó ese hermano restante, pero viven sus vidas con total normalidad; con Karamatsu siendo el hermano mayor, Choromatsu el segundo al mando y siguiendo la cadena están Ichimatsu, Jyushimatsu y finalmente, Todomatsu.

    Sí, todos llevan una vida normal siendo los ninis que son: Karamatsu suele ser un dolor para sus demás hermanos, especialmente por las prendas que usa, como su chaqueta de cuero, pantalones brillantes o sus gafas de sol. Ichimatsu se la pasa con sus gatos. Jyushimatsu juega baseball casi todo el día y Todomatsu liga con mujeres, pero nunca consigue salir de la virginidad. En lo que al segundo hijo, Choromatsu, respecta, él se encuentra sumido en el mundo de las Idols y está muy enamorado de su idol favorita, Nya-chan, es más, ahora mismo va al concierto de su queridísima Nyaa-chan.

    - Logré ahorrar suficiente dinero para asistir a este concierto especial. Escondí el dinero para que mis hermanos no lo robaran y se lo gastaran en otras tonterías. Valió la pena esforzarse tanto. – Choromatsu iba muy feliz de su logro mientras caminaba al concierto. – Este espectáculo es singular debido a que habrá un premio exclusivo que te dará Nyaa-chan terminado su show. ¡Definitivamente no podía perdérmelo!

    Choromatsu llegó emocionado al recinto donde sería el evento de Nyaa-chan, se posicionó lo más cerca del escenario y se preparó para darle bienvenida a la chica, bueno, todos se prepararon para darle una calurosa bienvenida que era efectuada con varitas de luz, grandes carteles con el nombre de la artista y muchas ovaciones al momento de su llegada al escenario.

    - ¡Hola a todos, nyaan! – La chica saludó animosamente a su público.

    - ¡¡Nyaa-chan!! – Todos los presentes gritaron el nombre de la idol al unísono.

    - ¡Veo que hoy tienen un buen ánimo, nyaan! ¡Entonces les devolveré ese ánimo con una nueva canción, nyaan! ¡Vendrán dos versiones de esta canción en mi nuevo single, nyaan! ¡Así que no olviden comprarlo, nyaan!

    - ¡Compraremos tu nuevo single, Nyaa-chan! – Respondieron todos los presentes. Se nota su adoración por aquella cantante.

    El concierto duró aproximadamente una hora, las canciones de Nyaa-chan no son la gran cosa, pero sus fans la idolatran de todas maneras, haciéndoselo saber con sus coros y constantes adulaciones hacia su persona. La chica se veía muy animada ese día, y su gran cantidad de fanáticos lo había notado, pero todos creían que era porque el premio exclusivo la involucraba de alguna manera, aunque eso no se sabe hasta el final del concierto.

    Al momento de terminar su última canción, Nyaa-chan pidió la atención de todos.

    - ¡Hoy fue un gran día, nyaan! ¡Espero hayan disfrutado mucho el show, nyaan! – La cantante dio una gran sonrisa. Se veía bastante linda, más aún porque su agitado show le había dejado las mejillas coloradas. - ¡Ahora se realizará el sorteo del premio, nyaan!

    - ¡Sí, Nyaa-chan!

    - ¡El premio…! – Sonó un redoble de tambores de quién sabe dónde, pero todos lo oyeron sin tomarse muchas molestias sobre la procedencia. - ¡Un póster autografiado por mí, nyaan! ¡Y también pueden hablar diez minutos conmigo en mi camerino, nyaan! ¡Allí le haré la entrega del póster al ganador, nyaan! ¡Eso es todo, nyaan! ¡Nos vemos en mi próximo concierto, nyaan!

    Todos quedaron atónitos por el premio, por supuesto que el póster autografiado era lo de menos, lo que importaba eran esos preciados diez minutos con los cuales se podían interactuar con la idol. Los entusiastas sólo se imaginaban maneras de caerle bien a la artista, pensando en lo que podrían decir o hacer para que ella estuviera dispuesta a mantener el contacto. Saben que como idol, Nyaa-chan no puede tener novio, pero nada les impide tener una relación amistosa con ella.

    El público se silenció al notar que el mánager de Nyaa-chan subió al escenario con una caja en los brazos.

    - Buenas tarde a todos. – Dijo el hombre con una voz algo rasposa. – Como Nyaa-chan dijo, el premio especial se otorgará en su camerino. El ganador será decidido al azar. – Se aclaró un poco la garganta. – Bien, en esta caja se encuentran los boletos de todos los aquí presentes, el número del boleto que saque será el ganador oficial del premio. En el caso de que el ganador no pueda ser premiado, se sacará otro número.

    Un silencio abrumador reinó dentro del lugar, todos esperaban ser el afortunado que podría pasar un tiempo con la idol de orejas gatunas.

    Expectantes se encontraban los chicos ante el mánager, quien con su mano metida en la caja, comenzó a revolver y hurgar dentro de ella para sacar al dichoso ganador.

    - Y el número ganador es… - Otro redoble de tambores misterioso que en este punto ya no importa. – Número veintinueve.

    - ¡¡LO LOGRÉ!! – No, el ganador no fue Choromatsu, fue un personaje totalmente al azar que simplemente compró su boleto, llegó al concierto y ganó. - ¡ESTOY TAN FELIZ QUE PODRÍA ESTALLAR DE LA ALEGRÍA! – Y lamentablemente sucedió. El chico explotó y sólo quedaron sus cenizas en el suelo.

    - Habrá que sacar otro número. – Nuevamente el redoble de tambores, que esta vez venían acompañados de trompetadas, pero no interesan, lo que importa es el número ganador. – Ciento cinco, el ganador es el número ciento cinco.

    - ¡Que me parta un rayo! ¡HE GANADO EL PREMIO! – Otro personaje que sólo estaba ahí por casualidad, sin embargo, sus palabras fueron escuchadas y un rayo atravesó el techo, partiéndolo en dos, así que murió.

    - En vista de este suceso, se sacará otro número. Y como estamos cortos de presupuestos, si llega a suceder algún otro accidente, daremos por terminado el concurso y podrán irse. Lo sentimos, pero dos muertes en un día es costoso. – Sonidos de tambores, trompetas, flautas y hasta violines se escucharon en el perímetro, sólo que esta vez se dieron cuenta que alguien dejó una radio encendida y de ahí provenía la música. – El ganador es… Número treinta y tres.

    - Ah. – Choromatsu levantó la mano con su entrada en mano. – Soy yo. – Sabía decisión, no tentar más al destino y apresurarse a ir por el premio.

    - Muy bien, joven. Acompáñeme, por favor.

    El mánager bajo del escenario para esperar a Choromatsu, mientras que él trataba de salir de aquel tumulto de gente que, al no haber ganado el premio, quedaron petrificados de la envidia, por ello le era difícil a Choromatsu avanzar.

    De una u otra forma, logró salir de todos aquellos hechos piedra y se dirigió donde el mánager, quien lo llevó tras bastidores y le indicó el camino el camino al camerino de Nyaa-chan, quien lo estaría esperando con el póster en mano y lo autografiaría apenas llegara, para confirmar que el autógrafo sería exactamente hecho por Nyaa-chan y no una copia cualquiera.

    - Comienzo a ponerme nervioso. – Se dijo así mismo Choromatsu mientras caminaba por el solitario pasillo, ya que, el mánager debía quedarse cuidando la entrada principal. Tener poco presupuesto es duro. – Pensar que tendré diez minutos para hablar con Nyaa-chan. ¿Qué debería decirle? ¿Seré capaz de mantener una conversación lo suficientemente interesante? Si lo logró, podré hacer que Nyaa-chan mantenga el contacto conmigo. ¡Bien! ¡Debo ser amable y no comportarme como alguien que sólo se interesa en sí mismo! ¡Lo mejor en la conversación es hacer entender a Nyaa-chan que puedo comprender su estilo de vida y bajo el estrés en el que se encuentra! ¡Quizás así pueda lograr su amistad!

    Llegado al camarín de Nyaa-chan, Choromatsu se percató de que la puerta se encontraba ligeramente abierta, además, se escuchaban dos voces dentro de la habitación: Una femenina, que obviamente era la voz de Nyaa-chan, pero la otra era masculina, pero se sentía muy familiar.

    - ---matsu. ¿Para qué viniste? – Se escuchó de aquella habitación.

    - No te hagas la tonta, Nyaa-chan… No, Hashimoto Nao-chan.

    - Vuelvo a pregunta: ¿Para qué viniste?

    - ¿Para qué será? ¿Para qué habré venido? No lo sé. – El chico mostró una sonrisa inocente que demostraba la malicia de sus preguntas. Él sólo quería molestar un poco a la chica. – La verdadera pregunta que deberías hacerme es: “¿Quién te envío?” – Su sonrisa se esfumó en cuestión de segundos. Ese extraño aire de seriedad puso a Choromatsu nervioso, debido a que él escuchaba todo perfectamente desde el otro lado de la puerta.

    - ¡Le dije a ese hombre que dejé ese estilo de vida! – Esta es la faceta que nadie conocía de la idol Hashimoto Nyaa. - ¡Dijo que me dejaría en paz si hacia ese último trabajo! ¡Y lo hice! ¡Me aferré a sus reglas, seguí sus instrucciones, no le fallé! ¿¡Para qué me necesita de nuevo!?

    - Relájate. ¿Sabes que un fan puede escucharte si gritas tan fuerte? – Aquel chico miró la puerta, no era tonto. Desde el principio supo de la existencia del Matsuno vestido con una camisa a cuadros.

    - ¡No cambies el tema!

    - Lo digo por tu reputación, Nao-chan.

    El chico que hablaba con Nyaa-chan se dirigió a la puerta y la abrió de golpe, revelándose ante el fan de la chica.

    Choromatsu no pudo evitar mirarle de pies a cabeza: El cabello del muchacho frente a él era totalmente rubio, aunque se notaba que estaba teñido. Tampoco pudo evitar el mirarle los ojos, esos ojos rojos tan extraños que eran levemente distorsionados por las gafas rotas puestas sobre ellos, y lo que más llamó la atención, era su atuendo: Llevaba una sudadera negra con un trébol rojo en el centro, además de unos pantalones de mezclilla rojos algo desgastados, con unos zapatos café.

    - ¿Quién… Eres? – Preguntó un poco asustado Choromatsu.

    - Soy alguien que nunca debiste conocer.

    El rubio se acomodó los lentes y sin previo aviso le dio un puñetazo en el estómago a Choromatsu, dejándolo casi sin aire. Este cayó de rodillas, colocando sus manos sobre la parte recientemente golpeada. Trataba de respirar correctamente, sin embargo, el golpe le dejó tan adolorido que era difícil inhalar y exhalar con normalidad.

    - Nunca viste ni escuchaste nada, ¿Oíste? – Seguidamente, se giró a Nyaa-chan. – Si tienes tiempo, contáctanos. Es sólo un trabajo pequeño. No arruinará tu carrera, te lo prometo.

    Salió de la habitación con una sensación de satisfacción, no volvió a voltearse, lo mejor era irse y no causar más revuelo por nimiedades.

    - ¡Ah! – Nyaa-chan reaccionó y fue a auxiliar a Choromatsu. - ¿Estás bien, nyan? ¿Te duele mucho, nyan? – Su personaje era también importante en esta situación.

    - Estoy… - Tosió un poco antes de responder. – Bien. – Se frotaba con delicadeza el estómago. – Fue un golpe brusco, no obstante, recibo llaves de lucha de mi hermano menor seguido, esto no es para tanto.

    - Lo siento, nyan. – Ella bajó la mirada. – Esto debía ser un momento divertido para ti, nyan.

    - No te preocupes por eso Nyaa-chan. – Choromatsu decidió animarla. – Estoy feliz de que estés bien. – Posó una de sus manos sobre el hombro izquierdo de Nyaa-chan. – Tu seguridad es primero, Nyaa-chan – Un fan devoto hasta la médula.

    - ¡Muchas gracias, nyan! – Ella se levantó para ir a buscar el póster. – Aquí tienes, nyan. – Tomó de por ahí un bolígrafo que más a la mano tenía. – Dime tu nombre, nyan.

    - Matsuno Choromatsu.

    - ¿Eh? – La chica gato abrió sus ojos de par en par. Escuchar ese nombre la dejó totalmente atónita. - ¿Matsuno?

    - Sí. – Choromatsu captó la tensión en la muchacha frente a él. - ¿Sucede algo?

    - No… No. – Rápidamente se recompuso. - “¡Para mi héroe, Matsuno Choromatsu, nyan!” “¡Espero seguir recibiendo tu apoyo, nyan!” – Al terminar de escribir, Nyaa-chan le entregó el póster a su supuesto héroe. – Especialmente para ti, nyan.

    - ¡¡Muchas gracias, Nyaa-chan!! – Los ojos de Choromatsu se volvieron dos corazones. El amor por su ídola era desbordante. - ¡Ah! ¡Cierto! ¿Cuánto tiempo he usado, Nyaa-chan?

    - ¿Debes irte, nyan?

    - ¡No, no, no, no! ¡Es porque sólo puedo usar diez minutos de tu tiempo para entablar una conversación contigo!

    - Eso no importa, nyan. Te debo una, nyan. – Cogió la mano de su fan y con el mismo bolígrafo que le firmó el póster, lo usó para escribir su número telefónico personal en la mano. – Así podrás estar en contacto conmigo, nyan.

    - Nyaa-chan. – El chico estaba sonrojado, decir que casi ardía no estaría tan alejado de la realidad.

    - Y no es por ser descortés, nyan… Pero mi mánager está justo detrás de ti, nyan.

    - Se acabó el tiempo, joven.

    En serio, no era por ser descortés, pero el mánager echó a patadas a Choromatsu por “propasarse” con Nyaa-chan. Al menos no apreció el número personal de la artista en la palma del chico que acababa de sacar de los camarines.

    - Yo… ¡¡CONSEGUÍ EL NÚMERO PERSONAL DE NYAA-CHAN!! ¡¡YA PUEDO IRME DESPIDIENDO DE MI VIRGINIDAD!! – Sólo se está haciendo falsas ilusiones. El disfrute no le durará mucho, mas mientras no haga tonterías y mantenga su posición, estará bien.

    ¿Qué sucedió con el chico rubio?

    El sonido de un teléfono celular inundó el callejón por el cual el rubio iba caminando. Sacó su móvil de su bolsillo, escuchando atentamente a la voz que provenía del otro lado de la línea, aunque su cara no demostraba plena simpatía, muy por el contrario, se veía asqueado de todo lo que oía.

    Terminada la conversación, sólo dio un sí muy apagado y a regañadientes, cortando la llamada un poco enojado.

    - Si él no se hubiese cruzado conmigo. – Le dio una patada a un basurero cercano. - ¡Maldita sea! ¡No debimos volver a esta maldita ciudad! – Se veía frustrado, no podía detenerse. - ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? – Daba puñetazos a la muralla, de alguna manera, debía dejar salir toda esa cólera. - ¡No quiero que me vean así! No quiero…

    Sus nudillos se dañaron, sangraba y un poco de piel sobresalía. Golpear la muralla hecha de ladrillos fue estúpido, pero pudo centrarse en el dolor que emanaba de sus manos en vez de los pensamientos en su cabeza. Pudo estabilizarse lo suficiente como para sentarse en el piso, mirando su rostro a través de un espejo quebrado que rompió en su ataque de violencia.

    - ¿Por qué hay seis de mí? – El chico se quitó las gafas para ver mejor. No las necesitaba, sólo las usa para distraer. – Sigue habiendo seis de mí.

    Se cubrió los ojos con ambas manos, esperando dejar de ver cinco más de él… ¿Era tan difícil no verlos?

    - Por lo menos… Déjame fingir que nunca lo vi. – Aún con sus ojos tapados, él continuaba hablando solo. – Aquel chico de camisa a cuadros… No era mi hermano menor, Matsuno Choromatsu. – Sintió cálidas las palmas que cubrían sus ojos. – No merezco tener hermanos menores. Yo ya no soy parte de una familia grande y amorosa. – Una que otra lágrima ubicaban sitios para salir de entre su tapadura. - ¿Por qué me duele tanto?

    Tocando su pecho, apretó suavemente su sudadera. Miró hacia arriba, después hacia los lados y volvió su mirada al espejo hecho trizas. Observarse en esos pedazos rotos le traían recuerdos nostálgicos, evocando ese pasado tan perfecto que tenía: Él lideraba a cinco chiquillos que tenían su mismo rostro. Molestaban a otras personas, le jugaban jugarretas a Chibita e Iyami, trataban de enamorar a Totoko. ¿Hay forma de regresar a aquellos días tan perfectos? Aquellos días en los que esos sextillizos tenían diez años. Esos días donde corrían, saltaban, jugaban, gritaban y reían por cualquier tontería o pequeñez.

    - ¿Puedo volver a esos encantadores días… donde yo era el Líder? – Agarró un trozo de espejo y se lo metió al bolsillo. En su estado mental actual, quizás no está meditando correctamente sus acciones. - ¿Qué necesito para volver a ese tiempo? – Secándose las escasas lágrimas de su cara, el rubio se levantó. – Mamá, papá…. Si vuelvo a casa, ¿Tengo permitido decir: “Estoy de vuelta”? ¿Me van a dar la bienvenida? ¿Se alegrarán? ¿Mis hermanos volverán a acatar mis órdenes? ¿Volveremos a ser hermanos? – Caminando a paso lento, el muchacho tenía la intención de salir del callejón. – Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu, Jyushimatsu, Todomatsu… ¿Podrían darme la bienvenida, por favor? – Al salir del callejón y sentir el fuerte sol en su rostro, sólo atinó a decir una última oración. – Hermano Mayor está de vuelta.

    Espero les haya gustado, comenten los que les de la gana o no comenten <3 Ya me da igual <3
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    ¡NO ESTOY MUERTA! ¡SÓLO ANDABA CON FLOJERA! x'D

    Capítulo 6: Decisión


    - Patético. – Respondió Yuuya. – Tan miserable. Tan patético. Tan malditamente cobarde… - Se estaba alterando. - ¿¡Por qué demonios te arrastras con palabras de mierda!? – Dio un fuerte pisotón en el suelo, asustando a Ren. – Dices que mi venganza es “estúpida”, que no sirve de nada. ¡Ponte en mis zapatos, maldita sea! – Yuuya apuntó con su dedo índice a Ren. – ¡Tú, que todo lo tuviste de pequeño! ¡Si querías algo, lo obtenías! ¡Si necesitabas algo, te lo llevaban en seguida! ¡Si algo te desagradaba, simplemente lo tiraban! – Hizo una pausa, se percató de que se alteró sin un motivo relevante. – En cambio yo… Nunca fui capaz de pedirles un juguete o algo a mis padres. La enfermedad de mi madre consumía todos nuestros ahorros. La mayor parte del dinero de mi padre iba a parar en fármacos y tratamientos. Las cosas que tenía eran porque trabajaba medio tiempo en alguna tienda o porque ayudaba a reparar aparatos tecnológicos con ayuda de los conocimientos de mi padre. El dinero siempre lo obtuve por mérito propio.

    Las vidas de ambos eran totalmente opuestas, jamás hubiesen sido capaces de congeniar, de no ser por el traslado de Yuuya a “Imperial Writ”, pero aun así, estando los dos tan cerca el uno del otro, seguían estando uno en cada esquina de la balanza; sin embargo, lo que uno tenía, el otro lo deseaba: Ren, quien fue un chico que creció en una familia poderosa, no sintió el amor paterno, ya que, Naoto no se lo demostraba. Por parte de su madre la cosa era parecida, por más que ella le amara, siempre tuvo en cuenta que su hijo sólo era una “herramienta” para su marido. Marido que además de serle infiel una infinidad de veces, romperle una y otra vez su corazón, le dijo a la cara en varias ocasiones lo poco que servía como esposa.

    En cambio, la vida de Yuuya a nivel familiar era distinta. Ciertamente, el dinero escaseaba de vez en cuando, sin embargo, los vecinos eran amables con Chizuru y Narumi, ambos se llevaban bien con todos y Yuuya era visto como un niño muy maduro para su edad. Eran una familia con muchos problemas a nivel económico, pero que a base de ello se unieron más y se esforzaron por salir adelante, venciendo todos los obstáculos que llegaban uno tras otro.

    A pesar de sentirse como una carga, Yuuya y Narumi le quitaban día a día ese peso de encima a la mujer de la casa, con la esperanza de algún día verla sana, sin la necesidad de utilizar sus fármacos o sin tener que verla sufrir a diario por su enfermedad.

    Narumi era un hombre trabajador y esforzado que continuamente velaba por la seguridad y bienestar de su familia, tanto de su esposa como de su único hijo, con quien compartía sus aficiones y conocimientos; esperando que creciera fuerte e inteligente para superar las adversidades de la vida, pero manteniendo también un espíritu optimista frente a todo.

    Sí, Ren tenía dinero y poder, pero no una familia amorosa.

    Yuuya tenía una familia muy unida, pero no tenían el dinero suficiente para los cuidados de Chizuru, cosa preocupante por su delicada salud.

    Ren y Yuuya crecieron con una forma de pensar parecida, sin saber nada el uno del otro

    Ren soñaba con una familia unida y eso es lo que ahora tiene junto a Mako y Ai.

    Yuuya quería dinero para ayudar a su madre, dinero que actualmente consigue fácilmente.

    Quizás en el camino perdieron cosas muy importantes o cosas irrelevantes en su vida, cosas que los hicieron volverse más fuertes para afrontar el futuro que desconocían. Futuro que es su actual presente.

    Ambos son hombres que tienen todo lo que una vez quisieron tener, ambos se esforzaron, pero uno terminó cediendo ante el miedo. Dando paso a que el restante terminase viviendo con odio.

    ¿En algún momento ellos se entenderán?

    Yuuya suspiró con resignación. Se rascó un poco la cabeza y se dirigió a la puerta para salir.

    - Iré a trabajar. – Dijo mientras abría la puerta. – Si tu secretaria tiene sentido común, no traerá las cintas y te pondrá una excusa barata. – Dijo eso último y la puerta se cerró dejando a un Ren divagando en su mente por toda la exagerada cantidad de sermones e insultos recibidos.

    Pov. Ren

    ¿Qué quiere él de mí? No puedo soportarlo, es difícil tratarlo como una persona si se comporta como una máquina funcional computarizada.

    De nada sirve darle discursos sobre ética si él los ignora así sin más, además que tendrá una serie de argumentos en contra para continuar con su principal cometido. No sólo estudia a las personas, las analiza de una forma sistemática, eso le permite tener una ventaja y poner en jaque a todo aquel que tiene un problema con él.

    Detesto admitirlo… Mas se lo digo en cualquier instancia: Es asombroso.

    Yuuya es asombroso lo mires como lo mires.

    Es sorprendente desde que lo conocí en la prepar-

    Flash Back

    - ¿Volviste a sacar la mejor nota en Idiomas, Yuuya?

    - Eso parece.

    - ¡A la próxima seré yo quien obtenga la mejor calificación de nuestro grado!

    - Tu capacidad mental no te permite ni memorizar los Hiraganas, Katakanas y Kanjis. Tienes problemas con la letra rusa. Tu chino es una mezcla extraña del simplificado con el estándar. ¿Quieres que continúe hablando de tus fallas?

    - No. Muchas gracias. – Es fácil sentirse decaído cuando son tan directos, Ren no es la excepción. – Yuuya, eso fue cruel.

    - ¿En serio? – El chico desvió ligeramente la mirada - ¿Quieres estudiar conmigo mañana en la tarde?

    - ¡Quiero! – La respuesta casi inmediata del azabache hizo que el pelirrojo volviese a poner su atención en él.

    - ¿La biblioteca está bien?

    - ¡Lo está!

    - Entonces mañana después de clases. No lo olvides.

    - ¡¡Allí estaré!!

    Fin del Flash Back.

    En la preparatoria fuimos grandes amigos.

    Cuando me hice amigo de Yuuya, el acoso a mi persona cesó completamente a los pocos días de esparcida la noticia. Nadie era capaz de acercarse a él, aunque una que otra chica se le confesaba, pero todas fueron rechazadas.

    De haber sabido sus verdaderas intenciones contra mi familia… ¿Qué habría pasado? ¿Yuuya sería mi amigo? ¿Por qué lo sigo considerando de esa forma? Me ha hecho mucho daño. Físico y psicológico por igual… Entonces, ¿Por qué todavía le tengo aún tanta estima y respeto? ¿Acaso soy tan manipulable?

    Fin del Pov.

    Continuar un debate interno en horas de trabajo no es una buena idea, por tanto, Ren exhaló e inhaló para así mantenerse relajado.

    La hora de trabajo es para trabajar y no para tener conflictos de auto-análisis. Él lo sabe y por ello, decidió empezar su acostumbrado día a día: Primero ordenar los papeles que ya habían sido ordenados. Sí, Yuuya ordenó todos los papeles en el pupitre de Ren. Eso es quitarle unos de los pesos más delirantes del día, sobre todo por el poco apoyo que Shizuka le da en ese trabajo, pero eso no porque no quiera hacerlo, es porque el tipo de archivos no entra en los conocimientos de esta última. Son papeles enviados por cada uno de los líderes de sector de la compañía, así que es información que la secretaria de Motoki comprende de forma casi nula.

    - Ese tipo… - Soltó Ren. – Suelo tardarme días en hacer la mitad de esto… Y él, ¿Tardó sólo un par de horas en casi acabar todos los archivos? ¿Qué tipo de monstruo es? – Leyendo uno de los archivos, el presidente se hizo la pregunta más obvia. - ¿Qué está haciendo él dentro de mi compañía?

    Quizás la pregunta correcta sería: ¿Qué NO está haciendo dentro de MoTech?

    En este momento, Yuuya ya tiene su horario hecho, supervisará y arreglará todos los defectos de cada área de MoTech S.A., un total de treinta y seis áreas que serán revisadas por un solo hombre.

    El recorrido de Yuuya comenzó por una de las áreas más problemáticas de todas: El área 9. Esta área era la encargada de arreglar los desperfectos de los productos, sin embargo, esto generaba un costo extra si el desperfecto era minúsculo o no dañino para el usuario y para colmo, el supervisor del área 9: Okui Ochi de 51 años, suele hacer modificaciones en los artefactos para la comodidad de los clientes. Modificaciones que son totalmente innecesarias, debido al hecho de no dar ningún tipo de ayuda extra a la persona que futuramente poseerá la mercancía.

    Yuuya fue a la oficina del supervisor y tocó la puerta, pero nadie respondió.

    - Si tuviera ya el puesto de Vice-presidente este tipo no me dejaría tirado frente a la puerta. – Yuuya entró sin más. – No hay nadie... – Miró detenidamente el lugar. – Papeleo sin terminar, archivos sin firmar, carpetas desordenadas, expedientes fuera de lugar. ¿Cómo es posible que conserve su empleo en estas condiciones?

    Antes de que el pelirrojo hiciera alguna otra cosa dentro de la oficina, aparte de mirar, una voz ronca y rasposa le paró en seco.

    - ¡Oiga, usted! ¿¡Qué cree que hace mirando en mi oficina!? ¡Si eres un novato no tendré piedad contigo! ¿¡Oíste!?

    Al girarse, Yuuya vio a un hombre robusto y de abundante bigote que le observaba con desdén desde abajo, era un hombre robusto pero de baja estatura, probablemente no pasaba del metro sesenta y cinco, a diferencia de Yuuya con el cual tendría una diferencia de al menos entre trece a quince centímetros.

    - ¿¡Eres acaso otro novato!? ¡Le he dicho mil veces a Motoki Ren que no quería más ineptos bajo mi cargo! ¡Hablaré con él, te trasferirán sin ningún problema! ¡No me importa que hayas estudiado toda la vida para esto! ¡Si no te quiero aquí, aquí no estarás!

    El insistente e insoportable grito del hombre estaba por hacer que Yuuya dejara salir cada detalle de los imperfectos que tenía el hombre como trabajador, pero en vista de necesitar dar una buena impresión, Yuuya respiró profundo y se calmó lo más rápido que pudo para comenzar con su explicación de la situación y con sus consejos para mejorar el área 9.

    - Ejem. – Fue para llamar la atención de Okui. – Lamento interrumpir su moles- - “Molesta palabrería”, no era lo más adecuado en esta ocasión. – Sus amenas palabras, mas no me ha dejado presentarme debidamente: Mi nombre es Kozume Yuuya, soy uno de los candidatos a Vice-presidente de “MoTech”. Mi labor en este momento es inspeccionar las áreas y hacer un reporte de cada una. Ese reporte será revisado por el presidente Motoki, por tanto, quiero su cooperación para que la revisión salga bien, o en el peor de los casos, usted podría ser degradado de su cargo actual.

    Okui no pudo evitar refunfuñar un poco. Sintió la arrogancia en las palabras del pelirrojo, por ello, terminó respondiéndole de una manera poco agradable que, a pesar de no tener improperios, casi rozó lo grosero.

    - ¡En este sector soy yo quien da las órdenes! ¡Soy yo quien manda! ¡Tú no puedes ir por ahí diciendo que eres uno de los candidatos cuando todos somos participes de las elecciones! ¡Tus palabras no son más que viles calumnias para ser tratado con eximio! ¡Pero no funcionará conmigo! ¡Ja! – El viejo se cruzó de brazos y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro, en señal de creerse ya con la victoria en la mano. - ¡Eres un novato, un principiante, un iluso!

    - No voy a permitirle que me hable de esa forma, Okui Ochi-san. – Yuuya sacó su celular y buscó entre sus contactos el número de Ren. Esperó un momento y cuando escuchó un “¿Diga?”, colocó el altavoz.

    “¿Quién habla?”

    La inconfundible voz de Ren resonó en los oídos de Ochi.

    - Ren, habla Yuuya. – Al notar tal informalidad, Okui se tensó hasta cierto grado. Nadie podría ser capaz de hablarle así al presidente de la corporación, y menos en horario de trabajo.

    “¿¡Có-Cómo conseguiste mi número!?”

    - Te lo diré cuando regrese a tu oficina a entregar los informes. Te estoy llamando para otra cosa, así que lo mejor para no perder más tiempo es hacer entrar en razón a Okui Ochi, supervisor del sector 9.

    “¿¡Estás con Ochi-san!?”

    - Deja de responder con preguntas y hazlo entrar en razón. – El tono de voz especial de Yuuya, sí, especial, porque su voz es sumamente tranquila, pero al mismo tiempo, es capaz de helar la sangre cuando comienza a soltar la información o cuando está enojado. – Ahora mismo estás en el altavoz.

    “Supervisor del área 9, número de asignación personal: 4520”

    El número de asignación personal en los trabajadores de “MoTech” tiene una función parecida a una contraseña debido a ciertos incidentes que se han dado en el pasado, donde muchos trabajadores han sido estafados utilizando programas de voz para asemejar la voz de Ren, por esas situaciones, se innovó el sistema de “Números de asignación personal”. Así, cada vez que Ren no pudiera hablar directamente con sus empleados, él los llama y dice su número personal, número del que sólo Yuuya y los demás supervisores y empleados de la empresa tienen conocimiento, pero sólo del cual son poseedores.

    - ¡Pre-Presidente Ren! – Ahora Ochi no sabía cómo reaccionar. - ¡La-Lamento mucho esto! ¡No sabía nada sobre su protegido Kozume Yuuya-sama!

    “Ochi-san, le pido de favor dejar a Yuuya hacer su trabajo. – “Aunque ni si quiera sepa lo que está haciendo” – “Es un trabajador experimentado con grandes ideas para la compañía. Por favor, no le dé problemas y déjelo proseguir”

    Yuuya cortó.

    - Ahora… ¿En dónde nos quedamos, Ochi-san? – Y la cínica sonrisa de Yuuya no podía faltar.

    - Ve-verá, Yuuya-sama… Ú-Últimamente el trabajo ha sido pe-pesado. – El viejo se sentía oprimido. No recibió un regaño, pero temía que ahora su puesto de trabajo estuviera en peligro. – Te-Tengo muchos problemas con los novatos incompetentes.

    - ¿Le importaría definirme con mayor detalle su visión de: “Novatos incompetentes”?

    Hubo silencio.

    - ¿Y bien? – Dijo Yuuya.

    Ochi-san no sabía qué decir.

    - Un “Novato Incompetente” es un trabajador nuevo cuyo desempeño es nulo ante las adversidades, obstáculos, proyectos y metas de la compañía, ergo. – Yuuya se dio media vuelta para caminar e ir viendo las instalaciones del área. – Usted no permite que los nuevos ingresados le demuestren de lo que son capaces, todo lo contrario: Usted no hace nada más que hablar, hablar y seguir hablando, menospreciando a los nuevos sin darles oportunidad de mostrar sus habilidades. – Dejó de caminar y volvió a girarse para mirar a Ochi. - ¿Es ese el desempeño que necesitamos en un SUPERVISOR de “MoTech”?

    Ochi se arrodilló, suplicó y se lamentó, todo con tal de que su puesto no le fuera arrebatado.

    - ¡LAMENTO MUCHO TODO ESTO! – Su voz era una terrible molestia para el más joven. - ¡PROMETO NO VOLVER A ANTICIPARME Y ARREMETER CONTRA EL PRESIDENTE! – Tan asustado que hasta está pidiendo por sus errores anteriores que nada tienen que ver con el pelirrojo en este momento. - ¡CREÍ CIEGAMENTE EN MI VISIÓN DE LAS COSAS Y TRASLADABA A LOS NUEVOS AÚN SABIENDO QUE ESO ERA MÁS TRABAJO PARA EL PRESIDENTE REN!

    - Bien. La próxima semana vendrán cinco nuevos trabajadores. – Yuuya miró el reloj de pulsera que llevaba en la muñeca. – Espero les otorgue un buen trato y sólo júzguelos luego de mostrar sus habilidades. Si Ren vuelve a recibir una llamada de usted, no tendré piedad y haré que lo desciendan.

    - ¡Si, señor! – Ochi se fue corriendo a su oficina para leer los expedientes de aquellos que llegarían la próxima semana.

    - Un problema menos. Fue buena idea primero venir con la carga más grande de la compañía. – Volvió a mirar su reloj. – Si termino el recorrido en cinco horas, tendré dos horas para terminar el informe y una hora para llegar donde Tomohito-san. – Yuuya suspiró con cansancio. – Puedo soportar un jefe idiota [Tomohito], pero dos jefes idiotas ya son un lío [Ren].

    Simultáneamente a ello, Ren estornudó mientras aún estaba en su despacho, alguien estaba hablando mal de él, y; aunque tenía una idea de quien, prefirió concentrarse más en su trabajo que en lo otro.

    - Sólo estoy perdiendo el tiempo revisando los papeles que Yuuya ya terminó. Su trabajo es impecable, no temo decir que lo hace mejor que yo. – Dejó los papeles listos a un lado para comenzar los que todavía quedaban en blanco. – Admito que también siento un poco de envidia, pero tenerlo de subordinado momentáneo probablemente le hará bien a la empresa.

    Ren continúo con su trabajo. Escribiendo, leyendo, anotando, de alguna forma, la envidia le estaba ayudando a hacer las cosas, especialmente porque el sentimiento de inferioridad que Ren siente en este momento sentaba bastante bien.

    Al poco rato, volvió Shizuka, y efectivamente, no trajo la cinta. Llegó con una excusa tipo: “La cámara estuvo apagada, le pregunte a los guardias y dijeron que había estado fallando últimamente”. Era una mentira muy mala, sobre todo porque hace nada Ren fue a verificar el estado de las cámaras y decirle a los guardias que cualquier falla fuese inmediatamente alertada y reparada, pero para no dejar en ridículo a la chica, el presidente prefirió sólo asentir a falsía.

    Shizuka salió un poco nerviosa del despacho del presidente, probablemente suponía que él no le creyó en lo más mínimo, sin embargo, prefirió irse con la mayor dignidad posible.

    - ¡Todo es culpa de ese tipo! – Refunfuñó Shizuka cuando volvió a su escritorio. - ¡Él me sedujo y…! Era un tipo muy guapo… ¡Ah! ¡Si no fuera tan apuesto definitivamente le habría golpeado!

    Básicamente se está sintiendo mal por haberse dejado engañar, no se le debe culpar, Yuuya tiene una excelente capacidad para manipular personas sin la necesidad de chantajearlas, tiene muchas cualidades buenas que él no las toma como ventajas en su vida, pero le sirven: Su atractivo, por ejemplo, es su mejor arma contra las mujeres y ciertos hombres, no obstante, él piensa que el físico no es capaz de utilizarse tan bien como la capacidad mental.

    Shizuka terminó cayendo ante el atractivo del pelirrojo, ella no es una mujer fácil, aunque tampoco se le puede considerar alguien muy exigente.

    Pov. Shizuka

    Ren-sama pensará ahora que soy una mujer que se fija en cualquier “cara bonita”. Ya tenía suficientes problemas con su molesta esposa, creí que con ella fuera del país me sería fácil seducir al jefe. Fui demasiado ingenua.

    Un inconveniente se va y otro llega. Pues bien, extraño… ¡Ya verás que no soy alguien que cae fácilmente ante cualquiera, mucho menos ante un patético hombre que usa a los hijos de una pobre mujer para salirse con la suya! ¡Le haré desearme para luego rechazarlo de la peor manera posible! ¡Lo dejaré totalmente en ridículo!

    Fin del Pov.

    Fin del capítulo 6

    Datito extra: Quiero que sepan que el capítulo se llama "Decisión" no por tomar algún tipo de alternativa, sino que, su nombre se debe a la determinación que toman ciertos personajes en el capítulo. Un ejemplo obvio, es lo que sucede con Shizuka al final del cap xD Quien se ve muy decidida de ir a por Yuuya x'D
  5. .
    Siento el retraso... Ya, voy a decir la verdad: Me cuesta escribir porque últimamente no he leído ningún libro y siento que mi narrativa está afectando mucho la historia, por ello, he decidido tomarme lapsos de tiempo largos para escribir y darles capítulos decentes.

    Recen para que en Navidad me llegue Fahrenheit 451 y quizás me ponga las pilas <3

    Capítulo 5: Conocimiento


    Aquella noche, a Ren le fue muy difícil dormir. Pensó en su mujer, de la cual no se pudo despedir y también pensó en su pequeña hija, quien quizás esté en casa, preguntándole a Kyoko sobre el paradero de su padre. También había otra preocupación que dificultaba el dormir del azabache, eso eran los asuntos que Yuuya mencionó antes de irse, asuntos que a Ren le llamaban la atención, pero que al mismo tiempo le parecían muy sospechosos debido a la hora tan tardía en la que Yuuya se retiró para ir a ese supuesto encargo.

    Costó mucho, pero al final Ren terminó durmiéndose y despertó temprano por la mañana, aunque no había ningún reloj en la habitación que le diese la hora exacta, él suponía que más o menos fueran las siete u ocho, sobre todo; porque su cuerpo estaba acostumbrado a despertar en esas horas. Ese reloj biológico que suele desarrollar la gente poseedora de un horario específico en el día.

    - ¿Dónde? Ah… Cierto. La casa de Yuuya. Pasé la noche aquí. – Ren se sentía incómodo, no sabía si esa noche su victimario había regresado. – Por lo pronto, bajaré y buscaré mi ropa de oficina, quiero salir pronto de esta casa.

    Siendo lo más cauteloso posible, Ren abrió la puerta y asomó su cabeza ligeramente para asegurarse de que no hubiese nadie por el pasillo del segundo piso. En efecto, no había nadie, sin embargo, escuchó un tarareo delicado que provenía de la planta baja. No era lo suficientemente grave como para ser de Yuuya, pero tampoco era tan agudo como para ser de Mary. La única conclusión era una tercera persona en casa, pero el azabache desconocía la identidad de esa persona, aunque pudo deducir que era una mujer.

    Ren estaba consciente de que era mucho más fácil enfrentar a cualquier persona que a Yuuya, por tanto, se arriesgó a bajar al primer piso, porque de todas formas debía recorrer parte del pasillo que pasaba por la cocina para llegar al baño, donde fue la última vez que vio su ropa de trabajo.

    Bajando las escaleras de forma silenciosa, Ren temía que la “tercera persona” no estuviese sola, porque si Yuuya todavía estaba en casa, peligraría de nuevo su integridad física y mental. No pasó mucho hasta que el azabache llegase a la parte que conectaba el pasillo con el comedor. Ahora el tarareo se escuchaba más fuerte, mas seguía oyéndose deleitante.

    - ¿Quién anda ahí? – El tarareo se detuvo y una voz femenina madura preguntó eso al sentir que alguien se acercaba.

    Motoki no tuvo otra opción más que mostrarse ante la persona que hizo la pregunta. Se mostró ante la dama y grande fue su sorpresa al ver a una mujer con características relativamente jóvenes, que, además, poseía un resaltante color rojizo de cabello. También se sorprendió por lo largo que era, el cabello largo hacía ver un poco más pequeña a la fémina delante de Ren, quien ya es bastante alto.

    - ¿Quién es usted? – La mujer nunca había visto a este hombre en su vida. - ¿Y por qué está en pijama?

    - Ah… - Fue un momento donde Ren quería ser tragado por la tierra. – Lamento mucho presentarme en estas condiciones: Mi nombre es Motoki Ren. – Son inusuales las personas que no conocen a Ren, sobretodo porque él tiende a aparecer mucho en televisión. – Soy algo así como un amigo de Yuuya. – Prefiere decir eso que la verdad.

    - Vaya. Yuuya no me había comentado de usted.

    - Disculpe mi rudeza, pero me gustaría que usted también se presentara.

    - Siento mi descortesía: Soy Kozume Chizuru- La mujer no pudo terminar de hablar.

    - ¿¡Es la esposa de Yuuya!? – El presidente se exaltó por la revelación del apellido.

    Chizuru miró le miró y comenzó a reír a lo que Ren quedó un poco confundido.

    - Soy Kozume Chizuru, la madre de Kozume Yuuya. Tengo 52 años.

    Para ser alguien que pase de los cincuenta, Chizuru se veía como una mujer de unos cuarenta y tanto o hasta quizás mucho menos, es por eso que Ren quedó completamente pasmado ante semejante respuesta.

    - Es la primera vez que me confunden con la esposa de mi propio hijo. – Chizuru tapó su boca, aún no podía dejar de reír.

    Definitivamente la situación se volvió muy vergonzosa para Ren, quien se había puesto rojo de todas las sandeces que ha estado diciendo.

    Queriendo ayudarlo a pasar el momento, Chizuru le comento que su ropa había sido lavada por ella misma y que en estos momentos se estaba secando en la secadora.

    - No puedo irme todavía. – Ren miró el reloj de la pared, el cual marcaba las siete y cuarenta y cinco.

    - Si desea, puede esperar. Le prepararé desayuno.

    - Lamento mucho las molestias.

    - Para mí no es ninguna molestia. Entre más personas haya en casa, más feliz soy. Por favor, tome asiento.

    Sin querer gesticular alguna otra oración, Ren se sentó en la primera silla que tomó. Le costaba asimilar que esta mujer tan bondadosa y amable fuera la madre de alguien manipulador, sarcástico e indiferente. Son dos polos totalmente opuestos, sin embargo, tampoco es bueno juzgar tan a la ligera, Ren no conoce al padre de Yuuya, piensa que probablemente la personalidad de él viene por parte del padre.

    - ¿Té de cebada está bien para usted?

    - Sí.

    Chizuru le sirvió a Ren el té, junto con arroz blanco, sopa de miso y unos tamagoyakis.

    - Lamento que no sea un gran festín, no he ido de compras y mi hijo siempre olvida ir a la tienda.

    - No, al contrario, agradezco mucho su hospitalidad.

    - Espero lo disfrute.

    Ella también se dispuso a comer.

    Pov. Ren

    Un desayuno tradicional con ingredientes baratos y hecho con el amor de una madre… ¿Cuándo fue la última vez que comí algo preparado por mi madre? ¿Alguna vez tuve la oportunidad de comer algo preparado por ella? No, ella nunca pudo cocinar, mi padre se lo prohibió y todo se lo dejaba a nuestro chefs privados.

    Fin del Pov.

    - ¿Cómo está?

    - Está delicioso, Kozume-san.

    - Que alivio, creía que un hombre de su calibre ni siquiera miraría este tipo de comida. – Desde un principio, Chizuru sí conocía realmente a Ren.

    - Todo lo contrario, comidas como estas me hacen sentir alguien más normal.

    - Ser el jefe de una compañía prestigiosa debe traerle un sinfín de problemas.

    - Sí.

    - Me parece increíble que alguien sea capaz de mostrarse tan recto y confiado delante de tantas personas. Debes estar acostumbrado a ese tipo de situaciones, Ren-kun.

    No es que Chizuru quiera tener cercanía con Ren, sólo intenta tratarlo como un igual, debido a que eso es lo que él desea, además; Chizuru es una mujer que siempre ha sabido ponerse en los zapatos de los demás, siempre pensando más en el bienestar de los otros que en el suyo mismo y siempre tratando de decir las cosas en el mejor momento posible. En este caso, este es un buen escenario para que Ren se sienta tranquilo.

    - Desde aquí puedo sentir tu agobio: Eres una persona muy ocupada y temes que los demás piensen que eres igual a tus antecesores.

    - ¿Cómo lo supo?

    - Estás hablando con una mujer que durante doce años se ha comunicado con su hijo a través de la mirada. Se podría decir que aprendí a leer a la gente. Puedo sentir las frustraciones y tristezas, las penas y el cansancio, el dolor y la desesperación. Además, con Mary-chan fue lo mismo. Al principio me costaba mucho comunicarme con ella, yo no manejo el inglés, pero aprendí a leerla, sabía lo que necesitaba y en qué momento.

    Pov. Ren

    No es muy diferente de Yuuya, pero a diferencia de su hijo, ella no necesita buscar información externa, ella sólo necesita mirar a una persona y verá todo lo que le aqueja.

    Debí esperarme esto, Yuuya también suele ser observador, sin embargo, él lo hace con malicia… Chizuru-san por ayudar.

    Fin del Pov.

    Chizuru sonrío para tranquilizar a Ren, porque parecía ponerlo incómodo con tanto diálogo sobre él.

    - Tú no eres como tus antecesores. No te aflijas por venir de una familia codiciosa, porque tú no lo eres. – Chizuru se levantó de su asiento y fue donde Ren para darle unas palmaditas en la cabeza, como estaba sentado, sería más sencillo, ella es más baja que su hijo y Ren. – Tú eres tú. Ren-kun es Ren-kun. Que tu apellido no te controle.

    Las palabras de Chizuru provocaron una inmensa nostalgia en Ren, debido a que eran las mismas palabras que Yuuya le había dicho cuando asistían a “Imperial Writ”.

    - Cruel ironía… - Susurró Ren.

    - ¿Dijo algo? – Chizuru no captó el mensaje

    - N-no… Amh… ¿Dónde está la pequeña Mary-chan?

    - Mary-chan está cambiándose para asistir a la escuela.

    - ¿Y Yuuya?

    - Regresé alrededor de las dos de la mañana, pero cuando llegué, Yuuya no estaba en casa y tampoco volvió en toda la noche. Estoy acostumbrada a esto, él lo hace seguido, salir durante horas y volver fatigado a casa.

    Un sonido parecido a un pitido sonó desde otra habitación, era la secadora que ya había terminado con la ropa y ya estaba lista para que fuese retirada de su interior.

    - Espere un momento, iré por su ropa.

    - Sí, muchas gracias.

    Chizuru se dirigió a la habitación donde estaba la secadora, mientras que Ren decidió hacer algo para pagar la amabilidad de su anfitriona, así que lavó los platos y los vasos que se usaron para el desayuno.

    - ¡Mamá! – Del segundo piso de la casa, provino la voz de Mary.

    Ren se desconcertó al escuchar “Mamá” en vez de “Abuela”, aunque también podía ser que Mary olvidase cómo distinguir aquellas palabras en japonés, era la única excusa disponible en ese momento.

    - ¿“Mamá”? ¿Se refiere a Chizuru-san?

    Mary bajó apresuradamente las escaleras y entró a la cocina, justamente donde Ren se encontraba lavando los platos.

    - Oh my… - Mary se tapó la boca.

    - Bu-buenos días, Mary-chan. – Ren se puso nervioso, la primera impresión de la niña ayer en su despacho no fue la mejor de todas. – Ve-veo que todavía ti-tienes pequeñas confusiones con el japonés.

    La situación no llega a ningún lado, al contrario, cada vez es más incómoda, sobre todo porque Mary no responde y continúa con su mano sobre su boca. Al parecer, dijo algo que no debía frente a alguien que no sabía aún se encontraba en casa.

    - Disculpe, aquí está su ropa. – Chizuru volvió y se fijó en Mary. – Oh, vaya. Lo siento, Mary-chan, olvidé avisarte que Ren-kun aún estaba en casa.

    La pequeña negó con la cabeza sin destapar su boca.

    - Chizuru-san. – Fue Ren quien habló.

    - ¿Sí?

    - Creo que Mary-chan la estaba llamando, pero se confundió y la llamó “Mamá”.

    Ambas, la pequeña y la mujer, cruzaron miradas y no sabían si decirle o no a Ren que estaba malinterpretando la situación.

    - Ren-kun, Mary-chan me llama “Mamá”. – Chizuru se acercó a la niña y le acarició el cabello. – Yuuya le dijo que me llamase “Abuela”, pero ella terminaba diciendo “Mommy”. – La mujer inclinó ligeramente. – Por favor, no le diga a nadie que ella me llama así en casa, Mary-chan sólo me llama “Mamá” cuando estamos solas. Lo hace porque necesita una figura materna.

    - Por favor, levante la cabeza. No le diré nada a nadie. Conozco esa sensación de soledad. – El azabache esbozó una sonrisa. – Obviamente no sería aceptado que una niña llame “Papá” y “Mamá” a un hijo y una madre respectivamente, sin embargo, el caso de esta niña es especial. Si Mary-chan se siente satisfecha llamándole “Mamá”, no tengo el derecho a decirle que está mal.

    - Aprecio mucho tu gesto, Ren-kun. – Y volviendo a dirigirse a Mary. - ¿Sucede algo?

    - Sí. Debo llamar a Ai-chan, tiene mi cuaderno de matemáticas, si se lo deja en casa; Shima-sensei me regañará.

    - ¿Le importa si hago yo esa llamada, Chizuru-san? – Dijo Ren, mientras secaba sus manos con un paño. – Dejé mi móvil en la oficina y desde ayer que no he podido comunicarme con mi hija.

    - Por supuesto, no tengo inconveniente alguno.

    Chizuru fue por el teléfono inalámbrico y se lo dio a Ren, este marcó el número de su casa y esperó mientras sonaba el típico pitido de espera. A los pocos segundos después, la voz de una mujer contestó el teléfono.

    - Buenos días, residencia Motoki, ¿Con quién desea hablar?

    - Kyoko-chan, soy yo, Ren.

    - Vaya, Ren-sama. Que extraño. – La mujer miró el identificador de llamadas. - ¿Está llamando desde la casa de Kozume Mary-sama?

    - Sí, pasaron muchas cosas. Sólo llamé para recordarte que Ai tiene el cuaderno de matemáticas de Mary-chan, tiene que regresárselo.

    - Sí, ningún problema, le avisaré a la Señorita que lleve ese cuaderno. ¿Algo más?

    - Avisa a Ai que la veré en la escuela… No se lo digas a mi padre.

    - ¡E-espere un momen-! – Ren cortó antes de que Kyoko terminase de hablar.

    Tanto Ren, como su padre, Naoto, tienen pensamientos muy diferentes sobre cómo manejar una empresa. En el caso de Naoto, es usando la intimidación hacía sus empleados, despidiendo a quienes le lleven la contraria y compartan sus ideas con los demás, este por ejemplo fue el caso de Kozume Narumi, el padre de Yuuya; quien luego de haber hecho unos arreglos “inapropiados” fue despedido.

    Muy por el contrario, Ren aspira a ser del tipo “Líder”, alguien en quien puedan confiar. Una persona cuyo objetivo es ayudar a todos y cada uno de sus empleados, escuchando sus ideas, apoyando sus acciones, beneficiando a aquellos que se esfuerzan y a aquellos que se desempeñan de forma perspicaz.

    La razón por la cual Ren le dijo a su sirvienta que no avisara a Naoto sobre lo de ir a ver a Ai a la escuela, es por una condición que este último le dictó a su hijo. Ai podría asistir a una escuela común, sólo si Ren se abstenía de ir a dejarla y recogerla, ese trabajo debía dejárselo a los guardias personales de la pequeña o a la misma Mako, quien aun llevando años casada con Ren, sigue sin poseer la aprobación de su suegro.

    - Gracias.

    - No hay de qué. – Chizuru miró el reloj que traía en la muñeca. – Mary-chan, ¿Llevas todo?

    - Sí.

    - ¿Quieres despedirte antes de irte?

    - Sí.

    Una de las muchas cosas que hizo Yuuya para Mary, fue poner las fotos de sus padres biológicos en el altar de Narumi.

    En un principio, para Mary era confuso este rito, a diferencia de los japoneses, que suelen hacer altares para los difuntos dentro de las casas, en occidente esto no se ve. Para la pequeña, ir a un funeral y luego visitar a los difuntos en el cementerio era, por defecto, su costumbre. Por tanto, cuando llegó por primera vez a Japón, más específicamente, a la casa de su padre adoptivo, se le hizo muy extraño ver una foto en un altar adornado con incienso, velas y una que otra ofrenda. Yuuya fue quien le explicó sobre esta costumbre, a lo que él le dijo que también harían lo mismo con sus padres biológicos sólo si ella accedía. Y por supuesto, la respuesta final fue un inocente “Sí”.

    Actualmente, Mary aún se está acostumbrando a despedirse de sus padres biológicos y de su abuelo adoptivo como si aún estuvieran vivos. En parte, despedirse de ellos la relaja y la llena de paz antes de cada salida.

    Chizuru llevó a Mary a la sala donde tenían el altar de Narumi, allí había unos caramelos que la niña había dejado anteriormente como ofrenda a sus padres y a su abuelo.

    Cuando se colocó delante del altar, todos se pusieron de rodillas y juntaron sus manos, fue cuando Mary decidió hablar en su idioma natal.

    - Mommy, Daddy, Grandpa. Now I’m going to another school day, wish me the best. I know all of you are always watching me, so you know that I am a really happy girl with the life I have now. Well, I’m leaving *

    En el altar había tres fotografías, en la derecha estaba la foto del padre de Mary, a la izquierda la foto de su madre y en medio la foto de Narumi. La fotografía del último llamó la atención de Ren, al mirarle, una extraña sensación de nostalgia le invadió de inmediato. ¿Por qué lo conoce? ¿Dónde fue que lo vio? Ren no podía recordarlo, pero su rostro se le hacía familiar, y no por su parentesco con su nuevo empleado, sino porque sentía que ya lo había visto en una ocasión anterior a esta.

    “Mi nombre es…”

    - ¿“Kozume Narumi”? – Dijo en voz alta Ren cuando ya estaban levantándose.

    - ¿Conocías a mi marido?

    - Amh… Cuando estudiaba en “Imperial Writ” con Yuuya, en una ocasión le pregunté sobre su padre, pero siempre fue esquivo sobre el tema. – No quería que Chizuru se siéntese mal, por ello, Ren no hablaría demás. – Su nombre sólo se me vino a la cabeza.

    - Entiendo. – Mirando a Mary y seguido de ella, el reloj, la mujer volvió a hablar. – Vamos andando ya. Tienes un buen día por delante, Mary-chan.

    - Sí. – Respondió la pequeña con ligereza, pero se notaba su entusiasmo.

    Antes de irse, esperaron a que Ren terminara de cambiarse y arreglar la cama en la que durmió, pero como está acostumbrado a dejar la cama desordenada para darle trabajo a sus criadas, no la dejó muy bien hecha, pero hizo lo que pudo.

    Los tres salieron de la casa, de todas formas, no tendrían noticias de Yuuya hasta que Ren fuera a la compañía, pero primero estaba en la necesidad de ir a ver a su hija, quien quizás se habría sentido muy sola después de la partida de su madre a Chicago y del hecho de que su padre haya pasado la noche fuera de casa por un asunto extraordinario.

    En el camino a la primaria de Mary, Chizuru iba recordándole la diferencia de algunos kanjis, debido a los problemas de gramática que todavía poseía, aunque estos eran de la parte fonética, porque lo demás suelen repasarlo en casa.

    - ¿“Nieve” y “Valentía”? – Preguntó la pequeña a Chizuru.

    - Así es, ambas son “Yuki”, pero cuando veas las palabras inmediatamente serás capaz de reconocerlas.

    - Hiragana, Katakana, Kanji… - Todavía le falta mucho que aprender a esta pequeña estadounidense. – Es muy difícil, ma… Abuelita. – Ahora están en público.

    - Repasaremos con Yuuya cuando regrese, ¿Te parece?

    - ¡Sí!

    Luego de una larga caminata hacía la escuela, los tres por fin llegaron a la entrada, donde Kiyoko y Ai estaban esperando a Ren, quien casi olvida la razón principal por la cual se dirigió a la escuela con Chizuru y Mary.

    - ¡Mary-chan! ¡Papá! – Grito la hija de Ren mientras levantaba sus brazos y los movía de un lado a otro en forma de saludo.

    - Ai-sama, baje la voz, por favor.

    Es bien sabido que la hija del matrimonio Motoki asiste a una escuela pública común, sin embargo, hay una estricta gama de reglas que se deben seguir para que Ai pueda estar en ese tipo de establecimientos, entre ellas, está obviamente el hecho de no ver a su padre en público, ya que, cualquier transeúnte podría dar de inmediato con ella.

    Ai está protegida en el día por sus guardaespaldas, su madre y por su criada personal, mas eso no significa que no tenga problemas con su vida escolar actual.

    Sólo los de escuela de Ai tienen conocimientos de que ella es la verdadera hija de Motoki Ren, aunque haya algunos alumnos que ya se hayan hecho la idea, muchos y muchas han sido insistentes en que ella no es más que un fraude. Tampoco es como si Ai pudiese decir algo en contra, no puede, no debe. Si quiere seguir asistiendo a su escuela y no ser trasladada a “Imperial Writ” está obligada a fingir que no es la hija legítima de Ren, aún si eso le duele.

    - Good morning, Ai-chan – Mary suele hablar en inglés con Ai. Le enseñó unos cuantos saludos y otros tipos de palabras.

    - Good morning, Mary-chan! – Y ella le responde con mucho entusiasmo. - ¿Por qué papá viene contigo y tu abuela?

    - Parece que mi papá trabajará para tu papá.

    - ¡¡Genial!! ¡Podremos pasar más tiempo juntas si nuestros padres se hacen amigos! – Viéndole el lado positivo a todo.

    - ¿Trajiste mi cuaderno?

    - ¡Sí! ¡Koko-chan me recordó traerlo! – Ai sacó su cuaderno de la mochila y se lo entregó a su amiga. – Muchas gracias por los apuntes. – Luego se dirigió a su padre. – Mamá se fue un poco triste porque no estuviste ahí para despedirla.

    - Lo sé, cuando llegue a mi despacho y busque mi teléfono móvil, me contactaré con ella lo más pronto posible. – Ren tomó a su hija en brazos y le dio un beso en la mejilla. – Cuídate mucho y diviértete.

    - ¡Sí!

    Chizuru no hizo lo mismo, pero de igual forma recibió un beso en la mejilla por parte de Mary, quien esperó a que la pelirroja se agachase un poco para poder despedirse de ella.

    Las pequeñas entraron juntas a la escuela y se fueron conversando hacía sus salones correspondientes. Los adultos que quedaron fuera, o séase Chizuru, Ren y Kyoko tomaron rumbo a sus respectivos trabajos: Chizuru iría al hospital para leerle cuentos a niños hospitalizados, Kyoko volvería a la mansión para comenzar con la limpieza, siendo ayudada por las demás criadas de la casa y Ren iría la empresa para así continuar con su trabajo rutinario. Aunque quizás esa rutina sea destruida por su nuevo trabajador “problemático”. ¿O no?

    Kyoko y Ren se fueron juntos en uno de los tantos autos que este último tiene a su disposición con chofer personal, también tenían pensado llevar a Chizuru al hospital, pero ella se negó de forma amable y prosiguió su camino a pie.

    En lo que a como mujer respecta, desde la muerte de Narumi, Chizuru debía buscar cualquier tipo de trabajo que pudiera sostener a la familia, siendo que Yuuya le había dicho que tenía formas de ganar dinero, ella quería dejar de ser una carga y volverse una verdadera madre con la que su hijo pudiera contar en momentos difíciles. Tomó un trabajo simple en el hospital donde fue operada. Allí se buscaba una persona con tiempo libre, buena dicción y amor por los niños para leerles cuentos infantiles durante el día y así mantenerlos entretenidos y más felices.

    Chizuru nunca supo de dónde provenían los ingresos continuos de Yuuya, él no toca el tema y ella no hace preguntas innecesarias. Hablando de Yuuya, él ya se encuentra en “MoTech”, haciendo unos cuantos arreglos antes de la llegada de Ren, quien terminó atrapado en el tráfico junto a Kyoko.

    - Disculpe, usted no puede entrar en la oficina del Presidente sin autorización previa de este.

    Sí, Yuuya estaba instalado en la oficina de Ren leyendo sus papeles. ¿Cómo lo hizo para llegar allí? Pues haciendo lo de siempre, chantajeando a la gente con su información personal, nada que él no pueda controlar.

    - Como diga, señorita, pero muy pronto yo estaré “saliendo y entrando” de aquí. – Se refería a que pronto se volvería el Vice-presidente de la compañía y, al mismo tiempo, estaría más tiempo con el presidente en lo que a reuniones y otras diligencias respecta, aunque también lo dijo con connotación sexual que la secretaria pasó por alto. – Puede retirarse a su despacho. Yo esperaré en este lugar a Motoki Ren.

    - Usted no me inspira confianza.

    - ¿Cuál es su criterio para decirme eso? – Hacia tiempo que el pelirrojo quería volver a usar su cinismo. - ¿No es usted aquí la arpía, Hanazawa Shizuka-san? – Yuuya caminaba lentamente a ella mientras hablaba. – Usted, quien necesita dinero desesperadamente, tratando de obtenerlo utilizando bajas artimañas como intentar engatusar a un hombre casado, con una niña. No, no sólo es un hombre casado. Ren es un hombre con poder que podría llenarla de lujos. – Cuando llegó a ella colocó una de sus manos sobre su rostro. – Una mujer que sigue los desastrosos pasos de su madre. Transformándose en una prostituta defectuosa de un sólo hombre. - Siguiendo con el juego, acercó más su rostro a ella, con aparentes intenciones de besarla. –Sólo eres una miserable puta sin ninguna utilidad en esta vida.

    Aunque sus rostros estuvieran cercanos, Shizuka no se alejaba. Podía ver los ojos de Yuuya tan de cerca que sentía como la hipnotizaban, ¿Qué era esa sensación? Esos ojos mirándola sin lujuria, viéndola como mujer y no como un objeto sexual cualquiera, cosa por la que ella se ha estado valiendo durante todos estos años. Por primera vez en mucho tiempo, un hombre le era sincero, no de la manera que ella esperaba, ergo al fin y al cabo, no había nada sexual que pudiera lastimarla.

    - ¿Quieres que te bese? – Preguntó Yuuya sin mostrar algún tipo de vergüenza o desenfreno por su intención. Siempre sereno

    La secretaria tragó saliva, su cuerpo iba cediendo ante el hombre atractivo ante ella, era casi imposible negarse a alguien que podría conseguir a cualquier mujer sólo por su rostro.

    - Sólo te besaré si me dices que lo haga. – Con la mano que Yuuya aún tenía libre, acercó más el cuerpo de Shizuka a él, tomándola por la cintura. – No engañarías a nadie. No hay ningún hombre comprometido contigo que sufra por esto.

    No había como responder, sus palabras no eran falsas, pero tampoco eran de fiar. Shizuka sabía que todo era meramente juego, pero la tentación de probar esos labios le ganaba progresivamente.

    - Estamos en el despacho del presidente… - Respondió la chica intentando salir de esta situación.

    - ¿Importa? – Rápida contestación por parte de Yuuya. – Deberíamos mancillar todo este lugar con nuestros cuerpos. – Desvió un poco su rostro para susurrarle al oído. – Habrías hecho lo mismo si Ren hubiera caído ante ti, ¿No? Y sabes, tener sexo en este lugar.

    Abrumada por sus palabras, sintiéndose derrotada y al borde de la culpabilidad, Shizuka no podía continuar negándose. Las palabras que salían de la boca de ese hombre la hacían sentirse una mujer horrible, desdichada, con el único propósito de aferrarse a un hombre y dar su cuerpo para obtenerlo todo.

    Yuuya notó el cambió en el cuerpo de la secretaria. No sentía oposición alguna, así que volvió a su posición inicial, justamente a pocos centímetros de besarla, sin embargo, aún faltaba su respuesta.

    - ¿Lo quieres? – Esa será la última vez que el pelirrojo preguntará.

    - Lo quiero… - Ella cerró sus ojos.

    Lamentablemente para ambos, pero más para la chica, Ren entró en su despacho en el peor momento posible, quedando atónito por la escena presenciada.

    - ¿¡Qué están haciendo ustedes dos!? – No lo gritó con furia, por el contrario, esos sonaban más a alguien celoso, sin embargo, diremos que fue por la sorpresa del momento su grito eufórico.

    - ¡Pre-presidente! – Shizuka empujó a Yuuya y este alzó las manos como lo haría alguien que se siente inocente. - ¡¡Este hombre me atacó!! ¡Yo no podía defenderme! ¡Él era muy fuerte! ¡Dijo que me haría daño si no hacía caso a sus exigencias!

    - Claro, ahora yo soy el malo. Bien, admito que me lo merezco. – Dijo bajando las manos. - ¿A quién le vas a creer, Motoki Ren?

    - ¿¡N-No es obvio!? ¡Shizuka-san fue agredida sexualmente por ti! ¡Nada nos costaría demandarte por acoso sexual en el trabajo!

    - Para ser un adulto, sigues teniendo una mente y perspicacia del nivel de un infante. – Yuuya suspiró y se rascó la cabeza. – Revisa la cámara de seguridad. No es agresión sexual a menos que: 1- La haya obligado, 2- La haya tocado en lugares indebidos, como su trasero, pechos, entre otro, 3- Me le haya insinuado con connotación sexual. En el vídeo verás que no hice nada de eso.

    - Shizuka-san, vaya a buscar el vídeo al área de seguridad, por favor.

    - ¡S-Sí! – Y se fue rápidamente a buscar el material pedido, dejando a los dos hombres solos.

    - Ese vídeo cavó la tumba de tu secretaria. Se escuchará claramente cuando accedió a tener relaciones conmigo, y también te darás cuenta que en ningún momento la obligué de forma directa.

    Inteligente, sí. Generalmente todo lo que hace está planeado. Sus acciones son controladas por él mismo, las acciones de sus cercanos igual. No deja cabos sueltos y prevé cualquier situación que ponga en peligro sus planes. Yuuya es un hombre atento, a quien es difícil engañar, por ello y mucho más, es muy poco probable que algo falle cuando él es la persona que maneja todo como un titiritero.

    - El área de seguridad es una de las áreas más alejadas de tu oficina, eso debido a que necesitan un espacio gigantesco para meter las más de dos mil cámaras de seguridad que tiene tu empresa.

    - ¿Ah? – La información de Yuuya era correcta, alertando a Ren una vez más. - ¿Cómo lo supiste?

    - Me basta con decirte esto: Sólo me falta una décima parte del sistema para hacerme con todas las cámaras.

    - Eres increíble, Yuuya. – Eso fue inesperado hasta para Yuuya. – Tienes una habilidad increíble para la computación. Puedes conseguir información fácilmente por la red. Eres capaz de tener acceso a redes que pasan desapercibidas para las personas normales. Dime… ¿Por qué malgastar tu talento en una miserable venganza? – Lo está confrontando como es debido. – Hiciste un acto increíble, darle a una chica huérfana una nueva oportunidad de vivir. Si pudiste hacer eso, pienso que puedes hacer todavía más, pero tu odio te ciega. ¿Por qué no detenerte ahora que tienes tiempo?

    Esos discursos llenos de cursilerías baratas y palabras bonitas son incapaces de parar a la bestia ahogada en sed de venganza contra una enorme corporación. Además, si esas palabras bonitas salen de uno de sus objetivos, es más penoso todavía. Es comparable a un cervatillo al borde de la muerte, pero que aun así con sus últimas fuerzas intenta poner un rostro de tristeza para que su vida sea perdonada.

    Sí, así de mundanas suenan las palabras de Ren hacía Yuuya.

    - Patético. – Respondió Yuuya.

    Fin del Capítulo 5

    Diálogo de Mary: Mami, Papi, abuelo. Ahora voy a otro día de clases, deseénme lo mejor,. Sé que siempre me están mirando, así que sepan que soy una niña sumamente feliz con la vida que actualmente tengo. Bien, me voy.

    ¿Saben? Diálogos como estos hacen que me arrepienta de haber asesinado a los padres de Mary x'D

    Bueno, Felices fiestas Navideñas y Próspero Año Nuevo, se los deseo ahora porque dudo que suba una continuación en lo que resta del año ;)
  6. .
    Vine a pedir disculpas por no haber mandado mi fanfic...

    Seh... Tuve unos problemas (Exámenes) y no tuve tiempo para hacer el fic u.u Y hasta me vi la serie que elegí (Que me mandaron por mensaje privado), pero las 2 OTP's que hice se fueron a la mierda ._.

    Bueno, bueno... El caso es que me siento una irresponsable, creí que podría con los exámenes y el fanfic, pero la PSU (Prueba de Selección Universitaria) consumió más de mi tiempo del que yo esperaba u.u Recién el 29 de Noviembre me desocupé al 100% :c
  7. .
    Quiero participar.

    Escojo el 12, el 12 nunca me decepciona :v
  8. .
    -Imita a Mushu de Mulán- ¡¡ESTOY VIVA!! :D

    Seeh... Lo siento, padezco de estrés de último año X-X

    Verán, en mi país, una jodida hoja de papel decide tu futuro xD Así que he estado matándome con los estudios (COMILLAS, COMILLAS :v) Y también le he estado haciendo de vaga -3-

    No me culpen -n- De verdad que trato de mejorar ciertas cosas xD Es que a última hora se me dio la gana de querer estudiar literatura y ser escritora :v Porque luego de leerme esa bazofia de "Ella no te ama" de Camila Gutierrez, dije: "Meh... No me puede ir tan mal" xD

    Mejor ya le paro de darles excusas de melda y les dejo el capítulo :v

    Capítulo 4: Miedo


    - ¿Creías que iba a dejar pasar está oportunidad? – Dijo Yuuya sonriendo falsamente.

    - T-tú… Yo… ¡Dijiste que solo sería una simple charla!

    - Lo dije y es cierto, sin embargo, jamás dije que cosas como estás no se fueran a dar.

    Ren sabía que debía confiar en su extrema paranoia, era totalmente obvio que Yuuya le haría algo como esto. Yuuya sería incapaz de dejarlo escapar en un momento como este. Él es meticuloso y sabe lo que hace, lo planea, y es como si cada persona que cayese en sus planes se volviese inmediatamente su títere. ¿Cómo solamente por un deseo alguien puede llegar tan lejos? ¿Cómo es que no se arrepiente de todas las personas a las cuales ha investigado? ¿Por qué solamente él es el que sufre?

    - Me pregunto si la droga ya estará haciendo efecto. – Comentario de Yuuya que salió con tono totalmente cínico, debido a que notó en Ren una ligera agitación en su respiración. – Los primeros síntomas ya están apareciendo. – Solo para empeorar el estado de Ren, Yuuya empezó a hablar sobre los efectos de la droga. – Uno de los primeros síntomas que aparecerán será la irregularidad en tu respiración, eso es porque tu cuerpo necesitará más oxígeno, esto estará seguido de un leve aumento de temperatura, algo así como si te tuvieras enfermando. ¿No es genial? Excitarse hasta el punto de que tu cuerpo reaccione a otro tipo de impulsos.

    - No sigas… - Ren se puso nervioso por los síntomas.

    - El calor de tu cuerpo pronto se volverá insoportable, tu cuerpo excitado pedirá a gritos ser tocado, lamido y…

    - ¡No es así! ¡Mi cuerpo…! No es así…

    - ¿Dices eso cuando ya estás erecto?

    El azabache bajó la mirada y se sorprendió al ver un bulto sobre saliendo de su pantalón. Esa inesperada reacción de su cuerpo le provocó un gran impacto, ¿Esto es por los efectos de la droga? ¿O será que el cuerpo de Ren reacciona a otra cosa?

    - ¿Por qué? – Ren se deslizó hasta quedar sentado en el suelo, su mente se quebraba lentamente. - ¿Por qué mi cuerpo se comporta de este modo?

    - Es obvio, ¿No? – El rostro de Motoki reflejaba por completo su miedo hacía Yuuya. – Tu cuerpo reacciona a mi presencia.

    - ¡Mientes! – Gritó desesperado.

    - No estoy mintiendo. – Yuuya colocó su mano en la mejilla de Ren. – Tu cuerpo me pertenece. Reaccionas con mi voz, mis caricias, mi presencia.

    Aún cuando se negaba y trataba de alejarlo, era cierto, el cuerpo de Ren de algún modo aceptaba el contacto con Yuuya. ¿Era la droga? No, no lo era. Simplemente el cuerpo de Motoki necesitaba sentir a aquel chico que le había hecho “gozar” en la preparatoria. Esas manos pasando por su cuerpo, esa lengua recorriendo sus pezones, ese miembro entrando y saliendo por su trasero.

    - S-si hacemos esto… Mary-chan podría despertar. – Una excusa para escapar.

    - Lo dudo mucho. – Y una sonrisa que mataba sus planes. – Tome medidas preventivas. Le recomendé a mi madre ir a visitar a sus parientes, mientras que a Mary le di unos analgésicos para que durmiera plácidamente sin cuestionarse las razones de los ruidos extraños que harás.

    - Si-siempre tan confiado, ¿No?

    - Por supuesto. Yo no cometo errores. – La mano de Yuuya bajó hasta la entrepierna de Ren. - Será mejor que escojas pronto el lugar donde tendremos sexo. – Le acarició un poco por encima del pantalón. - ¿O te gustaría probar aquí?

    Pov. Ren

    He vuelto a caer en las tretas de Yuuya. Nuevamente terminé siendo presa de sus juegos. ¿Por qué soy tan estúpido? Desde un principio tuve mis dudas con él, pero aun así, debido a sus amenazas y chantajes tuve que acceder a sus peticiones egoístas.

    Ahora mismo no solo la confianza de mi familia está en juego, sino que también la compañía. El actual presidente soy yo. Si esto hubiese pasado en la época de mi padre quizás no importaría tanto como actualmente, no obstante, el impacto también habría tenido consecuencias. Las consecuencias que justamente reverberan en mi presente.

    Fin del Pov.

    - Estás tardando mucho, Ren. – Yuuya pasó su lengua por el cuello de Ren, ocasionándole cierto estremecimiento. – Esas reacciones me agradan.

    - Por favor. Para. – El azabache aún no quiere ceder. – Solo dame el remedio y déjame ir. – Su voz no era prepotente, al contrario, era débil y por muy poco no se quebraba.

    - Me estás fastidiando. - La paciencia de Yuuya también tiene un límite.

    Sin más ánimos de seguir actuando con “amabilidad”, Yuuya alzó a Ren y se lo llevo hasta el comedor, donde lo primero que hizo fue colocar al hombre sobre la mesa bruscamente y luego sacarle los pantalones de manera agresiva. El azabache no podía estar más aterrado. A diferencia del antiguo Yuuya, quien por lo menos era más tolerante ante la resistencia de Ren, ahora se notaba que en la actualidad él no tendría ni si quiera una mínima muestra de piedad, esto más que nada por la posición actual de Ren; si es el presidente de “MoTech S.A.” significa que Yuuya podrá tener más beneficios que antes, cuando su amigo era solamente era un heredero.

    - Si te portas bien quizás no te haga tanto daño. ¿Te parece? – Esa frialdad en los ojos de su agresor no daban mucha esperanza.

    - ¡Pa-para! ¡Por favor, Yuuya! – Ren realmente trataba de forcejear, pero su cuerpo se sentía extraño por la droga. – ¡Ahora estoy casado! ¡No puedo traicionar a Mako ni a Ai!

    - ¿Cuál es la diferencia de traicionarla ahora que antes? ¿Una situación civil que los une? ¿Solo eso? ¿Esa es la única excusa que quieres darme?

    - ¡E-es mi esposa! ¡Por supuesto que no puedo serle infi-!

    Yuuya estaba aburrido de escuchar las habladurías de Ren, así que decidió callarlo colocándole parte del mantel en la boca.

    - Ya me hartaste… - Yuuya se quitó el cinturón y bajo su cierre. – Solo deja que el miedo y el pecado se unan y te consuman.

    Dejando ver su pene, el pelirrojo comenzó a frotarlo lentamente por el trasero de Ren, este aún hacía lo posible por forcejear, pero sus manos terminaron atadas por el cinturón de Yuuya, que se había lo había quitado hace tan solo unos momentos.

    - Imagínate si Mako te viese de esta forma tan patética.

    De una sola estocada y sin ningún tipo de preparación, Yuuya penetró a Ren, él solo sintió un horrible dolor, debido a que en ningún momento fue dilatado ni por su agresor, ni por la droga en sí, la cual se supone debería de tener ese tipo de efectos. El dolor era por sobre todo lo peor, porque el azabache se acostumbró a estar lo suficientemente preparado antes de ser penetrado, pero esta vez no fue así, por lo que además del dolor, también sintió algo similar a un desgarre en su trasero.

    - ¿Te duele? – Yuuya sonreía de una forma un poco inquietante. – Lo siento tanto. – Dijo con voz cínica. – Oh, que sorpresa, estás sangrando un poco aquí abajo, quizás de esa manera sea más fácil moverme.

    Ren movía la cabeza de un lado a otro con tal de negarse. La sensación no era la misma que sentía cuando iba a la preparatoria, esta no era ni si quiera mínimamente placentera, esa punzante sensación se esparcía por todo su cuerpo, todo por culpa de la rudeza de Yuuya, quien no parecía verse afectado por la posición en la cual se encontraba su víctima.

    - ¿Ya estás llorando? ¿Tanto te duele? – Los ojos de Ren estaban por desbordarse en lágrimas. – No seas patético. – Se acercó más para susurrarle. – Llora de verdad cuando comience a moverme.

    Quitándole el mantel de la boca y comenzando a moverse de forma lenta, Yuuya solo quería provocarle más dolor a Ren, este último mordía su labio con tal de no sucumbir ante tal sufrimiento, queriendo evitar más que nada el gemir quejumbrosamente y molestar más a su atacante, quien parecía disfrutar de la situación.

    - Ahora: Suplica perdón.

    - ¡Basta ya! ¡So-solo sácalo!

    - Eso no es lo que quería escuchar. - Y volvió a dar una estocada agresiva, sacando un poco más de sangre y provocando más daño.

    Ren apretó los dientes, evitó gritar nuevamente, pero quién sabe cuánto más podrá resistir su parte inferior semejante rudeza.

    - ¡Para, para, para, para! ¡Detente, por favor!

    Otra vez Ren se lo buscó, siendo que ahora Yuuya sacó y metió lentamente su pene para así lograr una peor sensación en Ren, ocasionando que este ya estuviera casi llegando a su límite, tanto así que se mordió el labio hasta sacarse un poco de sangre.

    - Grita, suplica, ruégame. Quiero verte en tu estado más deplorable.

    Yuuya fue hacía el pecho de Ren y mordió fuertemente uno de sus pezones. Con su mano izquierda pellizco el pezón libre del azabache, todo con el único fin de escuchar sus quejidos uno tras otro, aún si eso significaba escuchar su voz adolorida que su voz placentera.

    - Esto sí que ayudó, aquí abajo se apretó mucho más.

    - ¿Có-cómo puedes estar tan relajado? ¿Cómo…? ¿Puedes ser capaz de hacerme esto?

    Las fuerzas de Ren se estaban yendo, ya no quedaba más por qué luchar. Mientras más rápido dejase de forcejear, más rápido terminaría su suplicio. Además, él no tiene la culpa, todo es por culpa de la droga. Aquella droga que tenía su cuerpo en un estado extraño. ¿Cierto?

    - ¿Vas a continuar forcejeando? – Yuuya notó la poca determinación de Ren por continuar luchando.

    - Si sigo tratando de escapar… Más daño me provocarás. Pre-prefiero acatar tus órdenes… A seguir con esto.

    Se supone que Ren intenta usar la psicología inversa con Yuuya, o séase: Si decide dejar de luchar y permitirle al pelirrojo proseguir, el daño a su persona debería de ser reducido a una escala menos quejosa, por otro lado, si estamos hablando de Ren usando la psicología, obviamente Yuuya ya sabría que eso pasaría, para él, Ren es como un libro abierto de par en par, después de todo, es el único que lo conoce de pies a cabeza de una forma que ni si quiera Mako se esperaría.

    - Si te trato bien, ¿Dejarás de forcejear?

    - S-sí…

    - ¿No volverás a huir?

    - No… No lo haré.

    - Eso me ahorra muchas cosas.

    Tomando una silla cercana y poniéndola a una corta distancia, se sentó.

    - Primero, si quieres dejar de sentir dolor deberías de prepararte por ti mismo.

    - ¿Pre-prepararme por mi mismo?

    - Mastúrbate.

    - ¿Eh? Espera… ¿Tengo que meter mis dedos ahí?

    - Por supuesto. ¿O quieres que te siga penetrando hasta que tu culo se ensanche?

    Pov. Ren

    ¿¡Qué acaso este tipo no tiene alguna reacción humanamente normal!? ¡Me pide que me masturbe sin ni si quiera verse nervioso! ¡Simplemente lo dice como si me pidiera algo trivial!

    A veces me pregunto si Yuuya es un tipo de robot… Es la única explicación “lógica” que da a conocer las razones por las cuales se comporta así… Aunque suene disparatado como idea.

    Fin del Pov.

    - ¿Vas a masturbarte o no?

    - ¡Cú-cúbrete los o-ojos!

    - ¿Ah? – Dèjá vu.

    El dèjá vu que sintió Yuuya, fue más que nada por la situación vivida hace 12 años, en la que cuando tuvo sexo con Ren por primera vez, este tenía vergüenza de sacarse la parte superior del pijama siendo que estaba en pleno coito. Sí, el criterio del azabache no ha cambiado con el tiempo, sigue siendo igual de absurdo. En este caso, siente vergüenza de masturbarse frente a la persona por la cual estaba siendo violada hacía ya un instante.

    - Vale… - Yuuya se resignó y se tapó los ojos. – Mastúrbate de una vez. Si mi erección se baja, haré que me la chupes hasta que me vuelva a encender.

    - ¿Eso es una amenaza?

    - Sí. Además, si fuera tú no me pondría tan desafiante, aún puedo subir tu vídeo a internet.

    - Bien, bien… Lo haré.

    Como persona, Ren se ha masturbado en algunas ocasiones, después de todo es una necesidad fisiológica común, así que no él no se siente arrepentido por ello; mas también hay otra razón por la cual Ren tendía a tocarse, y es por el hecho de acostumbrarse al sexo con Yuuya en su adolescencia, aunque eso disminuyó cuando tuvo su primera relación sexual con Mako y casi desapareció cuando se casó con ella.

    - Mmm… - Hace mucho que el azabache no hacía esto.

    - Te estás tardando mucho. – Dijo el pelirrojo aún con sus ojos tapados por sus manos. – Rápido o me pondré flácido.

    - ¡N-n-no me apresures!

    - Escucha: Si nunca te has masturbado de esa forma, puedo darte unos consejos. Como he estado investigando, conozco el proceso manual por el que tienes que pasar para… -

    - ¡Por favor, Yuuya! ¡Cállate! ¡Esa forma tan desvergonzada en la que hablas no me ayuda! ¡Cuando las cosas las dices tú todo suena incómodamente teórico!

    Fue una sorpresa que Ren le respondiese de esa forma a Yuuya, él tiende a ser mucho más retraído al momento de expresarse, por lo que el tipo de respuesta que el pelirrojo esperaba era una muy diferente. Esperaba una contestación que se asemejara más a la personalidad del azabache, algo así como un: “¡No lo digas así!”, o cosas como esa.

    Pasaron unos tres minutos aproximadamente, y en ese pequeño lapsus de tiempo, Ren no había podido masturbarse, principalmente por la situación tan incómoda en la que se encontraba; la cual le impedía por varias razones tener una erección o si quiera, que le permitiera excitarse. Si las cosas seguían así, ninguno de los dos llegaría a ningún lado, y de eso Yuuya se dio cuenta, por lo que, decidió sólo pasar al plan B que tenía previsto.

    Levantándose de su asiento mientras se acomodaba los pantalones, Yuuya optó por dejar de molestar a Ren, pero eso tampoco significa dejarlo ir, más bien era dejarlo un poco shockeado por esta noche.

    - ¿Yuuya? – Ren tragó saliva al ver a su atacante levantarse de la silla.

    El pelirrojo se acercó al azabache, a una distancia que le permitiera poner su mano sobre la cabeza de este, con tal de dejarle en claro varios puntos. La mano de Yuuya fue posada en la cabeza de Ren, sin embargo, no sería para una caricia gentil o algo, no, fue para agarrarlo del pelo y levantarle la cabeza con un poco de brusquedad.

    - Me fastidias, Motoki Ren. – La mano que Yuuya tenía libre, la usó para agarrar del mentón a Ren. – Eres patético en todos los aspectos posibles: Fuiste el que obtuvo las peores calificaciones en Imperial Writ, no dominas ni si quiera tres miserables idiomas, eres incapaz de cambiar la compañía. Lo único bueno que salió de ti, fue el no haber heredado el lado malo de tu familia, el lado lleno de hombres infieles, hombres malvados, hombres injustos, avaros, codiciosos que sólo por dinero acabaron con la vida de varias personas; tanto de forma indirecta como netamente directa. ¿Acaso no entiendes el peso que cargas? ¿Nunca te has puesto a pensar en todo lo que debes arreglar? ¿Nunca te has puesto a meditar sobre las cosas que hicieron tus predecesores?

    Las palabras de Yuuya eran como agujas que iban clavándose profundamente en el cuerpo de Ren. No una por una, sino un puñado entero de una sola vez, con cada oración, era otra puñalada de cientos y cientos de alfileres que se insertaban en las zonas mentales más susceptibles, más expuestas, más débiles. Lo peor es cuando todo aquello es verdad, no saber que responder y solo escuchar sin poder contrarrestar ninguna acusación. Estar consciente de que todo es cierto, pero a la vez, fingir que nada está pasando, es algo que Ren ha intentado hacer por años, aun sabiendo que el peso de las consecuencias repercute una y otra vez en su actual presente.

    Incapaz de hablar o responder, el azabache terminó por derrumbarse mentalmente en tan solo unos instantes. Su rostro se bañó en lágrimas de miedo, su débil voz apenas y se podía escuchar entre el hipo que le estaba ocasionando el llanto. Tampoco era justo para él sufrir… Él nunca quiso nacer así, nunca quiso ser un Motoki, porque conocía casi la mayor parte del historial de su familia, por tanto, estaba anticipado al su predestinado horrible futuro: Gente que lo odiaría por portar el apellido, personas que lo culparían por cualquier mínima falla, accionistas que lo amenazarían en cada instancia, mujeres que solo lo querrían por su dinero. Todo eso sería el pan de cada de Ren, sin embargo, las cosas no son así del todo. Ren tiene una mujer que lo ama por ser él mismo, tiene una hermosa hija a la cual trata de alejar de todas las responsabilidades de un Motoki. Y hay otra cosa que “tiene” Ren… Posee un “amigo” que lo ayudó en muchas cosas en su adolescencia. Ese amigo le enseñó una o dos cosas sobre la vida de una persona normal. Una vida normal tan envidiada y deseada por Ren, algo que nunca tendría poseería.

    - No vales la pena. – Yuuya lo soltó. – Dormirás en el cuarto de huéspedes. – Mirando el reloj y frunciendo un poco el ceño, Yuuya prosiguió. – Segundo piso, puerta de la izquierda. Hay ungüento en la mesa de noche. Si no quieres que ahí abajo te siga doliendo, ponte un poco antes de dormir. – El pelirrojo se arregló un poco. – Si sales de la casa me ensañaré con tu esposa e hija. – Dijo eso y se dirigió a la puerta de mala gana. – Ahora mismo debo salir para aclarar unos asuntos… Por cierto, asistiré mañana a mi primer día de trabajo. Nos vemos mañana en la compañía, Jefe.

    Sin la necesidad de decir otra cosa, el dueño de casa fue hacía la puerta y partió a una ubicación desconocida. ¿Qué ira a hacer a esta hora?

    - ¿¡Cuál es su maldito problema!? – Vociferó Ren apenas escuchó la puerta cerrarse.

    Pov. Ren

    Mierda. Olvidé que la pequeña está dormida – Olvidó que tomó analgésicos - Y yo aquí gritando en casa ajena. Por lo pronto, me daré otro baño, me siento sucio y adolorido… Siento que he vuelto a traicionar a Mako, aunque debí suponer que esto se volvería a repetir. Si Yuuya volvió fue por un motivo, el mismo motivo del pasado todavía lo impulsa en el presente.

    Daría lo que fuera por poder cambiarle esa visión de venganza que tiene contra mí y mi familia.

    Fin del Pov.

    Ren sintió la necesidad de darse otro baño, su cuerpo, todavía adolorido, había sido nuevamente mancillado por la misma persona que lo hizo en el pasado. ¿Cuántas veces debe pasar por ese suplicio? ¿Cuánto tiempo seguirá mintiéndole a Mako?

    Después del baño, el azabache fue a la habitación que Yuuya le indicó, ahí había un pijama a su medida y, efectivamente; también había ungüento para el dolor. Aplicárselo de por sí le suena incómodo, así que solo se colocó el pijama y se durmió adolorido de la cadera para abajo.

    - Yuuya… ¿A dónde fuiste?

    Mientras tanto Yuuya:

    - Demonios, ¿Por qué tengo que buscar información de esas personas? – Yuuya se notaba molesto. A él no le gusta indagar en las vidas de las personas si no es necesario para su beneficio.

    - Porque Aka-chan es el único de mi círculo de conocidos que puede hacer este tipo de trabajo. – El hombre que le pedía el favor era Tomohito-san, aquel hombre que le proporciona las drogas a Yuuya – Además, todavía me debes el dinero de los calmantes para niño y el afrodisiaco.

    - Maldito seas. – De un portafolio, Yuuya sacó una computadora portátil y se dispuso a investigar. - ¿Qué datos tienes?

    - Verás, este tipo viene todos los sábados por la madrugada. Me ha pedido éxtasis en reiteradas ocasiones, pero nunca tiene dinero para pagar, así que su deuda ha ido creciendo. Hace dos semanas que no ha aparecido por aquí.

    - Dame más datos.

    - Físicamente es bastante joven. Quizás entre 20 a 25 años, suele venir vestido con ropa deportiva, su cabello es rizado y por lo general viene con lentillas de colores, así que desconozco su color de ojos real.

    - Me tardaré unas horas. – Yuuya tecleaba rápidamente. – Pero esto saldrá más caro que sus analgésicos, sin contar que el afrodisiaco no lo use.

    - ¿Quieres alguna otra cosa?

    - No, no es necesario. Sólo tome en cuenta que me debe un favor.

    - Tu forma de regatear me molesta a veces. – Tomohito se levantó para ir a buscar una cerveza, dejando solo a Yuuya con su búsqueda.

    Pov. Yuuya

    Personas como estas son fácilmente ubicables por medio de redes sociales. ¿Cuál es su necesidad para pedirme que busque información tan básica con mis habilidades? Ahora mismo podría estar durmiendo en mi cama.

    Maldita sea… Que fastidio.

    Fin del Pov.

    Fin del capítulo

    El próximo capítulo lo subiré el XX/XX/16 Y quizás hasta entre en depresión y lo termine subiendo el XX/XX/17 :T

    Pero no se preocupen, aún tengo mucho que contar y todavía no llegamos a la mejor parte~ Ya veréis, como castigo para mí, el próximo capítulo tendrá 14 páginas de Word y unas 5.000 palabras (Diría 10.000 pero me da hueva xD)
  9. .
    HEY, HEY, HEY! Aquí la gran ATRASAWESOMEDA Azuma xD

    Trayéndoles la conty luego de casi 2 meses sin nada :'v Mil perdones :c


    Capítulo 3: Trampa

    Un pequeño niño perdido daba vueltas por los adentros de la gran compañía “MoTech. S.A.”. El niño sollozaba y con voz ligera decía “Papá… Papá…” mientras con una de sus manos intentaba limpiar las lágrimas que recorrían su suave rostro. Totalmente desamparado, siendo que aún había algunos obreros a los alrededores, todos parecían no querer prestarle atención. Todos preferían hacer la vista gorda frente al pequeño que lloraba y llamaba a su padre con desconsuelo.

    - Papá… ¡Papá!

    Sus ojos tan llenos de lágrima le impedían ver enfocadamente, por lo que terminó chocando con una persona que iba de paso. Impactó contra un hombre alto, a simple vista parecía ser un trabajador más, quizás él también lo ignoraría… Lo ignorará porque es el hijo del jefe, y él no permite que nadie de la clase baja hable con su único hijo.

    - ¿Te has perdido, Motoki-kun? – Finalmente… Alguien que le dirige la palabra. – Veo que el jefe otra vez te dejó dando vueltas solo por la empresa. Ese tirano… - Y se tapó la boca para posteriormente disculparse. – Ni se te ocurra decirle que le dije “Tirano”, podría degollarme y luego lanzarme a un río… ¡Jajaja!

    Eso último no fue una amenaza, fue una simple broma, y esa broma más aquella risa tan contagiosa, pareció devolverle de golpe la alegría que el pequeño niño había parecido perder desde un principio.

    - Te llevaré al despacho del presidente y luego correré tan rápido como pueda, así ninguno de los dos saldrá perjudicado. – El optimismo de ese hombre le sacó varias sonrisas al niño. - ¿Sabes? Mi hijo tiene más o menos tu edad, es algo introvertido y tampoco tiene muchos amigos… - Como que hizo una pausa meditando eso último. – Mi hijo no tiene amigos. – Más una risilla desganada.

    - ¿Amigos? – Ese pequeño pensó en la palabra. – Yo no tengo amigos. Papá dice que son inservibles. Son solo estorbos impidiéndote llegar tu meta

    - ¡No es así! – Le gritó por accidente. Es extraño escuchar a un pequeño hablando así de las personas. – Uno necesita amigos para construirse un camino y llegar a sus metas. ¡Los amigos y las personas a tu alrededor son el fruto de tu esfuerzo! ¡Entre más personas y amigos poseas en el futuro significa que estarás cada vez más cerca de cumplir tus sueños! – Un hombre muy motivacional y entusiasta a la hora de hablar.

    Las lágrimas del menor pasaron de ser ligeras gotitas a convertirse en algo parecido a un destello, una mirada de asombro, de respeto, una mirada que probablemente jamás le dirigirá a su padre.

    - Más adelante está el despacho, ¿Vale? – Dio media vuelta y corrió.

    - ¡Espere! ¡No me ha dicho su nombre! ¡Yo soy Motoki Ren! – El niño ya sabía que el hombre conocía su nombre, pero aún así quiso presentarse.

    - ¡Mi nombre es…!

    - Despierta, Ren. – Dijo Yuuya colocando su mano sobre el hombro de Ren y moviéndole un poco. – Si duermes en mi auto cacharás un resfriado.

    Todo lo anterior fue solamente un sueño lúcido de la infancia de Ren. Como se quedó dormido en el auto de Yuuya mientras iban a su casa, tuvo la oportunidad de echarse una siesta corta y soñar con aquellos recuerdos del pasado lejano. Son recuerdos que nunca volverán, es gente que nunca volverá a verse… Gente que se debería olvidar.

    - ¿Llegamos? – El azabache se froto un poco su ojo para despertar.

    - Sí.

    Una casa pequeña en comparación a la gran mansión en la cual vive Ren y su familia, aún cuando la casa de Yuuya tuviese dos pisos y un patio trasero amplio, seguía viéndose insignificante ante la de Ren. Las ventajas de ser rico.

    Pov. Ren

    Si entro en esa casa… Si atravieso esa puerta… Absolutamente todo por lo que he luchado se irá a la mierda.

    No recuerdo la última vez que tuve tanto miedo.

    Fin del Pov.

    Yuuya se acercó primero a la puerta de su hogar para meter la llave en la puerta principal y así abrirla, siendo así el primero entrar, seguido de la pequeña Mary, quien a los pocos segundos fue regañada por Yuuya por no sacarse los zapatos al entrar a la casa; eso es algo a lo que Mary aún no se acostumbre, y también es una tradición que según ella es molesta. Después de ese regaño, entró Ren, quien cerró la puerta y se quedó pegada a ella por miedo a continuar su camino y entrar de lleno en el territorio de su antiguo chantajista.

    - ¿Qué sucede? – Le preguntó Yuuya a Ren al verlo tan cerca de la puerta.

    - Yo… Aún no puedo confiar en ti.

    - Y dudo mucho que puedas volver hacerlo. – Yuuya le dio la espalda a Ren, pero continuó hablando. - ¿Recuerdas las últimas tres semanas de preparatoria?

    Ren no tuvo reparos en recordar, porque esas últimas tres semanas le atormentaban todos los días de su vida. No lo atormentaban solo cuando las recordaba de forma voluntaria, si no que también cuando su mente quedaba en blanco esos recuerdos eran evocados de forma involuntaria y sus pesadillas eran plenamente sobre aquellos días. En pocas palabras, esas tres semanas, esos días, no se pueden olvidar… Esos fragmentos del pasado se convirtieron en un terrible trauma que atormenta a Ren cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo. Además de no poder decirle a nadie sobre eso debido a su status, todos saben que ni si quiera se puede contar con la confidencialidad de los psicólogos y psiquiatras sobre estos casos. Por ello el azabache jamás fue a una terapia para poder olvidar ese sufrimiento.

    - ¿Las recuerdas? – Volvió a preguntar el pelirrojo, esta vez usando un tono más sombrío.

    - Yo… - La respiración de Ren se comenzó a agitar. – Yo…

    - ¿Recuerdas mi lengua bajando por tu cuello? – Yuuya conoce todas las debilidades de Ren, especialmente la que él creó. – Esa sensación de estremecimiento que sentía tu cuerpo cuando mi pene expulsaba su semilla dentro de ti.

    - Cállate… - Ren se estaba desesperando. – No digas más.

    - ¿Recuerdas tus gemidos? “¡Ah! ¡Yuu-ya! ¡Ah-í… No!” – Le hostigaba porque quería verlo destrozado. –

    - Por favor… Cállate. – Ren tapó sus oídos, sin embargo, sus recuerdos decidieron apoyar al otro hombre. – No más…

    Yuuya parecía disfrutar del miedo de Ren. Disfrutaba verle tan débil, tan impotente. Como acorralar a un pequeño ratoncito en un rincón, sin escapatoria, sin nada que pueda hacer para defenderse o para atacar. Desesperado, asustado, aterrado, traumatizado.

    - Lo recuerdas todo, ¿Cierto? – El pelirrojo aguantaba reírse de la escena que estaba montando.

    - No… - Ren cayó de rodillas al suelo, aún tenía sus oídos tapados, pero los fragmentos del pasado continuaban viniendo unos tras otro, tras otro y tras otro. - ¡No!

    - ¿Te gustaría que a tu hija y a tu esposa les mostrara esa foto en la cual llevabas puesto el uniforme de esta última? Sí, recuerdo cuando te obligue ponerte el uniforme de Mako-san mientras ella aún daba el examen de trote. – Una sonrisa maliciosa se formó en su rostro. – Esa ocasión gemiste más fuerte que de costumbre. Debió haber sido porque usabas la ropa de tu querida amada, pervertido.

    - ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate! ¡¡CÁLLATE!! – Trauma y culpa, arrepentimiento y asco, miedo y manipulación.

    - ¡Ja! Hubieses visto el rostro de Mako-san cuando vio su uniforme roto. – A lo que Yuuya se refiere, es que cuando Ren se puso la camisa de Mako le rompió la parte de atrás. Ren y Mako tenían una complexión extrañamente parecida, sin embargo, al crecer Mako y Ren tuvieron sus buenos cambios, la chica logrando un bonito cuerpo digno de la presidenta de “Cosméticos Ariga” y el chico logró convertirse en alguien bastante apuesto aún cuando todavía tendía a usar sus gafas en vez de utilizar los ya muy recomendados lentes de contacto.

    - ¡Por favor, ya no sigas! – Gritó el azabache casi al borde del colapso.

    - Why they scream so much? – Dijo Mary asomándose desde la puerta de la cocina, aunque poco le duró la curiosidad sobre eso. – Well, no matter. I have hungry and is time to eat! – Los genes americanos.

    - Okay! – Le respondió Yuuya a Mary.

    Yuuya se dirigió a la cocina, pero antes amenazó a Ren diciéndole que si continuaba pegado a la puerta como un ratón asustado lo devoraría como lo hacía cuando eran jóvenes. Esto obviamente asustó al azabache, por lo que decidió seguir a Yuuya hasta la cocina. Cuando llegaron al cuarto en cuestión, Yuuya y Mary comenzaron una plática en inglés, por lo que Ren perdió de manera casi instantánea el hilo de la conversación, aunque pudo reconocer las palabras “Cooking” e “Eat”.

    - De acuerdo… - Esta vez Yuuya habló en japonés. – Pero por favor, no le vuelvas a echar tanta sal. – Ahora se dirige a Ren. – Ve a darte tu baño.

    - ¿Mi baño? – Él no entendió a la primera.

    - Sé que todavía tienes el hábito de bañarte antes de cenar, le pedí a mi madre que preparase el baño antes de llegar.

    - ¿Tu madre está aquí?

    - Salió cinco minutos antes de nuestra llegada, dijo que iría a ver a un familiar lejano. No preguntes.

    Yuuya se molestó bastante por el solo hecho de mencionar a su madre, así que Ren decidió no hacer más preguntas e irse directo a bañar, sin embargo, le tenía desconfianza a la comida que harían, porque probablemente pudiera contener algún tipo de droga u otro químico que le haga actuar extraño. Estar en la casa del enemigo y hacerlo sentir tan a gusto, es un poco tétrico, es como si la presa estuviera siendo conservada perfectamente para cuando deba ser hora de comerla.

    - Déjame adivinar… Piensas que voy a drogarte, ¿cierto? – Justo en el blanco.

    - ¿Eh? Pu-pues… Esa vez tú… T-t-tú…

    - Basta de tartamudeos y ve a bañarte. La encargada de la cena hoy es Mary.

    - ¿Mary cocina?

    - Poco, pero lo hace. Hace unos días atrás fue invitada por una de sus compañeras de clases a la casa de esta última, allí la hermana mayor de la chica les enseñó a Mary a su hermana menor a preparar hamburguesas.

    - ¿Qué edad tiene Mary? – Como a Ren lo consentían de pequeño, no aprendió a cocinar hasta los veinticinco y Mako hasta los veintidós, y al parecer Ai va por el mismo camino que sus padres.

    - Ocho años, aún así, cocina desde los cinco. Según ella, amaba cocinar junto a su madre, era una de las tareas diarias que más alegría le daba… Y tu padre se la arrebató. – Nuevamente un comentario sobre la muerte de los padres de la pequeña. –

    Claramente Ren siente ligeras puñaladas de culpa al escuchar sobre la muerte de los padres de Mary, sin embargo, fue una muerte que él en aquel entonces no pudo haber evitado y de la cual su padre jamás se hizo responsable, porque es un hecho que no le importaría, mucho menos si era una familia extranjera.

    - Solo ve a darte un baño, prometo no tocar la comida, y si sabe raro, es porque Mary no sabe medirse con algunas cosas. – Yuuya lo dijo sin mala intención.

    - Daddy! – Dijo un tanto enfadada la pequeña, porque comprendió la mayor parte de la oración.

    - What?

    Mary no respondió, pero si hizo un puchero y una seña de que a su papá le serviría una porción más pequeña que la de costumbre.

    Por otra parte, a duras penas Ren aceptó la oferta de tomar ese baño, porque más allá de su miedo, el hábito que tiene es algo que no puede quitarse solo por eso, pero de todas formas tendrá cuidado al volver; no quiere repetir los eventos de hace doce años, no quiere sentir de nuevo que traiciona a Mako, y ahora, también a su pequeña Ai.

    Mientras tomaba su baño rutinario la cabeza de Motoki sucumbió ante todos los recuerdos del pasado, todas aquellas escenas en las cuales fue usado como un juguete por parte de Yuuya, las veces que lo hicieron, las veces que se vino, las veces en las cuales sus gemidos pudieron haber sido escuchado por otros alumnos o compañeros. Todas esas memorias iban restaurándose a un ritmo lento pero detallado. Entre tantas escenas, Ren terminó recordando algo que había olvidado debido a todo el miedo que sentía por Yuuya, sí, evocó una memoria de cuando aún eran amigos; cuando todavía reían juntos.

    Flash Back.

    - ¡Woa! – Una cara de asombró residía en el rostro de Ren. – Sacaste otro 100 en clase de idioma. La maestra debe de estar furiosa.

    - ¿Qué hay de ti, Ren? ¿Cómo te fue en el examen?

    - ¿Eh? Ah… Yo… Bueno… Verás… - El chico no quería mostrársela, temía llevarse una burla.

    - Venga, déjame ver. – Yuuya se la arrebató y vio con lujo de detalle el número “29” que se distinguía en el extremo superior derecho de la hoja. – Dios, tu alemán y chino mandarín están más bajos de lo que creía.

    - ¿No te vas a burlar de mí?

    - ¿Por qué tendría que hacerlo? Si no eres bueno en esto pudo ayudarte.

    - ¿De verdad?

    - Sí. Si tienes una duda puedo ayudarte en cualquier cosa. Admito que las explicaciones de la maestra suelen ser algo mundanas, probablemente eso y tu poca capacidad para diferenciar el mandarín del cantonés te dejen tan malo en el ramo.

    - ¿Eso fue elogio o un reproche?

    - Un tanto de ambas.

    Fin del Flash Back.

    - Yuuya fue mi primer y único amigo hasta el día de hoy. Aparte de Mako que más allá de volverse mi amiga se volvió mi novia, posteriormente mi prometida y mi esposa, hay cosas que ella aún desconoce de mi familia y de mí… En cambio Yuuya pareciera conocerme como la palma de su mano.

    - Sir, the dinner is done. – Mary tocó la puerta del baño tres veces. – Daddy haven’t touched his food, so you can eat with no problem.

    - ¿Qué? – Ah… No le entendí absolutamente nada. Aunque creo que dijo algo sobre la cena.

    - ¿Sir? – Volvió a tocar la puerta.

    - I’m go? – No sé ni qué estoy diciendo.

    - What? – La niña entendió más menos a lo que se refería, lo que no comprendió es como un adulto empresarial no sabe hablar uno de los idiomas más básicos de todos.

    Mary se retiró al comedor y Ren salió de la bañera, se secó con las toallas que ya estaban preparadas de antemano y se colocó una ropa casual que Yuuya le había dejado en la cesta. Era como volver a tener 17.

    El azabache salió del baño, su cuerpo esta totalmente por el tranquilo sentir del agua caliente, además de haberse relajado un poco después de todas las cosas que han sucedido el día de hoy.

    Caminó hasta el comedor sin hacer mucho ruido, se asomó ligeramente y vio a Yuuya y Mary conversando entre sí, en ese dialecto tan poco utilizado por Ren y por el cual este reprobó varias veces la clase de idiomas.

    - Vaya, te ves bastante bien con la ropa que compre. – El pelirrojo no tardó en notar la presencia de Ren.

    - ¿Comprar?

    - La compré exclusivamente para ti. No es como si te tuviera aquí secuestrado o algo, solo quiero que hablemos de empleador a empleado. ¿Te parece?

    - No creas que volveré a caer en tus juegos.

    Mentiras y actuación describen de la mejor forma a Yuuya. Es un hombre que siempre supo ocultar su personalidad meticulosa ante sus compañeros y familia, no fue hasta que empezó a revelar la información de varias personas y secretos muy bien resguardados de grandes compañías, cuando se percataron de su increíble capacidad para recompilar datos e información. Cabe destacar también los contactos actuales de Yuuya, quienes le han provisto de dinero y otras cosas a cambio de información de X personas, compañías y demás cosas. Yuuya es el claro ejemplo de una persona cuya ambición en la vida es una y no le importa como conseguirla mientras logre su meta final.

    - Siéntate y come. Vamos a hablar sobre asuntos de trabajo.

    - Antes que nada… Come de mi plato. – No es tan estúpido después de todo.

    - ¿Todavía no eres capaz de confiar en mí? – Ren acercó su plato a Yuuya para que probase comida. – Bien, lo haré.

    Yuuya le dio un ligero corte a la hamburguesa, la cual estaba muy suave, por lo que cortarla con el tenedor e insertar este mismo en aquel pequeño trozo no fue nada difícil. Se llevó el pedazo a la boca y lo saboreó un poco. La cara de Yuuya pareció mostrar signos de que algo andaba mal con la comida, estuvo a muy poco de querer escupirla, pero se tapó la boca y la tragó a la fuerza.

    - ¡Ah! ¡No puede ser! – Se quejó Yuuya.

    - ¡Lo sabía! ¡Sabía que no podía confiar en ti! – La reacción de Yuuya le bastó a Ren para darse cuenta de que algo iba mal. - ¡Le pusiste algo a mi comida!

    - … ¿Eres idiota? – Yuuya miró a Mary, quien estaba comiendo encantada su comida. – Volvió a usar demasiada sal…

    - ¿Disculpa?

    - Dije: Volvió a usar demasiada sal. Mary no sabe medirse con algunos condimentos. El curry lo hace muy picante y hasta a ella le cuesta comerlo, las hamburguesas saladas y a las ensaladas les pone demasiado limón. – El pelirrojo volvió a empujar el plato en dirección donde Ren estaba sentado. – Come sin cuidados, si es que puedes.

    El azabache procedió a hacer las mismas acciones que Yuuya, obteniendo el mismo crudo resultado, una masa de carne demasiado salada que llenaba sus papilas de puro cloruro de sodio, luego pasaba por su garganta ocasionándole cierta picazón y finalmente pasando más allá y por fin dejando de sentir aquel salado sabor tan fuerte.

    - Agua… - Apresuradamente Ren tomó el vaso de agua que tenía al costado de su plato y lo bebió con la única razón de desvanecer el sabor de la sal. - Siento haber sacado conclusiones precipitadas.

    - Lo idiota nunca se te quitará. – Yuuya también bebió algo de agua. – Mejor comencemos con las negociaciones.

    - ¿Qué es lo que quieres?

    - Mi único objetivo es hundir a MoTech. S.A.

    Un rostro lleno de odio y frialdad, una mirada gélida que casi heló a Ren, una voz que en este momento transmitía verdades y deseos, una persona cuyo anhelo de venganza era increíblemente enorme. Todo lo que hasta el día de hoy Yuuya ha construido con su esfuerzo, lo ha logrado gracias a aquellos sentimientos negativos por haber perdido a su padre y casi a su madre. Sentimiento que con el paso del tiempo se fue haciendo más y más grande debido a los crímenes que Motoki Naoto cometía de manera indirecta, pero de los cuales era claramente consciente. Una vida llena de culpas que le resbalaban y caían de borbotones hacía su hijo, quien hasta el día de hoy no sabe la cantidad de cosas malas que ha hecho su padre. Cosas de las que nunca estará orgulloso, cosas que quiere remediar para limpiar el apellido Motoki.

    - Sin embargo, eso no sería algo de lo que mi padre pudiese estar orgulloso, por lo tanto, quiero hacer un trato.

    - ¿Un trato?

    - Sí. Desde hace dos meses que estás planeando tener un Vice-presidente para ayudarte con los nuevos proyectos de MoTech.

    - ¿Cómo sabes eso?

    - Pfff… Información que puedes obtener de cualquier trabajador de acá.

    - ¡Pero trabajadores!

    - Algunos son muy parlanchines. – Yuuya tosió un poco para aclarar su garganta. – El punto es que quiero ese puesto.

    - No puedo dártelo así como así… Hay gente que ha trabajado durante muchos años en la empresa, esperando una oportunidad como esta, cuando por fin todo su esfuerzo tendrá frutos.

    - Yo estoy aquí por el esfuerzo de mi padre y alcanzaré la cima usando también mi esfuerzo. Quiero que me pongas en el sector tres, donde probablemente me ascenderán a los 2 o 3 días al sector 9 y finalmente a jefe de personal de un sector.

    - Hey, para ahí. – Ren veía demasiada confianza en Yuuya. - ¿Cómo estás seguro de un ascenso tan rápido? Aunque fueras la persona más productiva del mundo tú no podrías ser ascendido a esa velocidad.

    - ¿Tú crees? No soy un hombre común, dejé de ser un “alguien común” cuando presencié el suicidio de mi padre. Mi perspectiva del mundo, de las personas, de las empresas y de los Motoki cambió totalmente con las palabras de mi padre; con su último aliento.

    Anteriormente, en la compañía, Yuuya había mencionado que su padre, Narumi, murió por culpa del padre de Ren, Naoto; sin embargo, aquí parecía contradecirse solo diciendo que su padre se había suicidado, técnicamente eso no lo conectaba de forma directa con el antiguo presidente de MoTech. S.A., pero aún así tuvo que haber estado implicado si Yuuya buscaba venganza contra la compañía.

    Ren vacilaba frente a su respuesta, dejar trabajar a un individuo con una capacidad e inteligencia increíble, a costa de su propio bienestar mental y status, o denegar el trato y esperar como todo el fruto de su esfuerzo se desvanece poco a poco por el vídeo de hace doce años.

    - Daddy… - Fue lo primero que dijo Mary después de haber terminado su comida. – I’m sleepy. – Comentó seguido de frotar delicadamente su mano izquierda con su ojo izquierdo.

    - Okay, sweetie. – Le respondió Yuuya. – I’ll go to dress you.

    La pequeña dio las gracias por la comida, se levantó y se retiró cansada a su habitación. El sonido de su bostezo fue lo último que Ren oyó de ella en el comedor y solo por un momento fugaz pudo recordar a su hija, Ai, quien quizás lo estaría esperando aún despierta y fuera de la cama; preguntándole a Kyoko dónde se habrá metido esta vez.

    - Tendrás que esperarme un momento, Ren. – Dijo Yuuya levantándose de su asiento. – Iré a arropar a Mary. Seguiremos hablando después de eso.

    Aprovechando que Yuuya se había ido al cuarto de Mary, Ren creyó tener la oportunidad para salir de esa casa. Se levantó sin hacer ruido y se dispuso caminar hacía el pasillo que conectaba con la puerta de entrada, su escape. Camino rápido pero silencioso, llegando por fin a la puerta, la cual al intentar abrirla solo hizo un sonido de algo que obviamente se encontraba cerrado con llave.

    - No puede ser… - La mejor oportunidad que Ren tuvo, acaba de ser frustrada. - ¿Ese tipo siempre tiene que estar…?

    - “Un paso delante de mí”. Pues claro, por algo soy un Kozume. – La voz provenía justamente desde atrás.

    - ¿No fuiste a arropar a Mary? – Ren temía darse la vuelta.

    - Le dije que esperara un poco, porque tenía que evitar unas cosas.

    - ¿Cómo sabías que haría esto?

    - Porque te conozco. – Paso a paso Yuuya se acercaba a Ren, quien continuaba sin darse vuelta para no tener que mirar a aquel manipulador. – Te conozco mejor que nadie. – La voz fue un susurro en el oído de Ren. – Soy el único que conoce tus secretos. – Una mano se apoyó en la puerta y la sombra de Yuuya cubriendo a Ren significaba que este estaba parado justo detrás del azabache, quien ahora estaba arrinconado en el peor sitio. – Yo soy tu peor pesadilla.

    Con total brusquedad Yuuya dio media vuelta a Ren, aprisionándolo entre la puerta y sus brazos, para así no dejarle ningún tipo de escapatoria, para así volver a inflingirle esa soberanía que el pelirrojo tenía sobre él.

    - ¿A dónde ibas? – Preguntó Yuuya con su típico sarcasmo.

    - Iba… A… Mi casa… - A duras penas Ren pudo contestar, la cara de su agresor estaba tan cerca que le costaba si quiera mantener su vista en esos ojos gélidos.

    - Tú pasarás la noche aquí. Conmigo.

    - ¿Q-qué te hace pensar eso?

    - El hecho de que solo yo tengo el antídoto para la droga que coloqué en el agua.

    - ¿Ah?

    Fin del capítulo 3

    Espero que lo hayan disfrutado, quizás suba el próximo el mes que viene :c Lo siento! >n<
  10. .
    Aquí mi fanfic para el reto >wo

    Título: Naturaleza Indecisa y Pupila Gris
    Rating: Todo Público.
    Advertencias: Ninguna en particular.

    Disfrutenlo, porque me ha costado un CHINGO hacer este fic X-X


    ¿Han escuchado hablar alguna vez de los "Kodamas"? Si su respuesta es "No" (Lo que me espero de varios), puedo perfectamente decirles a lo que me refiero: Los Kodamas son los espíritus de los bosques más espesos, son parte de la mitología nipona. Por lo general tienen apariencia humana y cada individuo es único en apariencia y personalidad. Se dice que pueden presentarse en formas humanas como en formas no humanas, y pueden ser hermosos o tan terribles como deseen, dependiendo de la situación en la cual se encuentren. La mayoría se hace presente con apariencia adorable, pero como ya dije anteriormente, depende de las circunstancias.

    Los cuerpos de los Kodamas son semitransparentes, de un color verde pálido o blancuzco, y de muy baja estatura (Aunque esto también puede variar, ellos perfectamente pueden cambiar de tamaño).

    Se supone que estos espíritus residen en un árbol en general, más sin embargo, no necesariamente representan a un árbol en particular, pueden regir y cuidar de todo un bosque sin problemas. Además de que pueden trasladarse de un árbol a otro, y también tienen la habilidad de renacer a través de una semilla (La semilla que ellos dejan al morir).

    La mayoría de los Kodamas sienten un gran aprecio por su hábitat, por lo que se disgustan con facilidad si su ambiente se ve amenazado y/o si una persona trata de talar sus árboles o dañar a sus animales. Ellos buscarán venganza en cuanto ataquen su territorio, aunque comúnmente son muy pacíficos y serenos, y les gusta compartir su conocimiento y sabiduría con quienes saben cómo comunicarse con ellos. También son sorprendentemente fuertes y poderosos dada su inusual larga vida, y su comunicación con el mundo y fuerzas, más allá del entendimiento de otros animales.

    Os acabo de contar todo esto debido a que, en gran parte, todo sobre los Kodamas se relaciona conmigo... Verán... Mi padre es un Kodama y mi madre una humana.

    Para no hacer muy larga su historia solo resumiré los puntos importantes: Mi madre hacía poco había terminado la universidad, graduándose como veterinaria, ya que, su pasión siempre fueron los animales.

    Al grano, mi madre fue al bosque en busca de animales heridos, porque... Bueno, mi madre no es la persona más lista del mundo, y suele dejarse llevar por las emociones muy fácilmente, hasta el punto de adentrarse en un bosque solo para probarse a sí misma.

    El punto es que en el bosque encontró a un zorro malherido, cuya herida fue causada por la bala de un cazador, quien no se encontraba muy lejos, había disparado hace nada.
    El cazador pareció haberse percatado de la presencia de mi madre y corrió hasta donde se encontraba su trofeo y ella, pero antes de que pudiese arremeter totalmente contra ambos, apareció un hombre que noqueó al cazador de un solo golpe, además de que pareció que este último se aterró al ver a ese tipo, quien había salido de la nada. Este se giró hacía mi madre y le agradeció por el hecho de haber salvado a uno de los suyos.
    Ellos después comenzaron a verse seguido y, finalmente, después de dos años de una relación muy extraña, salí yo: Maruo Shizen. Salí de un cruce entre un Kodama y una humana, por lo que no soy 100% humano, heredé varios rasgos de mi padre, no todos, pero sí algunos.

    Al día de hoy ni si quiera yo entiendo mi cuerpo por completo, además de que tengo la misión de cuidar un bosque, el cual mi padre me ordenó cuidar, porque el último Kodama que estuvo allí desapareció sin dejar ni si quiera su semilla... Siempre me he preguntado si yo también podré renacer de una semilla.

    En fin, actualmente tengo 16 años y en unos pocos días más cumpliré 17 y entraré a último año de preparatoria. Voy a una escuela común y corriente, sigo siendo humano... En parte.

    Todo en mi vida siempre ha sido raro... Puedo comunicarme con los animales y, a veces, hasta con las plantas. Otro rasgo que heredé de mi padre fue su increíble fuerza. Fuerza que realmente mi madre no esperó fuera hereditaria.

    Supongo que eso es todo... Hablar de mí a la nada es la única cosa que me relaja. Ahora solo tomaré mis cosas y volveré a mi casa, donde me espera mi madre, porque mi padre se la pasa cuidando su bosque y me regaña porque yo no cuido el que se me dejó a cargo.

    Como sea, vivir como un Kodama no es lo mío, prefiero mil veces pensar que soy un humano más en el mundo a pensar que soy un híbrido que de paso no se conoce a sí mismo.

    Volví a mi casa al rededor de las diez de la noche. Luego de la escuela nunca me voy directamente a mi casa, salgo a dar un paseo porque simplemente no me gusta ir a ayudar a mi madre a su veterinaria. Me usa de traductor para facilitar su ayuda a los animales, a mí simplemente no me gusta hablar con ellos, he tenido muchos problemas con otras personas por hablar con animales en medio de la calle. Además, realmente ni si quiera estoy yendo a la escuela, estoy de vacaciones y el mismo día de mi cumpleaños comienza el nuevo año escolar, pero aún así salgo temprano por la mañana de mi casa y no vuelvo hasta altas horas de la noche.

    - ¡Shizen! - Mi mamá salió a recibirme con un abrazo. - ¡Ven, rápido! - Siento que me acaban de comprar con un abrazo. - Encontré una cría de gaviota herida, pero quiero saber si el tratamiento que le hice fue el correcto, ¿Podrías preguntarle? - Me temía esto...

    Ella me llevó hasta el área de su consulta, donde yacía en una pequeña caja rellena de algodón, una diminuta avecilla blanca.

    - Ah... Hey, gaviota. ¿El tratamiento de mi madre alivió tu dolor?

    No me respondió, solo asintió moviendo su cabeza de arriba a abajo.

    - Puedo suponer que su dolor disminuyó.

    - ¡Que alivió! ¡Cómo ni si quiera piaba me asusté en haber cometido algún error!

    - ¿Ya puedo ir a mi cuarto?

    - ¿Por qué eres tan arrecio con los animales? Tu padre cuida mucho de... –

    - ¡YO NO SOY UN KODAMA! - Le terminé gritando a mi madre... Otra vez. - ¡Me voy a mi cuarto!

    Salí del área donde estaba la consulta de mi madre, subí las escaleras y entré a mi cuarto. Cerré la puerta de un portazo y de paso la cerré con seguro para que nadie pudiese entrar en lo que quedaba del resto del día.

    Estas son las discusiones típicas que tengo con mi madre desde pequeño. Sé mejor que nadie sobre mis anormalidades, mis poderes inusuales y del hecho de mi hibridez, sin embargo; he pasado muchas cosas malas por culpa de ser una cruza entre un espíritu y una humana: Tuve problemas en primaria por ponerme a hablar con los animales que tenía mi escuela, los niños me creían un loco, me aislaron y en una ocasión me encerraron durante 3 horas en donde cuidábamos a los conejos.

    Mi mala fortuna continuó hasta la secundaria, la mala suerte me persiguió a tal punto que dos de mis compañeros de primaria fueron a mi misma secundaria, donde se pusieron a esparcir rumores sobre mí y nuevamente pasé tres años solo.

    Se podría decir que odio mi parte Kodama desde primaria, porque fue ahí donde comenzaron los problemas, esparciéndose hasta secundaria y hasta primero de preparatoria. Ya en segundo simplemente la gente me ignoraba y yo a ellos, mientras nadie me molestara o me tratara de loco por hablar con animales o plantas me bastaba. Vivir de esta forma en la más pacífica que pude aceptar.

    Directamente hablando, no odio a mi padre por ser un Kodama o a mi madre por ser humana, me odio a mí mismo por no saber cómo vivir mi propia vida.

    Es cierto que he estado viviendo como un humano hasta el día de hoy, pero ni mi madre, ni mi padre saben si tendré una larga vida como un Kodama o viviré efímeramente como un humano, tampoco sé si aún hay poderes que se están desarrollando o esto será todo lo que tendré hasta el fin de mis días...

    Todo esto es tan complicado de pensar, me gustaría vivir normalmente, ser un humano común y corriente sin rarezas... Me gustaría si quiera tener un solo amigo para así contar con alguien en caso de querer soltarlo todo de una vez y decir a los cuatro vientos como me siento por este estilo de vida. Decirlo a la nada se siente un tanto vacío...

    Al final, me la pasé los últimos días encerrado en mi cuarto, salía de vez en cuando para lavarme e ir al baño, pero no le volví a dirigir la palabra a mi madre y tampoco tenía las agallas de hablar con mi padre, solo esperé a que comenzaran las clases para por fin salir con algún motivo de mi casa y no tener que ver la cara de tristeza de mi mamá por el hecho de haberle gritado.

    Mi último año, después quién sabe a qué me voy a dedicar, ¿Seguiré siendo humano? o ¿Tendré que volverme un Kodama?

    ¿¡Me sirve de algo pensar tanto en mi futuro en un momento como este!? ¡No, no y no! ¡Solo seguiré caminando a la escuela, veré en la clase en la cual estoy y estaré solo un último año más! ¡Es todo el pensamiento que necesito!

    En mi camino a la escuela evité hablar con animales y plantas, aunque a estas últimas no las entiendo tan precisamente como a los animales, mi padre puede, pero yo no. Es complicado tomar una ruta sin animales, las calles siempre tienen a personas paseando a sus perros o, gatos andando tranquilamente por los techos y paredes, sin mencionar también las aves que bajan a las calles para recoger migajas.

    Por suerte mi institución no queda lejos, pero por culpa de los desvíos para no toparme con animales, se me ha hecho un camino más largo que de costumbre. Yo y mi puta manía por querer evitar cosas que tengan que ver con mi parte Kodama.

    Al menos logré llegar temprano, la ceremonia de ingreso ya está por comenzar y después podré ver en el salón que me tocó este nuevo año, ojalá no me haya tocado con gente desagradable, me gustarían compañeros totalmente nuevos, personas con las cuales no haya estado ni en primero ni en segundo.

    Me dirigí al gimnasio, iba ajustado de tiempo a la ceremonia, pero no le tomé mucha importancia, prefiero mantenerme lejos de las multitudes... ¿Por qué demonios estoy yendo al gimnasio entonces? ¡No quiero estar cerca de tantas personas! ¡Esperaré a que termine el evento ese y luego iré a ver el salón en el cual estoy!

    Iba a dar media vuelta a mi paso, pero noté a la distancia a un chico que se veía bastante desorientado... Solo por curiosidad iré a ver si puedo ayudarlo, no soy una mala persona después de todo… Además está solo.

    - ¡Oye!

    - ¿Quién es? - Aquel chico se giró al escuchar el sonido de mi voz.

    - Ah... - El color de sus ojos era totalmente extraño, hasta para mí... Unos ojos color grisáceos. - Eh... - Mierda, me quedé sin palabras por el color de sus ojos.

    - Disculpa, ¿Podrías llevarme a la ceremonia de ingreso? Llevo ya un rato perdido, además de que alguien se hizo el gracioso y se llevó mi tiento.

    - ¿Tu tiento?

    - Sí, un bastón para ciegos.

    ¿Este chico es ciego? Con razón ese color de ojos... No, en ese caso sería aún más anormal.

    - Puedo ayudarte a buscar tu bastón, pero no llevarte al gimnasio. - No quería ir donde sé de antemano la cantidad de personas que habrá.

    - ¡Por favor, llévame! ¡No he escuchado voces desde hace tiempo! ¡Significa que ya la ceremonia comenzó!

    No puedo dejar abandonado a este chico solo porque sí, lo llevaré al gimnasio y me iré, quizás alguien allá le ayude a encontrar un asiento. Sí, eso haré, después no volverá a ser mi problema.

    Tomé de la mano al chico de forma precipitada... Le acabo de tomar la mano a un chico al cual acabo de conocer hace no más de un minuto. De la misma forma en la que tomé su mano de la nada, la solté abruptamente.

    - ¡Lo siento! ¡Mi error!

    - No importa. Estoy acostumbrado a tomar la mano de las personas, por lo general así es más fácil guiarme.

    - ¡Es raro en dos hombres!

    - Ya, entonces... - Su mano agarró el costado de mi manga derecha. - ¿Así está bien para ti?

    - ... ... - ¿¡Cómo se supone responda a esto!? - Sí, no te preocupes. - Soy un idiota.

    Nos dirigimos juntos al gimnasio. Alrededor del resiento ya mencionado, no se oía nada de nada, más que el discurso del director que venía desde dentro, afuera estaba totalmente silencioso.

    - Rayos, el discurso del director. - Se quejó el chico a mi lado. - ¿Podrías ayudarme a encontrar unos asientos para no incomodar a nadie?

    - ... - ¿¡Por qué a mí!? - Claro, claro. - Quiero morir.

    Entramos sin que nadie se percatase, para nuestra suerte el director de la preparatoria tiene una voz muy grave que llena todo el gimnasio con ayuda del micrófono, además de que a principio de semestre las puertas rechinan menos debido a los arreglos hechos antes del comienzo de la jornada escolar. Nadie notó cuando llegamos, ni notaron cuando nos sentamos en dos asientos, que por fortuna, se encontraban en la última fila y eran dos... No, eso último no era buena suerte. El chico me dijo que me sentase a su lado para que cuando terminara la ceremonia le ayudara a buscar su bastón y viera la clase en la cual está.

    Fue una tortura enorme para mí escuchar al director, los cuchicheos de los alumnos y alumnas, el sonido de los aplausos, el sonido de la gente levantándose de sus asientos y el sonido de todas las voces mezcladas al término de ese maldito infierno llamado "ceremonia". Realmente me desagradan las multitudes.

    - Creí que esto nunca acabaría. - Me quejé en voz alta, lo hago siempre, de todos modos nunca hay nadie a mi lado que escuche mis quejas... Excepto....

    - Tienes razón. Pensé que sería algo más alentador, pero fueron conceptos y halagos totalmente sosos.

    - ¿Todavía estás aquí?

    - Sí. Dijiste que me ayudarías a encontrar mi tiento y que me dirías la clase en la cual estoy.

    - Verdad, lo dije. - Voy a aprender a callarme.

    Ya superé la tortuosa ceremonia, ¿Qué de malo puede ser ir a mirar nuestras clases? Una horda de alumnos buscándose entre los nombres del gran panel que estaba puesto en la mitad del patio, así era más fácil que los alumnos buscasen su nombre para ir a sus respectivas clases.

    - Esto será otra tortura. - Volví a quejarme en voz alta. La costumbre... - Dime tu nombre para buscarte en la lista.

    - ¡Ah! - Pareció percatarse de algo. - Lamento haber sido tan descortés en todo este tiempo. Te he estado arrastrando de un lado a otro sin ni si quiera haberte dicho mi nombre.

    - No te lo tomes tan mal, no es como si estuviera enojado por ello.

    - De todas formas, lo lamento. - Y se inclinó un poco para disculparse. - Mi nombre es Nishizawa Tou. Mucho gusto.

    - Yo soy Maruo Shizen. - Respondí siendo un tanto informal.

    Después de esa presentación tan incómoda, a mi parecer por lo menos, me adentré entre todo el gentío de chicos y chicas que impedían mi paso para llegar al panel de los nombres. Las voces, el ruido, los cuchicheos y demás cosas, me molestaban, me molestaban a más no poder; pero todo esto lo hacía únicamente por aquel chico, solo por ese chico, que apenas y acabo de conocer... No me entiendo en estas circunstancias, ¿Por qué hago esto por alguien que apenas conozco? ¿Es porque es ciego? ¿Es porque me habló? ¿Es porque es demasiado gentil?

    No lo sé, no lo sé. Por lo menos llegué al panel.

    - Veamos... Nishizawa Tou... ¡Aquí! Clase 3-2. - Ahora me debo buscar a mí. - Gratificante sea la puta ironía de mi infortunio eterno. Estamos en la misma clase.
    He de ir a darle la buena/mala noticia. A saber cómo se la irá a tomar él, igual dudo algún gesto de alegría, asombro o desagrado.

    Regresé con Nishizawa, estaba en el mismo sitio donde le pedí que se quedara, pero para mi sorpresa, estaba acariciando un perro que llevaba algo en su hocico.

    - No me digas que...

    Chasqueé los dedos con la intención de llamar la atención del perro sin que Nishizawa se percatase. El perro se acercó a mí y se alejó del chico, quien ni si quiera se tomó la molestia en buscarlo, supongo que sintió sus pasos alejándose.

    - ¿Qué tienes en la boca? - Le pregunté al perro cuando se me acercó y dejó aquel objeto en el suelo.

    - ¿Eres el hijo del Kodama del bosque del este? - Me responde con una pregunta que ni al caso.

    - Sí, lo soy, pero eso no es de tu incumbencia. Solo dime qué es eso que traes ahí.

    - Un hueso. Lo encontré en las piernas de un humano y lo tomé sin que se diera cuenta.

    - ¡Idiota! - Grité fuerte, hasta Nishizawa escuchó eso. - Esto no es un hueso, es un palo que usan los humanos sin visión.

    - Ahí está la razón. Este hueso sabe horrible. Puedes llevártelo.

    El perro se fue sin si quiera decir adiós o disculparse por haberse robado algo que no le pertenecía, típico en los animales que no comprenden este tipo de cosas. Además, es callejero, no tiene modales mínimos como los perros domesticados.

    Unos chicos me divisaron hablándole al perro... Genial, otro año más siendo molestado, si no hubiese ayudado a Nishizawa me estaría ahorrando muchos problemas en este momento, como el hecho de que me hayan visto hablando nuevamente con los animales, siendo que para mí puede llegar a ser normal: los demás perfectamente pueden pensar cosas peores sobre mí. Ya me han dicho demasiadas cosas en toda mi vida escolar, ¿Qué me va importar lo que me digan ahora? Solo no debo perder el control, soy más fuerte que una persona común, por ello jamás me permití golpear a mis compañeros por muy malos que fueran conmigo.

    - ¡Maruo! - Nishizawa me llama.

    Me dirigí a donde Nishizawa, tratando de ignorar el hecho de mi escena con el perro que se está expandiendo rápidamente entre los alumnos.

    - Ten, recuperé tu tiento.

    - Muchas gracias, pero... ¿Era necesario llamar "idiota" al chico que me quitó mi tiento? - ¿Chico?

    - Pudiste, no sé, regañarlo un poco por sus acciones.

    - ¿De qué chico me estás hablando? - En serio, no sé a quién se refiere.

    - ¿Con quién hablabas entonces? ¿Con una chica?

    Después de todo resultó que mis gritos si los escuchó este tipo, al ser ciego, tuvo que suponer que hablaba con una persona y no con un animal... ¿Me alegro por ello?

    - Ah... ¡Ah! - ¿Por qué estoy nervioso? - Sí, hablé con el chico que te quitó tu bastón. Dijo que lo sentía mucho... - ¿Se la creyó?

    - Dudo mucho que lo sienta tanto, ¿Para qué quitarme mi bastón entonces?

    - E... ¡Estamos en la misma clase! ¡Clase 3-2! - Por favor, cambia de tema, ¡Cambia de tema! - ¿Qué coincidencia no? Y eso que nos acabamos de conocer... - Reí nervioso.

    - Es extraño. - Respondió Nishizawa, eso me puso todavía más nervioso. - He estado aquí desde primero y jamás había oído tu voz. - Tan rápido como me intranquilizan sus palabras son capaces de calmarme. - ¿No hablas mucho?

    - No tengo amigos con los cuales hablar. Nunca me he llevado bien con la gente.

    - A mí solo me hablan porque me tienen lástima. Se nota tan solo por el tono empático en sus voces.

    Este chico extraño que conocí por mera casualidad, este chico cuyos ojos me atraparon por su color, este chico me acaba de atrapar totalmente por alguna razón... Quiero que sea mi amigo. Desde hace mucho que anhelo tener a alguien que me pueda escuchar, a alguien que yo pueda escuchar. Alguien con quien compartir experiencias, alguien con quien compartir mis sueños y alegrías, mis penas y mis tristezas... Me gustaría que esa persona fuese Nishizawa...

    Quizás este sentimiento sea egoísta y hasta podría sonar horrible, pero quiero aprovecharme de su ceguera para que no sepa sobre mi otro lado. Mientras mantenga en secreto mi parte Kodama y mi habilidad de hablar con los animales, podré tener un amigo normal, con una vida medianamente normal.

    - ¿Quieres ir a v... al salón? - Estuve a punto de decir "ver".

    - Sí, quizás me haya tocado con uno de mis otros compañeros.

    Llevé a Nishizawa al salón, pero esta vez no necesitó sujetarse de mi manga, ya que, ahora poseía nuevamente su bastón; no era necesario entonces, aunque de algún modo yo quería que se aferrara a mi otra vez, era una sensación un tanto confortante sentir su mano cerca de la mía.

    Cuando llegamos al salón me topé con una desagradable sorpresa: Los chicos que me habían visto hablando con el perro son mis compañeros de aula. ¿Qué mejor? Apenas me vieron, trataron de contener su risa, risa que quería salir al recordar mi escena comunicándome con aquel animal.

    - ¿Hay asientos disponibles?

    - ¿Ah? - Cierto, vengo con Nishizawa. - Sí, aún hay varios.

    - ¿Hay alguno con dos mesas vacías cercanas?

    - Sí...

    - Sentémonos ahí.

    No le negué, solo hice lo que me dijo, y nos instalamos en unas mesas de la segunda y tercera final, en la quinta columna.

    El maestro llegó apenas nos sentamos. Fue el primer día más movido que haya tenido en mi vida escolar. No recordaba lo que era esa sensación de confort al estar con otra persona, no recuerdo alguna vez haberla sentido fuera de mi hogar, debido a que a los ojos de mis compañeros siempre fui un loco que hablaba con animales.

    ¿Alguna vez tuve un amigo? ¿Alguien con quien hablar? Creo que jamás lo tuve... Por lo menos hasta el día de hoy.

    Mi primer día como estudiante de tercero de preparatoria, conocí a Nishizawa Tou, un chico ciego a quien no parece importarle su condición. Él suele ser tratado muy bien por los demás chicos de la clase, pero según Nishizawa, sus acciones son por lástima, nadie realmente le tiene un aprecio real. Posiblemente las palabras de Nishizawa sean reales, pero aún así tiene a mucha gente que se preocupa por él, aún cuando solo se trate de un sentimiento empático.

    Las clases terminaron temprano, debido a que hoy solo iríamos a la ceremonia y a conocer nuestros salones. A la salida me fui nuevamente con Nishizawa, me dijo que vivía no muy lejos de la escuela, así que su madre le permitía irse caminando.

    - ¿Dónde vives tú, Maruo?

    - Vivo a unos treinta o treinta y cinco minutos a pie.

    - ¿Te importaría acompañarme un rato? - Mientras no tuviese que llegar temprano a mi casa y ver el rostro de mi mamá.

    - Sí, no tengo problemas.

    Tomamos una ruta que yo sentí conocía de antemano. Las calles y las casas se iban desapareciendo más y más, significaba que la ruta que estábamos tomando era una ruta a un bosque cercano. No era cualquier bosque cercano, era el bosque del norte. El segundo bosque más grande de la región, y el bosque del cual estoy a cargo por orden de mi padre.

    - ¿Por qué venimos aquí?

    - Me has caído tan bien que me gustaría que conocieses mi lugar favorito.

    ¿Justamente tu lugar favorito es ESTE BOSQUE? Mis motivos para irritarme por esto son estúpidos, mientras Nishizawa no sepa que soy el hijo de un Kodama estaré bien, mientras ignore a los animales y las plantas estaré bien, mientras me comporte como un humano normal estaré bien.

    Nos adentramos más y más en el espeso boscaje, sin un rumbo fijo, yo solo seguía a Nishizawa.

    Luego de estar caminando al rededor de unos diez minutos, llegamos al centro del bosque, donde un gran árbol de aproximadamente unos quinientos años yacía en el eje de esta inmensa arboleda.

    - Cuando era pequeño solía venir aquí a jugar solo. Me sentaba al lado de ese enorme árbol y fingía ser parte del bosque. Hablaba con el árbol e intenté interactuar con algunas avecillas que de vez en cuando se paseaban por aquí. - Cada vez siento más apego por él. ¿Eh? ¡Creí que había nacido ciego!

    - ¿No eres ciego de nacimiento? - Nishizawa negó con su cabeza y continuó hablando.

    - Nací con una enfermedad que progresivamente me quitaría la vista. Quedé totalmente ciego más o menos cuando cumplí diez años.

    - ¿Te sientes solo? - Esas palabras salieron repentinamente de mi boca.

    - Cuando eres ciego vives inmerso en la oscuridad. Escuchas voces y sientes cosas, pero no ves a nadie, no puedes hacerlo... Se siente solitario, más solitario que cualquier otra cosa.

    - Conozco ese sentimiento de soledad.

    - ¿No te estás compadeciendo de mí, cierto? - Nishizawa odia que se compadezcan de él, entonces yo no lo haré.

    - Lamento si soy brusco diciéndote esto, pero tu soledad no le llega ni a los talones a la mía.

    Lo siguiente que pasó fue muy estúpido: Comencé a reírme y Nishizawa también, ambos nos tumbamos de espalda en el suelo, dejando que la hierba nos impregnara de su fragancia natural y mirando hacia el cielo.

    Respiré profundo. La calma se apoderó de mi cuerpo, la hierba se movía al son de la ligera brisa al igual que mi cabello, las nubes en lo alto parecían fundirse entre unas y otras. Nishizawa también "miraba" el cielo, una gran sonrisa tenía en su rostro mientras sus ojos grisáceos parecían notar la nada.

    Nishizawa y yo no somos tan diferentes, ambos conocemos la soledad y la comprendemos. Es gratificante tener a Nishizawa como compañero.

    - Maruo.

    - ¿Qué sucede?

    - Tu nombre... "Shizen", ¿Se escribe con el mismo kanji de naturaleza?

    - Sí, mi madre me puso así porque... - Mi parte Kodama me liga con la naturaleza. - Porque a mi madre le gustaba simplemente como sonaba con su apellido.

    Mi padre, al ser un espíritu, no poseía nombre ni apellido, pero mi madre le apodó Michio, que significa "Fuerza de tres mil hombres", pienso que exageró con eso; aunque haya sido un bonito gesto de su parte.

    - ¿Qué hay de tu nombre? "Tou"

    - Mi madre utilizó uno de los kanji de "Hitomi" para mi nombre. Por el color de mis ojos.

    - ¿Pupila?

    -Exacto, "Hitomi" es "pupila", pero también se puede leer únicamente el kanji de "To". Ella me dijo que mi color de ojos tan inusual merecía un nombre bonito, pero como nací varón no pudo llamarme Hitomi, por tanto, solo optó por "Tou".

    Estuvimos hablando un buen rato de cualquier cosa que se nos ocurriese o viniese a la cabeza: Nuestros nombres, comida, nuestra vida escolar, nuestras notas, mascotas... Era todo tan fantástico que deseaba no terminase nunca, sin embargo, todo lo bueno tiene su final, porque ya era muy tarde para cuando salimos del bosque.

    - ¿Puedes regresar solo, verdad?

    - Sí, no te preocupes por mí. ¿Recuerdas? Vivo en la oscuridad.

    - ¡Nos vemos mañana en la escuela! – Ah… Ya la regué. - ¡N-n-no quise decir eso!

    - Pff… ¡Jajajaja! - ¿No se enojó? – ¡Te escucho mañana en la escuela, Maruo!

    Sentí un latido de mi corazón más fuerte de lo usual, ¿Esto siente la gente cuando tiene un amigo? ¡Pues se siente genial!

    Regresé a mi casa muy tarde por la noche, eran las once cuando estaba abriendo la puerta. Apuesto a que mi madre está furiosa por llegar a esta hora, quizás me regañe y comience a hablarme de mis horarios de llegada. No me van a importar, ella sabe que no me gusta volver temprano para no verla y que no me comenzase a pedir ayuda para hablar con esos animales.

    - ¡¡SORPRESA, SHIZEN!! – Las luces que estaban apagas cuando llegué, se encendieron apenas puse un pie dentro de la casa, seguidos de dos gritos que casi sentí me dejaron sordo.

    - ¡Mamá! Y… ¿Papá? – Rara vez papá viene a casa, él le presta más atención a su bosque que a su mujer y a su hijo. - ¿Qué demonios pasa aquí?

    - ¿Cómo que qué pasa, Shizen? ¡Es tu cumpleaños número 17! ¡Feliz cumpleaños, Shizen!

    Estuve tan inmerso el día de hoy con Nishizawa que casi olvido por completo mi propio cumpleaños.

    - ¡Ven, ven! ¡Compré pastelillos de fresa para cada uno! ¡Los cumpleaños se celebran en familia! – Mi madre me arrastró hasta la mesa, porque yo estaba atónito por la sorpresa, de paso mi susurró unas cosas. – No te preocupes. Le dije a tu padre que por el resto del día no podía regañarte por tu bosque.

    Ella nos conoce muy bien a los dos.

    Una noche en familia, una de esas noches en las cuales me siento como una persona normal, con una familia normal y una vida normal. La noche en la que olvido por completo que soy un kodama, la noche en la olvido que mi padre es un kodama. Es la noche perfecta para mía. Un día perfecto terminando con una noche perfecta…

    A la mañana siguiente desperté muy vigorizado, el día de ayer fue tan espléndido que me quitó un gran peso de encima. Espero que este día sea igual que ayer, omitiendo ciertos detalles, aunque lo único que no quiero omitir ahora es a Nishizawa. Quiero verlo, saludarlo y hablar con él otra vez.

    Iba tan despistado que terminé tomando el camino corto, así que no tarde mucho en encontrarme ya con varios alumnos en su camino a la escuela y, para mi desagrado, volví a toparme con los chicos que me vieron hablando con el perro… ¡Ah! ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué!? … Relájate, relájate.

    - ¡Hola, chico perro! – Uno de esos chicos me saludó con una palmada en la espalda. Ni que me conociera de toda la vida para hacerme eso. – Eres el tema de conversación en la preparatoria, ¡El increíble domador de perros! – Y lanzó unas carcajadas al aire.

    - ¿Te buscamos un perro para que le preguntes sobre cómo estuvo su día? – El otro tampoco se quedaba atrás cuando de bromas se trataba.

    Solo debo ignorarlos, habrá un punto en el cual se aburran y me dejen en paz. Mientras finja que esos dos no existen a mí alrededor estaré bien y mientras no me descontrole, ellos estarán bien.

    Cuando ya estaba por llegar a la entrada de mi institución, divisé a Nishizawa parado a un costado de la puerta, posiblemente para no incomodar a los que estaban recién llegando. Me pregunto a quién estará esperando… ¿No es a mí, cierto? ¿Cierto?

    - Nishi… - Antes de que pudiese si quiera llamarlo, me interrumpieron los otros dos chicos que me venían siguiendo.

    - ¡Nishizawa! – Gritó uno de los chicos y se le abalanzó encima como si nada.

    - ¿Mimasaka-kun? – Significa que los conoce. - ¿Eres tú?

    - ¡Eres realmente bueno reconociendo voces! – Mimasaka tenía su brazo rodeando el cuello de Nishizawa. – Oye, Nishizawa, ayer yo y Takayama vimos a un chico raro hablando con un perro. ¡Si pudieras ver te hubieras reído también de esa escena!

    ¿Ahora seré capaz de acercármele?

    - Por cierto, ¿Estás esperando a alguien?

    - Sí. ¿Conocen a Maruo Shizen? Está en nuestra clase.

    Nadie me conoce o me distingue por mi nombre, siempre me califican como el chico raro o el chico loco que habla con los animales. Prefiero eso a que esos dos idiotas sepan mi nombre.

    Quise pasar desapercibido, así que pasé ignorando tanto a esos dos tipos como a Nishizawa, con tal de que él no sepa que yo era quién hablé con el perro para pedirle su tiento. No resultó como esperé, apenas pasé por su lado ambos chicos me apuntaron y le dijeron a Nishizawa:

    - ¡Hey, hey! ¡Nishizawa! ¡Ahí va pasando el tipo que conversaba con el perro ayer!

    - ¿Quién es? – Claro, él no me puede ver… ¡No me puede ver!

    Si él no escucha mi voz no lo sabrá. Si evito hablar no lo sabrá. Si no digo nada, podrá continuar siendo mi amigo.

    Continué mi camino así sin más, él jamás sabrá que yo soy el raro, no se enterará. No me importa que esos dos sean cercanos a Nishizawa, solo no quiero que ellos le digan cómo soy realmente con todos a mi alrededor, no quiero que le digan lo raro que soy… No quiero perder a mi único amigo hasta el momento.

    Después de haber dejado mis zapatos en su lugar, me dirigí a mi salón, donde al entrar, me di cuenta que yo era el centro de atención. Todos hablaban de mi y mi escena con el perro… ¿Está gente no tiene nada mejor que hacer? ¿O solo pueden cuchichear a las espaldas de otro?

    Yo debería estar acostumbrado a este panorama, panorama en el cual siempre soy del único de quien se habla. No soy más que una cosa extraña, ya no debería importante, ya no debería hacer tanto drama por esto. Llevo más de diez años soportando este tipo de situaciones, y me dije a mí mismo que continuaría otro año solitario. Así que esto no me afecta.

    Me fui a sentar a mi asiento, a mi lado aún no llegaba Nishizawa, posiblemente aún este con esos tal Mimasaka y Takayama.

    Al poco rato llegaron los tres juntos. Mimasaka y Takayama se sientas en la tercera columna, en la fila uno y dos. Entre más lejos de mí mejor.

    - ¿Maruo? – Nishizawa tocó mi hombro.

    - ¿Qué pasa?

    - ¿Cómo que qué pasa? – Deja vú. – Te esperé en la puerta y jamás llegaste. – Parecía que me regañaba mientras se sentaba en su silla. – ¿Hice algo malo? ¿Estás enojado conmigo?

    - No es eso… - Solo me molesta la presencia de esos chicos cerca de ti. – Es solo que te vi con Takayama y Mimasaka.

    - ¿Y? Ellos solo me saludaron y luego comenzaron a gritar algo de un chico y un perro. No me interesa el tema. De pequeño yo hablaba con un árbol, creo que eso es mucho más raro que hablar con un perro.

    ¿Nishizawa me comprende? Bueno… Lo de “comprenderme” aún no lo sé, no le he hablado nada sobre mi parte kodama, ni tampoco le he dicho que yo soy de quien todos están comentando.

    - ¿Quieres que te pida disculpa o algo? – Como no tengo experiencia con esto, le estoy preguntando directamente algo que quizás suene como una tontería.

    - No me estás entendiendo.

    - Sí, no te entiendo, porque eres la única persona con quien he hablado aparte de mis padres.

    No me dirigió la palabra en lo que quedó del resto del día en la escuela, tampoco me habló de camino al bosque, ni camino a su lugar especial. Era un silencio incómodo sin precedentes. Estar con una persona a solas sin decir nada… Me siento un idiota por la pregunta que hice esta mañana… Seguro está enojado conmigo.

    - Dijiste que soy la única persona con la cual hablas además de tus padres.

    - ¿Ah? – Me volvió a hablar. – Sí, solo hablo contigo y… - Los animales. – Solo contigo.

    - ¿Por qué?

    No creí tener que responder tan pronto a su pregunta sobre mi problema con la gente. Apenas le llevo conociendo un día y medio, no creo estar listo para hablarle sobre esto.

    - Lo siento, Nishizawa. No puedo contarte de ello.

    - Ayer me percaté de ello. Evitas hablar de cualquier cosa de carácter personal y, especialmente, evitas hablar de tu padre. El día de ayer, cada vez que la conversación llegaba al punto de hablar de una de esas dos cosas, inmediatamente cambiabas el tema bruscamente.

    - De verdad que no quiero contarte nada de esto.

    - ¿Qué tengo que hacer para que me lo cuentes?

    - ¿Harás cualquier cosa con tal de que te hable más sobre mí?

    - ¡Haré cualquier cosa! – Cuanta decisión en una sola persona.

    - Mi petición será muy egoísta, pero si estás dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de conocerme mejor: No quiero que hables con nadie durante una semana, solo hablarás conmigo.

    - ¡Lo haré! – Ni si quiera lo pensó, solo respondió. – Supongo que por lo menos los maestros y demás serán excepciones, ¿No?

    - Sí, los maestros pueden ser excepciones, tu familia también. Solo no puedes hablar con ningún alumno o compañero.

    - De acuerdo. – Se levantó de su lugar, porque estábamos tumbados otra vez en la hierba. – Iré a mi casa a prepararme mentalmente e idear algo para ignorarlo a todos.

    - ¡Espera! ¡Espera! - ¿Va en serio? - ¿De verdad lo harás? ¿Tanto quieres saber lo que me pasa?

    - Sí.

    Y se fue… Por mi parte, yo me quedé otro rato, aún no soy de llegar temprano a casa, además de que si paso tiempo en este bosque mi padre no tendrá a derecho a quejarse de que no tomo en cuenta mis obligaciones.

    - Como ha crecido ese chiquillo.

    … … ¿¡QUIÉN DIJO ESO!?

    Me exalté y rápidamente salté de la hierba. Miré hacia todos lados pero no vi a nadie cercano que pudiese hablar con tanta claridad.

    - ¿Por qué tan asustado, humano?

    - ¿El árbol?

    - Te ha costado darte cuenta que era yo quien te hablaba.

    ¿Qué esta pasando? Hasta hace poco no podía entender a las plantas. Apenas entendía balbuceos parecidos a los de un bebé, vestigios de palabras nada más, ¿Aún me quedan poderes que desarrollar?

    Se dice que el cuerpo de uno comienza a madurar entre los quince y diecisiete años. Ayer fue mi cumpleaños, supongo que los poderes que me faltan se están desarrollando poco a poco. ¿Significa que ahora puedo hablar con las plantas? Que fastidio, ahora tendré que cambiar de ruta nuevamente…

    - Asustado no. Asombrado sería la palabra correcta.

    - Conozco a tu padre, era amigo del anterior Kodama residente y cuidador de este bosque.

    - Lo siento, señor árbol, pero por si no se ha dado cuenta, soy tanto humano como kodama.

    - En mis 500 años de vida jamás había visto algo como tú.

    - No soy una cosa. Soy un híbrido.

    - ¿Heredaste otros aspectos de tu padre? Su cambio de forma, de tamaño, etc…

    - Cualquier tipo de poder que cambie mi fisiología no. Heredé su fuerza, su habilidad para hablar con animales y plantas.

    - ¿Puedes renacer de una semilla?

    - No tengo ganas de descubrirlo.

    - ¿Puedes volverte uno con un árbol?

    - ¿¡AH!?

    - ¿Acaso no puedes?

    - Pa-para nosotros los humanos “volverse uno” tiene una interpretación diferente a la vuestra con los kodamas. – Espero haya entendido a lo que me refiero.

    - Cambio la pregunta… ¿Puedes fusionarte con un árbol? Para los kodamas, nosotros somos como escondites, somos un cuerpo nuevo, somos algo en lo que pueden residir.

    Una de las mayores razones por las que me desconozco tanto, es por la falta de responsabilidad que tiene mi padre hacía su familia. Él prefiere cuidar su bosque a pasar el tiempo con su mujer y su hijo, solamente veo a mi padre fuera de su bosque en días de festividades, mi cumpleaños, el de mi madre o su aniversario.

    Al siempre estar alejado de nosotros, no tuve la oportunidad de preguntarle sobre su vida, sobre sus poderes, sobre mí.

    Dudo que él me entienda, él es todo un kodama, por lo tanto, tampoco me comprendería al grado de explicarme lo que soy, sin embargo; pudo al menos comentarme sobre cómo utilizar más mis poderes, o sobre cómo mantener más oculto mi lado kodama.

    - Señor árbol, ¿Qué más sabe sobre los kodamas?

    - ¿No te conoces?

    - No del todo, así que, por favor, ¡Comparta su conocimiento conmigo!

    Aquel árbol comenzó a relatarme una larga historia, la historia de su primer encuentro con el antiguo Kodama de este bosque. El antiguo kodama que residía en este bosque era un espíritu amigable con humanos y animales, hubo una sola ocasión en la cual se enojó. Se molestó debido a la falta de respeto que tuvo un hombre adulto con sus dominios, el hombre trató de matar unos conejos por pura diversión, pero el kodama se mostró de forma aterradora ante aquel hombre y lo asustó a tal punto que nunca volvió al bosque.

    Una historia fascinante, pero tan larga que consumió todo mi día, ya eran las dos de la madrugada cuando estaba saliendo del bosque. Hoy definitivamente me gano un castigo bien merecido, pero pienso que todo esto valió la pena. Ahora me conozco un poco mejor, también conozco más sobre mis poderes y que quizás no sea tan malo ser lo que soy.

    De camino a mi casa reflexioné sobre todas las cosas que me dijo el árbol, una en particular fue la muerte del kodama anterior, quien murió sin convertirse en semilla, solo dejó el mundo sin decir nada, dejando completamente desprotegido al bosque.

    Nadie del bosque sabe de qué murió o por qué murió, solo saben que ya no está y que el nuevo kodama de ese bosque soy yo, aún cuando soy mitad humano, los residentes de ese lugar me ven como el nuevo guardián; confían en mí para protegerlos y cuidarlos. ¿De esto se ha encargado toda su vida mi padre? Es un trabajo donde no hay paga, cuyo esfuerzo debe darse al máximo por los habitantes y las plantas del lugar, es un trabajo donde uno puede jugarse la vida por todo lo que ama.

    - E-estoy de regreso. – Todas las luces de mi casa estaban apagadas. Mi madre ya estará dormida, mejor yo también me voy a la cama.

    Desde mañana… Monopolizaré a Nishizawa.

    En la mañana salí rápido de mi casa para no escuchar los mil sermoneos que quizás me daría mi madre, y ni si quiera pensar en ver a mi padre, quien quizás me llene de halagos por estar tomando la responsabilidad de mi bosque.

    Mi madre quiere que viva como humano y mi padre quiere que tome responsabilidades como kodama… ¿Qué debería hacer realmente? ¿A quién debo escuchar?

    Sigo carcomiéndome la cabeza por problemas sin soluciones inmediatas, debería aprender a dejar de pensar tanto en el futuro y centrarme en mi último año de preparatoria… Que también me obliga a pensar ya una universidad en la cual entrar y elegir una carrera o profesión.

    Ah…

    Hoy, Nishizawa no me esperaba afuera de la escuela. Él ya estaba sentado en su pupitre cuando llegué al salón. Su cabeza se apoyaba en ambos brazos, los cuales usaba para no estar incómodo por la dureza de la mesa, algo así como almohadas… ¿Está durmiendo de verdad?

    - Nishizawa, Nishizawa. – Le moví un poco.

    - Buenos días, Maruo. – No parecía haber dormido, se despertó muy rápido como para estarlo.

    - Me reconociste enseguida.

    - Tu voz es fácil de distinguir.

    - No la has escuchado lo suficiente.

    - Por lo menos más que otras personas aquí en el salón.

    - Bueno, eso sí. – Y reí un poco por el comentario. - ¿Estabas dormido?

    - Estaba fingiendo dormir, es la única manera que se me ocurrió para evitar a los demás. Llegar temprano y fingir que duermo, aunque en una de esas quizás llegue a dormirme.

    Una semana repitiendo esa rutina, y sí, lo hizo. Estuvo los últimos días ignorando a los demás y solo hablaba conmigo, hubo un punto en el cual sospecharon de que yo estaba extorsionando a Nishizawa, y este último no podía desmentirlo debido a su promesa de no hablar con nadie. Cabe mencionar también que se metieron los maestros en esto, pregúntale a Nishizawa el por qué de su repentino aislamiento y poco grado de sociabilidad, no sé que le habrá respondido Nishizawa al maestro, pero este no volvió a sacar el tema y le dijo a los alumnos que nadie estaba extorsionando a nadie.

    Para acabar la semana, unos chicos me llevaron a una zona donde no pasaba casi ningún alumno, ellos eran Takayama y Mimasaka, quienes más preocupados estaban por Nishizawa.

    - ¿Le has hecho algo malo a Nishizawa? – Me preguntó Takayama.

    - No, para nada. – Respondí frívolamente.

    - ¿Entonces por qué ignora a toda la clase? ¿Por qué solo habla contigo? ¿No crees que sea demasiado sospechoso?

    - ¿No crees que son demasiado paranoicos? – Calma, calma. – Que Nishizawa solo hable conmigo no significa nada. Además, ya lo dijo el maestro, nadie está intimando a nadie.

    - ¡Deja de hacerte el tonto! ¡Algo le tienes que haber hecho para que solo hable contigo!

    - Nishizawa lo está haciendo por su propia voluntad. – Relájate, relájate… No pierdas el control. - ¿Acaso les molesta tanto que no hable con ustedes? ¿Lo conocen tan bien como creen? – Si sigo así…

    Unos segundos después de mi último comentario, sentí el puño de Takayama dando contra mi mejilla derecha, caí al suelo debido a que no estaba preparado para recibir el impacto, fue algo tan fugaz que no me lo esperé…

    Me levanté como si nada de todas formas, un golpe como ese no sirve contra mí, mi cuerpo es más resistente que el de un humano común.

    - ¡Conocemos mejor a Nishizawa! ¡Tú solo lo llevas conociendo apenas un poco más de una semana! ¡Nosotros le conocemos desde primer año! – Takayama entró en euforia, mientras que Mimasaka hacía lo posible por calmarle.

    - ¿“Conocerlo”? ¿En serio creen conocer a Nishizawa? - ¿Por qué estoy contestando con tono tan burlón?, este no soy yo… - En primer lugar díganme… ¿Por qué se acercaron a Nishizawa? – Los estoy provocando apropósito. – Dejadme adivinar… Porque Nishizawa tiene un defecto y ustedes se compadecieron con él. – Sonreí únicamente para provocarlos más. – Acerté… ¿No es así?

    Un segundo y tercer golpe impactaron contra mi cara, ambos nuevamente lanzados por Takayama, quien al escuchar la verdad de sus acciones entró en cólera y se dedicó a descargar su ira contra mí. En parte tengo la culpa, yo los provoqué sin razón aparente… Aunque no sé por qué lo hice.

    - ¡Takayama, basta! – Vociferó Mimasaka agarrando los brazos de Takayama para que dejase de golpearme.

    - ¡No defiendas a este mal nacido! ¡Algo le está haciendo a Nishizawa y voy a averiguarlo aún si se lo tengo que sacar a golpes!

    “Mal nacido”. ¡Ja! Recordé un día de primero en primaria, me le declaré a una chica muy bonita, pero alguien le había comentado sobre mi afición a hablar con animales y mi extraña naturaleza para conectar con ellos. Ella me miró y con un tono asustado dijo: “Los niños normales no hablan con animales… ¡Fenómeno!”

    Fenómeno, raro, mal nacido, loco, extraño, idiota… ¿Me importa? Soy todas esas cosas… Soy un bastardo que nació de dos especies distintas. Soy un maldito híbrido…

    - ¡Sí, soy un maldito mal nacido! ¡Porque ni si quiera yo sé que mierda soy! – Me exalté…

    No era mi intención molestarme, tampoco sé lo que hice, solo sé que apenas grité eso, Takayama y Mimasaka me miraron y sus rostros se tornaron pálidos, como si hubiesen visto algo realmente aterrador, algo horroroso…

    Vaya, resultó que sí heredé el cambio de forma de mi padre, así que funciona de esta manera, si alguien se mete conmigo, verá una figura horrible… Ahora con mayores razones debo mantener un temple calmado siempre.

    Aunque ahora lo que más me extraña es por qué estoy así… Estoy desafiante y muy provocador. ¿Tendrá algo que ver mi parte kodama en esto?

    Lo siento por Nishizawa, pero tengo que ir a hablar con el árbol para saber lo que me está pasando tan repentinamente.

    Me salté las clases siguiente para ir al bosque y así ver si el árbol tiene una respuesta para mi repentino cambio.

    Es la primera vez que voy solo al bosque, por lo general, vengo en compañía de Nishizawa, pero ahora él está en clases, y es mejor que se quede ahí; mi estado actual no es muy estable.

    Adentrándome en el bosque y tomando la misma ruta de siempre, me topé rápidamente con el longevo árbol que yacía en el centro de todo.

    - ¡Señor árbol!

    - ¿Qué sucede, humano?

    - Hoy siento que no soy el mismo… ¡Es como sí estuviese cambiando! Mis reacciones y acciones son muy descontroladas. Asusté a unos compañeros cambiando de forma y… Quizás hasta pude haberlos querido golpear en un momento. ¡Yo no quiero hacer daño! No debo…

    - ¿Por qué crees eso?

    - Porque… No soy un humano normal.

    - No, no lo eres.

    - ¿Qué debo hacer? Si mi parte kodama sale totalmente a la luz, no podré volver a la escuela… ¡No podré volver a mi vida normal!

    - ¿Alguna vez te has preguntado cómo quieres vivir?

    - ¿Cómo quiero vivir?

    - Exacto… ¿Quieres vivir como un humano? O ¿Quieres vivir como un kodama?

    Ese planteamiento me lo he hecho un sinnúmero de veces, pero más que preguntarme cómo quería vivir era solamente aborrecer el hecho de tener que elegir entre esas dos cosas. Temo a mi propio futuro, temo no tomar la decisión correcta, temo no saber lo que quiero… Temo no saber cómo vivir.

    Completamente solo, el sonido de la naturaleza inundó todo mi ser. La brisa era aún más placentera que de costumbre y al tumbarme el suelo, la hierba era aún más acogedora. El cielo, a pesar de aún estar en invierno, se veía despejado y con un tono celeste que embellecía todo.

    - Yo podría cuidar de todo esto… - Otro de mis típicos monólogos repentinos. – Si me volviera el kodama de este bosque, no tendría que soportar a más gente, podría pasar mis días en paz, viviendo plenamente en un lugar tan bello como este…

    - ¡Shizen! - ¿Quién me llama? - ¡SHIZEN! – Es la voz de un chico, pero los únicos que me llaman por mi nombre son mi madre y mi padre… Aunque esa voz suena más joven que la de mi padre.

    - ¿Nishizawa? – Seguí la voz que me llamaba una y otra vez. Estoy seguro de que esa voz es la de Nishizawa. - ¡Nishizawa!

    - ¿¡Shizen!?

    Logró encontrarme rápidamente por el sonido de mi voz. Al estar más acostumbrado a escuchar que a ver, el mejor método para que me encontrase era responder a su llamado.

    - ¿Qué haces aquí, Nishizawa?

    - ¡Te fuiste de la escuela sin decirle nada ni a mí, ni a los maestros!

    - ¿Y cómo sabes que me fui?

    - Takayama-kun y Mimasaka-kun dijeron que te habías ido a algún lugar después de haberte propinado una paliza. ¿Estás bien? ¿Te golpearon muy fuerte?

    - Pienso que tergiversaron un poco la histo- - No pude terminar de hablar, las manos de Nishizawa rodearon mi rostro buscando algún desperfecto que aquellos chicos hayan dejado en él. - ¿Ni-Nishizawa?

    - Que alivio. No pareces tener moretones. – La sonrisa de alivio de Nishizawa más sus inusuales ojos grisáceos, hacen una combinación extrañamente agradable a la vista.

    - Espera… ¿Cómo llegaste hasta aquí sin tu tiento? – No percaté de inmediato, si no recién. Nishizawa no llevaba su bastón.

    - Lo tenía hasta hace poco, luego lo perdí, no sé donde habrá caído.

    - ¡I-iré a buscarlo por ti!

    - ¡No! – Negación inmediata. – Primero es lo primero… Ya pasó una semana. No he hablado con nadie más aparte de ti. Dijiste que me lo contarías todo si hacía eso… - Él cumplió su parte, es mi turno de cumplir la mía.

    - Bien, vamos a sentarnos debajo de ese árbol que tanto te gusta.

    Tomé la mano de Nishizawa, esta vez con más confianza, ya que, en este momento él no disponía de su bastón para guiarse; y es más seguro llevarlo de la mano que él agarrado de mi manga. Hay muchas raíces por sobre la tierra con las cuales uno puede tropezarse, así que es mejor tomar su mano… En realidad… Es solo una excusa para cogerle de la mano.

    Llegamos al árbol y nos sentamos debajo de él, una gran sombra nos cubría, el árbol ya tenía suficientes hojas como para cubrirnos.

    Ya comencé a ponerme nervioso, no soy capaz de decir nada por miedo a las reacciones que Nishizawa tendrá sobre toda la información que tendrá que procesar. Siento sudar frío, siento mi voz pesada… Creo que voy a morir…

    - Te escucho. Dime por qué evitas hablar sobre ti mismo.

    - Yo… - Tome una bocanada de aire y exhale. – No soy una persona común y corriente. – Llegados a este punto, no me voy a acobardar. – Yo nací del cruce entre un Kodama y una mujer humana.

    La reacción de Nishizawa fue común, se sorprendió, abriendo sus ojos de par en par. Por un lado parecía no creerme, pero por otro, se veía que trataba de tomarse esto en serio. Bueno, es normal no creer en primera instancia sobre estas cosas, después de todo, los kodamas son criaturas mitológicas de nuestro país; pocos han sido los kodamas vistos por humanos, casi nadie ha podido verlos, ellos solo se presentan cuando su bosque los necesita o cuando un humano les agrada.

    - ¿Puedes probar que eres un kodama?

    - Me comentaste que venías aquí de pequeño a hablarle a este gran árbol cierto.

    - Sí, te lo dije, y fue lo único que te comenté.

    - Señor árbol, ¿Tiene alguna anécdota sobre el joven a mi lado?

    - ¿Es el mismo jovencito que venía a hablar conmigo?

    - Sí, es el mismo. – En este punto, obviamente Nishizawa pensará que estoy hablando solo.

    - Veamos… Tengo muchas, no obstante, hubo una en particular que recuerdo.

    Mientras el árbol hablaba sobre ello, yo repetía sus palabras para convencer a Nishizawa sobre mi parte Kodama.

    - En una ocasión, cuando este humano era más pequeño, intentó treparse a mí con la esperanza de que en sus retinas quedase grabada una vista hermosa que nunca fuera olvidada. Lástima que no pudo trepar, apenas logró subir unos dos metros de mí.

    - ¡Impresionante! ¿¡Todo eso te lo contó este árbol!?

    - El señor árbol siempre te ha estado escuchando.

    - ¿El árbol siempre me escuchó? – ¿Por qué se puso rojo? - ¡Ah! ¡No puedo creer que le haya contado tantas cosas a algo que después de todo sí me ponía atención! - ¿Qué la habrá contado a este árbol? - ¡No le preguntes nada más! ¡Por favor!

    - Va-vale… No te preocupes, prometo no preguntarle al árbol sobre sus conversaciones contigo.

    - ¿De verdad?

    - De verdad.

    Hubo una pequeña pausa entre nosotros. Supongo que ya no sabíamos que decirnos.

    - ¿Puedo pedirte un favor, Shizen? – Nuevamente, el primero en romper estos silencios es Nishizawa.

    - Mientras pueda cumplirlo, cuenta conmigo.

    - ¿Puedes llevarme a la cima del árbol?

    - Es una petición un tanto complicada. ¿Realmente crees que pueda llevarte hasta allá arriba?

    - No, pero de todas maneras quería probar preguntártelo.

    Siendo sincero, tomar a Nishizawa y llevarlo hasta arriba es una tarea sencilla, mi fuerza es suficiente para cargarlo y puedo perfectamente escalar si el solo se sostiene de mí. Aunque encuentro un desperdicio que ahora, un chico totalmente ciego, quiera subir y “ver” desde la cima el paisaje que de pequeño nunca logró alcanzar mirar.

    - Te llevaré a la cima del árbol, pero aférrate a mí.

    - ¿En serio? – Se ve bastante feliz. - ¡Venga, vamos!

    Nishizawa se aferró a mí con fuerza, sus brazos rodeaban mi cuello y parte de mi pecho, sus manos se cogieron entre sí, entrelazándose para estar mejor sujeto. Es más liviano de lo que pensaba… Nishizawa tiene una complexión delgada, no obstante, siento que es demasiado ligero, aunque con mi increíble energía dudo que pueda sentir a una persona pesada. La mayoría son como cestos con frutas para mí.

    - Mantente firme y ni se te ocurra soltarme. – En serio, más le vale no soltarse, una caída desde una gran altura es peligroso en todos los sentidos.

    - ¡Vale!

    Escalar el árbol fue una tarea simple, aparte, estoy acostumbrado a hacer este tipo de actividades desde pequeño. Podría decirse que unos meses antes de entrar en la escuela, solía ir a los bosques junto con mi madre, ahí, solía subirme a los árboles para tener un mejor panorama de las cosas y divisar a la distancia si había animales heridos o en problemas.

    Este árbol tiene por lo menos unos ochenta metros, es imposible que llegue a la cima, es mucho trabajo hasta para mí y tampoco quiero estar en la necesidad de mentirle a Nishizawa diciéndole que ya llegamos a la cima, eso estaría mal.

    Que problema.

    - Nishizawa. – Le hablé mientras seguía subiendo, esperando cruzarme con una rama lo suficientemente grande como para sentarnos. – Probablemente no te pueda llevar a la cima del árbol.

    - Desde que conozco este árbol sé lo grande y magnífico que es. Me veía venir en poco tiempo tu declive.

    Llegados a los quince metros del árbol, pude aferrarme a una rama donde tuvimos la oportunidad de sentarnos, se podía ver un montón de verde, porque aún no estábamos lo suficientemente alto como para llegar a ver más que eso. La mayoría de los árboles están entre los diez y quince metros, si hubiese subido hasta por lo menos unos treinta o treinta y cinco metros, tendríamos la posibilidad de ver más allá de todo este verdor.

    - Hiciste lo que pudiste, pero aún así muchas gracias, Shizen.

    - Yo quería llevarte hasta la cima. – Respondí con desgano.

    - Es meramente imposible subir tan alto, es un árbol muy grande.

    - Sí, uno muy grande. – Esa voz no era mía, ni de Nishizawa, y tampoco era del señor árbol.

    Volteé tan bruscamente que resbalé y caí, no obstante, el suelo no detuvo mi caída, fue mi padre quien alcanzó a atraparme y devolverme al lado de Nishizawa, quien ni si quiera se enteró de mi pequeño accidente.

    - ¿Papá? ¿Qué haces aquí?

    - Esa es mi línea. Este bosque te lo encomendé con todo el cariño del mundo, y tú, lo rechazaste sin ningún tipo de argumento válido.

    - ¿Qué esta pasando aquí? - ¡Ah! ¡Cierto! Nishizawa no sabe lo que está sucediendo.

    - Nishizawa, esto quizás sea un poco difícil de asimilar… - ¿Por qué me puse así de nervioso ahora?

    - Shizen. – Nishizawa colocó su mano en mi hombro. – Me acabas de demostrar que eres un mitad kodama, ¿Qué es más difícil de asimilar que eso?

    - Mi padre está aquí ahora mismo.

    - ¡Hola! – Saludó con total despreocupación mi padre.

    Él siempre ha sido así, un kodama despreocupado ante los humanos, pero que cuando se trata de su bosque o sus habitantes, se toma muy en serio su papel como guardián. Es un kodama de personalidad un tanto complicada, describirlo no es tarea fácil, pero para simplificar las cosas, mi padre solo se comporta seriamente cuando su trabajo lo necesita.

    No digo que sea un mal padre por ser así, no obstante, él jamás me enseñó sobre mi parte kodama, la que se encargó de mí y me crió como humano en su totalidad fue mi madre. Los problemas comenzaron cuando comencé a desarrollar mi parte kodama, pero esa es la historia actual.

    - Tu padre es un kodama, ¿no? – Me preguntó Nishizawa.

    - Sí, es totalmente kodama.

    - ¿Qué edad tiene? – Los kodamas son conocidos por ser longevos, así que la curiosidad de Nishizawa hacía sus años no me sorprende.

    - Tengo 312 años. – Mi padre solo ha interactuado con mi madre, por lo tanto, no tiene mucho tacto con los humanos.

    - Wua… Impresionante.

    - ¡Se están saliendo del tema! – Es un fastidio tratar con mi padre, así que me quiero ahorrar problemas con él. Lo último que necesito ahora es que Nishizawa le estimule preguntándole cosas. – Volviendo… ¿Qué haces aquí?

    - Como no te querías hacer cargo de este bosque vengo a cuidarlo de vez en cuando. – El miró de reojo a Nishizawa. – La pregunta es: Ustedes ¿Qué hacen aquí tan alto?

    - Esa es mi culpa, señor. – Respondió Nishizawa. – Le pedí a Shizen que me subiera al árbol para ver el paisaje. Lamento haberle causado tantas molestias a su hijo.

    Duele un poco escuchar a Nishizawa decir “ver” siendo que todos, más que nada él, conoce la condición en la cual está. Viviendo completamente en la oscuridad, guiándose de su tacto, su olfato y su oído. Aborreciendo a todo aquel que lo trate por empatía y no porque realmente importe.

    - Tú, no puedes ver, ¿Cierto, chico?

    - Sí. – Noté una sensación de tristeza en esa afirmación.

    - Bueno, en vista de que no tengo nada que hacer, los llevaré a ambos a la cima.

    Fue una grata sorpresa. Admito que mi padre tiene mucha más fuerza, tanto por ser un kodama hecho y derecho, como por la cantidad de años que ha vivido, destacando también su habilidad para viajar a través de los árboles; habilidad de la cual carezco, porque si no, llevar a Nishizawa hasta la cima pudo haber sido mucho más fácil.

    - ¿Nos llevarás a través del árbol?

    Una de las pocas cosas que mi padre hizo como tal, fue enseñarme la habilidad de viajar a través de los árboles. Lamentablemente, jamás logré hacerlo solo, más bien, no podía, al parecer mi parte humana regía sobre mi poder de kodama en aquel entonces; por lo que viajar a través de los árboles solo era una fantasía que solo podía recrear cuando estuviera junto con mi padre. Y sí, mi padre puede hacer viajar a humanos también por el árbol. Es como si te convirtieras en luz y viajaras a través de un tubo largo. Esa es la sensación que más o menos recuerdo al viajar por lo árboles con mi papá.


    - Toma menos tiempo y es mucho más sencillo. – Mi padre tocó un área del tronco. – Sujétense fuerte de mí, porque pueden quedar atrapados dentro del árbol si se llegan a soltar. – Hizo una mueca de burla y dijo lo siguiente. – Nishizawa-kun, a ti te recomiendo tomar la mano de mi hijo, seguramente él no sería capaz soltarte por nada del mundo.

    - ¡Papá! – ¡Quería evitar un comentario como ese!

    - De eso estoy seguro. – Y me tomó la mano sin rechistar.

    Nishizawa Tou es el primer amigo que he tenido en todos mis años de escuela. En primaria me molestaban, me veían como un raro y un loco. En secundaria me aislaron y me continuaron tratando como un loco. En preparatoria yo decidí aislarme, pero este último año, Nishizawa cambió eso. A este chico solo le bastó una semana para entenderme… Y creo que ni si quiera eso, porque yo sentí una inusual conexión la primera vez que vi a Nishizawa.

    - Aguanten la respiración y cierren los ojos. – Ya le está poniendo su encanto a estas cosas.

    - No le hagas caso. – Le susurré a Nishizawa.

    En un abrir y cerrar de ojos aparecimos en la parte más alta del árbol. No necesariamente la copa del árbol. Aparecimos sentados en una rama que se encontraba unos tres metros más abajo de la cima, sin embargo, solo éramos Nishizawa y yo, nuevamente en una rama donde pudiésemos sentarnos, exceptuando que esta vez podríamos observar con detalle un paisaje más allá de todo el verdor del bosque. Desde ese lugar se apreciaba una gran vista, podía ver la escuela, mi casa, la tienda a la que voy a comprar por las tardes… Era una vista simplemente magnífica, a la cual también podía agregar lo hermoso que se apreciaba el resto del bosque.

    - Es… Hermoso… - Miré por el rabillo del ojo a Nishizawa, quien había sido el que pronunció esas palabras.

    Sus ojos se llenaron de lágrimas que poco a poco comenzaron a desbordarse, cayendo por sus mejillas y, que llegadas al mentón, caían al suelo de gota a gota.

    - ¿Acaso puedes…? - ¿Verlo?

    - Por un instante… Sentí que pude verlo… Por un instante… Pude contemplar una hermosa vista. – Veo que aún me falta entender sobre los kodamas.

    Quizás, solo quizás, Nishizawa haya podido ver lo que yo vi.

    - Tou. – Dije su nombre.

    - ¿Qué sucede? – Me dijo sin quitar su vista del paisaje.

    - ¿Puedo volver a ser egoísta contigo? – Yo aún no soltaba su mano

    - ¿Qué tan egoísta?

    - Quiero ser tan egoísta, al punto de querer vivir como Kodama y humano.

    - ¿Te harás cargo de este bosque? – Me preguntó Tou.

    - Cuidaré de este bosque y continuaré yendo a la escuela… Solo si continúas a mi lado. – Esta vez no hice énfasis en la palabra “amigo”, porque cabe la posibilidad de que así no vea del todo a Tou, puede que haya algo más.

    - Si serás egoísta conmigo, yo también lo seré contigo. Estamos a mano. Yo me quedare contigo si tú prometes quedarte conmigo – Una bella sonrisa, combinada con esos ojos grises… Son la combinación perfecta para una persona.

    Sí… Definitivamente la palabra “amistad” se queda corta.

    - Lo prometo.

    - ¡Es una promesa entonces!

    ¿Tou es la razón por la cual he estado sintiéndome raro…? ¿Serán celos? Nah…

    Fin.

    Casi llegué a las 11.000 palabras X-X Me quiero moricir(? xD

    Espero lo hayan disfrutado uwu
  11. .
    HEY! HEY! HEY!!!!!!!!!!! *---* Aquí la gran AWESOME Azuma trayéndoles la continuación de este genial fanfic!!! >wo

    ¡¡¡MÁS LES VALE LEER ESTO!!! En este capítulo hay una niña que, para no sacarla completamente de su personaje, habla inglés, por lo tanto, pondré una traducción al final del fanfic, así que si no saben lo que ella dice, pueden ir al final del fic y ahí encontrarán la traducción de sus diálogos -w-

    Sin más que decir... EL FIC!


    Capítulo 2: Culpa


    - Mi nombre es Kozume Yuuya y me gustaría trabajar en su empresa.

    … … Agitado, horrorizado. ¿Por qué él estaba aquí? ¿Por qué el chico, ahora hombre, que le hizo la vida imposible a Ren durante tres semanas está parado ahora frente a él? ¿Por qué? ¿Acaso vendrá a atormentarlo de nuevo? ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que su vida es tan feliz? ¿Por qué ahora cuando tiene una familia de la cual preocuparse y amar? ¿Por qué? ¿Por qué?

    ¿¡POR QUÉ!?

    - ¿Qué sucede? Te has puesto pálido. – Dijo tranquilamente el pelirrojo mientras se acercaba lentamente hacía el azabache. - ¿Acaso viste a un fantasma? – Lo único que separaba a estos dos era el escritorio de Ren. - ¿O será que…? ¿Reviví tu trauma?

    La única acción que pudo hacer Ren fue tragar saliva. Sus manos, piernas, su cuerpo completo estaba totalmente petrificado por culpa de la figura que tenía en frente. Una figura que no esperaba encontrarse nunca más, una persona cuya única presencia es de por sí extraña, algo fuera de lo común, alguien “peligroso”.

    - Tú… Tú… ¿Por qué estás aquí? – Ren, aún con miedo, fue capaz de preguntar.

    - ¿Qué crees tú que yo hago aquí? Busco trabajo, zoquete. ¿A qué otra cosa vendría?

    - Se-se-se… ¡Se necesita una cita previa para hablar conmigo! – Vociferó el presidente, bajando la cabeza temiendo la reacción de Yuuya.

    - Hice los trámites necesarios para esta reunión. – Sonrisa. – Primero investigué a los guardias de la entrada, luego a todos los guardias de la parte central y a los de tu puerta, finalmente, a tu secretaria.

    El presidente se fijó en la carpeta tan llena que Yuuya portaba. No podía creer que todos esos papeles eran únicamente información personal de algunos trabajadores, ¿Cómo alguien era capaz de hacer semejante trabajo sin si quiera verse arrepentido por indagar en las vidas personales de otros?

    - Tu secretaria es una mujer muy fácil, sin embargo, tú eres un hombre de esos de fiar. Supongo que por ello no te la has tirado. Tu padre estaría decepcionado porque no aprovechas a tus secretarias.

    - ¡No soy como mi padre!

    - Cierto, no lo eres, pero aún así portas sus culpas y pecados. – Yuuya se volvió hacía la puerta y la golpeó suavemente. – Mary, entra, por favor.

    La puerta se abrió, revelando a una pequeña niña de entre siete a ocho años, con características muy peculiares para ser japonesa: Un bello y liso cabello castaño que le llegaba hasta la cintura, ojos verdes y un tono de piel blanquecino sin llegar a lo pálido. Su estatura y complexión eran del tipo normal para una niña de su edad. Llevaba puesto un vestido azulado que hacía juego con sus zapatos azul marino, más una resaltantes calcetas blancas que le llegaban hasta las rodillas.

    Ella se aproximó a Yuuya y se le quedó viendo a Ren.

    - Ella es mi hija adoptiva: Mary Campbell. Hasta hace poco residía en la ciudad de Reno, en el estado de Nevada, Estados Unidos. – Yuuya colocó su mano en la espalda de la pequeña. – Dejaré que ella te lo cuente.

    - Your father killed my parents, I was totally alone, without one who could help.– Tomó una bocanada de aire y continuó. - Since childhood I have been introverted. So most of my family did not want to take responsibility to take care, fearing not understand me. – Ella miró a Yuuya. – And he came

    - Verás, Ren, hace 12 años atrás tu padre mandó unos GPS defectuosos a América del Norte. Hubo un hombre que intentó reparar la mayor cantidad posible de aparatos debido a que estaba atento a las consecuencias sí los mandaban en ese estado. Los GPS no durarían el tiempo que se tenía estimado. ¿Sabes qué hizo tu padre? ¡Despidió a ese hombre solo por tratar de hacer un bien! ¡Los GPS debían tener un promedio de uso de 7 años! ¡Y solo duraron 3 años! ¡Apenas y la mitad de lo estimado!

    - My parents died when I was five years old... They would be alive if the GPS had not failed at that moment.

    - Y si no hubiesen despedido a ese hombre… ¡MI PADRE SEGUIRÍA CON VIDA! – Aquel gritó asustó tanto al azabache como a la castaña. – El hombre que tu padre despidió… ¡Era mi padre! ¡Kozume Narumi!

    - ¿Kozume Narumi? – Vagos recuerdos inundaron la cabeza de Ren, él conocía a Narumi, pero solo de nombre, más que eso; su padre, Naoto, no le daba mucha importancia a ese trabajador.

    - ¿¡Qué culpa tengo yo!? – Quizás Motoki conocía la respuesta, pero aún así quería oírla.

    - Eres el hijo del bastardo que causó la muerte de mi padre. Eres el hijo del bastardo que causó la muerte de los padres de Mary.

    - ¡No soy igual a mi padre!

    - ¡Cuando tomaste el título de presidente de esta compañía decidiste cargar con las culpas y pecados de tu padre! ¡No te imaginas la cantidad de personas que tus antecesores hicieron sufrir! ¡Personas, familias, niños! ¡Ustedes han destruido vidas y familias!

    Ren no sabía el por qué del no poder contestar algo en contra de esos argumentos. Él tenía en claro de varias cosas que su padre había hecho mal, pero nunca a tales puntos que causó la muerte de personas de forma indirecta y que haya hecho a familias infelices. Aunque la forma en la que trataba a su familia tampoco era muy decente que digamos, todo lo contrario, era distante con su esposa, además de infiel, y a su hijo no lo veía más allá de otro simple heredero que continuaría con el legado del apellido “Motoki”.

    - La charla del empleo la continuaremos en mi casa. – Dijo Yuuya mientras daba media vuelta hacía la puerta junto a su pequeña.

    - ¡Pe-pero…! – Ren después del trabajo tenía que ir a despedir a Mako.

    - Si te niegas… – El pelirrojo se giró un poco para dar cara a Ren. – Subiré el vídeo al internet y hundiré tu compañía únicamente con un click. – Antes de cerrar la puerta. – Te espero afuera, Ren.

    Al salir del despacho del presidente, Yuuya se dirigió donde Shizuka, quien, debido a las circunstancias anteriores, prefirió continuar escribiendo en la computadora a dirigirle la mirada a ese hombre que tanto pavor le daba.

    Si se preguntan qué le hizo Yuuya a la pobre Shizuka, solo diremos que no le hizo nada, solo le entregó unos papeles con, prácticamente, biografías de su madre, suya y la de sus hijos. Esto último asustó mucho a Shizuka, ¿De dónde un hombre puede sacar información de unos niños? Aunque también ella cayó en la sospecha de que su pequeña hija pudiera tener algo que ver.

    - Le agradezco mucho su cooperación, Hanazawa. Espero que tus hijos, Ayane y Ayumu tengan una bonita vida. Nos vemos. – Y sonrío falsamente.

    Yuuya aprovechó que ya estaba usando su sonrisa falsa, para también despedirse de los guardias, a quienes tampoco les hizo mucha gracia el hecho de que ese hombre pudiese sonreír perfectamente sin ningún sentimiento en particular.

    - Hiciste un buen trabajo ahí, Mary.

    - Muchas gracias, Papá.

    Aclaremos algunas cosas: Es cierto que los padres de Mary fallecieron en el accidente automovilístico, siendo ella la única sobreviviente, lo cual fue un hecho milagroso, pero ya lo de ser una niña introvertida y con familiares distantes; era una total mentira creada por Yuuya y que Mary le diría a Ren para dejarlo de algún modo arrepentido por los actos de su padre.

    Cuando los padres de Mary fallecieron, el hermano de su madre la adoptó apenas supo lo de su hermana, criando a la pequeña Mary como si de su propia hija se tratase; sin embargo, Mary pasó de ser una niña feliz y vigorosa a una niña totalmente arrecia con las personas y muy callada. A tal punto que hasta a su tío le costaba de vez en cuando comunicarse con ella.

    Un día, Yuuya llegó de la nada a la casa del tío de la niña, para pedir que se le diese la custodia de la pequeña. Obviamente el tío no entregaría a su sobrina de buenas a primeras, mucho menos a un desconocido extranjero que llega solo porque sí de repente, pero poco fue lo que le duró la negación, debido a un chantaje que Yuuya tenía preparado de antemano. Este chantaje fue una investigación simple, de la cual solo necesitó investigar en los archivos de un abogado, sacarles copias y llevárselos donde el tío de Mary.

    ¿Qué tenían los papeles? Bueno, eran papeles de herencia de los abuelos maternos de Mary, quienes se suponían le habían dejado un 70% del dinero a su hija mayor y un 30% a su hijo menor, pero esto jamás lo conversaron con sus hijos; solo pasó que el tío de Mary se enteró por mera casualidad sobre las proporciones de la herencia. Eso no le había dejado muy contento, por lo que se asoció con un abogado para cambiar/alterar el testamento y dejarle absolutamente toda la herencia a él, sin que sus padres, y mucho menos, su hermana, se enterasen de esto.

    Yuuya amenazó al tío de Mary con revelarle esa información a su sobrina si no le daba la custodia, así que este tuvo que ceder, aunque el pelirrojo tampoco llegaría y se llevaría a la niña, él le dio la oportunidad de elegir si irse con él a Japón o…

    Flash Back. (Aclaración: Aquí están hablando en inglés)

    - ¡No te la puedes llevar! ¡Es la hija de mi hermana! ¡Tengo que cuidarla!

    - ¿Quieres enmendar una traición haciéndote cargo de tu sobrina? – Yuuya se refiere a que ese hombre se quedó con todo el dinero de la herencia y que ahora, al no estar su hermana, debería mínimo hacerse cargo de su sobrina. – Que estúpido.

    - ¡Sí! ¡Hice una cosa horrible quedándome con todo el dinero! ¡Por ello ahora quiero cuidarla!

    - Nuestra conversación acabó cuando te mostré los documentos, ahora, por favor, llévame a la habitación de Mary. -A duras penas el tío de Mary guió a Yuuya a la habitación de su sobrina.

    La pequeña estaba sentada en la cama, abrazando una muñeca, la cual era el último regalo que le habían dejado sus padres, porque el accidente lo tuvieron unos minutos después de haberle comprado aquella muñeca. Ella sabía que el aparato en el auto había tenido un fallo, pero no le ha dicho nada a nadie sobre eso, queriendo evitar darle problemas dar más problemas.

    Mary escuchó que tocaban a la puerta de su habitación, y sin soltar la muñeca bajó de la cama y abrió la puerta.

    - Mary. – Habló su tío. – El señor Yuuya Kozume quiere hablar contigo.

    - A solas, señor.

    - Sí. – Y se retiró.

    La castaña, aún sin soltar su muñeca, volvió a subirse a la cama para sentarse y se hizo un poco a un lado para darle espacio a Yuuya para que también pudiese sentarse, pero este declinó la oferta y decidió hincarse para quedar a una altura más apropiada para hablar con la niña.

    - Tienes una linda muñequita, ¿Cómo se llama? – Preguntó Yuuya con una sonrisa sincera.

    - Aún no tiene nombre… - Respondió Mary con tristeza en su voz. – Mamá, papá y yo le escogeríamos un nombre juntos. – Su voz estaba colapsando. – Mamá, papá y yo… - Ella comenzó a llorar. – Íbamos a escogerle un nombre… Juntos.

    Ver llorar a la niña por la pérdida de sus padres, hizo recordar a Yuuya cuando Chizuru, su madre, lloró por la muerte de Narumi, a la vez que también recordó su llanto cuando vio morir a su padre. Los llantos de perder a un ser querido son los más sinceros, los que realmente denotan tristeza, los que demuestran lo frágiles que son los seres humanos.

    Yuuya colocó su mano sobre la cabeza de Mary, acariciándola suavemente, intentando no despeinarla mucho, solo quería calmarla para poder continuar hablando.

    - ¿Sabes? Nosotros dos no somos tan diferentes, Mary. – La niña se tranquilizó un poco y miró a Yuuya. – Yo también perdí a mi padre, aunque yo lo perdí hace ya diez años.

    - ¿Usted también?

    - … - Yuuya solo asintió. – Sin embargo… Hay una diferencia muy grande entre tú y yo.

    - ¿Cuál es?

    - Yo conozco a la persona que causó el suicidio de mi padre y la muerte de los tuyos.

    Aunque Yuuya hablase de suicidio y muerte, Mary parecía entender todo con total madurez, una conducta extraña en una pequeña de tan solo 6 años, pero al mismo tiempo, una conducta admirable por tomarse en serio el tema a pesar de su cortísima edad; el peso de sus fallecidos padres hizo que ella comprendiera la situación.

    - ¿Cómo? – Aún así a la castaña le costaba creerle.

    - ¿Recuerdas algo del accidente?

    - … … - Mary evocó poco a poco sus memorias y trató de ponerlas en orden. – La pequeña cosa que nos decía donde ir falló.

    - ¿Pequeña cosa?

    - Sí. Una pequeña cosa que nos daba direcciones.

    - El sistema GPS creado por la compañía “Motoki’s TechnoDev. S.A.”

    - ¿“Motoki’s TechnoDev. S.A.”? – Preguntó Mary.

    - Mary, ven conmigo a Japón y ayúdame a vengar la muerte de tus padres.

    Es cierto que muchos niños no entienden por completo el concepto de “Venganza”, ya que, se podría decir que lo que los niños entienden por esta palabra es como una devuelta de broma. Poniendo un ejemplo: Si un niño empuja a otro, el implicado dañado como “Venganza” buscará la manera de que su agresor caiga de una peor forma, sin embargo, en el caso de ahora, en el cual Yuuya le está pidiendo explícitamente venganza a una nena de seis años, ¿Qué creen responderá ella?

    - ¿Venganza? – Probablemente Mary haya escuchado esa palabra en una ocasión o varias, pero solo escucharla por azar, no porque entienda el significado. - … ¿Le sucederá una cosa mala al hombre que causó la muerte de mi mamá y mi papá? – Aún cuando estuviese la palabra “muerte” en la oración, ella la mencionaba con inocencia de infante.

    - Así es, Mary. El hombre malo y toda su compañía sufrirán las consecuencias, pero solo puedo lograrlo si me ayudas. ¿Qué dices?

    Pov. Mary

    Si el señor Kozume es un hombre bueno y el que mató a mis padres es un hombre malo… ¿Entonces el señor Kozume es un héroe?

    El señor Kozume es como uno de esos héroes de mis libros. Un hombre que viene a luchar contra las fuerzas del mal, un hombre en el cual puedo depositar mi confianza, un hombre que sé va a ganar, porque tiene la ayuda de su pequeña asistenta. La asistenta que ayudará al héroe en su lucha contra la justicia… ¡Yo!

    Fin del Pov.

    - ¡Señor Kozume! ¡Quiero ir a Japón! ¡Y vencer al hombre malo! – Mary se levantó, y aún en la cama, comenzó a saltar. - ¡Iré! ¡Iré! ¡Iré! – Ella vio a Yuuya erguirse y sin pensarlo dos veces, se le abalanzó encima, a lo cual este logró atraparla de todas formas. Era liviana. - ¡Vamos los tres juntos a vencer al hombre malo!

    - ¿Los tres?

    - ¡Sí! ¡Usted, yo y mi muñeca! – La inocencia de una pequeña mezclándose con una mente increíblemente dotada de diferentes conocimientos, ¿qué saldrá de este dúo? - ¿Quiere ponerle el nombre a mi muñeca, señor Kozume?

    - ¿Puedo?

    La nenita asintió sin borrar su sonrisa y entusiasmo en su rostro.

    - De por sí “Fukushuu” suena mal, además de obvio…

    - ¿Fukushuu? – Como es una palabra en japonés ella no entiende. – Fu… ¿Fuku? Fuku… ¡Fuku!

    - ¿Te gusta Fuku? – Mary asintió con una gran sonrisa. – Entonces iremos nosotros tres, Tú, Fuku-chan y yo.

    - ¡SÍ!

    Fin del Flash Back

    Yuuya partió junto a Mary y Fuku hacía Japón, prometiéndole antes al tío de la pequeña que la cuidaría como una hija, porque el pelirrojo sabe comportarse con los niños, más que nada por como era su padre. Digamos que Yuuya sabe más o menos las cosas que debe hacer para ser tan buen padre como lo fue el suyo.

    Un dato muy importante es que Mary fue llevada a Japón cuando tenía seis años y, por supuesto, no aprendió el idioma japonés de un día para otro, todo lo contrario, le costó mucho comprender el idioma, los kanjis, los katakana y hiragana. Aunque se dice que los niños aprenden las cosas más rápido si se les enseña desde edades tempranas, por ejemplo, un idioma, o más simple; a tocar un instrumento. A Mary le tomó alrededor de ocho meses aprender japonés fluido, no totalmente hablarlo y escribirlo, más que nada solo entenderlo, comprenderlo y hablarlo. No tenía problemas en su actual hogar, porque Yuuya le hacía el favor de hablar inglés con ella, para así no sentirse tan fuera de lugar, siendo que ya no estaba en Estados Unidos.

    Con el avanzar del tiempo, Yuuya y Mary forjaron un lazo muy fuerte, tan fuerte que se podría decir, sin ningún tipo de exageraciones, que estos parecían padre e hija totalmente. Quizás sus características eran muy diferentes, quizás Mary a veces no comprendía el japonés y quizás Yuuya no entendía a Mary, pero no su idioma, si no a la pequeña en sí; pero esto no los detenía para forjar aquel sentimiento de familiaridad tan cálido.

    En una ocasión muy particular, mientras la castaña y el pelirrojo intercambiaban palabras, la pequeña, por error, dijo “Papá” en japonés; siendo que en ese instante se dirigió a Yuuya, no obstante, la reacción del hombre frente a esas palabras fue totalmente diferente de lo que Mary se imaginó.

    - Yo no soy tu padre, Mary. Tampoco creo que llamarme “reemplazo” sea lo mejor, pero si sientes que te hace falta una figura paterna, yo estaré aquí para que puedas llamarme “Papá”.

    Aquellas palabras llenaron de una gran felicidad a la pequeña, quien desde hace ya mucho tiempo deseaba poder volver a decir la palabra “Papá” con alegría, con entusiasmo. Ella sabía que no debía vivir su vida amargada aún cuando sus padres hayan fallecido, porque ahora mismo, ella y Yuuya son capaces de hacer cualquier cosa para acabar con el hombre malo.

    Regresando a la actualidad, Ren llamaba a su esposa, quien aún no había partido en el avión, debido a un retraso que hubo con el despegue. En el aeropuerto se encontraban Mako, Ai y Kyoko, la sirvienta, para encargarse de Ai en el peor de los casos, y por peor de los casos me refiero a la llegada tardía o nula del padre de Ai.

    Mako contestó su teléfono.

    - ¿Ren? ¡Ren! ¿Por qué aún no estás aquí? Mi vuelo ya está por partir, gracias a Dios que se retraso, aún puedes llegar por lo menos para verme ir en el avión.

    - … - Hubo silencio al otro lado del teléfono.

    - ¿Ren? ¿Ren? – Preguntó dos veces más la mujer

    - Perdóname, Mako… - Y una pausa para disimular la mentira. – Tuve un problema con un accionista. Tendré que trabajar un poco más de la cuenta, dile a Kyoko que se lleve a Ai a casa.

    - Umh… - El disgusto de su esposa era notable. – Bien. Hablaré con Kyoko para que se la lleve.

    - Otra vez, pido disculpas.

    - No importa, nos veremos en una semana, Darling* - Bromeó al final de la oración Mako. – Te envió muchos besos y abrazos… Y te amo mucho.

    - Yo también te amo muchísimo, Mako.

    Ren cortó la llamada y salió de su despacho, dirigiéndose afuera con la intención de dejarle las cosas claras a Yuuya. Grande fue su sorpresa al ver que el pelirrojo jugaba con la pequeña niña que había traído consigo, jugaban un juego de manos, Yuuya no lo entendía muy bien, solo copiaba las acciones de Mary. Ella parecía verse muy contenta jugando con el hombre que le estaba dando otra oportunidad para comenzar de nuevo con una familia en la cual también hay amor.

    - Ko-Kozume-san. – El azabache se acercó nervioso a ambos.

    - ¿Qué es eso de “Kozume-san”? Tú me llamas “Yuuya” desde que nos conocemos.

    - Sí, pero tengo que hablar con formalidad…

    - What is Keigo? – Preguntó Mary a Yuuya utilizando su idioma natal, porque el pelirrojo le pidió a la niña que en presencia de Ren hablase así.

    Yuuya le susurró al oído el significado. Mary lo comprendió rápido, pero aún así es algo que no logra entender del todo bien, porque en su país hablan a la gente como “Señor” o “Señora” usando más el nombre que los apellidos. La castaña piensa que la gente se confunde más si se le nombra por el apellido a una familia entera.

    - Is weird. – Comentó Mary.

    Al azabache le costaba bastante entender a Mary, ya que, fue el peor alumno en la clase de Idiomas, con suerte logró aprender inglés y un poco de alemán, pero ya lo que eran otros idiomas, no los pudo captar en prácticamente su totalidad. Quizás por eso es que Yuuya le pidiese a la niña hablar en inglés en presencia de Ren, para que él no captase el hilo de la conversación.

    De todas formas Mary se calló después de ese comentario, dejando así hablar a Yuuya con Ren.

    - Iremos a mi casa. Allí hablaremos detalladamente sobre nuestros términos y condiciones de “Empleador y Empleado”.

    Duda, miedo, incertidumbre, desconfianza… Es un resumen de cómo se sentía Ren en esos momentos. Luego de haber tenido una mala sesión de recuerdos en la tarde, ahora está yendo nuevamente a la trampa de su antiguo compañero. ¿Era tan difícil llevar una vida pacífica? ¿Era tan difícil desligarse del pasado? ¿¡Es tan difícil cortar los lazos!?

    - Puedes rehusarte a venir conmigo.

    - ¿En serio? - ¿Una luz de esperanza?

    - Pero Mary y yo nos las cobraremos con tu linda hija, Motoki Ai.

    Ren quedó petrificado. Esto era un punto crítico, un punto sin retorno, algo a lo que no podía negarse ahora, porque peligraba su hija, su niña, su tesoro.

    - ¡¡NO METAS A AI EN ESTO!! – Rabia combinada con desesperación, unas palabras de un hombre queriendo proteger a su hija.

    - ¿Qué? Ai-chan está metida en todo esto desde el día en que nació. ¿Mencioné que Mary es la superior de Ai en la primaria?

    - ¿Ah?

    - ¿No te lo ha dicho? Mary va a la misma escuela que Ai y ella es amiga de Mary. Se llevan muy bien.

    - ¿Kozume Mary? – Ren recordó una ocasión en la cual su hija mencionó tener una superior de aspecto extranjero, pero no le tomó mucha importancia debido a su apellido.

    - ¡Tenemos un ganador! – Dijo sarcásticamente Yuuya. – Mary va a la escuela como una Kozume y no como una Campbell. Aún cuando tiene apariencia totalmente extrajera, solo se toma en cuenta el hecho de que pueda ser mitad japonesa y mitad americana, más allá de eso, no resalta por su apariencia.

    - ¿¡Cómo eres capaz de usar a una niña para esto!? – Vociferó el azabache refiriéndose a Mary.

    - Nunca he escuchado a Mary quejándose. No creas que solamente la utilizo así como así, los humanos no son herramientas. ¿Acaso me ves como alguien tan cruel? - Hablando con tal indiferencia, Ren terminó viendo la imagen joven de Yuuya. – Esto lo diré para tranquilizarte un poco, no le haré daño a Ai-chan.

    - Are you talking about Ai? – Mary irrumpió en la conversación al escuchar reiteradas veces el nombre de su amiga. – I like her! She is sociable and a good friend.

    - ¿Ya ves? – Acotó Yuuya. – Mary quiere mucho a Ai-chan. – Volviendo al tema inicial. – Ren, deja de darle más vueltas al asunto y acompáñame a mi casa, te dije que ahí hablaríamos más a detalle.

    - Iré solo si prometes no drogarme ni darme nada que me vuelva… Raro.

    - Lo prometo. Ahora vámonos, ¿O quieres dormir conmigo de nuevo? – Fue la sínica pregunta que hizo Yuuya, con la intención de que Ren recordase el pasado.

    Fin del Capítulo.

    Traducción de los diálogos de Mary:

    1- Tu padre mató a mis padres, quedé totalmente sola, sin nadie que pudiera ayudarme. Desde pequeña soy muy introvertida, así que la mayoría de mis familiares no quisieron hacerse cargo de mi por miedo a no entenderme. Y llegó él.

    2- Mis padres murieron cuando yo tenía 5 años... Ellos estarían vivos si el GPS no hubiese fallado en ese momento

    3- ¿Qué es Keigo?

    4- Es raro

    5- ¿Están hablando de Ai? Ai me cae muy bien. Es una buena amiga y es muy sociable

    Y lo que dijo Mako al final de su oración fue "Cariño" en inglés -w-

    Eso es todo por hoy, nos veremos en 3 semanas :9
  12. .
    Antes de joder mi fanfic quiero asegurarme :v

    ¿Un espíritu del bosque cuenta como criatura mágica?

    Bueno, más bien es algo un poco más complejo que un espíritu del bosque, es el hijo del espíritu del bosque, con la cruza de una human (LOL) Por eso quería saber -w-
  13. .
    Cierrto, vengo a decir que me voy a inscribir :v Aunque eso debío notarse cuando comencé a hacer tantas preguntas sobre los seres que podíamos usar xD
  14. .
    HEY, HEY, HEY!! Aquí la gran AWESOME Azuma!!! >w< Trayéndoles el primer capítulo de Víctima de un Infortunio!! *---*

    ¡¡Disfrútenlo!! :9


    Capítulo 1: Pecado.

    La compañía más famosa del país, cuyo único objetivo es crear e innovar el mundo de los aparatos electrónicos. Desde celulares, hasta electrodomésticos, todas las cosas deben ser tecnológicamente funcionales, no puede haber fallos en los artefactos creados por esta corporación. Si piensas trabajar en este lugar, las reglas son claras: “Nuestro esfuerzo lo es todo en el trabajo.”.

    Sí, el slogan cambió cuando Motoki Naoto nombró como nuevo presidente de la corporación a su único hijo, Motoki Ren, un chico que desde joven fue muy distinto a los demás antecesores de su familia, alguien que realmente quería ayudar e innovar; alguien que realmente quiere crear algo nuevo y que sea útil y eficiente para todas las personas. Él no está dispuesto a arrepentirse de su cargo como presidente o como un Motoki, él solo quiere hacer lo que su padre, abuelo y bisabuelo no quisieron hacer: Ser una compañía sin tantos descuidos de por medio, una compañía que trate bien a sus empleados y que pueda inspirar aún más confianza a sus clientes.

    Repasemos algunos detalles importantes: Han pasado 12 años desde la graduación de Ren en “Imperial Writ”, por tanto, ahora nuestro ya no tan pequeño chico, va por sus 30 años de edad, al igual que su actual esposa, Motoki (Ariga) Mako. Ellos se desposaron cinco años después de graduarse, debido a los líos que Ren estaba teniendo con su padre al tratar de buscarle una chica de compañías más reconocidas.

    Un año después de su casamiento, Ren asumió el cargo de presidente en “Motoki’s TechnoDev. S.A.” y por otro lado, Mako recibió el cargo de presidente de “Cosméticos Ariga”, y se asoció con la compañía de Motoki por razones de negocios (Además de que los respectivos presidentes eran pareja).

    La última noticia, que fue tan solo dos meses después de la afiliación entre estas dos empresas, fue el inesperado embarazo de la nueva presidenta de “Cosméticos Ariga”, quien estaba esperando al hijo del nada más y nada menos que el presidente de “MoTech S.A.”. Esto ocasionó una explosión de reporteros intentando sacarles información a los presidentes de las respectivas compañías antes mencionadas. Y todo esto sucedió en el transcurso de los primeros seis años. La otra mitad restante fue menos movida: Nacida ya la primera hija del matrimonio Motoki, Motoki Ai, Ren y Mako tomaron la decisión de que ella no debía tener una carga tan grande como la que ellos tuvieron de jóvenes, por lo cual se decidió que la vida de esa niña sería más relajada y no tan estricta como sus vidas, pero aún así, intentarían enseñarle lo básico para manejar una empresa.

    Entonces, volviendo a la actualidad: Tenemos a unos jóvenes padres de 30 y 29 años, una linda pequeña de 6 años y dos corporaciones que manejar. Se podría decir que no llevan vidas muy tranquilas, pero por lo menos intentan dar lo mejor de sí en todos los aspectos posibles, mejorando día a día sus productos y a la vez, intentando ser una familia que no se destaque únicamente por el apellido “Motoki”.

    Mejor vamos a un día normal en la familia Motoki: Primero tenemos a Motoki Mako, quien actualmente es la presidenta de “Cosméticos Ariga”. Ella es una mujer que creció bajo la tutela de su madre, y eso fue debido al poco contacto que tenía con su padre después de que ellos se divorciaran por los problemas de alcoholismo de este último.

    Ella se volvió una mujer independiente y que poco o nada le importaban las críticas sobre su matrimonio con Motoki Ren. Mako sabía mejor que nadie toda la carga que era llevar el apellido Motoki y aún así quiso mantener su relación con Ren, aún así quiso casarse con él y pedirle su apellido, sabiendo que Ren pensó en renunciar al suyo para tener el apellido “Ariga”.

    Las responsabilidades que Mako tiene en el día a día son varias, aún cuando no están al nivel de las de su marido, siguen siendo un trabajo ajetreado.

    En cuanto al anteriormente mencionado, Motoki Ren. Él ha comenzado una estrecha relación de confianza con todos y cada uno de sus empleados. Sin importar en el área de trabajo en la cual estén, sin importar el lugar o su nivel económico, lo que Ren deseaba lograr era una mejor relación con su personal; algo que su padre siempre le advertía era una pérdida de tiempo y hasta de dinero, porque según él, no faltaría el aprovechado que pidiera un aumento.

    Por último, pero no menos importante, la pequeña hija de los otros dos ya mencionados, Motoki Ai, la cual va a una escuela primaria normal. No como las escuelas ascendentes* a las cuales tuvieron que ir sus padres. La pequeña va a un recinto estudiantil común y corriente, aunque obviamente tiene uno que otro guardaespaldas que la va a dejar a la puerta.

    Entonces, luego de haber repasado la mayor parte de las cosas, vámonos a un día normal en la vida de Motoki Ren, el nuevo presidente de “MoTech S.A.”: Una costumbre que desarrolló Ren como presidente de la compañía es pasar a revisar a todos los trabajadores que su tiempo le diera, y por revisar no nos referimos a ver y criticar sus trabajos (Algo que a menudo hacía su padre cuando no tenía papeleo), si no darles consejos de cómo mejorar en sus tareas y uno que otro incentivo para aumentar el entusiasmo de trabajar.

    Ciertamente lo que él hace es agotador, debido a la cantidad exorbitante de trabajadores y las diferentes áreas que tiene la empresa, sin embargo, para que todos puedan depositar su total confianza y respeto en Ren; se necesita que el sea uno de los cuales más ponga de su parte.

    Terminado su recorrido (O lo que se puede), el azabache camina sin más prisas a su despacho, dónde antes de poder entrar en su área, debe pasar primero por el sector donde trabaja su fiel secretaria, Hanazawa Shizuka. Ella era una mujer sumamente joven, rondando los veinticuatros o quizás un poco menos.

    El trabajo que tenía como secretaria personal del presidente lo era todo para ella, porque era el cargo más alto al cual ella podía acceder y uno de los cargos mejores pagados por ser una asistente directa de Motoki.

    Además de aprender mucho de su madre, quien también fue secretaria, pero en una compañía más pequeña, ella necesitaba de algún u otro modo más dinero del que se le pagaba, debido a complicaciones “irónicas” en su vida.

    Verán, el padre de Shizuka abandonó tanto a su hija como a su esposa, y esta última, tuvo que trabajar muy arduamente para sacar adelante a su pequeña retoña, por lo que además de ser secretaria, era la amante del jefe de una compañía, así que podía hacerse con todo el dinero que quisiese y así darle una vida relativamente buena a su hija, Shizuka.

    El caso de Shizuka es el mismo, ella aspiró a ser la secretaria de Motoki solo para intentar cautivarle con sus atributos y así lograr una paga aún más grande de la que ya ganaba. Lástima que ella no contaba con la fidelidad que Ren le tenía a Mako, siendo que los presidentes de la compañía Motoki eran más conocidos como unos mujeriegos descontrolados cuyas secretarias siempre eran jovencitas hermosas para así tener aventuras románticas con ellas a espaldas de sus respectivas mujeres. Sí, los Motoki siempre han sido vistos como unos infieles que a pesar de estar casados por compromisos arreglados, buscaban la manera de juguetear con chiquillas más jóvenes.

    Podríamos resumir todo de esta forma: Shizuka corrió con la misma suerte que su madre, un hombre que la abandonó y ahora ella sola debe criar a sus dos hijos. Es por ellos que ella aspiró e hizo lo imposible por quedar como la secretaria de Ren.

    Sus acciones no son malintencionadas, sólo quería tratar de darles a sus hijos una vida que pudiesen disfrutar, ella solo seguía los pasos de “segunda mano” de su madre, algo que obviamente no debió de hacer.

    Continuando con lo normal, o sea, volviendo con Ren, este saludo muy cortésmente a su secretaría, quien además de devolverle el saludo se levantó y se acercó a él de una forma un tanto provocadora, aprovechando el hecho de su uniforme apretado, le quedaba un poco ajustado el atuendo; pero pensó que lo mejor era dejarlo así para verse más “atractiva” y así “resaltar” sus mejores partes.

    - Señor, hoy nos han llegado unos informes de países extranjeros.

    - ¿Qué países?

    - Veamos… Entre los países se encuentran: Alemania, Estados Unidos, Holanda y Suecia.

    - ¿Qué hay de los informes?

    - Las distribuidoras de los países ya mencionados están muy conformes con los últimos avances de nuestros productos. Especialmente la distribuidora alemana, quien dice que podríamos llegar con ellos en tecnología y avances nuevos.

    - Excelente. La compañía va mejorando y cada vez recibimos mejores críticas sobre nuestras creaciones y modificaciones. ¿Algo más que debas informarme?

    - Sí: Holanda y Suecia piden más repuestos para rellenar los inventarios, mientras que en Estados Unidos están totalmente agotados, así que ellos son prioridad en estos momentos, luego podríamos mandarles lo demás a Holanda y Suecia.

    - Lo tengo. Llama a los supervisores de las áreas 3, 5, 7 y 10 para el trabajo.

    - Sí, señor.

    - Y por favor… Dile al supervisor del área 9 que no gaste más el presupuesto en modificaciones innecesarias.

    - Sí.

    - Por último, cancela mi reunión de las tres, hoy no tengo deseos de hablar con Wagatsuki sobre las nuevas funciones que podríamos implementar en los droides que hacen nuestras compañías en conjunto. Si es posible, habla con su secretaria y dile que la reunión la cambiaremos para el viernes, alrededor de las cinco en lo posible.

    - Como usted diga, señor.

    - Bien, eso es todo, iré a mi despacho.

    - Sí.

    - Los informes restantes cópialos y me dejas los originales en mi despacho, los otros se los envían a los supervisores que te mencioné.

    - Entendido, señor.

    - Eso sería todo, haré mi trabajo restante en mi oficina.

    - Sí, señor.

    Ren entró en su oficina y se sentó en la silla que estaba cercana a su mesa trabajo, la cual se encontraba repleta de papeles y papeles, algunos debían ser firmados, a otros había que ponerles timbres de la empresa, otros eran contratos de afiliación y muchas otras cosas más. En pocas palabras, un duro trabajo para una sola persona, pero él tiene que hacerlo y no puede negarse o huir, porque es el camino que él quiso tomar. Además, Ren cuenta con su computadora, la cual le ayuda en algunos trabajitos menores, como clasificar cada uno de los papeles para dejar así las cosas más fáciles para el final y comenzar con las cosas más difíciles.

    Pov. Ren

    Yo siempre quise huir de este tipo de vida, siempre quise aspirar a algo que yo realmente quisiera hacer y no algo que tuviera que heredar. Siempre soñé con no continuar con el destino impuesto por mi apellido. Siempre, siempre, siempre… Ese “Siempre” acabó cuando conocí a ese chico…

    Kozume Yuuya… El primer amigo que hice en toda mi vida y hasta el día de hoy continúa siendo mi único amigo, sin embargo… Nosotros cometimos actos ilícitos, actos deplorables, actos que podrían causar un escándalo mayor que el embarazo de Mako-san.

    Sí, nosotros tuvimos sexo… No una sola vez, si no varias veces. Tantas veces que perdí la cuenta, tantas veces que tenía miedo de que nunca terminara, tantas veces que hasta el día de hoy aún puedo recordar esa desagradable sensación; sin embargo, la experiencia que mejor recuerdo con lujo de detalle, es aquella mañana… Aquella mañana que me trae pesadillas… Esa mañana en la que aprendí algo muy importante… “No es bueno confiar ni en tus mejores amigos”

    Flash Back.

    Cuando desperté esa mañana en la cama de Yuuya, él se encontraba sentado frente a tu computadora. Recuerdo que… Reía de una manera un poco extraña, una risa que rayaba en algo parecido a una persona regocijándose por el sufrimiento de otra.

    Me levanté de la cama, pero mis piernas se sentían muy pesadas, así que caí de rodillas al suelo. Yuuya sintió mi caída y giró la cabeza para verme. Me miró de una manera que no sabría como describir… Algo como si sus ojos… Sus ojos mirarán un abismo, como si no miraran nada.

    - ¿Yuuya? – Divisé un fragmento de la pantalla del computador. Reconocí mi rostro solo por azares de suerte. - ¿Qué estás mirando? – Pregunté aún cuando sabía que era algo relacionado conmigo.

    Yuuya se me acercó y se agachó para quedar a mi altura, debido que aún no podía erguirme por el peso que sentía en mis piernas.

    - No puedo creer que anoche fuese tu primera vez, Ren. Parecías bastante controlador en la cama.

    ¿Primera vez? ¿Controlador? ¿En la cama? Me cuesta recordar…

    - ¿Qué sucede? No me digas que no recuerdas. ¿Te refresco la memoria?

    Mi amigo me cargó hasta la silla que había cerca de la computadora, me sentó y comencé a ver el vídeo, inmediatamente recordé todo lo que sucedió anoche… Nuestro encuentro íntimo, mi cuerpo siendo consumido por la lujuria. No podía controlarme, nada podía hacerlo.

    Cuando escuché los gemidos del vídeo, tapé mis oídos, me daba asco escucharme gemir por tener el miembro de otro hombre dentro de mí. Tenía nauseas, quería vomitar.

    - Vaya, vaya… ¿Acaso aún quedan residuos de la droga dentro de ti? – Dijo Yuuya burlón al notar mi erección.

    - ¿Eh? – La vergüenza me atacó y me sonrojé de oreja a oreja, tapando rápidamente la erección con ambas manos. - ¡No es lo que parece! ¡No es lo que piensas! – Quería llorar… Quería llorar… Llorar de lo mal que me sentía por hacer ese tipo de cosas.

    - No te sientas mal, Ren. ¿No te lo dije ya? “Continuaré siendo tu amigo pase lo que pase.”. – Dirigió su mirada a mi erección y luego volvió a mi rostro. – Hablemos de algunas condiciones que requiero para guardar nuestro “Secretito”.

    Su cara llena de malicia lo decía todo: Yuuya me pedía dinero para la operación de su madre, también me pedía una mensualidad para costearse los medicamentos que su progenitora necesitara y… También debíamos seguir manteniendo relaciones sexuales. Solo si acataba esas tres condiciones Yuuya no mostraría el vídeo… Tuve que aceptar. Mi vida después de eso se volvió un infierno, aunque solo fueron tres semanas, sentí que ese suplicio nunca acabaría.

    Día tras día en la escuela, lo hacíamos… En el baño, la biblioteca, el lugar donde por primera vez Yuuya me salvó, el mismo salón de clases. No teníamos miedo de las cámaras, ya que, Yuuya tenía un acceso ilimitado de las cámaras. No le costó nada hacerse con la clave de las 236 cámaras con las cuales constaba “Imperial Writ”. Así que teníamos la libertad de tener sexo en cualquier lado sin miedo a las cámaras de vigilancia.

    Fin del Flash Back.

    Mi cuerpo aún recuerda todo, mis oídos aún recuerdan mis gemidos y la respiración mía con la de Yuuya al unísono, mis retinas tienen el rostro de satisfacción de Yuuya grabados en las córneas, también puedo recordar el olor de nuestro sudor mezclado, todo… Todo… Simplemente lo recuerdo todo.

    Fin del Pov.

    El sonido de la puerta abriéndose sacó a Ren de su arduo trabajo. Era Mako junto con la pequeña Ai, quienes venían a ver al hombre de familia, quizás no en el mejor momento, pero tendría que ser algo importante como para venir en horas de trabajo.

    - ¡Papi! – Ai fue corriendo hasta su padre, saltando el escritorio y botando algunos papeles en su hiperactiva acrobacia, aunque terminó en los brazos de su padre de todas formas. - ¡Hoy en la escuela…! – Pero fue interrumpida por su madre.

    - ¡Ai! – Gritó su madre. - ¡Te he dicho que no corras en la oficina de tu padre! ¡Imagina si esos papeles son importantes!

    - No importa, Mako. – Dijo Ren para alivianar las cosas. – De todas formas esa pila ya la había terminado.

    - Lo siento por venir en un momento como este, Ren, pero me llamaron de mi empresa, quieren que haga un viaje de negocios a Chicago.

    - ¿Chicago? ¿Estados Unidos?

    - Sí. Debo partir en el vuelo de esta noche, a las diez.

    - Hoy saldré a las nueve entonces, para ir a despedirte al aeropuerto.

    - Claro, mientras tanto le pedí a Kyoko-chan que se encargase de mi equipaje.

    - ¿Por qué a Kyoko-chan? ¿No harás tú tus maletas?

    - Me iré por una semana, así que quiero pasar este día con Ai. – Dijo su nombre y le dirigió la mirada a la dulce niña que aún seguía en los brazos de su padre.

    - ¿Papi no viene? – Ai quería pasar el día con ambos.

    - Lo siento, Ai, pero papá tiene mucho trabajo aún por hacer. – Dijo Ren con desgano.

    - Papi puede dejarle el trabajo a Hanazawa-san y así ir con nosotras

    - Ai, Shizuka-san no es mi sirvienta, es mi secretaria. Ella tiene su trabajo y yo tengo el mío, no puedo pedirle que haga mis cosas.

    - ¿Qué hay de Koko-san? – De pequeña, a la pequeña Ai se le dificultaba mucho pronunciar el nombre de Kyoko, así que de cariño la llama “Koko”.

    - A Kyoko le pagamos para eso.

    Al final la pequeña se resignó y se bajó de los brazos de su padre para ir a abrazar a su madre. Ambas mujeres se despidieron y salieron de la oficina.

    Saliendo del despacho de Motoki, Mako se dirigió a paso lento al escritorio de la señorita Shizuka, quien firmaba los archivos que había copiado anteriormente para el presidente, y así posteriormente mandarlos a sus áreas correspondidas.

    - ¿De verdad no quiere un uniforme más a su talla, Hanazawa-san? – Mako hace mucho intuía las verdaderas intenciones de Shizuka frente a su marido, pero para no ocasionarle problemas a este último, decidió guardar silencio. – Pienso que la camisa le aprieta demasiado y acentúa demasiado su ya voluptuoso pecho. Acotando el hecho de que también se nota mucho su escote.

    - No se preocupe por mínimos detalles, Motoki Mako-sama. Pensaré en algo para arreglar los desperfectos en mi uniforme, sin embargo, cada vez que usted viene a ver su marido, esporádicamente habla sobre la talla de mi ropa. ¿No será que está celosa de mi figura y mi juventud? – Y supongamos que esto es lo más cercano a una pelea de fieras que no necesariamente son perras.

    - ¿Yo? ¿Celosa de ti? – Shizuka es una de las pocas personas que sacan de quicio a Mako. – Quizás tú conozcas al presidente de la compañía MoTech. S.A., Motoki Ren, sin embargo, yo conozco al Motoki Ren como presidente y, al Motoki Ren sobre la cama. – Antes de terminar su frase triunfadora le pidió a su hija que se tapase los oídos y tarareara una canción. – Ren tiene un lunar muy bonito al costado de su… - Y se lo susurró a Shizuka. – Ese es solo uno de cuatro lunares. Nos vemos, Hanazawa-san.

    Shizuka se quedó muda sobre ese comentario, no tuvo nada con lo cual contraatacar eso. Mako tiene los privilegios de ser la esposa de Ren, pero… Mako no es la única que sabe sobre los lunares de Ren, además de que hay un sexto lunar que solo una persona conoce y no es la madre de Ren.

    Mientras tanto en la oficina de Ren, el pobre se encontraba tapándose el rostro, ciertamente había escuchado hasta la parte de “Al costado de su…”. Al mismo tiempo que Mako no quería que Ren se enterase de sus disputas con Shizuka, Ren ya sabía todo sobre esas discusiones sin sentido diarias que ellas tenían. Sí, diarias, ya que, Mako; por razones de negocios, tiene que ir constantemente de su empresa a la de Ren o viceversa, aunque por horarios de agenda Mako es la menos ocupada de los dos.

    - Mako siempre es desafiante, cuando joven lo era, aunque en menor medida que actualmente. – El hombre dio un suspiro y continuó firmando papeles a la vez que evocaba recuerdos de la preparatoria. – Recuerdo ese día en el cual Mako estaba siendo intimidada por Wagatsuki, el mismo que ahora es el dueño de “Wagatsuki’s Toy”. Ella fue desafiante desde el comienzo. Sin miedo habló sin pelos en la lengua y se enfrentó a Wagatsuki y cuando ya todo parecía ponerse peor… Cuando ya todo se fue poniendo peor… Yuuya ayudó a Mako… Yuuya fue quien… Fue quien ayudó a Mako en ese entonces.

    El azabache ladeó reiteradamente la cabeza para sacarse de la mente los recuerdos de su juventud en “Imperial Writ”, especialmente aquellos recuerdos relacionados con el chico que terminó haciéndole imposible la vida, el chico con el cual cometió varios actos sexuales a escondidas, el chico al cual le había dado toda su confianza como su “primer amigo”.

    La mente del presidente quedó en blanco, a tal punto que solo empezó a firmar leer y firmar los papeles mientras las horas iban pasando y pasando. Ni si quiera se percató de las veces que Shizuka-san llamó a la puerta para que terminase de firmar las copias, y parecía también haber perdido la noción del tiempo, debido a lo sorprendido que quedó cuando se percató de la hora: Ya eran las siete y media. Lo bueno de esto fue la minimización del trabajo, por tanto, solo faltaba revisar los e-mails en su computadora, imprimir los más importantes, contestar los que necesitasen respuestas y, finalmente, irse para despedir a Mako-san en su viaje a Chicago.

    Ya empezando con la rutina de los mensajes, primero se debían leer los mensajes extranjeros, luego los mensajes de corporaciones afiliadas, después, mensajes de corporaciones no afiliadas y finalmente se leían y respondían los mensajes de conocidos que Ren tenía.

    Queriendo estar seguro de haber respondido todo, Motoki reinició la página, notando al instante una extrañeza: Había un mensaje en “Borradores”. ¿Ren no mandó correctamente un mensaje antes de reiniciar la página? ¿O solo se grabó algo por accidente por algún descuido o bug? Las respuestas no se contestarían solas, así que Ren solo clickeó en “Borradores” para ver qué era… Lo que vio… Lo shockeó totalmente: El borrador estaba dirigido a él mismo y había sido mandado hacía unos tres minutos atrás, contaba también con un archivo adjunto y el siguiente título: “¿Eres tú el del vídeo?”.

    Con sus manos temblorosas y casi llegando a sudar frío por culpa de los nervios combinados al miedo, Ren abrió el mensaje que contenía un vídeo adjunto… El vídeo que Yuuya había grabado cuando iban en preparatoria, más el siguiente mensaje: “Más te vale decirle a tu secretaria que me deje entrar o le haré pasar un mal rato”, era la amenaza que venía junto con el vídeo.

    - ¿Qué demonio está pasando…? ¿Es él…? ¿Él? – Aún tiritando de pavor, Ren debía mantenerse firme, debía mantener la compostura y no sucumbir ante esta inusual situación.

    El sonido de la puerta hizo que Ren saltase de su silla.

    - ¡Señor! ¡Por favor! ¡Déjeme entrar! – Vociferó Shizuka desde el otro lado de la puerta, abriéndola sin esperar una respuesta. – ¡Siento la intromisión, señor Motoki! ¡Pero no puedo tratar con esta persona! – Dicho eso, se retiró nerviosa.

    Los ojos de Motoki se posaron en el hombre que acababa de llegar. Él usaba un traje impecable y se notaba bien presentado, como si fuera a una entrevista de trabajo. Su cabello rojo peinado y aseado para estar presentable ante el mismísimo presidente de “MoTech. S.A.”, también llevaba lustrados sus zapatos y una carpeta llena de papeles bajo su brazo izquierdo.

    - Mucho gusto en conocerle, presidente de la cuarta generación: Motoki Ren.

    Una voz que denotaba sarcasmo y burla, una voz que estremeció el cuerpo de Ren con tan solo decir su nombre…

    - Mi nombre es Kozume Yuuya y me gustaría trabajar en su empresa.

    Fin del Capítulo.


    Yep, el primer capítulo :v Aunque en realidad es el quinto capítulo xD Es el primero que se tenía propuesto xD

    Subiré lo más rápido que pueda la continuación!! >n<

    Por cierto, las escuelas ascendentes son instituciones especiales en donde se da un nivel de enseñanza completo, cuenta desde Jardín Infantil hasta Universidad, por lo general son exageradamente caras y va gente de mucho dinero -w-


    Edited by Iazumayaoi12 - 9/2/2016, 17:55
  15. .
    QUOTE (Kari Tatsumi @ 9/2/2016, 05:51) 
    Hola Iazuma yaoi :-)

    Si lo que deseas es crear tu propia criatura mágica lo puedes hacer sin problema, puede ser el hijo de un tenjou (creó que se escribe así) o de un shinigami, usa tu imaginación.

    ¿Te refieres a los Tengu? ¿Esos tipos que usan máscaras con narices prominentes?
420 replies since 22/1/2012
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