Posts written by Misagi_ryuk

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    Aquí los dejo con el epílogo :3. Nos leemos pronto. Besitos de sandía¡¡
    Misagi * *



    Epílogo

    Lo que tienen que saber acerca de la magia es que es casi inexplicable.

    Los usuarios de la magia siempre existieron. Personas superdotadas de grandes habilidades y poderes cósmicos que sorprenden con grandes e impresionantes hazañas o aterrorizan con desbordantes muestras de poder descomunal. No se trataban de sujetos que fueran agraciados por la naturaleza, que les permitiese formar parte de ella y que ésta les retribuyera con “poder”. No solo eran eso. Eran mucho más.

    Tuve la dicha de observar de muy cerca a muchos de ellos. Y mi opinión acerca de ellos siempre será la misma: son simplemente extraordinarios.

    Cuando Ayami, la ciudad bajo el agua, prosperó y extendió sus fronteras hacia el este el príncipe Kaito , heredero por derecho a la corona, tomó su lugar en el trono. Con 16 años y un buen augurio sobre las grandes cosas que le esperaba al lugar bajo su mando retomó las cosas desde donde lo dejaron sus padres, mientras ellos reinaban prósperamente en Kamijou. Sin embargo aquello no duró más que 3 cortos años cuando el joven rey conoció a un doncel con belleza sin igual de cabellos largos coloreados en rubio cenizo y unos expresivos y coquetos ojos turquesa como el agua que custodiaba su reino. Se hizo la promesa de seguir al maravilloso ser hasta el fin del mundo. Koemi era un doncel tan hermoso como poderoso y el mundo experimentó la magnitud de su ira debido a injusticias muchísimos años después cuando estuvo a cargo del mundo mágico junto a su esposo, tal y como lo fue su “madre”, Mason. Al final quien quedó a cargo de Ayami fue el príncipe Hirose, hermano de Kaito, nombrado así en honor a su madre y quien a lo largo de la historia se le conoció como uno de los mejores soberanos de todos los tiempos.

    Las leyendas que se contaron alrededor de los hermanos Yoo fueron tantas como las riñas que les dio su madre durante su infancia. Cuando el famoso y poderoso “Dragón de Takatsuki” dio a luz por primera vez casi todo el reino pudo escuchar el grito de sorpresa que dio, “¡son 3!” había anunciado la matrona. Hoshi, la primera, se dedicó por completo a la hechicería y muy joven expresó su deseo a sus padres de convertirse en una guardiana; Nobushi, el segundo, había sido el único que nació sin el don de la magia, sin embargo sin demeritar su talento sus padres apoyaron también su decisión de dedicarse a la medicina y la curación, pero fue el nombre de Chiasa Takatsuki el que perduró por muchos siglos en los libros sagrados de hechicería, mundialmente conocida por su inquebrantable temple en batalla y su extraordinario talento para la invención de numerosos hechizos, lo que la llevó paulatinamente a ocupar un puesto como miembro de la guardia principal de del líder de la magia y después postularse para ocupar su lugar cuando éste se retiró.

    Kouki y Kilala Marukawa fueron conocidos como los hermanos “ilusión” no tan sólo porque eran los mejores con los hechizos de tipo camuflaje, sino por la incansable labor que realizaron durante la Segunda Gran Guerra Mágica al esconder a decenas de usuarios de la magia que pertenecían al bando de la Justicia del ejército enemigo. A pesar de que ambos eran extraordinarios magos era Kilala, el doncel, el que era un prodigio en la hechicería con una capacidad de regenerar magia de la nada en cuestión de segundos; por otro lado, Kouki, el varón, era un experto en armas, conocía todo sobre ellas e incluso podía fabricarlas. A través del paso de los años los gemelos Marukawa hicieron cada quien su vida, siempre sin separarse lo suficiente por si se necesitaban, pero la gente que los conoció de cerca o vivió sus leyendas en carne propia contaban historias acerca de aquel bosque en el que los muchachos habían vivido y rescatado tantas vidas. Que aún después de la muerte de los gemelos el bosque permaneció encantado, siempre brindando ayuda y protección a las almas buenas en peligro y ahuyentando a sus persecutores de corazón avaro y oscuro.

    Miwa Kanade y Asaki Yoshiyuki habían sorprendido a sus padres cuando anunciaron felizmente su compromiso. Nadie se había esperado que después de años de intentos porque esos niños se llevaran bien y al fin acabar con las terribles peleas que iban desde que la pequeña Miwa convirtiera al muchacho en una salamandra por días enteros hasta que el guapo niño de mirada grisácea convocara una nevada en la bañera de la joven rindieran frutos de esa manera. Esos dos se convirtieron en una de las parejas más poderosas de todos los tiempos y como era de suponerse protegieron por mucho tiempo un gran territorio como guardianes y su familia hizo lo mismo por muchas generaciones venideras. El hermano pequeño de Asaki, Hinata, se unió también a la guardia personal del líder de la magia, Koemi-san.

    Lo que sucedió en Nakamura quizás fue lo más extraño que aconteció en mucho tiempo. Cuando Maemi Nakamura expresó su deseo para declinar a la corona al cumplir la mayoría de edad, sus padres jamás se imaginaron que lo hubiera hecho por el deseo de ir a recorrer el mundo con el amor de su vida: Hideki Suzuki, un comerciante que había conocido en el pueblo. Keiichi y Haruhiko, sin embargo, trataron de tomarlo con calma y aceptar los deseos de su hija mayor, pensando en que no había ningún problema si Katashi-chan, su hijo doncel aceptaba la corona, pero se habían quedado perplejos al enterarse que su ya no tan pequeño niño se negó rotundamente a ello también por causas del “corazón”. Con el reciente problema para encontrar el siguiente heredero a la corona se llegó a la decisión de que sería Masato Nakamura, el hijo de Manami y Takahiro, quien ocuparía el trono en el reino. La última sorpresa vino después y por partida doble, pues Masato no sólo salía actualmente con Suki Kusama, el hermano menor de Nowaki, sino que esperaban a su primer bebé.

    Nikko Shouta fue el único hijo de Kisa y Yukina. Y aunque la mayoría se esperaba que fuera un guardián o bien, viviera en paz como un humano en algún reino cercano al bosque donde vivían sus padres, el apuesto doncel de ojos claritos los sorprendió un poco cuando les expresó que se dedicaría a la herbolaria y a la medicina mágica. Nikko Shouta fue conocido a lo largo de la historia como el más grande Médico-Mago que jamás existió, un pionero de diversas técnicas de auto-curación inmediata y diversos hechizos de sanación, así también como uno de los primeros en incentivar la colaboración de hadas, elfos y humanos, todos médicos, por el bien de la medicina.

    Jamás conocí personas más interesantes e increíbles que ellos, quizás sus padres… y los míos. Yo nací la primera de mis padres, la hija mayor; quien se encargaría de ocupar la corona en el reino. Mis hermanos menores, Jun y Rini-chan, permanecieron en el castillo hasta que cada uno se marchó a hacer su vida y todo el tiempo que nuestros padres vivieron nunca faltaron a ninguna reunión familiar, las visitas siempre constantes. Fuimos y somos muy felices a pesar del tiempo y los cambios que ello conlleva. Vivimos conforme a ellos nos enseñaron, plenos, bondadosos… libres.

    Mamá solía contarnos con lujo de detalle la historia de amor que vivió con papá, cómo lo conoció cómo creció sus amor, cómo creció él, la importancia de la amistad y de ser valientes.

    Papá solía contarnos muchas cosas, solía enseñarnos muchas cosas, pero de lo que más hablaba era de su adorado Misaki…y de lo afortunados que ambos fueron al ser unidos por el destino con un “Abracadabra”.

    Usami Hatsumi
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    Hola a todos ¿cómo están? O///o

    Lo sé. Me he tardado una eternidad pero por fin, después de tanto tiempo acá me tienen con el final de esta historia :D. Quiero agradecerle a todos por todo el tiempo invertido en mi historia, por leerme, por comentarme, por emocionarse conmigo e intrigarse XD. Estoy muy feliz de terminar un nuevo proyecto y como les había comentado, estoy por subir un fic nuevo también de JR, pero esta vez con la pareja Terrorist como protagonista, espero que puedan leerme allí también.

    Un saludo, besos de manzana verde¡¡

    Misagi Ryuk

    Anne onodera takano: Hola¡¡, ¿cómo estás?, muchas gracias por tu comentario y por preocuparte por mi ausencia XD. El virus vino a retrasar mis tramites con la tesis y hubo algunas complicaciones familiares pero todo bien :3. Espero te guste el capítulo. Un beso¡¡





    Capítulo 65: “Finales Felices”…Parte 2

    Todo había salido perfecto, todo hasta ahora al menos. La ceremonia había sido preciosa; las peonias y los crisantemos habían predominado en los arreglos florales, el perfume que desprendían las flores de los cerezos que adornaban el inmenso jardín del palacio real aportaban magia y romanticismo para la ocasión y el río que corría a lado del bosque los arrullaba con su pacifico fluir.

    El bello doncel había sido ataviado con una elegante yukata, muy de la realeza como se esperaba, con detalles plateados en las mangas y un obi color borgoña; el apuesto varón, por su parte, había optado por un precioso traje de gala más al estilo militar, pues como oficial que era, la elegancia de esa vestimenta le quedaba de maravilla. Después de los votos, vino el rito ceremonial y por último el acalorado beso de los ahora esposos, quienes se habían entregado al momento como si no hubiera un mañana haciendo reír a muchos de la concurrencia y a otros aplaudir encantados.

    – ¿Y? ¿Aún no se arrepiente de atarse conmigo para siempre, capitán?- murmuró con ojitos coquetos y una sonrisa juguetona el rubio contra los labios contrarios, aun colgado de su cuello. El mayor lo miró tranquilo y devolvió una sonrisa galante a su marido, apretando un poco más por la cintura al doncel.

    – ni un poco, alteza
    El rubio sonrió, encantado por la respuesta. Y juntos invitaron a todos a formar parte del banquete que tenían preparado. Poco después dejó a su “esposo” – que hermoso se escuchaba- con su madre y hermana y fue en busca de sus queridos amigos, sabía de antemano que habían estado corriendo de acá para allá los últimos días, todo para ayudarlos con su boda. Se sentía feliz, agradecido y tremendamente querido.

    Shinobu recorrió con relativa rapidez las poco concurridas habitaciones del palacio para llegar a la cocina, donde sabía, Misaki, Hiroki y Keiichi seguramente se volvían locos organizando que todo el espléndido banquete que habían organizado saliera perfecto. A diferencia de los otros tres él se había tomado un poco más de tiempo para planear el “gran evento”, así también como decidió que todo se llevará acabo en los jardines que se encontraban fuera de su palacio pues pensaba aprovechar la hermosa vista de los árboles de sakura en plena primavera y por los comentarios que había logrado escuchar de sus invitados, había acertado. Una pícara sonrisita de autosuficiencia adornaba sus labios cuando escuchó un alboroto que provenía de la habitación que ya tenía justo enfrente: La cocina.

    Acelerando el paso solo un poco empujó las dos hojas de la puerta, pero para nada estaba preparado para presenciar lo que vio. Y tan solo se permitió abrir los ojos muy, muy grandes:

    Ahí, frente a él, se encontraban un montón de servientas dando vueltas como locas, algunas charolas con comida regada en el suelo, otras sin adornar en las mesas, el cocinero principal del palacio, Sasori-san, se encontraba peleándose con Keiichi en los fogones, al perecer intentando remojar algunos manteles en agua caliente; Yuki hacía una exagerada imitación de inhalación y exhalación y Misaki intentaba abanicar con una tapa de una cacerola a alguien. Y ese alguien, se encontraba despatarrado justo en el centro de aquel circo, con los cabellos pegados a la frente por el sudor y gimoteando de cuando en cuando del dolor con las manos agarrándose con fuerza a su enorme vientre.

    Oh no…

    – Debe ser un jodida broma- murmuró el rubio con un tono extra-agudo y llevándose las manos a su cabello peinado en un bonito moño. Todo mundo lo regresó a ver apenas reparando en su presencia y se soltó a jalonearlo e intentar “informarle” entre gritos la no tan inesperada emergencia.

    – Hola…Shinobu- exclamó Hiroki con una sonrisa. Shinobu podía ver como a pesar de que el mayor le sonreía sus ojos estaban nerviosos y con una pincelada de miedo. El rubio intentó calmarse y soltar el aire que no sabía que había contenido con tranquilidad…no necesitaba unirse a la panda de tontos y neuróticos allí.

    – ¡AHORA, TODOS CÁLMENSE! – exclamó el rubio, haciendo que la gente recuperara un poco de compostura de una buena vez por todas – necesitamos estar tranquilos para Hiroki, no correr como dementes por todos lados. Ahora escuchen lo que haremos: Sasori-san organizará a los encargados de cocinar, Keiichi se hará cargo de la salida y arreglo del banquete, Misaki y yo llevaremos a Hiroki arriba y Yuki- el rubio miró al muchacho de ojos verdes con el rostro más serio que alguna vez le vieron-…trae a Nowaki-san.

    Todo el mundo asintió y se movilizó enseguida. El pobre castaño gemía y gruñía de vez en cuando por el esfuerzo mientras subían las escaleras. Con toda la gente allí prefería que este asunto se llevara lo más privado y veloz que pudieran. Aún no habían terminado de llegar al final de las escaleras cuando observó que Yuki ya venía de regreso con Asuka, Mitsuki-sama y la pequeña Mikoto corriendo como locas. Pero sin Nowaki.

    – ¿y- y Nowaki?- preguntó el oji-avellana exaltado, francamente preocupado sin obtener respuestas más que una pequeña negación por parte de Yuki, que más bien iba dirigida a Shinobu. Este tan solo murmuró algo entre dientes y siguió tirando de un cada vez más alterado Hiroki a la habitación con el resto siguiéndole. Más cuando el mayor fue depositado en la cama gimoteo exigiendo ser levantado de nuevo.

    - ¡Hiroki!, escúchame, cariño- El oji-plata se había llenado de una paciencia liderazgo de la situación como nunca y esperó uno segundo a que el adolorido castaño se tranquilizara y enfocara sus desorbitados ojos hacia él- todo estará bien…- Hiroki asintió respirando lentamente – tienes que ayudarnos…nosotros te ayudaremos, no te dejaremos solo, pero tienes que decirnos que necesitas-
    Hiroki asintió. Y agitado habló casi enseguida

    -a-agua

    Y como un balde de agua fría un montón de raciocinio golpeó a todos de repente. ¡¿Cómo había podido olvidarlo tan pronto?¡…el niño que llevaba Hiroki en el vientre no era solo humano, era también parte tritón y muy probablemente un mago. El rubio tan solo tragó saliva asintiendo y ordenando a quien sea que trajeran llenaran de agua la tina de hierro…¡que lo condenen!, pero….¡¿Cómo demonios se supone que sabría él del alumbramiento de los tritones?!...¿cómo nacería el niño?... ¿nacería humano? ¿o con su aleta de tritón?¿qué tendría que hacer?¿cómo…?

    Sus pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte golpe que hizo la puerta de la habitación cuando por ahí se vio a un agitado pelinegro todo desaliñado, con el corbatín del traje desanudado y el saco abierto. Detrás de él venían Akihiko y Miyagi bastante agitados.

    – ¡HIRO-SAN!

    A partir de ese momento todo pareció pasar muy rápido, y tan pronto el tritón pudo tener en sus brazos a su castaño y ponerlo en el agua sacaron a todos de la habitación y se dispusieron a traer al mundo a ese pequeño o pequeña que esperaban con ansias. Y tras una hora y gruñidos, gritos, palabras de aliento y una que otra maldición que los ansiosos amigos y familiares escuchaban a través de la puerta, por fin escucharon esta abrirse.

    Un sonriente y empapado Nowaki salió de la habitación.

    – es un niño

    ……………………….

    Con los preparativos del evento por venir Misaki aún estaba un poco resentido de no haber podido estar presente durante la presentación del pequeño de Hiroki y Nowaki en Ayami. Shinobu le había contado solo maravillas del lugar y de la espléndida celebración que Hisa-sama había organizado para su primer nieto. El nacimiento del pequeño había causado furor y ocasión de una larga serie de fiestas en la ciudad bajo el agua, no tan sólo por ser el primogénito del príncipe Nowaki, sino porque se habían dado cuenta que el pequeño había nacido con el don de la magia, tenían ni más ni menos que el primer mago tritón nacido en la familia real sólo después de Nowaki. La gente de Ayami auguraba buena fortuna con el acontecimiento y aseguraba que el pequeño sería el futuro gobernante de la ciudad, uno de los más poderosos que se hubieran visto.

    Después de lo que Shinobu había descrito como una “injusta apropiación a su súper planeado día especial”, aun cuando había aceptado ya de buena gana compartirlo aun con el pequeño bebé, las cosas habían cambiado un poco. Nada más que acontecimientos que ya se habían visto venir.

    Una vez que el rubio dragón hubo terminado su entrenamiento con Nowaki-san tomó formalmente el puesto de guardián del reino, y aunque sus servicios no eran tan requeridos, ya sea porque el espléndido ejército de Usami o por lo buenos que resultaron ser los reyes con la política diplomática, el príncipe había tomado con gran entusiasmo su nueva responsabilidad; Hiroki y Nowaki, que habían estado en Ayami desde la presentación de su pequeño habían vuelto ese día, al igual que Yuki Y Keiichi, éste último junto a su marido.

    Todos sus amigos habían regresado ese día, y no era para menos, hoy se llevaba a cabo la coronación del príncipe Akihiko Usami y su doncel, Misaki-san.

    En la elegante habitación se podía observar como el matrimonio se arreglaba para lo que sería una nueva etapa en la historia de sus vidas; y, como era obvio, el varón observaba un poco divertido como su precioso oji-verde daba vueltas por todo el lugar intentando, al parecer, abotonar los botones de su elegante traje. Akihiko solía sonreír un poco cuando Misaki se quejaba de lo raro que sería que se dirigieran a él como “majestad” pues ya era bastante raro escuchar el seudónimo de “príncipe” junto a su nombre desde que había contraído matrimonio con él. Aunque el peliplateado demeritaba esas preocupaciones diciéndole a su amado que un título no significaba nada. “Sí, claro, como si fuera verdad” pensaba silenciosamente Misaki, él ya lo había comprobado un montón de veces por la forma en que las damas y donceles de clase alta lo miraban por haber “capturado” al “increíblemente apuesto, poderoso y rico príncipe Akihiko”; menos mal que Keiichi y Shinobu le habían enseñado a deshacerse con “elegancia” de las personas desagradables y oportunistas.

    – Como sigas caminando así harás un agujero en el piso – exclamó divertido su oji-violeta. Misaki sonrió pero regresó a ver a su marido con un puchero acusador. Akihiko observó con atención a su doncel…lo sorprendió una mirada que no había visto nunca en los orbes esmeralda - ven acá, cariño ¿qué te tiene tan nervioso?- abrazándolo por la cintura lo interrumpió antes de que el menor hablara – y no digas que es sólo por la coronación…no te creeré- murmuró contra los labios temblorosos. El peliplata tiró de su esposo hasta que estuvo sentado en la cama con éste sobre sus piernas.

    – yo…

    – ¿sí?

    – y-yo… solo quiero que sepas que lo supe hace poco…-exclamó nervioso, mordiéndose los labios y con su rostro coloreándose lentamente en un lindo carmín. La intriga logro invadir al apuesto varón al ver las adorables reacciones de su pareja.

    – ¿el qué?

    Misaki, que nunca había sido un buen hablador, optó por mostrarle en vez de responder. Akihiko observó curioso como el menor se desabotonaba la camisa del traje que tanto le había costado hacer y en lugar reveló gran parte de su precioso pecho y estomago; los pensamientos del futuro rey de Usami se estaban desviando justo cuando el doncel tomó su mano y la colocó sobre su abdomen, más específicamente sobre el plano vientre. Le tomó un par de segundos entender y recuperar la capacidad de respirar cuando sus ojos se encontraron con los brillantes orbes verdes llenas de lágrimas y la sonrisa nerviosa que nacía en el rostro de su esposo, seguido se quedó observando el pequeño tatuaje de una estrella de cinco picos un poco más abajo el vientre…solo observándolo con detenida atención.

    – y-yo… no sabía cómo decírtelo- habló Misaki retorciendo sus deditos de las manos al ver la nula reacción de su marido, el creía que…- quería hablarlo después de la coronación, pero nunca he sido bueno ocultando cosas…ya sabes…- sonrió nerviosamente – ¿Usagi-san?

    Los ojos violetas al fin lo regresaron a ver. Y la preciosa sonrisa del varón deshizo los nudos que los nervios habían hecho en su estómago. El apasionado beso que siguió después era algo que veía venir y el montón de “te amo” murmurados contra su cuello instalaron un calorcito agradable en su pecho. Lo que le causó intriga fue la gran carcajada que el varón soltó después:

    – mamá enloquecerá cuando anunciemos que será abuela después de la coronación- exclamó como una travesura. Asuka había declarado hace apenas un par de días lo grande que sería la celebración que organizaría para anunciar la llegada de su primer nieto o nieta, celosa de las fiestas en Ayami en honor al pequeño príncipe. Misaki se carcajeó junto a su esposo…si, Asuka-sama enloquecería.

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    Si alguien le hubiera dicho a Misaki hace un año que se casaría y formaría una familia con el príncipe del reino al cual había planeado ir a solicitar empleo se hubiera reído de él por la gran tontería. Si le hubieran dicho que conocería personas increíbles y que aquella aventura lo llevó a descubrir muchas cosas sobre él que ni siquiera creía posible: que era mucho más valiente de lo que pensaba, que era mucho más fuerte de lo que nadie esperaba, que su participación en aquella comitiva había cambiado el curso de la historia y de la vida de muchas personas…jamás lo hubiera creído.

    Su atención volvió al presente cuando observó cómo su marido le tendió la mano para que el la sostuviera, le sonreía suavemente, pero con los ojos llenos de amor. Akihiko ya portaba sobre sus plateadas hebras la corona ceremonial: elegante y ostentosa, justo después de haber pronunciado el juramento indicado para la ocasión. Ese era el momento cúspide, Yuki le había explicado con lujo de detalle aquello, era el rito emotivo que simulaba no sólo la invitación que hacía el rey a su consorte de reinar a su lado, en igualdad de condiciones, sino la presentación que éste hacía a su reino de su compañero de vida y responsabilidades, con el que cuidaría del reino hasta que la siguiente generación ocupara su lugar correspondiente.

    Sin dudar tomó la mano de su esposo, mirándose a los ojos se sonrieron y después viraron su mirada al frente para escuchar los aplausos y la algarabía de su familia, amigos y súbditos. Misaki intentó contener una risita cuando Akihiko sonrió traviesamente y habló dirigiéndose a la audiencia.

    – Muchas gracias por venir, es un placer para mí y para mi Misaki que hayan podido acompañarnos este día, sin embargo no es lo único que queremos celebrar hoy – Akihiko afirmó el agarre de la mano de su doncel y el oji-verde casi pudo sentir la mirada de Asuka sobre él y fue imposible ocultar una sonrisa divertida- tenemos una noticia más que darles a todos…

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    FIN


    Muchas gracias por todo, ¡esperen el Epílogo!
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    Hola a todos, ¿cómo están?

    o///O….lo sé ya ha pasado un tiempo, pero como les dije, no pienso dejar inconcluso mi fic :D . Primeramente, muchas gracias por comentar y seguir al pendiente de mi fic ( a pesar de la larguísima espera x´D); espero que hayan pasado unas felices fiestas¡¡¡. Este año ha sido muy complicado para mi, empezando por mi salud, pero poco a poco estoy progresando (es mi meta de año nuevo LOL) y los tramites de mi titulación me están llevando un poco más de tiempo de lo esperado, pero en fin…agradezco mucho su infinito apoyo y en vísperas de la culminación de este “no tan pequeño fic xD” quiero compartir con ustedes que antes de que suba el epilogo de esta historia estaré subiendo un nuevo fic :D¡¡
    Ahora sí, sin otra noticia que dar, respondo sus comentario, después de tanto tiempo :v

    Anne onodera takano:¡Hola, ¿cómo has estado?!, muchas gracias por comentar y estar al pendiente de mi fic. Me alegra que te haya gustado el flash-back de Misaki creo que era importante para conocer el contorno en el que vivía en su infancia. Espero te guste el nuevo cap¡, besitos de chocolate….

    Melyoan: Hola Mely¡¡, después de tanto tiempo D:¡¡ Puedo tardarme horrores en regresar pero no dejaré un fic inconcluso :3¡. Muchas gracias por comentar, ya sé¡ estuve casi 8 meses sin reportarme …me alegra mucho que vayas avanzando con tus fics, y de hecho ya estoy releyendo “Atracción Obsesiva” por AY :D en un día de estos que me saque un tiempito te comentaré. De que se vienen los bebés se vienen¡¡ Esta es la primera parte del ultimo capitulo, faltaría la segunda y un epílogo que está casi listo xD…Me gusta que te guste como va mi fic¡, espero te guste la conty, nos leemos pronto¡, besitos de fresa¡

    Misagi * *




    Capítulo 64: Finales felices…parte I

    – desde este momento y para siempre sus almas y sus destinos se han vuelto uno.

    Misaki solo fue capaz de regresar del profundo trance, al que al parecer había entrado, cuando los aplausos y los vítores estallaron fuertemente en sus oídos. Viró sus ojos justo al frente de él, mirando como si fuera la primera vez a Usami Akihiko, ahora su esposo y mordió sus labios tratando de mitigar el pequeño grito de emoción/nerviosismo que ello le provocaba. Se tomaron de las manos, frente a frente y aún con todo el escandalo como música de fondo se sonrieron tiernamente, el rojo adornando las tiernas mejillas del doncel. Recordó, casi como un chispazo, como hace apenas unos segundos se juraban amor y lealtad frente a familiares, amigos y el celebrador del templo, y el momento exacto en el que Usagi-san lo miraba con adoración, sobre la copa ceremonial en sus manos, esos ojos violetas enmarcados por largas y plateadas pestañas…

    – Misaki -Misaki dio un pequeño saltito cuando apenas se enteró que Akihiko había cortado el espacio entre ellos, juntando sus frentes, con una sonrisa deslumbrante, que fue imposible que no se le contagiara – misión cumplida- anunció risueño y juguetón contra sus labios. Él tan solo atinó a sonrojarse y poner un adorable puchero, que fue gentilmente borrado cuando los delgados labios del príncipe besaron por fin los de su adorado doncel, provocando que, por si fuera posible, aumentaran más los aplausos. La ceremonia por fin había acabado.

    Tan pronto el peliplateado fue capaz de soltarle, fue turno de su hermano y Asuka-sama intentarlos asfixiar amorosamente en apretados abrazos y varias lágrimas. Y cuando la elegante mujer anunció que se pasara al gran salón para la celebración de la fiesta todo el mundo empezó a moverse, e inmediatamente Akihiko y él se vieron en problemas para agradecer la asistencia y las felicitación de todas aquellas personas se acercaban a ellos. Divirtiéndose cada vez que entre graciosas muecas Misaki le preguntaba a su oji-violeta quién demonios era esa persona y este le respondía de la misma manera que no tenía ni idea y se largaban a reír…discretamente claro. Todo aconteció de ésta manera por algunos tortuosos minutos más hasta que el oji-verde reconoció una melena castaña y con curiosidad, prisa y tal vez un poco de incredulidad se dirigió hasta allá tirando del brazo de Akihiko.

    –¡tú!- exclamó sin más con una vocecilla descompuesta y señalándolo con el dedo índice, muy a pesar de las risillas para nada disimuladas del aludido y ,su ahora, flamante pareja.

    – hola a ti también, Misaki. ¡Felicitaciones por tu boda!, Muy hermosa ceremonia, por cierto- exclamó divertido, observando la mueca de sorpresa pasando a la de entendimiento.

    – ¿Qué haces aquí? – exclamó aun con sorpresa el oji-verde.

    – Lastimas mi corazón- exclamó fingiéndose ofendido- pero recuerda que yo te avisé que nos veríamos en tu boda…justo aquí. Si no me creíste eso fue asunto tuyo- exclamó travieso, lo cual provocó un tierno puchero avergonzado del otro doncel. Pasaron unos segundos antes de que recibiera el abrazo que gentilmente le ofrecía el pequeño guardián, y recordar, que seguían acompañados, por lo que rápidamente el ojiverde espabiló.

    –¡Usagi-san!...él es Kisa-san el guardián del puente y este de aquí es Yukina-san…te había contado sobre él- les presentó- ellos…

    Y las presentaciones continuaron cuando a unos metros observaron como un puñado de personas bastante conocidas por ellos se acercaban con grandes sonrisas. Hatori, Mino y compañía aparecieron. Todos tuvieron tiempo de felicitar el nuevo matrimonio, avergonzarlo un poco y recordar anécdotas mientras se adentraban al gran salón, y cuando el pequeño Asaki extendió sus manitos hacia Misaki y este lo cargó gustoso ninguno se perdió el fascinante momento en el que Akihiko lo miraba embobado haciéndole gracias al bebito para que riera, haciendo que los donceles sonrieran traviesamente. Una vez Asaki pudo salir de los brazos de Misaki , los recién casados volvieron a gradecer la presencia de los magos y continuaron recorriendo el salón, saludando a todos.

    ………………………………………………….

    En otro lado, justo en el centro del salón, un rubio de mirada grisácea se adelantaba a través de las largas mesas de bocadillos buscando a su gallardo y muy atractivo capitán, al que por cierto, había mandado antes para “apartar” algunos de esos cremosos panecillos rellenos de dulce de arroz…tan sólo recordarlos coronando la mesa de postres se le hacía agua la boca. Saludaba a unos pocos invitados que se acercaban a saludarlos tanto como el príncipe perdido como el nuevo mago que ahora custodiaría, con el tiempo y la práctica, a Usami, cuando divertido recordó la prisa con la que descubrió a Nowaki y a Hiroki escabullirse por las escaleras hacia el ala de las habitaciones. Se mordía los labios ahogando una traviesa risita hasta que pudo divisar a Miyagi.

    Entonces su sonrisa murió.

    Sus ojos coquetos y grises, casi siempre tranquilos como profundos lagos de plata, brillaron como fundidos por las mismas llamas vivas del sol. Rojos. Con la misma intensidad con la que brillaban en su transformación a dragón. Allí, justo frente a sus narices, una mujer que difícilmente pasaba los treinta se colgaba muy cómoda del fuerte brazo de su pareja, pegándole su turgente pecho y sonriendo como boba, a su consideración, intentaba entablar una sucia o/y atrevida conversación con él. El varón, ya con una expresión de fastidio que muy difícilmente lograba ocultar en una mueca inexpresiva, tan solo intentaba poner la mayor distancia con ella, mientras intentaba convencerla de algo. No sabía si era la ira infundada por lo celos o viceversa, pero sintió su piel calentarse a una temperatura que era humanamente anormal, y la conocida y nunca tan placentera bola de fuego subiendo por su garganta. Iba dando pasos largos y rápidos hacia su destino, pisando tan fuerte que era un milagro que las marcas de caliente hollín no ensuciaran los lujosos azulejos. Se detuvo apenas un metro de la “flamante” pelirroja amarrada a su pareja y respirando profundo evocó su última gota de cordura en ello.

    Los profundos ojos negros, como la noche de Miyagi lo regresaron a ver con un tinte de exasperación y después con un profundo alivio.

    – Shin…- más Miyagi había dejado inconcluso su comentario cuando vio el estado en el que se encontraba su adorado doncel, e intuyó que esto no sería nada parecido a lo que sucedió en Takatsuki, empezando por lo cerca que se encontraba el príncipe de su transformación a dragón - ¿cariño?- preguntó algo dudoso, tratando con un poco más de ahínco que la insulsa mujer con la que había tenido el infortunio de reencontrarse lo soltara. Pero se quedó inmóvil cuando con una sonrisa sospechosa el rubio solo le puso el dedo índice sobre los labios indicándole mudamente que guardara silencio y que el asunto no era con él…por ahora.

    Los ojos miel de la mujer parecían que al fin lo habían visto cuando notó que el varón tenía su absoluta atención al recién llegado. No estando acostumbrada a que le quiten la atención se volteó encarando al “pobre” encontrándose con el bello doncel de mirada endemoniada. Sonrió satisfecha creyendo saber que no era más que otro arrastrado detrás del hombre que consideraba suyo, celoso.

    – ¿se te ofrece algo, querido? – preguntó socarronamente, levantándose sobre los pocos centímetros que le aventajaba al doncel. Su brazo aferrándose aún al fuerte varón y la mano desocupada a su cintura. La mirada del muchacho se había serenado, pero el silencio aun reinaba entre los tres, lo que hizo que la mujer frunciera un poco el ceño al no comprender bien qué sucedía- si no tienes nada que decir te agradecería…

    –Disculpa…- interrumpió Shinobu con un rostro terriblemente serio- ¿pero podrías explicarme cual es el motivo por el que tus manos estén sobre mi prometido?

    Los rostros de Miyagi y la mujer reflejaban una sorpresa casi cómica, claro ambos con reacciones y por razones diferentes. La sonrisa entre orgullosa y divertida del pelinegro le dio una pista.

    – ¿c-cómo te atreves?- exclamó con un gritito agudo ella mirándolo con ira poco disimulada cuando por fin el habla le regresó al cuerpo, seguido miró al varón -¡Miyagi! ¿Qué significa esto? ¡¿De qué se supone que está hablando?! ¡yo me casaría contigo! ¡Soy Yumiko Ashura, la heredera de la familia más rica del reino vecino! ¡No puede hablar enserio! ¡¿De verdad elijarás a un pueblerino cualquiera sobre mí y toda la fortuna que me precede?!, ¡le entregué a nuestra relación años de mi vida!- los ojos rojos de la mujer no hacían más que causarle fastidio, quizás algo de lástima al varón. Mas sorprendentemente fue Shinobu el que no movió una pestaña alterado por lo mencionado, tan poco era tan estúpido como para pensar que Miyagi no había tenido alguna relación con alguna mujer u doncel en su pasado.

    – Invertiste en mí, querrás decir…o creerás que soy tan estúpido como para pensar que no te interesabas en mi propia fortuna- exclamó con enojo Miyagi, más nunca perdió la calma; entonces la mujer tuvo la decencia de sonrojarse- Mas a mi favor, jamás obtuviste de mí una promesa y sí, solo una “relación” que sólo era alimentada por tu ambición y mi indiferencia por la vida- terminó, sorprendiendo incluso a Shinobu quien después de llorar un poco la soledad de su dulce caballero, miró con furia a la mujer y de un solo movimiento rápido de su mano el brazo de Ashura se separó ,como impulsado por un resorte, de la mano de Miyagi.

    Decir que la pelirroja se había quedado un infierno de horrorizada era poco.

    – tu…

    – que yo sea un mago es el menor de tus problemas, Yumiko Ashura. Mi nombre es Takatsuki Shinobu, y cómo por lo que veo, te interesa mucho la posición socioeconómica de Miyagi, puedes empezar a quedarte tranquila, soy el príncipe de mi reino y mi hermana mayor la reina, quien por cierto gobierna una de las tierras más ricas y prosperas entre decenas y decenas de reinos.

    – yo…s-señor…a-alteza…

    – imaginemos que no ha ocurrido nada de esto y el momento de disgusto solo ha sido momentáneo; y aunque imagino que no es lo que esperabas te invitó a que sigas disfrutando de la fiesta…odiaría que Misaki y el resto de la familia real fueran molestados solo por un malentendido… ¿no crees?- Exclamó el rubio con cierto retintín. La mujer tan solo atinó a bajar la cabeza en una reverencia exagerada y huir con la poca dignidad que le quedaba pues había notado que, aunque disimuladas, muchas personas prestaban atención al pequeño circo. El rubio terminó de acortar la distancia con su apuesto capitán y besó superficialmente sus labios, justo antes de jalar las solapas de el fino y caro traje del varón haciendo que el pobre diera un ligero quejido de sorpresa encarándolo y ajustándose a su altura – y tú… como descubra de la misma manera una o uno de tus ex amantes…o vea a cualquiera detrás de tu atractivo rostro…le convertiré en una lagartija…no querrás ser responsable de eso ¿verdad? ¿Entendiste, cariño?

    El varón tan sólo sonrió divertido y enternecido, más aún cuando mostró el pequeño plato que escondía detrás de él. Casi estaba envidioso de los jodidos bollitos rellenos cuando los ojitos grises brillaron dulcemente.

    ****************************************************

    Cuando la noche cayó, la música dejó de sonar, los cántaros de licor fueron vaciados y los grandes platones en las mesas elegantes dejaron de reaparecer llenos de aperitivos algunos invitados empezaron a despedirse; sin embargo, como era costumbre, la familia real extendió la invitación para que los invitados se quedaran y pudieran acompañarlos los días posteriores a una gran serie de celebraciones de bailes en honor a la nueva unión. Una vez, todos los pisos limpiados y la mayoría de las habitaciones ocupadas, el nuevo matrimonio y el resto de la familia real Usami se despidió y agradeció por última vez la asistencia y los buenos deseos antes de subir a sus propias habitaciones.

    – ¿estás bien?

    La preocupada voz del hermoso varón a su lado hizo que Misaki al fin le pusiera atención. Le sonrió con dulzura al peliplateado. El pobre había tenido prácticamente que arrastrarlo/cargarlo al menos las últimas dos horas; sus pies se habían rendido más o menos después de su primer baile como pareja (milagrosamente aún conservaba ambos pies), más el cansancio emocional y físico que significó la celebración de la fiesta no tenían mucho que ver con el fuerte palpitar de sus corazones, que emocionados y un tanto temerosos esperaban con expectación el momento, en que en mutuo silencio, habían acordado consumar todos los sentimientos que se albergaban con locura en sus corazones.

    – Estoy bien – sonrió tímidamente y dejó que el mayor los guiara hasta su habitación.

    ********************************************

    Después de lo que parecía una eternidad Akihiko por fin cerró la puerta de la habitación y soltó un largo suspiro recargándose sobre ésta, resintiendo todo el ajetreo de la fiesta y el caos en general de los últimos días, se permitió saborear con detenimiento el título de “esposo” que ahora lo enlazaba a su precioso castaño. De tan sólo recordar todas las peripecias que tuvieron que pasar para llegar hasta este preciso momento se le estrujaba el corazón, y sin embargo estaba completamente seguro que lo volvería a hacer todo exactamente igual si al final podría sostener entre sus brazos a su dulce doncel.

    Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escuchó un pequeño murmullo entre dientes y regresó a ver con una enorme sonrisa a su pareja: Misaki batallaba un poco con los adornos que habían puesto en su cabello, y sentado frente al tocador hacia su mejor esfuerzo porque los mencionados pasadores y adornitos no se enredaran en sus largos cabellos y de cuando en cuando sus mejillas tomaban un ligero toque sonrosado cuando se encontraban con los suyos. Río un poco. Una sensación de ternura lo invadió y sacándose el saco principal de su traje de gala sólo se limitó a enrollar las mangas de su camisa, poniéndose un poco más cómodo, y lentamente y con paciencia retiró todo del precioso cabello café, cuidando no tirar de más y lastimar al muchacho.

    –Listo, ya estás libre- bromeó un poco el peliplata, revolviendo juguetonamente los rebeldes cabellos.

    – ¡ya, Usagi-san!- exclamó el doncel intentando no reírse, poniendo sus pequeñas manos, sobre las fuertes del varón. Sus miradas jamás se perdieron de vista en el espejo, aún menos cuando las más grandes pasaron de recorrer el cabello a deslizarse por los tiernos lóbulos de las orejas, las mejillas sonrojadas y después la barbilla. Las juguetonas sonrisas habían desaparecido de los rostros para dar paso a una mirada un poco más seria, intrigada y expectante. Cuando las manos llegaron al cuello se detuvieron al tocar con cariño la fina cadena dorada que sostenía la medallita del gracioso conejo, ese regalo que Akihiko sabía bien Misaki jamás se quitaba por considerarlo muy importante. Fue Misaki quien acabó con el hipnotizante juego de miradas para finalmente darse la vuelta y encararlo, aun sentado frente al tocador.

    Akihiko vio fascinado el momento en el que aun con la mirada baja y sus mejillas sonrosadas su ahora esposo se puso de pie dándole la espalda, sujetando con un poco de dificultad el gran moño de su obi.
    – ¿puedes?...

    Cuando pudo superar la sorpresa, caminó lentamente hacía el colocándose muy cerca atrás de él con una sonrisa suave y una mirada intensa, acariciando superficialmente los hombros y los brazos de su pareja y finalmente dirigir sus manos al gran listón rojo amarrado a la delgada cintura.

    – Por supuesto- murmuró al oído contrario, sintiendo con satisfacción el pequeño estremecimiento del suave cuerpo.



    El obi se deslizó con facilidad hasta el suelo, exponiendo a cada segundo un trozo más de piel desconocida a la avariciosa mirada violeta. El primer gemido en toda regla vino por parte del castaño cuando el mayor empezó a marcar el blanco cuello con sus labios, besándolo lentamente mientras se abrazaba a la desnuda cintura. El doncel, con las piernas temblorosas, tan sólo atinó a echar la cabeza hacia atrás recargándose en el fuerte pecho de su amante, permitiendo que el varón hiciera lo que le placiera con su cuerpo mientras sus manos encontraban un muy buen lugar detrás del cuello de él, enredando los cortos mechones plateados en sus dedos.

    – Usagi-san- gimoteó el menor cuando sintió los dientes romos del príncipe mordisqueando su oreja.

    – Aquí cariño- le respondió con voz ronca y sin poder evitarlo por mucho tiempo más lo volteó y finalmente tomó los suaves labios entre los suyos, bebiéndose gustoso los gemidos y suspiros de su doncel. Lo levantó por las caderas haciendo que el doncel enredara sus bonitas piernas en su cintura, al mismo tiempo que el mayor pasaba las manos sobre esos pequeños y abombados montículos dándoles un buen apretón que provocó el gemido ahogado y un brinquito del oji-verde.

    Ambos cayeron a la cama, el menor rebotando graciosamente unos segundos, mientras que Akihiko lo miraba con veneración desde arriba, sosteniéndose en su brazos, contemplándolo.

    – te amo- le confió, pegando su frente a la contraria, observando encantado como las mejillas del muchacho tomaban color, más un lapso de sorpresa momentánea tomo parte de él cuando Misaki tiró de su rostro para juntar sus labios apasionadamente, saboreándose sin prisa pero un toque de emoción y desesperación. Las manos para nada tranquilas del varón repasaban a conciencia las piernas y el pecho de su esposo, concentrándose en los tiernos botoncitos rosados que se estremecían de placer al ser tocados de esa manera, y sus delgados labios pasaron de dejar de hacer pequeñas marcas en el cuello a explorar de primera mano la suavidad de los pequeños montículos de carne rosada haciendo que el castaño se retorciera entre sus brazos presa de un profundo placer. Besó a conciencia el blanco pecho y el suave abdomen del menor, que se estremecía en pequeños espasmos por la respiración agitada; se concentró en seguir descendiendo por ese suave y tentador cuerpo, haciéndole el amor con sus labios y lengua.

    –¡usagi-san!

    El gimoteo del menor no hizo más que incitarlo a continuar, mientras sus dientes jugueteaban ya con las adorables cintas que adornaban la única prenda que le quedaba al doncel: unas bonitas bragas para doncel en color blanco. No tardó en deshacerse de la ropa a pesar de lo bien que la lucía su castaño y demoró aún menos en acomodarse entre las piernas del menor y sumergirse en un exquisito placer que rápidamente los llevaba a ambos a la locura. Prueba de aquello eran los gemidos casi gritados de Misaki quien no sabía si tirar aún más de los cabellos plateados o intentar apretar aún más sus piernas sobre su ahora esposo. Ni siquiera tuvo tiempo de reclamar el repentino momento en que toda aquella maravillosa sensación se acabó de repente dejándolo sin nada, cuando sintió dos dedos húmedos y largos profanar su entrada, provocándole un intenso y prolongado orgasmo que su marido se preocupó por alargar.

    – Aquí estoy cariño…tan sólo para cumplir todos tus deseos – murmuró el oji-violeta mirándolo intensamente mientras dejaba un reguero de besos en el interior de su muslo izquierdo. Con un surgimiento de valentía y picardía de las que el menor no reconocía dentro de él, llamó a su marido extendiéndole los brazos y acariciando todo lo tuvo a su paso tan pronto lo tuvo enfrente murmurándole un pequeño “te necesito ahora, Akihiko”

    Y con la sensación cálida en su pecho y el corazón acelerado como un puberto el apuesto príncipe apretó su cuerpo al ajeno, besándolo con ardor al mismo tiempo que penetraba poco a poco la rosada entrada palpitante del menor. Los siseos y primeros gemidos de incomodad fueron consolados por las tiernas palabras susurradas del heredero del reino al oído contrario ,al igual que las lágrimas lavadas con sus dulces besos; pero también los ojos violetas, aún más brillantes por la luz de la Luna que los acompañaba esta noche, fueron testigos de la transformación de su adorable y encantador hombrecito a un doncel extraordinariamente sensual, con los ojos nublados por el deseo y con la piel tan caliente como el sol de verano de un reino costero. Sostener entre sus brazos a su castaño cada vez que explotaba de placer sonrojándose todo su cuerpo era la sensación más increíble y poderosa del universo. Sentirse merecedor de la confianza, entrega, y sobre todo, amor del doncel hacia latir su corazón desbocado.

    – ahh…Usagi-san- gimoteaba el oji-verde, venciéndose a los placeres carnales por primera vez, enloqueciendo ante un tumulto de sensaciones que no podía ni quería controlar. La boca de Akihiko se la había tomado contra su cuello y besaba y mordía cuanto podía echando la cabeza hacia atrás inconscientemente para darle más espacio; y cada vez que su ahora marido arremetía contra su sensible entrada sentía corrientes eléctricas recorrerle todo cuerpo haciendo que enroscara los dedos de los pies y las uñas de sus manos hicieran un desastre en la espalda musculosa del peli-plata.

    -sólo un poco, cariño– murmuró el peliplata contra el oído ajeno al ver que el menor cada vez gimoteaba más agudo, clara señal de que estaba cerca de correrse. Sintió profunda satisfacción al ver y sentir bajo las yemas de sus dedos como el vientre de su castaño se contraía en espasmos de placer cada vez que lo tocaba sutilmente y cuando su miembro se encontraba más profundamente enterrado en él. Fijó su mirada nuevamente en los ojos esmeralda que lo habían cautivado desde la primera vez y no pudo evitar besarlo apasionadamente por lo que el menor correspondió como pudo enredando sus brazos en el cuello de su amado. En un rápido movimiento el alto los cambió a ambos de posición, dejando al oji-verde sobre él, haciendo que se sonrojara un poco al principio, pero después incitándole a continuar acariciando sus nalgas y sus piernas éste empezó a moverse por su cuenta hasta dar pequeños saltitos que los llevó a la perdición rápidamente.

    – te amo pequeño- exclamó el peliplata extasiado, viéndole desde abajo disfrutar por primera vez de la pasión- eres tan hermoso…tan sensual- murmuró agitado y conmovido por la ternura y la fogosidad que poseía de manera innata su doncel, moviéndose de manera pecaminosa sobre él y gimiendo suavecito echando la cabeza para atrás, mientras él lo sostenía con fuerza de la cintura y lo ayudaba tomándolo de vez en cuando de las caderas.

    – mmm…n-no digas…eso, es vergonzoso…t-también te amo- exclamó entre gemidos un abochornado Misaki, mientras el peliplata reía contento cuanto el esfuerzo se lo permitía.

    Misaki sintió como de repente una inmensa bruma caliente lo invadía por completo y su cuerpo convulsionar de placer contrayendo sus músculos internos y con ellos “el invasor” que se movía ya erráticamente dentro de él. Apenas y fue consciente de cómo el mayor volvía a ponerlo contra la cama dando las últimas envestidas a su cuerpo mientras acariciaba lánguidamente sus muslos y atrapaba entre sus delgados labios uno de sus pezones aun erguidos y sensibles ocasionándole un último e intenso grito de placer que se desvaneció en los labios del oji-violeta, acompañando por fin su orgasmo. El primero de muchos en la noche antes de que el menor se dejara dormir, agotado, en los brazos de su príncipe conejo…

    ****************************************************

    Muy pronto las semanas de celebración por una de las bodas más esperadas en mucho tiempo terminó, y después de una maratónica temporada de bailes, cenas, despedidas, felicitaciones e invitaciones de alianzas próximas que la familia Usami rechazó amablemente (Akihiko y Misaki con más ahínco, pues no querían saber absolutamente nada de compromisos entre naciones y menos que involucraran a futuros bebés suyos…ya tenían suficiente con los elfos) todo regresaba a la normalidad. Casi.

    Apenas había pasado un mes de la boda del nuevo matrimonio Usami cuando llegaban noticias de una nueva boda…¿o dos? Misaki no recordaba si había reído más que en ese momento cuando entre gritos y comentarios enfurruñados Hiroki y Keiichi fueron a verlo para contarle la buena nueva. Resulta que una tarde Keiichi había coincidido con Yuki en un evento de caridad, y éste con lo deslenguado que era le había presumido en la cara a su querido cuñado “tan engreído como siempre”, según el rubio, lo fabulosa que iba a ser la próxima boda que se acercaba, tan elegante y con estilo…la suya por supuesto. El chico Sumi había visto rojo con el comentario y sin medir palabras realmente, porque en el momento no pensó en otra cosa, le comentó como quien no quiere la cosa que su “fiestucha” iba a quedar opacada por la suya…porque él se casaría primero.

    Aquella conversación había llegado a los oídos curiosos de un embarazado castaño. Ese día precisamente se encontraba muy a gusto dormitando a flote en las orillas del lago mientras esperaba a que su amado tritón terminara su clase con Shinobu (el dragón había sido inflexible cuando pidió con una pronunciada reverencia a Nowaki un día que lo entrenara un poco con el control de sus poderes, pues a pesar de que sabía que era muy fuerte y capaz, era propenso a perder el control…y quién mejor que Nowaki para enseñarle. El oji-azul tan solo le había sonreído con gentileza asintiendo) cuando Keiichi llegó contándole tal ultraje; cabe mencionar que Keiichi esperaba cualquier comentario de su castaño e irritable amigo pero se encontró con una mueca incrédula, un ceño fruncido y un “ni lo sueñes…ese derecho me corresponde a mi” haciendo hincapié tocando su vientre en que realmente “lo requería…el tiempo apremiaba”. Fueron unos minutos de acalorada discusión que iban desde “¡que no iré rodando hacia al altar” hasta “¡No es culpa mía que no sepan esperar!” hasta que el rubio dragón, fastidiado por el ruido y la interrupción de su entrenamiento los mandó a callar gritándoles.

    – ¡pues si tanta prisa tienen cásense el jodido mismo día!

    Y tan fácil como eso se callaron. Hubo unos segundos en lo que los que los dos chicos se miraron y parecieron ponerse de acuerdo. De pronto la mirada castaña de Hiroki se había clavado en la azul de un divertido Nowaki quien al recibir “el mensaje” borró su sonrisa y se pudo serió para seguido sonreírle de manera deslumbrante a su “futuro esposo”. Keiichi parloteaba sólo dando vueltas por todo el lugar hablando sobre preparativos para ¡La fiesta del año!...mientras Shinobu los miraba a todos incrédulo murmurando un: “¡¿en serio?!

    .

    .

    .

    Continuará
  4. .
    Hola a todos, ¿cómo están? Ya lo sé, he tardado un poco con la conty de nuevo ñ_ñ, pero ya hasta aquí por fin :P. Muchas gracias por su apoyo, lecturas y comentarios, me hace muy feliz que después de tanto tiempo aun sigan mi fic de cerca. GRACIAS¡¡, bueno, pues disfrutemos del penúltimo capítulo. Respondo comentarios ¡…Nos leemos pronto. <3

    Anne onodera takano: ¡Hola! Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado la conty, gracias por tus buenos deseos. Siii Shinobu es un encanto ¡ :D…y por cierto es de los terroristas de los que estoy preparando mi siguiente fic :3, ya estaré avisando por aquí cuando lo publique. Saluditos y besos de manzana verde¡

    Arwen09: ¡Hola!, gracias por tu comentario y tus buenos deseos, que bueno que te gustó el encuentro de esos dos. Era necesario xD. Y obvio Hiro-chan en perfecto en todo sentido :P, un saludo¡¡

    Melyoan: Hola Mely, ¿Cómo estás?, gracias por comentar. Jajaja, no te preocupes. Gracias por tus felicitaciones y buenos deseos¡¡ Ya lo sé, ya era hora de ese lemmon, hasta a mí me tenía ansiosa, prácticamente lo tenía soñado xD. Ya aprenderá a bailar Akihiko…algún día :P…hasta entonces…toca aguantarse al pobre de Misaki xD. Ya casi viene el momento de los babys¡¡ Saluditos Mely…besos chocolatosos¡¡¡

    Misagi * *




    Capítulo 63: “El Gran día”

    Todos habían despertado agitados esa mañana en Usami. Apenas los rayos de sol que daban la bienvenida al amanecer se asomaban por las montañas cuando todo mundo, a primera hora del día, ya deambulaba con premura por todo el palacio. Los jardineros regaban los jardines, los sirvientes pulían los pisos y acomodaban grandes mesas en el salón principal, los cocineros tenían todos los fogones prendidos y las flores eran colocadas en su lugar. Y no era para menos, hoy el imponente palacio en Usami era la cede de tal vez el más importante acontecimiento que se haya celebrado en años. Y como era de esperarse Asuka-san vigilaba todo aquello de cerca.

    – ¡Hinata-chan, los jarrones púrpuras no van ahí, déjalas en el salón principal, por favor!, ¡cariño!...eso no va de ese lado!...¡espera!

    Desde unos pasos atrás Keiichi veía con gracia como la elegante mujer corría de allá para acá dando órdenes a diestra a siniestra, Keiichi le había comentado divertido a la reina que solo la faltaba su banquito y una batuta para dirigir aquella orquesta a placer. Pero internamente no le pareció nada extraño aquello. El joven doncel sabía de antemano, prácticamente desde que la conoció, que la dulce reina era sumamente perfeccionista y que en definitivo no iba permitir que en este gran día algo estuviera fuera de lugar. El día en que festejaban no tan solo el regreso de su adorado hijo, sino también la unión de éste con el amor de su vida. Su destino.

    El principie sonrió una última vez, antes de continuar con su propia encomienda.

    ************************************

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    El sol se instalaba imponente y sin tregua en lo más alto del cielo ese día. Los días de verano en el reino eran severos, tanto que la poca lluvia que llegaba a caer por las noches, parecía que se evaporaba en tus narices, provocando, por si fuera posible, más calor que de costumbre.

    Desde lejos, el dulce doncel veía a la menuda mujer atareada, lavando ropa ajena, como todos los días por las mañanas, a las orillas de un gran río que corría a las afueras del pueblo. Su rostro, seguramente caliente, perlado de sudor por el esfuerzo y el calor se veía colorado. Y las suaves manos que se desgastaban tallando ropa, de vez en cuando exprimían los holanes del viejo y luido vestido floreado que la bella mujer usaba muy seguido y que el rio alcanza a mojar un poco. Los ojos verdes veían con admiración y atención a la dulce mujer de cabellos largos y castaños. A sus apenas 4 años de edad sabía que “trabajar” era una actividad muy dura y que el agotamiento era parte de aquello, sin embargo a pesar de que muchos días veía flaquear el cuerpo e incluso el rostro, a veces, preocupado de la bella damita, los ojos verdes, pacíficos y dulces nunca cambiaron. Siempre brillantes. Nunca supo con exactitud cuándo es que la sonrisa dejó de brillar tanto, quizás fuera porque estaba tan acostumbrado a su preciosa risa o los dulces “no pasa nada” que tan seguido les decía a él y su hermano, quizás tratando de mitigar el hecho de la forma tan precaria en la que vivían. La mujer quizás no lo sabía, pero con tenerlos a los dos, al pequeño le bastaba para ser feliz.

    Inconscientemente su corazón se detenía con congoja cuando los ojos verdes flaqueaban un poco y él trataba de arreglarlo enseguida.

    El doncelito se levantó del pasto en donde estaba sentado, se sacudió un poco la tierra de su trasero y dejó un viejo caballito de madera con el que jugaba allí…un recuerdo que ni siquiera era suyo, un último obsequio del hombre al que debió haber llamado padre, pero que casualmente a nadie le gustaba mencionar. Con una única idea en su mente cortó con sus manitos un puñado flores silvestres que crecían por allí y corrió torpemente hasta donde la mujer, quien al notarlo dejó momentáneamente su trabajo para ponerle atención y con los brazos abiertos y una espléndida sonrisa le esperó para estrecharlo fuertemente. Los ojos ya no lucían preocupados, nuevamente sonreían. Misaki sonrió. Lo había logrado.



    Los veranos pasaban, como pasa el tiempo, como pasan los momentos. Misaki entonces ya tenía 8 años. Como todos los días acompañaba a la bella mujer a trabajar, y muchas veces la ayudaba. Esa mañana ellos cosecharían una gran siembra, propiedad de unos de los mercaderes más ricos del reino, quien como paga les daría una buena porción de algunos vegetales. Habían llegado muy temprano para empezar el trabajo, y acordando empezar de puntas extremas apara abarcar más espacio en poco tiempo, y sin inconvenientes trabajaron casi toda la mañana. Era medio día cuando sobre un banquito, un concentrado Misaki trataba de alcanzar con mucha dificultad un enorme tomate que la mata había hecho nacer hasta la punta, ladeó la cabeza cuando le pareció escuchar su nombre. Se quedó quieto intentando escuchar con más atención y entonces lo hizo.

    – ¡MISAKI!

    El horroroso grito le heló la sangre y corrió como si su vida dependiera de ello, hacia donde había escuchado la voz llena de dolor. Sin importar que las plantas le golpearan de lleno la cara se dirigió velozmente hasta que la vio allí. Tirada, con lagrimones en la cara, inmóvil y con una mueca dolorosa en su sonrojado rostro. Bien dicen que ver caer a tus héroes era de las cosas más dolorosas de ver. Y eso fue lo que él sintió precisamente. Ver a la mujer de su vida, a su bella e invencible heroína, sufriendo, rendida…lo derrumbó. Lo paralizó. El doncel no recuerda exactamente cuánto tiempo después entró apresurado Takahiro, su hermano de ya 15 años, aun con su gorro de trabajo y su martillo en mano, corriendo por la entrada principal del huerto. Seguramente alguien le había avisado y junto con algunos vecinos ayudaron a llevar a la inconsciente mujer a casa.

    A partir de ese día todo cambió.

    La bella mujer ya no trabajaba, ya no podía hacerlo. No encontraba las fuerzas. Takahiro pasó a tener dos turnos en el trabajo…a veces tres. Había días que el doncel miraba a escondidas, con tristeza y preocupación, como su hermano se quedaba dormido en la vieja mesa que les servía de comedor sin probar bocado alguno o como constantemente se sobaba los hombros, seguramente adoloridos por tanto esfuerzo, pero por más que él intentó ayudarlo a trabajar él siempre le sonreía y le decía que no había problema y que lo necesitaba en casa…con ella. Misaki tenía todo el día para platicar con la damita, para que le contara cuentos, o le hablara de lo creía que había muchos reinos más allá, para abrazarla, para besarla…porque aunque tanto Takahiro como la bella mujer lo negaran, él sabía la verdad. La verdad de tras de los “todo estará bien” de su heroína y de la verde y decida mirada, suave y reconfortante.

    Y le dolía profundamente.

    Sabía que, como el fuego en la chimenea, en una fuerte ventisca en invierno, la bella dama…se apagaría. Y esta vez él no podría hacer nada para arreglarlo…

    Ni bien habían pasado dos años cuando pasó. Y fue el día en que el doncel más amó y admiró a la bella mujer. Porque aun cuando la fiebre la invadió, su cuerpo convulsionó en intensos espasmos y su corazón falló, los ojos verdes no mostraron miedo. Y se enfrentó como la dulce, la fuerte y la invencible heroína que era a la última e irremediable prueba. Porque pese al dolor que seguramente atormentaba su cuerpo, todavía sacó fuerzas para dedicarle una dulce mirada de “todo estará bien” y apretó su mano hasta el final.

    Y con lágrimas en los ojos, la despidió y le deseó un buen viaje. Lo aceptó. Porque era lo correcto y lo justo. Porque aquella mujer, la única en su corazón, les prometió que vendrían tiempos mejores y que todos los días sus plegarias iban dirigidas al bienestar de sus corazones, a la sanación de las heridas y el atesoramiento y aprendizaje de sus cicatrices. Y con el amor más profundo, sincero y sano, les regaló todo de ella…sin pensarlo y sin medida.

    Misaki nunca tuvo papá…Misaki ahora no tenía mamá…pero él y Takahiro tenían un precioso y valioso recuerdo de su bella heroína que atesorarían por siempre.

    /////////////////////////////////////////

    Se despertó abruptamente, con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas. La imagen de la bella mujer de ojos verdes invadió su mente y su corazón como un huracán; sin embargo no era para nada una mala sensación, sino todo lo contrario, una felicidad y un orgullo que no le cabían en el pecho. Una sonrisa nerviosa y divertida apareció en su rostro al pensar lo curioso que era que justo hoy recordara eso. Tanteó el espacio vacío a su lado, virando su mirada allí, recordando con un puchero gracioso que esa noche Usagi-san no había dormido junto a él…Asuka y sus supersticiones, rodó los ojos.

    Pensaba en nada y todo un poco cuando la puerta se abrió con un ruidoso golpe, que le hizo dar un saltito asustado en la cama y colocar una palma en su pecho tratando de controlar su agitado corazón. El mismo espíritu le regresó al cuerpo al ver que sólo era Keiichi entrando cómoda y confianzudamente a su habitación.

    – ¡eh, dormilón! ¡A levantarse! ¡ES TAN TARDE!...no podemos retrasarnos más, hoy es el Gran Día…no sería bien visto que…¿Misaki?- El mayor interrumpió su apresurado y animoso discurso al observar el leve rastro de lágrimas en los ojos jade -¿todo bien?

    La sonrisa sincera del castaño pronto tranquilizó el preocupado gesto del de Sumi. Y quiso adivinar.

    -¿un sueño…con lágrimas? – preguntó con una ceja levantada. El menos asintió tranquilo ya.

    -buenas, sin embargo

    Keiichi se vio satisfecho y jaloneó al oji-verde para que apresurara el paso. Al igual que Asuka no podía permitirse fallar en su propia encomienda, una bastante importante…nada más y nada menos que la preparación de Misaki.

    – ¿Listo para hoy?- preguntó emocionado al menor, quien pareció palidecer en segundos…pero Keiichi solo se rió divertido, a Misaki no le quedó de otra que dejarse llevar y contagiarse de la emoción del evento que se llevaría hoy. Tragó un nudo en la garganta y respiró un par de veces, mientras era jalado por los pasillos del palacio.

    Sus mejillas tomaron color de nuevo…hoy era su boda con Usagi-san.

    *****************************************

    En el amplio salón que ocupaba la cocina se encontraba un castaño de seria mirada cruzado de brazos supervisando que todo estuviera en orden. Desde la primera hora de la mañana Hiroki había entrado por la gran puerta de la cocina cual comandante de pelotón pidiendo menús, listas de personales y sus respectivas actividades designadas y tan pronto los tuvo bien organizados se habían puesto manos a la obra. Asuka lo había puesto a él encargado del banquete, ¿cómo no? Quien conociera a Asuka-sama tanto como él, sabría sin duda, que su cocina y sus cocineros eran el orgullo del palacio y que como tal esperaba que respondieran a la categoría esperada para tan magnifico y esperado evento. Razón por la que encargó a Hiroki la importante tarea; y habría que decirlo, el castaño era respetado (y a veces temido) por la seriedad con la que se tomaba sus responsabilidades. Y este evento no sería diferente. Trabajaron todos juntos diligentemente casi toda la mañana, haciendo incluso que perdieran un poco la noción del tiempo, cuando las puertas de la cocina se abrieron de par en par dejando ver a una bonita princesa de ojos avellana.

    – ¡nii-chan!

    Hiroki se acercó a su pequeña hermana con cara de interrogación en el rostro – Mikoto, ¿Qué haces aquí?¿Ya han llegado tan pronto?- preguntó con duda el mayor. La chiquilla frunció su naricita entre confundida y sorprendida.

    – ¿tan pronto?, ¡pero si ya es tarde!, casi el medio día

    Al escuchar aquello todo mundo redobló esfuerzos y rapidez: empezaron a acomodarse los aperitivos y las bebidas en las fuentes, y la comida estaba lista para ser servida tan pronto la ceremonia acabara. Hiroki tan sólo ayudó un poco más en la decoración de los postres, felicitó y agradeció a todos por su gran trabajo y se disculpó para por fin irse a arreglar. Ya iba tarde, así que terminó por trotar por los pasillos del palacio hasta su habitación. En el camino casi había chocado con un nervioso Hitomi-san y un neurótico Keiichi a medio vestir. Bueno…tal parece que no era el único que había olvidado la hora.

    Hiroki por fin llegó a su habitación, encontrándose en primer plano a su apuesto prometido, quien se arreglaba su oscuro cabello frente al espejo. Ya había terminado de vestirse. Estaba guapísimo con su traje de gala real de colores azul marino blanco y rojo con toques dorados. Los orbes celestes voltearon a verlo enseguida para después dedicarle una preciosa sonrisa, que casi tenía temblando las rodillas de cierto castaño, que estúpidamente estaba imaginando esas grandes manos en alguna otra parte, preferentemente de su cuerpo. Un sonrojo invadió sus mejillas.

    – ¡Hiro-san!, menos mal que ya has llegado, estaba por ir a buscarte, ¡ya es tarde!, yo tengo que bajar un poco antes, Hitomi-san me ha pedida ayuda con unas cosas, los sirvientes han dejado tu vestuario sobre la cama y los zapatos están en el armario; Maru-chan ha dejado otros accesorios en el tocador si quieres checarlo…pero si quieres otra cosa puedes pedirle que…¿Hiro-san?- el apuesto varón había dejado de hablar al notar la poca atención que realmente prestaba el castaño- ¿estás bien?

    – ¡eh! , si, s-si…bien. ¡Muy bien!...- exclamó algo exaltado y con el rostro colorado -ya estás arreglado- murmuró suavecito, tratando de mirar hacia cualquier lado que no fuera el sonriente rostro del menor, quien como siempre (aun no sabía cómo) adivinó la dirección de sus pensamientos y lanzando una divertida carcajada, le guiñó el ojo a través del espejo y se dirigió con lento y sensual caminar hasta estar frente a él. El castaño no tuvo mucho tiempo para sostenerse a los fuertes hombros del tritón cuando éste le robó un devastador beso en los labios devorándolo todo en segundos. Gimoteó un poco en los labios contrarios cuando las grandes y cálidas manos acariciaron su cintura por debajo de su camisa. Besó el suave cuello y la mandíbula hasta tocar con los labios la sensible oreja y susurrar con voz grave, claramente afectado: – después de la ceremonia, tú y yo podemos desparecer por un rato, prometo encargarme adecuadamente de ti, cariño…

    Después de un suave “más te vale…mocoso” y un gruñido gutural y un último beso, un “comprometido” Nowaki salió de la habitación con premura. Dejando a un caliente y avergonzado castaño tocándose los labios que hace poco habían sido asaltados. Sacudió la cabeza fervientemente para disipar esas ideas… “no es el momento, Hiroki” y rápidamente se apresuró a arreglarse.

    *****************************************************

    La polvareda que había dejado el coche aún no se había disipado del todo cuando los retrasados invitados bajaron con rapidez de él. La joven pareja había hecho una olímpica carrera para llegar allí, pero faltar nunca había sido una opción. Apresurados, apenas con una maleta en la mano, la dejaron caer casi en la entrada principal para buscar a uno de los novios. El joven varón dio grandes zancadas por las escaleras apenas saludando a todos los que le miraban con una gran sonrisa. Recorrió los extensos pasillos, buscando y preguntando por su interés.

    Necesitaba que él supiera que, como siempre, nunca lo iba a dejar sólo.

    ******************************************************

    La habitación había quedado callada abruptamente tras el extraño y estridente grito del oji-verde. Tan sólo faltaban un par de minutos antes del mediodía cuando aún perdía de a poco la cabeza en la habitación donde le estaban arreglando. Entre las modistas que picoteaban con alfileres su cuerpo intentando ajustar su vestuario rápidamente, Asuka-sama arreglándole el cabello y Keiichi colocando un bálsamo en sus labios, que casi estuvo a punto de tragarse, lo último que necesitaba era a un Hiroki riñéndole acerca de lo perjudicial de la impuntualidad.

    – ¡¡ya basta!!

    Asuka, modistas y el resto de los personajes en la sala se quedaron en silencio, y sintieron un poco de culpa al percatarse de las pequeñas lágrimas que comenzaban a ensuciar el rostro del muchacho. La mujer mayor allí fue la primera en encerrarlo en sus brazos. Había estado obsesionada con cuidar cada mínimo aspecto de todo, que casi olvida lo más importante.

    – lo siento, cariño. Solo queríamos que todo fuera perfecto- comentó Asuka haciendo un puchero de disculpa.

    – pero casi olvidamos que todo esto trata de ti…de ti y mi primo. No hay otra cosa más importante. Tan sólo respira, Misaki- comentó Hiroki apretando los hombros del oji-verde que tan sólo asintió, sintiendo recuperar la calma de a poco.

    – Lo sé…y les agradezco a todos…y – miró a la bella mujer de ojo violetas allí- todo es perfecto Asuka-sama, hoy no solo me caso con Usagi-san, sino que, formalmente, tendré a muchas maravillosas personas dentro de mi familia…¿Qué más podría pedir?- una sonrisita se dibujó en los labios del nervioso muchacho. Asuka sintió su garganta cerrarse por las lágrimas, Hiroki sonrió y Keiichi lo abrazó fuertemente.

    – eres un regalo, Misaki. Nosotros estaremos honrados de tenerte dentro de nuestra familia – completó el de Sumi. El silencio se extendió por unos segundos más hasta que él mismo interrumpió- odio romper el momento, pero ya es hora…necesitamos que decidas quien te acompañará hasta el altar- recordó Keichi. Antes de que nadie dijera algo, una voz algo agitada por la carrera se escuchó en la habitación.

    – ese sería yo…

    A Misaki le sobró tiempo para reconocer al instante esa voz y abrirse paso hasta llegar el varón que acababa de entrar a la habitación. Se abrazó al fuerte pecho, sintiendo el fraternal amor saliendo a borbotones, e instantáneamente una parte de él se serenó como por parte de magia.

    –Niichan…pensé que no vendrías- murmuró el doncel, resentido.

    – jamás me lo perdería, pequeño

    Tan pronto la carta que contenía la invitación del evento llegó a la residencia que Manami y Takahiro compartían en América comenzaron a hablar de fechas para su regreso. A Takahiro le consternaba un poco ver el nombre de su hermanito adjunto a la palabra boda, y escuchar a Manami hablar animadamente de regalos y futuros sobrinos no lo había tranquilizado. Pero decidió guardar la calma, sobre todo si ellos también planeaban en un futuro bastante cercano su propia ceremonia. Había sonreído agradecido con Kami-sama y con su madre, porque ambos, habían sido bendecidos con el amor verdadero…tal y como ella se los había prometido.

    – muy bien, basta de esto ,Misaki…ya es hora. Y deja de llorar por favor- exclamó limpiando tiernamente las lágrimas de las mejillas de su hermano con sus pulgares- Akihiko-san tendrá una crisis nerviosa si por arruinar tu maquillaje te tardas más en salir- completó divertido, haciendo reír a todos los presentes, menos a Misaki quien se sonrojó.

    ……

    Un par de minutos después Misaki se mantenía prácticamente soldado al brazo de su hermano. Ambos ya se encontraban detrás del enorme portón que daba al jardín trasero, el cual seguramente estaría maravillosamente adornado para la ocasión. Misaki sintió su pecho latir desesperado y sus manos sudorosas…y estaba seguro que estaba temblando tanto que sus dientes castañeaban.

    – ¿listo? – preguntó Takahiro, mirándolo por unos segundos. Misaki negó efusivamente.

    – creo que voy a vomitar…

    Takahiro lanzó una divertida risa.

    – tranquilo. Todo saldrá bien. Tan solo es tu boda- sonrió haciéndole un guiño travieso a su hermanito quien a pesar de todo lo fulminó con la mirada. Así había sido siempre, uno picando al otro constantemente, desde pequeños. El mayor sonrió al ver su cometido cumplido y enserió su rostro- estoy orgulloso de ti, hermano…y estoy seguro que mamá también lo está. ¿la vez?...lanzando un puño al aire…desde donde quiera que esté, riéndose de todos aquellos que le dijeron que sus hijos, por ser vástagos de una criada, sólo estarían destinados a la miseria y la infelicidad…¿la puedes ver? Sonriéndonos y dedicándote esa mirada que decía que lo has hecho bien.

    Misaki sollozó un poco, no pudiendo ni aunque quisiera, retener las lágrimas. Sabía que era verdad. Todo lo era.

    – Mamá hubiera adorado a Usagi-san, hubiera dicho que es muy guapo- exclamó con una sonrisa llorosa el doncel. Takahiro rió un poco…sabía que así hubiera sido.

    – seguro que sí, hermano

    – bueno…tal vez le hubiera enseñado a bailar- una carcajada del ojiverde se unió a la de su hermano. Se miraron por unos segundos tranquilizando sus corazones y limpiándose las lágrimas. Y sabían que ya estaban listos.

    Las puertas se abrieron.

    Misaki apenas era consciente de que caminaba junto a su hermano por una precioso camino adornado con flores, muchísimos invitados mirándolo con una sonrisa sin embargo no estaba en condiciones de reconocer cada rostro justo ahora, menos cuando su mente y sus ojos se concentraron en uno solo. Hasta el frente, Usagi-san lo veía con una mirada que nunca le había visto…euforia, felicidad, agradecimiento, orgullo, admiración…veneración. Y de pronto recordó todo. La única razón por la que estaba aquí…ese hombre de ojos violetas. Que contra todo pronóstico, podía asegurar, tenía un corazón mucho más grande que toda la fortuna de su familia. Porque aunque no eran los ojos verdes…de luz y paz de su madre; esos ojos violetas acababan de cobrar un nuevo significado para el: seguridad y amor.

    Ya no sólo eran Takahiro y él contra el mundo. La vida le había dado un compañero de vida maravilloso con quien compartirlo todo…

    Akihiko le sonrió mientras le extendía la mano para que el la tomara. El no dudó.
    .
    .
    .
    Continuará…


    Edited by Misagi_ryuk - 10/1/2020, 04:59
  5. .
    Hola a todos u///u

    Yo se que actualizar hasta ahora es una falta de respeto xDD. Pero ey¡¡ volví, no? :v
    En fin, realmente he estado muy ocupada todo este AÑO que he estado ausente u.u. La uni me mantuvo bastante ocupada u.u, necesitaba terminar ciertos asuntos para poder Graduarme y por fin logré :3¡¡, ahora la titulación, aun peleo contra la Tesis, pero les prometo que ganaré xD. Muchas Gracias a todos y todas por seguir de cerca mi fic, es gracias a ustedes, que me leen y comentan, que este fic no está abandonado u.u. Como les había dicho, no estaba dentro de mi dejarlo inconcluso y por eso ya estoy por acá cumpliendo mi promesa :D. Como ya saben también, a este fic le quedan un máximo de tres capítulos y un epílogo así que disfrutemos juntos de lo último que nos queda, espero les guste, de antemano Feliz Navidad a todos y nos leemos pronto¡¡¡ Saluditos especiales y besos de ponche frutal para: Anne onodera takano, Arwen09 y Melyoan

    Misagi * *





    Capítulo 62: “Regreso a casa”


    Paños húmedos reposaban sobre la frente acalorada de la que alguna vez fuera la monarca de uno de los reinos más prósperos. Sobre la mesa de noche, al lado izquierdo de su cama, se podían ver una gran cantidad de medicamentos, paños, un balde con agua fría y una vela. Los cortos cabellos rubios, ahora resecos, por la falta de cuidado y de los rayos del sol, aunque suaves, estaban opacos y sin vida y reposaban sobre la almohada mullida de la cama.

    A su lado, como siempre, Yuka fielmente cuidaba de la salud de la reina, o de lo que quedaba de esta. Su compungido rostro no era otra cosa más que el reflejo del de la dama que yacía dormida en esa enorme cama…un rostro de ella y del resto de las personas que vivían bajo el techo de ese castillo. Cada día que pasaba era un golpe a la esperanza que tenían de dejar de ver a la mujer marchitarse poco a poco. Yuka había sido lo más cercano a lo que era una dama de compañía para Risako. Había sido contratada por el rey Ryuto principalmente para mantener una estricta vigilancia sobre “su chica favorita”. Ella odiaba la situación en la que estaba y no pudo hacer mucho al respecto. De inmediato fue su deseo volverse amiga y aliada de Risako, aún más después de la muerte de su mejor amiga y la desaparición del pequeño príncipe Shinobu. Cuando Ryuto murió y Risako subió al trono sintió que su tiempo en el castillo había acabado, pero fue Tsume-sama la pidió quedarse a su lado con la amabilidad de una madre y desde entonces ellos se habían vuelto su única familia. Su corazón se estrujaba al ver morir día a día a la mujer que consideraba su segunda madre.

    Una lágrima rodó por su mejilla.

    Cuando escuchó el picaporte de la puerta girar se levantó de asiento como impulsada con un resorte y con agilidad de un experimentado guerrero desenvolvió de los olanes de su vestido una daga apuntando hacia la puerta, en posición de defensa. Estaba tan acostumbrada a que cualquier movimiento se avisará que la acción le había tomado por sorpresa… pero nada la preparó para lo que vio después...

    Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio a un precioso doncel entrar a la habitación sus ojos grises la miraron con expectación por un segundo, pero enseguida se fijaron en la pálida mujer recostada en la cama. Su pecho se apretó dolorosamente cuando el rubio ángel descompuso su rostro en dolor puro llenando sus claros ojos de lágrimas y se arrodilló a lado de la mujer.

    Yuka se quedó completamente inmóvil, luchando entre si debía alejar al muchacho de su señora, abrazarlo y darle confort al verlo tan destrozado o ofrecerle venias, no tenía duda, sin embargo, que el chiquillo era un mago…y francamente no lograba comprender qué hacía allí. Su vista se desvió por un momento del doncel y se fijó en Risako quien entraba lentamente por la puerta de la habitación, tras ella un apuesto caballero. La reina le dio una desconcertante mirada, negando lentamente con la cabeza y mirando con un profundo sentimiento al chico…

    – ¿qué sucede, Risako-san?- preguntó con gran desconcierto. Pero nada pudo prepararla para escuchar lo que escuchó de los sonrientes labios de la joven monarca ahogado en un sollozo silencioso.

    – Shinobu-chan ha regresado a casa

    El rubio, inconsciente de todo lo que lo rodeaba, a excepción de la mujer en la cama, se acercó con pasos temblorosos. De hierro. Sentía los pies pesados, como si sus piernas no pudieran dar un paso más y al mismo tiempo no fuera suficientemente rápido hacerlo…se le antojaba lo más difícil de todo lo que había hecho hasta ahora. Peinó los rubios cabellos de la mujer con sus manos, mientras sus ojos derramaban cristalinas lágrimas y sus dientes se mordían con nerviosismo sus ya pálidos labios.

    Pero los ojos de la reina no se abrían.

    Sin embargo, su corazón no se apesadumbró. Sintió la tranquilidad bullir como un gran volcán. Una tranquilidad que sabía era obra de la bella dama durmiente. Juntó su frente con la de la mujer, con suavidad y en medidos movimientos. Sintió su corazón apretujarse con anhelo cuando los ojos claros se abrieron. Shinobu vio pasar en ellos varias emociones: primero la incredulidad…seguida de la curiosidad y la emoción…Los ojos redondos y llenos de lágrimas. Las arrugadas manos temblorosas y cerrando los puños alrededor de las sabanas de seda.

    – ¿S-shinobu?

    El oji-gris sonrió, contagiado de llanto y asintió repetida y rápidamente. Se abrazó a la mujer que sollozaba en sus brazos.

    – He vuelto a casa, mamá…


    ****************************************************************


    – ¡estás embarazado!

    El silencio se extendió entre los dos donceles, uno frente al otro.

    Los ojos avellana del príncipe se entrecerraron observando con una mezcla de perplejidad y curiosidad al extraño y guapo sujeto frente a él. Sus ojos azules brillaban casi con ridícula gracia.

    – Si – contestó con simpleza y con un poco de incredulidad, ¿Qué otra cosa le diría si era verdad? Además, había encontrado hace un tiempo que difícilmente podía esconder ciertas “cosas” a un usuario de la magia, de alguna manera siempre se enteraban.

    -¡Te vez… impresionante! ¡Sin duda un gran prospecto para Nowa-chan!

    El castaño sintió sus mejillas calentase al mismo tiempo que se abrieron sus ojos. Los ojos del pelirosa brillaron como diamantes, el oji-avellana pensaba que estaba a punto o de estallar o de postrarse a sus pies.

    Este sujeto…era extraño.

    Hiroki había sido insistente cuando Nowaki quiso esquivar el encuentro pendiente que tenía con cierto Guardián de los mares del Este. Su príncipe oji-azul había dicho que aquello no era necesario, pero Hiroki pensaba que sí, y admitía que sentía cierta curiosidad y un “algo” en el pecho al recordar su historia juntos. Aún recuerda haber fruncido el ceño en la cara de póker más convincente de toda su vida cuando Yuki, el extraño prometido de Yura, le dijo “sin duda es celos, cariño”, más el bonito muchacho parecía inmune a la aparente aura oscura que hizo correr al resto de las personas a su alrededor. Lo único de lo que estaba seguro era de que necesitaban conocerse para que todo regresara a la normalidad. Si, era sólo eso.

    Sintió su cuerpo tensarse por unos segundos cuando el chiquillo de ojos lindos pareció no poder aguantar más su ansias y se abrazó con fuerza a él.

    – me alegra que seas tú quien cuide a Nowaki

    Los ojos avellana se suavizaron de inmediato cuando observó los azules aguantando las lágrimas, pero sin embargo con una felicidad desbordando de ellos. Una felicidad de saber que la persona amada sería correspondida…no era él, pero su felicidad significaba la propia.

    Una felicidad que le caló el pecho con tristeza y que esperaba nunca experimentar en carne propia…

    – Gracias por todo, ahora él es mi responsabilidad – murmuró con ternura al tritón pelirosa. Una sonrisa traviesa apareció en el rostro suave.

    – ya lo creo

    ******************************************************************

    El rencuentro duró mucho. Risako no podía creer cuanto rejuveneció su madre cuando la realidad asaltó su conocimiento. No quiso deshacer su abrazo de su precioso doncel durante un gran momento. Y ella por fin había sentido un gran alivio en el alma y en el corazón al sentir de nuevo su pequeña familia “completa”. El día pasó poniéndose al día con las noticias por las dos bandas. Como era de esperarse no afectó demasiado al rubio el momento en que le fue contada la muerte de su padre, lo que si causó revuelo fue todo el asunto de la profecía y la guerra entre usuarios de la magia, aún más cuando llegó el momento explicar lo que pasó con él y la maldición que tenía. Presentar a Miyagi como su héroe tan sólo hizo que el gallardo y apuesto varón coleara de rojo levemente sus mejillas por lo que fue adorado mucho más por la anciana mujer quien sin pensarlo mucho lo encerró en sus brazos. Miyagi no pudo evitar sentir un nudo en la garganta ante la calidez del pecho materno de la mujer y las palabras que le susurró al oído: “Te debo mi vida, cariño, literalmente. Mi vida y la de mi pequeño. Jamás podré pagarte toda la felicidad que me has dado en este momento”

    – Shinobu si, mi señora. Él ha sido quien me salvó a mi – le dijo dificultosamente de vuelta, con una sonrisa en su rostro.

    Ambas mujeres habían chillado emocionadas, al ver la verdad en sus palabras reflejados en los ojos del varón y en los de Shinobu quien se había lanzado a sus brazos para besarle todo el rostro, estando su nariz completamente colorada por el llanto que mojaba sus mejillas.

    El amor que se tenían era palpable, casi envidiable. Risako estaba feliz por su hermano, el destino no sólo le había dado un hombre tremendamente apuesto y valiente, sino uno sensible y que lo amaba tan desquiciadamente como él. Sonrió divertida pensando en los años que se llevaban…ella mejor que nadie sabía que eso era lo de menos. Por experiencia propia…

    …………………………………….

    – ¡¿porque?!...MIYAAAAAAGI…¿tan pronto te quieres deshacer de mi?

    Miyagi cerraba un ojo en una mueca de dolor cuando el apuesto doncel rubio le hacia un berrinche en plena salón principal, frente a su madre , hermana, servidumbre, guardia real y todo…Los pequeños puños del muchacho temblaban a su lado, su ceño fruncido, un puchero arruinando los rosados labios. Gracioso era que aun de puntillas no alcanzara mas que la barbilla del mayor y tuviera que verlo hacía arriba.

    Tsume-san parecía tan confundida y sorprendida como el resto de la gente, por otro lado, Risako aguantaba la risa divertida.

    Esa tarde su madre había anunciado su deseo de querer realizar una gran fiesta de bienvenida a su adorado doncel, celebrando no tan solo su regreso, sino también su compromiso con Miyagi. Por eso que fuera requerida la guardia real para hablar sobre la seguridad y los invitados, entre otras cosas. Fue tan solo un efímero minuto en el que amablemente el mayor se había negado a pasar la noche en el palacio, mas concretamente en el reino, esto debido a asuntos pendientes que tenía que resolver en Usami todavía, mencionando además que no era necesario, sin embargo, que Shinobu lo acompañara, no de inmediato al menos. Tan solo eso había desatado el desastre y el hasta ahora sonriente rubio se había levantado enrabietado a gritarle un poco a su apuesto “prometido”.

    – claro que no, Shinobu…sabes que aún no he terminado de hacer mis asuntos en Usami…

    – ¡mentira!…Asuka-sama dijo que no había prisas…tus “asuntos” seguramente tienen que ver con alguien más…

    – cariño, no es…

    – ¡seguramente te has aburrido de mí! y si no soy lo que quieres yo…

    -Shinobu

    La tranquilidad con la que Miyagi pronunció el nombre del doncel hizo que este se callara y por fin le prestara atención, casi arrepentido de ver la perplejidad en los rostros de todos los presentes. La sonrisa apaciguada del moreno le calentó el corazón.

    – si no fuera tu persona indicada, no hubiera sido capaz de romper esa cadena…¿recuerdas, bebé?

    Shinobu no hizo más que ruborizarse enterito y tomar a tientas una copa en la mesa antes de lanzársela al varón y salir corriendo hacia su habitación. Muy a pesar de los murmullos de todos y las risotadas de su hermana.

    Miyagi se quedó unos leves segundos parado en su lugar después de esquivar la copa que terminó hecha pedazos a un lado. Miró consternado hacia donde se dirigió su pareja y enseguida viró su mirada a la sorprendida mujer.

    – con permiso, Tsume-san, creo que iré por él…

    – sí, cariño…ve

    ……………..

    Miyagi encontró al avergonzado doncel estrellado en su cama, escondiendo su rostro en un tumulto de esponjosas almohadas. Recargó su cadera en el umbral de la puerta y miró con una sonrisa divertida como su precioso hombrecito había perdido toda la energía de hace rato.

    – ¿ya te sientes mejor, amor?

    – ombvifgda towhtgo ptrofjsnor- murmuró dificultosamente

    – no entiendo bebé…- exclamó aguantando la risa

    – olvida todo por favor- repitió nuevamente. Por fin el mayor pudo ver la cara avergonzada de su doncel y sosteniendo sus mejillas le dio un beso en los jugosos labios, sentándose junto a él. El menor rehuía su mirada, pero se las arregló para que lo mirará fijamente, cuando lo tumbó de espaldas a la cama, sosteniendo en sus brazos su peso sobre el rubio.

    – resulta algo difícil, bebé… ¿acaso necesito recordarte porque es que eres la mejor opción para mi? – murmuró con voz ronca sobre el oído del menor, que gimoteó un poco, pasando las manos a través de los mechones oscuros del cabello de su apuesto soldado. Inclinó su cuello a un lado dando espacio para que el varón besara todo a su paso. Cuando el mayor se hubo acomodado entre las suaves piernas del rubio le empujó suavemente con sus mejillas rojas.

    – no en casa de mamá…

    La suave risa del varón le regresó el alma al cuerpo y le hizo recordar que de hecho si…él era su persona indicada.

    Destinada.


    *********************************************************************


    El primer escenario se presentó en forma de gran habitación con altos estantes plagados de libros. La pareja romántica se vio arrastrada muy pronto por el mayor del grupo a un tranquilo lugar. La biblioteca. Los próximos a casarse le miraban con expectación.

    – ¿y de qué se trata esto Mune? – preguntó Akihiko curioseando por allí, hojeando algún libro que alguien había dejado mal puesto. El aludido tan solo rio un poco y meneo la cabeza como si aquello le resultara realmente gracioso.

    – en realidad esto se trata de unas clases exprés. Todos convenimos en que sería bueno que ya que todos estamos a poco tiempo realmente de encargarnos de nuestros reinos respectivamente tendremos que aprender al menos lo básico. Así que… ¿qué mejor que nosotros mismos?

    Misaki y Akihiko tan sólo compartieron una mirada que decía que ya sabían todo lo que les esperaba.

    A partir de ese día las cosas no hicieron más que complicarse. Si bien la “clase” de Mune acerca de la zona geográfica del reino no había sido la mas divertida del mundo Misaki la prefería 10 veces más a las de Keiichi y Haruhiko. El guapo varón no había hablado de otra cosa más que de política y protocolos que seguir y el doncel parlanchín casi le clava una cuchara en la cabeza cuando Akihiko se equivocó al mencionar los diferentes usos que tienen los cubiertos en la mesa. Nada lo había preparado en la vida para el sufrimiento que pasó junto a su guapo varón cuando el muchachito les anunció que él les daría su clase de “etiqueta”…¡maldición! Si aun le dolía la espalda por tratar de comer, caminar y hasta agacharse de manera erguida. Misaki no tan solo había amanecido cansado al día siguiente ¡sino también entumecido!

    La clase de Hiroki no fue tan mal, de hecho, podría decir que fue la única que realmente disfrutó. Quizás fue que el embarazado castaño era un maestro innato o simplemente temían que les lanzara lo primero que encontraran en la habitación. El estudio de Hitomi-san era en extremo peligroso, especialmente si tendría que decidir en que le lanzaran una bella águila tallada en mármol o un grueso libro de política internacional. Como sea que haya sido, aprender a hablar correctamente, fue el tiempo mejor invertido que tuvo Misaki con toda esa fiesta.

    Finalmente el último día “de clases” había llegado y a tan sólo una semana del Gran Día (era así como Yuki y Keiichi llamaban a su -¡oh por Kami!- boda), y con Shinobu y Miyagi recién llegados, se juntaron en el salón principal para pararse junto a sus dos últimos maestros.

    – ¡¿tú?! – preguntó un tanto sorprendido y en parte incrédulo Misaki, sacando risitas y carcajadas de algunos presentes y un puchero gracioso del aludido.

    – ¿qué?, ¡¿tienes algún problema con eso?! – exclamó enfurruñado, con las manos en la cintura, el precioso doncel de cabellos largos y rubios. Misaki negó lentamente, rodando los ojos levantando los brazos en rendición total. Algo que a todos les parecía muy divertido, especialmente a Akihiko. Desde hace tiempo el oji-verde había empezado a relajarse alrededor de todos, eso quería decir, que, aunque pareciera imposible, se estaba acostumbrando a su loca familia. Y eso lo hacía tremendamente feliz.

    – ¿y qué será lo que nos enseñarán que no sepamos ya? - preguntó con una sonrisa divertida Akihiko, abrazando por los hombros a Misaki, mientras miraba de Yuki a Yura alternadamente. Pero su sonrisa se borró cuando los de Sumi sonrieron espléndidamente.

    – A bailar…



    Hilarante…

    Akihiko podía soportar media vida encerrado en un castillo que pertenecía a la más temible bruja y una maldición atada a su cuello, pero no era capaz de dar un estilizado paso de baile sin intentar desprenderle un pie a Misaki a pisotones. Y eso fue sólo el inicio. Cuando el día finalizó, milagrosamente entendía un poco de ritmo y Misaki conservaba ambos pies. Eso ya era algo.

    Con gran dificultad llegaron a la habitación, Misaki siendo cargado por el peliplateado caballero, eso porque “Usagi-san, ¡baka!, no siento los pies por tu culpa” y se dejaron caer pesadamente, cual costales de hortalizas en la cama. Ninguno fue capaz de moverse por el resto de la noche y sin más cayeron dormidos.

    Debían recordar evitar cualquier baile a futuro…

    *************************************************************

    Hogar, Dulce Hogar

    Después de la tremenda vergüenza que pasó en su propio reino, él fue el primero en votar porque la espléndida fiesta quedara tan solo en una muy rápida cena y salir de allí lo antes posible. Rodó como maniático sobre la gran cama que compartía con Miyagi en la mansión Yoo al recordar como fue que su muy atento caballero casi lo tuvo que despegar del marco de la puerta para que aceptara salir de allí y tranquilizara a su preocupada madre (y dar la cara por tremenda acusación allá afuera). Fue así como después de una invitación exprés tan sólo a personas en su reino, decidió que a la celebración estaría invitado su pueblo. Y así se hizo.

    Shinobu decidió despejar su cabeza de esos recuerdos que tan solo habían sucedido el día de ayer y salió de la habitación a buscar algo que comer a la cocina. Mientras comía una rebanada de pastel, que seguramente había horneado Fuyo-san, recordaba que de hecho Miyagi si tenía una reunión importante a la que asistir esa mañana, por lo que le dejaba la mayoría del tiempo libre para el sólo en la mansión -“Yupi!”- pensó sarcásticamente, augurando un muy aburrido día.

    Recorrió la mansión de arriba abajo, visitó las caballerizas, buscó algunos libros de herbolaria en la enorme biblioteca, cortó algunas flores del jardín trasero para ponerlas en un jarrón en su habitación, holgazaneó en álbumes familiares, robó algunos trozos de pastel más, se probó algunos atuendos que pensaba utilizar en la boda de Misaki, fue al pueblo con Fuyo- san a recoger unos encargos de Miyagi, dormitó un rato frente a la gran fuente en el jardín principal, ayudó a la cocinera a hacer la cena y nadó en el estanque que está cerca de la mansión. Y aún no había señales de Miyagi. Frunció el ceño irritado de aburrimiento, desparramado sobre la alfombra del salón principal. Cuando estaba tentado a contar los escalones de toda la mansión solo par mantenerse ocupado escuchó los truenos en el cielo seguido de una torrencial lluvia desatándose de repente.

    Se levantó del suelo y corrió hacía la ventana apartando las cortinas. Había notado las nubes oscuras levemente esparcidas en el cielo por la tarde, pero no había visto venir una tormenta. Automáticamente pensó en Miyagi, ¿dónde rayos se había metido, y porque aun no regresaba a casa? Su aburrimiento se había convertido mágicamente en preocupación…genial.

    Fue alrededor de la media noche cuando escuchó murmullos y ruidos en la entrada la mansión. Miyagi al fin había llegado. Shinobu se encontraba ya recostado en la inmensa cama, vestido y listo para dormir. Hace apenas unas horas Fuyo-san lo había tranquilizado al decirle que la reunión a la que había ido el moreno no quedaba tan lejos realmente y que eran amigos de la familia Yoo desde hace mucho tiempo por lo que en cualquier momento llegaría. Se sentó rápidamente mirando hacia la puerta hasta que por fin se había girado el picaporte y vio entrar a un empapado Miyagi sacudiéndose cual perro y con sus zapatos en la mano. Se levantó cual resorte de la cama y caminó rápidamente con sus pies descalzos hasta el guapo varón, a quien con preocupación vio tiritar y sus labios levemente azules.

    – lo siento, Shinobu-chan, se me ha complicado un poco el regreso, yo…- exclamó con una sonrisa de disculpas. Shinobu frunció el ceño interrumpiéndolo y agitó su mano, restando importancia a lo recién dicho.

    – tonterías, desvístete y a tomar un baño. Te vas a enfermar. Pediré que traigan agua caliente para la tina – exclamó rápidamente mientras gritaba un poco en el pasillo. Miyagi lo miraba entre enternecido y divertido, aquello había sido una orden en toda regla. Aunque estaba agradecido con el bello doncel por cuidar de él…y el que había pensado que le estaba dando algo de tiempo…al parecer no.

    Minutos después ya estaba listo el baño. Fuyo-san y Shinobu habían trabajado rápida y diligentemente en ello. La anciana mujer se despidió de ellos y les deseo buenas noches antes de salir, mientras Shinobu se disponía a salir del cuarto de baño con algunas cubetas y trastos en las manos pero fue detenido de su brazo por el agarre de Miyagi, quien ya hacia un rato que se había deshecho de su camisa empapada.

    – ¿que? – preguntó el rubio, algo confundido de que le detuviera ahora. Miyagi observó con atención como el menor se había calzado unas sencillas sandalias y había enrollado un poco su bata de dormir para atenderle, se derritió su corazón de ternura y admiración por ese precioso y fiero dragón por preferir cuidar de él que de él mismo. Sus ojos grandes le miraban curioso y un poco interrogantes. Y sin más tiró de el para robarle un dulce beso, sujetándolo por los brazos. Cuando el menor por fin se relajó en su bazo le devolvió el abrazo gimoteando suavecito - ¿Qué haces Miyagi?...- murmuró suavecito contra los labios suaves del varón sin muchas ganas de separarse él realmente. Su mirada gris, impactante y hermosa, se ahumaba poco a poco por la expectación.

    – realmente lamento haberte sacado de la cama, bebé, ¿Por qué no tomas ese baño conmigo?...la tina es bastante amplia- murmuró el varón en el oído contrario, respondiendo a la risa nerviosa del rubio. Quien tan sólo atinó a poner sus manos sobre el amplio y fuerte pecho del azabache, quien se pegó más al doncel, haciendo que ningún espacio quedara entre sus cuerpos. Dejó que fuera el doncel quien empezara con todo…y dejó expectante que las suaves manos del menor acariciaran su pecho como quisiera, rozando sus bronceados pezones y acariciando con suavidad las cicatrices de heridas de múltiples batallas peleadas. Ver en los claros ojos grises bullir el nerviosismo y el deseo era el espectáculo más maravilloso del mundo. Sentir sus labios sobre sus clavículas lo hizo temblar un poco mientras cerraba los ojos…sólo disfrutando el momento. Sus manos viajaron por sí solas hacia las curvas suaves del cuerpo del mas joven y acarició el inexperto cuerpo sobre la traslucida bata de dormir, pasando superficialmente sus dedos sobre los pequeños botoncitos erectos del doncel que chilló de placer agudamente, pegándose más contra su pecho si eso fuera posible.

    – M-miyagi…- murmuró suavecito entregándose por completó a las caricias de su adorada pareja y levantando los brazos cuando éste decidió al fin quitarle la prenda por completo, sintiendo su cuerpo vibrar cuando el mayor recorrió con la mirada su cuerpo entero deteniéndose en los pequeños shorts que sólo le quedaban. Miyagi pasó sus manos por su espalda hasta poder acunar entre sus manos su esponjoso trasero, levantándolo así suavemente, haciendo que enredara sus piernas en la magra cintura. Se besaron apasionadamente, tocando todo lo que estuviera a su alcance, conociendo el cuerpo contrario con parsimonia, desprendiéndose de toda su ropa que ahora parecía estorbar mucho, hasta que el calor en la habitación se hizo demasiado. Hasta entonces ambos cuerpos se habían sumergido en la cálida agua. Amansando un poco la abrazadora sensación de sentir el cerebro derretido. El baño fue rápido, y tan juntos como entraron salieron de la habitación.

    La tormenta todavía hacia de las suyas afuera. Las gotas de agua golpeteaban rítmicamente los grandes ventanales de vidrio cuando Shinobu se dejó caer en el centro de la cama. Su cuerpo aún seguía húmedo y tibio por el baño. Abrió un poco las piernas mirando con su rostro colorado pero sin despegar la mirada a su apuesta pareja quien se acercaba lentamente hasta arrastrarse entre las piernas del doncel. Quien cerró los ojos dejando escapar un gran gemido de placer puro cuando sintió los labios del varón besando y mordisqueando sus muslos y separándolos mucho más con sus manos. Tocó con sus manos sus propios pezones al mismo tiempo que tiró su cabeza hacia atrás, incapaz de seguir sosteniendo todas las sensaciones al mismo tiempo.

    – así es cariño, ayúdame a darte placer…muéstrame como te sientes – la voz ronca del mayor acariciaba sus oídos que zumbaban con insistencia. Besó los labios del doncel antes de abruptamente regresar y tomar con la boca el ya muy despierto pene del menor.

    – ah…ahAHAH..Mi-Miyagi...ii- Shinobu gimoteaba moviendo la cabeza como maniático cuando su caballero comenzó a preparar su entrada al mismo tiempo que lo chupaba. El rubio no podía hacer otra cosa mas que intentar arrancar los mechones oscuros de la cabeza de Miyagi cada vez que sus delgados dedos tiraban de ellos en un intento de enseñarle el ritmo que su cuerpo necesitaba.

    Siseó en una mezcla de dolor y placer cuando por fin sintió dentro de su cuerpo el miembro del mayor abrirse paso lentamente. Al fin la nubosidad que nublaba sus sentidos empezó a dispersarse un poco y enfocó su vista en el apuesto hombre frente a él, quien sostenía su peso en sus brazos, viéndolo como si él fuera lo mas importante que poseía. Y ambos se quedaron quietos…solo esperando.

    – estoy listo…- murmuró el menor. Y tan solo eso desató todo. Shinobu dejaba escapar gritos y suspiros de placer, mientras el mayor arremetía tierna y apasionadamente contra el suave cuerpo de su amante, adorando cada centímetro de su piel, amándolo y enseñándole el placer que nunca antes había experimentado con nadie más. Besaron sus labios una última vez, antes de que ambos llegaran al clímax tan solo la primera vez de toda la noche que les quedaba por delante.

    …..

    Curioso era que quien despertara con gripe no fuera Miyagi. Un sonrojado y adolorido doncel debió haber recordado no descubrirse con la manta la noche anterior…

    Esta vez Miyagi cuidaría muy bien de su dragón…siempre lo haría.

    .
    .
    .

    Continuará…
  6. .
    Hooola, ¿cómo están?
    Si, soy yo. No me fui de parranda…aun…xD

    Primeramente feliz navidad a todos, espero que estén pasando unas excelentes fiestas decembrinas. Segundo, yo estoy feliz de poder actualizar por última vez en este año, quería tener la actualización antes de año nuevo y si la tuve :P. Como siempre, todos mis agradecimientos son para ustedes que leen y comentan mi fic y que de alguna manera no han permitido que lo deje olvidado. Yo había tenido problemas con mi compu y mi internet toda la semana pasada y la antepasada, esperemos que cambie este próximo año xD y que “los reyes magos” me traigan una lap nueva :v
    Este cap es especial ya que, como muchos lo intuyeron anteriormente, este fic entra en la etapa de ÚLTIMOS CAPÍTULOS. Muchas gracias a todos los que un día se tomaron la molestia de empezar a leer y me han soportado por tanto tiempo xD…estoy emocionada por terminar un trabajo más para mí y para ustedes. Sin más les dejo con este cap, espero les guste y respondo sus comentarios :)
    Misagi * *

    Mei rin: Hola, ¿cómo estás? Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap, aquí te dejo la continuación. Saluditos

    Anne onodera takano: Hola, muchas gracias por tu comentario, que bueno que te haya gustado la conty. Mira que soy bastante nueva con esta pareja xD. Gracias por tu apoyo y buenos deseos. Saluditos y Besitos de chocolate¡

    Melyoan: Hola¡¡, ¿cómo has estado?. Muchas gracias por comentar. Me alegra que te haya gustado el capítulo. Sip, le he fabricado una via complicada a Mei, pero como dices tu, para la historia y para su persoanje era necesario. Jajajaja no tendrás que esperar demasiado por el ansiado león de los egoístas…no tanto, solo un poco de paciencia, mira que los estoy estudiando xD, suena bastante bien…al menos en mi cabeza xD. Espero te guste la conty de hoy y estaré al pendiente di subes algún otro fic de YOI ;). Saluditos y besos de fresa…





    Capítulo 61: “Hablemos del pasado”…parte III


    – ya basta…es inútil que lo intentes…serás un regalo perfecto para Gin-sama
    .
    .
    .

    Sintió dolor en todo su cuerpo, el sudor resbalando por su frente. Trató de mover sus músculos adoloridos y entumecidos, pero fue imposible. El dolor explotó en su brazo cuando fue levantada con fuerza del frio piso donde la habían aventado. Una gruesa mano la empezó a arrastrar por lo que parecían ser largos pasillos.

    – ten cuidado…me lastimas

    Como era de esperarse no recibió ningún comentario al respecto.

    Sus ojos, que aún no se acostumbraban a los oscuros pasillos, solo lograban ver algunas sombras. Sabía que algún hombre tironeaba de su adolorido brazo y que un par de personas más iban con ellos. Entre su distorsionado sentido del oído podía escuchar el golpeteo característico de zapatos de tacón. Bien, al parecer una mujer los acompañaba. Necesitaba averiguar todo lo que pudiera si quería salir viva de allí…era lo único que le quedaba.

    – A partir de este momento cambiará todo a lo que estabas acostumbrada. Te diré lo básico que hay que saber para sobrevivir aquí…- Mei ladeó la cabeza confundida, no entendía de que hablaba la voz elegante que provenía al parecer de la mujer y no se detuvo a explicarlo tampoco, así que se decidió por escuchar solamente - de ahora en adelante servirás a “todo” lo que ordene el amo, harás todo lo que él te diga, no hablarás si no te lo indica, no lo verás a los ojos si él no te lo solicita así, caminarás con la cabeza agachada…pero sobre todo no lo harás enojar. Gin-sama no es un hombre paciente ni benevolente, él no soporta a los desobedientes, si lo haces…te costará caro.

    La voz neutra y desinteresada le provocó un profundo escalofrió…

    ¿Dónde exactamente acababa de llegar?

    Su vista regresaba poco a poco cuando se abrieron unos enormes portones ,que se enteró al momento daban a la sala principal de la mansión. Justo donde sobre un elegante y fino trono se encontraba un hombre de aspecto escalofriante. La sonrisa torcida se extendió más cuando sus fríos ojos le miraron intensamente. Su cabello era gris marchito y tenía una gran cicatriz cruzándole el ojo izquierdo que le llegaba hasta la barbilla. El corazón de la joven bruja golpeaba descontrolado en su pecho, vaticinando quizás lo que le traería el futuro junto a ese hombre. Viró su vista a la derecha, hasta entonces reparó en un pequeño a su lado…no. Era un doncel. En su corazón sentía la razón por la que estaban aquí…y lloro de pena por su hermana, por ella misma y por el pequeño doncel de difícilmente 8 años a su lado. Sus lágrimas resbalaron con amargura de su rostro. Sabiendo que serían las primeras de muchas.

    El escalofriante hombre había hecho una seña y tanto el salvaje gorila como la mujer dieron media vuelta para retirarse, pero alcanzó a escuchar un pesaroso murmullo proveniente de ella.

    – es una verdadera lástima que te atraparan, cariño…una verdadera lástima

    ………………………

    Los próximos tres años fueron caóticos. Llenos de lágrimas, sufrimiento, tristeza y dolor…mucho dolor.

    Mei hizo todo lo posible para levantarse del viejo catre que le servía de cama desde hace dos años que había llegado a ese podrido lugar. Su rostro se veía demacrado; sus músculos adoloridos; su piel magullada y amoratada por tantas noches y días que su cuerpo había sido recinto de un desagradable no invitado…y sin embargo, la impotencia y el casi insoportable dolor entre sus piernas que la hacía llorar todas las noches que no lograba conciliar el sueño y despertándose entre horrorosos gritos los días que sí, no lograban derrumbar su fiera determinación de escapar de allí algún día para buscar a su adorada hermana. Esperaba que Sakura lo hubiera logrado…porque ella lo estaba intentando con todo el alma. Ser aprendiz del peor hombre necesitaba de grandes sacrificios…

    A sus catorce años había visto cosas que niños de su edad considerarían las más escalofriantes pesadillas. Había visto la crueldad con la que “Gin-sama” dirigía su mansión. Había visto los desalmados castigos que se llevaban sus súbditos y aprendices que se atrevían a equivocarse en algo. Había visto desfilar por la misma maltrecha habitación en la que ella estaba una gran cantidad de niños, niñas y donceles de una gran variedad de edades que o fueron desechados como basura cuando les hubo aburrido al “señor” o sencillamente no resistían el rigor del “trabajo”. Mei aun lloraba de vez en cuando la muerte del pequeño niño que había llegado al mismo tiempo que ella a ese infierno, Milo-chan no pudo soportarlo y un año después…simplemente no despertó.

    Lágrimas bajaban por su rostro cuando escuchó la puerta de la maltrecha habitación ser abierta con brusquedad. Se puso de pie lo más rápido que pudo, tambaleante. Puso todo el empeño en mantenerse callada y sus lágrimas escondidas y miró con curiosidad al feo hombre que la miraba burlonamente en la entrada.

    – hoy estás de suerte, mocosa. Te solicitan allá abajo para que entrenes a la nueva perra del amo. Mejor apresúrate.

    El corazón de Mei tronaba en su pecho, adolorido. Cerró los ojos. Alguien nuevo…alguien que conocería el horroroso mundo en el que vivía. Ella sabía a lo que se refería el feo gorila. Mei era la favorita de Gin-sama, sin embargo era bien conocido que cada que llegaba alguien nuevo ella “descansaba” y su lugar era brutalmente “ocupado” por el nuevo. Caminaba con relativa rapidez hacia la sala principal recodando al mismo tiempo que desde que la anterior “dama” que les dictaba las reglas a la “perras” como ellos, había sido asesinada por el amo la responsabilidad había pasado a ella al ser la mayor de los actuales 3 en casa…hay que ver lo que te ganas en esa mansión por cuestionar una orden del amo. La curiosidad hizo ebullición en ella cuando escuchó entre comentarios chismosos de las sirvientas que “la nueva adquisición” había llegado por pie propio a la mansión e inconscientemente sus piececillos se movieron más rápidos.

    Los grandes portones habían sido abiertos y fue la primera vez que lo vio. Sus ojos grandes y brillantes en un claro azul turquesa y el cabello largo suave y oscuro cubriendo la mitad de su rostro. Después se enteraría que el bello doncel apenas cumpliría los trece. Mei no pudo resistir el gran sollozo que dejó su garganta al imaginar lo vacíos que terminarían esos ojos llenos de esperanzas después de experimentar lo que le esperaba; más la fría mirada de Gin prometía mucho dolor si la veía flaquear. Mei nunca sintió más difícil decir las palabras correspondientes que esa vez…

    – De ahora en adelante, olvidarás todo lo que eres y de dónde vienes. Tu deber será únicamente el de servir a “todo” lo que ordene el amo, harás todo lo que él te diga, no hablarás si no te lo indica, ni lo verás a los ojos si él no te lo solicita, caminarás con la cabeza agachada y no irás en su contra…so pena de castigo de muerte.

    La sorpresa y el terror en los claros ojos le fueron tatuados en el alma.

    – tu nombre

    – M-mason

    …..

    No supo exactamente en qué momento se convirtió en una especie de guardiana para el hermoso chico. Había una clase de instinto maternal que se arraigaba en ella cada vez que veía los brillantes ojos del muchacho. Podría ser, tal vez, que esos ojos turquesa reflejaban cada emoción que experimentaba su poseedor…principalmente miseria y tristeza; o era probable que simplemente el pequeño chico le recordara a su querida hermana, Sakura.

    Pasaron los años, y las cosas empeoraban en la mansión. Se corrían rumores de que muchos usurarios de la magia, incluyendo brujos, planeaban una rebelión para salir del “reinado” de terror de Gin; por lo que muchos sirvientes residentes comenzaron a revelarse o a intentar escapar de la mansión, situación que tenía tremendamente furioso a Gin y junto a sus más fieles seguidores empezaron a matar a diestra y siniestra a todos los “traicioneros”. Entre tanto escándalo interno y externo cada vez se le veía menos al Líder en la mansión, y en su lugar, dejaba a varios brujos y magos de su confianza. Quizás la peor equivocación de Gin fue enamorarse de ella…

    Y confiarle gran parte de la autoridad en su ausencia.

    Mei tenía 17 años en eso entonces, Mason acababa de cumplir los 15. El peso de tanta sangre derramada en sus manos, de fingir por tanto tiempo; la imponencia de sentir que jamás podía sacar a su adorado amigo, Mason, de ese infierno; la tristeza de verse señalada por otros usuarios de la magia como uno de “ellos”… de los malditos seguidores de Gin, cuando no había hecho más que tratar de destruir todo desde dentro, cayeron sobre sus hombros. Sentía su ira desbordarse y caer lentamente al pozo de la locura. Fue entonces, en uno de sus tantos desbordes de ira, cuando escapaba del castillo para llorar con todas su fuerzas y destruir algo, cuando descubrió la totalidad de sus poderes. Entonces se dio cuenta lo que cuando niña le decían. Había nacido con un privilegiado poder…uno que era difícil de controlar; pero que sin embargo albergaba en su interior y que al parecer resurgía en su máximo esplendor cuando la furia se apoderaba de ella.

    Mei tenía suficientes problemas en su vida. Le había costado trabajo organizar a la gente que quería revelarse contra Gin y convencerlos de que estaba con ellos; y aun trataba de salirse de él gran compromiso que estaba poniendo en sus manos Gin, cuando le comentó que quería ponerla en el liderato muy pronto. Tan solo había sido una encantadora sorpresa aquél día que descubrió a un guapo varón observándola hacer una gran rabieta, en los bosques de Marukawa. Sin embargo pronto se volvió más que eso…y entregó en las manos de Seiji algo más que todas sus doradas esperanzas, algo que para ella, había considerado imposible…le entregó su corazón.

    A partir de ahí todo empezó a complicarse más.

    Paulatinamente pasaba más tiempo con Seiji y menos en la mansión de Gin. Las cosas iban de mal en peor en todos los aspectos, ocultaba cosas de su terrible realidad a Seiji, ocultaba cosas de Seiji a Mason, Gin estaba furioso las 24 horas del día y la cereza del pastel cayó cuando se dio cuenta, con terror, que estaba embarazada. Descubrir que el hechizo que había usado en su cuerpo para impedir concebir había fallado, era lo de menos. Y saber con certeza que el niño que esperaba era de su amado tan solo le trajo algo de tranquilidad a su atormentado corazón, pues a pesar de todo temía por su bebé…y temía por Seiji. No había alguna posibilidad de ganar en esto…tan pronto Gin se enterara saldría a matarla no tan solo a ella, sino también a su familia.

    Con el dolor de su corazón tuvo que tomar una difícil decisión.

    ………………………

    Pasaría por el cuarto mes de gestación cuando Mei abandonó la mansión. Ver la determinación en los claros ojos de Mason hizo que fuera solo un poco menos difícil dejarlo. Él, entre lágrimas, le había deseado suerte en su cometido y le había prometido ser fuerte. Ella le había prometido que regresaría, no tan solo para asegurarse que el imbécil hombre estuviera arruinado, sino también para ver triunfar al bello doncel en su camino como hechicero…verlo en lo más alto.

    Los siguientes meses trajeron un montón de noticias agridulces. Muertes de buenos amigos en la mansión, la caída de una de las resistencias de magos que luchaban en contra de Gin, la noticia de que Gin la buscaba acusándola de “alta traición”, más de 100 brujos de élite encomendados a encontrarla; pero también llegaron noticias buenas, empezando por el nacimiento de su pequeño bebé y el encuentro con Sakura, quien había estado orgullosa al contarle lo bien que lo había hecho en su ausencia y cómo había logrado ser entrenada por un guardián de uno de los pantanos del este. Sin embargo no sabía qué tan poco le iba a durar la felicidad y muy pronto la tragedia tocó las puertas de la humilde casa en donde vivía con su familia. Era un sirviente conocido por ella, quien venía con malas noticias… ¿cómo la había encontrado?, era un misterio, desgraciadamente, por la gravedad de la noticia no lo pensó mucho:

    Mason estaba en peligro, Gin lo había declarado culpable al considerarlo su cómplice…y había sido sentenciado a muerte.

    No lo pensó mucho. Simplemente besó y abrazó a su familia y corrió a salvar a su amigo, sin esperarse que se encontraría con una trampa.

    …..

    Esa noche, la que era tan inolvidable para Mei como para Seji, fue la última que se vieron.

    Cuando ella, abatida por el dolor y el cansancio de tremenda persecución por parte de la guardia de elite cazadora de brujos junto al mismo Gin le dieron caza, buscó en su familia tal vez una despedida, tal vez inspiración para seguir luchando hasta extinguir su última gota de energía. Porque esa tarde, quien sabe cómo, Gin se había enterado de toda la verdad. Sabía de la mentira de decirse seguidora de él, sabía de Seiji, sabía de su embarazo y ella sabía, por la misma razón, que tenía que acabar con él…para siempre. Así fuera lo último que hiciera.

    Y tan increíble como parece, su mente se negaba a revelarle por completo los recuerdos de lo que pasó aquella noche en ese misterioso bosque. Solo sabe, que de alguna manera se deshizo de todos los malditos estorbos y se quedó sola, uno a uno, contra Gin. Y luchó con todas sus fuerzas contra ese hombre, con toda su furia…

    Y perdió.

    Pero Gin también.

    //////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

    – esa noche ocurrió…algo inaudito.

    – tu venciste a Gin, le ganaste – murmuró Ritsu aun con lágrimas en los ojos, su voz impregnada de orgullo y admiración hacia su madre y en general toda la fortaleza que había tenido durante su dura vida, a pesar de que le dolía el corazón al pensar todo lo que había tenido que pasar esa mujer desde que era tan solo una niña

    – no has entendido aun, cariño – exclamó con voz bajita ella – tengo la certeza de que esa noche…morí

    Los gemidos agitados de total sorpresa no se dejaron esperar.

    – Pero es imposible, incluso para ustedes, burlar a la muerte ¿no?, Mei-san - preguntó curioso y un infierno de intrigado Mune. La aludida asintió y se dispuso a responder.

    –esa noche el poder que lancé a Gin no fue para destruirlo, sino para absorberlo…- la sala muda de impresión- el cuerpo y el alma de Gin fueron devueltos a la madre tierra…pero sus poderes fueron trasferidos a mí. Por mucho tiempo, años enteros, fui retenida en otra dimensión que mi propia energía creó, como medida de defensa…y no fue hasta un par de meses que el vórtice se cerró…

    – dejándote afuera, nuevamente- exclamó asombrado Ritsu. Mei asintió y lágrimas cayeron de sus ojos.

    – juré que no los dejaría solos, me encapriché por salir de allí y aquí estoy, a pesar de todo, bebé

    Mune solo intentaban imaginar una lógica a todo…pero la magia era magia…no había porque tenerla. Y sólo sonrió viendo a su amado castaño abrazarse a su madre y muy pronto Seiji se había unido al abrazo familiar. Al final de cuentas no tan solo todo había salido bien, sino que mucho mejor. Estaba seguro que el corazón de su precioso Ritsu ya estaba sanado por completo.

    *********************************************************

    – ¿está segura que esto es necesario, Asuka-san?

    Misaki había estado prácticamente toda el día siendo abrumado por una eufórica peliplata. Apenas había alcanzado a despedirse de su guapo príncipe en la mañana al despertar cuando éste fue arrastrado por Haruhiko y Yura a algún lado y él fue reclutado por Keiichi, Yuki y Asuka. Su mente estaba totalmente fuera de lugar al no comprender algo que esos tres hablaban al mismo tiempo entre saltitos y gritos eufóricos. Sólo lograba escuchar algo de “etiqueta”, “vestuario” y “vals”; no fue hasta que pasó por los jardines y vio a un Hiroki (obvio muy bien acompañado de Nowaki) que divertido le había dicho “son preparaciones para tu boda, gran bobo”.

    Boda

    Tan pronto sus neuronas reaccionaron ante esa palabra los nervios se acumularon en su estómago. ¡Se iba a casar con Usagi-san! …¡que idiota!, obvio esas cosas se planeaban y dado que todo había acontecido tan rápido suponía que las “prisas” era algo normal. No es que hubiera olvidado tan pronto que estaba comprometido con su apuesto príncipe, solo que estar planeando el evento lo hacía todo más real. Y había sentido esos aterradores nervios subir por la garganta.

    Ya eran cerca de las 4 de la tarde y el estómago del agobiado castaño rugía por un poco de alimento, mientras se encontraba sobre un banquito y un pequeño sequito tomaba medidas a su cuerpo y ponían sobre su piel un sin fin de telas que sinceramente él no les encontraba diferencia.

    La siempre sonriente y jovial Asuka había volteado a verlo con un rostro lleno de sorpresa y obviedad.

    – ¡Obvio que sí, cariño!, se trata del atuendo para tu boda, no es cualquier cosa – la mujer puso pose pensativa – de hecho esperaba que Akihiko estuviera aquí ya, no debería estar demorando tanto, mira que tomar otro día para hacerle medidas a él no me…

    Asuka seguí parloteando alrededor o es lo que escuchaba Misaki.

    – ¿y dónde está Usagi-san?

    – aww, no pueden estar ni un segundo separados – exclamaba entre burlón y soñador Yuki. Mientras Misaki hacía un puchero y Keiichi ponía los ojos. El bonito rubio le había sido presentado de manera demasiado rápida. De lo poco que el oji-verde logró entender era que Yuki era el prometido de Yura, hermano de Keiichi. El chiquillo tenía un par de años siendo entrenado para algún día tomar su lugar como rey junto a Yura en Sumi. Era inteligente, educado y bondadoso…pero también era un escandaloso y un dolor en el trasero cuando se lo proponía… ¡AÑOS!...y la gente quería que aprendiera etiqueta y refinamiento en un par de días…sí, claro.

    – ¡No es eso!- murmuraba sonrojado el oji-verde.

    – es una sorpresa, cariño – respondió Asuka con tranquilidad. Misaki solo tuvo que asentir a regañadientes mientras hacía pucheros, cansado de estar cansado todo el día y esperando el momento en que su guapo príncipe llegara a salvarlo de ese desesperante circo. Gritaría si le volvían a dar a elegir el color de algún objeto de: blanco a más blanco…

    ……………………

    El sol había empezado a ocultarse y Misaki permanecía junto a Hiroki y la pequeña Mikoto en el jardín principal cuando escuchó a los caballos siendo desmontados. Había estado quejándose con el embarazado Hiroki sobre su cansado día mientras este sólo se burlaba de él un rato y Mikoto jugueteaba por ahí.

    – ¿crees que ya hayan llegado? – preguntó algo entusiasmado.

    – tal vez, ¿Por qué no vas a ver? – exclamó el oji-avellana con una media sonrisa juguetona.

    Misaki solo asintió rápidamente con sus mejillas sonrojadas antes de correr a la entrada principal. Ignorando olímpicamente el “hola a ti también” sarcástico de Haruhiko, mientras se lanzaba a los brazos complacientes de Akihiko, quien lo cargó haciendo que el doncel enredara sus piernas en su fuerte cintura y le besó la frente…tal vez a sabiendas de la vergüenza que iba a sentir después su Misaki al saber que estaban siendo observados.

    – ¿dónde estabas?...pensé que llegarían pronto- exclamó con cierto pucherito el menor, el cual hizo sonreír graciosamente al peliplata.

    –Estos idiotas me llevaron al otro lago del mundo por tu sorpresa – Akihiko sonrió al ver la carita de confusión de su doncel y se rio al escuchar el “¡ey!” de sus compañeros.

    – ¿sorpresa? ¿me has traído algo?- el rostro del castaño se iluminó y el pecho del apuesto príncipe se hinchó por la ternura que despedía su adorable doncel – no tenías que haber viajado tanto para conseguirme un obsequio…yo hubiera sido feliz con cualquier cosa que hubiera venido de ti…- murmuró un sonrojado Misaki…ganándose unos cuantos “owww” de su inadvertida audiencia.

    – ¡cállense y váyanse todos al demonio! – vociferó divertido Akihiko a Yura y a Haruhiko quienes parecían muy cómodos observándolos en primera fila. Estos se fueron bufando, quizás a buscar a sus problemáticas parejas. Enseguida Akihiko había regresado su atención a la bella carga aun en sus brazos, y sosteniendo por unos segundos con un solo brazo a su prometido hurgó en el interior de su traje hasta encontrarse con una pequeña cajita y entregándola al castaño – dudo que pueda encontrar algo como esto en cualquier lugar, cariño…

    Misaki tragó saliva con las manos temblorosas sosteniendo una aterciopelada cajita roja. Sus ojos se intercalaban entre la cajita y los amatistas ojos de su novio. Observó la impresionante y fácil sonrisa de su príncipe…pero sabía que su Akihiko tenía un atisbo de nerviosismo en él. Cosa que le resultó terriblemente adorable. Su pecho, agitado, latía frenético contra el del varón cuando con pasmosa lentitud abrió el aterciopelado estuche…sus ojos se abrieron en demasía.

    – oh, Usagi-san, esto…

    – ¿te gusta, Misaki?

    La suave voz del príncipe le regresó a Misaki un poco la aparente perdida capacidad del habla, asintió frenéticamente tomando entre sus manos una bella y delgada argolla de oro con discretos tallados e incrustaciones de diminutos diamantes.

    – es hermosa…

    Akihiko puso al fin en el suelo a su doncel y se permitió poner al fin, el anillo en el dedo desnudo de su doncel. Enseguida buscó algo en uno de los bolsillos de su traje y le sonrió traviesamente a su pareja. Misaki solo miraba curioso sus acciones con lágrimas en sus ojos, mientras extendía la mano para permitir que su prometido le entregara, al parecer, un obsequio más.

    – el anillo es para la muestra del amor y el compromiso que tengo contigo…ante mi reino, mi familia y el resto del mundo; pero esto, es para que recordemos siempre cómo empezó todo y atesoremos la hermosa casualidad del destino, que pensó que tú y yo funcionábamos mejor juntos…

    Misaki extendió en su mano la hermosa medallita arrancándole enseguida una divertida risa que compartió con su apuesto príncipe entre lágrimas. Muy pronto los labios de los dos amantes se encontraron en un apasionado beso.

    Y mientras las manos del varón se ocupaban de sostener la cintura del oji-esmeralda, dentro de la mano del doncel se encontraba una brillante medallita de plata con la silueta, ni más ni menos, que de un pequeño conejo.

    ******************************************************************

    – ¡le ruego me disculpe, mi señora! ¡Pero están solicitando una audiencia con usted justo ahora!

    La joven monarca había tenido un breve sobresalto cuando la puerta de su habitación había sido abierta con violencia, le parecía algo completamente extraño dado a que Mito-san era una mujer muy tranquila y era muy difícilmente perturbable. Regresó a ver hacia la ventana: el sol aun no terminaba de salir. Probablemente no serían más de las 7 de la mañana. Frunció el ceño… ¿una audiencia a las 7 de la mañana?

    – Mito-san…ya sabe que las audiencias son hasta después de las 10 de la mañana – exclamaba la rubia jovencita, con su rostro jovial bastante cansado, terminando de levantarse de la cama. La curiosidad la invadió al ver a la bajita mujer moverse casi de un pie al otro por los nervios, apretando el delantal blanco de su uniforme entre sus manos.

    – ¡no comprende, su majestad, se trata de un mago!

    La chica se enderezó justo en su lugar, abriendo demasiado sus ojos claros ¡un mago! Apenas espabiló, tomó una bata con elegantes bordados y caminó con rapidez fuera de su habitación con una Mito siguiéndole de cerca.

    – ¡me hubiera dicho antes que se trataba de esto, Mito-san!, no debemos hacerle esperar… ¡dime que le han hecho pasar de inmediato!

    – tan pronto se les vio en la entrada, según los guardias. A él y a su acompañante, majestad.

    – bien

    La bella reina caminaba con rapidez y un podo de incertidumbre y nerviosismo transformándose en un enorme nudo en su estómago. Era muy joven reinando, nunca había recibido a algún usuario de la magia en su palacio. No desde que su padre, el anterior rey, los repudiaba. No sabía que asuntos querría hablar este mago con ella y esperaba como el infierno que no fuera alguna venganza o cualquier situación bélica. Kami-sama sabía que no estaba precisamente en la mejor situación anímica. Se tragó sus temores abriendo de par en par las puertas que daban al salón principal, dándole el primer vistazo al par de personas ahí.

    Dio un rápido vistazo al guapo varón que vestía un traje de oficial de algún ejército, pero enseguida sus ojos se clavaron en la etérea figura enfrente del varón; podía intuir que era la silueta de un muchacho joven, por la fina ropa que se ceñía al esbelto torso y caderas podría adivinar que se trataba de un doncel, la caída del vestuario tenia al lado de cada pierna una discreta abertura que le daba un toque de elegante sensualidad, muy poco pudo seguir adivinando por el fino calzado de él, pues una gran caperuza en colores dorados y grises envolvía todo el cuerpo, cubriéndole especialmente el rostro. Un curioso bastoncito dorado era sostenido por su mano derecha.

    – lamento que tenga que recibirlos en estas condiciones, pero por favor, sean bienvenidos al reino Takatsuki. Mi nombre es…

    La tenue risita proveniente del misterioso muchacho, interrumpiéndole, le consternó un poco. Observó intrigada como su “invitado” levantaba con lentitud la capucha revelando primero una blanquísima frente y un montón de hebras doradas alborotadas adornando su cabeza.

    - tu tan holgazana como siempre, Risako

    Los ojos de la rubia monarca se llenaron de lágrimas al observar los grises orbes y la sonrisa traviesa que tanto añoraba poder encontrar durante tantos años. Las piernas le temblaban tan mal que no se sentía capaz de correr al encuentro del latoso mago frente a ella, pero infiernos si no lo intentaría. Le importaba muy poco si terminaba estampada en el suelo.

    – S-Shinobu
    .
    .
    .

    Continuará…
  7. .
    Hola Mely, ¿Cómo estás?

    Déjame decirte que ya me lo había leído en AY antes de que me comentaras¡¡, no vas a creer que no vi
    si quiera que era tuyo xD¡¡¡ u///u U

    Te quedó fantástico, estos dos son mi pareja favorita de YOI. Adoro el fandom y me enloquece lo omegaverse
    (estoy muy emocionada por escribir uno por cierto, pero habrá que esperar x´D) Te quedó súper lindísimo,
    espero verte muy pronto con otro fic o la actu de tus otros fic :´)

    Nos leemos pronto.
    Saluditos

    Misagi * *
  8. .
    ¡Hola, hola!, ¿Cómo han estado?...yo con un montón de trabajo pendiente y a las prisas como siempre n.nU…sip ya lo sé, se me está haciendo costumbre actualizar prácticamente cada cuatrimestre, pero bueno…yo siempre me la paso peleándome con la uni u.u. Bueno, pasando de eso, primeramente, muchas gracias por seguir de cerca mi fic, sus comentarios y lecturas son las que me dan ánimos para seguir reciclando hasta el más mísero minuto de tiempo que tenga libre para poder escribir cada conty x´D…¡MUCHAS GRACIAS!

    Pues bien, ese capítulo es uno de las más esperados hasta por mi xD. Al fin se revelará una parte de la vida de la poderosa Mei. Sip, la mami de Ritsu brillará en este capítulo. Espero les guste cómo va el fic y nuevamente gracias por el apoyo. Yo espero en vacaciones de diciembre poder actualizar al menos una sola vez, lo intentaré con fuerzas :´)… Respondo comentarios…

    Anne onodera takano: ¡Hola!, ¿cómo estás?. Muchas gracias por dejarme tu comentario y que bueno que te haya gustado el cap anterior, la espera para saber toda la verdad ya casi termina: p. Mune estará muy cerca de su lindo Ritsu en este camino. Espero te guste el cap de hoy. Besitos¡¡

    Melyoan: ¡Hola,¿ cómo estás?!, que gustazo escribirte al fin :´). Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap interior, mira que me costó un infierno el lemon de la pareja nostálgica xD, Akihiko es un pesado y muy pronto se vendrán más capítulos con Hiroki, hay que darles chance al resto un ratito xD, espero te guste la conty Mely. Un besito de sandía¡¡

    Arwen09: ¡Hola!, muchas gracias a ti por comentar, jajaja, sip Akihiko es todo un caso, pero así lo quiere Misaki xD. Un poco tarde pero ya está la conty acá , espero te guste. Saluditos¡¡¡






    Capítulo 60: “Hablemos del pasado”…parte II

    – ¿R-Ritsu?

    – papá…
    .
    .
    .

    El corazón le palpitaba inquieto en el pecho. Las lágrimas acumuladas en sus ojos no le dejaban ver con claridad lo que acontecía frente a él. Sus pies quemaban por correr hacia el primer hombre que tuvo cabida en su corazón de la forma más sincera y casta posible. Sentía que le faltaba el aire y también más tiempo para preguntar todas las cuestiones que se arremolinaban en su mente y se tropezaban en su lengua. Sus ojos verdes miraron hacia atrás, a los de su guapo príncipe, y los vio dulces y serenos. Mordió sus labios con mucha fuerza cuando observó a Masamune asentir e indicarle con una tierna sonrisa que lo hiciera…que llegara al hombre de triste mirada y descubriera por sí mismo todo lo que había que descubrir.

    Le faltó tiempo para correr a los brazos del hombre. Sintió un calor embriagante quemarle el pecho y un doloroso nudo en la garganta cuando el robusto hombre se deshizo en sus brazos. Ritsu reprimió un gemido de entre dolor y sorpresa al sentir las cálidas lágrimas de Seiji mojar su hombro… ¿cómo era eso posible? Había sido el hombre quien lo había entregado al infierno de Aikawa ¿Qué pasaba allí? ¿Acaso lo que sentía era culpa?...No. No lo creía. El dolor del varón era profundo y contagioso, casi palpable, ¿entonces qué es lo que sucedía? Negó perdidamente con la cabeza, sentía que cada vez entendía menos.

    –No entiendo nada. Tienes que contarme…por favor- murmuró sin soltar aun el férreo agarre con su padre. Fue Seiji quien se separó poco a poco de su niño, para observarlo con la mirada más intrigante que le había visto Ritsu en su vida.

    –Lo sabrás todo, cariño – la sonrisa del hombre hizo que su maltratado corazón bombeara tranquilo y pacifico –sabrás las razones por las que, con pesar, te entregue a esa desalmada bruja- La garganta de Ritsu se apretó entre curiosa y nerviosa – pero no seré yo quien te lo diga…

    El tajante comentario extrañó al más joven. Mune, que había preferido permanecer en silencio dio un paso hacia donde estaban Seiji y su prometido, frunciendo ligeramente el ceño.

    – ¿a qué te refieres?, no entien…

    –me gustaría que supieras todo desde el principio

    Ristu frunció el ceño, confundido como el infierno ¿Desde cuándo Onodera Seiji era tan enigmático?, calló unos segundos e hizo la pregunta que al parecer su padre esperaba.

    – ¿Qué principio?

    – El principio de todo, hijo. De ti, de nosotros…de tus poderes- Seiji parecía haber rejuvenecido mientras casi susurraba la última línea y mostraba una gran sonrisa- no soy yo quien puede darte esas respuestas, cariño, ¿se te ocurre alguna persona que sí? – Ritsu contuvo el aire, negándose a pensar en lo que el mayor estaba planteando. Más lágrimas escurrieron por sus ojos sin su permiso. Sentía que caería al suelo en cualquier momento, quizás algunos segundos después de que su corazón intentara salirse por su garganta.

    – N-no…no…no es po-sible - Ritsu murmuró con voz ahogada y tartamuda, rogando con la mirada al hombre que no jugara más con él. Sin embargo una voz ajena a ellos interrumpió. Sus ojos verdes se movieron en cámara lenta hacia el inicio de las escaleras que daban al segundo piso…

    – ¿Qué no es posible, bebé?

    Las piernas le temblaron y fue imposible que pudieran seguir manteniéndolo de pie. Fue Mune quien lo sostuvo ente sus brazos impidiendo que fuera a dar de lleno contra el piso. Ahí estaba ella. Vagos recuerdos borrosos y desordenaos se atiborraron en su memoria. La dulce voz se repetía una y otra vez como mantra dentro de su cabeza. Sus ojos desorbitados y temblorosos se empaparon del aspecto de la bella criatura que veían. Y los recuerdos iban y venían salvajemente al observar los ojos verdes aceitunados que parecían reflejar todo lo que su dueña había vivido: una mescolanza de alegrías y tragedias; el cabello castaño a los hombros, piel blanquísima solo comparada con la hermosa luna resplandeciente. Una mirada llena y una sonrisa tierna que simplemente le robó el alma.

    – ¿m-mamá…?

    Su corazón se detuvo por un momento cuando la mujer amplió su sonrisa y sus ojos, tan idénticos a los suyos, se empeñaron con lágrimas. Ritsu revoloteó la cabeza mirando intercaladamente a la mujer, a Mune y a Seiji como un deslumbrado ciervo. Fue la mujer, quien muy pronto lo tuvo contra su pecho, y el ojiverde se consumió entre los cálidos brazos, desvaneciéndose, apenas siendo alcanzado por la mujer quien se echó a llorar junto a su pequeño en el suelo. Ritsu sentía sus mejillas empapadas. Intuía que muy pronto se quedaría sin lágrimas.

    – e-estás aquí…conmigo, es decir…con nosotros…y yo…pensé que habías muerto, que te habías ido...Aikawa…y cuando era bebé…Sakura…Mune…y yo… no…

    – shh, mi bebé. Ya estoy aquí, todo estará bien, cariño. Yo prometí que regresaría a ustedes, infiernos si alguien iba a detenerme – A Mei se le partía el corazón ver a su hijo, su pequeña luz, tan alterado, sin embargo, su corazón ardía alegre al ver la emoción tan palpable en sus esmeraldas orbes. La habitación se quedó en silencio solo con los esporádicos sollozos de su “pequeño”. Su mirada se encontró con la del apuesto joven que acompañaba a su hijo, y de inmediato conectó las cosas. Le sonrió amablemente y el con una respetuosa y corta reverencia le regresó la sonrisa. Educado…ya le gustaba. Sus ojos se encontraron muy pronto con los del amor de su vida. Seiji la miraba con adoración, pero también había una profunda preocupación por todo lo que pasaba y entendió que era el momento. Había llegado la hora de contar todo.

    – es hora de hablar, Ritsu

    El tono serió no pasó desapercibido para el oji-verde y mirándole curioso asintió, enseriando su rostro y siguiendo la silenciosa invitación de su “madre” para que tomaran asiento en la sala. Ritsu tomó la mano de Masamune, quien le sonrió y apretó levemente su mano. Dándole el apoyo que necesitaba con desesperación y agradeció el gesto regresándole una sonrisa. Sus ojos enseguida se fijaron a los de sus padres, enfrente de ellos. El largo suspiro que emitió Mei le hizo saber que todo le sería revelado justo ahora. Todo. Desde el principio.

    – Mi nombre es Shibatsu Mei. Y soy una bruja…

    ****************************************************************

    – ven acá, pequeño

    El pelinegro ofreció su mano para que el rubio desmontara del azabache corcel que les había traído a un hermoso claro en alguna parte de los bosques del reino Usami. Shinobu le sonrió a su apuesto caballero y sintió su cuerpo calentarse poco a poco cuando Miyagi lo sujetó con sus fuertes brazos por la cintura para ponerlo al fin en el suelo. Sacudió un poco la preciosa yukata que llevaba y se quedó observando alrededor, fascinado, mientras veía entre ojo, como su pareja aflojaba las riendas de su bello animal para dejarlo pastar un rato.

    – vamos, cariño, es por aquí…

    – ya voy

    El menor extendió más su sonrisa, cuando el ojo-oscuro tomó su mano entrelazando sus dedos y la llevó a sus labios depositando un rápido y distraído beso en su dorso y seguido continuar con su camino.

    El día de ayer había sido un día muy ajetreado, entre la presentación de toda la mansión Yoo, los “asuntos bélicos” que discutir y más y más inconvenientes que brotaban como flores silvestres alrededor de ellos Miyagi había terminado por declararse formalmente fastidiado y con un ceño fruncido que al pequeño rubio no le gustaban para nada había sugerido “inocentemente” escaparse un rato por la mañana. Por lo que por arte de magia una coqueta y encantadora sonrisa había nacido en el rostro atractivo de su novio. Habían estado jugueteando gran parte de la mañana en los establos, Miyagi intentando enseñarle a ensillar y montar un caballo y Shinobu correteando y enamorándose de cada animalito que encontraba en los pequeños corralillos. Pasado el mediodía, después de un pequeño refrigerio, habían partido hacia los frondosos bosques que rodeaban el reino.

    – aquí está. Menos mal que sigue igual que siempre…

    Los pensamientos del rubio se vieron interrumpidos cuando al fin puso atención a lo que hablaba su caballero. Abrió mucho los ojos por la sorpresa, se soltó con lentitud del brazo del mayor lanzando un gritito emocionado trotó dando brinquitos para acercarse más a la orilla de un hermoso rio de aguas tranquilas y cristalinas, que corría lánguido e imperturbable su camino. Miyagi sonrió viendo de espaldas a su intrépido doncel dragón descalzándose de inmediato y meter sus piececillos en el agua.

    – ¡está muy fría! – lo vio volver dando unos cuantos brinquitos riendo. Miyagi no pudo evitar reírse un poco.

    – ¿te gusta?

    – ¡SI, me encanta! ¡Ven conmigo Miyagi!

    – no creo que…

    – ¡oh, vamos!, sólo un ratito…será divertido.

    Miyagi no era capaz de negarle nada a esos ojitos grises brillantes y traviesos que se escondían en un puchero de ternura. Cuando Shinobu hubo leído la rendición en sus ojos la sonrisa del guapo diablillo se extendió en el angelical rostro. El pelinegro enrollaba metódicamente sus pantalones para evitar mojarse demasiado la ropa, cuando levantó la mirada para observar al rubio…ahora era Miyagi quien abrió mucho los ojos, arcando un ceja y con una sonrisa nerviosa intentando florecer en su rostro.

    – ¿qué haces, Shinobu?

    Aun dándole la espalda al varón, el doncel comenzó a desanudar el obi de su yukata, el atuendo de azul celeste y fabricado con la mejor seda se deslizó sobre la blanca piel del doncel hasta llegar al verde pasto. El oji-gris le regresó a ver con esos impresionantes ojos y una sonrisa inocente en su rostro…niño travieso.

    – quitándome esto para no mojarlo, ¿no es obvio?...no quiero que se arruine – le miró intensamente al mismo tiempo que se inclinaba y con una sola mano tomó su vestimenta y sandalias del suelo y los dejó sobre una roca .Miyagi sostuvo su mirada, ahora levemente oscurecida, intentando con exagerado esfuerzo poner atención al bello rostro de su travieso ángel y no al redondo trasero del doncel apenas cubierto con una pequeña y trasparente braga para donceles de un color blanco hueso.

    El rubio soltó una pequeña risa, sabiéndose triunfador en su travesura. Sin embargo sus pequeños rosados labios dibujaron una “o” perfecta por la sorpresa y su rostro se coloreó de un profundo carmín unos segundos después. Tal vez no esperaba que el guapo azabache se deslizara de sus pantalones y desabrochara lentamente los botones de su blanca camisa hasta quedar solo en ropa interior y el resto fue dar con la pila de ropa en el pasto. El varón lo miró intensamente desnudándolo hasta su alma y reprimió un gemido avergonzado y extasiado cuando el hermoso hombre le guiñó el ojo y le dedicó una sonrisa torcida.

    Definitivamente ahora era él el que le estaba presumiendo su triunfo.

    Tan distraído estaba que apenas se enteró que el varón ya le acompañaba dentro del río. Su cuerpo se encendió en llamas y con temor a que fuera desbaratarse en los brazos del gran hombre solo le quedó sujetarse a este que posesivamente lo sujetaba por la cintura. Su garganta se quedó seca, penosamente cerca de gimotear, cuando sintió los gruesos muslos de Miyagi contra sus caderas y sus desnudos pezones totalmente húmedos y pegados al pecho contrario.

    – M-Miyagi…yo… - el ahora tembloroso rubio ya no estaba tan seguro. Cierto era que él había empezado con la pequeña travesura, pero estar junto a su guapo caballero sin esperar llegar “más allá” cada día resultaba más difícil y es que ambos no eran de piedra…aunque tenía que admitir que los pequeños momentos picaros y la espera lo hacía todo más excitante.

    – shhh, cariño. Solo es un ratito, será divertido, ¿no? – Shinobu frunció el ceño abochornado cuando Miyagi ocupó sus mismas palabras para burlarse de él, casi al mismo tiempo que tiró de él para sentarlo sobre su regazó, mientras él se acomodaba sobre una gran roca en el agua. El rubio aun con su rostro colorado golpeteó con sus pequeños puños el amplio peño del mayor. Mientras éste daba una gran carcajada.

    – ¡no te burles de mí!

    Los reclamos fueron acallados cuando el menor sintió los labios de su novio sobre los suyos tragándose su gemido de sorpresa y peligrosamente también su lengua. Shinobu sentía sus mejillas ardiendo y solo atinó a abrazarse al cuello de su varón al mismo tiempo que trataba de sobrevivir a la salvaje “invasión” del capitán a su boca, haciendo su mejor esfuerzo por responderle. Un gemido salió de su boca cuando los labios contrarios le dieron tregua, al mismo tiempo que las fuertes manos del mayor acariciaban con movimientos oscilantes su cintura y su espalda. Sus ojos revolotearon cuando un reguero de tibios besos cubrieron su cuello y las traviesas manos del capitán bajaron más allá de su espalda, sobando con demasiada delicadeza los encajes y la textura de la coqueta ropa interior cubrían su trasero, dándole una sensación de cosquilleo. La yema de los dedos invadían poco a poco la frontera de su braga haciendo casi imposible que no se moviera insistentemente en el regazo del ojo-oscuro, quien se veía, también, bastante afectado…y también se sentía.

    De un momento a otro la temperatura llegó al máximo. El rubio estalló. Todo movimiento se detuvo.

    El doncel miró hacia abajo, su ropa interior empapada. Su respiración agitada. Sus mejillas se colorearon…estaba avergonzado, sin embargo no tenía fuerzas ni para reaccionar avergonzado. Dejó caer su cabeza contra el hombro de su capitán, agotado. Sintió el inocente y cariñoso abrazo de Miyagi rodeándolo con fuerza. Nuevamente se sintió como si estuviera en su lugar correcto.

    Miyagi miró el adormilado rostro de su chico dragón y sonrió sin darse cuenta. Hacían varios minutos que se encontraban en la misma posición, pero su bello doncel lo miraba con una intensa y profunda mirada en sus bonitos ojos grises. Miyagi podría ser muchas cosas, pero despistado, no. El menor tenía una mirada de esas que decían que necesitaba saber algo con urgencia.

    – dime

    El rubio había regresado a verle. Sus ojos se abrieron desmesuradamente por una fracción de segundos y después lo controló. Miyagi ahora si estaba seguro que algo rondaba en esa cabecita.

    – n-no sé de qué hablas…

    – vamos, bonito. No puedes esconderme nada por mucho tiempo…

    Shinobu hizo mil pucheros antes de responder, desviando la mirada y girando su rostro a un lado.

    – s-solo…he pensado mucho en lo que me platicó Fuyo-san…sobre tu familia.

    El silencio se extendió demasiado, fue el dragón quien levantó la mirada ante el incómodo momento, preparándose para ver la tristeza e incluso, más probable, la ira reflejada en los oscuros ojos de su novio. La mayoría de las personas no apreciaban que se metieran en acontecimientos que ocurrieron en el pasado en su vida, y mucho menos si la mayoría de estos son cargados de tragedia y amargura. Comprendería si el mayor se distanciaba de él los próximos días, aunque eso lo haría miserable en muchas maneras. Estaba a punto de disculparse por la intromisión cuando fue sorprendido con una cálida mano levantando su rostro por la barbilla.

    – quieres saber, ¿no es así?

    El rubio regresó a ver el rostro de su amado, sorprendido por la suave voz que había utilizado y la sutil sonrisa que se asomaba en su rostro. Era nostálgica, llena de emociones…pero no agresiva, nada que le dijera que el tema era necesariamente peligroso. Shinobu recordó que le habían hecho una pregunta y se limitó a asentir, algo azorado.

    – no es exactamente un secreto, pequeño. No es tan interesante, me temo que te aburra demasiado…

    – ¡No pasará! – aseguró el rubio algo chocado de que el mayor tomara su vida a la ligera. Miyagi rio y el rubio se sonrojó – todo lo que tenga que ver contigo siempre me parecerá interesante, Miyagi – murmuró lo último. La sonrisa del pelinegro se extendió en su hermoso rostro.

    – Fuyo-san te contó ya todo a grandes rasgos, pero lo que seguro no fue capaz de contarte es que hubo un tiempo que me sentí muy solo- Los ojos negros se oscurecieron, tal vez recordando lo que hubo vivido en ese tiempo. Emitió un largo suspiro. Los ojos grises absorbieron la inmensa tristeza que reflejaban esos oscuros ojos y prestó atención a lo que venía – demasiado solo para el bienestar de una persona…más de un niño. Después de la muerte de mis padres empecé a ahuyentar a todo cuanto quiso acercarse a mí. Con mi actitud empecé a alejar a toda la gente que me quería y a la que le importaba…y gradualmente me ignoraron. La ira iba ganando territorio dentro de mí y mi reciente obsesión por vengar la muerte de mi padre, que a su vez se había llevado a mi madre, hizo creer a la gente que las esperanzas se habían acabado para mí. Creían que muy pronto perdería la cabeza. Todos se rindieron, todos menos la hermosa mujer que me regaló sus años jóvenes y que me quiso como si fuera mi propia madre…

    – Fuyo-san… - murmuró el rubio con su voz quebrado por el nudo en la garganta y con sus ojos humedecidos. Miyagi asintió con una débil sonrisa.

    – Me levantó de la miseria en la que me había hundido, me sacudió los malos pensamientos del cuerpo y me envió de vuelta al mundo y al mejor futuro que pude conseguir…

    – ¿y-y cual sería ese?

    Los ojos oscuros como carbón brillaron cuando miraron con adoración el sonrojado rostro del doncel que con la garanta reseca esperaba la respuesta del bello hombre frente a él. El silencio se extendió un poco más y se removió en el regazo del mayor. Sintió algo de frío, la tarde estaba llegando y el viento fresco lo hacía estremecerse levemente. Su cuerpo, mitad fuera del agua, sintió calentarse en tiempo record cuando el mayor dejó escapar un gran suspiro cerrando los ojos y pegando su frente a la de Shinobu, como si todo lo malo que hubiera vivido se esfumara en ese momento. El menor contuvo dolorosamente el aire centrando su vista en los ojos cerrados frente a él, más no le importaba en lo absoluto si estaba siendo sostenido tan fuertemente por su hermoso varón.

    – tú…

    Los ojos grises se empañaron de lágrimas. Un sollozo salió de sus labios cuando sintió los fuertes brazos de Miyagi apretarlo contra su pecho y los suaves labios limpiando las lágrimas de su rostro. Su corazón se hinchó de alegría tanto que temió que el bobo explotara.
    – Pequeño, no me llores más que me rompes el corazón – besó tiernamente la blanca frente – yo vi aquel día a ese hermoso niño dragón que me cautivó tanto a primera vista que temí fuera a arrasar de una sola estocada la amargura que quedaba en mi corazón. En sus ojos grises vi que lo estaba logrando, en su corazón vi la férrea terquedad de necesitarnos y en el mío el profundo anhelo de querer mantenerlo conmigo para siempre, porque por primera vez en mucho tiempo…dejé de sentirme solo. Cariño, ¿querrías estar para siempre conmigo?

    Miyagi no obtuvo una respuesta inmediata, pero si un gran abrazo y un apasionado beso lleno de saladas lágrimas que los hizo caer al agua. Rompieron el beso, agitados y con una mirada intensa en sus ojos. El mayor los puso de pie aferrándose al tembloroso y mojado cuerpo del rubio, quien pasó suavemente sus manos por los mechones negros del capitán, peinándolo hacia atrás.

    -Miyagi…yo no tenía ninguna intención de dejarte, ni ahora ni en un futuro próximo o lejano- sus ojos grises brillaban emocionados al igual que sus mejillas- …pero ahora tendrás que aguantarte, porque pienso pegarme a ti como una sanguijuela…

    La carcajada del mayor se unió a la risa del pequeño dragón pillo. Juntaron sus frentes tiernamente, expectantes para saber lo que seguiría.

    – te amo, mi hermoso dragón

    – también te amo, Miyagi

    **************************************************************

    – Mi nombre es Shibatsu Mei. Y soy una bruja…
    .
    .
    .

    Ritsu tragó saliva con dificultad, él iba a ser una de las primeras personas en saber todo lo que significaba Mei para el mundo mágico, para los magos, para él mismo y para conocer, de una vez por todas, la verdad detrás del tan admirado, temido, y por muchos, odiado personaje que era la bella mujer de cansadas facciones frente a él.
    – Mi madre murió cuando yo tenía 8 años, mi padre, un reconocido médico botánico de la aldea, no pudo salvarle la vida.
    Masamune vio a la intrigante mujer perderse en sus recuerdos…sus ojos verdes se opacaron en tiempo record mientras miraban a la nada. Intuía que lo que venía era la jodida cúspide de todo el drama en la vida de su amado Ritsu.

    ///////////////////

    Su nombre era Daruma .Había pasado varios días con terribles fiebres, convulsiones y hemorragias desde su último enfrentamiento. Algunos días se le había permitido ir a visitarle, otras no. Mei era pequeña, pero no ingenua…conocía a fondo la situación que vivía el mundo mágico. Guerra y muerte por todas partes. Ella no se había creído que su madre había cogido solo una enfermedad infecciosa. Ella se enteró por completo lo que realmente había sucedido ese día: Akihiro. Akihiro, el fiero muchachito de rostro angelical y mirada perspicaz había sido el culpable. Un intento débil y estúpido de rebelión por parte de los brujos había dejado al niño inquieto y usando sus temidos poderes de elfo y su puesto de Lider de los Usuarios de la Magia, realizó un encantamiento “final” contra todos los agresores. Ese tipo de encantamientos tan especial, poderoso y peligroso, mismo que años después prohibió, Haranu , la siguiente líder; un encantamiento de sentencia de muerte. ¿Lo peor de todo?: Muchos de ellos habían sido obligados a participar, entre ellos Daruma. Tiempo después Mei se enteraría que la habían amenazado con matarla a ella si se negaba.

    Tan vil y cruel como se escuchaba, Akihiro había hecho lo correcto. Y aunque la pequeña Mei sentía un profundo respeto por el talento y la inquebrantable voluntad del muchacho de casi 11 años, su tierno corazón le profesaba un rencor profundo por haberle arrebatado a su madre. Lo había dejado sólo, solo con su padre y su pequeña hermana. Shibatsu Nobu, el mejor medico botánico de la aldea y el jefe de la misma, quedó destrozado cuando su mujer dio su último suspiro, comenzando desde entonces un profundo odio irracional hacia los seres mágicos, tanto que paulatinamente se empezó a alejar de sus dos hijas. Con 10 años Mei se hacía cargo de casi todas las necesidades de su pequeña hermanita: Sakura, y solo miraba con gran tristeza y perplejidad como el fiero hombre, que antes era temido por casi todas las aldeas aledañas se marchitaba de tristeza. Todo iba relativamente bien hasta que llegó una descomunal noticia a sus oídos.

    Yoshida Akihiro estaba muerto.

    Fue la primera vez, desde la muerte de su madre, que Mei vio sonreír a su padre de nuevo. Seguro que pensaba que al fin el chiquillo había tenido lo que merecía; sin embargo Mei todavía se encontraba en shock…Akihiro, el Líder de los usuarios de la magia, ¿muerto?

    Parecía una mala broma, sin embargo, después de la presentación de Haranu, la nueva Lider, se divulgó la verdad tras todos los rumores: Akihiko había sido traicionado por su mismo círculo de consejeros y aprendices…no había soportado así la macro-rebelión que habían hecho los brujos esta vez. Sólo por no “poder” seguir las reglas…querían ser los únicos. Akihiro era poderoso, increíblemente fuerte, jamás nadie se atrevía a decir algo sin sentido ante su presencia, pues a pesar de tener casi 10 años cuando sorprendentemente le habían dado el puesto, el niño imponía…y mucho, pero por más fuerte que fuera, uno contra cientos era demasiado. Mei había estado furiosa tras la noticia, sabía de la inusual mentalidad de un brujo y de cómo los conocían por traicioneros, malvados y usurpadores. Se sintió asqueada. Esa fue la primera vez que odió su sangre de bruja.

    Un año fue el límite. Y tras un “me voy, esto no es para mí”, Haranu abandonó el liderato sin saberse más de ella. Mei había quedado escéptica, apenas empezaba a gustarle la bruja y cómo llevaba el orden de todo el mundo mágico. A Mei le agradaba que era la primera mujer en el liderato, era fuerte, inteligente, decidida y era una botánica…era diferente. Una hija de un brujo y un hada. Nunca había crecido tanto el desarrollo de medicamentos, posiciones y venenos como en su época. La arquería regresó desde el fondo del mundo mágico de moda, debido a que su líder, Haranu, era “la maestra” en la disciplina. Mei la idolatraba e incluso, en sus ilusiones de niña se encontraba deseando ser la siguiente Líder mujer. Pero ese sueño se tambaleó con la presentación del siguiente líder: Hashimoto Gin.

    Cuán diferente hubiera sido su vida si alguien le hubiera advertido lo que vendría.

    Era una fría noche de invierno, un par de meses después de su cumpleaños número once, el olor a humo inundó sus fosas nasales. Su corazón latía frenéticamente en su pecho cuando con sus piececitos descalzos se asomó por una pequeña rendija de la puertecilla de la choza en la que dormía con su hermana. Sus ojos verdes temblaron llenos de pavor ante lo que vieron. Era aproximadamente un grupo de 10 tipos atacando su aldea. Observó cómo algunos hombres salían apresurados de las chozas gritando y con armas en las manos pero después de ver como uno volaba por los aires hasta ir a dar contra un grueso árbol comprendió todo. No había posibilidades de ganar. Estaban bajo el ataque de usuarios de la magia.

    Con sus oídos taponeados por el ruido de afuera y su sangre pulsando furiosa observó como su padre se lanzaba contra uno de los hombres con un puñal en mano. Escasos segundo después de que el puñal hubiera sido clavado en un hombro del hechicero, su negro cetro atravesaba el corazón de su padre. Mei reprimió un consternado grito. Sus ojos llenos de lágrimas. Su cuerpo, sus manos ardían por venganza y queriéndose hacer valiente desenfundó la varita mágica que hacía unos meses había conseguido…pero no pudo. Quitar una vida no estaba en sus planes. Y sin poder dejar de ponerle atención al cadáver de Shibatsu Nobu en el suelo y los hombres saqueando todo el lugar la lucidez llegó a su mente. Volteó a ver hacia atrás. Sakura. Los ojos café de la niña, aterrados le miraban con atención. De inmediato supo que tenía que sacarla de ahí. Era su completa responsabilidad ahora. Mei puso su dedo en sus labios indicando a su hermanita de 7 años que necesitaba que se mantuviera callada. La pequeña asintió obediente.

    Los gritos afuera eran insoportables. Su corazón vibró entumecido cuando gritos desgarradores de mujeres empezaron a inundar sus oídos. Cerro lo ojos. No quería saber que pasaba…no necesitaba que Sakura supiera. Sin mirar atrás tomó con fuerza la mano de su hermanita y salieron por una ventana trasera. De inmediato hicieron la carrera de su vida, moviendo sus piernas lo más rápido que podían corrieron con todas sus fuerzas a través del bosque. Mei sentía que se alejaba del peligro cada vez más hasta que escuchó algo que le heló la sangre.

    – ¡por allá!.... ¡alcáncelas, no las dejen escapar!

    Con sus ojos llenos de lágrimas y su corazón hecho trizas pidió a todos los dioses que si este era su destino salvaran de cualquier mal a su pequeña hermanita. Redobló esfuerzo corriendo, escuchaba las quejas y el llanto de su exhausta hermana y los gritos y pisadas de sus perseguidores. Sacó su varita al mismo tiempo que susurraba el conjuro que recién practicaba. Uno de los hechizos más peligrosos para el afectador, mismo que su ídolo Haruna hubiera prohíbo hace poco. Rezaba como el infierno para que funcionara… porque si no, no sabría cómo ayudar a Sakura. Según varios usuarios de la magia que había podido conocer anteriormente, era un prodigio como bruja...corría por sus venas un poder endemoniadamente peligroso…una verdadera lástima que no supiera como usarlo. Mei miró los castaños ojos de su hermana, llorosos igual que los suyos y le regaló una pequeña sonrisa. Agitadas por tanta carrera.

    – escúchame nena, tenemos que separarnos….tienes que cuidar de ti misma desde ahora. Pase lo que pase, regresaré…te buscaré. Lo prometo

    La niña la miró aun aterrada, pero asintió.

    -Te amo, Sakura. No lo olvides.

    La varita irradió una luz purpura. Mei se detuvo al fin y con una última sonrisa llena de lágrimas se apresuró a tocar con la varita el pecho de su hermana. Un espiral púrpura y negro surgió. Sakura desapareció justo antes de dar un grito agudo. Era una verdadera lástima que nunca hubiera aprendido a “transportarse” a si misma…ridículo pero cierto. Respiró un par de veces más tratando de recuperar el aliento, hasta que un escalofrío recorrió su cuerpo.

    – te alcancé…

    Volteó con rapidez, poniéndose de inmediato en guardia, apuntando a los dos hombres que le miraban divertidos. Parecía que les era interesante descubrir que era un usuario de la magia. Tenían sus ropas negras y anillo y cetros del mismo color. Brujos. Ella frunció el ceño cuando observó la manera en que la miraban. Cerdos. Antes de que pasara otra cosa atacó primero.

    -¡ikijio!

    El rayo paralizante en color amarillo salió con rapidez hacia uno de los hombres, pero no causó el suficiente dañó que necesitaba…solo dolor.

    – ¡PEQUEÑA MIERDA!

    Intentó correr. Pero fue imposible. Fue atacada con un hechizo similar. Su cuerpo calló contra la fría y dura tierra. Sus ojos derramaron más lagrimas…esto había sido todo para ella. Intentó moverse, liberarse del pesado pie que aplastaba su cabeza haciendo que las piedrecillas se clavaran en su mejilla.

    – ¡eso me dolió mocosa!...tan mal como quisiera matarte creo que eres el obsequio perfecto – habló con sorna el chico a quien había caído su defectuoso hechizo. Mei lloró aún más, haciendo sonidos guturales e intentando con fuerza desesperada moverse…pero nada funcionaba. El otro hombre la levantó del suelo por los cabellos y la aventó encima de su hombro con brusquedad. Mei gimió de dolor. Las lágrimas mojaban todo su rostro.

    – ¡ya basta!…es inútil que lo intentes…serás un regalo perfecto para Gin-sama

    .
    .
    .
    Continuara…
  9. .
    Hoooola .-. ….¿cómo están?
    Ok, antes de que empiecen a despotricar contra mi holgazán trasero x,D quiero decirles que agradezco mucho su apoyo y el que estuvieran al pendientes de la actu. Bueno, sé que me tardé demasiado y creo que tengo un nuevo record de tardanza o.oU 4 meses es un tiempo bastante largo D: Es verdad que he tenido momentos complicados en la uni, entre mis materias y el servicio social me traen cortita xD, pero también tenía problemas de estrés e inspiración: p, lo que se resume también en que no me sentía tan cómoda con la pareja principal de hoy (ahora ya xD) y apenas hace una horas termine de escribirlo xD….En fin, agradezco nuevamente a todos los que esperaban la conty, espero les guste y contesto sus comentarios :3¡¡¡

    Arwen09: ¡Hola!, muchas gracias por tu comentario, me alegra que te gustara el capítulo anterior, jajajaja y mira que me cuesta bastante la comedia¡¡, creo que ,como todo, sale mejor cuando no lo planeo xD. Espero te guste la conty de hoy, saluditos.

    Anne onodera takano: ¡Holaaa!, ¿cómo estás?, muchas gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap anterior. Gracias por tus buenos deseos en mis estudios. Me encanta poner a Hiroki todo modoso :P y el embarazo tan solo me da un gran pretexto xD. Espero te guste la conty, besitos de pera.

    Melyoan: hola Mely¡¡¡, ¿cómo estás? Muchas gracias por tu gran comentario, me alegra que te haya gustado :) , conste que la culpa no es del guapo Nowaki, Hiro-chan no se despertaba :P, bueno, pues esta vez te traigo una conty con un poquito de todo, ya sabrás cual va a ser la pareja protagonista xD, espero te guste la conty, ¡suerte con la organización de tu tiempo! (aun extraño tus fics x,D)…besitos de cereza para tu <3







    Capítulo 59: “Hablemos del pasado” parte I

    – y… ¿Qué te parece?, ¿te gusta?

    – es impresionante, Mune

    Los esmeraldas orbes repasaban con fascinación el impecable y hermoso recibidor del palacio del reino Marukawa. Anteriormente, había admirado por largas horas el impresionante castillo, después de todo creció en ese reino, pero siempre lo miraba desde lejos. Jamás había tenido una oportunidad para entrar; después, cuando Masamune apareció en su vida no había sido capaz de darle un “si” definitivo de inmediato, pues su nervioso cerebro solo registraba una presentación con los padres del apuesto príncipe y un compromiso, ¿y mira donde estaba ahora? Pensó con sarcasmo que la vida daba muchas vueltas. Aun así, algunas cosas nunca cambiaban, como su nervioso cerebro, el profundo amor que sentía por ese varón de ojos claros y el repentino ataque de temblores que asaltaba a sus piernas cada vez que Masamune extendía una mano hacia él para que la tomara y le regalaba esa preciosa sonrisa.

    Reprimió un gemido cuando sintió los fuertes brazos de su novio enredándolo por la espalda. Sintió los vellos de su nuca erizarse cuando escuchó un susurro por parte del varón deslizarse por su oído izquierdo, y no pudo evitar colorearse por completo cuando su entumecido cerebro captó el “mensaje”.

    –“me alegra que te guste, cariño. Si hubiera algo que no te gustara ten por hecho que se cambiaría, quiero que pienses en este palacio como tu hogar…nuestro hogar”

    No había tenido suficiente tiempo para regresar a ver la honestidad y un poco de ¿nerviosismo? en los ojos avellana del guapo príncipe. Ya estaban frente a frente. El mayor permanecía con sus manos sosteniendo por los hombros al bello doncel, Ritsu miraba levemente hacia arriba a su atractiva pareja.

    – Mune, yo…

    ¡Vaya con la peculiar propuesta de matrimonio!

    No. Más bien, parecía que el más alto ya lo daba por hecho, un puchero se formó en los labios rositas del menor. Pero pensándolo mejor, Mune le había hecho “la gran pregunta” anteriormente, hace mucho tiempo, ¡y no tan solo una sola vez! Una sonrisa tonta brotó inconscientemente en sus labios al recordar su época de adolescentes, cuando el mayor lo cortejaba. Sus mejillas seguían coloradas. Viró su mirada al hombre frente a él, reparando en que la insistente mirada de su novio no se había despegado de él…como esperando la respuesta a su aparentemente muda pregunta.

    Onodera no pudo evitar recordar, con una sonrisa, cuando estaban aún en el palacio rojo de Aikawa y Akihiko le había preguntado acerca de qué respuesta le daría a Masamune. Ahora teniendo al hombre frente a él, sabía perfectamente la respuesta, estaba en los ojos de ambos.

    –siempre has sabido la respuesta, baka

    El impresionante hombre sonrió y sus rodillas temblaron, amenazando con caer de cara al suelo. Otra vez.



    Habían jugueteado por aquí y por allá. Mune le había enseñado prácticamente todo el castillo, con sótano y jardines incluidos. Onodera sospechaba muy seriamente que era para distraerle un poco tanto por la presentación con sus padres como por la visita pendiente a Seiji. Ritsu agradecía silenciosamente el gesto. Cuando habían llegado a Marukawa los porteros le habían dado la bienvenida y habían informado que los reyes habían tenido una pequeña reunión con los encargados de algunos propietarios de negocios, nada grave, y que pronto llegarían.

    Era un poco pasado de medio día cuando se escucharon los cascos de asombrosos caballos negros tirar de un carruaje. La pareja, que se encontraba nuevamente visitando la caballeriza a petición del doncel, se apresuró a llegar a la entrada principal. Ritsu sentía que su corazón iba a salirse del pecho, vaya con los nervios, pensó que la mayoría de su nerviosismo se había quedado atrás, en la mansión de Aikawa, pero tal parece que no. Tan pronto había llegado Mune a su vida todos sus sentimientos y pasiones parecían hacer fiesta en su interior. Sintió a alguien apretando su mano.

    – hey, todo estará bien, hermoso

    Las mejillas del menor regresaron al brillante escarlata. Sonrió a su “prometido”, fijando su mirada en esos orbes claros que tanto adoraba. Se perdió en ellos más de lo que pensaba, pues apenas fue consciente de que los reyes del lugar se encontraban junto a ellos cuando escuchó la suave voz de la mujer hablarle.

    – Rit-chan, cariño… ¿eres tú?

    Los ojos esmeraldas admiraron impresionado a las dos figuras frente a él… ¿ellos eran los padres de Masamune?, ¿Por qué parecía como si no concordaran para nada, pero a la vez era la familia perfecta?, se veían tan jóvenes…especialmente la reina.

    La dulce voz que había escuchado pertenecía a ella. No recordaba par nada haber sido presentados, pero por la forma en la que lo miraba parecía como si ella lo conociera de años. Los ojos verdes, tiernos y amorosos apretujaron un poco su corazón, recordándole irremediablemente a los de Mei, su madre, la que había muerto y de la cual él, dolorosamente, no recordaba más que borrosos pasajes. Sin embargo, desperezándose, reverenció levemente frente a ellos. Afortunadamente Takano había intervenido de manera oportuna y poniéndose en medio. O eso pensaba.

    –Ritsu, ella es mi querida madre, Kai Usami. Y mi padre Akeno Marukawa

    –h-hola, mucho gusto, mi nombre es Ritsu.

    Ambos monarcas observaron por algunos segundos al nervioso muchacho y sonrieron con ternura. Kai incluso se permitió una pequeña risita.

    – Mal respuesta, cariño- exclamó ella con cierto retintín.

    Ritsu apenas se dio cuenta cuando estaba encerrado en los brazos de la bella mujer. Abrió los ojos muy sorprendido y miró el rostro travieso de su novio y la sonrisa resignada del rey, quien los miraba desde cierta distancia, con diversión en sus claros ojos. Y supo de inmediato, con cierto humor, que quien mandaba en casa era “mamá”.

    – bienvenido a la familia, Rit-chan

    **********************************************

    – Basta ya Usagi-san, harás que se enoje de verdad – murmuraba Misaki a su prometido despacito, tirando de su brazo para salir de la habitación, debatiéndose si sentirse enternecido o divertido al ver la escena frente a él.

    Como era de esperarse, tan pronto Hiroki había entrado en estado de “mataré al que aun sigua en mi habitación dentro de tres segundos” todos salieron de allí a paso veloz. Todos excepto Akihiko quien se negaba a perderse el mal humor y sobre todo la vergüenza de su adorado primo. La pareja embarazada se encontraba “discutiendo” en murmullos gritados. Misaki intuía, con gracia, que eran quejas y acusaciones sin razones las que alteraban a Hiroki y Nowaki parecía solo tratar de calmar los nervios de su embarazado novio. Akihiko había lanzado una carcajada limpia. Había visto que a pesar de que Hiroki estaba colorado de furia, Nowaki refutaba con dulzura y una relajada sonrisa todo lo que el otro despotricaba contra él y contra el mundo. Silbó por la bajo…al menos tendría que darle crédito al tritón. Su primo ya era una persona “complicada” sin estar embarazado, ahora que lo estaba. Que valiente.

    – Hiro-san, ya pasó todo, tienes que bajar a desayunar…tus primos…

    – ¡No me importa!- interrumpió al oji-azul Hiroki, con un puchero que difícilmente se podría tomar como un comentario serio – jamás nadie lo olvidará, no saldré de aquí por el resto que queda del año, al menos

    Misaki intentaba aguantarse la risa. Conoció a Hiroki en su estado “guerrero”, en el intelectual, en el líder, en el valiente, incluso en el tierno, pero esto era nuevo y muy cómico. El que no pudo evitar reír fue el peliplateado. Quien prontamente fue mirado con ojos de dagas por parte del doncel oji-avellana.

    – LAR- GO

    Akihiko solo había sonreído traviesamente, sin mostrar signos de quererse ir pronto en realidad. Se cruzó de brazos y se recargó en el umbral de la puerta.

    – deberías hacerle caso a Nowaki, Hiro-sa…

    – ¡con un infierno, que salgas!

    – Hiro-san…- está vez había sido Nowaki.

    – ya cálmate Hiro-chan, a este paso, el sobrino nos va nacer enojado

    -¡FUERA, MALDICIÓN!

    …..


    Akihiko y Misaki apenas fueron capaces de salir de la habitación y cerrar con fuerza la puerta antes de que un jarrón de plata se estrellara contra esta. Akihiko casi ahogándose de la risa y Misaki negando lentamente, mientras trataba de borrar la media sonrisa de su rostro.

    – Eres bastante irritante cuando te lo propones – exclamó el oji-verde, tomando el brazo de su novio y dirigiéndose, por fin, a la planta baja.

    – Es un talento natural- sonrió traviesamente, mientras robaba un beso al irresistible puchero del oji-verde

    – baka- exclamó el otro con sus mejillas levemente sonrojadas – solo espero que no lo hayas alterado de más, se enojará contigo

    – descuida, realmente no se puede enojar conmigo, siempre ha sido sí desde pequeños

    Misaki sonreía resignado. Vaya que la familia había resultado mucho más refrescante de lo que había pensado que sería una “perfecta” familia Real. Al parecer era verdad lo que le decía Juro-san acerca de que junto al oji-violeta nunca se aburriría. Los brillantes ojos de su príncipe le regresaron a ver antes de entrar al comedor, repleto de personas que gritaban y reían con las personas de extremo a extremo. Él le sonrió tirando más rápido de su mano. Misaki le regresó la sonrisa de inmediato. Rápidamente fueron incluidos en pláticas que parecían sin sentido y sólo para pasar un buen rato. Eran momentos como este los que dejaban a Misaki expectante y emocionado por lo que vendría después.

    **********************************************************

    Era una hermosa y etérea imagen. La dama de largos cabellos negros al igual que sus ojos, de un mirada amable y amorosa pero terriblemente segura, estaba ataviada con un bonito vestido verde de discretos holanes. El hombre a su lado, de gallardo porte y cabello largo a los hombros y oscuro peinado hacia atrás, vestía orgulloso el uniforme que lo distinguía capitán de las fuerzas militares del reino. En sus apaciguados ojos verdes aceitunados se podía ver el amor que profesaba a su familia y a su trabajo. En medio de tan elegantes personajes, aparecía un pequeño que muy probablemente no pasaba los 6 años de edad, vestido con un bonito traje azul marino y un coqueto corbatín rojo; pero sin duda era su sonrisa, esa dulce, desinteresada e inocente que mostraban los niños a todo el mundo, la que el pequeño lucía mejor. A simple vista se podría ver el amor que guardaba en si la preciosa pintura frente él.

    El rubio ni siquiera era consciente de que llevaba un buen tiempo mirando la enorme pintura que adornaba esa pared, junto a las escaleras que daban al segundo piso. Tampoco era consiente que no estaba solo, tan solo fue capaz de recordarlo cuando una voz lo sacó de su pequeño trance.

    – Ellos dos eran los compañeros más unidos que he conocido. Cuando el señor Yoo se fue para siempre aquella terrible noche, mi pobre ama no tardó mucho en seguirle. Muy mal para el niño Miyagi, fue muy duro para él tomar las riendas de la casa y superar la muerte de su padre a los diez años y la de su madre a los catorce

    Shinobu regresó a ver a la viejecita de mirada dulce que le había hablado. El rubio algo sabía de esa historia, pero poco le había contado Miyagi sobre la bella dama que fue su madre. Y aunque agradecía mucho a la mujer por lo que, a él concierte, contar datos muy personales a un desconocido y así no caminar a ciegas acerca del tema, siempre iba a preferir que las palabras salieran de los labios de Miyagi.

    – Habla muy poco sobre sus padres conmigo…- eso había sido un comentario que no necesariamente tenía que salir de su pensamientos. La arrugada mano de la mujer en su mejilla lo sorprendió de nuevo. Sus ojos grises vieron los de ella con un poco de asombro, al ver la sonrisa que más que indicar cariño, que si lo hacía, pedían a gritos paciencia y esperanza.

    – no es nada extraño, cariño. Es un pasaje muy doloroso para él el que tendrá que recordar cuando te cuente, porque lo hará. Un tiempo muy oscuro que en el que la ira y la venganza estuvieron a punto de ganar la guerra dentro de él. Todos en la casa estamos muy felices de que él encontrara el camino correcto justo a tiempo – a Shinobu se le partió el corazón pensar en la soledad que debió sentir su guapo caballero en ese tiempo, pero también sufrió al ver a la anciana derramar lagrimones – Asuka-sama tuvo un buen corazón para aconsejarlo y cuidar de él…

    – y usted también…- finalizó el rubio con una tierna sonrisa, mientras limpiaba las arrugadas mejillas mojadas.

    – Kami-sama sabe que lo intenté con todas mis fuerzas, cielo. Estaba tan perdido que temía fuera solo a empujar mi mano como lo hizo con el resto de la gente que intentó ayudarlo – la mujer tomó varias respiraciones antes de continuar, sorprendiéndole con una gran sonrisa– ahora, ese chico es tu responsabilidad cariño. Siento en estos viejos huesos que vienes a llenar de dicha y color esta casa…y su vida.

    El rubio agradeció silenciosamente y con las mejillas sonrojadas solo fue capaz de asentir una vez y reverenciar a la tierna mujer, quien dio la vuelta y continuó el recorrido, la siguió, dejando que ésta siguiera mostrándole parte de la casa.

    Habían salido del castillo de Usami pasado el mediodía. Miyagi parecía bastante emocionado por mostrarle su casa. La mansión Yoo era increíble, o al menos lo que llevaba recorrido era increíble. Habían estado caminando tranquilos, tomados de la mano y robándose uno que otro beso. Shinobu se divertía mucho cuando Miyagi lo presentaba como “su doncel” y todos le miraban embobados, algunos solo reverenciando levemente y presentándose y otros sonrojándose. La situación mejoraba cuando se enteraban que era un usuario de la magia. Vaya…eso era nuevo para él, no sabía que esperar de ellos al principio. Shinobnu no conocía otra manera que la agresividad y la ira para las personas “como él”, pues en su reino eran perseguidos y aniquilados apenas se sabía de su existencia. Pero para su sorpresa los habitantes del reino lo reverenciaban y unos besaban su mano con respeto, muy a su vergonzoso pesar. Habían paseado sin que nadie le interrumpiera, pero el rubio no iba admitir que le ponían nervioso las personas que al observarle junto al pelinegro allí le miraran como si fuera un ángel, en ese entonces no entendía el porqué. No fue unos minutos más tarde cuando fueron interrumpidos por un acongojado muchacho que, en pocas palabras, informaba al actual capitán del ejército lo necesario que era ponerse de acuerdo con los acontecimientos bélicos recién ocurridos. Fue ese el motivo por el que Miyagi, con pesar, dejo a Fuyo-san a cargo del oji-gris.

    Los ojos del doncel brillaron cuando se encontró doblando el pasillo hacia ellos a Miyagi, quien antes parecía voltear hacia todos lados buscando a alguien.

    – ¡Miyagi!

    El aludido mostró una impresionante sonrisa que hizo que las rodillas del rubio temblaron y su cuerpo estuviera a punto de derretirse. Suspiró de felicidad cuando se perpetuó el encuentro entre ambos y ahora mismo el mayor le sostenía entre sus fuertes brazos y el enroscando sus piernas a la cintura del varón, antes de darle un profundo beso.

    No fue hasta que escuchó un ligero carraspeó seguido de una risita cuando el rubio se acordó, nuevamente, que no estaban solos. Estaba oficial y jodidamente avergonzado y solo se le ocurrió enterrar su cara en el cuello de su novio. Podía escuchar a Miyagi agradeciendo a Fuyo por acompañarle y reclamándole un poco que tenía casi quince minutos buscándoles. La refrescante risa de la anciana se escuchó junto con un “hasta pronto, cariño”

    – hasta pronto, Fuyo-san – si la anciana fue capaz de entenderle aun con su boca aplastada en el cuello del capitán era un misterio, y uno que no estaba dispuesto a resolver justo ahora.

    Miyagi rio.

    Suspiró. Era tan sorprendente cuan correcto se sentía junto a su varón. Shinobu había comprobado con gran alegría que Miyagi era la otra mitad de su alma, su destino, incluso antes de que éste rompiera la maldición que le había impuesto Aikawa. Él se esforzaría al máximo para ser lo que Miyagi necesitaba en su vida. Una sonrisa remarcó la convicción en su rostro.

    ********************************************************

    La noche había llegado muy pronto. No era una noche plagada de estrellas, no. Era como pocas veces, en contadas noches frías de invierno, un manto negrísimo cubriendo el cielo, sin ninguna mancha, sin ninguna imperfección estrellada. Solamente iluminada por la brillante luz de luna.

    Ritsu había acabado mental y físicamente agotado de todo el día, aunque con su corazón rebosante de alegría y agradecimiento; jamás se hubiera imaginado que fuera recibido de tan buena manera por toda la familia de Masamune. Bien era cierto que las pocas veces que tuvo la oportunidad de hablar o conocer a alguno de ellos antes, como fue el caso de Hiroki, Haruhiko y Manami, lo trataron respetuosamente, pero nunca imaginó que fuera sido aceptado tan pronto en el círculo familiar. Tomó un gran respiro y abanicó sus brillosos ojos antes de derramar algunas lágrimas de alegría. Él no iba a ser un gran bebé. Se decidió mejor por terminar, de una vez por todas, su relajante baño. Sacó del agua la esponja, salió de la tina llena agua ya no tan caliente y secó su cuerpo a conciencia.

    Tan pronto había insinuado, camino a la habitación de Mune, que quería tomar un baño, la madre de este había dado la orden de preparar su baño de manera rápida, con aceites aromáticos y deliciosa agua caliente incluido. Con vergüenza y dicha por igual había dado las gracias.

    Ritsu salió al fin del cuarto del baño, con el vapor tras él. Sus ojos esmeraldas se encontraron muy pronto con los color “leche enchocolatada” de su novio, y capturó, con fascinación, un mirada un tanto diferente a la que le haya dedicado antes. Él le sonrió bajo las tupidas y oscuras pestañas, Ritsu había reprimido la necesidad de abrir la boca y tragarse todo el aire en un suspiro, mientras intentaba no mostrarle la sonrisa más estúpida en su repertorio de sonrisas estúpidas.

    – ¿has disfrutado el baño, bebé?

    La voz gruesa de Mune le tenía bobo.

    – uh- uh…

    La sonrisa del mayor se extendió por su hermosa cara, extendió la mano hacia el menor para que este se acercara hasta él, justo en la orilla de la cama de sábanas blancas y detalles salmón. Como es natural, y un tanto costumbre, el oji-esmeralda no fue capaz de negarse y a un paso difícilmente lento se acercó hasta que la mano del varón pudo sujetarlo y tirar de él, hasta que hizo que se sentara en su regazo, con cada una de sus piernas a sus musculosos costados. Sus rostros quedaron muy juntos, a nada de tocarse. El varón sonrió.

    – quiero darte algo...

    Irremediablemente el rostro del doncel se coloreó de rojo y sus ojos cómicamente muy abiertos. El mayor, irremediablemente, tampoco pudo evitar soltar una divertida carcajada, provocando que su hermoso castaño enrojeciera tanto que su rostro parecía de un color violeta. Resignado a vivir en la vergüenza al menos por los siguientes 30 segundos, enterró el rostro el en cuello del mayor.

    – no es eso bebé- sonrió con travesura, separando a su novio, para que este pudiera verle a los ojos, este a regañadientes había aceptado y puso toda su atención a lo que Masamune había extendido en su mano y el atractivo rostro de su príncipe que repentinamente se había puso serio mientras le hablaba – es para ti, es para que nunca olvides que te amo y mi promesa de que voy a hacer todo lo posible por hacerte feliz, Ritsu…

    Entonces sí que no pudo evitar las saladas gotitas que resbalaron por sus mejillas. A penas su temblorosa mano podía sostener la dorada cadena con un bello dije de corazón.

    – ¿me dejarás ponerla, cariño?

    – uh, si – Le dio la espalda, para que así el gran hombre pudiera trabajar en la cadena. Gracias a Dios, Ritsu había recuperado su, aparentemente perdida, capacidad de habla, y trató con ganas de tragar el nudo en su garganta mientras sentía los tibios dedos de su prometido abrochando la delicada pieza de joyería en su cuello. Su piel se estremeció por completo cuando un beso suave mimó la parte detrás de su cuello, seguido, sintió las grandes palmas de la mano del mayor recorrer sus brazos desnudos. Su espalda se arqueó un poco y soltó un suspiro suave, haciendo así que su cuerpo quedara casi en su totalidad recargado en el pecho del mayor, quien, sin mucha prisa, deslizaba sus manos por el cuerpo suave del doncel, acariciando gentilmente con las yemas de los dedos sus brazos y sus costados por debajo de la camiseta que servía como piyama.

    El oji-verde gimió suavemente cuando sintió el pequeño mordisco en el lóbulo de su oreja…regresó a ver hacia atrás, revisando lo que hacía el varón.

    – Mune…- las esmeraldas se clavaron en los bonitos ojos del heredero de Marukawa. Y vio, si, un profundo rastro de amor en ellos. Sin embargo las claras orbes también tenían claros tintes de pasión y una promesa de travesura que hacía arder su sangre.

    Su corazón palpitó fuerte y escandalosamente, al verse de espaldas a las elegantes sábanas de la cama, recostado, viendo sobre él a Masamune y sus claros ojos observarlo con detenida fascinación. Juraba que jamás entendería ese extraño prendimiento del mayor por su persona. Ritsu nunca se había considerado un doncel “poco agraciado” o feo en todo caso, pero tampoco se sabía excepcionalmente hermoso como, sentía, debía ser alguien relacionado íntimamente con la realeza. Y a pesar de la gran lista de pretendientes que intentaban evadir a como diera lugar a su sobreprotector padre durante su adolescencia, jamás había tenido claro el extraño atractivo que lo hacía merecedor de tanta atención. Masamune solía decirle, desde siempre, que adoraba sus grandes y expresivos ojos verdes, que eran los que dominaban en su “angelical rostro” y eran también su personal y muy hermosa perdición.

    – ¿Qué piensas, precioso? – fue un murmullo susurrado contra sus labios justo antes de robarle un desarmador beso que el oji- esmeralda no tardó en responder con las mejillas sonrojadas , abriéndose para el varón sintiendo muy pronto la lengua ajena encontrarse con la suya. Se separaron cuando la falta de oxígeno hizo de las suyas, dando oportunidad al doncel de contestar a pregunta con la poca cordura que le quedaba, con los ojos vidriosos, el rostro coloreado y la mirada media perdida y perpleja.

    – que todavía estoy soñando…

    Una fresca carcajada se escuchó en la silenciosa habitación. Los ojos del príncipe brillaban con diversión.

    – yo todos los días me despierto pensando lo mismo, cariño

    Ritsu sintió la necesidad de acurrucarse cual gato en la gran y cálida mano que acariciaba su mejilla. El aire abandonó momentáneamente su cuerpo cuando sintió la mano del mayor subir su camiseta hasta arriba de su pecho y una briza fresca erizó su piel desnuda. Gimió entre excitado y aterrorizado cuando sus pezones se endurecieron ante la vista de ambos.

    – M-Mune…

    – shhh, tranquilo, bebé. Todo está bien. Tan pronto me digas que pare lo haré…Ritsu, no tienes idea de lo hermoso que te ves justo ahora.

    Tomó un par de respiraciones intentando tranquilizar los latidos descontrolados de su corazón, centrando su mirada en la de su sonriente novio y sus sentidos en que el hombre frente a él jamás le haría daño y lo amaba con todo se ser, igual que él. El mayor había vuelto a acercarse a él y capturó sus labios en un beso profundo y dulce. El oji-verde lanzó los brazos al cuello del otro, abrazándose con fuerza, mientras gemía quedamente al sentir al varón totalmente vestido restregarse a su cuerpo semi-desnudo. Sus ojos, húmedos por el placer que empezaba a explotar dentro de él, se cerraron fuertemente cuando los labios del varón se desviaron a su cuello, mordiéndolo gentilmente, y después saborearon su pecho hasta encontrarse con el botón endurecido y rosado.

    – aaaah…- el dulce gemido fue inevitable cuando sintió su sensible carne ser succionada con fuerza. Ritsu siseó mientras enredaba sus dedos en las castañas hebras de Masamune y tiraba de ellas sin saber exactamente si quería que el hombre se detuviera o que no se atreviera a soltarle jamás. Mune sonrió complacido con el tierno brote aun entre sus labios cuando sintió a su precioso amante jalonear su camisa. Desabotonó la molesta prenda deslizándola fuera de su cuerpo cuando vio las temblorosas manos de su doncel salir de la delgada camiseta, dejando totalmente expuesto su delgado y tentador torso.

    –tan lindo…- murmuró Takano contra las sensibles orejas del oji-verde, mientras su mano coqueteaba con él cordón de los holgados pantalones del doncel. Bajó a la altura del suave vientre repartiendo tiernos besitos sobre la blanca piel al mismo tiempo que bajaba poco a poco los pantalones. Sintió a su pareja moverse quedando sobre sus antebrazos para poder ver lo que él hacía con su cuerpo. Los ojos verdes tenían pinceladas de miedo, pero no podía negar que en su mayoría estaban llenos de excitación y curiosidad por “llegar” al final. Mune le dio una tranquilizadora sonrisa mientras terminaba de deshacerse de la prenda. Dejando al menor tan solo en su delgada ropa interior y temblando de placer y nerviosismo. Con el rostro colorado y mordiendo sus labios Ritsu le devolvió la nerviosa sonrisa.

    El castaño sintió su corazón derretirse lentamente, un doncel debía tener una profunda confianza en su amante para entregarse tan sumisamente. Ritsu confiaba en él. Robó un corto beso. El príncipe se deshizo de sus pantalones lentamente, quedando en las mismas condiciones que su novio, lo sostuvo por las caderas haciendo fuerzas para cambiar de posición y sentarse en la cama con él doncel sobre él. Escuchó a Ritsu dar un gritito por la sorpresa, antes de repartir besos a lo largo del suave cuello del menor que se movía rítmicamente en su regazo. Las suaves carcajadas lo hicieron sonreír también…

    – ¿Qué pasa? –murmuró aun con una sonrisa sobre el cuello ajeno.

    – No hagas eso, me da cosquillas – la suave risa se escapaba de sus labios entre mezclados con largos suspiros y algunos gimoteos, estos últimos cuando acariciaban la espalda de arriba abajo y seguido darle un apretón a una redonda nalga. Los ojos avergonzados del menor se encontraron con los del varón.

    – calma, amor. Recuerda mi promesa…hasta donde tú decidas, bebé. No tienes por qué preocuparte – todo esto mientras seguía acariciando gentilmente el cuerpo del doncel y dándole cortos besitos por todo el rostro – piensa que sólo nos estamos conociendo uno al otro, cariño…vamos, diviértete un poco conmigo – murmuró con voz grave el mayor, haciendo vibrar el cuerpo del castaño. Masamune probó su punto cuando tomó la delgada mano de su bello doncel y la colocó sobre su pecho, moviéndola lentamente de arriba abajo, pasando por su duro abdomen. El oji-verde gimió levemente, sonrojado, sin ser capaz ni de ver los ojos color avellana nublados por el placer ni de dejar de tocar la firme piel bajo sus yemas.

    Ambos se entregaban al placer lentamente, conociéndose a conciencia, como queriendo recordar hasta los pequeños detalles aun después de mucho tiempo. Cierto era que Ritsu había visto el “brillo travieso” en los ojos claros de su novio muchas veces, pero muy pocas habían pasado si quiera de los besos profundos. Intuía que el mayor querría ir lento con él. No se equivocaba…y seguro que lo agradecía. De pronto los problemas por resolver volvieron a su mente, gruño internamente, eso no tenía por qué interrumpir sus momento con su amado príncipe, sin embargo no pudo evitar preguntar…

    – M- mune…- la voz había salida agitada por culpa del reciente largo beso que habían compartido. Muy pronto los oscurecidos ojos de su amante lo miraron con toda su atención.

    – ¿si?

    – mañana estarás conmigo, ¿verdad? – Mune lo miró seriamente y asintió.

    – mañana y siempre, precioso. Pase lo que pase

    Y aquello fue todo lo que necesito para derrumbar las casi nulas barreras acerca de todo lo que tenía con su bello príncipe. Las gotitas saladas le traicionaron y resbalaron por sus mejillas. Aun así, tiró del cuello de su novio compartiendo un beso salado. Mune le sonrió y supo que todo estaría bien.

    – te amo Ritsu

    – también te amo, Mune

    Un beso arrasador primero, un bello y acalorado doncel contra la cama después y dos pares de manos recorriendo el cuerpo ajeno con dulzura al final. La única prenda que les quedaba estorbó muy pronto y aún más rápido estuvo fuera de sus cuerpos.

    El oji-verde se retorció en la cama y siseó cerrando muy fuerte los ojos cuando sintió un húmedo dedo palpar su agujero y seguido penetrarlo lentamente pero sin pausa. Ritsu mantuvo su mirada en el techo, tratando de relajar su cuerpo cuando un segundo dedo se unió al primero, entrando y saliendo y buscando ir más profundo en su cuerpo. Movió las caderas un poco incómodo, pero muy pronto un gemido salió de su garganta al sentir la suave lengua del varón saborear el interior de sus muslos y dar leves mordiscos que le hacían, inconscientemente, extender más sus piernas. Escuchó vagamente un “tócate para mí, cariño” e intentó ignorarlo por la vergüenza, pero cuando los dedos de su amante tocaron un punto dentro de él que lo hizo gritar de placer, su mano viajó por si sola a su adolorido erección, palpándola primera y después apretándola suavemente al mismo tiempo que su mano se deslizaba de arriba abajo. Su espalda se arqueó al mismo tiempo que un tercer dedo se abría paso en su interior; sus gemidos empezaron a ser constantes y a llenar la habitación. Muy poco le importó que no fueran los únicos “residentes” en casa. Sintió al mayor abandonar por un momento el lugar entre sus piernas y subir hasta su rostro demandando un acalorado beso de su parte, que por supuesto, no dudo en complacer. Sus mejillas seguían coloradas, su respiración errática. Los bonitos ojos café de su novio le miraron intensamente una vez se separaron agitados. Los tres dedos que jugueteaban en su interior habían desaparecido lentamente dejando un devastador vacío. La mirada pedía permiso y Ritsu no pensaba en otra cosa más que concederlo. Por lo que solo se limitó a asentir levemente y abrazarse al más alto, escondiendo el rostro vergonzoso en su pecho. Su corazón latía como demente cuando sintió al varón acomodarse entre sus piernas abiertas, palpando con su miembro su estirada entrada, “relájate, mi amor” escuchó como un murmullo lejano…

    – aaaaghhh – no había manera de que lo hubiera evitado. Sus ojos se llenaron de lágrimas…dolía. Ardía. Pero por alguna extraña razón se negaba a que el mayor se detuviera. Era extraño, pero el simple hecho de saber que era su príncipe el hombre que se encontraba dentro de él, amándolo, siendo el primero en tocar su cuerpo de esa manera, lo hacía excitante. Gimoteó mitad excitado, mitad dolorido cuando el grueso miembro del varón recorrió todo el camino hasta tocar fondo dentro de él. Dio un profundo respiró, sintiendo las manos del mayor tocando todo su cuerpo, tratando se relajarlo mientras intentaba controlar su propia respiración entrecortada. Se besaron y mordieron sus labios calmando el dolor y la ansiedad. Después de unos minutos el menor empezó a mover sus caderas y eso hecho fue el principio de todo.

    Los gemidos no se hicieron esperar. El mayor gruñía empujando sus caderas con la fuerza necesaria como para provocarles un inmenso placer. El doncel gritaba arcando su espalda y sintiendo como el mayor abría mucho más sus piernas, dándose más espacio para “maniobrar”. Gracias a Kami-sama era flexible. Sentía el caliente miembro friccionase de una manera deliciosa en su interior y se sentía más cerca cada vez que su pequeña glándula era acariciada…

    – ¡ugghh!...Mune…ahí…yo estoy…tan cercaah…ah..¡MUNE

    Los ojos claros conectaron con los suyos justo en el momento exacto en el que casi se vuelven blancos.

    – déjate ir, bebé…también... estoy allí…

    Y como si de una orden se tratará el oji-verde explotó de placer, gritando quedito, lazos blancos de esperma aterrizaron en su estómago y pecho. Muy pronto el varón hizo lo mismo corriéndose con fuerza en el interior de su hermoso amante y compañero de vida. Se unió en la cama con él, tirando su ligero cuerpo sobre el suyo, haciendo que se recostara sobre él.

    – Mune…

    – ¿Qué pasa?

    – Estoy cansado…- la risa retumbó en su pecho, arrullando más al agotado y saciado doncel. Mune pasó su mano por la delgada espalda, cubrió a ambos por una sabana, besó la frente de su adormilada pareja y se dispuso a disfrutar el hermoso momento que acaba de vivir con su doncel antes de que amaneciera y tuvieran que enfrentar situaciones importantes.

    – descansa, amor…

    ………………………….

    Mune tenía una gran sonrisa pintada en su rostro. Ritsu tan solo lo veía de reojo de cuando en cuando, bufando avergonzado. La carroza hacía el lento recorrido desde el palacio hasta la hermosa casa que toda su infancia le había traído nada más que alegrías. Masamune se había resignado a no viajar a caballo, como había sido su idea original, cuando se dio cuenta del gracioso caminar del menor. Cabe mencionar que después de un buen par de minutos recibiendo cualquier objeto que el avergonzado doncel usara como proyectil contra él cuando despertó, no le quedó más que ayudar en todo al menor…no que se quejara por su puesto.

    Ritsu sentía su corazón sereno después de muchas horas de estrés y ansiedad en la mañana, y tras haber hablado con Mune y con la reina había llegado a un acuerdo: quería escucharlo, quería escuchar toda la versión. Quería la verdad, la versión de su padre. Y quería saber de su madre. Tenía planeado exigir al hombre que le hablara de Mei. Tenía derecho.

    Con esa convicción dio un largo suspiró y fijó su mirada esmeralda en la de su novio cuando la carroza al fin se detuvo. Masamune tomó su mano y la apretó fuerte. Besó con ternura los suaves labios y susurró contra ellos “pase lo que pase, cariño, no lo olvides”. Ritsu asintió conmovido, negándose a derramar lágrimas justo antes de bajar del coche.

    Una vez fuera, frente a la verja de madera, decidieron pasar. Las bisagras rechinaron, eso debió ser suficiente para alertar al dueño de la casa.

    Ritsu suprimió muy fuerte un gemido de alegría y tristeza al ver al hombre salir de la casa. No lo recordaba así. No con esa mirada adolorida y pérdida. Parecía que Seiji había envejecido décadas y no un par de años, como correspondía. Su corazón se partió cuando los nublados ojos del hombre se llenaron de lágrimas.

    – ¿R-Ritsu?

    – papá…

    .
    .
    .

    Continuará…
  10. .
    Hola, ¿cómo están? :), yo muy bien, por acá hace muchísimo calor, pero estamos sobreviviendo xD. Una vez más muchas gracias por seguir acompañándome en este fic, ¡¡¡se los agradezco mucho!!. Bueno, tambien con la noticia de que ya regresé a clases :( BUUU….en fin, trataré de seguir escribiendo cuando tenga un tiempito :D.
    Esta vez les traigo el esperado regreso de Nowaki, veremos que sucede con las presentaciones de la familia :P y algunas sorpresitas más. A partir del siguiente capítulo comenzamos con el regreso de los príncipes a sus respectivos reinos. Espero les guste un poco el cap y respondo sus comentarios :)

    Arween09: Hola, gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap, ya verás que pasará con Nowaki, el cap estará centrado en los egoístas :), gracias por tus buenos deseos, espero te guste la conty de hoy y nos leemos pronto¡¡

    Mei rin: hola, gracis por tu comentario, me alegra que te haya gustado el cap anterior, espero te guste este , saluditos…

    Melyoan: Hola Mely, ¿cómo estás?, Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado la conty, sip ya se van resolviendo varios problemas que aquejaban a la mayoría de los personajes. Y este cap verás bastante de la pareja egoísta xD. Ojalá y pronto puedas actualizar tus fics, ya los extraño un montón :´D¡¡, espero te guste la conty , nos leemos pronto :) , besitos de sandía¡¡


    Anne onodera takano: Hola, ¿cómo estás?, gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado el cap, sip Por el “bien” los elfos son capaces de hacer muchas cosas. Y varás lo que pasará en este capítulo, espero te guste , saluditos…

    Besos de pay de limón para todos¡¡¡ <3

    Misagi * *





    Capítulo 58: “Calor”




    Hiroki resopló frustrado por milésima vez, haciendo saltar pequeños mechones castaños que caían sobre su frente. Se reacomodó en la inmensa cama de colchas azules y se quedó con la almendrada vista observando fijamente el techo.

    Era un poco más de la una de la madrugada, a estas alturas ya todos en el palacio dormían. Mala noche había elegido su insomnio para reaparecer, pesaba sarcásticamente. Había sido un día increíblemente agotador, sus músculos cansados pedían por un poco de horas de sueño, era una verdadera lástima que su cerebro no pensara lo mismo. Ya había dado muchas vueltas en la cama y no conseguía cerrar los ojos más que para parpadear… y aunque quisiera negarlo sabía muy bien la razón…su precioso tritón. Nowaki le había prometido que llegaría y aún no había señales de su paradero. Hiroki se había mantenido nervioso toda la tarde tanto a su espera como para contarle al resto de la familia el “asunto” de su embarazo, muy a pesar quienes ya lo sabían y que habían recomendado en que contara todo de inmediato, sin embargo había decidido dejarlo como sorpresa… ¡y vaya sorpresa que se llevarían!

    Acariciaba distraídamente su aun plano vientre con una mano, mientras que con la otra abanicaba su acalorado rostro. Había noches en que a pesar de que sabía que la temperatura era bastante baja su cuerpo no parecía estar de acuerdo y despertaba acalorado y jadeante, Hisa-san le había comentado que eran las hormonas de su cuerpo adaptándose al cambio…aunque él pensaba también que aquello era “otro tipo de calor”…sus mejillas se colorearon al recordar las diversas formas que había intentado junto a su tritón para ayudarlo a dormir.

    – ¡baka! – exclamó colorado y más fuerte de lo que debería, por lo que enseguida llevó su mano a la boca, no era su intención despertar a su “vecinos” de habitación. Sin embargo al sentirse en el profundo silencio de la noche pudo agudizar sus sentidos y escuchó algunas voces, pensó que era en el jardín principal que daba justo enfrente. Pateó con fuerza la delgada sabana que cubría su cuerpo y se paró con rapidez, casi tropezándose, hasta llegar al gran ventanal que daba al susodicho patio.

    Sus ojos se agrandaron y brillaron felizmente.

    – ¡Nowaki! – gritó emocionado, casi colgándose de la ventana, apenas se enteraba que había interrumpido la charla entre su príncipe oji- azul y cuatro miembros de la guardia real. Seguro le estaban impidiendo el paso. Hiroki solo pudo escuchar el sorprendido “¡Hiroki-sama!” de los guardias y el radiante “¡Hiro-san!” del padre de su bebé – déjenle pasar – demandó suavemente. Los cuatro hombres se miraron sorprendidos y curiosos…

    – ¡pero majestad…!

    – Enseguida bajo… – fue lo único que escucharon los 5 personajes en el patio antes de que siquiera pudieran intervenir el precioso doncel había desaparecido de su vista en la ventana. El pecho rebosante del castaño se derretía de dicha al ver a su azabache por fin en Usami, admitía que estaba a punto de perder la cabeza de preocupación también. Bajó con rapidez las escaleras y abrió la puerta principal de par en par para salir corriendo hacia su prometido.

    Nowaki no hizo más que extender los brazos bien abiertos, divertido al ver la poca dificultad que representó el intento de los cuatro guardias por impedir al doncel acercarse a él. Cuando al fin le tuvo en sus brazos, ninguno de los dos dijo nada, no habían pasado más que un par de días, pero para ellos había sido más que suficiente…ya se extrañaban. Mantenía el cuerpo de su castaño pegado al suyo, tanto por las piernas del doncel que se habían enroscado en su cintura y sus manos en su cuello, como por sus brazos que se aferraban a las caderas de su sexy arquero.

    – te extrañé tanto…– murmuró el más alto contra los labios rositas del mayor, por lo que se ganó un suave y rápido beso de regreso y un quedito “yo también”, acompañados de un tierno sonrojo en su mejillas y una apasionada mirada castaña que prometía muchas cosas – lamento llegar tan tarde

    – te he estado esperando toda la tarde – murmuró con un lindo pucherito, que derritió y divirtió por igual al tritón, por lo que no pudo evitar, sostener el peso de su preciosa carga con un solo brazo y jalar un poco el labio inferior rosita de su novio, sonriendo.

    – ya estoy aquí… – susurró el menor, sintiendo al fin la poca ropa que vestía su doncel y al ver sus desnudos pies, no hizo más que reír un poco – siento que ya hemos pasado esto – exclamó juguetón – tenemos que entrar pronto, está haciendo frío, Hiro-san

    – yo tengo calor…- murmuró muy bajito el mayor enterrando su colorado rostro en el cuello de Nowaki, quien al recordar la referencia solo le contesto muy bajito con una sonrisa “ya lo arreglaremos”. Fue hasta entonces que reparó en los cuatro hombres que seguían frente a ellos, bastante sonrojados, cabe mencionar; Nowaki no sabía si enojarse o reír…le parecía bastante gracioso que los muy presentables guardias evitaran “a toda costa” observar las desnudas piernas que se habían descubierto del corto pijama de su doncel, más optó por dejarle un poco en el suelo para reacomodar a su bella cargarle en su brazos, esta vez al estilo “princesa” y sacarle de allí lo más pronto posible, pero al parecer Hiroki había pensado antes que él…

    – ya he corroborado cualquier historia que haya contado el mago aquí presente, así que si no hay otra cosa que hablar, nos marchamos – exclamó implacable y lo más sereno que pudo, aun en brazos del mayor y con el rostro medio escondido por la vergüenza, ante la mirada anonada de los guardias…¡¿dijo “mago”?!…las vestimentas “comunes” del chico no lo delataban, pero más importante… ¡¿Qué relación tenía el príncipe con él?!

    – ¡p-pero majestad!, si es un mago tenemos que dar aviso a…

    – no hay nada de qué preocuparse, caballeros- comenzó, esta vez regalándoles una serena sonrisa a los hombres, aun sin soltarse del cuello de su prometido – Si nos disculpan, debemos retirarnos…ah…realmente agradecería que mantuvieran en secreto su llegada – exclamó dirigiendo una mirada a su príncipe –…espero sea una sorpresa… para la familia

    Y sin más salieron de allí, el mayor en brazos de su tritón, dejando estupefactos a los cuatro hombres.

    .....

    – ¿tan malo es?

    La pregunta había descolocado un poco a Nowaki, por lo que terminó de descalzarse y regresó a ver la profunda mirada de Hiroki, estaba intrigada…pero también llena de preocupación. A Nowaki no le gustaba tener preocupado a su bello doncel, no era bueno para él bebé, no era bueno para él. Hiroki estaba sentada en el centro de la cama, con sus piernas dobladas, mientras Nowaki tomaba asiento en el mueble y poco a poco se acercaba su prometido.

    – no pienses cosas, Hiro-san

    – entonces no hagas que piense demás…sabes que me preocupo por tonterías con facilidad – medio sonrió el castaño, el menor sabía que el tinte preocupado no había desaparecido por completo. Nowaki le regresó la sonrisa, aun le parecía terriblemente increíble como con tan poco de conocerse Hiroki podía leerlo como un libro abierto. Se acercó mucho a su doncel, tirando de las blancas piernas hasta que tuvo al castaño sentado sobre su regazo.

    – Tengo mucho que contarte – exclamó el alto sonriendo un poco, cerrando sus ojos y juntando su frente con su pareja.

    – te escucho

    Nowaki había contado todo desde el principio: desde el pequeño doncel pelirosa que le seguía a todas partes en su infancia hasta el hermoso y valiente guardián que había salvado su reino. Hiroki tan solo escuchaba todo con gran calma, en un profundo e inquietante (para Nowki) silencio. Le habló sobre lo que hubiera sido la guerra, las respuestas que no encontraba, la posible alianza mediante un matrimonio del que se había escapado, de las hadas sirenas; le habló de su familia y los buenos deseos de todos. Vio pasar por los preciosos orbes avellanados matices de preocupación, de tristeza, de ira y de felicidad…pero no decía nada. Cuando la historia terminó, la habitación se quedó en completo silencio, tan solo con el acompañamiento de los tenues ruidos de la noche coreándoles.

    – ¿y?... ¿qué piensas? – el silencio comenzaba a poner nervioso a Nowaki, quería saber que pensaba Hiroki.

    – pienso que has tenido suerte…eso pienso

    – ¡Hi-ro-san!- puchereó el menor, apachurrando las mejillas de su doncel, que empezaba a enfurruñarse de poco a poco y querer bajarse de sus piernas.

    – ¿Qué quieres que te diga?... ¡no puedes andar prometiendo que te casarás con todos los donceles que te encuentras en el camino!

    Nowaki lo miró sorprendido, en silencio, seriamente, fijamente. El ceño del castaño estaba fuertemente fruncido…pero Nowaki sabía bien que no estaba molesto…su sorprendida cara fue transformándose poco a poco hasta que tenía pintada una enorme sonrisa…

    – ¡estás celoso! – picoteó divertido en la colorada, como granada, mejilla de su novio, que cruzado de brazos aun quería intentar convencerle de que estaba enojado.

    – ¡N-NO!

    – Es una tontería Hiro-san– sonreía el menor, tumbándolo sobre las frescas sábanas de la majestuosa cama, colocándose sobre Hiroki sin aplastarle e inmovilizando sus brazos sujetándole por las muñecas. Nowaki estaba enterado de la revolución hormonal dentro de su doncel, pero le costaba creer el grado de inseguridad que expresaba en esos momentos su precioso prometido, sintió oprimírsele el pecho al pensar en lo preocupado y temeroso que debió sentirse su doncel cuando además de enfrentar sus propios problemas tenía la mente ocupada en los suyos. Enterró su rostro en el cálido cuello de su pareja aspirando el olor mentolado…

    – ¡o-oie!, mocoso idiota, suéltame ¿Qué te crees que soy? – intentaba reclamar el más bajo, retorciéndose entre los brazos de su sonriente tritón, notando también que el mayor comenzaba a jadear bajito, como si quisiera evitarlo.

    – un tonto, eso me parece que eres – exclamó el oji-azul mirándole fijamente al mismo tiempo que le daba un corto beso a los besos contrarios. Hiroki no despegaba su mirada e él, pero había dejado de moverse y en sus labios comenzaba formarse un puchero adorable – ¿Cuándo vas a entender que eres tú la única persona a lo que amo? …no hay razón para estar celoso…además él quiere conocerte…

    – ¡q-qué no estoy celoso!... ¡y yo también quiero conocerle! – la respuesta solo hizo que el azabache besara en precioso puchero en los labios de su prometido, la risita sensual y divertida del menor murió en los cálidos besos que su pareja respondía sin ser capaz de oponerse. No sabía por qué pero ya intuía la respuesta del doncel.

    – Te amo– murmuró Nowaki, besando tiernamente la frente contraria

    – yo también…

    La sonrisa de satisfacción no tardó en aparecer en los delgados labios del tritón, observando con atención las coloradas mejillas de su doncel, que gemía quedito, tal vez por la cercanía, tal vez por la anticipación. Se colocó cómodamente entre las largas y suaves piernas de su castaño, compartiendo un profundo beso que hizo mitigar los gemidos de ambos en los labios ajenos.

    – eh, ¿Hiro-san?…– los dientes mordían suavemente el blanco cuello, y las grandes y cálidas manos recorrían, traviesas, la sonrosada piel que reconocían a la perfección. Adorando intensamente la sensibilidad de su embarazado y celoso doncel. El mayor no dejaba de retorcerse, intentando pegar inconscientemente su cuerpo al otro…sentía volar en una burbuja de calor y pasión, derritiendo su cerebro en un gran charco…tanto que apenas recordó que Nowaki le había hecho una pregunta.

    – ¿q-qué?

    – ¿aun tienes calor?...

    Las mejillas del “fiero” doncel tomaron un profundo color escarlata y sin más se abrazó al cuerpo del mayor cual Koala, enterrando su avergonzado rostro en el fuerte cuello del varón, que le miraba pasionalmente…insistentemente.

    – si…

    ………………………………….

    TOC, TOC, TOC

    Los ojos azules se abrieron levemente sobresaltados. Muy pronto recordó todo lo acontecido algunas horas atrás. Sonrió. Regresó a ver los rayos brillantes que luchaban por pasar entre las cálidas cortinas celestes, después centró su mirada en el guapo, y muy probablemente desnudo, doncel bajo las sábanas, quién dormía tranquila y pesadamente…una pequeña sonrisa salió de sus labios y besó los rosados labios, el castaño solo se movió un poco, murmuró algo inteligible y se volvió a acomodar para seguir durmiendo…estaba a punto de reír un poco, cuando recordó el motivo de su despertar…
    TOC TOC TOC

    – ¿Hiroki?, ¿cariño?... ¿aun duermes?

    Nowaki levantó la mirada rápidamente observando de manera fija la puerta. Se levantó de la cama con premura y se metió en sus pantalones. ¿Quién sería?...no se escuchaba la voz como de su “suegra”, Mitsuki-sama.

    TOC TOC TOC

    – ¡Hiroki, vamos!, ya es tarde, cariño, el desayuno está a punto de servirse, todos están a punto de irse, ¡seguro que estarás molesto si no logras despedirte de ellos!

    Nowaki frunció un poco el ceño, conociendo a Hiroki, seguro que se molestaría, vaya, así que el “percance” en Usami había hecho que casi toda la familia viniera. Con tantas cosas él y Hiroki no habían podido platicar con detalle como aconteció esa reunión. Se apresuró a acercarse a su doncel y a moverlo gentilmente para despertarle, pero nada pareció funcionar y solo se escuchaba de sus labios algo así como “déjame dormir...mocoso idiota”…o eso creía el menor .En cualquier momento eso le hubiera parecido gracioso e incluso extrañamente tierno, pero la persona tras la puerta empezaba a ponerse ansiosa y al parecer lo estaba contagiando a él.

    – ¡Hiro-chan! – gritaban a través de la puerta

    – ¡Hiro-san! – murmuraba también de este lado Nowaki. El castaño no despertó. Frunció los labios, ni modos, no había de otra. Tendría que abrir la puerta, a pesar de que sabía que su precioso doncel quería ser el primero en presentarle a la gente de allí. Pero, realmente pensaba que si no le daban paso a la desesperada mujer afuera de la habitación tiraría de una patada la puerta. Levantó la holgada camisa azul marino con detalles dorados del suelo y se le puso lo más rápido que pudo al mismo tiempo que se acercaba a la puerta y zafaba el seguro…

    …..

    Asuka estaba a punto de gritar algunas cuantas cosas a su hermoso sobrino, cuando vio que quien abría la puerta era alguien completamente diferente.

    Nowaki observó casi en cámara lenta las diversas reacciones en el precioso rostro de una mujer de piel blanca y cabello grises peinados de lado sobre su hombro. Parecía algo mayor, pero su belleza le regalaba años y años de juventud. Estaba ataviada en un largo vestido púrpura. Aunque de todas las reacciones le pareció realmente cómica la última mueca que hizo: sus ojos imposiblemente más abiertos de sorpresa y los delgados labios separados. Entonces comprendió que quien estaba frente a él, era ni más ni menos que la reina del lugar y la señora de la casa, la querida tía de Hiroki, Asuka-sama.

    – Buenos días, Asuka-sama, alteza- Nowaki se paró firme, intentando no soltar una risotada por el estado de shock que presentaba la mujer frente a él, se inclinó un poco para una reverencia, pero… - es un placer conocerle, yo soy…

    – ¡¡¡ KAMIJOU HIROKI, EPLÍCAME AHORA MISMO QUE HACES ENCERRADO CON UN VARÓN EN TU HABITACIÓN!!!

    Ahora fue el turno de Nowaki de abrir en demasía los ojos, asombrado. Apenas fue consciente de como su adorado doncel se levantaba de un saltó de su profundo sueño con cara de terror. Nowaki ahora sí que no pudo evitar la pequeña carcajada que se escapaba de su garganta, más aun cuando se escuchaba por las escaleras y pasillos el resonar de los pasos de varias personas dirigiéndose con rapidez hacia donde estaban ellos…

    Vaya, eso prometía…

    Si Hiroki quería causar una sorpresa, ya la tenía…pensó con gracia.

    ****************************

    – ¿Estás seguro de que es lo que quieres hacer primero, príncipe?- exclamó Masamune con calma y buscando la certeza en su pareja – yo no tendría inconvenientes en que fuéramos a hablar con tu pa...con Seiji-san – corrigió rápidamente – antes de ir con mis padres. Ritsu había asentido lentamente pero de manera segura.

    – Creo que es lo mejor, Mune, me dará unos instantes más para pensar claramente – explicó con calma. Mientras terminaba de calzarse. El varón asintió.

    – siempre te apoyaré en todo, mi amor, recuérdalo por favor

    – lo sé, te lo agradezco…te amo – las mejillas sonrojadas haciendo acto de presencia. El mayor no pudo evitar reír un poco…y pensar que hace un par de semanas aun lloraba por el paradero de su precioso doncel…no sabría qué hacer si el destino hubiera decidido no volver a encontrar sus caminos, seguro hubiera enloquecido.

    – yo también te amo mi príncipe

    Suavemente juntaron sus labios en un silencioso juramente de amor y un compromiso con el brillante futuro que les deparaba juntos.

    Para la pareja la mañana era bastante productiva, así preferían que fuera. Más aún si pretendían que les rindiera el día si querían llegar temprano a Marukawa, el reino de Mune. En ese momento se encontraban preparándose para bajar a desayunar, tan pronto eso ocurriera la mayoría de la familia se despediría para partir a sus respectivos reinos. Aunque Ritsu aún le daba vuelta a una propuesta que había le había comentado Hiroki el día de ayer después de la cena: “sería muy bueno que pudiéramos reunirnos, ya sabes, los príncipes y cónyuges, para enseñar lo que sepamos a Akihiko y a los =próximos= reyes antes de tomar sus responsabilidades”…si, eso podía ser de mucha ayuda, para el mismo sería gratificante. Un sonrojo adornó sus mejillas. Su mente pensaba en clases de baile, política y etiqueta cuando escucharon el estruendoso grito de tía Asuka, algo deformado:

    “¡¡¡ KAMIJOU HIROKI, EPLÍCAME AHORA MISMO QUE HACES ENCERRADO CON UN VARÓN EN TU HABITACIÓN!!!”

    Los ojos miel y los verdes se regresaron a ver sorprendidos y curiosos y segundos después simplemente se soltaron a reír como maniáticos.

    – Parece que Nowaki-san ya llegó – exclamó en doncel entre pequeñas risitas.

    – Seguro, vamos, tengo que ver esto – explayó el príncipe con una sonrisa divertida, saliendo de la habitación con su pequeño mago castaño tras él.

    ***************************

    Aquella escena fue simplemente…hilarante.

    Hiroki vio aparecer por el umbral de la puerta de su habitación a cada uno de sus familiares que se acercaban curiosos a presenciar la escena. Los primeros en llegar fueron Mune y Ritsu, ya que estaban a dos habitaciones de la suya; seguidos de Shinobu y el capitán Yoo; Haruhiko y Keiichi; después su tío Toshio y su tía Kyiko, los padres de Haruhiko; a continuación Akihiko y Misaki y como no podría faltar su madre y su pequeña hermanita. Todos metidos ahí y el a punto de desmayarse, sus manos no parecían ser suficiente para cubrir su colorado rostro y optó por echarse la colcha en la cabeza, cubriendo así todo su cuerpo…escuchando algunas risitas divertidas, entre ellas la de Kusama “traidor” Nowaki…hizo un puchero aún más avergonzado… ¡el solo quería darles una sorpresa normal!..

    El pequeño silencio que se había formado en la habitación fue roto por e grito emocionado de una pequeña de diez años.

    – ¡Nowaki-nii!

    “¡¡¡¿nii?!!!”…el coreo fue colectivo. Un gemido de frustración se escuchó desde el tumulto de sabanas que era Hiroki en ese momento.

    – Explícame que quiere decir Mikoto, Hiroki, cariño – Asuka parecía haber conseguido calmar su sorpresa. El menor parecía murmurar algo inteligible. Nowaki permanecía parado justo al lado de la cama – no entiendo, bebé…

    A Nowaki le apreció gracioso el ceño fruncido de la reina, y sonrió un poco. Sus ojos violetas giraron hacia él.

    – ¿supongo, que tú joven, eres su…novio? – preguntó la reina al menor. Nowaki estaba feliz de que hubiera gente que protegiera a toda costa a su doncel, pero aquello estaba resultando un tanto divertido.

    – en cierta forma, si, alteza – respondió con su inagotable sonrisa divertida – realmente soy su…

    Y eso era todo…¡Hiroki empezaba a perder la paciencia y para colmo…tenía hambre!

    – ¡¡¡ES MI PROMETIDO, TÍA!!! Si, llegó anoche; no, no se te avisó de su llegada porque yo lo pedí a los guardias. Nos casaremos tan pronto podamos, su familia ya lo sabe, ahora la mía también, la noticia que queríamos darles juntos es que tendremos un bebé, justo ahora me está doliendo la cabeza y los pies, me estoy muriendo de hambre y sólo quiero ¡que todos salgan del jodido cuarto!... ¡¿ME HE OLVIDADO DE ALGO?!....

    Las caras de sorpresa de los mayores no se hicieron esperar y las risitas de sus primos, su madre y el mismo Nowaki se dejaron escuchar. Lo que siguió después fueron felicitaciones, besos, lágrimas y preguntas que el menor se negó rotundamente en contestar en ese momento y corriendo a todos de su habitación se quedó al fin a solas con su azabache.

    – hey, al menos salió mejor de lo que esperabas, ¿no?- murmuró divertido el menor, acercándose a su doncel y dándole un corto beso en los labios.

    – cállate, mocoso traidor – sus mejillas rojas, encendidas como faroles y un puchero inundaban su rostro avergonzado.

    Al parecer el drama era innato de la familia Usami…

    **************************************************************

    El sol todavía se asomaba tímido por las montañas. El clima estaba bastante fresco, parecía ser un buen día…un buen día para cualquier persona, menos para él. No podría ser un buen día desde que su amado hijo ya no está a su lado. El hombre de rosto demacrado, cansado y vencido por la vida se encontraba sentado en una silla de madera que había colocado justo debajo de la sombra del gran árbol donde colgaba el columpio que había hecho con tanto esmero para su precioso doncel. La taza de café que reposaba en sus manos tembló terriblemente, hasta el punto que el líquido amargo y caliente se regaba en sus manos, pero en el afán de sentirse más miserable y regodearse en su tristeza, no lo sentía.

    Ya había pasado un tiempo, y parecía cuestión de horarios fijos el que sus ojos verdes opacados de tristeza le lloraban a su hijo. Hace mucho que las ganas de vivir, y se convenció de seguir en este mundo cruel, fue por la promesa que le había hecho a aquella bella mujer que conoció una vez…a la mujer de su sueños y a qué, ingenuamente, aun guardaba la esperanza de volver a ver, aunque sea por última vez, a su amado hijo…no importaba si sólo recibir apalabras de odio y de desprecio de su parte por lo que pensaba había hecho. Aun guardaba las esperanzas de poder contarle todo lo que no pudo contarlo una vez…La verdad.

    Su adorada hadita…su preciosa oji-verde… ¿qué habrá sido de su mujercita de cabellos castaños?...

    – Seiji…

    El hombre rio histéricamente, tanta era su pena que ya escuchaba la voz de su amor… ¡vaya, que se había tardado!…al fin había llegado a la locura. Su cabeza siguió agachada sin molestarse en enterarse que no había nadie frente a él.

    – Seiji, cariño, no soy un sueño…

    Los ojos del cansado hombre se levantaron con un poco de letargo, observando con atención a la persona frente a él. Su boca seca y abierta, no daba crédito a lo que veía, sus ojos abiertos a más no poder, los ojos verdes y brillantes mirándole con profundidad, pero no sabría describir el sentimiento que emanaban. El hombre calló de rodillas en el suelo y convulsionó en doloroso llanto…

    – ¡es mi culpa, todo es culpa mía! ¡No pude cumplir la promesa, lo siento tanto. Te fallé!

    La mujer vestida de manera simple, pero presentable, pasó su blanca mano por el rostro de descuido y sin afeitar del hombre.

    – no me has fallado, cariño mío. Todo estará bien, ya he regresado. Todo se va arreglar, la verdad será revelada cuando él llegue a nosotros…toda la verdad. Hay mucho de qué hablar.

    El hombre la miró con profundo amor, con profunda ternura, con profunda admiración…elevó sus ojos. Y sostuvo con su tosca mano la suave y pequeña de la mujer frente a él…

    – Mei…

    .
    .
    .

    Continuará…
  11. .
    Hola¡¡¡

    ¡Genial!, ya llegó Víctor, esto se pondrá interesante /(*.*)/...
    pero qué fea mujer ...¡veamos que sigue!

    Espero puedas actualizar pronto, nos leemos :)

    Misagi * *
  12. .
    Hola, ¿cómo estás?, me ha gustado mucho la idea de tu fic, espero puedas actualizar pronto :3¡¡
    Saluditos...

    Misagi * *
  13. .
    Holaaaaa :3

    Lo sé, lo siento, ¡me ha tardado demasiado!, pero había estado muy ocupada, estoy terminando uno de los cuatrimestres más difíciles que he tenido en la Uni, así que he estado muy nerviosa y atareada prácticamente los anteriores tres meses :( , bien…las buenas noticias son que en 4 días salgo de vacaciones…las malas que solo tengo una semana y media para volver a entrar a clases …BUUUU T.T…En fin, espero poder aprovechar un poco el tiempo. Bien ahora si a lo importante, MUCHÍSIMAS GRACIAS por leer y se merecen muchísimos besos tutifruti por apoyarme con su lindos comentarios y no abandonarme x´D...Esta vez les traigo el tan esperado reencuentro y la defensa por parte de la LEGION de usami xD, espero les guste un poco lo que sucederá aquí…¡Realmente espeto actualizar pronto! y les guste este capítulo…Respondo comentarios¡¡ <3

    Arwen09: Hola, muchas gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el cap y las escenas de Hiroki, ya verás cómo le falta dar un poco de pelea más xD. Nos leemos pronto. Saluditos….

    Melyoan: Holaaa, siento que no te leo hace una eternidad :´v. Muchas gracias por comentar, me alegra que te hayas divertido con las escenas del concejo, jajaja ya verás cómo te reirás más cuando ya no tengan nada con qué defenderse xD. Pronto verás cómo procede todo. Espero que te guste la conty, nos leemos pronto, besitos de cereza para tu¡¡….

    Anne onodera takano: Hola hola, Gracias por tu comentario. Me alegra que te haya gustado la conty :), ya verás cómo se resuelven muchas cosas en este capítulo, besitos de sandía¡¡¡

    Jazmin Sabaku Tenpouin Luna: hola hola¡¡¡, muchas gracias por comentar, me alegra que te vaya gustando la historia y te haya emocionado el cap xD, espero te guste la conty de hoy… Nos leemos, besitos de chocolate¡¡¡

    Mei rin: Hola, gracias por comentar, me alegra que te haya gustando la conty, espero te gusta la actu de hoy. Nos leemos, saluditos¡¡¡


    ¡¡Muchas gracias a todo por leer!!

    Misagi * *





    Capítulo 57: “Bienvenida”

    Toda la sala se había quedado ensimismada en un profundo silencio. La mirada de toda la familia Usami iba de la enardecida mirada del apuesto joven que decía ser el heredero de Usami al insulso vejete que no decía más que estupideces. Estupefactos, aun incapaces de creer lo que sucedía frente a ellos. Ya había llegado la legión de Usami…los tres que faltaban, habían regresado a casa…y no venían solos.

    Akihiko miraba furiosamente al hombre que pretendía dañar a su familia, importándole bastante poco la palidez en el arrugado rostro; Misaki permanecía a su lado, a punto de un colapso nervioso. Cerró un segundo los ojos tomando una profunda respiración, no era hora de que se pusiera a temblar, en estos momentos Usagi-san lo necesitaba, la familia Usami lo necesitaba, era hora de ser fuerte. Era hora de defender a SU familia. Abrió los ojos y una nueva y determinada mirada inundó su rostro, mientras dejaba que su cuerpo drenara todo sentimiento de inseguridad y miedo, aferrándose con fuerza al brazo de su apuesto prometido.

    El gemido de Asuka fue el único que interrumpió el sepulcral silencio. La hermosa reina no pudo contener el sollozo y un raudal de lágrimas que secundaron a éste. Sintió su corazón deshacerse de un gran peso y rebosante de una gran felicidad sin par. Su bebé…su niño…ya estaba en casa. Se abrazó al pecho de su, también, lloroso esposo. No pudo evitar sonreírle a su muchacho con el rostro colorado y lleno de lágrimas cuando éste le regresó a ver por unos segundos y le sonrió dulcemente…recordaba esa sonrisa de cuando era más pequeño, y le pareció que de repente nada faltaba en su vida... “mi pequeño…estás en casa”…le susurró sordamente, sólo moviendo los labios. Su corazón se regocijó cuanto el alto hombre en el que se había convertido su pequeño asintió, para seguido regresar su mirada al frente, al imbécil hombre del concejo.

    Hiroki mantenía una sonrisa de lado, mientras veía la conmoción que había causado la entrada de estos personajes. Estaba expectante para ver que más sandeces se intentaba inventar el hombre estúpido. Por fin, después de tanto, se permitió respirar tranquilidad un poco, su mano viajó inmediatamente al anillo que pendía de su cuello. Una profunda paz lo inundo de inmediato. Sonrió. Seguro Nowaki venía en camino.

    – Justo a tiempo, ¿no crees? – Hiroki escuchó que Haruhiko le había susurrado, suspiró asintiendo levemente.

    – Malditamente cerca- le respondió con media sonrisa. Pensaba que no soportaría más tiempo.

    – ¿estás bien? – le volvió a preguntar igual el varón. Hiroki asintió…

    – no te preocupes

    Todas las miradas se volvieron a centrar en Akihiko y Misaki contra el viejo que cambió cual pimiento en temporada a un profundo rojo, probablemente de rabia, de ver sus “metas” desmoronarse.

    – T-tu…no deberías estar aquí – murmuró el hombrecillo aterrado y enfurruñado con la vida, mirando con un profundo odio al oji-violeta. Akihiko no inmutó el rostro.

    – ¿no creerás que dejaría sola a mi familia, verdad?, ¿realmente crees que te regalaríamos el reino?, ¿Qué dejaríamos el bienestar de nuestro pueblo, en tus manos?, si lo creías de verdad, debiste haber perdido la cabeza– exclamó con voz profunda e intimidante.

    – tú…. ¡seguramente ni si quieras eres hijo legítimo de Usami! ¡TAN DESESPERADOS ESTÁN QUE TENIAN QUE RECURRIR A UNA MENTIRA! JA, ¡les he descubierto! ¡No podrán engañarme con este farsante!

    Todo el mundo miraba al hombrecillo como si estuviera demente, ¿era una broma, acaso?, el parentesco con Asuka era ridículamente obvio. El viejo estaba perdiendo la cabeza, mientras gruñía y respiraba fuertemente y nervioso, cual pez fuera del agua.

    – ¿estás intentando irritarme? – el tono de advertencia de Akihiko era atroz.

    – tsk…

    El viejo pareció un pequeño ratoncillo encerrado, mirando de un lado a otro, nervioso y siendo devorado a borbotones por la ansiedad. Solo observaba la intensa mirada que recibía por parte de toda esa familia, ¡con un demonio!... ¡estaba tan cerca!, ¡no podía perderlo todo!...tenía que idear un plan, tendría que haber una salida a todo esto…

    Hiroki mantenía una mirada calculadora, desde su asiento, sobre el pequeño vejete que tembloroso seguro seguía maquinando una forma de quedarse con algo...pero él había adivinado, sea lo que dijera, no sería admitido, tal como estaba…solo podrían salir de su boca estupideces…

    – ¡ah!, menos mal que ya estás aquí, ¡Usami al fin tendrá a dos príncipes en el trono! – exclamó con una enloquecida alegría, todos le miraban con profunda seriedad y desprecio.

    – ¿Ahora de que estás hablando? – rugió Akihiko, habló enardecido, sentía una gran ira recorrerlo y sobre todo, una gran necesidad de estrellar su puño sobre el rostro de ese estúpido hombre.

    – ¡sobre tu matrimonio con Hiroki!, ¿de qué otra cosa sería? – exclamaba el hombre. Akihiko se permitió soltar una leve carcajada, Hiroki frunció el ceño bufando, mientras cruzaba sus piernas y se cruzaba de brazos. Misaki sólo descompuso un poco su rostro, preguntándose seriamente si ese hombre pensaba que aún podría lograr algo, la situación se estaba tomando bastante ridícula.

    – ¿y a ti quien te dijo que yo me casaría con Hiroki? – preguntó el oji-violeta aún bastante risueño, lo que provocaba que el viejo se enfureciera…nuevamente, ¡¿acaso toda la familia Usami era tan impertinente?!...por Kami… ¡si aún sentía los ojos de Hiroki clavados como dagas a su lado!

    – pues tendría que ser eso, porque no considero correcto que el linaje, los futuros herederos de Usami queden vilmente manchados con...– miró con desprecio de arriba abajo al oji-vierde de fiera mirada que se había mantenido en silencio a lado del príncipe, lo que hizo que el peli-plateado le mirara con profundo odio –…la sucia sangre de un plebeyo…alguien indigno de la corona…un…

    La sala pronto se llenó de gruñidos, maldiciones y uno que otro grito tragado…pero ninguno mayor que el de Akihiko. Todos parecían alerta, como si fueran a pegar un brinco en cualquier momento.

    – ¿un qué?... – retó la profunda voz encolerizada, que salió más grave de lo normal del pecho de Akihiko, quién apretaba con fuerza sus puños.

    – ¡UN JODIDO HUERFANO!... ¡un bueno para nada, que jamás podrá estar a la altura de un integrante digno de la realeza! …¡¿de verdad quieres hacer tu esposo a un ignorante mendigo?!

    Bien, al parecer alguien había estudiado. Misaki sintió lágrimas arder en sus ojos, sin embargo se extrañó al no sentir tristeza…ni lástima de sí mismo como pensó que sentiría .Sentía rabia, una profunda rabia hacia el hombre frente a ellos. Cuánto podría destruir un solo hombre, cuánto estaba dispuesto a hacer por obtener riquezas, cuántas familias estaba dispuesto a destruir por dinero, sobre cuántas personas estaba dispuesto a pasar para obtener beneficios solo para él…si, Misaki estaba realmente furioso. Por lo que, antes de que Akihihiko fuera sobre el viejo a borrarle esa asquerosa sonrisa de un puñetazo, el oji-verde puso suavemente, pero con firmeza, la palma de su mano, sobre el fuerte y enardecido pecho de su prometido.

    Todos en la sala se quedaron en un profundo silencio, después de algunos jadeos de sorpresa. Los ojos violetas lo vieron dudosos y después a regañadientes asintió levemente…

    – ¿ahora qué?... ¿acaso quieres hacerme cambiar de opinión mostrándome un atisbo de piedad, plebeyo? – exclamó burlón el viejo acercándose demasiado a Misaki, quien también había dado un paso al frente, mirándole con profunda seriedad.

    – No exactamente, señor –exclamó Misaki con seguridad en la mirada, tanta que el hombre dio un paso hacia atrás, expectante. Todos en la habitación contenían el aire en sus pulmones – sólo quería hablarle…

    – ¡¿Tú, hablarme a mí?!...Ja – se mofó el arrugado hombre, interrumpiéndole y mirándole con desprecio de arriba abajo – ¡jamás un doncel estará a la altura de un varón!...si ya me parece lo suficientemente despreciable dirigirle la palabra a un doncel de la realeza… – exclamó mirando de reojo a Hiroki, quien ni se inmutó, cruzado de brazos, con su mirada terriblemente fría clavada en el vejete – hacerlo con un pueblerino me parece una…

    – ¡No importa su opinión acerca de mi condición de doncel!- interrumpió tan fuerte que hizo eco en la cerrada habitación. Sus ojos verdes fijos en el hombre, sus puños apretados a sus costados.

    El hombre, sintiéndose humillado, por ser callado “nuevamente” por un doncel, enfureció de golpe, con su rostro tremendamente rojo – ¡TU…!

    – ¡AH NO!... ¡no volverá a interrumpirme! – exclamó con un coraje naciente en el pecho el castaño, apuntando al hombre con su dedo índice, enardecido- ¿no quiere escucharme?, una verdadera lástima, porque no pienso callarme pronto… ¡usted ya hablo!, ¡AHORA SE CALLA Y ME DEJA HABLAR A MI!

    Hiroki se acomodó mejor en su silla, con una sonrisa de lado en extremo divertida. Mordió su pulgar preparándose para lo que venía… esta “conversación” se estaba poniendo bastante interesante…

    ***********************************************************

    – ¿qué has dicho? – la pregunta había salido de sus labios en un tono bastante incrédulo. Sus ojos azules miraban a los cuatro personajes que permanecían allí frente a él, extendiendo unas brillantes sonrisas.

    Todo había ocurrido muy rápido para el príncipe tritón de Ayami.

    Primero, la noticia de que su amado reino había sido invadido había provocado que regresara de inmediato, dejando, muy a su pesar, a su precioso doncel enfrentando solo sus problemas. Segundo, la invasión resultaba ser la alianza de 6 reinos. Tercero, al parecer Umi-chan con su declaración, haciéndole sentir por un momento como un ser miserable y después la promesa de que resolverá todo el problema en el que estaba metido su reino. Cuarto, apenas Masumi termina de hablar con su madre y con el Concejo de Ayami le dice que saldrá un momento y sólo desaparece en sus narices sin más… ¿y ahora?...

    – Que ya puedes ir con tu novio, he arreglado este asunto, bobo – sonrió burlonamente Masumi al ver la cara perdida de estupefacción de su amigo de la infancia.

    – ¿Estás bromeando? – exclamó el alto, levantándose como impulsado por un resorte de la banca, en el jardín trasero, donde se había sentado a pensar. La vista del aturdido príncipe viajaba de un rostro al otro de los cuatro sujetos allí. Masumi le sonreía con un guiño divertido y orgulloso, Ino con una sonrisa considerada, Yuna con una tranquila y su madre con una tierna y cariñosa. Muy pronto calló en cuenta que el lindo doncel frente a él no mentía, y entonces su boca y ojos se abrieron al máximo, llenando su corazón al fin de tranquilidad y dicha, aunque también una gran curiosidad – pero… ¡¿cómo?!...¡¿cuándo?! ¿Qué hiciste?... – murmuró en un tono intrigado al joven guardián frente a él.

    – Tengo mis métodos, Nowaki…– exclamó con una sonrisa petulante y graciosa – de algo debe servir ser un guardián de un gran sector – rio suavemente, haciendo un guiño. Nowaki sabía que no iba a obtener más información, había cosas que por muy amigos que fueran, un guardián no podía discutir con otra persona, pero por ahora…para él estaba bien – solo te diré que por el bien de todos y a pesar de quien sea, se firmó la paz…

    Los ojos de Nowaki se convirtieron en una pequeña ranura… Las sirenas de Meire… ¿firmaron la paz?...eso resultaba difícil de creer…no en su era, al menos.

    – no entiendo…

    – No es lo más importante ahora- intervino Yuna – es sólo sentido común – le calló con suavidad. Fue Ino quien continuó.

    – yo creo que cualquiera lo pensaría antes de meterse con la fuerza y la autoridad de un guardián, con más de uno…sería un suicidio. Nowaki volteó a ver sorprendido a Masumi, quien le sonrió sinceramente.

    – ¿les has amenazado, Masumi? – preguntó el peli-azul con una mueca de sorpresa y diversión. El pelirrosa hizo un pucherito al mismo tiempo que hacia una seña de “un poquito” con sus dedos índice y pulgar. Nowaki se largó a reír ruidosamente…al parecer podría ver a su Hiro-san muy pronto… – te agradezco Umi-chan – murmuró serio el príncipe al bello doncel frente a él – no sé cómo pagarte lo que has hecho por mi pueblo…y por mí – exclamó quedando frente al otro.

    Masumi se rio levemente y le regresó una mirada significativa y llena de sentimientos. Suspiró. Nowaki entristeció su rostro ligeramente, recordando el rechazo de la confesión de su mejor amigo…la vida suele traer varias y tristes sorpresas…

    – Umi-chan…

    – Es mi trabajo, Nowaki- interrumpió con una radiante sonrisa el pelirrosa…para sorpresa de Nowaki – debo mantener la paz en este sector…pero también eres mi amigo, el bienestar de nuestro reino y tu felicidad también serán mi prioridad…-recitó con una pequeña sonrisa, mirándole intensamente. Nowaki no fue capaz de responder aquello, por lo que siguió escuchándole, sintiendo con pena, un nudo en la garganta – en fin…debo irme. Y tú también. Estaré al pendiente de lo que pasé por acá, y de tu familia… ¡y no creas que me olvidado, gran bobo!- sonrió traviesamente, mirándole con un dedo acusador- vendré en poco tiempo a hacerles otra visita, quiero hablar con tu “Hiro-san” – exclamó el bello oji-celeste con una sonrisa graciosa. Nowaki también rio…bien, al parecer alguien había hablado con Masumi. Su pequeño hermanito estaba en problemas, pensó divertidamente.

    – Seguro – exclamó Nowaki, viendo como su amigo se alejaba un poco de ellos, les sonrió a todos, y ondeando una vez su rosado cetro, comenzó a brillar. Todos le reverenciaron profundamente antes de que desapareciera de allí.

    Le costó un poco desperezarse. Al sentirse observado fijamente por Ino, Yuna y su madre carraspeó, algo nervioso…quizás un poco más emocionado.

    – mamá…

    – ¿si, cariño?

    – Tengo que ir a ver a Hiro-san…

    – ya lo creo – sonrió divertida la preciosa monarca.

    ***********************************************************

    – ¡¿cómo te atreves, plebeyo?! – rugió el hombre dando un paso al frente, quedando muy cerca del enardecido oji- verde.

    – cuida tu lengua frente a mi prometido, señor – exclamó enfurecido, también Akihiko. Todos se mantenían expectantes a lo que se diría…creían que faltaba muy poco para que ese hombre saliera por su propias pies de allí.

    – ¡SOY UN CONCEJERO, DEBES ATENDER A LO QUE DIGO!

    – Creo que ha encontrado su equivocación señor…- exclamó tranquilo Misaki, lo más que podía al sentir la furia inundarle todo el cuerpo – un rey es el que da órdenes y decide lo mejor para el reino…un consejero…aconseja – murmuró cortante al hombrecillo arrugado, el cual estaba tan colorado que pensó que explotaría. Sin embargo, no quedó hasta allí, ¿El hombre había estudiado?, bien, él también…agradecía eso a Mune – Un miembro del Concejo, por más antiguo que sea, no tiene jurisdicción dentro de las decisiones internas y mucho menos a aspectos de la elección de un miembro de la realeza como prometido…por lo que, sinceramente, me parece bastante ridículo lo que trata de hacer aun aquí…

    – ¡CÁLLATE!

    – ¡Satori, basta! – se escuchó el grito de otro de los ancianos.

    Aquello había sucedió tan rápido que apenas lograron intervenir. Tan pronto Akihiko vio al indeseable sujeto frente a él empujar con malicia y una furia desmedida a su lindo doncel y a este dar un gran tropezón hacia atrás, fue a sostenerle entre sus brazos para evitar que callera. Haruhiko y Masamune habían corrido casi al mismo tiempo a enfrentar al, al parecer, desquiciado hombre. Los reyes dejaron escapar exclamaciones sorprendidas y preocupadas mientras bajaban de las bancas en donde estaban acomodados. Los guardias le rodearon enseguida; mientras un no tan tranquilo Hiroki, iracundo se acercó a grandes zancadas hasta quedar frente del hombre y estampándole no una bofetada, sino un certero puñetazo…

    – ¡pensé que podría seguir escuchando tus estupideces por un rato más, pero ya vez que no!... ¡¿te dolió que Misaki te digiera la verdad?!...¡una pena!, cómo te dije la familia Usami estará unida para salir adelante, así sea para abolir la necesidad de un Concejo externo o para cualquier cosa – gruñó – …ah y una última cosa… – Hiroki respiraba agitado, sujetando el chaleco del varón, con el ceño fuertemente, mientras los guardias le tenían inmovilizado – ¡Mi primo no se casará con nadie más que no sea Misaki!… ¡NO TE METAS CON MI FAMILIA!

    El silencio había invadido todo aquello. Satori era sacado de la habitación a arrastras. Misaki vio como Hitomi-sama y el padre de Haruhiko hablaban con unos avergonzados y derrotados viejos del Concejo; aunque ahora mismo a Misaki eso le importaba muy poco, aun sentía la adrenalina y su corazón golpear dolorosamente en el pecho, incluso ahora que había pasado el momento tenso sentía dolor en todo su cuerpo…y entonces recordó que seguía sobre el cuerpo de Akihiko, regresó a ver hacia atrás con el fin de ver el orgullo en los preciosos ojos violetas, pero su mueca cambió a una dolorosa y preocupada al ver el rostro ceñudo del mayor…estaba soportando dolor…su voz salió ahogada de su garganta cuando divisó un rastro de sangre en el pecho…

    – ¡Usagi-san!

    – M-misak…

    Lo último que vio el oji-violeta fue el rostro de todos acercándose preocupados y murmurando cosas inteligibles para él…

    ………………………..

    Gimió un poco por él, ahora, leve dolor en su pecho. Sintió su cuerpo en una superficie suave y confortable y escuchó murmullos a su alrededor. Seguro estaba recostado en una cama. Una cálida y muy familiar mano, mantenía aprisionada la suya…entonces intentó abrir los ojos…

    – Hola… – murmuró el peliplateado con una sonrisa al ver los ojitos pasar de la preocupación a alivio instantáneamente. Misaki le regaló una linda sonrisa.

    – Hola – susurró el doncel de vuelta con vos ronca. Akihiko apenas tuvo tiempo para extender sus brazos y poder recibir a su precioso oji-verde cuando se aventó sobre él. Le devolvió un abrazo muy fuerte, sintiendo por primera vez, después de mucho tiempo, una calma inundarle el cuerpo…por fin estaban a salvo, por fin no había nada amenazándoles. Apretó con más fuerza la cintura de Misaki, aspirando profundamente sobre su cuello, donde mantenía el enterrado la cabeza…

    – eh Misaki, creo que te agradeceríamos si nos prestaras a mi primo por un rato

    La divertida voz de Hiroki acompañada de algunas risitas de más personas los regresó a la realidad. Misaki avergonzado y con puchero en el rostro se separó de su príncipe, quien poco a poco empezó a incorporarse en la cama, con ayuda de su doncel y de Masamune.

    – No le molestes – amonestó Akihiko con una sonrisa. Más que pronto tuvo a una parte de la familia rodeándole…pero no antes que el gran abrazo en el que se fundió la hermosa reina de cabellos plateados, quien lloraba y hipaba en su hombro, desconsolada. Misaki al fin se levantó de la cama con una sonrisa, observando la íntima escena del reencuentro de una madre y su hijo…observando también como su peliplateado prometido había derramado también algunas lágrimas. Pero no pudo seguir observando más esa escena cuando sintió un pequeño tironcito de su brazo y enseguida se vio encerrado en los brazos de su “suegro”…

    -¡Hitomi-san! – exclamó un poco sorprendido…y ¿por qué no decirlo? quizás también un tanto nervioso. De todas formas devolvió el reconfortante abrazo.

    – Gracias por devolvernos a nuestro niño, cariño. Asuka y yo te estaremos eternamente agradecidos

    Una vez se separaron, Misaki pudo ver en los brillantes ojos grises del hombre el agradecimiento y profundo amor por su familia y no pudo evitar regresarle una sonrisa con su rostro levemente colorado.

    – No debería, Hitomi-san, no sé cuánto debería estar agradecido por haber traído a Akihiko si habrá de compartirlo conmigo ahora…

    La profunda risa del guapo y maduro hombre no tardó en estallar en la sala acompañada de algunas risas e las pocas personas que prestaban atención a ellos. Misaki vio los rostros nostálgicos y felices de Mune y Hiroki…suponían ya extrañaban ese sincera sonrisa en el hombre. Tan pronto Asuka fue capaz de soltar a su hijo, formalmente la hora de las presentaciones y explicaciones dio comienzo…

    ………………………………..

    La cena había sido espléndida.

    Ya era muy tarde cuando Asuka había invitado a todos a tomar asiento en el gran comedor. Misaki había estado seguro que la oji-violeta monarca estaba radiante y a punto de explotar de la felicidad, pensaba que era difícil que casi toda la familia se reuniera, después fue Hiroki quien le había contado que de no ser por su padre y los padres de Mune habrían estado todos completos. Durante la cena se puso al tanto de todo a todos, hubo risas, hubo comentarios burlones, coquetos y atrevidos…pero también hubo lágrimas. A Misaki se le había roto el corazón una vez más cuando se narraron las peripecias que habían pasado después del encuentro con la Gorgona Taya y las sirenas en Meire y Asuka derramó más lágrimas. Hubo pláticas acerca del futuro….de identidades…de poderes, tal era el caso de Shinobu y Ritsu. Cabe mencionar que esos dos se volvieron otro pequeño trocito de corazón de la resplandeciente reina y prometió toda su ayuda a lo que necesitaran tanto el precioso dragón dorado como su fiel capitán Miyagi…había sentido empatía de inmediato con la madre de Shinobu. Quería compartir la alegría de encontrar a su hijo y saberla feliz y radiante como ella lo estaba ahora; en cuanto a Ritsu, todos mostraron su sorpresa , su admiración y su apoyo también y prometían estar con él fuera lo que fuera a pasar con Onodera Seiji. Por último, pero no menos importante, Misaki preguntó por su querido hermano; cabe mencionar que casi se va para atrás por la respuesta que recibió, el “al parecer tu hermano será mi cuñado…” que le dedicó Haruhiko con una sonrisa fue suficiente para dejarlo con la boca y los ojos bien abiertos, Asuka sólo había rematado todo diciéndole un “ah…por cierto, se fue con Manami a América, pero no te aflijas, regresarán pronto”

    Bien, él no estaba afligido…quizás un poco ¡JODIDAMENTE ESTUPEFACTO!

    Bien, trataría de tomar las cosas con calma…

    …………

    La profunda y silenciosa noche cubría Usami. Después de tanto tiempo, era una noche tranquila en él, ahora sí, completo y próspero reino. Pasaba de la media noche, pero eso no era impedimento para algunos siguieran despiertos.

    – ¿cómo te sientes ahora, Usagi-san? – preguntó el menor acariciando el pecho recién vendado de su príncipe. Estaba sentado, justo sobre su vientre. Al mayor parecía tranquilizarle…alegaba que le relajaba sentirle cerca y seguro a su lado. Él no podría negarle nada…además secretamente, le encantaba dormitar sobre el pecho de su prometido…pensaba que sus ojos brillaban más hermosamente cuando lo veía desde arriba…

    – Como si todo estuviera perfecto – sonrió, jalando a sus brazos al menor, dejándole recostado sobre su pecho, al mismo tiempo que tomaba profundamente sus labios en un beso arrasador. Akihiko, había metido sus manos por debajo de la holgada camisa de pijama que usaba su doncel, adorando la tibia piel de su cintura bajo sus dedos, mientras Misaki enredaba sus delgados dedos en sus hebras plateadas…había descubierto que él realmente amaba hacer eso…el Usami también le disfrutaba en demasía.

    El beso no había durado más que un par de minutos, pero para ellos había sido perfecto. Pero sabía también, que aún había cosas que hablar…y supo de inmediato que no eran nada agradables cuando Misaki entristeció su rostro. Ambos se habían incorporado en la cama para poder hablar mejor, frente a frente.

    – ¿qué pasó con los elfos, Misaki? – preguntó seriamente, mientras mantenía las años de su doncel dentro de las suyas. Vio y sintió un estremecimiento en Misaki…eso no le agradó ni un poco, y frunció el ceño – ¿qué te dijo Juro-san?...en ambas ocasiones – especificó. Misaki tardó un poco en contestar aquello, bajando el rostro. Akihiko se preocupó importantemente cuando vio caer las lágrimas de sus ojos, mojando las celestes sábanas. Sujeto con suavidad sus rojas mejillas, levantándole el rostro para mirarlo – Misaki , ¿qué fue lo que pidieron primero?– solicitó de nuevo.

    – e-ellos lo querían…iban a arrebatármelo… – empezó con lagrimones en sus ojos, hipando.

    – ¿arrebatarte qué, bebé? – preguntó intrigado, sacudiendo levemente los hombros de su doncel.

    – e-ellos dijeron que la paga por salvarnos…era que tendría que, q-que tendría que darles a nuestro primer hijo…¡NO PODÍA ACEPTARLO!...yo no podía…y ella dijo…y yo…sé que es una tontería…ni siquiera…digo…yo sólo sé que…¡qué no podría hacerlo!…¡ay Usagi-san!....yo…ella dijo que Kanaye-san q-querría probar algo con él y d-después…

    En algún momento el Usami había dejado de escuchar y deteniendo los tartamudeaos y sollozos de su prometido le había abrazados a su pecho, reconfortándolo y no pudo evitar enjugar sus ojos…¡Malditos!, así fuera mentira fue completamente cruel haberlo dicho eso a su querido oji-verde; sin embargo algo le decía que aquella propuesta que comentaba el líder Kanaye no había sido del todo falsa…sabía de varias fuentes de la crueldad por una “buena causa” que ejecutaban los elfos…por algo eran respetados y temidos por igual…y agradeció profundamente fuera como fuera que aquella no hubiera sido la “verdadera paga” que pidieron, Kami-sama sabía que él tampoco hubiera sido capaz de entregar a su primogénito a costa de su propia vida…

    – Tranquilo, ya ha pasado – consolaba el mayor, acariciando la espalda de su tembloroso amor.

    – Ellos finalmente han pedido otra cosa – murmuró el oji-verde. Akihiko asintió aun sin despegarse de él, dándole a entender que le escuchaba – que querrían conocerle…y nombrarle también

    El de cabello plateado le había despegado de su pecho, observándole fija y preocupadamente…eso no se escuchaba muy bien tampoco.

    – Misaki… – Akihiko no quería perturbar a su precioso doncel, pero la idea no sonaba tan alentadora.

    – Sé lo que piensas, Usagi-san…pero ellos me han dado su palabra, Juro-san lo ha hecho…quieren hacerle su protegido – murmuró casi incrédulamente. Akihiko le imitó…¡¿qué?!, ¡¿acaso había escuchado bien y los jodidos elfos de los bosques del este querían apadrinar a su primogénito?!

    Tenía que pensar, ¡con un demonio si era frustrante hablar del peligro en un futuro, y probablemente a largo plazo!… tenía que pensar y dormir, quizás no en el mismo orden…

    – discutiremos eso, cariño…necesitamos descansar por ahora – exclamó el mayor acomodándose al fin en la cama, jalando a su lindo doncel, ya más tranquilo sobre él.

    – ¿ya se ha acabo todo, no es así, Usagi- san? – preguntó el menor acomodándose en el cálido pecho contrario. Akihiko sonrió, acariciando tiernamente el cabello castaño de su doncel.

    – no, Misaki. Esto apenas comienza…

    .
    .
    .

    Continuará…
  14. .
    Hola…. .-.

    Sip me tarde de nuevo…lo siento :/, he tenido unas de las últimas semanas má estresantes, de verdad. Mi uni me ha maltratado un poquito y tenido que leer un montón u.uU…no se imaginan que compleja es la sociolingüística….x´D, en fin :P….Muchas gracias por seguir de cerca mi fic, de verdad que sus cometarios y el crecimiento de vistos xD me inspiran demasiado para seguir con esta historia. Bueno tan solo, como última cosa quisiera compartir con ustedes que ayer comencé a subir este fic también a otra plataforma (Amor Yaoi, para ser específicos xD) a ver cómo me va allá. Pues bien, espero les guste este cap, es la cúspide del fic¡¡¡ :P, hagan sus apuestas de lo que creen que pase después de todo esto xD. Muchas gracias por todo….contesto comentarios. Besitos de guayaba para todos mis hermosos lectores fantasmas¡¡ <3

    Anne onodera takano: Hola, ¿Cómo estas?. Gracias por comentar, me alegra que te haya gustado el capítulo. Jajaja ya no podía permitir que se le escapara Miski otra vez xD, jejeje la reunión con el concejo está más cerca de lo crees, espero te guste el cap, nos leemos pronto¡ :). Besitos de fresa¡

    Mei rin: ¡Hola, muchas gracias por comentar!, me alegra que te haya gustado el capítulo, jajaja pronto verás no sólo la boda de los romántico :P, nos leemos pronto. Besitos de chocolate¡

    Melyoan: Hola querida Mely, ya te comentaba que pronto regresaba con la conty :D, muchas gracias por tus buenos deseos, me la pasé muy bien con mi familia estas fiestas :3, jejeje si no te preocupes, no soy quien para habar de tardanzas y ocupaciones; por otra parte, jajaj sip, quería meter a este lindo personaje mío, Umi-chan tendrá un indo encuentro con Hiroki x, espera a ver como se enterará nuestro lindo Hiro-chan xD. Mune y Keiichi son los que irían un día antes, Hiroki llegaría ese mismo día :P. Bueno el asunto de la paga ya lo conocerás y Usagi-san no dejará que el lindo Misakito se le eche para atrás xD. Espero te guste la conty querida Mely, nos leemos pronto¡¡. Besitos de manzana verde para tu¡¡

    Arwen09: Hola, muchas gracias por comentar. Jajajaja has tocado un tema que me había pensado por un tiempo :D, ya veremos ese asunto pronto, Hiroki como mago temporal :P. Espero te guste la continuación. Nos leemos pronto, abrazo y besos de cereza¡¡¡

    Misagi * *





    Capítulo 56: ¡Llegó la hora!”


    En sus serenos orbes de un color avellana brillante se reflejaba al boscoso paisaje que admiraba sin ninguna especial atención a través de la ventanilla del carruaje. El sol coloreaba primero, como siempre, las altas montañas por donde salía; sin embargo sabía que ese día iba a ser todo menos precioso y perfecto, lo aceptaba con amarga gracia…al menos no amaneció lloviendo, eso hubiera sido bastante deprimente.

    Ya había llegado el momento.

    Emitió un respiro, tratando de mantenerse sereno, ya había muchas personas estresadas con el asunto como para agregarse él mismo al inquieto grupo. Pasó una mano por su vientre, sintiendo el calor que emanaba su bebé. Tenía muchas razones ya para ser fuerte…justo ahora era necesario su peculiar carácter, esa impertinencia que le caracterizaba era el arma con la que todos contaban, ¡y por Kami-sama que lo iba a utilizar!...iba dispuesto a hablar muy seriamente con esos mequetrefes aprovechados que pretendían vivir como reyes, siendo cerdos. Él sabía muy bien que el llamado Concejo no era más que la más asquerosa mafia de la gente que tenía dinero para comprar tirulos estúpidos y beneficiarse de las riquezas ajenas. Tarde o temprano ese sistema fallaría, ancianos, por más “sabios” que sean, sin pertenencia a algún reino y sin ser específicamente autoridad no tenían absolutamente ningún derecho sobre las posesiones de alguien más.

    Frunció el ceño mientras mantenía sus brazos cruzados.

    -Hiro-chan, por el bien de ambos, debes mantener la calma-

    La dulce voz de la mujer le sacó de su trance. Sus ojos preocupados se encontraron con los de él, y asintió. Esa mañana el castillo en Kamijou había amanecido agitado. Con los preparativos que se tenían que hacer para el viaje a Usami, tenían a cocheros y demás sirvientes corriendo nerviosos de un lado a otro. Se había decidido que iba a ser la reina Mitsuki quien acompañaría a Hiroki a Usami, dado que era la que tenía la sangre real del linaje Usami al ser hermana menor de Hitomi, el rey de Usami. Neji, a regañadientes tuvo que quedarse en el reino. Irritado aún más al saber que su pequeña Mikoto, al mostrarse renuente a despegarse de su hermanito logró que la llevaran también, por lo que ahora se encontraba durmiendo, frente él, en el regazo de su madre.

    Mitsuki-sama y Hiroki se habían llevado buena parte de la mañana encerrados en el cuarto del menor, quien había tenido un brevísimo ataque de nervios sobre lo poco que “ocultaba” su embarazo el vestuario que había sido elegido para la importante visita al reino de sus tíos. La reina con una sonrisa alentadora le tranquilizaba tenuemente diciéndole que “es una auténtica paranoia bebé, aún faltan un par de días para que cumplas apenas dos meses”. El elegante vestuario era nada menos que un ligero corset para doncel completamente negro con bordados dorados y azules, bordados a mano, sobre un kimono precioso en diferentes tonos de azules. Mitsuki pensaba que su querido hijo había elegido el color inconscientemente para recordar a su amado tritón de ojos celestes. Neji había agregado que tal atuendo ajustaba a la perfección con su precioso y valiente doncel.

    -no te preocupes mamá, sé que todo estará bien- le sonrió de vuelta el doncel. Ella asintió, al mismo tiempo que acariciaba los rubios cabellos de su niña sobre su regazo. Regresó su avellana mirada hacia su dedo anular y el diamante cristalino de su anillo que, por obvias razones, había pasado a colgar de su cuello oculto entre la ropa y seguido regresó a ver verde camino, a través de las cortinas rojas de la ventanilla. Hasta entonces, Hiroki se permitió divagar un poco el los ojos azules de su tritón… ¿Qué estaría haciendo en esos momentos?... ¿cómo estaría su “otra” familia?... “él dijo que vendría a verme a Usami” se animó con una pequeña sonrisa, que a pesar de ser diminuta había iluminado todo su rostro.

    La bella mujer frente a él lo miraba feliz…todo tendría que salir bien, ella quería conservar esa sonrisa en su precioso doncel.

    ****************************************************

    Era muy temprano. El sol todavía no salía y el cielo estaba levemente oscurecido aun. El viento fresco movía las copas altas de los árboles que rodeaban la pequeña aldea nómada de Aki. Estaban a punto de partir hacia Usami y Kanaye-sama había expuesto que quería que salieran lo más pronto posible. Misaki miraba toda la pequeña aldea con una sonrisa nostálgica un tremendo agradecimiento por todo lo que habían hecho por ellos. Su mirada se fijó entonces en el peliplata quien hace poco había sido llamado por Kanaye-sama, y ahora mismo los ojos violetas le miraban atentamente, cuando este extendió su mano hacia él no dudó en ir a su encuentro y con un sonrojo en su rostro se dejó abrazar levemente por su…¡Kami!... “prometido”.

    -te ves precioso- murmuró un cumplido el príncipe al oído de su doncel. Misaki no hizo más que sonrojarse como amapola.

    - pero si los tres llevamos el mismo traje, baka- le respondió entre susurros también él, observando fugazmente su atuendo de una camisa blanca bordada en hilos verdes y plateados y unos pantaloncitos cortos de un estilo bastante similar, al igual que los Shinobu y Ritsu, cortesía de los elfos.

    -no les digas…pero a ti te queda mejor

    Misaki rio divertidamente aun con sus mejillas coloradas.

    -bien, chicos, parece que ya es hora- la suave voz del monarca les despertó a todos de su quehaceres y prontamente se acercaron para quedar enfrente del rubio hombre de ojos azules. A sus lados izquierdo y derecho respectivamente, como siempre, se encontraban Isamu-san y Juro-san; y más atrás podían ver a algunos de los habitantes de esa aldea, quienes le sonreían amablemente. Misaki pensaba que curiosamente extrañaría ese lugar, le había traído bastante paz y noticias…felices su estancia allí.

    -ha sido un placer haberlos recibido en nuestra aldea- comenzó Kanaye-sama-sin embargo es hora de despedirnos para que ustedes puedan proseguir con el destino que deben cumplir. Espero sinceramente que tengan éxito en todas las misiones futuras de la vida y que…obviamente, cumplan con el “favor” que nosotros le solicitaremos como su paga-

    Los 6 chicos observaron una vez más la enigmática sonrisa, sorprendidos y tal vez algo nerviosos.

    -¿lo cumplirán, no es así?- susurró con una reluciente expresión en su rostro.

    -c-claro…haremos lo posible…les debemos demasiado…- exclamó midiendo aquello Ritsu.

    -bien…sin embargo, esto le corresponde a dos de ustedes solamente. Juro, explícales por favor

    -¿cómo?...- los muchachos se regresaban a ver entre nerviosos y expectantes.

    -Misaki, Akihiko- la suave vos de la elfo les hizo saltar en su lugar. La “nueva” pareja compartió una fugaz mirada antes de caminar lentamente hacia donde estaba la amable médico, la heroína de ambos.

    -¿sensei?- murmuró el ansioso oji-verde. Fuera como fuera si de algo estaba seguro es de que ellos no le los lastimarían…¿verdad?

    Misaki apenas fue consciente de cuando ella se había acercado tanto, hasta poder susurrarle al oído aquella petición que serviría como pago por sus servicios. Los ojos verdes temblaron, primero nerviosos y después confusos. Akihiko frunció el ceño, escasos centímetros más atrás, cuando vio los enormes ojos de su amor llenarse de lágrimas acompañado de un rostro notablemente pálido, negando levemente.

    Rugió, ignorando olímpicamente los llamados de sus amigos, más atrás. Llegando hasta su doncel de una sola zancada.

    ¡¿Qué le estaba diciendo Juro-san a su PROMETIDO?!...

    -¡Misaki!- el peliplatedo intervino inmediatamente encerrando al doncel en sus brazos, mientras este miraba desesperada y tristemente a la mujer- ¡Juro-san, ¿Qué significa esto?!- preguntó molesto por causar dolor a su pequeño doncel. La mujer, sin embargo le dedicó un gesto para que le restara importancia y ladeo su rostro sonriente, observando a su “príncipe”.

    -así que son dignos, he- exclamó vagamente Kanaye.

    -pero usted ya lo sabía, ¿no es así?, Kanaye-sama- exclamó ella.

    -¡¿de qué están hablando?!- exclamaba Akihiko aun enfurruñado por todo, al igual que los demás, sin obtener respuestas. Pero fue olímpicamente ignorado.

    -bien…que sepas que aún me parece interésate la primera idea, haz lo que te parezca mejor, Juro- el hombre sonrió a su mejor médico y miró aprobatoriamente a los 6 chicos –buena suerte, discúlpanos por lo reciente Misaki, despreocúpate, Juro te dará las verdaderas indicaciones. Misaki asintió algo perplejo aún. Usami frunció el ceño- …buen viaje a todos- y muy pronto se veía desaparecer por allí , antes de que los otros pudieran responder algo; dejando a todos terriblemente confundidos, pero dejaron pasar aquello.

    El extraño ritual se repitió, aun no comprendía porque aquello solo le fue confiado a Misaki. Esta vez la parecer la petición “verdadera” le hizo asentir repetidamente con el rostro tremendamente sonrojado, su rostro seguía luciendo sorprendido…la pregunta del siglo era… ¡¿Qué rayos le había pedido?!....

    -está listo- indicó así, Juro-san cuando parecía haber terminado sin problemas el tema con el doncel oji-verde- Misaki les contará de qué va todo esto, como sea, lo más seguro es que puedan considerar muy pronto saldada su deuda- rio graciosamente ella.

    -Juro-san…- reclamó en un tierno murmullo él sonrojado aludido. Prefirieron dejarlo tal como está…Misaki lo diría después.

    -ya es hora, se hace tarde- interrumpió seriamente el apuesto elfo con el nombre de Isamu. Todos asintieron y se apresuraron a despejar el área para que Shinobu pudiera tomar su “otra” forma. El rubio sonrió agradecidamente con el albino hombre frente a él…si el no les hubiera permitido entrar a Aki, de ninguna manera habrían sanado a Akihiko ni Misaki, ni Ritsu ni él hubieran recuperado sus poderes…le debían mucho.

    -¡muchas gracia por todo, sensei!...le estaremos siempre agradecidos- exclamó el rubio con una gran reverencia.

    -muchas gracias por todo…trataremos con fervor que cumplir con nuestra deuda lo más pronto posible, sea lo que sea- le imitó Ritsu. Todos reverenciaron profundamente a los dos personajes frente a él.

    Justo cuando el cuerpo de Shinobu empezó a irradiar una refulgente luz dorada, observaron no sin mucha sorpresa como el estricto elfo les devolvía levemente una reverencia acompañada de una sonrisa ladeada.

    Muy pronto el poderoso Dragón Dorado, que tanto fulgor había ocasionado en aquél camino casi intransitado, apareció en todo su resplandor. Agachó la cabeza y pegó el cuerpo el suelo. Misaki aún no superaba el ligero nerviosismo que le ocasionaba tener tan cerca al imponente animal, sin embargo los tranquilos ojos plateados que le miraban le dieron un poco de serenidad.

    Una exasperada sacudida indicó a los 5 muchachos que había llegado el momento. Dijeron adiós una última vez antes de subir cuidadosamente y partir hacia el… ¿último problema que les esperaba?...

    ***********************************************************

    Dejó escapar lentamente el aire que no sabía que había contenido.

    No era momento de ponerse nerviosos. No ahora, no cuando estás a punto de enfrentarte a un Concejo estúpido que tenía el poder de destruir un montón de vidas y esperanzas. Tragó saliva.

    -¿nii-san?, ¿estás bien?-

    Los ojos avellana parecidos a los suyos le regresaron al presente. Su pequeña hermana parecía preocupada, más atrás su madre lo miraba igual. Sonrió por ellas, y después se convenció para hacerlo por él. Asintió.

    El escudo de armas de Usami les dio la bienvenida. Hiroki nunca había sentido tan deprimente el tramo de la entrada del castillo a la principal, delante de los jardines. El carruaje al fin se detuvo, dando a entender que el “paseo” se había acabado. El cochero abrió la puerta, escuchó a su madre agradecer el gesto y ambas bajaron. Observó, a través de la ventanilla, un par de personas que discretas daban furtivas miradillas hacia ellos…parecían también ansiosas y algo “tristes” por lo que podrían suscitar las decisiones de las personas que intervinieran en este acontecimiento.

    -¿cariño?...ya es hora- escuchó la suave voz de su madre, quien tras del cochero, con la mano extendida hacia él para ayudarle, le miraba aun preocupada.

    -estoy bien, mamá. Hay que darnos prisa- respondió con una leve sonrisa. Bajó del carruaje agradeciendo también al buen hombre, quien acercó el coche a su sitio. Los tres caminaron lentamente hacia la entrada. Una sonrisa, al fin sincera, en estos últimos días afloró en su rostro al ver a los dos sujetos con una sonrisa nerviosa le saludan en la entrada del castillo, y sin poder evitarlo trotó y terminó corriendo a su encuentro, igual que el otro doncel.

    -¡Keiichi!... ¡nos tenías preocupados…idiota!- exclamó Hiroki una vez que estuvo abrazado al chiquillo. Luchando por no echarse a llorar allí, cosa que no pudo lograr el de cabellos claritos.

    -lo siento…- solo murmuró sin ser capaz de soltar aun al otro y riendo pícaramente. Los ojos avellana miraron también al otro chico tras Keiichi sonriéndole solemnemente. Soltó con lentitud al doncel para abrazarle también.

    -Haruhiko, qué bueno que te decidiste a tiempo…este baka ahora es tu responsabilidad- bromeó Hiroki dándole un leve golpecito al menor en el hombro.

    -¡oye!- reclamó un puchero el aludido, mientras los mayores reían.

    -te lo prometo. Todo saldrá bien…confió en ello- exclamó. La mirada gris de Haruhiko se centró intensamente en los ojos nerviosos y esperanzados de Keiichi, quien asintió sin recuperarse de todo del llanto. Y supo que su amor, en este mismo momento les estaba doliendo…mucho. Hiroki sintió en su pecho la ligera opresión…él también extrañaba muchísimo a Nowaki, y también quería que todo este problema se resolviera de la mejor manera. Fuera como fuera a terminar todo esto consideraba necesario que todos, o al menos ellos dos por ahora, supieran la nueva “situación” en la que se encontraba. Levantó su mirada hacia los enamorados frente a él, antes de despertarlos de su aparente pensamiento compartido.

    -chicos…creo…que tengo algo que decirles- exclamó bajito. Los otros le voltearon a ver extrañados y después serios al ver también la seriedad en el rostro.

    -¿sucede algo?- preguntó primero Haruhiko.

    -bien, les juro que lo que menos necesito es que armen un escándalo justo ahora, así que me justaría comentarlo con todos cuando todo esto pase, sea cual sea el resultado, ¿sí?- comenzó seriamente. La pareja, aun más expectante asintió repetidamente. Hiroki sonrió nerviosamente, mordiéndose un poco labios, atento a las reacciones de ambos cuando él lo dijera…- estoy embarazado…- y ellos no lo decepcionaron. Casi ríe al notar sus bocas exageradamente adviertas, al igual que sus ojos.

    -¡¡¿QUÉ ESTÁS EM…?!!-

    El grito de Keiich quedó inconcluso cuando su pareja tapó su boca. Hiroki agradeció con la mirada eso, a pesar de estar a punto de morirse de la risa.

    -bebé…no escandalo- murmuró Haruhiko aun en shock también.

    -¡¿Por Kami, cómo rayos?!...bueno si se cómo- comenzó Keiichi en completo estado histérico, emocionado y en pánico, murmurando entre grititos chillones- pero… ¡¿cómo se te ocurre?!....¡ho, Hiroki!....un bebé…¡Haru-chan, seré tío!. Oye Hiroki- deletreó ya con más seriedad- ¿quién es el padre?

    Ambos pares de ojos esperaban la respuesta. Hiroki sonrió nerviosamente.

    -¿no quieres adivinar?-

    Keiichi entrecerró los ojos con brazos cruzados. Un nombre llegó del golpe en su mente y resolvió todas las dudas en su cabeza…

    -¡¿N-Nowaki-san?!...- exclamó con voz chillona y casi incrédulo. Hiroki asintió con sus mejillas sonrojadas-¡Ho, Hiroki, maldito!, ¡un bebé con el príncipe heredero de los magos tritones!...¿¡cómo se lo ha tomado?!...¡¡¿Y Neji-san, no lo ha amenazado aun?!!... ¡¿porque si se hará cargo, verdad?!- exclamó lo último en un tono amenazante. Haruhiko solo sonreía divertido de ver a un Keiichi histérico y cambiante de mociones y a un Hiroki extrañamente sonrojado.

    -¡Calma!...no puedo contestar todo eso…- le interrumpió Hiroki sostenido las manos del menor, quien asintió con un puchero- solo te diré que nuestras familia ya están enteradas de todo. Su familia en Ayami está enloquecidamente contenta por la noticia. Y el vino a hablar con la mía a Kamijou…-

    -¡Ho, por Kami!...- gritó más sorprendido que antes.

    -y al parecer, le agrada a papá…- murmuró el oji-avellana con las mejillas encendidas. Keiichi volvió a lanzar un grito emocionado. Haruhiko rio más alto.

    -¡¿Qué tan serio es?!-

    -me ha pedido matrimonio…- le mostró el anillo plateado con la gema azul en el centro que escondía bajo su ropa.

    -¡¡KYAAAA!!...-

    El menor se lanzó a abrazarle de nuevo.

    -¿tú no dices nada?- preguntó Hiroki con un puchero fingido al varón frente a ellos. Él hizo una mueca, despegando suavemente a su pareja de Hiroki y le abrazó muy fuerte.

    -sabes bien que siempre me sentí orgullos de ti, Hiroki. Muchas felicidades. Supongo que ahora tenemos una razón mucho más grande para arreglar las cosas allá dentro, ¿no?- exclamó con media sonrisa, señalando con la vista dentro del castillo antes de proseguir y cambiar su gesto a uno más serio- es solo que me has preocupado un poco, no les perdonaré si por un disgusto les hacen daño a ti o al bebé- exclamó con el ceño fruncido.

    -ni yo tampoco…-agregó Keiichi de repente. Hiroki asintió agradecido con los ambos, permitiéndose soltar unas lágrimas aun sin separarse del chico que aun fungía como su “prometido”.

    -gracias…-

    -no tienes que hacerlo. Haru-chan cuidará de ti allá adentro…yo no tengo permitido entrar- exclamó entristecido Keiichi- pero no me moveré de aquí, estaré al pendiente de la llegada de…los chicos- murmuró. Hiroki asintió- creo que ya han llegado todos los vejetes eso- frunció el ceño- ¡andando!....se hace tarde- los apuró y casi gimió disconforme con toda la situación. Ambos “prometidos” asintieron a aquello. Los 3 se vieron intensamente en silencio por unos segundos…

    -¡mucha suerte!- Keiichi abrazó muy fuerte a Hiroki y enseguida se lanzó la cuerpo de su bello príncipe y besó apasionadamente los labios de su oji-gris- éxito…-murmuró en los labios contrarios. Haruhiko le regresó un corto beso en los labios antes de asentir, tomar la mano de Hiroki y dirigirse a la sala de reuniones. No les quitó la vista hasta que se perdieron en el largo pasillo.

    -lleguen pronto…- musitó Keiichi con una mirada ansiosa puesta en la entrada de Usami.

    *****************************************************

    La situación en otra parte, no era tan favorable, sin embargo.

    Decir que iban a viajar en dragón era una cosa; más realmente estar haciéndolo en este momento era algo completamente diferente, algo que estaba a un paso de ser extremadamente difícil, un poco imposible y quizás una pisca de descabellado. El hermoso animal en que se había convertido su rubio amigo era enorme, mas eso no garantizaba un viaje “extremadamente cómodo…”o tranquilo, en todo caso. Una de las razones era la obvia rapidez con la que se movían. Con Akihiko algo inmovilizado por el dolor y Misaki aun en recuperación fue algo más complejo acomodarse…pero lo habían logrado.

    Habían pasado 2 horas volando bajo los ardientes rayos del sol naciente y unos minutos después había comenzado lo más preocupante, el cielo se iba oscureciendo por tramos. Se estaba nublando. Las fuertes corrientes de viento le causaron muchos problemas a Shinobu, quien en su forma “dorada” revoloteaba inquieto, confundido, a pesar de haber estudiado con Isamu-san el mapa de su recorrido hasta el cansancio. Misaki vio en los ojos grises el tremendo pavor de encontrarse perdidos…y el cansancio en sus enormes músculos que se tensaban y destensaban bajo ellos…se mordió los labios preocupado…Shinobu estaba dando todo él.

    -n-no sé qué podemos hacer para ayudarte, Shinobu- se lamentó en voz alta y ansiosa, mientras acariciaba un costado del nervioso animal, quien pareció entenderlo tratando de relajarse. Masamune quien tenía el mapa en sus manos, parecía igual de confundido que el rubio.

    -parece que nos hemos desviado un buen tramo…lo siento, no sé dónde estamos- exclamó preocupado el oji-avellana. Frustrado fruncía el ceño, sin ser capaz de leer el mapa, el cual fue arrebatado gentilmente por Miyagi quien hacia su intento. Ritsu trataba de consolar a su pareja, mientras observaba también con angustia como pequeñas gotas de agua empezaban a caer sobre ellos.

    -¿no creen que sería mejor parar?...¿no necesitas descansar, Shinobu?- preguntó con preocupación al menor de todos Ritsu. El dragón negó, casi al mismo tiempo que Miyagi.

    -si deshace el hechizo justo ahora, puede que no vuelve a tomar la forma rápidamente- aclaró Miyagi. Ritsu asintió a aquello no muy convencido, al ver como la preciosa criatura casi jadeaba de cansancio.

    -¿e-entonces no podremos hacer nada?- preguntó entristecido Misaki, quien mantenía en sus brazos a Usagi, ambos cerca de Miyagi por cualquier cosa. El peliplateado no la llevaba muy bien tampoco, con tanto ajetreo, muy a pesar de Shinobu mantenía un movimiento ligero y firme, se habían abierto algunas heridas y el dolor le había “obligado” a descansar un rato en brazos de su hermoso doncel.

    -no quisiera pensar eso…- murmuró Ritsu apretando sus labios.

    ……

    El corazón de Shinobu palpitaba ansioso, nervioso. Tenía que hacer algo, si había una forma divina de salir de esto, esperaba que aconteciera ahora mismo…lo necesitaban. Necesitaban llegar ya. Cerró los ojos por un momento, tratando de invocar toda la paciencia y la calma que le habían faltado estos últimos años. Necesitaba paz para poder pensar en algo que los hiciera salir de allí. Diría que si era necesario pediría por “el poder del amor” una señal…pero aquello le parecía bastante cursi en muchas maneras…mas no pudo evitar pensar en su azabache capitán…seguro que si hubiera estado en su forma humana su rostro se hubiera acalorado por completo. Removió la cabeza quitando esos pensamientos de ella. Entonces abrió los ojos.

    Ladeó la cabeza confundido y curioso cuando un diminuto destello parpadeante en un tono rosa llamó su atención justo unos metros frente a él. Se movía rápidamente de un lado a otro…como si quisiera que le siguiera.

    Shinobu se preguntó si esa sería la señal que había pedido o simplemente el resultado de sus delirios. Pero se decidió por la loca idea de seguirle. Al menos eso era algo. Sus “tripulantes” apenas fueron capaces de sostenerse cuando él siguió con rapidez al veloz destello rosa, ignorando las quejas, preguntas y demás comentarios de su histérico público.

    -¿Shinobu-chin?- escuchó vagamente el murmullo de Miyagi; sin embargo se obligó a ignorar a todo lo demás y se limitó a seguir por un buen tiempo al punto rosado, el cual cada vez más estaba convencido de que se trataba de un animal…un insecto en todo caso. ¿era su agotado entendimiento…o realmente le estaban ayudando?...si era lo segundo, estarían tremendamente agradecido con ellos.

    Un par de horas pasaron. El sol abrazador de nuevo cubrió sus cuerpos. Shinobu ya sentía su cuerpo entumecido. Pero estaba casi seguro que faltaba solo un empujoncito…solo un poco más.

    -n-no puedo creerlo…-pareció escuchar la voz sorprendida de Miyagi algo lejana… ¿Qué sucedía?...-acabamos de entrar al reino…-

    La mejor noticia que había escuchado en los últimos días.

    Un gemido salió con alivio de su cuerpo, al mismo tiempo que escuchaba los gritos emocionados de todos. Su rosado guía parpadeó repetidamente antes de desaparecer en el aire. “Gracias”…Shinobu habría querido que el escuchara…

    -en un par de minutos llegaremos al palacio…-afirmó el mayor.

    ……………………

    Decenas de guardias acomodados a los alrededores de la entrada de Usami fueron testigos del impactante sonido del batir de las alas del poderoso “Dragón Dorado” hacer el amago de aterrizar justo en el jardín principal del palacio. Muchos con caras de espanto, pero con el atisbo de valor y coraje que les quedaba empuñaron sus armas para enfrentar a la infernal bestia.

    Más los que estaban más cerca y pudieron ver la escena, detuvieron con una señal aquélla desesperada acción.

    -¡bajen las malditas armas!, ¡ahora!

    No lo podían creer.

    -¡¿Capitán Yoo?!-

    Los murmullos no se hicieron esperar cuando el fuerte hombre bajó de un salto de la imponente criatura. Y cuatro personas más siguieron aquél ejemplo. Un vez que todo habían bajado del dragón, quién se había mantenido flotando muy cerca del suelo, este comenzó a brillar con una gran intensidad…todos los presentes habían contenido dolorosamente el aire, cuando el bello doncel, aturdido por el cansancio cayó laxo en los brazos del capitán, quien lo abrazó con delicadeza a su pecho.

    -Has estado fantástico, bebé. No te preocupes por nada más- expresó. Shinobu asintió con una sonrisa y le dirigió una agotada mirada grisácea, antes de desvanecerse en sus brazos. Todos miraban la escena impresionados y los otros cuatro chicos agradecidos.

    -¡POR KAMI!, ¡denme permiso!...¡hagan espacio, caballeros!- insistía un bello doncel que corría hacia ellos como si su vida dependiera de ello, empujándose entre los guardias que se habían quedado pasmados ante tal escena. Mune se alegró al verle y le abrazó con fuerza.

    -¡Keiichi, estás bien!-exclamó el mayor, sintiendo un peso desvanecerse en su pecho. Las lágrimas de Keiichi antes de entrar al bosque del recuerdo le abrían traído constantes pesadillas .

    -lo estoy, Mune, n-no saben que feliz estoy…me gustaría preguntar y responder tantas preguntas que no se imaginan…- miró a todos, a los que conocía y a los que no y sonrió nerviosamente- ¡pero es urgente que se den prisa!, Haru-chan y Hiroki llevan un buen tiempo metidos allí…no sé qué tanto han podido alargar esto!- comentó con preocupación. Haruhiko asintió y apresuró a todos para llegar lo más pronto.

    -no te preocupes- intervino Akihiko, quien era sostenido por Misaki y Mune en ese momento. Keiichi no tuvo muchos problemas en adivinar quién era-…las cosas regresaran a su lugar, porque estamos listos para enfrentarlos por completo- sonrió de lado, mientras afianzaba su agarre en la mano de su lindo oji-verde. Keiichi sonrió bobamente cuando vio la mirada que compartían esos dos. Asintió eufóricamente.

    El siguiente minuto fue el más estresante de toda la historia de las cerca de 15 personas que corrían, cual final de maratón hasta la sala de reuniones en el primer piso al fondo. Akihiko, Misaki y Mune hasta el frente, los últimos tratando de ayudar al oji-violeta a moverse más rápido aun en el terrible estado adolorido en el que se encontraba; seguido de Ritsu y un poco más atrás Miyagi quien corría con Shinobu en brazos; Keiichi que se negó a perderse la entrada del siglo y algunos guardias que les escoltaban hasta la “terrible habitación”.

    ……………………

    El ceño en la frente de Hiroki estaba a punto de estallar. O eso pensaba Haruhiko ,quien tenía una mano en el hombro del doncel.

    Como lo habían intuido. Esa gente tenía un nivel de estupidez impresionante.

    -¿entonces… “majestad”, nos vas a seguir haciendo perder el tiempo o vas a intentar hacer un acuerdo para salvar este reino?- Haruhiko había entendido muy bien la saña con la que escupía la palabra “majestad” el viejo.

    -un acuerdo dices…un acuerdo que favorece…¿a quién?, yo vuelvo a preguntarte, ¿con qué derecho vienes a exigirme un matrimonio para quedarte con las propiedades de MI familia?, ¿Qué tan sínicos pueden ser todos ustedes…- Hiroki miró con despreció a la decena de hombres sentado alrededor -que pretenden sentirse y vivir como la realeza sin haber luchado?...¿creen que tener sangre real tan solo es gozar de la riqueza, de las propiedad, de las atenciones?...¡¿CUANDO UNO DE USTEDES A PUESTO SU VIDA EN RIESGO PARA PROTEGER LAS DE SU PUEBLO?¡….un papel no te hace digno de nada- murmuró con rabia, mirando al hombre más viejo frente a él, que fruncía su ceño cabreado.

    Haruhiko tragó saliva. La respiración de Hiroki estaba errática.

    Los últimos minutos. Desde que entraron. Había sido un tumulto de comentario mordaces yendo y viniendo de ambos bandos. Era exactamente como se lo había explicado sus padres. Era el pacto más ridículo que había escuchado en sus 25 años de vida. Era prácticamente, todavía más ridículo, e ilegal que intentaran adelantar una boda, porque según… “no tiene caso esperar”. Hiroki se había encargado ya de decirles lo idiotas que eran, lo cobardes y como lograría destituirlos uno a uno…reconocía que era impactante, y ellos nerviosos habían tragado saliva. De ahí en adelante todos su comentarios eran sin base, estúpidos y recalcaban el hecho de que tenían que firmar el acta de matrimonio, que claro traían consigo.

    En la sala no estaban nadie más que los 10 hombres, la madre de Hiroki, los padres de Haruhiko, los reyes de Usami y nada más.

    -Tienen que firmar esos papeles, ya- exclamaba entre dientes el furioso hombre. Perdiendo el control y el fingido interés y respeto en que entablaban esa conversación.

    -bien. Lo haremos- respondió Hiroki como si nada, cruzando se brazos. Todos contuvieron el aire impactados y tanto el viejo como Haruhiko le miraron con cara de “¿de verdad?”- claro que firmaremos y llegaremos a un acuerdo de no haber cumplido con lo estipulado. Cuando sea el momento. Si eso es todo, pueden regresar dentro de dos años- exclamó Hiroki con su seca seriedad. Asuka y la madre de Hiroki por poco y no logran contener la risa, aún más cuando el pequeño y arrugado hombre avaricioso casi se consume de la ira cuando su rostro se coloreó en rojo.

    -¡MALDITO MOCOSO, INSOLENTE!

    -¡¿cómo te través a dirigirte hacía mi de esa manera?!...te recuerdo que eres tu quien está perdiendo el control, no puedes negar que en la medida de lo posible, no te he faltado al resto, señor- exclamó Hiroki mirándole con altiveza.

    El hombre saltó de su asiento, encabronado y avergonzado de que un muchachito le estuviera dando clases de modales. El resto de los hombres se levantó también.

    -¡es imposible tratar con ustedes!, ¡si no se llega a un acuerdo por las buenas, tendremos estas tierras de cualquier otra manera!....p-por el bien de los reinos, claro- musitó. Todos los presentes de la familia Usami fruncieron el ceño casi al mismo tiempo…los “invitados” tuvieron que admitir que la familia imponía, y mucho…

    -permítame señor, pero ¿he entendido bien?- interrumpió el padre de Haruhiko, Toshio, seriamente- ¿le está declarando la guerra a Kamijou?- levantó con perspicacia una ceja. El hombre se agitó en unos segundos…no sabía que contestar a aquello.

    -por que déjeme decirle, que ninguno de los muchachos o está sólo- comenzó Kyoko, la madre de Haruhiko - y si Kamijou entra en guerra, lamento decirte que Nakamura no se quedará con los brazos cruzados- decretó con una mirada terriblemente sería. Haruhiko sonrió, si ,sus padres no hablaban en vano.

    -yo…- el hombrecillo se había quedado sin palabras…

    - y obviamente, ya debería saber que la cabeza de la familia Usami jamás dejaría pelear sola a su familia. No tan solo el ejército de Usami sería enviado a Kamijou sino también parte de la guardia real- habló por primera vez Hitomi también.

    -¡ustedes no saben cuántos reinos pueden participar en su contra!- exclamó el hombre recuperando un poco de su cordura, si es que se le puede llamar así. Los monarcas y príncipes alertas se pusieron de pie también. Esa locura estaba llegando a demasiado.

    -¡una unión de reinos!, ¡fantástico!-.exclamó Hiroki con ácido sarcasmo- ¿qué harás cuando te den la espalda y se subleven en tus narices?, lamentablemente no eres un líder, ya te lo he dicho, no seas egoísta, condenarás a mucha gente. Hay muy pocos que puedan hacerle frente a los ejércitos de la familia Usami. No querrás imaginarnos, si quiera, a todos juntos… ¿quién se atreverá a enfrentarnos…en tu nombre?- escupió el ji-avellana.

    -firmen el documento de una vez- musitó el viejo regresando a lo mismo. Hiroki sonrió burlón. Casi…

    -me parece que mi respuesta sigue siendo no-

    -justo ahora, no estoy bromeando cuando te dijo que te despidas por las buenas de la propiedad. Vengo a negociar un acuerdo no una guerra- exclamó al final.

    Hiroki frunció el ceño, tambaleándose un poco en su lugar . Haruhiko observó detenidamente a Hiroki, se veía agotado…no por favor. Se preocupó un poco… ¿hasta aquí había llegado todo, entonces?...

    -¿estás bien?- murmuró el oji-gris en el oído de Hiroki. Este tardó en asentir. Un poco preocupado por el embarazo, Haruhiko le ayudó a sentarse en la silla. El silencio invadió la sala, todos miraban extrañados al castaño, menos su madre, ella se moría por ir al lado de su hijo y ayudarle, se mordió lo labios…no era el momento…no ahora.

    - me parece que ya vas a firmar- exclamó con una gran sonrisa el viejo. Hiroki frunció el ceño.

    -y a mí me parece que puedes largarte ahora mismo por donde viniste- exclamó aun dando guerra Hiroki, su rostro estaba pálido. Algunos miraban curiosos como se aferraba a algún collar escondido en el kimono azul que vestía.

    Haruhiko fue el primero en percatarse del excesivo ruido que se escuchaba a lo lejos. Su corazón palpitó con fuerza de pura expectación.

    -creo que ya no tienen nada más que hacer aquí- exclamó Haruhiko con media sonrisa.

    -¿por qué lo dices?- preguntó enojado el hombre sin entender nada.

    Muy pronto el ruido de grandes zancadas había llegado a sus oídos, todos se voltearon alarmados hacia la puerta. Guardaron completo silencio para escuchar todo.

    “abre la puerta ahora, soldado”

    “¡p-pero capitán!…justo en este momento….”

    “¡ahora!”

    “si, capitán”

    La puerta se había abierta de un portazo.

    Haruhiko casi gime de gusto dejándose caer en la silla, al mismo tiempo que Hiroki dedicó una mirada sonriente a los recién aparecidos. El resto contuvo el aire…

    -¡¿Quién rayos te crees que eres para interrumpir esta importante reunión, mocoso?!, ¿no ves que se trata del futuro del reino?- exclamó encolerizado el viejo por la interrupción. Tembló cuando el muchacho de ojos violetas le miró con un profundo cabreo irguiéndose en su casi dos metros para responderle.

    -Solamente soy Usami Akihiko, el heredero POR DERECHO al trono de Usami, y de ahora en adelante el futuro de mi reino no debe preocuparte, te lo aseguro-

    Carajo.

    .
    .
    .

    Continuará…
  15. .
    Hola Mely¡¡¡ :3

    Que alegría leer la actu de fic en este día tan estresante para mi¡¡
    Me ha encantado...¡pero que malos! y yo que pensé que ya estaban recapacitando¡¡
    ese Misaki es un pillo muuuuuuy celoso, espero que tengan su merecido¡. Que lindas
    vacaciones, yo necesito unas :´v .....en fin....xD.....espero que pronto encuentren a
    mi lindo Hiroki (o.o)/ pobrecillo :(, el tan lindo que es con los otros dos¡....ya quiero
    saber que sigue¡¡¡

    Sobre lo otro, gomene .-., sé que me he desaparecido por un rato, pero mis materias
    en la uni me han exigido demasiado u.u.....casi no duermo entre semanas e hiberno los
    fin de....x´D .....pero no te preocupes pronto me tendrás con la actu , ya voy por
    la mitad jejejeje...

    Nos leemos pronto, esperaré ansiosa tu actu¡¡, abrazos y besitos de zarzamora¡¡¡
    Misagi* *
1676 replies since 18/3/2012
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