Posts written by • Lluvisaki !~

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    SPOILER (click to view)
    Tranquila :3. Contesta cuando tú puedas.
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    Sus palabras me estremecieron. Era mi primera vez, pero ese rubio había hecho que viviera una de las mejores experiencias de mi vida. Al decirme que le volvía loco, automáticamente me acerqué más a él, le cogí del mentón con delicadeza y le besé en sus tiernos labios. Me separé y le sonreí de una forma muy erótica. -Volvería a hacértelo otra vez. Eres extremadamente encantador-. le dije, sonrojándome levemente.

    Solté una pequeña risa al ver su indisposición cuando se corrió, entonces, me pidió que lo desatase y actué de inmediato. Me acerqué a él de nuevo, y le fui quitando las cuerdas con cuidado. Podía sentir su aroma, dulce, sutil. Inspiré profundamente, y me reí. -Hueles demasiado bien, incluso de haber sudado tanto.- Terminé de quitárselas, y las dejé encima de la mesa. Me quedé un tanto pensativo. Acabábamos de follar (nota: siento si te molesta que utilice un lenguaje más coloquial, a mi parecer lo hace más real), estábamos cansados y saturados. No conocía a Alois de absolutamente nada, pero el rato que hemos pasado ha sido maravilloso. -¿Qué se supone que haremos ahora? ¿Cada uno irá por su lado como si nada hubiese pasado?- pregunté, directamente. Le miré con un aire serio, y algo preocupado. Me gustaría saber más del pequeño. Si me dijera ''aquí se acaba'', me sentaría mal, pero tampoco es para deprimirse. Al fin y al cabo, lo único que hemos hecho es compartir fluidos.

    Me rasqué la cabeza y sonreí un poco nervioso. Después me levanté, y empecé a vestirme. Creo que era hora de volver a casa.
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    El pequeño me estimulaba constantemente; da igual cómo, o con qué, creaba más calor que recorría rápidamente en cuestión de segundos todo mi cuerpo. Mi reacción, simple y honesta: jalarlo y aumentar mis movimientos. No podía dejar de mirar su pálida y bella cara, sonrojada por el esfuerzo y excitada por todo mi ''trabajo''... -Joder, está jodidamente cachondo- pensé, dejando escapar numeroso gemidos y suspiros por entre mi boca.

    Hacía el mismo ejercicio una y otra vez: le daba embestidas, observaba su rostro, le mordía el pecho, el cuelo, para finalizar besándolo apasionadamente y volver más rápida la acción. Estaba exhausto, notaba mi corazón latiendo a mil por hora, y la falta de aire era constante. Pero daba lo mismo, me importaba un comino, Alois tenía algo que me atraía tan brutalmente que no podía dejar de hacerle el amor, aunque me estuviera muriendo.

    -Alois... Estoy en mi límite. Eres condenadamente bueno en provocaciones-. expulsé, regalándole una traviesa y provocativa sonrisa. Pasados unos segundos, decidí hacer esto más divertido, así que levanté el torso del pequeño, acercándolo al mío, de manera que se quedaba sentado en mis piernas. Le di besos en el cuello de nuevo, y agarré su trasero con mis dos manos, acelerando los movimientos, y produciéndome mucho más placer.

    Me iba a correr, y por mucho que lo impedía, no podía evitarlo. Estaba a punto, y se lo hice notar dando toda la fuerza posible a las embestidas, para oírle gemir más y más. -Me voy a correr, Alois... A-ah...-. Apreté mis dientes y miré al techo, mientras solté un suspiro algo largo, indicando que por fin me había venido dentro del pequeño.
    Volví a la realidad, y me apoyé en su pecho cansado, agotado, sin fuerzas.

    Pero estaba feliz. Y tranquilo.

    Extremadamente tranquilo.
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    Una sonrisa se formó en mis labios. Al oír las palabras del pequeño, mi reacción fue seguir más, y más rápido. Sin parar. Lamía por donde podía, estimulaba cada parte de su cuerpo.

    Paré por un momento. Algo de nata se quedó en la comisura de mi boca. Lo relamí, con un toque muy erótico y sensual. Despuéz de esto, cogí las piernas del muchacho, y las coloqué en mis hombros. Le miré fijamente. -Quiero estar muy dentro de ti, Alois.- me acerqué a él, y le besé apasionadamente, jugando con su lengua.
    Segundos pasados, introduje mi miembro es un abertura sin piedad ninguna. Estaba tan excitado, que no podía entrar poco a poco. Solté un suspiro, y arqueé mi espalda. Empecé a moverlo dentro de él, cada vez más rápido. Entre gemidos, mientras le daba unas fuertes embestidas, masturbé su miembro erecto.

    Estaba en mi límite. Tenía calor, mi cuerpo se encontraba sudoroso, mis gemidos y suspiros eran cada vez más evidentes, a pesar de intentar callarlos. Susurré el nombre del mimado varias veces, mientras estimulaba sus zonas sensibles y le empotraba más y más.
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    Vi que el pequeño se puso su kimono y, sin decirme nada, se fue de la habitación. ¿A dónde se dirigía?

    Yo estaba muy excitado. Sentía adrenalina recorriendo mi cuerpo, con ganas de poder volver a hacer el amor con el mimado. La lujuria y el nerviosismo no me dejaban pensar con claridad, y lo único que quería hacer era devorarle. De forma salvaje, con un toque sutil.

    Vi a Alois entrar de nuevo a la habitación, y cuando le vi con el bote de nata, un hilo de saliva se escapó de entre mis labios, sólo pude sonreír y relamerlos de forma erótica. Se colocó a mi lado desnudo, y yo ataqué sin pensarlo. Decidí utilizar las cuerdas de antes para atarle las muñecas, dejándolas inmóviles.

    Ante eso, empecé a lamerle el torso mientras le masturbaba. Iba por todos los lados del cuerpo: por el torso, por las piernas, el miembro erecto, su cuello. Necesitaba comerme a ese pequeño. Sonreí, y entre gemidos, solté: -Tranquilo. Te comeré poco a poco, así podré disfrutar del festín.-
    Alargué el brazo y cogí el bote de nada colocado en la mesita. Lo agité de nuevo, y eché un poco por el torso y en el grande. Otra sonrisa. Después de eso, me acerqué y lamí por la zona donde había nata. Un suspiro salió de entres mis labios. Y empecé a masturbarme. Lo estaba disfrutando de verdad.
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    Poco a poco llegaba a mi límite. Mis movimientos eran lo más rápidos posibles, y mi mente estaba completamente nublada. Me sentía genial. Notaba cómo el pequeño realizaba esas acciones tan bruscas, cómo gritaba y gemía. Al oírlo, quería estar más dentro de él, y correrme. Estaba muy excitado.

    Pasados unos minutos, no pude contenerme, y cuando el mimado se corrió, me vine al momento. Todo mi esperma cubría su cavidad. Ante ello suspiré de manera satisfactoria, miré al pequeño y noté sus labios apoyados en los míos, derritiéndose en un dulce beso. Sólo pude sonreír y mojar mi boca con la lengua, como siempre hacía.

    Miré al pequeño fijamente. Una media sonrisa se formó en mi rostro. ¿Que qué quería hacer? Comérmelo. Me acerqué a él de nuevo y le besé apasionadamente, jugando con su lengua. Me separé, dejando un hilo de saliva entre nuestros labios.

    -Quiero comerte- le dije, entre susurros. Alcé un poco mis rodillas, de manera que el niño se acercase más a mí, pecho con pecho, y rostro con rostro. Le volví a besar. Y esta vez fue más duradero.
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    Lo único que podía hacer es mirar. Mirar sus gestos, cómo me acariciaba, lo sexy que era. Deseaba empotrarle fuertemente en ese momento, pero era frustrante el estar atado y así no hacer nada. De todas maneras, tenía su morbo, al igual que cualquier otro juego sexual.

    Susurraba su nombre, cada vez con más frecuencia. Mi mente estaba en blanco, toda la sangre se concentraba en un mismo punto. Mi respiración, como no, rápida, agitada, nerviosa. Las lamidas del pequeño estremecían mi cuerpo, arqueaba la espalda del placer mientras mis muñecas eran apretadas por los pañuelos.

    Gemía, gritaba, lamía mis labios. No podía decir otra cosa que "Alois". Salió de mí la precorrida, sonrojándome más por ese acto inesperado. Pero al parecer a él le dio igual, por lo que relajé más mi cuerpo. Un chute de placer recorrió mi médula al ver tragar el niño esa precorrida, haciendo que mis mejillas se calentasen y se dibujasen en ellas un tono rojizo intenso.
    Sentía que no podía aguantarlo, que iba a venirme. Pero, inesperadamente, el rubito comenzó a autopenetrarse, haciendo que un rastro de saliva saliera de mi boca y cayera en mi mentón.

    Empecé a mover las caderas al mismo ritmo que el niño mimado. Con rapidez, con fuerza. Quería que entrase todo, que gimiera más y se corriera. Con este pequeño acto de pasión, notaba mi límite, yendo velozmente sin parar, disfrutando en cada poro de mi ser. -A-alois... n...no aguantaré mucho m...más...- dije, con la voz entrecortada. Intenté sentarme o apoyar la espalda en el cabecero de la cama, para así poder agarrar al niño con las piernas y moverme con mucha más frecuencia. Quería oírle gritar, si más se podía.
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    Mierda, en verdad el niño estaba realmente sexy. Sabía que cada movimiento que él hacía era para provocarme, y por más que lo intentaba no podía dejar de pensar en las perversiones que le haría. Quería evitarlo, girar la mirada y no verle, pero era imposible.

    Empezaron a traer platos, y yo cogía algo de cada uno al ritmo de Alois. No paraba de hacer movimientos sugerentes que miraba inconscientemente. Me mordí mi labio inferior, teniendo más deseo de poseerlo de nuevo. Cogí un trozo de carne, cuando noto al rubito levantarse, indicándole que le siguiera. No me dio tiempo a reaccionar, así que fui conducido por él. Estaba nervioso, qué estúpido, ¿eh? Pero, técnicamente, ¿qué haríamos? Tenía curiosidad.
    Llegamos a su cuarto, como no, enorme y perfectamente equipado. Cerró la puerta, cosa que no me extrañó, y después me besó apasionadamente. Ante eso sólo pude soltar un gemido de placer, agarrándole con fuerza de la cadera.
    Después noté un empujón, su empujón, cayendo sobre la cama. Volvió a decir las típicas frases tan seductoras, provocando que mi miembro estuviera algo erecto.

    Pero, pasados pocos segundos... ¿Qué estaba haciendo? No lo podía creer. ¿De verdad me estaba atando? Esbocé media sonrisa. Lo que iba a pasar a continuación iba a ser muy entretenido. Miraba al niño mientras se quitaba su kimono, quedando completamente desnudo. Cuando se acercó hacia a mí, con esa pose y actos tan eróticos, mi miembro por fin se puso erecto del todo. Relamí mis labios con la lengua, dándole un toque más seductor al asunto. Estaba inmovilizado. No podía hacer nada, y eso me gustaba. Al notar su mano acariciando mi miembro sobre el pantalón, dije entre susurros: -¿A qué estás esperando? Vamos, sácame la ropa. Lo deseas.- un gemido escapó de entre mis labios, y un temblor recorrió mi espalda. Formé una media sonrisa en mi rostro. -ríe- No te escaparás de esta, enano- conseguí decir, con la voz algo nerviosa.

    Quería hacerle de todo en ese momento, y sin embargo no podía.
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    SPOILER (click to view)
    AGH. Ya estoy aquí. Siento tardar en contestar, ahora el Internet ya me funciona ;U;. A partir de ahora seguiré contestando con más regularidad ^^


    Las acciones del pequeño, tan sensuales y eróticas, me produjo una pequeña erección. Aunque, era tan mínima, que no se notó en ningún momento. Ante eso, le miré dulcemente, clavando mis ojos en sus labios. Necesitaba que la hora de la cena se pasase cuanto antes, y tenerlo en mí de nuevo.

    Vi cómo el rubito ojiazul se despedía de mí y salía de la sala. Me quedé solo, y algo nervioso y sonrojado. Giré la mirada y busqué al sirviente. Después de esto, con un movimiento de cabeza indiqué que me llevase al vestuario, y después sonreí. Segundos después, llegué a la habitación que me correspondía. Era enorme, incluso más que la sala en la que nos encontrábamos antes. Miré hacia todos los lados, familiarizándome del entorno.
    El miembro del servicio me dio las indicaciones necesarias para llevar la situación normal. Dónde estaban las prendas, el tocador, etc... Una vez dicho, el mayordomo salió del vestidor y me quedé solo. No quería arreglarme mucho, así que busqué ropas simples, pero bonitas a la vez. Al final me decanté por una camiseta grisácea y unos vaqueros pitillo, como a mí me gustaban. Éstos últimos eran negros y muy apretados, y al ser de compresión delgada, me quedaban bien.
    Fui al tocador, y prácticamente tenía el cabello en condiciones. Me arreglé algunos pelos que tenía sueltos y sonreí en el espejo.
    Eché un paso hacia atrás, me dirigí a la puerta, la abrí y salí del cuarto. El mayordomo seguía ahí.

    Después de eso, me llevó al comedor. Yo seguía perdido, anonadado por el tamaño de ese hogar. Minutos después, llegamos por fin. Abrieron las puertas dos sirvientas, y pasé. Mi boca, inconscientemente, se abrió. Era increíble. A continuación, giré varias veces para buscar al pequeño.

    Y ahí estaba.
    Con un simple kimono, dejando su pecho al descubierto y su pierna desnuda cruzada eróticamente. Lo miré fijamente y un rastro de sangre recorrió la comisura de mi labio. Esa escena era cómica. Lo limpié rápidamente, y sonrojado, me acerqué a él. Odiaba a ese niño. Hacía todo eso aposta para sacarme las cosquillas de esta manera. Tomé asiento, justo en frente de él. Crucé mi mirada con la suya, y sonreí como pude. -Eres un niño muy travieso, Alois- alcancé a decir, bastante nervioso y con la respiración agitada. Desvié la mirada y entre susurros solté: -A este paso no saldrás vivo de la cena-

    Sonreí tímidamente, y apoyé mi mentón en mis manos, mientras esperaba la cena.
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    Waaa, me gustó mucho tu fic. Espero la conti pronto. ¡Ah, y escribes genial!

    Bechitos. <3
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    Me preocupé de verdad por el pequeño. ¿Estaría bien de verdad, tal y como decía? No le di mucha importancia ya que poco después me besó dulcemente los labios. Como él sólo sabe hacer.

    Poco después apareció un mayordomo para preguntarnos qué queríamos de cenar. Después de la respuesta de Alois, yo miré hacia la puerta donde se encontraba el hombre y dije:

    -Preferiblemente carne. Lo demás no me importa- dije, algo serio. Después de eso, el mayordomo procedió a salir del cuarto de baño. El niño mimado ya había salido de esas aguas tan tranquilas, y observé detenidamente su piel y su cuerpo mientras se secaba. desvié la mirada y la dirigí hacia el techo. Me hundí un poco más en el agua y solté un suspiro.

    De alguna forma quería romper el silencio. Pero no sabía de qué hablar. Al notar cómo me iba hundiendo poco a poco, me senté correctamente, para después proceder a salir de la bañera. Cogí un albornoz del armario como me indicó el pequeño. Era muy suave y confortable. Después de estar unos segundos con la mirada perdida, me giré y me centré en Alois. Era tan mono, y sus acciones tan inocentes... Me acerqué a él por detrás y agarré su cintura con firmeza y lo acerqué a mi cuerpo. Su cabello rozaba mis labios, y no pude evitar el olerlo. Una media sonrisa se formó en mi rostro.
    Para después de esa acción tan dulce, metí inconscientemente mi mano en su albornoz, y acaricié su pecho. Lo aferré más hacia mí y bajé para lamer su cuello. Acto seguido, dije con voz seductora:

    -Tu olor... Me llena de placer.- un pequeño suspiro se escapó de entre mis labios, y volví al cuello del chico para volver a lamerlo.
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    Okami-chan

    Waaa, siento la demora, tuve que esperar a conectarme al ordenaodr ;-;. ¿Cómo estás? ¿Qué tal Japón? Recuerda las fotos e.e

    Bueno, respecto a tu pedido, hice lo mejor que pude. Espero que te guste, y si quieres algún cambio sólo dímelo.

    Portada fb

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    Te quiero musho musho musho musho. Bye bye <3
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    Notaba cómo el pequeño se sentaba en mis rodillas, y mientras decía algo muy seductor, produciéndome de nuevo pensamientos impuros, lamió mi oreja. Noté el escalofrío que me recorrió por todo el cuerpo, y ante eso sólo pude soltar un gemido y sonreír de forma pervertida.

    Después de eso, la sirvienta estaba ahí asomada, queriendo decir que el baño ya estaba listo. O eso supuse.
    Reí de nuevo, y me levanté, siendo conducido por Alois hasta el aseo.

    Al llegar, sólo pude quedar perplejo por la inmesidad, por el gran cuidado, y por esos muebles tan lujosos y limpios. Era increíble, como si de un cuadro se tratase.

    Bajé la mirada y observé al pequeño. Se estaba desnudando, y de una forma muy seductora. Me sonrojé con rapidez, y desvié mi mirada.
    Después el niño mimado se metió en el agua, mirándome. Yo me acerqué, y rocé el agua con mis dedos. La temperatura era buena. Me giré y empecé a desnudarme, dejando en primer plano mi espalda. Una vez hecho, tapé mi zona íntima y me metí en el agua, al otro extremo de donde se encontraba Alois.

    Al sentarme en la bañera solté un pequeño gemido de placer. -Qué bien se siente. No tiene comparación- dije, con la voz muy relajada.

    Cerré los ojos por un momento, e intenté estirar mis piernas, pero tuve mala suerte y di en el costado del niño. Me percaté en seguida, levantándome y acercándome a él. Acaricié con una mano la zona donde le había dado.

    -L...lo siento. ¿Estás bien? ¿Te he hecho daño?- pregunté, algo preocupado.
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    Alois era tan bonito. No podía parar de sonreírle. Sus actos me producían mucha ternura.
    Notaba cómo el pequeño se apoyaba en mis rodillas y me besaba. En ese momento, un chute de felicidad recorrió mi cuerpo. Reí un poco, algo nervioso.

    Después alumbró de nuevo el gran cuarto. Cuando abrió la puerta, una sirvienta estaba ahí, algo nerviosa. Yo me eché unas carcajadas. "Malditas fujoshis" pensé con algo de comedia.

    Poco rato pasado, me percaté de que el pequeño se había sentado a mi lado, proponiéndome alguna pregunta interesante. Me acerqué a él, al punto en el que tenía que apoyar mis brazos en el suelo para no caerme encima de Alois. Sonreí de forma satisfactoria, y acaricié su mejilla con mi respiración algo agitada. -¿De verdad piensas que te dejaré dormir?- pregunto, con aire de seductor. Pero afirmé al momento. Quería dormir con ese niño.

    Después me levanté del suelo y estiré mis brazos. Un bostezo salió de entre mis labios. Bajé la mirada buscando el rostro de Alois. Le sonreí y dije algo nervioso... -¿Cuánto más hay que esperar para el baño? Tu sirvienta fujoshi es algo lenta- dije con tono de burla. Ni siquiera iba a avisar a mis padres del acontecimiento antes propuesto por el pequeño. Ahora sólo quería estar con él y nada más.
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    Estaba llegando a mi límite. Mis eran gemidos más abundantes, y el placer abismal.

    Notaba cómo el pequeño me rodeaba con todas las extremidades de su cuerpo, haciendo que mi miembro e introdujese más profundo. Ante eso, solté un gemido y le lamí los labios, mientras mis embestidas eran más rápidas y fuertes. No podía contenerme, era una bestia.
    El niño mimado me acarició la espalda, y después arañó mi piel. El dolor no fue nada comparado con la satisfacción que sentía mi cuerpo moviéndose al ritmo de mis jadeos. Alois gritaba, gemía y gozaba de verdad, creando más ganas por mi parte de darle más embestidas y empotrarle fuertemente. Sonaba tan brusco eso último.

    Junto a sus acciones, y a esa frase tan erótica, lo acomodé de nuevo en mis hombros y le di más fuerte. Me iba a correr en muy poco, cuando noto que el pequeño se me adelantó. Me miró con éxtasis y placer. Yo solo pude sonreírle de forma seductora. Me acerqué de nuevo a sus labios y los lamí. -Tranquilo- dije- me falta poco- afirmé, con la voz entrecortada.
    Volví de nuevo a su torso, y lamí el semen que había en él por su corrida. Era el último momento, y lo iba a aprovechar. Le di unas cuantas embestidas, resonando en todo el cuarto. No paré ningún momento, y cuando me iba a correr, grité el nombre del pequeño. Notaba con mi semen salía y salpicaba en su entrada. Saqué mi miembro, y lo único que pude hacer es sonrojarme. -A-alois... Siento haberme corrido dentro.- alcancé a decir. Me senté en el suelo y tapé mi rostro avergonzado, no si antes ponerme mis pantalones y mi ropa interior. Miré a Alois, e hice lo mismo con él, vestí sus bonitas y delgadas piernas, dejando el torso que tanto me hipnotiza.

    Me volví a sentar y sonreí satisfactoriamente. E-esto... Gracias- susurré con dulzura.


    Edited by • Lluvisaki !~ - 3/1/2015, 04:51
1116 replies since 31/12/2012
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