Shogun MarAce (entre otras) Nc-17

(MarcoxAce MihawkxZoro ShanksxLuffy KiddxLaw)

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  1. Sylvers Jusace
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    Ren: Si, esta historia sigue en pie, y todas las demas mias por supuesto XD si hay algo que odio profundamente es empezar algo que me gusta y no acabarlo... muchas gracias por comentar, siempre es un placer verte por aqui y lo digo en serio XD y lo de las actualizaciones... pensaba actualizar cada semanna pero como me imaginaba, e perdido la cuenta de los dias por culpa de mis dibujos y el Deviantart asi que me parece que van a ir cayendo contis mas seguido XD Espero que tu tambien estes bien^^
    Yaoi-life: muchas gracias en serio, me anima mucho que os guste este fic tan raro (como todos los mios XD como yo soy rara pues ellos tambien XD)

    Bueno... tras varios dias de nerviosismo por que llegue mañana... (Aizen... Kira... figuritas.... *babeando*) por la conti aki la subo XD fans del MiZo, en este capi tendres una sorpresilla^^ quereis saber mas del encapuchado?? tranquilos, saldra en este capitulo XD quereis ver a Marco y Ace en plan "Reencuentro" tmb sale XD y sin mas tonterias aki subo el capi^^



    Shogun, Capitulo 3



    En el castillo de los Monkey, Zoro entrenaba junto a su maestro, Mihawk, los dos jóvenes Monkey, Ace y Luffy, se encontraban estudiando junto a sus damas de compañía, Nami y Vivi, y la profesora de estos dos, Dadan, una mujer grandota, de mal carácter y poca paciencia, así que Zoro aprovechaba esos ratos para entrenar. Mihawk utilizaba una espada en forma de cruz y de color negra y Zoro utilizaba el Santoryu, o arte de las tres espadas.

    Zoro jadeaba a causa del esfuerzo del entrenamiento, Mihawk lo sometía siempre a unos entrenamientos intensos bajo el pretexto de que un buen guardaespaldas debía ser capaz de proteger a su señor, y Zoro tenía a Luffy bajo su cargo, así que debía saber como pelear y como proteger a su señor. Mihawk se abalanzó hacía delante con la espada en alto dispuesto a atacar al joven quien se preparó para recibir el impacto de la espada. Estaba cansado, pero no demostraría ningún signo de flaqueza y menos delante de su maestro, cerró los ojos, concentrando la poca fuerza que le quedaba para parar el golpe y contraatacar, pero el golpe no llegó.

    - Será mejor que descansemos un poco – dijo Mihawk bajando la espada justo delante de Zoro.

    - ¿Eh? – Zoro abrió los ojos sorprendido. Luego frunció el entrecejo - ¿Por qué?

    - Estas temblando – dijo Mihawk mirándole las piernas

    - ¡No estoy temblando! – se quejó Zoro – mira…

    Intentó avanzar un paso, pero perdió el equilibrio, sus tres espadas cayeron al suelo y él se inclinó peligrosamente hacía delante. Mihawk abrió los ojos y se dispuso a coger a Zoro antes de que este cayera al suelo, así que el joven acabó entre los brazos de Mihawk.

    - Ves como estas cansado… - dijo el moreno

    Zoro gruñó en señal de enfado. Mihawk cogió al muchacho por el brazo, haciéndolo sonrojar ante el contacto con la suave pero firme mano del mayor, y lo llevó a la sombra de un árbol. Allí lo hizo sentarse contra el tronco, luego se sentó a su lado, mirando el cielo.

    El peliverde se sentía indignado, quería mostrarse fuerte y valiente delante de su maestro, hacerle ver que era un buen alumno y que se dejaba la piel por complacerlo en las clases, pero sin embargo siempre acababa reventado. Pensaba que quería ser más fuerte y así poder proteger a su señorito Luffy, pero sobretodo lo que quería era impresionar a Mihawk, quería que le dijera que lo estaba haciendo bien, y que le sonriera, sobretodo esto último, que le sonriera. Miró a Mihawk, este tenía sus ojos dorados puestos en el cielo, y parecía inmerso en sus pensamientos, Zoro deseaba que lo mirara, que mirara como entrenaba, como se esforzaba y como derramaba sudor por aquello en lo que le gustaba a los dos. De alguna manera, no lograba recordar nada de lo que pasó diez años atrás, solo sabía que su casa había sido quemada y sus padres muertos, desde entonces no había confiado en nadie, hasta que empezó a conocer a los dos señoritos… y desde que Mihawk era su maestro. Zoro confiaba plenamente en el moreno, estaba dispuesto a entregarle su vida y a matar por él, como también lo estaba para protegerlo si se diera el caso, hubo un momento en que pensó, que, aunque tuviera a Luffy y a Ace, sin Mihawk ya nada tendría sentido.

    - Maestro, ya podemos continuar – dijo Zoro poniéndose en pie con dificultad.

    - No, por hoy se acabó – respondió Mihawk mirándolo con sus penetrantes ojos dorados, normalmente fríos y carentes de emoción, pero ahora relajados y con una chispa de alegría.

    - Buff… - bufó Zoro molesto

    Mihawk sonrió, adoraba ver a su joven aprendiz así.

    - No es bueno forzarte tanto jovencito

    Zoro lo miró desafiante, pero Mihawk no cayó en la trampa sino que se quedó perdido entre los ojos negros de Zoro, mirándolo casi con dulzura.

    - Guárdate tus energías para proteger al señorito Luffy – Zoro puso los ojos en blanco – Ven aquí conmigo y medita, te irá bien – añadió

    El peliverde le hizo caso y se sentó de nuevo junto a él, cerró los ojos y se dispuso a meditar, Mihawk lo miraba de reojo y una pequeña sonrisa en sus labios. A medida que fueron pasando los segundos, Zoro empezó a dar cabezazos, Mihawk sonrió anchamente y poniéndole una mano en el hombro a su aprendiz lo atrajo hacía él, apoyándole la cabeza en su pecho, Zoro estaba completamente dormido.

    - Creo que nunca llegaras a conocer la meditación – le dijo a Zoro, aunque sabía que estaba dormido.

    Miró al joven Zoro y sus mejillas se bañaron con un suave tono rojizo, desvió la mirada de Zoro y luego, sintiéndose extraño, empezó a acariciar el brazo del peliverde por encima de la manga del quimono. Su corazón empezó a descontrolarse sin poder hacer nada por evitarlo, volvió a mirar a Zoro “¿Por qué me haces hacer esto?” pensó confundido, después acercó su cara a la cabeza del joven cerrando los ojos, dispuesto a besarle los cabellos, pero el ruido de unos cascos de caballo interrumpieron su propósito, alzó la cabeza y frunció el entrecejo intentando descubrir por el sonido cuantos eran. Sus ojos volvieron a mostrar la frialdad de siempre, perdiendo la ternura con la que miraba a su joven aprendiz.

    Por el ruido de los caballos Mihawk descubrió que eran tres jinetes. Cargo a Zoro a su espalda y salió disparado hacía donde estuvieran sus señores, ahora se encargaría de protegerlos a los tres, a Ace, Luffy y… a Zoro.



    - La leyenda cuenta que la princesa Vega solo puede reencontrarse con su amado Altair una vez al año, el día siete de Julio, y para poder verse han de pasar por el río que los separa, es decir, la vía Láctea… ¿me estáis escuchando? – preguntó Dadan, la nana-maestra de los niños

    - Si – respondió Ace apoyando la mejilla en su mano – que los dos solo pueden verse un día al año.

    - Bien… ¿Luffy?

    - ¿Qué? – preguntó este

    - ¿Cómo se llamaban los dos de la pareja? – preguntó Dadan

    - Ni idea – respondió anchamente

    - ¡¡Pues haber si me prestas más atención!! – gritó la mujer

    Ace puso los ojos en blanco y se dispuso a mirar por la ventana, al hacerlo, vio tres jinetes que llegaban a la puerta principal del castillo “¿Quiénes son?” se preguntó con curiosidad. De repente el shoji se abrió y Mihawk entró con Zoro en brazos.

    - ¿Qué ha pasado? – preguntó Luffy con preocupación

    - Nada mi señor, Zoro solo está descansando – respondió Mihawk

    - Mihawk… - dijo Ace - ¿Quiénes son los que acaban de llegar?

    - No lo se señorito Ace – respondió Mihawk dejando suavemente a Zoro en el suelo, lo miró por unos instantes con ternura sin darse cuenta y después volvió a ser el de siempre – pero sean quienes sean los protegeré señoritos, no se preocupen.

    Dadan escuchaba atentamente, y con disimulo, se llevó la mano a la parte trasera de su obi marrón, donde tenía una pequeña daga escondida por si se daba el caso. Ace y Luffy miraban por la ventana intentando distinguir a los visitantes, pero estos ya habían entrado dentro, Mihawk estaba al lado del shoji con la mano en la empuñadura de su katana, dispuesto a desenvainarla en cualquier momento. Esperaban a cualquier cosa, a un ataque, o a que alguien los avisara, lo que sucedió fue esto último, la puerta corredera se abrió y Mihawk sacó su katana de la funda en un rápido movimiento, dejándola justo en la garganta de la persona que acababa de abrir la puerta.

    - Soy yo, Makino – dijo la muchacha sin miedo alguno.

    Mihawk bajó la katana y la guardó en su funda, Dadan retiró la mano de su obi

    - Makino-chan, ¿Qué es lo que sucede? ¿Quién ha venido? – preguntó Dadan

    - El señorito Marco junto a su guardaespaldas y un mensajero – respondió la joven – señorito Ace, el señor Garp me ha mandado a buscarlo.

    Ace tenía los ojos abiertos por la sorpresa, uno de los que había visto era Marco… desde el primer día que lo vio, diez años atrás, no había vuelto a verlo y el saber que ahora se encontraba a escasos metros de donde estaba él, hacía que su corazón latiera con más rapidez sin saber por que.

    - Esta bien, vayamos – dijo dirigiéndose a la puerta e intentando aparentar normalidad

    Mihawk dudó en que hacer, si ir con Ace o quedarse con Luffy y Zoro, ahora que este estaba dormido. Dadan le señaló que fuera con Ace, y ante la mirada de Mihawk se llevó de nuevo la mano al obi y sacó la empuñadura de la daga. Mihawk asintió y le echó una rápida mirada a Zoro, por alguna razón le preocupaba dejarlo solo, igual que a su señor, aunque sabía que con Dadan estarían a salvo. Salió detrás de Ace y cerró el shoji. Makino los llevaba a la sala principal del castillo, donde seguramente estarían los invitados, Ace caminaba nervioso, no por lo que los invitados habían venido a hacer, sino por Marco, todavía recordaba esos ojos negros tan fascinantes mirándolo con un odio extremo, y se preguntaba cuala sería la reacción de este al verlo.

    Llegaron a la puerta y Makino la abrió suavemente, se inclinó y después se apartó para dejar paso a Ace, este entró con el corazón en la boca, se inclinó ceremoniosamente y después buscó a Marco con la mirada. Lo encontró sentado frente a su abuelo, y cuando Ace lo vio su corazón se detuvo por unos instantes. Marco vestía con un quimono sencillo de color azul, el cuello del quimono dejaba al descubierto una parte del pecho del rubio, y Ace lo miraba con un sentimiento que lo embriagaba. De repente se encontró con esos ojos negros, y se sobresaltó, no lo miraban como la primera vez que se vieron, pero sin embargo… esta vez había resentimiento y rencor.

    - Ace siéntate – dijo Garp

    Ace salió de su pequeño trance y se sentó en uno de los cojines verdes que había. El moreno miró otra vez a Marco, entonces se dio cuenta de que sus facciones eran las de un hombre y no las de niño que él recordaba, en su mandíbula había una barbita que le daba un aspecto verdaderamente sexy a los ojos de Ace, el quimono medio abierto, aparte de mostrar parte del pecho del rubio, dejaba a la vista un cuello y parte de unas clavículas bastante apetecibles.

    - Bien – dijo Garp contento – Ace, ya se ha decidido la fecha del compromiso oficial

    Las palabras de su abuelo devolvieron a Ace a la dura realidad, su corazón se encogió y su cara se puso pálida.

    - ¿Cuándo? – preguntó intentando mostrar serenidad

    - El mes que viene, la segunda semana – contestó el anciano con una sonrisa

    Ace se obligó a sonreír y a mostrar alegría, aunque por dentro se sintiera destrozado.

    - ¿Estas contento? – preguntó Garp sonriendo más todavía al ver la sonrisa de su nieto.

    - Si – mintió Ace – lo estoy

    - ¡¡Bien bien!! – exclamó el anciano - ¡¡Esto es motivo de celebración!! ¡¡Que traigan sake!! ¡¡Y esta noche habrá una cena especial para nuestros invitados!!

    Unas sirvientas trajeron sake y otras se dispusieron a preparar la cena.

    - Si no le importa – empezó Marco – nos gustaría descansar un poco

    Ace sintió un escalofrío al escuchar la voz de Marco, ya no tenía esa vocecita que el moreno recordaba, ahora se había agravado, era claramente la voz de un hombre, se sonrojó de mala manera al oírla.

    - Si claro, os prepararemos una habitación. ¿Pasareis aquí la noche verdad? Sería un honor…

    - Si no es mucha molestia si – respondió Marco

    El moreno sonrió al pensar que tendría a Marco bajo su mismo techo y sintió como su corazón empezaba a latirle anormalmente. Marco se inclinó con una profunda reverencia y después salió de la habitación, seguido de su guardaespaldas Jozu y el mensajero, Haruta, quien lo miraba todo con un vivo interés. Ace se quedó mirando como Marco salía de la habitación y después se sobresaltó cuando su abuelo empezó a hablar.

    - Las cosas marchan bien, marchan bien – dijo bebiendo sake – Makino-chan por favor ve a llamar a mi queridísimo amigo.

    - Si, señor – contestó Makino y luego con una inclinación salió de la habitación.

    El moreno se preguntó quien sería ese famoso amigo del abuelo, miró al anciano, que vaciaba su tacita de sake con alegría. Garp se dio cuenta de que su nieto lo estaba mirando y con un gesto de mano dijo.

    - ¿Nos vemos después Ace?

    Eso era una clara despedida, su abuelo no lo quería allí mientras estaba con ese hombre.

    - Si, por supuesto – contestó con una ligera inclinación.

    Se levantó y Mihawk se dispuso a seguirle, cuando fue a abrir el shoji, este se abrió de golpe dejando ver al invitado de su abuelo, era el mismo hombre con el que Luffy había chocado cuando Ace estuvo persiguiéndolo por el jardín. Como ese día, llevaba su inseparable capa y su capucha, que le cubría casi toda la totalidad del rostro. Ace se sorprendió pero el hombre retrocedió, se inclinó y le dejó paso sin decir una sola palabra, el moreno se lo quedó mirando hasta que el hombre entró dentro de la habitación.

    - Bienvenido – dijo Garp con una sonrisa al entrar su invitado – siéntate y ponte cómodo, hay cosas que contar.

    - ¿A ocurrido algo que esperabais? Lo veo feliz señor – respondió el individuo.

    - Si si, respondió Garp - ¿Tanto se me nota? ¿Quieres sake?

    - Por favor

    Makino le sirvió una tacita de sake al hombre de la capucha. Este le sonrió agradecido y la aceptó.

    - Bueno… - dijo Garp – al fin ha llegado el mensaje que tanto esperaba… aunque supongo que ya lo sabrás…

    El individuo sonrió.

    - La ceremonia oficial será el mes que viene, la segunda semana, para entonces mi familia y yo iremos al castillo de Barbablanca a formalizar el matrimonio.

    El hombre bebió de su tacita y esperó a las órdenes que le diera su señor.

    - El viaje durará dos días, parándonos a descansar en alguna aldea por la noche… entonces…

    - ¿Si? – inquirió el individuo.

    - Cuando la formalización se haya echo y volvamos aquí… harás tu aparición.

    El de la capa abrió los ojos desmesuradamente.

    - ¿Salir yo a la luz? ¿Por qué mi señor?

    - Por que la noticia se extenderá como la pólvora, y muchas familias de otros Daimyios estarán en contra de esta unión, ninguno de ellos se atreverá a contar con atacar a la familia de Barbablanca y…

    - ¿Por qué señor? – preguntó el hombre

    - Pues por que es Shinpan, tiene relación directa con el Shogun, o más bien tenía… por que el Shogun Roger ha muerto… pero aún así, ningún Daimyo listo lo atacará. Sin embargo, mi familia, aunque goce de la gracia del Shogun, es Tozama, y no tendrán ningún reparo en atacarnos e intentar matarnos, así que quiero la máxima seguridad. Pero solo te descubrirás tú, ninguno de tus otros hombres ¿entendiste?

    - Si, señor, entendí – respondió el de la capa.

    - Por supuesto nos acompañaras durante el viaje de ida, pero no te dejes ver. No se por donde pueden haber espías y no me fío…

    - Como ordenéis señor. Será un honor protegeros a usted y a su familia.

    Garp soltó una carcajada y pidió que le llenaran su tacita de sake y la de su invitado.

    - Esto marcha bien… y se cumplirá la voluntad del Shogun Roger… - dijo Garp hablando libremente, ante su hombre no tenía nada que ocultar, pues le confiaría hasta su vida – tal y como se prometió… - continuó moviendo su tacita y mirando la bebida con la mirada perdida en sus recuerdos.

    El hombre lo escuchó pero no dijo nada, solamente se repetía en su cabeza una y otra vez las palabras de su anciano señor. “¿Salir a la luz? ¿Sería eso conveniente para mí?” se preguntó con tristeza y un ligero temor. Desde que era bien pequeño siempre había vivido ocultándose de todo y de todos, y ahora, el salir a la luz de nuevo, el mostrar su cara al mundo, le provocaba nerviosismo y al mismo tiempo, temor y angustia. No sabía cuala podía ser su reacción o la reacción del mundo ante él.



    Ale... aki se queda de nuevo XD raro rarisimo?? lo se, asi soy yo XD quien sera el ombre encapuchado?? (si vale, algunas lo sabeis ya XD)pk piensa eso?? O.O me aveis pegado las preguntas XD solo digo que.... me encanta Ace, me encanta Marco me encanta todo y disfruto muchisimo con este fic^^ espero transimiroslo a vosotros^^

    Os quiero y gracias por leer!!!!!!!
     
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228 replies since 27/7/2011, 18:28   14560 views
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