BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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  1. 290589-kaname
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    Capitulo 19
    Conspiración



    Sirius
    Recorrí con la mirada la ahora estancia vacía de la sala de los Weasley. Ellos se veían tan normales, tan humanos, que nunca pensé que fueran Katagaria.
    Aun recuerdo la primera vez que escuche esa palabra “Katagaria”. James y yo estábamos investigando un caso en un pequeño pueblo al norte de Inglaterra. Se escuchaban rumores sobre desapariciones y asesinatos. Pero en esa época todos creíamos que eran obra de Voldemort.
    Cuando llegamos allá, nos encontramos con toda una manada de lobos. Ellos eran algo que jamás había visto. Sus poderes estaban mas allá de mi imaginación, nunca pensé que algo así existiera.
    Aquellos Katagaria se estaban enfrentando a todo un clan de lobos Arcadianos en medio de un pueblo de muggles.
    Para mi sorpresa, ellos no eran como nosotros que borrábamos la memoria de aquellos inocentes que nos habían visto, los Katagaria literalmente los exterminaban.
    James y yo sobrevivimos de puro milagro. Todo fue gracias a que yo tenía la habilidad de transformarme el lobo. El líder del clan, Fury Katalakis, se apiado de nosotros y nos dejo ir. Nuestra magia no hacia nada contra la de ellos. De cierta forma, les temía pero también les respetaba.
    - Oh, Sirius, que bien que estés aquí. Es una pena que no puedas andar libre por donde quieras. – me dijo un poco decaída Molly mientras entraba presurosa por la puerta de la cocina.
    - Si es una lastima –conteste, tratando de no ser reacio ante la situación.
    - ¿Te encuentras bien?- al parecer si se dio cuenta.
    - Si, si, es solo que… -dude, ¿Qué pasaría si le contaba sobre esta situación y me rebanaba el cuello por haberme acostado con su hijo pequeño? ¿Pero que mas? Tenía muchas dudas y solo ella podría contestarme. – Molly… hace unos años, James y yo nos encontramos con personas muy curiosas.
    - ¿A si? –Molly saco su varita para preparar un poco de te.
    Esto se estaba volviendo más difícil de lo que creía.
    - Molly, ¿Qué sabes tu sobre los Katagaria?
    Vi al instante como su semblante se volvía lívido y como ponía una actitud mas ofensiva.
    - No se de lo que estas hablando. –me contesto bruscamente - No se nada sobre eso.
    - Molly…Alguien me dijo que ustedes pueden ayudarme. –mentí.
    - ¿Ayudarte? ¿A si? ¿Quién? Además…
    Entonces noto que tenía la mano vendada. Se acerco a mí y la tomo con un poco de brusquedad y descubriendo la marca de emparejamiento.
    - Esto es… -comenzó.
    - Si, es una marca de emparejamiento.
    - Y con un león. – me miro de manera extraña, una mirada de sospecha.
    - Si, bueno… - la marca tribal con forma de león era realmente reveladora.
    - ¿Hace cuanto que te salió la marca?
    - Casi una semana.
    - ¿Y que harás? ¿la rechazaras?
    - Yo…
    - Solo te queda una semana para decidirte.
    - ¿No se puede hacer algo para quitarla?
    - Desaparecerá una vez que se cumpla el plazo.
    - ¿Enserio?
    - Si, tú como humano no tendrás consecuencias pero la o el Katagaria con el que te emparejaste quedara estéril.
    Me quede petrificado, eso no lo menciono Ron.
    - ¿Estéril? –apenas si logre articular.
    - Si, será estéril hasta que tú mueras, además de que jamás podrá tener relaciones sexuales con nadie.
    - El me conto sobre su historia y sobre su maldición. Nunca pensé que esto fuera tan grabe.
    - ¿El? Sirius, ¿El? – Molly me miro de una forma muy inquietante.
    - No preguntes…
    - Bueno, si es un él, entonces esto es mucho mas grabe. – al no recibir ningún comentario mío entonces prosiguió. –cuando son hombres eso quiere decir que tienen sangre elemental. Los elementales son una raza que tienen una capacidad de ser hombres y mujeres, pero por su forma al procrearse con alguien más, sus crías son algo inestables físicamente. Ellos necesitan de una pareja que les provea de energía mágica, de lo contrario morirán poco a poco.

    Molly se acerco hasta la mesita de la sala y cogió el portarretratos de toda su familia.
    - Eso es algo que nosotros estamos tratando también de sobrellevar. Cuando mi pequeño Ron cumplió seis años, nos dimos cuenta de que cada ves que el estaba triste, el cielo se ponía gris y comenzaba a llover. Fue cuando me di cuenta de que mi pequeño era una Arcadiano elemental. Sirius, no se que tipo de persona es aquel con el te emparejaste pero si no lo aceptas entonces el…
    - Morirá… -sentencie, con el peso de la verdad cayendo como balde de agua fría.
    - Afortunadamente mi pequeño aun es joven, contamos con que nos dure lo suficiente como para conseguirle una esposa adecuada con la que pueda emparejarse. Mi marido se esta ocupando de eso.
    “Esposa” no podía ni imaginarme a Ron con alguien más que no fuera yo. ¡A maldición!
    - ¿Lo amas Sirius?
    - Mas que a mi vida.
    - Entonces ve con el. – me aconsejo antes de que saliera de su casa y me dirigiera a mi destino.

    Molly
    Necesite de todo mi auto control para no rebanarle la garganta ahora mismo a Sirius. ¿Acaso creía que era tan tonta para no darme cuenta de que su pareja era mi pequeño Ron?
    Aunque claro que si le hacia algo, mi pequeñín jamás me lo perdonaría, además de que seria un problema quitar la sangre de la alfombra.
    Solo esperaba que con la conversación que habíamos tenido fuera fructífera, de lo contrario no tendría mas opción que deshacerse de el.

    Kennan

    Desde mi cómoda silla de piel, me quede mirando a Luther, el Daimon que contrate para investigar ciertas cosas que desde hace unos días rondaban mi mente. Todo esto era culpa del estúpido Katagaria de Lucius. El y sus insinuaciones. Pero tenia que estar seguro.
    - ¿Y bien?- le pregunte, un poco ansioso.
    - Los rumores eras ciertos, realmente existe un dragón negro Katagaria.
    - ¡Que! – esto no podía ser, si esto era cierto entonces muy pronto me quitarían mi puesto en el Orgemion. Esto no lo iba a permitir.
    - ¿Pero es joven no? A de ser un enclenque sin conocimiento en lucha, puedes matarlo.
    - Se equivoca, fuimos cinco y solo regrese yo con vida.
    - Por favor, es solo un cachorro. Mátalo. –le ordene.
    - Si fuese tan sencillo ya lo hubiese echo. Además, si Lucius no pudo con el, ¿Cómo piensa que yo lo hare?
    - ¿Lucius fue vencido por el? –esto si que no me lo esperaba.
    - Y solo con un golpe…
    - Bien, bien, eso quiere decir que aun no controla sus poderes.
    Me levante lo mas tranquilamente que pude y me acerque hasta la ventana del balcón.
    - Si existiera alguna forma de exponerlo, tal ves sea el propio Savitar el que se encargue de el. –continúe.
    - Creo que eso puede ser más fácil de lo que cree. – Luther me hablo en un tono extraño.
    - ¿Qué quieres decir? –pregunte con impaciencia. Como odiaba las incógnitas.
    - El Dragón negro es nada más y nada menos que el famosísimo Harry Potter. Además que el jovencito participara en un torneo que será visto por muchos estudiantes y la prensa.
    - Luther, tu si que sabes investigar todo tan oportunamente. –me reí a mi pesar.
    Me acerque deliberadamente a mi informante y con un movimiento rápido le atravesé el pecho con un daga. Al instante, Luther se convirtió en cenizas. Que sencillo era deshacerme de los estorbos, sobretodo de aquellos que podrían hundirte por lo que saben.
    Tenia que deshacerme de ese chiquillo lo más pronto posible.
    Me traslade hasta la cueva donde guardaba mis más preciados tesoros y tome de entre ellos un poderoso objeto que hace algún tiempo adquirí. Era un orbe con halo de todos los colores.
    Estaba seguro que un mago se interesaría mucho en ese objeto.

    Fred
    Espere en la habitación de la torre de los Gryffindor a que todos salieran. Hoy era el día en que se realizaría la primera prueba del torneo de los tres magos y desde el día en que Harry se había convertido en el cuarto campeón no había podido hablar como se debe con George.
    Mi impacienta me estaba matando y George que le encantaba evitarme. Se había convertido en el campeón de las fugas oportunas.
    Entonces George salió del baño, totalmente vestido y listo para irse. En estos últimos días el se veía totalmente arrebatador. Su cabello estaba sujeto en una cola de caballo, haciendo que su rostro se viera mas despejado, enmarcando sus facciones finas y hermosas. Estaba vestido con los pantalones escolares y una camisa suelta, abierta en los primeros botones.
    - George –lo llame pero el no me hiso caso y paso de mi.
    Co un movimiento de varita le serré la puerta.
    - Por dios… -murmuro con fastidio y saco su varita para abrir el la puerta.
    De un solo paso me acerque a el y le tome de la mano, donde tenia su varita.
    - George, ¿podemos hablar de una vez por todas?
    Mi hermano se estremeció ante mi toque, ni siquiera me veía a los ojos. Parecía como si tuviera vergüenza. Entonces recordé la última vez que estuvimos solos y la manera en la que yo me comporte. No sabía lo que pensaba exactamente de mí pero esto tenia que acabar de una vez por todas.
    - Por favor Fred, no hagas esto más difícil –me murmuro.
    No pude resistirlo más y lo tome entre mis brazos y le di un casto beso en la frente.
    - George, George…
    - Déjame…
    - No.
    - ¿Cómo puedes ser tan cruel con migo?
    - George, -tome su rostro entre mis manos - ¿Cómo puedo explicarte lo que siento?
    - Se exactamente lo que sientes, hermano. Te doy asco y sientes lastima de mi y de mis sentimientos.
    - No, no, yo no siento eso. Yo te quiero, te quiero como jamás querré a nadie.
    - No juegues con migo, no seas amable, no puedo soportarlo.
    - No soy amable, solo digo la verdad. Tú eres la persona más importante de mi vida. Sin ti, no se que seria de mi. No puedo soportar no estar contigo, me mata que me ignores y aborrezco el sentimiento de verte con alguien más, así, tan íntimamente.
    Los ojos de George se llenaron de lágrimas.
    - Yo se que me quieres Fred, -el toco gentilmente mi rostro y me miro fijamente – pero yo no te quiero como tu lo haces, mi amor no es digno de un hermano y es por eso que hago esto. Te prometo que seré digno de ser tu hermano.
    - George, no se trata de eso. Tú ya eres digno, pero no es lo que quise decir. Yo te amo, y por ello soy el que esta más consiente de nuestra situación.
    - No te entiendo.
    - George, somos hermanos. Nosotros no estamos predestinados a estar juntos.
    - ¿Por qué?
    Me aleje de el, tratando de encontrar las palabras mas adecuadas.
    - Por que somos familia, imagínate lo que diría nuestra madre, nuestro padre y nuestros hermanos. Nadie jamás aprobaría lo nuestro. –le respondí.
    - ¿Es eso lo que te importa? ¿Lo que digan los demás?
    - ¿Acaso tú no has pensado en eso?
    - Claro que lo he pensado, pero no me importa. –George lo dijo tan serio y decidido que de repente me sentí como un cobarde.
    - Eres más valiente que yo.
    - Ya vez…tu estas confundido, confundido por lo que yo siento por ti. Si realmente me amaras estarías dispuesto a todo por amor. Tu solo te sientes solo de mi, siempre habíamos estado juntos y ahora no, es solo eso. Será mejor que esto lo dejemos por la paz.
    - No me abandones…
    - Jamás. Pero estoy dispuesto a hacer una vida propia.
    George, salió del cuarto y me dejo solo. Tal vez tenia razón, tal vez estaba confundido por sus sentimientos. El saber que el estaba haciendo su vida a parte de mi me desquiciaba. Y el pensar exponer estos sentimientos ante todo me aterraba. Pero al verlo salir de este cuarto, me hiso sentir realmente solo.
    No quería perderlo, no estaba dispuesto a hacerlo. Nadie iba a arrancarlo de mi lado. Ni siquiera esa humana llamada Katty Bell.
    Salí de la torre y me dirigí asta donde habían colocado la carpa para la primera prueba. Justo cuando salí a los jardines, vi como katty se acercaba hasta George y le plantaba un beso apasionado. Yo lo único que pude hacer fue apretar los puños y resistir.

    Ron

    Me quede afuera de la carpa donde ya se estaba reuniendo los campeones. Hermione ya estaba dentro, pero yo no tenía el valor para enfrentarlo. Lo mas seguro era que me preguntaría sobre mi marca de emparejamiento, la última vez se había puesto furioso y ni siquiera me había dejado explicarle.
    Para mi pesar ni siquiera tena noticias sobre Sirius, ya solo faltaban tres días para que la verdadera pesadilla comenzara.
    Sentí que algo rosaba mis piernas y me vote sorprendido y a punto de patear cualquier cosa que me estuviera molestando, pero cual fue mi sorpresa al descubrir que un enorme perro negro me estaba asechando.
    - ¡Si…Sirius! –tartamudee.
    El enorme perro le hiso un gesto para que le siguiera y aunque al principio me resistí, mis pies lo siguieron.
    Llegamos hasta el bosque prohibido, justo enfrente del rio, donde nos separamos la última vez.
    Sirius tomo forma nuevamente. Se veía muy diferente; no tenia barba, el pelo estaba recogido en una media cola y su traje estaba limpio y pulcramente arreglado.
    Mi estúpido corazón comenzó a latir como loco, ¿Cómo es que nunca me hacia caso este estúpido órgano?
    Me llene de toda la poca dignidad que me quedaba ante el.
    - ¿Qué quieres? –le pregunte lo mas seriamente posible.
    - Tu perdón.
    Me quede paralizado, la misma frase cliché de siempre. Pero no podía evitar sentir esperanza.
    - ¿Mi perdón? No creo que lo necesites. Después de todo no soy como tu, no soy humano. –esta vez no caería tan fisilmente ante el.
    - Ron…
    - Es la verdad, no soy humano, soy un Katagaria, un animal. Y si tú no puedes aceptar eso, entonces no queda nada. No me pidas perdón solo por que tu conciencia no pueda con lo que me hiciste.
    - Lo se, a pesar que te prometí que no te dejaría jamás lo hice, te deje…
    Sentí como se me revolvían las tripas.
    - Siempre me advirtieron que la palabra de los hombres no vale nada, yo pensé que eso era mentira pero tú hiciste que lo comprobara en carne viva.
    - Realmente lo siento Ron, es que me asuste, no era la primera vez que me topo con un Katagaria, y aquella experiencia no fue muy placentera.
    - Pero yo no tengo la culpa. Me caneces, conoces a mi familia desde años.
    - Lo se, es por eso que fui a ver a tu familia. – lo dijo de una forma que pareció avergonzado.
    - ¿Qué? ¿Les dijiste lo que hubo entre nosotros?
    - No lo digas como si todo realmente hubiese acabado.
    - Pero se acabo. –aunque lo dije con toda la seguridad que pude, ni yo mismos me la creí.
    Entonces comencé a caminar en dirección a la multitud que se congregaba para la prueba pero Sirius me detuvo.
    - No pienso dejarte nunca más. –me dijo, tomándome de repente como si fuese una princesa y trasportándonos a quien sabe donde.
     
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