BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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  1. 290589-kaname
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    Capitulo 32
    Comienzo del fin



    Neville
    Gracias a que estaba en mi forma de oso, nadie pudo ver el rostro de perplejidad que me cargaba. Que en estos momentos fuera precisamente Nott quien me estuviese protegiendo, era de locos. No me sentí de repente en la misma dimensión. ¿Acaso mis ojos me estaban jugando un mal juego?
    - ¡Traidor! –grito Bellatrix lanzando nuevamente un hechizo que rozo a Nott en la megilla, propinándole un corte profundo. A diferencia de mis heridas, las de Nott no se convirtieron en negras, al contrario, del corte emano una extraña luz dorada y al instante se serró.
    Al parecer Bellatrix se dio cuenta de lo que había ocurrido y abrió los ojos de par en par.
    - Un…un elemental de Luz. –balbuceo la mortifaga. ¿Un elemental de luz? Me pregunte. Jamás había escuchado de ellos, solo de los de los cuatro elementos. ¿Habría escuchado mal?
    - Vivito y colenando –dijo Nott con una sonrisa en los labios.
    ¡Valla, y yo que creía que nosotros los Katagaria y Arcadianos éramos los más raros del colegio!
    - Los elementales de la luz tienen prohibido inmiscuirse en cualquier guerra. – dijo Bellatrix, apuntando con la varita a Nott.
    - Es sierto, pero nada nos impide defendernos de enemigos poco gratos y sin honor. Además, quien dice que alguien como yo debe seguir las reglas. Después de todo, soy un exiliado de mi clan. – esto ultimo Nott lo dijo tan bajo que me sorprendió que pudiera escucharlo.
    Trate de hablarle a Nott para saber que era lo que estaba pasando pero no me acordaba que en esos momentos era un oso y no un hombre, por lo cual solo salieron de mí un sonido gutural. ¡Que torpe!
    Nott me miro y sonrio deslumbrantemente. ¿Quién hubiece dicho que tuviera semejante sonrisa?
    “Tranquilo” –me proyecto, -“ahora estas a salvo”.
    ¿Pero que rayos? ¿El también podía proyectar pensamientos?
    “Si puedo” –me contesto.
    “Oye, no te metas en la mente de las personas sin su permiso” – esto si que me habia puesto de mal humor.
    Rayos, si el era capas de leer la mente sin siquiera pedir permiso y con esa facilidad, ¿entonces ya sabia de antemano lo que éramos?
    Use toda la fuerza que me quedaba para transfórmame nuevamente en humano, pero al hacerlo, algunas partes de mi cuerpo no me obedecieron y cai de bruces contra el suelo.
    A mi alrededor, los alumnos aun iban y venían con hechizos por delante y atrás, haciendo que prácticamente nadie notase la compleja conversación que tenían Nott y Bellatrix.
    Sentí que Nott me tomaba del brazo para ser mi apollo, tome con grata satisfacción su brazo y el me sujeto de la cintura mientras que con la otra mano seguía apuntando a la mortifaga con su varita.
    - ¿Desde cundo sabias lo que eramos? –le pregunte, casi un susurro de mi parte pero el pudo escucharme.
    - Lo supe en cunto te trasformaste –contesto.
    - Mentiroso -le dije.
    - No, es verdad, -dijo un poco exaltado – No me voy a poner a hablar sobre mi vida precisamente en estos momentos pero si he de decirte que no es la primera vez que te veo de esta forma, estoy casi seguro de eso. Alguien manipulo mi cabeza, pero al hacerlo se rompió el hechizo dememorizante que tenía sobre mí. Después de no se cuantos años al fin se quien soy de verdad.
    Los mortifagos volvieron a atacar peron Nott se las arreglo con una facilidad que me dejo impactado. Un minuto más tarde Bellatrix y los otros estaban inconsientes sobre el piso.
    - Neville, -me llamo entonces Nott – quiero que me contestes con la verdad, ¿Entiendes? Esto es muy importante ya que depende de la vida de muchas personas.
    - Esta bien – me alarme – dime…
    - ¿Dónde se encuentra el orbe de los dragones?
    - ¿Qué?
    - El orbe, se supone Lucius Malfoy tiene uno, se les fue confiado hace años para detener la amenaza de los dragones elementales en los pueblos de los elfos del bosque.
    - Nott, no entiendo nada de lo que dices.
    Mi salvador parecía decepcionado pero entonces algo entre la multitud llamo su atención y su rostro se volvió como papel, al voltear para ver quien era, solo pude ver a Fleur parada justo en frente, observándonos con un odio que me llego hasta los huesos.
    - ¡Tú! – soltó Fleur de repente, mirando con odio al Slytherin. El entorno comenzaba a verse cada vez mas extraño. Fleur miraba a Theo como si fuese la primera vez.
    - Princesa Tannis…

    Theodore Nott
    Mi mente se había convertido para mí en un libro cerrado, viendo solo la cubierta pero jamás el contenido. Aproximadamente hace setenta años que no recordaba quien había sido ni lo que había hecho.
    En estos últimos años, había vivido como un mago más dentro de Hogwart, siendo más humano de lo que nunca me hubiese imaginado. Viviendo con un hombre que no era mi padre, llamado con un nombre que no era el mío. Y todo por estúpido.
    Los elementales de luz, éramos criaturas pacifistas que prácticamente no se metían con nadie. Jamás nos involucrábamos en guerras ni revueltas de ningún tipo. Nosotros siempre éramos espectadores del proceso. Viendo, ocultos entre los haces de luz.
    Pero yo jamás quise ser solo un espectador. Siempre tenia curiosidad por las cosas, quería saber lo que se sentía el tocar, el tener sentimientos, saborear, estremecerse…enamorarse.
    Y el amor había sido precisamente mi perdición…
    Alec, había sido un hombre hermoso. Tanto que quede prendado de el desde el primer momento en que le vi. Pero este no era exactamente un humano como lo había pensando en un principio, si no más bien un ser que tenia la capacidad de convertirse en Dragón.
    En ese tiempo, Dragones atacaban las aldeas de los elfos de bosque, halla en Qualinost y Alec era uno de ellos.
    Como elemental de la luz, yo estaba siempre en cualquier lugar prácticamente sin ser detectado, por ello Alec saco provecho y me mando como espía.
    Fue cuando me entere de la creación de los orbes y ayude a Alec para robarlo. Pero en la huida fui capturado y como castigo me desterraron y borraron mi mente. Si hubiecen podido tal vez me habrían matado, pero jamás se atreverían a tocar a un ser de luz.
    Alec, que había resultado ser perteneciente a una raza llama Arcadians. Se había dejado llevar por su corazón humano, y la ambición del poder lo había corrompido. Con el poder del orbe, él había dominado a muchos dragones elementales para conquistar Qualinost y quiso proclamarse rey. Pero lo único con lo que no contaba era que él mismo llevaba en sus venas sangre elemental y por ello también podría ser controlado.
    Para equilibrar la balanza, los elfos del bosque obsequiaron a Lucius Malfoy un segundo orbe, con el cual ayudaría a detener a Alec, y lo hiso, pero antes de que detuvieran al Arcadians, este escondió el orbe en un lugar seguro.
    Ahora los tiempos habían cambiado y el orbe volvía a aparecer y la única manera de contrarrestar su magia seria con el orbe que tenia Lucius.
    No era de extrañar que la princesa Tannis me mirara de esa manera, después de todo yo fui el causante de que su pueblo sufriera muchas penalidades.
    - ¿Vienes de nuevo a robar el orbe? –Tannis soltó enfurecida.
    - Si pudiera, me lo llevaría lejos. Donde ningún ser de corazón humano pudiese tocarlo. – le confesé.
    - Toda esa palabrería debiste haberla pensado antes, ya no importa. Pero el hecho de que estés aquí significa que en esta guerra – se refirió al ataque de los mortifagos – tiene que ver con el orbe.
    - Puedo sentir su magia cerca…
    Justo antes de terminar la frase sentí dos grandes poderes colisionando. Era abrumador. Más bien, terrorífico.

    George
    Con todo y mi cuerpo dolorido, corrí todo lo que pude en dirección a donde se había ido Katty. Aunque le dije a Fred que la protegiera tenía que ver con mis propios ojos que ella estuviese a salvo. Salí del gran comedor a empujones y manotazos, abriéndome camino hasta casi llegar a los jardines que iban al lago.
    Lo primero que vi fue a la enorme bestia de dragón plateado gruñendo y sacando hielo por la boca en dirección al león negro que luchaba con todo lo que podía enviándole ondas magnéticas que replegaban muy poco al dragón. Fred sengraba hasta por los codo tratando de proteger a… ¡Katty!
    Mi Gatika estaba sobre el suelo, con una enorme herida en el pecho. Corrí hasta ella sin impórtame mi cuerpo o cualquier otra cosa. Katty apenas si respiraba, solo estaba viva de milagro ya que en su pecho no tenia corazón que bombeara sangre.
    La cogí entre mis brazos y ella apenas si abrió los ojos.
    - Tranquila amor, -le dije con lagrimas en mis ojos – todo va a estar bien.
    - George…te amo.
    Con esto Katty dio su último respiro y quedo flácida entre mis brazos.
    Katty… la llame, pero no salía sonido alguno de mi boca. Me había quedado momentáneamente desconectado de mi cuerpo, no sentía nada, no veía nada, yo solo quería morir, morir con ella…
    “No me dejes, amor, no me dejes.” –seguí llamando.
    - Bien hecho, mi dragón –aquella frase por asares del destino se había filtrado en mi mente. Mire a aquella persona y vi con horror de que se trataba de Voldemort. Draco entonces se transformo nuevamente en hombre y le entrego una piedra rojo fuego al Lord oscuro.
    Al principio no registre lo que era, pero después vi la herida en el pecho de Katty y recordé como le había sido arrancado el corazón a Ron.
    Aquella piedra roja era el corazón de Katty.
    Deposite un suave beso en la frente pálida de la que una vez había sido mi pareja predestinada. Entonces vi como la marca de nuestras manos desaparecía, como si nada antes nos hubiese unido. Un enorme hueco se instalo en la boca de mi estomago y apreté todo lo que pude mis puños para contenerme y no echarme a llorar enfrente de esos bastardo.
    Acomode a Katty sobre la hierva y me gire de frente a mi destino. Con cada paso que daba, me llene de la fuerza necesaria para enfrentarme al mago mas temido del mundo mágico. Si, del mundo mágico pero no de su raza. Los Katagaria no se doblegarían ante nada ni ante nadie y menos ante un humano.
    De inmediato le lance una onda de mi poder psíquico, provocando ondas magnéticas que podían verse incluso por cualquier ojo humano. Voldemort retrocedió para después mirarme con furia contenida. Alzo su varita y me apunto.
    Que estúpido, ¿Acaso Draco no le había dicho que la magia de los humanos era ineficaz para nosotros?
    Un hechizo paso rozándome la pierna y al instante me doblegue ante el dolor. No podía creerlo, ¿Qué rayos estaba pasando? Mire la herida y me quede helado al descubrir que esta se tornaba negra.
    - Pero que…
    Voldemort comenzó a reírse como un estérico, mientras que Draco estaba estoico, más bien ¿congelado? No se movía nada de él, era como si fuese una estatua.
    - ¿Acaso ustedes, estúpidos animales, creyeron que no vendría preparado? Gracias a cierto informante descubrí que a los Apolitas podría matarlos la sangre de un cazador oscuro y como ustedes también vienen de esa especie solo cree un hechizo para que esta sangre también les afectara.
    ¡Por la barbas de Merlin! ¿Como rayos se había enterado de eso?
    Oh, claro, Draco…
    Como ayuda de parte de Artemisa, la sangre de los cazadores oscuros era veneno mortal para cualquier Apolita o Daimon. Esto lo había hecho con el fin de que ningún Daimon se atreviera a tocar a sus hermosos guerreros. Pero ahora esto se estaba volviendo en nuestra contra.
    Un sonido gutural llamo mi atención detrás de mí. Era Fred, pero no podía comunicarse conmigo porque estaba en su forma de león, ni siquiera por proyección mental. El sangraba en abundancia por uno de sus costados y en su brazo derecho tenia una herida muy similar a la mía.
    El corazón se me paralizo de la impresión, ¡No, no podía perderlo a el también! , el no…
    Utilizando toda mi fuerza y poder de katagaria, levante un escudo entre nosotros y los mortifagos. Me abrace a Fred y serré lo ojos, aguardando el final de nuestras vidas…


    Harry
    Yo había pensado que una vez desecho el vínculo de emparejamiento entre Draco y yo, seria capaza de acabar con toda esta locura. Pero ahorra viéndolo frente a mí, haciéndoles daño a las personas que consideraba mi familia, no podía hacerle nada, ni siquiera detenerlo. Dañarlo era como dañarme a mí.
    Todo el odio que según yo estaba guardando para este momento se escapaba de mi cuerpo como agua.
    Al ver como George protegía a su hermano de los fuertes ataques que Draco le estaba propinabdo con su poder mental, sentí que si no hacia algo, esto acabaría en una matanza.
    - Draco – apenas pronuncie la palabra, el dragón plateado se dirigió a mí.
    - Miren esto, el famoso Harry Potter se ha unido a la fiesta –dijo Voldemort.
    Draco parecía mirarme si mirar, y su rostro estaba colérico pero a la vez frio como un tempano.
    - Draco, encárgate de tu perra.
    El apelativo ofensivo que lanzo Voldemort me causo un estremecimiento. Pero el ver como Draco le obedecía sin chistar hiso que esa furia guardada comenzara a resurgir.
    - ¿Por qué me haces esto? –le pregunte al fin al Slytherin, soltando todo lo que tenia por dentro.
    - Por que te odio –contensto, eso no me lo esperaba – siempre te he odiado.
    - ¿Y toda esa mierda de que me amabas? –las manos me temblaban del dolor pero en mi expresión y voz hise que no se dieran cuenta.
    - Fingí, tenia que hacerlo. Necesitaba saber que tipo de ser eras, y en el cazo de que fueras en parte elemental te arrancaría el corazón como al Weasley y a la chica.
    Sus palabras me dejaron de alguna forma pensando, algo no esta bien aquí. Draco siempre había sabido que yo no era un elemental y la manera en que llamo a Katty, como si no la conociera estaba demasiado extraño.
    Sacando esos pensamientos repentinos de mi mente, convoque una lanza. Tarde o temprano, esto tenía que llegar a su fin.
     
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71 replies since 4/8/2011, 01:44   8874 views
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