BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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  1. 290589-kaname
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    Capitulo 34
    Vuelve



    Harry

    No podía hablar, mi garganta se había secado al descubrirme gritar y gritar si censar por lo que había hecho. ¿Esto realmente estaba pasando? Trate de moverme pero mi cuerpo tampoco respondía, quería saber lo que pasaba a mi alrededor pero tampoco podía ver. Solo rojo, rojo como la sangre de él.
    ¿Cómo pude hacerle esto a la persona que más amaba sobre la tierra? Incluso de mí. ¿Acaso no había jurado protegerlo y adorarlo por el resto de mis días? ¿Acaso no había prometido morir junto a él cuando la hora nos llegara?
    ¿Cómo era que mi orgullo y desconfianza habían ganado sobre la razón y el amor?
    Era un monstruo…

    Voldemort

    Mirando la escena, casi pude sentir lastima por Harry. Casi. Pero sabía perfectamente que ya no tenia esa clase de sentimientos. Hacia mucho tiempo que mi mente y cuerpo había dejado de tener ese tipo de debilidades. Potter tenía que aprender a la mala que las personas que más amas pueden ser tu destrucción. Y claro, yo no podía desaprovechar semejante oportunidad, como bien decía el dicho muggle; “en la guerra y en el amor todo se vale”.
    Ahora tenia que aprovechar el estado casi semi consiente de Harry para tomar el corazón de Draco. Por que de una cosa casi estaba seguro, una vez que Harry recuperara la razón, lo más probable era que no viviera lo suficiente para contarlo. Mi única esperanza era recolectar los corazones de los elementales para alcanzar un estado superior que podría contra cualquier Arcadiano o Katagaria que quisiera interponerse en mi camino, incluso de Savitar.
    Me deslice cuidadosamente hacia donde yacía el cuerpo de Draco. La vista de su cuerpo era realmente perturbadora, con la lanza atravesando su abdomen y el rostro desfigurado por el sentimiento de la traición.
    No sabia por que pero realmente me esta regodeando de esta pequeña victoria con Potter. El me había quitado una vez la gloria, el poder de todo lo que yo era y representaba hace trece años, pero yo le había quitado su pareja, su amor. Podría decirse que ya estábamos a mano pero aún no me sentía satisfecho, quería verlo rabiar hasta la muerte.
    - Detente –dijo de repente una voz a mis espaldas. Me detuve al reconocer la vos, Lucius.
    - Que agradable sorpresa –le respondí con fingida alegría. –no creí que pudieras llegar tan rápido.
    El rostro de Lucius se contorsionó en una mueca de odio. Era la misma mirada que me había dado cuando controlaba con el orbe a su primera esposa.
    - Te matare, maldito bastardo, tu… -Lucius me apunto con su varita pero pude ver que las manos le temblaban por el odio. Que extraño se sentía verlo de esa forma, pensé, recordaba el tiempo ya muy lejano cuando le vi por primera vez. El parecía un poco mas joven, y sus ojos siempre estaban llenos de alegría.
    - Esta vez no puedes culparme de tu fallecida familia Lucius, esta vez fue Harry, no yo. – recordarle constantemente sobre las personas que había perdido era una dulce satisfacción.
    Las facciones de Lucius se contorsionaron aun más.
    Con un rápido movimiento pude desviar el hechizo que me acababa de enviar. Era una suerte que hubiese lanzado en él el hechizo con la sangre del cazador oscuro, porque en esos momentos aunque se hubiese curado, no podía utilizar su magia. Se notaba a leguas que Lucius, aunque fuese un Regis, no era del todo poderoso.

    Harry
    Cuando al fin pude ver más allá de mi dolor, pude ver el rostro de Draco. Sus últimos momentos de seguro habían sido los más dolorosos de su vida. Porque el hombre que creía que lo rescataría le había dado muerte por sus propias manos.
    - Tú fuiste el causante de esto, tú ocasionaste su muerte. –la voz de Lucius Malfoy se clavo en mi mete como una flecha, perforándome profundamente. No tenía derecho ni siquiera de mirarle a la cara pero me sobresalte al escuchar a Voldemort.
    - Si, tal vez yo contribuí bastante en eso. –respondió Voldemort sínicamente.
    Mientras la conversación seguía, noté que mi cuerpo dejaba atrás ese entumecimiento y aunque si garganta seguía rasposa y adolorida, estaba consiente de que podía hablar. Mire en dirección a donde se encontraba Voldemort y antes de que pasara otra cosa, me trasforme en dragón y fui por el.
    Antes de que pudiese llegar a el un escudo de energía eléctrica lo envolvió como una capa. No por eso no note que el lord abría los ojos de par en par, como no creyendo que hubiese salido del shock y lo estuviese atacando. El campo eléctrico me estaba haciendo daño, podía sentir que mi cuerpo quería cambia a humano pero yo lo evite. Utilizando todo mi autocontrol mantuve una forma estable y volví a arremeter contra el escudo de Voldemort.
    El mortifago se resistía con todas sus fuerzas pero no era suficiente contra la intensidad del ataque con la que me lanzaba a el.
    - ¡Colagusano! El corazón, toma el corazón. –dijo entonces con un fuerte grito.
    Fue entonces cuando vi a una figura escondida entre los arboles lanzarse al cuerpo de Draco con una daga en mano.
    Lucius corrió hacia el hombre que había traicionado a mis padres con su varita y entonces note que Hermione estaba con el. Otra onda de energía procedente del castillo arremetió contra ellos lanzándolos contra el aire a más de diez metros de distancia.
    La desesperación amenazo con carcomer el poco raciocino que había alcanzado y vi como Voldemort me miraba triunfante, haciendo que su rostro de reptil pareciera más asquerosa que antes. ¡No! No podía permitir que profanaran el cuerpo de Draco más de lo que yo había hecho.
    Pero entonces recordé algo; La petición del demonio.
    - ¡Jaden! –grite con todo el poco aliento que me quedaba.
    Una pequeña neblina comenzó a formarse sobre el cuerpo de Draco y después adquirió la forma de aquel hombre que había visto en El Santuario. Sus ojos de diferente color miraron la batalla que se desarrollaba en el lugar para después mirar el cuerpo muerto de Draco.
    Colagusano llego entonces y sin percatarse de la presencia de Jaden quiso atravesar la carne del pecho de Draco para tomar el corazón pero Jaden detuvo el cuchillo en el aire he hiso que Colagusano se lo clavara en su propio pecho. Este se retorció y chillo de la agonía antes de caer muerto a los pies del demonio.
    Voldemort debió haberse sobresaltado tanto que la energía de su escudo se debilito y pude atravesarlo. Mi asicó de dragón perforo carne y hueso. Podía sentir la sangre del mortifago sobre mi lengua y casi me hiso vomitar. Pero no me importaba, ya nada me importaba. Solo quería deshacerme de esta ira, de este remordimiento y este dolor que hacia que mi alma y corazón dolieran como si me estuviesen clavando cientos de espadas a la vez y las retorcieran.
    Cuando sentí que el corazón de Voldemort dejaba de latir, mire el cuerpo destrozado de mi peor enemigo y me di el placer de pisotearlo una ultima vez antes de voltear para saber que estaba pasando con Jaden y el cuerpo de Draco.
    Jaden tenía a Draco entre sus brazos y la lanza ya había desaparecido de su cuerpo. Quise acercarme a ellos pero algo me lo impedía, era como tener un muro solido frente a mí. Jaden me miro y sonrió de lado.
    - Ya no te pertenece Potter, ahora es mío. Fue un placer hacer negocios contigo.
    Sentí como el corazón se me salía del pecho cuando la figura de Jaden y Draco poco a poco fue desapareciendo.
    ¡No! Vuelve, vuelve…
    Quería decirlo en voz alta pero ningún sonido salió de mi boca.

    Hermione
    Mi cabeza daba vueltas después de la tremenda sacudida que había tenido, al levantar la vista vi con horror a un demonio que no había visto desde hacia mas de veinte años…Jaden.
    La primera vez que supe de él, este arrasaba con un clan entero de demonios que no habían cumplido con el trato que le habían pedido. Nadie se metía con este demonio mayor, nadie. Ni siquiera los dioses.
    ¿Cómo es que estaba aquí? Solo un demonio podría invocarlo, y yo que recordar por muy infame que fuera Voldemort, este no era un demonio.
    Pero entonces vi que Jaden sostenía a Draco y poco a poco desaparecían.
    Harry callo de rodillas al piso con la mirada ausente, más bien, enloquecida. Su rostro se volvió una mascara de facciones duras y letales, a continuación, saco la daga del pecho de colagusano y se la enterró el mismo en el corazón.
    Ahogue un grito de horror y me lance a su encuentro.
    - Harry, que has hecho…
    Harry me miro por un segundo, con las mejillas surcadas de lágrimas, y la respiración haciéndose cada vez más irregular.
    - Draco, perdóname…
    De la boca de mi amigo comenzó a salir sangre y con un último suspiro, Harry serró sus ojos a la muerte…


    DÍAS DESPUÉS…



    Fed
    Cuando al fin desperté, ya había pasado más de dos semanas de la batalla en el castillo. Por lo que me había contado mi madre, los mortifagos habían sido capturados y Voldemort asesinado por Harry. Muchas vidas se habían perdido ese día; Katty, Draco, –que después me dijeron la manera en la que Voldemort lo controlaba, pero no por ello disminuía la rabia de saber que él había tomado la vida de mi hermano menor. – algunos miembros de la recién formada orden del fénix.
    Harry había sobrevivido, pero se encontraba en muy malas circunstancias, porque a pesar de todo lo que los medimagos habían hecho he incluso Carson, el “medico” de los Katagaria y Arcadianos, el no despertaba. Mi madre temia que se quedara así para siempre, encerrado en si mismo por la perdida de Draco.
    Mire a la cama contigua, donde debería estar descansando George, pero el ya no estaba. Él se había recuperado antes que yo y se la pasaba sentado en el alfeizar de una de las ventanas de la enfermería, contemplando los bosques que rodeaban el castillo. Pensando de seguro en Katty y la forma en que la había perdido.
    - George- le llame.
    El me dirigió la mirada y me sonrió, pero esa sonrisa no le llego a los ojos.
    - ¿Ya despierto hermanito?- pregunto mientras se sentaba alado de mi, sobre la cama.
    - Algo así.
    - ¿Cómo te sientes?
    - Como si un dragón controlado por un psicópata me hubiese roto los huesos.
    George casi rio, pero no lo suficiente para saber como estaba de animo.
    - Fred, -dijo entonces – voy a irme.
    - ¿Qué? –eso me saco de mi semi estado de euforia por tener a mi hermano conmigo.
    - Quiero irme y olvidarme de todo lo que paso.
    Rayos, quería gritarle que no lo hiciera, que se quedara conmigo, pero no tenia derecho. Esa oportunidad la había dejado ir hace tiempo. Además, quien era yo para impedir que quisiera alegarse de todo lo que le causaba dolor. Solo había algo que podía decir ahora antes de que él ya no estuviera.
    - George, - comencé – Te amo…
    George me miro un poco sorprendido pero después sacudió la cabeza en una negativa.
    - Ya es demasiado tarde.
    Los bordes de mi corazón comenzaron a doler y arder hasta agrietarse. El no haberle demostrado antes cuanto lo amaba iba a lamentarlo por el resto de mi vida.
    Aun ahora cuando él todavía no se había marchado, ya lo extrañaba con cada fibra de mí ser.
    Y cuando el se fue al cabo de unos días…mi alma simplemente se quedo vacía y sin vida.
    De uno de los pocos libros que mamá me había llevado se encontraba una fotografía de George y yo juntos, abrazados. Y cada vez que la veía mis ojos se llenaban de lágrimas. Incluso para apaciguar un poco el dolor que tenía le hablaba:

    Te extraño otra vez, como ayer. ¿Acaso esta tristeza no disminuirá? Sigo pensando…tanto en ti. Mientras más intento olvidarte hay más lágrimas, incluso si trato de detenerlos, los recuerdos de ti, regresan… haciéndome llorar con tanto dolor.
    Sólo puedo entristecerme, pues ya no estas a mi lado, pero temo que me olvides, pues nunca te di nada…
    Te amo tanto, yo…te amo tanto…
    Estas palabras se han vuelto mi frase favorita, y estas están…entre las que de ti aprendi, sentado, hablando solo como un loco.
    Lo siento en verdad, yo…yo lo siento, incluso siento que estas palabras tardaran tanto en llegar. Pero entoy esperando sin ningún orgullo que regreses a mi… (extracto de la cancion de Howl en el dorama de educando a la princesa)



    Recuerden, que bajas pasiones esta dentro de la historia de "El amante de las pesadillas" y biseversa.


    Capitulo 35
    Dioses de los sueños



    Remus

    La frase “caras vemos, corazones no sabemos” se me hiso de repente algo demasiado real. ¿Quién hubiese dicho que una frase muggle fuera tan cierta?
    Jamás me hubiese imaginado que James, uno de mis mejores amigos fuera un Arcadiano, un Apolita maldito convertido en hechicero con la capacidad de transformarse en Dragón, y que jamás me lo hubiese dicho o a algunos de sus amigos. Sospechaba que ni siquiera a Sirius se lo había contado.
    Ahora viendo al pequeño Harry sobre la cama, sin ganas de vivir y sobreviviendo el día al día se me partía el corazón. Solo era un niño, casi quince años y había soportado calamidades que a nadie se le desearía. Si tan solo lo hubiese sabido, si tan solo James me hubiera dicho algo, jamás hubiera permitido que Harry quedara en las manos de muggles que no sabían nada sobre la condición de Harry de Arcadiano. Incluso me preguntaba si Lily sabía sobre esto.
    Pero ya no había marcha atrás, ahora solo quedaba el presente y tarde o temprano todos teníamos que enfrentarnos a él, incluso Harry.
    - Remus –la vos calmada de Molly me saco de mis pensamientos, recordándome en donde estaba. La enfermería del colegio en ese momento se me hiso de repente tan sola y fría pero era el único lugar donde podíamos atender a los Arcadianos y Katagaria heridos en la batalla contra Voldemort.
    - Molly, -la salude pero sin mucho animo -¿Cómo están tus hijos? –pregunte antes de que ella me hiciera preguntas que en este momento no estaba seguro de cómo contestar, sobretodo después de enterarme de todos los Weasley eran katagaria.
    - Bien, bien, recuperándose. Pero George decidió marcharse.
    - ¿Por qué? –estaba perplejo.
    - Oh Remus, esta muy triste y lo comprendo. Haber perdido a su pareja debe de haber sido un golpe muy duro. Yo no puedo impedirle que se aleje por un tiempo, el necesita pensar…
    Mire a Molly sorprendido por sus palabras, ella siempre había sido demasiado sobre protectora con sus hijo pero ahora simplemente les estaba dejando marchar. Posiblemente estaba pensando en Ron, ella, a pesar de que lo había sobreprotegido, no sirvió de nada contra Voldemort e hiciera lo que hiciera no siempre iba poder proteger a sus hijos. Simplemente había llegado la hora de que sus cachorros tenían que tomar su vida en sus propias manos.
    También yo comprendía a George, Arthur me había explicado todo el asunto sobre el emparejamiento entre Arcadianos y Katagaria. El que Katty muriera, significaba que posiblemente George jamás volvería a encontrar una pareja con la cual reproducirse. No sabia que tanto podía afectarle eso a George, pero al parecer para los Katagaria era muy grabe.
    - Tranquilízate Molly, estoy seguro que cuando las heridas cicatricen el volverá. –trate de calmarla.
    - Eso espero…-La esposa de Arthur se quedo por un momento ensimismada en sus propios pensamientos antes de mirar a Harry. -¿Cómo esta él?- pregunto al fin.
    - Igual, en las noches tiene pesadillas y en el día parece ido, como en un estado del coma, tengo miedo que se deje morir.
    Molly se quedo por un momento pensando, al parecer quería decir algo pero no se atrevía.
    - Tal vez… -comenzó pero se detuvo.
    - ¿Qué pasa Molly?
    - Tengo una idea de cómo ayudar a Harry, tal vez si podemos comunicarnos con el…
    - Eso es imposible, míralo, se ha encerrado en si mismo.
    - Remus, escucha, alguna vez has escuchado hablar sobre los Oneroi.


    Neville

    Podía sentir la mirada de Theo sobre mí, era extraño, pero hacia que mi corazón latiera demasiado a prisa. Quería mirarlo solo un poco para examinarlo, pero no me atrevía. ¿Cómo no me había dado cuenta antes de que fuera un natural? Bueno, tampoco era que me pudiera dar cuenta, después de todo era un katagaria y solo los naturales pueden sentirse entre si. Pero tenia curiosidad por saber que demonios estaba pasando, más que curiosidad, era una necesidad. Sobretodo ahora que Harry estaba como estaba.
    La recién formada orden del fénix estaba sentada en todos los asientos del despacho del profesor Dumbledore, al igual que toda la familia Weasley, Lucius y Hermione. El único que faltaba era George, que después de que se recuperara se había marchado. También se encontraba el profesor Snape, Remus y la profesora McGonagall. Todos esperábamos una explicación sobre los famosos orbes y el porque Voldemort quería los corazones de los naturales. Y esas respuestas solo podía dárnosla Theo, que después de la batalla, había rebelado ante todos lo que realmente era el y su conocimiento sobre las intenciones de Voldemort.
    - ¿Quién eres exactamente? –comenzó a preguntar Remus a Theo, lo que me dio una excusa para mirarle sin parecer sospechoso.
    - Soy un elemental de luz, vengo de un lugar llamado Qualinost, muy lejos de aquí. –me sorprendió que sus respuestas fueran tan serteras, sin desviarse ni rebelar información de más. Parecía que solo iba a contestar lo que preguntaran pero no abordaría demasiado.
    - Queremos una explicación sobre los famosos orbes –dijo la señora Weasley. En su cara se podía ver una combinación de sentimientos que me hiso sentir miserable: odio he impotencia por la muerte de Ron. Dolor he incertidumbre por la condición de Harry.
    - Los orbes de los dragones –comenzó Theo, mirando a Lucius que a pesar de que estaba en cuerpo con todos nosotros sus pensamientos parecían estar en la deriva; y como no, después de la muerte de su hijo. –son instrumentos que fueron creados por las tres órdenes de hechiceros: los túnica blanca, roja y negra. Ellos los crearon con el propósito de controlar a los Dragones que atacaban constantemente a las poblaciones de Qualinost y Silvanesti, las ciudades de los elfos. Pero…un día uno de ellos fue robado y escondido por uno de aquellos dragones que mas adelante pudimos saber que se trataban de Arcadianos. El ser que robo el orbe, quiso controlar los dragones con el propósito de tomas bajo su poder las tierras de los elfos. Afortunadamente no consiguió su propósito. Los hechiceros le dieron a Lucius un segundo orbe y le pidieron que les ayudara a combatir contra el ladrón del orbe. A pesar de que ese Arcadiano fue derrotado, jamás se logro encontrar el orbe.
    Mi mente fue trabajando con la explicación que Theo nos estaba dando. Si el orbe jamás se encontró, era posible que callera en manos de Voldemort y con ello controlara a Draco. Pero ¿Por qué Lucius no rebelo nada sobre esto? Él sabia sobre los orbes, ¿Por qué no dijo nada?
    - Lucius, -dije -¿Si tú sabia sobre esto, por que no le dijiste nada a Harry? Harry pensó que Draco lo había traicionado –le solté enfurecido.
    - Neville…-intercedió Hermione –él no podía, el señor Lucius estaba prisionero.
    - Yo…-la vos de Lucius resonó en la estancia, haciendo que todos quedáramos en silencio –yo creí que esto terminaría cuando destruí el orbe que me dieron a mi. –su vos parecía cansada y llena de dolor. – pero de alguna manera Voldemort encontró otro y con el me amenazo con mi hijo, yo no podía hacer nada, no quería que a mi hijo lo torturaran como lo hicieron con su madre biológica.
    - ¿Su madre biológica? –Snape parecía aturdido.
    - La madre biológica de Draco era un dragón elemental de tierra. –contesto Lucius.
    - ¿Y entonces, cual era el propósito de recolectar los corazones? –pregunto Fred.
    - El corazón de un elemental es poder puro, pero combinado con la magia de los Arcadianos es algo mucho peor. Se convierte en una sustancia que hace a su poseedor diez veces más fuerte de lo que se imaginan –explico Theo –ahora imagínense a un ser que tenga los corazones de los cuatro elementos, se convertiría en algo realmente escalofriante.
    Ahora que lo recordaba, ¿Dónde habían quedado los corazones?
    Un golpe en la puerta hiso que todos nos quedaramos quietos.
    - ¿Esperas a alguien más Dumbledore? –pregunto la profesora McGonagall.
    - No, adelante –dijo, animando al extraño a entrar.
    La puerta se abrió y todos jadeamos de la impresión; en la puerta estaba ¿Draco? No eso era imposible, el estaba muerto…
    El muchacho entro con paso decidido y mirando divertido a todos. Su gesto arrogante de sin duda distintivo de los Malfoy.
    - ¿Draco? –pregunto Lucius con vos temblorosa.
    El chico lo miro por un momento y después negó con la cabeza.
    - Mi nombre en Scorpius, he venido a ver a Harry Potter por petición de la señora Weasley.
    Todos miraron a Molly con ganas de una explicación.
    - Tú –dijo -¿Eres el Oneroi?
    - A sus servicios.
    ¡Un Oneroi! Estaba tan sorprendido que no note que tenía la boca abierta hasta que Hermione me dio un codazo.
    Dentro de nuestro mundo, existían tres tipos de cazadores; los Were-Hunter, que eran los Arcadianos y Katagaria; los Dark-Hunter o mejor conocidos como los cazadores oscuros, creados por la diosa Artemisa; y los Dream-Hunter, conocidos como los Oneroi, los dioses del sueño.
    Engendrados por los dioses de los sueños y las pesadillas, son los hijos de Mist (y a veces, de madres humanas o almas que alguna vez fueron magos).
    Tradicionalmente llamados Oneroi, son los que protegen a los humanos, mientras duermen. Son los Guerreros del Sueño. Los que luchan en contra de los genios de sueño que reducen drásticamente la energía, sueños y vida de las personas que duermen, además de suministrarles sueños altamente eróticos para atrapar sus fantasías.
    Durante la luz de día, caminan entre ellos, ya sea como humanos o como fantasmas desconocidos. Y cada vez que los ojos humanos los encuentran, inmediatamente apartan la mirada sin registrar su presencia (a menos que decidan otra cosa).
    La mayor parte de ellos están desprovistos de emociones (excepto el dolor). Esos que han sido maldecidos a no sentir ninguna de las emociones, sólo pueden sentirlas mientras están en un estado de ensueño con un anfitrión humano o inmortal. Pero allí yace el peligro... algunos de ellos empezamos a desear ardientemente las emociones, como una droga.
    En lugar de ser observadores y protectores, se convierten en controladores- instigadores del sueño del anfitrión. Si el malvado Skotos (genio del sueño) continuara agotando a sus víctimas, la locura descendería y nos amenazaría a todos ellos. De ahí la creación del cazador de sueños. Ciertos miembros de los Oneroi han sido seleccionados para vigilar al Skoti y a los Renegados, y asegurar que no hacen presa de aquellos que duermen.


    ¿Qué hacia un dios del sueño aquí?
    El muchachito camino hacia el centro del despacho con movimientos suaves y agiles pero con un aura mortal que mantenía a todos a raya. Tenia el cabellos rubio trenzado y le caía hasta casi el final de la espalda, sus ojos color plata miraban con curiosidad a cada persona de la estancia pero con mas atención a Lucius. Venia vestido de cuero negro pero su cuerpo estaba cubierto por una capa del mismo color.
    - ¿Dónde esta? –pregunto.
    Por un momento nadie se movió, todos al parece quería asimilar la aparición del Oneroi.
    - Oh, por aquí –dijo la señora Weasley saliendo del despacho y dirigiéndose a la enfermería.
    Sin pensarlo dos veces, les segui yo también hasta la enfermería.

    Lucius
    El parecido de ese Oneroi con mi hijo era impresionante, no pude salir del asombro hasta que lo vi salir en dirección a la enfermería.
    Al parecer la señorita Grenger vio mi turbación por que me puso una mano conciliadora sobre el brazo y me anima a que saliéramos juntos con rumbo a la enfermería.
    - ¿Usted sabe quien es el? –me pregunto después de salir del despacho.
    Yo negué con la cabeza.
    - Jamás había visto un Oneroi antes en mi vida, ellos tienes mas contacto con los cazadores oscuros, sobre todo en sus primeros años de inmortalidad.
    - ¿Cazadores Oscuros? –pregunto intrigada la muchacha con expresión curiosa. Por un momento me paralice, nunca creí que tuviera una conversación así de pacifica con alguien que había considerado siempre no digna de portadora de magia. Con un explicasion simple, le relate lo que eran, quien los había creado y su misión.
    - ¿Y que tienen que ver entones con los Oneroi?
    - Como te había explicado, un cazador oscuro nace después de que su alma grita cuando fue traicionado y Artemisa los selecciona para ser sus guerreros contra los Daimons. Pero en los primeros años de su inmortalidad, los cazadores oscuros sueñan con el dia en que los traicionaron y si no se les trata, con el paso del tiempo se vuelven agrecibos. Piensan que todos le van a traicionar y por lo tanto no es apto para cudar de otras personas. Entonces los Oneroi viajan a sus sueños para entrar en su subconciente y erradicar el sueño. Ese es su trabajo.
    Para cuando termine la explicación, ya habíamos llegado a la enfermería. Potter seguía tendido en la cama, en estado catatónico. Al verlo sentí una opresión en mi pecho, después de todo, él era quien había matado a mi hijo.
    El Oneroi se acerco a la cama donde estaba Potter y se sentó en el borde de esta mientras lo inspeccionaba.
    - Interesante –dijo.
    - ¿Qué es interesante? –pregunto Molly Weasley.
    - El no es lo que parece, el es…
    - El Regis Drakos Arcadiano –interrumpió un vos que me helo hasta los huesos. – dirigi la mirada hacia la vos y literalmete mi cuerpo se congelo. –Savitar –logre articular.

    Theo
    En cuanto vi al hombre que repentinamente había aparecido en la enfermería un gran golpe de memoria me sacudió. Recordé la primera vez que había visto a Neville como oso y la batalla en el bosque y después cuando le dijeron Harry que el era, el asesino de dioses.
    “No hables” –escuche la vos en mi cabeza. Y aunque quisiera hablar, sentí que mi boca no podía abrirse.
    - Scorpius –dijo el Hombre.
    - Savitar, ¿A que se debe que vengas a visitar a los mortales? –La mirada del rubio era de pura diversión, él no le tenía miedo a Savitar como la mayoría de los presentes.
    - Vete Oneroi. –Savitar lo dijo en un tono amenazante.
    - Pero Savitar –quiso interrumpir Molly –Harry…
    - Lo menos que en estos momentos necesita Harry es que alguien se meta en su cabeza, de todas formas él no lo permitirá. Harry ahora es más poderoso de lo que creen y si se siente amenazado no dudara en cortar cabezas.
    - Bien –se levanto el Oneroi –de todas formas estoy ocupado, tengo que ocuparme de los sueños de un nuevo cazador de sombras que llago a la ciudad. –Scorpius miro una vez más en dirección a Lucius y después desapareció.
    Savitar miro a cada uno de los precentes antes de formar una sonrisa. Era extraño pero de sierta forma se me hiso conosida.
    - No pueden ayudar a Harry, él solo debe salir de esta.
    - Pero…
    - Molly, lo menos que quiere es la ayuda de ustedes, se siente culpable de lo que le hiso a Draco y cree que debe morir por eso. Pero…ya no podrá, él ya no puede morir. –esto ultimo lo dijo casi en un susurro.

    Scorpius

    Sabía que no tenia que haber ido a ver a Harry Potter pero la curiosidad me había enbargado mi parte racional. El mayor imparto fue ver a Lucius Malfoy. Solo lo había visto una sola vez en mi vida, cuando era pequeño pero no lo podía olvidar, después de todo él era mi abuelo. Otro gran impacto fue ver a Fred, vivo.
    El mundo al que yo pertenecía no era la misma realidad que había visitado hace un momento. En mi mundo, mi padre, Draco Malfoy había desaparecido tiempo atrás después de que mi madre Pancy me asesinara y a consecuencia me convirtiera en Oneroi. También en mi mundo, Fred Weasley estaba muerto y pertenecía a la fila de los Oneroi reclutados.
    Atender la llamada de la señora Weasley había sito una terquedad mía. Se suponía que no debía ir a una realidad que no era la mía pero no pude resistirlo. Era la única forma de ver parte de mi familia sin que me reconocieran. Por que en el mundo donde los Katagaria y Arcadianos existían, Draco Malfoy y Pancy jamás se había casado y jamás me habían tenido.
    Visitar diferentes realidades era todo un arduo trabajo y se suponía que estaba prohibido. Pero el anhelo en mi fue mas haya de lo que pensaba.
    ¡Rayos! Si alguien lo descubría estaría en serios problemas, sobretodo porque se suponía que los Oneroi no teníamos sentimiento debido a la maldicen de Zeus.
    Para cuando regrese al Olimpo, en el reino de lo sueños, via a Fred en su lugrar favorito.
    El pelirrojo se sentaba en un lugar alto, por encima del océano, posado sobre una pequeña saliente que apenas acomodaba su gran cuerpo. Él iba a ese lugar por que para ambos era el lugar mas alejado que podíamos recordar, desde que habíamos llegado, allá... al comienzo de nuestra muerte.

    Aquí era donde ambos habíamos venido después de nuestras palizas rituales, que habían sido diseñadas para quitar nuestros sentimientos y compasión. Aquí era donde habíamos descansado, esperando que el dolor de nuestra existencia disminuyera hasta que otra vez pudiéramos encontrar el entumecimiento para el que habíamos jurado vivir.

    En cuanto lo vi, recordé la conversación de ciertos Oneroi que no estaban muy contentos con el. Me acerque a el con la intención de alegrarle un poco la vida –bueno, a mi manera.

    —Has roto una regla, ¿lo sabes? –le dije.

    Él apretó sus dientes al oír mi voz encima de él.

    —No hice nada.
    —Oh, vamos, confiesa, Fred. Oí a tus compañeros hablando sobre ti.
    Ellos dijeron que les habías quitado a un humano y desaparecido. Ahora, cuéntamelo todo.

    —Márchate.

    Suspire ante esto. —Entonces realmente has hecho algo. Oooh, y debe ser bueno, para ser tan reservado.

    Fred miró fijamente el océano que se arremolinaba abajo. — ¿No tienes algo mejor para hacer? ¿Como atormentar a los dioses que puedan estar irritados contigo?

    Sonreí aún más abiertamente. —Sarcasmo. ¡Hmm!, alguien ha estado cerca de los humanos demasiado tiempo.

    Fred no respondió. Para él, aunque no estuviese vivo, seguía siendo humano, pero me encantaba burlarme de el y de su humanidad. Por un momento quise hablarle de mi visita a la otra realidad y mi encuentro con su yo vivo, pero mejor calle.

    Entonces me acerque a su hombro y olí como un cachorro ante un par de calcetines sucios. Mis ojos se ensancharon mientras me apartaba. — ¿Estas irritado conmigo, verdad?

    —No puedo sentir irritación y tu bien lo sabes.

    Volví a flotar al lado de Fred, con mis ojos más grandes que platillos. Tome la barbilla del pelirrojo en mi mano y estudie sus ojos. —Puedo ver emociones ahí, girando, mezcladas. Estás asustado.

    Fred retiró su barbilla de mi asimiento y me apartó. —Te aseguro que no. No le temo a nada. Nunca lo tuve y nunca lo tendré.

    Arque una ceja ante el tono de su voz. —Que vehemente negación. Tu clase nunca siente tal pasión cuando habla, y sin embargo tú lo haces.

    El pelirrojo miró a lo lejos, sentí su corazón palpitando. Pero como no me respondía le pinche con el dedo sobre el hombro. —Vamos, F, dime por qué estás en este estado.

    Él alzó la vista hacia mí. —Si te digo que pasó, debes jurarme por el Río Styx no decírselo a nadie. Nadie.
    Yo asintí con una sonrisa. —Que Hades me encadene en Tartarus, juro por Styx nunca pronunciar una sola palabra de lo que me digas.

    Fred respiró profundamente y dijo —Yo tuve sexo con un mortal.

    Arque una orgullosa ceja y sonrei. — ¿Agradable, verdad?

    —¡Scop!

    —Bien, lo es. Altamente recomendable —. Hise una pausa especulativa. — ¿Era un hombre o una mujer?

    —Un Hombre. ¿Pero eso que tiene que ver? ¿Que clase de pregunta es esa?
    —Una muy entrometida y de acuerdo con mi encantadora personalidad.

    Fred puso sus ojos en blanco.

    — ¿Entonces —continúe, —estuvo bueno?

    Fred hiso una cara de deseo que no pudo controlar pero no quiso contestarme la pregunta.

    —Juzgando por la mirada en tu cara, lo tomaré como un sí.

    Fred trató de cambiar de tema. —De todos modos, algo pasó.

    —¿Algo?
    —Eso me cambió de algún modo.

    Resople. —Eso es estúpido. Si dormir con un mortal cambiara a un Oneroi, no quieras saber lo que yo sería ahora. En cuanto a Zeus… muero de sólo pensarlo.

    —¡Fred!

    De tan solo escuchar la vos Hypnos sentí palidecer. Hypnos era un dios que tenía bajo su dominio a todos los dioses del sueño. Tarde o temprano, todos ellos respondían a él.

    —Uh-oh —susurre. —Parece loco —. Entonces decidi desaparecer antes de que descubrieran lo que yo había hecho.



    El personaje de Scorpius, quien es y como llego a se oneroi, se explica mas en "Un amante de ensueño y El amante de mis pesadillas"
     
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