BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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  1. 290589-kaname
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    Capitulo 36
    El secreto de Neck y Savitar



    Theo
    Mientras iba de camino a la enfermería, me di cuenta de que algo no estaba bien con Harry. Sobretodo después del encuentro con el Oneroi y el hombre llamado Savitar. Era más que obvio que Savitar impidió que el Oneroi hablara de más, ¿Qué habría querido decir el dios del sueño sobre Harry?
    Y luego las palabras de Neville hacia Harry; El asesino de Dioses…
    Esa frase aun resonaba en mi cabeza, sobretodo cuando el katagaria oso las había pronunciado con pánico en los ojos. Me hubiese gustado preguntarle pero dudaba mucho que lo recordara. Ese hombre, Savitar, de alguna forma se había colado en nuestras mentes y había borrado los recuerdos relacionados con la batalla en el bosque. Pero tenía ese presentimiento en mi pecho. Si mis conjeturas eran ciertas, Harry ya no era humano, ni Arcadiano. Aunque dudaba desde un principio que lo fuera.
    Cuando llegue a la puerta de la enfermería, me quede quieto al escuchar una discusión dentro de la estancia. Las voces eran de Harry y alguien que yo no conocía.
    Por un momento me alegre de que Harry, después de semanas de angustia despertara, pero me paralice al escuchar la otra vos que le decía;
    - ¡Suicidándote no solucionaras nada!
    - Tu que sabes, tu no eres nadie para venirme a decir estas cosas. ¡Vete! ¡Lárgate! –la vos de Harry iba en aumento, haciendo eco incluso en el pasillo. Me sorprendió que nadie más aparte de mi los escuchara.
    Haciéndome temerario, hice lo que no había hecho por setenta años, me trasforma en luz. La sensación liviana, ligera, inundo todo mi ser. Me descubrí que podía ver donde yo quisiera. Los pasillos, los jardines, todo aquello que tenía luz solar rodeándolo. Pero lo que más me interesaba ahora mismo era el cuanto donde Harry se recuperaba.
    Entre silenciosamente y me encontré con un tipo alto, de mas o menos uno ochenta de estatura. Venia vestido totalmente de cuero negro y usaba gafas oscuras. Con sus poderosas manos sujetaba las manos de Harry que estaban ensangrentadas. Un pedazo de vidrio estaba tirado en el borde de la cama, manchado también de sangre.
    ¡Por todos los Dioses! Harry se había cortado las venas de las muñecas.
    - Harry, escúchame…
    El moreno trato de desasirse del agarre del desconocido.
    - ¡No quiero! Déjame en paz. Neck, ¿A ti que más te da que yo muera? ¡No te metas donde no te llaman! –el rostro de Harry estaba surcado de lagrimas y al ver el estado tan lamentable en el que se encontraba, me hiso sentir miserable. De no haber sido por mí, el mundo mágico no se habría tenido que enfrentar a los orbes. De no haber sido por mi causa, Draco aun estaría vivo.
    - ¡Claro que me importa! –contesto el hombre llamado Neck.
    - ¡Lárgate! –Harry agarro de la mesita que estaba a lado de su cama un vaso de vidrio y se lo arrojo a Neck –si no te vas ahora yo…
    Harry se quedo presa del pánico, mirando sus muñecas como si fueses la cosa más horrorosa que alguna vez había visto en la vida. Al principio no entendí lo que estaba pasando hasta que observe más detenidamente sus muñecas. Las heridas se estaban serrando al instante, sin rastro de cicatriz alguna.
    - ¿Pero que diablos…? –pregunto Harry más que aturdido.
    - Harry escúchame, Harry ¡Escúchame maldita sea! –lo amonesto Neck.
    Harry miro desconcertado a Neck y después a sus muñecas.
    - Harry, tu ya no eres más un Arcadiano, tampoco un humano. –lo que acababa de decir Neck estaba casi reafirmando mis conclusiones.
    - ¿Qué? –El moreno empalideció más de lo que estaba.
    - Harry, cuando mataste a Voldemort, ingeriste accidentalmente dos de los corazones de los elementales. Al convertirte en humano nuevamente su poder se fundió en cada rincón te tu ser, ahora tu…
    A partir de ese momento mi mente se desconecto de la conversacion. Tenía razón. Harry había ingerido los corazones; agua y fuego. Una combinación que lo hacia a Harry más que un Arcadiano.
    - Yo lo mate –la voz de Harry ahora parecía apagada y sin vida.
    - De no haberlo hecho ahora no serias lo que eres.
    Los ojos de Harry se llenaron de odio puro. Pude sentir las vibraciones de energía que destilaba su cuerpo. ¿Por qué rayos ese hombre lo provocaba de esta manera?
    - ¿Y crees que me importa? Lo cambiaria todo, me oyes, todo por haber muerto junto con Draco. Todo… -Harry sujeto a Neck por los hombros con la suficiente fuerza para que el hombre en cuera hiciera un gesto de dolor en la boca.
    - Pero ya no puedes, me oyes. Ahora lo único que tienes que hacer es seguir adelante.
    - ¡Tú no entiendes nada! ¡Draco era mi vida y sin él ya no me interesa nada!
    El moreno empujo a Neck lo suficientemente fuerte para que se deshiciera de el para volver a tomar el pedazo de vidrio y tratar nuevamente de cortarse.
    - ¡Harry, por favor!- esta ves la voz de Neck fue una suplica desesperada. –aun hay esperanza.
    Harry se quedo con el cristal en su cuello, viendo atónito a Neck. Cuando yo lo vi casi me vuelvo sólido de la impresión.
    Draco…
    No, no podía ser o si.

    Harry

    Las manos me estaban temblando de la impresión, ¿Acaso estaba soñando? Eso era lo mas probable dado el hecho de que apenas si me mantenía consiente.
    Neck se había quitado los lentes del rostro, mostrando unos ojos azul-plata que solamente se los había visto a una persona. A Draco, a mi Draco.
    El rostro perecía unos años mayor pero definitivamente era de Draco y estaba en Neck, lo único diferente era el pelo negro.
    - ¿Quien eres tú? –pregunte vacilante.
    Neck se acerco a mí y retiro el cristal de mi cuello. Tomo una de mis manos y la coloco en su mejilla.
    - Soy yo tontito, soy Draco.
    - ¡No! Eso es imposible, Draco esta muerto, ¡Yo lo mate!
    - Si, lo se. Yo estuve ahí, ¿Lo recuerdas?
    - ¿Qué horrible broma es esta Neck? –retire mi mano, si este cazador oscuro quería jugar con mis sentimientos se iba a arrepentir.
    - No es ninguna broma Harry, soy yo…
    - No te creo.
    Mis ojos amenazaron con soltar lágrimas, ¿Por qué no podían tener piedad de mí? Bueno, tampoco es que me lo mereciera.
    - Cuando tú me mataste, yo realmente creí que me habías traicionado. Te odie tanto que mi alma quiso clamar venganza. Fue entonces cuando Artemisa se presento ante mí y me convirtió en un cazador oscuro. – me explico Neck. Con cada palabra suya yo me sentía morir. Pero nada de esto tenia sentido, nada.
    - Cuando te volví a encontrar –continuo –yo no te recordaba bien, de hecho, por alguna razón que aun no estoy del todo convencido, alteraron mis recuerdos. Y estúpidamente me volví a enamorar de ti.
    - Nada de lo que dices tiene sentido –comencé. – lo dices como si tu…
    - Si, Harry, yo vengo del futuro…
    Algo muy perdido en mi memoria regreso:
    Un gruñido gutural salió desde mi garganta y sentí como el fuego salía a través de ella para quemar todo cuanto a mi alcance.
    El dragón rojo se revolvía en el suelo, he incluso trato de mandarme proyecciones pero yo no le deje.
    “Harry” –la voz de Draco me alcanzo de golpe y me detuve en seco. Saque las garras de aquella ensangrentada figura y me aleje. La razón llego ante mi y me trasforme en humano.
    Mire en todas direcciones, esperando ver a Draco pero no había nadie. Solo oscuridad.
    - Potter –una voz cálida hiso que me diera la vuelta. Me sentía asustado de lo que estuve a punto de hacer y lo menos que quería era que Draco me viera de esta forma. Pero al que tenia frente a mi era Neck, el cazador oscuro.


    Neck
    Nada de lo que estaba diciendo parecía llegar a Harry. ¿Pero como lo podía convencer de que realmente yo era Draco?
    Harry se separo totalmente de mí y se presiono contra una de las esquinas de su cama. Abrazando sus rodillas y murmurando cosas que no podía entender.
    Harry, mi Harry. Cuanto has de haber sufrido.
    Se suponía que no debía interferir en el pasado, Savitar ya me lo había advertido antes, pero no pude resistirme ante el sufrimiento de mi amor.
    Todo lo que había pasado en mi pasado, todo el odio que había acumulado por años se había desvanecido al ver lo que realmente había pasado.
    - Harry –le llame –búscame en el futuro…recuérdame…
    - Te dije que no podías interferir en el pasado, te lo advertí Draco –la vos de Savitar me provoco un ligero sobresalto.
    - Lo siento… -me disculpe, no solo por lo que había hecho al interferir en el pasado sino por todo lo que le había hecho sufrir al amor de mi vida; ahora y en futuro.
    Savitar se acerco al vacilante Harry que estaba acurrucado en la cama.
    - Tendré que borrarle la memoria… -anuncio.
    - Pero…
    - Esta conversación jamás debía haberla tenido, tú ni siquiera debería estar aquí. No debí haberte traído al pasado.
    Harry levanto su rostro unos segundos y abrió los ojos enormemente ante la imagen de Savitar. Pero sobre todo ante el reconocimiento.
    Antes de que Harry pudiese decir algo, Savitar coloco una mano en su frente y el adolecente se rindió al sueño.
    - Perdóname –le pedí pero no recibí respuesta alguna.
    Levante mis ojos para ver al hombre. Savitar parecía cansado, no físicamente claro, pero emocionalmente tal vez destrozado. En un lento movimiento, Savitar se quito las gafas oscuras y me miro con esos ojos esmeraldas que una vez me miraron con amor.
    - Harry…
    - No Draco, yo ya no soy mas Harry Potter, ahora soy Savitar.

    Theo
    Mi respiración se quedo atascada en lo que por ahora era un cuerpo de luz. Todo ahora tenia sentido…
    Ahora recordaba muy bien la batalla en el bosque donde vi a Savitar por primera vez. Sus ojos, ¡yo había reconocido sus ojos! El era Harry Potter, él es el asesino de dioses y también era Savitar, el mediado de katagarias ya Arcadianos.
    En mi mente comenzó a proyectarse lo que había olvidado, pero regresaba como una fuerte ola al caer sobre las rocas;
    De la parte mas profunda del bosque, había salido un hombre vestido de negro.
    Casi se me había ido el alma en cuanto lo vi. Ese hombre era el miedo mismo en la piel. Su presencia presagiaba algo brutal y salvaje. La forma tan calmada y acompasada en la que caminaba le daba un toque que desbordaba sensualidad y pasión. Su cuerpo era de estructura firme pero esbelta, con un cabello negro azabache que le adornaba la espalda.
    Su forma de vestir era excitante asta el punto de que me había quedado con la boca abierta. De cuero totalmente. Lo único que no traía negro en esos momentos era su collar; una piedra totalmente blanca. (Que ahora que lo pienso, se parecía mucho a un corazón de natural, una piedra de Neck).
    Sus ojos era tan verdes como los de Harry, pero en ellos no existía calidez alguna, o compasión.
    - Savitar… -lo había llamo Neville.

    Savitar no lo miro, más bien estaba mirando a los Daimos que no había atacado.
    Con un movimiento de mano de Savitar, los hombres rubios se hicieron cenizas. Como si los hubiese quemado hasta convertirlos en nada.
    De un momento a otro el hombre de cuero estaba en frente de Harry y sin siquiera poder hacer nada el León, este quedo desmallado ante los brazos de aquel hombre.
    - Demasiado pronto. -dijo. Lo había depositado con gentileza sobre la hierba y se dirigió entonces a Fred, haciendo exactamente lo mismo.
    - Savitar, ¿Por qué? –pregunto Neville antes de que una mano del desconocido lo detuviera.
    - Demasiado pronto para saber –había vuelto a decir.
    Los dedos de Savitar arrastraron los finos parpados de Neville, hasta hacerlo dormir.
    En cuanto los tres chicos estuvieron inconscientes, Savitar se les quedo mirando, como admirando su obra. Era un suerte que no me hubieran visto, de lo contrario no sabría yo como enfrentarme a semejantes titanes.
    - Te encanta dar espectáculo – declaro una vos no muy lejos de ahí.
    Savitar dio paso a una deslumbrante sonrisa, calentando sus ojos fieros.
    - Sabes que me encanta la audiencia. – el hombre de cuero paso su mano por la cabellera negra. Desasiendo la trenza con la que estaba sujeta.
    La visión de aquel hombre se hiso magnifica, pero por extraño que pareciera, me había recordado a alguien (a Harry claro).
    - ¿Era necesario que hicieras todo ese espectáculo? – un hombre, un poco mas bajo que Savitar, se acerco a pequeños pasos.
    A diferencia de Savitar, el nuevo hombre parecía un poco mas delicado, pero no por ello me quitaba esa sensación de que era muy, muy peligroso. Lo más desconcertante de este nuevo individuo era que portaba gafas oscuras.
    - Neck, por supuesto que era necesario. Harry aun no esta listo para saber lo que es. Créeme, lo se de primera mano. Además, el saberlo podría hacer que cambie su futuro.
    - Tal vez tendría un mejor futuro, tal vez todo tendríamos un mejor futuro.
    - Es posible. Pero no se puede cambiar la historia. Neck, prometiste ser solo un espectador, no puedes cambiar nada. Las cosas deben ser como deben ser.
    - No es justo, ni para ti, ni para mí, ni para nadie.
    - Lo se, pero no te preocupes por eso. Además, tenemos que saber como estos Daimons llegaron aquí, más bien, como demonios se enteraron de la verdadera naturaleza de Harry.
    Los dos hombres comenzaron a caminar por el bosque. Mi corazón se relajo un poco. Pero después Savitar se detuvo.
    - Ho, se me olvidaba…
    Una oleada fría recorrió todo mi cuerpo, al sentir la presencia de aquel hombre detrás de mí.
    Sus manos tomaron mi cabeza, y muy quedo en el oído susurro…
    Olvida.




    Capitulo 37
    El despertar de un cazador



    Dentro de las puertas del Santuario, Ash esperaba en una de las sillas vacías que estaban en la mesa más alejada de la concurrencia. Su pie se agitaba ante la impaciencia, Jaden estaba retrasado.
    Una fina neblina comenzó a arremolinar en los pies de Ash dando pie a la aparición del demonio.
    - Jaden –llamo impaciente Ash –te has tardado.
    El demonio bufo pero no respondió a la provocación.
    Ash observo mas atentamente a Jaden, parecía que llevaba algo cargando, un cuerpo.
    - Toma –Jaden entrego a los brazos del cazador oscuro a un muchacho pequeño. Su cabello era rubio y la piel estaba demasiado pálida. –Savitar ya me pago por recuperar el cuerpo. No se para que quiere un cuerpo sin corazón. –anunció con una mueca en el rostro.
    - ¿Un cuerpo sin corazón? –pregunto intrigado Ash.
    - Este Arcadiano no tiene corazón. Es como a esos naturales asesinados por ese mago demente. –resoplo el demonio - ¿Desde cuando Savitar le ha tomado cariño a estos…humanos?
    Ash se encogió de hombros pero en su rostro no desaparecía una sonrisa de satisfacción.
    - ¿Y que paso con los otros? –pregunto Ash -¿Qué te pidió que hicieran con ellos?
    - La chica la he reencarnado, al pelirrojo aún no encuentro su alma y en cuanto al tipo ojos lindos lo convertí en Oneroi. –contesto el demonio.
    - Interesante. Me pregunto que te habrá dado Savitar a cambio.
    Jaden lo miro imperturbable, era obvio que el regalo de Savitar fue lo suficientemente jugoso para que el demonio accediera a cumplir con su petición.
    - ¿Y, exactamente yo que tengo que hacer? –pregunto Ash al darse cuenta que no entendía del todo el porque le habían entregado a ese pequeño chico.
    - Savitar quiere que lo conviertas en cazador oscuro.
    - No, es muy chico aun –se negó el cazador –es un niño.
    - Si, un niño que le puede arrancar la cabeza de un mordisco a cualquiera. –argumento el demonio con el seño fruncido.
    - Bien pero… -Ash coloco el cuerpo del muchacho en una silla para examinarlo mejor –se ve demasiado joven, tal vez si…
    El cazador oscuro coloco una mano en la frente del chico y serró sus ojos, concentrándose. En cuestión de segundos el pequeño cuerpo se convirtió en un hombre de unos veinte años de edad. Su cabello le habría crecido hasta la cintura y ahora estaba vestido de cuero, como todos los cazadores oscuros.
    - Mejor –anuncio Ash orgulloso de su obra.
    - Si, mucho mejor. Tal vez yo…
    - Atrás, demonio lujurioso, recuerda que este cuerpecito –señalo al rubio –es de Savitar.
    Jaden lo fulmino con la mirada y en un parpadeo desapareció de la estancia. Ash miro a su alrededor para ver a la clientela del Santuario, -nadie se había dado cuenta de lo sucedido.
    - ¡Artemisa, te convoca a tu forma humana! –grito Ash.
    Con un estallido de luz, una hermosa y exuberante pelirroja vestida de blanco apareció ante el. Sus ojos verdes destellaban como orbes esmeraldas.
    - ¡¿Qué?! –preguntó impaciente la mujer. Ash le miro despectivamente, odiaba tener que tratar con esa arpía, pero si era por hacerle un favor a Savitar, entonces lo haría.
    - Mira –señalo al rubio. –Savitar me ha pedido que lo convierta en cazador oscuro.
    Artemisa miro al rubio y abrió los ojos como platos. Después embozo una extraña sonrisa. Con paso lento se acerco hasta el chico y en su mano apareció un medallón. Ash ya había visto esto muchas veces, cuando Artemisa convertía a un humano en cazador oscuro, encerraba su alma en un medallón, reclamando al nuevo cazador como uno de sus soldados.
    Existían veces en las que los cazadores oscuros eran liberados, pero solamente ciertas personas lo conseguían. Aquel que liberara al cazador oscuro tendría que amarlo demasiado para pasar la cruel prueba que Artemisa les daba para liberarlo.
    - Toma –Artemisa le entrego a Ash el medallón. –Dáselo a Savitar.
    Ash se quedo de piedra ¿Desde cuando Artemisa era tan caritativa como para entregar el alma de uno de sus soldados a otra persona?
    - ¿Por qué…? –comenzó el cazador.
    - Se lo debo –contesto la diosa –pero los detalles no son de tu incumbencia.
    En el momento en que la Diosa desapareció el nuevo cazador oscuro surgió a la vida.
    Cuando el muchacho abrió los ojos, sus manos automáticamente tocaron su pecho, buscando las heridas que su amante le había causado antes de que la muete lo reclamara.
    - Muchacho –llamo Ash -¿Cuál es tu nombre?
    El rubio miro al cazador oscuro con aprensión. Después se puso de pie he inspecciono su nueva vestimenta y su nuevo cuerpo.
    - ¿Pero que rayos?
    - Tu nombre muchacho – apremio Ash, asiendo que el rubio lo viera altaneramente.
    - Draco, Draco Malfoy.
    - Muy bien Draco Malfoy, siento tener que hacer esto pero…
    Con un rápido movimiento el cazador oscuro dejo inconsciente al muchacho.
    “Savitar…será mejor que traigas tu culo aquí para explicarme que demonios esta pasando” –proyecto, esperando que Savitar viniera lo mas rápido posible.
    Unas suaves pisadas atrás del cazador oscuro le advirtieron que Savitar estaba en el bar.
    - El es el hijo de Lucius –comenzó Savitar.
    - Ho, ya veo, aun así podrías ser más explicito en tu explicación. –pidió el cazador.
    - El, -dijo Savitar señalando al rubio –es la trampa que puso mi madre.
    Ash le miro por unos momentos parpadeando incrédulo y después soltó una carcajada que Savitar creyó que lo escucharían hasta en China o el Hades.
    - Esa mujer…siempre me sorprende. Toma –Ash le entrego el medallón con el alma de Draco –tu mami me pidió que te diera esto.
    - Esa mujer…-gruño Savitar.
    - Amigo, no puedes culparla de todos tus males, ella solo quiere que seas feliz.
    - Si como no, y por eso capturo mi alma y la reencarno en un Arcadiano para que así cuando encontrara mi pareja predestinada no pudiera deshacerme de el y le diera nietos. Pero le ha salido el tiro por la culata. Muchos inocentes murieron por que ella se comporto egoístamente.
    Savitar miro a Draco, que dormía profundamente. Por un momento Ash creyó que lo veía con amor, pero Savitar recompuso su expresión por una de hielo.
    - Ahora Harry Potter soy yo, y yo soy Harry Potter. ¡Maldición, lo único que esa mujer ha creado es que tenga debilidades! Muchas…
    Savitar recordó a la familia Weasley, a su padrino a sus amigos a Hogwarts. Y a Draco, especialmente a el, por que aunque no quisiera admitirlo, el estaba perdidamente enamorado de su rubio, de su Draco, de su Dragón.
    - Ash, hazme un favor, bórrale la memoria y dale un nuevo nombre…no espera llámalo Neck, Neck como el corazón que una vez me dio.
    Savitar saco de debajo de chamarra de piel un colgante con una piedra blanca.
    - Eso es…
    - Es el corazón de Draco. –dijo Savitar antes de desaparecer del lugar.
    Ash se quedo por un momento pensando, ¿Esto era realmente lo mejor? Su amigo necesitaba amor en su vida, siempre había estado solo, ¿Por qué se negaba tan rotundamente a seguir sus sentimientos?
    No, no podía permitirlo.
    - Draco, si tú verdaderamente lo amas, entonces tú serás el único que puede salvarlo. Rencuéntrate con el nuevamente, y reclámalo como tuyo.

    Diez años después….



    Harry

    Realmente jamás había conocido el verdadero dolor hasta ahora. Cada respirar dolía como el infierno. Cada centímetro de mi cuerpo supuraba en la agonía, en el ansia de mi droga, de mi Draco. Y a pesar del tiempo, el dolor seguía ahí, instalado en lo más profundo de mi ser y sin querer abandonarme.
    Pero la verdad, así lo prefería. Este dolor siempre seria un recordatorio de lo que había hecho, de lo que había perdido. Nada podría curarlo, y tampoco lo iba a permitir. Este seria mi castigo.
    Muchas cosas había pasado desde que recupere la conciencia después de la batalla con Voldemort. La primera de todas era que no podía morir, no importaba cuantas veces me hubiese intentado suicidar, simplemente, no podía morir. El destino se había encargado de que cumpliera mi sentencia, lenta y eternamente.
    La segunda de todas era que ya no podía transformarme en dragón. La verdad no sabía a que se debía eso pero no me importaba. Los demás creían que no lo hacia por temor a perder el control y por el recuerdo de Draco. Tal vez esa seria una excelente escusa si aun pudiera ser un Arcadiano.
    La ventaja de todo esto, era que jamás volvía a entrar en ciclo, jamás quise volver a estar con nadie, aunque tampoco lo quería. Y lo mejor de todo era que conservaba mis poderes Arcadianos. Los había controlado a la perfección y en conjunto con mis poderes de mago, me había convertido en un muy temido mago entre los mortifagos que aun se ocultaban.
    Unos golpes en la puerta de mi oficina me sacaron de mis pensamientos.
    - Adelante – permití el acceso a la oficina.
    - Harry –me llamo Hermione. Una sonrisa se reflejo en mi rostro, –ella, Neville y los Weasley, eran los únicos que podían causar algún sentimiento en mi - hacia algunos meses que no veía a esa mujer, después de su incursión a su pueblo natal, en Qualinost.
    Hermione, ante los ojos de los demás, seguía siendo la misma chica que todos conocían en Hogwarts. Una estudiante modelo, la mejor amiga del famoso Harry Potter. Pero cuando canalice mis poderes para dominarlos, me di cuenta de que Hermione no era lo que parecía. Ella había sido una elfa del bosque, enviada a recuperar el orbe de los dragones. Que por cierto, estaba en mi custodia y ella, a sabiendas de que yo lo tenía, jamás me lo reclamo ni pidió, al igual que la princesa Tannis –que increíblemente era Fleur. El secreto de sus identidades –de Hermione y Nott - estaba muy bien resguardado entre la orden del fénix, el señor Lucius Malfoy y yo.
    - Tienes que ver esto –anuncio Hermiones entregándome un expediente.
    Sin responderle, abri el sobre con los documentos y les eche una ojeada. Su contenido hiso que se me helara la sangre.
    Había dos fotografías con los cuepos de unos muchachos. Sus pechos estaban habiertos en canal y se les había arrancado el corazón.
    - Ellos…
    - Si Harry, ellos eran Arcadianos con sangre de naturales – informo con el senblente palido. Haciendo que su hermoso rostro quedara como una estatua estoyca y sin vida. –alguen quiere hacer lo mismo que Vodemort hiso en el pasado.
    - No lo se, todos lo mortifagos que estuvieron en la batalla están muertos. Además dudo mucho que Voldemort confiara en cualquiera para hablarle de su plan.
    - Pues lo hiso –la severidad de la afirmación no me gusto nada.
    - ¿Por qué lo dices?
    - Cuando fui a mi pueblo natal, me encontré con que alguien quiso entrar en la bóveda donde esta el ultimo de los orbes creados por los hechiceros.
    ¡Maldición! Esto no me gustaba.
    - Llama a Theodore Nott, ve si el sabe algo. –demande.
    - En un momento.
    Hermione salió de la oficina mientras se quitaba su capa de viaje. Su hermosa cabellera castaña callo sobre su espalda esparciendo el perfume del bosque. La forma en que caminaba, -altiva y autosuficiente –me hiso recordar las pasturas engreídas que hacia Draco cada vez que nos encontrábamos en nuestros primeros años de la escuela.
    - Llamaste –dijo una vos. Pase mis ojos sobre toda la oficina intentando encontrar al ser de luz, pero al parecer, el Slytherin no iba a dignarse a aparecer físicamente.
    Nott, se había convertido sorpresivamente en nuestro gran espía. Él podía encontrar a casi cualquiera mientras la luz del sol estuviera en lo alto. Yo diría que este trabajo lo había tomado más por remordimientos que por su sentido de la justicia. Por que al igual que con Hermione, mis poderes podían ver a través del castaño y –por alguna razón que todavía no sabia – yo siempre sabía la historia de cada persona, casi de cada persona.
    - Quiero que investigues algo –casi le ordene.
    - ¿Me estas ordenando Potter? –me reprocho la voz.
    - Si, y más vale que traigas físicamente tu culo aquí antes de que mande tu Jodida alma al infierno. –amenace, no estaba para sus jueguitos.
    Al instante, el castaño apareció ante mí, vestido con un pulcro taje negro.
    - Me llamaba, Sr Potter.
    - Déjate de estupideces. –le entregue el archivo con las fotos. Al instante su semblante se puso pálido y me miro con angustia.
    - Investigare de inmediato.
    Una de las cosas que más me gustaba de esa, era que en sus misiones actuaba rápido y sin dejar sospecha. Más si se trataba de los naturales y los orbes.
    Nott regreso casi al instante.
    - Alguien quiere hablar contigo –anuncio.
    - Que pase.
    - Dudo mucho que él entre por las puertas –con esto ultimo Nott desapareció dejándome confundido.
    Desde las sombras de un rincón de la oficina, una figura oscura surgió. Imponiendo una aura letal.
    El desconocido venia vestido de cuero, con botas militares con hebillas de calaveras. Su cabello era negro como la noche pero tenía un mechón rojo que le caía en el rostro. Sus ojos estaban cubiertos por una gafas oscura, pero a pesar se esa precaución yo podía ver sus arremolinantes ojos plateados como el mercurio. Anunciándome que esta no era una criatura cualquiera.
    Sus más de dos metros de altura podrían intimidas a cualquiera pero a mi no por supuesto, si esa criatura y yo nos enfrentáramos estaba casi seguro que estaríamos en igualdad de circunstancias.
    - Ash –salude al cazador oscuro.
    - Harry Potter –saludo con un movimiento de cabeza.
    - ¿A que debo la visita? –pregunte. No era normal que un cazador oscuro se inmiscuyera en el mundo mágico y mucho menos que entrara en el ministerio de magia y hechicería.
    - Uno de los tuyos ha asesinado en mi territorio. –acuso.
    - ¿A si? –pregunte intrigado. El territorio de los cazadores oscuros se concentraba más en Nueva Orleans. Pero era sabido por cada mago de América o del mundo, que estaba prohibido intentar cazar a cualquier derivado de un Apolita, incluyendo a los Daimons. Ese trabajo solo era para los cazadores oscuros.
    - Necesito de tu ayuda. –pidió el cazador.
    Eso me dejo realmente impactado, ¿El líder de los cazadores oscuros pidiéndome ayuda a mí? No me extrañaría que el conociera la naturaleza de mi ser, pero si el se atrevía a pedir mi ayuda eso quería decir que él asesino al que nos enfrentábamos no era cualquier cosa.
    - He traído a alguien que te ayudara en esto, -dijo el hombre –Neck –llamo.
    Un hombre como de unos veinte años apareció ante nosotros. Él venia vestido casi igual que Ash, de cuero negro y botas militares. Su cabello negro estaba sujeto en una cola de caballo y le llegaba casi hasta la cintura. Sus ojos estaban cubiertos por unas gafas de sol -¿Por qué los cazadores tenia la afición de usar siempre gafas?
    En la cintura de Neck, colgaba dos pequeñas dagas plateadas que desde mi posición, se veían muy peligrosas. La postura y porte de aquel hombre se me hiso terriblemente conocida, sobretodo su nombre…Neck.
     
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