BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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    La oscuridad es mi camino...las tinieblas mi trono y tu agonia mi aliento

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    Capitulo 32
    Comienzo del fin



    Neville
    Gracias a que estaba en mi forma de oso, nadie pudo ver el rostro de perplejidad que me cargaba. Que en estos momentos fuera precisamente Nott quien me estuviese protegiendo, era de locos. No me sentí de repente en la misma dimensión. ¿Acaso mis ojos me estaban jugando un mal juego?
    - ¡Traidor! –grito Bellatrix lanzando nuevamente un hechizo que rozo a Nott en la megilla, propinándole un corte profundo. A diferencia de mis heridas, las de Nott no se convirtieron en negras, al contrario, del corte emano una extraña luz dorada y al instante se serró.
    Al parecer Bellatrix se dio cuenta de lo que había ocurrido y abrió los ojos de par en par.
    - Un…un elemental de Luz. –balbuceo la mortifaga. ¿Un elemental de luz? Me pregunte. Jamás había escuchado de ellos, solo de los de los cuatro elementos. ¿Habría escuchado mal?
    - Vivito y colenando –dijo Nott con una sonrisa en los labios.
    ¡Valla, y yo que creía que nosotros los Katagaria y Arcadianos éramos los más raros del colegio!
    - Los elementales de la luz tienen prohibido inmiscuirse en cualquier guerra. – dijo Bellatrix, apuntando con la varita a Nott.
    - Es sierto, pero nada nos impide defendernos de enemigos poco gratos y sin honor. Además, quien dice que alguien como yo debe seguir las reglas. Después de todo, soy un exiliado de mi clan. – esto ultimo Nott lo dijo tan bajo que me sorprendió que pudiera escucharlo.
    Trate de hablarle a Nott para saber que era lo que estaba pasando pero no me acordaba que en esos momentos era un oso y no un hombre, por lo cual solo salieron de mí un sonido gutural. ¡Que torpe!
    Nott me miro y sonrio deslumbrantemente. ¿Quién hubiece dicho que tuviera semejante sonrisa?
    “Tranquilo” –me proyecto, -“ahora estas a salvo”.
    ¿Pero que rayos? ¿El también podía proyectar pensamientos?
    “Si puedo” –me contesto.
    “Oye, no te metas en la mente de las personas sin su permiso” – esto si que me habia puesto de mal humor.
    Rayos, si el era capas de leer la mente sin siquiera pedir permiso y con esa facilidad, ¿entonces ya sabia de antemano lo que éramos?
    Use toda la fuerza que me quedaba para transfórmame nuevamente en humano, pero al hacerlo, algunas partes de mi cuerpo no me obedecieron y cai de bruces contra el suelo.
    A mi alrededor, los alumnos aun iban y venían con hechizos por delante y atrás, haciendo que prácticamente nadie notase la compleja conversación que tenían Nott y Bellatrix.
    Sentí que Nott me tomaba del brazo para ser mi apollo, tome con grata satisfacción su brazo y el me sujeto de la cintura mientras que con la otra mano seguía apuntando a la mortifaga con su varita.
    - ¿Desde cundo sabias lo que eramos? –le pregunte, casi un susurro de mi parte pero el pudo escucharme.
    - Lo supe en cunto te trasformaste –contesto.
    - Mentiroso -le dije.
    - No, es verdad, -dijo un poco exaltado – No me voy a poner a hablar sobre mi vida precisamente en estos momentos pero si he de decirte que no es la primera vez que te veo de esta forma, estoy casi seguro de eso. Alguien manipulo mi cabeza, pero al hacerlo se rompió el hechizo dememorizante que tenía sobre mí. Después de no se cuantos años al fin se quien soy de verdad.
    Los mortifagos volvieron a atacar peron Nott se las arreglo con una facilidad que me dejo impactado. Un minuto más tarde Bellatrix y los otros estaban inconsientes sobre el piso.
    - Neville, -me llamo entonces Nott – quiero que me contestes con la verdad, ¿Entiendes? Esto es muy importante ya que depende de la vida de muchas personas.
    - Esta bien – me alarme – dime…
    - ¿Dónde se encuentra el orbe de los dragones?
    - ¿Qué?
    - El orbe, se supone Lucius Malfoy tiene uno, se les fue confiado hace años para detener la amenaza de los dragones elementales en los pueblos de los elfos del bosque.
    - Nott, no entiendo nada de lo que dices.
    Mi salvador parecía decepcionado pero entonces algo entre la multitud llamo su atención y su rostro se volvió como papel, al voltear para ver quien era, solo pude ver a Fleur parada justo en frente, observándonos con un odio que me llego hasta los huesos.
    - ¡Tú! – soltó Fleur de repente, mirando con odio al Slytherin. El entorno comenzaba a verse cada vez mas extraño. Fleur miraba a Theo como si fuese la primera vez.
    - Princesa Tannis…

    Theodore Nott
    Mi mente se había convertido para mí en un libro cerrado, viendo solo la cubierta pero jamás el contenido. Aproximadamente hace setenta años que no recordaba quien había sido ni lo que había hecho.
    En estos últimos años, había vivido como un mago más dentro de Hogwart, siendo más humano de lo que nunca me hubiese imaginado. Viviendo con un hombre que no era mi padre, llamado con un nombre que no era el mío. Y todo por estúpido.
    Los elementales de luz, éramos criaturas pacifistas que prácticamente no se metían con nadie. Jamás nos involucrábamos en guerras ni revueltas de ningún tipo. Nosotros siempre éramos espectadores del proceso. Viendo, ocultos entre los haces de luz.
    Pero yo jamás quise ser solo un espectador. Siempre tenia curiosidad por las cosas, quería saber lo que se sentía el tocar, el tener sentimientos, saborear, estremecerse…enamorarse.
    Y el amor había sido precisamente mi perdición…
    Alec, había sido un hombre hermoso. Tanto que quede prendado de el desde el primer momento en que le vi. Pero este no era exactamente un humano como lo había pensando en un principio, si no más bien un ser que tenia la capacidad de convertirse en Dragón.
    En ese tiempo, Dragones atacaban las aldeas de los elfos de bosque, halla en Qualinost y Alec era uno de ellos.
    Como elemental de la luz, yo estaba siempre en cualquier lugar prácticamente sin ser detectado, por ello Alec saco provecho y me mando como espía.
    Fue cuando me entere de la creación de los orbes y ayude a Alec para robarlo. Pero en la huida fui capturado y como castigo me desterraron y borraron mi mente. Si hubiecen podido tal vez me habrían matado, pero jamás se atreverían a tocar a un ser de luz.
    Alec, que había resultado ser perteneciente a una raza llama Arcadians. Se había dejado llevar por su corazón humano, y la ambición del poder lo había corrompido. Con el poder del orbe, él había dominado a muchos dragones elementales para conquistar Qualinost y quiso proclamarse rey. Pero lo único con lo que no contaba era que él mismo llevaba en sus venas sangre elemental y por ello también podría ser controlado.
    Para equilibrar la balanza, los elfos del bosque obsequiaron a Lucius Malfoy un segundo orbe, con el cual ayudaría a detener a Alec, y lo hiso, pero antes de que detuvieran al Arcadians, este escondió el orbe en un lugar seguro.
    Ahora los tiempos habían cambiado y el orbe volvía a aparecer y la única manera de contrarrestar su magia seria con el orbe que tenia Lucius.
    No era de extrañar que la princesa Tannis me mirara de esa manera, después de todo yo fui el causante de que su pueblo sufriera muchas penalidades.
    - ¿Vienes de nuevo a robar el orbe? –Tannis soltó enfurecida.
    - Si pudiera, me lo llevaría lejos. Donde ningún ser de corazón humano pudiese tocarlo. – le confesé.
    - Toda esa palabrería debiste haberla pensado antes, ya no importa. Pero el hecho de que estés aquí significa que en esta guerra – se refirió al ataque de los mortifagos – tiene que ver con el orbe.
    - Puedo sentir su magia cerca…
    Justo antes de terminar la frase sentí dos grandes poderes colisionando. Era abrumador. Más bien, terrorífico.

    George
    Con todo y mi cuerpo dolorido, corrí todo lo que pude en dirección a donde se había ido Katty. Aunque le dije a Fred que la protegiera tenía que ver con mis propios ojos que ella estuviese a salvo. Salí del gran comedor a empujones y manotazos, abriéndome camino hasta casi llegar a los jardines que iban al lago.
    Lo primero que vi fue a la enorme bestia de dragón plateado gruñendo y sacando hielo por la boca en dirección al león negro que luchaba con todo lo que podía enviándole ondas magnéticas que replegaban muy poco al dragón. Fred sengraba hasta por los codo tratando de proteger a… ¡Katty!
    Mi Gatika estaba sobre el suelo, con una enorme herida en el pecho. Corrí hasta ella sin impórtame mi cuerpo o cualquier otra cosa. Katty apenas si respiraba, solo estaba viva de milagro ya que en su pecho no tenia corazón que bombeara sangre.
    La cogí entre mis brazos y ella apenas si abrió los ojos.
    - Tranquila amor, -le dije con lagrimas en mis ojos – todo va a estar bien.
    - George…te amo.
    Con esto Katty dio su último respiro y quedo flácida entre mis brazos.
    Katty… la llame, pero no salía sonido alguno de mi boca. Me había quedado momentáneamente desconectado de mi cuerpo, no sentía nada, no veía nada, yo solo quería morir, morir con ella…
    “No me dejes, amor, no me dejes.” –seguí llamando.
    - Bien hecho, mi dragón –aquella frase por asares del destino se había filtrado en mi mente. Mire a aquella persona y vi con horror de que se trataba de Voldemort. Draco entonces se transformo nuevamente en hombre y le entrego una piedra rojo fuego al Lord oscuro.
    Al principio no registre lo que era, pero después vi la herida en el pecho de Katty y recordé como le había sido arrancado el corazón a Ron.
    Aquella piedra roja era el corazón de Katty.
    Deposite un suave beso en la frente pálida de la que una vez había sido mi pareja predestinada. Entonces vi como la marca de nuestras manos desaparecía, como si nada antes nos hubiese unido. Un enorme hueco se instalo en la boca de mi estomago y apreté todo lo que pude mis puños para contenerme y no echarme a llorar enfrente de esos bastardo.
    Acomode a Katty sobre la hierva y me gire de frente a mi destino. Con cada paso que daba, me llene de la fuerza necesaria para enfrentarme al mago mas temido del mundo mágico. Si, del mundo mágico pero no de su raza. Los Katagaria no se doblegarían ante nada ni ante nadie y menos ante un humano.
    De inmediato le lance una onda de mi poder psíquico, provocando ondas magnéticas que podían verse incluso por cualquier ojo humano. Voldemort retrocedió para después mirarme con furia contenida. Alzo su varita y me apunto.
    Que estúpido, ¿Acaso Draco no le había dicho que la magia de los humanos era ineficaz para nosotros?
    Un hechizo paso rozándome la pierna y al instante me doblegue ante el dolor. No podía creerlo, ¿Qué rayos estaba pasando? Mire la herida y me quede helado al descubrir que esta se tornaba negra.
    - Pero que…
    Voldemort comenzó a reírse como un estérico, mientras que Draco estaba estoico, más bien ¿congelado? No se movía nada de él, era como si fuese una estatua.
    - ¿Acaso ustedes, estúpidos animales, creyeron que no vendría preparado? Gracias a cierto informante descubrí que a los Apolitas podría matarlos la sangre de un cazador oscuro y como ustedes también vienen de esa especie solo cree un hechizo para que esta sangre también les afectara.
    ¡Por la barbas de Merlin! ¿Como rayos se había enterado de eso?
    Oh, claro, Draco…
    Como ayuda de parte de Artemisa, la sangre de los cazadores oscuros era veneno mortal para cualquier Apolita o Daimon. Esto lo había hecho con el fin de que ningún Daimon se atreviera a tocar a sus hermosos guerreros. Pero ahora esto se estaba volviendo en nuestra contra.
    Un sonido gutural llamo mi atención detrás de mí. Era Fred, pero no podía comunicarse conmigo porque estaba en su forma de león, ni siquiera por proyección mental. El sangraba en abundancia por uno de sus costados y en su brazo derecho tenia una herida muy similar a la mía.
    El corazón se me paralizo de la impresión, ¡No, no podía perderlo a el también! , el no…
    Utilizando toda mi fuerza y poder de katagaria, levante un escudo entre nosotros y los mortifagos. Me abrace a Fred y serré lo ojos, aguardando el final de nuestras vidas…


    Harry
    Yo había pensado que una vez desecho el vínculo de emparejamiento entre Draco y yo, seria capaza de acabar con toda esta locura. Pero ahorra viéndolo frente a mí, haciéndoles daño a las personas que consideraba mi familia, no podía hacerle nada, ni siquiera detenerlo. Dañarlo era como dañarme a mí.
    Todo el odio que según yo estaba guardando para este momento se escapaba de mi cuerpo como agua.
    Al ver como George protegía a su hermano de los fuertes ataques que Draco le estaba propinabdo con su poder mental, sentí que si no hacia algo, esto acabaría en una matanza.
    - Draco – apenas pronuncie la palabra, el dragón plateado se dirigió a mí.
    - Miren esto, el famoso Harry Potter se ha unido a la fiesta –dijo Voldemort.
    Draco parecía mirarme si mirar, y su rostro estaba colérico pero a la vez frio como un tempano.
    - Draco, encárgate de tu perra.
    El apelativo ofensivo que lanzo Voldemort me causo un estremecimiento. Pero el ver como Draco le obedecía sin chistar hiso que esa furia guardada comenzara a resurgir.
    - ¿Por qué me haces esto? –le pregunte al fin al Slytherin, soltando todo lo que tenia por dentro.
    - Por que te odio –contensto, eso no me lo esperaba – siempre te he odiado.
    - ¿Y toda esa mierda de que me amabas? –las manos me temblaban del dolor pero en mi expresión y voz hise que no se dieran cuenta.
    - Fingí, tenia que hacerlo. Necesitaba saber que tipo de ser eras, y en el cazo de que fueras en parte elemental te arrancaría el corazón como al Weasley y a la chica.
    Sus palabras me dejaron de alguna forma pensando, algo no esta bien aquí. Draco siempre había sabido que yo no era un elemental y la manera en que llamo a Katty, como si no la conociera estaba demasiado extraño.
    Sacando esos pensamientos repentinos de mi mente, convoque una lanza. Tarde o temprano, esto tenía que llegar a su fin.
     
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    Capitulo 33
    Esto no me lo esperaba



    Harry

    Mirar a través de sus ojos era como contemplar el océano, infinito y de cierta forma aterrador. En sus ojos ya no había esa calidez con la que me embriagaba en las mañanas cuando despertábamos juntos, su piel tampoco parecía tan viva como antes, era como si estuviese viendo a un zombi. Pero era Draco…y el había asesinado despiadadamente a Ron y a Katty.

    ¿Acaso merecía perdón? ¿Merecía clemencia?
    Draco dirigió sus ojos a la lanza que sostenía con la mano, acontinuación sus labios se curvaron en una cruel sonrisa.
    - Tu no puedes hacerme daño –afirmo, no había duda en sus intensos ojos azules, lo que hiso que se me calentara la sangre.
    - ¿Cómo puedes estar tan seguro? –le pregunte.
    - Por que me amas más que a tu propia vida, yo me encargue de que así fuera.
    Casi se me cae el alma a los pies, Draco sabia donde pegar, donde echarle sal a la herida. Y lo peor de todo era que tenía razón, lo amaba más que a mi propia vida y era por eso que le daría el tiro de gracia al final. Nadie más podría hacerlo porque lo mas seguro era que lo odiaría.
    - El amor no me siega Draco –le confesé –he sufrido lo suficiente como para que no fuese cauto.
    - ¿A caso me estas diciendo que nunca confiaste en mi?
    En esta ocasión pude ver un poco de turbación en sus ojos así que me agarre de ahí para descontrolarlo y quitarle su seguridad, aunque todo lo que dijese fuera mentira.
    - Exacto, nunca confie en ti. Nunca he confiado en nadie…
    - Mientes – aspeto – si no lo hubieces hecho, me habrias descubierto antes.
    - Y quien dice que no lo hice, es por eso que hice algo antes de venir aquí.
    Le mostré mi mano donde alguna vez había estado la marca de emparejamiento. Draco la miro sin comprender, pero en su rostro se veía furia contenida.
    Para mi sorpresa, el lugar donde nos encontrábamos parecía demasiado silencioso. Mire alrededor con un poco de angustia ya que ningún sonido podía penetrar en mí. Fred y George estaban en el suelo, fuertemente abrazados pero casi ilesos, el cuerpo de Katty seguía tirado y sin viada y Voldemort nos miraba fijamente, envuelto en pensamientos que solo una mente retorcida como la suya tendría.
    - No te creo, no has hecho nada que pueda dáñame.
    Era extraño ¿Cómo era que no se daba cuenta que la marca ya no estaba?
    - Draco, - la voz siniestra de Voldemort resonó con eco en mi mente – acaba de una vez por todo con esto.
    - Como lo ordene amo…
    Draco se transformo repentinamente en dragón y se lanzo sobre mí con las fauces abiertas, ni siquiera me dio tiempo de reaccionar y me tiro al piso. Su enorme pata presiono sobre mi abdomen y me saco todo el aire. Trate de transformarme para liberarme pero algo me lo estaba impidiendo, la influencia mágica de Voldemort era más de lo creía.
    - Draco –lo llame suplicante, por una estúpida razón, creí que el reaccionaria, pero no lo hiso. Él realmente quería matarme y yo a el. Pero claro, no por las mismas razones. Draco me odiaba, podía verlo en sus ojos y de cierta forma yo también por todo lo que había hecho, no solo a mí, sino a la familia de Ron, a la de Katty, por Sirius que era mi única familia y por todos los estudiantes que en este momento luchaban por sus vidas.
    El matar a Draco no era acabar con la raíz del mal pero si se acabarían muchos problemas, esta arma tan preciosa y temible no debería estar en las garras de un desalmado como Voldemort. Tenia que parar esto.
    ¡Y que estúpido y engreído había sido! ¿Cómo pude quitarme la marca de emparejamiento? La rabia me había segado, el dolor me hiso ensordecer mis oídos para cometer semejante acto de deslealtad. Le había prometido a Draco que estaría con el hasta el final y con esto le esta traicionando. Pero no solo a el, sino a mi mismo. ¿Realmente seria capaz de vivir sin el? ¿Realmente podría vivir con la culpa de su asesinato? Lo mejor seria si los dos muriéramos…

    Hermione
    Tenia que llegar lo más rápido posible al castillo, tenia que advertirle a Harry de lo que estaba pasando antes de que cometiera una locura. Aun podía recordar la ira en sus ojos cuando Draco mato a Ron y con el a Sirius y no dudaba ni un poquito que tomara venganza del asunto. Los dragones como el no se aferraban demasiado a sus sentimientos, bueno por lo menos eso era lo que había visto de su especie.
    Pero Harry era diferente, él había vivido toda sus vida como un humano y por eso contaba para que no hiciera nada de lo que podría arrepentir después.
    El señor Lucius y yo habíamos salido con trabajo de la mansión Malfoy. Justo cuando escapábamos de las prisiones del sótano, nos habían descubierto y atacado, pero esos Mortífagos no eran nada contra Lucius, bueno, hasta que uno de ellos lanzo un hechizo que partió la carne del dragón y la hiso negra. Lucius me había explicado que se trataba de veneno mortal hecho con sangre de cazador oscuro y teníamos que detener su avance antes de que fuera demasiado tarde.
    Lo lleve a donde el me había dicho, un lagar en Nueva Orleans llamado “El santuario”. Un hombre, que resulto ser un katagaria halcón lo atendió y curo.
    En ese lugar descubrí que no solo los dragones existían sino toda una gama de animales. Lucius me explico su historia al igual que sus batallas por los últimos siglos. Jamás pensé que precisamente yo, la sangre sucia, estaría platicando así con Lucius Malfoy. Con este extraño vínculo me decidí a decirle la verdad sobre mí. Al principio estaba muy aséptico pero después se convenció al ver mi verdadera forma.
    Lo que realmente me sorprendió fue su historia con el orbe, nunca pensé que algo así había ocurrido, el orador de lo soles de Qualinost no me había dicho toda la verdad después de todo. De haberlo sabido mi búsqueda del orbe se hubiese dirigido primordialmente a la casa de los Malfoy y probablemente no hubiésemos evitado de muchas cosas, al igual que de muchas muertes.
    Cuando llegamos al castillo, la batalla ya había comenzado.
    Entramos al grancomedor y descubrimos que los mortifagos estaban por todo lados, lanzando hechizo tras hechizo a los estudiantes que apenas si se podían defender. Lucius se concentro y lazo una ola de energuia que incapacito al intante a todos lo seguidores del Vodemort.
    - Buena técnica –le dije, impresionada.
    - No has visto nada. –me dijo con una sonrisa ladeada, pero la satisfacción de haber frenado a los mortifagos no le llegaba a los ojos. –vamos, -continuo –tenemos que encontrar a mi hijo.
    El me condujo por los pasillos hasta llegar a los jardines que estaban cerca del lago, busque con la mirada a Harry y me paralice en el acto. Lucius miraba con los ojos como platos a su hijo. Draco estaba atravesado totalmente con una lanza y las manos de Harry estaban llenas de sangre. Habíamos llegado demasiado tarde.

    Harry

    Los ojos del dragón blanco refulgieron enloquecidos cuando le lance de lleno una ola de mi poder. El animal retrocedió pasmado he incrédulo, jamás hubiese pensado que yo le atacaría con tal intensidad.
    Draco recupero su forma humana y me miro con odio contenido, su mirada hiso que me tragara mi propia bilis.
    - Me atacaste – parecía sorprendido.
    - Draco, detente, no quiero hacerte daño, yo no quiero…
    - ¿Matarme? No tienes el coraje para hacerlo. Eres un cobarde, siempre lo has sido.
    Para reafirmar sus palabras, camino hasta donde estaban Fred y George, atravesó el escudo debilitado que George había creado y tomo al león negro, que se esforzaba por zafarse de las manos de Draco. George trato de detenerlo pero Draco le dio tal golpe que lo dejo noqueado.
    Arrastro al león hasta ponerlo frente a mí. Yo estaba horrorizado por semejante acto de vileza. Draco no tenía misericordia por nada ni por nadie.
    - Demuéstrame de lo que eres capas, Harry Potter. – acto seguido, Draco tomo una pata del león y la rompió…
    El aullido de dolor rezumbo por todo mi cuerpo, estaba pasmado, no podía moverme y tampoco creí que si daba un paso pudiera sostenerme.
    Mire como el ser que mas había amado en mi vida me destrozaba con cada hueso que le rompía a Fred, pero aun así no podía moverme, no podía. Las lágrimas se me salieron de los ojos y el corazón se me comprimió en mil pedazos. Si hubiese existido alguna duda de que Draco me había engañado siempre, utilizándome, y haciéndome confiar en el, ahora no había dudas. Draco incluso podría matarme a mí sin ninguna consideración, podría deleitarse torturándome hasta la locura con tal de satisfacer a su amo.
    Mi mente se comenzó a llenar de odio, un odio cruel y despiadado como nunca antes lo había sentido. Este nuevo sentimiento que comenzaba a crecer en mi acallo el sentimiento de protección, de sutileza, de compasión, incluso el de amor. No escuchaba a nada más que al odio. El me estaba aconsejando matarlo de la manera más vil que pudiese encontrar. La vara que estaba entre mis manos se calentó con mis sentimientos. No sabia con exactitud el porque había elegido precisamente una lanza, pero este era como el instrumento del final, con esta arma le arrancaría el ultimo aliento a ese ser que tanto amaba y odiaba al mismo tiempo.
    “Acabare con esto” –le proyecte. Tome la lanza y la arroje, directo en el pecho de Draco.
    La serpiente me miro totalmente pasmado, como si no hubiese creído lo que acababa de pasar. Sus ojos entonces comenzaron a tornarse nuevamente en el platinado que yo había conocido. El estaba desconcertado, mas que eso, el estaba ¿dolido?
    - ¿Harry? –me llamo, con esa dulce y engañosa voz.
    A pesar de todo el amor que sentía por el, en ese momento solo pude verlo con odio y desprecio. Me arrodille y con una sonrisa cruel le dije:
    - Hasta nunca, mi amor. Que te valla bien en el infierno.
    Draco me miro horrorizado antes de dar su último respiro.



    Voldemort

    Mis ojos no podían creer que Harry Potter realmente lo había matado. El…
    Efectivamente había asesinado al que decía ser su amado. Realmente esto no me lo esperaba y obviamente tampoco Draco.
    Cuando capture la esencia de Draco en el orbe, el me había dicho que Harry no se dejaría engañar, que el descubriría la verdad y lo rescataría. Que estúpido había sido Draco, ¿Cómo pudo confiar en alguien que al parecer jamás estuvo seguro del amor que Draco le tenía? Que con tan solo una palabras manipuladas por mi, Potter se había vuelto contra el.
    Por todos los fundadores de Hogwarts, realmete quería ver el rostro de Potter cuando le dijera la verdad. Pero algo no andaba bien aquí, ¿acaso no se suponía que encuanto Draco muriera, Potter también lo haría?
    - Lo has matado – le solté.
    - ¿Acaso pensaste que no podía hacerlo?
    - Creo que mi opinión es lo que menos importa, la cuestión es que Draco no creía que fueras capas, de hecho el contaba con eso. Después de todo el pensaba que le amabas. Fueron horribles las ultimas palabras que le dijiste, sobre todo cuando le deje cobrar la lucidez de su mente.
    El desconcierto en su rostro fue como si bebiera agua fresca en medio del desierto.
    De mi túnica saque el orbe que me había dado el Arcadiano que gobernaba antes que Potter.
    - ¿Sabes lo que es esto? –le pregunte con regocijo. – esto es un orbe mágico, le llaman “el orbe de lo dragones” es un instrumento creado por magos muy poderosos para controlar a los dragones con sangre elemental.
    El rostro del muchacho se puso pálido ante tal conocimiento.
    - Si, Harry –lo llame más personalmente – esto es lo que estuve usando para controlar a Draco. Con esto hice que asesinara al capitán de equipo de Quidittch, al igual que al Weasley y a la chica.
    - No, esto no es sierto… -soltó pobre diablo con el rostro mas pálido que el papel.
    - Claro que si, pero ¿sabes cual fuel la parte más divertida? La mejor parte fue cuando Draco me dijo que tu lo salvarías, que tu te darías cuenta, que jamás creerías nada de lo que yo te dijera a través del cuerpo de el y que al final lo rescatarías y me darían una paliza. Es una lastima que no hayas cubierto sus expectativas. Pobre Draco –fingí congoja – y pensar que moriría en manos del amor de su vida, en manos de un hombre que en realidad nunca confió en su amor y que incluso no murió con el. Nunca pensé que fueran tan cobarde. Fuiste capas de matarlo con tus propias manos pero no morir con el como le habías prometido.
    Guarde silencio mientras saboreaba el conflicto emocional que estaba librando Potter.
    - Bueno, eso ya no importa. Al final le demostraste lo mucho que lo amabas, en sus últimos momentos le deje recobrar su cuerpo, ha de haber sido todo un deleite la demostración de tu afecto.
    Potter se agarro la cabeza con desesperación y profirió un grito que pudo haberse escuchado hasta el otro lado del mundo.
     
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    Capitulo 34
    Vuelve



    Harry

    No podía hablar, mi garganta se había secado al descubrirme gritar y gritar si censar por lo que había hecho. ¿Esto realmente estaba pasando? Trate de moverme pero mi cuerpo tampoco respondía, quería saber lo que pasaba a mi alrededor pero tampoco podía ver. Solo rojo, rojo como la sangre de él.
    ¿Cómo pude hacerle esto a la persona que más amaba sobre la tierra? Incluso de mí. ¿Acaso no había jurado protegerlo y adorarlo por el resto de mis días? ¿Acaso no había prometido morir junto a él cuando la hora nos llegara?
    ¿Cómo era que mi orgullo y desconfianza habían ganado sobre la razón y el amor?
    Era un monstruo…

    Voldemort

    Mirando la escena, casi pude sentir lastima por Harry. Casi. Pero sabía perfectamente que ya no tenia esa clase de sentimientos. Hacia mucho tiempo que mi mente y cuerpo había dejado de tener ese tipo de debilidades. Potter tenía que aprender a la mala que las personas que más amas pueden ser tu destrucción. Y claro, yo no podía desaprovechar semejante oportunidad, como bien decía el dicho muggle; “en la guerra y en el amor todo se vale”.
    Ahora tenia que aprovechar el estado casi semi consiente de Harry para tomar el corazón de Draco. Por que de una cosa casi estaba seguro, una vez que Harry recuperara la razón, lo más probable era que no viviera lo suficiente para contarlo. Mi única esperanza era recolectar los corazones de los elementales para alcanzar un estado superior que podría contra cualquier Arcadiano o Katagaria que quisiera interponerse en mi camino, incluso de Savitar.
    Me deslice cuidadosamente hacia donde yacía el cuerpo de Draco. La vista de su cuerpo era realmente perturbadora, con la lanza atravesando su abdomen y el rostro desfigurado por el sentimiento de la traición.
    No sabia por que pero realmente me esta regodeando de esta pequeña victoria con Potter. El me había quitado una vez la gloria, el poder de todo lo que yo era y representaba hace trece años, pero yo le había quitado su pareja, su amor. Podría decirse que ya estábamos a mano pero aún no me sentía satisfecho, quería verlo rabiar hasta la muerte.
    - Detente –dijo de repente una voz a mis espaldas. Me detuve al reconocer la vos, Lucius.
    - Que agradable sorpresa –le respondí con fingida alegría. –no creí que pudieras llegar tan rápido.
    El rostro de Lucius se contorsionó en una mueca de odio. Era la misma mirada que me había dado cuando controlaba con el orbe a su primera esposa.
    - Te matare, maldito bastardo, tu… -Lucius me apunto con su varita pero pude ver que las manos le temblaban por el odio. Que extraño se sentía verlo de esa forma, pensé, recordaba el tiempo ya muy lejano cuando le vi por primera vez. El parecía un poco mas joven, y sus ojos siempre estaban llenos de alegría.
    - Esta vez no puedes culparme de tu fallecida familia Lucius, esta vez fue Harry, no yo. – recordarle constantemente sobre las personas que había perdido era una dulce satisfacción.
    Las facciones de Lucius se contorsionaron aun más.
    Con un rápido movimiento pude desviar el hechizo que me acababa de enviar. Era una suerte que hubiese lanzado en él el hechizo con la sangre del cazador oscuro, porque en esos momentos aunque se hubiese curado, no podía utilizar su magia. Se notaba a leguas que Lucius, aunque fuese un Regis, no era del todo poderoso.

    Harry
    Cuando al fin pude ver más allá de mi dolor, pude ver el rostro de Draco. Sus últimos momentos de seguro habían sido los más dolorosos de su vida. Porque el hombre que creía que lo rescataría le había dado muerte por sus propias manos.
    - Tú fuiste el causante de esto, tú ocasionaste su muerte. –la voz de Lucius Malfoy se clavo en mi mete como una flecha, perforándome profundamente. No tenía derecho ni siquiera de mirarle a la cara pero me sobresalte al escuchar a Voldemort.
    - Si, tal vez yo contribuí bastante en eso. –respondió Voldemort sínicamente.
    Mientras la conversación seguía, noté que mi cuerpo dejaba atrás ese entumecimiento y aunque si garganta seguía rasposa y adolorida, estaba consiente de que podía hablar. Mire en dirección a donde se encontraba Voldemort y antes de que pasara otra cosa, me trasforme en dragón y fui por el.
    Antes de que pudiese llegar a el un escudo de energía eléctrica lo envolvió como una capa. No por eso no note que el lord abría los ojos de par en par, como no creyendo que hubiese salido del shock y lo estuviese atacando. El campo eléctrico me estaba haciendo daño, podía sentir que mi cuerpo quería cambia a humano pero yo lo evite. Utilizando todo mi autocontrol mantuve una forma estable y volví a arremeter contra el escudo de Voldemort.
    El mortifago se resistía con todas sus fuerzas pero no era suficiente contra la intensidad del ataque con la que me lanzaba a el.
    - ¡Colagusano! El corazón, toma el corazón. –dijo entonces con un fuerte grito.
    Fue entonces cuando vi a una figura escondida entre los arboles lanzarse al cuerpo de Draco con una daga en mano.
    Lucius corrió hacia el hombre que había traicionado a mis padres con su varita y entonces note que Hermione estaba con el. Otra onda de energía procedente del castillo arremetió contra ellos lanzándolos contra el aire a más de diez metros de distancia.
    La desesperación amenazo con carcomer el poco raciocino que había alcanzado y vi como Voldemort me miraba triunfante, haciendo que su rostro de reptil pareciera más asquerosa que antes. ¡No! No podía permitir que profanaran el cuerpo de Draco más de lo que yo había hecho.
    Pero entonces recordé algo; La petición del demonio.
    - ¡Jaden! –grite con todo el poco aliento que me quedaba.
    Una pequeña neblina comenzó a formarse sobre el cuerpo de Draco y después adquirió la forma de aquel hombre que había visto en El Santuario. Sus ojos de diferente color miraron la batalla que se desarrollaba en el lugar para después mirar el cuerpo muerto de Draco.
    Colagusano llego entonces y sin percatarse de la presencia de Jaden quiso atravesar la carne del pecho de Draco para tomar el corazón pero Jaden detuvo el cuchillo en el aire he hiso que Colagusano se lo clavara en su propio pecho. Este se retorció y chillo de la agonía antes de caer muerto a los pies del demonio.
    Voldemort debió haberse sobresaltado tanto que la energía de su escudo se debilito y pude atravesarlo. Mi asicó de dragón perforo carne y hueso. Podía sentir la sangre del mortifago sobre mi lengua y casi me hiso vomitar. Pero no me importaba, ya nada me importaba. Solo quería deshacerme de esta ira, de este remordimiento y este dolor que hacia que mi alma y corazón dolieran como si me estuviesen clavando cientos de espadas a la vez y las retorcieran.
    Cuando sentí que el corazón de Voldemort dejaba de latir, mire el cuerpo destrozado de mi peor enemigo y me di el placer de pisotearlo una ultima vez antes de voltear para saber que estaba pasando con Jaden y el cuerpo de Draco.
    Jaden tenía a Draco entre sus brazos y la lanza ya había desaparecido de su cuerpo. Quise acercarme a ellos pero algo me lo impedía, era como tener un muro solido frente a mí. Jaden me miro y sonrió de lado.
    - Ya no te pertenece Potter, ahora es mío. Fue un placer hacer negocios contigo.
    Sentí como el corazón se me salía del pecho cuando la figura de Jaden y Draco poco a poco fue desapareciendo.
    ¡No! Vuelve, vuelve…
    Quería decirlo en voz alta pero ningún sonido salió de mi boca.

    Hermione
    Mi cabeza daba vueltas después de la tremenda sacudida que había tenido, al levantar la vista vi con horror a un demonio que no había visto desde hacia mas de veinte años…Jaden.
    La primera vez que supe de él, este arrasaba con un clan entero de demonios que no habían cumplido con el trato que le habían pedido. Nadie se metía con este demonio mayor, nadie. Ni siquiera los dioses.
    ¿Cómo es que estaba aquí? Solo un demonio podría invocarlo, y yo que recordar por muy infame que fuera Voldemort, este no era un demonio.
    Pero entonces vi que Jaden sostenía a Draco y poco a poco desaparecían.
    Harry callo de rodillas al piso con la mirada ausente, más bien, enloquecida. Su rostro se volvió una mascara de facciones duras y letales, a continuación, saco la daga del pecho de colagusano y se la enterró el mismo en el corazón.
    Ahogue un grito de horror y me lance a su encuentro.
    - Harry, que has hecho…
    Harry me miro por un segundo, con las mejillas surcadas de lágrimas, y la respiración haciéndose cada vez más irregular.
    - Draco, perdóname…
    De la boca de mi amigo comenzó a salir sangre y con un último suspiro, Harry serró sus ojos a la muerte…


    DÍAS DESPUÉS…



    Fed
    Cuando al fin desperté, ya había pasado más de dos semanas de la batalla en el castillo. Por lo que me había contado mi madre, los mortifagos habían sido capturados y Voldemort asesinado por Harry. Muchas vidas se habían perdido ese día; Katty, Draco, –que después me dijeron la manera en la que Voldemort lo controlaba, pero no por ello disminuía la rabia de saber que él había tomado la vida de mi hermano menor. – algunos miembros de la recién formada orden del fénix.
    Harry había sobrevivido, pero se encontraba en muy malas circunstancias, porque a pesar de todo lo que los medimagos habían hecho he incluso Carson, el “medico” de los Katagaria y Arcadianos, el no despertaba. Mi madre temia que se quedara así para siempre, encerrado en si mismo por la perdida de Draco.
    Mire a la cama contigua, donde debería estar descansando George, pero el ya no estaba. Él se había recuperado antes que yo y se la pasaba sentado en el alfeizar de una de las ventanas de la enfermería, contemplando los bosques que rodeaban el castillo. Pensando de seguro en Katty y la forma en que la había perdido.
    - George- le llame.
    El me dirigió la mirada y me sonrió, pero esa sonrisa no le llego a los ojos.
    - ¿Ya despierto hermanito?- pregunto mientras se sentaba alado de mi, sobre la cama.
    - Algo así.
    - ¿Cómo te sientes?
    - Como si un dragón controlado por un psicópata me hubiese roto los huesos.
    George casi rio, pero no lo suficiente para saber como estaba de animo.
    - Fred, -dijo entonces – voy a irme.
    - ¿Qué? –eso me saco de mi semi estado de euforia por tener a mi hermano conmigo.
    - Quiero irme y olvidarme de todo lo que paso.
    Rayos, quería gritarle que no lo hiciera, que se quedara conmigo, pero no tenia derecho. Esa oportunidad la había dejado ir hace tiempo. Además, quien era yo para impedir que quisiera alegarse de todo lo que le causaba dolor. Solo había algo que podía decir ahora antes de que él ya no estuviera.
    - George, - comencé – Te amo…
    George me miro un poco sorprendido pero después sacudió la cabeza en una negativa.
    - Ya es demasiado tarde.
    Los bordes de mi corazón comenzaron a doler y arder hasta agrietarse. El no haberle demostrado antes cuanto lo amaba iba a lamentarlo por el resto de mi vida.
    Aun ahora cuando él todavía no se había marchado, ya lo extrañaba con cada fibra de mí ser.
    Y cuando el se fue al cabo de unos días…mi alma simplemente se quedo vacía y sin vida.
    De uno de los pocos libros que mamá me había llevado se encontraba una fotografía de George y yo juntos, abrazados. Y cada vez que la veía mis ojos se llenaban de lágrimas. Incluso para apaciguar un poco el dolor que tenía le hablaba:

    Te extraño otra vez, como ayer. ¿Acaso esta tristeza no disminuirá? Sigo pensando…tanto en ti. Mientras más intento olvidarte hay más lágrimas, incluso si trato de detenerlos, los recuerdos de ti, regresan… haciéndome llorar con tanto dolor.
    Sólo puedo entristecerme, pues ya no estas a mi lado, pero temo que me olvides, pues nunca te di nada…
    Te amo tanto, yo…te amo tanto…
    Estas palabras se han vuelto mi frase favorita, y estas están…entre las que de ti aprendi, sentado, hablando solo como un loco.
    Lo siento en verdad, yo…yo lo siento, incluso siento que estas palabras tardaran tanto en llegar. Pero entoy esperando sin ningún orgullo que regreses a mi… (extracto de la cancion de Howl en el dorama de educando a la princesa)



    Recuerden, que bajas pasiones esta dentro de la historia de "El amante de las pesadillas" y biseversa.


    Capitulo 35
    Dioses de los sueños



    Remus

    La frase “caras vemos, corazones no sabemos” se me hiso de repente algo demasiado real. ¿Quién hubiese dicho que una frase muggle fuera tan cierta?
    Jamás me hubiese imaginado que James, uno de mis mejores amigos fuera un Arcadiano, un Apolita maldito convertido en hechicero con la capacidad de transformarse en Dragón, y que jamás me lo hubiese dicho o a algunos de sus amigos. Sospechaba que ni siquiera a Sirius se lo había contado.
    Ahora viendo al pequeño Harry sobre la cama, sin ganas de vivir y sobreviviendo el día al día se me partía el corazón. Solo era un niño, casi quince años y había soportado calamidades que a nadie se le desearía. Si tan solo lo hubiese sabido, si tan solo James me hubiera dicho algo, jamás hubiera permitido que Harry quedara en las manos de muggles que no sabían nada sobre la condición de Harry de Arcadiano. Incluso me preguntaba si Lily sabía sobre esto.
    Pero ya no había marcha atrás, ahora solo quedaba el presente y tarde o temprano todos teníamos que enfrentarnos a él, incluso Harry.
    - Remus –la vos calmada de Molly me saco de mis pensamientos, recordándome en donde estaba. La enfermería del colegio en ese momento se me hiso de repente tan sola y fría pero era el único lugar donde podíamos atender a los Arcadianos y Katagaria heridos en la batalla contra Voldemort.
    - Molly, -la salude pero sin mucho animo -¿Cómo están tus hijos? –pregunte antes de que ella me hiciera preguntas que en este momento no estaba seguro de cómo contestar, sobretodo después de enterarme de todos los Weasley eran katagaria.
    - Bien, bien, recuperándose. Pero George decidió marcharse.
    - ¿Por qué? –estaba perplejo.
    - Oh Remus, esta muy triste y lo comprendo. Haber perdido a su pareja debe de haber sido un golpe muy duro. Yo no puedo impedirle que se aleje por un tiempo, el necesita pensar…
    Mire a Molly sorprendido por sus palabras, ella siempre había sido demasiado sobre protectora con sus hijo pero ahora simplemente les estaba dejando marchar. Posiblemente estaba pensando en Ron, ella, a pesar de que lo había sobreprotegido, no sirvió de nada contra Voldemort e hiciera lo que hiciera no siempre iba poder proteger a sus hijos. Simplemente había llegado la hora de que sus cachorros tenían que tomar su vida en sus propias manos.
    También yo comprendía a George, Arthur me había explicado todo el asunto sobre el emparejamiento entre Arcadianos y Katagaria. El que Katty muriera, significaba que posiblemente George jamás volvería a encontrar una pareja con la cual reproducirse. No sabia que tanto podía afectarle eso a George, pero al parecer para los Katagaria era muy grabe.
    - Tranquilízate Molly, estoy seguro que cuando las heridas cicatricen el volverá. –trate de calmarla.
    - Eso espero…-La esposa de Arthur se quedo por un momento ensimismada en sus propios pensamientos antes de mirar a Harry. -¿Cómo esta él?- pregunto al fin.
    - Igual, en las noches tiene pesadillas y en el día parece ido, como en un estado del coma, tengo miedo que se deje morir.
    Molly se quedo por un momento pensando, al parecer quería decir algo pero no se atrevía.
    - Tal vez… -comenzó pero se detuvo.
    - ¿Qué pasa Molly?
    - Tengo una idea de cómo ayudar a Harry, tal vez si podemos comunicarnos con el…
    - Eso es imposible, míralo, se ha encerrado en si mismo.
    - Remus, escucha, alguna vez has escuchado hablar sobre los Oneroi.


    Neville

    Podía sentir la mirada de Theo sobre mí, era extraño, pero hacia que mi corazón latiera demasiado a prisa. Quería mirarlo solo un poco para examinarlo, pero no me atrevía. ¿Cómo no me había dado cuenta antes de que fuera un natural? Bueno, tampoco era que me pudiera dar cuenta, después de todo era un katagaria y solo los naturales pueden sentirse entre si. Pero tenia curiosidad por saber que demonios estaba pasando, más que curiosidad, era una necesidad. Sobretodo ahora que Harry estaba como estaba.
    La recién formada orden del fénix estaba sentada en todos los asientos del despacho del profesor Dumbledore, al igual que toda la familia Weasley, Lucius y Hermione. El único que faltaba era George, que después de que se recuperara se había marchado. También se encontraba el profesor Snape, Remus y la profesora McGonagall. Todos esperábamos una explicación sobre los famosos orbes y el porque Voldemort quería los corazones de los naturales. Y esas respuestas solo podía dárnosla Theo, que después de la batalla, había rebelado ante todos lo que realmente era el y su conocimiento sobre las intenciones de Voldemort.
    - ¿Quién eres exactamente? –comenzó a preguntar Remus a Theo, lo que me dio una excusa para mirarle sin parecer sospechoso.
    - Soy un elemental de luz, vengo de un lugar llamado Qualinost, muy lejos de aquí. –me sorprendió que sus respuestas fueran tan serteras, sin desviarse ni rebelar información de más. Parecía que solo iba a contestar lo que preguntaran pero no abordaría demasiado.
    - Queremos una explicación sobre los famosos orbes –dijo la señora Weasley. En su cara se podía ver una combinación de sentimientos que me hiso sentir miserable: odio he impotencia por la muerte de Ron. Dolor he incertidumbre por la condición de Harry.
    - Los orbes de los dragones –comenzó Theo, mirando a Lucius que a pesar de que estaba en cuerpo con todos nosotros sus pensamientos parecían estar en la deriva; y como no, después de la muerte de su hijo. –son instrumentos que fueron creados por las tres órdenes de hechiceros: los túnica blanca, roja y negra. Ellos los crearon con el propósito de controlar a los Dragones que atacaban constantemente a las poblaciones de Qualinost y Silvanesti, las ciudades de los elfos. Pero…un día uno de ellos fue robado y escondido por uno de aquellos dragones que mas adelante pudimos saber que se trataban de Arcadianos. El ser que robo el orbe, quiso controlar los dragones con el propósito de tomas bajo su poder las tierras de los elfos. Afortunadamente no consiguió su propósito. Los hechiceros le dieron a Lucius un segundo orbe y le pidieron que les ayudara a combatir contra el ladrón del orbe. A pesar de que ese Arcadiano fue derrotado, jamás se logro encontrar el orbe.
    Mi mente fue trabajando con la explicación que Theo nos estaba dando. Si el orbe jamás se encontró, era posible que callera en manos de Voldemort y con ello controlara a Draco. Pero ¿Por qué Lucius no rebelo nada sobre esto? Él sabia sobre los orbes, ¿Por qué no dijo nada?
    - Lucius, -dije -¿Si tú sabia sobre esto, por que no le dijiste nada a Harry? Harry pensó que Draco lo había traicionado –le solté enfurecido.
    - Neville…-intercedió Hermione –él no podía, el señor Lucius estaba prisionero.
    - Yo…-la vos de Lucius resonó en la estancia, haciendo que todos quedáramos en silencio –yo creí que esto terminaría cuando destruí el orbe que me dieron a mi. –su vos parecía cansada y llena de dolor. – pero de alguna manera Voldemort encontró otro y con el me amenazo con mi hijo, yo no podía hacer nada, no quería que a mi hijo lo torturaran como lo hicieron con su madre biológica.
    - ¿Su madre biológica? –Snape parecía aturdido.
    - La madre biológica de Draco era un dragón elemental de tierra. –contesto Lucius.
    - ¿Y entonces, cual era el propósito de recolectar los corazones? –pregunto Fred.
    - El corazón de un elemental es poder puro, pero combinado con la magia de los Arcadianos es algo mucho peor. Se convierte en una sustancia que hace a su poseedor diez veces más fuerte de lo que se imaginan –explico Theo –ahora imagínense a un ser que tenga los corazones de los cuatro elementos, se convertiría en algo realmente escalofriante.
    Ahora que lo recordaba, ¿Dónde habían quedado los corazones?
    Un golpe en la puerta hiso que todos nos quedaramos quietos.
    - ¿Esperas a alguien más Dumbledore? –pregunto la profesora McGonagall.
    - No, adelante –dijo, animando al extraño a entrar.
    La puerta se abrió y todos jadeamos de la impresión; en la puerta estaba ¿Draco? No eso era imposible, el estaba muerto…
    El muchacho entro con paso decidido y mirando divertido a todos. Su gesto arrogante de sin duda distintivo de los Malfoy.
    - ¿Draco? –pregunto Lucius con vos temblorosa.
    El chico lo miro por un momento y después negó con la cabeza.
    - Mi nombre en Scorpius, he venido a ver a Harry Potter por petición de la señora Weasley.
    Todos miraron a Molly con ganas de una explicación.
    - Tú –dijo -¿Eres el Oneroi?
    - A sus servicios.
    ¡Un Oneroi! Estaba tan sorprendido que no note que tenía la boca abierta hasta que Hermione me dio un codazo.
    Dentro de nuestro mundo, existían tres tipos de cazadores; los Were-Hunter, que eran los Arcadianos y Katagaria; los Dark-Hunter o mejor conocidos como los cazadores oscuros, creados por la diosa Artemisa; y los Dream-Hunter, conocidos como los Oneroi, los dioses del sueño.
    Engendrados por los dioses de los sueños y las pesadillas, son los hijos de Mist (y a veces, de madres humanas o almas que alguna vez fueron magos).
    Tradicionalmente llamados Oneroi, son los que protegen a los humanos, mientras duermen. Son los Guerreros del Sueño. Los que luchan en contra de los genios de sueño que reducen drásticamente la energía, sueños y vida de las personas que duermen, además de suministrarles sueños altamente eróticos para atrapar sus fantasías.
    Durante la luz de día, caminan entre ellos, ya sea como humanos o como fantasmas desconocidos. Y cada vez que los ojos humanos los encuentran, inmediatamente apartan la mirada sin registrar su presencia (a menos que decidan otra cosa).
    La mayor parte de ellos están desprovistos de emociones (excepto el dolor). Esos que han sido maldecidos a no sentir ninguna de las emociones, sólo pueden sentirlas mientras están en un estado de ensueño con un anfitrión humano o inmortal. Pero allí yace el peligro... algunos de ellos empezamos a desear ardientemente las emociones, como una droga.
    En lugar de ser observadores y protectores, se convierten en controladores- instigadores del sueño del anfitrión. Si el malvado Skotos (genio del sueño) continuara agotando a sus víctimas, la locura descendería y nos amenazaría a todos ellos. De ahí la creación del cazador de sueños. Ciertos miembros de los Oneroi han sido seleccionados para vigilar al Skoti y a los Renegados, y asegurar que no hacen presa de aquellos que duermen.


    ¿Qué hacia un dios del sueño aquí?
    El muchachito camino hacia el centro del despacho con movimientos suaves y agiles pero con un aura mortal que mantenía a todos a raya. Tenia el cabellos rubio trenzado y le caía hasta casi el final de la espalda, sus ojos color plata miraban con curiosidad a cada persona de la estancia pero con mas atención a Lucius. Venia vestido de cuero negro pero su cuerpo estaba cubierto por una capa del mismo color.
    - ¿Dónde esta? –pregunto.
    Por un momento nadie se movió, todos al parece quería asimilar la aparición del Oneroi.
    - Oh, por aquí –dijo la señora Weasley saliendo del despacho y dirigiéndose a la enfermería.
    Sin pensarlo dos veces, les segui yo también hasta la enfermería.

    Lucius
    El parecido de ese Oneroi con mi hijo era impresionante, no pude salir del asombro hasta que lo vi salir en dirección a la enfermería.
    Al parecer la señorita Grenger vio mi turbación por que me puso una mano conciliadora sobre el brazo y me anima a que saliéramos juntos con rumbo a la enfermería.
    - ¿Usted sabe quien es el? –me pregunto después de salir del despacho.
    Yo negué con la cabeza.
    - Jamás había visto un Oneroi antes en mi vida, ellos tienes mas contacto con los cazadores oscuros, sobre todo en sus primeros años de inmortalidad.
    - ¿Cazadores Oscuros? –pregunto intrigada la muchacha con expresión curiosa. Por un momento me paralice, nunca creí que tuviera una conversación así de pacifica con alguien que había considerado siempre no digna de portadora de magia. Con un explicasion simple, le relate lo que eran, quien los había creado y su misión.
    - ¿Y que tienen que ver entones con los Oneroi?
    - Como te había explicado, un cazador oscuro nace después de que su alma grita cuando fue traicionado y Artemisa los selecciona para ser sus guerreros contra los Daimons. Pero en los primeros años de su inmortalidad, los cazadores oscuros sueñan con el dia en que los traicionaron y si no se les trata, con el paso del tiempo se vuelven agrecibos. Piensan que todos le van a traicionar y por lo tanto no es apto para cudar de otras personas. Entonces los Oneroi viajan a sus sueños para entrar en su subconciente y erradicar el sueño. Ese es su trabajo.
    Para cuando termine la explicación, ya habíamos llegado a la enfermería. Potter seguía tendido en la cama, en estado catatónico. Al verlo sentí una opresión en mi pecho, después de todo, él era quien había matado a mi hijo.
    El Oneroi se acerco a la cama donde estaba Potter y se sentó en el borde de esta mientras lo inspeccionaba.
    - Interesante –dijo.
    - ¿Qué es interesante? –pregunto Molly Weasley.
    - El no es lo que parece, el es…
    - El Regis Drakos Arcadiano –interrumpió un vos que me helo hasta los huesos. – dirigi la mirada hacia la vos y literalmete mi cuerpo se congelo. –Savitar –logre articular.

    Theo
    En cuanto vi al hombre que repentinamente había aparecido en la enfermería un gran golpe de memoria me sacudió. Recordé la primera vez que había visto a Neville como oso y la batalla en el bosque y después cuando le dijeron Harry que el era, el asesino de dioses.
    “No hables” –escuche la vos en mi cabeza. Y aunque quisiera hablar, sentí que mi boca no podía abrirse.
    - Scorpius –dijo el Hombre.
    - Savitar, ¿A que se debe que vengas a visitar a los mortales? –La mirada del rubio era de pura diversión, él no le tenía miedo a Savitar como la mayoría de los presentes.
    - Vete Oneroi. –Savitar lo dijo en un tono amenazante.
    - Pero Savitar –quiso interrumpir Molly –Harry…
    - Lo menos que en estos momentos necesita Harry es que alguien se meta en su cabeza, de todas formas él no lo permitirá. Harry ahora es más poderoso de lo que creen y si se siente amenazado no dudara en cortar cabezas.
    - Bien –se levanto el Oneroi –de todas formas estoy ocupado, tengo que ocuparme de los sueños de un nuevo cazador de sombras que llago a la ciudad. –Scorpius miro una vez más en dirección a Lucius y después desapareció.
    Savitar miro a cada uno de los precentes antes de formar una sonrisa. Era extraño pero de sierta forma se me hiso conosida.
    - No pueden ayudar a Harry, él solo debe salir de esta.
    - Pero…
    - Molly, lo menos que quiere es la ayuda de ustedes, se siente culpable de lo que le hiso a Draco y cree que debe morir por eso. Pero…ya no podrá, él ya no puede morir. –esto ultimo lo dijo casi en un susurro.

    Scorpius

    Sabía que no tenia que haber ido a ver a Harry Potter pero la curiosidad me había enbargado mi parte racional. El mayor imparto fue ver a Lucius Malfoy. Solo lo había visto una sola vez en mi vida, cuando era pequeño pero no lo podía olvidar, después de todo él era mi abuelo. Otro gran impacto fue ver a Fred, vivo.
    El mundo al que yo pertenecía no era la misma realidad que había visitado hace un momento. En mi mundo, mi padre, Draco Malfoy había desaparecido tiempo atrás después de que mi madre Pancy me asesinara y a consecuencia me convirtiera en Oneroi. También en mi mundo, Fred Weasley estaba muerto y pertenecía a la fila de los Oneroi reclutados.
    Atender la llamada de la señora Weasley había sito una terquedad mía. Se suponía que no debía ir a una realidad que no era la mía pero no pude resistirlo. Era la única forma de ver parte de mi familia sin que me reconocieran. Por que en el mundo donde los Katagaria y Arcadianos existían, Draco Malfoy y Pancy jamás se había casado y jamás me habían tenido.
    Visitar diferentes realidades era todo un arduo trabajo y se suponía que estaba prohibido. Pero el anhelo en mi fue mas haya de lo que pensaba.
    ¡Rayos! Si alguien lo descubría estaría en serios problemas, sobretodo porque se suponía que los Oneroi no teníamos sentimiento debido a la maldicen de Zeus.
    Para cuando regrese al Olimpo, en el reino de lo sueños, via a Fred en su lugrar favorito.
    El pelirrojo se sentaba en un lugar alto, por encima del océano, posado sobre una pequeña saliente que apenas acomodaba su gran cuerpo. Él iba a ese lugar por que para ambos era el lugar mas alejado que podíamos recordar, desde que habíamos llegado, allá... al comienzo de nuestra muerte.

    Aquí era donde ambos habíamos venido después de nuestras palizas rituales, que habían sido diseñadas para quitar nuestros sentimientos y compasión. Aquí era donde habíamos descansado, esperando que el dolor de nuestra existencia disminuyera hasta que otra vez pudiéramos encontrar el entumecimiento para el que habíamos jurado vivir.

    En cuanto lo vi, recordé la conversación de ciertos Oneroi que no estaban muy contentos con el. Me acerque a el con la intención de alegrarle un poco la vida –bueno, a mi manera.

    —Has roto una regla, ¿lo sabes? –le dije.

    Él apretó sus dientes al oír mi voz encima de él.

    —No hice nada.
    —Oh, vamos, confiesa, Fred. Oí a tus compañeros hablando sobre ti.
    Ellos dijeron que les habías quitado a un humano y desaparecido. Ahora, cuéntamelo todo.

    —Márchate.

    Suspire ante esto. —Entonces realmente has hecho algo. Oooh, y debe ser bueno, para ser tan reservado.

    Fred miró fijamente el océano que se arremolinaba abajo. — ¿No tienes algo mejor para hacer? ¿Como atormentar a los dioses que puedan estar irritados contigo?

    Sonreí aún más abiertamente. —Sarcasmo. ¡Hmm!, alguien ha estado cerca de los humanos demasiado tiempo.

    Fred no respondió. Para él, aunque no estuviese vivo, seguía siendo humano, pero me encantaba burlarme de el y de su humanidad. Por un momento quise hablarle de mi visita a la otra realidad y mi encuentro con su yo vivo, pero mejor calle.

    Entonces me acerque a su hombro y olí como un cachorro ante un par de calcetines sucios. Mis ojos se ensancharon mientras me apartaba. — ¿Estas irritado conmigo, verdad?

    —No puedo sentir irritación y tu bien lo sabes.

    Volví a flotar al lado de Fred, con mis ojos más grandes que platillos. Tome la barbilla del pelirrojo en mi mano y estudie sus ojos. —Puedo ver emociones ahí, girando, mezcladas. Estás asustado.

    Fred retiró su barbilla de mi asimiento y me apartó. —Te aseguro que no. No le temo a nada. Nunca lo tuve y nunca lo tendré.

    Arque una ceja ante el tono de su voz. —Que vehemente negación. Tu clase nunca siente tal pasión cuando habla, y sin embargo tú lo haces.

    El pelirrojo miró a lo lejos, sentí su corazón palpitando. Pero como no me respondía le pinche con el dedo sobre el hombro. —Vamos, F, dime por qué estás en este estado.

    Él alzó la vista hacia mí. —Si te digo que pasó, debes jurarme por el Río Styx no decírselo a nadie. Nadie.
    Yo asintí con una sonrisa. —Que Hades me encadene en Tartarus, juro por Styx nunca pronunciar una sola palabra de lo que me digas.

    Fred respiró profundamente y dijo —Yo tuve sexo con un mortal.

    Arque una orgullosa ceja y sonrei. — ¿Agradable, verdad?

    —¡Scop!

    —Bien, lo es. Altamente recomendable —. Hise una pausa especulativa. — ¿Era un hombre o una mujer?

    —Un Hombre. ¿Pero eso que tiene que ver? ¿Que clase de pregunta es esa?
    —Una muy entrometida y de acuerdo con mi encantadora personalidad.

    Fred puso sus ojos en blanco.

    — ¿Entonces —continúe, —estuvo bueno?

    Fred hiso una cara de deseo que no pudo controlar pero no quiso contestarme la pregunta.

    —Juzgando por la mirada en tu cara, lo tomaré como un sí.

    Fred trató de cambiar de tema. —De todos modos, algo pasó.

    —¿Algo?
    —Eso me cambió de algún modo.

    Resople. —Eso es estúpido. Si dormir con un mortal cambiara a un Oneroi, no quieras saber lo que yo sería ahora. En cuanto a Zeus… muero de sólo pensarlo.

    —¡Fred!

    De tan solo escuchar la vos Hypnos sentí palidecer. Hypnos era un dios que tenía bajo su dominio a todos los dioses del sueño. Tarde o temprano, todos ellos respondían a él.

    —Uh-oh —susurre. —Parece loco —. Entonces decidi desaparecer antes de que descubrieran lo que yo había hecho.



    El personaje de Scorpius, quien es y como llego a se oneroi, se explica mas en "Un amante de ensueño y El amante de mis pesadillas"
     
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    Capitulo 36
    El secreto de Neck y Savitar



    Theo
    Mientras iba de camino a la enfermería, me di cuenta de que algo no estaba bien con Harry. Sobretodo después del encuentro con el Oneroi y el hombre llamado Savitar. Era más que obvio que Savitar impidió que el Oneroi hablara de más, ¿Qué habría querido decir el dios del sueño sobre Harry?
    Y luego las palabras de Neville hacia Harry; El asesino de Dioses…
    Esa frase aun resonaba en mi cabeza, sobretodo cuando el katagaria oso las había pronunciado con pánico en los ojos. Me hubiese gustado preguntarle pero dudaba mucho que lo recordara. Ese hombre, Savitar, de alguna forma se había colado en nuestras mentes y había borrado los recuerdos relacionados con la batalla en el bosque. Pero tenía ese presentimiento en mi pecho. Si mis conjeturas eran ciertas, Harry ya no era humano, ni Arcadiano. Aunque dudaba desde un principio que lo fuera.
    Cuando llegue a la puerta de la enfermería, me quede quieto al escuchar una discusión dentro de la estancia. Las voces eran de Harry y alguien que yo no conocía.
    Por un momento me alegre de que Harry, después de semanas de angustia despertara, pero me paralice al escuchar la otra vos que le decía;
    - ¡Suicidándote no solucionaras nada!
    - Tu que sabes, tu no eres nadie para venirme a decir estas cosas. ¡Vete! ¡Lárgate! –la vos de Harry iba en aumento, haciendo eco incluso en el pasillo. Me sorprendió que nadie más aparte de mi los escuchara.
    Haciéndome temerario, hice lo que no había hecho por setenta años, me trasforma en luz. La sensación liviana, ligera, inundo todo mi ser. Me descubrí que podía ver donde yo quisiera. Los pasillos, los jardines, todo aquello que tenía luz solar rodeándolo. Pero lo que más me interesaba ahora mismo era el cuanto donde Harry se recuperaba.
    Entre silenciosamente y me encontré con un tipo alto, de mas o menos uno ochenta de estatura. Venia vestido totalmente de cuero negro y usaba gafas oscuras. Con sus poderosas manos sujetaba las manos de Harry que estaban ensangrentadas. Un pedazo de vidrio estaba tirado en el borde de la cama, manchado también de sangre.
    ¡Por todos los Dioses! Harry se había cortado las venas de las muñecas.
    - Harry, escúchame…
    El moreno trato de desasirse del agarre del desconocido.
    - ¡No quiero! Déjame en paz. Neck, ¿A ti que más te da que yo muera? ¡No te metas donde no te llaman! –el rostro de Harry estaba surcado de lagrimas y al ver el estado tan lamentable en el que se encontraba, me hiso sentir miserable. De no haber sido por mí, el mundo mágico no se habría tenido que enfrentar a los orbes. De no haber sido por mi causa, Draco aun estaría vivo.
    - ¡Claro que me importa! –contesto el hombre llamado Neck.
    - ¡Lárgate! –Harry agarro de la mesita que estaba a lado de su cama un vaso de vidrio y se lo arrojo a Neck –si no te vas ahora yo…
    Harry se quedo presa del pánico, mirando sus muñecas como si fueses la cosa más horrorosa que alguna vez había visto en la vida. Al principio no entendí lo que estaba pasando hasta que observe más detenidamente sus muñecas. Las heridas se estaban serrando al instante, sin rastro de cicatriz alguna.
    - ¿Pero que diablos…? –pregunto Harry más que aturdido.
    - Harry escúchame, Harry ¡Escúchame maldita sea! –lo amonesto Neck.
    Harry miro desconcertado a Neck y después a sus muñecas.
    - Harry, tu ya no eres más un Arcadiano, tampoco un humano. –lo que acababa de decir Neck estaba casi reafirmando mis conclusiones.
    - ¿Qué? –El moreno empalideció más de lo que estaba.
    - Harry, cuando mataste a Voldemort, ingeriste accidentalmente dos de los corazones de los elementales. Al convertirte en humano nuevamente su poder se fundió en cada rincón te tu ser, ahora tu…
    A partir de ese momento mi mente se desconecto de la conversacion. Tenía razón. Harry había ingerido los corazones; agua y fuego. Una combinación que lo hacia a Harry más que un Arcadiano.
    - Yo lo mate –la voz de Harry ahora parecía apagada y sin vida.
    - De no haberlo hecho ahora no serias lo que eres.
    Los ojos de Harry se llenaron de odio puro. Pude sentir las vibraciones de energía que destilaba su cuerpo. ¿Por qué rayos ese hombre lo provocaba de esta manera?
    - ¿Y crees que me importa? Lo cambiaria todo, me oyes, todo por haber muerto junto con Draco. Todo… -Harry sujeto a Neck por los hombros con la suficiente fuerza para que el hombre en cuera hiciera un gesto de dolor en la boca.
    - Pero ya no puedes, me oyes. Ahora lo único que tienes que hacer es seguir adelante.
    - ¡Tú no entiendes nada! ¡Draco era mi vida y sin él ya no me interesa nada!
    El moreno empujo a Neck lo suficientemente fuerte para que se deshiciera de el para volver a tomar el pedazo de vidrio y tratar nuevamente de cortarse.
    - ¡Harry, por favor!- esta ves la voz de Neck fue una suplica desesperada. –aun hay esperanza.
    Harry se quedo con el cristal en su cuello, viendo atónito a Neck. Cuando yo lo vi casi me vuelvo sólido de la impresión.
    Draco…
    No, no podía ser o si.

    Harry

    Las manos me estaban temblando de la impresión, ¿Acaso estaba soñando? Eso era lo mas probable dado el hecho de que apenas si me mantenía consiente.
    Neck se había quitado los lentes del rostro, mostrando unos ojos azul-plata que solamente se los había visto a una persona. A Draco, a mi Draco.
    El rostro perecía unos años mayor pero definitivamente era de Draco y estaba en Neck, lo único diferente era el pelo negro.
    - ¿Quien eres tú? –pregunte vacilante.
    Neck se acerco a mí y retiro el cristal de mi cuello. Tomo una de mis manos y la coloco en su mejilla.
    - Soy yo tontito, soy Draco.
    - ¡No! Eso es imposible, Draco esta muerto, ¡Yo lo mate!
    - Si, lo se. Yo estuve ahí, ¿Lo recuerdas?
    - ¿Qué horrible broma es esta Neck? –retire mi mano, si este cazador oscuro quería jugar con mis sentimientos se iba a arrepentir.
    - No es ninguna broma Harry, soy yo…
    - No te creo.
    Mis ojos amenazaron con soltar lágrimas, ¿Por qué no podían tener piedad de mí? Bueno, tampoco es que me lo mereciera.
    - Cuando tú me mataste, yo realmente creí que me habías traicionado. Te odie tanto que mi alma quiso clamar venganza. Fue entonces cuando Artemisa se presento ante mí y me convirtió en un cazador oscuro. – me explico Neck. Con cada palabra suya yo me sentía morir. Pero nada de esto tenia sentido, nada.
    - Cuando te volví a encontrar –continuo –yo no te recordaba bien, de hecho, por alguna razón que aun no estoy del todo convencido, alteraron mis recuerdos. Y estúpidamente me volví a enamorar de ti.
    - Nada de lo que dices tiene sentido –comencé. – lo dices como si tu…
    - Si, Harry, yo vengo del futuro…
    Algo muy perdido en mi memoria regreso:
    Un gruñido gutural salió desde mi garganta y sentí como el fuego salía a través de ella para quemar todo cuanto a mi alcance.
    El dragón rojo se revolvía en el suelo, he incluso trato de mandarme proyecciones pero yo no le deje.
    “Harry” –la voz de Draco me alcanzo de golpe y me detuve en seco. Saque las garras de aquella ensangrentada figura y me aleje. La razón llego ante mi y me trasforme en humano.
    Mire en todas direcciones, esperando ver a Draco pero no había nadie. Solo oscuridad.
    - Potter –una voz cálida hiso que me diera la vuelta. Me sentía asustado de lo que estuve a punto de hacer y lo menos que quería era que Draco me viera de esta forma. Pero al que tenia frente a mi era Neck, el cazador oscuro.


    Neck
    Nada de lo que estaba diciendo parecía llegar a Harry. ¿Pero como lo podía convencer de que realmente yo era Draco?
    Harry se separo totalmente de mí y se presiono contra una de las esquinas de su cama. Abrazando sus rodillas y murmurando cosas que no podía entender.
    Harry, mi Harry. Cuanto has de haber sufrido.
    Se suponía que no debía interferir en el pasado, Savitar ya me lo había advertido antes, pero no pude resistirme ante el sufrimiento de mi amor.
    Todo lo que había pasado en mi pasado, todo el odio que había acumulado por años se había desvanecido al ver lo que realmente había pasado.
    - Harry –le llame –búscame en el futuro…recuérdame…
    - Te dije que no podías interferir en el pasado, te lo advertí Draco –la vos de Savitar me provoco un ligero sobresalto.
    - Lo siento… -me disculpe, no solo por lo que había hecho al interferir en el pasado sino por todo lo que le había hecho sufrir al amor de mi vida; ahora y en futuro.
    Savitar se acerco al vacilante Harry que estaba acurrucado en la cama.
    - Tendré que borrarle la memoria… -anuncio.
    - Pero…
    - Esta conversación jamás debía haberla tenido, tú ni siquiera debería estar aquí. No debí haberte traído al pasado.
    Harry levanto su rostro unos segundos y abrió los ojos enormemente ante la imagen de Savitar. Pero sobre todo ante el reconocimiento.
    Antes de que Harry pudiese decir algo, Savitar coloco una mano en su frente y el adolecente se rindió al sueño.
    - Perdóname –le pedí pero no recibí respuesta alguna.
    Levante mis ojos para ver al hombre. Savitar parecía cansado, no físicamente claro, pero emocionalmente tal vez destrozado. En un lento movimiento, Savitar se quito las gafas oscuras y me miro con esos ojos esmeraldas que una vez me miraron con amor.
    - Harry…
    - No Draco, yo ya no soy mas Harry Potter, ahora soy Savitar.

    Theo
    Mi respiración se quedo atascada en lo que por ahora era un cuerpo de luz. Todo ahora tenia sentido…
    Ahora recordaba muy bien la batalla en el bosque donde vi a Savitar por primera vez. Sus ojos, ¡yo había reconocido sus ojos! El era Harry Potter, él es el asesino de dioses y también era Savitar, el mediado de katagarias ya Arcadianos.
    En mi mente comenzó a proyectarse lo que había olvidado, pero regresaba como una fuerte ola al caer sobre las rocas;
    De la parte mas profunda del bosque, había salido un hombre vestido de negro.
    Casi se me había ido el alma en cuanto lo vi. Ese hombre era el miedo mismo en la piel. Su presencia presagiaba algo brutal y salvaje. La forma tan calmada y acompasada en la que caminaba le daba un toque que desbordaba sensualidad y pasión. Su cuerpo era de estructura firme pero esbelta, con un cabello negro azabache que le adornaba la espalda.
    Su forma de vestir era excitante asta el punto de que me había quedado con la boca abierta. De cuero totalmente. Lo único que no traía negro en esos momentos era su collar; una piedra totalmente blanca. (Que ahora que lo pienso, se parecía mucho a un corazón de natural, una piedra de Neck).
    Sus ojos era tan verdes como los de Harry, pero en ellos no existía calidez alguna, o compasión.
    - Savitar… -lo había llamo Neville.

    Savitar no lo miro, más bien estaba mirando a los Daimos que no había atacado.
    Con un movimiento de mano de Savitar, los hombres rubios se hicieron cenizas. Como si los hubiese quemado hasta convertirlos en nada.
    De un momento a otro el hombre de cuero estaba en frente de Harry y sin siquiera poder hacer nada el León, este quedo desmallado ante los brazos de aquel hombre.
    - Demasiado pronto. -dijo. Lo había depositado con gentileza sobre la hierba y se dirigió entonces a Fred, haciendo exactamente lo mismo.
    - Savitar, ¿Por qué? –pregunto Neville antes de que una mano del desconocido lo detuviera.
    - Demasiado pronto para saber –había vuelto a decir.
    Los dedos de Savitar arrastraron los finos parpados de Neville, hasta hacerlo dormir.
    En cuanto los tres chicos estuvieron inconscientes, Savitar se les quedo mirando, como admirando su obra. Era un suerte que no me hubieran visto, de lo contrario no sabría yo como enfrentarme a semejantes titanes.
    - Te encanta dar espectáculo – declaro una vos no muy lejos de ahí.
    Savitar dio paso a una deslumbrante sonrisa, calentando sus ojos fieros.
    - Sabes que me encanta la audiencia. – el hombre de cuero paso su mano por la cabellera negra. Desasiendo la trenza con la que estaba sujeta.
    La visión de aquel hombre se hiso magnifica, pero por extraño que pareciera, me había recordado a alguien (a Harry claro).
    - ¿Era necesario que hicieras todo ese espectáculo? – un hombre, un poco mas bajo que Savitar, se acerco a pequeños pasos.
    A diferencia de Savitar, el nuevo hombre parecía un poco mas delicado, pero no por ello me quitaba esa sensación de que era muy, muy peligroso. Lo más desconcertante de este nuevo individuo era que portaba gafas oscuras.
    - Neck, por supuesto que era necesario. Harry aun no esta listo para saber lo que es. Créeme, lo se de primera mano. Además, el saberlo podría hacer que cambie su futuro.
    - Tal vez tendría un mejor futuro, tal vez todo tendríamos un mejor futuro.
    - Es posible. Pero no se puede cambiar la historia. Neck, prometiste ser solo un espectador, no puedes cambiar nada. Las cosas deben ser como deben ser.
    - No es justo, ni para ti, ni para mí, ni para nadie.
    - Lo se, pero no te preocupes por eso. Además, tenemos que saber como estos Daimons llegaron aquí, más bien, como demonios se enteraron de la verdadera naturaleza de Harry.
    Los dos hombres comenzaron a caminar por el bosque. Mi corazón se relajo un poco. Pero después Savitar se detuvo.
    - Ho, se me olvidaba…
    Una oleada fría recorrió todo mi cuerpo, al sentir la presencia de aquel hombre detrás de mí.
    Sus manos tomaron mi cabeza, y muy quedo en el oído susurro…
    Olvida.




    Capitulo 37
    El despertar de un cazador



    Dentro de las puertas del Santuario, Ash esperaba en una de las sillas vacías que estaban en la mesa más alejada de la concurrencia. Su pie se agitaba ante la impaciencia, Jaden estaba retrasado.
    Una fina neblina comenzó a arremolinar en los pies de Ash dando pie a la aparición del demonio.
    - Jaden –llamo impaciente Ash –te has tardado.
    El demonio bufo pero no respondió a la provocación.
    Ash observo mas atentamente a Jaden, parecía que llevaba algo cargando, un cuerpo.
    - Toma –Jaden entrego a los brazos del cazador oscuro a un muchacho pequeño. Su cabello era rubio y la piel estaba demasiado pálida. –Savitar ya me pago por recuperar el cuerpo. No se para que quiere un cuerpo sin corazón. –anunció con una mueca en el rostro.
    - ¿Un cuerpo sin corazón? –pregunto intrigado Ash.
    - Este Arcadiano no tiene corazón. Es como a esos naturales asesinados por ese mago demente. –resoplo el demonio - ¿Desde cuando Savitar le ha tomado cariño a estos…humanos?
    Ash se encogió de hombros pero en su rostro no desaparecía una sonrisa de satisfacción.
    - ¿Y que paso con los otros? –pregunto Ash -¿Qué te pidió que hicieran con ellos?
    - La chica la he reencarnado, al pelirrojo aún no encuentro su alma y en cuanto al tipo ojos lindos lo convertí en Oneroi. –contesto el demonio.
    - Interesante. Me pregunto que te habrá dado Savitar a cambio.
    Jaden lo miro imperturbable, era obvio que el regalo de Savitar fue lo suficientemente jugoso para que el demonio accediera a cumplir con su petición.
    - ¿Y, exactamente yo que tengo que hacer? –pregunto Ash al darse cuenta que no entendía del todo el porque le habían entregado a ese pequeño chico.
    - Savitar quiere que lo conviertas en cazador oscuro.
    - No, es muy chico aun –se negó el cazador –es un niño.
    - Si, un niño que le puede arrancar la cabeza de un mordisco a cualquiera. –argumento el demonio con el seño fruncido.
    - Bien pero… -Ash coloco el cuerpo del muchacho en una silla para examinarlo mejor –se ve demasiado joven, tal vez si…
    El cazador oscuro coloco una mano en la frente del chico y serró sus ojos, concentrándose. En cuestión de segundos el pequeño cuerpo se convirtió en un hombre de unos veinte años de edad. Su cabello le habría crecido hasta la cintura y ahora estaba vestido de cuero, como todos los cazadores oscuros.
    - Mejor –anuncio Ash orgulloso de su obra.
    - Si, mucho mejor. Tal vez yo…
    - Atrás, demonio lujurioso, recuerda que este cuerpecito –señalo al rubio –es de Savitar.
    Jaden lo fulmino con la mirada y en un parpadeo desapareció de la estancia. Ash miro a su alrededor para ver a la clientela del Santuario, -nadie se había dado cuenta de lo sucedido.
    - ¡Artemisa, te convoca a tu forma humana! –grito Ash.
    Con un estallido de luz, una hermosa y exuberante pelirroja vestida de blanco apareció ante el. Sus ojos verdes destellaban como orbes esmeraldas.
    - ¡¿Qué?! –preguntó impaciente la mujer. Ash le miro despectivamente, odiaba tener que tratar con esa arpía, pero si era por hacerle un favor a Savitar, entonces lo haría.
    - Mira –señalo al rubio. –Savitar me ha pedido que lo convierta en cazador oscuro.
    Artemisa miro al rubio y abrió los ojos como platos. Después embozo una extraña sonrisa. Con paso lento se acerco hasta el chico y en su mano apareció un medallón. Ash ya había visto esto muchas veces, cuando Artemisa convertía a un humano en cazador oscuro, encerraba su alma en un medallón, reclamando al nuevo cazador como uno de sus soldados.
    Existían veces en las que los cazadores oscuros eran liberados, pero solamente ciertas personas lo conseguían. Aquel que liberara al cazador oscuro tendría que amarlo demasiado para pasar la cruel prueba que Artemisa les daba para liberarlo.
    - Toma –Artemisa le entrego a Ash el medallón. –Dáselo a Savitar.
    Ash se quedo de piedra ¿Desde cuando Artemisa era tan caritativa como para entregar el alma de uno de sus soldados a otra persona?
    - ¿Por qué…? –comenzó el cazador.
    - Se lo debo –contesto la diosa –pero los detalles no son de tu incumbencia.
    En el momento en que la Diosa desapareció el nuevo cazador oscuro surgió a la vida.
    Cuando el muchacho abrió los ojos, sus manos automáticamente tocaron su pecho, buscando las heridas que su amante le había causado antes de que la muete lo reclamara.
    - Muchacho –llamo Ash -¿Cuál es tu nombre?
    El rubio miro al cazador oscuro con aprensión. Después se puso de pie he inspecciono su nueva vestimenta y su nuevo cuerpo.
    - ¿Pero que rayos?
    - Tu nombre muchacho – apremio Ash, asiendo que el rubio lo viera altaneramente.
    - Draco, Draco Malfoy.
    - Muy bien Draco Malfoy, siento tener que hacer esto pero…
    Con un rápido movimiento el cazador oscuro dejo inconsciente al muchacho.
    “Savitar…será mejor que traigas tu culo aquí para explicarme que demonios esta pasando” –proyecto, esperando que Savitar viniera lo mas rápido posible.
    Unas suaves pisadas atrás del cazador oscuro le advirtieron que Savitar estaba en el bar.
    - El es el hijo de Lucius –comenzó Savitar.
    - Ho, ya veo, aun así podrías ser más explicito en tu explicación. –pidió el cazador.
    - El, -dijo Savitar señalando al rubio –es la trampa que puso mi madre.
    Ash le miro por unos momentos parpadeando incrédulo y después soltó una carcajada que Savitar creyó que lo escucharían hasta en China o el Hades.
    - Esa mujer…siempre me sorprende. Toma –Ash le entrego el medallón con el alma de Draco –tu mami me pidió que te diera esto.
    - Esa mujer…-gruño Savitar.
    - Amigo, no puedes culparla de todos tus males, ella solo quiere que seas feliz.
    - Si como no, y por eso capturo mi alma y la reencarno en un Arcadiano para que así cuando encontrara mi pareja predestinada no pudiera deshacerme de el y le diera nietos. Pero le ha salido el tiro por la culata. Muchos inocentes murieron por que ella se comporto egoístamente.
    Savitar miro a Draco, que dormía profundamente. Por un momento Ash creyó que lo veía con amor, pero Savitar recompuso su expresión por una de hielo.
    - Ahora Harry Potter soy yo, y yo soy Harry Potter. ¡Maldición, lo único que esa mujer ha creado es que tenga debilidades! Muchas…
    Savitar recordó a la familia Weasley, a su padrino a sus amigos a Hogwarts. Y a Draco, especialmente a el, por que aunque no quisiera admitirlo, el estaba perdidamente enamorado de su rubio, de su Draco, de su Dragón.
    - Ash, hazme un favor, bórrale la memoria y dale un nuevo nombre…no espera llámalo Neck, Neck como el corazón que una vez me dio.
    Savitar saco de debajo de chamarra de piel un colgante con una piedra blanca.
    - Eso es…
    - Es el corazón de Draco. –dijo Savitar antes de desaparecer del lugar.
    Ash se quedo por un momento pensando, ¿Esto era realmente lo mejor? Su amigo necesitaba amor en su vida, siempre había estado solo, ¿Por qué se negaba tan rotundamente a seguir sus sentimientos?
    No, no podía permitirlo.
    - Draco, si tú verdaderamente lo amas, entonces tú serás el único que puede salvarlo. Rencuéntrate con el nuevamente, y reclámalo como tuyo.

    Diez años después….



    Harry

    Realmente jamás había conocido el verdadero dolor hasta ahora. Cada respirar dolía como el infierno. Cada centímetro de mi cuerpo supuraba en la agonía, en el ansia de mi droga, de mi Draco. Y a pesar del tiempo, el dolor seguía ahí, instalado en lo más profundo de mi ser y sin querer abandonarme.
    Pero la verdad, así lo prefería. Este dolor siempre seria un recordatorio de lo que había hecho, de lo que había perdido. Nada podría curarlo, y tampoco lo iba a permitir. Este seria mi castigo.
    Muchas cosas había pasado desde que recupere la conciencia después de la batalla con Voldemort. La primera de todas era que no podía morir, no importaba cuantas veces me hubiese intentado suicidar, simplemente, no podía morir. El destino se había encargado de que cumpliera mi sentencia, lenta y eternamente.
    La segunda de todas era que ya no podía transformarme en dragón. La verdad no sabía a que se debía eso pero no me importaba. Los demás creían que no lo hacia por temor a perder el control y por el recuerdo de Draco. Tal vez esa seria una excelente escusa si aun pudiera ser un Arcadiano.
    La ventaja de todo esto, era que jamás volvía a entrar en ciclo, jamás quise volver a estar con nadie, aunque tampoco lo quería. Y lo mejor de todo era que conservaba mis poderes Arcadianos. Los había controlado a la perfección y en conjunto con mis poderes de mago, me había convertido en un muy temido mago entre los mortifagos que aun se ocultaban.
    Unos golpes en la puerta de mi oficina me sacaron de mis pensamientos.
    - Adelante – permití el acceso a la oficina.
    - Harry –me llamo Hermione. Una sonrisa se reflejo en mi rostro, –ella, Neville y los Weasley, eran los únicos que podían causar algún sentimiento en mi - hacia algunos meses que no veía a esa mujer, después de su incursión a su pueblo natal, en Qualinost.
    Hermione, ante los ojos de los demás, seguía siendo la misma chica que todos conocían en Hogwarts. Una estudiante modelo, la mejor amiga del famoso Harry Potter. Pero cuando canalice mis poderes para dominarlos, me di cuenta de que Hermione no era lo que parecía. Ella había sido una elfa del bosque, enviada a recuperar el orbe de los dragones. Que por cierto, estaba en mi custodia y ella, a sabiendas de que yo lo tenía, jamás me lo reclamo ni pidió, al igual que la princesa Tannis –que increíblemente era Fleur. El secreto de sus identidades –de Hermione y Nott - estaba muy bien resguardado entre la orden del fénix, el señor Lucius Malfoy y yo.
    - Tienes que ver esto –anuncio Hermiones entregándome un expediente.
    Sin responderle, abri el sobre con los documentos y les eche una ojeada. Su contenido hiso que se me helara la sangre.
    Había dos fotografías con los cuepos de unos muchachos. Sus pechos estaban habiertos en canal y se les había arrancado el corazón.
    - Ellos…
    - Si Harry, ellos eran Arcadianos con sangre de naturales – informo con el senblente palido. Haciendo que su hermoso rostro quedara como una estatua estoyca y sin vida. –alguen quiere hacer lo mismo que Vodemort hiso en el pasado.
    - No lo se, todos lo mortifagos que estuvieron en la batalla están muertos. Además dudo mucho que Voldemort confiara en cualquiera para hablarle de su plan.
    - Pues lo hiso –la severidad de la afirmación no me gusto nada.
    - ¿Por qué lo dices?
    - Cuando fui a mi pueblo natal, me encontré con que alguien quiso entrar en la bóveda donde esta el ultimo de los orbes creados por los hechiceros.
    ¡Maldición! Esto no me gustaba.
    - Llama a Theodore Nott, ve si el sabe algo. –demande.
    - En un momento.
    Hermione salió de la oficina mientras se quitaba su capa de viaje. Su hermosa cabellera castaña callo sobre su espalda esparciendo el perfume del bosque. La forma en que caminaba, -altiva y autosuficiente –me hiso recordar las pasturas engreídas que hacia Draco cada vez que nos encontrábamos en nuestros primeros años de la escuela.
    - Llamaste –dijo una vos. Pase mis ojos sobre toda la oficina intentando encontrar al ser de luz, pero al parecer, el Slytherin no iba a dignarse a aparecer físicamente.
    Nott, se había convertido sorpresivamente en nuestro gran espía. Él podía encontrar a casi cualquiera mientras la luz del sol estuviera en lo alto. Yo diría que este trabajo lo había tomado más por remordimientos que por su sentido de la justicia. Por que al igual que con Hermione, mis poderes podían ver a través del castaño y –por alguna razón que todavía no sabia – yo siempre sabía la historia de cada persona, casi de cada persona.
    - Quiero que investigues algo –casi le ordene.
    - ¿Me estas ordenando Potter? –me reprocho la voz.
    - Si, y más vale que traigas físicamente tu culo aquí antes de que mande tu Jodida alma al infierno. –amenace, no estaba para sus jueguitos.
    Al instante, el castaño apareció ante mí, vestido con un pulcro taje negro.
    - Me llamaba, Sr Potter.
    - Déjate de estupideces. –le entregue el archivo con las fotos. Al instante su semblante se puso pálido y me miro con angustia.
    - Investigare de inmediato.
    Una de las cosas que más me gustaba de esa, era que en sus misiones actuaba rápido y sin dejar sospecha. Más si se trataba de los naturales y los orbes.
    Nott regreso casi al instante.
    - Alguien quiere hablar contigo –anuncio.
    - Que pase.
    - Dudo mucho que él entre por las puertas –con esto ultimo Nott desapareció dejándome confundido.
    Desde las sombras de un rincón de la oficina, una figura oscura surgió. Imponiendo una aura letal.
    El desconocido venia vestido de cuero, con botas militares con hebillas de calaveras. Su cabello era negro como la noche pero tenía un mechón rojo que le caía en el rostro. Sus ojos estaban cubiertos por una gafas oscura, pero a pesar se esa precaución yo podía ver sus arremolinantes ojos plateados como el mercurio. Anunciándome que esta no era una criatura cualquiera.
    Sus más de dos metros de altura podrían intimidas a cualquiera pero a mi no por supuesto, si esa criatura y yo nos enfrentáramos estaba casi seguro que estaríamos en igualdad de circunstancias.
    - Ash –salude al cazador oscuro.
    - Harry Potter –saludo con un movimiento de cabeza.
    - ¿A que debo la visita? –pregunte. No era normal que un cazador oscuro se inmiscuyera en el mundo mágico y mucho menos que entrara en el ministerio de magia y hechicería.
    - Uno de los tuyos ha asesinado en mi territorio. –acuso.
    - ¿A si? –pregunte intrigado. El territorio de los cazadores oscuros se concentraba más en Nueva Orleans. Pero era sabido por cada mago de América o del mundo, que estaba prohibido intentar cazar a cualquier derivado de un Apolita, incluyendo a los Daimons. Ese trabajo solo era para los cazadores oscuros.
    - Necesito de tu ayuda. –pidió el cazador.
    Eso me dejo realmente impactado, ¿El líder de los cazadores oscuros pidiéndome ayuda a mí? No me extrañaría que el conociera la naturaleza de mi ser, pero si el se atrevía a pedir mi ayuda eso quería decir que él asesino al que nos enfrentábamos no era cualquier cosa.
    - He traído a alguien que te ayudara en esto, -dijo el hombre –Neck –llamo.
    Un hombre como de unos veinte años apareció ante nosotros. Él venia vestido casi igual que Ash, de cuero negro y botas militares. Su cabello negro estaba sujeto en una cola de caballo y le llegaba casi hasta la cintura. Sus ojos estaban cubiertos por unas gafas de sol -¿Por qué los cazadores tenia la afición de usar siempre gafas?
    En la cintura de Neck, colgaba dos pequeñas dagas plateadas que desde mi posición, se veían muy peligrosas. La postura y porte de aquel hombre se me hiso terriblemente conocida, sobretodo su nombre…Neck.
     
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    La oscuridad es mi camino...las tinieblas mi trono y tu agonia mi aliento

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    ¡Ya puse la conti! arriba, arriba, no te preocupes. Ahora pondre los ultimos capitulos que hice en el otro foro, y el la semana ahora si abra conti nueva.

    Capitulo 38
    El cazador y el mago



    Neck
    Caminar por las calles oscuras a mitad de la noche, no era precisamente adecuado para nadie en sus cinco sentidos. Y menos para un humano. En la calle, existen todo tipo de peligros; Ladrones, violadores, asesinos, etc. Pero aparte de esos temores humanos, existen criaturas llamadas Daimos; seres malditos, condenados a vivir en la oscuridad y forzados a robar almas humanas para sobrevivir. De ellos son de quien los humanos se tienen que cuidar.
    Afortunadamente, existimos nosotros, los guerreros inmortales llamados cazadores oscuros, que salimos todas las noches en busca de Daimons sedientos de amas humanas.
    Aun recuerdo mi primer día como cazador bajo las enseñanzas de Ash, el líder de los cazadores oscuros. Nunca en mi vida podría olvidar su monologo de bienvenida, explicándome quien era y cual era mi misión:
    Bienvenido, Cazador Oscuro. Sé que tienes varias preguntas sobre tu nueva vida y lo que se espera de ti. Nacer es difícil, especialmente la segunda vez.

    Si tienes alguna duda, puedes dirigirte a mí directamente.

    Al final del día, todos los DH me rinden cuentas a mí. Encontrarás que soy paciente y que la mayoría de las veces soy un jefe que te da tu espacio y que casi siempre tolerará cualquier actitud. Aun así, no presiones tu suerte. En verdad tengo un temperamento y no es bonito cuando se desata. Sin mencionar que corté mis dientes de bebé por mala actitud, así que no trates de superarme. Tan solo me sacarás de quicio.

    ¿Que significa eso? Imagínate esto:

    Tu+eternidad+sin cuerpo+hambre infinita+sed que quema=Infierno.

    Se llama ser una sombra. Ser una sombra no es nada agradable. Nunca quieres morir como un DH por que cuando lo haces, quedas atrapado por siempre en un doloroso, terrorífico lugar que hace ver al infierno como el paraíso.

    En este momento debes de estar pensando, "Espera, soy inmortal, no puedo morir." Vuelve a adivinar. Tu cuerpo está dotado con poderes regenerativos. PERO algunas cosas ni siquiera los dioses pueden arreglar. Trauma severo de cabeza que resulta en cráneo completamente machacado y/o cerebro aplastado = Sombra.

    Cualquier cosa que te pueda cortar en pequeños pedazos te puede matar. Astillas de madera son nuestra perdición. Ustedes, aquellos de la Edad Media recordarán el castigo de ser colgado, jalado y descuartizado -contrario a opinión popular, lo descuartizado viene de nuestra parte. Si eres descuartizado, y enterrado en diferentes sitios, estas muerto.

    La última cosa que nos puede matar, es la luz solar. Si, pequeños campistas, es verdad. Apolo nos odia con gran pasión y no dudará en deshacer al mundo de sus cuerpos si los atrapa en su dominio. Nunca dejes que un rayo solar entre en contacto con tu cuerpo. Si lo haces, prepárate a recibir una Ampolla en el Trasero, si señor.

    Si has de morir sin tu alma, no puedes pasar a un mundo de Felices Por Siempre. Quedas atrapado entre mundos sin un cuerpo, pero con total conocimiento. Mira las ya mencionadas descripciones de ser una sombra.

    Ahora que ya nos hemos quitado eso de encima, podemos pasar a las cosas importantes como reglas y supervivencia.

    Bienvenido a la locura, Cazador. Recuerda, al final del día, tu eres con lo que otros tienen que lidiar. Somos las cosas más asustadoras que salen en la noche.”
    Recuerdo que después de ese discurso tan alentador, empezó mi entrenamiento. Cinco años me había costado acostumbrarme a mi nueva vida y a seguir el reglamento.
    Primero que todo nunca debemos mostrar nuestros poderes a humanos que no hayan sido iniciados. Teníamos que ser parte del mundo pero nunca en el. Nunca debemos estar en presencia de un dios. Nunca debemos dejar que el sol nos toque.
    Un Cazador Nocturno inconsciente, es un muerto Cazador Nocturno.
    Nada de Media Naranjas, novias/os. Nada de familia, ni amigos que nos conozcan antes de que muriéramos.
    No dejar escapar a ningún Daimon vivo. Nunca hablar de lo que somos.
    No podemos estar en la presencia de otro Cazador Oscuro.
    Cualquier cosa que le hagas a otro DH, lo sentirás diez veces más fuerte.
    Caminamos solos y mantenemos nuestra marca de Arco escondida.

    Con el paso delos años, había aprendido que esta segunda vida más que ser una segunda oportunidad, era una maldición. Nosotros éramos como los Daimos; colmillos como los vampiros, indefensos bajo la luz del sol y eternos si ningún Daimon era lo suficientemente fuerte para derrotarnos. La única diferencia era que nosotros no necesitábamos de sangre para vivir, nosotros podíamos comer cualquier comida –bueno, no cualquier comida, por lo menos para mi el chocolate estaba prohibido.
    No había de todas formas muchos como yo; un cazador oscuro Arcadiano. Nosotros más que cualquier otro cazador oscuro, estábamos doblemente malditos, ¿Por qué? Al ser un Arcadiano, mi sangre desciende de los Apolitas, por los cual, los Daimos son primos de cualquier Arcadiano y Katagaria. Pero al convertirme en un cazador oscuro y cazar a mi propia sangre, era considerado un acto de traición contra el Omegrion –la sede donde los Regis de cada clan se reúnen para saber que mierda. Cuando un Arcadiano o Katagaria desidia convertirse en un guerrero de Artemisa, automáticamente estábamos expulsados del clan, renegados para el resto de nuestras vidas.
    Con un audible suspiro, comencé mi ronda por las calles de Liverpool, la ciudad donde residía. Mi primera opción había sido visitar Londres pero Ash se había negado rotundamente a ello argumentando que aun no estaba listo, que necesitaba más experiencia para líder con el lugar donde mi vida mortal tuvo vida.
    La verdad yo no sabia de que quería protegerme Ash si de todas maneras no recordaba nada de cuando estaba vivo.
    ¿Razón? Según Ash, mi muerte había sido tan trágica que yo mismo había decidido borrar de mi memoria ese suceso, incluyendo al causante de mi muerte y a todos los que me podrían recordar o hablarme de él. Ese tema estaba totalmente zanjado entre Ash y yo. Si realmente era tan doloroso como él decía, prefería no recordarlo.
    Un escalofrió en mi cuello me indico que había Daimons cerca. Escuche un grito de mujer a unas cuantas calles y entonces con mi daga en mano, me lance a la batalla.

    Ash
    Solo faltaba a lo más una hora para el amanecer y aún no había señales de Neck. Estar esperando, no era uno de mis pasatiempos favoritos pero si no fuera por que Neck era el protegido de Savitar, lo más seguro es que ya lo habría hecho polvo. Esa condenada sabandija era todo un dolor en el trasero. Su actitud arrogante, su temple inmaculado me sacaba de quicio.
    Después de conocer a Draco por los últimos diez años, todavía me preguntaba el como Savitar se pudo haber enamorado se semejante arrogante.
    - Ash –la vos de Nick Gautier, el escudero de Neck, me llamo desde la puerta. –ya viene, y se ve que esta hecho polvo.
    Agudice mi vista para ver en el camino. Efectivamente, Neck estaba cruzando la reja de la puerta principal de su casa y venia cojeando hasta mi dirección. Al verlo más de cerca, me di cuenta que sus pantalones de cuero negro estaban rasgados como su capa. Una enorme contusión, se apodero de su ojo izquierdo y una fea cicatriz cruzaba por su mejilla derecha.
    Cuando llego a solo unos metros de mi, trato de recobrar la postura y me lanzó una mirada desafiante.
    - Neck, ahora si recibiste tu merecido –le dije, un poco divertido de la situación.
    - Ja, quisieras. No ha nacido Daimon u hombre que pueda dominarme. –contesto petulante.
    “Ah, si yo te contara”
    - Bueno, ¿A que debo el honor de tu visita? –me pregunto un poco más calmado.
    - Tengo una misión para ti. Hoy en la noche nos iremos a Londres para resolver una serie de asesinatos.
    - ¿Londres? ¿No se supone que no debo ir a ese lugar? Además, ¿Hablas en serio? ¿Una serie de asesinatos? Nosotros no somos detectives Ash.
    - Lo se, y es por eso que tendrás ayuda.
    - ¿Ayuda? Yo no necesito ayuda para matar a nadie.
    - Lo se, por eso tu serás la fuerza bruta y tu pareja será la parte intelectual.
    - Ja, ja que gracioso.
    Neck camino torpemente por la fachada las escalerillas de la entrada principal. Ese hombre si que era obstinado, nunca quería que nadie supiera cuando estaba débil y herido.
    Cuando entramos a la casa, Nick corrió las cortinas de talaje pesado para que cuando llegara el amanecer no afectara al cazador oscuro. Neck se sentó pesadamente en uno de los sillones de la mansión y comenzó a ver los daños en su cuerpo.
    Lo observe con interés, después de todos estos años, el muchacho apenas si había cambiado. Lo único diferente ahora era el color de su cabello. Neck había decidido pintarlo de negro por que según él no quería ser confundido con ningún Daimos –Ya que todos los Apolitas y Daimons eran puros Fabios.
    - Cuéntame más sobre la famosa “misión” –Neck me miro con una sonrisa de oreja a oreja.
    - Nos reuniremos hoy al anochecer con un mago…
    - ¿Un mago? ¿Quieres ponerme de pareja a una de esas florecitas? –el tono de Neck parecía indignado.
    - Con que una florecita…no se tu pero yo jamás lo llamaría así. El es un Auror muy temido en la comunidad mágica. Con un temperamento de los mil demonios.
    - Si, claro.
    No estaba seguro del porque pero preferí omitir el detallito de que su pareja no era una simple florecita, sino el Regis Drakos Arcadiano. O como en el mundo mágico lo llamaban; Harry Potter. Ya había siendo hora de que alguien le diera su merecido a tan arrogante cazador.

    Neck
    Cuando recibí al fin el llamado de Ash, aparecí en una oficina iluminada con candelabros y luz mágica. Enfrente de mi, había un sujeto de más o menos uno noventa de estatura. Iba vestido como cualquier civil; con jeans azules, playera negra y una chamarra de piel. Al ver su cara, sentí de repente una opresión en el pecho, era como si mi cuerpo quisiera decirme algo pero preferí ignorarlo. El mago era relámete atractivo, con esa piel bronceada y esos ojos verde esmeralda que me recordaron con horror a los de Artemisa. Sus gafas redondas caían ligeramente por su nariz, dando un toque sexy. Pero todo lo atractivo que pude haber visto se desvaneció cuando el me miro. Su mirada era…como explicarlo, malvada.
    Me miraba como si yo fuera una basura. ¡Maldito! Te hare ver tu suerte.
    - Él es Neck –comenzó Ash, -él te ayudara con este trabajo.
    - Yo no necesito ayuda de nadie –soltó el mago.
    - Harry, los tuyos mataron en mi territorio. No pienso permitir que salgan libres de esto.
    - ¿Insinúas acaso que no se hacer mi trabajo?
    - Yo no dije eso, solo quiero tener a alguien que se encargue de él y no solamente que lo lleven a Azcaban. –se defendió Ash.
    - Como quieras… -contesto el mago.
    - Neck, él es Harry Potter, te lo encargo.
    Antes de que pudiera decirle algo, Ash se desapareció. ¡Demonios! ¿En que rayos estará pensando el líder de los cazadores oscuros?
    Por no se cuantos minutos, Harry yo nos quedamos viendo sin decir nada. Después de fruncir más el ceño, Harry dirigió su dedo a mí.
    - Si te metes en mi camino, te juro que te matare.
    - Ah, sí, eso quiero verlo…florecita.
     
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  6. Acheron_kattalakis
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    Por fin, estare esparando al fin el nuvo capitulo, no tardes...
     
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    :=MAULS: No te preocupes Sabaku no Cachi, ya mero termino el capitu siguente, pido paciencia plis... :=RINRUM: :=RINRUM:
     
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  8. Acheron_kattalakis
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    No demores con la conti kaname-cha. -delo contrario...jajajajaja, ya tengo tu castigo- :=MUAHAHA: :=MUAHAHA:
     
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    Al fin termine el capitulo, gracias por ser pasientes.

    Capitulo 39
    Los ojos del pasado



    Neck

    Solo faltaba aproximadamente una hora para el amanecer. Mi cuerpo me avisaba que tenía que encontrar un lugar seguro para refugiarme, pero aquí en Londres ¿Dónde podría yo esconderme? No conocía a nadie y tampoco podía quedarme en un hotel, eso seria muy peligroso. Además que dudaba mucho que cuando la mucama fuera al cuarto a limpiar y abriera las cortinas, se encontrara con un cuerpo chamuscándose por el sol. De tán solo pensar en ello me entraban escalofríos.
    Mire hacia el escritorio donde actualmente el mago Harry Potter estaba trabajando. Desde que Ash me había dejado con él horas antes, el mago no se había dignado a dirigirme la palabra.
    Resople con frustración una vez más para hacerle saber que si seguíamos con esta actitud, no encontraríamos al asesino. Independientemente de mi enemistad con el mago, el encontrar al causante de esas muertes tan atroces era primordial. La vida de muchos inocentes estaba en juego.
    Tal y como lo supuse, Potter me ignoro.
    - ¿Acaso nadie te espera en tu casa? –me atreví a preguntar, solo para molestarlo un poco y tan siquiera hablara.
    Potter dejo los papeles que estaba revisando a un lado y me miro con sus enormes ojos verdes. No sabia por que pero había algo en ellos que hacia que una corriente eléctrica recorriera mi piel.
    - Eso no es de tu incumbencia –respondió, entonces se levanto de su asiento y tomo una pequeña maleta –me voy, es imposible seguir trabajando cuando hay demasiadas distracciones.
    - ¡Genial! ¿Al fin vamos a ir a tu casa?
    - ¿Vamos? –su expresión aturdida me dio pie a seguirlo picando. No era que realmente desceba quedarme en su casa pero viendo las circunstancias y sabiendo que el amanecer se aproximaba, ir a la casa del mago era la mejor opción.
    - Claro, ¿No creerías que me quedaría en un hotel? ¿cierto? Hay muchos…muggles –dije, recordando como los magos les decían a aquellos que no poseían magia. –Nadie puede saber lo que soy. Ademas tú eres la única persona que conozco de Londres, deberías tener consideración conmigo. ¿Acaso quieres tener una muerte en tu conciencia?
    Al parecer lo que dije causo algún tipo de reacción en el mago porque de repente se puso pálido y me miro con una expresión que no pude descifrar.
    - Bien… -su respuesta seca era a mi parecer algo graciosa, pero al ver sus ojos, vi vestigios de tristeza.
    El mago me condujo hasta la salida de la oficina por unos pasillos hasta algún tipo de elevador mágico. El viaje hasta la explanada principal fue toda una locura; primero a la izquierda, después a la derecha, arriba y abajo. ¿Cómo rayas hacían esto?
    Al fin llegamos a un pasillo donde había muchas chimeneas. Me pregunte entonces si estos magos sufrían de frio.
    Si tan solo aun conservara mis poderes Arcadianos, podría teletrasportarnos a ambos a la superficie, sin tener la molestia de caminar tanto, pero al convertirme en cazador oscuro, perdí esa habilidad y la de viajar en el tiempo. Según Ash, los cazadores deberían tener las mismas habilidades, no podían estar en desventaja los guerreros humanos convertidos en cazadores de los Arcadianos y Katagarias convertidos también.
    Harry se acerco a una de las chimeneas y me tomo de brazo, conduciéndome al interior. Quise protestar ante semejante acto tan estúpido pero a los pocos segundos unas llamas verdes nos devoraron. Lo primero que creí era que Potter estaba loco y que ambos moriríamos quemados, pero cuando abrí mis ojos, nos encantábamos ahora en una de las frías calles de Londres.
    - ¿Pero que demonios? –estaba realmente impactado.
    - ¿No me digas que nunca has viajado en la red flú? –me preguntó Harry sacándome mi estupor.
    - ¡Claro que no!, -demande- soy un cazador oscuro, no un maguito de trucos de magia como tú.
    Harry me examinó con una mirada fría y penetrante.
    - ¿Acaso Ash no te ha contado nada sobre mi? –preguntó Potter, cruzándose de brazos he inclinado un poco su cabeza expectante de mi respuesta.
    - No creo que sea muy importante. –respondí- ¿Podemos irnos ya? El sol se aproxima, y la verdad quiero seguir vivo por una temporada más.
    Harry bufo mientras comenzaba a caminar por la calle. Lo seguí en silencio, tratando de aguantar esa incomoda sensación que nos decía a cada cazador oscuro que el sol se aproximaba.
    Mientras caminábamos por una de las calles, me percate de que había unos hombres esperándonos en la esquina, eran rubios y altos –un escalofrió en la nuca hiso que se me erizara la piel, eran Daimons.
    ¡Maldición! No podía darme el lujo de pelear precisamente ahora, por lo menos no una lucha larga. Si tan solo tuviera aún todos sus poderes, podría teletraportarnos hasta mi casa en Liverpool.
    - ¡Harry! ¡Cuidado! –grite, cuando uno de los Daimos fue hacia el mago.
    Harry reacciono al instante y saco su varita. ¡Mierda! ¿Acaso este mago no sabia que la magia de las varitas no afectaba a los daimos? Trate de llegar a él pero entonces Potter pronunció:
    - Lumus solem – Y entonces, una luz cegadora inundo el lugar…
    ¡Luz solar! Comencé a sentir como mi piel comenzaba a calentarce, ¡mis ojos! No podía ver nada, ¡mis ojos de estaban quemando!
    Escuche los gritos de los Daimons siendo quemados mientras me tapaba el rostro con mi capa, pero era inútil, a través de la tela podía sentir el sofocante calor. No había escapatoria, iba a morir…
    *+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+
    Cuando abrí mis ojos, vi solo oscuridad. Lo primero que pensé fue: “Estoy muerto”. Pero, si realmete estaba muesto, ¿Por qué me dolia tanto el cuerpo?
    Entonces, poco a poco fui más conciente de mi entorno, sobretodo de mi; mis piernas, mis manos, mis brasos…todo, estaba ardiendo…
    ¡El mago!- las imágenes de lo que había pasado me llegaron de golpe a la cabeza. Al tratar de moverme, pude sentir que me encontraba en una cama y mi cuerpo desnudo dolía con el roce de las sabanas al restregarse en la piel.
    - No te levantes –dijo una vos, le reconocí de inmediato, era el maldito Potter.
    - ¿Qué paso? –pregunte colérico- ¿Dónde diablos estoy?
    - Lo siento, -escuche incrédulamente como el mago se disculpaba – no recordaba tu problemita con el sol.
    - ¡Idiota! Casi muero. –reclame.
    - No exageres, pensé que solo el sol podía quemarlos a ustedes y a los Daimons. Pero veo que me equivoque.
    ¡Maldita sea! Yo también creía lo mismo, se suponía que solo los rayos del sol del dios Apolo tenían la fuerza para desintegrar el cuerpo de un Daimon o de un cazador oscuro. No me gustaba para nada, que un simple mago tuviera la capacidad de borrar nuestra existencia de la faz de la tierra.
    - ¿Donde estoy? –volví a preguntar.
    - En mi casa – declaró.
    - No puedo ver nada –le dije. Esto era algo extraño, como criatura de la noche, se suponía que tenia la capacidad de ver en la oscuridad, pero esta vez, no podía.
    - Es un encantamiento llamado Nox, lo hice porque descubrí que tu cuerpo es fotosensible debido a la exposición a la luz solar que sufriste. No te preocupes, cuando caiga la noche, podrás volver a ver. Estas completamente seguro aquí.
    ¿En serio? Pensé, en primer lugar, todo lo que me había pasado fue por culpa de ese mago y ahora me decía que estaba seguro en su casa.
    - Para curarte –prosiguió –tuve que usar luz mágica. Supongo que por tu naturaleza de cazador sanaras más rápido.
    - ¿Cuánto tiempo llevo dormido? –pregunte.
    - Dieciocho horas. –declaró.
    ¡Tanto tiempo! En ese caso, se suponía que ya tendría que estar curado. No solamente por ser un cazador oscuro me daba la habilidad de curarme rápido sino también mi naturaleza Arcadiana. Podría decirse que yo sanaba dos veces más rápido que cualquier otro cazador oscuro.
    - ¿Cuándo se desara tu hechizo? –le dije, esperando que fuera lo mas rápido posible.
    - En una hora máximo, cuando el sol desaparesca.
    - Genial. -mencione sin animo.
    - Bueno, ya que estamos hablando civilizadamente, quiero advertirte que mientras vivas en mi casa, hay ciertas reglas que tienes que cumplir –escuche entre la oscuridad como su tono se iba haciendo cada ves más frio y autoritario. –Primero que nada, no saldrás de tu habitación en horas de día. Cuando sea de noche y nos encontremos en casa, solo estarás en ares comunes. No puedes entrar en mi cuarto y mucho menos a la recamara contigua. ¿Esta claro?
    Mi primer impulso fue mandarlo al carajo, ¿Cómo se atrevía a hablarme de esa forma? La sangre se me estaba calentado de la furia, sentí mis colmillos salir de mis labios, ávidos de sangre. Quería atacarlo ahí mismo y enseñarle con quien se estaba metiendo. Pero recordé que los cazadores oscuros tenían prohibido hacer daño a cualquier humano o Apolita.
    - Te pregunte si estaba claro –restrego su vos por toda la habitación.
    - Vete a la mie…
    Antes de poder terminar la frase, el lugar comenzó a aclararse frete a mis ojos. Ya podía ver más a cada momento que pasaba. Al principio solo podía distinguir una sombra enfrente de mi, después, poco a poco, la oscura silueta tomo la forma del mago. ¡Santo cielo! Estaba a menos de un metro de distancia de mí. Podía ver a la perfección su rostro de ceño fruncido.
    Sentí mis ojos arder ante la luz de las lámparas de la habitación. No podía explicar el porque, pero mis ojos eran más sensibles que la mayoría de los Dark –Hunter, por eso siempre usaba lentes de sol.
    - Mis lentes, -demande.
    El mago se movió hasta a un lado de la cama y sujeto algo. Hice el ademan de tomarlos de sus manos pero el me paso de largo y me tomo del mentón.
    - Déjame verte, quiero saber como están tus ojos. La última vez que los vi parecía como si tuvieran cataratas.
    - Por tu culpa.
    El mago resoplo frustrado, pero me obligo a mirarlo.
    Cuando al fin alcance su mirada, sin el velo oscuro de los lentes, me di cuenta que sus ojos era… como decirlo… ¿Conocidos? Había algo en ellos que hacia que mi pecho se oprimiera. Trate de descartar ese sentiminto, era extrañamete doloroso y la verdad, yo ya no quería sentir más dolor.
    - No… puede… -escuche titubear al mago. Su expresión se había convertido en algo muy parecido al horror. Sus ojos me miraban con miedo y angustia. Luego paso a ser anhelo para al final convertirse en desesperación.
    - ¿Te encuentras bien? –pregunte, no me gustaba para nada el giro de esta situación.
    - Tus ojos…-dijo, con voz rasgada de dolor – tus ojos son como los de él.
    Antes de que pudiera preguntarle a que se refería, el mago desapareció literalmete de la habitación.
     
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    La oscuridad es mi camino...las tinieblas mi trono y tu agonia mi aliento

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    Sabaku no Cachi

    Pues si, puedes hacerte iluciones, Neck, es Draco. En el capitulo llamado "El secrerto de Neck y Savitar", Neck le cuenta a harry que él es Draco y que habia venido del futuro para ver la verdad de su pasado he intentar arreglar su futuro.
    Mas tarde, cuando Harry mata a Draco, jaden se llava su cuerpo y se lo da a Ash -el lider de los cazadores oscuros -por que Savitar le habia pedido a jaden rescatar el cuerpo.
    -Teniendo en claro que Savitar es Harry - mas adelante explicare detalladamente.

    Extracto del capitulo

    Neck se había quitado los lentes del rostro, mostrando unos ojos azul-plata que solamente se los había visto a una persona. A Draco, a mi Draco.
    El rostro perecía unos años mayor pero definitivamente era de Draco y estaba en Neck, lo único diferente era el pelo negro.
    - ¿Quien eres tú? –pregunte vacilante.
    Neck se acerco a mí y retiro el cristal de mi cuello. Tomo una de mis manos y la coloco en su mejilla.
    - Soy yo tontito, soy Draco.
    - ¡No! Eso es imposible, Draco esta muerto, ¡Yo lo mate!
    - Si, lo se. Yo estuve ahí, ¿Lo recuerdas?
    - ¿Qué horrible broma es esta Neck? –retire mi mano, si este cazador oscuro quería jugar con mis sentimientos se iba a arrepentir.
    - No es ninguna broma Harry, soy yo…
    - No te creo.
    Mis ojos amenazaron con soltar lágrimas, ¿Por qué no podían tener piedad de mí? Bueno, tampoco es que me lo mereciera.
    - Cuando tú me mataste, yo realmente creí que me habías traicionado. Te odie tanto que mi alma quiso clamar venganza. Fue entonces cuando Artemisa se presento ante mí y me convirtió en un cazador oscuro. – me explico Neck. Con cada palabra suya yo me sentía morir. Pero nada de esto tenia sentido, nada.
    - Cuando te volví a encontrar –continuo –yo no te recordaba bien, de hecho, por alguna razón que aun no estoy del todo convencido, alteraron mis recuerdos. Y estúpidamente me volví a enamorar de ti.
     
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  11. karigutis
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    Kaname necesito la conti, esta muy bueno el fic, me encanta la forma de como lo has acomodado al libro 4 de HP, y eso de los cazadores oscuros, es una novela??? homoerotica talvez???

    Espero que pongas conti pronto o muero XDDDD
     
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    Capitulo 40
    Cumpliendo con el destino (Parte I)



    Harry

    Mire el vasto océano que tenía en frente de mí. Las olas iban y venían con una calma que tranquilizaba mi corazón. Más bien, mi conciencia.
    Desde que había muerto Draco, me impuse -como una especie de castigo- que nadie seria capaz de quererme. No tenía el derecho a ser querido por nadie. De todas formas, quien querría a un asesino como yo.
    Por eso me había alejado de las personas, de mis amigos y de toda la gente que alguna vez me estimó. Tampoco quería ver sus rostros de desilusión y reproche por todo lo había sido capaz de hacer.
    De alguna forma, el haberme alejado de todos, había endurecido mi personalidad. Ya no estaba seguro de saber como era la ternura, la compasión o el amor… Sobre todo el amor. En estos diez años, nadie, absolutamente nadie había podido compararse con mi amado Draco. Aunque tampoco lo había permitido. Pensar que alguien más tocara mi cuerpo y mi alma era como si yo mismo me prendiera fuego y me dejara morir lentamente.
    Con el paso del tiempo, la gente comenzó a llamarme: el príncipe estoico. O claro, para aquellos que no les caía bien –El psicópata de mierda.
    Pero eso a mi ya no me importaba, nada me importaba. Era un verdadero milagro que Hermione estuviera todavía conmigo y aun así, de lo único que hablábamos era sobre el trabajo. No permitía que nadie me hiciera ninguna pregunta personal, y nadie sabia donde vivía o lo que hacia.
    Además de eso, también tenía otras razones. Una de ellas era que no quería que nadie descubriera que había perdido la capacidad de transformarme en Dragón. Bueno, no sabía si eso era realmente cierto ya que realmente no lo había intentado con ganas. Pero tampoco quería hacerlo. No quería volver a perder el control. No sabia de lo que seria capaz con todos estos sentimientos guardados.
    Pero la razón de mantener esto en secreto era por el bien de mi clan. Si alguien se enteraba de mi “discapacidad” para transformarme, ¿Quién garantizaba que no quisieran pelear mi puesto como Regis? No era que yo quisiera conservar semejante titulo, desde un principio yo jamás lo había necesitado. Pero desde que yo estaba al mando del clan Arcadiano, nadie osaba molestar a los míos.
    Unos pasos sobre la arena hicieron que me volviera sobre mi posición alarmando. Se suponía que nadie debería estar aquí, este era mi lugar privado y nadie tenía derecho a meterse.
    - Harry –me llamó una vos muy conocida.
    - ¡Jaden! –reconocí al demonio. Un escalofrió recorrió mi columna vertebral anunciando el inminente peligro. Pero después me llene de una poderosa rabia que amenazaba por salirse de mis poros. Él era el demonio que se había llevado el cuerpo de Draco y ahora mismo le sacaría a golpes su ubicación si era necesario. -¡Tú! ¿Dónde esta el cuerpo de Draco? ¿A dónde te lo llevaste?
    - Eso es algo de lo que no puedo hablar, yo cumplí con la parte del trato y tú con la tuya. No hay más que discutir.
    - Dímelo ahora si no quieres que… -lo tome por el cuello pero el demonio se desapareció y reapareció detrás de mí.
    - Puedo decirte donde esta, pero quiero algo a cambio. –declaró el demonio.
    Me quede por un momento callado, esto era una trampa. El demonio era muy peligro y tenia que tener cuidado al mostrar cada quien sus cartas.
    - ¿Qué quieres?
    - Una alianza.
    - ¿Una alianza? No entiendo.
    - Harry, no te has preguntado en los últimos diez años, como es que ya no puedes morir, o por que tu cuerpo sana mucho más rápido que cualquier Arcadiano o Katagaria. No me digas que no te has dado cuenta después de todos tus fallidos intentos de suicidio.
    ¿Cómo demonios este tipo sabia? Le di la espalda y comencé a caminar sobre el borde de la playa.
    - Existe una razón Harry. Y en ente momento no te la diría si no fuera tan importante y te necesitáramos.
    - ¿Necesitarme? –pregunte con incredulidad. -¿Quiénes?
    - La humanidad.
    No se por que pero no pude reprimir una sonora carcajada, ¿La humanidad me necesitaba? Este demonio estaba loco.
    - Savitar, ha llegado de que hagas por lo que fuiste hecho. Ha llegado la hora de que despiertes nuevamente, asesino de dioses.

    Neck
    Harry no llego en toda la noche ni en el día siguiente. ¿Qué se creía ese estúpido mago?
    Camine tranquilamente por toda la casa, investigando, llenándome de los detalles de las habitaciones. Encontré el cuarto de Harry y me di cuenta que ese hombre era totalmente pulcro. A continuación, entre a un cuarto oscuro.
    Al encender las luces, me quede helado ante la imagen de mis propios ojos mirándome. Delante de mi, se encontraba el retrato de un joven rubio de aproximadamente unos quince años de edad.
    No podía ser, esa persona se parecía a mí de una manera escalofriante. Ahora entendía por que Harry se había puesto como se puso.
    Me acerque con cautela hasta el retrato y este me miro.
    - ¡Dios! ¿Pero que rayos? –me sobresalte al ver como el chico del retrato se movía.
    - ¿Quién eres tú? – preguntó prepotentemente el chico de la pintura.
    Me quede helado, ¿Como era que una pintura podía hablar? ¿Qué tipo de extraña magia utilizaba el mago para que esto fuera posible?
    - ¿Qué eres? –dije vacilante.
    - No soy que, soy quien. Soy Draco Malfoy. ¿Dónde esta Harry?
    - Salió.
    Draco me miró inquisitivamente, para más tarde darse la vuelta y desaparecer completamente del cuadro. Por un momento creí que me lo estaba imaginando hasta que el muchachito volvió.
    - ¿Qué haces en la casa de Harry?
    - No es de tu incumbencia –respondí, no creyendo que realmente le contestara a esa extraña criatura.
    - A él no le gustan los extraños en su casa, será mejor que no estés aquí cuando regrese.
    - ¿A si? No me digas.
    Trate de ignorar la vos del muchachito y concentrarme en los artículos que adornaban la habitación. Lo que más me llamo la atención, fue la esfera de cristal colocada en un pedestal justo en el centro de la habitación. Era un orbe que parecía que tenía todos los colores y ninguno. Me acerque a el y lo tome en mis manos.
    Al instante, decenas de imágenes envolvieron mi mente. Eran recuerdos de alguien, el sufrimiento de alguien. Sangre y una lanza atravesándolo en el pecho.
    Después se encontró rodeado de las paredes de un enorme castillo, se encontró a si mismo vestido con algún tipo de uniforme con los colores verde y gris. Enfrente de mi había un muchachito de ojos color esmeralda y me sonreía cálida y tiernamente. En otro instante más, la escena cambio y me encontré desnudo sobre una cama; el muchachito estaba sobre mí, besándome, acariciándome. Podía sentir su cuerpo y su miembro duro contra mi muslo.
    - Draco…-me llamaba.
    Los dedos del chico se hundieron profundamente en mi ser y sentí un éxtasis inimaginable. La escena volvió a cambiar y me encontré a mi mismo delante de un espejo, era yo pero mi cabellos aun era color rubio.
    Con toda la fuerza de voluntad que pude, me obligue a soltar la esfera y ponerla donde estaba.
    Caí al piso sonoramente con la respiración agitada. ¿Qué rayos había sido eso? Esos eran los recuerdos del mago o… los míos.

    Harry
    - ¿Savitar? –pregunté incrédulo -¿Me llamaste Savitar?
    - Si, ese es tu verdadero nombre.
    - Estás completamente loco.
    Seguí caminando por la orilla de la playa pero Jaden me detuvo.
    - Escucha, te diré toda la historia y si decides unirte a nosotros, entonces te diré donde esta el cuerpo de Draco.
    - Bien, te escucho…
    No sabía por que había aceptado escuchar esa sarnta de disparates, pero si con eso lograba hacer que me dijera donde estaba Draco, entonces seria capas de soportarlo.




    karigutis: Gracias por leer este fic, en cuanto a los libros...los cazadores oscuros si son novelas (29) hasta ahora, y estan muy buenas pero son totalmete heterosexuales. Te recomiendo que las leas, son muy, muy buenas. (Dentro de esta pag he colocado algunos linnk donde descargar los primeros libros). :=BIENODOE: :=BIENODOE:

    Sabaku no Cahi: Que no te de, :=WTFf: ya esta aqui la conti. No falta mucho para que se acabe, ya casi. :=WIJIS:
     
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  13. karigutis
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    Asuuuu, no sabia que fueran tantos, voy a buscarlos y publicarlos en la seccion literaria, ademas que los quiero en fisico para leerlos, tratare de conseguirlos.

    De verdad que tu fic me tiene bien capturada, y falta poco para acabar???? no puede ser, sinceramente no quiero que acabe tan pronto XDDDD

     
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    La oscuridad es mi camino...las tinieblas mi trono y tu agonia mi aliento

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    Sabaku no Cachi: Gracias por seguir el fic, te prometo que en la semana ya tengo el siguente capitulo.

    Karigutis: Hola, te eh mandado los libros a tu correo. No se de donde seas pero, estos libros desafortunadamente solo los venden en España. Aqui en Mexico donde yo vivo solo venden dos y no he podido encontrarlos.
     
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  15. karigutis
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    Muchas gracias Kaname-san, ahora los imprimo para leerlos. Uhhh, que mal que no lo vendan en America Latina, soy de Peru asi que de seguro es mas dificil encontrarlos y hacer un pedido por internet me saldra un ojo de la cara pero hare el intento X)

    Nuevamente muchas gracias y esperare con ganas la actu de este y tus demas fics ^^
     
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71 replies since 4/8/2011, 01:44   8862 views
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