¡¡¡DISPÁRAME!!! (SXN) Cap.XIII Act. 27/04/17

TRATA DE LA VIDA DE ALGUIEN QUE SOLO SE DA CADA CIERTO TIEMPO Y LO QUE HACEN TODOS, INCLUSO SU FAMILIA POR MANTENERLO ATADO.

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    Nah, no hay comentarios ni gente que leyó, aún así pongo la continuación.

    Capítulo XIII



    Revivido.





    Su cuerpo convulsionó de forma asquerosa, de hecho, todo lo que ocurría en ese momento era repugnante, la sangre aún no era limpiada y los trozos de cuerpo se unía como algo demoniaco, lo primero que vio fue a su fiel sirviente, sonrió aún adolorido levantándose con ayuda.




    -No creí que lo hiciera tan pronto –tosió, aún sentía restos de escarcha en la garganta –Kakashi –el sirviente le miró –creo que me siento un poco triste ¿A dónde huiría mi esposo? –sonrió - ¿Hasta dónde tendré que perseguirle? -miró al mayor - ¿Lo trajiste? –el otro asintió –bien –arregló su cuello –es hora de mandar un mensaje a mi hermanito ¿Y qué mejor que con la cabeza de Fugaku? Pobre hombre, la persona que secuestró a Naruto lo asesinó, es horrible ¿cierto? –el mayor no contestó, estaba tan aburrido de ese chiquillo y su sarcasmo que se arrepentía enormemente de hacerle accionar su habilidad especial, Sai ya había revivido 5 veces, solo 6 más y podía desaparecerlo para siempre, podría vengarse.




    Las cosas estaban saliendo tal y como había querido, entró sin problemas del brazo de ese hombre ¡y aun mejor! Pudo escaparse, no iba a cumplir con su deber de prostituta, al menos no con ese crédulo, recordarlo le sacaba una sonrisa mientras seguía indicaciones escritas de Itachi, debía llegar rápido a ese punto, pronto anochecería y con la ropa que tenía, pues… no era seguro, menos al ser días de fiesta, el cumpleaños del rey había escuchado, eso es lo que menos le importaba, necesitaba con ansias tener a su hijo en brazos, además de que era un problema estar lactando y sin nadie a quien amamantar, sacudió la cabeza al venirle la imagen del pelirrojo cuyo nombre ni siquiera preguntó, volvió a reírse.



    - ¡Crédulo!



    Se burló con fuerza.



    -Sí, lo eres –Se volteó de inmediato al escucharlo, allí estaba aquel sujeto, no era tonto, no dudó, las piernas servían para algo más que abrirlas y ese hombre lo comprendería al ver la nube de humo dejada ¡Claro! Si antes no se hubiera encargado de noquearlo –vaya que lo eres, mi rubio –susurró en la pequeña oreja, disfrutaría tanto de ese muchachito prófugo.



    Era molesto, muy molesto, ya llevaba dos días de retraso, el pelirrojo no le dejaba salir de la cama ¡Maldito semental! Las caderas le dolían bastante, las múltiples marcas en la piel, le ardían los labios y el bermejo no le dejaba ni ir al baño solo, incluso ahora le tenía en un abrazo sofocante, tenía calor ¡Demonios!



    Se volteó despacio mirando el rostro dormido, se había esmerado en cansarlo y lo había logrado, con el cuidado que le proporcionó su entrenamiento se deslizó hasta el piso, recogiendo su nueva ropa, ahora sería un noble, despacio se vistió esperando el cambio de turno en los que custodiaban la puerta, se iría de forma pacífica, con la seguridad no podía usar su reiatsu, éste se elevaba mucho cuando se convertía en escarcha, lo acribillarían si se veía como una amenaza, ese molesto bermejo debía ser un niño de papi y mami, además de rico hasta la medula si era tan cuidado.



    Escuchó al guardia alejarse –sonrió –era el momento, en un momento desapareció de la lujosa habitación; la posada era grande, más su deseo por ver a su hijo lo era más, sin mucho esfuerzo, pero si con mucho cuidado llegó a la ciudad, respiró tranquilo acomodándose la ropa, ignorando un ardor casi insoportable en su nuca, arregló su postura y comenzó con la actuación, Naruto, después de todo, era un noble.



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    Las fronteras continuamente intentaban ser invadidas, Sasuke estaba cansado, la batalla duraba ya demasiado, más estaba seguro que con la nueva estrategia todo acabaría, podía estar al lado de su hermanito y huir, si, huirían del yugo del clan, criaría al niño como suyo, amaría a Naruto más que nadie, la esperanza es lo último que se pierde y de forma lamentable, lo que más daño causa.




    La batalla fue cruenta, las perdidas numerosas, más dentro de los números esperados, estaba herido, cansado, hambriento, sediento y somnoliento, solo esperaba que su carpa no estuviera consumida por el fuego, como los cuerpos enemigos que iluminarían su campamento esa noche, ni que llegaran los gritos de los que aún se encontraban vivos, consumiéndose en muerte roja, Sasuke amaba la guerra y la guerra lo amaba a él, un amor reciproco que daba muchos frutos, muchas victorias.



    -Si tan solo con Naruto fuera así…




    Un susurro olvidado, más aún al caer casi inconsciente al pasto, su cabeza punzaba, podía ver una figura enemiga, fue rápido, su arma detonó en el cuerpo contrario, justó el corazón fue atravesado, pudo verlo justo antes de caer en inconciencia.




    Tosió asfixiado, veía borroso, escuchaba risa y para su desgracia reconocería donde fuera la falsa voz.




    - ¿Qué quieres Sai? –preguntó antes de levantar la cabeza –o debería preguntar ¿Por qué estás aquí además de intentar matarme? –sin importar en qué situación se encontrase, el cinismo debía ser su rasgo fundamental.



    -Hmmm… -fingió pensar –no hay otra razón, solo para matarte –sonrió –ahora que tengo el clan y a Naruto, eres un peligro, por no decir un estorbo –la risa del contrario le hizo descolocarse un poco.



    -Me alegra que Naruto escapara –Era una suposición, más la mirada de Sai lo confirmó, se burló con aun más fuerza, si iba a “morir” lo haría riendo, sintió una espada atravesar su pecho y por primera vez a su hermano furibundo, con una expresión verdadera, siguió riendo hasta expulsar sangre, la espada se retorció en el corazón, miró al sirviente de su hermano guiñándole un ojo, ahora era cuestión de tiempo y se dejó ir –Naruto… -un susurró lastimero antes de cerrar los ojos.



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    Una, dos, tres, perdió la cuenta en la décima vez de apuñalarlo, respiraba como un toro, furioso, desapareció la espada para componer su habitual expresión.



    -Kakashi –el siervo asintió ya sabiendo su tarea, otro cuerpo del que ocuparse, otro cuerpo a su ejército.



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    En esos momentos agradecía ser un Uchiha, agradecía los rasgos andróginos del clan, hacía mucho más fácil el ocultarse, tener un bebé en brazos, siendo hombre llamaba mucho la atención, así que también agradecía el cabello que por años dejó crecer y su entrenamiento, en esos momentos bendecía a su padre por obligarle a ser un shinigami, gracias a eso su hijo y él estaban a salvo en una aldea bastante alejada, esperando la llegada de una rubia adoración.



    El hogar donde estaba no llamaba la atención, una casa mediana que compró con joyas, una buena porción de tierra para sembrar y un hermoso paisaje rural con habitantes amables, a Naruto iba a encantarle, estaba seguro, confiaba en su hermanito, en sus capacidades, tenía informantes por si algo grave meritaba de su intervención, si no ocurría nada así, se quedaría allí, esperando el tiempo que fuera necesario, así los años pasaran.



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    Se sentía más molesto de lo usual, creyó que después de esa magnífica noche se despertaría para besar bebés, más lo hizo para patear a su guardia ¡Inútiles! Le tenía en sus manos ¡En sus brazos! ¡En su cama! Pero más inútil era él al no darse cuenta de la fuga, de estar tan hundido en un satisfactorio cuento de hadas que no se dio cuenta de las intenciones de tan meritorio encuentro, se burló de sí mismo ¡Cualquiera haría hasta lo imposible por su afecto, por su favor! Más sabia que Naruto era diferente, no era cualquiera, aunque fingiera serlo. Ese cuerpo tan dulce y actitud ingenua, casi rozando la inocencia, le daban un punto extra a su rareza ¡Le deseaba! ¡Dios! Le deseaba como un loco, le importaba un comino que tuviera un hijo –y por la leche que pudo mamar –aun un bebé, criaría a ese niño como suyo si con eso la madre aceptaba casarse con él, más sabia que para eso tenía que deshacerse de algunos inconvenientes, entre ellos de un clan, uno de los más nobles que conformaban la sociedad de almas, su reino.




    -Solo hay una opción –susurró para sí – y pensar que Naruto se convertiría en mi Helena de Troya –sonrió –entonces, seré Melenao, más ni la muerte lo arrebatará de mí –se dijo para marchar, una obra maestra necesitaba de planeación, más si se formarían ríos de sangre; valía la pena, una vez librada su obra, el doncel se refugiaría en sus brazos por si solo, se aseguraría de ello.



    -0-





    Se sentía libre, cada día que pasaba las cadenas eran olvidadas, los recuerdos de pertenecer a un clan, a una especie, a ser algo precioso se perdían en la brisa de un nuevo amanecer, la esperanza surgía con más fuerza conforme se acercaba a la ilusión que le daba fuerza, a una familia que le esperaba con impaciencia, a su pequeño hijo –¿y por qué no? –a un esposo –el sonrojo fue inevitable, le entusiasmaba pensar en Itachi, en su niño, en su futuro, más no en las consecuencias del abandono ¿Qué pasaría si eran encontrados? Estaba preparado, si la sangre tenía que correr que lo hiciera, él protegería lo que le era precioso, así tuviera que arrancarse el corazón o darle su alma al diablo.



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    Para las casi nulas personas que leen ésta historia, por favor lean bien el capítulo, que no sea como en tu nombre que luego me reclaman cosas que estan implicitas en el texto.
     
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57 replies since 9/8/2011, 19:27   1950 views
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