la fidelidad de un hanyo (Nc-17)

-cuando te enamoras... nada te detiene, pero... ¿y si no eres correspondido?...

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  1. hikaru tamilla
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    Capitulo 8- la caja de mis recuerdos.


    -…delicioso… simplemente exquisito…-
    Esas eran las palabras que repetia una y otra vez a un inocente cachorro que se tapaba los ojos con su brazo izquierdo, y mordia sus delicados labios mientras sentia un delicioso placer en su entrepierna, probocadas por una travieza lengua que no dejaba ningun rastro por probar… inuyasha estaba recostado en el pasto, su mano derecha que estaba libre, no paraba de arrancar en poco pasto y la tierra que se le estaba metiendo en sus manos blancas perladas de sudor. De pronto el orgasmo llego e inuyasha gimio un poco, tambien agarrando un poco de tierra que despues pudo liberarse de golpe ante la calma de su cuerpo.
    Koga levanto la mirada muy traviezamente. En sus labios podia verse un pequeño hilo de semen que no tardo en limpiarlo con la lengua. Inuyasha jadeaba un poco. Estaba completamente en sudor. Sus piernas temblaban ante el roce de aquellas manos morenas, mientras sus labios y su cuerpo se estremecían al contacto con labios ajenos. La mano derecha de koga tocaba los ahora delicados pezones del cachorro, que estaban bien duros. Mientras su mano izquierda con el poco semen que había en el miembro, comenzó a lubricarse para meterse suavemente en esa estrecha cavidad humana. Inuyasha no podía gemir completamente, puesto que su lengua era sensualmente masajeada por otra experta en el trabajo. Asi pasaron unos minutos, cuando se separaron. Koga lo puso de espaldas y suavemente comenzó a envestirlo. El cachorro temblaba ante aquel espasmo, pero no podía decir nada. Solo gemia ante el choque de las pieles y el toque maestro a aquel punto de placer extremo. Finalmente… ambos llegaron al final de su lujuria.
    Koga miraba atentamente al cachorro bañarse en las aguas. No podía parar de observarlo. Tenia ganas de seguir con el placer aun cuando ya lo habían hecho dos veces. Ya había pasado una semana. Finalmente podían decir que son novios. Aunque a inuyasha le da mucha pena tener intimidades en la casa, decidieron que las harian lejos de la civilización humana.
    El cachorro estaba mirándolo atentamente. Estaba sumamente apenado por aquella mirada que no paraba de tocarlo una y otra vez. Se sentía muy nervioso y quería que koga mirara a otro lado. Aunque claro, el lobezno no quería dejar de ver a su adorable cachorro en ese estado.
    Finalmente koga decide bañarse con el chachorro. El temor llega a apodrerarse de inuyasha, pero después de un beso y un abrazo, finalmente se sientan en el lago… para platicar como también lo hacen las parejas.
    -vas acomer algo cariño
    -no… no tengo hambre koga…

    Koga le miro tristemente. A pesar de que inuyasha le había dicho que seria su amante, no paraba de hacer, aquel semblante de tristeza en su mirada…
    -te sientes bien-
    -koga…
    -mande
    -no dejo… de pensar en lo triste que ella se pondrá…

    Aquellas palabras le erian a koga… pues sabia que a pesar de las veces en que lo hacían, y el como se esforzaba, no podía dejar de pensar en esa persona… en kagome.

    El amanecer llegaba… koga no estaba ya que como buen esposo tenia que ir por la comida, lo que le daba tiempo a inuyasha de hacer lo que el quería. Asi que muy temprano, salió a pasear. Y a quien primero vio, fue a miroku.
    -INUYASHAAAA CUANTO TIEMPOOOO-
    No digas tonterías- decía el cachorro muy enojado- nos vimos apenas ayer.
    -inuyasha y miroku comenzaron a platicar. El clima era muy tranquilo. Algo caluroso, por lo que la sombra de un árbol los cubria, mientras las niñas jugaban en un pequeño rio, con ayuda de kirara.
    -y bien que tal tu relación con koga
    QUEEEEEEEEEEEEE- decía muy asustado.
    -vamos, no me digas que intentaste ocultármelo. Seshomaru me lo dijo
    -maldito seshomaru, me las va a pagar…
    -vamos, dime que como es tu relación con el
    - pues, es algo penoso. Pero, pues no se como es eso del noviazgo.
    -aun pienzas en la señorita kagome.
    -si-
    Un cilencio lleno por completo el lugar lo único que se podía escuchar era las risas ajenas de unas pequeñas jugando en el rio. Miroku miro a inuyasha, lo tomo de la cara y sin que inuyasha pudiera reaccionar, sintió una respiración sumamente calida y unos ojos azules que no paraban de mirarlo. No eran los de koga. Aquel monje tenia su cara justo en frente de el, era cuando el cachorro se había dado cuenta de que la poca distancia que los separaba podía ser separada por un beso.
    Ante el nerviosismo de inuyasha, miroku sonrrio. Dejándolo ir de sus manos.
    -ahora veo que te apena incluso con migo jajajajajajaja
    Inuyasha tenia las mejillas rojizas. Era la primera vez que veía eso en miroku, separándose de el por un momento.
    -sabia que podias hacer eso con las chicas… PERO JAMAS CON HOMBRES.
    miroku cambio un poco su semblante. A una seria. Aquella sonrisa travieza desapareció, dejando una sonrisa sumamente triste.
    - si no le dices la verdad a koga… es probable que a ti también te pueda pasar lo mismo que a mi.
    Inuyasha se acerco le miro el rostro, y curioso le pregunto. Miroku simplemente le sonrrio.
    De pronto alguien llego
    -ya te encontré. – era koga, quien cargaba un gran jabalí en la espalda. Ambos se dirigieron a la puerta. Miro a miroku que estaba despidiendose con una gran sonrisa mientras agitaba la mano. Aunque inuyasha es algo tonto, aquella sonrisa le pareció fingida. Y volteo un poco para ver a koga quien lo tomaba de la mano y miraba al frente. Pareciendo no querer solltar al niño que tenia en sus manos.
    Nuevamente, en un lugar apartado, dejando a un lado la comida por unos momentos, koga nuevamente besaba los dulces labios de su cachorro. Este no podía poner resistencia. Le era imposible. Aunque le encantaba aquel sabor delicioso de la lengua del lobezno, algo le hacia no aceptarlo del todo. Y mas cundo koga metia su mano en su entrepierna.
    -koga…-decia mientras la lengua de koga acariciaba sus mejillas…- demonos prisa, porque el cerdo se echara a perder…
    -je, lo ciento, me deje llevar.- decía koga muy risueño. A inuyasha le tranquilizaba estar con el lobezno. Pero aun no podía dejar de pensar, en la chica que le ayudo con la flecha, hace ya 3 años.
    Finalmente. El sol se había ocultado. La luna no estaba. Era luna nueva. Por lo tanto, koga no paraba de observar a su cachorro convertido en un delicioso humano inocente. Con ese dulce cuerpo. Oscuro cabello y esa debilidd que es única en un hanyo.
    Ya en la casa, koga e inuyasha comenzaron a comer. Aunque koga quería comer junto al cachorro, este no lo permitia. Y ponía cierta distancia. Algo que le entristecía mucho al lobezno. Pero finalmente, no podía decirle nada, puesto que esa era la decisión que tomaba al fin de cuentas.
    Dejando la comida inuyasha se disponía a recoger las cosas que ocuparon. Ya que quería tener todo acomodado. Quiso agarrar los desperdicicos que koga había dejado. Lo observo un poco y noto que al parecer se había quedado dormido. Se tranquilizo un poco, y se puso a agarrar sus desperdicios, cuando de pronto, la mano de lobezno agarro la mano de inuyasha y lo jalo hacia el. Cayendo directamente en su pecho. Koga lo agarro de la oscura cabellera y comenzó a besarlo nuevamente. Inuyasha quiso nuevamente safarse. Pero no podía. Koga no dejaba que el cachorro se safara de su boca. Intentando safarselo se empujo a si mismo pero logro tansolo que koga se volteara. Ahora era un gran problema. Inuyasha estaba debajo del lobezno. Y koga… no dejaba de tocarle la cara…
    Finalmente, se separo del cachorro.
    -inuyasha, tengo tanta hambre… que creo que te voy a comer…. Jiji… - decía koga con una picara sonrisa que no tardo en hacer que inuyasha se quedara tan rojo como un jitomate. – si, tienes hambre… pero no me comas, y MUCHO MENOS AQUÍ.- decía y empujo rápidamente al lobo que se levanto ante la acción. Inuyasha comenzó a limpiarse la boca se frotaba una y otra vez con su yukata. Mientras koga suspiro un poco. Y se levanto, saliendo de la casa.
    -vas a salir?- le decía inuyasha un poco preocupado, habiéndolo alcanzado en la entrada de la puerta
    -si, buscare un lugar para llevarte aya y tener un encuentro sercano. –inuyasha se sonrrojo, y enojadamente le grito un YA CALLATE Y LARGATE al gracioso de koga.
    Pasando unos minutos, inuyasha revisaba y revisaba si no llegaba. Al parecer su travecia era grande. Por lo tanto… decidió hacer algo…
    Llego al segundo piso. Se inco y con un palo comenzó a desacomodar un pedazo de madera. Hay había un pequeño hueco que al parecer había sido escarbado. En ella… lo mas extraño. Una caja de zapato.
    Inuyasha saco aquella caja y con una dulce sonrisa… observo lo que tenia.
    Una sopa instantánea, aun sin comer, algunos dulces que kagome le regalaba a shippo y que este se los quitaba solo para saborear. Un lápiz y una goma. De aquel dia en que kagome le enseño a escribir a inuyasha, unos pequeños aniños que kagome tenia en su cuarto. Pero lo que mas quería… era una pequeña foto. Una foto en donde kagome, hoyo, eri, yuka y rika miraban atentas a la cámara mientras estas eran tomadas en foto. Inuyasha sonrrio un poco. Pero detrás de esa foto, se escondia otra… kagome con una blusa rosa y un pantalón de mezclilla mientras inuyasha miraba atento a lo que estaba en frente. Era una hermosa imagen. Inuyasha sonrreia ante esa imagen. Una lagrima cayo en aquella foto. E inuyasha no podía contener las lagrimas. Abrazo la fotografía como no dejarla ir… de pronto sintió a alguien atrás de el… al voltear, miro a koga sorprendido por lo que esta mirando.
    -ya … ya llegaste…-decia inuyasha mientras intentaba limpiarse las lagrimas de su cara… pero algo en koga no le agradaba… una mirada, que mostraba mucha rabia…
     
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31 replies since 10/8/2011, 05:29   6253 views
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