[Long-Fic] Cuida tus plabras (Harry&Draco)

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  1. Kayazarami
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    Autora: Kayazarami
    Tipo de escrito: Long-Fics de capítulos cortos.
    Fandom: Harry Potter
    Pareja: Harry&Draco
    Advertencias: Slash, lemon.
    Género: Romance, Angustia, Suspense.

    1. Cuida tus palabras

    —No puede ser cierto, Harry—dijo Hermione, sorprendida, en medio del pasillo, tras escuchar la confesión de su amigo.

    —Ella tiene razón, ¿has perdido el juicio? Harry; ¿seguro que no te ha dado una poción o algo? ¡Es el jodido Draco Malfoy! No sabe lo que es el amor.

    —Ron, por favor, basta. No importa si él sabe amar o no. Y dudo mucho que me haya dado una poción, no he tomado nada fuera de lo que sirven en el Gran Comedor o las cocinas.

    —Pero Harry…

    —Pero nada, Hermione. Entiende que esto no es cuestión de lógica, simplemente ha sucedido así, no hay nada que hacer. No es que yo este más feliz que ustedes con esto.

    —Lo siento, compañero—declaró Ron sin saber muy bien que decir—Pero dudo mucho que él te corresponda alguna vez. Dudo mucho que él… Mira, ni siquiera creo que tenga sentimientos humanos que vayan más allá de ser un cabrón, ¿sabes?

    —Lo sé. Desgraciadamente, yo también lo creo. Pero miren, si pude lidiar con Voldemort y salir vivo de eso, puedo lidiar con un amor no correspondido hacia Malfoy—se mordió el labio nerviosamente—Joder, ni siquiera puedo creer lo que acabo de decir.

    —Yo tampoco—admitió la castaña—¿Seguro que no estás confuso? Hace muy poco te diste cuenta que te gustaban los hombres y admitámoslo—miró a su pelirrojo novio como pidiendo disculpas por lo que iba a decir—Malfoy es atractivo.

    El chico fingió que le daban arcadas ante lo que acababa de escuchar. Y los tres rieron con ganas.

    —No se que te hace tanta gracia, Weasley. Tu no entras en la categoría ni de aceptable.—dijo una voz con desprecio detrás de ellos y los tres se dieron la vuelta para encontrarse con Malfoy, dos de ellos alarmados por cuanto podría haber escuchado, el tercero con el corazón acelerado—Y tú ven conmigo, Potter. Tenemos que hablar.

    Continuará…

    2. Las cosas son como son

    Malfoy lo tomó del brazo sin miramientos y se lo llevó casi a rastras a lo largo de tres pasillos, luego torció una vez más a la derecha y lo empujo detrás de una armadura, en un hueco mágico del corredor desde el cual no serían vistos a menos que alguien fuera específicamente a ese lugar.

    —Potter—le dijo el rubio apenas lo soltó, en un tono furioso—Escúchame bien: no me gustabas antes, no me gustas ahora y no me gustarás nunca. ¿Entendido? Si lo que quieres es un polvo conmigo, puedo hacer el sacrificio. —Torció el gesto como si estuviera hablando de algo realmente asqueroso—Afróntalo, supéralo y sigue con tu gloriosa vida de héroe del mundo mágico sin ir suspirando por los rincones como alma en pena y contándoselo a todo el mundo. Lo que menos me conviene ahora es encima ser el culpable de que tu jodido corazón este "sangrando de amor no correspondido", por si no lo has notado, las cosas están un poco tensas con los Slytherins. Así que se el San Potter de siempre y no lo pongas más difícil.

    Una vez acabo de soltar su discurso, se lo quedó mirando a la espera.

    Harry tardó un poco en reaccionar. Bien, él sabía que Malfoy era un cabrón rencoroso, vengativo, un desalmado sin corazón, un mortífago cobarde, era… Bueno, era muchas cosas y todas ellas desagradables. Pero en el fondo, siempre había creído que el muchacho no era más que un chico tan perdido como él que se había encontrado en una situación difícil sin quererlo ni pretenderlo. Sin embargo, lo que acababa de decir era simplemente pasarse.

    Levantó la cabeza, por que en algún punto del doloroso discurso la había agachado, como si de esa manera el golpe fuera a doler menos y lo miró directamente a la cara durante unos segundos.

    Después, tan rápido que el otro no tuvo tiempo ni a pestañear, le lanzó un petrificus totalus. El rubio quedó apoyado en la pared, completamente inmóvil, como un tablón de madera.

    —Siempre supe que eras un bastardo, Malfoy—comenzó, maldiciendo su quebrado tono de voz—Siempre. Cuando me di cuenta de que me había enamorado de ti, estuve a un paso de presentarme en Azkaban y dejar que los dementores me sorbieran el alma gustosamente. Pero no lo hice. Por que no vale la pena morir por ti, ni siquiera vale la pena sufrir por ti—tomó aire durante un instante—No quiero un polvo contigo. No quiero nada contigo. Lo que siento lo siento sin más, no tiene ningún tipo de lógica. No me he enamorado de tu maravillosa persona. No pienso ir sufriendo por los rincones y si se lo quiero contar a mis amigos, al colegio entero o publicarlo en El Profeta, no es asunto tuyo, no tienes ningún derecho a decirme como me tengo o no que sentir y menos si lo único que te preocupa es que la gente te desprecie aún más. No te van a despreciar más de lo que ya lo hacen, Malfoy, es imposible. Has hecho muchísimo daño y sigues haciéndolo y Merlín bendito, si hubiera sabido esto, nunca habría testificado a tu favor ante el Wizengamot. No te mereces una segunda oportunidad. No eres más que una serpiente rastrera y sin corazón.

    Dicho esto, le lanzó el contra-hechizo y se fue a toda prisa por el corredor.

    Draco se quedo allí, estático, como si continuara petrificado, hasta que estuvo seguro de el moreno ya debía estar en la otra punta del castillo y se dejo caer de rodillas al suelo.

    Las manos le temblaban y sentía una pequeña quemazón en los ojos, pero por el mismísimo Salazar que no iba a llorar.

    Había hecho lo que debía. No importaba lo mucho que doliera saber que había rechazado su oportunidad cuando menos pensó que fuera posible tenerla. No importaba saber que ahora si, Potter lo odiaría por el resto de su vida. Nada importaba.

    Ahora ese gryffindor estaría bien, tendría lo que merecía. Un compañero o compañera, una vida tranquila, una familia… Disfrutar de la vida lo que le restaba.

    Así era como tenía que ser.

    Continuará…


    Continuaciones:
    3- Recuperar lo que te pertenece
    4- Por las buenas o por las malas
    5- El orgullo no es buen consejero
    6- Arruinar tu vida
    7- Solo una vez
    8- Perdido en tus pensamientos
    9- Estados de ánimo
    10- Aunque no seas tú
    11- Emboscada
    12- Como elfos domésticos
    13- Corazón de fresa
    14- El centro del mundo
    15- La trampa
    16- Habitación blanca
    17- A juicio
    18- Sentencia

    Edited by Kayazarami - 9/8/2014, 14:52
     
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  2. yuki-chan_kiss
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    Holaaa!!
    me encantaaan estos drabbles y aunque draco lo haya hecho por su bien no hacia falta que dijese nada
    yo quiero se queden juntitos :) y no creo que harry lo vaya a odiar tendra un poco de rencor por el rechazo y eso pero odiarlo
    nooo, o eso espero jijiji espero que siguas pronto
    matta nee^^!
     
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  3. Loky-Kun
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    Noooooo!draco por que tuviste que hacer eso! el unico para Harry eres tú! T-T
     
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  4. fer-chan
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    creeme q sigo esperando el siguiente drabble desde miarroba, en fin

    matta ne
     
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  5. kasumy_31
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    hooooooooooo que lindo!!!!!!! KIAAAAAA
    pero draco como se te ocurre decir eso haaaa no importa se sabe que de igual modo vas a quedar con harry.....
     
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  6. Kayazarami
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    Recuperar lo que te pertenece

    —No puedes seguir así, Draco.

    El aludido alzó la vista del libro de pociones y miro a su compañero de habitación. Uno de los pocos que no había acudido a la llamada del Señor Oscuro, Blasie Zabini, cuyo impecable expediente le habría librado de tener siquiera que presentarse en el Ministerio.

    —Por si lo has olvidado, estamos en séptimo y tendremos los EXTASIS, así que pienso seguir estudiando.

    —No me refería a eso y lo sabes—acusó el chico—Desde hace dos semanas pareces una maldita alma en pena. Los de primero están aterrorizados, joder. El hecho es que…—pareció pensarse durante un momento lo que iba a decir y luego asintió para si mismo como dándose valor—El hecho es que tu fama de mortífago te precede y…Los Gryffindors nos odian, eso no es nada nuevo, pero esta vez los Ravenclaws están uniéndose a ellos en sus pequeñas emboscadas y por Salazar, hasta los Hufflepuffs nos miran con odio y nos insultan. Poco importa que los que quedamos no hayamos tenido relación alguna con Quién-tú-sabes—Draco soltó un bufido despectivo ante eso—…o que hayamos sido absueltos. Todos somos mortífagos a sus ojos.

    —Muy bien, 50 puntos para ti. Ahora dime algo que no sepa…

    —De séptimo y sexto de Slytherin apenas quedamos alumnos. No somos suficientes para proteger a los de los primeros cursos de los ataques en pos de la justicia. Necesito… Bueno, todos necesitamos que vuelvas a ser el mismo de siempre. Estas últimas semanas has parecido deprimido como nunca antes te he visto. Tú eres nuestro cabecilla. Tu organizabas los grupos de estudio, dabas las ordenes e imponías respeto desde el primer maldito día que pisaste la escuela.

    —No creo que nadie esté dispuesto a escuchar lo que yo tenga que decir ahora.

    —Pues estás equivocado. Nosotros valoramos la astucia. Tu puedes recuperar tu posición, es el momento idóneo, por que los pocos que quedan no tienen ni idea de que hacer. Pansy sigue pensando con las bragas y Theo es una maldita rata de biblioteca. ¡Espabila, Draco! ¿Dónde quedó tu ambición?

    "En un pasillo de Hogwarts, hace tres semanas" pensó el rubio y suspiró.

    —Está bien. Vamos a ver que podemos hacer contra los leones y las águilas. No creo que los tejones sepan planear una emboscada ni aunque les vaya la vida en ello—se levantó y seguido por Blasie, salió a la Sala Común.

    Caminó hasta el centro y se quedo mirando alrededor. Algunos giraron la cabeza al verlo allí y codearon a los demás para avisarles de su presencia.

    No todas las miradas eran agradables, pero había interés. Al momento Pansy y Theo se pusieron tras él, junto a Zabini. Aquello fue doloroso, por que era plenamente consciente de la falta de Crabbe y Goyle, sus durante años inseparables guardaespaldas.

    —Muy bien-dijo en voz lo suficientemente alta y clara para que todos los escucharan—Así que habéis estado permitido que el resto de casuchas de este penoso colegio os hicieran quedar en ridículo…

    —Cierra la boca, Malfoy—le respondió un chico presumiblemente de cuarto—Por lo menos no nos hemos encerrado a llorar en nuestras habitaciones.

    —Estaba estudiando, pequeño ignorante—respondió con tranquilidad.

    —Ahhh, claro, por que el curso pasado estuviste demasiado ocupado jugando al mortífago como para poder hacerlo, ¿verdad? —replicó con veneno Anthony Emmen, un chico cuyo padre estaba en prisión por mortífago y que odiaba todo lo relacionado con las artes oscuras.

    —El curso pasado estuve demasiado ocupado en cosas que no son de vuestra incumbencia y de las que ya he respondido ante el Ministerio. Y no sé que demonios tiene que ver nada de eso con lo que está pasando. ¿Qué creéis que hacéis echándome a mí la culpa de vuestra propia inutilidad para defenderos? ¿Pensáis que eso hará que los valientes Gryffindors os admiren por escarmentar al pequeño mortífago? —se detuvo un momento y analizó a su audiencia. Las palabras estaban surtiendo el efecto que deseaba—¡Pues dejar que ilumine vuestras vidas! ¡A ellos no les va a importar como me tratéis o que no fuerais partidarios de Quien-vosotros-sabéis, para todos esos cortos de entendederas, ser Slytherin te convierte automáticamente en mortífago!

    —Tiene razón—apoyó Zabini, poniéndose a su lado—Realmente da igual quienes de nosotros fuéramos mortífagos y quienes no. Casi todos tenemos al menos uno de ellos en nuestra familia y para el resto de casas lo somos. No tiene caso pelear entre nosotros.

    La sala común quedo en silencio.

    —Entonces; ¿para que se supone que nos negamos a servir a Aquel-que-no-debe-ser-nombrado?—preguntó el mismo chico de cuarto que había mandando a Malfoy callar.

    —Para evitar Azkaban y ser despreciados igualmente por el mundo mágico—respondió Draco y luego pareció pensárselo—Y para no estar a las ordenes de un demente.

    Muchos lo miraron sorprendidos. Algunos, que habían estado próximos a recibir la Marca Tenebrosa pero por edad habían tenido que esperar, apretaron los puños.

    —¿Demente, Malfoy? Tú eras su siervo. Él era nuestra más grande esperanza de conseguir un mundo libre de sangresucias. —lo acusó un chico castaño de quinto curso—De poner los muggles en su sitio, por debajo de nosotros.

    —¿Grande esperanza, Merthon? —los ojos grises se clavaron con él con furia—Era un loco. ¿Alguna vez estuviste ante él? ¿Viste como trataba a sus mortifagos? ¿Cruciandonos cada vez que fallábamos, humillándonos? ¡Cuando él mismo no era capaz de hacer nada a derechas! El no era nuestra más grande esperanza, fue nuestro mayor error—el otro chico parecía no creerle, pero a él no le importaba—Me alegro de que Potter lo matara.

    Esta vez el silencio que siguió a sus palabras fue largo y tenso. Aquellos que lo habían insultado y tachado de mortifago lo miraban de otra forma y los que apretaban los puños se mordían la lengua.

    —Entonces…—dijo Antonhy Emmet de nuevo—¿Qué podemos hacer respecto a los ataques?

    Draco sonrió. Lo había conseguido. Había recuperado su posición.

    —Tengo una idea.

    Continuará….

    Edited by Kayazarami - 25/6/2012, 15:48
     
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  7. Kayazarami
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    Drabble 4. Por las buenas o por las malas


    -¡No me lo puedo creer!-gimió Ginny Weasley con pesar, dejándose caer en uno de los cómodos sofás de la desierta Sala Común de Gryffindor, ya que era sábado y todos se encontraban en los jardines disfrutando de un inesperado pero agradable sol invernal-¡Se la han jugado!

    A su lado se sentaron Dennis Creevey y Anabel Thompson mientras que Delmeza Robbins, Fernand Pockbell y Adrian Simons tomaron asiento en la mullida alfombra.

    -¿Viste como los dejaron? –preguntó Fernand, un muchacho cuyos padres habían muerto durante la guerra-¡Malditos Slytherins del demonio! ¡Podrían haberlos matado!

    -¿A quién?

    Los seis se giraron sobresaltados. Pensaban que eran los únicos en la Sala, pero de pronto allí estaba Harry Potter, mirándolos con curiosidad. Y todos agradecían que hubiera hecho notar su presencia.

    -¡Harry!-exclamó Ginny, encantada de verlo-¿Qué haces aquí?

    -Dejé a la parejita dando un romántico paseo por los jardines-admitió divertido-Y no trates de cambiarme de tema, que nos conocemos. ¿A quién han intentado matar los Slytherins?

    -A Lisa Turpin, Michael Corner, Terry Boot...Y otros dos más-añadió al notar la mirada de incomprensión del moreno-Son Ravenclaws. También hay heridos tres Gryffindors de quinto y un Hufflepuff, Justin Finch-Fletchey. Están en la enfermería.

    -¿Qué tienen? ¿Y que ha pasado?

    -Ellos forman un grupo de estudio-la explicó Dennis-Estaban en la biblioteca cuando algunas de esas serpientes entraron y empezaron a molestarles. Ya sabes como son. El haber evitado Azkaban les hace creer que van a salir bien librados de todo lo que hagan. Los nuestros decidieron marcharse a estudiar a otra parte, pero al salir al pasillo…

    -Les tendieron una trampa-afirmó rápidamente Delmeza-Les lanzaron polvos de bulboteraculo negro y varias maldiciones Furnuculus. Están todos cubiertos de llagas y la poción con esencia de murtlap no estará lista hasta mañana. Lo están pasando muy mal.

    -Bueno, no creo que sus vidas peligren por eso-respondió sinceramente el joven, empezando a molestarse.

    -Los dejaron en el pasillo, petrificados. No podían moverse. Tardaron dos horas en encontrarlos y muchas de las llagas habían ya comenzado a sangrar. Imagínate que tardan aún más en encontrarlos….

    -¡Y encima a los imbéciles esos no les ha pasado nada! ¡Slughorn intervino y apenas perdieron unos pocos puntos y han sido castigados a ayudar en su tonto club de celebridades!

    Ninguno dijo nada más, pero las miradas de los seis se clavaron en él como si fuera su única esperanza.

    -Chicos, la guerra ha terminado. De verdad que no deberían tomar esto demasiado a pecho-trató de tranquilizarlos-Vosotros sois mejores que ellos.

    -Malfoy está detrás de esto.

    -Ginny, Malfoy lleva más de tres semanas sin aparecer fuera de clases. Y no ha insultado a nadie en lo que va de curso.

    -¡Por eso mismo! ¡¿Es que estás ciego?! ¡Es él quién esta organizándolos, en la sombra, el pequeño mortifago intenta suplir a Quién no debe ser nombrado y hacerse con su pequeño ejercito Slytherin!

    -Ginny-dijo suavemente-La guerra ha terminado.

    -No, Harry. No hasta que podamos vivir en paz.

    -Está bien-se puso en pie-Pero vosotros no os metáis en esto-les pidió, encaminándose hacia la entrada.

    -¿Qué vas a hacer?-cuestiono Michel Corner.

    -Voy a buscar a Malfoy.

    -No va a cooperar.

    -Lo hará… Créeme que lo hará-comentó por último saliendo de la sala común a través del retrato con una expresión funesta en su rostro.

    Tras él, los seis chicos se miraron emocionados y sonrieron.

    -¡Sabía que lo haría, lo sabía!-afirmó Ginny fervientemente. A su lado, Dennis y Delmeza se abrazaron emocionados.

    Los demás asintieron, aún sonrientes.

    -Está tomándose un descanso después de de tanto pelear contra El que no debe ser nombrado, pero cuando ocurren cosas como esta ya veis, reacciona y piensa como nosotros. ¡Y va a poner a Malfoy en su lugar!-dijo Dennis, encantado.

    -El grupo Hipogrifo ha caído, pero ha valido la pena. Tendremos que re organizar los turnos e idear un nuevo plan. Puede que sea el momento de decirle a Potter. ¿Tú que crees, líder?

    -Creo que será mejor esperar, Fernand-afirmó Ginny-Harry aún no puede ver que la guerra no ha terminado, que Hogwarts continúa lleno de pequeños mortifagos. Pero con el tiempo, nos dará la razón. Y cuando él vuelva a ocupar su puesto como nuestro líder, esos Slytherins se van a enterar por las buenas o por las malas de lo que les sucede a los partidarios de la oscuridad.

    Todos asintieron de nuevo, emocionados ante la perspectiva.

    Continuará…
     
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  8. Kayazarami
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    El orgullo no es buen consejero.

    Harry Potter avanzaba por los pasillos de Hogwarts con paso firme, gracias a la ausencia de alumnos. Apenas un par de parejas se ocultaban por los rincones de los corredores, besuqueándose con pasión.

    Consultó una vez más el mapa del merodeador, constatando que Malfoy se encontraba en el quinto piso con Pansy Parkinson, cerca de los baños de las chicas.

    Tomó una de las escaleras en movimiento y continuó, ya cerca de su objetivo. Cuando solo faltaba doblar la esquina para encontrar a Malfoy, un triste llanto femenino le hizo detenerse.

    Compró una vez más su mapa. Sí, por allí solo estaban los dos Slytherins, no había nadie más a quién pudieran atormentar. Se quedó quieto y esperó. Al cabo de unos minutos, la llorera pasó a convertirse en sollozos y estos, en pequeños gemidos de dolor, mientras una voz suave no dejaba de susurrar algo que no alcanzaba a escuchar.

    -N-no me q-quiere, D-Draco…-escuchó decir a la odiosa chica, entrecortadamente.

    -Vamos, Pans, no digas tonterías-y el tono tan cariñoso que impregnaba la voz del rubio lo sorprendió-Si no te quiere, que le den. Hay muchos mucho mejores que ese gusano en este castillo, ve a por cualquier otro y olvídale.

    -P-pero yo le a-amo…

    -Si, claro, querida, como amaste a los otros quince antes de él-de nuevo Malfoy le descoloco al reír suavemente, sin maldad-Siempre es lo mismo, Pans.

    -¡P-pero yo lo he sentido, Draco!-y por el tono indignado de voz, la chica había dejado de auto compadecerse y enfrentaba a su amigo-¡L-los he querido a todos y c-cada uno de ellos! Q-quería algo más que una relación estúpida de colegiales; ¿sabes? Antes de que me obliguen a casarme con Merlín sabe que prestigioso extranjero…

    -Lo sé-afirmó este tranquilamente-Pero no vale la pena que te lamentes. Si ya desafiaste a tu familia antes para no convertirte en mortifaga, puedes hacerlo para casarte con quién te dé la gana. Y si de todas formas no quieres darles la espalda, bastará con que les digas que deseas esperar antes de contraer matrimonio y vivir ese loco romance con el que me has estado torturando desde que teníamos cinco años antes de hacerlo.

    -Ojala fuera tan fácil, pero con la desaparición del Señor Oscuro todos esperan que ayude a limpiar el buen nombre de la familia con un buen matrimonio. ¡Cuando yo no hice nada por ensuciarlo!

    -La vida no es justa, Pansy. Pero tenemos que hacer lo que creemos necesario hacer y nada más que eso. Y eres tú quién tiene que decidir si vale la pena sacrificar tu felicidad por el prestigio social que de todas formas nunca volveremos a tener de nuevo.

    -No seas pesimista, Draco Malfoy. Aún cuando ahora seamos la escoria del mundo mágico, volveremos a ocupar nuestro lugar. Siempre hemos sabido hacerlo. Y tú-y en la voz de la chica se esfumó la tristeza para ser sustituida por la admiración-eres el vivo ejemplo de ello. Fíjate, no ha hecho falta más que esa pequeña escaramuza en la biblioteca para recuperar tu posición en Slytherin.

    Harry apretó los puños ante la última afirmación, la cual confirmaba todo lo que le había contado Ginny. El rubio estaba detrás de los ataques contra sus compañeros. ¡Por orgullo, para recuperar su estúpida posición! ¡Morgana bendita! ¿Por qué había tenido que enamorar de alguien tan despreciable? Sacó la varita de su bolsillo derecho y la sostuvo con fuerza.

    -¡Ahora esos idiotas saben lo que ocurre cuando te enfrentas a un slytherin!

    -¿Te han dicho alguna vez que el orgullo no es buen consejero,Parkinson?-respondió saliendo de su improvisado escondite-Especialmente cuando no tienes nada de que enorgullecerte.-afirmó, observando como ambos le apuntaban con la varita, bastante sorprendidos de descubrirse siendo espiados-Pensé que con la guerra, los muertos y sus padres en Azkaban habrían madurado un poco, pero parece ser que me equivoco con facilidad últimamente.

    -¿De que estás hablando, Potter?-escupió la chica, con desprecio-Sois tú y tus amiguitos los que no maduráis y os dejáis llevas por el orgullo. Héroes nacisteis y héroes tenéis que ser hasta el día de vuestra muerte, ¿no?

    -Márchate, Pansy-dijo Draco.

    -¿Qué?-la joven lo miró confundida-¡Ni hablar!

    -¡Hazle caso, Parkinson!-le recomendó el gryffindor-Pero permíteme una advertencia antes de retirarte… ¡No vuelvas a decir eso jamás! Los verdaderos héroes, niña malcriada, murieron en esa batalla, salvando entre otras tu miserable vida. ¡No te atrevas a volver a despreciarlos ni aunque sea indirectamente por que te maldeciré!

    -¡Pero quién demonios te crees que eres, Potter! Primero dejas que ellos… No, espera, que eres su precioso líder, estoy segura de que tu mismo los empujas a hacerlo, ¿verdad? ¿Te resulta agradable, verdad?

    -¡Márchate AHORA, Pansy!

    La morena lo miró con estupefacción. El rostro de su amigo estaba contraído por la furia.

    -¿Draco?

    -Vete-le dijo, relajando un tanto su mirada-Luego te busco. Esto es entre Potter y yo.

    -Está bien-aceptó, absolutamente extrañada ante la actitud de su amigo-Te cuidado.

    Y se marchó caminando orgullosamente por el pasillo, rumbo a las Mazmorras, dejando a los dos chicos envueltos en un retador silencio que se mantuvo hasta que los pasos de la chica se perdieron en la distancia.

    Los ojos grises de Malfoy estaban clavados en los verdes, como retándolo a que lanzara el primer hechizo. Harry estuvo a punto de hacerlo cuando, de forma incomprensible, el rubio dejó caer su varita al suelo y se acercó a él.

    Continuará…
     
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    La oscuridad es mi camino...las tinieblas mi trono y tu agonia mi aliento

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  10. Kayazarami
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    Arruinar tu vida

    -¿Q-que haces?

    -Dime la verdad, Potter-le pidió tan cerca que sentía su aliento golpearle cada vez que hablaba-¿Eres tú el que está detrás?

    -¿Detrás de que?-preguntó confundido por su cercanía y sus palabras.

    -Ya veo-murmuró el otro, más para si mismo que para su compañero-Sospechaba que era así.

    Harry comenzó a enfadarse una vez superado el estupor de tener al Slytherin a dos centímetros. El pasado le había dejado un muy mal recuerdo de lo que sucedía cuando los demás lo mantenían en la ignorancia.

    -¿Piensas decirme de una vez de que estás hablando?

    -No realmente.

    -¡Malfoy, no me obligues a sacártelo por las malas!

    El rubio alzó una ceja, divertido ante la idea y el gryffindor chistó con fastidio.

    -¿Por qué estás atacando a los demás? ¿Todavía sigues con esa tontería de la pureza de la sangre y el orgullo de ser una serpiente?

    El chico entrecerró los ojos. ¿Qué podía hacer? Contarle la verdad no era una opción. "No, estoy defendiéndome de tu adorados y cariñosos compañeros de casa que se han aliado con las demás para convertir nuestros días de colegio en un juego continuo de héroes y mortífagos". Como si fuera a creerle, precisamente a él.

    -Las cosas no son siempre lo que parecen, Potter.

    -¡Oh, por favor! Te he oído hablando con tu amiguita.

    -Bien. Si ya lo sabes, ¡¿para que me preguntas?

    -¡No lo sé!-gritó Harry exasperado.

    -Potter-el rubio alzó una ceja-¿Te das cuenta que estás exigiéndome respuestas y ni siquiera sabes por que lo haces? Por Merlín, ¿Qué te importa a ti esto? Si quieres venganza-abrió los brazos, desarmado como estaba-Aquí me tienes, adelante, no tendrás mejor ocasión.

    -¡Yo no ataco a nadie que no pueda defenderse, Malfoy!

    -Bien-suspiró pesadamente-Pues golpéame.

    Al moreno se le abrieron los ojos como platos ante semejante oferta.

    -¿Estás loco?

    -Vamos, valiente gryffindor, defiende el honor de tu casa. Tengo puños, así que puedo devolverte el golpe, no estoy indefenso.

    Pensó en hacerlo. Durante unos minutos estuvo a punto de guardar su varita y encajarle el puño en rostro del maldito arrogante sangre pura, ignorando la parte racional de su mente que le indicaba que su oponente no estaba muy bien de la cabeza.

    Pero no fue su cerebro quién tomó la decisión final, para su pesar.

    -No-susurro abatido-Realmente no puedo. Mis días de pelea ya quedaron atrás. No voy a hechizarte ni golpearte, no vale la pena. Solo deja a los demás en paz, Malfoy. O hablaré con McGonagall.

    Dio media vuelta, dispuesto a irse, pero el otro lo agarró del brazo y los encaró de nuevo.

    -El Potter de antes no habría dejado las cosas así como así. ¿Qué demonios te pasa?

    -¿Y a ti que te importa lo que me pase, estúpido arrogante?

    -¡Me importa!

    -¡Por supuesto, para ver como demonios podrás humillarme al saberlo, ¿no?

    -¡No seas idiota y dime que te pasa!

    -¿De verdad quieres saberlo? ¿No te lo puedes imaginar, pedazo de idiota? ¡Tú me pasas! ¡Tú eres mi problema! ¡Y si al menos fuera como antes no me importaría, pero no, tiene que ser jodidamente diferente, tengo que estar detrás, esperando a ver si cambias y dejas de amargarle la vida a la gente, no dándome por vencido, por que aquí el más gilipollas soy yo!

    -Oh, cállate, cállate, cállate.

    -¡No voy a callarme!-ahora fue el moreno quién mantenía con su mano el brazo de su compañero, imposibilitándole cualquier huida-¡No me da la gana! ¡Eres un bastardo, un imbécil, un presuntuoso que solo piensa en si mismo, por que diablos tengo yo que quererte, por que diablos tuve que enamorarme de ti con aquella maldita sonrisa! ¡Por qué no puedes ser diferente! ¡Por qué no puedes ser otro!

    -¿Sonrisa? –fue lo único que atino a decir el rubio, atrapado como estaba-¿Qué sonrisa?

    -La única que has dirigido a mí en toda tu vida. Al salir del juicio de tu madre. Por un momento pensé que estaba viendo al autentico tú. Pensé, pensé que no eras como yo creía, que solo habías estado asustado y tan atrapado como yo. Pero me equivocaba, sigues comportándote igual que siempre.

    -Cállate, Potter-pidió el otro sin voz apenas, con las manos fuertemente apretadas.

    -¿Las verdades duelen? Más me duele a mí que a ti. Yo soy el que está enamorado de ti, soy un verdadero idiota.

    -Dios, ¿tanto es pedir que cierres la boca? ¿Es que no lo ves?-no pudo aguantar más, se soltó y avanzó sobre el chico-¿No te das cuenta?-lo arrinconó contra la pared, pegando su cuerpo completamente al del moreno-Lo estás arruinando todo, ¡todo!

    -Oh-soltó el moreno sin poder evitarlo, con el cerebro embotado en aquella posición, su furia desapareciendo en cuestión de segundos-¿Qué estoy arruinando?

    -Tu vida.

    Y eso fue todo lo que escuchó antes de que los labios de Draco se abalanzaran sobre los suyos en un beso fuerte, demandante y fiero que lo hizo gemir de puro placer.

    Continuará….
     
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    La oscuridad es mi camino...las tinieblas mi trono y tu agonia mi aliento

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    jjejejeje ya sabia que Draco no podia resistirce jejejeje

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  12. Kayazarami
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    Solo una vez

    Los brazos del slytherin rodearon su cintura y lo presionaron más fuerte contra él, obligándolo a pasar los brazos tras su cuello, al mismo tiempo que la lengua del rubio invadía su boca.

    Lo único que podía hacer era corresponder. No supo cuanto tiempo había pasado. ¿Segundos, minutos, horas? Al fin se separó un poco, jadeando por la falta de aire.

    Entonces lo notó. La fuerte presión a la altura de su ingle. Dios, Draco Malfoy estaba duro. Y para su propio bochorno, él también lo estaba. Sentía su rostro arder, debía tener la cara como un tomate.

    —Malfoy…—dejó escapar.

    —Lo sé—dijo este—Supongo que no podía esperar otra cosa.

    Lo miró intrigado. ¿Esperar qué…? ¿Una decepción al besarle? ¿Su poco aguante? No había sonado como si estuviera burlándose de él. ¿Pero entonces que quería decir?

    —Deja de pensar tonterías, Potter. Hablaba de mí. No suelo ponerme así solo con un beso—recibió una mirada extrañada por eso—Oh, vamos, eres como un libro abierto. Con razón eres tan malo en Oclumancia.

    —¿Es alguna clase de tradición sangre pura insultar a la persona con la que te acabas de besar?—y se abstuvo de señalarle que aún lo estaba aplastando contra él con sus propios brazos, sin permitir siquiera un centímetro de separación entre sus cuerpos.

    —No, es una tradición puramente Malfoy—respondió con una pequeña sonrisa altanera.

    —Engreído…

    Y se volvieron a besar. Una vez tras otra, memorizando la textura y el sabor del otro, como si de alguna manera aquella fuese la única ocasión en su vida en la que les fuera permitido hacerlo.

    —¿Por qué estás haciendo esto? —preguntó Harry en una ocasión, entre beso y beso.

    —Por que es la mejor manera de tenerte callado, Potter.

    Y el moreno no sabía que pensar. Tampoco quería pararse a analizarlo, por que si lo hiciera, tendría que apartarse de él y maldecirlo con todas sus fuerzas. Por que probablemente esto no era más que un juego para Malfoy, no significaba nada más que un momento de diversión que podría tener de todas formas con cualquiera.

    Lo mejor era aprovechar la oportunidad de probar sus labios, acariciar su cuerpo levemente sobre sus ropas, memorizar cada curva, perderse momentáneamente en sus ojos y tomar una y otra vez sus cabellos rubios y sedosos entre sus dedos torpes.

    Se dejaría llevar esta vez, solo esta. Y guardaría el recuerdo en su memoria.

    Continuaron besándose durante largos minutos, hasta que el rubio decidió dar el siguiente paso y poso su mano por encima del pantalón de Harry, acariciando sobre la tela la dureza que bajo ella se ocultaba, provocando un gemido de su compañero que silencio su propia boca.

    Draco sabía que lo tenía. Ahí, deshecho, voluble y con los labios deliciosamente rojos de tanto ser besados y mordidos. Aceptándolo a él, a sus caricias fuertes, a sus besos desesperados, a su mano llenándolo de placer, mostrándole cosas que nadie antes le había enseñado.

    Debería detenerse, por que lo estaba arruinando todo. Pero no podía, lo quería una vez, aunque solo fuera una, para él. Y lo tendría.

    Harry estaba perdido, lo sabía. Y cuando la mano del Slytherin se coló bajo sus ropas y tomó su miembro firmemente, no pudo evitar un pequeño grito de placer y sorpresa. Deseaba más, más de lo que tenía, todo, por que lo amaba, lo amaba tanto que necesitaba sentirlo, que dejara una huella profunda en él que nadie pudiera borrar.

    Pero entonces algo cambió. Por que durante un instante, mientras Malfoy comenzaba a acariciarlo con destreza, unas palabras regresaron a su mente.

    Escúchame bien: no me gustabas antes, no me gustas ahora y no me gustarás nunca. ¿Entendido? Si lo que quieres es un polvo conmigo, puedo hacer el sacrificio.

    —¡No! —gritó entonces, apartando con fuerza al rubio de su lado, de tal forma que fue a dar con su trasero en el suelo—¡No! —gritó nuevamente, y antes de que el rubio pudiera reaccionar, el gryffindor echó a correr de regreso a su Sala Común.

    Continuará…
     
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    Oh, pobre Harry...
    Espero que el rubio arregle las cosas

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  14. Kayazarami
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    Perdido en tus pensamientos

    —¡Draco Lucius Malfoy! —gritó una chica irritada—¡Es la quinta vez que trató de llamar tu atención hoy! ¿Me puedes decir que te tiene ensimismado?

    El rubio alzó las cejas, molesto. Pansy era implacable cuando quería averiguar algo. Suficientemente difícil había sido convencerla de que no había peleado con Potter dos días atrás, como para encima tenerla atosigándolo por que se pasaba las horas pensando justamente en él.

    Y eso nadie podía saberlo, ni siquiera ella, una de las pocas personas que nunca lo traicionarían. Si se lo decía y de alguna manera alguien más se enteraba, si se convertía en un rumor de esos que abundaban en Hogwarts sobre parejitas y quién quiere a quién, no estaría seguro. Ni ninguno de sus amigos.

    Por que el pequeño ejercito de fanáticos de la justicia probablemente sería capaz de cualquier cosa por evitar que su precioso héroe cayese en manos de un mortífago como él. Aunque estuvieran enamorados.

    ¿Por qué lo estaban, no? Él sabía muy bien lo que sentía, lo que llevaba sintiendo desde aquel maldito día en que por primera vez deseó con todas sus fuerzas que el moreno acabara con Voldemort y lo liberará de su sufrimiento. Tanto que lo había despreciado para acabar necesitándolo más que nadie.

    Y cuando él dio la vuelta en aquella sala envuelta en llamas solo para sacarlo de allí arriesgando su propia vida como el maldito héroe que tantas veces se había burlado que era, ya no pudo escapar. Sus ojos lo perseguían allá donde fuera y se prometió a si mismo dos cosas. La primera, que esos sentimientos quedarían por siempre dentro de él y nunca nadie lo sabría. La segunda, que si alguna vez ese chico peligraba, si alguien trataba de acabar con él, esta vez sería él quién lo protegería. A costa de lo que fuera.

    Todo para que el gryffindor viniera a arruinarlo confesando sus sentimientos. Bueno, confesándoselos a sus amigos lo suficientemente alto y claro como para que él lo escuchara. Y parecía que una vez enterado ya no tenía reparo en decirle palabra a palabra como se sentía respecto a él y lo mucho que odiaba amarlo.

    Draco hubiese dado lo que fuera por decirle la verdad, decirle que también lo amaba, retenerlo cuando negó lo que estaba pasando entre ellos y salió corriendo. Nunca lo haría, si embargo. Si algo estaba claro era que si se declaraba y comenzaban, ellos no estaban destinados a un final feliz.

    Y Harry Potter merecía un final feliz. Él se encargaría de que lo tuviera.

    —¡DRACO LUCIUS MALFOY!

    El grito lo sobresaltó y se dio cuenta de que había ignorado nuevamente a su amiga.

    —Diablos, Pansy, no me dejas ni pensar. ¿Qué demonios pasa?

    —Te estaba diciendo, querido, que ayer un grupo de alumnos de segundo curso estuvieron toda la tarde atados a los postes del campo de quidditch. Y mira por donde resulta que le tocaba a los Gryffindors entrenar ese día.

    —¿Están bien?

    —¿Estarías tú bien a doscientos metros sobre el suelo durante cinco horas en pleno invierno? Cuando los encontraron ya había oscurecido. Un par de ellos tienen las manos congeladas, otros el rostro, otros los pies. Todos están resfriados. Y si se hubieran quedado más tiempo probablemente habrían cogido una pulmonía.

    —¿Identificaron a los que los atacaron?

    —Weasley chica y un grupito más, pero no se lo dijeron a McGonagall.

    —¿Algún aclamado héroe del mundo mágico?

    —No. Si Potter estaba allí, se mantuvo bien escondido. Granger y Weasley estaban besuqueándose en el lago, como de costumbre. Tenemos que hacer algo, la noviecita de Potter se lo tiene muy creído.

    —¿Noviecita? ¿La Weasley?

    Pansy alzó una ceja con incredulidad.

    —Venga ya, Draco. Ellos estaban saliendo antes de la guerra, todo el colegio lo sabe.

    —Pero últimamente no han estado juntos, ¿no?

    —Bueno—la chica pareció pensárselo—La verdad es que últimamente no he oído nada sobre ellos.

    —Ni lo vas a oír—dijo Blaise Zabini, que acababa de entrar en la habitación—Potter y la pobretona terminaron al día siguiente de la Batalla Final. Yo estaba en el castillo y escuché el drama que montó la chica.

    —¿Y eso? —preguntó enseguida Parkinson, ávida de chismorreos.

    —No tengo la más remota idea—confesó—Solo sé que Potter le dijo que estaba enamorado de otra. O de otro, quizás. No especificó.

    —¿Otro? ¿Potter…gay? —Pansy miró a Draco acusadoramente.

    —Que sea gay no significa que tenga un maldito radar que me indique quién lo es y quién no, Pans—informó el rubio con algo de sorna.

    —Pero Draco, ¿no te das cuenta? Si Potter es gay tenemos la manera perfecta de devolverles el golpe a todos esos idiotas… ¿Quién podría resistirse a ti?

    —¿Qué? ¡No! ¡De ninguna manera tendré nada con el héroe del mundo mágico! ¡Olvídalo!

    —Coincido—dijo Blaise—Olvídalo, Pans. Eso solo le traería problemas a Draco. A todos, en realidad.

    El rubio no podía estar más de acuerdo. Aunque claro, no era solo cuestión de problemas. Él no quería herir al gryffindor. Al menos no más de lo que ya había hecho. Y tramar un plan de ese estilo al final seguramente solo iba a perjudicarle a él.

    —Bien, bien, no he dicho nada—la chica hizo un puchero que fue rápidamente sustituido por una sonrisa maliciosa—Y querido Draco; ¿cómo entonces vamos a devolverles la jugada a nuestros encantadores compañeros de colegio? Por que en la Sala Común todo el mundo está esperando que salgas de esta habitación en la que llevas dos días metido, perdido en tus pensamientos, y nos lideres una vez más.

    —Casi todo el mundo en realidad—apuntó Zabini—No me gusta nada la actitud de algunos de cuarto y quinto.

    —Déjalo, Blaise. El que no debe ser nombrado está muerto. Ya se les pasará la tontería—dijo Malfoy—Y ahora, vamos—les obsequió una sonrisa algo torcida—Creo que necesito pedir unas cuantas cosas vía lechuza.

    Continuará…
     
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  15. Kayazarami
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    Estados de ánimo

    Aquel sábado ni siquiera trató de salir de su cama. Cuando su amigo Ron lo llamó bien entrada la mañana, le gruñó un par de palabras parecidas a "quiero estar solo, déjame en paz" y este desistió rápidamente. El moreno había pasado dos días alterando entre mal humor y depresión y el pelirrojo sabía que era mejor dejarlo tranquilo hasta que él mismo les contara que lo tenia así.

    Por su parte, Harry sabía muy bien que se estaba comportando como un autentico capullo con sus amigos, que no tenían la culpa de que Malfoy fuera un cretino y él un pardillo coladito por sus huesos. Podría haberse puesto a maldecir a cuanta deidad le estuviera jugando esa mala pasada, si no fuera por que de haber algún Dios allá arriba, este se la tenía jurada desde el maldito día que nació.

    Suspiró resignado, recordando el sueño de esa noche. El mismo que el de la anterior y la anterior. Uno en que el no apartaba al Slytherin, en que este lo acariciaba hasta el clímax, luego lo recostaba en algún aula vacía y él descubría por primera vez como se sentía fundirse con otra persona.

    Estaba siendo demasiado romántico, desde luego. Le habían dado un par de charlas no especialmente agradables sobre el sexo entre hombres. Principalmente, y para gran bochorno suyo, de Hermione, que sentía que debía adquirir hasta el ultimo e insignificante conocimiento del mundo.

    La peor posición para una primera vez era la del pasivo, ya que era doloroso. Él había tenido siempre muy claro que no pensaba ocupar ese lugar, pero después de lo sucedido con Malfoy ya no podía estarían seguro. Si no lo hubiera detenido todo, probablemente habría dejado que el rubio hiciera lo que quisiera con él. El deseo había borrado cualquier pensamiento coherente de su cabeza en esos momentos.

    Y dudaba mucho que Draco fuera pasivo.

    Suspiro y decidió levantarse de la cama y darse una ducha fría para ahuyentar esos pensamientos que últimamente lo asaltaban a cada momento.

    Cuando salio, cubierto únicamente con una ligera toalla, escuchó un pequeño barullo por las escaleras del dormitorio y poco después, sus amigos Ron y Hermione irrumpían en sus habitaciones. El pelirrojo estaba furioso.

    —¡Mira esto, Harry!—espetó, lanzándole un periódico a la cabeza sin consideración—¡No me lo puedo creer!

    El moreno frunció el ceño y miró de mala manera a su amigo. Tomó El Profeta, conjuro su ropa con un accio y regresó al baño, dando un portazo en el proceso.

    Hermione se quedó mirando a su reciente novio.

    —Está bien—reconoció él, dejándose caer en la cama, derrotado—No ha sido la mejor manera.

    —No, Ron. De hecho, ha sido la peor forma posible. Sabes que Harry ha estado extraño estos últimos días y; ¿no se te ocurre mejor forma de darle la noticia que esa?

    —Lo siento.

    —No es conmigo con quién debes disculparte.

    Al chico no le dio tiempo a replicar. La puerta del aseo se abrió nuevamente y su amigo salió. Con un rápido movimiento de buscador, le lanzó de vuelta el periódico a la cara.

    —¡Hey! ¡Eso no era necesario!

    Hermione dejó escapar una suave risa. Esos dos seguían siendo unos críos.

    —¿Lo has leído, Harry?

    —No.

    —¡Colega, han indultado a Lucius Malfoy! ¡Lo dicen en portada!

    —¿Cómo? —preguntó, sin entender.

    —Así es—explicó la chica con más calma—Pidió una revisión de la sentencia y han utilizado tanto las acciones de su hijo como las de su mujer a su favor. Ha logrado convencer al Wizengamot de que actúo más por miedo a que dañaran a su familia que por lealtad al señor Oscuro.

    —Te dije que no testificaras a favor del hurón—acusó el pelirrojo—Ahora su maldito padre ha salido de Azkaban. ¡Y no se lo merece!

    —Ron, no es culpa de Harry, tranquilízate—advirtió la castaña muy seria. Luego miró al moreno—No creo que sea tan grave. Lucius Malfoy no merece la libertad, pero hiciste bien al testificar a favor de su mujer e hijo. Ellos no son malos, o al menos no lo suficiente como para merecer cadena perpetua. Además, el señor Malfoy va a estar muy restringido. No podrá utilizar su varita durante tres años y estará bajo revisión durante cinco más. No podrá hacer nada.

    —No me fío de él.

    —Yo tampoco, pero nada podemos hacer.

    Harry se quedó mirando a sus amigos sin saber que decir. No podía arrepentirse de su testimonio, había obedecido únicamente a la verdad. Y dudaba mucho que aunque el hombre fuera libre el ministerio permitiese que hiciera lo que le viniera en gana.

    No sentía rabia ni ofuscación. Solo una ligera curiosidad por como tomaría Draco la noticia.

    Continuará…
     
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