[Long-Fic] Cuida tus plabras (Harry&Draco)

En proceso.

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  1. Kayazarami
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    Aunque no seas tú

    La puesta en libertad de Lucius Malfoy fue la comidilla del colegio durante dos semanas más, hasta que llegaron las vacaciones de Navidad y la emoción de regresar a casa aplacó cualquier otro pensamiento.

    El Ministerio de Magia había decidido celebrar las primeras fiestas navideñas sin Voldemort por todo lo alto, quizás tratando de compensar un poco a la población mágica por todos los errores cometidos por Fudge y los suyos en su día.

    El Callejón Diagon y Hogsmeade fueron decorados como nunca antes. Coros de muñecos de cristal rodeados de nieve cantaban en cada esquina, hadas blancas volaban por las abarrotadas calles dejando caer un fino polvo plateado de sus alas, los establecimientos habían colocado preciosos adornos brillantes que se movían y saludaban a los transeúntes.

    Los jóvenes estaban deseosos de pasear por esos lugares con sus padres y contagiarse de la alegría general, tras tanto tiempo sufriendo.

    En cambio, Harry se encontraba en un estado semi-depresivo. Rechazó la invitación de Ron de pasar las fiestas en la Madriguera. Tampoco hizo planes para viajar a ningún sitio. Simplemente se quedó en Hogwarts, disfrutando de un castillo prácticamente vacío de alumnos que lo único que sabían hacer era mirarlo con adoración.

    Sabía que Malfoy se había ido a pasar la Navidad en la mansión de su familia, aunque seguramente su reencuentro con su padre sería tenso, cuanto menos. El rubio no había dado ninguna señal de estar especialmente contento u orgulloso de su liberación. Más bien había parecido indiferente, como lo llevaba siendo desde el principio del curso.

    La tarde del día de Nochebuena, mientras se encontraba sentado en la torre de astronomía observando la nieve caer, alguien golpeó suavemente su hombro. Al darse la vuelta, descubrió a Justin Fint-Fletcher mirándolo con curiosidad.

    —Hola—saludó, por pura inercia.

    —Hola, Harry—respondió el Hufflepuff, sonriendo—¿No tienes frío?

    —Nah, llevo tantos hechizos caloríficos encima que podría enterrarme en la nieve y probablemente la fundiría.

    El chico dejo escapar una ligera risa ante el comentario. Y luego, se lo quedó mirando con intensidad. Harry se estremeció. Era alto, bastante fuerte gracias al Quidditch y, desde luego, guapo.

    —¿Por qué no has ido a casa, Justin?—preguntó, con un poco de curiosidad. El mismo día que sus compañeros partieron, se pudo escuchar el howler de la madre del chico, muy enfadada por que al parecer había decidido quedarse sin su permiso.

    —Bueno… Mi tío murió en la guerra, no iban a ser unas navidades muy felices para mí, visitando su tumba casi todos los días. Así que decidí quedarme—no parecía demasiado afectado—¿Y tú, por que estás aquí? Casi todo el mundo comentaba que ibas a pasar las fiestas en la casa de la ministra y que irías a su Baile de Navidad.

    —Si, bueno, invitado al baile estaba. Pero de ahí a pasar todas las navidades con la ministra… Me cae bien la señora Bonnes, pero no somos amigos ni nada. Los de El Profeta ya no saben que decir de mi, eso es todo. Solo quería un poco de tranquilidad.

    —B-bueno, ya que estamos los dos aquí solos… Quizás podríamos vernos un poco… Para pasear y charlar un rato, si quieres, claro.

    El gryffindor clavó sus penetrantes ojos verdes en él apenas notó que el chico había vacilado un tanto al pronunciar esas palabras. Se dio cuenta de que el Hufflepuff tenía las mejillas rosadas. Y Justin había estado saliendo con un Ravenclaw durante su sexto año, si la memoria no le fallaba.

    —¿Me estás proponiendo que quedemos?

    —Sí—dijo, esta vez con más seguridad—Como amigos, aunque me gustaría que con el tiempo, fuésemos algo más.

    Harry pensó en su estúpido enamoramiento que no iba a ninguna parte. Pensó en el moreno atractivo que tenía ante él, indudablemente menos complicado que el Slytherin y más sincero. Pensó en la guerra, en amigos y enemigos, en las peleas entre casas y pensó en él mismo.

    Ya iba siendo hora de experimentar un poco de felicidad, ¿no? Tenía derecho, se lo había ganado. Aunque no fuera con quién hubiera deseado. De todas formas, ¿Cuándo las cosas que ocurrían eran favorables a él, excepto en las ocasiones en las que estaba a punto de morir?

    Suspiró y formo una media sonrisa que dio esperanzas a su nervioso compañero.

    —Está bien—aceptó.

    Y se quedaron hablando en la torre el resto de la tarde.

    Continuará...
     
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27 replies since 22/8/2011, 02:57   1055 views
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