Storia d'amore breve.... ¡CAP 26!

Shirou Fubuki es el chico más lindo de la escuela, pero llega Gouenji y Fubuki se propone enamorarlo ¿lo lograra? ¿o sera al revés?...(lemon)(M-preg) GxF, HxM, ExK

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  1. tsüki_chan
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    ahhhh yukka como pudiste ¡¡¡

    -toma yukka billete por debajo de la mesa XD
    -okey okey esta completo

    shirou esperando un hijo de shuuya *desmayo*kyaaa niños me encantan¡¡¡
    eso de hacer chaca chaca cuando se le la gana goengi y una vez a fubuki
    trajo consecuencias muhahha un bebe jjejeje kawai¡¡

    ¿Qué edad tienen? ¿Qué edad creen que yo tengo?

    16 y cumplidos nwn¡¡¡ tuuuu hump 18 por ahi puede ser jajaja

    bueno sin mas pido la conty
    sayo
     
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  2. Airi00
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    Empece a leer este fic hace poco..y sabes algo? No me gusto...me encanto y me sigue encantando!la historia es muuuuuy muuuuuy muuuuy,ya dije muy? Bueno en todo caso muuuy hermosa!
    Adoro todo en si! Espero la continuación pronto y aun mas el especial de Tsunamiy Tachimukai *-* ahora respondere tus sensualonas preguntas!
    ¿Qué edad tienen? 14 casi 15 jeje
    ¿Qué edad creen que yo tengo? 18 si no me equivoco o 21

    Abrazos~
     
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  3. GoenjiFubuki
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    Holaaaaaa perdon por no contestar antes jjejeke como siempre me encanto.....

    Veamos yo tengo -19- y vos calculo que dos años menos o mas, sino mi misma edad, osea que te doy -17- o -19- o -22-
     
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    ¡Hey! ¿¡Adivinen quien volvió en forma de taps?! ¡Si! ¡Alf! XD
    Nah, soy yo, estoy viva y haciendo nada con mi vida, así que me dije ¿Por qué no continuo ese fic? La verdad, el rol me estaba robando el alma, pero me tomare mi tiempo para continuar este fic y probar hacer otros.
    Ignoremos cosas sobre mi vida, regrese y espero que esta vez eso me obligué a escribir el siguiente capítulo más rápido. Las extrañe. Ahora vengo con un capítulo sobre un personaje del que me supongo quisieran saber, el tsundere encantador, que tendrá otro capítulo más aparte de este.
    Sin más y perdonen de corazón la GRAN tardanza, el no responder comentarios y les dejo el pequeño capitulo extra.




    CAPITULO ESPECIAL:
    ~---REGALO PARA DOS---~



    La vida puede ser muy curiosa a veces, tenerte sorpresas y desilusiones, tenerte amores y maldiciones, la vida es simplemente así y no va a cambiar, Aki lo supo desde el momento en que su mejor amigo de la infancia se le declaro y ella no se lo creyó.
    Una chica en ese entonces, tímida, moderada y con ese cabello corto y verdoso que no resaltaba y tampoco pasaba desapercibido, era buena en cosas manuales y en estudios se defendía, sabia dos idiomas, el inglés —Por que actualmente vivía en América— y el japonés —Su idioma natal— Y no se preocupó del amor hasta ese entonces, 17 años sin notarlos siquiera.
    Su mejor amigo era Ichinose Kasuya, par de críos inseparables desde los 8 años, ambos japoneses y residentes en América, ambos siempre tan juntos. Su madre no se había equivocado al parecer cuando dijo que acabarían juntos. Porque a pesar que después de esa declaración en plena lluvia y ella creyendo que él estaba con otra persona, pasaron cosas, muchas cosas que en bien, le hicieron darse cuenta de que para ella, no había mejor persona que aquel castaño que siempre le sonreía y que se había enamorado de ella desde hace mucho.
    Pero la historia no trata sobre eso, pues si bien ellos eran una pareja la mar de lindos, cada uno con sus propias características, todo tiene que seguir un curso. Sucedió lo inevitable y luego de terminar la universidad ambos se comprometieron entre muchas felicidades y que sean felices de parte de su familia y amigos, pues no había pareja más perfecta alrededor.
    Un par de meses después, Aki Kino porto el vestido más hermoso que nunca pudo imaginar en su vida y tuvo la boda que les contaría a sus hijos y a sus nietos, dio el sí más que emocionada y su novio también, era tan maravilloso. La luna de miel: Un viaje alrededor de Europa, conociendo tantas cosas y muchas noches en las que ambos se prometieron vida junta y la felicidad.
    Tanta felicidad.
    Hasta que se les ocurrió algo, algo que probablemente les alegraría más la hermosa vida de casados, algo que los uniría más, algo que no se podría realizar.
    Dudosos de que no resultaba, ambos fueron al médico, entre dudas y muchas cosas, fueron los exámenes que determinaron la más cruel noticia para ambos.
    —Lo siento señora, usted no puede tener hijos.
    Una noticia que entristeció más a ella, a esa joven de veinticuatro años con muchos planes, una joven que esa noche lloro junto a su esposo, abrazándole fuerte y sintiéndose desdichada por ello, ¿Por qué? Se preguntaba, ¿Por qué a ella? Si era uno de sus más anhelados deseos, ¿Por qué?

    Sea como sea, la vida debe continuar.

    Ambos continuaron más fuerte que nunca, su amor era sincero y no habría nada que los pudiera separar, nada, incluyendo lo que muchos hablaban a sus espaldas. Aquel barrio se estaba haciendo insoportable. La gente habla mucho de algo que no le debería interesar.


    Tomaron uno de los primero vuelos del día, luego de una muy larga travesía en el avión, llegaron a su país natal, quedándose en una bonita y regularmente pequeña ciudad llamada Inazuma, ubicada en Tokio y en la casa de un familiar que los recibió con los brazos abiertos.
    No fue difícil acostumbrarse a aquel ambiente, dándose cuenta del contraste que tenían ambos países, pero les gustaba estar ahí, por lo menos podían olvidarse un poco de los problemas que les aquejaban y tenerse el uno al otro. Aunque su problema estaba un poco lejos de poder olvidarse.
    Cierto día, uno cualquiera, paso algo en el que notaron ambos que no podían seguir así.
    Aquella mañana Aki había despertado y salido a comprar cosas para preparar el desayuno, todo muy bonito y bien hasta que al ir a pagar se había encontrado con una mujer que parecía estar esperando un bebé, amablemente le ayudo, pero la sonrisa que ella había dado al acariciar su vientre agradeciéndole se le había quedado en mente. Iba a seguir doliendo mucho todavía esa noticia que le habían dado.
    Su mayor martirio era ese, fuera de las palabras, de lo que dijera, el ver a otras parejas así le partía el corazón, porque sentía que ella le estaba quitando la oportunidad de ser feliz a su esposo, a aquel chico que siempre la había amado y él no se merecía eso. Ichinose podía encontrar a alguien mejor.
    Ese pensamiento no se le fue de su mente e incrementaba el paso de los días, no soportaba ver a alguna mujer con niño en brazos o un doncel esperando un bebé, siendo más cruel aun el hecho de pensar que aquellas personas no tenían culpa de nada.
    Si aquello seguía así, probablemente iba a terminar mal.

    Gracias al cielo que aquel castaño que era su marido se había dado cuenta de esos pensamientos, tramando velozmente en alguna solución, porque a pesar de todo ella era su cielo y lo que menos quería era verla así. Con una sonrisa él le aviso sobre el viaje que quizás cambiaria sus vidas.
    Tenía una tía en Hokkaido, en un bonito poblado ubicado cerca de un monte nevado, era tranquilo y un excelente lugar para hacer todo tipo de deportes e incluso para pasar momentos solos pero reconfortantes.
    Partieron al día siguiente.

    Se rieron y caminaron por muchos lugares, esquiaron juntos y varias torpezas por partes de ambos lograron hacer una velada maravillosa cuando cenaron a pesar del frio en el hermoso claro de la luna de ese día.

    Curiosamente el día siguiente, muy al mediodía y cuando estaban dispuestos a ir a almorzar algo juntos paseando de la mano, riéndose encantadoramente, conocieron a una no muy joven mujer, vestida de habito blanco y negro, llevaba una cruz en el cuello y parecía venir con muchas cosas, se notaba algo desesperada y quizás por un mal paso termino cayendo. Aquel matrimonio preocupado enfoco su atención en ella y en cuestión de segundos la ayudaron con el buen corazón que ambos tenían, un gracias y la siguieron en su camino.

    Avanzaron no cuando menos varios metros, alejándose un poco del pueblo y entrado a una parte a las faldas de la montaña más alta del lugar, que a pesar de ser blanco, muy blanco, destacaba en ella una pequeña iglesia, con varias casitas al lado. Pues si bien no eran muy religiosos, respetaban mucho aquello y pudieron entrar dentro de aquel lugar.
    Por dentro no era tan diferente, la recepción era un lugar normalito, con muchas imágenes de santos y se respiraba un ambiente a alcanfor y uno de tranquilidad que no sabrían descifrar. Su trabajo ya estaba hecho, ahora debían marchar, pero otra mujer muy amablemente les invito algo de beber, tampoco podían decir que no.
    De pronto una niña interrumpió ahí, correteándose con otro niño que al parecer quería quitarle su peluche, la mujer más mayor le llamo la atención y ambas criaturas volvieron por donde habían venido.
    Entonces se dieron cuenta de algo, estaban en un orfanato.

    ¿Casualidad? No lo creo.

    Fue un impacto algo terrible para Aki, que se permitió entrar más adentro y ver el patio donde había muchos pequeños niños, el mayor no pasaría de 12 años, y se le rompió peor el corazón.
    — ¿Estas bien amor? —Fue la pregunta que hizo su marido, tomándole de los hombros, tratando de entenderla.
    —No del todo, es solo que… —Callo, porque sabía bien ella e Ichinose a que se referían —Vámonos.

    Cruel destino dirían algunos, un muy descarado también para haberlos traído a ese lugar. Cruel con aquella mujer que no pudo pegar ojo esa noche en el hotel que se alejaba y más cruel con el esposo que al despertarse la mañana del día siguiente no vio a su mujer.
    No estaba, no la encontraba, recorrió el hotel espantado pensando por un momento lo peor, la llamo pero ella no contestaba y ya casi cuando estaba punto de pensar que su mujer le había abandonado una idea se le paso por la mente.

    El orfanato.
    Corrió con toda la fuerza que sus piernas daban, se cayó en la nieve, pero siguió corriendo como loco desquiciado con solo un objetivo.

    Llego aproximadamente por el medio día, con las mejillas rojas y con la esperanza en el alma de que si esposa estuviera ahí, haciendo lo que sea pero estuviera ahí. Incluso la idea de que se convirtiera en monja era mejor que ella se hubiera ido. Con esos pensamientos casi derriba a la pobre monjita que le abrió la puerta y corriendo llego a la sección en donde habían niños pequeños corriendo, que al parecer unos cuantos le reconocieron y se le acercaron impidiendo que cumpliera su misión.

    —Te llevas muy bien con los niños, cariño —Se escuchó decir de una voz muy dulce y animada. Una voz que aquel hombre conocía muy bien y que no pudo evitar sonreír cuando vio a su mujer tan linda como siempre.
    —Ya me conoces cariño, yo siempre soy encantador —Contesto cruzando sus brazos tras su cabeza fingiendo una total calma y le acompañaba una sonrisa. Sonrisa que también tenía su mujer mientras tenía un bebé en brazos.
    Un bebé.

    Una cosita deforme de pelo rosa y grandes ojos verdes grisáceos, de mejillas rosas y carita malhumorada, un mini humano que movía su sonaja en compas mientras disfrutaba de la calidez de los brazos de su esposa y la suavidad de sus pechos en los que parecía estar muy cómodo.
    No hablaba, no caminaba, y era pequeño como una muñeca, si, definitivamente era un bebé. Ahora la pregunta era ¿Qué hacia su mujer con un bebé? ¿Cómo había llegado a sus brazos? ¿Un milagro? No…
    —Puedes creerte que esta criaturita estaba afuera, casi se congela —Apenas su interrogante fue respuesta se acercó con cautela a su mujer, que miraba al bebé con dulzura —Cuando llegue apenas si lo habían recogido, me dio tanta penita, que clase de horribles padre habrá tenido para que le hagan esto.
    —Es una criatura muy bella —su piel era suave y rostro redondo como un durazno, de hecho ese era el color de su cabello — ¿Cuál será su nombre?
    —Atsuya.
    — ¿Atsuya?
    —Su nombre venia escrito en un muñeco que dejaron con él —Explico Aki arrullando al bebé.
    —Ya veo, hola Atsuya.

    Es curiosa la vida se puso a pensar en un momento Kazuya Ichinose, curiosa por su esposa no pudiera tener bebés y por qué otros si podían pero no los querían, es curiosa porque ese bebé sonreía sin saber realmente que había sido abandonado y que implicaba eso, y aún más curiosa porque él no sabía que habrían pasado los padres de ese bebé para tomar esa decisión, quizás eran buenos, quizás malos, quizás solo estaban desesperados. Pero algo de lo que su pudo darse cuenta ese día era que su esposa había sonreído como hace mucho no lo había hecho, y era más hermosa para él.

    ****** (\*◊*/)******



    Una semana duraría el viaje, una semana era el lapso de tiempo que tenían los pasajes de ida y vuelta, pasajes que poco importaron el día que salía el vuelo, porque nadie corrió, nadie alisto maletas, ni nadie se despidió. Las dos personas que ocuparían dos asientos en un avión con destino a Tokio nunca aparecieron y el vuelo se fue sin ellos.
    Pero a ellos dos no les importo.

    La semana se convirtió en mes, y el mes se triplico. No fue hasta el cuarto en que esas mismas dos personas tomarían un vuelo para volver, un vuelo en el que esta vez viajarían tres.
    <<el me sedujo con su sonrisa>>—planeaba decir el marido cuando volviera a ver su madre.
    << ¿No crees que tiene unos ojos preciosos? >> —Diría la esposa, y cuando sonriera nadie le negaría nada, nadie se atrevería a refutarle, porque ella había sufrido y había llorado. Con mucho esfuerzo se había decidido y había aprendido amar a un pequeño que de suyo no tenía nada, pero ahora le daría su corazón.

    Fue así como un pequeño de nombre Atsuya, sin apellido, seria llamado de ahora en adelante Atsuya Ichinose, hijo de Aki Kino de Ichinose y de Kazuya Ichinose, ambos residentes en Estados Unidos. Una familia de tres.

    ****** (\*◊*/)******


    Y así pasaría el tiempo, en el que el primer mes de cambiar pañales y amanecidas serian cambiados por levantamientos inoportunos y por curitas para las rodillas, por: ‘‘mamá hay un moustro bajo mi cama’’ y ‘‘quiero un balón de futbol para navidad’’.
    Vendrían entonces llamadas de la escuela ‘‘Porque su niño se peleó con su compañero de clase’’ y seguirían hasta secundaria, en que hubo una larga platica hablando de los valores y que la violencia no arreglaba nada.
    Un cambio de escuela porque los niños me molestaban y solo quería defenderme.
    Un feliz día mamá y por fin buenas notas.
    ¡Me quiero unir al equipo de Fútbol! Y un: Ese es mi muchacho.
    Un: ¿Qué me van a regalar en mi cumpleaños? Miren que cumplo 14 y una mirada curiosa.
    Y un los quiero mucho papá, mamá.

    Para Aki valdría la pena todo eso, cada pequeña cosa que pasara con su hijo, cada pequeño detalle. Para Kazuya valdría todo por ver a su familia feliz.

    Para… para Atsuya su vida era normal y feliz, sin saber su pasado y disfrutar su presente, mientras todo continuara como era entonces no tendría por qué perder la sonrisa que tenía.
    Aki y Kazuya le habían dado la felicidad a cambio de un secreto, un secreto que siempre tendrían que guardar ¿Verdad?



    *********************




    Yeh, termino, si les hago spoiler el siguiente capítulo sobre Atsuya, trata de cuando se entera que es adoptado y todo eso.
    Disculpen de verdad la tardanza, el siguiente capítulo se ha quedado en dos hojas desde hace tiempo y ya debe continuar, en especial por que se vienen las cosas más interesantes y luego el desenlace.
    Ahora:
    - ¿Les agrada saber que estoy viva? Si es así, déjenlo en los comentarios, si es que no, también déjenlo en los comentarios.
    -¿Qué creen que hará Atsuya cuando se entere de la verdad?
    - ¿Qué creen que se vendrá después de todo esto?
    -¿Les gustaría que volviera a reescribir o en todo caso remasterizar lo primeros capítulos?


    Es todo, se me olvidaron otras preguntas, así que hasta pronto.
    Ah, para los que adivinaron mi edad, es 20, próximamente, exactamente en 8 días: 21 AÑOS, estoy vieja...
     
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  5. Aobwaa
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    Hola creia q lo habias abandonado...... realmente me alegro q no fue asi bueeno el cap me gusto como siempre y si se te extraño x aca .
    Ah y lo d ls cap primero me gustaria q termins el fic x q quiero saber el desenlace d sta histo
     
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  6. Fubu frost
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    Me encanto tu historia por favor continuala
     
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    Adict@ al Yaoi
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    Copito mil perdones por no poder comentar.............en vdd el volver a recordar la historia de tu hermano me dio melancolia........

    Ok no jajajaa bueno bueno sabes que quiero a ese torbellino pero lejos de ti para que nos deje solitos


    Como siempre es un placer leerte y mira que estas en buena edad de merecer jijijijiji


    Te quiero...Sayo!!
     
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  8. Aleinad D.C
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    jooo yo quiero conty x fiiiii no me dejes con la duda después de haberme spoileado
     
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    Yaoizando
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    si

    por favor continualo quiero saber si shirou se entera del engaño de goenji y que pasa con Atsuya
     
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  10. Elsa Pato
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    Hola,
    hace mas de un año que no actualizas y estoy un poco preocupada. EH seguido este fic por años, usando ya 3 o 4 diferentes nombres y releyendolo un monton de veces. por favor, me parece super interesante y quiero continuar leyendolo.
     
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    ¿Adivinen quien no estaba muerta? Pues yo…
    Han pasado 84 años desde que actualice la última vez, y la verdad, han pasado muchas cosas en mi vida, muchas que me la han revuelto terriblemente, y la terapia no es barata mis niñas…
    En fin, volví ¿Por qué? Por qué crear historias es algo que me hacía muy feliz de antaño y quiero recuperar todo el amor que le ponía a mis historias como antes y la felicidad de saber que hay personitas que leen lo que yo escribo.
    Por eso mi más sinceras disculpas por la tardanza, a veces la vida hace difícil continuar, pero quiero demostrarme a mí misma que puedo, y por eso quiero volver a darles a ustedes esta historia, y prometerme a mí misma que no volveré a dejarlo abandonado, y traerles como antes, capítulo a capítulo, hasta que lleguemos al final, juntos.
    Además se viene nueva temporada de Inazuma eleven, así que me tienen para rato en este fandom que es el que más adoro.
    Sin más que decir, y agradecer a los que llegaron aquí y a los aún están aquí, les dejo un dibujo de regalo, y el tan esperado capitulo siguiente.
    Disfrútenlo.

    CAPITULO 24:

    CONSEJOS DE ADULTO




    A Shirou se le detuvo el corazón cuando escucho que lo llamaban, se levantó asustado de aquella cama y se acercó a la puerta solo para seguir oyendo, aun no tenía el valor para siquiera salir, o en todo caso su salida tenía que ser digna de su realeza. Pero en su mente solo tenía la idea que apenas saliera no volvería a ver la luz del día nunca jamás.
    Se estaba muriendo de miedo y de mucho más.
    Respiro poco a poco, recordando lo que le habían enseñado cuando tomo clases de canto y tenía que salir a entonar en público, <<respira e imagina que todos están desnudos>> —Eso último le había hecho peor— Él no quería ver al señor Gouenji desnudo, quizás si a Shuuya, pero ahora de nuevo se le había revuelto el estómago y estaba seguro que no podría comer nada, porque lo terminaría por devolver—<<¡Qué horror!>> —Se gritaba internamente, no era posible que ahora le temblaran las piernas, y que ya no supiera que hacer.
    — ¿Shirou, que pasa?
    — ¿Ah? —Su mundo oscuro tenía una leve llamita que iluminaba por ahí —Shuuya —se abrazó fuerte, aprovechando que su novio había vuelto a entrar y estaban de nuevo ellos dos solos.
    —Tranquilo, está bien —y este le correspondió, abrazando con fuerzas su cintura y acariciando sus cabellos —No estés tan nervioso.
    — ¿Qué pasa si no le gusto a tu papá?
    —Eso no va a pasar, tranquilo amor, ¿sí?—Hablo, tratando de tranquilizarlo más aun, pero él también estaba con ese miedo palpitante, pero por lo menos su padre estaba de buen humor —Ven, vamos…
    Shirou no dijo más, tomo la mano de su pareja y espero que el abriera la puerta para empezar a conducirlo hacia la sala.

    El que salió primero fue Gouenji, atrás el albino que no quería mirar al frente, ambos nunca se soltaron la mano, a pesar de que el dueño de esa casa por fin había podido ver a su nuero.
    Un muchachito grácil y delgado, de piel clara y cabello igual, no podía ver su rostro aun, seguiría esperando.
    —Buenas… —Saludo el hombre, al tenerlos al fin al frente, con su hijita de lado súper contenta.
    —Papá, él es Fubuki, mi novio.
    Su novio, el cual con todo el valor del mundo pudo levantar la vista. Por fin.
    —Mucho gu-gusto, s-soy Shirou Fubuki.
    Rastro del príncipe no había, ahora solo estaba un cachorrito asustado. Que casi se esconde detrás de la doncella al ver esos ojos oscuros súper serios meterse en su mente y escrutar su alma, ese hombre daba más miedo que cualquier película de terror, y estaba mirándole.
    Se iba a desmayar en ese rato.
    —Shirou-kun ¿no? Mucho gusto —Y ahora le había hablado, diosdios, tenía voz de malvado y seguía mirándole.
    —I-Igualmente — tomo esa mano que se le ofrecía, estrechándola con mucho cuidado, era una mano grande, y tosca.
    —Que gusto conocer al novio de mi hijo, de hecho es la primera vez que trae a alguien a casa.
    —Ah… ¿Ah sí? —Pregunto dudoso soltando esa mano y volviendo a buscar la suave, cálida y hermosa mano de su novio en comparación, todo el valor que tenia se le iba en mirar a aquel hombre, en mirarle a la cara y no demostrar el miedo que SI tenía.
    —Sí, eres su primera pareja.
    —Pa-padre, por favor…

    ¿Enserio Goenji no había llevado nadie a ese lugar y aún menos haberlo presentado? Aunque conociendo al señor Goenji sería lo mejor, pero enserio, enserio, enserio ¿Era la primera pareja de él? ¿Su primer novio? ¿El primero que mostraba de la mano a su familia? Fue entonces en que todo ese sacrificio, todo ese miedo y todo ese valor que tenía habían servido, había sido necesario y se sintió orgulloso de ello, era el novio de su novio, y con orgullo de ser el primero y el último.
    Y su dicha se completó cuando vio la leve vergüenza de Shuuya al haber hecho pública esa afirmación. Compartiendo una sonrisa con la pequeña de la casa, a la cual esa escena se le hacía lo más cómica posible.

    ****** (\*◊*/)******




    Aun así el padre de familia decidió que torturar a su hijo no estaría bien y que en esa ocasión no contaría cosas vergonzosas de él, no a ese muchachito que se comía de los nervios y que parecía tenerle tanto miedo que su sola voz le hacía permanecer erguido, al menos le tenía respeto. Sin torturarlos lo invito a cenar con ellos y mientras el mayor de toda la casa se encargaba de terminar de ver el pavo que anteriormente la nana de la casa había dejado ya casi preparado, los hijos se encargaban de poner la mesa por que el invitado no debe hacer nada y esa era su hospitalidad, aunque Shirou aún estaba inquieto, sentado solo y mirando a su novio poner los platos se acercó a él con total silencio.
    — ¿Puedo ayudar?
    Un respingo de parte de Goenji demostró que le había tomado por sorpresa, pero no lo hizo notar cuando se giró a su novio —Deberías evitar aparecerte así —Le dijo poniéndose frente a él y tomando uno de sus mechones de pelo para acomodarlo de manera tierna —Yo estoy bien y ya casi acabo, no deberías preocuparte.
    —Pero… —Le miro con ojos de gatito, manipulador pensó el peli crema —Me aburro no haciendo nada.
    —Y no lo harás, papá no lo quiere, además —Acoto ante una posible replica —Ya casi vamos a terminar, déjame un rato y luego volveré contigo ¿Si?
    —Vale… —Hizo un puchero y se alejó de su pareja volviendo a su confinamiento.

    Centro su atención entonces en el pastel que había hecho para esa noche, pastel que le daría a su ‘’suegro’’ para demostrar lo bien que se le daba la cocina ¿Quién no quiere a un nuero que cocine? Sostuvo en sus manitas la caja que tenía el pastel y otro ataque de nervios le dio cuando tomo en cuenta que quizás por mala suerte del destino resultara que el señor de la casa fuera diabético y una sola rebanada de su pastel podría matarlo, era lo menos que podría esperar en ese momento.

    Cuando el pavo estuvo listo fue colocado en el centro de la mesa, transmitiendo un aroma delicioso, sintiéndose muy orgulloso el padre e invitando a sentarse a todos, teniendo el momento perfecto Shirou mostro su cajita y saco de ella con cuidado un hermoso pastel blanco.
    —Shirou lo preparo para la ocasión, espero que les guste —Anuncio el hijo porque el chico no podía hablar debido a las expectativas que tenía y al miedo de que el señor Goenji dijera algo malo, en ese momento hasta la más mínima crítica podría destruirlo, fue entonces cuando vio como el hombre mayor había puesto sus ojos de nuevo en él, mirando al chico y a el pastel, de uno en otro por unos segundos que se hicieron eternos.
    —Muchas gracias por tomarte la molestia —Dijo por fin ¿Sonriendo o algo así?, creía, pero pudo respirar ya más tranquilo, sentándose al costado de su novio que le sonrió para tranquilidad suya.

    Después de eso no paso mucho, comieron en un silencio casi incómodo en la que la única que hablaba era la pequeña Yukka que contaba cosas que había hecho en todo el día y que hacia sonreír a todos.
    —… Y entonces fuimos al acuario y vimos muchos animales y peces —Decía y decía, contenta a cada bocado que daba a la comida de su padre y mirando con ansias también el pastel de su querido príncipe. De hecho parecía que a quien le hablaba era a él y no a su familia, se notaba mucho las preferencias, pero nadie estaba celoso.
    Ya casi a terminar, la pequeñita dejo su plato de lado contenta y con las mejillas algo sucias, limpiándose por educación y recibiendo por fin un trozo del bello pastel que había sido cortado por su padre. Cabe aclarar que era la primera que había terminado solo por el postre.
    — ¡Esta delicioso! —Exclamo con ganas mirando al albino con los ojitos brillando y probando otro poco.
    —Me alegro mucho —Hablo después de mucho tiempo el repostero, sintiendo una calidez en su corazón, a su pequeña niña le gustaba, solo faltaba la persona más importante y ese era el padre, que comía lento y con muchos modales, se notaba mucho qué tipo de padre tenía su amado. Por cosa de no quedar como un chico demasiado tímido decidió hacerle platica con la persona que le era más fácil hablar ahora. Yuuka —Entonces ¿Qué más paso en tu paseo?
    —Oh —Se sorprendió la niña, siguiendo su plática —Después de ir al acuario la maestra nos compró helados, vimos arboles muy bonitos decorados ¡Y pudimos hablar con Santa! —Seguía emocionadísima y con las mejillas llenas de crema —Pero después ya tuvimos que venir.
    — ¿A qué hora llegaste Yukka? —Pregunto el padre.
    —Llegue puntual —Afirmo con orgullo hacia su progenitor, pero de pronto una ideíta cruzo por su cabeza, sonriendo ampliamente —Y cuando llegue Shirou y mi hermano estaban haciendo un bebé.
    Haciendo un bebé. Un BEBÉ.
    ¿De dónde sabia ella como se hacía un bebé?

    La cara del padre de familia era épica, súper épica. Shuuya le hubiera tomado una foto y la hubiera encuadrado si es que no fuera por su rostro era igual o peor, y ni qué decir del pequeño albino que se había quedado con el cubierto en mano y su rostro había tomado el peor de los tonos para alguien de piel tan blanca como él.
    ¿Debía estar asustado o avergonzado? Diosdiosdiosdios, su corazón dejo de latir cuando esos ojos oscuros y en especial ese bigote le miraban como… ¡como si fuese el peor hereje del mundo!, nunca pensó que su vida acabaría a la tierna edad de quince años.
    — ¿Cómo que un bebé? —Pregunto el más mayor, mirando aun a su hijita algo shockeado — ¿Qué estaban haciendo exactamente tu hermano y Shirou? ¿Y en dónde?
    La forma en que lo decía, parecía un interrogatorio, en el que decidiría si perdonarle la vida a ambos adolescentes o ver que tan cruel seria su muerte.
    Shirou estaba muy tentado a decirle que ellos solo habían estado abrazándose y dándose un beso, tirados en el sofá, claro está, pero era solo un beso, ni siquiera estaban desvestidos y entonces Yukka entro y los vio, nada más. Pero ese hombre le daba demasiado miedo.
    Rogaba que la pequeña pudiera ser totalmente sincera y que les dijera que al final no estaban haciendo nada malo.
    —Estaban besándose en el sofá —Dijo la niña, aliviando el peso en el corazón del albino —Aunque mi hermano dijo que estaban jugando.
    Genial, Shirou de verdad sentía que su joven corazón no iba a aguantar más.
    — ¿Solo eso? —Pregunto el hombre mayor, aun mirando fijamente a su hijo que hasta ahora no había dicho nada y su expresión era difícil de describir — ¿Estaban vestidos? —Enserio estaba preguntándole eso a su hija de ocho años.
    —Si — Confirmo aun comiendo su pastel.
    —Ya veo.
    Entonces todo quedo en silencio. Yukka probablemente no entendería esa situación de la cena de navidad hasta unos buenos años, en los que probablemente se reiría con ganas. No estaba muy seguro de cuál era el decreto del patriarca de los Goenji, su rostro de expresión dura seguía igual, y la escena seguía siendo aterradora porque comía y bebía en silencio. Esa era una muy bonita cena de ¿Feliz navidad?
    Nadie se atrevió a decir nada en los siguientes minutos, ni siquiera la pequeña que había terminado su pastel y quería otra rebanada.
    El doctor Goenji después se levantó, dando las gracias y avisando que iría a su despacho, que no demoraría mucho y quería hablar algo con su hijo. Algo. Al parecer para hablar cosas de padres e hijos, o como él lo entendía, iba a tener la plática que él nunca había podido tener con los suyos. Sobre eso.

    Enserio, enserio, enserio, enserio que Shirou no podía creerse esa situación. Había ido con la firme intención de conocer al padre de su novio y recibir su bendición, pensando irónicamente que eso sería una prueba más para su amor. Pero la cosa se puso terrible en cuestión de minutos, porque ahora había quedado como un desvergonzado que hacia cosas con su hijo en cualquier lugar y sobre todo le quitaba la inocencia a la pequeña de la casa. Debió haberlo sabido, el cómo príncipe no había podrido enfrentar al dragón y había muerto quemado, y ni siquiera le había tocado.
    Pobre su doncella, estaba seguro que su padre a él, por ser un extraño no le diría nada, pero a su chico…

    Contaría con suerte si es que no estaría condenado a vagar buscando el castillo que tendría encerrado y alejado a su doncella de él. En esos momentos tenía una especie de resentimiento hacia la inocencia de todos los niños del mundo, incluso juraría que él no había hecho algo parecido en ese tiempo, esperaba…
    Pero lo que más quería en esos momentos era salir corriendo de forma despavorida y llevarse a Goenji con él, tomar un tren juntos hacia algún lugar y no volver nunca. Cambiarse el apellido, casarse en secreto en una pequeña capilla. Quizás tendrían dos niños, los criarían y cuando fueran adultos estos conocerían recién a su abuelo, explicándole por qué y pidiendo su herencia.
    <<debería dejar de ver tantas series dramáticas>> —Pensó después de un buen rato, viendo como la pequeña miraba películas en la Tv y él le acompañaba por que Shuuya había entrado al despacho para hablar con su padre, iba a ser una espera larga para él.

    ****** (\*◊*/)******



    Quien sabría lo que el hombre estaría pensando y más del pequeño y su niño. Pensaba Goenji hijo, que miraba sentado en el sofá al albino con la pequeña chismosa que había revelado su tan íntimo secreto. No la culpaba, ella era muy inocente para entender que implicaba algo como ese tema que ella no entendería hasta que estuviera en secundaria.
    Cuando el joven dejo a su hermana y su pareja en la sala, caminó rígido hacia la puerta de madera que solo en contadas ocasiones había podido cruzar y la mayoría de ellas habían sido para pláticas que implicaban cosas muy serias como su futuro. Cosa que le preocupaba ya que su actual presente y su futuro implicaban al albino.
    Toco la puerta unas dos veces —toc toc— De manera muy suave y seguida, ya que su padre solo necesitaba escucharlo para decirle un muy serio: Pasa.
    Y como lo recordaba, esa habitación seguía siendo tan lúgubre como siempre. Paso dando una leve reverencia y se sentó frente al escritorio en donde su padre ya le esperaba, quitándose los anteojos y dirigiéndole una mirada muy seria, como si se estuviera alistando para dar una reprimenda y una muy grande.
    —Padre —hablo entonces, sentándose frente a él, ocultando el miedo que solo su progenitor podría producirle —Dime ¿Para qué me llamaste? —Aunque era muy obvio para que le había llamado.
    Sin embargo el padre de familia solo miraba a su hijo, volviendo a ponerse los anteojos para enfocarlo mejor y poner sus manos sobre el escritorio, dando un gran suspiro antes de continuar.
    —Tu enamorado… —Comento, alertando al joven frente a él ¿Diría algo malo de Fubuki? No lo sabía —Es bueno y agradable, aunque muy tímido… pero no es mal chico.

    Aleluya.
    Su novio le caía bien, eso quería decir que le daba permiso para seguir con él, esperaba —aunque hubiera seguido con Shirou aunque le hubiera dicho que no— Pero esa era una noticia maravillosa, en especial conociendo a su padre. Y pensándolo mejor, algo más iba a decirle o advertirle. No quería saber.
    —Pero…

    A lo mejor sí.
    Más vale prevenir que lamentar.
    — ¿Pero? —<<esto va a ser malo>> —Pensó. Estaba siendo un silencio muy largo y esos solo expresaba que el hombre mayor estaba pensándolo mucho.
    — ¿Tu y él, han tenido ya relaciones sexuales?
    ¿De verdad le estaba preguntando eso?, eso sí era demasiado malo.

    Su padre había sido demasiado directo, muy muy directo para un tema, que a pesar de su edad, le avergonzaba bastante, un tema que hasta ese momento había creído solo de él y de Shirou, porque era parte de su privacidad, de su intimidad como pareja.
    Nunca, así se acabara el mundo, iba a ser fácil para un hijo, decirle a su padre que SI, que ya había hecho cosas con su novio, en especial a ese padre ¿Qué le diría? ¿Le regañaría? ¿Le daría un sermón? ¿Le diría algo a su novio? Todas las opciones eran malas, cada una peor. Y apenas se había mantenido en silencio un minuto.
    Minuto que se estaba haciendo larguísimo…

    —Puedo deducir que por tu silencio, es un sí.
    SI, era un total SI en toda la palabra, pero de su boca no iba a salir —Padre… —Tampoco valía cambiar el tema de conversación, en especial después de la pequeña escena en el comedor.
    —Sé que es un tema difícil de hablar, no te preocupes —Pero extrañamente su padre estaba siendo comprensivo —Yo también fui joven y tuve tu edad —Si, muy extrañamente comprensivo.
    Shuuya se aguantó mucho de decirle que no creía que ambas cosas se parecieran.
    —También tuve mis primeras experiencias y todo eso, entiendo que muchas veces te gana la curiosidad y las hormonas, pero debes saber que es normal —Dijo, aun con el rostro serio —No puedo prohibirte que tengas esos momentos con tu pareja, estas creciendo después de todo, pero te pido como tu padre que intenten controlarse, hay lugares para hacer esas cosas y sobre todo no den exposiciones a tu hermana, ella es una niña y…
    — ¡No, no! ¡Ella confundió las cosas! —Casi grito, poco propio para él. Interrumpiendo, ya sabía que no le había creído anteriormente —Shirou y yo nunca haríamos tal cosa…
    —No me refiero exclusivamente a eso, besos y abrazos también. Nada de demostraciones románticas frente a ella.
    Era curioso, Shuuya apostaba que su hermanita había visto más besos en televisión e historias de princesas, que los suyos con Shirou —Esta bien —Pero mejor no alterar a su padre, no ahora que estaba siendo amable con él.

    Sin embargo a pesar de dar su brazo a torcer, su progenitor le siguió hablando sobre ese tipo de temas que antes no se habría decidido a tocar con él, pero estaba siendo incomoda la conversación, en la que el solo se quedaba callado, creyendo en parte que ese tipo de temas se parecían mucho a los que daban en la escuela cada tanto. Tenía que ser hijo de un médico después de todo.
    La situación no había sido tan mala si lo miraban desde un punto de vista optimista, así que creyendo la conversación terminada, el joven se levantó dando una reverencia y con la firme intención de marchar a la puerta y salir de ahí.
    —Por cierto…
    — ¿Si? — ¿Qué más le iba a decir?
    — ¿Han estado usando protección o algún otro método anticonceptivo?

    La mente se le quedo en blanco por la sorpresa, cuando recupero la conciencia se dio cuenta que estaba avergonzado y dudaría mucho que su rostro no hubiera expresado este con algún sonrojo. El de cabellos cremas se preguntó por segunda vez si realmente estaba teniendo esa conversación con su padre, y no solo eso, si no que este no pensaba dejarle hasta que dijera algo.
    — ¿Ah? —Pero difícil emitir alguna palabra en ese estado.
    —Te estoy preguntando que si están usando pastillas o algo, mínimo que tu estés usando preservativo.
    Como decirle a tu padre que eras un total irresponsable en esos temas y que nunca se te había pasado por la cabeza comprar algún paquetito gris en la farmacia, como decirle que esos momentos de pasión se dejaban llevar por lo que sentían y ni pensaban en eso, ¿Cómo? Cuando se supone que él era más responsable que la mayoría de chicos de su edad.
    Y en especial como decirle eso al padre que tenía, el cual le preguntaba sin vergüenza alguna si es alguna vez había usado un preservativo…
    —… —Se quedó callado de nuevo, su silencio era muy fácil de interpretar, y eso lo delataba bastante, y fue justamente en ese momento en que su padre le miro con la expresión más dura que podía haberle dado.
    —No están protegiéndose —Lo Dijo de modo muy brusco — ¿¡Es que acaso son inconscientes?! Eres demasiado joven para no preocuparte de ser padre —Lo reafirmo con mucho enojo. —Tú y tu novio tienen prohibido hacer algo antes de que yo lo examine, y también que te traiga algunos preservativos del hospital.

    Vaya forma de que lo había dicho, estaba súper enojado, y Shuuya no creía el vuelco que había dado la conversación << ¿¡Examinar a su novio?!>> Dudo mucho que a Shirou le gustara que le hagan ese tipo de análisis, y todavía su padre, como podía decir eso para empezar, era muy difícil aceptarlo como si nada…
    Repensándolo, era verdad, no creía que estuviera pasando eso en su vida, y más en navidad, vaya festividad.
    Ahora la pregunta era que debía responderle; negarse quizás y asegurar su muerte, o aceptar callado algo que no quería, después de todo tenía derecho a quejarse, pero ya no quería continuar ahí, exponiendo sus intimidades con alguien que sentía que muy padre suyo que fuera no podía meterse.

    Pero era joven, inexperto y sobre todo respetaba demasiado a su padre.

    Asintió en silencio, y como no hubo más palabras que la leve y aun enojada respiración de su padre. Dio la vuelta.
    Y se marchó.

    ****** (\*◊*/)******



    Cuando salió se ganó una atenta mirada de él que era su novio, una mirada en silencio y muy preocupada, lo entendía, pero de ninguna manera quería hablar del tema con Shirou, porque no quería asustarlo, porque era un tema muy difícil para él y más para el albino suponía.
    Ni siquiera podía sacar de su cabeza las palabras que le había dado su progenitor.

    —Tú y tu novio tienen prohibido hacer algo antes de que yo lo examine, y también que te traiga algunos preservativos del hospital.
    Vaya palabras más esperanzadoras, su padre era un experto en hablar temas delicados con su hijo.
    Pero tampoco quería hacerle un desplante al albino, parecía que estaba muy preocupado por él.
    Por su parte, el albino había estado comiéndose los nervios por escuchar tanto silencio venir de la habitación en la que se había metido su novio, pero cuando lo vio salir con ese rostro, supo que había pasado algo malo, y se ingenió mil y una ideas sobre muchas situaciones en las que tenía que haber salido huyendo, llevándose a Gouenji claro, pero cuando lo veía así no podía ni moverse.
    Espero que se le acercara, se sentara a su lado con la seriedad que muchas veces le caracterizaba y le diera una sonrisa algo fingida, sabía que algo estaba mal, lo sabía con todo su corazón. Pero tampoco dijo nada.
    Solo se miraron, con mucho que preguntarse, se tomaron de la mano como ofreciendo apoyo y se quedaron en silencio, fingiendo que miraban la televisión con uno de esos programas navideños que en esos momentos ni les interesaban.
    Hasta la pequeña sabía que no podía preguntar nada, y era porque entendía la situación, o por que en verdad estaba demasiado entusiasmada con el especial navideño de su seria favorita.

    Pero toda la calma se perdió en un momento, en que salió el progenitor de los hermanos, generando tanto miedo como podía por su rostro, hasta el albino tuvo un sobresalto, que hizo que Gouenji en parte se pusiera a la defensiva, no sabía por qué, pero luego de la conversación de su padre, creía que quizás era capaz de ponerse a hablar con Shirou, y eso era algo que él no quería ni iba a permitir, suficiente había tenido que sufrir él esa conversación.
    Para su suerte nada pasó, el padre de familia solo los miro fijamente y mirando por un largo tiempo el reloj de muñeca que tenía, se acercó más a ellos.
    —Ya es bastante tarde, es hora de ir a dormir.
    Sentencio.
    Y se quedó otro silencio más sepulcral, siendo roto por la queja de la niña, que quería terminar de ver su programa, menos cuando los héroes estaban a punto de salvar la navidad.
    —Solo un ratito más papá… —Insistió, inflando las mejillas. Era la única que tenía aun el poder de darle una negativa a su padre.
    —Yo… Yo creo que también ya debería irme —Intervino tímidamente el albino luego del susto inicial, ya no se sentía cómodo en aquel lugar, quería huir a casa cuanto antes.
    Pero al parecer sus palabras no fueron tan bien recibidas por el mayor, o quizás si, después de toda la escena, sentía que a cada mirada su padre le estaba juzgando.
    —Yo le llevare… ¿Esta bien padre? —Se ofreció Gouenji hijo, esperando así que la atención fuera captado en él. Pero no funciono.
    Otra vez silencio.
    Si no conociera a su padre, juraba que estaba pensándose mucho algo, pero él no era así, pero incluso le exasperaba tener que estar enfrentándose a esa situación, demasiado, incluso estaba empezando a creer que no lo tomaban en cuenta, su padre parecía más atento en su reloj que en él. Por lo menos ya había dejado de mirar al albino tan fijamente.
    —Es bastante tarde… —Repitió, dando un suspiro y mirando a sus hijos de nuevo —No estaría bien que un jovencito ande tan tarde por las calles.
    Con solo esa frase sorprendió a su hijo, pues daba a entender muy bien que era lo que tramaba.
    — ¿¡Eso significa que Shirou puede quedarse a dormir con nosotros?! —Incluso la pequeña fue la más veloz en captarlo y decirlo.
    Y con el asentimiento leve de su padre, salto del sofá para tomarle de las manos a su adorado cuñado.
    — ¡Eso es genial! Podremos hacer una fiesta de pijamas.
    Shirou no quería una fiesta de pijamas, quería salir huyendo de ahí.
    —Eh… Yo, yo no —Él no quería quedarse, estaba aterrorizado, quizás todo aquello era parte de un plan malvado para asesinarlo mientras dormía.
    Pero tan pronto como quería negarse, lo callaron, con una sencilla frase: << es demasiado tarde para un jovencito decente >> —‘‘DECENTE’’ —No sabía cómo tomar aquello enserio, ¿Se estaba burlando de él? quería ponerse a llorar y salir corriendo.
    Pero como todo príncipe que era, solo dejo que el dragón lo atrapara en el castillo.
    Su doncella incluso quería defenderle, pero parecía que también no podía negarse, así que solo asintió y le dio su apoyo, en una pequeña muestra de cariño, tan pequeña e invisible para otros, pero para Shirou, sentir sus dedos juntarse, era todo lo que necesitaba.
    Por lo menos podrían dormir juntos.
    —Fubuki-kun dormirá con Yuuka.
    Igual no.
    Aunque era obvio, luego de quedar como un degenerado con el padre de su novio, quizás ni quería que se acercaran más de un metro.
    —Tienen 15 min, quiero verlos en cama en ese entonces.
    Fueron sus últimas palabras, y se dio la vuelta volviendo a su despacho.
    Shirou estaba pensando que eran las mejores fiestas navideñas que había pasado en un buen tiempo. Si claro.



    ****** (\*◊*/)******



    La habitación de la pequeña Yuuka era demasiado colorido de verdad, digno de una niña tan inocente y que le había metido en un problema tan grande sin saberlo, pero no podía enojarse con ella, la adoraba.
    Aunque se sentía incómodo en esa casa aun, incluso portando una camiseta y pantalones algo grandes de su novio, que le había prestado para dormir, antes de dejarlo en el cuarto de su hermanita.
    << ¿Enserio todo estará bien? >> Pensó por un momento, intentando adivinar qué tipo de conversación habían tenido en ese despacho, haciéndole caso nulo a la pequeña platica que le hacia la pequeña.
    Pero es que estaba tan metido en ello, más con la situación que se había dado, ¿Qué clase de padre deja que su hijo duerma en la misma casa con su novio, “el corrompe menores”? Quizás Shuuya había podido convencerlo de que no había pasado nada. Quizás su honor estaba a salvo.
    —Shirou-kun… ¿Estas bien?
    — ¿Uh? —Volvió al mundo, sintiendo como lo jalaban del brazo, una pequeña niña castaña y de ojos grandes — ¿Qué sucede Yuuka?
    —Hace rato que te estoy hablando y no me haces caso —Se quejó, haciendo un pequeño puchero, y sentándose a su lado, con su pequeña pijamita de animales con lazos.
    —Yo… Lo siento, es que estaba pensando en otras cosas.
    No podía explicarle en el que, ya que ella difícilmente podría comprenderlo, ni sabia en lo que había metido a su hermano y a él. Mejor cambiar de tema.
    —Tienes muchos peluches bonitos Yuuka…
    —Si…
    — ¿Pasa algo? — ¿Ahora también la niña iba a enojarse con él? Lo que le faltaba.
    —Tú quieres ir a dormir con mi hermano, ¿Verdad?
    No era lo que se esperaba oír de una pequeña niña, pero su rostro se puso tan rojo que se preguntó seriamente, ¿Qué era lo que le enseñaban a los niños de ahora?
    —Puedes ir a dormir con él si quieres, a mí no me molesta —Siguió, sonriéndole de manera tierna y tomándole de las manos —Pero tienes que esperar a que papá se vaya ¿Esta bien?
    —Pe-pero…
    ¿Cómo había dado un vuelto de esa manera esa situación? De verdad Yuuka era demasiado inocente, demasiado buena niña, pero si su padre los veía, estaba muerto, así se fuera… ¿Se fuera a dónde? — ¿Tu papá se ira a algún lado?
    —Papá va a trabajar al hospital, saldrá en un ratito más, siempre se va a estas horas.
    O aquello era suerte, o demasiada suerte. Por fin algo de tranquilidad.
    El dragón abandona el castillo.
    En ese caso solo tenía que esperar, así tendría tiempo de hablar con su novio, y estar en calma. Ay, en ese momento sentía que adoraba a la pequeñita a su lado. Tanto que la abrazo con fuerza, uno que ella correspondió con mucha alegría.
    Y así paso media hora, en que mientras los dos estaban metidos en la pequeña cama infestada de animalitos, sintió que la puerta se abría y una cabeza se metía para verlos en medio de la oscuridad, suspirando lentamente antes de cerrar la puerta una vez más y dejar todo tal y como lo había visto.
    Esperaron otro tanto más, en que oyeron el ruido de una puerta cerrándose, y calma de nuevo.
    Era su momento.
    —Ya puedes ir Shirou-kun, suerte —Le hablo asomando sus ojos oscuros entre las sabanas la pequeña. Dándole un empujoncito.
    —Sí, gracias… —Le dio un beso en la frente, y salió tan despacio como podía, pero a la vez demasiado feliz. Adoraba a su pequeña cuñadita.

    ****** (\*◊*/)******



    Toco la puerta con suma delicadeza, como si no quisiera despertar a nadie, a pesar de que solo había dos personas en esa casa, tenía los pies descalzos y sostenía una pequeña almohada entre sus brazos. Toco por segunda vez, un poco más fuerte ahora ¿se habría dormido?
    Ya eran aproximadamente las 11 de la noche, era imposible que para alguien de su edad se durmiese a esa hora, así fuera navidad, otra vez toco, como dicen, la tercera la vencida y pues… había perdido, dio una vuelta para volver a la habitación de la pequeña, pero se abrió la puerta revelando a su novio.
    —Shirou… —Gouenji tenía el pelo mojado y medio caído, vestía de ropa de dormir muy seria para su edad y olía a shampoo y jabón. Era tan sexy.
    —Shu-Shuuya.
    — ¿Qué haces aquí? —Interrogo viendo a los lados, solo para comprobar que su hermanita no estuviera ahí.
    —Yuuka-chan me dijo que si quería podía dormir contigo —Se acercó a su chico que parecía comprender la situación y había dado de esas sonrisas que el solo puede dar —Y si quería ¿puedo?
    —Adelante —Le tomo la mano y cerró la puerta al tenerlo dentro, en su habitación, ahí adentro los dos tenían sus propios asuntos.

    Se sonrieron cómplices, abrazándose y mirándose a los ojos entre esa oscuridad y la luz que se colaba por entre la ventana, seguía nublado, pero no les importaba. Un pequeño beso, y otro más, suave y lento, muy tierno.
    —Es la primera vez que voy a dormir en tu cama…
    —Espero no la última —Se separó de el con pesar, volviendo a el trabajo que tenía anteriormente o eso se supone.
    Tenía la toalla sobre la mesa del escritorio y procedió a secarse las hebras cremas con lentitud, mientras posaba su mirada en el príncipe, que se sentaba en aquella cama levemente pequeña y toqueteaba con las palmas la almohada que había traído, todo eso antes de acomodarla al lado de su gemela y reposar su cabeza sobre ella, no estaba nervioso, no le extrañaba tanto. Todas las veces que habían dormido juntos había creado entre ellos una especie de familiaridad para estas cosas.
    Pero estaba ahí para un asunto importante, tenía que hablar con él sobre la misteriosa visita al despacho de su padre.
    Respiro profundo, pensando en que podría decirle, pero tan pronto como las palabras iban a salir de su boca, su chico se sentó a su lado, con su pelo desordenado y caído. Se veía tan guapo, para Shirou verlo así era más que un sueño, su novio era tan atractivo y más con el pelo de esa forma, ya hasta había perdido su objetivo.
    —Padre dijo que le caías bien —Rompió el silencio Gouenji, sacando de su trance a el pequeño Shirou —Esta algo molesto por lo que paso, pero dijo que no lo volviéramos a hacer —Y finalizo.
    Obvio no le contaría algo más, pero había sentido como de preocupado había estado el albino, y lo que menos quería es verlo con esa cara de tanta angustia, por alguna razón odiaría verlo muy mal.
    — ¿Es enserio? —Ya no sabía cómo sentirse, si feliz o preocupado, pero su novio le estaba dando una sonrisa muy pequeña y mirándole directamente a los ojos, suponía, que no debía preocuparse, que todo estaba bien. Que todo estaría bien.

    Los dos se metieron a la cama, abrazándose en su propio mundo, y sintiendo sus corazones latiendo el uno al otro, mirándose muy profundo, verde con castaño oscuro, conectándose tanto por la cercanía.
    Ambos estaban seguros de algo, que nunca podrían olvidarse de esos ojos tan especiales, así murieran.
    Y así como comenzó ese hermoso pensamiento, así comenzó otro de los besos más lentos que podían darse. Apenas chocando sus labios, como pequeñas caricias, que se sujetaban cada vez con más fuerza.
    Un beso de buenas noches.
    Y poco a poco, se fueron comiendo toda la timidez, a la vez que sus bocas ya no tenían espacio que no fuera poseído por el otro.
    —No deberíamos estar haciendo esto… —El albino sabía bien en qué lugar estaban, no podían continuar adelante, no podían incluso aunque quisieran.
    —No deberíamos… Pero lo estamos haciendo —Y lo callo con un beso.
    Un beso de deseo.
    Y ya no hubo más replicas, ya no lo dejo ni siquiera quejarse cuando sus manos empezaron a recorrer el cuerpo tan suave y blanco de él, cuando empezó a despojarlo de la ropa que le había prestado y le quedaba grande.
    No se quejó cuando se quedó sin camisa y el torso desnudo bajo él, sintiendo como sus dedos le tocaban su cintura, su pecho, y paraban con toda la intención sobre sus pezones. No se quejó cuando los apretó, con mucho cuidado, como si supiera el lugar tan sensible que estaba tocando.

    —A-Ahí… me hace cosquillas —Susurro muy bajito, tocándole el rostro para llamar su atención.
    Ya para que quejarse, pensaba el albino, así era siempre. Solo unos besos podían comenzar algo imparable en ellos, un calor que no se detenía hasta que estuvieran juntos, hasta que sus cuerpos se sintieran tan unidos que nadie pudiera separarlos. Y eso era lo que hacía hermoso hacer el amor con Gouenji.
    Incluso sabiendo el peligro que había, estando ahí, que su padre podría volver sin avisar, encontrándolos así.
    No lo detuvo. No quería y no pensaba hacerlo.
    La lengua de Gouenji no se detuvo en lamer y chupar aquellos lugares tan sensibles, reconociendo esa parte de su cuerpo, memorizándolo, haciéndolo suyo, mientras pequeños gemidos escapaban de la boca del pequeño, atrapado en esas pequeñas sensaciones que emitía su cuerpo.
    En esa pequeña corriente, en ese pequeño momento de desesperación, en querer que lo dejara porque no sabía cómo sentirse, pero a la vez de continuar por que no sabía si le gustaba.
    —No… ya no toques ahí —Le asustaban hasta las reacciones de su cuerpo, y se sentía raro sintiendo la húmeda lengua de su novio —Es-esto es muy vergonzoso…. Ya no toques ahí.
    — ¿Se siente muy mal? —Pregunto, besando su mejilla y su cuello, repetidas veces, mientras acariciaba aun su pecho. No quería dejarlo de tocarlo por su parte, le encantaba verlos así de rojos, así de levantados, resaltaban tanto con su piel blanca, tanto como sus mejillas rojas.
    —Uhm… N-No… Pero —Se sentía muy extraño —Es que… Shuuya, yo… ¡Ah!
    —A mí me gusta —Incluso oírlo gemir le gustaba mucho, y estaba descubriendo que era muy sensible en ese lugar, tanto que solo un gemido muy pequeño se oyó salir de sus labios, cuando apretó uno de sus pezones entre sus dedos —Y a ti también.
    Por aquello se ganó una mirada muy enojada y avergonzada.
    Pero no quiso molestarlo más, sabía lo tímido que podía ponerse. Y no quería que nada le molestara el momento.
    Se levantó un poco, quitándose su camisa, y tirándola por cualquier lado de la habitación, dejando a la vista su bien formado y moreno pecho, pecho que le encantaba ver a Shirou aunque no lo admitiera.
    Y lo feliz que era al saber que era solo suyo, nadie se lo quitaba, nadie podía reclamarle por tocar la piel morena de su novio, por besarla, por dejarse llevar en sus brazos.
    Por qué un beso tan profundo como el que se estaban dando le hacía perderse de todo, con sus pieles desnudas chocando, con su entrepierna sintiendo algo duro rozándole con insistencia, con unas manos ajenas deslizándose dentro de su pantalón y acariciando su trasero.
    Aunque duro tan poco su momento que sintió que había durado apenas unos segundos.
    Igualmente demoro el tiempo que tomo que Gouenji lo desvistiera, quitándole los pantalones y la ropa interior, dejándolo completamente desnudo frente a él, con la respiración acelerada, las mejillas rojas y una leve capa de sudor recorriendo todo su cuerpo.
    Shirou era tan hermoso, viera como lo viera, con su cuerpo tan esbelto, tan tímido, con sus piernas tan torneadas y con su miembro lampiño, que con una erección se notaba lo excitado que él también estaba, lo mucho que quería ese momento.
    Demonios, siempre que lo veía así, sentía que la temperatura de la habitación se elevaba por mucho, o quizás era su cuerpo que se sentía tan caliente. Hasta sentía que le apretaba mucho ahí abajo, ese algo que luchaba por salir.
    —Shuuya… aquí —Abrió las piernas, rozando su miembro con una de sus manos y llevándolo hasta su entrada, rozándolo aún más —Se siente caliente aquí… Esta mojado —De pronto el albino sentía demasiado calor en su cuerpo, y una desesperación por sentir que su novio lo hiciera suyo.
    Definitivamente estaba que ardía y Shirou quería matarlo.
    —Caliente… —Y vaya que lo estaba, tanto que no le importaba en ese momento estar en la casa de su padre, quería desfogarse totalmente con ese pequeño niño que estaba siendo tan provocativo.
    Y casi suplicando por salir, bajo sus pantalones, dejando notar una dolora erección entre sus bóxer, levemente húmedos por tanta excitación.
    Erección que no pasó desapercibida por el pequeño albino. Eso le gustaba, aunque fuera demasiado vergonzoso de admitirlo, saber que su Shuuya se ponía así con solo verlo, le ponía tan alegre y a la vez deseoso, pero era tan impuro esos pensamientos, aunque en momentos así no le importaba tenerlos, en esos momentos no le importaba nada.

    Extendió una mano, tomando el borde de la tela oscura del bóxer, deslizándolo hacia abajo, para sorpresa del peli crema, dejando salir casi de imprevisto el miembro del mayor, que al ser descubierto, se mostró tan levantado, recto e imponente que no dejaba de sorprenderle como podía tener tanta fuerza ahí también.
    Incluso lo acaricio un poco, sintiendo como estaba tan caliente, y duro.
    Pero eso, al igual que todo su novio, era suyo.
    De verdad que Shirou lo estaba provocando, y más así, estaba casi pidiendo a gritos que Gouenji lo poseyera. Y él no se iba a negar ni un poquito, porque las ganas no le faltaban.
    — ¿Estas cómodo? —Pregunto Gouenji, rompiendo un poco el ambiente en que todo eran miradas deseosas.
    El albino solo asintió un poco tímido. Sintiendo es ese momento el corazón latirle con más fuerza que en toda la noche, sabía que es lo que se venía, y a pesar de haberlo hecho ya muchas veces, el momento en que se hacían uno, seguía siendo demasiado para él.
    Intento tranquilizarse, cuando sintió como esa cosa dura rozaba entre sus muslos, en un intento de Gouenji por acomodarse mejor entre sus piernas, incluso sentía que por donde pasaba, dejaba un pequeño rastro de humedad —Ahmm…—Gimió, el miembro del mayor estaba tan húmedo en la punta, casi igual que el del albino.
    —Voy a…
    —Lo sé —Shirou gimió, una vez más y suspiro tan delicadamente, abriendo más las piernas y mirando hacia un costado, dejando que solo su mente sintiera todo lo que estaba pasando, imaginándolo.
    Sintió como el miembro de su novio aún se movía dubitativo por sus muslos, como al parecer había encontrado su camino y se alojó en su entrada, rozándolo como reconociendo el lugar por donde iba a entrar, todo eso enserio lo estaba desesperando… Shuuya se hacía mucho de rogar.
    Incluso movió sus caderas, dándole a entender lo impaciente que estaba, señal que el otro capto muy bien.
    Ya no espero más.
    Tomo con una de sus manos su miembro, y empezó a empujar para dentro, sintiendo como la cabeza de su miembro era cálidamente recibido por las suaves paredes interiores del albino. Siempre Shirou era demasiado agradable por dentro. Demasiado estrecho que con solo eso lo volvía loco.
    —Ahmm… —Y como siempre el albino era demasiado sensible, para sentir como entraba poco a poco en él, como su interior era totalmente poseído, como se abría por dentro y lo cálido que se sentía unirse con él —Shu- Shuuya, lo siento… Lo siento dentro de mí.
    Suspiro otra vez más, Recobrando el valor para verle a la cara y ver el rostro de excitación y a la vez la calma que intentaba mantener.
    Pero no valía la calma en esos momentos, ambos querían perderse como siempre lo hacían cuando hacían el amor.
    Lo abrazo, atrajo su cuerpo al suyo, juntando sus torsos y sin decirse nada más, comenzaron los movimientos, en que la cama se estremeció, moviéndose de lado a lado con su ritmo, lento aun.
    En que Gouenji entraba y apenas salía de su cuerpo, sintiendo lo húmedo que estaba ese lugar, y como parecía temblar por dentro. Se sentía tan bien, lo disfrutaba, la piel tan sensible que tenía en su miembro se deleitaba rozando las paredes del albino, cada vez más rápido.
    Y Shirou solo podía gemir tan bajito, reconociendo perfectamente los lugares que estaba tocando su novio dentro de él, como estaba llegando tan profundo sin avisar, incluso sentía las palpitaciones de su duro miembro dentro de él.
    Ah, de verdad deseaba sentir más de él en ese momento.
    Y estuvieron tan compenetrados y las embestidas fueron a más, escuchando por un momento el chirriar de la cama.
    Pero ni eso los detuvo, se abrazaron más fuerte, ambos sintiendo como sus pieles producían un sonido extraño al chocar entre ellos, como la pelvis de piel morena chocaba con fuerza en los blancos glúteos de su pareja, y los fluidos de ambos se combinaban, escapando de aquel lugar donde se unían y hacían caminos por la espalda del albino, mojando la cama de paso.
    —Ah… Shuuya —Otro gemido más fuerte se escuchó, callándolo rápido mordiéndose los labios y cerrando fuerte los ojos, estaba perdiendo el control.
    Y Gouenji contribuyo en eso, separándose un poco de él, para tener una total vista de su cuerpo tan sofocado, tímido y excitado.
    Apenas le dio tiempo de respirar, cuando volvió a arremeter contra su interior, esta vez con todas las ganas, sacando su miembro casi por completo y metiéndolo de una sola embestida, movimiento que le saco más de un grito a Fubuki, que se mordió más fuerte los labios para no gemir contra la crueldad que estaban cometiendo contra él.
    Pero las cosas se salieron de control cuando ese tipo de embestidas no se detuvieron, continuaron, más fuertes, empezando a ser totalmente impredecibles en donde tocarían dentro de él, le estaba removiendo todo.
    —Te quiero… te quiero mi pequeño —Repetía sin control, al igual que sus penetraciones.
    — ¡Ah! ¡No… Ya no! —Una penetración más agresiva revolvió todo su cuerpo, tocándole en su punto especial, arqueo la espalda y cuando volvió a caer en la cama, había perdido toda voluntad de su ser, disfrutando cada pequeño toque, pidiendo más. — ¡Ahí! ¡Dame ahí!
    Ni se preocupó en contener su boca, soltando suspiros y gemidos algo altos, hasta que en un pequeño toque de cordura recordó donde estaba y cubrió su boca entre sus manos, tratándose de hacer autocontrol sobre sí mismo, pero Gouenji no ayudaba, se movía como descontrolado, y eso le gustaba tanto… Pero no podía gritar, no debía, la niña.
    —Uhmm ¡Ah! ¡Shuu…! ¡Ah!
    —Shirou… ¡Ah! Te sientes delicioso por dentro — Podía sentir como estaba por acabar. El interior húmedo de su novio lo abrazaba con demasiada fuerza, y los pequeños temblores de su cuerpo podía sentirlos, él también estaba en su límite.
    Su duro miembro palpitaba con fuerza, sintiendo como se iba a acumulando el semen que pronto iba a salir.
    — ¡No…! ¡Más fuerte! —Los gritos deseosos se le escapaban, volvió a cubrirlos con sus manos, esperando callar, pero tan difícil le era, más cuando sentía una corriente en su espalda y en su vientre, su miembro se agitaba con fuerza con los movimientos, y su sensibilidad se multiplicaba por todo su cuerpo. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no correrse en ese momento, sintiendo como aun lo penetraba. Como eso dentro de él, se hacía más duro y más grande, como parecía darle más placer por pequeños segundos, en que abría más su interior —Se siente bien…
    —Shirou, me voy a correr —Suspiro con fuerzas el peli crema, sujetando con fuerza las piernas blancas de su novio.
    —Ah, ah… si - si —Lo atrajo entre sus manos, para sujetar su cuello, y tenerlo muy cerca, mirando sus ojos directamente —Hazlo, hazlo.
    —Shirou…
    El calor de la habitación se subió rápidamente en los últimos segundos.
    Los choques de sus cuerpos uniéndose y un último y fuerte gemido, de los dos juntos.
    En que las embestidas se detuvieron de golpe, llegando muy profundo Gouenji dentro de Shirou, y empezando a soltar con fuerza su semen, llenándolo por completo.
    Y Shirou, empezando a correrse, sintiendo el placer por ambos lados de su cuerpo. Poniéndose muy sensible en sus últimos momentos, contrayendo todo su cuerpo, y gimiendo antes de caer totalmente rendido en la cama, sintiendo las últimas contracciones del miembro de Gouenji, terminando de eyacular dentro de él.
    —Ahmm… —Soltó pequeños gemidos, cuando volvió a sentir como salía de él, y dejaba un vacío en su interior, que rebozaba de su blanca semilla —Shuuya, ven… —Lo abrazo más fuerte.
    —Shirou… —Se quedó a su lado, acariciando su mejilla, sintiéndose muy cansado de pronto.
    Ambos se quedaron juntos, con la respiración exaltada y con una gran satisfacción también.

    ****** (\*◊*/)******



    Toc- Toc
    Todo era muy tranquilo, y su cuerpo se sentía tan pesado, pero estaba tan en calma…
    Toc- Toc
    Su cama a pesar de todo era muy suave y tenía a su lado una agradable fuente de calor.
    Toc- Toc
    Incluso algunos estudios decían que dormir desnudo era bueno.
    Toc… Toc
    Pero no sería tan bueno que tu hermana te viera así. Y menos con un chico al lado.
    Tu Hermana.
    De 8 años.
    Que muy probablemente escucho todo anoche. Y se lo diría a tu padre.
    Estabasmuerto.

    Se levantó exaltado, escuchando los fuertes toques que daban en su puerta, y corrió a su puerta para abrirla, cuando se dio cuenta de un pequeño detalle, que estaba tal y como había venido al mundo. ¿Qué hacía ahora?
    — ¿Qué pasa? —Pregunto conteniendo todo el pequeño nerviosismo que tenía, fingiendo que todo estaba bien y tenía aun sueño.
    Si escuchaba la voz de su padre, tendría que enfrentar muchas cosas ese día.
    — ¿Shuuya- san? —Pero para suerte suya, era su querida nana, ¿En qué momento había llegado? —Ya tengo listo el desayuno, se lo estoy dejando sobre la mesa.
    —Ah, sí, en un momento salgo —Se sentía tan aliviado.
    —Yo voy a salir, y la pequeña Yuuka también salió en un paseo con sus amigas ¿Se le ofrece algo?
    —No, no, nada.
    Luego de un pequeño: Bien, oyó pasos y luego silencio.
    Parece que se había salvado una vez más, y se sentía tan bien, incluso miro al albino que seguía durmiendo tan ajeno a todo.
    Lo levanto, ganándose quejas y un leve beso de buenos días luego, y ambos se vistieron, para salir, abriendo la puerta muy fácilmente.
    Ahí fue cuando Gouenji se dio cuenta que no habían tenido ni el mínimo de seguridad, y no habían puesto el seguro de la puerta, cualquiera podía haber entrado y verlos.
    Pero su nana no era así, respetaba su privacidad. Y con muchísima suerte su hermana siempre tenía el sueño muy pesado y no había escuchado nada, tenía que ser positivo.
    Pero cuando fueron al comedor y vieron dos desayunos bien servidos, con un cartelito que decía: <<coman bien, para que recuperen fuerzas <3 >> Supo que quizás su nana si era una cotilla, o su hermana si había escuchado algo y había hablado.
    Aquello era un peso que no iba a poder quitarse hasta que les preguntara personalmente.
    Y a pesar de todo, comieron entre pequeñas risas que ellos sabían darse, en un momento muy ameno, que acabo bastante rápido y ya no hallaban que hacer, por lo menos hasta que pudieran irse a casa.
    —Mi nana demorara mucho en llegar, cuando va a comprar demora horas y Yuuka regresara hasta la tarde.
    —Oh… Ya veo — Shirou a pesar de querer correr la noche anterior, no quería irse sin despedirse de la niña y más sin asegurarse si le había traumado la infancia por su pequeñísimos gritos que había dado la noche anterior, Oh dios, se sentiría tan culpable si fuera así —Supongo que tendremos que pasar el tiempo…
    —Supongo…
    Mucho tiempo, casa sola y dos adolescentes alborotados no era buena idea.
    Pero para ellos sí.
    Y tan pronto como pensaron en que hacer, a ambos se les vino una idea no muy pura y más cuando recordaban todo lo que habían hecho ayer. Y cuando se miraron, un sonrojo cruzo por sus rostros, supieron que estaban de acuerdo y no hubo marcha atrás.
    Volvieron a encerrarse en la habitación, una repetición nunca es mala, pero esta vez sí cerraron con llave el cuarto.
    Adiós al respeto de esa casa, y las palabras de su padre, bien gracias.
    Podía hacerle caso desde mañana.

    ****** (\*◊*/)******




    Paso una semana muy rápido y antes de que se diera cuenta, ya estaban en año nuevo, y se moría de ganas de ir al templo de su ciudad para pedir algunas cosas.
    Estaba tan entusiasmado que se vistió lo más respetable posible y miro ansioso el reloj de la sala, esperando a sus dos mejores amigos, Kazemaru y Midorikawa.
    Juntos habían quedado en ir ese año junto, como lo hacían antes, y ahora que eran amigos de nuevo, que mejor oportunidad para volver a hacerlo.
    Pasaron unos minutos, Midorikawa fue el primero en llegar, vestido con un muy bonito yukata, y entro como si fuera su casa, desordenando la bonita casa del albino.
    —Mamá no cocino nada en casa, así que vengo a pedir una caridad.
    Bromeo como siempre.
    —Puedes saquear el refrigerador como siempre lo haces —Y solo cedió a su petición.
    De verdad quería ya ir al templo, Kazemaru estaba demorando demasiado.
    En cambio el peli verde estaba muy feliz de poder comer gratis, pero le sorprendía que para ser año nuevo su amigo tuviera tanta comida.
    —Hay muchas cosas aquí, ¿No estas comiendo de nuevo Shirou? —Le pregunto algo casual, y casi con un poquito de regaño, para el comer era importantísimo —Más vale que no estés poniéndote a dieta de nuevo.
    — ¿Dieta? —Se rio un poquito, mirándolo de reojo —No, lo que pasa es que últimamente mi estómago está muy sensible y no puedo comer muchas cosas porque termino devolviéndolo —Explico, defendiéndose de las acusaciones de su amigos.
    Entonces Midorikawa lo miro muy serio. Como pensando algo.
    —Puede que estés enfermo, no descuides tu alimentación ¿Si? —Quizás su amigo se estaba alimentando muy mal. Tenía que cuidarlo.
    —Lo prometo —Y él no quería preocupar de más a su amigo.
    —Aunque es muy raro… —De pronto dijo.

    Y tocaron la puerta, interrumpiéndolo, y Shirou corrió a abrirle a su otro amigo de cabello azulado, mirándole feo por llegar tarde.
    Una disculpa y ala, todo resuelto.
    —Vámonos.
    Salieron los tres muy juntitos, empezando a caminar y a contar ciertas cosas que habían pasado esa semana que no se habían visto mucho, cosas como la curiosa navidad que habían pasado en la familia del peliverde, con su flamante novio, o el terror que inspiraba el padre de Gouenji.
    Pero entre ellos, cada situación parecía muy cómica, algo siempre para el recuerdo.
    Pero de pronto, un pequeño mareo al albino lo dejo algo perplejo.
    Se detuvo para calmarse y seguir caminando, pero a cada paso que daba se sentía más mareado, el piso se movía mucho.
    Y sus amigos seguían, sin darse cuenta de él.
    —Chicos… —Susurro bajito, esperando que lo notasen, no tenía la fuerza para moverse.
    Un paso más, sujetándose de la pared para no perder el equilibrio.
    —Esperen…
    Pero no parecían hacerle caso.
    Hasta que notaron que les hacía falta algo y ambos miraron hacia atrás, viendo a albino tan raro.
    —Shirou… —Llamo Kazemaru, acercándose y preocupándose un poco — ¿Todo está bien?
    —Si… —Y sonrió, por fin le habían visto, quería ir con ellos —Ya voy, espérenme…
    Y otro paso más, en que el suelo se movió demasiado y todo se puso negro, antes de sentir como se desvanecía y solo escuchaba su nombre muy, pero muy bajito.
    — ¡SHIROU!


    .........


    Y se acabó ¿Dudas?
    Dibujito:
    SPOILER (click to view)
    jpg

    Quería dejar con algo de tensión el capítulo, para que el siguiente sea mejor (¿)

    Y mis preguntitas de siempre:
    ¿Me extrañaron? ¿O ya me habían echado tierrita?
    Si quisieran un dibujo de una escena del capítulo ¿Cuál sería?
    ¿Quisieran un suegro así?
    ¿Crees que Yuuka haya oído algo o es de sueño pesado?
    ¿La nana será fujoshi en secreto?
    Y por último ¿Qué le habrá pasado a Shirou?
    Bien mis niñas, hagan caso a sus papis, y eso es todo.
    Volverles a agradecer por todo, a quienes disfrutaron el capítulo, o quienes no, criticas, quejas, amenazas de muerte, las acepto, pero gracias de verdad, las adoro a todas.
    El siguiente capítulo, intentare que este antes de navidad, ¿Por qué? Porque estoy en trabajos finales de la universidad. Así que téngame fe, prometo volver con el siguiente muy pronto, las quiero.
     
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  12. Kirie
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    Es tanta la felicidad al saber que haz regresado con esta historia, por un momento creí que sería de esas historias sin terminar pero ya vi que no es así... por lo que más quieras siguela!!! eres muy buena escribiendo, es una de mis historias/fanfics favoritos de la vida y le tengo un enorme cariño porque fue de las primeras que leí sobre esta pareja y género
    Espero leerte muy pronto, saludos y suerte con la universidad :)
    PD: Espero que Yuuka no se haya dado cuenta de los finos gritos de Shirou y ya tengo un presentimiento de que es lo que le sucede a él(?)
     
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    Yaoizando
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    Buenos Días:

    me encanto que volviera la historia a pesar de las dificultades tenidas.

    ya es la tercera vez que leo esta historia y me sigue encantando espero que siga la historia hasta el final y estaré esperando la continuación

    gracias por escribir esta historia tan linda.

     
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    Yaoizando
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    Buenos días

    Me encanta la historia y es la quinta que la leo y me gustaría que
    La continuaras.
    Gracias.
     
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    El serafín del pecado es mi joya
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    Siempre estoy junto a la naturaleza di mi nombre y estaré contigo

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    oli soy nueva leyendo tu historia, me encanta demasiado ademas me parecieron graciosas algunas partes.
    ademas nunca crei q goenji fuera a desobedeser a su padre pero bueno son cosas q pasan, y esperemos q yuuka realmente haya tenido el sueño pesado y q la nana se la unica que escucho.

    y ademas esos sintomas de fubuku ya se me hacian q eran por el embarazo, por supuesto que es eso ya que no por estar enfermo te van a dar asco cieros alimentos

    ya me explaye demaciado pero al final quiero conty es demaciado hermosos xfa continua
     
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376 replies since 27/12/2011, 06:27   49468 views
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