Green Eyes (Harry/Draco - Sirius/Remus): Epílogo [FINALIZADO] - AGRADECIMIENTOS

Autora: Amy Lupin Traductoras: anali_snape y Hermione

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. karigutis
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Capítulo Tres

    El problema



    Por fin lunes. Draco no veía la hora de salir de casa. Su labio ya estaba normal, apenas más rojo de lo usual. Pero el ojo era una desgracia. En verdad estaba sólo enrojecido, pero el efecto de eso sobre su pálida piel era terriblemente notable. Antes de salir, Draco echó un vistazo por la ventana de su habitación para constatar que el día prometía ser soleado, gracias al cielo. Se puso sus gafas de sol, tomó su mochila y las llaves del auto y salió.

    Felizmente no tuvo clases conjuntas con Sistemas de Información ese día. Draco se sentó en una de las primeras butacas - ¡qué vergüenza! – en al fila junto a la pared y se quitó las gafas cuando la profesora de Filosofía entró al aula. Colocó un mechón de pelo de modo que cubriese su ojo y gruñó a todos aquellos que intentaban llamar su atención. Él era temido y respetado en su clase, por eso no recibió provocaciones ni fue incomodado en toda la hora. Excepto por Pansy, que insistió sentarse a su lado y le lanzaba miradas de reojo cada dos por tres, refunfuñando por haber sido evitada todo el fin de semana. ¡Maldito Potter!

    Draco tenía esperanza de que su padre se atrasara algunos días y se sintió aliviado cuando no lo encontró en casa a la hora de la comida. Tomó un baño y vistió una camisa azul con un pantalón de vestir gris y corbata de colores variados, pero discretos. A su padre le gustaba que se peinara con los cabellos impolutos, pero con un poco de suerte no lo vería el día de hoy.

    Llegando a la empresa, fue directo a su oficina.

    - Buenas tardes, Natalie – saludó a su secretara al pasar delante de ella en la antesala.

    - Buenas tardes, Sr. Malfoy – Natalie Pritchard era muy bonita, aún con sus treinta y siete años y dos hijos. Era alta y elegante, con una voz elegante y una sonrisa simpática.

    Draco había esperado que su secretaria fuese una chiquilla ingenua con apenas dieciocho años, escote provocativo y falda minúscula y se había decepcionado cuando fue presentado ante Natalie, pero ella se mostraba como una buena persona, madura y cautivante. Draco hizo buena amistad con ella. La verdad, conversaba mucho más a gusto con Natalie que con su propia madre.

    Entró a su oficina, colocó su portafolio en el escritorio y se derrumbó en su silla. El lugar era grande y confortable. Tenía un gran escritorio al centro – organizado, gracias a Natalie – con algunas sillas giratorias acojinadas; una puertita lateral daba al baño; algunas plantas que Natalie trajo para decorar la oficina, una inmensa ventana de vidrio transparente con vista para los millares de edificios y autos minúsculos abajo; en las paredes había dos cuadros, un bonito paisaje con el cielo azul y pasto verde, y otro donde tonos azules formaban una imagen no definida; además de un sillón y un sofá rojos en la pared opuesta al baño. Acostumbraba usarlos en sus momentos de poca concentración – siestas.

    - Odio los lunes – gruñó para el techo de la oficina.

    El teléfono sonó y atendió inmediatamente.

    - Malfoy.

    - Sr. Malfoy, ¿puedo entrar? – preguntó delicadamente la suave voz de Natalie.

    - Está bien – Draco colgó el teléfono y abrió su portafolio, retirando algunos oficios que aún tenía por analizar. Dos toques en la puerta antes de que se abriera.

    - Con permiso – los tacones altos de Natalie hicieron sonidos ahogados en su alfombra mientras cerraba la puerta tras de sí y se encaminaba hasta Draco entregándole algunos papeles. – El Sr. Malfoy dejó estos documentos para entregártelos hoy. Dice que son urgentes. Mañana habrá reunión con el personal… - al aceptar los papeles, Draco había dejado que su cabello se moviese, exponiendo su ojo morado. - ¿Qué sucedió, Draco?

    - ¿Cómo?

    - ¿Qué te pasó en el ojo?

    Draco soltó un suspiro y se acomodó los cabellos detrás de la oreja, exponiendo completamente su rostro.

    - Armé un escándalo en la universidad, ¿qué más podría ser?

    - Oh, Draco… - Natalie colocó las manos sobre su cintura e hizo un gesto de censura. - ¿Qué hizo Potter esta vez?

    - Ganó el juego del sábado, eso hizo. Mi padre me va a despellejar, este ojo morado no es nada comparado a los moretones que voy a tener por todo este escultural cuerpo.

    Natalie rió del exagerado y arrogante teatrito.

    - ¿Te causa risa, eh? No tiene ninguna gracia, Natalie. YO tenía que haber ganado ese partido para mi equipo, ¿sabes? Era mi primer juego, y debía comenzar arrasando, pero comencé arrasado. Perdí la cabeza e insulté a sus inmundos amiguitos. Creo que nunca lo vi tan furioso. ¡Pero le golpee la nariz!

    Natalie meneó la cabeza.

    - Existe cosas mucho más importantes que los partidos, Draco. No le deberías dar tanta importancia a ese asunto.

    - Pero parece que lo hizo a propósito. De hecho, estoy seguro que lo hizo a propósito. ¡Él me quita todo, Natalie! Me quita mi gloria, mi reconocimiento, mi fama… me quita todo, en serio. Y no soporto aquél idiota todo seguro, justo, santo, amado, idolatrado. ¡Odio todo de él! – Draco ya se había levantado de la silla y caminaba de un lado a otro como un tigre enjaulado.

    - ¡Calma, Draco! – Natalie intentó llamar a la razón, pero los ojos del chico estaban brillando de furia y sus labios se apretaban con fuerza.

    - ¿Calma? Quisiera tener calma cuando él es el asunto, ¡pero no! ¡No puedo! Me esfuerzo para agradar a mi padre en todo, sabes, en cada detalle. Conseguí entrar a la universidad en la carrera que él eligió para mi, saco excelentes calificaciones para que se enorgullezca de mi, doy lo mejor en el trabajo que me encomienda, soy participativo en las reuniones para impresionar a nuestros aliados, colaboradores y consejeros, soy educado con quien merece mi respeto, ando siempre bien presentable, soy frío y calculador como un verdadero Malfoy debe ser. Pero cuando aquél cara rajada se mete en mi camino, tiro todo por tierra, avergüenzo a mi padre, me rebajo a su nivel. ¡El perfecto Potter, huérfano sufrido y luchador, el orgullo de todos! ¿Y qué hizo él para conseguir eso? Nada, absolutamente nada. ¡Recibió el crédito por sus idiotas padres mientras yo doy todo de mí para impresionar al mío!

    - ¿Draco? – llamó Natalie delicadamente, haciendo al chico detenerse y enterrar el rostro entre sus manos.

    - ¿Lo ves? ¡Sólo hablando de él parezco un niño celoso y antipático!

    Draco se sentó en la silla respirando profundo, forzándose a expulsar todas las emociones de su cuerpo.

    - ¿Qué hago, Natalie? – preguntó, como si se tratara de negocios.

    - Mira bien, Draco, creo que estás obsesionado con ese chico – Draco frunció el ceño pero no dijo nada. – Creaste toda una imagen peyorativa de él en tu subconsciente, a partir del momento en que lo conociste. Te dejas llevar por la impresión, por lo que escuchas sobre él, pero muchas cosas son distorsionadas al ser pasadas de boca en boca. Las personas son mucho más que materia citada en su nombre, que historias que sabemos. Las personas son complejas, llenas de sentimientos reprimidos, secretos y muchos más detalles de los que podemos saber sólo como espectadores. Sería estúpido de mi parte aconsejarte que lo ignoraras, porque sé que es imposible para ti, entonces te diré exactamente lo contrario: investígalo. Tú tienes una sed de saber lo que pasa en su vida, de descubrir sus secretos, develar sus misterios, entonces no te detendrás hasta saciar esa sed. Intenta conocerlo, obsérvalo, pero abre tu juicio para una nueva concepción de él, se imparcial, olvida todo lo que sabes o piensas sobre Harry y míralo con otros ojos.

    - Natalie, - Draco asumió una sonrisa desdeñosa en su rostro – si estás sugiriendo que me convierta en su amigo, desde ya te digo que…

    - No, Draco, no es eso lo que te estoy diciendo. Estoy diciendo que lo observes, lo investigues…

    - ¿Espionarlo?

    - Si prefieres llamarlo así… pero el caso es que debes buscar una razón concreta para tu aversión por él, pues… Draco, sabes que yo siempre fui sincera contigo…

    - Lo sé, Natalie, y te doy las gracias por eso, ¡dímelo ya! – se impacientó.

    - No soy psicóloga, pero sabes que siempre tuve un interés por las lecturas del género. En mi opinión, todo ese odio que le tienes es por un motivo infantil: el rechazo que te dio a los once años – Draco expiró el aire con fuerza pareciendo insultado, pero no le impidió continuar. – Siendo así, o encuentras un motivo de verdad para odiarlo, o te convences de que él no es nada de aquello que tú imaginas.

    Draco abrió la boca varias veces para protestar, pero acabó bufando y apoyando la cabeza en una de sus manos.

    - Sabes Natalie, tal vez tengas razón. ¡Dije tal vez! – Natalie contuvo una sonrisa ante la casi aceptación del chico. – Y como tú trataste de llenar mi cabeza de caramelos, yo voy a ser agradecido y te probaré que él es el idiota imbécil que creo que es.

    - ¡Muy bien! ¡Estoy ansiosa por ello! Ahora te voy a dejar a solas con esos oficios porque el teléfono ya debe estar ronco de tanto sonar.

    Natalie se levantó y caminó hasta la puerta, pero antes de que saliese, Draco la llamó.

    - Er… ¿Natalie?

    - ¿Sí?

    - Er… - Draco torció la nariz. – Gracias.

    - Fue un placer, Sr. Malfoy, con permiso – dijo ella con una sonrisa antes de dejar la oficina.

    Draco estuvo todavía un tiempo mirando la puerta cerrada, inmerso en sus pensamientos, antes de finalmente prender su computadora, colocar la canción Paciente – Guns N’ Roses y poner toda su atención para la considerable pila de oficios.

    Alrededor de las cinco de la tarde, Draco ya estaba con la mirada cansada y veía letritas minúsculas por donde quiera que voltease. Su cabeza dolía y no conseguía concentrarse. Se frotó los ojos y colocó el último informe en la pila medio chueca de al lado. De desperezó en su silla, casi escurriéndose bajo la mesa, bostezó, se levantó estirándose nuevamente y se dirigió hacia la puerta.

    - ¿Aún tienes café, Natalie?

    - Sí señor, acabo de hacer más.

    Draco caminó hasta la cafetera y se sirvió en una pequeña taza.

    - ¿Terminó los informes? – preguntó Natalie, a pesar de saber que él sólo dejaba su oficina cuando acababa, lo que generalmente sucedía más o menos en ese horario.

    - Sí, si quieres llevarlos hasta la oficina de mi padre, puedes hacerlo.

    En ese momento, el teléfono sonó dos veces, indicando una llamada interna de la empresa.

    - Pritchard, ¿en qué le puedo ayudar? Oh, pues no, Heloísa, le daré el recado. No te preocupes, hasta luego – colocó el aparato en el escritorio y miró a Draco, que bebía la segunda taza de café. – El Sr. Malfoy llegó, lo llama a su oficina.

    Draco soltó un improperio – que Natalie fingió no escuchar – y se acomodó el fleco frente a su ojo morado.

    - ¿Está bien así, Natalie?

    - ¿Realmente crees que no lo va a notar?

    - No, pero no cuesta nada intentarlo, ¿no crees? – entró a su oficina precipitadamente y tomó los informes de la mesa, saliendo en seguida. – Los llevo yo, ¿está bien?

    - Muy bien. Buena suerte.

    Draco salió de la ante sala para el pasillo, dirigiéndose a la puerta próxima, con una antesala parecida a la que acababa de dejar, excepto por la chica de cabellos ondulados, rostro de niña, escote provocativo y minifalda ajustada.

    - Hola, Sr. Malfoy. El Sr. Malfoy lo está esperando – dijo Heloisa con una vocecita aguda y que causaba mareos.

    - Gracias, Popkin – Draco dio dos toques rápidos en la puerta y la abrió.

    La oficina de Lucius Malfoy era diferente a la suya, pues el escritorio era considerablemente más grande y el espacio parecía más amplio también debido a la falta de plantas y sofás. La ventana estaba cubierta por cortinas, dando un aspecto más sombrío al lugar y haciendo necesario encender las luces. Ninguna planta sobreviviría allí. La silla de Lucius era reclinable – lo que explicaba cómo era innecesarios los sofás – y las paredes estaban cubiertas de certificados y premios, con un estante especial para trofeos.

    Sentado elegantemente en su silla, mirando la pantalla plana de un ordenador, estaba Lucius Malfoy. Sus facciones eran muy parecidas a las de Draco: piel pálida, rostro puntiagudo, nariz afilada, labios finos y ojos grisáceos y fríos. Pero sus trazos estaban más marcados y sus cabellos más largos – contrariando la imagen común de respetables empresarios. Lucius intentaba convencer a Draco de dejarse crecer el cabello también, pero él se rehusaba. Ya se parecía lo suficiente a su padre, no quería ser una copia barata. Admiraba a Lucius como a nadie, pero quería ser reconocido como Draco Malfoy y no solamente como el hijo de Lucius Malfoy.

    - Hola, Draco – lo saludó el hombre políticamente, girándose para verlo.

    Draco se contuvo para no quitarse el fleco de los ojos. Su cabeza zumbaba y se sentía expuesto a la mirada de su padre, pero respondió en el mismo impersonal tono que su padre empleara.

    - Hola, Lucius. Ya terminé los informes que me pidió. ¿Fue para eso que me llamó?

    - Siéntate, Draco – dijo el hombre señalando la silla frente a él y poniéndose a analizarlo.

    Draco sintió que sus manos comenzaban a sudar del nerviosismo. A su padre le gustaba que se mostrara interesado por los negocios, entonces…

    - ¿Cómo estuvo el viaje? – preguntó.

    - Productivo. Nada que no esperase. Entonces, ¿qué me dices de los informes?

    - Dejaron que desear. Claro que no todos, pero algunos equipos realmente no están produciendo. Creo que se están quedando atrasados. Además de eso, recibimos reclamaciones de dos clientes en cuanto a fallas en la seguridad de los sistemas. Pero ya tengo algunas propuestas en mente para la reunión de mañana. Prefieres que exponga mis ideas ahora, o…

    - No hay necesidad. Confío en tu capacidad. Mejor que expongas para todos de una sola vez mañana. Pero, cambiando de tema, ¿cómo estuvo el partido?

    - ¿Qué partido? – disimuló, a pesar de saber que eso irritaba a su padre.

    - ¿Qué partido, Draco? – cuestionó Lucius de vuelta con una mirada helada.

    - Oh, sí… el partido de voleibol – Draco bajó los ojos hacia una manchita blanca en sus uñas. – Bien, nosotros… aquél idiota de Flint… perdimos.

    Un silencio pesado se produjo entre ellos.

    - Entiendo – dijo Lucius por fin, pero Draco aún creyó arriesgado levantar la mirada. - ¿Por qué, Draco? No, espera, déjame adivinar: ¿Potter?

    Draco rechinó los dientes en respuesta. Su nariz dilatándose y los labios casi sumidos de tan apretados que los tenía.

    - ¿Cómo soportas eso, Draco? ¿Cómo te dejas humillar de ese modo por ese chico?

    - El problema es exactamente ese, padre – Draco dijo conteniéndose, aún sin mirarlo.- - No lo aguanto, no lo soporto más. Si dependiese sólo de mí, habría hecho de todo para ganar, ¡pero no puedo jugar por el equipo completo!

    - Draco, mírame – Draco irguió su cabeza para mirar aquellas piscinas de hielo. - ¿A quién crees que engañas con ese cabello sobre los ojos, eh?

    Draco torció el labio superior y se acomodó el pelo detrás de la oreja.

    - ¿Qué significa eso?

    - Es la prueba de que no acepté la derrota.

    - Oh, ¿entonces no quedaste contento con perder y te peleaste? – dijo el hombre en un tono peligrosamente bajo. – Dime que por lo menos lo dejaste peor de lo que tú estás.

    - Golpee su nariz – se indignó Draco. De acuerdo, Potter parecía mucho mejor que él, pero por lo menos no salió ileso.

    - ¿Se la quebraste?

    Draco arqueó una ceja.

    - No sé, sólo que estaba sangrando bastante y…

    - ¿Se la rompiste? – insistió Lucius con los dientes apretados.

    - Bueno, creo que no se la quebré, pero sólo porque no me dio tiempo, ¿sí?

    Lucius suspiró disgustado acomodándose en su silla. Lo miró con clara desaprobación y decepción.

    - Ve a tu oficina – ordenó.

    - Sí, señor – respondió Draco tan fríamente como pudo y salió sin mirar atrás. Chocó con Heloísa Popkin, tirando algunos papeles, pero ni se paró a disculparse o admirar su escote mientras ella se agachaba para recogerlos. Sólo mirando su expresión, Natalie ni se atrevió a abrir la boca.

    Cerró la puerta tras de sí y respiró profundamente antes de sentarse frente a la computadora. Necesitaba distraerse un poco, aún faltaba media hora para que se pudiera ir y su cabeza parecía a punto de explotar. Mientras se conectaba y entraba al sitio de la Universidad, Draco tomó el teléfono y marcó la extensión de Natalie.

    - Pritchard, ¿en qué le puedo ayudar?

    - ¿Tienes algunas aspirinas, Natalie?

    - Sí, ya se las llevo, señor.

    Draco colgó el teléfono y entró directamente a la página de Novedades Tecnológicas donde había un artículo nuevo esperándolo. En otra ventana, digitó su nombre de usuario – Príncipe Slytherin – y su contraseña para entrar al Chat. Dio una mirada a las personas conectadas, pero no necesitó continuar buscando. Mientras aceptaba una aspirina y un vaso de agua que Natalie le había traído, recibió una línea en letra verde:

    .:Ángel:. dice: ¡Hola!

    Príncipe Slytherin dice: Hola. ¿Parece que alguien se confundió ayer, eh?

    Draco había entrado al sitio el domingo en el momento exacto en que él acostumbraba actualizar su página, pero no hubo artículo nuevo. Había esperado por lo menos dos horas y nada de actualización o entrada al Chat.

    .:Ángel:. dice: Pues sí, todo tiene una primera vez…

    Príncipe Slytherin dice: ¿Imprevistos?

    .:Ángel:. dice: Sí, la verdad mi padrino medio me castigó ayer. Me prohibió conectar la computadora en todo el día. ¿Ya leíste el artículo?

    Los ojos de Draco giraron en torno a la palabra “padrino”, pero no captaron nada raro. Su cerebro no procesó el significado real de aquella palabra, pues se ocupaba de otros asuntos en ese momento.

    Príncipe Slytherin dice: La verdad es que no. Si esperas unos minutitos te digo lo que pienso, ¿quieres?

    .:Ángel:. dice: ¿Mal día?

    Príncipe Slytherin dice: Pésimo, en realidad.

    .:Ángel:. dice: Está bien, yo te espero entonces.

    Draco fue hacia la otra ventana y leyó el artículo sobre maneras de reforzar la seguridad de sistemas corporativos.

    Príncipe Slytherin dice: ¡Wow! Muy interesante. Tiene algunos tips que realmente no sabía. ¿Y está todo comprobado? Quiero decir, ¿funciona?

    .:Ángel:. dice: Bueno, yo mismo probé algunos de ellos con la ayuda de uno de los profesores de la Universidad esta tarde. Acabo de publicar el artículo después de intentarlo y parece que funcionó.

    Cada vez Draco se impresionaba más con el chico. ¿Cómo un aspirante a reportero podía estar tan informado en tecnología hasta el punto de probar el mismo sus hipótesis? Está bien, debía tener bastante conocimiento en el asunto para poder escribir sobre ello, ¡pero eso era demasiado!

    Príncipe Slytherin dice: Amigo, ¡eso me va a ser muy útil en la reunión de mañana! Voy a sugerir algunas pruebas también con los sistemas que ya están en la fase de terminación…

    Continuaron conversando hasta las seis de la tarde, cuando se despidieron y acordaron hablar más al día siguiente. Draco se despidió de Natalie y regresó a casa un poco más ligero, sin dolor de cabeza y con los recuerdos de una conversación que realmente valió la pena.

    --------------------

    Harry llegó a casa a las 18:20 y encontró la puerta cerrada con seguro. Rebuscó la llaves en su mochila, abrió la puerta y encontró una nota pegada en el refrigerador.

    Querido Harry,

    Snuffles estaba aburrido, entonces resolví llevarlo a pasear. Sabes cómo es, andar por el parque, perseguir palomas, marcar el territorio en los árboles…

    Emily hizo pastel de chocolate, por si acaso tienes hambre.

    Estoy planeando comer pizza hoy, ¿tú que opinas?

    No vamos a demorar mucho, así que no intentes dar alguna fiesterilla mientras estamos fuera, ¿sí?

    Hasta luego,

    Padfoot.

    P.D. Snuffles también quiso firmar la nota.


    Había una flecha en la esquina del papel indicando que debía verificar el reverso de la nota. Una pata animalesca gigante estaba marcada con lo que parecía ser chocolate.

    Harry rió y abrió la heladera encontrando un pastel totalmente cubierto de chocolate, como a él le gustaba. Al lado había un pedazo marcado con una banderita improvisada de papel y un palillo de dientes con un “Harry” decorado y colorido. El chico, sonriente, tomó su pedazo especial, un tenedor y fue hacia su recámara comiendo el pastel.

    Después de un relajante baño, Harry se puso unas bermudas y una camiseta holgada y miró la computadora por algunos segundos desordenándose los cabellos inconscientemente mientras trababa una batalla interna silenciosa. Por fin se decidió a darle la espalda a la máquina y se encaminó – descalzo – para el estudio. Cuando se sentó frente al piano, escuchó su celular sonando. Corrió hacia el baño y lo tomó del bolso de su pantalón que había tirado a un lado para lavarlo.

    - ¡Hola, Ron!

    - ¡Harry! ¿Tenías dolor de estómago? – preguntó la voz de su mejor amigo.

    Harry soltó una risotada mientras regresaba al estudio.

    - No, sólo demoré en encontrar el celular.

    - Ah, claro. No te avergüences por tener dolor de estómago, amigo. Es perfectamente normal. Incluso yo ya…

    Harry escuchó un chasquido – que probablemente indicaba una bofetada de Hermione, ya que él podía oírla gruñendo un ¡Ron! reprendor.

    - Bueno, Hermione y yo estamos pensando en rentar una película, ¿no quieres venir a verla?

    - Está bien, ¿pero ustedes no prefieren…?

    - Perfecto, llegamos ahí en diez minutos, ¿hecho?

    - ¡Hecho! – dijo Harry riendo de otro ¡Ron! indignado.

    Colgó el aparato al mismo tiempo que escuchó el seguro de la puerta abriéndose y los ladridos animados de Snuffles. Momentos después el perro entró al estudio acompañado de Sirius, que finalmente había tenido vergüenza suficiente y se había afeitado, dejándose solamente una elegante línea de barba. Ambos, tanto el hombre como el cachorro, estaban jadeantes, sudados, despeinados y con las lenguas de fuera.

    - ¿Qué pasó, Harry? ¿Leíste nuestra nota?

    - La leí. El pastel es una delicia.

    Sirius hizo el amago de abrazarlo, pero Harry se encogió contra el banquillo del piano.

    - ¿Qué? ¡Estoy tan apestoso! ¿Por qué me evitas, Harry?

    Harry hizo un gesto asqueado y se tapó la nariz.

    - Sirius, Don y Bione bienen a bed uda pedícula, ¿edtá bien?

    - ¿Qué película?

    - No sé, ellos la van a escoger.

    Sirius se agachó abrazando a Snuffles y giró su cabeza de modo que ambos lo mirase con caritas de cachorro.

    - ¿Podemos verla nosotros también?

    Harry hizo un piquito con los labios.

    - Si se comportan…

    - ¿Escuchaste eso, Snuffles? Quietecito, ¿de acuerdo?

    Snuffles ladró en respuesta.

    - ¿Ya vienen? – cuestionó Sirius.

    - Bueno, ellos aún no escogieron la película, y tratándose de Ron y Hermione, aún van a demorar por lo menos media hora.

    - ¡Aff! ¡Entonces voy a llamar a Remus también! ¡No! Mejor, ¿me prestas tu carro para ir a buscarlo?

    - ¿Y por qué no usas tu moto? – preguntó Harry, celoso.

    - Porque si fuera en la moto él se podría negar a venir conmigo con la disculpa gastada de que no respeto el límite de velocidad. ¿Puedes creerlo, Harry? – se indignó. - ¿Decir que Yo-Aquí-Presente corro demasiado? ¡Qué calumnia!

    Harry creyó mejor no responder. Imaginaba lo que sería de su desordenado cabello si algún día se aventurase a dar una vuelta en moto con su padrino sin casco… sin contar las riesgosas maniobras al rebasar, la falta de respeto por las señales de tránsito, etc., etc.

    - De acuerdo, te lo presto. Pero sólo si tomas un baño antes, ¡apestoso!

    - ¿Escuchaste eso, Nuf? ¡Apestoso! – Sirius se puso de pie y salió persiguiendo al cachorro por el pasillo hasta su cuarto.

    “¡Y aún así dice que está viejo, hum!” pensó Harry meneando la cabeza, volviendo su atención al piano. Estuvo estudiando hasta que Hermione y Ron llegaron – cuarenta minutos después. Los tres fueron a la cocina por palomitas. Sirius llegó en seguida con un Remus enfadado, refunfuñando sobre ser sacado de casa en pleno lunes de noche. Pero su mal humor no duró mucho, pues luego todos estaban carcajeándose con el filme “As Branquelas”, comiendo palomitas y tomando refresco. Hermione y Remus se ruborizaron en algunas partes de la película, pero los otros fingieron no reparar en ello para no dejarlos aún más apenados. Después del filme, Sirius pidió pizza – ignorando las reprimendas de Remus sobre una alimentación saludable – y se maravillaron con el pastel de chocolate como postre.

    Harry fue a acostarse con una persistente sonrisa en el rostro. ¡Hacía tanto tiempo que no se divertía así con sus mejores amigos! Sirius realmente tenía razón, y eso era atemorizante: ¿recibir consejos sensatos de Sirius Black? Pues así fue, tal vez los esfuerzos de Remus estuviesen finalmente a surtir efecto. Y hablando de aquellos dos, Harry podía imaginarse el tamaño de la sonrisa de Sirius en ese momento también, recostado en su habitación, recordando las payasadas y las risas. Él había prácticamente obligado a Remus a pasar la noche con ellos, rehusándose a llevarlo de regreso y escondiendo las llaves del auto para que Harry tampoco pudiese llevarlo. Además de eso, le gruñó a Hermione cuando esta abría la boca para, posiblemente, ofrecer a llevarlo.

    Harry se acomodó en un rincón de la inmensa cama de matrimonio y se durmió sonriendo.

    ----------------------

    QUOTE
    En el próximo capítulo…

    Draco tomó su mochila, la botella de agua y pasó derecho por el vestuario, saliendo de la academia. Un viento húmedo y el olor a lluvia llegaron hasta él mientras rodeaba la escuela y bajaba las escaleras rumbo al vestuario de las canchas. Como imaginó, no había nadie allí, excepto Potter, que estaba con la cabeza metida en un armario, una toalla amarrada en la cintura y algunas gotitas de agua escurriéndole de los cabellos hacia el cuello y la espalda. Draco se detuvo en la puerta y esperó hasta ser notado, pero no hizo nada por llamar la atención del otro. Potter cerro el armario y colocó una muda de ropa en el banco tras de sí, quedando frente a la puerta, sin percibir la presencia de nadie más.

    Draco no pudo evitar observar el cuerpo del otro. Al mirarlo vestido sólo con una toalla, rebuscó en su mente el recuerdo de si alguna vez había visto a Potter sin camisa. Descubrió que no, principalmente porque ahora se preguntaba: ¿de dónde venía la idea de que Potter era un flacucho?

    QUOTE
    Notas finales:

    ----------------------

    Notas de la Autora: Eso mismo, ¡Harry pianista! ¿E imaginan quién es el profesor? Estoy enamorada del piano, discúlpenme… bueno, sólo quería dejar bien diferenciado la relación de Draco con su familia y la de Harry con su “familia” en este capítulo. Ahora, ¡imaginen a Harry viviendo con Sirius Black! Tiene que ser muy merodeador aún así… y de aquí en adelante, ¡habrá espionaje! ¡El asunto comienza a ponerse bueno de verdad!

    Notas de la Traductora: ¡Pues eso mismo! Los próximos capítulos son genialosos, de verdad, y nuestros queridos chicos comienzan a… conocerse más. XD

    Gracias a todos los que leen. Se les quiere.

    Besos de pollo, pio pio.

    QUOTE
    PD: Como ya dijeron arriba, la cosa se pone muuuuucho mejor jejejejejejeje. Este fic lo actualizare sabados, solo que esta vez se adelanto porque el sabado estare ocupada y no podre hacerlo, asi que en esos casos se adelantara la publicación.
    Además decirles que estoy subiendo otro fic: Harry Potter y el Fabricante de Pociones, ya esta por la mitad del segundo libro y aun tiene para rato, tiene muy buenas recomendaciones, como por ejemplo Intruders:

    Quiero empezar por la que he catalogado como mi historia del 2009, la que se ha colado en mi top ten de historias favoritas sin ningún tipo de duda y con fuerza avasalladora.

    HP y el fabricante de pociones, de Zafy (antes conocida como p160880) - (contiene mpreg).

    Tengo que alabar a la autora, y sobre todo, su arte para crear historias largas (pero las más largas con las que me he encontrado) y con una trama que merece la pena. Además de ser una excelente escritora, es agradable con todos los que le escriben y nunca deja de responder cada uno de sus comentarios, o de actualizar cuando lo promete.

    Me la encontré varias veces en el pasado, y siempre le dije: tu capacidad de superación es increíble. Dentro de poco tendrás entre tus manos una obra maestra que me veré obligada a recomendar allá por donde vaya. Sus fics anteriores eran buenos, entretenidos y atrayentes, pero este es una joya en todas sus dimensiones.

    Pero ¿de qué va HP y el fabricante de pociones? Usemos sus propias palabras para encaminarnos:

    “Luego de la guerra Draco se encuentra en una de las celdas del ministerio, dispuesto a enfrentar lo que ahora le toca por estar en el bando perdedor.

    Harry se encuentra perdido entre los recuerdos de guerra, sintiendo que la libertad por la que tanto había luchado ahora lo ahoga.

    Poner a andar sus vidas les costará mucho, hacerlo juntos más aún, descubriendo que en el mundo mágico no sólo se discriminaba por los estados de sangre…”

    Dividido en seis libros, marca cada etapa de nuestros dos chicos, cada momento importante de su vida y todos los acontecimientos que los rodean.
    Desde ese primer momento en el colegio, donde las cosas ya no son lo que eran, hasta ese final que marca toda una vida a la que nos hemos visto invitados.

    No solo narra una historia, sino que crea un mundo entero que la envuelve. Cuida los detalles hasta el más mínimo, trasladándote a una sociedad completa, donde los personajes son como son por todo lo que han vivido. Se trata de personas que habían sufrido antes otro tipo de situaciones, y por tanto es absolutamente normal que se vean abocados a ser así.

    Sus originales se ganan el cariño del lector casi desde el primer momento, convirtiendo su historia en parte imprescindible del fic, y entremezclándolo a la perfección con el universo en el que se mueven.

    No quiero desvelar nada de la trama, porque sería romper la magia en la que podéis veros sumergidos, pero no quiero que olvidéis que si leéis esta historia no leeréis simplemente un fic, sino que os veréis arrastrados a un entendimiento entre líneas. No es solo un buen Harry/Draco, es toda una obra maestra en contra de la homofobia, en pro de los derechos de todos los seres humanos y a favor del respeto. Es un fic sobre el amor, la amistad, la vida (que no siempre es fácil) y todas esas cosas que hacen que nuestro paso por el mundo sea algo que merece la pena vivir.


    Si deseas leerlo, pulsa AQUI. No se que mas agregar a lo dicho arriba, solo que van a reir, llorar, suspirar, comerse las uñas y adentrarse al mundo que Zafy nos muestra en ese fic. Yo tambien lo tengo dentro de top ten, junto con "Green Eyes", asi que leanlo y vivanlo ;-)

     
    Top
    .
85 replies since 18/3/2012, 01:41   16808 views
  Share  
.