Green Eyes (Harry/Draco - Sirius/Remus): Epílogo [FINALIZADO] - AGRADECIMIENTOS

Autora: Amy Lupin Traductoras: anali_snape y Hermione

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  1. karigutis
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    Capítulo Cuatro

    Espionaje




    Draco despertó de mal humor, como siempre. Le aventó la almohada al celular, que persistía en sonar. Se había dormido temprano la noche anterior, alrededor de las once de la noche, pero ni por eso se conformaba con despertar a las seis y media. Se tambaleó hasta el baño, donde lavó su rostro y pudo analizar la fina marca enrojecida alrededor de su ojo. Si mirase atentamente aún lograba distinguirse, pero ya podría pasar desapercibida.

    Se cepilló los dientes, tomó un baño y se vistió con jeans y una camiseta negra – de marca, obviamente. No cualquier cosita vagabunda vestía ese cuerpo aristocrático. Peinó sus cabellos mojados para enseguida desordenarlos con la mano, como si los desafiase a secar así – lo cuál sabía que era imposible.

    Su celular sonó y fue a verificarlo. Ya tenía cinco mensajes no leídos de Pansy y acababa de llegar el sexto. Lo ignoró una vez más. Tomó las llaves del auto y salió. Su madre le dijo adiós cuando pasó por el comedor. Ya ni perdía el tiempo intentando convencer a su hijo de desayunar.

    El día estaba nublado y comenzó a lloviznar apenas llegó Draco a su clase, en punto de la hora. La inmensa aula con setenta asientos estaba casi completamente llena. Luego que puso los pies en la entrada, divisó a Pansy, Crabbe y Goyle saludándolo nada discretamente y apuntando a un asiento vacío en medio de ellos. “Patético”, pensó Draco rodando los ojos y soplando a un mechón de cabello, cosa que provocó suspiros femeninos. En seguida, sus ojos encontraron unos cabellos negros que apuntaban a todas direcciones. La clase de matemáticas era conjunta con los grupos de Sistemas de Información y Comercio Exterior, lo que indicaba que el Trío de Oro estaba reunido conversando y riendo tontamente.

    “Patético”, pensó nuevamente. Había un asiento vacío dos lugares atrás de Potter y recordó el consejo de Natalie: “Investígalo”. Antes de que pensara en algo más, alguien carraspeó tras él, haciéndolo girarse.

    - Sr. Malfoy, ¿me podría dar permiso, si no fuera mucha molestia? – un hombre alto, alrededor de los treinta y ocho años, con cabellos negros grasosos y ojos oscuros como pozos sin fin lo miraba con un gesto desprovisto de emociones, pero su tono de voz indicaba cierto sarcasmo.

    Severus Snape era su padrino, sin embargo insistía en formalidades sociales y velaba su disciplinada postura. Para Draco no había problemas con ello, mientras le mandase buenos regalos en Navidad y en su cumpleaños…

    - Discúlpeme, profesor, - Draco finalmente se obligó a entrar al salón y sus pies lo llevaron al asiento vació que avistara pocos segundos antes. Pudo escuchar el frustrado gritito agudo de Pansy.

    La clase quedó en silencio tan pronto como Snape entró y todos comenzaron a sacar sus materiales de sus mochilas.

    - Guarden sus materiales, - ordenó el profesor en lugar del educado “¡Buenos días!”. – Quiero solamente lápiz y goma sobre la mesa, tendrán un examen sorpresa. ¿Será que necesito decir algo más? – subió la voz maliciosamente provocando reacciones nerviosas en los alumnos.

    Draco, todavía, no se amedrentó. Siempre tuvo facilidad en las matemáticas. Vio a Weasley, que se sentaba al lado de Potter, inclinarse para cuchichear algo con él y prestó oídos atentos.

    - Amigo, estoy frito, - se lamentó el pelirrojo. - ¡No entendí nada la clase pasada! ¡Tenía la esperanza de que me explicaras hoy!

    - ¡Hey! – se indignó Granger. – ¡Yo ya te expliqué todo de nuevo y tú me garantizaste que habías entendido, Ron!

    - Bueno, tenía cosas más interesantes cerca como para prestar atención, como tus ojos, tus cabellos, tu boca…

    Draco giró los ojos mientras Granger intentaba parecer seria y controlar el rubor al mismo tiempo. Snape comenzó a distribuir los exámenes por el lado opuesto de la sala.

    - Yo te paso el examen, Ron, - Draco abrió mucho los ojos al escuchar a San Potter prometiendo dejar copiar al pelirrojo, quien dio una sonrisita aliviada, pero Granger se entrometió nuevamente.

    - ¡No, Harry! ¡Snape tendrá los ojos sobre ti!

    - ¿Pero y Ron, Mione?

    - ¡Eso! ¿Y yo? – preguntó Weasley haciendo a Draco soltar un resoplido por lo bajo.

    Granger tuvo la misa reacción que él. El profesor se aproximaba cada vez más y ellos lanzaban miradas cautelosas al hombre carrancudo.

    - ¡Huf! Está bien, yo te dejo copiar, Ron – se rindió la chica. – Pero si somos descubiertos, ¡te juro que terminamos!

    Weasley se irguió lo suficiente para estrellar un beso en la mejilla de su novia, que estaba sentada frente a él. Draco fingió ser atacado por unas ansias tremendas de vomitar.

    - Harry, - llamó el pelirrojo. - ¿Quieres ir a mi casa a cenar esta noche? Mamá hará pollo y me pidió invitarlos a ti y a Sirius.

    - Hum, lo siento mucho, Ron. Tengo entrenamiento hoy a las siete y media, no me dará tiempo…

    “Buena, Potter”, pensó Draco. “Cualquier disculpa es válida para huir de una cena en familia con aquella montonera de conejos. ¡Debe ser aterrador!

    - Oh, está bien, entonces… será para la próxima… - el pelirrojo intentó no demostrar su decepción.

    - ¿Ya terminaron de conversar? – preguntó la voz venenosamente baja del profesor. - ¿Ya puedo entregarles los exámenes o será que tengo que darles sus calificaciones antes de que los hagan?

    - No, señor, - murmuró Weasley, medio asustado, medio provocador.

    Severus Snape lazó una última mirada de profundo desagrado a los tres – esforzándose excepcionalmente en dirigirla a Potter – y continuó distribuyendo los papeles. Draco se concentró en su examen, sn dejar de estar atento a los tres tipos de enfrente. Algunos minutos antes de que acabara sus cálculos, percibió una hojita de papel siento pasada discretamente a la mesa de Weasley. Al terminar, dio una mirada por encima para cerciorarse de no olvidar algún ejercicio, sería inútil revisar todo minuciosamente, pero Potter parecía pensar lo contrario. Él revisaba y revisaba su prueba en busca de algún minúsculo error. Draco sonrió malicioso al pensar en el tamaño del cero que Potter tendría en caso de que cometiese algún error de distracción, mientras que el mismo error sería perfectamente tolerado si fuese cometido por él.

    Draco fue uno de los primeros en entregar el examen y dejó el aula rumbo al piso superior, donde tendría su próxima aula de Nociones de Derecho. Mientras caminaba recordaba a Potter ofreciéndose a dejar copiar a su amigo. Nunca imaginó que el justiciero Potter se prestase a algo tan vil como eso. Tal vez Natalie estuviese en lo correcto, quizá tuviese aún mucho que aprender sobre el chico, y podría sacar mucha ventaja conociendo a su enemigo. Recordó también que tendría entrenamiento de voleibol esa noche. El equipo de Administración, por haber perdido el último juego, no tenía que entrenar tan temprano, pues demoraría en tener otro partido. Debía dejar la cancha libre para los equipos de Administración y Contaduría, que se disputaría el mes siguiente. Pero Draco creyó que esa noche sería una perfecta oportunidad de colocar en práctica su talento de observación. De ahora en adelante, tenía un nuevo objeto de estudio, se llamaba Harry Potter.

    ---------------------

    Draco llegó a la sala de espera de su oficina con una sonrisa en el rostro. Paró frente a Natalie mirándola a los ojos con arrogancia, esperando que ella preguntase.

    - Entonces, ¿cómo fue la reunión?

    - Nada mal, - dijo desdeñosamente. – Mis ideas fueron aplaudidas y fui autorizado a hacer un proyecto de evaluación con uno de los equipos. Si los resultados fuesen satisfactorios, lo que tengo certeza será, el proyecto será adoptado para todos los equipos de programación. Ahora, eso no es ninguna novedad, ¿cierto, querida? Nosotros dos ya sabíamos que yo sería reconocido. La perfección es siempre reconocida.

    - ¡Eso es genial, mis felicitaciones! – Natalie sonrió maternalmente.

    Él sonrió sarcástico, le guiñó un ojo y se dirigió pomposamente a su oficina.

    - Ah, deseo no ser molestado hoy, ¿si? – dijo antes de cerrar la puerta.

    Caminó hasta su escritorio y prendió la computadora.

    Príncipe Slytherin dice: ¡Buenas tardes, Ángel!

    .:Ángel:. dice: ¡Wow, qué entusiasmo! ¡Buenas tardes, para ti también!

    Príncipe Slytherin dice: Amigo, tengo mucho que agradecerte por tu último artículo. Tus ideas fueron todo un acontecimiento en la reunión de hoy con los colaboradores. Pero, lo siento por ello, yo recibí todos los créditos…

    Casi había escrito que consiguió impresionar a su padre, pero creyó que parecería un idiota.

    .:Ángel:. dice: ¡Oh, qué bien! No te preocupes por el reconocimiento, te lo concedo. Estoy feliz sólo de saber que mis investigaciones están siendo útiles. Entonces, ¿los resultados fueron positivos?

    Príncipe Slytherin dice: En realidad aún tengo que examinar algunos proyectos antes de que los métodos sean realmente incorporados, pero tengo seguridad en que todo va a ir perfectamente. Si tú dices que ya los probaste, yo confió en ello.

    .:Ángel:. dice: Vale, amigo. ¿Pero no te estás confiando demasiado? Tu equipo está especializado, yo sólo soy un amateur curioso.

    ¡Sólo un amateur curioso! Draco tenía que reconocer que la modestia del chico no parecía falsa. ¿Será que sí existía? ¿Qué no sólo era producto de su desesperada imaginación?

    Príncipe Slytherin dice: ¿Ya comenzaste con la investigación del próximo artículo?

    .:Ángel:. dice: Estoy en eso. Comencé a buscar ahora mismo, pero aún no tengo ninguna idea…

    Príncipe Slytherin dice: ¿Estuviste castigado de nuevo ayer? No te conectaste anoche.

    Draco nunca admitiría eso, pero había pasado un buen tiempo conectado fingiendo estar despreocupado, navegando en sitios inútiles y checando la ventana del chat cada minuto para ver si él había decidido aparecer. Después de finalmente convencerse que no entraría, había rentado una película y la había visto solito en su home theater – que, sólo para constar, estaba en su propio cuarto. Acostumbraba llamar a Pansy para verlo (o más bien dicho: no verlo) juntos, pero no estaba de humor para soportar su vocecita irritante. No recordaba la última vez que prestó atención a un filme entero, pero por esta vez eso hizo. Escogió un título que coincidía con su estado de ánimo: “Llamas de venganza”. Pensó que iba a terminar la película con ganas de invadir la casa de Potter con una ametralladora, pero acabó casi llorando como una chiquilla. ¿Dije “casi”? Sí, el “casi” es importante.

    .:Ángel:. dice: Pues sí, en realidad estoy siguiendo un consejo y me estoy apartando un poco de la computadora. Estoy intentando reeducarme, sabes. Descubrí que estaba medio encerrado en mi mundo, dentro de mi mismo, demasiado solitario.

    Príncipe Slytherin dice: ¿Qué es lo que haces para pasar el tiempo, entonces?

    .:Ángel:. dice: Estudié un poco de música; vi una comedia con mis amigos, comiendo palomitas y tomando refresco. Después cené pizza, ¿puedes creerlo? ¡Pizza y pastel de chocolate en pleno lunes! Fue fantástico quebrar la rutina, me sentí vivo como no me sentía desde hace mucho tiempo.

    Bueno, probablemente él tenía amigos interesantes. Ahora, imagina a Draco haciendo lo mismo con Crabbe y Goyle. Ellos no entendían ni un tercio de las bromas de la película, llenarían su recámara de palomitas y se comerían unas dos pizzas cada uno. Sería realmente divertido… Él también estaba quebrando su rutina, alejándose de esos subnormales, pero no por ello se estaba sintiendo vivo.

    Príncipe Slytherin dice: Suena divertido. Pero, espera un segundo, ¿dijiste estudiar música?

    .:Ángel:. dice: Sí, toco el piano desde los dieciséis años. ¿Te gusta?

    La quijada de Draco casi tocó el escritorio. Debía reflexionar mejor acerca de esa posibilidad de que el tipo realmente no existiera.

    Príncipe Slytherin dice: ¿Que si me gusta? Amigo, ¡me fascina el piano! Araño algunas cosillas en guitarra, pero mi padre nunca me dejó estudiarlo… él dice que estudiar música es para despreocupados, pues es mucho más práctico colocar un CD para escucharlo.

    .:Ángel:. dice: ¡Pero si estás a tiempo! Por lo que me dices, pareces estar bien estabilizado en tu vida profesional, ya es hora de apartar un tiempo para ti mismo, hacer lo que se te antoje, ¿sino de qué vale el esfuerzo profesional? Además, tu padre no impedirá que su hijo de - ¿qué? ¿24 o 25 años? – haga lo que quiera, ¿o me equivoco?

    Tremendamente engañado, en realidad. Draco ya casi había olvidado las mentiritas idiotas que contó. Llegaba casi a arrepentirse de no poder ser sincero con el chico. ¿Pero quién le garantizaba que el otro no le estuviese mintiendo también? Aunque de alguna manera no creyese aún en esa posibilidad, sintió la consciencia más leve.

    Príncipe Slytherin dice: Tienes toda la razón, pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo… Sabes, mi estómago está reclamando aquél pastel de chocolate del que hablaste. Sólo tomé un trago de café hasta ahora. Daría todo por un pastel muy dulce…

    .:Ángel:. dice: Ow… no hables así que yo también tengo ganas de comer y el pastel ya se terminó…

    Draco se dio cuenta que era la primera vez que ellos conversaban de otro asunto que no fuesen los artículos que Ángel hacía y ni por eso dejó de ser agradable.

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    Siente y media de la noche, Draco estaba llegando al club de la universidad bajo la lluvia. No acostumbraba frecuentar mucho el lugar, pues sus amigos no eran mucho del tipo deportivo. Pansy no era sólo delgada, sino algo más, pues vivía de comer verduras y tenía pavor a las hamburguesas. Crabbe y Goyle, bueno, Draco dudaba que ellos siquiera consiguiesen ver sus “partes” sin ayuda de un espejo, debido a su inmenso estómago.

    Las paredes del club eran de vidrio y daban una perfecta vista a la cafetería y al enorme patio. Del lado opuesto, podría tener una visión de la cancha de voleibol, bastaba con que utilizara una de las caminadoras que estaban puestas hacia allá. Y eso fue lo que hizo después de cambiarse en el vestidor, colocándose un short negro y una camiseta sin mangas gris con un dragón dibujado en negro.

    El entrenamiento apenas había iniciado y Draco se quedó observando la táctica de Potter, fácilmente identificable por los cabellos revueltos - ¡qué cosa más ridícula! El equipo había sido dividido para entrenar en parejas y Oliver Wood, el capitán, los dirigía. El sonido de lo que él gritaba a los otros no llegaba hasta él por causa de las distancia y de la música que estaba en el club mientras él corría calmadamente en la caminadora.

    Bueno, hasta ahora no había nada nuevo. Wood parecía reprender a todos, menos a Potter. Huf… ¡qué cosas! Draco comenzó a observar realmente la técnica de Potter, intentando analizarla y encontrar las fallas. Pero, media hora después, había acelerado la velocidad de la caminadora y estaba furioso. ¡No había fallas! Siempre creyó que Potter había entrado al equipo solamente por ser Potter, para darle más prestigio al grupo, antes un asco. Entonces él levantaría la popularidad del equipo, cosa que levantaría la moral de los jugadores y Potter se llevaría todo el crédito por el buen desempeño de los partidos, o por el día de suerte. Podía ser que eso realmente hubiese pasado, pero el hecho es que el chico era increíble. Parecía jugar por sí mismo y por el otro lado jugaba con su equipo. Los reflejos del chico eran asombrosos. Hasta ahora no había hecho ningún movimiento errado, parecía adivinar el destino exacto de la pelota y daba saltos llenos de determinación, ayudado por su aparente ligereza. ¿Cómo podía ser eso posible?

    Draco sintió cómo sus propias piernas protestaban. Si continuaba forzando así a sus músculos, tendría que dejar su puesto muy pronto, con calambres, seguro. Desminuyó la velocidad nuevamente y tomó un trago de agua de la botella que dejó al lado. Potter también parecía sediento. Estaba con el rostro enrojecido y la camiseta pegada a su cuerpo, pidió un tiempo a Wood mientras se sentaba en la banca y bebía agua. El capitán sacó al mejor jugador del otro lado de la cancha también y continuó con uno de cada lado. Todos los jugadores ya se habían retirado la camiseta, excepto Potter – lo que Draco creyó sensato, pues su cuerpo flacucho probablemente decepcionaría a los espectadores.

    Había dos grupitos de chicas mirando al equipo y uno o dos chicos mayores sentados por las bancas. Las tres chicas del grupo más próximo a Potter cuchicheaban, rieron y lanzaron miradas codiciosas, pero el chico no parecía haberlo notado. “¡Qué idiota retardado, está mirando a un montó de hombres sudados brincando por allí en lugar de mirar el paisaje de al lado!” Las chicas finalmente decidieron aproximarse. El idiota se había levantado a saludarles, cuando podría haberlas obligado a agacharse y admirar su escote mientras ellas le daban besitos en el rostro. Ellas estaban platicando con él, pero por lo que Draco podía ver, o él no estaba interesado o estaba haciéndose el difícil. Draco casi soltó la carcajada cuando una de ellas, que usaba una minifalda de mezclilla justísima, dejó caer una cosa sin importancia en el suelo y se agachó para recogerla. Y, para completo asombro de Draco, Potter había regresado su atención al juego en vez de verificar el color de la ropa interior de la chica. Ellas aún intentaron hacerlo entusiasmarse, pero Wood lo llamó nuevamente y él se despidió de ellas pareciendo completamente indiferente. Draco estuvo a punto de golpearse la cabeza contra la caminadora. Hablando de eso, ya se estaba cansando y parecía que el entrenamiento aún continuaría.

    Se pasó a la bicicleta de al lado, que acababa de ser desocupada y continuó analizando el comportamiento del Chico-Que-Sobrevivió. O era muy inocente – lo que sinceramente dudaba – o era gay. Ok, tampoco él creía en la última opción porque ya había visto al chico con muchachas antes. Parecía realmente feliz cuando estuvo saliendo con la hermana menor de los Weasley en un corto periodo de tiempo entre sus dieciséis y diecisiete años. Pero entonces, ¿cuál sería la explicación para tamaña diferencia cuando a las chicas sólo les faltaba sentarse en su regazo? ¿Será que estaba esperando por una chica… especial? ¿Recatada? ¿Tímida? Pfff… qué ridículo…

    Continuaron entrenando con entusiasmo. En un momento, Potter fue atacado por un calambre y Wood lo mandó a sentarse nuevamente. El chico tomó otra vez su botella de agua y Draco percibió que también tenía sed. El grupito de chicas ya se había ido y había más de tres tipos y una chica solita. Esa muchacha se levantó y caminó hasta Potter, sentándose cómodamente a su lado. ¿Sería esa chica recatada? Por lo menos estaba decentemente vestida y tenía un gesto más tímido. Potter conversó con ella, haciéndola reír. La chica parecía hipnotizada, no quitaba los ojos de él, pero Draco no podía decir lo mismo de Potter. Él estaba dividiendo su atención entre el entrenamiento y la muchacha.

    “Muy bien, Potter, ¿cuál es el problema con ella, entonces?” pensó sarcásticamente mientras pedaleaba con ganas. La chica se despidió y Potter volvió al entrenamiento, pero tuvo otro calambre y no hubo de otra que continuar entrenando sin la estrella del equipo. Potter se sentó en el suelo asegurando su pierna y dispensó la ayuda de sus colegas, aún cuando ellos insistieron en ello. “¡Típico! ¡Él es tan autosuficiente!”. El chico quedó solo en la cancha, se quitó los tenis y las medias y comenzó a estirarse. Alargándose como un gato, tocando las puntas de los dedos sin doblar las rodillas, haciendo ejercicios de relajación. Draco tuvo que admitir que parecía muy bien condicionado y flexible, debía practicar bastante. Hizo una nota mental para mejorar su condición física y, quién sabe, superarlo.

    Cuando Potter finalmente recogió sus cosas y se encaminó a los vestidores, Draco creyó que era hora de irse, pero se quedó aún un tiempo mirando para la puerta por la cual el chico entró. Potter debía estar solo en el lugar. Natalie le dijo que tenía que saciar su sed de conocimiento sobre los hábitos de Potter, y comenzaba a creer que tenía razón en ello. Ahora que inició su observación, sentía que debía ir hasta el fin, que tenía que descubrir algo que realmente comprobase su teoría sobre el chico.

    Draco tomó su bolso, la botella de agua y paso directo al vestidor, saliendo del club. Un viento húmedo y el olor a lluvia llegaron hasta él mientras rodeaba el club y descendía las escaleras con rumbo a los vestidores de la cancha. Como imaginó, no había nadie allí, excepto Potter, que estaba con la cabeza metida en un armario, una toalla amarrada en la cintura y algunas gotitas de agua escurriendo de sus cabellos hacia su cuello y espalda. Draco se detuvo en la puerta y esperó hasta ser notado, pero no hizo nada para llamar la atención del otro. Potter cerró el armario y colocó una muda de ropa en el banco tras de sí, quedando de lado a la puerta, pareció ni percibir la presencia de alguien más.

    Draco no pudo evitar observar el cuerpo del otro. Al mirarlo vistiendo sólo una toalla, rebuscó en su mente si alguna vez había visto a Potter sin playera. Descubrió que no, principalmente al preguntarse ahora, ¿de dónde venía la idea de que Potter era un flacucho? Era delgado, de hecho, pero era una estructura elegante que combinaba en la medida cierta con su altura media alta. Siempre había vistos sus brazos por causa del uniforme, que los exponía totalmente, pero sólo ahora reparaba en que eran torneados con músculos moderados y definidos. Bueno, no tenía que mirar todo, ¿cierto? Al final, ¿para qué le serviría ver a un hombre? Esta vez era diferente: estaba analizando el cuerpo del otro.

    El pecho del joven era liso, sin vello, dibujado de músculos que la práctica del deporte le habían dejado. El abdomen recto y definido, cubierto de algunos vellos bajo el ombligo que se perdían en la felpuda y blanca toalla. Los hombros era un poco más anchos que los suyos y las caderas, en contraste, estrechas.

    Potter tomó unos calzoncillos negros con costuras bancas y se los puso por debajo de la toalla, retirándola de su cintura y secando sus cabellos con ella. Estaba loco, en opinión de Draco. Vestirse así tan distraídamente, sin notar que estaba siendo observ… Pero tuvo que interrumpir su línea de pensamientos al reparar en los muslos bien torneados del chico. Gruesos de arriba abajo, inclusive las pantorrillas eran proporcionadas. ¡Y qué trasero! Redondo, firme y… voluminoso y…

    “Un momento. ¿Estaba yo viendo el trasero de Potter?”, pensó mientras el otro vestía unos pantalones verdes holgados, despertándolo de su ensoñación. Bueno, sólo estaba comparando el cuerpo del moreno con el suyo. Sólo eso. Nada más. Ahora, ¿y por qué debía justificarse con su propia consciencia siendo que era la pura verdad? Draco tenía que admitir que estaba engañado acerca de Potter. ¿Cómo era eso posible? Tal vez por el hecho de que él solo usaba ropas más grandes a su talla y holgadas, que lo hacían parecer ridículamente flaco y desgarbado. Pero entones, ¿cómo las chicas aparentemente veían aquello por debajo de las ropas que él vestía? “Bueno, tal vez porque son chicas” respondió una vocecita en su cabeza.

    Potter terminó de vestirse con una playera caqui – larga – y comenzó a calzarse los tenis. Draco creyó mejor hacerse notar, pues no le atraía la idea de que fuera descubierto mirando al otro con tanto interés.

    - Ow, ¿tú? – dijo desdeñosamente, arrastrando las palabras como si dudase en entrar o no.

    Potter lo miró con una ceja arqueada copiando su expresión de disgusto y volvió su atención a su bolso, donde comenzó a meter sus pertenencias.

    - No, es el conejo de pascua, Malfoy, - dijo pareciendo más cansado que sarcástico. – Yo acabo de salir de mi entrenamiento de voleibol, por lo tanto tengo justificación de estar aquí. ¿Y tú?

    - Bueno, - Draco entró de una vez y tiró su bolso sobre el banco, sentándose en seguida y comenzando a desamarrarse los tenis – yo estaba en el club y el vestidor estaba lleno y asqueroso, entonces vine hacia acá para ver si encontraba una atmósfera más respirable, pero veo que me equivoqué.

    - No pareces sofocado, por lo visto. Si esa tu cara de asco no fuese tan usual, me podría hasta preocupar.

    Draco estrechó los ojos y crispó lo labios, pero decidió no responder. Tenía una idea mejor. Estaba dispuesto a hacer una prueba si el motivo del chico por ignorar a las muchachas no era por su preferencia sexual. Si conseguía probar que el otro era gay, ¿lo consideraría Natalie un motivo válido para odiarlo? Se levantó y despojó de su camiseta, estirándose como un felino y mirando al otro enseguida. Nada. Ninguna mirada furtiva, Potter ni siquiera levantó los ojos de su bolso. Draco soltó un bufido. Potter finalmente cerró su mochila y se levantó colocándola en su espalda.

    - ¡Por fin! – barboteó sarcásticamente Draco – ¡Pensé que te quedarías aquí viéndome tomar un baño!

    Potter rodó los ojos y soltó una risita sin emoción.

    - Siento decepcionarte, Malfoy, pero no a todo el mundo le gusta babear por ti, ¿sí? Estoy satisfecho con mi cuerpo, no tengo envidia de nadie, ni necesidad de andarme exhibiendo.

    - ¡Hey, no me estoy exhibiendo! – se indignó apretando los puños.

    - ¿Ah, no? ¿Para qué ese teatro todo para quitarte la camiseta, entonces? ¡Eres tan blanco que hasta quemas los ojos con solo mirarte!

    - Tú, insolente. Mi piel es pálida, distinta, graciosa, elegante. Pero yo realmente no espero que entiendas sobre elegancia, así como tú eres: sin gracia – Draco se había aproximado hasta una distancia demasiado cerca para golpearlo, y tan lejana lo suficiente para esquivar un golpe.

    Potter soltó un bufido y dio un paso al frente.

    - Escucha, Malfoy, sé que estás dolido como para que deje otra marca amoratada en tu piel “pálida” – Malfoy entrecerró los ojos, su mente le regaló una imagen de si mismo con Potter chupando su cuello como un vampiro, pero no era exactamente eso de lo que el otro hablaba – pero no estoy buscando golpearte otra vez. Tu repertorio de insultos ya esta desgastado de tanto que lo repites. Eso cansa, ¿sabías? No tiene gracia quedarme discutiendo por cosas tan infantiles contigo. Cuando crezcas entenderás de lo que hablo. ¡Vive tu vida y déjame vivir la mía! Olvídate que existo, ¿sí?

    La quijada de Draco se había zafado. Él… él no tenía palabras, nada que retrucar. ¿Cuando creciera? ¿No tenía gracia insultarlo? Pero fue salvado de responder cuando alguien entró al vestidor corriendo.

    - ¡Harry! Harry, hay una… - el chico negro llegó hablando entusiasmado, pero percibió el tenso ambiente y se detuvo. – Oh, er… hum…

    Potter simplemente le dio la espalda a Draco.

    - Dime, Lee.

    - Oh, Harry, acabo de enterarme. ¡La universidad va a competir en voleibol contra Durmstrang! Ellos están montando un equipo especial para el juego, juntando a los mejores jugadores de todos los cursos de la universidad. ¡Te debes inscribir, Harry!

    - ¿Qué dijiste? – cuestionó Draco con los ojos brillando.

    Potter le lanzó una mirada de desprecio antes de girarse nuevamente a Lee Jordan, otro jugador de su equipo de voleibol.

    - Salgamos de aquí, Lee.

    Los dos dejaron el vestidor mientras conversaban. Draco dejó que una sonrisa cubriera su rostro. ¡Tenía que entrar en ese equipo! Debía probarles a todo que era un buen jugador, tan bueno como Potter. Entraría en ese equipo o su nombre no era Draco Malfoy.

    Tomó un baño y se vistió. Ya había parado la lluvia, pero había muchos charcos de agua en el estacionamiento. Desactivó la alarma de su BMW blanco, entró, colocó un CD de dance en el volumen exacto para que las bocinas estremeciesen a los peatones en la calle, prendió la marcha y partió. Mientras dejaba el estacionamiento con sus pensamientos hormigueando en su cabeza – la pelea reciente con Potter y la noticia del juego contra Durmstrang – fue entonces que reparó en Potter despidiéndose de Jordan y dirigiéndose a su auto. Miró el asfalto al lado del Gol plateado que el chico acababa de abrir y vio un poco de agua. ¡Perfecto!

    Paró el auto con una maniaca sonrisa en los finos labios, puso la primera velocidad y aceleró quemando llanta. Pasó por el charco a alta velocidad haciendo llover agua hacia ambos lados. Se carcajeó por la cara de espanto e incredulidad de Potter cuando lo bañó. Por el retrovisor miró los minutos de vacilación del chico antes de que mirara su propia ropa mojada y pateara con fuerza el suelo, salpicando más agua para los lados. Nada podía haber mejorado su humor como aquella escena. Y Potter aún decía que no tenía gracia, tsk tsk tsk…

    -------------

    En el próximo capítulo…

    - Sirius, he cumplido mi parte de la promesa, ¿y tú?

    La sonrisa en el rostro del hombre murió y suspiró.

    - Ah, Harry, yo estoy bien así…

    - No, no me convences, ¡no te creo!

    Sirius recargó su cabeza hacia atrás.

    - Es más complicado de lo que imaginas, Harry…

    - ¡Entones explícame!

    ---------------------
    QUOTE
    Notas finales:

    Notas de la Autora: ¡Uhuhu! ¡Harry en toalla! O.O Parece que alguien se quedó babeando en su trasero… y qué trasero, ¿eh? Gente, estoy tan animada con la aceptación que tiene Natalie que ya estoy maquinando más participaciones especiales de ella, ¡ji ji ji!

    Notas de la Traductora: Pos eso, cariños. Que la historia se pone más buena cada vez. Yo feliz traduciendo, ¿ustedes felices leyendo? Por cierto, el próximo capítulo se llama Confesiones.

    Aviso que estoy de vacaciones (Escuchaste eso, mundo?), y pues, contrariamente a lo que mundo pueda pensar, tengo un mogollón de tarea y deberes personales que debo atender. Siento no estar tan seguido por acá, pero c’est la vie!

    QUOTE
    PD: Como ya dijeron arriba, la cosa se pone muuuuucho mejor jejejejejejeje. Este fic lo actualizare sabados, solo que esta vez se adelanto porque el sabado estare ocupada y no podre hacerlo, asi que en esos casos se adelantara la publicación.
    Además decirles que estoy subiendo otro fic: Harry Potter y el Fabricante de Pociones, ya esta por la mitad del segundo libro y aun tiene para rato, tiene muy buenas recomendaciones, como por ejemplo Intruders:

    Quiero empezar por la que he catalogado como mi historia del 2009, la que se ha colado en mi top ten de historias favoritas sin ningún tipo de duda y con fuerza avasalladora.

    HP y el fabricante de pociones, de Zafy (antes conocida como p160880) - (contiene mpreg).

    Tengo que alabar a la autora, y sobre todo, su arte para crear historias largas (pero las más largas con las que me he encontrado) y con una trama que merece la pena. Además de ser una excelente escritora, es agradable con todos los que le escriben y nunca deja de responder cada uno de sus comentarios, o de actualizar cuando lo promete.

    Me la encontré varias veces en el pasado, y siempre le dije: tu capacidad de superación es increíble. Dentro de poco tendrás entre tus manos una obra maestra que me veré obligada a recomendar allá por donde vaya. Sus fics anteriores eran buenos, entretenidos y atrayentes, pero este es una joya en todas sus dimensiones.

    Pero ¿de qué va HP y el fabricante de pociones? Usemos sus propias palabras para encaminarnos:

    “Luego de la guerra Draco se encuentra en una de las celdas del ministerio, dispuesto a enfrentar lo que ahora le toca por estar en el bando perdedor.

    Harry se encuentra perdido entre los recuerdos de guerra, sintiendo que la libertad por la que tanto había luchado ahora lo ahoga.

    Poner a andar sus vidas les costará mucho, hacerlo juntos más aún, descubriendo que en el mundo mágico no sólo se discriminaba por los estados de sangre…”

    Dividido en seis libros, marca cada etapa de nuestros dos chicos, cada momento importante de su vida y todos los acontecimientos que los rodean.
    Desde ese primer momento en el colegio, donde las cosas ya no son lo que eran, hasta ese final que marca toda una vida a la que nos hemos visto invitados.

    No solo narra una historia, sino que crea un mundo entero que la envuelve. Cuida los detalles hasta el más mínimo, trasladándote a una sociedad completa, donde los personajes son como son por todo lo que han vivido. Se trata de personas que habían sufrido antes otro tipo de situaciones, y por tanto es absolutamente normal que se vean abocados a ser así.

    Sus originales se ganan el cariño del lector casi desde el primer momento, convirtiendo su historia en parte imprescindible del fic, y entremezclándolo a la perfección con el universo en el que se mueven.

    No quiero desvelar nada de la trama, porque sería romper la magia en la que podéis veros sumergidos, pero no quiero que olvidéis que si leéis esta historia no leeréis simplemente un fic, sino que os veréis arrastrados a un entendimiento entre líneas. No es solo un buen Harry/Draco, es toda una obra maestra en contra de la homofobia, en pro de los derechos de todos los seres humanos y a favor del respeto. Es un fic sobre el amor, la amistad, la vida (que no siempre es fácil) y todas esas cosas que hacen que nuestro paso por el mundo sea algo que merece la pena vivir.

    Si deseas leerlo, pulsa AQUI. No se que mas agregar a lo dicho arriba, solo que van a reir, llorar, suspirar, comerse las uñas y adentrarse al mundo que Zafy nos muestra en ese fic. Yo tambien lo tengo dentro de top ten, junto con "Green Eyes", asi que leanlo y vivanlo ;-)

     
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