Green Eyes (Harry/Draco - Sirius/Remus): Epílogo [FINALIZADO] - AGRADECIMIENTOS

Autora: Amy Lupin Traductoras: anali_snape y Hermione

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  1. karigutis
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    Capítulo Cinco

    Confesión




    Miércoles prometía ser un día pesado. La primera clase que tuvo Draco fue Teorías de la Administración. La profesora era una señora con apariencia severa – y no sólo la apariencia – Minerva McGonagall. Esa clase era solamente para Administración, así que Draco no pudo evitar sentarse cerca de sus amigos. Tuvo que aguantar la crisis histérica – en volumen bajo, gracias a la profesora – de Pansy hasta que McGonagall le llamó la atención a la chica, lo que no demoró tanto. Por ello al final de la clase Pansy ya estaba más calmada, había incluso olvidado los motivos que tenía para nunca más mirar a Draco a la cara. Lo siguió hasta la oficina de la secretaría, donde Draco se informó sobre el nuevo equipo de voleibol y se inscribió. Las pruebas serían el sábado. Aprovechó para convencer a Marcus Flint, capitán de su equipo que también se había inscrito, de reservar la cancha esa misma noche para que entrenasen.

    Después del descanso fueron al aula del primer piso donde tenían clases en conjunto con Sistemas de Información y Comercio Exterior. El profesor aún no había llegado, así que esperaron por él recargados en la pared al lado de la puerta. Draco hasta había cerrado los ojos para dejar bien claro que no quería ser molestado por nadie. Estuvo aliviado porque Pansy parecía haber entendido el mensaje hasta que sintió sus pulmones invadidos por una humareda desagradable que lo estaba sofocando. Abrió los ojos para ver a Pansy con un cigarro en la boca.

    - ¡Pansy, idiota! – Draco tomó el cigarro de las manos de la chica con rudeza. - ¿Cuántas veces tengo que decirte que no debes fumar cerca de un Malfoy? Además de eso, sabes perfectamente que…

    - …que no está permitido fumar dentro de la universidad – completó una voz femenina, pero no era de Pansy.
    Draco se giró para mirar a Granger, seguida de cerca por Weasley y Potter, obviamente. Perfecto, ahora ellos pensaban que era él quien estaba fumando. Pero en lugar de intentar justificarse, Draco tuvo una mejor idea. Colocó el cigarro en su boca, aspiró con cuidado para no respirar aquel humo asqueroso y exhaló en la cara de la muchacha, quién comenzó a toser. Potter pareció indignado y la empujó hacia atrás.

    - Vamos a entrar – dijo, pero Weasley estaba completamente rojo, aspirando y soltando el humo.

    - Tú, asqueroso… - Weasley hizo el amago de acercarse a Draco, pero el profesor Lupin escogió ese momento para aparecer.
    Antes de que los viera, Draco tiró el cigarro al suelo y lo pisó para apagarlo, lanzó una mirada divertida y entró al aula. Sólo entonces se permitió toser discretamente mientras se sentaba cerca de la puerta, intentando no pensar en cuántos minutos menos tenía de vida por causa de esa broma.

    - ¡Bebé! ¡No sabía que también habías comenzado a fumar! – graznó Pansy.

    Draco reviró los ojos y tosió una vez más.

    - Calla, imbécil, - Pansy puso una cara de confusión. – Dame alguna pastilla, un caramelo, un chicle, cualquier cosa que me quite este gusto horrible de la boca.

    Ella, más que rápido, le entregó una pastilla de menta. Draco observó al Trío de Oro entrar al aula y sentarse en algunos lugares próximos.

    - ¡Buenos días! – saludó Lupin mientras entraba y colocaba sus cosas en el escritorio. – Hoy dejaré un trabajo que contará para la calificación final. Quiero que se reúnan en parejas o tríos para hacer algunos ejercicios que repartiré.

    Draco reviró los ojos nuevamente. ¡Por supuesto que dijo tríos! Siendo tan indulgente con Potter… Draco nunca admitiría esto, pero creía que Lupin era un buen profesor, sin embargo no tenía clase. Vestía con ropas viejas, no tenía postura alguna o estatus. Un perdedor asmático, como él acostumbraba dibujarlo. ¿Cómo podría respetar a una persona como esa?

    En ese momento escuchó un arrastrar de sillas próximo y Pansy ya estaba a su lado. Soltó un bufido, pero no dijo nada, de cualquier modo tendría que hacer solo los ejercicios. Observó al trío acomodarse de modo que Granger quedase de espaldas a él y Potter y Weasley de medio lado, uno mirando al otro. Potter distribuyó chicles a los otros y comenzó a masticar mientras Granger copiaba los ejercicios del pizarrón.

    - Toma, Pansy – Draco le pasó papel y pluma. – Ve si por lo menos puedes copiar el problema, ya que no haces nada más.

    - ¡Ah, qué hoja más simple! Tengo una del Osito Pooh por aquí, espera un minutito.

    - No, Pansy. Yo quiero esa hoja simple. Esto no es alguna cartita ridícula de amor, es Estadística.

    - ¡Ow, bebé! ¿Acaso eso fue una indirecta para que te escriba una cartita de amor en una hojita de Pooh?

    - ¡Cállate y copia!
    Draco regresó su atención al trío nuevamente y agudizó el oído.

    - … está coladita por ti, colega – decía el pelirrojo con descaro.

    - Lo sé, - dijo Potter sin mucha emoción. – No son ningún idiota para no darme cuenta, pero yo no quiero nada con ella. Es muy desvergonzada, ¡siempre me está comiendo con los ojos!

    - Yo también creo que no es para ti, Harry – se entrometió Granger sin dejar de copiar. - ¿Pero y Parvati? Ella es una buena chica y últimamente no te quita los ojos de encima.

    - Pues sí, ella fue a verme entrenar ayer – Potter dio un suspiro cansado. – No sé…

    - Ella es bonita, Harry. No tanto como Lavander, pero… ¡Ow! – Weasley se ganó un pellizco de su novia y Draco rió desdeñoso. - ¡Sólo estoy diciendo lo que pienso, joder! ¿Dónde está la libertad de expresión en este país?

    - Le gustas, Harry, y eso es lo que importa – concluyó Granger. – Creo que deberías darle una oportunidad. Si no sale bien, pues, paciencia…
    Potter apoyó la quijada en una de sus manos con la mirada perdida.

    - ¿Cuál es el problema, amigo? – Weasley hizo la pregunta que Draco tenía en mente.

    - No sé, Ron. Yo estoy bien así, sabes, solo. No me siento tentado a tener novia. Tal vez estoy esperando por un sentimiento que no existe, tal vez yo sea frío, insensible, pero sé que no siento nada por ella ni por nadie últimamente.
    Draco no pudo dejar de pensar que aquella actitud era, mínimo, ridícula. ¿Necesitaba sentir alguna cosa para dar besos?

    - Recuerda la promesa que le hiciste a Sirius de que por lo menos lo ibas a intentar – dijo Granger.

    - Sí… creo que no me cuesta nada intentarlo… - se resignó Potter.
    Ellos quedaron en silencio por un momento mientras Potter parecía decidirse si debía decir algo, hasta que lo resolvió:

    - ¿Cómo está Ginny? – preguntó al pelirrojo.
    “Oh, eso es interesante” pensó Draco. “Parece que encontré un motivo real para tanta indiferencia, ¡aún está enamorado de la pelirroja!”

    - Peleó de nuevo con Colin – respondió Weasley con un mal gesto. – Está en casa toda irritada, casi comiéndose a todo aquél que se le acerca. Creo que deberías aprovechar para conquistarla de nuevo, amigo – dijo con esperanza.
    Potter soltó una risotada sin emoción.

    - Si ella ya no hubiese peleado con él unas quinientas veces antes…

    - Es cierto – se desanimó Weasley nuevamente. – Parece que a cada reconciliación ellos están más melosos, es nauseabundo sólo mirarlo.
    Granger, que había estado callada hasta el momento, se manifestó.

    - ¿Harry, de verdad crees que todavía la quieres?

    - Pues a decir verdad, no creo que sería la misma cosa si volviésemos, lo que no creo que realmente pasará. Yo me enamoré de la imagen de mujer madura y determinada de Ginny y esa imagen nunca va a salir de mi mente. Comparo a todas las chicas con ella y, obviamente, no encuentro alguna que sobresalga ante mis ojos.

    - Pues es eso exactamente lo que creo, Harry – dijo la chica. - ¿Eso es o que quieres? ¿Otra chica exactamente como ella?

    - No, no podría soportar mirar a Ginny en cada uno de sus gestos, recordaría lo pasado, mis errores, de cómo fui un idiota por dejarla salir de mi vida… Pero vamos a dejar de lado ese asunto por ahora, ¿quieren?
    Potter se sentó más desgarbadamente en el asiento y se empeñó en hacer una bomba del chicle. “¡Reviéntate! ¡Reviéntate!” gritaba mentalmente Draco mientras la bomba crecía lentamente.

    - ¿Qué harás hoy, Harry? – preguntó Weasley.

    Potter negó con una mano en el aire en respuesta. Weasley pareció satisfecho con eso, pero Draco frunció las cejas imaginando lo que aquello podría significar, pero se distrajo cuando la bomba de chicle finalmente estalló embarrándose en toda la cara del chico.

    Draco se rió alto y fuerte, sin embargo su risa murió cuando los tres también comenzaron a reír, divirtiéndose. Potter también encontró la gracia e intentaba limpiarse el chicle de alrededor de la boca, con la ayuda de Granger. De repente, no tenía gracia alguna para Draco.


    -------------------


    Harry estaba sentado de frente a la computadora en lo que parecía ser un laboratorio de informática reducido. Había otras nueve computadoras dispuestos alrededor de las paredes y cinco de ellas estaban ocupadas. Faltaban pocos minutos para las 18 horas, cuando podría finalmente irse a casa para tomar un baño. El día entero había estado nublado, pero estaba bastante sofocado y el aire acondicionado estaba descompuesto, para variar.

    .:Ángel:. dice: ¿Por qué Príncipe Slytherin?

    Príncipe Slytherin dice: No entendí. ¿Me estás preguntando el por qué del nombre?

    .:Ángel:. dice: Sí.

    Príncipe Slytherin dice: Lo saqué de una leyenda muy antigua. Decía que Salazar Slytherin era un mago muy poderoso y que tenía el don de comunicarse con las serpientes.

    .:Ángel:. dice: Interesante. Nunca escuché hablar sobre él.

    Príncipe Slytherin dice: Es poco conocido. ¿Pero y el tuyo? ¿Por qué Ángel?

    .:Ángel:. dice: Oh, es una cosa sin importancia…

    Príncipe Slytherin dice: Recuerdo que habías dicho que tenía un valor emocional para ti, entonces ciertamente no es una “cosa sin importancia”.

    .:Ángel:. dice: Ok, tiene mucha importancia para mí, sí. Es que mi madre acostumbraba llamarme así, sólo eso.

    Príncipe Slytherin dice: ¿Por qué acostumbraba? ¿Será porque ya estás algo crecidito como para que te continúe llamando Ángel?

    .:Ángel:. dice: No, en realidad es porque ya murió.

    Príncipe Slytherin dice: Oh… lo siento mucho…

    .:Ángel:. dice: No hay problema.

    Príncipe Slytherin dice: ¿Vas a tocar hoy?

    .:Ángel:. dice: Sí, hoy tengo clase. Y tú, ¿ya pensaste si quieres tomar clases? Si quieres, yo tengo un profesor perfecto para recomendarte.

    Príncipe Slytherin dice: Bueno, no sé… creo que si fuera a aprender a tocar algún instrumento sería la guitarra. No sé si tengo el don para tocar piano. Parece muy difícil con todas aquellas notas para ser leídas de una sola vez…

    .:Ángel:. dice: Te garantizo que es mucho más fácil que hablar con serpientes.

    Príncipe Slytherin dice: ¡Oh, ya lo creo que sí! Pero aún así prefiero la guitarra. Parece mucho más simple: sólo acordes y voz.

    .:Ángel:. dice: No te preocupes por eso, conozco un buen profesor también. Debes conocerlo porque estudiaste en Hogwarts. Él da clases de Estadística para Administración.

    Siguieron algunos segundos de vacilación antes de que Harry obtuviese una respuesta:

    Príncipe Slytherin dice: ¿Lupin?

    .:Ángel:. dice: ¡Eso! ¡Remus Lupin! ¡Él es fantástico! En realidad su instrumento oficial es el violín, pero toca cualquier instrumento de cuerda que le pongas enfrente: guitarra, viola, violoncello… Bueno, no querrías que tocase un instrumento de viento, ¿verdad?

    Otros segundos de vacilación.

    Príncipe Slytherin dice: Amigo, creo que acaba de subir mi concepto de Lupin. Pero es que él no tiene pinta de músico, digo, ¿no tiene crisis de asma cuando toca? No tiene que estar interrumpiéndose para usar aquél respirador, ¿cierto?

    Harry tuvo que contener la risa para no llamar la atención de los demás practicantes.

    .:Ángel:. dice: ¿Bromeas? ¡La música es una terapia para los asmáticos! Nos hace sumergirnos en otro mundo, en otra dimensión. Sus crisis están muy ligadas con su estado psicológico y la música lo relaja, es el remedio para el alma y el refugio de la mente.

    Príncipe Slytherin dice: ¡Aplausos para ti! ¡Hablaste muy bonito! ¡Casi me convences!

    .:Ángel:. dice: Pero es en serio. Necesitas escucharlo tocar algún día. Él y mi profesor de piano, ¡juntos! ¡Son increíbles!

    Príncipe Slytherin dice: Si tú lo dices…

    .:Ángel:. dice: Bueno, recado dado. Necesito irme ahora. Estoy loco por un baño.

    Príncipe Slytherin dice: Está bien, buena suerte en la clase.

    .:Ángel:. dice: Gracias, amigo. ¿Te veo mañana?

    Príncipe Slytherin dice: Ciertamente.

    .:Ángel:. dice: Ya dijiste, entonces hasta mañana.

    Príncipe Slytherin dice: Hasta mañana.

    ---------------

    Al llegar a casa, después del tan esperado baño, Harry y Sirius hicieron un pequeño refrigerio y fueron hacia el estudio. Snuffles se acomodó en un puff y se preparó para una larga y confortable siesta.

    - ¿Comenzamos? – preguntó Sirius jalando un banquito al lado del de Harry.

    - Claro, profesor Padfoot.

    - Perfecto, veamos entonces.
    Harry comenzó con algunas piezas fáciles de Bull, entonces pasó a dos más complicadas de Bach, que tocó desenvuelto, y finalmente Czerny.

    - Suelta esos dedos, Harry. ¡Relájate!

    - ¡Eso intento! – protestó Harry. - ¡Argh, odio Czerny!

    - ¡No digas eso o nunca lo vas a conseguir! Czerny es perfecto para el tipo de ejercicios y tú lo necesitas.

    - ¡Pero las melodías son feas y demasiado complicadas!

    - Hey, para de lloriquear y toca nuevamente.
    Después de otro intento de mala gana, Sirius lo quitó del piano y tocó la misma pieza con maestría.

    - Continuarás estudiando esta pieza hasta que la toques así, ¿de acuerdo?

    - Está bien - se resignó Harry tirándose en un puff.

    - Y no olvides las piezas de Bull y Bach. Voy a buscar una melodía hermosa para ti como recompensa cuando pases esta lección de Czerny.
    Harry sonrió y Sirius fue hacia él en el puff.

    - Hazte para allá – Harry se acomodó de manera que Sirius se sentara a su lado abrazándolo. – Ahora me libro del título de profesor y, como tu padrino, digo que estás practicando muy bien, Harry. ¡Felicidades! – Sirius desordenó los cabellos de su ahijado y le plantó un beso cariñoso en su frente.

    - Gracias, Padfoot. ¡Algún día seré igual que tú!

    - ¡De ninguna manera! ¡Yo soy único! – Sirius infló el pecho. Harry sonrió merodeadoramente.

    - ¡Entonces seré mejor que tú!

    - Ah, bueno, eso ya es otra historia…

    Rieron y Harry se alejó un poco para mirar a su padrino a los ojos.

    - Sirius, yo he cumplido mi parte de la promesa, ¿y tú?

    La sonrisa en el rostro del hombre murió y suspiró.

    - Ah, Harry, yo estoy bien así…

    - No, no me convences, ¡de verdad que no!

    Sirius recargó hacia atrás la cabeza.

    - Es más complicado de lo que imaginas, Harry…

    - ¡Entonces explícame!

    Sirius permaneció inmóvil por largos segundos antes de levantar la cabeza nuevamente, tallarse el rostro con las manos y mirar a su ahijado con una seriedad inusual.

    - Está bien, Harry. No puedo escondértelo toda mi vida. Pero tienes que entender que no es fácil para mí, nunca hablé sobre ello con nadie y tengo miedo a tu reacción.

    - Te tendrás que arriesgarte para saber cómo voy reaccionar – dijo Harry valiente. Sabía que algo estaba incomodando a su padrino y estaba dispuesto a ayudarlo y apoyar en lo que fuera.

    - Harry, tuve mucho tiempo para pensar en mis errores mientras estaba en la cárcel. Todo el tiempo que pasé ahí, dejé de vivir, sólo recordaba todo por lo que había pasado. Lloré mucho por tus padres y principalmente por Remus. Sabía que Remus estaba sufriendo mucho, y estaba solo. No tiene familia ni amigos ni nadie más. Nosotros éramos su única familia y de repente James y Lily estaban muertos, yo preso y Peter había desaparecido. No valía la pena llorar por tus padres, porque no los traería de vuelta, ¡pero sólo saber que no podía hacerle compañía a Remus me dejaba un gran dolor en el corazón! Tan pronto salí de la cárcel, la primera persona a la que busqué fue a él. Debiste verlo, Harry. Era un desastre, un mero fantasma de lo que él fue. Y yo hice de todo para traerlo de vuelta a la vida al mismo tiempo que te intentaba convencer de que era inocente. Conseguí ambas cosas y fue lo que más orgullo me causa de haber hecho en la vida.
    Sirius se detuvo un poco, cerrando los ojos con fuerza antes de continuar mirando hacia la ventana:

    - Creía que después de eso estaría satisfecho por el resto de mi vida, pero eso sería imposible. Después de alcanzar esos objetivos vino el querer librarte de los Dursley y yo juré para mi mismo que haría todo por ello. Pero entones pasó algo que no esperaba. Llegó el momento de que Remus me ayudara, de que hiciera todo por mí. Pasamos mucho tiempo juntos, conversando, riendo, recordando los viejos tiempos, tocando juntos. Sólo nos teníamos el uno al otro y, sin que me diera cuenta, un sentimiento fue llegando sin pedirme permiso. De repente tenía ganas de escuchar más de la voz calma de Remus, sus risotadas, sus peleas e implicaciones, de divertirme con su manía de querer arreglar todo y a todos, de estar a su lado para calmarlo durante sus crisis…
    Harry estuvo en silencio, cargado de expectativas y dudas. Sirius pensó qué decir. Tal vez no se había expresado correctamente. ¿Qué más podría decir para transmitir el mensaje y no ofender a Harry?

    - Pasé a tener la necesidad de su compañía, de admirar su apariencia frágil y tímida, pero al mismo tiempo determinada, de mirar aquellos ojos tan tristes, de provocarlo con cosas sin importancia sólo para apreciar sus adorables gestos enojados...

    - No comprendo a dónde quieres llegar, Sirius – miró a su ahijado, que tenía la confusión estampada en el rostro, entonces suspiró y volvió a mirar la ventana.
    Aparentemente aquellas reacciones aún no eran tan reveladoras. Tal vez si no estuviese siendo muy claro, tendría que escoger mejor las palabras.

    - En realidad, Harry, sentía la necesidad de algo más. Quería poder tocarlo, acariciarlo, abrazarlo… besarlo.
    Al decir esas palabras, Sirius podía sentir cómo Harry se tensaba y supo que finalmente había sido comprendido – más claro que eso era imposible, ¿cierto? Pero no tuvo el coraje de mirarlo y aún no conseguía terminar.

    - Creo que él nunca sospechó algo, en verdad, pero percibí lo que estaba sintiendo y aún siento. No podía decirle nada, no me podía permitir ese sentimiento porque de ese modo acabaría con todas las esperanzas de sacarte de aquella casa, Harry. ¿Quién pasaría tu custodia a un hombre que se relaciona con otro hombre? Me prometí que tan pronto como consiguiese traerte a vivir conmigo te hablaría al respecto, pero descubrí que no sería fácil. Tuve miedo a tu reacción, que me rechazases, que me tuvieras asco. Pero eso te estoy contando esto yo primero, antes de tomar cualquier otra decisión. Porque si me dices que no lo aceptas, Harry, Remus nunca va a saber de esto.
    Sólo entonces Sirius miró a Harry. El chico también miraba hacia la ventana y tenía los ojos desenfocados. Era imposible distinguir lo que fuera que estuviese pensando o sintiendo, pero sólo el hecho de que el chico no se había apartado de su abrazo ya le daba una pequeña esperanza a Sirius. Harry suspiró y tomó su cabeza entre sus manos.

    - No puedo creerlo, Sirius – dijo cansado y Sirius sintió un nudo formándose en su garganta. – ¡No puedo creer que guardases eso por todos estos años! ¿Por qué no me lo contaste antes?
    Harry regresó aquellas dos esmeraldas para mirarlo con sinceridad y preocupación, y Sirius no sabía si debía reír o llorar.

    - Ah, Harry… Tuve tanto miedo de que empacaras y te fueras sin nunca más mirarme a la cara…

    - Te entiendo, Sirius. No fue fácil para mí escuchar todo eso, ¡pero no puedo impedirte ser feliz! ¡Aún si me dijeras que tu felicidad está al lado de Severus Snape te daría todo mi apoyo!
    Sirius soltó una risa que más parecía un ladrido y desordenó los cabellos de Harry nuevamente antes de apretarlo en un fuerte abrazo.

    - Gracias, Harry. ¡Te prometo que voy a conquistar a aquél adorable tonto y que voy a ser el hombre más feliz del mundo!

    - ¿Cómo puedes estar tan seguro?

    - ¡Hey, Harry, eso es obvio! ¡Soy irresistible!

    Harry lo miró con el semblante serio.

    - Sólo prométeme una cosa, Sirius.

    - ¡Lo que quieras!

    - Promete que no andarás besando a Moony por toda la casa hasta que me acostumbre a la idea…

    Sirius echó su cabeza para atrás y rió con ganas.

    - Está bien, intentaré contenerme.

    Harry sonrió medio desconcertado.

    ----------------------

    El jueves tardó mucho en llegar, en opinión de Draco. Estuvo entrenando hasta tarde con Flint la pasada noche y sólo él sabía como era de desgastante entrenar con alguien tan pésimo como su entrenador de equipo. Sin embargo, aguantó firme con el tentador pensamiento de que probaría a todos su capacidad. No tuvo ninguna clase conjunta aquella mañana, pero se enteró de que Potter tendría entrenamiento también esa noche y se programó para ir al club nuevamente. Esta vez no tanto por el espionaje – se intentaba convencer a sí mismo –, sino por la necesidad de mejorar su acondicionamiento físico. Estaba un poco bloqueado por la falta de ejercicio.

    La tarde pasó tediosamente lenta. Tuvo que participar en la demostración del sistema al cuál fueron hechos los exámenes que anteriormente sugirió. El sistema era bastante complejo y la demostración le tomó casi toda la tarde, por lo tanto no le sobró mucho tiempo para conversar con Ángel. No obstante, le tenía buenas noticias.

    .:Ángel:. dice: ¿En serio?

    Príncipe Slytherin dice: ¡Con toda seguridad, funcionó perfectamente!

    .:Ángel:. dice: ¡Uff! ¡Ya me estaba preocupando! Siento que mi próximo artículo tal vez no sea de mucha utilidad para tu empresa…

    Príncipe Slytherin dice: ¿Sobre qué será?

    .:Ángel:. dice: Sobre hackers, los peligros de utilizar servicios – bancarios, principalmente – por Internet y algunos tips para evitar que las contraseñas sean descubiertas.

    Príncipe Slytherin dice: Oh, bueno, la mayoría de nuestro servicio bancario es hecho por Internet, pago de títulos de crédito, transferencias, etc., ¡entonces tal vez podamos sacarle algún provecho a tu artículo!

    .:Ángel:. dice: Perfecto, encontré algunas cosas bien interesantes, pero sólo lo sabrás hasta el domingo.

    Príncipe Slytherin dice: Está bien. Entonces, ¿cómo fue la clase de ayer?

    .:Ángel:. dice: Wow, polémica, diría. Pero fue productiva.

    Príncipe Slytherin dice: ¿Polémica?

    Draco se rascó la barbilla mientras el otro probablemente dudaba sobre qué decir.

    .:Ángel:. dice: ¿Haz descubierto alguna cosa que nunca, jamás habías pensado sobre alguien a quien creías conocer bien?

    Oh, Draco conocía eso muy bien. Venía pasando por ello durante toda esa semana al observar al chico que siempre odió. Siempre pensó que sabía todo al respecto del Chico-Que-Sobrevivió, pero descubría cosas nuevas cada día y era frustrante. Al contrario de saciar su sed, como Natalie le había dicho que sucedería, ¡estaba cada vez más curioso!

    Príncipe Slytherin dice: Sí. Pasé por eso recientemente. Es gracioso cómo pensamos que conocemos a las personas, pero ellas son mucho más complejas de lo que imaginamos. ¡Y sorprendentes!

    .:Ángel:. dice: Sorprendentes, sin duda alguna…

    Príncipe Slytherin dice: ¿Y qué pretendes hacer en cuanto a ese nuevo descubrimiento?

    .:Ángel:. dice: Aceptarlo. Creo que tengo que cambiar mi modo de pensar, mi punto de vista sobre el asunto. Estoy seguro de que puedo acostumbrarme a ello. Sólo está siendo difícil de digerir, pero me estoy acostumbrando.

    Draco no creía que era fácil aceptar o digerir sus descubrimientos. Mucho menos cambiar su punto de vista sobre Potter.

    Príncipe Slytherin dice: Espero que lo consigas, porque yo no estoy tan seguro de hacerlo.

    .:Ángel:. dice: Hora de irnos, ¿cierto?

    Príncipe Slytherin dice: Sí, finalmente. Hoy el día estuvo muy pesado. Hasta mañana.

    .:Ángel:. dice: Adiós.

    -----------------------

    Draco llegó al club en poco antes del entrenamiento y pudo ver a Potter llegando también. El chico era el primero del equipo en llegar y, después de colocar su uniforme rojo y dorando, fue hacia la cancha para calentarse mientras esperaba por el equipo, probablemente para evitar más calambres. Y esta vez no tuvo ninguno, de hecho, brincó durante todo el entrenamiento, pero no se quitó la camiseta, otra vez. ¿Será que tenía vergüenza por las chicas que lo estaban observando? ¡Pero si tenía un cuerpo admirable…! ¿Dije admirable? No, quise decir envidiable – como Draco sólo admitía a sí mismo, lo que ya era un gran progreso - ¿entonces por qué tenía vergüenza? ¿Sería tímido? Por lo menos a él no le gustaba el hecho de que una tal “chica resbalosa” se lo comiera con los ojos.

    Draco tuvo que descuidarlo un poco por hacer algunas abdominales y flexiones. El club estaba más lleno esa noche que el martes, pero Draco estaba tan entretenido en sus pensamientos que no reparó en las chicas que le lanzaban miradas hambrientas, algunas descaradas, otras más disimuladas.

    Cuando regresó a la bicicleta, Potter había parado para beber agua, la misma chica morena de la noche del martes fue hasta él y se sentó para conversar nuevamente. Ahora él la reconocía como Parvati Patil, que debía estar en el grupo de Contaduría. Él parecía medio dudoso, no estaba tan entretenido como en el entrenamiento anterior. Pero ni por eso la chica dejaba de admirarlo y sonreírle, a lo que él se esforzaba en corresponder. Potter fue llamado nuevamente, entonces se levantó y despidió de la chica. Pero Draco se sorprendió cuando el chico la abrazó antes de que ella se fuera y le dijo algo que hizo que la sonrisa de la niña se triplicara en tamaño. No se fue esta vez, se sentó nuevamente y observó el juego. Draco pedaleó más rápido.

    El entrenamiento no duró mucho más después de aquello. Potter le dijo algo a Patil y acompañó a los otros hasta el vestidor. Draco fue para allá también y tomó un baño. Salió del club y se quedó parado mirando a la nada. Ya había visto el entrenamiento, estudiado el comportamiento de Potter, ¿entonces por qué sus pies insistían en no salir del lugar? ¿Por qué moría de curiosidad por saber lo que sucedería después? Bueno, estaba investigando, debería hacer el servicio completo.

    Se dirigió rumbo a las escaleras y bajó a la cancha. Al mirar por primera vez, creyó que no había nadie más. Las tribunas estaban vacías y las luces de los vestidores apagadas. Ya se iba a regresar cuando escuchó un murmullo y viró a un lado. Al lado del vestidor, parcialmente escondidos de su vista por un pilar, estaban Potter y Patil… besándose – la única explicación para el sonidito que escuchaba. Patil estaba recostada contra la columna de concreto, envolviendo el cuello de Potter mientras este aseguraba su cintura y colocaba su cuerpo sobre el de ella. Estaban muy cerca de Draco, pero aparentemente demasiado entretenidos para notarlo, por eso se escondió en las gradas por la escalera, sentándose en uno de los últimos peldaños. La justificación que le dio a su consciencia fue que no quería ser notado, pero en realidad no conseguía quitar los ojos de esa escena.

    Ellos permanecieron así por algunos minutos que Draco no supo precisar, hasta que Potter quitó sus labios de los de ella y recargó su cabeza contra el concreto. La chica entendió aquello como un permiso para besar su cuello, pero tan pronto como comenzó, el chico se alejó de ella, apoyándose en la otra pared y tirando su cabeza hacia atrás, de ojos cerrados. Draco arqueó una ceja y Patil se quedó inmóvil.

    - Harry… ¿está todo bien? – murmuró después de algunos segundos en los que el chico no hizo mención de moverse.
    Potter respiró profundamente antes de enderezarse y recoger su mochila del suelo.

    - Discúlpame, Parvati… yo… ¿quieres que te lleva a casa?

    - No, yo… vine en mi auto… gracias – la voz de la muchacha parecía trémula, y Potter evitó mirarla a los ojos.

    - Lo siento mucho, Parvati… No debería haberte hecho esperar por mí.
    En lugar de responder, la chica salió corriendo y Potter se recargó nuevamente en la pared, escurriéndose hasta el suelo.

    - Idiota – por increíble que parezca, esa única palabra no había salido de boca de Draco, sino del propio Potter, que se golpeaba la cabeza contra la pared en auto reprimenda.

    Draco no sabía qué pensar. Era la primera vez que veía al Chico de Oro tan expuesto y no sentía ni el más mínimo impulso de sacar provecho de la situación. No tenía nada para sacarle en cara, para atormentarlo, insultarlo. Quería poder entender lo que pasaba. Había dicho que estaba tentado a tener novia y no lo lograba, cuando por lo menos la mitad de la población femenina de Hogwarts se tiraría a sus pies si se lo pidiese. Patil era bonita, recatada y estaba loca por él, por lo que parecía. Pero por lo visto eso no había sido suficiente para convencerlo. ¿Sería todo por causa de aquella Weasley? ¿Será que la chica era tan perfecta de modo que ninguna otra le causaba diferencia alguna? Draco sólo pudo concluir que el sentimentalismo era algo de lo que debía mantenerse alejado. Si fuera para quedar ese estado desconsolado en el que se encontraba Potter, entonces prefería nunca entender por qué era tan importante sentir alguna cosa por alguien.

    Potter finalmente recuperó su determinación y se levantó, dejando la cancha y a un Draco inmerso en sus pensamientos. Acabaría loco antes de comprender a Harry Potter.

    ----------------


    En el próximo capítulo…


    Sirius sonrió aliviado mirando a los ojos a su amado amigo.

    - Yo también estoy feliz, Remus. Sólo falta una cosa para que mi felicidad esté completa.
    Remus arqueó una ceja en una muda pregunta.

    - ¿Dónde está tu respirador?

    - Me asustas, Sirius. ¡No bromees con eso! – Remus cerró los ojos, pero Sirius insistió con el semblante aún sonriente, pero un deje serio.

    - No estoy bromeando.


    QUOTE
    Notas de la Autora: ¡Sorpresa! ¡Regalito del Día del Niño para ustedes! ¡Sirius está enamorado! ¡Tra la lá! Yo siempre quise un Sirius enamorado (suspiros). Generalmente es siempre Remus quien se enamora de él, pero yo quise hacerlo diferente, je je je. Parece que nuestro Harry está un poco confuso, ¿no? ¡Y también Draco! O.o

    ¡Que levante la mano a quien le guste Green Eyes! Si manda muchos reviews, voy a actualizar el próximo sábado, ¿entienden? ¡Pues sí! ¡Chantaje, eso mismo! Y en el próximo capítulo hay… hmmm… ¡una declaración!


    Notas de la Traductora: Otro capítulo, cada vez más bueno el asunto, ja ja ja. ¿Ya ven cómo esta vez no me tardé tanto?

    Por cierto, lo de antes fue el comentario de la autora cuando publicó el capítulo. Debo decir que en Brasil el día del niño se celebra el 12 de Octubre, a diferencia de México que es el 30 de Abril, en Colombia último sábado de abril, en Venezuela el tercer domingo de junio, en Uruguay el 9 de agosto, en Argentina y Chile el segundo domingo de agosto y en Perú el tercer domingo de agosto.

    Besitos para… mí!! XD

     
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