Green Eyes (Harry/Draco - Sirius/Remus): Epílogo [FINALIZADO] - AGRADECIMIENTOS

Autora: Amy Lupin Traductoras: anali_snape y Hermione

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  1. Kari Tatsumi
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    Capítulo Trece

    Cruzando fronteras



    Draco estaba solo bajo la sombra de un árbol en el parque. Era una mañana hermosa y soleada, y varios niños paseaban con sus perros. Podía escuchar las risas y los ladridos traídos por el viento desde muy lejos. El viento travieso jugaba con sus cabellos, haciéndolos golpetear su cara ligeramente, como si lo acariciaran. Suspiró profundamente y dejó su cuerpo relajarse con el sonido del crujir de las hojas sobre su cabeza. Se dio cuenta de que tenía una sonrisa en el rostro, pero también podía ser por causa de la luminosidad, que lo obligaba a estrechar los ojos. Podría haberse quedado allí por mucho, mucho tiempo, sólo admirando el paisaje, sintiendo el viento, escuchando los ruidos tranquilizantes… pero aún así sentía que le faltaba una cosa para sentirse completo. Hasta que, de repente, sintió dos brazos rodeando su tórax y un cuerpo fue presionado contra su espalda en un abrazo firme y reconfortante. Entonces, de un momento a otro, ¡todo era perfecto! Como si hubiese encontrado por fin una parte de si mismo que hacía mucho tiempo había perdido. Draco quería girarse para ver quién era, pero quien sea que fuere quien estuviese tras él había puesto su barbilla en el hombro y le impedía voltearse.

    - ¿Eres tú, Harry? – Draco escuchó su propia voz muy distante, como si el viento se llevara las palabras incluso antes de que salieran de su boca.

    - ¿Y quién más podría ser? – preguntó aquella gruesa voz, medio cantarina, medio susurrante directamente en su oído, enviándole deliciosos espasmos por todo el cuerpo.

    Draco se estremeció y sintió al otro apartarse un poco. Su propio cuerpo protestó por la distancia, pero antes de conseguir girarse, lo sintió aproximarse nuevamente, esta vez susurrando en el otro oído:

    - ¿Puedo? – preguntó, estrechándolo entre los brazos fuertes y haciéndolo sentir embriagado.

    - ¿Puedes qué? – jadeó, cerrando los ojos para aprovechar más las sensaciones.

    - Entrar en tu vida… enseñarte a vivir… a ser feliz… - hubo una nueva pausa mientras el otro recorría con la nariz su cuello provocativamente y entonces volvió a ronronear. – Hacerte feliz, Draco… ¿puedo?

    Draco ensayó la respuesta que ya estaba en la punta de su lengua. Quería decirle que sí, no había otra contestación. Era algo tan cierto como que dos más dos son cuatro. Pero antes de que esa sílaba escapase de su boca, pudo escuchar un sonido agudo, irritante, insistente y… familiar. Fue empujado sin piedad a la realidad, alejado de aquél abrazo, privado de aquél calor por el sonido del maldito despertador.

    Gimió en protesta al darse cuenta de que aquél cuerpo firme sobre el cual estaba apoyado no era más que sus sábanas y que aquello que tocaba levemente su oreja era la funda de su almohada. Viró de bruces y jaló la almohada para taparse los oídos, en una tentativa desesperada de ahogar el sonido irritante y sumergirse nuevamente en aquel sueño cuyas sensaciones aún persistían, frescas, en su mente.

    Abrió los ojos, por fin despierto. Tanteó en la mesilla de noche y agarró el celular, silenciándolo. La comprensión de lo que había soñado finalmente le llegó como una bofetada certera en su rostro. Se sentó, refregándose los ojos y gimiendo, lamentándose como un niño mimado. ¿Había soñado con Potter? ¿Había sido abrazado por él y se había sentido perfectamente bien por eso? ¿Había estado encantado con aquellos susurros en su oído –sólo el recuerdo le erizaba los vellos rubios de su brazo– y se había derretido, desecho en los brazos del otro?

    Se frotó el brazo furioso intentando librarse de la sensación. ¿Qué habría pasado si no hubiese sido desperado por el celular? ¿Le habría implorado a Potter que entrase en su vida? ¡Bendito despertador!

    Se puso de pie con una determinación que no encajaba nada con él a las ocho de la mañana del sábado. ¡Necesitaba un baño, urgente! Estaba molesto consigo mismo como nunca antes. Corrió al baño y abrió la regadera. Se quitó los shorts y se metió bajo el agua. Aquello fue muy reconfortante. Mucho más que los brazos... masculinos. Pero todavía no podía dejar de revivir los detalles del sueño.
    Harry. ¡Lo había llamado Harry! Recordó la alegría que sintió sólo por haberlo escuchado susurrar su nombre: Draco. "¿Puedo entrar en tu vida?" Las palabras resonaban en su mente. ¿Cómo podía hacer una pregunta como esa cuando había invadido su vida desde que tenía once años? No era como si tuviera elección o, simplemente, como si pudiera darle permiso a otro para infiltrarse aún más en su mente. Ya no basta con tenerlo en la mente todo el día, ¿ahora tenía que aguantar que invadiera sus sueños también? “Hacerte feliz, Draco... ¿puedo?” Draco se frotó el rostro frenéticamente, con las narices dilatadas y la boca arrugada con asco. Eso había sonado tan ridículo, tan repugnante, tan... ¡absurdo! ¡Tonterías! ¿Cómo podía haberse sentido tan encantado con estas palabras? ¿Se estaba volviendo loco a causa de este chico?

    Dejó la esponja en el agua y la apretó entre los dedos, viendo la espuma correr junto con el líquido. Su cuello estaba rojo de tanto que había tallado. Dejó la esponja y se lavó el cabello. Luego recogió el jabón, pasándolo directamente por su cuerpo; por su pecho, donde había sentido aquellos brazos estrechándolo cuerpo del otro; por los hombros, donde el otro había apoyado la cabeza; por el cuello, donde el cálido aliento del moreno había recorrido su piel...

    Draco sintió nuevamente aquel estremecimiento y abrió los ojos - que los había cerrado sin darse cuenta- tal vez un baño no era tan buena idea... Se lavó rápidamente y cerró la ducha con la respiración acelerada. Apoyó la frente contra la pared fría. ¿Qué le estaba pasando?

    Se envolvió en la bata de baño y se lavó los dientes mirandose a los ojos a través del espejo. Eso debía regresarlo a la razón de nueva cuenta. Se vistió medio al azar y salió a toda prisa, pero nada le impidió llegar diez minutos tarde al entrenamiento.
    - Está retrasado, Sr. Malfoy – dijo la entrenadora, como si él necesitase de alguien para informarle eso.
    Burfó y evitó mirar a los demás. Ocho y cuarenta de la mañanda en sábado no era un horario muy seguro para fingir ser sociable. El entrenamiento corrió perfectamente y, tal vez por eso, duró más de lo normal. Después de ser despedidos, Draco ya estaba a medio camino para los vestidores cuando escuchó aquella voz cantarina.

    - ¿Malfoy? – era increíble la cantidad de tonalidades que Potter podía usar para pronunciar un nombre tan corto como ese.

    El rubio lo pensó dos veces antes de girarse, pero acabó dejando sus hombros caer derrotados. No sería educado ignorarlo cuando todo estaba yendo tan pacíficamente entre ellos. Tuvo la vaga impresión de que su expresión estaba más irritada de lo normal. Así que miró hacia atrás, vio a Potter quitándose las zapatillas de deporte, sentado en el suelo con aquella sonrisa irritantemente verdadera en el rostro.

    - ¿Qué? – preguntó secamente.

    - ¿No te olvidas de nada? – cantó el chico quitándose las medias y agitando los dedos de los pies conmemorando la libertad.

    Draco bufó. Miró a Jordan y a Finnigan que ya estaban entrando en los vestidores y bufó nuevamente, regresando a la cancha. Se sentó al lado de su no-más-tan-enemigo.

    - ¿Quieres que te enseñe un ejercicio genial? – aparentemente, Potter no se dejaba intimidar por miradas asesinas, pues continuó. – Es más cómodo si te quitas los zapatos.

    Draco reviró los ojos y se quitó los zapados sin ayuda de las manos mientras el moreno lo miraba en silencio. Casi podía sentir aquella mirada quemando su piel, pero aún renegaba encarar aquellas írises verdes por más que fracciones de segundo.

    - Eso, ahora acuéstate y relájate – dijo Potter, pero parecía mucho más un pedido que una orde y sólo por eso Draco obedeció. Sólo por eso.

    Dobló la playera, poniéndola como almohada y se acostó cerrando los ojos, esperando por nuevas instrucciones.

    - Relájate, Malfoy – la voz del otro estaba relativamente más cerca, lo que hizo a su corazón perder un latido. Imágenes de su sueño regresaron a su mente y él evitó abrir los ojos, con miedo de lo que vería.
    - Estoy relajada, caramba – se impacientó.

    - Pues sí, se nota. ¿Siempre estás de mal humor por las mañanas?

    Draco abrió los ojos finalmente –para lanzarle una mirada mortífera al moreno– y descubrió que estaba sentado a su lado, mirándolo por encima con una expresión suave. La palabra “idiota” hizo eco en su mente.

    - Estoy. Relajado – silbó entre dientes.

    - Es graciosa la manera en que aprietas los maxilares y arrugas la frente cuando estás relajado. ¡Parece que tienes un mapa hidrográfico en la cabeza!

    Draco dilató la nariz. Tal vez estuviese un poco tenso. Ayudaría si Potter se alejara un poco más. Volvió a cerrar los ojos y respiró profundo, relajando los músculos faciales.

    - Genial. Presta atención. Mueve lentamentelos brazos para los lados y continúa el movimiento hasta que las manos se encuentren sobre tu cabeza, mientras inspiras. Después entrelaza los dedos y estira los brazos lo máximo que puedas – Potter hacía una demostración mientras explicaba. – Después suelta el aire lentamente mientras regresas los brazos a su posición anterior, al lado de tu cuero. Hazlo ahora – Draco obedeció, sintiendo sus músculos estirándose deliciosamente. – Eso. Ahora inténtalo otra vez pero más lento.

    Esta vez, sus brazos estaban más pesados y el cuerpo le hormigueaba levemente, pero aún era delicioso.

    - Perfecto – Draco escuchó la voz del otro, venida de algún punto más abajo, y entonces sintió dos cálidas manos en sus espinillas. – Relájate, Malfoy. Sólo voy a complementar el ejercicio. Hazlo nuevamente.

    Respiró profunto antes de iniciar. Mientras estiraba los brazos, sintió sus pies siendo jalados, extendiéndolo aún más, como si estuviesen intentando estirar su cuerpo sólo jalando sus extremidades, o como si fuera una tortura de guerra, pero de una manera nada agresiva, ni desagradable, obviamente.

    Entonces, al regresar los brazos lentamente, Potter empujó la planta de sus pies en sentido contrario, estrechándolo. ¡Benditas medias que impedían un contacto directo con la planta de sus pies!

    Se redujo exhausto y calmado. De repente, todo el cansancio del entrenamiento pareció alejarse.

    - ¿Bueno, no? – preguntó Potter que parecía adivinar su estado de semi-dormido, no esperó respuesta. - ¿Quieres hacerlo de nuevo?

    - No puedo - confesó. Estaba tan relajado que dudaba de ser capaz de levantarse algún día.

    Potter se rió maliciosamente y Draco previno que las comisuras de su boca se doblasen ligeramente hacia arriba.

    - Está bien, es comprensible.

    El silencio siguió a esas palabras y el rubio finalmente reunió fuerzas para sentarse… Potter estaba haciendo lo mismo, pero sin ninguna ayuda... Vio cómo los movimientos felinos del otro levantaban la camisa conforme él erguía los brazos, dejando al descubierto la piel morena de su abdomen y los huesos de la cadera muy resaltados... Hasta que Potter se dejó caer agotado, tal como lo había hecho Draco momentos antes.

    - ¡Wow! Necesitaré que me lleven cargando a mi casa.
    Draco se dejó caer de nuevo y se mantuvieron así hasta que escucharon las voces animadas de los otros dos jugadores.

    - Hey, ¿todo bien? - preguntó Finnigan con una ceja levantada, mirándolos levantarse con pereza.

    – Todo bien- dijo Potter.

    - ¿Quieres que te espere, Harry? - preguntó Jordan, mirando a Draco receloso.

    – No es necesario. Creo que por lo molido que estoy, el baño va a demorar mucho. A pesar de que las protestas de mi estómago pueden hablar más alto...

    - Está bien, hasta luego.

    Draco se encaminó hacia los vestuarios sin mirar hacia atrás o responder a los otros.

    – ¿Sigues de mal humor? – preguntó Potter canturreando

    - ¿Y tú sigues ridículamente alegre? - respondió, a pesar de que no tenía fuerzas para sonar sarcástico en ese momento. Tomó una toalla de su vestuario y entró en el baño

    - ¡Oh, sí, estoy feliz! ¡Soy ridículamente feliz! - Draco esperaba que el ruido del agua cayendo por la regadera borrara esa voz, pero sus oraciones no fueron escuchadas.

    - ¿Y cuál es el motivo de tanta alegría? - de repente estaba curioso. – ¿Enamorado, verdad?

    - No, yo no soy el que está enamorado... ¡Oye! ¡No estoy enamorado!

    Seguro, dentro del baño, Draco se permitió sonreír, medio divertido… medio aliviado.

    - ¿Entonces quién sí lo está? - preguntó.

    – Pues mi... ¡oye, hay alguien chismoseando por aquí!
    - ¡No estoy chismoseando! – se indignó Draco. Sólo estaba intentando mantener una conversación amigable, queriendo saber más de la vida del otro… chismoseando… bueno, mejor dejarlo para luego…

    - ¡Bien, pues! In my place, in my place…

    In my place, in my place,

    (En mi lugar, en mi lugar)

    Were lines that I couldn't change, I was lost, oh yeah.

    (Eran fronteras que yo no podía cambiar, estaba perdido, oh sí)



    La mandíbula de Draco cayó: ¿Potter cantaba en la regadera? Y no estaba sólo cantando, ¡cantaba Coldplay! ¡Qué valor! Él nunca se atrevería a eso… pero mira que el moreno era afinado… En realidad, era muy bien afinado…

    I was lost, I was lost, crossed lines I shouldn't have crossed,

    (Estaba perdido, estaba perdido, cruzando fronteras que no debí haber cruzado)

    I was lost, oh yeah.

    (Estaba perdido, oh sí)



    - ¿Te gusta Coldplay, Potter?

    - Sí… creo que sí.

    - ¿Cómo que crees que sí, Potter? – dijo en su mejor tono irritado.

    - Es que no conozco mucha canciones de ellos, sólo In my place e Speed of sound. ¿Por qué? ¿Te gustan?

    - ¡Por supuesto! Los tipos son increíbles y las canciones son geniales para guitarra.

    Draco abrió mucho los ojos para la pared de su cubículo. Se habría mordido la lengua si no supiera que de nada serviría, ahora que había hablado de más. Hubo una pequeña pausa cargada de expectativa hasta que vino la voz desconfiada del cubículo de al lado.

    - ¿Tocas guitarra, Malfoy?

    El rubio se indignó con la incredulidad de esas palabras. ¿Acaso Potter creía que no era capaz de hacer algo tan agradable como tocar guitarra? ¡Carajo, tenía clase, buen gusto, estilo y era muy capacitado! Pero por el momento tenía que mentir, o acabaría denunciando su identidad como Príncipe Slytherin.

    - No, Potter. Dije que me gusta, sólo eso.

    - Aaaaah bueno…

    Draco exprimió el jabón entre sus dedos, haciéndolo escurrir por el cubículo. ¿Pero, quién necesita jabón, de todos modos? Tomó el shampoo y comenzó a lavarse el pelo. El moreno continuó cantando.

    Yeah, how long must you wait for him?

    (Sí, ¿cuánto tiempo deberás esperar por él?)

    Yeah, how long must you pay for him?

    (Sí, ¿cuánto tiempo deberás pagar por él?)

    Yeah, how long must you wait for him?

    (Sí, ¿cuánto tiempo deberás esperar por él?)

    For him

    (Por él)



    – Qué pena que Snuffles no está aquí. Le encanta hacer la segunda voz... - se lamentó el moreno y Draco miró con incredulidad a la pared, como si pudiera ver a través de ella a un extraterrestre. Entonces escuchó la risa feliz del otro - ¡Oh, Malfoy, me divierto con sólo imaginar la cara de incredulidad que has de estar haciendo ahora mismo! ¡Debes saber que Snuffles es un muy buen acompañante! Cualquier día te lo puedo comprobar, si esperas.

    - Estoy tan ansioso - dijo aburrido.

    Draco escuchó que la ducha de al lado era cerrada y casi cerró su propia ducha... cuando de repente su mente dibujó el cuerpo del moreno en frente de él. Tragó en seco, bajando la mano. Genial. Estaba escondiéndose para no verlo desnudo. ¡Y encima no tenía su jabón!

    - ¿Por qué dejaste de cantar? – acabó preguntando para romper el silencio e impedirse a toda costa imaginárselo vistiéndose.

    - Porque sólo me sé esa parte de la canción, pero si quieres la puedo silbar, no hay problema…

    I was scared, I was scared, tired and underprepared,

    (Estaba asustando, estaba asustado, cansado y no preparado)

    But I wait for you.

    (Pero esperé por tí)



    - Hey, Malfoy ¿te importaría apurarte? Mi estómago está compitiendo con mis silbidos.

    - Yo no estoy pidiéndole a nadie que me espere - desdeñó, pero temió la reacción del otro.

    If you go, if you go, leaving me here on my own,

    (Sí te fueras, sí te fueras, dejándome solo)

    Well I wait for you.

    (Bueno, espero por ti)



    - Genial. Entenderé eso como un “Ya casi termino, Potter. Gracias por ser paciente”

    Draco puso los ojos en blanco, sin embargo, su mano cerró la llave sin su permiso y se vio obligado a secarse y dejar el baño con una toalla en la cintura.

    - ¿Vas a hacer algo mañana por la mañana, Malfoy? - Potter estaba sentado con las piernas estiradas, probablemente jugando con el celular, ya que tenía la lengua hacia afuera y hacía movimientos a los lados con el cuerpo - ¡Ay, joder... morí! – Draco se dio la vuelta dándole la espalda al moreno y comenzando a vestirse.

    - "Mañana por la mañana" no existe para mí, Potter. ¿Tú no duermes nunca? - Le preguntó con sarcasmo.

    - ¡Yo duermo! Todas las noches. Las mañanas son mucho más provechosas cuando se está despierto.
    - No una mañana de domingo, por favor… - desdeñó. ¿Cómo una persona podría siquiera considerar la posibilidad de hacer algo en una mañana de domingo? ¡Y encima con todo ese entusiasmo! De hecho, Potter hace absolutamente todo con entusiasmo. ¡Qué absurdo!

    - Estaba pensando en ir a dar una vuelta en bicicleta...

    - ¿Por qué no les dices a tus amiguitos?

    - Los escuché acordado pasear los dos, obviamente no me incluyeron a mí. Pero entonces, ¿a partir de qué hora comienza tu domingo?

    Draco se frotó la barbilla antes de abrocharse los pantalones y camisa de vestir. Luego se volvió hacia el otro.

    - Creo que a partir de las tres de la tarde.

    Potter hizo una mueca.

    - Tres de la tarde es una hora muy mala. El sol está demasiado fuerte. ¿Qué te parece a las cuatro de la tarde?

    - ¿Para qué? – Draco se hizo el tonto para recibir la invitación directamente.

    - ¡Pues para ir a dar la vuelta en la bicicleta, por supuesto!

    Draco arqueó una ceja, mirando por encima como si lo analizara.

    Yeah, how long must you wait for him?

    (Sí, ¿cuánto tiempo deberás esperar por él?)

    Yeah, how long must you pay for him?

    (Si, ¿cuánto deberás pagar por él?)

    Yeah, how long must you wait for him?

    (Sí, ¿cuánto tiempo deberás esperar por él?)



    - Sí… está bien. ¿Nos encontramos en el parque?

    - Sí, en el mismo árbol – Potter se levantó y se puso la mochila colocando el celular en el bolsillo trasero del pantalón y dándole una palmadita distraído, como para asegurarse de que no se cayera.

    Draco desvió la mirada con la boca seca. El moreno se enderezó pasándose el bolso a un hombro y lo miró.

    - ¿Vamos? – Llamó a Draco haciéndolo “despertar” y tomar su propio bolso - ¿Qué es eso?

    Potter se agachó y recogió algo amarillo y resbaladizo que Draco identificado como su jabón.

    -Alguien perdió un jabón - Potter se puso de pie y depositó el objeto en el fregadero.- Ah, y... tu cremallera está abierta.

    Draco dejó caer su bolso abriendo exageradamente los ojos y rápidamente cerró la cremallera, haciendo a Potter reír mientras salía del vestuario.

    - Mierda. ¿Por qué me desesperé tanto sólo por una cremallera abierta? - Murmuró para sí mismo.

    Please, please, please, come back and sing to me, to me, me

    (Por favor, por favor, vuelve y canta para mí, para mí, a mí)

    Come on and sing it out, now, now

    (Ven y canta ahora, ahora)

    Come on and sing it out, to me, me

    (Ven y canta, para mí, a mí)

    Come back and sing to me

    (Regresa y canta para mí)



    Draco tomó su bolso nuevamente y siguió al otro fuera de los vestidores.

    In my place, in my place, were lines that I couldn't change,

    (En mi lugar, en mi lugar, era fronteras que no debí cruzar)

    I was lost, oh yeah, oh yeah.

    (Estaba perdido, oh sí, oh sí)



    -----------------

    Mientras conducía de vuelta a casa, Harry pensaba en los acontecimientos recientes. Sirius y Remus pareja. ¡Él nunca imaginó que estaría tan feliz por ellos! Era mucho mejor ver a Sirius genuinamente feliz de nuevo. Y Remus también parecía muy feliz por lo sucedido, claro que a su manera, recatado, tímido, contenido. Pero tenía un brillo de felicidad en los ojos. ¿Sería tan bueno sentirse amado? ¿Sería que él mismo llegaría a sentir eso de nuevo? Sentía que no podía recordar esa sensación…

    Un semáforo se puso en rojo justo cuando él iba a pasar y eso le irritó. ¡Tenía hambre, joder! Miró al reloj a pesar de que lo había hecho dos minutos antes y después resopló y dejó caer su cabeza en contra del volante del carro. Esa actitud impaciente le hizo recordar a Malfoy.

    Malfoy. Aquel mismo muchacho que, a los once años de edad, pasara sobre Ron como si no fuera más que un insecto y le propuso su amistad a Harry tal como lo haría un negociante, mostrando las ventajas y desventajas de volverse uno de sus vasallos. Ese muchacho que no era otro que el mismo con el que Harry iba a tener un encuentro amistoso en el parque. Curioso cómo las cosas sucedieron… reflexionó, Harry conseguía encontrar eso como la cosa más absurda del mundo, y al mismo tiempo la más normal de todas las situaciones.

    No era fácil para Harry esa aproximación. No era tentadora la idea de tener que tragarse todo su recelo y su descontento por tener que someterse a los ácidos comentarios del otro. Sin embargo, su determinación y dedicación al deporte era más fuerte que cualquier rivalidad. Anteriormente Harry encontraba la actitud de Malfoy insoportablemente mezquina, pero desde los pocos días que llevaban conviviendo, pudo constatar que todo eso era parte de la personalidad del muchacho, y que no era una persona tan insoportable como él lo había imaginado. No era que él aprobara la conducta de Malfoy. Era una persona difícil de convivir – principalmente para Harry, que también era orgulloso a su manera. Sin embargo, otra característica del moreno era ser bastante perspicaz y versátil. Traducción: él siempre encontraba un camino. Así que era eso lo que estaba haciendo, usando su don de amabilidad en su convivencia con Malfoy. Y algo le decía que estaba funcionando, tal vez en la manera como el otro siempre aceptaba sus invitaciones y también se estaba esforzando. Siempre actuaba con astucia y sarcasmo, pero tal vez esa era realmente su forma de ser amable, o tal vez Malfoy era incapaz de actuar de otra manera.

    ¿Y cuál sería el “don” que Harry le encontraría esta vez? Había descubierto un cierto placer en dejarlo contrariado –como cuando tenía menor desempeño en el voleibol; en desarmarlo cada que se mostraba gentil con él; en desconcertarlo- como cuando se sorprendió por traer la cremallera abierta. Y todo eso era mucho más divertido que discutir o iniciar una pelea con él. Llegaba a ser divertido el modo como Malfoy se malhumoraba por las mañanas, hacía expresiones snobs, tal como un niño mimado y arrogante.

    Pero sobre todo, era curioso el modo en cómo el chico se defendía de su cercanía, estaba tenso, irritado. Harry era consciente de que resultaba mucho más difícil para el otro tragarse su orgullo y aceptar que estaban más unidos ahora. Pero era exactamente por eso era tan divertido verlo en sus debates internos, en donde la terquedad siempre terminaba venciéndolo. Finalmente, Malfoy solamente estaba comportándose bien porque el moreno lo había desafiado. Por lo tanto, estaba demostrando bastante determinación.

    Harry nunca imaginó que aquella tregua fuera a durar tanto tiempo. Aunque no lo decía por su parte, porque finalmente él no estaba mintiendo en desear que terminara aquella infantil rivalidad entre los dos, y se consideraba lo suficientemente grande para tales actitudes. Pero lo intrigante era que Malfoy estaba controlándose más de lo que él suponía posible. El rubio no había abandonado sus caretas burlonas ni su tono arrogante, pero era todo una fachada. Un hecho ya que Harry siempre conseguía doblarlo. Malfoy bufaba, recelaba, y aun así, siempre terminaba cediendo, como un niño mimado que de repente se ve solo en la casa de una tía rigurosa, sin poder recurrir a sus padres para poder hacer su voluntad.
    Harry se sorprendió con su propio rostro sonriéndole desde el espejo retrovisor. Nunca se imaginara sonriendo tan suavemente al pensar en Malfoy. Tal vez sí una sonrisa burlona, o cínica, pero no aquella sonrisa nostálgica en su propio rostro que le había sorprendido hace algunos segundos. ¡Parecía tan irreal!

    Era muy extraño en la manera como las cosas sucedían. En un momento no se miraban sin que las chispas fueran liberadas de uno de los dos; al momento siguiente se estaban reuniendo con regularidad e inclusive conversando sobre asuntos íntimos. Oh sí, Harry siempre recordaría esa expresión emotiva de Malfoy cuando estaba platicando sobre su perro Toby. Había quedado intrigado al ver aquel rostro tan frío y petulante con una carga emocional tan… ¡humana! Inclusive la voz del rubio parecía haber cambiado cuando él se abrió, se había tornado más profunda y menos arrastrada de lo normal. Lo mismo ocurrió en los raros momentos en el que lo sorprendió sonriendo, pero con una sonrisa sincera que iluminaba su rostro, una sonrisa que mostraba unos dientes largos y blancos y que llevaba un brillo de vida a sus ojos glaciales. Parecía incluso otra persona. O tal vez otra parte de la misma moneda… ¿Quién sabe?

    La verdad era que Harry se había aproximado al rubio de una mala gana, desconcertado, solamente por una causa: el trabajo en equipo en los entrenamientos de voleibol. Sin embargo, la situación ahora había cambiado y él podía reconocerlo Ahora, Harry estaba dispuesto a dar los pasos necesarios para conocer ese otro lado de Draco Malfoy. Y no era solamente por curiosidad. Harry no era tan tonto como para negarse a sí mismo que comenzaba a disfrutar la presencia del rubio. Pero eso era relativo, porque últimamente, Malfoy era prácticamente su única compañía…

    El sonido de un claxon le hizo sobresaltarse. La señal del semáforo ya estaba en color verde desde sabe cuánto tiempo y Harry se sentía avergonzado por haberse distraído a ese punto. Un leve rubor apareció en sus mejillas cuando finalmente cruzó la calle continuando su camino a casa. Decidió que era más seguro ocupar su mente con otras cosas por lo que encendió la radio.

    Al llegar a casa, Harry fue recibido por Snuffles que saltó contento para que le acariciara las orejas.

    - Hey, ¡tranquilo muchacho! ¿Dónde está Padfoot?

    La primera cosa que vio fue la cocina… limpia. Sin trastes regados o rastros de comida. Abrió el microondas y descubrió que tampoco había nada. Entonces descubrió una nota pegada en la puerta del refrigerador con la desarreglada letra de su padrino.

    Compras, Harry. Paciencia...

    Harry sonrió al papel. Sirius odiaba hacer las compras, detestaba ir al supermercado. Se quejaba todo el tiempo de la demora de Remus que, pacientemente, comparaba los precios y vigilaba el carrito para que Sirius no metiera chatarra u otras porquerías totalmente inservibles e insanas. Sintió algo húmedo y caliente en la mano y miró hacia abajo. Era Snuffles lamiéndole la mano.

    - Yo también estoy hambriento, pero tenemos que esperar... Ven, vamos a ver televisión.

    Una vez que Harry se sentó frente al televisor, Snuffles corrió a la puerta y después escuchó la llave siendo colocada en la cerradura.

    - ¡Vamos, Padfoot! ¡Estas bolsas están pesadas! – dijo la voz paciente de Remus

    - ¡La llave está atorada, no quiere girar!

    Snuffles ladró.

    - ¿Ya has intentado girar el pomo? – sugirió Remus y un segundo después la puerta se abrió.

    - Ups... – exclamó Sirius con torpeza- Ya estaba abierta. Hola Snuffles, ¿ya llegó Harry?

    El perro ladró y Harry se apoyó en el respaldo del sillón para sonreírle a os dos hombres que colocaban las bolsas en la mesa.

    - Hola, Harry – saludó Remus animadamente

    - ¡Hola Moony! ¿Hay más bolsas en el carro?

    - Sí, ¿podrías sacarlas por nosotros?

    - Claro - Harry fue al carro y agarró las tres bolsas que faltaban, y entonces pudo escuchar la voz malhumorada de su padrino:

    - ...Todavía no he hablado contigo, Moony. ¿Piensas que ya olvidé que estabas coqueteando con esa muchacha del supermercado?

    - Yo no estaba coqueteando con nadie, Padfoot…

    - ¿Ah, no? ¿Entonces de qué tanto estabas hablando tanto con ella?

    - Estaba pidiéndole trescientos gramos de jamón, doscientos gramos de queso…

    - Lo sé, pero ¿por qué estabas mirándoles las piernas todo el tiempo?

    - ¡Yo no estaba mirándole las piernas! ¡Ella estaba atrás del mostrador! Y yo solamente estaba escogiendo las piezas de la nevera…

    Harry entró con mucho cuidado para no llamar la atención.

    - ¿Y tú esperas que yo me crea eso? – Sirius puso sus manos en la cintura y Snuffles lamió una de ellas – Oh! Mi bebé tiene hambre ¿no?

    Sirius presto su atención a Snuffles y Remus puso los ojos en blanco meneando la cabeza. Harry depositó las bolsas en la mesa y comenzó a ayudar a Remus a guardar la despensa.

    - Aquí hay croquetas para ti… Snuffles, ¡no pongas esa cara! ¡Son muy sabrosas! No seas quejumbroso. No quieres que yo coma para mostrarte que es más sabrosa, ¿no eh? Está bien, come un poquito y después te doy comida de verdad…

    - ¡Así nunca va a aprender, Padfoot! – le reprendió Remus con la voz sofocada por tener la cabeza dentro de la alacena organizándola.

    - No importa lo que él te diga, ¿ok, Snuffles? Él es feo. No sabe lo que es rico de verdad. Hey, Harry – Sirius lo llamó a escondidas y agarró una salchicha de una de las bolsas - ¡Mira lo que he conseguido traer de contrabando para nosotros! – susurró mostrando una caja de bombones y unas barras de chocolates con avellana; su rostro sonreía traviesamente y con un entusiasmo infantil.

    - ¿Piensas que no vi eso, Sirius? – dijo Remus con la cabeza aun dentro de la alacena.

    Sirius se encogió de hombros.

    - Entonces, ¿por qué dejaste que lo trajera? – preguntó ácidamente.

    - Porque Harry se lo merece – Remus se encogió de hombros poniéndose de pie e ignorando la mueca celosa de Sirius – Y hablando de ti, Harry, debes tener hambre ¿no es así?

    Harry abrió la boca para responder, pero su estomago habló por él. Entonces se limitó a sonreír de manera graciosa y masajearse la barriga.

    - No te preocupes Harry – sonrió Remus bondadosamente – Puedo preparar cualquier cosa en un instante.

    - ¿Cualquier cosa? – resopló Sirius. - Déjame adivinar: algo con zanahorias, pimientos y otros vegetales, ¡ught!

    - ¡Eso mismo! – Dijo Remus con toda dignidad sacando tomates, pimiento y cebolla – Algo saludable y delicioso: Carne de res con verduras.

    - Mmm - hizo Harry.

    - ¡Ugth! – exclamó Sirius.

    - ¿Necesitas ayuda, Moony? – se ofreció Harry.

    - Claro, así terminaremos más rápido ¿Podrías picar los ingredientes, por favor?

    Harry se lavó las manos y comenzó su tarea.

    - ¿Y nosotros? - Sirius se señaló a sí mismo y después a Snuffles.

    - Ustedes vayan a ver la televisión – les despidió Remus buscando una buena olla. – Aunque podrías lavar unos platos por mí. Necesito una olla que está sucia.

    - Hey – protestó Sirius. - ¿Por qué yo tengo que hacer la peor parte? ¿Por qué no le pides a Harry que lave los trastes y yo pico las verduras?

    Snuffles ladró.

    - Porque lavar es más seguro - dijo simplemente. – Y tú Snuffles saca la basura.

    Harry señaló a la bolsa de basura a un lado y Snuffles entendió, tomándola y abriendo la puerta con una pata.

    - ¿Insinúas que no tengo capacidades? – se indignó Sirius.

    - ¡De ninguna manera! Eres muy hábil… con un piano... Pero con un cuchillo... - Sirius resopló y se dirigió a grandes zancadas al fregadero, subiéndose las mangas con cierta brutalidad.

    Snuffles orgulloso regresó de la calle y se fue directamente a la sala. Sirius estaba enojando enjabonando los platos. Remus suspiró y le lanzó una mirada cuestionadora a Harry. El muchacho hizo una mueca antes de parpadear varias veces y señalar a Sirius. Remus entendió el mensaje y se acercó a Sirius abrazándolo por los hombros para hablarle al oído.

    - No estás enfadado conmigo, ¿verdad?

    - Por supuesto que lo estoy - murmuró el otro.

    - Déjame lavar los platos y tú ve a ver televisión con Snuffles - Remus besó la mejilla de su novio con suavidad.

    Entonces, la copa que Sirius estaba lavando se le resbaló, golpeando el fregadero y haciéndose añicos.

    - ¡Ups! - dijo Sirius, regalándole una amplia sonrisa a Remus y robándole un beso de sus labios antes de correr en la habitación y acostarse en el sofá.

    Remus se cubrió la cara con las manos y Harry se mordió los labios para no reír.

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    QUOTE
    En el próximo capítulo…

    - Ni lo sueñes, Potter.

    - ¡Malfoy, por favor! Nunca te he pedido nada, ¿qué te cuesta?

    Draco se removió, incómodo con la visión de chico de rodillas frente a él, mordiéndose el labio inferior y mirándolo directamente a los ojos en expectación. Sintió nuevamente ese airecillo frío en el estómago y la boca seca. Intentó tragar una vez más, pero no pudo hacer que las palabras salieran de su garganta. Potter inclinó la cabeza a un lado y frunció la frente en súplica. Draco movió la boca, pero acabó echando la cabeza hacia atrás, bufando.

    QUOTE
    Notas finales:

    Notas de la Autora: ¡Hola gente! Por supuesto que la canción es In my place – Coldplay. Y fue por ella que elegí ese título para el capítulo: quebrando fronteras. Esa reflexión de Harry la agregué de última hora a causa de los innumerables pedidos que he recibido por el punto de vista del moreno. Estaba reservándolo para un momento más adelante, pero ustedes me acabaron convenciendo. XD ¿Qué no hago por ustedes?

    Fue sofocante escribir esas pocas líneas en las que él estaba dentro del auto, reflexionando sobre el comportamiento de Draco… escribía, releía, agregaba algunas cosas, borraba otras, y no me gustaba el resultado. Para variar, no estoy segura sobre lo que él piensa, espero que les haya gustado (Amy mordiéndose las uñas). ¡En serio, es mucho más fácil para mí enmarcar la mente de Draco que la de Harry! Harry parece más complejo, a pesar de ser transparente… es difícil colocar en palabras todos los puntos de su personalidad. Y, ¡me encanta como personaje! Realmente espero que les haya gustado el personaje, ay ay ay…

     
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