Green Eyes (Harry/Draco - Sirius/Remus): Epílogo [FINALIZADO] - AGRADECIMIENTOS

Autora: Amy Lupin Traductoras: anali_snape y Hermione

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  1. Kari Tatsumi
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    Confusión




    Harry y Ron acababan de salir del aula para el receso. Se dirigían hacia el primer piso, donde tendrían clase de Estadística con los grupos de Comercio Exterior y Administración. Hermione los encontraría ahí -después de perder casi todo el intervalo discutiendo el tema de la clase con el profesor Flitwick, probablemente.

    Los dos chicos descendían las escaleras en silencio cuando Ron finalmente decidió decir lo que estaba trabado en su garganta.

    - Harry, quería disculparme por haber sido un estúpido contigo ayer - dijo de una sola vez. Al fin y al cabo, tenía que hacerlo, antes de que Hermione se uniera y le pusiera esa cara de sabía-que-te-arrepentirías.

    - Ah… - Harry evitó mirarlo. - Hum, no te preocupes. Ya lo olvidé.

    - No, no lo has olvidado - se lamentó Ron. - Lo siento mucho, Harry. Sé que no debe haber nada malo en… en la relación de aquellos dos. Imagino que estás realmente feliz por ellos, pero… ow, no puedo acostumbrarme.

    Harry le dio una pequeña sonrisa y lo miró por un momento. Por más inseguras que fueran las palabras de su amigo, estaba satisfecho porque Ron, por lo menos, intentaba disculparse.

    - No te preocupes, Ron. Te acostumbrarás. Sólo dales una oportunidad. No voy a pedirte de nuevo que vayas a mi casa, ¿está bien? Cuanto te sientas a gusto, las puertas estarán siempre abiertas.

    Ron torció la nariz, pero acabó asintiendo. La sonrisa de Harry aumentó algunos centímetros. Llegaron al aula y eligieron los lugares de siempre. Harry se sentó y colocó su bolso en el lugar de al lado.

    - Hey - Ron se había sentado en el lado opuesto, un lugar al frente y señalaba la silla de al lado. - Ya le estoy guardando un lugar a Mione - dijo confundido.

    - Es para Draco.

    - ¿Draco? - Ron hizo cara de asco. - ¿Desde cuándo es Draco para ti, Harry?

    - Ron - Harry suspiró, desordenándose los cabellos. - No quiero discutir eso contigo, ¿sí?

    - Harry - el pelirrojo respiró profundo, intentando deshacer el gesto de disgusto y hacer que su voz sonara seria. - Tampoco quiero discutir sobre eso contigo, pero piénsalo bien… - el moreno rodó los ojos y enterró el rostro en sus manos.

    - Amigo, entiendo que no te llevas bien con él, pero…

    - Harry, escúchame - insistió Ron con un toque de urgencia. Miró hacia la puerta, imaginando que Hermione entraría en cualquier momento, poniéndole fin a aquella conversación. - Te prometo que es la última vez que insisto en el asunto.

    - Está bien - se rindió Harry. - Te escucho.

    - Mira, amigo, no es que esté celoso de tu amistad con Malfoy… bueno, en realidad, no voy a negar que eso me incomoda, haber sido dejado de lado, pero… - Ron continuó antes de que el otro pudiera protestar. - Entiendo, Harry. Entiendo que te hayas sentido un poco excluido también. ¡Es sólo que no puedo entender por qué tuvo que ser él! ¿Por qué justamente Malfoy?

    - ¡Ron, él se está esforzando! - defendió Harry. - Ha sido una persona genial conmigo, si te interesa saber.

    - Pero pelearon el fin de semana - acusó Ron. - ¿Qué te hizo?

    Harry lo miró, imaginando si debía contarle. Pero no podía mentirle a su amigo.

    - Escondió algunas cosas de mí y…

    - ¿Lo ves? ¡Te lo dije!

    - ¡Pero ya todo está arreglado, amigo! ¡Se disculpó conmigo! - eso dejó al pelirrojo un tanto incrédulo y Harry aprovechó para continuar. - Vino tras de mí, ¡tú lo viste! Y fue humilde…

    - ¡Es puro teatro, Harry! - Ron finalmente se recuperó del trance. - ¡Pudo muy bien engañarte fingiendo ser un buen samaritano! Ya te dije lo que creo acerca de su proximidad…

    - ¡No tiene nada que descubrir acerca de mí, Ron! No tengo secretos para que él los riegue por toda la escuela. ¡Esa no es su intención, te lo garantizo!

    Harry estaba conteniéndose para no levantarle la voz a su amigo, pero cada vez era más difícil. Ron se quedó callado una vez más y aprovechó para calmarse un poco.

    - Dijo que quería ser mi amigo, Ron - explicó, más tranquilo. - ¡Me lo dijo! Y… me gusta su compañía, él está cambiando…

    - Es eso entonces, Harry - Ron golpeó la mesa con el puño, un brillo de triunfo pasando por sus ojos. - Es un rico mimado que se cansó de sus juguetes y decidió ganarse la amistad de Harry Potter - la mandíbula de Harry cayó. - ¿Sabes una cosa? ¡Lo logró! Consiguió un juguete más para su colección. Pero un día se va a cansar, ¿sabes?

    - ¡Basta, Ron! - dijo entre dientes, pero el pelirrojo no le hizo caso.

    - ¡Y te va a lastimar, Harry! ¡Estás sumergiéndote en esa amistad sin preocuparte por las consecuencias!

    The lights go out and I can't be saved

    (Las luces se apagan y no puedo ser salvado)

    Tides that I tried to swim against

    (Olas contra las cuales intenté nadar)

    Have brought me down upon my knees

    (Me tiraron al suelo dejándome de rodillas)

    Oh I beg, I beg and I plead

    (Oh imploro, imploro y suplico)

    Singing

    (Cantando)


    Harry estaba más impresionado que enojado. Quería protestar, quería decir que no, que Draco nunca haría algo así, pero… pero de repente no encontró argumentos. ¿Cómo podría convencer a Ron si ni el mismo terminaba de creerlo? ¿Se cansaría Draco de él en algún momento?

    Pero Harry fue salvado de responder alguna grosería a su amigo cuando Hermione entró, al mismo tiempo que la campana sonaba.

    - Hola, chicos - se curvó para darle un beso a Ron y se sentó en el lugar que él había reservado. - Ufa, creí que llegaría tarde. El profesor Flitwick me mostró algunas investigaciones de Marketing [1] bien interes… ¿qué sucede?

    Por fin pareció notar la mirada dura de Harry y el modo en que los dos evitaban mirarse.

    - Nada - dijeron los dos al mismo tiempo y Hermione frunció el ceño, evaluándolos. Miró mal a su novio, quien se encogió de hombros. Conociendo al pelirrojo como lo conocía, sabía que sólo empeoraría las cosas si se intentaba meter, así que contuvo su curiosidad y su sentido del deber. Decidió ignorarlos. Intentó mudar de tema.

    Harry no la escuchaba. Aún tenía las palabras de Ron haciendo eco en su mente. ¿Cómo podría fingir que sus argumentos no tenían base? Draco siempre se había mostrado demasiado presumido y mimado, desde los once años. A los doce, Lucius Malfoy había comprado uniformes y accesorios carísimos para el equipo de voleibol de la escuela a la que iban, sólo para que su hijo fuera aceptado. Draco también casi había hecho que el jardinero perdiera su empleo porque su perro se había lanzado contra el rubio -siendo que éste lo había provocado. ¡El historial de Draco no ayudaba en nada!

    - Buenos días, clase - Harry fue arrancado de sus pensamientos por la voz de Remus Lupin, que acababa de llegar.

    Mientras tanto, tan pronto levantó la mirada, encontró un par de ojos grises que lo miraban atrás del profesor. Draco acababa de llegar también y desvió la mirada sólo para volver a mirarlo con una pequeña sonrisa de lado en los labios. Harry bebió de aquella imagen una vez más mientras correspondía la sonrisa involuntariamente. Era realmente gracioso cómo todas sus dudas se habían disipado de un segundo a otro.

    Harry señaló el lugar a su lado, recogiendo su propio bolso. Draco entendió y fue hasta la silla indicada. Harry miró al profesor, quien parecía entretenido con su propio material, y después de giró hacia el rubio, sonriendo.

    - ¡Buenos días!

    - Hola - respondió y Harry se preguntó el motivo por el cual Draco se rehusaba a usar respuestas convencionales.

    - Demoraste.

    - Sí, fui hasta el edificio central para pedir que colocaran un anuncio en el cuadro de avisos - explicó el rubio, mientras sacaba su material de su bolso y lo disponía sobre la mesa. Su cabello caía hasta casi llegar a sus ojos. Increíble cómo aquél cabello parecía crecer rápido, ¿o solamente era impresión suya?

    - ¿Qué aviso? - preguntó, despertando de sus apreciaciones y atrayendo la atención e Draco. Éste le dio una sonrisa traviesa y ya iba a responder cuando Remus decidió comenzar la clase.

    - ¡Niños! Es bueno verlos enteros y saludables de nuevo - bromeó, arrancando algunas risas. - Bueno, tenía planeado aumentar el grado de dificultad del tema de hoy, pero - elevó la voz rápidamente debido a las protestas y a los “Oh” de los alumnos. - Decidí darles una última oportunidad con un trabajo para ustedes - ahora los alumnos conmemoraron y Remus se balanceó en sus propios pies. - Como ya dí las calificaciones, lo voy a dejar como un punto extra para el bimestre, ¿de acuerdo?

    - Hum, parece que el profesor está enamorado - se burló Draco y Harry rió.

    - Pues sí - Draco lo miró intrigado, pero Remus volvió a hablar.

    - Y ya que es para ayudarlos, haremos esto correctamente. El ejercicio que preparé es trabajoso, pero simple. Reúnanse en duplas o tríos para que puedan hacerlo.

    Harry observó por la esquina de los ojos a Draco agachar la mirada hacia sus propias manos y torcer la nariz en un gesto infantil que le recordó a su padrino. El moreno se giró hacia Ron y Hermione, quienes ya estaban acercando sus sillas dejando un lugar vacío para él. Ron lo miró discretamente, pero no dijo nada y Harry se mordió el labio inferior, pensando si debería. Entonces, antes de arrepentirse, se giró hacia el rubio nuevamente.

    Come out of the things unsaid

    (Revela cosas no dichas)

    Shoot an apple off my head

    (Arrójame una manzana a la cabeza)

    And a trouble that can't be named

    (Y un problema que no puede ser nombrado)

    A tiger's waiting to be tamed

    (Un tigre esperando ser domado)

    Singing

    (Cantando)



    - ¿Puedo hacerlo contigo?

    El rubio pareció genuinamente sorprendido, pero se recuperó enseguida, asintiendo brevemente con la cabeza. Harry levantó sus silla y la llevó a su lado, hasta chocar con la de Draco, después se giró evitando mirar hacia sus amigos. No quería ver de nuevo aquella mirada reprobadora y acusadora de Ron, ni la expresión preocupada de Hermione. Draco tampoco tocó el tema, pero parecía feliz, y eso hizo que borrara totalmente de su mente la conversación desagradable que había tenido con Ron.

    Remus distribuyó los ejercicios y Harry y Draco comenzaron a trabajar.

    En realidad, el ejercicio no era difícil, pero sí laborioso. No que se estuviera quejado, al fin y al cabo le gustaba la compañía de Draco. Su letra era mucho mejor que la suya, así que lo dejaba haciendo las cuentas, sólo le daba consejos y le entregaba la goma cuando -por alguna broma suya- Draco erraba algo. Tal vez fuera sólo porque no estaba acostumbrado a acercarse tanto a las personas, pero el hecho era que cada uno de los toques -accidentales o no- de sus hombros, o el roce de sus dedos cuando se pasaban la goma o tomaba el lápiz de la mano del rubio para rayar alguna cuenta en la mesa, no pasaba desapercibido. Era como si aquellos toques ligeros le hicieran ver cuán cerca estaba de Draco y en realidad, no le importaba eso.

    You are

    (Eres)

    You are

    (Eres)



    Por el contrario, se sentía… se sentía bien al lado del otro. Harry nunca había sido una persona que tocara a los demás. Lo veía demasiado íntimo. Bueno, ya estaba acostumbrado a abrazar a Hermione, saludar a las chicas con besos en las mejillas -a pesar de ser muy tímido al respecto- pero no tocaba a otros chicos. Incluso a Ron. Podía contar con los dedos las veces en que había estrechado la mano de su amigo, o haberlo tomado del brazo. Pero con Draco… con Draco era diferente. Estaban aquellas ganas de tocarlo, como si tuviera que cuidarse para no llevar las manos hacia ese rostro pálido y siempre tan contenido de Draco, o probar la textura de aquellos cabellos tan suaves, finos y claros. Recordaba muy bien cuando lo había enseñado a sonreír. En aquél tiempo aún no había notado su casi necesidad de tocarlo, pero después de haber probado su piel, tenía que impedirse el volver a hacerlo. Como cuando casi se rinde después de hacerle cosquillas -¡sí, le había hecho cosquillas a Draco! ¡A él, que casi no tocaba a las personas! Y aún recordaba el episodio de la pluma en la clase pasada… wow, aquello había sido extraño…

    Confusion that never stops

    (Confusión que nunca acaba!)

    The closing walls and the ticking clocks

    (Paredes que se cierran y relojes haciendo tic-tac)

    Gonna come back and take you home

    (Regresaré y te llevaré a casa)

    I could not stop, that you now know

    (No podría parar, como bien sabes ahora)

    Singing

    (Cantando)



    El toque de sus manos parecía no ser suficiente y… la proximidad accidental de sus rostros… bien, tuvo que alejarse o acabaría cometiendo una locura. ¿Qué entendería por locura en ese punto? ¡Quién sabe! Estuvo a un paso de… ¡de besarlo! ¿Debía preocuparse por eso? Bueno, Harry recordaba cómo perturbaba a Draco cuando se aproximaba. Pero ahora parecía que el otro se había acostumbrado. Tal vez sólo estaba confundiendo todo. O tal vez fuese algo normal. ¿Será? ¿Sería normal tener un momento fugaz de locura en el cual se imaginara besando a otro chico?

    Pero, bueno, el hecho era que agradecía que Draco no reclamara su cercanía. así podía mirarlo a los ojos, algo muy importante, en su opinión.

    Nadie sostenía la mirada tan bien como Draco. Llegaba a ser hasta desafiante. Sin contar aquel aroma agradable que se desprendía de sus caras ropas, o tal vez de su piel. Una colonia suave y ciertamente carísima, levemente amaderada. Harry no ponía mucha atención en eso, a veces se olvidaba de ponerse perfume antes de salir de casa. Le gustaba el aroma de su jabón, a pesar de desconfiar en que alguien más pudiera olerlo. No que le importara.

    Come out upon my seas

    (Aparece sobre mis mares)

    Cursed missed opportunities

    (Malditas oportunidades perdidas)

    Am I a part of the cure

    (¿Soy una parte de la cura)

    Or am I part of the disease

    (O soy una parte de la enfermedad?)

    Singing

    (Cantando)



    - Toma, ahora haz tú la gráfica, holgazán - Draco le pasó la hoja y el lápiz, sus manos rozándose de nuevo.

    - Está bien, está bien. Puedo trazar líneas con una regla, que pena que sin ella no sea tan bueno.

    - Caray, tu letra no es tan mala - dijo Draco. - Pero, ciertamente, la mía es mejor.

    - Oh cielos - Harry rodó los ojos, divertido. - Eso debe ser cosa de familia, sabes, toda tu arrogancia. Mi padrino es peor a veces.

    - Caramba, cómo hablas de tu padrino - Draco pareció levemente desdeñoso.

    - Y es celoso también - provocó Harry, sonriendo al trazar líneas en la hoja, pero no resistiendo la curiosidad de ver la reacción del rubio.

    - ¡No! - indignación, claro. - ¿Quién dijo que estoy celoso? ¿Por qué lo estaría? - dudó un poco, pareciendo desconfiado. - ¿De tu padrino?

    Harry se carcajeó. Miró a Remus con culpa, creyendo haber exagerado. Lo sorprendió mirándolo. Sí, tal vez había exagerado. Debería contener sus carcajadas por lo menos. Continuó con la gráfica.

    - Bueno, mi padrino es celoso con todos a su alrededor. Conmigo y con… con Remus, principalmente. Sin mentirte, hasta tiene celos de Snuffles. Pero no hay nada de malo en celar a tus amigos.

    Hasta él mismo encontró extrañas esas palabras. Evitó mirarlo por un momento, sacando la lengua mientras unía los puntos de la gráfica.

    You are, you are

    You are, you are

    You are, you are

    You are, you are

    (Eres, eres)



    - Y bueno, ¿cómo te fue ayer? ¿En la reunión? - cambió de tema.

    - Oh, perfecto. ¡Debiste verlo! - se emocionó Draco, aunque su gesto era reservado, claro. - ¡Los dejé con las mandíbulas hasta el suelo! ¡Sólo les faltó aplaudir mi propuesta!

    - Ah, ¿entonces encontraste una solución? Hasta donde nos quedamos, nosotros sólo teníamos el problema, no la solución - Harry analizó la gráfica para ver si había quedado bien antes de volverlo a borronear.

    - Sí, encontré una solución - conmemoró Draco, pero después su voz pareció menos arrastrada cuando continuó hablando. - Pero no habría conseguido ni detectar el problema sin tu ayuda.

    - Ah, no, no - dispensó Harry el agradecimiento asintiendo con la cabeza, sin sentirse muy seguro de mirarlo aún. ¿Estaría ruborizado? Oh, cielos… - Estoy contento por haberte ayudado - levantó la hoja. - Listo. No parece una obra de arte, pero está legible.

    - Está perfecto - dijo Draco, la respiración rozando su rostro una vez que el rubio se había acercado más para analizar la gráfica.

    - Pero entonces, ¿cuál fue la solución que encontraste? - preguntó Harry cuando el rubio se alejó a una distancia más segura.

    - Te mostraré - Draco se agachó para tomar su bolso debajo de la silla y apoyó su brazo en el muslo del otro, tal vez inconscientemente, después se volvió a enderezar con una hoja en sus manos. - Mira.

    Harry le dio un vistazo a la hoja.

    - ¿Dos vacantes para practicantes?

    - No - se impacientó Draco. - No son practicantes. Vamos a contratar los servicios de dos estudiantes para que trabajen en el proyecto. Por lo mientras es sólo un proyecto, pero está claro que si el resultado es positivo, habrán más proyectos y quien sabe, un contrato definitivo.

    Harry dejó que su boca se abriera levemente mientras terminaba de leer. El último ítem era la remuneración.

    - ¡Caramba! - se giró hacia Draco. - ¡Amigo, es una idea brillante! Personas sin experiencia, que tienen más ideas, a pesar de no tener los recursos ni la habilidad para colocarlos en práctica. Entonces ustedes toman esas ideas y las realizan. ¡Genial!

    And nothing else compares

    And nothing else compares

    And nothing else compares

    And nothing else compares

    (Y nada más se compara)

    You are, you are

    (Eres, eres)



    Draco le dio una media sonrisa arrogante y continuó mirándolo.

    - Así que, ¿vas a inscribirte? - preguntó el rubio y Harry se sorprendió aún más.

    - ¿Yo?

    - No, mi padrino - se burló el rubio. - Sabes, Severus debe ser muy creativo. ¡Usa las mismas ropas que hace años!

    Harry sonrió, pero volvió a ponerse serio cuando Draco no le quitó los ojos de encima, aguardando por una respuesta.

    - Estás bromeando - dijo al fin.

    - ¡Claro que no, Harry! - respondió el rubio vehementemente. - Estás estudiando en el área, me ayudaste con este problema, ¡haces excelentes investigaciones! Además, tus prácticas deben haber terminado, ¿no?

    - El lunes es mi último día - respondió Harry automáticamente. - Pero… ¿qué tienen que ver mis investigaciones con ese puesto, Draco? No sé si tengo la creatividad para ello. ¿Hacer interfaces[2]? Caramba, yo… no tengo ni idea…

    - Apuesto a que tienes talento - insistió Draco. - ¿Qué te cuesta hacer la prueba? Tal vez ni seas seleccionado.

    Harry sonrió amargo, devolviéndole el papel al otro.

    - Está claro que no seré seleccionado, Draco. Recuerdo los gestos de asco que tu padre me dirigió las pocas veces que tuvimos el disgusto de encontrarnos - Harry esperó a que Draco protestara, pero la reacción o vino, así que continuó. - Y yo, definitivamente no muero de amor por Lucius Malfoy. No quiero trabajar para él.

    Draco se humedeció los labios. No parecía golpeado por su declaración. En realidad, parecía haber esperado esa reacción.

    - Escucha, Harry - comenzó. - No te estoy pidiendo que trabajes para mi padre. Estoy intentando abrirte los ojos a esta oportunidad. Mi padre puede ser el mayor cretino del mundo, pero entiende de negocios. ¡Nuestra empresa es la mejor del ramo! Si tuvieras eso en tu currículum, podrías a ser disputado por otras empresas. Sé que eso es lo que sucede con los funcionarios que dejan nuestra organización, así que no sería diferente contigo. Mi padre está de viaje y yo estoy organizando la selección…

    - ¿Intentas colocarme en la empresa de tu padre? - Harry comenzaba a indignarse, pero Draco continuó.

    - ¡No! Yo no haría eso. Si no fueras seleccionado, no puedo colocarte ahí dentro o serías un plato lleno para Lucius. Quiero que me des tu currículum hoy en la tarde por e-mail y yo lo llevaré al Departamento de Investigación, quien hará la selección - hizo una pausa, esperando a que Harry dijera algo, pero el moreno estaba pensativo. - Es sólo una tentativa, Harry, ¿qué te cuesta?

    - No sé, Draco…

    - Piensa al respecto - se quedaron en silencio por algún tiempo, después Draco continuó. - La prueba será el viernes a las dos de la tarde, ¿crees que puedas faltar a tus prácticas para participar?

    - Bien, eso no es problema. Puedo dejar avisado a mi supervisor.

    Draco sonrió pícaro.

    - ¿Eso es un sí?

    - ¡No! - Harry se apresuró a decir, a pesar de no poder contener la diversión en su voz. - Bueno… está bien - se rindió finalmente. - Voy a participar. Después de todo, nada me cuesta intentarlo.

    - ¡Eso! ¡Así se habla! - Draco se llenó de orgullo. - Entonces, ¿tienes clase de piano hoy?

    - ¡Sí! Y estudié, para variar - fue el turno de Harry de inflar el pecho. - Amigo, necesitar ir a mi casa algún día de estos para ver a mi padrino tocar - Draco rodó los ojos, divertido. - ¿Ah, qué? ¡Es excelente! Y hablando de eso, deberías pedirle a Moony que te enseñe algo de guitarra.

    Home, home where I wanted to go

    Home, home where I wanted to go

    (Hogar, hogar a donde quiero ir)



    - ¿Moony? - se extrañó el rubio y Harry se golpeó su propia frente.

    - Oh, siempre olvido presentar los sobrenombres. Moony es el profesor Lupin y Padfoot es mi padrino.

    - ¿Y qué es eso? - Draco torció el labio superior. - ¿Nombres de guerra?

    - ¡No! - Harry se contuvo para no golpearlo en las costillas. Eran amigos, pero debían ir con calma. - Son apodos. Se llamaban así en el colegio. Mi padre era Prongs.

    - Hum. ¿De casualidad él tenía los cabellos tan revueltos como tú? Es sólo una corazonada.

    Harry rió.

    - Sí. De hecho sí.

    - ¿Y cuál es el motivo de los otros apodos?

    - Bueno, me contaron que en el colegio, Remus siempre fue medio distraído, siempre sumergido en un libro o alguna otra lectura, en la Luna, por eso Moony. Y la primera impresión que Sirius da es de pomposidad, de arrogancia. Parece un aristócrata snob, por eso Padfoot. En realidad no han cambiado en nada, como puedes ver.

    - Sí, pero aún o puedo imaginarme a hombres como ellos llamándose por apodos - desdeñó el rubio.

    - Ah, definitivamente necesitas ir a mi casa un día de estos - Harry se rió con el gesto que hizo Draco. - ¡En serio!

    Home, home where I wanted to go (You are)

    (Hogar, hogar a donde quiero ir) (Eres)

    Home, home where I wanted to go (You are)

    (Hogar, hogar a donde quiero ir) (Eres)



    ¿Qué había de malo en invitar a un amigo a su casa? Ron y Hermione vivían ahí. Sirius tendría que aceptar, al final de cuentas era su primo, ¿cierto? Y si insistía en torcer la nariz para el apellido Malfoy, Harry conseguiría la ayuda de Remus para convencerlo.

    - ¡Amigo, son dos niños! - sonrió.

    - ¿Lupin también? - se impresionó Draco.

    - ¡Sí! ¡Los dos! ¡Son muy divertidos! Padfoot es sin duda el más infantil, pero Moony es travieso también. Se esconde tras esa pose de niño bueno, ¡pero es un merodeador!

    - ¿Merodeador? - Draco arqueó una ceja, preguntando.

    - Es una larga historia… - continuaron platicando en medio de los otros alumnos y ni se dieron cuenta de que eran observados atentamente.

    Remus estaba analizando el comportamiento de los dos chicos durante toda la clase y ciertos detalles lo intrigaban, como por ejemplo, el hecho de que estaban muy juntos, más de lo necesario. Otro punto interesante era que constantemente se tocaban. Hombros, manos, pies, rodillas (bueno, eso no podía verlo, pero lo imaginaba). Y lo más curioso de eso es que ambos parecían muy a gusto con eso. Bueno, tal vez Malfoy no parecía muy cómodo con las sonrisas que Harry le daba. Oh sí, Harry nunca economizaba en sonrisas, pero Remus no podía ignorar que el moreno estaba excepcionalmente sonriente. Bien, quizá fuera paranoia suya.

    Pero no habían sido sonrisas todo el tiempo. En algún momento, habían entrado a un asunto cargado de seriedad. Remus no era chismoso, ni una persona incapaz de controlar su curiosidad, sin embargo le gustaría ser un mosquito para saber lo que platicaban.

    Pero el hecho era que Sirius no estaba equivocado al desconfiar en aquél repentino interés de Malfoy por Harry. Y la reciprocidad era verdadera: Harry estaba tan interesado en Malfoy como al contrario, a pesar de no haber notado aún lo que eso implicaba. ¡Qué interesante! Dos chicos jóvenes, atractivos, que ya habían tenido novias y ahora estaban… ¿descubriendo un sentimiento diferente uno por el otro? Posiblemente. ¿Habría alguno de ellos descubierto ya pistas sobre ese sentimiento? Si no, ¿cuánto tiempo demorarían en darse cuenta? ¿Cuál sería la reacción de ambos?

    Y lo más importante: ¿sería prudente avisarle a Sirius? Bueno, si no lo hacía, Remus estaría cavando su propia tumba. Debería ser muy cuidadoso en el asunto, entonces. Pero sería mejor dejar esa conversación para el fin de semana. Ya tenía mucho con qué preocuparse debido a la cercanía de los exámenes.

    - Clase - llamó la atención de todo. - ¡Mucha plática! Bajen el volumen, por favor.

    Volvieron a hablar, pero menos ruidosos. Diez minutos después el volumen se habría triplicado nuevamente, pero no podía evitarse. Remus volvió a dividir la atención entre sus alumnos y los dos chicos. Un rubio y un moreno. El arrogante y el humilde, el gris y el verde esmeralda...

    -----------

    - Buenas tardes, Natalie - saludo agradable.

    - Buenas tardes, Sr. Malfoy - Natalie correspondió con un tono aprobador.

    . ¿Recados para mí? - preguntó, abriendo la puerta de su oficina.

    - Sí, algunos.

    - Por favor - gesticuló para que ella entrara primero y Natalie se hizo la halagada antes de entrar y esperar a que el elegante rubio se dirigiera a su escritorio. - Siéntate, Natalie.

    - Gracias.

    Natalie no podía sentirse más orgullosa de Draco. Se había vuelto un hombre, sí, en un increíblemente corto espacio de tiempo. Ahí estaba él, aquél mismo chico que reclamaba de todo y de todos, nunca satisfecho con su vida. Ahora parecía feliz por un motivo cualquiera y por todos los motivos al mismo tiempo. Simplemente feliz.

    Imaginó si sería prudente avisarle la cara de bobo que tenía mientras abría su portafolio y sacaba algunos papeles, sin embargo decidió guardar aquella observación para sí misma.

    Draco se recargó en la silla, finalmente, y soltó un suspiro.

    - ¿Entonces? - preguntó.

    - El Sr. Bagman llamó de nuevo.

    - Idiota - dijo Draco, cerrando los ojos. - Sabe que llego a esta hora, ¿por qué rayos llama antes?

    Sí… ciertas cosas nunca cambian…

    - Dijo que necesita algunas aclaraciones al respecto de los términos del nuevo contrato. Y el Sr. Gudgeon pidió que fuera a su oficina para aclarar algunos detalles de la selección.

    - Ah, genial - se emocionó Draco, buscando por su escritorio hasta encontrar la misma hoja que le había enseñado a Harry. - Dale un vistazo a esto.

    Natalie atrapó la hoja con el ceño fruncido y conforme leía, su mandíbula iba cayendo.

    - ¡Draco! ¡Tú… no puedo creerlo! - miró al rubio con una mezcla de incredulidad y diversión. - ¡Pretendes contratarlo, Draco!

    - Sí - respondió el rubio, simplemente, volviendo a recargarse en la silla y balanceándose levemente.

    - ¿Qué dirá tu padre, Draco? - se preocupó entonces. - ¡Lo despedirá sin pensarlo dos veces! Sin contar la humillación por la que lo hará pasar. No creo que sea una buena idea, querido…

    - Lucius no podrá expulsarlo, Natalie - explicó Draco, desafiante. - Ni yo permitiré que humille a Harry. Él pasará por una selección y yo no quiero tener nada que ver en que sea seleccionado. Creo que Harry es perfectamente capaz de conquistar el cargo. Además, pretendo ocultarlo de mi padre lo más que pueda. Él llega de viaje el fin de semana que viene y para entonces, ya espero tener los resultados. Ya lo verás.

    - Bueno, ¡espero que sí! - dijo Natalie sensata. - ¿Y ya aceptó participar?

    - ¡Sí! Oh, Natalie - Draco parecía eléctrico de repente. - Tuvimos clase juntos hoy y el profesor dio un trabajo en parejas o en tríos. ¿Puedes creer que prefirió hacerlo conmigo que con sus dos escuderos?

    - ¿En serio? Qué progreso, eh.

    - Sí - conmemoró, pero después toda la emoción vaciló por un momento. - Pero no sé cómo conquistarlo, Natalie. No tengo idea de qué hacer. Él me considera un amigo, me lo ha dicho algunas veces, pero… ¡somos hombres, Natalie! ¿Cómo puedo llegar a pedirle que esté conmigo o simplemente besarlo? Estoy… ¡estoy aterrorizado! ¿Qué hago? Es algo totalmente diferente a lo que estoy acostumbrado!

    Natalie le dio una sonrisa tranquilizante al chico, quien tenía los dientes fuertemente cerrados y abría y cerraba una pluma frenéticamente.

    - No, no debes precipitarte, o lo arruinarías todo. Cálmate, Draco - el rubio bufó e intentó relajar su cuerpo y sus expresiones faciales, sin dejar de esperar instrucciones, que no tardaron en venir. - Debes ser tú mismo, Draco. Eres encantador, encantas a las personas.

    - Sí, pero mi encanto acostumbra funcionar solamente con chicas - dijo sarcástico.

    - ¿Estás seguro? - cuestionó Natalie, traviesa.

    Draco se limpió la garganta, acomodándose en la silla, una arruga formándose en su frente.

    - Prosigue.

    Natalie asintió, satisfecha.

    - Sé natural, intenta parecer despreocupado, y… bueno, crea algunos “accidentes” de vez en cuando, como toques, miradas intensas, sonrisas deslumbrantes. Tus sonrisas son deslumbrantes, ¿sabías?

    - Por supuesto - dijo Draco, dando muestra de su mejor sonrisa de lado.

    - No. Esa no - la sonrisa murió junto con toda su confianza. - Aquella sonrisa que tenías cuando llegaste a la oficina hoy, natural, espontánea, ¡verdadera! Estoy segura de que él consigue arrancarte muchas de esas frecuentemente, ¿verdad?

    Draco desvió la mirada, sin poder contener un ejemplar de aquella sonrisa.

    - ¡Eso! ¡Así! - se enorgulleció ella.

    - Pero eso ya lo hago, Natalie. O simplemente sucede - Draco dio señales de desánimo de nuevo.

    - ¡Excelente! Medio camino andado. Presta atención a sus reacciones. Si existe la posibilidad de que le gustes de la misma manera, entonces ya debe haberlo notado.

    - A veces tengo la impresión de que sólo yo reparo en esas cosas, ¿sabes? Él parece tan… inalterable…

    - Quizá crea lo mismo de ti - observó Natalie, sabiamente. - Tal vez estés tan preocupado con tu reacción, que no percibes las de él. Pero intenta especular también. Aprovecha algún momento de relajación, deja que la conversación de vueltas y ve entrando en el asunto con cuidado, sobre gustos, noviazgos y quien sabe, sobre preferencias, tolerancia, pero todo con calma y tacto.

    - ¿Y si es homo fóbico, Natalie? - se inquietó el rubio una vez más.

    - ¿Cómo tú hace tiempo? - observó Natalie, perspicaz. - Todo se resuelve con un poco de paciencia y perseverancia, querido. Basta tener una pequeña oportunidad.

    - Está bien, está bien - Draco respiró profundo. - Voy a investigar. Pero ahora tengo que correr. Estaré en la oficina de Gudgeon - dijo ya levantándose.

    - ¿Y el Sr. Bagman?

    - Ah, que se joda. Tipo aburrido - Draco ya iba a dejar la sala cuando su conciencia pesó. Así que se giró hacia su secretaria una vez más. - Su contrato es el primero en el segundo cajón. Los términos están subrayados. Envíale un fax, ¿sí?

    - Sí, señor - Natalie lo miró dejar el lugar y sonrió a sus espaldas. Oh, sí, se enorgullecía de Draco como una madre lo hace por un hijo. Y a veces creía ser correspondida.

    --------------

    El jueves, Draco pasó el día sin ver a Harry. Ni siquiera tuvo tiempo para platicar con él por internet dado que estaba muy ocupado con los preparativos para la selección. Había ayudado a Gudgeon a preparar varios tipos de test de creatividad, investigando y aprobando algunas de las invenciones del profesional. Gudgeon le había sugerido que pidieran la opinión de Umbridge, que era psicóloga graduada, pero Draco rechazó la idea de inmediato. Con aquella rana vieja metiéndose en el asunto, el tiempo clandestino de Harry en la empresa sería reducido a segundos. Por eso, Draco había llamado a Natalie pidiéndole consejos y sugerencias. En fin, todo estaba listo, los currículos habían sido seleccionados y los candidatos contactados.

    Y cuál no fue la felicidad de Draco cuando recibió un mensaje al final del día de cierto ángel.

    “¿Te olvidaste de los amigos?”

    Draco sonrió e hizo algo mucho mejor que mandar un mensaje. Lo llamó y le explicó el motivo por el que no se había conectado durante la tarde y aprovechó para asegurarse una vez más de que Harry participaría en la selección.

    - Sí, ya le avisé a mi jefe. Me liberó sin problemas.

    - Perfecto. ¿Entrenas hoy?

    - Sí. Estoy yendo a casa para tomar un baño. Nos vemos allá.

    - Hasta luego.

    Draco colgó y se quedó un tiempo mirando el aparato celular, su mente divagando a causa de una simple palabra: baño. ¡Oh cielos! Draco se frotó el rostro con las manos y aventó el teléfono al asiento del pasajero de su BMW, encendiendo la marcha. Fue a casa, tomó un baño, comió cualquier cosa y fue hacia el entrenamiento. Llegó… tarde, como siempre.

    - ¡Buenas noches! – saludó Harry, ya con el uniforme, pasándole el balón a Finnigan y siguiéndolo a los vestidores. - ¿Día ocupado, eh?

    - Sí – respondió Draco intentando parecer calmado, cuando en realidad una voz hacía estragos en su mente: “¡Viene a los vestidores contigo! ¿Va a verte poniéndote el uniforme?”. Sacudió aquellas ideas de su cabeza y apoyó su bolso en uno de los bancos, sacando su uniforme.

    - ¿Dónde está Hooch? – preguntó, observando al otro recargarse en uno de los armarios y cruzarse de brazos. Ah, qué bien le quedaba el uniforme. La playera sin mangas mostrando los bíceps torneados, el short que exponía más de la mitad de esas piernas bien hechas…

    - No estará hoy – respondió el moreno despertándolo. El rubio se quitó la playera, intentando parecer desinteresado.

    - ¿Cómo que no? ¿Es nuestra entrenadora, no? ¡Y el juego es la semana que viene! – desabotonó su pantalón y se sentó, quitándose los tenis.

    - Pues sí, pero dijo que tuvo un imprevisto. Le pidió a Oliver Wood que la sustituyera.

    - ¿Wood? – Draco torció la nariz, levantándose para quitarse el pantalón y volviéndose a sentar para retirarlo de sus pies. Nunca se había sentido tan expuesto en toda su vida.- ¿Y dónde está él?

    Draco lo miró, creyendo haber sorprendido una mirada furtiva hacia sus piernas, pero bien podía haberlo imaginado.

    - Bueno – Harry pasó la mano por sus cabellos desde la nuca hasta la frente, despeinándose aún más. – Fue… fue a la cafetería con algunas chicas.

    - Pfff – bufó Draco, vistiéndose rápidamente los pantalones cortos del uniforme y sentándose de nuevo para calzarse los tenis. - ¿Cuánta responsabilidad, verdad?

    - Bueno, pero podemos entrenar solos, ¿no? – Harry se encogió de hombros, empujándose los lentes hacia arriba con el dedo índice.

    - Sí – Draco tomó la playera del uniforme y la miró por algunos segundos antes de meterla de nuevo en su bolso.

    - Hey, ¿qué no vas a ponértela? – cuestionó el moreno, pasando los ojos rápidamente por su tórax.

    - ¿Para qué? ¿Para quitármela después de quince minutos? No, gracias, estoy bien así. ¿Vamos?

    Harry levantó ambas cejas hasta que desaparecieron por debajo de su fleco despeinado, pero lo acompañó fuera de los vestidores. Y entonces iniciaron el entrenamiento, Draco y Harry de un lado de la cancha y Finnigan y Jordan del otro. Terminaron descubriendo que no, no podían entrenar solos, pues todo se volvió una divertida disputa por puntos, con derecho a entusiastas conmemoraciones por cada tanto marcado. Wood pasó por la cancha dos veces, pero no se quedó más de cinco minutos en ninguna ocasión.

    Y quién más ruido hacía al conmemorar un punto era Harry. Draco creyó imposible no contagiarse. El moreno comenzó dando golpes al aire, después dio palmaditas en la espalda de Draco, otra vez llegó a pasarle un brazo sobre los hombros, ofreciéndole la mejor de sus sonrisas. Cuando por fin Draco hizo una jugada calculada y dejó a sus adversarios atontados, casi se cayó de cabeza al suelo cuando Harry saltó sobre su espalda, asegurándose de su cuello.

    Draco se preguntó si Harry le daría palmaditas en el trasero cuando marcasen el próximo punto (oh, sí, ya había visto ese tipo de comportamiento en juegos oficiales que asistía por televisión) pero Finnigan y Jordan –demasiado cansados para continuar- desistieron, dejándoles la victoria. ¿En la celebración de la victoria, quizá? Pero no. Todo lo que Harry hizo fue tirarse todo estirado en el suelo, jadeante y sonriente.

    - Amigo… arrasamos con ellos – dijo el moreno frotándose los ojos tras los lentes.

    - Sí. Somos buenos – acordó Draco, contemplándolo por un momento antes de recostarse a su lado en el suelo.

    - ¿Hacemos algunos ejercicios? – sugirió Harry, virándose de lado y apoyándose en un codo.

    El corazón de Draco falló un latido al mirarlo allí, tan cerca de nuevo.

    - Um-hum – concordó.

    Draco se quitó los tenis y tan luego lo hizo, ya estaba acompañando al otro en movimientos fluidos y… sensuales, oh, sí… Después, casi durmiéndose de tan relajado que estaba, Harry gateó hasta sus pies y tomó sus espinillas, enviándole escalofríos por todo el cuepro.

    - ¿Recuerdas el ejercicio que te enseñé? – Draco levantó la cabeza para mirarlo y asintió. No confiaba en su voz de momento. – Entonces hagámoslo. Recuerda la respiración. Eso, muy bien.

    Mientras alzaba los brazos encima de su cabeza, Harry jalaba sus pies, pareciendo querer estirarlo. Después, mientras descendía los brazos de nuevo hacia ambos lados de su cuerpo, el moreno empujaba las plantas de sus pies, estrechándolo.

    - Una vez más – repitieron los movimientos una segunda y una tercera vez hasta que Draco no pudo hacerlo de nuevo y se desparramó en el suelo.

    Harry rió, divertido y se estiró en el suelo, esperando por algunos segundos.

    - Hey, ¿podrías ayudarme por aquí? – preguntó, delicado, y Draco podría haberlo molestado sin darse cuenta.

    - Ow, ¿por qué no dejaste que yo lo hiciera primero contigo? – reclamó, esforzándose al levantarse y gatear hasta el otro con dificultad.

    - Pues ya ves, yo soy el experto – provocó y Draco hizo amago de pellizcar sus pantorrillas antes de asegurarlas. – Hey… ahm, está bien… vamos.

    Draco encontró completamente hipnotizante aquella visión de Harry estirándose en el suelo mientras él lo tocaba. Tal vez estuviera haciendo más contacto del necesario, deslizando las manos ligeramente desde las pantorrillas hasta la planta de los pies y… bueno, ¿era su impresión o Harry no estaba totalmente indiferente a eso? ¿Estaba… jadeante?

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    Incluso estando completamente relajado, Harry no pudo dejar de notar cuán acelerado estaba su corazón mientras se estiraba lánguidamente. Sus latidos eran casi audibles en el silencio de aquella cancha. El toque caliente de las manos de Draco –ahora en sus espinillas, ahora en sus pies- hacía que su cuerpo se sintiera más sensible. Tenía calor, su cuerpo estaba sudado, ¿entonces por qué deseaba mayor contacto con aquellas manos cálidas?

    Ya había experimentado demasiadas sensaciones para no comenzar a desconfiar en que ahí pasaba algo más serio y eso era… ¡alarmante! Había reparado por primera vez en el cuerpo de Draco Malfoy. Claro que lo había visto antes sin playera, o cambiándose en los vestidores, pero nunca realmente había reparado en él. ¿Por qué lo haría ahora? No tenía, a primera vista, músculos esculpidos, ni era el más fuerte de los chicos del equipo, a pesar de que el otro era el más alto por pocos centímetros y se diferenciaba por el ancho de sus hombros. Pero Draco tenía algunas evidencias de músculos, pues cuando contraía el abdomen, sus músculos sobresalían. Además de que sus piernas parecían estar perfectamente talladas. Y… bueno, esto no terminaba ahí…

    Draco definitivamente no estaba ayudando, deslizando sus manos por sus pies de esa manera.

    Harry por fin se dejó escurrir por el suelo, exhausto hasta para discutir con sus pensamientos. Draco permaneció en silencio también, quizá contemplándolo somnoliento y relajado. Después la plática animada de Lee y de Seamus se volvió más fuerte, indicando que salían de los vestidores.

    - Hey, chicos – asintió Lee. – Está libre. Hasta el sábado.

    - Adiós – respondió el rubio y Harry se apoyó en sus codos para mirarlos.

    - Hasta el sábado – se despidió. Su mirada se encontró con la de Draco y se quedaron así por algunos segundos hasta que el rubio finalmente se levantó, extendiendo una mano hacia Harry.

    Hum, eso era nuevo. Harry aceptó la ayuda y se levantó, evitando mirarlo cuando sus cuerpos quedaron demasiado cercanos. Pero al hacerlo, se vio mirando la piel clara y sudada del otro y tragó en seco.

    - Gracias – murmuró sin perder tiempo para dirigirse a los vestidores, quitándose la playera en el camino.

    Se libró de los tenis, de las medias y de los pantalones cortos con una rapidez increíble y tomó una toalla de su mochila, encerrándose en un cubículo y abriendo la regadera para hacer algún sonido más fuerte que su respiración. Su pecho se inflaba como si hubiera corrido kilómetros. Harry se recargó en la fría pared de piedra y se deleitó con el choque térmico. Probó la temperatura del agua con los dedos de un pie y abrió más el registro para enfriarla. Miró hacia arriba cuando escuchó la regadera de al lado ser abierta y cerró los ojos con fuerza para impedirle a su imaginación despertar. Se sumergió debajo del agua helada y sacó el aire con fuerza cuando el agua comenzó a escurrir por su cuerpo. Sólo entonces se dio cuenta que aún portaba sus gafas y calzoncillos. Se quitó los lentes y los colocó a un lado y se quitó la última pieza de ropa antes de finalmente entrar por completo bajo el agua.

    ¿Qué le sucedía? ¿Primero la necesidad de tocarlo, después la ganas de besarlo y ahora contemplaba el cuerpo de Draco con otras intenciones? ¿Desde cuándo se fijaba en otro chico? No, ¿ahora que estaban llevándose tan bien, Harry tenía que torcer esa amistad? ¿Por qué? ¿Por qué no podía continuar viendo al rubio con un chico… interesante, atractivo…? oh, mierda… eso ya venía desde hace tiempo, por lo que parecía…

    ¿Sería entonces influencia de la relación e Sirius y Remus? De nuevo se preguntó por qué había aceptado tan rápido ese tipo de pareja cuando Ron había tardado tanto. Mierda.

    Recordó las palabras de Hermione: “Si Harry encuentra a alguien que lo haga feliz, tal vez no importe si sea chico o chica”.

    Mierda, mierda, mierda.

    - ¿Está todo bien, Harry? – escuchó la voz de Draco.

    - ¿Hum? – preguntó, antes de asimilar la pregunta.

    - Estás demasiado callado. No estás silbando ni cantando hoy.

    - Oh, hum… estoy somnoliento. Sólo eso.

    - Está bien.

    Harry se jaló sus propios cabellos imaginando si haría mucho ruido al golpearse la cabeza contra la pared.

    --------------

    QUOTE
    [1] Marketing. Bueno, por si hay alguien por aquí a quien no le suene el término, pues les diré que es Mercadotecnia. ¡Mi materia favorita en la Universidad! Y para quien se lo pregunta, sí, yo también, como Hermione, estudio Comercio Exterior XD

    [2] Interfaces. Bueno, sinceramente yo no sabía qué era eso XD Pero hice mi tarea e investigué. Según Wikipedia, la interfaz de usuario es el medio con el que el usuario puede comunicarse con una máquina, equipo o una computadora, y comprende todos los puntos de contacto entre el usuario y el equipo, normalmente pueden ser fáciles de entender y fáciles de accionar.

    -----------------

    En el próximo capítulo…

    - Natalie – llamó Draco suavemente y ella alzó la mirada del papel que analizaba. Los trazos bien hechos de su rostro formaron una sonrisa simpática cuando ella pasó la mirada del rubio hacia el visitante. – Él es Harry Potter.

    La bella mujer se levantó con gracia y extendió una mano.

    - Natalie Pritchard. Mucho gusto en conocerlo, Sr. Potter – dijo ella con voz agradable y dulce.

    Harry ni se dio cuenta que sonreía de vuelta y apretaba la mano de la mujer firmemente.

    - El placer es todo mío.


    QUOTE
    Notas finales:

    Notas de la Autora: ¡Tachán! ¿Esa no se la esperaban, verdad? ¡Harry se dio cuenta, niños! Sólo otro pequeño comentario: ¿quién ha visto un partido de voleibol masculino por televisión y vio a los tipos dándose palmadas en el trasero para celebrar, eh? ¿Eh? (Amy levanta la mano). La canción es Clocks – Coldplay. No me resistí. XD

     
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