No sabes cuánto te deseo, ¡pero conste qué te odio! (¡NaruSasu!) Ya no es Two shot ._.

Naruto necesita acostarse con el Uchiha, por que hay dinero de por medio. Pero éste último no se deja tan fácil, haciendo que el Uzumaki pacte con él algo. El rubio le odia a más no poder.

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  1. Dan2102
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    SUMAMENTE INJUSTO NO HABERNOS DADO UN LEMON JAJAJAA

    PERO ESTA SUPER.. CONTINUALE PRONTO! :D

    OJALA NARUTO SE ENAMORE.... NO ME GUSTA Q SEA TAN MALO AUNQUE SASUKE COMO Q SE APROVECHO JAAJJAJA XD
     
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  2. Naoki-sama
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    asdfg advierto que el capítulo es largo, notas al final:

    Muchas gracias a todos los que me dejaron Review <3

    Capítulo dos: Te odio & te estoy hundiendo conmigo.





    —¡¿En qué estabas pensando?! —le gritó la pelirroja.

    Allí estaba, Kushina Uzumaki, haciendo un esfuerzo para gritarle a su hijo. No parecía tan demacrada como hace unos minutos, ahora estaba enfadada. Enojada, estaba con los brazos cruzados mirándole de una manera que le daba miedo. ¿Será por eso que le apodaron el habanero sangriento?

    —¡Ese es el problema! —respondió el rubio—. ¡No estaba pensando!

    Ella le miro incrédula, queriéndole golpear por su estupidez. Suspiró y se tiro el cabello, dio unas vueltas alrededor de él.

    Naruto había llegado a casa luego de haber estado en la escuela, un día normal. No había visto al pelinegro —¡cómo agradecía aquello!—y se enteró de que había aprobado química. El maldito ramo que le había hecho reprobar —ese, matemáticas, e historia, y literatura…—. Estaba feliz, había pasado una tarde emborrachándose con Kiba y las nuevas chicas —¡jamás espero que fueran tan simpáticas cuándo bebían! —, además de que el puesto de fideos que amaba, estaba haciendo dos por uno.

    Había comido hasta agotar su dinero —que tampoco era mucho— y luego había salido a jugar un rato al futbol. Había ganado contra unos chiquillos que eran tan molestos, unos que eran casi tan egocéntricos y prepotentes como el Uchiha.

    Y había vuelto a casa para preguntar si podía salir de fiesta, ya que al ser viernes siempre hacía eso. Se preguntó en invitar a Sasuke, ya que si no lo invitaba seguro se enteraría. Pero éste ni si quiera le había mostrado señales de vida al rubio—como si le interesara de todos modos—, y decidió sólo ir a pedir permiso a su madre.

    Cuando llegó, ésta le esperaba: sentada, con la mirada perdida y tarareando una canción. El blondo había dejado su bolso en el pasillo, y trato de pasar de largo al lado de ella: iba a ir a buscar sus cosas.

    Pero ella se levanto y rugió:

    —¡Sé lo qué has hecho!

    El rubio se quedo congelado a mitad del pasillo, esperando que no quiera decir lo que cree que está tratando de decir. Se dio la vuelta, sonriendo de manera falsa, para agregar un “¿Sí, madre?”

    —¡No vengas con cordialidades, qué siempre me has tratado de mujer, mamá, Kushina o cualquier estupidez! —Había perdido los estribos—. ¡Además sé cuando mi hijo sonríe de manera falsa, así que no me vengas!

    Entonces, el susodicho dejo de sonreír. Suspiró y le volvió a preguntar qué ocurría.

    —No te hagas—estaba colérica, más encima se hacía como si no supiera—. ¡Le has pedido la mano a un mocoso, y para rematarla hijo de Uchiha!

    Se sorprendió y trato de negar, pero ella le miro de manera ruda.

    Y así es como estaban en esa situación, ella gritándole sobre lo estúpido que sí fue, y el asintiendo como bobo: sumándole el hecho de que lo había castigado y no iría de fiesta.

    Él sabía que su madre sentía cierto recelo hacia los Uchiha, ya que éstos al no ayudarles habían permitido la muerte de su esposo: Minato Namikaze.

    Y no tenía idea como ella se había enterado, había pasado sólo una semana. Maldijo a Sasuke y su bocaza, maldijo a los padres de éste y también a sus bocazas. Maldijo a todos de manera interna, y se atrevió a preguntar:

    —¿Cómo sabes todo…?

    —¡Pues por qué los descarados me llamaron, exigiendo saber por qué y qué mierda le metí yo en la cabeza a mi hijo! —estaba más enojada. Odiaba mencionar a sus ‘amigos’.

    La riña comenzó cuando a Minato se le detectó cáncer, le habían avisado a tiempo. Con la terapia que debía someterse sí podría sobrevivir. Pero no tenían los recursos, Naruto tenía un año cuando éste murió.

    Antes de eso le habían pedido un pequeño préstamo a los que se suponen que eran los mejores amigos de ellos, Fugaku y Mikoto Uchiha. Éstos les habían engañado diciéndoles de que si los ayudarían, de que ellos financiarían todo. Luego a última hora se retractaron, excusándose de mala manera. Ella quedo destrozada, y al final el cáncer no pudo ser tratado y al cabo de medio año, el rubio mayor murió. Dejando a Kushina sola, con un hijo de un año y casi sin dinero.

    Ella trato para no caer y poder luchar por su hijo, lo crío de la mejor manera que pudo, lo ayudo a esforzarse y cuando había ganado la entrada a esa escuela privada por la beca de deportes, no pudo estar más feliz.

    Estaba llorando, mirándole allí. ¿Qué había hecho mal?

    —¡Tú no tienes la culpa mamá! —Naruto se sobre saltó.

    —¡Sí la tengo! —comenzó a hipar. Se sentó y se cubrió las manos—. Sí que la tengo…

    —No la tienes mamá… —suspiró. No soportaba verla llorar, le diría la verdad—. Sí me acosté con él fue por que necesitaba hacerlo, mamá… necesitaba un poco de dinero.

    —¿Acaso eres puta? —gritó—. ¡Dime qué tú no fuiste el qué se abrió de piernas!

    —¡No! —exclamó—. ¡Por favor! ¿Yo? ¿Sumiso? —rio pero Kushina no le encontró lo gracioso—. Sabes que Shikamaru empezaría a hacer algo productivo antes de que yo, sea sumiso.

    Ella se alivió, aunque tampoco le interesaba si su hijo fuera gay o no, ella era consiente de que el amor superaba barreras.

    Pero si le molestaba que un Uchiha se hubiera follado a su hijo, pero al saber que era al revés, incluso sentía superioridad. De que un perfecto Uchiha fuera humillado de esa manera. Realmente no podía imaginarse que su hijo estuviera por casarse con uno de ellos. Ni si quiera sabía con cuál de los dos, esperaba que no fuera el menor. Según sabía, era demasiado arrogante.

    —Dinero porque…—no sabía como confesarlo. Vaciló unos momentos y le miro y ella seguía allí: demacrada. Esperando una respuesta que no la hiciera sentir tan decepcionada—. Sí tenía algo de dinero podría costearte algo…

    Y ella comenzó a sollozar. ¿Por ella? ¿Había jodido su vida por ella? Se tapo la cara mientras lloraba.

    El rubio se le acercó y la abrazo, y ésta trato de alejarle pero rompió a llorar más intensamente.

    —Arruinaste tu vida para costearme algo bonito…—gimió—. El amor duele, y demasiado. No quiero que te duela algo, no me fío de los Uchiha, además no era necesario hacer todo esto por mí.

    —Sé que debí pedir más—la abrazó más. Comenzó a dolerle ver a su madre así. Pero luego pensó, que si se casaba con el maldito Uchiha, tendría mucho dinero para poder costearle un médico. Porque el pelinegro sería su esposo, no podría negarse en ayudar a su suegra. Y sonrío de manera un tanto desquiciada, sin que la pelirroja lo notase.

    Hizo que le mirara y allí, le sonrío de manera sincera a su madre. Que estaba muy, muy enojada. Colérica, pero no podía seguir llorando.

    Quizá a nadie le hacía daño un poco de venganza.

    De todas formas los Uchiha se lo merecían, además tampoco iban a hacerlos sufrir. Solamente aprovecharse de las ventajas del matrimonio. Sí, quizá casarse no iba a ser tan malo. Todavía podía seguir teniendo mujeres, mientras el pelinegro no supiera.

    Pero nadie se espera que Sasuke fuera tan posesivo.



    Mikoto le miraba con furia, allí: su hijo menor que sonreía como bobo. ¿Desde cuándo sonreía de todas maneras? Y comprometido. ¡Comprometido, y para joderla, con un Uzumaki!

    La pelinegra estaba colérica —más que Kushina no lo creo— y murmuraba por lo bajo. Si siempre se caracterizó por ser dulce y cordial, siempre relucía la poca oscuridad que albergaba su corazón; cuando se acordaba de aquella pelirroja, aquella estúpida pelirroja.

    Realmente habían sido amigas por un tiempo, se puede decir que fueron las mejores amigas. Recordando de que tenían dieciséis años cuando comenzó el odio, un odio silencioso.

    Había llegado aquel rubio, con pintas de afeminado según su ex amiga. Y a ella sinceramente le pareció lindo, bonitos ojos azules que la cautivaron. Ella fue dulce, realmente fue como su corazón decía.

    Dulce, tímida, pero fuerte y sonriente.

    Realmente ella no era mala, pero mientras más bondad poseas, quizá hay una fracción equivalente de maldad gobernando junto a esa amabilidad.

    Entonces, cayó en cuenta de que él le miraba. Ella estaba tan feliz, siempre mirándole. Cuando se dio cuenta medio año después, de que no la miraba a ella. No, miraba a su mejor amiga, ¡a Kushina!

    Y es que le costaba admitirlo, y es que no es que la pelirroja no tuviera lo suyo. Pero ella era lo opuesto a una mujer… dulce. Apodada como el habanero sangriento, agresiva, audaz y prepotente. Demasiado, diría la pelinegra.

    Era obvio que ésta sabía de los sentimientos de ella hacía el rubio, ya que ella se lo confesó. La pelirroja no se inmutó, apoyaba el enamoramiento de su ser hacia aquel blondo.

    Y le creía, creía que ella le ayudaría. Cuando vio que éste la besaba, y ella… correspondía.

    Hizo que no lo vio jamás, se hizo la fuerte y acepto su matrimonio arreglado con otro Uchiha. La verdad, jamás llego a amar al rubio pero algo le hacía sentirse traicionada respecto a Kushina. Nunca demostró la semilla de odio que tenía dentro de ella, que cada vez, iba creciendo. Más y más, marcando un alma inocente como el de ella. Y de alguna manera, cuando ella le pidió ayuda, respecto a lo de su marido… se río. Dudo en hacerlo, la verdad era algo serio eso de una vida y era algo infantil seguir con rencor después de tantos años, cuando tenía dos hermosos hijos.

    Pero aquella semilla que creció tanto, la contaminó y se dejo ganar.

    Obviamente se arrepentía, y se sentía mal.

    Pero cuando se enteró de lo que había hecho el hijo de aquella mujer. Sintió humillación, vergüenza y humillación. Y se sintió colérica, concluyendo que quién estaba detrás de todo eso era esa mujer.

    —¡No te casarás! —gruñó malhumorada. La verdad Sasuke se impresionó, su madre siempre había sido comprensiva y dulce. Ahora estaba mirándole como si fuera a matarlo.

    —¡Sí lo haré! —contestó. Jamás le había contestado a si a su madre, pero no se dejaría vencer. Él se casaría con Naruto Uzumaki aunque le amenazaran.

    —¡No, ese chico sólo te está usando! —respondió ella—. ¡Seguro es obra de Kushina!

    —¿De quién? —Preguntó con falso interés—. Como sea, no me interesa. Pero me casaré, ya que perdí mi virginidad.

    Quedo sorprendida, le miro esperando alguna señal de que fuera una broma, pero recayó en que su hijo jamás hacía bromas. ¡¿Acaso era cierto?!

    Se sentó en el sillón de color crema que estaba en el gran salón, se cubrió la cabeza con las manos y le miro enojada. Siempre había comprendido a su amado hijo, pero ahora éste estaba abusando de todo los mimos que ella le dio. O bueno, los mimos que le podía dar. Pero aquello, era inaceptable.

    —Vete—dijo ella con un susurro.

    —Madre…

    Quizá no había sido lo mejor contarle eso último, se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a su habitación, sin antes decirle en un mascullo:

    —Yo le amo, y él me ama.

    Ella escucho y de alguna manera el rencor ya no estaba tan presente, estaba decepcionada, sí. Pero no podía hacer nada ya, se resignó y decidió fingir que estaba bien, ya que sabía que su esposo no apoyaría completamente a Sasuke, ella tenía que hacerlo.

    El pelinegro subió a su habitación y saco sus cosas, pensando en aquel día.

    Todo había sido relativamente normal, iba a clases, veía a Naruto y conversaban. Aunque el rubio le dejaba solo en el receso y estaba más pegote con sus amigos, realmente no le importaba mucho. Ya que sabía que el blondo tiene dueño.

    Había llegado a casa decidido con contarle a su madre todo. Y así hiso, le conto y ella no parecía tan afectada hasta que le dijo con quién se casaría. Ella había murmurado con claro rencor “Uzumaki…” y había salido corriendo, al parecer al salón a llamar a quién sabe quién.

    Luego esta había vuelto con una notable sonrisa falsa, y le pidió que le contara con más detalles. Y luego se notaba en su cara el enojo.

    Ignoro todo, realmente no le preocupaba mucho lo que pasara, porque él se encargaría de que todo pasara lo más perfecto posible, tal como un Uchiha. Quería dormir, sí. Eso haría.

    Pero no contó con que él le llamaría luego de haberle estando haciendo el quite toda una semana, contestó su celular y con una expresión aburrida y una voz inexpresiva, contestó:

    —¿Diga?

    —¡Sasuke!

    Escucho una risa al otro lado, aquella irritante risa.

    —Dime, Naruto.

    —¡Hoy es viernes, qué va!

    —Si no me dices no me entero —contestó tajante, para luego hacer una pequeña risa nasal indicándole de que era una broma—. ¿Y qué quieres que haga?

    —Pues ven —hizo una pausa, para luego darle más emoción a su voz—. Ven a comer aquí en casa, mamá quiere conocerte.

    Sasuke se quedo en silencio. ¿Era enserio? Según sabía —por los amigos del rubio—su madre era una mujer muy enferma, a duras penas podía estar al tanto del blondo y generalmente evitaban el tema en frente de él. Bueno, de eso se enteró cuando le iba a contestar con un insulto hacia su madre y éste había ensombrecido los ojos, teniendo que recurrir a preguntarle a Shikamaru que ocurría.

    Como iba, no pensó que le invitara. Menos aquella mujer, a quién… su madre no le tenía el mejor de los cariños, no tenía idea que ocurría allí entre aquellos nombres, pero sí sabía que era mejor no preguntar.

    —¿Quieres?

    La voz lo saco de su ensoñación y asintió, luego casi se golpea por darse cuenta de que él no vería que había asentido.

    —Sí, iré.

    Respondió lo más frio que podía, cada vez sus defensas ante el mundo social y externo se derrumbaban ante él, pensó que el enamoramiento jamás lo trataría tan así pero cada vez estaba más cambiante. ¿Eso quería decir con que las personas cambian?

    Estaba más alegre, sí. Su hermano se lo sacaba a relucir casi siempre, diciéndole tonterías como “Estás enamorado, se te nota en la sonrisa” y cosas así. Siempre recalcándole de que él es un amargado de primera y que por eso no tenía permitido sonreír. También los cambios de humor, no es que fuera una niñata enamoradiza pero de alguna manera el rubio calaba fuerte en cambiarle el humor, estaba ese asunto de los celos, de la posesividad que se dio cuenta que un Uchiha poseía, etcétera. No eran cambios de humor muy seguidos ni notorios, para los demás. Pero a él le cabreaba estar enojado por algo que no debería joderle en lo más mínimo, a quién le habló, cómo le habló y si lo disfrutó. Cosas así le jodían la mente cuando no debería hacerlo.

    —¡Genial! —respondió en un tono irritante para el moreno, que gruñó—. Te veré aquí, la dirección te la doy enseguida, te mando un mensaje con ella. ¿De acuerdo?

    —Sí, como sea.

    —Pero que tajante, si ya recuerdo como gemías… —se quedo callado y comenzó a reír—. Era una broma, no te sonrojes.

    —¡Yo no me he sonrojado, inútil! —le gritó a través del auricular—. Como sea, esperaré el mensaje e iré en un rato.

    —No te pongas nada tan formal, mamá se sentirá demasiado especial y sacará el vino, y todo quedara hecho un desastre.

    —Hablas como si ya hubieras estado en esta situación antes.

    —¡No! —el rubio contestó con nerviosismo viéndose descubierto, sí había pasado por esas situaciones antes. Cuando llevaba a novias que se sentían con suficiente poder para obligarle a invitarlas, se ponían demasiado exuberantes y llamativas y su madre terminaba sacando el vino. Donde todo se fregaba, les decía cosas que no tenía que decir y era así como terminaba sin novias. Y ahora no podía ocurrir eso, por mas que sintiese un odio hacia Sasuke, una promesa era una promesa—. Sólo es que conozco a mi madre…

    Sintió la risa nerviosa del blondo, suspiró y contestó:

    —Te veré allá.

    —Adiós, Sasuke.

    —Adiós.

    Colgó y lanzo el celular contra la pared, que rebotó en su cama y quedo allí: intacto. Gruñó con una sensación en el estomago, con ganas de gruñir y arrancarle la cabeza al de ojos azules. ¿Eso eran los celos? Sí, eso era. Le habían estado atormentándole toda la semana, pero ahora era una sensación mayor. Con el ceño fruncido fue a tomar una ducha, no iría formal ni sacarían el vino ni lo otro que tanto teme el rubio, por que lo conoce. Sabe que oculta algo, ¿Pero y a él qué? Tampoco es como si de verdad le interesara. O eso cree, por que en el fondo todo le está pasando factura, todo le está dejando una pequeña herida que se abre de poco a poco. Odiaba que eso le ocurriera, que sólo a él le pesara.

    ¿Y cómo sabe que él es el único que lo siente? Porque no está recibiendo nada a cambio del otro, nada que le demuestre que está pensando de forma errónea. Pero está esa estúpida parte del amor que te ciega, y Sasuke sólo piensa que está exagerando y armando conclusiones donde no hay nada, sólo debe dejarlo ser. Dejar que el molesto hilo del destino fluya.

    Pensando en todo aquel nido de líos, se ducho y se vistió. Con una remera con escote en forma V, de color negro y mangas largas. Un pantalón apretado de color rojo oscuro, y unas zapatillas deportivas, se puso algo de crema en la cara y se limpió por debajo de los ojos, molestas ojeras.

    Luego de ponerse todas las cremas que se ponía siempre, además de loción fue a ver su molesto celular que vibraba sobre su cama. Lo cogió y con una media sonrisa, vio el mensaje que le indicaba la dirección del atezado, y tomo en sus manos su billetera.

    Ahora quedaba el dilema de explicarle a su madre que saldría, no es como que jamás lo hiciese pero la vez pasada su hermano se encargo de aquello. Quizá que lo hiciera él otra vez no le mataría tanto el orgullo.

    Se encamino por los pasillos buscando la habitación de su hermano, ignoro sin miedo los carteles de “No entrar” y abrió, encontrándose a su hermano en un intento de dormir. Con las manos sobre la cara, y tendido en la cama cantando muy mal una canción que el menor no pudo reconocer. Le movió un poco la cama, e Itachi que intentaba dormir, se sobresaltó.

    Se levantó y se le quedo mirando en una posición de batalla, mirándole y luego comprendió la situación. Se saco los audífonos y le miro preguntándole con la mirada que ocurría.

    —Necesito que me cubras, de nuevo.

    —¡Así que eso era! —Exclamó Itachi—. ¿Otra fiesta con tu noviecito?

    —No es mi novio—mintió—, y no, no es una fiesta. Es una salida, ya sabes.

    —¿Salida con amigos? —preguntó, recibiendo un asentimiento del otro—. Salida con amigos, fiesta, al fin y al cabo es la misma cosa.

    —Realmente no me interesa cómo consideres las cosas, sólo quiero saber si puedes encubrirme como la otra vez. No tengo idea cómo pero cuando llegué la vez pasada, sólo me miraron y ni se inmutaron en preguntarme sobre algo.

    —Ya estás descubriendo mis poderes.

    —Claro, y el mundo ahora es cuadrado —bufó. Itachi soltó una carcajada sólo para incomodarle, y vaya que si lo hacía. Asintió y se acercó a su mueble, sacando unos billetes y los arrojó contra el menor—. Ten, dinero. Te llamaré a eso de las doce y no quiero nada de gemidos cuando me contestes, ¿vale?

    Sasuke hizo un esfuerzo para no golpearlo y asintió, mirándole de la peor manera posible. ¿Cómo era verosímil que su hermano hiciera bromas sobre su sexualidad? ¿Qué clase de hermano mayor era?

    —Sólo ve y diviértete —suspiró—. Aún recuerdo cuando salía yo a escondidas, con algo de dinero de padre y terminaba despertándome sobre un tejado… —comenzó a reír de manera nostálgica—. Pero que tiempos. ¿Sabías que yo era miembro de una pandilla?

    —¿Akatsuki, no?

    —Exacto… exacto —y aquella sonrisa nostálgica volvió, a Sasuke en otra oportunidad no le hubiera interesado pero su hermano ahora parecía algo “afectado”, quizá escucharle no le haría mal —. Salíamos hasta tarde y yo regresaba justo antes de que mamá entrara a mi habitación a comprobar que estaba allí, para despertarme y mandarme a la escuela. Recuerdo que llegaba a veces cinco minutos antes, entrando por la ventana y haciéndome el dormido, ella llegaba y me despertaba… días en los que no dormía.

    Comenzó a reírse y el menor también lo hizo, quizá otro día podría escuchar más historias sobre la exagerada adolescencia de su hermano, historias que sí creía por que conociendo a Itachi…

    Contó el dinero que había recibido y aunque tampoco pensaba gastarlo, lo guardó y tomo su bolso.

    —Ya, vete —hizo un gesto echándole de su habitación —, que si no terminaré contándote historias estúpidas donde la mayoría termino durmiendo al lado de un basurero.

    —Tú y tus amigos son raros —le dijo para despedirse con la mano. Camino rápidamente hacia el primer piso y verifico que no había nadie en el vestíbulo, escuchaba a su madre en el salón, insultando por teléfono a quién sabe quién.

    Abrió la puerta y miro hacía atrás, temiendo ver a su padre. Se quito un mechón de cabello que caía contra sus ojos, y salió. El aire helado le golpeo en la cara y veía la oscura noche, las estrellas adornaban el silencio sepulcral que había.

    Saco su celular y leyó nuevamente la dirección. ¿Era enserio? ¿No le estaba jodiendo?

    La dirección dada era de uno de los sectores más pobres del lugar, obviamente había estado allí y había salido ileso… claro, luego de haberle pateado el trasero a un par de idiotas que querían quitarle lo que llevaba encima. No tenía miedo, claro que no. Él sabía que era mejor que todos aquellos, además de que poseía más fuerza. El único enemigo “digno” de él, era su estúpido novio. Aunque jamás se preocupo de la situación económica de éste, nunca pensó que viviría en un barrio así.

    Camino esperanzado de que en el trayecto, recibiera un mensaje del atezado, que le indicara otra dirección. Pero nada, ningún mensaje llegaba, además de uno preguntándole donde venía. Tecleo con dificultad por el frio que calaba en el, se había puesto una chaqueta antes de salir pero seguía sintiendo el frio.

    Estaba frente a la dirección indicada, una serie de condominios de color cereza, rodeado con una reja de un color negro desteñido. Un camino de tierra indicaba la entrada y varios arboles adornaban el lugar. Miro la puerta de la rejilla y la abrió, estaba sin cerradura. Entro y comenzó a buscar con la mirada el departamento “2D”.

    —¡Hey, mira!

    Sintió un grito y miro hacia atrás, era un chiquillo que no pasaba los dieciséis y tenía el cabello de un color rubio oxigenado, adornado con una gorra y con una extensión de oreja, con varios amigos de la misma pinta mirándole.

    —¡Si es un niño bonito!

    Exclamó nuevamente, se acercaron a Sasuke y éste les miro despectivamente, aun buscando con la mirada el departamento del rubio.

    Era un condominio, una plaza había al medio de todos aquellos departamentos y en aquella plaza, estaban aquellos molestos jóvenes que ahora le estaban tratando de intimidar.

    —¡Hey, míranos cuando te hablamos!

    Le miro y le dirigió todo el desprecio posible, y siguió buscando el departamento. Visualizó un edificio de un color desteñido rojo, y vio el cartel que decía “Departamentos D”, se acercó y sintió que le seguían, les volvió a mirar para decirles:

    —Piérdanse, tengo cosas que hacer.

    —Tú no eres de por acá… ¿verdad? —le preguntó el mismo chico, quién tenía una voz muy molesta para el pelinegro—. Se te nota por la ropa, además del bolso que llevas es de cuero…

    —Piérdete, ya te lo he dicho.

    Se acercó al tablero y encontró el que buscaba, apretó el del rubio y espero.

    —¿Diga?

    —Naruto, ábreme —exigió cuando el mismo chico, le tiro de las mangas—. ¡Aléjate! Ve a hacer alguna estupidez o algo, pero aléjate de mí.

    —¿Si no, qué?

    —¿Quién te está jodiendo, Sasuke? —Escuchó la voz del otro lado del aparato —, bajaré enseguida.

    Ignoro al rubio y se dio la vuelta, para darle un puñetazo al tipo que le venía jodiendo desde que entro al condominio. ¿Acaso no se supone que esas cosas eran seguras?

    Sintió pasos y miro atrás, venía el rubio corriendo, abrió y se puso delante de él. Defendiéndole con el cuerpo, ¿pero qué se creía?

    —Naruto…

    Escucho la voz asustada de los chiquillos, que retrocedieron y parecieron ceder ante la presencia del de ojos índigo. Gruño y le miro escéptico, esperando que mencionara algo.

    —¡Oh sí, llegaste! —se le acercó y la abrazo efusivamente, dándole una vuelta en el aire. Sasuke le golpeo en el pecho para indicarle que le bajara, y así hizo. El de cabellos negros le dio una media sonrisa —. Llegaste…

    —Sí, llegue.

    —¡¿Te estaban molestando?! —pregunto mirándole mientras le tocaba el rostro, examinándole por si tenía alguna herida —. ¿Te hicieron algo? ¿Tengo qué golpearlos mañana? ¡Sasuke respóndeme!

    —¿Qué quieres que diga? —suspiró. ¿Acaso estaba preocupado? Eso parecía —. Al parecer querían intimidarme o algo, no sé. De todas formas tenía manejada la situación hasta que apareciste tú.

    —Esperaba un no sé… —puso su mano en su barbilla haciendo que pensaba—. ¡Qué te impresionaras y pusieras una voz, alabándome!

    —No soy una chica —le fulminó con la mirada—. ¿Podemos subir? Sabes que no haré esa estúpida expresión de mujer que tanto ansías.

    —Si… lo sé —gruñó y le hizo un gesto para que lo siguiera. Realmente se había preocupado por él, aunque lo camuflo en una broma. Además había dado el efecto que quería, que el otro pensara que todo estaba bien —. ¿Te costó llegar?

    —¿Ah? —preguntó desorientado, no le estaba poniendo atención al otro —. Eh no, aunque me sorprendió la dirección, si te soy sincero. Pensé que vivías en un mejor lugar.

    El rubio se quedo sorprendido por la sinceridad del otro, esperaba una mentira o una mirada incomoda pero él solo fue… directo. Asintió y sonrió, aunque se preguntaba por qué.

    —Te odio tanto —le dijo con una sonrisa.

    —Y yo a ti —respondió el pelinegro mirándole con una sonrisa de medio lado. Mientras subían tenia la mano pegada a la del rubio. Éste entendió la indirecta y se la tomo, pensó que no lo era algo malo. Digo, si ya se habían acostado no creo que lo matara por tomarle la mano. Además, mientras más hostigoso… más rápido se aburriría Sasuke y más rápido le dejaría, así poder librarse de eso de la boda, etcétera.

    Subieron hasta el segundo piso, duraron unos segundos tomados de las manos y el blondo le soltó para abrir. Limpio un poco el pasillo pequeño mientras iban pasando, y le enseño el living comedor.

    Estaba adornado todo con una luz tenue y había un sillón de cuero, que se notaba que había sido limpiado hace poco. Una mesa de café al centro con una planta y un televisor, también había al fondo una mesa para máximo cuatro personas y sólo tres sillas. Había aromatizante ambiental que noto que había sido recién puesto. Se había esmerado en limpiar y le dirigió un intento de sonrisa, tampoco demostraba muchos sus sentimientos.

    —Siéntate cómodo… —le dijo señalándole a que se siente en el sillón —. ¡Mamá, ya está aquí!

    Escucho el grito y luego sintió como si alguien se cayera de otro cuarto, y un gemido femenino. Segundos más tarde apareció una hermosa mujer mirándole, vestida con un vestido blanco de tirantes que llegaba hasta sus rodillas, totalmente descalza y con el largo cabello rojo, cayendo sobre un hombro. Estaba examinándole de pies a cabeza, y él a ella igual. Ella sonrió aunque noto algo de cierta incomodidad.

    —Buenas noches señora Uzumaki —saludo de forma cordial, se levanto y se acercó a ella para tomarle la mano en un gesto cortés —. Buenas noches.

    Ella se mostro sorprendida, respondió el saludo y agrego:

    —Buenas noches también… —se quedo mirándole unos segundos y agregó —. Disculpa que te pregunte… ¿Pero, eres Itachi o Sasuke?

    —Sasuke, Uchiha Sasuke —respondió algo ofendido. Odiaba ser comparado con su hermano pero seguro eso era algo que esa mujer no sabía, por lo que decidió ignorarlo.

    —Eres muy interesante…

    ¿Qué fue aquello? ¿Interesante? Jamás le habían dicho así.

    —Iré a traer la comida, mamá por favor siéntate y tú también Sasuke —ordenó Naruto. El pelinegro asintió y se sentó nuevamente, seguido por la pelirroja.

    Eso era incomodo, pensó que ella se encargaría o algo, jamás pensó que el rubio le atendería. Sasuke siempre fue mimado, nunca él tuvo que mimar a nadie y ver a Naruto hacerlo era realmente extraño.

    —¿Qué cocinaste para la cena, cariño? —mató el silencio la mujer.

    Escucho un ruido desde la cocina y enseguida vio aparecer al blondo con una bandeja, con los tres platos. Se iba a levantar para ayudarle pero la mujer le tomo de la muñeca, negándole que hiciera eso. Excusando de que él era el invitado. ¿Pero ella no ayudaría?

    —Preparé algo de arroz y pescado —dijo y miro a Sasuke, comprobando con la mirada ver si estaba bien o no —. ¿Te gustará, Sasuke?

    La verdad no le importaba y se preguntaba porque estaban armando aquel espectáculo, ¿a qué jugaba su madre? Si le había contado la verdad y luego ella había insistido en que quería cenar con su nuero, yerno… ¡lo qué sea!

    —No hay problema.

    Les sirvió y se excuso, yendo a la cocina a buscar vasos y algo para beber. Volvió con una botella de cola y les sirvió, Sasuke quería ayudar aunque no tenía idea como, pero quería hacerlo.

    Se sentó al lado de su madre y enfrente de Sasuke, mirándole con una fingida sonrisa. Comenzaron a comer en un sepulcral silencio mirándose los unos a los otros.

    —Así que se casarán… —rompió el silencio Kushina. Mirando escépticamente a Sasuke, lo quería lejos de su hijo pero a la vez le transmitía cierta paz. Incluso inocencia, algo que jamás pensó que un Uchiha transmitiría. Aunque también tendría cuidado, aquella mujer le había engañado años y la había traicionado cuando más le necesito. No se iba a fiar tampoco.

    —Sí —dijo firmemente Sasuke, devolviéndole la mirada escéptica—. No tengo idea cómo o cuándo, pero lo haremos. ¿Verdad Naruto?

    —Sí, claro —dijo de manera nerviosa, queriendo ahogarse con el pescado. ¿Qué intentaba su madre? ¿Qué quería ella de Sasuke? —. Sasuke es el que tiene las mejores notas.

    Bien, no tenía idea por qué dijo eso pero necesitaba demostrarle a su madre que no era tan mal partido el mocoso, inteligente, mordaz, atractivo, muy atractivo y excelente en la cama, claro. Algo que ella jamás podría saber y así le gustaba. Además de que con el dinero de él podrían costearle todo respecto a medicina con ella…

    —¿Enserio? —preguntó ella con interés —. Siempre pensé que Naruto tenía las mejores notas.

    —Ni cerca —respondió mordaz Sasuke, en una broma claro está —. Suele ponerse a gritar cuando se saca malas notas y luego las quema en el patio, junto sus demás amigos.

    —¡Con razón jamás traes tus malditas notas, niñato! —le retó ella. Comenzó a reírse y se imagino que si no fuera por que Sasuke era un Uchiha, le hubiera aprobado —. ¿Qué más? ¿Se porta bien?

    —A ver… —sonrió mirando al rubio, que le miraba con el ceño fruncido amenazándole con la mirada, diciéndole de manera silenciosa “Si dices algo de más te asesino…” y así le gustaba, competir contra él —. Suele dormir en clases y cuando lo despiertan, o se tira gases o comienza a murmurar improperios.

    —¿Qué clase de improperios?

    —Cosas como “¡Mierda mamá, no quiero ir hoy a clases. Quiero ver pokemon!” y cosas así.

    —¡Eso es mejor de lo qué imaginaba! —comenzó a carcajear —. ¿Enserio se tira gases cuando duerme?

    —No tiene idea, apestan de una manera…

    —¡¿Y tú que tanta atención pones a lo qué hago, mocoso?! —preguntó en un tono altanero y molesto. Aunque los otros dos rieron pensando que era una broma.

    —Me siento detrás de ti, quizá es normal que me de cuenta cuando te tiras gases… inútil.

    —¡Si serás cabrón!

    —Infantil —le saco la lengua Sasuke.

    —¡Soy mayor qué tú, niñato engreído!

    —¡Tú serás el engreído, niño gas!

    —¿Niño gas, enserio? ¡Perdedor!

    —¡Llorón! —replicó el pelinegro algo ofendido.

    —¡Cabrón!

    Una carcajada interrumpió la infantil pelea, la mujer se sostenía el estomago de la risa y tenía los ojos fuertemente cerrados. Comenzó a golpear la mesa y dejo de reír a los segundos.

    —Mamá… — le quedo mirando con los ojos abiertos a más no poder. Estaba realmente sorprendido, tiempo que no la veía sonreír así —. ¿Estás bien?

    —¡Parecen un viejo matrimonio!

    —¡No diga eso! —replicó avergonzado Sasuke, aunque jamás lo demostraría. Si es que ya no lo hizo.

    —¿Por qué no? Si es cierto… —se les quedo mirando de manera nostálgica —. Me recuerdan a mí y a Minato…

    Y a Naruto eso le rompió el corazón, ser comparado con su padre y esa tonta pelea significara un recuerdo para ella, que le tomo la mano y la junto con la de Sasuke. La miro y ella en su mirada le decía de manera silenciosa:

    “No le hagas daño…”

    Ella lo sentía. Ese amor que estaba naciendo era verdadero, por lo menos por parte del menor. Lo veía en como miraba a su hijo. Aunque le odiase por ser hijo de ella, algo se rompía dentro de ella al pensar en su sufrimiento, esa tonta pelea despertó algo que no sentía desde tiempo antes de la muerte de su esposo. Comenzó a sentirse mal pero no lo demostró.

    —Quizá no sea lo mejor, quizá son muy idiotas ambos pero… su amor durará.

    Sasuke estaba callado, con el flequillo tapándole la cara avergonzada, y el rubio miraba a ambos y sus ojos azules estaban vacilando, estaban por aguarse pero decidió aguantar. No podía permitir que su enemigo ya no tan enemigo le viera así, ni su madre menos. No lo soportaría.

    —Eso fue emotivo… mamá.

    —Lo sé… —respondió ella, le sacudió el cabello a los dos y fue a la cocina, tarareando. El rubio se sorprendió, ella no tarareaba desde que su padre se había ido. Ella tarareaba aquella canción vieja que siempre hacía… la canción de boda de ella y su padre —. ¿Quieren chocolate?

    Apareció mostrando unos bombones y se iban a negar, pero ella les insistió y terminaron probándolos.

    Luego los obligo a sentarse y trajo una película que dijo que quería que vieran, una película a la que ninguno de los dos prestó atención. Sasuke estaba recargado sobre Naruto, con sus piernas a través de todo el sillón y Naruto estaba debajo de éste, sosteniéndolo mientras tenía los pies en la mesa de café.

    La mujer se había aburrido y se había excusado con que tenía sueño y quería descansar.

    Quedaron solos y el rubio termino el silencio, comenzó a acariciarle la cara al otro y le miro con sus ojos color índigo, estaban conteniendo las lágrimas y lo obligo a abrazarle, lo abrazo tan fuerte teniendo miedo de dejarle ir. Su madre moriría pronto, lo sabía. Lo sintió luego de lo que ella había dicho sobre él y Sasuke, y se sentía solo. Sentía que su vida era toda una mentira y se sentía mal. También se sentía agradecido de verla sonreír, de verla reír y carcajear así. Le abrazó y sintió los brazos del otro rodearle el cuello.

    —Gracias —susurró y no sintió. No se dio cuenta cuando las lágrimas caían y manchaban el cuello de Sasuke, ya que éste estaba sentado sobre el rubio —. Soy débil… no debería llorar enfrente tuyo ni de nadie pero no puedo aguantar.

    Dijo eso en un mascullo, mientras gemía y enterraba su nariz fuertemente en el pecho del otro.

    —Llorar no te hace ser débil —le acarició el cabello, algo le dolía dentro de él viéndole así —. Te hace más humano, hacerte el fuerte y pretender que todo está bien, te hace ser débil. La capacidad de no demostrar tus sentimientos te hace ser débil, refugiándote en una burbuja de felicidad que no está, eso es ser débil.

    El rubio alzo la vista y se le quedo mirando, las lágrimas caían por los ojos de ambos y se acercó, el otro se inclinó y se fundieron en un beso.

    —Te odio tanto… —susurró pero Sasuke no le escucho. Y siguió besándole, mientras se aferraba a él.

    ..

    Despertó a mitad de la noche, siendo apresado por los brazos del otro. Se sentía bien, si hace horas había estado haciéndolo nuevamente… algo había cambiado. Quizá ahora los ojos azules del otro tenían más vida, o quizá tenían más tristeza. Pero ahora podía ver mejor a través de ellos… y veía dolor. No entendía mucho que pasaba en la familia de su novio, pero algo malo la estaba afectando.

    Le acarició el cabello y la oscuridad que cuando niño le aterraba, no le hacía mayor efecto. Se dejo abrazar y se sintió extraño al ver todos los efectos que el blondo tenía en él. Estaba mucho más blando y más demostrativo. Era la primera vez que estaba en una relación en la que se sentía… bien. Y eso le asustaba.

    —Vamos a mi habitación, debe ser incomodo dormir aquí —se sobresaltó cuando escucho la voz del otro. Con la oscuridad no se había percatado de que se había despertado.

    —Sí, claro —asintió y se levanto para dejar que el otro también lo hiciera.

    Sintió un abrazo y cayo contra la cama del otro, que le abrazaba y comenzó a hacerle cosquillas en el cuello. Mientras se reía.

    —¿Estás bien? —pregunto Sasuke, al no escuchar respuesta volvió a preguntar: —Te pregunté si acaso estás bien.

    —Quiero morir… —río mientras le besaba el cuello.

    —¿Por qué? — lo paro y lo obligo a mirarle mientras le sujetaba la cara con las manos, mirándole desde abajo. —. ¿Qué ocurre?

    —No es algo que deba incumbirte…

    —¿Tiene qué ver con tu madre, verdad? —preguntó y el otro se apartó. Encendió la luz y vio que nuevamente caían lágrimas de la cara del otro —. ¿Qué ocurre, Naruto?

    —No debería confiar en ti —masculló pero se puso sobre el otro. Con cada brazo a cada costado de la cara. Y el otro sintió como las lágrimas del rubio caían sobre él, y pasó sus brazos alrededor de su cuello abrazándole —. Todo duele…

    —Todo está bien… —susurró y le abrazo con más fuerza. Jamás demostraba sus sentimientos pero sentía que el otro lo necesitaba —. Quizá me gustaría poder decir eso pero no es cierto, nada está bien. Naruto, mírame.

    Así lo hizo, luchaba para no cerrar los ojos y seguir llorando. Refugiarse era algo tan tentador.

    —Quizá todo parece mal, quizá todo lo que quieras es llorar y matarte llorando pero… —tomo aire—. Escúchame, esto te hará más fuerte. Tú serás más fuerte y cada vez podrás con más dolor, todo estará bien. Todos aguantamos la misma cantidad de dolor, de distintas maneras pero todos cargamos con el mismo dolor. No te encierres y no te hagas el fuerte, llora. Te hace más humano.

    Le dijo en un hilo de voz, y sintió que caían más lágrimas contra su cara. El otro se estaba mordiendo el labio para no gritar y hundió su nariz en contra del cuello del menor.

    —Realmente… —susurró gimiendo —. Te odio, te odio.

    —Yo igual… —río y le beso la frente. Escucho los sollozos del otro mientras se aferraba a su espalda, y él sólo se limitaba a acariciarle el cabello.

    Luego de estar así un rato, escuchando los gemidos del rubio y el incesante llanto, ambos se durmieron en los brazos del otro. Naruto se sentía fatal, se sentía solo, realmente solo. Si ahora no hubiera estado Sasuke con esas estúpidas pero efectivas palabras, quizá no hubiera aguantado. Algo lo había tocado y le había roto por dentro, no podía dejarle ir pero tampoco aguantaba esa sensación de dolor agudo en su pecho cuando estaba con el pelinegro, no podía. El odio le ganaba y el rencor también, pero al verlo y al sentirlo respirar contra su oído, le dolía algo dentro y eso hacía aumentar su odio. No podía ser vulnerable…

    No podía amarle.



    Sasuke al otro día tuvo que soportar los gritos de su histérica madre, al parecer Itachi lo había cubierto pero eso no cubría el que había pasado la noche en otro lugar. Y la mañana, y el día… y la tarde. O sea, había vuelto a la noche del día sábado y eso a Mikoto no le gustó.

    Pensó en castigarlo pero luego lo dejo pasar. Ella no era así. No podía empezar a ser mala de la nada, ella tenía una imagen. De eso se encargaría su marido… aunque éste no estaba. ¡Bah, así es la vida! Lo dejo ser sólo ese fin de semana, mientras no se enterara que había estado con el hijo de Kushina, todo bien.

    El domingo pasó aburrido, estudiando para sus exámenes ya que esa semana estaba plagada de ellos.

    Y así llego el lunes, despertó temprano y tomo su ducha habitual, cuando se vistió e iba a bajar, sintió en su ventana unos golpes. Pensó en ignorarlo pero los golpes eran incesantes, por lo que fue a ver. Su ventana daba con un balcón y ese balcón, daba hacía la parte de atrás de la casa. O sea, nadie podía ver lo que pasaba allí. Y ese balcón conectaba con un árbol, cualquier madre pensaría que se escaparía pero ella sabía que Sasuke no era así.

    Abrió y encontró al rubio sonriente, con las manos en sus bolsillos recargado en el barandal. Llevaba el habitual uniforme pero con una bufanda de un color chillón naranjo.

    —¿Qué haces aquí? —exigió saber. Eso era raro.

    —Vine a buscarte, ven —le tomo de la mano y lo estaba obligando a bajar —. Te llevaré en mi moto.

    —¿Qué? ¡No, no y de todas formas no! —no se iría a escondidas así como así.

    —Yo sé lo que te jode, es que tu madre se preocupe… sólo dile que te vas y listo.

    Iba a replicar pero recibió una mirada profunda y pensó, que jamás había montado una moto. ¿Por qué no? Su conciencia le decía que era peligroso, etcétera… pero no pudo resistirse. Se dio la vuelta, haciéndole un gesto de que le esperara y entro a la casa.

    Tomo sus cosas y grito:

    —¡Mamá, ya me voy!

    Bajo las escaleras y se despidió, para salir corriendo hacia la parte trasera de su casa. Donde el rubio seguía en su balcón.

    —¡Espérame! —gritó y se subió al barandal, y a Sasuke casi se le sale el corazón cuando el blondo salto así como así.

    Impacto contra el piso y se levanto sonriente, el pelinegro corrió y le pego en la nuca. Gritándole:

    —¡No hagas algo así, idiota!

    —¿Preocupado, Uchiha?

    —¡Obvio qué si! —grito enojado. Bien, no era buena señal mostrar sus sentimientos, ¡Pero es que el rubio casi se mataba! Además tenía el descaro de sonreír y pretender de que todo estaba bien… —. ¡¿Y si te hubiera ocurrido algo?! ¿En mi propiedad?

    Agregó eso ultimo para no parecer tan obvio, aunque sí estaba preocupado.

    El rubio se quedo en silencio, lo miro y le sonrió. Le tomo de la muñeca y le obligo a seguirle, manifestándole de que sería increíble.

    Caminaron hasta el frente de la casa del Uchiha y vio la moto, no conocía nada sobre vehículos así que ignoro su marca y acepto el casco de color negro que el otro le ofrecía. Viendo como el rubio se ponía uno de color naranjo, se subió detrás de él. Paso sus manos alrededor de la cintura con fuerza, no iba a negar que si tenía miedo. Para él eso era algo nuevo y no sabía que hacer, además de sujetarse.

    —Tranquilo… —hablo el atezado ante el nerviosismo del menor —. No te dejaré caer, ¿entendido?

    —No soy una maldita niña… —dijo tajante, pero sonrió contra la espalda del rubio para agregar: —. Sí, sé que no me dejarás caer.

    El rubio sonrió ante esto y se pregunto por qué no le había molestado que el otro le insultara, y se preocupo. ¿Acaso él, Uzumaki Naruto estaba cayendo…? ¡No, no! ¡Imposible!

    Arranco la moto y el ruido le saco de sus pensamientos, sólo se concentró en manejar.

    Llegaron en unos minutos, el pelinegro seguía impresionado por lo bien que se sentía andar en moto, tan ligero… ¿así sentiría volar? Se preguntó en que pensaba el otro ya que lo notaba raro. Le iba a preguntar pero recordó todo, y prefirió dejarlo estar.

    Le tomo la mano y el otro no hizo gesto de que le molestara, luego sintió un apretón y comenzó a caminar al lado del rubio. Quien tenía la mirada perdida, mirándole de vez en cuando.

    Jamás habían hecho formal ante los demás su relación y era quizá por eso de que les miraban raro, algunos. Claro, por que otros no, ya que después de la fiesta que hubo… la mayoría estaba enterado pero otros no. Como los estudiantes de primero.

    Siguieron caminando aun con algunas miradas sobre ellos, pero al rubio ya no le importaba nada. No había caído en el amor, no. El amor era solo una excusa para poder seguir viviendo por su madre, sabe que si ella le ve todo deprimido ella se derrumbará antes. Y eso no lo podía permitir, se escudaría en Sasuke. Sería cobarde, sí. Lo más probable es que los destroce a él y de paso a si mismo, pero estaba tan sumido en dolor de que ya ni sus típicas frases podían sacarle a él de su propia oscuridad.

    Llegaron al salón y Sasuke se iba a sentar en su habitual asiento cuando fue arrastrado al fondo, junto al blo

    blondo. Quién le dio una falsa pero gran sonrisa, y se sentaron.

    Jamás le haría cariño en público, una cosa era escudarse en él y otra cosa era hacerlo caer junto a él. No sería tan frio pero tampoco le subiría tanto las ilusiones, lo más probable es que cancelaría todo antes de llegar al altar. Se sentía cruel pero no podía cargar con muchas cosas, además se notaba que Sasuke era alguien fuerte.

    “Todos aguantamos la misma cantidad de dolor…”

    Eso le había dicho, y quizá si sea cierto. Simplemente debía darle la misma medida a Sasuke y… ¡No, no y no! No podía ser tan egoísta. Él lo había prometido —estúpida excitación—pero así lo había hecho.

    Esperaron hasta que llegaran los demás, por mientras, Naruto le hablaba sobre un partido de soccer que Sasuke no tenía ganas de escuchar, pero lo hacía.

    Cuando por fin comenzó la clase, el rubio se sintió desconectar de todo y así paso. Asintiendo cuando tenía que hacerlo, mirando de reojo al otro que tomaba notas de casi todo lo que decía el maestro y pensó que escribía muy rápido, iba a hacerle un comentario sobre que seguramente su letra era horrenda pero no era así, y pensó que Sasuke tenía una letra bonita. Quiso golpearse por pensar aquello pero decidió que su mente no estaba funcionando bien, por lo que lo dejo estar.

    Las clases habían pasado y Naruto pensó que sería interesante salir, luego recordó los exámenes. Y recordó que podía persuadir a Sasuke todo lo que quisiera, pero si algo había aprendido es que por más que intentara el otro no se doblegaba si habían exámenes de por medio.

    Eran ya las tres de la tarde y siguiendo a su novio, escucho como parloteaba sobre los exámenes.

    —Iré a estudiar contigo… — le dijo y el otro le miro, ¿desde cuándo él decidía? —. ¡No, ya sé! ¡Tú vendrás a estudiar conmigo!

    —¿Ahora manejas mi vida?

    —No seas un pesado, llama a tu hermano y dile que te cubra que irás a estudiar a mi casa —encogió los hombros como si fuera lo más normal del mundo.

    —De verdad crees que manejas mi vida —le dijo tajante—. Yo estudiaré solo.

    —¡Vamos Sasuke! —exclamó—. ¡No seas cabrón! Sólo contigo puedo estudiar y no puedo fregar los exámenes, ¡mamá me mataría! —dijo esto con algo dolor impregnado en su voz —. Además, si no estudio contigo seguro terminaré en alguna estúpida fiesta sin conciencia.

    Y eso de “fiesta sin conciencia” le hizo recordarle las historias de su hermano. Imaginarse a Naruto, despertando en ropa interior sobre un tejado… en una fiesta en la que él no estaría, le hizo hervir la sangre.

    Tomo su muñeca y le negó con la mirada eso de la fiesta a lo que el atezo sonrío satisfecho. Era fácil manejar a Sasuke. Luego de un rato comenzó él a guiarlo directo a la moto, escuchando como se quejaba sobre sus cosas y el estudio… decidió desconectarse.

    Sintió que le gritaban y le pidió que le esperara allí en la moto, el pelinegro asintió visiblemente irritado así que se apresuró. ¿De todas formas, desde cuándo le importaba…? Decidió ignorar todo. Pensar mucho le estaba sacando humo.

    Llego hacía donde le llamaban y eran las chicas nuevas, que le sonreían de oreja a oreja.

    —¡Jintane, Nakae! —las saludó efusivamente. Ellas devolvieron el saludo abrazándole—. ¿Qué ocurre?

    Vio una mirada competitiva entre ambas hermanas.

    —¡Quería preguntarte, si querías salir con nosotras! —preguntó la menor. La pelirroja le miro tomándole de la muñeca—. Ya sabes, de fiesta. Hoy es lunes lo sé pero nunca es tarde para festejar. ¿Qué dices?

    Era muy tentadora la idea, ambas hermanas estaban realmente… quiso ignorar pensamientos y miro hacía atrás, Sasuke le esperaba. Realmente necesitaba pasar de año, no podía estar estancado allí como Nagato y los demás.

    —Eh… no sé chicas, tengo que estudiar. Ya saben, exámenes.

    —¡Mooh Naruto! —dijo Jintane —. Realmente esperábamos que fueras, realmente eres muy divertido y tus fiestas son inolvidables…

    —Lo sé —estaba cayendo fácilmente en la manipulación de ellas dos. Un par de sonrisas bonitas… quizá esa era su debilidad, pero Sasuke no sonreía. Así que lo dudaba—, quizá otro día.

    —No seas aburrido… —le tomaron ambos de cada lado y estaba por ceder, cuando apareció Sasuke hecho una furia literalmente.

    —¡Suéltenlo! —las apartó y lo puso detrás de él, de forma posesiva —. ¡Tiene dueño así que yo que ustedes me alejo!

    —¿Dueño? —preguntaron ambas mirándole escépticamente.

    —Sí, dueño —miro a Naruto obligándole con la mirada a que confesara —. Dile quién, Naruto…

    Su voz sonaba sepulcral y quizá no debía hacer enojar al mocoso. Aunque podría ganarle con un solo puñetazo…

    —Me voy a casar —masculló y vio de reojo la sonrisa de superioridad que lanzaba el otro, con los brazos cruzados mirándolas con desdén, pero aún con esa sonrisa altanera—. Con Sasuke.

    —¡¿Enserio?! —se sorprendió al ver el brillo que tomaron los ojos de cada una, se miraron y comenzaron a saltar —. ¡Eso es magnifico!

    —¿Qué? —Sasuke susurró. No entendía nada, sólo sabía que ellas estaban coqueteándole a su Naruto y ahora estaban felices, gritando de felicidad para ser exactos por que el blondo se iba a casar. ¿Felices, enserio? —. ¿No les afecta?

    —¡No! o sea, Naruto es hermoso y lindo y todo eso, quizá hubiera matado por tenerlo para mí —dijo Nakae —. Pero realmente tú Sasuke eres muy lindo también, ¡hacen una pareja perfecta!

    —¡Exacto! —Exclamó Jintane—. Listo, perdón Sasuke, no queríamos darte celos. Los dejaremos.

    Así de rápido aparecieron, así de rápido desaparecieron. No sin antes decirle que de la fiesta del viernes no se salvaba ninguno de los dos.

    Naruto le miraba con una sonrisa burlesca y Sasuke le miro frunciéndole el ceño.

    —Camina, estúpido zorro en celo.

    —¿Zorro? —preguntó—. ¿Enserio, zorro?

    --Tienes una sonrisa parecida a la de un zorro, quizá por que eres igual de astuto y engañoso. Además de que estás en un estado de celo constante, pareciera que sólo estás conmigo por que no sabes controlar tus hormonas —bromeo pero no tenía idea el efecto que tenían en Naruto estas palabras.

    —Estás imaginando cosas… —le dijo y comenzó a mirarle, examinarle—. Si yo soy un zorro en celo… tú eres un maldito gato con tendencia a gata.

    —¿Disculpa?

    —Perdón —río—. Fue grosero de mi parte, eres un gato con tendencia de mandón. Sí, eso eres.

    —Zorro en celo —le dijo mientras le jalaba la muñeca para que se fueran rápido del maldito lugar, le estaba exasperando estar siendo el centro de atención.

    —Así que el gatito quiere irse… —bufó—. Pero que mandón…

    —¡Apúrate! —rugió.

    —Sí, eres mandón —dijo con sorna para sentarse, ponerse el casco de naranjo y pasarle el negro al otro. Quién se abrazó a su cintura y emprendieron camino a la casa del rubio.

    Al llegar allá, entraron y el atezo le dijo que no debía preocuparse por los idiotas de antes, que ya habían recibido sus castigos… Sasuke desde el departamento aviso a su hermano que estaría estudiando en la casa de un amigo, obviamente Itachi comenzó a burlarse pero le cortó cuando comenzó.

    Habían estado unas horas estudiando, más que nada Sasuke explicándole al rubio como era cada cosa. Tenían que estudiar literatura, en unos días tendrían el gran examen y Sasuke siempre empezaba unos tres días antes. Algo que Naruto consideraba idiota, pero luego se quedo callado cuando recibió tres días más tarde los resultados.

    ¡Había aprobado! ¡Maldita sea, había aprobado!

    Tomo a Sasuke en un efusivo abrazo cuando recibió el examen y le beso la frente, enfrente de todo el salón. Éste se dejo hacer avergonzado, tapando el obvio sonrojo con su flequillo y los demás silbaron sólo para joderles un rato.

    Naruto estaba feliz, había aprobado. Se disculpo por burlarse por aquellos métodos de estudio pero ahora habían tenido fruto. Seguro el día de mañana le dejaría salir su madre, ahora que había aprobado. ¡Seguro le felicitaría! Estaba tan dichoso.

    Cuando salieron a receso, Kiba se acercó al de oj

    ojos índigo. Le había dicho que lo siguiera al patio, donde el rubio se sentó y comenzó a arrancar pasto por ocio.

    —Si no fuera yo quién te puso la apuesta, diría que estás enamorado.

    —¿Yo, enamorado? —carcajeo Naruto. Burlándose de Sasuke con Kiba—. ¡Es algo imposible, simplemente estoy agradecido de poder pasar! No significa que porque me acosté con él y ahora estoy por llevarlo al altar por mi maldita excitación, significa que lo ame.

    —Eres un maldito… —sonrió el castaño y le dio unas palmadas en el hombro, para irse con su novia.

    Naruto busco con la mirada al mocoso de su novio —como le decía a veces—y lo encontró mirándole desde el otro lado del patio. Le sonrió y le dijo con la mano que fuera donde él, Sasuke asintió y se acercó callado.

    Se sentó al lado de él cuando se vio jalado por el rubio, que lo tiro al pasto y le obligo a acomodarse sobre él. Con la cabeza del pelinegro sobre su pecho…

    —¿Buena semana? —pregunto Sasuke para romper el silencio.

    —Como no tienes idea… —rio y le abrazo—. Gracias, te debo una.

    —Como sea —dijo sin mucho ánimo. Se dejo hacer cuando le estaba entrando el sueño, estar así sobre el pasto y Naruto haciéndole mimos, que jamás admitiría que le gustaban… era una especia de adicción.

    Al principio se planteaba si el rubio sentía lo mismo que él, jamás demostraba nada. Las palabras no bastan, como leyó de un gran dramaturgo, “El que no demuestra no ama”. O eso había dicho Williams Shakespeare. Y cuando leyó aquello pensó que no había frase más cierta. Así que comenzó a dudar las primeras semanas de relación, pero desde que había visto a la madre del rubio algo en su relación había avanzado. Se sentía más seguro respecto al atezo, sabía que decir y que no decir, en que momentos abrazarle y animarle… todo estaba siendo más fácil.

    —Sasuke… —le llamó.

    —Dime.

    —¿Qué es eso, de que mientras más mientas puedes caer en tus propia red?

    —Es “mientras más mientas, puedes acabar creyéndote tu mismo la mentira” o algo así. La cosa es que mientras más hilos de mentiras hagas, lo más probable es que termines engañándote a ti mismo —explicó con los ojos cerrados.

    —Entonces, si miento diciéndome de que soy feliz una y otra vez, entonces… ¿Podré serlo?

    —Si lo planteas de esa manera, serás feliz por un tiempo. Porque no solucionarías el verdadero problema y yacería en ti, dañándote por dentro. Serías feliz, pero de manera momentánea —explicó y abrió los ojos, mirándole con sus ojos negros como la piedra azabache, mostrándole misterio y vacío —. ¿Por qué preguntas?

    —Por nada… —mintió y se vio descubierto. Cuando el otro le palmeo la frente y le miro reprobatoriamente.

    —No mientas, si quieres miénteme a mi pero no a ti—dijo exigente—. No estás bien y no puedes ahogarte en un mar de extrema felicidad.

    —Si quiero puedo y lo haré—dijo tajante. Se paro y le tendió la mano al otro, que dudo en aceptarla pero igual lo hizo—. Por favor dejemos de lado mi estado de ánimo y salgamos.

    —Hoy es jueves.

    —¿Y? —pregunto sin saber que quería decir.

    —Mañana tenemos clase, señor inteligente—al pararse se limpio la ropa y le miro de manera fulminante.

    —Tienes razón gato aburrido… —suspiró—. Será mañana.

    —Sí claro.

    Volvieron en silencio cada uno a sus casas, decidieron ir cada un por su lado. Naruto necesitaba pensar y dormir, sobre todo dormir. Y el otro necesitaba estar callado un rato, pensar, meditar, etcétera.

    Al llegar al departamento, Naruto entro y se derrumbo al ver a su madre llorando sentada sobre la mesa, mientras tomaba una cerveza. Se acercó y la abrazo, ésta comenzó a tener convulsiones y a gemir.

    —Minato… —lloraba y abrazo a su hijo.

    —Soy yo mamá…

    —¿Y tu padre?

    Naruto le miro con el corazón herido, odiaba cuando ella perdía noción de que su padre estaba muerto y le obligaba a decirle que este ya no volvería. Odiaba ver esa reacción de sorpresa y dolor, y luego cuando ella recordaba seguía llorando.

    —Por favor mamá… —tomo la cara de ella entre sus manos. Le dolía, la abrazo y Kushina se dejo hacer. Comenzó a gimotear junto a ella—. Te amo, no lo olvides.

    —Yo también… Minato —le sonrió y trato de besarle, pero Naruto se negó y la abrazo. Ésta se dejo hacer y se quedo dormida, pensando que eran los brazos de su esposo y no los de su primogénito.

    Naruto lloraba, con el cuerpo inconsciente de su madre. La tomo en brazos y fue a dejarla a la habitación de ella, abrió la cama de matrimonió y la dejo. La tapó y le beso la frente, antes de tomarle la mano fuertemente.

    Fue al salón y boto la botella de cerveza, ni si quiera él tenía ganas de tomar.

    Comenzó a comparar la situación y el dolor que sentía con y sin Sasuke allí. Pensó en llamarlo pero luego se dio cuenta de que estaba siendo muy dependiente de él. Cuando iba a dormirse en el llanto, sintió una llamada. Abrió y vio que era el pelinegro. ¿Qué ocurría? ¿Acaso sabía que estaba sufriendo?

    —¿Diga?

    —Naruto… —vaciló—. Tu voz, estuviste llorando.

    Era una afirmación, no una pregunta.

    —Lo sé —dijo tajante—. ¿Qué ocurre, Sasuke?

    —Lamento joderte y todo, pero me pregunto si puedo ir para allá un rato. Mi padre se entero por fin de que me voy a casar, no lo ha tomado bien y me echo de la casa. Dijo que no volviera hasta mañana y realmente no tengo donde más dormir. Mi hermano se exaltó y comenzaron a pelear pero aun así no puedo quedarme en mi casa —explicó calmado como si fuese lo más normal del mundo. Sasuke amaba a sus padres pero éstos estaban cada vez más ajenos, solo fijándose en la existencia de Itachi y dejándole de lado.

    Cada vez era más frio con respecto a su familia, con quién seguía igual era su hermano, aunque tampoco tenían la mejor relación antes de todo.

    Naruto se quedo sin habla. ¿Realmente él tenía problemas casi igual de serios que Sasuke?

    Si, los tenía. Ambos estaban pasando situaciones distintas, por que sentía el dolor de la voz de Sasuke. De alguna forma lo conocía mejor que él mismo y sabía que en el fondo le dolía. Sabe que es fuerte, pero independiente de eso una persona no puede cargar con tanto. Y allí comenzó a sentirse culpable respecto todo lo que estaba haciendo.

    —Claro… —suspiró—. Puedes venir, yo te abriré. ¿O prefieres que te espere afuera?

    —Realmente preferiría que me esperaras afuera.

    —Entonces eso haremos —sonrió Naruto aun a través del teléfono —. ¿En cuánto estarás acá? Tengo que preparar una cama más en mi habitación.

    —Realmente no me jode compartir, no es necesario que armes tanto. Quizá sólo esté una noche, hasta que papá vuelva a su gira de negocios, mamá me dejará entrar.

    —Ok— respondió y colgó. Se tomo los cabellos frustrados, hablar con él, sentir su dolor que es casi igual al de él, todo le estaba doliendo. Se estaban acumulando hechos y situaciones, y realmente una persona común no deberían aguantar lo que él estaba aguantando. ¿Por qué fingir que todo estaba bien? ¿Por qué hacerlo? ¿Por qué simplemente no derrumbarse?

    Se sentó contra la puerta, aun llorando. Esperando que llegara el pelinegro para poder pretender que todo estaba bien. Al menos con él podía poner esa coraza, simplemente derrumbarla aún más. Realmente no le importaba cuál de las dos sucediese, solo quería sentir algo más que dolor.



    Habían dormido algo apretados, al final Sasuke durmió junto con el rubio aunque el único problema era que el atezo se levantaba a cada rato, para ir a comprobar la salud de su madre.

    Era viernes, se sentía en el aire. Los del salón estaban revolucionados, hablando sobre una fiesta del siglo pero que no tenían dónde hacerla, pero necesitaban hacerla. Naruto se sorprendió con lo que sucedió a continuación:

    —Yo me ofrezco a prestar mi casa —dijo poniéndose delante de todos.

    —¿Sasuke Uchiha, en una fiesta? —se rio una chica.

    —¡Eh, pero si Sasuke no es aburrido! —exclamó Sakura —. Lo hubieras visto el otro día…

    Y comenzaron las risas, el rubio le miraba extrañado. ¿Realmente prestaría la casa? Y es que los padres de éste saldrían e Itachi tenía una salida con su antigua pandilla. Si eran ciertas aquellas historias Itachi no volvería hasta el sábado.

    —Claro. ¿Por qué no?

    —Eres genial —dijo Naruto y le dio unas palmadas en la espalda, sonriéndole de oreja a oreja. Y Sasuke tuvo el descaro de reconocer que no era una sonrisa falsa.



    La gente estaba idiotizada ante el tamaño de la mansión Uchiha. ¡Aquello era increíble!

    El salón era tres veces más grande que el salón de clases, con un vestíbulo gigante y la cocina al lado. Sasuke les enseño la casa y les dijo que las habitaciones estaban prohibidas, además de que quería todo limpio al otro día. Les conecto los equipos de música y la gente comenzó a llegar. Estudiantes de otros cursos, con comida, con alcohol, música. Cualquier aporte servía.

    Se sentó a ver como armaban todo y estaba sorprendido, que para las seis de la tarde la música estaba a todo volumen. No sabía como pero el rubio había conseguido una maquina de burbujas y de humo, que había instalado mientras llamaba a uno de sus amigos que era Dj.

    Corrieron los muebles e hicieron una pista de baile, donde se olía sudor y baile.

    Sasuke se mantenía al margen, tomando un refresco. Cuando sintió un pequeño golpe, volteo y vio a Naruto con dos botellas.

    —No bebo.

    —Lo sé, pero ¿Recuerdas el otro día? — le preguntó y Sasuke asintió —. Si bebes ahora, por lo menos mañana tendrás una excusa de las cosas que hoy harás, por que sobrio eres igual de influenciable que borracho—le susurró al oído.

    —Te odio —y tomo el vaso que le ofrecía. Y comenzó a beber…

    ***

    El éxtasis y la adrenalina, estaba eufórico. Realmente genial, eran las diez de la noche y la cosa estaba recién empezando. Quería llamar la atención, quería que hablaran de él y todo lo que sus riesgos traían. Además de que el rubio no le estaba prestando atención hablando con Hinata… Sasuke recordó que ésta antes gustaba de él, y con el impulso por el alcohol puso la música tan fuerte que todos empezaron a mirarle, y comenzó a bailar.

    Una chica que no conocía le acompaño, haciendo los mismos pasos. Era una coreografía muy vista en internet, pero cuando Sasuke tomo impulso y se dio una voltereta en el aire, todos quedaron asombrados y aplaudieron. Y siguió así, dando vueltas en el aire.

    “Champagne shower!”





    Cuando comenzó el coro de esa conocida canción, los amigos del rubio tenían en su poder varias botellas de champaña, que abrieron en la misma parte. Todos comenzaron a mojarse entre si, saltando y gritando por la euforia.

    Sasuke bailaba mojado por champaña, el alcohol definitivamente le cambiaba todo. Sintió unos brazos y miró, era Naruto que estaba igual de ido que él. Que lo levanto en el aire y le dio un beso. Un beso mojado con sabor a champaña.

    Luego de eso subieron a la habitación de Sasuke, éste último guio al rubio entre risas y risas, ya que caían por el poco sentido de la orientación y la coordinación. Al entrar, el rubio cerró con seguro y se tiro encima del otro. Besándole el cuello.

    —Esto es genial… —río Sasuke —. ¡No tenía idea de lo genial que se siente beber!

    —Créeme que mañana no dirás lo mismo —le sonrío Naruto. Éste tenía la misma cantidad de alcohol en la sangre, pero sabía manejarse más. Estaba consiente de sus actos aunque no quería estar allí con el pelinegro, estaba consiente pero a la vez no, si quería hacer algo simplemente lo hacía.

    —Te amo… —mascullo Sasuke mirándole con una sonrisa, estaba con las mejillas algo rosadas mientras una sonrisa atravesaba su cara. Jamás pensó que se veía tan bien sonriendo.

    —Sasuke… —le abrazó con fuerza y las lágrimas comenzaron a caer. No podía hacerle eso, no podía hacerse eso. No podía dañarse así. Le dolía no poder quitarse al otro de la cabeza, el dañarle también le dolía y de alguna manera todo giraba en un círculo egoísta. Donde cada cosa que hacía el otro terminaba jodiéndole a Naruto. Aquello no le gustaba.

    No le gustaba sentirse enfermo a causa del olor del menor, no le gustaba que le encantaban los labios del otro, no le molestaba la facilidad con que se dormía en sus brazos… estaba frustrado.

    Beso mordiéndole en el proceso los labios, haciéndole sangrar.

    —A la mierda— masculló.

    Si fingía, si pretendía amarle quizá el mismo pueda caer en ese juego. Quizá podría engañarse con que si amaba a Sasuke, sería más fácil.

    Y le vio debajo de él, y se sintió culpable.

    —Lo siento tanto…— y comenzó a sollozar, mientras le besaba. El otro no entendía que ocurría así que sólo se dejo hacer.

    No podía pero lo estaba haciendo, se estaba haciendo daño y a la vez también a Sasuke. Quizá si fingía, si pretendía amarle quizá terminara cayendo en su propio juego. Quizá eso sería lo mejor.

    “Al final todos sufren lo mismo, sólo que de distinta manera.”


    asdfg este capítulo es más especial para naruto (?), ya que vi mensajes de odio hacia el atezo >:c, asdfghjyyyyy no sé po'.
    Se están hundiendo juntos DDD:<, y Naruto sigue negando el amor (?). Por cierto,. xDDDDDDDDDDDDDDDD, ya no es Two shot :ccc. Es que si no se hubiera alargado y demasiado, además de que me faltan unos detalles así que le veo como dos capítulos más para que termine.
    Capítulo para Joseline, weooooooon dejame el medio review o te saco los ojos con un tenedor ;w; independiente de que vivas a no sé cuantos Kilómetros. También dedicado a Ckonnie T-T weon ya no te pasai por mis fics :cccccccccccc y también a Chewie Ai asdf, mi imoto-chan bastarda asdfghjkl que no sé si me dejarás review aquí o en AY. XDDDDDDDD Gracias por pasarseeeeeeeeeeee <3
    Los amooo <3
     
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    Incluso si te conviertes en un recuerdo lejano las flores florecerán de nuevo...
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    Me alegra el que siga la historia
    Si, realmente es un circulo egoista, despues de todo
    siempre caemos en que nos mentimos a nosotros mismos
    Haciendonos daño y algunas veces es tanto el dolor que jamás te recuperas
    Pero en fin, es bueno el ver que Naruto esta tomando conciencia
    de lo que le esta haciendo a Sasuke, el no tiene la culpa.
    Algun día reconocera su amor, hahaha lo sé
    Ya después sabremos las consecuencias
    Bien espero la conty muy pronto
    Ja nee~
     
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    no se si sea por mi que te dije que te Odiaria si le hacian daño a Sasuke me alegro que lo continues y mas le dale a Naru que ame a Sasu sino ya sabes
    yo llorre con Kushina y Naru buaaa
    mendiga Mikoto deseguro fue por venganzarse de ellos
    Ya Quiero Conty Pronto
     
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  5. Faby_96
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    que bueno que siga la historia porque me encanta!
    naruto acepta el amor que tienes hacia Sasuke!
    el te dará fuerzas para seguir!
    ojala no sufran mas y puedan ser felices
    ya quiero saber que pasará
    continua lo pronto
    onegai!
     
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  6. pachi-sensei
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    anoche me la lei en amor yaoi y ahora la vuelvo a leer

    Naruto sufre por su madre pero no se da cuenta que Sasuke tambien sufre pero su mascara es mas fuerte

    me gusto mucho pero este dobe requiere un empujoncito

    CONTIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
     
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    Waaaa me gustó, espero que Naru se de cuenta de una buena vez que SI ama a su gato mandón con tendencia a gata xD solo que el sufrimiento que tiene no sabe darse cuenta de ello y tampoco puede apreciarlo.
    Estaré esperando la conty.
    Matta ne.
     
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  8. Dan2102
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    Estos estan de psicologo jajajajaj pero estuvo genial jejeje

    que mal que Kushina este tan enferma... Ojala Sasuke ayude a Naruto y Mikoto y Kushina vuelvan a ser las de antes :(

    Conti pronto!
     
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  9. <Sof-chan>
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    Muy bueno... xD

    Me alegra que el fic se alargue todavia mas~~ x3

    Contiii, contii, contii... ~~~~
     
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  10. itziritha
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    waaaa
    ya me ley los capis
    conty
    plis
     
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  11. Ündertaker
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    asdads Lo prometido es deuda C:
    ¡Mujer! Me encantó el capi extra-grande que hiciste. ¡Fue simplemente genial! *-*
    Eres genial por dedicarme este fic~ ^~^
    Es tan supeeer! ver como Naru está cayendo en las cofcofGarrascofcof de Sasuke ♥
    Pobre Kushina :c
    haha me gustó que saliese de lo cliché de Sakura mala. Ahora es Mikoto! ¿¡Quién diría eh!?
    Ya quiero que salga Fugaku. Porque yo sé va a pasar :fuckyea: :feellikeaboss:
    Awwww ¡Quiero ver a Naruto celoso! Insisto Naruto celoso, no Sasuke celoso de Naruto. No.
    ¡Naruto celoso! Muero por ver eso~ *-*
    Que una excelente escritora como tú ponga así.
    Sé que saldrá super♥ TwT
    Por eso quiero verlo!! C:
    Por otro lado la forma en que Sasuke consoló a Naruto en su tristeza fue tan emotiva..~
    Como se abrazaron♥
    Waaa quiero ver una imagen de eso ¡Now!
    Al igual que imaginarme a Sasuke bailando LMFAO! Fue épico! xDD
    Y más aún que diese una voltereta en el aire!! OMG!! xDD Quiera verloooooo!!
    ñe ñe saldrá Kurama? :c
    Qué pasó con Monster ahora que recuerdo?
    Y el precio del clan Uchiha :areyoufuckingkiddingme:
    Sabes me pasé x el otro MY, y adivina ¿?
    Vi un Fanfic tuyo... ¬¬ Se llamaba Nueve meses. Era SasuNaru. ¡Quiero morir! Pensé que solo habías escrito UN SN!! D:::
    pero oka oka eso qdó en el pasado. ¿no? ¿¡No!?
    hahaha no es como si te dijera que me inscribí en un concurso ItaSasu :yaoming:
    por cierto, hay que continuar con la revolución! >:'D
    Te estaba psicopateando el perfil en MY y me encantaron tus firmas♥
    Y aww está la que SHO te di (*--*)b :feellikaveryspecial:
    ñe ñe ñe~ contiii conttiiii! X3
    Quiero más!
    De toooooooooooooooooooooooooooodoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
    tus fics!! :3
    Y pos.. Nos vemos??
    por msn
    haha♥
    Teamodoro! C:


     
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  12. Angelitho
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    nueva seguidoraa..!!! sube el fic prontoo..!! cuidateee..!
     
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  13. chibi..neko
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    me encanta este fic!
    redactas genial , me acabo siempre metiendo de lleno en la historia XD
    xfavor sube la conti pronto :=uuum:
     
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  14. Susuke Uchiha
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    Muero por ke subas la conty pronto,y ke bno ke sera mas largo el fic....y sigo esperando lo mismo ke Naruto-san se enamore de Sasu-chan! bno cuidate bye!
     
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  15.     +1   -1
     
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    ♂♥♂ *:.。.PΘr £l amor al YaΘi *:.。. 2.0 ♂♥♂

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