Un marido por conveniencia (Albus/Scorpius) Nc+17

No puedo verte, por que aun te amo...pero tambien por que puedo comerte...literalmete.

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  1. 290589-kaname
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    :=amors: Hola lectores, esta vez les traigo un fic inspirado en un libro que me encanta, con este mismo nombre y que pueden descargarlo en la seccion de novelas yaoi. Bueno me gusto tanto que hice mi propia vercion de lo hechos. Espero que les guste. :=amors:




    Capítulo 1



    Albus Potter escuchó el sonido suave de una túnica arrastrando sobre el piso. No tenía muchas ganas en ese momento de abrir sus ojos, la noche pasada a penas si había dormido y en ese momento se haría el dormido si no se tratarse de su jefe.
    - Albus, ¿Otra vez durmiendo en la oficina? –Albus escuchó como el señor Draco Malfoy lo reprendía.
    El muchacho al fin abrió los ojos y vio a su jefe sentado en uno de los sillones del área del descanso de la oficina.
    Poco a poco fue reincorporándose de su asiento, sintiendo el dolor en sus articulaciones por la mala posición en la que se había quedado dormido.
    - Te ves pésimo –informo el señor Malfoy con una sonrisa en el rostro. Gesto que de alguna manera le recordaba a otra persona que por más que lo intentara no podía sacárselo de la mente.
    Se le hacia increíble que después de tantos años, el recuerdo de Scorpius Malfoy aun le doliera. Pero bueno, ¿Qué se le podía hacer?
    - Te he dicho muchas veces que no te quedes a dormir aquí, o por lo menos conjura algún tipo de cama y sobre todo…come. No quiero que después los reporteros del Profeta anuncien que mato de hambre a mis empleados.
    Albus soltó una pequeña carcajada.
    - Técnicamente no soy su empleado, -dijo el muchacho tratando de verse serio -estoy aquí por parte del ministerio. En todo caso, el Profeta debería escribir sobre la falta de buenas almohadas en la empresa o los desayunos.
    - Muy gracioso señor Potter, muy gracioso.
    El señor Malfoy saco su varita y conjuro una bandeja de té caliente y panecillos. Albus frunció el ceño al acercarse y ver su taza de agua con alguna extraña hierba y azúcar.
    - ¿Acaso los magos no conocen el café? ¿Realmente quiere que me vuelva a dormir?
    - Tomar café es un vicio horrible, sin contar que le puede causar molestias estomacales. –Draco tomó su tasa de té y bebió como si se tratase de ambrosia.
    - Tal vez eso ayude a mantenerme despierto.
    - No digas eso, jamás permitiría que algo te pasara. Es lo mínimo que puedo hacer por tolo lo que has hecho por esta empresa.
    - Y por que mi padre lo crusiaria si algo me pasara –argumentó Albus tomando su té y tomarlo poco a poco.
    - Bueno si, eso también…
    Albus miró más detenidamente al señor Malfoy, se veía muy cansado. No podía culparlo, en esos momentos la empresa que tanto le había costado levantar después de la guerra contra Voldemort, estaba pasando por una terrible crisis. Y no ayudaba mucho que el primogénito del señor Malfoy estuviera en América viviendo la vida salvaje que siempre quiso.
    Albus en un principio se había reusado a venir a la empresa de los Malfoy, no le había importado que esta fuera la más impórtate importadora y exportadora de ingredientes para pociones o que esta hiciera los calderos que miles de magos en Londres usaban. Lo único que había visto en ese momento era la remota posibilidad de encontrarse con Scorpius, cosa que realmente no quería que pasara. Afortunadamente el señor Malfoy le había explicado que su hijo hacia años que ni siquiera los visitaba y por lo tanto no tenia nada de que preocuparse. El muchacho acepto no muy convencido al principio, pero con forme fueron pasando los meses se dio cuenta que el ser el encargado de las relaciones entre los seres mágicos y magos, era muy interesante. Él se encargaba de hablar directamente con las criaturas mágicas para que estos los proveyeran de hierbas que ninguna otra tienda de ingredientes mágicos podía conseguir.
    De alguna manera la empresa había salido a flote y tenia ahora la vieja reputación que precedía de la familia Malfoy. Pero ahora tenían otro problema. Un tipo de Alemania, había ido al ministerio y había declarado que él era también hijo de Lucius Malfoy por lo cual exigía la mitad de todos los vienes de la empresa. Afortunadamente, Alex Malfoy, el susodicho. No podía reclamar ningún bien hasta que Lucius Malfoy falleciera. Lo cual, no faltaba mucho para que sucediera.
    Alex Malfoy no había estado muy alegre ante la situación y a su falta de oro mágico. Por lo cual había esparcido rumores sobre la empresa. Rumores que estaban afectando gravemente las finanzas de la compañía. Lo más grave de todo era que sus proveedores se estaban reusando a venderles debido a todo lo que se decía. Albus no entendía en que se beneficiaba el tal Alex si la compañía quebraba.
    - Albus –El señor Malfoy lo llamó al ver lo distraído que se encontraba.
    - Lo siento –se disculpo algo avergonzado con una sonrisa.
    - Te decía que he encontrado algo muy interesante entre las pertenencia de mi padre.
    El señor Malfoy saco de entre los pliegues de su túnica un arrugado pergamino.
    - Es una copia del testamento de mi padre –dijo el rubio al ver la cara de curiosidad de Albus. –toma.
    Albus extendió el papel y comenzó a leer. Al cabo de un rato volvió a entregárselo a su dueño.
    - Esto no es bueno. –dijo entonces Albus.
    - No, no lo es. No se en que estaba pensando mi padre.
    El joven Potter medito sobre el asunto. El testamento decía que si su nieto no estaba casado para cuando él muriera, solo el veinte porciento de toda la fortuna se le heredaría a él y a sus padres y todo lo demás al pariente más próximo. ¿Seria por eso que Alex Malfoy había llegado tan de repente?
    - Necesitamos que mi hijo regrese. – declaró el rubio apesadumbrado.
    Albus no estaba muy contento con eso pero tampoco quería ser egoísta. El señor Malfoy había esperado por años a que su hijo regresara.
    - Lo se, pero yo no estaré para cuando el venga.
    - Por favor Albus…
    - No, no se si sea capas de verlo, yo…-no pudo terminar la frase, era como si su corazón se negara a hablar sobre lo que sentía.
    - Se que él te lastimo en el pasado. Si tan solo yo hubiera sabido… nada de eso habría pasado.
    - Pero paso, y nada de lo que haga hará que yo vuelva a ser el mismo de siempre. –“ni tampoco me devolvería mi pequeño hijo” –pensó.
    Draco serró los ojos ante el dolor.
    - Tal vez si Scorpius hubiese sabido.
    - No… esto es cosa mía. No es tan malo,-trato Albus de defenderse- mi pequeño defecto peludo hace más fácil las negociaciones con los seres mágicos.
    - No estoy seguro de alegrarme por la forma en que ves a tu… ¿defecto peludo?
    - La vida hay que tomarla como viene señor Malfoy, a mi me toco esta y no hay nada que se pueda hacer. –Albus dejo la taza de té y el panecillo que apenas si estaba comenzando a morder.
    - No merecías esto, tampoco mi nieto…
    Albus suspiro con frustración, siempre que Scorpius venia a la plática, el señor Malfoy parecía como si quisiera disculparse por su hijo. Pero nada de lo que dijera o hiciera, haría que algo mejorara, nada haría que dejara de ser un hombre lobo o que su hijo no nato volviera.
    - La vida nunca es justa. –Albus se levanto del sillón y camino hacia el escritorio para tomar unos papeles. – lo bueno de todo esto es que tendré vacaciones ¿No?
    - Si, tal vez eso sea una buena idea. Tal vez tu abuela Molly pueda alimentarte más, mira lo flacucho que te ves, de seguro en tu forma de lobo no asustas ni a un gomo de jardín.
    - ¡Por Merlín! ¿Acaso tiene espías en mi casa? Espiar por las ventanas lo convierte en un acosador, jamás lo creí de usted.
    - Un día de estos Potter, un día de estos…
    Draco tomo un pastelillo más y salió de la oficina de Albus con una sonrisa en el rostro. Pero Albus ya no sonreía, su sonrisa se había esfumado el día en que su bebe había muerto por culpa de Scorpius.

    Edited by 290589-kaname - 19/8/2014, 11:41
     
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