JUNJOU FUTURE (USAMI X MISAKI) Actualizado: 24/07/18

CAP 1 : Ya se acabó.

Casi no podía creerlo, un último grito, una última mueca y todo acabó. ¿Pero que había hecho? No, no podía echarse atrás, ya era demasiado tarde.
Levantó la cabeza de la almohada, había estado toda la noche llorando. Giró la cabeza y se quedó mirando hacia el oscuro techo de la habitación del hotel. Misaki no podía creer que todo se hubiera acabado.
De pronto se oyó su móvil en la oscuridad, se incorporó sobre la cama mientras encendía la lámpara de la mesita que se hallaba al lado derecho de la cama. Cogió el móvil y descolgó la llamada.
-¿Sí?- preguntó sin leer el nombre de la pantalla.
-¿Misaki?- sonó una voz conocida al otro lado del teléfono.
-¿Hermano? ¿Qué hora es? -Preguntó frotándose los ojos. Antes de acostarse había echado las persianas, solo quería olvidarse de todo.
-He encontrado un piso para ti, estoy en Tokyo, podemos ir a verlo.-Dijo su hermano.
-¿sí? ¡Perfecto! Gracias onii-san.
-Misaki…-hubo un momento de silencio- ¿Qué ha pasado? ¿Acaso ya no te llevas bien con “Usagi”?
<no es eso> pensó Misaki y le saltaron las lágrimas.
-No, onii-san, simplemente quiero ser independiente.- se justificó.
-Bueno, eso me parece muy bien; te espero a las doce.-su hermano le dijo la dirección del piso y colgó.
Misaki volvió a dejar el móvil sobre la mesa y miró a su alrededor, ya era hora de levantarse.

Akihiko se despertó en su cama, solo, sin nadie a su lado. Sabía que al salir de la habitación no le esperaría un hogareño olor de desayuno, hecho por la persona que más había querido en su vida. Un Misaki, que al verle, se ruborizaría e intentaría no mirarle a los ojos debido a lo que habrían hecho aquella noche, sobre la cama, desnudos, sudando, acariciándose, besándose. Pero ahora, ya no quedaba nada.
Se levantó de la cama y sin coger a su oso Suzuki, abandonó la habitación con un único pensamiento en su mente: ¿y ahora qué?

-Bueno, la luz es buena, es espacioso y barato.- valoró la chica de la imobiliaria.
Misaki giró sobre si mismo echando un vistazo a su nuevo piso.
-¿Y cuando podría trasladarme?-Le preguntó a la chica.
-Ya, cuando quieras.-Dijo sacando las llaves de su bolso y entregándoselas.
Misaki miró a su hermano y Takahiro le sonrió.
-Tranquilo, yo te ayudaré con las cajas
Las cajas…las cajas…las cajas
<<¡Las cajas!>> recordó de pronto Misaki. Se había ido se casa de Usagi-san con la ropa justa, todas sus cosas seguían en su casa.
-Entonces, le haremos el primer ingreso del alquiler esta tarde.-Confirmó su hermano.
-Muchas gracias.-Dijo la chica.-Espero que les valla bien.
Dicho esto último abandonó el piso.
Misaki notó la mano de su hermano en su hombro.
-Bueno, ¿vamos a por tus cosas?


-¡No! ¡No, no y no!- gritó AiKawa a un Akihiko Usami que, aunque físicamente estuviera presente, no lo estaba mentalmente.-¿Me estás escuchando? ¡No voy a dejarte más tiempo! Por cierto…-dijo mirando a su alrededor.-¿Y donde está Misaki?
Fue entonces cuando reaccionó, Akihiko cogió con la mano el cigarro que tenía entre los labios y sin preocuparse por nada , lo destruyó con una sola mano. Después se levantó del sofá con su mente aún a kilómetros de allí.
-Terminaré el manuscrito a tiempo, y Misaki se ha ido, y no creo que vuelva.

Cap2 : Té, galletas y asuntos delicados.

“La ceremonia de graduación terminó, ambos amantes se miraron, por fin podían comenzar una nueva vida sin mentiras, por fin abandonarían el silencio” FIN. Akihiko Usami se recostó sobre el respaldo de su silla, cogió un cigarro y se lo puso entre sus labios. A continuación cogió el mechero y lo encendió. No dejaba de mirar la pantalla, mirara por donde lo mirase el final era de su estilo, como el de otras de sus novelas, sin embargo, parecía demasiado… irreal.
Se pasó las manos por el pelo. Misaki, solo podía pensar en Misaki. Quería verle, sus cosas aún seguían ahí, pero él no. Era una tortura. Se oyó la puerta abrirse, nadie excepto Aikawa, Misaki y él mismo tenían llave. Y Aikawa se había ido hace un rato. Saltó de la silla y salió al pasillo. En la entrada se encontraba la persona más importante de su vida.
-¡Misaki!
Y de repente entró Takahiro. Se paró en seco. Para Takahiro, la relación entre Misaki y él, bueno, la relación que “habían tenido”, aún era un secreto.
-¡Vaya! ¡Hola Usagi-san!- le saludó Takahiro.- Venimos a por las cosas de mi hermano.- Sonrió- ¿A qué sí?- puso la mano sobre el hombro de su hermano.
-Sí…- dijo Misaki sin poder dirigir la mirada directamente a su Ex novio- creía que estarías en la editorial.
-Iba a ir ahora.-dijo fríamente Akihiko.
Takahiro caminó hacia su mejor amigo.
-Vaya, ¿ha pasado algo? Que situación tan fría.
-Voy a por mis cosas.-dijo Misaki y acto seguido se dirigió hacia las escaleras, las subió y se metió en la habitación de invitados, donde tenía todos sus libros y ropa porque aunque hubiera estado durmiendo con Usagi-san , en su habitación tan llena de juguetes, era imposible.
Mientras recogía sus cosas podía oír las risas de su hermano y de su Ex novio desde el piso de abajo, tras unos minutos de risa oyó la puerta. Pensó que Usagi-san ya se habría ido a la editorial. Respiró hondo. Se acercaban unos pasos, su hermano venía a ayudar.

Misaki cogió unos libros y se dirigió hacia la puerta de la habitación sin fijarse demasiado en lo que hacía. Entonces, en la puerta, sintió como unos brazos le rodeaban la cintura, los libros cayeron al suelo y al levantar el rostro para ver quien era esa persona, sus labios se encontraron con los de Usagi-san.
Misaki trató de apartarse pero los brazos de él eran mucho más fuertes.
-¿qué haces?-Dijo apartándose por fin.
-No te vayas.-le dijo.
Misaki se dio la vuelta para que no viera como le saltaban las lágrimas de los ojos.
-No, tengo que irme ¿y mi hermano?
-Se ha ido a su trabajo, yo te llevaré a tu nuevo apartamento.- dijo mientras recogía los libros del suelo.
<<¿Cómo ?>> Pensó Misaki.
-ah… vale.- Dijo en un murmullo.
Le molestaba bastante la idea de que Usagi-san supiera dónde iba a vivir a partir de aquel momento. Todo había acabado para ellos, y sin embargo Misaki no se sentía en absoluto aliviado. Es más, se sentía fatal, destrozado, tenía ganas de llorar y patalear como un crío, pero no lo iba a hacer.
-Aikawa me ha pedido tu dirección, dice que le gustaría tomar algo contigo, algún día.- rompió Akihiko el silencio.
-No hay problema.- Dijo Misaki terminando de arreglar sus cosas.- Yo la llamaré.
En ese momento vio, o le pareció ver un atisbo de lágrima en los ojos de Usagi-san. Sin embargo este, se movió rápido, le ayudó a coger las maletas y salió de la habitación.
Misaki respiró hondo, ya era hora de empezar su propia vida.
La travesía hasta su apartamento fue realmente incómoda, ninguno de los dos hablaba, ni tenían ganas de hacerlo, seguramente discutirían. Además ya no tenían nada de que hablar. Akihiko le acompañó hasta la puerta y le ayudó a subir las cajas, ya no eran los mismos. Tras una fría despedida, Misaki observó como el hombre con el que había compartido su día a día desde hacía años desaparecía en su carísimo coche entre las calles de su nuevo barrio.
Una vez en su nuevo apartamento, Misaki arregló todas sus cosas, sus libros, su ropa, encontró un álbum de fotos del viaje a Sapporo que hizo con Usagi –san y entonces decidió hacer un descanso.
Se sentó en el sofá del salón y comenzó a mirar las fotos. Recordó la cantidad de marimo que compraron en aquel viaje solo porque Usagi-san quería y sin quererlo sonrió. Realmente se lo pasó muy bien en aquel viaje.

Un lágrima se deslizó por su mejilla, ¿Qué les había pasado? Misaki cerró el álbum y lo abrazó con todas sus fuerzas.
Sonó el timbre de la puerta. Misaki dejó el álbum sobre la mesa que tenía delante del sofá y fue hacia la puerta mientras se secaba las lágrimas.
Abrió la puerta.
-¿Aikawa-san?
Ella sonrió y le enseñó la bolsa que traía de un supermercado.
-¡hola! He traído galletas, ¿tienes té?
Misaki reaccionó rápido.
-Si claro, pasa.-dijo invitándola a su nuevo apartamento. La acompañó al salón.- Siéntate, iré a por el té.
Aikawa se sentó en un lado del sofá y sacó las galletas de la bolsa. Misaki volvió a los diez minutos con dos tazas de té verde. Le ofreció una a Aikawa y se sentó al otro lado del sofá.

-Bueno, y me vas a contar por qué habéis contado o te lo tengo que preguntar hasta que te canse. Que sepas que llevo toda la mañana intentando quitarle el móvil a Usami-sensei para conseguir el teléfono de tu hermano y que me dijese tu nueva dirección.
Misaki soltó una risita.
-Supongo que… son cosas que pasan.- dijo mirando hacia abajo.
Aikawa cogió una galleta y le dio un bocado.
-Pero por algo habrá sido ¿no?
Misaki dio un trago al té.
-Es que... no sabría decirte, simplemente hace ya tiempo que no parábamos de discutir, en principio por tonterías, pero… me daba la impresión de que todo esto no iba a ninguna parte.
-A mí me los vas a decir,- resopló Aikawa.- Escribe novelas de amor, pero no sabe nada sobre citas normales.- Misaki no podía levantar la vista del suelo- Bueno, cambiando de tema, que no quiero verte triste, mañana es tu graduación ¿no?
Misaki sonrió.
-¡Sí! Por fin seré un licenciado en leyes.

Cap 3: El gran día

Sonó el despertador del móvil de Misaki. Ya eran las 6:30 de la mañana. Como pudo, se incorporó sobre la cama y apagó la alarma. Por fin era su gran día. Se levantó y se fue directamente a la ducha. Se pondría unos de los trajes que le había regalado Usagi-san, iría bien peinado, se pondría colonia. Estaba tan ilusionado que no podía borrar la sonrisa de su cara. Y después de la ceremonia de graduación irían a comer a un restaurante tradicional él, su hermano, su cuñada y… Usagi-san. No él no estaría ahí, seguro que no.
La sonrisa se borró de su cara, no estaba seguro de si quería o no que él estuviese en su graduación.
Salió de la ducha, se vistió y desayunó mientras veía las noticias. << La central de Fukushima sigue en alerta, por el excesivo nivel de radioactividad que, sorprendentemente, está comenzando a generar mutaciones internas en el ADN de los trabajadores de la central >>
Tras desayunar, apagó la televisión y salió de casa, su nuevo apartamento ya hallaba bien comunicado vía metro con su universidad lo que le venía muy bien.
Todos los alumnos de último curso, estaban nerviosos y contentos, sentados en las sillas del salón de actos, el profesor Kamijou declamaba su discurso en el cual les deseaba suerte y les recordaba el gran trabajo que habían hecho.
En la última fila de sillas se hallaban su hermano y su cuñada, no estaba Usagi-san.


Usagi-san estaba tumbado boca arriba en su sofá, vestido para ir a la graduación de Misaki, y con un cigarro encendido en la mano. No sabía si debía ir a la graduación o no.

La ceremonia de graduación terminó y Misaki fue a saludar a su hermano y a su cuñada.
-¡Y aquí viene el abogado de la familia!- dijo su hermano, abrazándolo.
Misaki también abrazó a su cuñada, estaba muy contento.
-Parece que Usagi-san no ha podido venir.- dijo su hermano y entonces la sonrisa de Misaki desapareció.
-No pasa nada, habrá tenido alguna cosa que hacer en la editorial.-Dijo Misaki
“ Atención a todos los alumnos y familiares, -sonó la voz del director de la universidad,- acaba de llegar un aviso de la policía, debemos permanecer aquí hasta que pase la alerta”
Los murmullos se extendieron por todo el salón y a Misaki solo se le ocurrió pensar en una cosa: Usagi-san. Si estaba en la editorial le daba tiempo se sobra para ir allí, quería estar con él, si era una alarma nuclear seria, quería pasar sus últimos momentos con él. Le daba igual que hubieran cortado, no quería morir solo.
Sin previo aviso echó a correr, ignorando lo que le decían su hermano y su cuñada, abandonó el salón de actos y corrió por el campus hasta la salida, una vez en la calle se dirigió corriendo a la boca del metro. Pero no pudo llegar.
De pronto una onda expansiva sacudió todo el país. Misaki notó como su cuerpo vibraba, cada una de sus moléculas se reubicaban. ¿Era ese su fin?
No, no lo era. Cayó al suelo a escasos metros de la boca de metro. Había sido una dolorosa caída, pero no estaba muerto. Notó un sabor metálico en la boca y como un líquido caliente tocaba su lengua, era sangre.
Las ventanas de su piso se resquebrajaron, ¿qué estaba pasando? Usagi-san se levando de un bote del sofá, su móvil sonaba. Era Takahiro.
-¿sí?
-¡Usagi-san, misaki ha salido corriendo!- sonó agitada la voz de Takahiro.
-¿qué?- no sabía a lo que se refería.
-¡Estamos en alerta por radioactividad y Misaki está en la calle!
Tan pronto como lo oyó, Usagi-san colgó y fue a por su coche.

Misaki se hallaba sentado en una ambulancia. Se había dislocado el hombro y se había partido el labio inferior. Sin embargo, él lloraba por otra cosa.
-¡Misaki!- le encontró su hermano. Él no le miró, solo podía mirar al suelo.
Takahiro intentó subir a la ambulancia pero el médico se lo impidió.
-¡Misaki!- sonó otra voz, solo entonces levantó el rostro y vio a Usagi-san.
-¡Usagi-san!- se levantó él de la camilla y entonces tanto Akihiko como Takahiro pudieron ver las heridas de sus piernas, que por suerte eran solo rasguños.
-Solo puedo dejar pasar a uno de los dos -dijo el médico.
-Yo pasaré.- se adelantó Usagi-san.
-¡Usagi-san!- le regañó takahiro.
-¿Quién es usted?- preguntó el médico.
-Soy su novio. –Takahiro se quedó de piedra. ¿Cómo se su novio?
-Suba a la ambulancia, necesitamos una tercera persona para colocarle el brazo. – le autorizó el médico.
Nada más subir, los dos se fundieron en un cálido abrazo. Takahiro aún no podía creer lo que estaba pasando. Usagi san trató de besar a Misaki, pero éste se quejó de su herida.
-Vamos, túmbate.-le dijo Usagi-san.
Misaki obedeció, miró hacia donde estaba su hermano, pero se había ido.
-onii-san… -susurró.
No le dio tiempo a pensar en nada más pues entraron dos médicos a la ambulancia y le prepararon para recolocarle el brazo, un tirón del brazo y ya estaba en su sitio, pero fue mucho más doloroso de lo que esperaba.

Pasaron tres días y Takahiro no contestaba a las llamadas de Misaki, que temporalmente vivía con Usagi-san, ya que no podía hacer vida normal con las heridas que le quedaban.
Saltó el contestador y Misaki colgó.
-¿no te lo ha cogido?-Le preguntó Usagi-san mientras se sentaba a su lado en el sofá.
-No, y estoy muy cansado de dejarle mensajes en el buzón de voz.-respondió dejando el móvil sobre la mesa.
Usagi-san lo abrazó con delicadeza y Misaki se apoyó en su pecho, podía oír los latidos de su corazón. Ya no le importaba por qué lo habían dejado, no quería separarse de Usagi-san nunca más.


CAP 4: La entrevista

Misaki se levantó como pudo de la cama, tapándose con la sábana. Aún tenía un brazo vendado por el accidente. Giró la cabeza y vió a Usagi-san durmiendo profundamente, con un brazo extendido hacia donde antes estaba Misaki tumbado. Una sonrisa apareció en los labios de Misaki. Usagi-san estaba tan relajado, tranquilamente durmiendo. Y él se sentía tan feliz.
Cogió su ropa interior y se la puso con su brazo sano. Desde que había vuelto a casa de Usagi-san, prácticamente no habían salido de la cama, mas que para comer. Había perdido la cuenta de cuántas veces habían hecho el amor.
Se levantó de la cama y sigilosamente salió de la habitación. Bajó poco a poco por las escaleras intentando no hacer ningún ruido. Fue hacia la cocina y comenzó ha hacer el desayuno. De vuelta a la rutina, o eso parecía. Con la reciente confesión de la relación que “supuestamente” mantenían él y Usagi-san a takahiro de algún modo había formalizado su relación.
¿Y por que había resonado en su cabeza la palabra “supuestamente”? Ya no quería tener dudas, ya no quería más discusiones. Pero por algo habían roto hace tan solo unos días. Misaki puso los platos sobre la mesa, ya basta de comerse la cabeza. Miró al reloj.
Tres…Dos…Uno… Usagi-san salió bruscamente de la habitación.
-Buenos días.-Le saludó Misaki desde el piso de abajo.
Usagi-san murmuró algo parecido a un “buenos días”, su mano derecha arrastraba a Suzuki por el suelo mientras que en la izquierda llevaba el primer cigarrillo de la mañana.
Misaki se sentó en una silla y cogió el periódico, abriéndolo por la sección laboral. Usagi-san sentó a Suzuki-san en una silla, como si fuese una persona más y después se sentó el. Miró a Misaki, parecía muy concentrado, ciertamente Misaki ya no era ningún niño tenía que buscar trabajo de lo que él había estudiado o los estudios pagados por Takahiro no habrían servido para nada.
Entonces sonó el teléfono.
Misaki y Usagi- san se miraron por un instante. Entonces Misaki se levantó y caminó hacia el teléfono.
“Por favor, que sea Takahiro” pensó Misaki.
“¿MISAKI? Soy Aikawa” sonó al otro lado del teléfono.
-¡Ah! Buenos días Aikawa.
“¿Listo para tu entrevista?”
Misaki se extrañó y miró a Usagi-san que comía tranquilamente del bol de arroz.
-¿Qué entrevista? ¡ah! Espera,-Reaccionó al pensar que aquello en realidad no era para él.- ¿Es algún evento de Usagi-san?
“No que va, es una entrevista para ti, para un puesto de abogado de la editorial”- sonó la voz de Aikawa-san.
Misaki miró enfadado a Usagi-san, quien no sabía que pasaba.
-Vale, gracias, sí iré.-tras esto colgó el teléfono.
Usagi-san recogió los platos después de desayunar, Misaki parecía algo molesto, aquella mañana tendrían una discusión, seguro. Mientras Misaki recogía sus platos y palillos, no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar, tenía ganas de hablar con Usagi-san, pero sabía que acabaría en discusión.
-¿Qué sucede Misaki?-preguntó Usagi-san, aún no entendía nada.
Misaki que seguía recogiendo cosas de la mesa, dejó caer el periódico sobre la mesa.
-La editorial me ha ofrecido un trabajo, bueno en realidad primero es una entrevista.-Misaki estaba realmente enfadado.
-¿Y eso es malo?- Usagi-san aún no entendía el enfado de su novio.
Misaki le miró desafiante.
-¿Malo? OH, no claro que no, solo que casualmente la editorial para la que trabaja mi novio me ha ofrecido de repente un puesto de trabajo. -Usagi-san seguía sin ver el lado malo- ¡Ya te lo dije Usagi-san! Quiero encontrar trabajo por mi mismo, ¿te parece gracioso que trabajemos juntos? ¿O simplemente crees que ningún otra empresa puede contratarme?
Usagi-san no entendía nada de lo ocurrido.
-Misaki, yo no sabía nada de esto.
-Y claro así no hay quien madure…-Seguía Misaki con su cabreo hasta que oyó a Usagi-san.- ¿Qué?
-Que yo no tenía ni idea de esto, será cosa de Aikawa. Pero si tanto te molesta trabajar para la editorial, simplemente diles que no te interesa.
Misaki se quedó en blanco, estaba totalmente seguro de que había sido idea de Usagi-san, pero la verdad era que, echando cuentas del tiempo que habían estado juntos, no le había dado tiempo ha llamar a la editorial, habían pasado demasiado tiempo en la cama. Misaki se ruborizó al pensar en ello.
Usagi-san se acercó a Misaki abrazándolo por la espalda.
-¿sabes? Has dicho que soy tu novio.-Le susurró al oído.
Misaki se ruborizó aún más.
-¿y-y-yo? No, que va.-Se hizo el tonto.
-¿Cuándo tienes la entrevista?- Le susurró mientras metía sus manos en los calzoncillos de Misaki.
-a-a-aA las once y media.
-Entonces tenemos tiempo.
Usagi san arrastró a Misaki hasta el sofá donde lo tumbó.
-Cuidado con mi brazo, Usagi-san.
Misaki no pudo decir nada más, Usagi-san le tapó la boca con su labios mientras una de sus manos acariciaba el miembro de Misaki. Se puso en tensión, era tal el placer que le provocaba el simple roce de su piel con la de Usagi-san, que casi no podía mantenerse como ser racional.
Los besos de Usagi-san se desplazaron hacia su cuello y poco a poco bajaban por su torso hacia su cintura. Un cosquilleo recorrió el cuerpo de Misaki haciendo que un gemido escapase de su boca, lo que provocó una sonrisa en el rostro de Usagi-san.
Los calzoncillos de Misaki acabaron en el suelo, al igual que los de Usagi-san. Acercándose lentamente, con la mirada fija en su amado, Usagi-san penetró lentamente a Misaki, quien con su brazo sano se agarró al hombro de Usagi-san.
Con la otra mano que le quedaba libre, Usagi-san, agarró el miembro de Misaki, acariciándolo suavemente, al mismo tiempo que se movía dentro de su...como había dicho Misaki hacía un instante, novio.
Las respiraciones se aceleraban, cada vez el ritmo era más brusco, la excitación aumentaban. La mirada fija de Usagi-san, le llegaba hasta el alma. Notaba como el miembro de Usagi-san le excitaba cada vez más y más desde el interior. Usagi-san se sentó en el sofá poniendo sobre sí a Misaki si sacar su miembro del interior.
Misaki rodeó el cuello de Usagi-san. Sus miradas se dirigían el uno al otro, muy ardientemente. Usagi dio una embestida observando la reacción de su novio.
Ninguno de los dos podría aguantar mucho más, las embestidas fuero cada vez más fuertes.
-Usagi-san, no puedo más.-gimió Misaki.
Las embestidas fueron más rápidas y bruscas. Finalmente ambos llegaron al clímax al unísono.

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-Bien, todo está en orden.- Dijo el director de la editorial revisando el curriculum de Misaki.- ¿Podrías empezar mañana mismo?
No sabía que decir. ¡Por fin tenía un trabajo! Asintió con la cabeza y una sonrisa de oreja a oreja.
Al salir del despacho del director se sentía un hombre realizado, por fin formaba parte de la vida laboral. Todo parecía perfecto, hasta que salió de la editorial en dirección al metro y …se chocó con alguien.
-Perdone señor, no le había visto.- Pero al levantar la vista, su nivel de alegría bajó hasta el cero absoluto.- Takahiro.
-Tenemos que hablar.-Dijo su hermano.

CAP 5: La verdad y nada más que la verdad.

Cerca de la estación había una cafetería, ambientada en la América de los años sesenta. Misaki nunca se había fijado en aquel local, puede que lo acabaran de abrir. Las camareras iban vestidas de rosa con un delantal blanco y el pelo cardado. El cocinero de detrás de la barra parecía un John Travolta, japonés, recién sacado de la película Grease. Y como no, la única música que se escuchaba allí era de aquella época.
Misaki y Takahiro se sentaron en una mesa, cerca de una ventana, no querían ser el centro de atención. Una camarera les atendió enseguida, fingiendo un horrible y muy falso acento americano.
Ambos pidieron un café, sin nata, sin canela y sin nada que le ofrecía aquella peculiar camarera. Querían un café, nada más. Una vez se fue la camarera, algo molesta por la actitud de los hermanos, Takahiro encontró la oportunidad de hablar con su hermano.
Misaki no podía mirarle a la cara, no por el hecho de su homosexualidad, o su relación con el mejor amigo de su hermano, sino por habérselo ocultado tanto tiempo, no confiar en él. Algo que había hecho toda su vida.
-Misaki, si te soy sincero me siento algo traicionado.- Comenzó su hermano.
Él le miró ¿a qué se refería Takahiro?
-No me refiero a tu orientación sexual, ya sabes lo que opino de eso, me da totalmente igual, que cada uno haga lo que quiera con su vida, pero…- Takahiro iba a continuar cuando su hermano le interrumpió.
-Es por que te lo he ocultado.
-Exacto.-Confirmó su hermano.-¿Por qué no me lo contaste?
Misaki cogió una servilleta de papel y comentó a romperla en trocitos pequeños, estaba muy nervioso.
-Pues por que… no surgió de repente.
“No le voy a decir que la primera semana que vivía con él nos acostamos, no, ni de broma” Pensó Misaki.
-Entonces, ¿Estás enamorado?- Preguntó su hermano, ahora con un poco de curiosidad.
Misaki dejó de destrozar la servilleta de papel por un momento y miró a su hermano, notaba como la sangre le subía a la cabeza y se ruborizaba.
-Eso parece un sí.-Valoró Takahiro la reacción de su hermano.- Supongo que cinco años juntos dan para mucho.
Misaki dejó lo que quedaba de la servilleta sobre la mesa cuando la camarera les llevó sus cafés.
-Entonces cuando te querías marchar de su casa…
-Discutimos, llevábamos una mala racha y me pareció que esa era la única solución.-completó Misaki.
Y por un momento Takahiro sintió total empatía por su hermano. Sabía a que se refería, cualquier convivencia, por mucho que ames a la persona con la que vives, es difícil.
-Escucha Misaki,- Comenzó su hermano muy serio.-ninguna relación es un camino de rosas. Tiene momentos buenos y momentos malos. Te lo puedo asegurar, yo que llevo casado ya casi tres años sigo discutiendo por tonterías con Manami. Por eso, si decides quedarte al lado de Usami, tendrás que lidiar con sus días buenos y con sus días malos, al igual que el aguantará los tuyos.-Misaki miró impresionado a su hermano.- Y no puedes irte así por que sí después de una discusión, tienes que madurar Misaki.
Su hermano tenía razón, con su huída de casa de Usagi-san, se había hecho daño a sí mismo y a su novio. Ahora Usagi-san pensaría que él podría irse en cualquier momento, cosa que no iba a pasar.
-¿Qué tal tu brazo? –Preguntó Takahiro cambiando de tema.
-¡oh! Bien, mañana ya estará como siempre, hasta entonces nada de cargar con peso si hacer fuerza, nada.
Tras un larga conversación con su hermano, Misaki regresó más tranquilo a casa en el ajetreado metro de Tokio, en el que era imposible casi respirar. Aunque seguía pensando en lo que le había dicho su hermano en cuanto a lo que significaba vivir con alguien, una relación seria. Su hermano y Manami tenían un hijo, les unía un lazo muy fuerte. A él y a Usagi-san también les unía un gran lazo, pero en Japón no estaban legalizados los matrimonios homosexuales (a no ser que ambos cónyuges fueran extranjeros y se hubieran casado en otro país) ni tampoco las adopciones a familias homosexuales. Un momento, ¿Estaba pensando en tener hijos con Usagi? No, imposible ¿o sí?
Al llegar a casa Usagi-san estaba hablando por teléfono, con expresión serio, o más bien parecía estar muy, muy cabreado. Caminaba de un lado para otro sin decir una palabra, solo escuchando. Misaki dejó su maletín en el sofá y se quitó la chaqueta. La misteriosa llamada no parecía acabar así que fue a la cocina y cogió un refresco.
-Usagi-san ¿quieres…
-¡No! ¡Escúchame tú a mí! No voy ha hacer nada de lo que me estás diciendo.
Misaki se alegró al saber que lo que estaba diciendo, no se lo decía a él.
-¡He dicho que no y punto!- dicho esto, colgó el teléfono y lo lanzó al sofá.
Misaki salió de la cocina.
-¿Estás bien?
Usagi-san lo miró sorprendido, ni siquiera se había dado cuenta de que había llegado.
-Sí, tan solo era una llamada molesta. – se acercó a Misaki y le besó en los labios.
-Eso mismo parecía, ¿quieres té?
Usagi sonrió, Misaki era el único que aportaba un poco de luz a su vida y después de aquella problemática llamada, lo único que quería era pasar una tarde en pareja.
Misaki se dirigió a la cocina, llenó la tetera de agua y echó el té.
-¿Sabes? Han abierto una cafetería estilo años 60 al lado de la editorial, he ido a tomar un café allí con mi hermano.
Usagi-san entró en la cocina.
-¿Has visto a Takahiro?
-Sí, hemos hablado del tema. –Usagi-san se temía lo peor- Y le ha parecido bien, siempre y cuando no vuelva a pasar lo de hace dos semanas, dice que no es bueno para ninguno de los dos.
Usagi salió de la cocina y encendió el televisor, cuando volvió a la cocina Misaki miraba fijamente como empezaba a hervir el agua.
-¿Misaki…-comenzó Usagi-san.
-¿Sabes? A Takahiro y a Manami les une un lazo muy fuerte.- le interrumpió Misaki.- Están casados, tienen un hijo, es una relación muy sólida, me dan envidia.
Usagi-san se acercó a él y le abrazó por detrás con suma ternura.
-Jamás voy a dejarte escapar, nuestra relación también es sólida.
Misaki se dio la vuelta para mirar a Usagi-san a los ojos, esos ojos tan profundos y brillantes que le absorbían por completo y le llevaban al paraíso. Usagi-san se acercó más a Misaki, pegando su cuerpo con el de él y fundiendo sus labios en un tierno y romántico beso. Misaki posó sus manos en los hombros de Usagi, quien le agarró por la cintura y lo sentó en el banco de la cocina. El tierno beso, se transformó en pura pasión. Los labios de Usagi-san se movieron hacia el cuello de Misaki y fuero bajando, cada vez más.
Ya no les importaba lo que pensara la gente, que el agua del té estuviera desbordando fuera de la tetera o incluso lo que emitían por la televisión un avance informativo.

“Ya se comienzan a notar las consecuencias de la radiación en nuestro país, algunos casos de cáncer en las zonas más acercadas a Fukushima y mal formaciones en fetos no nacidos, pero lo que más ha llamado la atención a los expertos son dos casos de embarazos masculinos, aquí en Tokyo”.