JUNJOU FUTURE (USAMI X MISAKI) Actualizado: 24/07/18

CAP10 : Tú, que creces en mi interior.

Le quedaba una semana para irse de vuelta a New York, de vuelta con su padre y su hermano, de vuelta al trabajo. No dejaba de pensar en su encontronazo con Misaki hacía casi dos semanas, y ello había provocado que Akihiko hubiera querido reducir sus vacaciones. En su mente resonaba la idea de ir a su casa, hablar con su ex novio, aclararlo todo y fuera lo que fuese, decir la verdad.
El setter de su familia, Alexander, estaba tumbado encima de su cama observando como su amo hacía la maleta. Akihiko cerró su maleta y se puso los mocasines, cuando se dio la vuelta, Alexander estaba con las patas delanteras sobre la maleta, mirándole de forma divertida, quería jugar, pero él no tenía tiempo para todo aquello.
-Alexander, fuera de la cama.
El perro le ladró divertido.
-Vamos chico, ¡Fuera!
Alexander no hizo caso a su amo y se revolcó sobre la cama dejando una estela de pelos de perro.
-Deja de comportarte como un crío.-dijo sonriendo él. Pero entonces él mismo se dio cuenta de que el tampoco debería comportarse como un crío, tenía que ir a su casa y hablar con Misaki, puede que así hubiera alguna oportunidad de arreglar las cosas.
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No iba a aguantar mucho más, tenía que levantarse. Como si se tratara de un rayo se levantó de la cama y fue corriendo al baño. Consiguió levantar la tapa del váter antes de vomitar. Estuvo por lo menos tres minutos con la cabeza bajada, echando hasta su primera papilla. Oyó unos pasos, Manami tenía en brazos a Mahiro, un precioso niño de un año con los ojos y el pelo de Takahiro. El niño llevaba un pijama verde con dibujos de monstruitos azules y en las manos llevaba un mono de peluche que no paraba de llevarse a la boca, lo que provocaba que ese peluche estuviera siempre lleno de babas.
-Vaya, hoy ha sido pronto.-Le dijo Manami- son las siete de la mañana.
Misaki levantó la cabeza y les miró.
-¿Qué hacéis despiertos?-les preguntó.
-Mahiro ha decidido que ya no quería dormir más ¿verdad cariño?- le preguntó Manami a su hijo dándole un beso en la mejilla.
El niño mordió la cabeza del mono sujetándolo con una mano, mientras señalaba a su tío con su otra manita.
Misaki se levantó del suelo y tiró de la cadena.
-Necesito zumo de limón.
Manami sonrió, venía Misaki y era como si fuera ella hace un año.
-Yo te haré el zumo, toma.-dijo poniendo a Mahiro en sus brazos.-Vete acostumbrando a coger niños.
Manami anduvo hacia la cocina mientras Misaki observaba como su sobrino se concentraba en llenar de babas su peluche. Dentro de nueve meses el tendría un bebe, como su sobrino y estaría solo. Solo él y su bebé. No tendría a nadie con quien compartir los buenos momentos que le ofrecería su hijo. Su primera comida, sus primeros pasos, su primera sonrisa, su primera palabra…
Entonces Mahiro le cogió la nariz a Misaki, mientras seguía babeando su peluche. Sonrió. Tener a una personita tan pequeña y frágil entre sus brazos le llenaba con una sensación cálida y acogedora, era amor. Y si eso lo sentía con su sobrino ¿qué sentiría con su propio hijo?
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Akihiko llegó a la puerta de su casa, solo sería un momento. Entrar, explicarlo todo, pedir perdón y salir. Sacó sus llaves y abrió la puerta. Era pronto, Misaki aún no se habría ido a trabajar. Entró decidido a zanjar todo aquel asunto, pero allí no había nadie.
¿Se habría ido antes a la editorial?
-¿Misaki?- Preguntó en voz alta, nadie contestó.
Se acercó a la cocina, no había nadie, subió las escaleras. Nadie en la habitación ni en el baño. Fue entonces cuando se temió lo peor. Fue corriendo a la habitación de invitados y abrió el armario. Misaki solía utilizar ese armario puesto que el de la habitación donde ellos dormían siempre estaba lleno de papeles y juguetes. Dentro no había nada, nada de ropa. No podía ser, fue de nuevo al baño intentando encontrar algo. Ni el cepillo de dientes, ni el cepillo del pelo, ni el champú, nada. Misaki se había ido otra vez. Era culpa suya, sólo suya. Usami no podía aguantar la rabia, por capricho vengativo de su hermano y de su padre había abandonado a la persona que más amaba en el mundo, arruinando dos vidas, la suya y la de Misaki.
No pudo reprimirse, en un movimiento súbito golpeó con el puño cerrado, el espejo del baño partiéndolo en mil pedazos que cayeron por el suelo, y se le incrustaron en la mano. Apartó la mano del dolor y se sacó un trozo de cristal que se le había incrustado en la piel. Su mano sangraba demasiado para unos pequeños cortes.
Miró a su alrededor ¿Qué le había llevado a todo eso? Tendría que recoger los cristales, se dio la vuelta para salir del baño e ir a la cocina a por una escoba, pero algo le detuvo. Un cristal había caído detrás del váter y estaba reflejando algo. Se agachó cogió lo que había ahí. Algo no encajaba. Era una prueba de embarazo, con resultado positivo.
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Misaki jugaba con su sobrino intentando entretenerle para que no llorara, mientras su hermano hacía el desayuno y Manami preparaba un biberón. Su sobrino había descubierto una de las mejores diversiones del mundo, estirarle del pelo a su tío.
-Misaki, al final ¿qué ha pasado con la mangaka a la que tenías que ayudar?- Preguntó su hermano.
Misaki apartó las manos de su sobrino de su pelo para poder mirar a su hermano.
-He quedado con ella en un sitio fuera de la editorial para hablar con calma, es su primer manga y está muy nerviosa.
Manami caminó hasta él con un biberón en la mano y cogió en brazos a su hijo.
-Pensaba que te encargabas de las acciones legales de la empresa. –Dijo Manami.
-Y lo hago, pero de momento la editorial no tiene muchos problemas legales así que me estoy entrenando como editor.
Cuando el biberón estuvo lito, Manami tomó al pequeño Mahiro en brazos para darle su desayuno.
Misaki observó como su cuñada daba el biberón a su hijo, que lo cogía con ambas manos bebiendo la leche.
-Creo… que tengo miedo.-Dijo Misaki.-no se si lo podré hacer solo.
-Ya te lo dije.-contestó Takahiro.
-¡Takahiro!- le reprochó su esposa.- Claro que podrás Misaki, eres fuerte y decidido ,y tu hijo también lo será.
Misaki se puso las manos sobre el vientre.
-Y ¿sabes qué?- habló otra vez Manami.- Aún no lo notas, pero dentro de un par de meses notaras como se mueve y podrás ponerle música.
-Y entonces será imposible esconderlo.-Dijo su hermano.
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En la editorial, Aikawa terminaba de leer el manuscrito de Usami, la verdad es que no estaba nada mal. Sería un gran éxito en todas las librerías.
“Al menos hace algo bien” Pensó ella. Y entonces la puerta de su despacho se abrió agresivamente y entró Usami. “Hablando del rey de roma”
Parecía mosqueado, pero más lo estaba ella con su comportamiento en el último mes. Se levantó de su butaca.
-Si vienes por lo del manuscrito, ya ha sido aprobado, te mandaré la fecha de publicación.
-¡No vengo por eso!- Le gritó.
Aikawa dio un paso hacia atrás asustada y entonces vio la mano vendada de Usami ¿qué le había pasado? Pero su reflexión no pudo llegar a más puesto que él la interrumpió.
-¿qué es esto?- dijo poniendo sobre la mesa el predictor que había encontrado en el baño.
-¿qué?-Ella no pudo reaccionar.
-¡Esto, maldita sea!- dijo nervioso.
-Eso… eso… es…-Ella no sabía que decir.
-¡quiero la verdad!
Aikawa respiró hondo, era la única vez que Usami le daba auténtico miedo.
-Eso… es de Misaki, está embarazado. Enhorabuena, vas a ser padre.