JUNJOU FUTURE (USAMI X MISAKI) Actualizado: 24/07/18

CAPÍTULO 6: Un fin en el comienzo

Misaki se quitó poco a poco la venda que le llegaba hasta el hombro. Sentado en la cama, con la única luz de una pequeña lámpara cercana a la cama. Estaba cansado, apenas había dormido unas horas, pero no se arrepentía. El amor de Usagi-san le reconfortaba, le inundaba. Su olor, su respiración, cada fibra de su piel.
Terminó de quitarse la venda, movió poco a poco el hombro en círculos. Parecía que había tenido el músculo dormido durante una semana.
Misaki se giró para contemplar el rostro dormido de su novio y sonrió. Estaba tan tranquilo… No tenía tiempo para quedarse mirando, se levantó cogió su ropa de trabajo y se dirigió al baño para darse una ducha.
Y entonces sonó el despertador.
-Misaki, apaga eso….- dijo Usagi-san medio dormido.
Misaki se asomó por la puerta del baño a la habitación.
-“Eso” es tu móvil, alguien te está llamando.
Usagi-san levantó la cabeza de la almohada. Oyó como Misaki abría el grifo de la ducha y tubo el súbito impulso de unirse a él, pero la taladrante musiquita del móvil no dejaba de sonar. Miró la pantalla del móvil “Haruhiko Usami” aún no sabía por qué seguía guardando su número.
-¿Qué quieres ahora?- contestó la llamada- Ya te dije ayer que no quería saber nada.
-Akihiko, si no lo haces ya sabes lo que sucederá.-Sonó la voz de Haruhiko.
Usagi-san miró hacia el baño, Misaki estaba apunto de salir de la ducha.
-Esta bien.
-Has hecho lo más sensato.-Dijo Haruhiko y tras esto colgó el móvil.
Misaki salió del baño ya vestido y se encontró con Usagi-san cogiendo ropa de su armario y metiéndola en una maleta. Con una sonrisa nerviosa y sin entender nada, Misaki se acercó a él.
-¿Y eso?
Usagi-san levantó la mirada y se quedó unos segundos sin saber exactamente que decir, lo que también alertó a Misaki.
-Aikawa acaba de llamar- habló por fin Usagi-san- Tengo una gira de firma de libros, salgo hoy mismo.
Que extraño, Usagi-san no solía aceptar esos viajes, ni le gustaba sentarse en una librería para estar todo un día firmando libros. Usagi-san se vistió rápidamente tras cerrar la maleta.
-¿Y cuando volverás?-No sabía por qué pero… no se sentía bien con todo aquello.
-Pronto- Dijo sin estar muy convencido.
Se acercó a Misaki y le dio el mejor beso que jamás le había dado. Le entregó todo su amor sin importar que pasara después. Cuando sus labios se separaron, todo había acabado. Cogió su maleta y se dirigió al pis de abajo.
-¡Espera! ¿No vas a desayunar?- preguntó Misaki siguiéndole hasta la puerta.
-No.- dicho esto salió del piso.
Era muy extraño. ¿Por qué ahora? ¿por qué así de repente? Tampoco quería preocuparse demasiado por algo que era totalmente normal. Usagi-san es escritor y estos viajes son totalmente normales. Miró su reloj, si no se daba prisa llegaría tarde su primer día de trabajo.
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Antes de entrar en la editorial, Misaki se compró un café en la pintoresca cafetería de al lado de su trabajo. No había desayunado y tenía mucha hambre. Entró en el edificio y cuando fue a entrar en el ascensor se encontró con Aikawa, lo que le sorprendió mucho.
-¿Aikawa-san? ¿está Usagi-san aquí?
Ella se sorprendió ante su pregunta.
-¿No, por qué?
-Por lo de su viaje de firma de libros.-justificó Misaki.
-¿Qué viaje? A mí no me han dicho nada.
Misaki palideció, Usagi-san le había mentido. Había hecho la maleta y se había ido, sin ninguna explicación. Pero ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal?
Salió del ascensor como si alguien le persiguiera, hacia el teléfono más cercano. Aikawa le siguió asustada, aún no sabía que pasaba, pero podía deducir que nada bueno. Misaki marcó el móvil de Usagi-san, no respondía lo tenía apagado. Le llamó hasta cuatro veces y en todas, el resultado fue el mismo.
Misaki se giró hacia Aikawa-san, más asustado que nunca.
-Se ha ido.-susurró.
-¿qué?- exclamó ella.- No, no, no puede hacer eso, no es de ese tipo de persona.
A Misaki le temblaban las manos, tenía ganas de gritar y de llorar. Aikawa-san le llevó hasta uno de los sillones de una de las salas de descanso.
- A ver.- comenzó ella- que ha pasado exactamente.
Misaki se tapó en un primer momento los labios con una mano, no podía creerselo.
- Esta mañana ha hecho las maletas y se ha ido, me ha dicho que era por la firma de su nuevo libro…-Misaki no pudo evitar que se le derramaran las lágrimas.
Aikawa se temía lo peor. Miró a Misaki, definitivamente Usami se estaba comportando como un cerdo.
-Misaki, no puedes trabajar así, vete a casa, yo intentaré localizar a Usami.
Misaki sabía que si iba a casa no haría nada vería las horas pasar, no estaría tranquilo hasta saber lo que estaba pasando. Quería que todo aquello fuera una pesadilla, despertar en la cama, con Usagi-san abrazándole fuertemente con sus brazos. Pero tampoco iba a conseguir nada quedándose ahí, se podría nervioso y daría mala imagen de su capacidad de trabajo.
Cuando por fin llegó a casa, se tumbó en el sofá.
-Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando.-Se repetía una y otra vez.
Entonces, de repente sintió una punzada en el abdomen, lo suficiente fuerte para apartarle de sus pensamientos. Se encogió de dolor aguantando la respiración en el proceso y, cuando pudo incorporarse, se dirigió lentamente al sofá y puso sus manos sobre su vientre. ¿Qué había sido eso? Pero no le dio tiempo a pensar mucho más.
Otra vez. Otra punzada, esta vez más fuerte. Y sonó el timbre de la puerta. Se levantó como pudo y abrió la puerta, era Aikawa-san. Tenía muchísimo interés en lo que tenía que contarle, pero el dolor que sentía no podía ser normal, notaba como un sudor frío se deslizaba por su frente.
Aikawa estaba muy seria.
-Ya sé donde está, no te va a gustar.
Misaki trató de prestar toda la atención posible pero, el dolor se hizo más intenso, todo daba vueltas y de un momento para otro, todo se volvió negro.
-¡MISAKI!
Tan solo pudo escuchar la voz de Aikawa-san antes de desmayarse.
Se despertó en el sofá, con una toalla húmeda en la frente, miró a su alrededor, frente a él estaba ella. Entonces recordó el por qué de su visita.
-¿Dónde está?- era lo único que le importaba.
-Tranquilo Misaki, ¿te encuentras bien?-Intentó tranquilizarle Aikawa-san.
-¿Dónde está?- Preguntó de nuevo, pero esta vez en un tono de voz más fuerte.
Aikawa-san respiró hondo y miró tristemente a Misaki.
-En New York, con su padre y su hermano, ayudando en el proyecto de una nueva empresa. –Misaki no podía creerselo.-Sé lo que piensas, no ha ido allí voluntariamente.
-¡Claro que no!- Se levantó Misaki indignado del sofá.- Pero ¿por qué no me lo ha dicho?
Aikawa-san no se movió ni un pelo.
-¿Hay más no?- Dedujo Misaki.
-Claro que sí.- Aikawa-san no sabía como empezar a hablar.-No creo que vaya a volver.

Cap 7: UN MES DESPUÉS

Misaki seguía viviendo en el piso que durante cinco años había sido su hogar, sin embargo ahora era diferente, faltaba algo. Sin Usagi-san su hogar estaba incompleto.
Se levantó de la cama de la habitación de invitados, no se atrevía a dormir en el cuarto donde él y Usagi-san habían pasado tantas noches juntos. Se vistió con su ropa de trabajo y bajó al piso de abajo, pero antes de que pudiera acabar de bajar las escaleras, lo que quedaba del arroz de la cena del día anterior subió por su garganta. Iba a vomitar.
Subió de nuevo, todo lo rápido que pudo, hasta llegar al baño. En efecto, la cena salió igual que entró, Misaki comenzaba a sentirse mareado.
No, no podía faltar aquel día a trabajar, los casos judiciales en la editorial escaseaban y faltaban editores, por lo que su jefe le había designado a una autora primeriza de manga Shojo. ¿Qué le estaba pasando? Misaki había llegado a creer que aquello era una respuesta física al dolor psicológico que le causaba el abandono de Usagi-san. Y es que no era la primera vez que vomitaba, llevaba una semana sin poder retener nada en su estómago y se empezaba a hartar de aquella situación.
En ocasiones se enfadaba tanto que deseaba que Usagi-san no volviera jamás. Después se arrepentía. No lo deseaba de verdad, pero a veces se sentía tan solo y despreciado, que lo pensaba. Cada mañana, al bajar las escaleras y mientras desayunaba, no apartaba la vista de la puerta, esperando a que un día volviese, como si nunca se hubiera ido, que le besase en los labios, que le hiciera el amor hasta enloquecer y ser feliz.
Pero ahí estaba, de rodillas frente al retrete y vomitando. Una lágrima de rabia desbordó de sus ojos.
……………………….
El avión por fin aterrizó, después de un viaje tan largo sólo quería llegar a casa y dormir. Pero no iría a “su” casa, sino a la casa de su familia. Por fin había conseguido unas vacaciones de un mes. Se levantó de su asiento y siguió a la muchedumbre hacia la terminal del aeropuerto donde recogería su maleta. Creía que se sentiría cómodo y feliz al volver a su país, pero se sentía culpable, vil y rastrero.
Siguió andando hasta el control internacional, donde le pidieron el pasaporte. La azafata comprobó su nacionalidad y le miró con admiración al reconocerle.
-Bienvenido a Japón Usami Akihiko.
……………………….
Una vez en la editorial, Misaki se hallaba junto a una joven y alocada mujer encerrado en una de las salas de reuniones. Ella le explicaba la trama de el manga que iba a publicar, él intentaba seguir el hilo de la conversación, pero aquella mujer que se emocionaba demasiado, hablaba demasiado deprisa y de algo que él no entendía.
-Espera, espera.-Le interrumpió Misaki.-Inspirado en “orgullo y prejuicio”
-¡Claro!- exclamó feliz la mangaka- Ya sabes, la gran obra literaria de Jane Austen. ¡No me digas que no lo has leído!
-No…- Misaki estaba algo perdido.
-No pasa nada, hay muchas series de esa novela, ¡Y películas!
La mangaka siguió hablando media hora más en la que Misaki no hacía más que asentir con la cabeza sin saber muy bien de que iba todo aquello.
Tras la ajetreada reunión, Misaki tenía muchos deberes, verse toda serie y película que hiciese referencia a la novela “Orgullo y Prejuicio”
……………………….
Usami Akihiko llegó a su casa familiar, el mayordomo se encargaría de todo, no le prestó ninguna atención al perro que salía a recibirle. Dormir, dormir, olvidar, era en lo único que pensaba. Quería, deseaba ver a Misaki pero estaba seguro de que no sería bien recibido.
Lo había hecho mal, tenía que haberlo hablado con él, pero ¿Qué hubiera opinado Misaki si supiera la verdad? Desde la desastrosa llamada de su hermano hacía un mes, Usami había descubierto que su madre seguía viva y vivía en América. Era la competencia directa de la empresa de su padre. Definitivamente en su familia no era muy tradicional eso de los reencuentros románticos. Su padre amenazó con separarle de Misaki para siempre ¿Cómo? Con presión mediática. Si el mundo se enteraba de su relación, su padre manipularía y sobornaría a los medios para hacerles la vida imposible.
Él podría soportarlo, pero no podría ver a Misaki desmoronarse delante de él.
La pregunta que más resonaba en su cabeza era ¿Cuándo acabaría todo aquello?
………………………..
La miniserie de la bbc de 1995, la película de 2005, la miniserie “Lost in Austen”. Misaki estaba sentado en el sofá con un cuenco lleno de palomitas y con una montaña de pañuelos a su lado, no paraba de llorar de la emoción. No podía para de llorar, definitivamente sufría de una sobredosis de Austen. Era una historia preciosa donde triunfaba el amor verdadero frente al orgullo del personaje masculino y a los prejuicios del personaje femenino.
Alguien llamó a la puerta. Misaki le dio al pause y se dirigió a la puerta. Se secó las lágrimas y abrió la puerta.
-¿qué haces aquí?
Aikawa le enseñó una botella de vino.
-Hoy es jueves ¿Recuerdas? Noche de beber hasta reventar.
Misaki sonrió, ese último mes las visitas de Aikawa era lo único que le levantaba la moral. Pero aquella noche no podría beber, había descubierto algo muy importante.
Aikawa se sentó en el sofá, mientras Misaki iba a la cocina para coger dos copas. Al abrir la botella el tapón salió disparado. Misaki se sentó en el sofá junto a su amiga, depositando las copas sobre la mesa y dejando que Aikawa las llenara de vino.
-¿Qué estabas viendo?- Preguntó ella señalando a la televisión.
-Maratón de Orgullo y Prejuicio.-Contestó él.
-¡Ah! Es por lo de esa dibujante.
Misaki asintió con la cabeza.
Entonces Aikawa-san cogió su copa y miró a Misaki.
-¿Por qué o quién brindamos hoy?
-No… no puedo beber.
-¿Por qué?- preguntó divertida.
Misaki le miró muy serio.
-Estoy embarazado.

CAP 8 : reencuentro
Aikawa casi escupe el vino por el sofá, pero en vez de eso esperó unos segundos y después lo tragó.
- Estás...- comenzó a hablar ella.
- Sí, estoy seguro.-él no podía levantar la vista del suelo.
Aikawa dejó despacio la copa sobre la mesa, como si un movimiento brusco pudiese romper la tranquilidad que parecía tener Misaki. Le miró ¡Estaba sonriendo! Ella no le entendía ¿Que había de bueno en haberse quedado embarazado, cuando el otro padre había desaparecido?
- La verdad es que me siento aliviado ahora que te lo he contado.
" Claro, ahora la que está histérica soy yo " pensó Aikawa-san.
- ¡Ay dios mío! ¡Y Usami no lo sabe! - miró a Misaki- averiguaré como pueda su nuevo número, le llamarás, se lo contarás y de nuevo ¡Felices para siempre!
Aikawa estaba muy nerviosa, esa nueva noticia se le escapaba de las manos. Había estado un mes intentando animar a Misaki, todo su trabajo a la basura.
-¡No Aikawa-san,no digas nada! Usagi-San no puede saber nada de esto.
Aikawa miró a Misaki desconcertada.
-¿No quieres que lo sepa? Pero también va a ser su hijo y en algún momento volverá a esta casa, y lo sabes.
- Eso es verdad- respondió Misaki- pero ambos sabemos que Usagi-san no se ha podido ir así por que sí, tú también sabes como es su familia.
Aikawa suspiró. Creía entender lo que quería decir Misaki.
- Entonces ese bebé es como un recurso más para la familia de Usami, le amenazaran con no veros ni a ti ni al bebe.
Misaki posó ambas manos en su vientre.
- Lo hago por Usagi-san, aunque no lo parezca.
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A la mañana siguiente, Akihiko Usami se despertó en una habitación que apestaba a tabaco. Apenas había dormido un par de horas, pero por fin había terminado su manuscrito. En el mes que había estado fuera le había venido la inspiración y había logrado escribir una novela en un tiempo récord. Sin ninguna presión por parte de Aikawa ni… Misaki.
Al pensar en él una pequeña astilla se le clavaba en el corazón, justamente cuando estaban bien, cuando su relación no podía ir mejor, iba él y desaparecía con mentiras y evitándole. Jamás se lo perdonaría.
Aquel día fue a la editorial, de normal llamaba a su editora y ella misma iba a por el manuscrito, pero no se atrevía a llamar a Aikawa. Aparcó en la puerta de la editorial. Al entrar en el edificio notaba como muchas miradas de sorpresa se dirigían a él, no se sentía incómodo, iba a hacer su trabajo y punto. Pero notaba como una pequeña parte de él suplicaba para no encontrarse con Misaki.
En el tercer piso se encontraba el departamento de editores, lejos de donde podría estar Misaki que como abogado estaría en el departamento administrativo y legal de la empresa. Más mirada sorprendidas se clavaban en él, fue todo un alivio el llegar al despacho de Aikawa-san, quien estaba muy ocupada, con la vista fija en unos papeles.
-Misaki, si vienes a darme lo de esa demanda por plagio, déjalo por ahí, tengo mucho trabajo.-Dijo ella.
-No, vengo a darte un manuscrito.-Dijo Usagi-san.
Aikawa levantó la vista de los documentos. No podía ser.
Usagi-san dejó el manuscrito sobre su mesa.
-Veo que tienes mucho trabajo, pero me he esforzado mucho en esta novela.
Ella seguí sin saber que decir. Se levantó de la silla y se acercó a él.
-¿Qué haces aquí?
Usagi-san reprimía el impulso de preguntarle por Misaki o simplemente salir de aquel despacho, subir dos plantas y presentarse frente a Misaki.
-¿Qué haces aquí?- Volvió a preguntar Aikawa.
-Tengo vacaciones.
-¿Has ido ya a casa?- Aikawa estaba cada vez más asustada, Misaki le había hecho prometer que no diría nada de su “estado”.
-No ¿Pasa algo?
-No, que va…
-Aikawa, mientes muy mal.- Valoró Usagi-san.
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Misaki miró a pantalla del predictor, era el cuarto que se hacía, contando los dos del día anterior, antes de que Aikawa se presentara en su casa. En Internet había leído que los predictors femeninos también funcionaban con los hombres. Hay un 98% de fiabilidad de los resultados, cuatro predictors, cuatro resultados positivos. Podría ser un embarazo psicológico.
Pepinillos...Dejó la prueba de embarazo sobre la mesa y fue hacia la cocina.
Tenía que ir al médico para cerciorarse de que aquello fuera cierto. Llevó el bote de pepinillos a la mesa del salón y cogió el teléfono para llamar a la clínica.
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Usagi-san fue al único sitio donde se sentía bien, después de su casa con Misaki. Fue a la universidad, para ver a Hiroki, quien le criticaría y le echaría los ánimos por el suelo. Una terapia ejemplar.
Sin embargo no pudo si quiera entrar en la universidad porque Hiroki salía de la universidad cuando él llegaba.
-¿Akihiko?
-Hola- sonrió él.
-No tengo tiempo para discutir contigo.- Sacó el billete de metro- Tengo que ir al médico.
Usagi-san se asustó por un momento.
-¿Te pasa algo?
Hiroki sonrió.
-Estoy embarazado, es increíble. –Puso las manos en su vientre.
Akihiko había oído sobre los preocupantes embarazos masculinos, pero nunca había visto uno en directo. No podía apartar la mueca de sorpresa de su rostro.
-¿Has venido en coche? Bueno, pues vas a tener que llevarme.
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Misaki caminaba tranquilo hacia la consulta del doctor Nowaki, una parte de él quería que aquel embarazado no fuera realidad. Cada vez estaba más cerca de la consulta cuando chocó contra alguien.
-Lo siento, no le había visto.-Pero al levantar la mirada se encontró con Usagi-san y su antiguo profesor de la universidad.
-Misaki.-susurró Usagi-san.
Él no pudo reaccionar, no podía decir nada, sus piernas reaccionaron por él. Sin apenas pensarlo, se dio media vuelta y comenzó a correr.

CAP 9: Huir

Misaki cogió el móvil y llamó a Aikawa-san, no podía más, el corazón le iba a mil por hora. ¿Usagi-san estaba en Tokio? ¿Qué hacía en el hospital? Sabía que él y su antiguo profesor de la universidad eran amigos pero ¿por qué ahí?
-¡Misaki! Te he estado intentando llamar toda la mañana, menos mal que no has venido a trabajar.-Sonó la voz de Aikawa-san nada más descolgar el teléfono.
-¡Está aquí! ¡En Tokio!- le gritó Misaki, tratando de esconderse en una esquina cerca del hospital, no le respondían las piernas como para caminar hasta el metro ¿o no quería irse?
Aikawa-san suspiró.
-Lo sé, ha venido esta mañana.-Dijo ella.
-¿Y por qué no me has llamado? ¡Me lo acabo de encontrar!- Le gritó él al borde de un ataque de nervios.
-¡Pero si te he llamado como seis veces!-Protestó ella al otro lado del teléfono.
Misaki comenzó a llorar como un niño pequeño, sentía que no podía controlarse. No quería verle, no quería oír su voz, sólo quería huir, lejos, muy muy lejos.
-Tranquilo Misaki, ven a la editorial.-Dijo Aikawa.-Vamos a hablar y a tranquilizarte ¿vale?
-¿Cómo quieres que me tranquilice?-Le gritó él.
-Pues deberías empezar por dejar de chillar.-sonó una voz cercana a él.
Misaki se giró con gran mueca de enfado hacia el imbécil que se estuviera metiendo en su conversación, para gritarle a él que se metiera en sus asuntos. Pero no pudo hacerlo, frente a él estaba el único hombre al que había amado en toda su vida.
-¡Usagi-san!
-¿está ahí contigo?-sonó la voz de Aikawa desde el teléfono.
Usagi-san lo cogió sin permiso el teléfono de Misaki y habló con ella.
-Yo le llevaré a casa, tranquila.-Tras esto colgó.
Misaki se había quedado mudo, intentó repasar la conversación anterior por si había dicho algo de su embarazo en voz alta, pero ¡No se acordaba! Casi no podía pensar, ahí, frente a él estaba el padre de su futuro hijo. Dio gracias a que aún no se le notara su estado. Él estaba igual, su pelo desaliñado, su traje impoluto, sus grandes manos sosteniendo un cigarrillo, sin embargo, había algo diferente, sus ojos… eran fríos y calculadores, ya no despertaban ese cariño ni esa pasión que tanto le mantenía atado a él.
-¿No vas a decir nada?-Le preguntó él.- ¿qué hacías en el hospital?
-Estoy… resfriado- Murmuró Misaki con la vista fija en el suelo.
-¿Me quieres preguntar algo?
Poco a poco la rabia contenida durante un mes, salió. Misaki le miro a los ojos de la forma más dura y despreciativa que podía.
-Muchas cosas, pero ya no mereces la pena. Te fuiste sin decir nada, y no quiero ni necesito explicaciones.-Sabía que se arrepentiría de todo eso y notaba una punzada de culpabilidad al ver como la expresión seria de Usagi-san, se transformaba en una mezcla entre asombro y miedo.- Tú mismo te lo has buscado. ¿Creías que no diría nada y me lanzará a tus brazos así como así?- Misaki soltó una carcajada sarcástica y se alejó un poco de Usagi-san.-Usami Akihiko, no se que tipo de relación conservamos, pero queda claro que a partir de ahora ya no somos nada.
Dicho esto, Misaki encontró la fuerza necesaria para andar hasta la parada de metro sin mirar atrás.
“Es lo correcto” se decía a sí mismo. Pero lo que acababa de decirle a Usagi-san, ¿Asagi-san? ¡no! Para él ahora era Usami Akihiko, de todas maneras, no podía quedarse en casa de aquel hombre ni un minuto más. Pero tampoco tenía a donde ir, bueno, sí, a casa de su hermano, quien le diría que lo justo sería contárselo a Usami, cosa que él no quería. ¿Qué podría hacer?
Pero al llegar a “casa”, se encontró con algo bien distinto. Su hermano, su cuñada y Aikawa-san le esperaban en el salón. Al entrar se sorprendieron al no ver a Usami, todos menos, su hermano que parecía un poco… enfadado.
-¡Misaki!- Le saludó Aikawa.
-Tranquilo, te apoyamos en esto. –Le abrazó Manami.-Aunque tu hermano no está muy de acuerdo.-Le susurró esta última parte.
-¿Cómo se te ocurre ocultárselo a Usagi-san?- Su hermano se levantó del sofá y caminó hacia él.- ¡También es hijo suyo! ¿En qué estás pensando?
Misaki notó como las lágrimas desbordaban de sus ojos, su hermano le estaba gritando y no tenía el ánimo como para que le echaran una charla.
-Tranquillo- le volvió a abrazar Manami mientras miraba a su marido con una mirada de desaprobación.-Que tacto tienes para estos temas, cariño. ¿No ves que está sensible?
-¿ Que quieres que diga?- le respondió él.
-Yo…Yo solo he venido a por mis cosas.-Dijo Misaki entre sollozos.- He hablado con él, no le he dicho nada de esto, pero tengo que irme de aquí, no puedo quedarme.
Manami miró a Takahiro, él respiró hondo, no lo aprobaba pero era su hermano.
-Te quedarás con nosotros.-Dijo su hermano.-Pero sigo pensando que esto no es justo ni adecuado, ni siquiera sano para el estado psicológico de Misaki.
Manami, Aikawa y él fueron a recoger sus cosas. Era la última vez que estaría ahí, jamás volvería a aquella casa, el olor, la luz que entraba por las ventanas, el frío tacto de suelo. Aquellas paredes guardaban demasiados recuerdos y por eso, no podía quedarse.
-Siento el habérselo dicho a tu hermano Misaki.-Dijo Aikawa.-Pero no sabía a quien más acudir.
Misaki le miró e intentó sonreír, pero se quedó en un intento.
-No pasa nada, me has ayudado, yo tampoco sabía que hacer.
Adiós al cuarto de los osos de peluche, adiós a aquel sofá lugar donde por primera vez, Misaki se entregó totalmente a Usami, adiós a aquellas vistas de la terraza y adiós a aquella habitación con ese extraño tren de juguete, peluches, banderas colgadas del techo y el aire impregnado de olor a tabaco y el perfume de Usami.
Misaki cerró la puerta con llave y después la escondió debajo del felpudo. Estaba huyendo, lo sabía, pero en aquel momento parecía la única salida.