Amenaza de Muerte (Capi 11) (FIC FINALIZADO)

Parejas: YamatoxTaichi y DaisukexTakeru

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. Tem-chan
        +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline
    Olas a tod@s, aquí vengo a dejar al capítulo cinco de este fic, pero primero quiero hacer una aclaración del capítulo 4, en un momento Takeru, dice el nombre de una enfermedad, en ese momento no me di cuenta pero me equivoqué al escribirlo, jejeje, puse acromalia en vez de Acromegalia, jejeje, perdonad el pequeño error, lo corregiré en el fic pero de todos modos quería poneros aquí la aclaración de mi error.
    Y ahora si el capi:
    -----------------

    Capítulo 5
    Taichi
    La muerte del señor Ishida me estaba haciendo pensar mucho. No entendía porque había muerto. No le veía mucho el sentido a la situación, podía ser que hubiera pasado algo en el pasado que no supiéramos… ¿pero en ese caso, que era? Y ¿Cómo lo podía saber? El padre, que era el que sabía, estaba muerto y no sabía dónde podía encontrar alguna respuesta. A lo mejor entre sus cosas o entre sus financias de años atrás… encontrar un registro o un diario sería de gran ayuda.
    De repente recordé que aun no sabía a donde había encontrado la carta ni había buscado pistas por el lugar. Así que miré a Yamato para ver si me podía acompañar y me di cuenta de que estaba empezando a llorar así que me acerqué a él para consolarlo. Era normal que estuviera llorando en un momento así y me sentía mal por no haberme fijado antes de que necesitaba a alguien a su lado en ese momento. Después de una pequeña charla entró Dai diciendo que la poli ya venía para la mansión, pero detrás de él entró alguien más. Una mujer que no conocía. Tenía la cura dulce, pero la mirada un poco severa.
    —¿Qué está pasando por aquí? —dijo con autoridad la fina voz que poseía.
    —¡¿Mamá?! —gritó Takeru sorprendido.
    —¿Qué es todo este ruido?
    —Señora…
    —Natsuko Takaishi —dijo la mujer.
    —Señora Takaishi, su marido a muerto y la policía está de camino —dije con el tacto que me caracterizaba.
    —¿Quién eres tú?
    —Soy el guardaespaldas que su hijo contrató.
    —¿Cómo te llamas? —dijo desconfiadamente.
    —Taichi Yagami.
    —¿Yagami? ¿Eres el hijo de Susumo?
    —Sí.
    —¿Qué significa eso de que mi marido a muerto? ¿Es una broma? —dijo indignada y desconfiada.
    —No señora, está en su despacho.
    Ella se giró y fue directamente hacia allí seguida por todos nosotros. Tenía un andar bastante digno, supongo que se lo habían enseñado por el estatus en el que estaba. Las personas ricas muchas veces debían de quedar con personas importantes, ya fuera por negocios o por otros motivos y supuse que eso formaba parte del protocolo. Llegamos al despacho y vimos el muerto allí. Takeru y Yamato se quedaron fuera, ya que no querían ver a su padre en esas condiciones de nuevo. Daisuke se quedó a fuera también, parecía que no se iba a despegar de Takeru si no era para algo realmente importante. La mujer al ver el cuerpo inerte de su esposo lloró amargamente largo rato. Antes de secarse el rostro y salir de la habitación, con la cabeza baja. LA indignidad con la que andaba antes parecía haber desaparecido en un solo instante, pero me extrañaba que no hubiera escuchado el jarrón.
    —Madre —dijo Yamato al verla salir de la habitación con un aire tan triste.
    —Tranquilo Yamato, no pasa nada.
    —Pero estás llorando, ¿no?
    —No. Tengo que pensar un poco, solo eso.
    —¿Qué pasará ahora, madre?
    —No lo sé.
    La mujer se fue en una dirección que no conocía, la verdad es que yo no conocía gran parte de la casa así que no me rompí mucho la cabeza. Mi mirada fue hacia Yamato, el cual estaba con la cabeza baja, parecía muy triste y a punto de llorar. Así que me acerqué a él y le puse una mano en el hombro para darle un poco de apoyo, en verdad quería abrazarlo pero no me parecía que fuera lo correcto. Él levantó la cabeza e hizo una pequeña mueca que parecía querer ser una sonrisa, pero que más parecía que fuera a llorar, ya que el labio le temblaba. Quería besarlo, esos labios me tentaban, pero no debía. Era muy difícil resistirme a esa tentación pero era lo que debía hacer. Me separé un poco de él para poder resistir el impulso de besar al rubio tan lindo que tenía delante.
    —Necesito que me muestres donde encontraste la carta, para que vaya a verlo antes de que llegue la policía y nos saque fuera de la casa.
    Él asintió y nos fuimos dejando solos a ese par que estaban abrazados. Algo me hizo pensar que agradecerían estar solos un rato. Yamato me condujo hacia una sala, que parecía un despacho la miré un poco por encima, había un montón de librerías con muchos libros. Me vino un escalofrío al ver tantos de ellos juntos. Eso me hizo pensar que alguien había leído todos esos libros y yo ni si quiera había leído la carta que iba dirigida a mi padre… ¡Mi padre! Debía llamarlo para explicarle lo que le había pasado a su amigo, aunque me daba un poco de miedo la reacción que pudiera tener.
    —¿Dónde encontraste la carta?
    —Encima de la mesa —dijo sollozando mientras señalaba una mesa que estaba cerca de una ventana.
    —Yamato… —dije mirándolo. No quería verlo tan mal, me dolía en el corazón— No me gusta verte tan triste. Lo siento. Me sabe mal no haber podido evitar lo que ha pasado.
    —No es tu culpa.
    —Lo sé, pero me hubiera gustado evitar este dolor que sientes. A un chico tan bello como tú le queda mejor una sonrisa —le dije mientras me acercaba a él. Él se sonrojó por mi comentario, cosa que me gustó.
    —Gracias —dijo con una pequeña sonrisa en la cara.
    —Esto está mucho mejor —le dije mientras le devolvía una gran sonrisa.

    Daisuke
    ¿Cómo era posible que el señor hubiera muerto? Me parecía imposible, no podía imaginar quién podía haber matado a ese hombre tan bueno que me había cuidado tanto des de pequeño y que me había permitido conocer al rubio que llevaba en mi corazón. Si no hubiera sido por él y su bondad no estaría aquí en este momento. No me gustaba nada esta situación. Respetaba y quería al señor Ishida y me entristecía pensar que estaba muerto, pero más me entristecía ver al lindo rubio tan triste y lloroso.
    —Keru, no llores —le dije abrazándolo más fuerte mientras él se colocaba mejor entre mis brazos— Antes, ya te dije que no me gusta verte llorar.
    —Lo-lo-lo sé. Lo sé… pero es que no pu-puedo cre-er que papá este muerto… N-no puede s-ser… es-to debe de ser una pesadi-dilla… —dijo hablando rápidamente entre pequeños espasmos, lo que hacía que fuera un poco difícil entenderlo.
    —Lo entiendo, pero me duele verte así. Keru, yo te amo, y no me gusta verte así —le confesé de golpe
    Tenía la impresión de que no era un buen momento, el señor Ishida acababa de morir, pero desde que me había hecho tal petición no podía esperar al momento oportuno para decirle que le amaba, que no hacía falta que me lo pidiera porque lo hacía des de mucho tiempo antes que le amaba más que a nada.
    —Te amo, des de hace mucho tiempo. Pero nunca pensé que tú me lo pidieras… Creí que no debía amarte, que estaba mal por ser un simple criado, es por eso que no te lo había dicho antes.
    —¿Lo dices de verdad?
    —Sí, lo digo muy enserio. Desde que te conocí que no he podido dejar de pensar en ti como la persona más importante de mi mundo.
    —¿De verdad me amas? —preguntó a un incrédulo, pero con una pequeña sonrisa en sus labios, aunque era una sonrisa un poco triste.
    —Sí, de verdad.
    —Yo… también te amo. Por eso venía a tu habitación.
    —Me encantaba que lo hicieras. ¿Puedo besarte?
    Él me miró a los ojos y se acercó a mí cerrándolos en el camino, así que lo interpreté como sí y lo besé, como llevaba tantos años queriendo hacerlo. En un principio fue un beso tierno, que le demostrara mi amor y le diera apoyo en ese momento que estábamos viviendo ya que sabía que necesitaría mucho de ello, pero poco a poco se fue volviendo un poco más pasional. Le lamí el labio para pedir el paso a su boca, la cual me concedió, así que con calma exploré esa dulce cavidad hasta que nos quedamos sin oxigeno. Nos separamos y lo miré a los ojos.
    —Nunca dudes de que te amo, porque te puedo asegurar que te amo más que a mi vida —añadí después del beso, mientras miraba la cara sonrojada de mi rubito— ¿Quieres ser mi novio?
    —Claro que quiero. Yo también te amo más que a nada.

    ------------------------------

    Hasta aquí este capi. Me costó más de lo esperado escribir este capi pero lo conseguí jejeje

    ¿Qué les pareció?
    ¿Les gustó el comportamiento de los semes?
    ¿Les sorprendió que apareciera la madre de los rubios? (¿no la había matado en capis anteriores verdad? No me consta que nadie dijera que estaba muerta.)
    ¿Alguna queja?

    Hasta pronto
     
    Top
    .
68 replies since 11/9/2012, 17:30   2477 views
  Share  
.