† Lost Angel † [Tsurugi Kyousuke & Matsukaze Tenma] One-Shot

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Noriko Oumi

Posted on 3/5/2015, 23:53

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k_by_norikooumi-d8s1jam yousuke Tsurugi

&

t_by_norikooumi-d8s1pz0 enma Matsukaze

s el relato sobre un joven muchacho católico y un demonio, ambos de la misma edad, que inevitablemente compartían los mismos sentimientos por el otro, aún sabiendo que era prohibido. En la historia intervienen otros católicos, que intentan alejar de Tenma al malvado ser. Pero terminan cometiendo un terrible error, con el cual harán que se unan para la eternidad.

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enma Matsukaze, un joven católico con trece años de edad, abrió las puertas de ese viejo establo. Miró hacia un lado, donde estaba un joven muchacho de cabello azul, y se asustó al ver que sus heridas que antes no sangraban, lo estaban haciendo.
– Mírate. Morirás desangrado. – le dijo caminando más adelante.
– Es normal, después de lo que pasó. – le dijo él despreocupado.
Tenma encontró hace unas horas a este muchacho en un bosque cerca de allí, y lo llevó al pueblo, pero sin dejar que nadie lo viera. ¿Por qué? Al ver al joven, se sobresaltó un poco, al ver que tenía colmillos y orejas puntiagudas, señales de un demonio, y como católico que era, no le permitirían cuidar de algo así. Pero lo que lo asustó en verdad fue que él estaba todo cubierto de heridas graves, que en ese momento no percibió que sangraban.
Aquel joven, ya sentado y calmado, cerró los ojos y pensó. El haber llegado a ese mundo no fue menos que un grave error.
Recordando anteriores memorias, sintió algo húmedo en su mejilla, al abrir los ojos se sorprendió de ver frente a él a ese joven católico que lo ayudó. Que le dio comida y agua, y un lugar cálido para descansar. Aunque sólo el reposo bastó para recuperar parte de su energía.
Apartó de un golpe el trapo húmedo con el que Tenma le limpiaba una herida de la cara.
– Aléjate de mí. – le ordenó enojado, con una mirada y voz aterradoras.
Tenma le sonrió tímido.
– Sólo quiero ayudarte. – le dijo – Como estás ahora no puedes hacer más que reposar. Déjame cuidar de ti. – le pidió. La voz que usaba y su mirada tan tierna sorprendieron al joven. Realmente pensó que la forma como le habló serviría para asustarlo.
Arrebató el trapo de su mano y cerró los ojos evitando mirarlo, mientras él solo se limpiaba las heridas.
Tenma rió ante su orgullo tan evidente.
– Y dime, – decía sentándose a su lado – ¿Cómo te llamas? –
– “Qué necio” – pensó. Lo miró un poco. Lo miraba de una forma muy dulce, algo que causó repulsión a su vista. – Ahgrr... no me mires así. – gruñó.
– ¿Cómo? – preguntó Tenma confundido por el regaño.
– Así tan... inocente. No lo soporto. – dijo sin saber bien cómo expresarlo.
– Jeje... lo siento. No lo haré más. – dijo mirando al frente. El demonio pensó un poco.
– Kyousuke... Me llamo Kyousuke Tsurugi. – respondió serio.
– Genial, como una espada. – dijo Tenma impresionado – Bueno, tú ya sabes mi nombre. –
– Sí, Tenma... Matsukasai. –
– Ah... Matsukaze. – le corrigió.
– Sí, da igual. – dijo despreocupado. Tenma rió un poco.

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uego de eso, pasaron los días. Tsurugi se había mejorado rápidamente, pero Tenma insistía en que se quedara más tiempo para descansar. Lo visitaba todos los días, varias veces al día, y siempre le llevaba algo: un bocadillo, un regalo... y siempre él actuaba como si nada, aunque en el fondo eso le agradaba, su hospitalidad.
Un día, Tenma hablaba con Tsurugi sentados en el mismo lugar de siempre. Le preguntaba cosas sobre él, como su color favorito, su animal favorito, su signo zodiacal, su edad. En esa última, Tsurugi le respondió que Tenía trece años. Tenma se impresionó por dos razones, primero, no creía que él tuviera esa edad, lo notaba mayor, y segundo...
– Yo también tengo trece años de edad. – dijo Tenma.
Tsurugi lo miró de reojo, él ya había supuesto que tenía esa edad. Pero entonces vio sus ojos: eran una perlas grises azuladas muy hermosas e hipnotizantes. Realmente lo había estado pensando mucho, pero se reusaba a creerlo, se negaba a creer que sentía algo hacia ese católico, era simplemente imposible.
Él era un demonio, un ser proveniente del mismísimo Satán, y Tenma era un católico, un creyente innato de Dios y portador del espíritu santo. Aunque no quisiera, Tenma podría lastimarlo. Por ser él, para un demonio, es como el agua bendita.
Lo comprobó hace unos días atrás cuando Tenma le tomó la mano para curársela, y lo quemó por accidente. Se alejaron uno del otro ante esa sorpresa, lo que menos quería Tenma era herir a Tsurugi.
Tenma vio que él tenía unos mechones desordenados, acercó su mano y se los acomodó, pero quería ver si le podía hacer daño a Tsurugi como el otro día. Con algo de miedo tocó su mejilla. Nuevamente lo quemó.
– Tch... ¡Basta, eso duele! – le gritó.
– Lo siento, no es mi intención hacerte daño. – dijo Tenma mirando a otro lado. Deseaba con todo su corazón poder tocar a Tsurugi sin lastimarlo.
Pensó por un momento, y llegó a la conclusión de que lo más conveniente era que Tsurugi se fuera. Así no lo lastimaría, y él sufriría menos emocionalmente.
Tenma sabía que era prohibido, no sólo por quien él era, sino también por lo que Tsurugi era, pero no podía evitarlo, y menos negarlo. Estaba enamorado de ese demonio, hasta el punto de tratar de que se quedara más, pero aceptó que lo mejor era alejarlo, por su bien.
– ¿Sabes, Tsurugi? – le llamó Tenma sin mirarle, con una voz baja y algo triste. – Creo que tienes razón, ya estás mejor. Puedes irte. – le dijo sonriendo un poco. Entonces unas lágrimas comenzaron a desbordarse por sus ojos. – “Ay, no. Basta... deja de llorar...” – se regañó en su mente.
– No. – oyó apenas. Miró sorprendido a Tsurugi, pensando que tal vez oyó mal. Tsurugi se levantó de su lugar y fue a un estante en mal estado donde Tenma ponía unos trapos. Con uno que tomó se acercó a él y le limpió sus lágrimas. – No me quiero ir. Si algo te puedo asegurar, es que este lugar me gusta más que el infierno, y ese me gusta mucho. – Tenma lo miró sorprendido. Quería decir algo, pero entonces sacudió la cabeza.
– Ahm... no es eso, es que... no quiero lastimarte más. Es más seguro que te vayas. – dijo aún triste.
– Pero eso no me importa. – le recalcó. Tenma lo miró. – Quiero estar contigo... me siento bien a tu lado. – dijo sin quitar su mirada tan típica. Lo que decía no lo pensó, pero era lo que sentía realmente.
– Tsurugi... tú... – decía sorprendido Tenma.
– Creo que siento algo hacia ti. Tal vez... atracción. – dijo Tsurugi con algo de dificultad. Cuando Tenma miro sus manos, estas temblaban ligeramente.
– ¿Te... gusto? – preguntó un poco después sin poder creerlo, sonrojándose.
– Creo que sí. Nunca había sentido esto antes. – dijo. Tenma estaba sin palabras, ¿Era cierto lo que oía? ¿Tsurugi realmente lo quería tanto como él mismo? Se sentía extraño, y a la vez feliz. Iba a responderle que él también lo quería, y que quería que a pesar de todo estuviesen juntos. Pero no. Recordó inmediatamente que podía quemarlo y herirlo gravemente.
– No, Tsurugi. – le dijo levantándose. – No quiero lastimarte, no lo hare. Es mejor que te vayas, ahora. –
– Tenma, – le llamó levantándose también. – no me iré. – dijo bien decidido.
Tenma frunció el ceño. No sabía qué decir, qué pensar o qué decidir. ¿Qué hacer?
– No te estreses tanto por esto, Tenma. – le dijo desde atrás. – ¿Qué tal si sólo lo intentamos y ya? A ver cómo nos va. – le propuso.
Tenma volteó un poco, viendo su rostro. Tenía, como siempre, esa expresión tranquila, sin el ceño fruncido. Él pensó un poco. Sí, en verdad quería intentarlo, pero ¿sería lo correcto? Sólo había una forma de saberlo.

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asaron los días. Tenma y Tsurugi eran aún más cercanos que antes. Cuando Tenma lo iba a visitar, lo abrazaba sólo por un momento, sin tocarlo. Compartían los bocadillos. Y fue entre esos momentos que vio sonreír por primera vez a Tsurugi desde que se conocieron.
Llegó el día en que Tsurugi le tomó la mano a Tenma. Él temía haberlo herido en ese momento. Pero al darse cuenta, tenían sus manos sujetas normalmente.
– ¿Ves? Te dije que todo estaría bien. – le dijo Tsurugi sonriendo. Tenma miraba ambas manos juntas. Poco a poco fue subiendo su mirada, encontrándose con esa hermosa y tenue sonrisa suya. Asintió quedamente aceptando al fin sus verdaderos sentimientos. – Ya es hora. – dijo seriamente.
– ¿Hora de qué? – preguntó Tenma.
– De hacer esto oficial. –
Y así lo harían, iban a seguir juntos, y ante los ojos del más importante.
Esa noche, tarde, cuando ya casi todos en el pueblo soñaban con los ángeles, Tenma y Tsurugi iban a escondidas por la calle yendo hacia un lugar sagrado.
Llegaron a la iglesia del pueblo, lugar de resguardo de Tenma y otros católicos. Entraron en silencio y Tenma cerró las puertas. Cuando se dio la vuelta, Tsurugi miraba con odio hacia adelante. Su vista era dirigida exactamente al enorme crucifijo en el frente del lugar.
Ese sitio poseía un desagradable aroma a velas y agua bendita, y ese crucifijo de Jesucristo le causaba repulsión. Se sentía con ganas de destrozarlo.
– Tsurugi, ¿estás seguro de esto? – le preguntó Tenma preocupado por esa expresión. En eso Tsurugi recordó a lo que fue allí.
– Completamente. – dijo serio. Ahí le tomó la mano a Tenma. Tomó mucho aire y habló. – ¡Oye, tú! Jesucristo. Vengo hoy ante ti a declarar mis verdaderos sentimientos. – dijo serio con algo de rabia por hablarle a él.
– Tsurugi, así no debes hablarle al señor. – le regañó Tenma.
– Lo siento, no es que este muy familiarizado con él. – se disculpó. – Bueno. Yo, Kyousuke Tsurugi, hijo de Satán, vengo hoy ante ti, Dios, únicamente para declarar mi amor... – decía con voz imponente. Volteó entonces hacia Tenma y le tomó ambas manos, mirándolo de frente. – hacia ti, Tenma Matsukaze. – le dijo esta vez con una voz más ligera. Tenma estaba sin palabras, Tsurugi se le declaró justo frente a Jesucristo. Sentía que su corazón iba a estallar.
Pasó saliva para decir algo.
– Eh... yo... – decía nervioso.
– no tienes que estar nervioso, Tenma. Tranquilo. – le dijo apretando un poco sus manos. Tenma pensaba sorprendido por la naturalidad y tranquilidad con la que le hablaba Tsurugi. Tal vez él no tenía miedo a los castigos de Dios, tal vez sólo se dejaba llevar, o tal vez...
– “Lo está desafiando por mí.” – pensó. Ahora sí que creía en él por completo. – Yo... Tenma Matsukaze, declaro aquí mismo, ante los ojos del señor Todopoderoso..., que ahora todo mi amor queda para ti, Kyousuke Tsurugi. – dijo al fin. Tsurugi sonrió, al ver que Tenma iba en serio.
Tenma elevó su mano hasta la mejilla de Tsurugi. Realmente ya no lo hería, y Tsurugi sentía lo contrario a eso, las caricias de Tenma eran lo más placentero que había sentido.
– Tsurugi... – le llamo Tenma. – aun no me explico, ¿Cómo es que ya no te puedo hacer daño? – preguntó. Realmente no se quitaba ese misterio de la mente.
Tsurugi acercó su mano a la de Tenma sobre su rostro, sintiendo su delicado calor.
– No te preocupes por eso, Tenma. Lo único que importa ahora es que, de ahora en adelante, – decía tomándole ambas manos y uniéndolas entre los dos. – vamos a estar juntos siempre. –
Tenma sonrió, mientras una pequeña lágrima se desbordaba de su ojo derecho. Aquello que decía ese dulce demonio, no eran simples palabras, esas bellas palaras llegaron a su corazón.
Tsurugi se fue acercando, se miraban a los ojos como si estuviesen hipnotizados uno con el otro, para luego cerrarlos y sentir una cálida sensación sobre sus labios. Fue un cálido y dulce beso, que demostró el calor y la unión que ahora tenían ambos.
Se separaron un poco, lentamente, mirándose a os ojos, para luego volver a besarse, esta vez con más pasión. Ambos sentían un fuerte calor en sus cuerpos, más Tsurugi, que su cuerpo era tan frío como el hielo.
A cada roce, se volvía más y más profundo, y, a la vez, se olvidaban más del mundo. Eso era nuevo para ambos, el sólo sentirse amados como les estaba sucediendo ahora, era una experiencia totalmente nueva.
Tenma sintió unas lágrimas desbordarse de sus ojos al sentir la lengua de su Tsurugi rozar con la suya. Él no lo pensó en ese momento, pero estaba rompiendo las cadenas del pecado con ese demonio.
Fue en ese momento que oyó el estruendoso ruido de las puertas de la iglesia abrirse de golpe. ¡Tenma! le gritaron al mismo tiempo.
Tenma tan sólo pudo abrir los ojos y mirar de reojo el rostro decepcionado de su compañero católico, Makoto Kurosaki. Tsurugi lo tenía aprisionado entre sus brazos, por eso no se pudo alejar al momento.

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akoto miraba con desprecio a Tenma, parado delante de los otros católicos de la iglesia, fuera de esta misma.
Cuando Tenma al fin se había podido alejar de Tsurugi, él comprendió el pánico que sentía Tenma al ver a Makoto. En ese momento, una llamarada de un color azul misterioso emanó de él, y se iba a llevar con él a Tenma, para huir juntos. Pero antes de poderlo alcanzar, Makoto lo empujó lejos de él, y despareció entre las llamas.
En estos momentos, la mente de Tenma era un caos total, escuchando apenas las voces de sus amigos.
– Tu primer pecado fue uno de los peores y más graves, Tenma. Estuviste todo este tiempo escondiendo a un demonio, un enemigo, rompiste la delicada barrera de la lujuria con él, con otro hombre, ¡Esos es todavía peor! Y, encima de todo, lo hiciste profanando la iglesia, el lugar más sagrada, ¡Y frente a los ojos del señor Todopoderoso! Lo que hiciste no tiene perdón. – le regañaba Makoto.
Mirando a Tenma aún con desprecio y decepción, se dio la vuelta y se fe con los oros católicos. Sólo quedó uno frente a él, su amigo Takuto Shindou, quien lo miraba decepcionado y triste.
– Ah... ¿Sabes, Tenma? En otros casos, estaría feliz por ti porque al fin hallaste el amor. Pero... Makoto tiene razón, lo que hiciste, y con quien lo hiciste, no tiene perdón. – dijo Shindou aún triste. Se sentía terrible, porque sentía que estaba traicionando a Tenma, pero no se le podía perdonar un error así.
Los siguientes días fueron una pesadilla para Tenma. Todas las personas en el pueblo se enteraron de eso que hizo, y lo empezaron a discriminar, a acusar, y a gritarle cosas malas.
Se sentía totalmente devastado.
Lo acusaron también de que, al haber estado con un demonio, ahora tenía en espíritus malos en su cuerpo, espíritus peligrosos que podían hacer daño a cualquiera. Por ello, ahora estaba obligado a ser sacrificado en la hoguera, y con la ayuda de la iglesia enviarían su alma ya purificada a cielo, y no dejar que caiga en las garras de Satán.
Tenma aceptaba todo lo que le dijeran sin pensarlo. Se sentía muy mal, no paraba de llorar por la depresión, y principalmente se preguntaba ¿Dónde estás, Tsurugi?
Llegó el día de su ejecución. Lo vistieron completamente de blanco, y lo ataron de manos a un poste de madera sobre una hoguera aun sin encender.
– Tenma Matsukaze, – habló Makoto con una biblia y un rosario en sus manos parado frente a él. – hoy, delante de todo el pueblo Inazuma, serás sacrificado en la hoguera y tu alma será enviada al cuidado del señor Jesucristo Todopoderoso, Amén. – dijo abriendo su biblia.
Tenma oía su voz lejana. El brillo de sus ojos se había extinto desde aquel día, y sus pensamientos y formas de ver el mundo, que algunas vez le sonrió y lo quiso, ahora eran diferentes. Sentía que ya nada tenía sentido, incluso dejó de rezar y creer en todo.

Ahora entiendo... no puedo confiar en nadie. Ni siquiera mis amigos estuvieron a mi lado en el peor momento de mi vida. ¿Qué sentido tiene seguir aquí si ya he fallado de la peor manera? No quiero estar aquí, y menos pensar en todos los que me dejaron solo.

Era como si no hubiera sonido en el mundo, como si todo fuera más lento. Pero podía ver a Makoto gritar con su rosario en la mano y su biblia en la otra, y a todos los demás católicos rezando. Todos las demás personas se veían realmente tristes por él, pero ya había perdido las esperanzas sobre el mundo.
Podía ver el fuego de la hoguera al fin encendido rodeándole, pero no sentía calor, no sentía nada. Se debilitó más, y tosía por la falta de oxígeno. Ya no sentía tampoco sus piernas.
Fue en ese momento que el fuego de la hoguera se fue todo hacia un lado, colorándose también de un color azul misterioso.
Todos se echaron atrás aterrados al oír una voz gritar con fuerza ¡Aléjense de él!. Cuando el fuego se dispersó, se vio al demonio Tsurugi rugiendo para alejar a todos de la zona. Se veía realmente furioso. Muchos huyeron aterrados.
Tsurugi saltó rápidamente sobre la hoguera, ya apagada. Con sus garras cortó de un zarpazo las cuerdas que ataban las manos de Tenma.
– ¡Basta, déjalo! – le grito Makoto.
– ¡No! – le replicó Tsurugi. – Ustedes, detestables humanos, no merecen tener a un ángel inocente como Tenma entre ustedes. – dijo tomándolo recostado entre sus brazos. Ahí se lanzó bajando de la hoguera hacia el suelo. – Y esto es lo que pienso de su estúpido Dios. – dijo lanzando una patada a las manos de Makoto, derribando lejos su biblia y su rosario.
– ¡Monstruo detestable! – le gritó Makoto corriendo a buscar lo que le derribó.
– Ustedes son los monstruos. Sacrificar a un ángel de esta forma... – dijo entre dientes mirando el rostro carente de pasión de Tenma. – Y para que lo sepan, de la forma como lo hacían, estaban mandándolo al infierno. – dijo justo antes de cubrirse nuevamente de fuego azul.
Todos quedaron impactados con eso último que dijo.

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n un bosque, muy lejos del pueblo, Tsurugi estaba sentado con Tenma recostado sobre su regazo.
Tenma apenas estaba consciente de lo que había sucedido. Al ver aparecer a Tsurugi delante de él, que lo salvó, lo defendió y se lo llevó lejos de todo ellos, no reaccionó al momento, pero sentía un ligero calor en su corazón.
– Tenma... – le susurró Tsurugi. Estaba triste, acariciando con su pulgar la mejilla del otro. – Tenma... por favor, reacciona... Tenma... decía perdiendo la calma.
Un ligero brillo se asomó en los ojos de Tenma, mirando el rostro de dolor de Tsurugi. Lentamente logró, con sus pocas fuerzas, elevar su mano hasta la mejilla de Tsurugi. Él se sorprendió. Miró a Tenma, quien con dificultad le sonrió.
– ¿Sabes? – habló Tenma en susurro. – Una vez oí que los demonios... son ángeles caídos del cielo. Tú eres un ángel perdido... no... Eres un ángel, punto. – le dijo mientras su mano iba cayendo lentamente y cerraba sus ojos, aún con es bella sonrisa.
– Tenma... tú eres el verdadero ángel, inocente y amoroso. Lamente tanto que te hayan hecho esto por mi culpa... ¡Perdóname! ¡TENMA! – gritaba mientras unas lágrimas brotaban de sus ojos, sintiendo que el alma de Tenma estaba partiendo. – No lo olvides, ni siquiera del otro lado, Tenma. Te amo, como nunca he amado a nadie. Te amo. – dijo.
Unas inmensas alas negras se extendieron, brotando de su espalda. Gritaba de dolor por Tenma, mientras que el fuego azul que emanó de él, quemó los árboles alrededor.
Unos días después, varias personas fueron a investigar ese repentino incendio que hubo en el bosque. Pero lo único que encontraron fue un rosario de oro.

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Edited by Noriko Oumi - 4/5/2015, 01:33

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Kyoma Tsurugi Matsukaze

Posted on 4/5/2015, 04:58

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Lo digo me favino tu One shot fue muy lindo y amoroso , ese amor prohibido ya no existe, este se parece aun doujin q había visto
Me gusto mucho bye

Noriko Oumi

Posted on 4/5/2015, 11:37

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Uno que se llama Loving a Demon, ¿no? lo sé, de ahí lo saqué, pero le puse cosas mías.

Gracias por leerme.

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• P A R J U N E L •

Posted on 4/5/2015, 13:18

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Me encantaron! Tus dibujos y fic! Noriko-senpai!

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Kyoma Tsurugi Matsukaze

Posted on 6/5/2015, 00:35

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Si ese doujin fue hay lo vi loving a demonio y me gusto verlo

• P A R J U N E L •

Posted on 6/5/2015, 01:40

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Como pusiste las letras? Son geniales!!

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Utatagi Odori

Posted on 6/5/2015, 15:14

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¡¡¡¡ORAAAAAANGEEEEEEE-KUUUUUUN!!!! ¡¡Esto está como pa' mata'se!!
Por las musas, es como que *con una pistola en la cien* "Pos me mato", es tan... ¡¡¡¡Waaaah!!!!
Es que el sólo hecho de las letras y la foto tan Cool, yo como que "OH MAY FAKIN' GOSH!".

Creo que mi parte favorita fue en la iglesia, todas esas palabras me llegaron a alma. "Vine a declarar mi amor... hacia ti, Tenma Matsukaze" ¡¡¡¡¡¡¡KYAAAAAA!!!!!!! (='>///O///<'=)

Y y y... y cuando lo estaban quemando, yo casi me muero, porque alguna vez me pasó eso de que mis amigos todos me abandonaron, y yo me quería morir, por Musa... Yo sentí en mis piernas el fuego, incuso creo que tosí cuando dijiste que Tenma se ahgaba por el humo.
Pero lo más increíble ue cuando Tsurugi pateó la biblia y el rosario de Makoto para un lado diciendo "Esto es lo que pienso de su estúpido Dios", por la música misma, fue PAH! épico!!

Y esos toques que le diste, son como que "¡Oh, sí, nena. Mi estilo es el mejor de Mundo Yaoi, carajos!" Super cool!

Espero más como esto!! Pero en serio, no olvides leerme O's.Ph. cuando lo suba, ¿eh? <_<

*Im Wathchin' U*

Utatagi~

Noriko Oumi

Posted on 9/5/2015, 22:11

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Kyoma Tsurugi Matsukaze: está bueno. Te agradezco por leermelo, y me alegra que te gustara, ese doujind desde que lo leí me enamoró, tengo la canciónsita de tono de llamada y todo... xD
InazumaGirl<3: Ah, sí. Las letras son imagenes, ya que aquí no pone fuente estilo "Old English". dale click derecho y vas a ver que es una imagen PNG.
Utatagi Odori: Pues, bueno. Ya tu sabees *me creo la gran vaina* soy una pro... =w= No mentira... xD Es que traté hasta la madre para qaue se viera épico, y qué bien que lo he logrado.

Y sí, tranqui, lo voy a leer, ya ahora mismo te estoy haciendo la foto que me pediste: me debes una idea, ¿Ah? ¬3¬

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