MI BUEN AMIGO BAAL, MI BUEN AMO SATÁN (SXN)(IXN)(IXD)(R+18) Cap. XI Act. (19/02/17)

Que harías si te encuentras con un ser de otro mundo y ese ser te quiere a ti?... Esta historia contiene incesto, lemon fuerte y Shota suave... tal vez no sea apta para mayores de edad tampoco XD

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    ¡Hola a todos!
    Gracias por sus comentarios, no estoy muerto, no se preocupen.
    Sin mas, He aquí la continuación ¡Disfruten!



    Cap. X






    Era otra mañana para un azabache que acababa de ser descubierto por su “esposa”; después de ese día las cosas ya no eran lo mismo, su reina se había alejado de él, o al menos así lo sentía, ya no estaba tranquilo, su paz se veía alterada y todo por ese rubio que el mismo había metido a la fuerza en su vida; pero “eso no era escusa para descuidar su trabajo” se decía el rey del averno para parecer calmado frente a sus súbditos y lo cual caía cuando estaba a solas en la habitación con su reina, allí, los celos reinaban, tomando con violencia, marcando y dañando el cuerpo del rubio recibiendo de vez en cuando algunas negativas, siendo peor, un incentivo más para su celoso esposo, que aunque sabía que Naruto había jurado con sangre ser suyo para toda la eternidad, la inseguridad sumado a que su reina estaba demasiado cariñoso con su hijo menor y los informes que le daba su sirviente que no eran muy alentadores lo estaban volviendo loco, quería encerrar a su reina y tenerlo por la eternidad en su cama, más hacia gala de su cordura; el “Señor de las tinieblas” el “Señor de la maldad” en alguna parte de su cuerpo tenia “amor” ó eso era lo que creía; así pasó un año sin mayor cambio, bueno, al menos en relación a Sasuke y Naruto, entre ellos solo habían unos lazos inquebrantables de amistad lo que creía el menor que Baal también sentía; con Itachi las cosas dieron un vuelco para empeorar, eran tantos los celos del rey que eliminó sin mayor remordimiento el último atisbo de cordura que le quedaba, la belleza de su esposa solo aumentaba con los años, podía percibir –según él – el peligro que esta corría si alguien siquiera se atrevía a posar su vista en siquiera uno de sus cabellos, ya cegado de dudas y recelos convirtió su amor en una gruesa cadena –de forma literal – que impedía a su joven reina salir de la habitación, más exactos, de su cama, donde le poseía cada vez que entraba en la habitación, sin dar descanso, sin importar suplicas o negaciones.



    Itachi había cambiado demasiado, al menos en su recamara y con su esposa, parecía un maniático obsesionado a la droga, la cual tenía nombre propio “Naruto”.



    Había pasado una semana desde que el rubio había sido encadenado a la cama, encerrado en su habitación recibiendo los cuidados y enseñanzas de aquella mujer de cabello azul, recibiendo en cualquier momento las visitas de su esposo, las cuales ya le hacían sentir sucio “Como una puta”, no eran los golpes, las transgresiones o los insultos, era que ya no sentía ese “amor” que en un principio Itachi le profesaba, sus caricias bruscas, sus palabras obscenas y sus arrebatos de ira ya le daban miedo, ni siquiera recordaba cuanto llevaba allí, ni mencionar las veces que le abría de piernas y penetraba ó lo que le hacía tomar, esas sustancias dulzonas que le calentaban, al principio era obligado, luego, ya rendido, el mismo las tomaba, disminuía considerablemente el dolor.



    Un día por la mañana cuando su esposo acababa de salir, se tomó la molestia dolorosa de levantarse y observar un frasco de cristal con un líquido carmesí, tomándolo en sus manos y oliéndolo; al igual que todos, su fragancia era dulce, pero era diferente al de la noche anterior, el olor lo hipnotizaba, era delicioso, sin más lo bebió –solo probaría un poco –nada que le hiciera encenderse, mas cuando se dio cuenta el contenido del cristal había desaparecido.



    -¡Madre!



    Un grito hizo que por inercia escondiera la botellita, mirando con sorpresa al menor de sus hijos a su lado.



    -¿Estás enfermo?



    Quería responder, más su cuerpo comenzaba a calentarse, si mucho tomaba dos tragos de afrodisiaco, nunca toda la botella…estaba en problemas.



    Sintió a Baal acercarse, su cuerpo se estremecía ante la cercanía.



    -¡¿Pero qué?!



    Escuchó su grito seguido del sonido de las cadenas –Ya las vio –pensó con media sonrisa, sintió el metal ser halado, más se interpuso a los planes de su hijo negando con la cabeza –tu padre se enojará –pudo advertir en un hilo de voz, que extrañamente le heló la sangre al de cabello negro, quien le miró con incógnita, sorprendiéndose al ver el sonrojo y la respiración dificultosa de la reina.



    -¡Lo sabía! –Exclamó tocando el rostro –estás enfermo madre –susurró en su oído, más el rubio solo temblaba, tenía que hacer que Baal se fuera, si no, estaba seguro que le atacaría.



    -vete –le miró a los ojos –si… si tu padre te ve aquí estarás en problemas-.



    -No te preocupes, nadie sabe que estoy aquí –sonrió con prepotencia acercando más el cuerpo del otro al suyo –soy un experto en ser indetectable -le susurró al oído, sintiendo con lujuria los temblores del menor –por otro lado madre, me sentí muy solo sin tus visitas, pareció una eternidad –olió su cuello –tan insoportable –ronroneo para besar esa parte de la piel, logrando –para su sorpresa –que un gemido se escuchara, el mayor sonrió -¿Qué sucede madre? –preguntó seductor lamiendo el cuello, deslizando su mano por el pecho, logrando así más gemidos que sin éxito de ser contenidos resonaron en la habitación.



    -No…¡ah! Sasuke…¡Ah! Esto está mal –trataba de resistirse, no lo lograba, ahora sus manos también participaban en lo que estaba comenzando, sus brazos rodearon la espalda del más alto, una de sus piernas rodeo la cadera del otro haciendo que el metal sonara, estaba débil y más aún, disfrutaba de los toque de su hijo, cerró los ojos y se dejó al placer, dando por sí mismo, el sello de su destino, se separó por un momento del cuerpo para verlo a los ojos, tan profundos, tan oscuros y tan…vacios, quería llenarlos y lo haría, sin esperar siquiera se apoderó de los otros labios de forma salvaje, saboreando por completo la cavidad del otro con su lengua, agradeciendo por una milésima de segundo a Itachi por enseñarle la técnica, su cuerpo se dejaba llevar, ahora sus dos piernas se enredaban en la cintura de su hijo sintiendo con descaro como la erección quería enterrársele a través de la ropa, sus gemidos eran desmedidos y sin darse cuenta ya estaba sobre el lecho matrimonial teniendo encima a un pelinegro diferente a su Rey, ¡Más que importaba! ¡Nada importaba! en esos momentos solo quería que la picazón en su interior fuera calmada –P-por favor –pidió en el oído del otro desabotonando el pantalón contrario, metiendo la mano acariciando la extensión de carne que se hinchaba cada vez más a su toque, escuchando victorioso los gemidos roncos de Baal, acercándolo más con sus piernas, queriendo meter sin preparación alguna el falo ajeno en su interior –por favor…-repitió en un susurro teniendo la punta en su anillo de carne, succionándolo con fuerza, volviendo loco a su actual pareja, quien sin soportarlo se adentro con fuerza expandiendo su hombría, sintiendo el calor casi infernal en el interior de su madre, observando con deseo las expresiones de ésta, sus labios rojos e hinchados, sus ojos llorosos, el rastro seco de lagrimas en sus mejillas y los hilos de saliva que caían en las sabanas, comenzó a embestir de inmediato apoderándose de los labios una vez más sintiendo como su estomago se humedecía por la esencia del rubio que no tardo en que su extensión se endureciera de nuevo, los gemidos ahogados en los labios del otro eran la melodía escuchada, el calor que había sobrepasado lo infernal era lo que se sentía en la habitación, acompañado del placer.



    Las embestidas eran duras, Naruto sentía sus huesos crujir, su interior se anchaba con la extensión que iba cada vez más profundo, sus uñas se clavaban en la espalda del otro con violencia, podía sentir el olor de la sangre y de sus propios fluidos, había eyaculado por…había perdido la cuenta; los besos en su cuello, las lamidas en su pecho, las caricias en todo su cuerpo lo volvían loco, aún más sentir su próstata ser estimulada con brusquedad, sentir el semen llenarlo por tercera vez, estaba extasiado, sabía que estaba mal lo que hacía, pero en su mente solo había algo que le mandaba “quería más”.



    No recordó cuando cambió de posiciones, solo que ahora el pelinegro llegaba aun más profundo, era un dolor delicioso que el mismo se daba cabalgando con momentánea locura sobre el regazo de su hijo, tocándose a si mismo bajo la atenta mirada del otro, gimiendo su nombre, pidiendo más con descaro, sintiendo irse otra vez y ser inundado al mismo tiempo con un gemido gutural, se besaron de nuevo, sintiendo sus hombrías endurecerse de nueva cuenta, abriéndose el menor para una nueva ronda, abriendo aun mas sus piernas para más acceso, quería sentirlo aun más adentro, que le partieran en pedacitos y comenzó a moverse, de arriba hacia abajo con fuerza casi desbaratando la cama, estaba seguro que si Sasuke fuera mortal, ya le hubiera quebrado el coxis, más no lo era y podía seguir, una y otra vez se empalaba pidiendo profundidad que le era concedida, podía ver con morbo como en su vientre se veía la figura fálica como queriendo atravesar sus entrañas y piel, sonrió para besar el cuello a su hijo, mordiendo, saboreando la sangre que no sabía a nada más que lujuria, justo lo que necesitaba, se separó un poco para verlo a los ojos y sonreírle llevando juntos sus manos a su vientre, quería que sintiera con morbo como la extensión del mayor se abría paso con violencia en su interior, siendo tirado de vuelta a la cama, esta vez con la cara al colchón, sus caderas alzadas sin gentileza y penetrado con brutalidad, gimió con placer a las embestidas, tan bestiales que le hicieron sangrar, pero tan placenteras que le hicieron llegar a un orgasmo en seco después de haber eyaculado, sus uñas se enterraron en las sabanas, desgarrándolas, ahogando sus gemidos, sintiendo como de nueva cuenta se llenaba su interior, gimió con fuerza sintiendo tal liquido llenar sus profundidades, más no estaba satisfecho, quería más, y sabia que su hijo pensaba lo mismo, el pene de éste no había bajado su dureza, con fuerza lo tumbó en la cama poniéndose de espaldas y comenzando a cabalgar, quería que Sasuke viera como entraba y salía de su interior, como la espuma se formaba con el semen que ya tenía adentro, sentir de nueva cuenta la ya no tan espesa esencia llenarlo hasta sus confines, subió y bajo un poco más despacio ladeando la cabeza para dedicarle sonrisas llenas de morbo que eran correspondidas; su hijo le sostenía las caderas con fuerza admirando su trasero, el cómo su ano se expandía para su entrada y apretaba pidiendo toda su atención, todo su jugo y besaba su espalda, la lamia con frustración por no poder dejar marca alguna, señalización que indicara que hizo a la reina suya, su frustración se convirtió en fuerza, embistiendo aun más violento escuchando las múltiples eyaculaciones del rubio sobre las sabanas, viendo con deseo la espuma rosada, mezcla de sangre y semen bajar por su extensión, para con gusto, darle nuevo material para su creación, llenando otra vez ese cuerpo que le volvía loco con sus hijos.



    Respiraban entrecortados, querían empezar otra vez, sus cuerpos no se saciaban como en una combinación perfecta, más fueron interrumpidos por el dulce sonido de una campana, Naruto abrió los ojos con alarma sacando el pene de Sasuke de su interior sin ganas haciendo caer todo el semen por sus muslos, dando una vista placentera a su interlocutor, se levantó de la cama presuroso recogiendo las sabanas con cualquier resquicio de fluidos, Baal se levantó extrañado para recibir dicha tela.



    -¡Vete!



    Ordenó presuroso, dándole todo lo desordenado, sin necesidad de palabras, el otro entendió, yéndose de la habitación, no sin antes robar unos cuantos besos fogosos.



    Viéndose solo en el gran cuarto la reina aun en estado de calentura lavó su cuerpo, borrando con pesar el olor y semen de Sasuke, pero sabía que si Itachi se enteraba, sería peor, no pudo evitar gemir al meter sus dedos, aunque no era el momento se masturbó para calmar sus ansias sin resultado, parecía que con el tiempo el afrodisiaco se hacía más potente; después de unos momentos salió aún desnudo para arreglar la alcoba decorándolo con sabanas de seda perfumadas, escondiendo en lo más posible otro olor diferente al de su esposo, no pasaron ni cinco minutos de haber terminado de arreglar la habitación para que las grandes puertas se abrieran, el aun seguía desnudo, pero había una forma de que Itachi lo pasara por alto, apenas se cerraron las puertas, la reina se abalanzó sobre su esposo quitando con desespero sus ropas restregándose con descaro, recibiendo alguna que otra risita para de inmediato ser su interior invadido, al menos así, su Rey no se enteraría de la visita de Sasuke, al menos no por ahora.



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    Uno menos actualizado, ahora faltan....los demás.
    Espero que lo hayan disfrutado.
    Nos leemos despues.
     
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45 replies since 13/10/2012, 19:46   3532 views
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