MI BUEN AMIGO BAAL, MI BUEN AMO SATÁN (SXN)(IXN)(IXD)(R+18) Cap. XI Act. (19/02/17)

Que harías si te encuentras con un ser de otro mundo y ese ser te quiere a ti?... Esta historia contiene incesto, lemon fuerte y Shota suave... tal vez no sea apta para mayores de edad tampoco XD

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  1. yamíSora
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    KYAAAAAAAAAAAAAAAA CONTY ONEGAI
    ESTUVO INCREIIBLE
     
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    Gracias por comentar, sin mas aquí el noveno capitulo.

    Cap. IX





    El rubio se acercó a Sasuke ante la mirada de Itachi, más no le importó, sentía que su corazón se apretujaba al ver a su hijo de esa forma, dudó un momento en tocarle, más lo hizo, apartó las manos que le impedían mirarlo a los ojos y al lograrlo dedico una sonrisa junto a una delicada caricia al rostro ajeno.


    -Ven –Salió de los labios del rubio con un tono dulce mientras extendía sus brazos frente a Baal, que aun dudoso acepto el abrazo –no te preocupes –consolaba –todo estará bien, lo prometo –arrullaba el menor sintiendo con agrado como el azabache se acurrucaba en su pecho como un recién nacido.


    -Te lo puedo explicar Naruto.


    Escuchó la voz de su esposo cuando comenzaba a alejarse, ya se había olvidado de él.


    -Entonces explícalo cariño.


    Respondió con una sonrisa, en ese momento no sabía como sentirse.


    -Es un castigo –se oía desesperado –es la pena que tiene que pagar por atreverse a tocar a mi anterior esposa-.


    -Hmm… ya veo –desvió la vista –cariño… -acarició los cabellos de Sasuke –ya ha pasado tiempo desde que Lilith desapareció, ya es momento de que perdones a Baal.


    -No lo entiendes –se alteró – ¡se acostó con su madre de sangre! ¡SEDUJO A SU PROPIA MADRE! –Gritó, se veía la rabia en sus ojos.


    -Según tenia entendido Lilith fue quien se aprovechó de Sasuke cuando era pequeño.


    Refuto con voz fría, sus ojos tenían una luz helada.


    -¿Quién te dijo tal cosa?


    Preguntó ignorando tal mirada.


    -Alabam-san –Respondió con igual tono, viendo la expresión descontrolada de Itachi, quien se sentía culpable, sus manos comenzaron a temblar, su cuerpo se quedo sin fuerzas, desplomándose en una silla -¿No lo sabias? –Preguntó el menor con tono sarcástico, algo en él se despertaba.


    -¿Cómo se supone que…? –Puso sus manos en su cabeza –Ella me dijo que él la había tomado…


    -¡¿Le creíste?! –Preguntó alarmado –Pero si en ese entonces sasuke era muy pequeño ¡¿eres estúpido?!


    Reprochó sin importarle las consecuencias, tenia rabia y le estaba costando esconderla.


    -Estaba ciego de amor, creía en todo lo que me decía –levantó su rostro para ver los ojos de su reina, tan fríos como el Tártaro, sonrío ante eso –todo el tiempo en un engaño –susurró con media sonrisa para levantarse -¡ALABAM! –Gritó con voz gruesa-.


    -¿Qué haces?


    -Confirmarlo.


    -¿Desconfías de mí?


    -Solo lo confirmo.


    Respondió con una sonrisa indescriptible, para que en un momento Sai apareciera.


    -Dígame, padre.


    -Sé que estabas escuchando esta conversación, responde.


    -Es cierto padre, Baal era la victima.


    Al confirmarlo, Itachi toco su pecho.


    -¿Por qué no me lo habías dicho?


    -Padre, sabe que no puedo decir nada si no me lo ordenan primero.


    -¡MALDICIÓN! ¡MALDICIÓN! ¡MALDICIÓN!


    Gritaba el rey destruyendo lo que había alrededor con sus manos.


    -Padre…


    Trató de calmar sai.


    -¡DEJENME SOLO!


    Ordenó furioso mientras sus ojos se tornaban carmesí.


    Naruto miraba esa escena sin mostrar expresión alguna mientras le entregaba a Sai el momentáneamente convertido niño Sasuke-kun y le pedía llevarlo a un lugar seguro; cuando solo el rey con su reina quedaron en el lugar, Naruto le miró.


    -Itachi…


    Susurró de forma dulce, no quería alterarlo más de lo que estaba.


    -Déjame solo –bajó su tono para organizarse el cabello; suspiró volviendo a sonreír –Me debes odiar, le hice eso a mi hijo sin sentir más que odio desde el principio – rio –me siento triste Naruto, tan triste de ser un Idiota, tan enojado de creer en lo que esa mujer dijo sin dudarlo, tan inútil…


    -No es así –sonrío el menor abrazando a Itachi, acogiéndolo en su pecho, tratándolo como un niño, igual que a Sasuke momentos antes.


    -Tranquilízate, todo estará bien, no te abandonaré, así que tranquilízate.


    -¿lo dices enserio? –Susurró sumiéndose en el calor –Promete que nunca lo harás, que siempre serás mio, que no importa lo que pase, siempre estarás a mi lado –se deshizo del abrazo para tomarle el rostro -¡PROMETELO!-.


    -Lo prometo.


    -Dame tu sangre entonces, solo así estaré seguro de que no me traicionaras.


    -Tómala, por que cree que siempre te perteneceré.


    Susurró directo sintiendo como de inmediato era recostado en el suelo y desnudado, sintiendo tanto frio que le era difícil soportarlo, no sabia explicar lo que le pasaba, pero ya no era como antes, los besos de Itachi de alguna forma comenzaban a asquearle.


    El mayor se sentía inseguro, temía por que ese cuerpo debajo suyo le fuera arrebatado, temía que esos ojos no le volvieran a mirar, temía por que se alejará, temía por todos a su alrededor, pero mas que todo, tenia miedo de si mismo, de dañar esa existencia que le había dado paz, que le había hecho caer en el amor otra vez, además del deseo que otros despertaron en el; estaba celoso, lo sabia y eso le carcomía, quería que esa existencia solo fuera suya, se lo comería si quisiera pero eso le haría rencarnar y su alma –estaba seguro- subiría al cielo, por eso lo mejor era marcarlo, estampar su sangre, cuerpo, esencia en él, para que ningún otro se atreviera a siquiera mirarlo y así lo hizo, sus colmillos servirían para algo además de matar, mordió el pecho y succionó la sangre entre besos y caricias acercándose con sigilo al cuello, sonriendo al ver su trabajo, no permitiría que las heridas sanaran, no aún, lamió un poco la piel ensangrentada para clavar sus caninos en el cuello del menor del que solo se escuchó un leve gemido más sus uñas rasguñar la espalda de su señor hasta que este estuvo satisfecho, por un momento el rubio cerró los ojos con alivio creyendo que había terminado, mas la captura de sus labios le aviso que era todo lo contrario; Itachi mordió sus labios para darle sangre en un fogoso beso, lamiendo cada centímetro de la cavidad bucal, extendiéndose de nuevo por el cuello y terminar de desnudarle el cuerpo, más esa acción hizo que Naruto se tensara, no parecía querer ser despojado de abrigo pero trataba de disimularlo, por que aunque no quisiera recordarlo, era la esposa de Satán y no tenia opción, pero se sentía mal por la escena que momentos antes había descubierto en esa habitación; sin que siquiera lo notara al estar perdido en sus recuerdos, Itachi le había desnudado por completo comenzando a abrirle mientras su boca se entretenía con sus tetillas y mordía su cuello disfrutando aun mas del banquete que le brindaba aquel liquido carmesí, sin más, el Rey introdujo por completo su miembro, sintiendo con placer lo apretado que estaba y escuchando de igual manera los sollozos de su reina, le excitaba que aun no se hubiera acostumbrado a su tamaño y mas que lo demostrará con todo su cuerpo, que se aferrará a él como único salvador, una nueva sonrisa se formó en sus labios para comenzar a embestir, sintiendo con delicia unas uñas rasgando sus hombros; cada vez que se adentraba en su reina su conciencia se iba, entraba en trance, solo quería olerle, saborearle y embestirle, ya no escuchaba nada, que no fueran sus propios gemidos, ni veía, solo sentía el placer que el oji-azul le brindaba o en la mitad del acto lo que el cuerpo de este le daba, ya que su conciencia se había ido, Itachi se encontraba absorto en tenerlo por completo, tan concentrado que no se enteró cuando su adoración comenzó a sangrar por sus embestidas, de como por los muslos internos se desperdiciaba el liquido de la vida, si no hasta eyacular en el interior del menor y caer jadeante sobre el cuerpo de su propiedad que ahora seria eterna.


    Al despertar, Naruto sintió el pecho de Itachi encima suyo, se sentía débil por lo que no pudo moverlo, sentía un horrible dolor e el cuello pero aun mas horrible en su ano por lo que miró con curiosidad, viendo un charco de sangre en el suelo rodeando sus piernas, haciéndole recordar el asesinato ocurrido o mejor descrito su “Liberación” del mundo humano y la última vez que vio a su familia, dejó de mirar el charco para acomodarse de forma que no lo viera, quedándose por un momento inmóvil debajo del cuerpo del mayor, teniendo tiempo para pensar, para recordar por milésima vez lo que le carcomía el alma, el rostro de Sasuke, la reina no podía sacarse aquella expresión lastimera de la cabeza que se sentía como el metal mas frio atravesando su pecho.


    -Tengo que ir a verlo –susurró con despiste para si mismo.


    -¿A quien?


    Escuchó la pregunta de su esposo que se levantaba un poco de encima suyo con la mirada molesta.


    -A Baal-san, quiero saber como esta.


    -Te lo prohíbo.


    Fue la escueta respuesta del mayor mientras se levantaba comenzando a vestirse.


    -¿Por qué?


    Preguntó sin entenderlo y aun sin moverse del suelo.


    -Porque de seguro también te arrebatará de mi lado.


    -No lo hará –Sonrió, aquello le parecía algo cómico -¿No te das cuenta de lo que hicimos? Te perteneceré por siempre y no pienso cambiar eso, al menos claro, que tu así lo quieras.


    -…Entiendo… –calló por un momento pensativo mientras se anudaba la corbata –te dejaré, más un sirviente irá contigo, el me informará lo que pase-.


    -¿No confías en mi?


    -No confió en nadie ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? Así que acepta mis términos y no reproches, por cierto –Miró al rubio -¿Cuánto más vas a estar allí tirado?


    -No me puedo levantar, mi cuerpo se siente extrañamente entumecido y no lo puedo mover.


    -¡Ahhh! – Suspiró -¿Qué haré contigo? –Replicaba de forma falsa escondiendo una sonrisa mientras levantaba el cuerpo del rubio, lo cubría con sus ropas y salía de esa habitación con el en brazos para llevarlo a la habitación que compartían-.


    Itachi llamó a uno de sus sirvientes el cual tenía una extraña apariencia, era una mujer con cabello azul y algunos adornos tanto en el cabello como en el rostro.


    -Cúralo –de inmediato el Rey ordenó siendo obedecido –parece que me pase un poco con el, luego acompáñalo a donde él quiera –terminó de decir para marcharse.


    -Mi nombre es Konan majestad, es un honor servirle –sonrió la mujer siguiendo con su labor, deteniéndose en el cuello –Este lugar tendrá que sanar de forma tradicional, mi energía no es lo suficiente fuerte para sanar algo que el Rey no quiere que lo haga –notifico para cubrir la parte afectada con un papel que salía de su cuerpo que al tocar la piel del rubio se camuflaba ocultando el daño –Bien –sonrió –con eso debe bastar, la herida de su cuello se esta sanando mientras permanece oculta, no se exceda –Comunicó de forma dulce para comenzar a lavar el cuerpo de su reina quien se escandalizo ante el contacto.


    -Gracias –se apartó –pero puedo hacerlo solo –comunicó para levantarse y tomar el paño húmedo de las manos de la mujer quien lo miró indiferente –No me gustaría que una hermosa mujer como usted viera el estado en el que estoy, me da mucha vergüenza, pero me daría aun mas si dejo que lave mis lesiones.


    -No se preocupe, al ser usted la esposa del Rey, aunque sea hombre, será considerado por todos aquí como “La Reina”, otra mujer más, así que no hay problema.


    -No importa –Se sonrosó – ¡yo lo hago solo! –exclamó para ya sin un ápice de dolor correr a toda velocidad al baño y salir diez minutos después ya limpio con una toalla cubriendo todo su cuerpo, esa mujer le hacia sentirse apenado, tal vez por que se parecía un poco a su madre, tomó de forma rápida la primera muda de ropa que encontró para entrar al baño de nuevo, sin ver que la peli-azul lo veía con una sonrisa cómica, poco tiempo después el rubio salió con una especie de batola coreana de color azul quemado con bordado de dragones plateados y un pantalón negro abombado con los zapatos de siempre, había dejado su cabello suelto ya seco para por fin acercarse a la chica.



    -Onee-san ¿Me acompañas? –Preguntó con una sonrisa inocente y de forma infantil.


    -¿Onee-san? –Se preguntó la chica extrañada ante la expresión utilizada mientras tomaba el brazo de Naruto -¿A donde quiere ir?


    -Donde este Baal-san.


    -Entendido.


    Asintió para en un santiamén aparecer en la habitación del nombrado.


    -¡Sasuke! –Gritó el rubio al ver al otro durmiendo en la cama, corriendo para hablarle –que extraño te ves así Baal-san –rio infantil mientras se sentaba a un lado de la cama observando el rostro dormido y sudoroso del otro –Ya te ves mejor –susurraba mientras le apartaba los mechones negros del rostro y sonreía, brindándole a la peli-azul o mejor dicho a Itachi motivos para celarlo, la escena era extraña o ¿maternal? Konan que los miraba de lejos podía percibir ese extraño sentimiento que Naruto le brindaba a su ahora hijo, era admiración, contemplación pero mas que todo cariño, en esos momentos de verdad parecía su madre, pasaron algunos minutos desde que el rubio había comenzado a acicalar las hebras negras sin apartar la vista dulce hasta que su “pequeño” despertó.


    -¡Vaya! Que luz tan hermosa me despierta, madre –Se burló el pelinegro mientras se levantaba.


    -Al parecer ya estas mejor – suspiró aliviado juntó a una radiante sonrisa.


    -¡Claro que si! ¿Quién piensas que soy? –Exclamó arrogante el Uchiha.


    -Bueno, eres mi hijo por supuesto que estas bien –Bromeo orgulloso el rubio sacando una expresión de asombro del pelinegro y la peli-azul.


    -Claaaaaro mamá –Le respondió el pelinegro siguiendo con la broma, siendo seguido.


    En un momento la atmosfera se transformó por completo, ahora era cálida y divertida; los dos siguieron hablando por más de dos horas, bromeaban o simplemente charlaban conociéndose mejor el uno al otro hasta que la peli-azul intervino.


    -Señora, tenemos que iros, ya excedió el limite de tiempo.


    -Entiendo –Suspiró resignado, no quería irse, se sentía cómodo en compañía de su hijo, pero sabia que pasaría si desobedecía a Itachi, no quería que Sasuke fuera herido –Nos vemos luego, Baal-san –se despidió.


    -Me puedes llamar Sasuke madre, ya lo sabes.


    -Cierto –Sonrió –Hasta luego, Sasuke-.


    Volvió a despedirse mientras la mujer lo transportaba, dejando al Uchiha con una sensación muy extraña y cálida.


    -¡Ja! –Rio, cubriendo su rostro con las manos -¿Cuántas veces van madre? ¿Por qué cada vez sien que te quiero más? ¿Por qué me libero contigo? –Suspiró -¿Ahora que haré? Itachi te esta vigilando ¿Ya no puedes salir solo? Tengo que hacer lo posible por verte y ¡lo haré! –Se juró mientras se levantaba y dirigía al baño para de nuevo quitarse esa suciedad ya invisible del cuerpo.
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    Muy bien!
    Espero que lo hayan disfrutado.
    De este sigue la actualización del fic "SIN NOMBRE" https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57168273
    Me honrarían si también leyeran ese.
     
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  3. Tama_Chan
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    Me a encantado!!!
    espero que lo puedas continuar pronto
    Saluditos xD
     
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  4. 0N0D3R4 R175U
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    espero muy anciosa la conty :=WIJIS:

    pobre sasuke tendra que pelear contra su padre por naru :=FOXXIN:
     
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  5. 691396
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    ¡Hola a todos!
    Gracias por sus comentarios, no estoy muerto, no se preocupen.
    Sin mas, He aquí la continuación ¡Disfruten!



    Cap. X






    Era otra mañana para un azabache que acababa de ser descubierto por su “esposa”; después de ese día las cosas ya no eran lo mismo, su reina se había alejado de él, o al menos así lo sentía, ya no estaba tranquilo, su paz se veía alterada y todo por ese rubio que el mismo había metido a la fuerza en su vida; pero “eso no era escusa para descuidar su trabajo” se decía el rey del averno para parecer calmado frente a sus súbditos y lo cual caía cuando estaba a solas en la habitación con su reina, allí, los celos reinaban, tomando con violencia, marcando y dañando el cuerpo del rubio recibiendo de vez en cuando algunas negativas, siendo peor, un incentivo más para su celoso esposo, que aunque sabía que Naruto había jurado con sangre ser suyo para toda la eternidad, la inseguridad sumado a que su reina estaba demasiado cariñoso con su hijo menor y los informes que le daba su sirviente que no eran muy alentadores lo estaban volviendo loco, quería encerrar a su reina y tenerlo por la eternidad en su cama, más hacia gala de su cordura; el “Señor de las tinieblas” el “Señor de la maldad” en alguna parte de su cuerpo tenia “amor” ó eso era lo que creía; así pasó un año sin mayor cambio, bueno, al menos en relación a Sasuke y Naruto, entre ellos solo habían unos lazos inquebrantables de amistad lo que creía el menor que Baal también sentía; con Itachi las cosas dieron un vuelco para empeorar, eran tantos los celos del rey que eliminó sin mayor remordimiento el último atisbo de cordura que le quedaba, la belleza de su esposa solo aumentaba con los años, podía percibir –según él – el peligro que esta corría si alguien siquiera se atrevía a posar su vista en siquiera uno de sus cabellos, ya cegado de dudas y recelos convirtió su amor en una gruesa cadena –de forma literal – que impedía a su joven reina salir de la habitación, más exactos, de su cama, donde le poseía cada vez que entraba en la habitación, sin dar descanso, sin importar suplicas o negaciones.



    Itachi había cambiado demasiado, al menos en su recamara y con su esposa, parecía un maniático obsesionado a la droga, la cual tenía nombre propio “Naruto”.



    Había pasado una semana desde que el rubio había sido encadenado a la cama, encerrado en su habitación recibiendo los cuidados y enseñanzas de aquella mujer de cabello azul, recibiendo en cualquier momento las visitas de su esposo, las cuales ya le hacían sentir sucio “Como una puta”, no eran los golpes, las transgresiones o los insultos, era que ya no sentía ese “amor” que en un principio Itachi le profesaba, sus caricias bruscas, sus palabras obscenas y sus arrebatos de ira ya le daban miedo, ni siquiera recordaba cuanto llevaba allí, ni mencionar las veces que le abría de piernas y penetraba ó lo que le hacía tomar, esas sustancias dulzonas que le calentaban, al principio era obligado, luego, ya rendido, el mismo las tomaba, disminuía considerablemente el dolor.



    Un día por la mañana cuando su esposo acababa de salir, se tomó la molestia dolorosa de levantarse y observar un frasco de cristal con un líquido carmesí, tomándolo en sus manos y oliéndolo; al igual que todos, su fragancia era dulce, pero era diferente al de la noche anterior, el olor lo hipnotizaba, era delicioso, sin más lo bebió –solo probaría un poco –nada que le hiciera encenderse, mas cuando se dio cuenta el contenido del cristal había desaparecido.



    -¡Madre!



    Un grito hizo que por inercia escondiera la botellita, mirando con sorpresa al menor de sus hijos a su lado.



    -¿Estás enfermo?



    Quería responder, más su cuerpo comenzaba a calentarse, si mucho tomaba dos tragos de afrodisiaco, nunca toda la botella…estaba en problemas.



    Sintió a Baal acercarse, su cuerpo se estremecía ante la cercanía.



    -¡¿Pero qué?!



    Escuchó su grito seguido del sonido de las cadenas –Ya las vio –pensó con media sonrisa, sintió el metal ser halado, más se interpuso a los planes de su hijo negando con la cabeza –tu padre se enojará –pudo advertir en un hilo de voz, que extrañamente le heló la sangre al de cabello negro, quien le miró con incógnita, sorprendiéndose al ver el sonrojo y la respiración dificultosa de la reina.



    -¡Lo sabía! –Exclamó tocando el rostro –estás enfermo madre –susurró en su oído, más el rubio solo temblaba, tenía que hacer que Baal se fuera, si no, estaba seguro que le atacaría.



    -vete –le miró a los ojos –si… si tu padre te ve aquí estarás en problemas-.



    -No te preocupes, nadie sabe que estoy aquí –sonrió con prepotencia acercando más el cuerpo del otro al suyo –soy un experto en ser indetectable -le susurró al oído, sintiendo con lujuria los temblores del menor –por otro lado madre, me sentí muy solo sin tus visitas, pareció una eternidad –olió su cuello –tan insoportable –ronroneo para besar esa parte de la piel, logrando –para su sorpresa –que un gemido se escuchara, el mayor sonrió -¿Qué sucede madre? –preguntó seductor lamiendo el cuello, deslizando su mano por el pecho, logrando así más gemidos que sin éxito de ser contenidos resonaron en la habitación.



    -No…¡ah! Sasuke…¡Ah! Esto está mal –trataba de resistirse, no lo lograba, ahora sus manos también participaban en lo que estaba comenzando, sus brazos rodearon la espalda del más alto, una de sus piernas rodeo la cadera del otro haciendo que el metal sonara, estaba débil y más aún, disfrutaba de los toque de su hijo, cerró los ojos y se dejó al placer, dando por sí mismo, el sello de su destino, se separó por un momento del cuerpo para verlo a los ojos, tan profundos, tan oscuros y tan…vacios, quería llenarlos y lo haría, sin esperar siquiera se apoderó de los otros labios de forma salvaje, saboreando por completo la cavidad del otro con su lengua, agradeciendo por una milésima de segundo a Itachi por enseñarle la técnica, su cuerpo se dejaba llevar, ahora sus dos piernas se enredaban en la cintura de su hijo sintiendo con descaro como la erección quería enterrársele a través de la ropa, sus gemidos eran desmedidos y sin darse cuenta ya estaba sobre el lecho matrimonial teniendo encima a un pelinegro diferente a su Rey, ¡Más que importaba! ¡Nada importaba! en esos momentos solo quería que la picazón en su interior fuera calmada –P-por favor –pidió en el oído del otro desabotonando el pantalón contrario, metiendo la mano acariciando la extensión de carne que se hinchaba cada vez más a su toque, escuchando victorioso los gemidos roncos de Baal, acercándolo más con sus piernas, queriendo meter sin preparación alguna el falo ajeno en su interior –por favor…-repitió en un susurro teniendo la punta en su anillo de carne, succionándolo con fuerza, volviendo loco a su actual pareja, quien sin soportarlo se adentro con fuerza expandiendo su hombría, sintiendo el calor casi infernal en el interior de su madre, observando con deseo las expresiones de ésta, sus labios rojos e hinchados, sus ojos llorosos, el rastro seco de lagrimas en sus mejillas y los hilos de saliva que caían en las sabanas, comenzó a embestir de inmediato apoderándose de los labios una vez más sintiendo como su estomago se humedecía por la esencia del rubio que no tardo en que su extensión se endureciera de nuevo, los gemidos ahogados en los labios del otro eran la melodía escuchada, el calor que había sobrepasado lo infernal era lo que se sentía en la habitación, acompañado del placer.



    Las embestidas eran duras, Naruto sentía sus huesos crujir, su interior se anchaba con la extensión que iba cada vez más profundo, sus uñas se clavaban en la espalda del otro con violencia, podía sentir el olor de la sangre y de sus propios fluidos, había eyaculado por…había perdido la cuenta; los besos en su cuello, las lamidas en su pecho, las caricias en todo su cuerpo lo volvían loco, aún más sentir su próstata ser estimulada con brusquedad, sentir el semen llenarlo por tercera vez, estaba extasiado, sabía que estaba mal lo que hacía, pero en su mente solo había algo que le mandaba “quería más”.



    No recordó cuando cambió de posiciones, solo que ahora el pelinegro llegaba aun más profundo, era un dolor delicioso que el mismo se daba cabalgando con momentánea locura sobre el regazo de su hijo, tocándose a si mismo bajo la atenta mirada del otro, gimiendo su nombre, pidiendo más con descaro, sintiendo irse otra vez y ser inundado al mismo tiempo con un gemido gutural, se besaron de nuevo, sintiendo sus hombrías endurecerse de nueva cuenta, abriéndose el menor para una nueva ronda, abriendo aun mas sus piernas para más acceso, quería sentirlo aun más adentro, que le partieran en pedacitos y comenzó a moverse, de arriba hacia abajo con fuerza casi desbaratando la cama, estaba seguro que si Sasuke fuera mortal, ya le hubiera quebrado el coxis, más no lo era y podía seguir, una y otra vez se empalaba pidiendo profundidad que le era concedida, podía ver con morbo como en su vientre se veía la figura fálica como queriendo atravesar sus entrañas y piel, sonrió para besar el cuello a su hijo, mordiendo, saboreando la sangre que no sabía a nada más que lujuria, justo lo que necesitaba, se separó un poco para verlo a los ojos y sonreírle llevando juntos sus manos a su vientre, quería que sintiera con morbo como la extensión del mayor se abría paso con violencia en su interior, siendo tirado de vuelta a la cama, esta vez con la cara al colchón, sus caderas alzadas sin gentileza y penetrado con brutalidad, gimió con placer a las embestidas, tan bestiales que le hicieron sangrar, pero tan placenteras que le hicieron llegar a un orgasmo en seco después de haber eyaculado, sus uñas se enterraron en las sabanas, desgarrándolas, ahogando sus gemidos, sintiendo como de nueva cuenta se llenaba su interior, gimió con fuerza sintiendo tal liquido llenar sus profundidades, más no estaba satisfecho, quería más, y sabia que su hijo pensaba lo mismo, el pene de éste no había bajado su dureza, con fuerza lo tumbó en la cama poniéndose de espaldas y comenzando a cabalgar, quería que Sasuke viera como entraba y salía de su interior, como la espuma se formaba con el semen que ya tenía adentro, sentir de nueva cuenta la ya no tan espesa esencia llenarlo hasta sus confines, subió y bajo un poco más despacio ladeando la cabeza para dedicarle sonrisas llenas de morbo que eran correspondidas; su hijo le sostenía las caderas con fuerza admirando su trasero, el cómo su ano se expandía para su entrada y apretaba pidiendo toda su atención, todo su jugo y besaba su espalda, la lamia con frustración por no poder dejar marca alguna, señalización que indicara que hizo a la reina suya, su frustración se convirtió en fuerza, embistiendo aun más violento escuchando las múltiples eyaculaciones del rubio sobre las sabanas, viendo con deseo la espuma rosada, mezcla de sangre y semen bajar por su extensión, para con gusto, darle nuevo material para su creación, llenando otra vez ese cuerpo que le volvía loco con sus hijos.



    Respiraban entrecortados, querían empezar otra vez, sus cuerpos no se saciaban como en una combinación perfecta, más fueron interrumpidos por el dulce sonido de una campana, Naruto abrió los ojos con alarma sacando el pene de Sasuke de su interior sin ganas haciendo caer todo el semen por sus muslos, dando una vista placentera a su interlocutor, se levantó de la cama presuroso recogiendo las sabanas con cualquier resquicio de fluidos, Baal se levantó extrañado para recibir dicha tela.



    -¡Vete!



    Ordenó presuroso, dándole todo lo desordenado, sin necesidad de palabras, el otro entendió, yéndose de la habitación, no sin antes robar unos cuantos besos fogosos.



    Viéndose solo en el gran cuarto la reina aun en estado de calentura lavó su cuerpo, borrando con pesar el olor y semen de Sasuke, pero sabía que si Itachi se enteraba, sería peor, no pudo evitar gemir al meter sus dedos, aunque no era el momento se masturbó para calmar sus ansias sin resultado, parecía que con el tiempo el afrodisiaco se hacía más potente; después de unos momentos salió aún desnudo para arreglar la alcoba decorándolo con sabanas de seda perfumadas, escondiendo en lo más posible otro olor diferente al de su esposo, no pasaron ni cinco minutos de haber terminado de arreglar la habitación para que las grandes puertas se abrieran, el aun seguía desnudo, pero había una forma de que Itachi lo pasara por alto, apenas se cerraron las puertas, la reina se abalanzó sobre su esposo quitando con desespero sus ropas restregándose con descaro, recibiendo alguna que otra risita para de inmediato ser su interior invadido, al menos así, su Rey no se enteraría de la visita de Sasuke, al menos no por ahora.



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    Uno menos actualizado, ahora faltan....los demás.
    Espero que lo hayan disfrutado.
    Nos leemos despues.
     
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  6. tabata midory
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    Me encanto esta genial ya quiero saber que va pasar despues
    hola quiero decirte que tus historias son geniales y me encantan sigue asi y lamento si aveces no les pongo review esque aveces no se que decir o no me deja comentarlas
     
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  7. cococut
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    S*-* *muere de emorragia nasal masiva* RIP cococut x.x *la reviven con las naranjas del dragon* kyyyyyyyaaaaaaaaa!!!!!!!!! *grito de fangil revienta timpanos* si si si por fin altualizaste xD te esperaba impasiente tu regreso todas las semanas revisaba este fic con la esperanza que lo siguieras y ayer me di cuenta que estabas comenzando a subir todos tus fics en amor yaoi y quisiera saber si este tambien lo podrias subir hay me seria mucho mas facil seguirte por esa pagina.
    Espero que actualizes pronto te esperare con ansias de verdad n.n.
     
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  8. Tenma-kun
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    Excelente espero con ansias la conty hasta la próxima
     
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  9. Ismeny Ricardez
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    nueva lectora reportandose y solo tengo una palabra que decir contyyyyyyy
     
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  10. itziritha
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    Wow Conty conty
     
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  11. Elizabeth Cecilia
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    Hola!
    Nueva recluta.....je je
    de este hermoso fic
    haciendo una peticion....
    conty
    conty
    conty
     
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  12. deimond black
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    Conty conty :=duouou:
     
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    Yaoizando
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    Nueva lectora me encanto tu fic solo t pico contyyy plis no nos dejes con la intrigaaa....
    Morireeee. .....
     
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  14. Ahi-ray
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    Contiiii pliss esta muy buena tu historia no la dejes espero la contiii
     
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  15. 691396
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    Wow!
    Vaya que comentaron, me alegra eso.
    Gracias a todos los que comentaron, sin más, he aquí la continuación.

    Cap. XI








    Un año más, miles de encuentros furtivos extra; Su cuerpo permanecía lleno de marcas ¿Cuáles eran de quién? ¡Oh! Para su lástima emocional, todas eran de su esposo, las marcas que Sasuke dejaba solo podían ser visibles en su corazón, aunque sonara cursi.




    A lo largo de esos 365 días, su hijo se había encargado de hipnotizarlo con su cuerpo, de mostrarle lo hermoso que era, de hacerle sentir vivo, mientras Itachi, él se encontraba sumido en una obsesión insana, le destrozaba de forma literal, cada vez que le poseía el dolor era atroz aun estando atiborrado de afrodisiaco, algunas veces la sed del emperador llegaba a tal punto de arrancarle las extremidades y beber de las heridas o alargaba su pene de tal forma que le destruía por dentro, muchas veces se demoraba demasiado en sanar, más lo peor de todo es que comenzaba a disfrutarlo, el dolor se había vuelto una adicción difícil de controlar, en un tiempo reciente, poco menos de medio año dejó de usar afrodisiacos permitiéndose sentir el dolor en toda potencia, permitiéndose caer aún más en la perversión.




    Un ejemplo, es que ese momento estaba siendo penetrado sin mayor miramiento, por un pene tan grueso como los muslos de Itachi, las sabanas estaban empapadas de sangre, sentía el desgarre de sus músculos y aun así gemía con ganas arañando la espalda contraria, mordiendo el blanquecino cuello, rogando por más, mientras su esposo, complacido, arremetía con más fuerza, le deleitaba con gemidos roncos y le llenaba con gusto en un beso profundo; ese día estaba cariñoso, le abrazó con fuerza, le besó con ganas para recorrer con vehemencia ese cuerpo sinónimo de locura, recorrió esa piel con su lengua, las risitas de su reina le devolvían la vida cada día, salió de su interior y reemplazó su miembro, el sabor de Naruto cada vez era más dulce, más sabroso, más parecido a la ambrosia.




    Su lengua se encargó se sanar los desgarres, de hacer los gemidos más suaves, más sensuales, no lo podía evitar, le volvió a besar, le volvió a tomar, a marcar, Naruto era suyo, solo suyo, de eso no tenía duda o al menos, eso es lo que creía.




    La puerta se cerró dejándole solo, suspiró de alivio viendo el desastre en el cuarto, su abdomen estaba tan hinchado que en cualquier momento estallaría, se levantó con piernas temblorosas, era difícil mantener todo ese semen adentro antes de llegar al baño, al salir, no pudo evitar sonreír al verle, su –no tan pequeño – hijo le esperaba en una cama ya limpia, le recibió con un abrazo, le tumbó de un apasionado beso, se encargó de despertarle en todos los sentidos y disfrutó –de nuevo –de ser penetrado con fuerza, había encontrado el mejor de los pasatiempos en el infierno y se sentía en la gloria siendo sodomizado.




    -Sasuke –ronroneó en el oído contrario, aun con los muslos húmedos, le dedicó besos mariposa, hasta llegar al soldadito de su hijo, le sonrió como solo él sabia y comenzó el trabajo; al principio era un desastre, más agradecía a Itachi por amaestrarlo, ahora hacia que tanto padre como hijo se volvieran gelatina entre sus dedos o ¿debería decir entre sus labios? Lamer esos pedazos de carne le causaba un placer extraño, aún más en los últimos meses en donde su lujuria se veía aumentada sin razón aparente, el gemido del mayor le alertó del pronto final, succionó con más fuerza recibiendo su recompensa, el sabor de Baal era único, no tenía comparación con algo que haya comido con anterioridad, contuvo la esencia en la boca, devolviéndola en un ardiente beso, restregándose en el recién flácido pene, irguiéndolo al instante –hazlo fuerte –ordenó separándose, poniendo el pecho en la cama, alzando la cadera y separando las nalgas, no se tardó en ser embutido, un gemido ronco salió con ganas de su boca, se corrió sin más estimulo, estaba tan mojado, tan sediento de más ¿Cómo sería si su esposo se uniera? ¿Si entre ambos lo partieran en dos? Gimió más fuerte de tan solo pensarlo –u-un clon –le costó formular las palabras.




    -¿Qué?




    -¡Oh Dios! –gritó ante una brutal embestida -¡Haz un clon! ¡Que me jodan los dos! –gimió agarrando con fuerza las sabanas, abriendo más las piernas, los hilos de saliva que salían de él eran excesivos, no hizo caso a la risa de Sasuke.



    -Como su majestad desee –el tono cínico no pasó desapercibido, después le castigaría, por ahora disfrutaría de un nuevo intruso en su interior-.



    -Itachi –Sasuke paró al oírlo –conviértelo en él -.



    -No –la voz se volvió fría, pudo sentir la excitación contraria desaparecer, arrugó el ceño, volteándose –no lo haré, ahora estás conmigo, no con él –estaba enfadado, el menor quiso suspirar, más sabia que hacer para convencerlo, una buena sesión de besos, caricias y sus ojitos de cachorro y ¡Voilá! Ya tenía lo que quería, gimió como perra ante las dos imágenes que lo poseían, más una extra –venganza de Sasuke –que ocupaba su boca, sintió con gusto sus entrañas y garganta llenarse, aún más los besos apasionados ¡Dios! Quería tanto de eso, deseaba tanto ser sometido, violado, maltratado… pero a la vez quería ser amado y eso, solo su hijo se lo daba, solo él se atrevía a entregarle su corazón, solo con él, era feliz en el infierno.




    Otra sesión de sexo salvaje con su esposo, aunque le había dicho que se sentía mal, a Itachi no le importó, ahora se sentía peor, agradeció que el mayor quisiera tomar un baño.




    Naruto temblaba, tenía tanto frio que creería si le dijeran que sus huesos estaban congelados, sumando la vista borrosa, se levantó despacio, al rey no le molestaría para nada tener compañía en esa deliciosa bañera llena de agua caliente, no dio más de tres pasos para caer como peso muerto, a pesar del frio sudaba de forma copiosa, su rostro estaba rojo y para su poca gracia, su cuerpo empezó a moverse por sí solo, convulsionando.




    En su casi inconciencia sintió brazos conocidos a su alrededor, al igual que un nombre ser exclamado con ahínco, casi con desesperación.




    Konan apareció de inmediato al ser llamada, su rey mantenía al rubio como de si un gran tesoro se tratara, algo se revolvió en su interior, más comenzó con el trabajo, su energía recorrió el cuerpo del menor, no pudo evitar asombrarse –no, no ¡No! –su mente creo un torbellino de rabia -¡No podía ser cierto! –se contuvo de hacer algún sonido, de formar alguna expresión que delatara como se sentía, respiró profundo -¡Zetsu! –su voz salió ronca, casi pastosa, en un momento un ser –que si Naruto estuviera más consiente podía jurar era una planta – apareciera.




    -Konan –Saludó con el usual tono burlón –para luego hacer una reverencia ante su Rey.




    -Necesito esa planta –extendió la mano sin más, la criatura la miró incrédulo ¡Al fin! ¡Los cinco mil humanos que comió servían para algo! Se concentró para hacerlo, una luz verde brillante se formó en su pecho y sin más reparó sacó su corazón amasándolo, transformándolo en una flor y luego en polvo, dándole forma de una bola con su sangre y entregándoselo a la mujer, para con una reverencia, desaparecer.




    Algo pasó por su garganta sin dificultad, agradeció a quien sea que se la diera, se sentía mejor, mucho mejor, su cuerpo descansó por completo, al fin pudo desmayarse.




    -Su majestad –la mujer le habló dulce –es mejor que le deje descansar, está delicado, el cuerpo de la reina trata de expulsar lo que considera un parasito, la medicina que le di ayuda a aceptarlo, pero necesita reposo-.



    -¡¿Un Hijo?! –El brillo en los ojos de Itachi en esos momentos… ni una supernova podía rivalizar.



    -Así es señor, tiene cuatro meses, se está desarrollando bien, pero como ya dije, el cuerpo trata de expulsarlo, no debe estresarse, por lo tanto –dudó en decirlo –es recomendable que le retire la cadena –sudó como cerdo ante lo último, por menos cosas el rey había desatado su ira, un asentimiento fue su respuesta, jamás había visto tal rostro de felicidad en el mayor, comprendió que debía dejarlos solos, después de todo, Itachi ya había tenido hijos –y bastantes –sabía qué hacer, sin más, desapareció.



    -¿Qué haré? –se preguntó luego de dejar a un limpio Naruto en una cama impecable -¿Cómo anunciaré a mi nuevo pequeño? –La emoción era palpable - ¿Qué nombre le pondré? ¿Qué ropa usará? ¿Qué poder tendrá? ¡Por mí! ¡Me voy a volver loco! –gritó sin poder desaparecer la sonrisa -¡Debo preparar todo! –se dirigió a la puerta -¡No! –se devolvió a la cama –hoy estaré con mi reina, hoy su cuidado es mi prioridad –se habló a sí mismo para capturar al menor entre sus brazos, cuando despertara ¡Oh! Cuando despertará no se salvaría de la lluvia de besos.




    Se sentía sofocado, abrió los ojos con pesadez, tenía una sed insoportable y le resultaba en extremo incomodo el peso sobre su cuerpo.




    -Itachi –la voz era rasposa, le dolía la garganta, estaba de mal humor y le importaba un pepino si su esposo se molestaba por no usar honoríficos, se sentía pegajoso y un hombre de ese tamaño abrazándolo por la cintura, pegado a su vientre no ayudaba, espero a que el mayor lo mirara -¿Qué haces? –para su sorpresa, la respuesta fue una sonrisa.




    -Hago que mi hijo sienta mi presencia.



    El tono fue tan risueño que tardo en comprender las palabras pronunciadas.




    -¿Hijo?




    -Así es mi reina –le beso el vientre –mi amado esposo, se acurrucó -¡¿No es genial?! –se quedó callado por un momento ¿Qué decir?




    -si… -sonrió lo más natural que pudo –es una gran noticia –su voz se empañó, sin quererlo las lágrimas rodaron, Itachi sonrió ante el hecho, que sensible era su rubio, le abrazo arrullándolo en dulces palabras, más Naruto no lloraba de emoción, menos de alegría, lloraba porque había un 50% de posibilidad de que el niño no fuera de su esposo y si ese era el caso ¡Que Dios los ampare! La furia del diablo haría más que destruirlos.


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    Jajajajaja!
    Soy muy malo con ustedes, soy malisimo!
    Ahora si, toca actualizar tu nombre, luego disparame y...¿Cúal otro? ustedes dirán.
     
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45 replies since 13/10/2012, 19:46   3532 views
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