El día en el que todos se enteran. Actualización 11 de Enero.

Que pasará esta noche buena, cada vez es más difícil de ocultar lo que uno siente frente al resto. Cada vez es más difícil no mirarte cuando me sonríes o cuando tú mano delicadamente roza mi espalda.

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  1. Shinobu139
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    Junjou terrorista. Parte 1.


    Han pasado varios años desde que le perseguí diciendo que le amaba y que se hiciese responsable, creo que he cambiado bastante en este tiempo. Ya casi acabo mi carrera, estoy en el último año. Y al mismo tiempo ayudo en un bufete, voy allí no por el dinero sino por ganar un poco de experiencia. En cuanto a la cocina poco a poco he ido mejorando, sé que no soy el mejor cocinero pero al menos ya no se me quema la comida, ni me sale en exceso salado o en algún extremo semejante. Esta noche es Noche Buena y mi familia ha organizado una fiesta en la casa familiar como todos los años, a la que asiste mucha gente. En verdad tengo un poco de miedo, allí está mi familia, yo quiero hablar con mis padres al menos, me mata no poder estar cerca de él cuando estamos allí, pero siempre me dice que no, tengo miedo de que solo quiera lo nuestro en secreto. Que se canse en algún momento de mí.

    Narrador normal.
    -Shinobu, ¿Lo tienes todo listo para esta noche?- pregunta el pelinegro mientras rodea a Shinobu por la espalda. Dándole un beso en la coronilla.
    -Sí, la cosa es si tú lo tienes todo listo. Sabes que siempre lo dejas todo para el último momento- contesta el rubio.
    -Grrr….- gruñe bajo en la oreja del rubio- Sabes que eres el único que osa hablarme así, me encanta- le susurra mientras se apodera de su oreja, a modo de castigo mientras está cocinando, ya que sabe perfectamente que es uno de los puntos clave de Shinobu, razón por la que el rubio no puede evitar estremecerse ante el contacto ni gemir levemente- Y para que veas que soy responsable ya está todo listo- sigue diciendo a su oído- Lo he metido en tú maleta, con una nos basta, ¿No crees?- pregunta el pelinegro, sabiendo en parte la reacción de su niño.
    -¿En la misma?- pregunta sorprendido Shinobu
    -Sí, ¿Hay algún problema?- pregunta Miyagi, mirando directamente a los ojos grises que tanto le gusta, mirando ese rostro sonrojado que le ha devuelto la vida desde que se coló en ella como un terrorista.
    -No será raro- contestó el rubio, evitando hacer la pregunta que le carcomía.
    -No lo creo- dijo con una sonrisa- Pero bueno, si no quieres… yo lo entendería- dijo Miyagi entristeciendo un poco el rostro.
    -¿Estás seguro, de querer hablar con mis padres?- preguntó por fin, con cierto temor.
    -Sí, si tu quieres. Sé que lo he retrasado mucho, pero… creo que es lo adecuado- dijo Miyagi sin soltarle del agarre. Shinobu se giró para encararlo sin soltar el agarre, que se sentía tan bien.
    -¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?- preguntó el rubio.
    -Yo…. Primero escucha toda la historia, antes de reclamarme nada, por favor- dijo Miyagi que al ver el asentimiento de su niño se dispuso a hablar- Hace unas semanas, me encontré con tu padre en la universidad y estuvimos hablando un poco de todo. Y de repente saliste tú, me dijo que tenía ganas de verte con una buena muchacha en la casa familiar, que le haría mucha ilusión y además estaba un poco preocupado porque te veía muy centrado en los estudios, que si que era algo bueno pero que también quería que disfrutases de tu juventud. En ese momento, me puse como una furia, quería gritarle que ya tenías a alguien, que no estabas solo. Que no tenía que preocuparse por temas como esos. Me dio mucha rabia no poderle hablar de nosotros- dijo Miyagi mientras juntaba su frente con la de Shinobu, el cual aumentaba su agarre pasándole los brazos por el cuello- No te lo dije en ese momento porque necesitaba pensar en ello. Es un paso grande, sabes qué pensará tu padre, más probablemente.
    -Lo sé, pero sabes que es lo que yo quiero, que a mí no me importa la diferencia de edad. Y si, ya sé que son un par de años- dijo Shinobu, intentando calmarlo.
    -Son más que unos pocos- contestó el pelinegro.
    -Lo sé- dijo Shinobu mirándole a los ojos- Pero te amo. Te amo- dijo antes de superar su vergüenza y besarlo, besar tímidamente a ese hombre con el que quería compartir toda su vida. Beso que fue rápidamente correspondido. Miyagi lo cargó y lo llevó al sofá, olvidándose de la comida. Lo dejó sobre el sofá y se puso sobre él, besándole ahora el cuello y acariciando su pecho sobre la camisa, haciendo que el menor se revolviese por el placer. Sin embargo el contactó se interrumpió, Miyagi lo miró a los ojos.
    -Te amo- dijo antes de volver a besarlo, esta vez suavemente, un beso rápido para volver a encararlo, y se sentó en el sofá llevándose a Shinobu con él, de manera que quedó sentado sobre sus piernas- Hay otra cosa- dijo haciendo que Shinobu se tensase- Me han ofrecido un trabajo en Estados Unidos, en la universidad de Washington. Y yo… ¿Querrías acompañarme?- preguntó el pelinegro dejando a Shinobu totalmente sorprendido. No dijo nada, ni se movió asustando al pelinegro- ¿Shinobu?... Si no quieres lo entenderé…- fue diciendo apenado Miyagi, siendo interrumpido.
    -SI! Claro que iré contigo- grito totalmente feliz, abrazando al profesor como si la vida le fuese en ello.
    -Shinobu… me ahogas- consiguió decir le pelinegro dentro del abrazo
    -Lo siento- dijo Shinobu mientras lo soltaba para mirarlo a los ojos- ¿Y la universidad? Todavía me falta un semestre.
    -Lo sé, pero hablé con los de allí y solo tendríamos que hacer un poco de papeleo, y tendrías una plaza para acabar allí la carrera- dijo un poco sonrojado- Esperaba que vinieses conmigo así que empecé un poco con el papeleo- susurró dejando a Shinobu totalmente feliz, pues le hacía saber que desde un principio había pensado en él- Pero…- empezó Miyagi llamándose la atención a su niño- No quiero que creas que he cambiado de opinión con lo de hablar con tus padres con eso, solo ha sido algo añadido, ya había tomado la decisión antes. ¿Me crees?
    -Si tonto- contestó Shinobu calmando al pelinegro. Recibiendo un beso lleno de deseo como respuesta en el que las lenguas empezaron a bailar de forma rítmica. Sin embargo el rubio tuvo que interrumpirlo o al menos lo intentó.
    -Hay que comer…- dijo mientras Miyagi aumentaba el agarre- Sino no llegaremos, lo sabes.
    -Grrr…- gruñó el pelinegro antes de soltarlo- Vamos a ver si se puede salvar algo de lo que preparabas- dijo con una sonrisa.
    -Si no está comestible habrá sido por tu culpa- contestó con suficiencia Shinobu, sin ocultar la felicidad que lo invadía, sin dejar esa sonrisa que le iluminaba el rostro.


    La comida trascurrió tranquila, con risas, felicidad y planes para el futuro en la nueva ciudad. Dejaron la casa limpia y se fueron a coger el coche para llegar a la casa familiar de Shinobu, cuando más se acercaban más nervios había. Sin embargo cada uno era el apoyo y fuerza del otro. Al final no llegaron mucho más tarde de lo que habían pensado, eran las 8pm, tenían el tiempo para dejar las cosas en una habitación y presentarse en la fiesta, ya que se habían arreglado en su casa. Con las prisas nadie se dio cuenta de que solo llevaban una maleta, ni de que dejaron además de esta, sus abrigos en la misma habitación. Bajaron a la fiesta e hicieron los saludos pertinentes. Al cabo de media hora ya habían llegado todos los invitados y Miyagi estaba un poco molesto, ya que no podía hacer lo que él quería, que era abrazar a su niño y llevárselo de ese corro de niñitas que lo tenía rodeado y que encima esa noche Shinobu parecía más encantador que de costumbre, cosa le que preocupaba.
    -Miyagi- dijo el padre de Shinobu- ¿Sabes si le ha pasado algo especial a Shinobu?
    -Señor, ¿Por qué lo dice?- contestó el pelinegro
    -Se le ve muy feliz para estar en una fiesta de este tipo, normalmente suele tener cara de enfado y no es nada cortés con las muchachas que viene, sin embargo esta noche está radiante, con una sonrisa que no le veía desde niño- dijo el hombre satisfecho y feliz por su hijo- Pero bueno, solo lo decía por curiosidad- dijo antes de que Miyagi le contestase- ¿Qué tal todo Miyagi?
    -Muy bien señor, supongo que ya sabrá lo de mi nueva plaza
    -A sí, enhorabuena. Es una pena que te vayas pero te ayudará en su formación, ¿No crees?
    -Eso espero.
    -Hola papa- dijo Ritsako dando al hombre un beso en la mejilla- Todavía no había podido saludarte. Miyagi- dijo la mujer cuando le vio- ¿Cómo estás?
    -Muy bien- contestó con una sonrisa, viendo que la mujer le correspondía con una sonrisa y no dejaba de mirarlo a los ojos, cosa que le hizo tensarse un poco.
    -Bueno muchachos, os dejo para que os divirtáis que todavía sois jóvenes- dijo a modo de despedida.
    -¿Te apetece dar un paseo por el jardín? Lo han dejado muy hermoso- pregunto Ritsako
    -Está bien- dijo Miyagi mientras se giraba en dirección al patio. Llegaron rápidamente. El jardín estaba iluminado con luces por muchos sitios, a los lados de la entrada, por arriba y luego en los árboles de los cuales colgaban pequeños farolillos que iban iluminando tenuemente el jardín. Fueron caminando sin hablar apenas hasta llegar a una fuente, medio escondida.
    -Mi padre me comentó que te vas, que te han dado un nuevo trabajo- dijo con cierto tono de tristeza
    -Sí, ha sido toda una sorpresa- contestó el pelinegro sin poder evitar una sonrisa al recordar la conversación que había tenido hacía unas horas.
    -¿No te da nostalgia?- preguntó Ritsako que disimuladamente se iba acercando al pelinegro, el cual no se daba cuenta, miraba hacia otra dirección.
    -No es que no vaya a volver nunca. Supongo que en vacaciones podría venir, al fin y al cabo es mi país- dijo con una leve sonrisa.

    Mientras Ritsako conseguía mantener una conversación más o menos decente, Shinobu había conseguido deshacerse de esas niñas. Había caminado un poco y había acabado en el jardín, hacía bastante frío, sobre todo al salir de la casa que estaba climatizada. Siguió caminando sin prestar atención a nada en particular, hasta que oyó una voz que conocía perfectamente.
    -¿Miyagi, no dejarás a nadie solita por aquí cuando te vayas?- con cierto tono seductor por parte de Ritsako. Haciendo que Shinobu se empezase a poner nervioso.
    -…- No hubo respuesta a la pregunta, lo que le dio miedo a Shinobu. Confiaba en Miyagi pero cierto temor siempre se le quedaba. A Shinobu se le hacía imposible no acercarse más para ver con sus ojos lo que pasaba.
    -Por tu no respuesta entiendo que no- dijo Ritsako con cierto tono de risa- Supongo que no has superado lo último- dijo haciendo clara referencia a su ruptura. Shinobu se fue acercando hasta conseguir verlos sin que ellos le viesen. Para su gusto su hermana estaba demasiado cerca de su Miyagi. No se estaban tocando pero a la mínima tendrían contacto.
    -Todo lo contrario, Ritsako- dijo Miyagi con el mismo tono que había usado antes la mujer.
    -¿Y por qué no la has traído?- preguntó la mujer sin acabar de creer que realmente hubiese alguien.
    -Que no te haya presentado a esa persona no quiere decir que haya venido- contestó mordaz Miyagi, cansado de la actitud de la mujer.
    -Seguro que no es mejor que yo. Si estuviese en su lugar te tendría toda la noche a mi lado- dijo mientras cerraba el poco espacio que quedaba. Shinobu estaba a punto de saltar a defender lo suyo, sin embargo Miyagi actuó antes apartando bruscamente a la mujer.
    -Basta! No ves que estás haciendo el ridículo- grito ya enfadado Miyagi- Lo nuestro acabó ya hace tiempo y creo que la que realmente no lo ha superado has sido tú. Por favor, ya no te acerques más, déjame tranquilo- tras estas duras palabras Ritsako no se contuvo y abofeteó al pelinegro, con ello Miyagi dio un paso hacia atrás, sin contar de que estaba más cerca de lo que pensaba de la fuente, cayendo en ella de mala manera. Viendo la escena Shinobu ya no pudo contenerse, salió corriendo hacia Miyagi para comprobar que no le hubiese pasado nada.
    -Miyagi!!!- gritó Shinobu, mientras el nombrado se iba levantando de la caída, había parecido peor de lo que realmente había sido.
    -Shinobu, ¿Qué haces aquí?- pregunto dándose cuenta de que estaban solos.
    -Pasaba por aquí y oí la discusión. Me acerqué y te vi caer. Menudo susto me has dado- dijo Shinobu mientras le ayudaba a salir de la fuente- Vamos que estás tiritando- dijo mientras lo empezaba a arrastrar de la mano.
    -No podemos entrar así, ¿has visto como voy?- dijo Miyagi, ante lo que Shinobu lo miró realmente, la verdad es que estaba gracioso totalmente empapado con restos de algas de la fuente, con lo que no pudo evitar una risa aumentando el enojo del mayor.
    -Ya lo había pensado, iremos por la puerta de la cocina tonto- le dijo Shinobu antes de darle un beso en la mejilla consiguiendo calmar a su amado profesor.

    Sin ser descubiertos fueron por la cocina, subieron al piso superior donde se encontraba las habitaciones y un baño. Lo metió dentro y se fue a buscar las toallas. Tardó poco, pero el tiempo suficiente para que Miyagi hubiese entrado en la ducha. Entró para dejar las toallas, cerró la puerta y puso el pestillo. Se desvistió rápidamente y entró. Miyagi estaba cara a la pared, duchándose tranquilamente. Shinobu no lo pudo evitar y lo abrazó por la espalda, asustándolo y le beso en la base del cuello.
    -¿Qué haces?- preguntó Miyagi, notándose el deseo en la voz.
    -Tengo que comprobar que no tienes ningún daño- contestó el rubio mientras iba dando la vuelta alrededor del cuerpo de Miyagi, hasta quedar frente a él. Le puso las manos en las mejillas para acercarle el rostro y besarlo. No duró mucho, pero el beso estaba cargado de amor. Dejó esos labios finos y duros pero que con él eran tan tiernos y pasó al cuello haciendo que Miyagi gimiese. Fue bajando hasta llegar a su pecho, y junto a sus manos lo fue recorriendo, haciendo estremecer al pelinegro, el cual estaba totalmente sorprendido por las acciones de su niño, ya que a pesar de los años juntos podía contar con los dedos de la mano cuantas veces había tomado tanto la iniciativa y en todas ellas había un factor común.
    -Shinobu, ¿Cuánto vino has tomado?- preguntó el mayor como pudo entre las caricias del rubio.
    -Un par de copas, ¿Te molesta?- preguntó Shinobu mientras llegaba a la entrepierna del mayor, haciendo que se estremeciese ante el leve contacto. Primero suavemente con la mano, para seguir con sus labios haciendo que Miyagi se tuviese que apoyar en la pared de la ducha.
    -Un… par, ¿Cuántas son?
    -Cuatro o cinco, tenía que tener algo para aguantar a tanta niña y además no venías a por mí- dijo con un puchero, dándole la culpa a Miyagi, que ya estaba al borde por las caricias y junto a esa cara, con esos ojos y esos labios sonrojados no aguantó más. Separó a Shinobu de él y lo levantó- Miyagi! ¿No te gusta?- preguntó siguiendo con sus pucheros.
    -Me encanta pero como no pares no respondo de mí mismo, así que ve hacia el cuarto- ordenó mientras lo envolvía en una toalla- Que no te vean, no quiero que nadie nos moleste y ni se te ocurra vestirte- susurró en su oído mientras acunaba su ya notorio bulto, haciendo tiritar de expectación a Shinobu, el cual literalmente corrió, dejando a Miyagi con una sonrisa pensando que por mucho que madurase siempre sería su niño impaciente.

    Al llegar a la habitación lo vio en la cama, sin nada, Miyagi debía reconocer que el alcohol lo hacía muy participativo y eso le encantaba. Se acercó a él y lo cubrió con su cuerpo. Empezó a besarlo de una forma un poco ruda, llena de deseo y de posesión, mientras paseaba las manos por el torso de Shinobu, el cual correspondía con la misma intensidad con sus manos en su cabello para acercarlo lo máximo posible y no dejarlo ir. Miyagi fue paseando sus labios por el cuello de Shinobu obteniendo como respuesta el ladeo de la cabeza de él para exponerse más.
    -Eres demasiado sexy Shinobu- susurró mientras sus manos habían llegado a su erección haciendo que Shinobu gimiese- Veo que estás necesitado- Shinobu asintió- Pero si quieres algo tendrás que decirlo tú- dijo Miyagi para torturarlo más parando las caricias, simplemente dejando algo de presión.
    -…Miya…gi tómame cómo quieras, soy tuyo- consiguió decir provocando una sonrisa en el mayor.
    -Como digas- dijo antes de tomarlo con la boca con dedicación provocando gemidos que sabía perfectamente que se oían desde el pasillo, si niño era un poco escandaloso- ¿Te gusta?- preguntó separándose un momento mientras sus dedos llegaban cerca de su entrada.
    -Mgrmmg…. Sí! Quiero más- medio grito Shinobu- Por favor, Miyagi- estaba al borde de la locura y eso a Miyagi le encantaba, que estuviese así por él. Una vez preparado se colocó entre sus piernas y lo penetró de una sola vez haciendo que ambos gritasen, que el placer les inundase. Miyagi se paró para darle tiempo a Shinobu a que se acomodase a la invasión besando a su rubio con ternura hasta notas una presión en sus nalgas por parte de Shinobu para que se moviese. Sin dejar de besarlo empezó a moverse, cada vez más rápido, tratando de acallar los gemidos de Shinobu y los propios con los besos, ya habían tentado demasiado a la suerte como para que alguien les oyese en este momento. Miyagi notaba como llegaba al clímax, acompañado de Shinobu, el cual le apretaba cada vez más para que aumentase las envestidas. Hasta que juntos llegaron, sin poder evitar los gemidos de éxtasis de cada uno con el nombre del otro en los labios.

    Miyagi no aguantaba más, se dejó caer a los brazos abiertos de Shinobu.
    -Te amo- susurró Shinobu, no tenía fuerzas para más mientras le abrazaba.
    -Te amo- le contestó Miyagi- He pensado que mañana podemos hablar con tu padre, si te parece bien, así en el caso de que se enfade mucho con nosotros no le arruinamos la fiesta al pobre hombre, ¿Te parece?
    -Perfecto, pero no lo menciones ahora, que estropeas el momento- le recriminó Shinobu causando una carcajada en el mayor.
    -Vale enojón- le contestó con cierto tono de burla
    -No soy enojón- contestó Shinobu medio enfadado mientras intentaba zafarse del peso de Miyagi, el cual no parecía colaborar.
    -No te voy a dejar- dijo Miyagi viendo las intenciones- Además tengo algo para ti-dijo mientras se levantaba lo suficiente para llegar al cajón de la mesita de noche para coger un pequeño paquete envuelto en papel de regalo verde que le dio a Shinobu el cual también se incorporaba- Espero que te guste- dijo con ilusión Miyagi mientras Shinobu lo abría para encontrarse con una cadena de plata ni muy gruesa, ni muy fina, de la que colgaba M que tenía entrelazada una S, también de plata. Era muy hermoso según la visión de Shinobu y no se creía que Miyagi le hubiese regalado algo tan romántico- Feliz Navidad- le dijo al oído- mientras Shinobu se lanzaba sobre él para abrazarlo.
    -Gracias! Me encanta, es tan hermoso!- decía Shinobu entre lágrimas acercando su rostro al de Miyagi para besarlo- ¿Me lo pones?- preguntó mientras se giraba. Miyagi lo cogió y se lo puso- No me lo quitaré nunca- sentenció el menor haciendo que a Miyagi le fuese imposible evitar una sonrisa de felicidad- Tú también tienes un regalo Miyagi- dijo mientras se levantaba e iba hacia su bolsa sacando una caja cuadrada. Miyagi la abrió intrigado encontrándose un reloj de esfera redonda con fondo blanco y grande, correa de piel negra y las agujas eran de color azul marino al igual que los números. Lo estaba mirando cuando vio que en la parte de atrás había una inscripción.

    ‘’De tu Shinobu’’

    No ponía nada más que esas tres palabras, pero le gustaron tanto. Lo miró con ojos llorosos viendo como el rostro de Shinobu estaba totalmente sonrojado, lo cogió por la barbilla para acercarle el rostro y besarlo, con pasión, con amor. Un beso en el que intentaba plasmar todo sus sentimientos, poco a poco lo fue recostando en la cama sin cortar el beso mientras Shinobu lo rodeaba por el cuello. Cuando cortó el contacto no se separó de él demasiado, si quería no tenía que moverse apneas para volver a tenerlo.
    -Gracias mi Shinobu, me encanta- dijo antes de volver a besarlo. No llegarían a mucho más, lo sabían, estaban agotados. Así que se colocaron, Miyagi abrazando a Shinobu y este con la cabeza apoyada en su pecho totalmente acurrucado contra él. Se durmieron tranquilamente sin saber que alguien les había escuchado, todo o lo suficiente para saber perfectamente lo que pasaba en esa habitación en el pasillo, sin saber que una alma despechada haría lo que fuese posible para que el culpable de su dolor quedase impune.

    Se durmieron rápidamente y no fue hasta pasadas unas dos horas que Shinobu se despertó. Miró el rostro que tanto amaba y depositó un pequeño beso en los labios, obteniendo como respuesta un suspiro con su nombre en los sueños de ese hombre. Se levantó tapándose con una manta que había en los pies de la cama y fue hacia la ventana para admirar la luna que estaba muy hermosa esta noche, era luna llena.

    En otra parte de la casa el patriarca había despedido a todos sus invitados. La fiesta se había dado por terminada, había ido muy bien. Sin embargo no había podido hablar mucho con su hijo ya que al buscarlo no lo había encontrado por ninguna parte. Mientras iba hacia su habitación se encontró a su hija sentada en el suelo en el pasillo, con los ojos rojos mirando a un punto fijo en la pared.
    -Mi niña, ¿Qué haces ahí?- preguntó su padre preocupado.
    -…- no le contestó solo le miró y volvió a ponerse a llorar
    -¿Qué ha pasado?- estaba totalmente preocupado, en la fiesta la había visto muy contenta.
    -Yo… Papa! Me dijo que no- empezó a hablar Ritsako- Me dijo que ya tenía a alguien, yo no le creí, pensé que me lo dijo para deshacerse de mí. Le seguí y vi como se metía en la habitación. Quería entrar para hablar con él, pero ya había alguien más- dijo entre lágrimas.
    -¿Me estás hablando de Miyagi, cariño?- preguntó el patriarca intentando aclarar la información que le daba su hija, al mismo tiempo que intentaba consolarla.
    -Si!
    -¿Querías volver con él?- preguntó el hombre obteniendo como respuesta un asentimiento.
    -Cariño, lo siento mucho por ti. Pero lo hecho, hecho está y tú bien lo sabes. Siempre te lo he dicho. Pero para que estés así, ¿Acaso tú la conoces?- preguntó el padre. Ritsako lo miró, con los ojos llenos de dolor. Sabía perfectamente quien era y no iba a quedarse callada.
    -Si papa, lo conozco muy bien, y tú también- dijo Ritsako sabiendo perfectamente que su padre lo relacionaría todo llegando a la misma conclusión a la que había llegado ella cuando se había puesto a pensar entendiendo todo lo que había visto estos últimos años.
    -…- su padre no dijo nada, simplemente soltó el agarre y se levantó, no lo creía posible.


    Al mismo tiempo que tenía lugar esa conversación, Miyagi se despertaba notando un vacío en la cama. Shinobu no estaba donde antes cuando se había dormido y eso le preocupó. Se medio incorporó para mirar por la habitación y le encontró apoyado en el marco de la ventana mirando por ella, estaba tan hermoso. Se levantó y fue a abrazarlo por la espalda.
    -¿Pasa algo?- pregunto con ternura el mayor.
    -No,… nose…. He tenido un mal presentimiento y no podía dormir- contestó el rubio apoyándose sobre el pecho del mayor.
    -Estoy contigo, no te dejo solo así que no te preocupes- dijo Miyagi para intentar calmarlo mientras le besaba la coronilla. Shinobu parecía bastante afectado. Se giró para encararlo y enterrar su rostro en su pecho.
    -Estás desnudo- afirmó Shinobu.
    -Tú también- contestó Miyagi mientras lo abrazaba bien fuerte para protegerlo de los fantasmas que le acechaban.
    -Pero me he puesto una manta, así que técnicamente no voy…- no pudo acabar la frase ya que los labios de Miyagi estaban sobre los suyos en un beso demandante.
    -Sí, y es un total estorbo- dijo Miyagi. Y sin creer lo que veían sus ojos Shinobu abrió la manta para pasarle los brazos por el cuello, rodeándoles a ambos con la manta mientras se acercaba para volver a besarlo, mientras que Miyagi le rodeaba por la cintura bajo la manta.
    -¿Mejor?- preguntó Shinobu sobre los labios de Miyagi.
    -Ahora sí- dijo Miyagi, ahora que todo su cuerpo estaba en contacto, ahora que no había estorbos. Miyagi paseó sus manos hasta llegar a las nalgas de Shinobu, las acarició y apretó un poco, junto antes de bajar un poco más parar levantarlo a peso, sorprendiendo a Shinobu un poco. El cual totalmente sonrojado por la situación le rodeó con las piernas para sujetarse, sabiendo que Miyagi notaría su erección. Miyagi lo miraba directamente a los ojos, de una forma intensa que no ayudaba en absoluto en el sonrojo me Shinobu.
    -Acércate- le ordenó Miyagi. Cosa que Shinobu hizo, se acercó lo suficiente para besarlo pero sin hacer contacto. Sino que fue Miyagi quien cortó el poco espacio que les separaba. Mientras Shinobu lo acercaba más con las manos en sus cabellos. Sin embargo el momento de pasión y amor no duraría tanto, ya que la puesta golpeando fuertemente la pared, al ser abierta sin cuidado los sorprendió, haciendo que se separasen y mirasen hacia el origen del ruido viendo al padre de Shinobu que les miraba con una cara mezcla de enfado, decepción y desprecio, un poco pálida con un leve sonrojo en las mejillas, característico del hombre cuando se enfadaba.




    Espero que os guste esta primera parte de la pareja, intentaré no tardar mucho en actualizar, pero no puedo prometer nada. Espero los comentarios con ilusión.


    :=FROGGSEY: :=FROGGSEY: :=FROGGSEY: :=FROGGSEY: :=FROGGSEY:
     
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