Donde quiera que estes

Harry se da cuenta de que ama a cierto profesor per quiza ya es un poco tarde, para ambos.

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  1. snape1996
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    Donde quiera que estés
    Categoría: Harry Potter
    Personaje: Harry Potter, Severus Snape.
    Géneros: Romance. Angustia
    Clasificación: k
    Advertencias: Chan=Adulto/Menor,muerte , drama
    Capítulos: 3
    Completa: Si
    Disclaimer: Todos los personajes de este fanfic pertenecen a la increíble J.K.Rowling, yo solo los uso para hacer relatos, no gano dinero con eso y tampoco quiero ganarlo.

    Capitulo 1

    Ahí estaba Severus Snape, profesor de pociones y espía de Voldemort, más enfadado que nunca, sin saber que hacer o que decir. Tan solo se cogía la cabeza con las dos manos, intentando disimular su enfado, su rabia, si ira. Y ahí estaba el mocoso con cara de arrepentimiento y miedo en sus ojos, respirando tan irregularmente que parecía que acababa de ver a un dementor o al mismo Lord Voldemort. Snape no podía sacar la vista de aquellos ojos verdes que tanto había amada y que sin embargo, ahora odiaba.
    Realmente Harry Potter parecía temerle, y no le extrañaba nada, él había osado hurgar en el pasado de su profesor. No hacían nada más que mirarse sin saber que decir. Pero había una cosa que Harry no sabía, Snape también le temía, temía que el niño fuera como su padre y le ridiculizara. Harry intento balbucear alguna cosa, pero de sus labios no salía ningún sonido. Snape simplemente lo miraba ira y entonces dijo furioso:
    - Váyase – aún no podía creerse que hubiese quedado expuesto delante de un niño, un mocoso de 17 años, insolente y descarado (vaya, como su padre). Snape volvió a ponerse las manos en la cabeza, mientras veía al muchacho irse. Siguió trabajando para distraerse un poco de lo sucedido, esperaba y deseaba que el niñato no contara nada, solo le faltaba eso.
    Hermione y Ron le miraban sin entender nada. ¿Que demonios le pasaba a su querido Harry, al niño-que-había- vivido, a su mejor amigo? Ron le dijo en voz baja a Hermione, para que Harry no lo oyera:
    - ¿Crees que lo habrá dejado con Ginny? – Hermione no sacaba los ojos de encima de Harry, que parecía un cachorrillo indefenso, esta negó con la cabeza a la pregunta de Ron y le susurro:
    - Tiene que ver con el profesor Snape, ayer cuando volvió de su clase de Oclumancia se puso a llorar.
    Justamente Snape entró por la puerta haciendo que todos aquellos que estaban hablando callaran, incluyendo a Ron y Hermione. Snape entró con paso decidido y ni miró a los amigos, sino que echó un vistazo a Potter de reojo y un escalofrío de recorrió todo el cuerpo, pero nadie lo notó, y dio gracias a Merlín a que nadie lo había visto.
    - Saquen sus utensilios de pociones- dijo más fríamente de lo normal.
    - ¿Ves? Que te había dicho Ron. El profesor Snape esta de muy mal humor- dijo Hermione, Ron resopló un poco.
    - Pero si él siempre esta de mal humor.
    Hermione bajó la cabeza de golpe al ver detrás suyo a Snape que miraba al pequeño Ron con dio y no dudó en atizarle un manotazo en la nuca, haciendo que este de quejara y los Slytherin se rieran por debajo de la nariz.
    - Señor Weasley, no se critica a un profesor y menos delante se sus narices. – Este soltó un pequeño lo siento y Snape siguió con la cacería.
    Vio al joven Potter mirando sus utensilios, pero apenas había hecho nada. Parecía tan concentrado en sus pensamientos, sin hacer caso a lo que pasaba a su alrededor. Snape maldijo el no poder estar a solas para hacerle un Legeremens. Mientras Harry pensaba en Snape, nunca se imaginó que su padre, al que tanto idolatraba, pudiera haber sido tan cruel, y eso le había hecho ver a Snape de otra forma. Y es que ya lo dicen, una persona es el resultado de su pasado.
    - Señor Potter- dijo Snape situándose detrás de él, pero el niño estaba más que concentrado – Potter – volvió a gritar el profesor cabreado. Vio como Hermione le daba un pequeño codazo, pero este no reaccionaba, realmente parecía estar en la cancha de Quidditch. Así que Snape no tuvo mas remedio que hacer aquello que Potter tanto odiaba - ¡Legeremens!
    - ¡No por favor! – dijo Harry suplicando, mientras la realidad la abofeteaba en la cara.
    Toda la clase rio hasta no poder más y Harry se giró para mirar a su profesor, pero este estaba tan cerca suyo que chocó contra su pecho haciendo que el niño retrocediera y que el caldero (vacío, obvio no había hecho nada) cayera. Harry se puso rojo, pero no por todo el desastre montado, sino por la cercanía de su profesor. Y es que desde la noche anterior estaba sintiendo unas cosas muy raras hacia Snape, y no le hacia mucha gracia. El profesor lo apartó de él, pues le estaban sucediendo unas cosas parecidas a las de el muchacho y tampoco le hacia mucha gracia, así que simplemente le miró con su mascara fría, vaya la que siempre ponía. Harry al ver aquella expresión, miro al profesor con ojos tristes y acobardados. ¿Qué le pasaba al niño? Se preguntó Snape.
    - Lo siento- dijo Potter con un hilo de voz. Snape deseó que fuera de noche para ver los “recuerdos” del muchacho, para saber el porqué de su tristeza, pues aunque lo negara se preocupaba por él mocoso.
    - Recoja ese desastre – dijo Snape justo cuando sonaba el timbre de final de clase. Vio a Harry encogerse un poquito y luego empezó a recoger- no se irá hasta que haga el ejercicio.
    Harry puso cara de pena, pero en el fondo estaba más que contento por poder estar un rato más con su profesor, aquel que había despertado tanta curiosidad y lo que no era curiosidad (N/A: ya me entendéis e.e) en el pequeño muchacho.
    Snape vio sorprendido a una muchacha pelirroja más pequeña que Harry entrar en el aula sin darse cuenta de la presencia del profesor. La muchacha miró a Harry que aún estaba agachada y rio a carcajada limpia.
    - ¿Se puede saber que haces, amor? – Dijo en un tono divertido, pero Harry no se molestó en contestarle.- Harry te estoy hablando.
    - ¿Qué pasa? – Ginny sonrió, Harry por fin se había percatado de que su novia estaba ahí, aunque esta solo era su novia cuando quería.
    - Te necesito – dijo mientras Harry se levantaba, entonces ella le rodeó por la cadera y empezó a darle pequeños besitos por todo el cuello, pero él no parecía concentrado a los insinuantes movimientos de Ginny- Harry, ¿Qué narices te pasa?
    - No ves que estoy ocupado- dijo Harry alzando un poco la voz, mientras vertía una pequeña cantidad de líquido dentro del caldero y empezaba a removerlo. Ginny dio un pequeño paso hacia atrás.
    - Últimamente pasas más tiempo con él que conmigo- y miró a Snape con cara de odio, y se largó de la misma forma en la que había venido. Snape estaba asombrado, se notaba que esa relación no iría a ningún lado, aún él no ser un experto en relaciones. Pero Ginny tan solo era una mocosa para Potter, además era hermana de Ron, es decir, era una Weasley y Harry aspiraba a más, o eso creía él. ¿Es que acaso estaba celoso de una niñata? No eso si que no. Salió de sus pensamientos cuando vio al joven mocoso en su escritorio con el ensayo en la mano y el caldero lleno.
    Harry se había perdido la cena y ahora le tocaba clase (privada) de Oclumancia, pero tenia tantas pocas ganas que casi no opuso resistencia cuando Snape entró en su mente.
    Harry miraba entristecido a la joven pelirroja que acababa de entrar en la residencia de Slyherin, mientras besaba apasionadamente a un joven rubio. ¡Draco! Harry corría hacia sus aposentos y se tiró a la cama y empezó a llorar desconsoladamente. Después de un rato, Harry se levanto y fue hacia el baño.
    Harry miró un poco ruborizado a Snape, pero este no hizo caso al sonrojo del niño y siguió con su exploración.
    Harry se bañó muy lentamente, pues no tenía prisa. Por suerte había demasiada espuma como para que se le viera nada. Se puso su uniforme y fue directo hacia las mazmorras. Ahí Snape visualizó la clase de Oclumancia de la otra noche y la pasó por encima, eso ya se lo conocía. Luego vio al chico volver a su habitación y lo vio llorar hasta quedarse dormido. Y se vio entrando en el sueño del muchacho.
    - ¡Snape pare!- chilló Harry jadeando, estaba sudado y respiraba con muy poca regularidad.- No quiero que vea mi sueño- dijo el muchacho casi llorando. ¿Qué narices había soñado el crio para estar así de alterado? Se preguntó Snape. No se burlo de él, pero dijo descaradamente:
    - pues impídelo
    - lo intento de veras, ¡por favor pare!- dijo Harry suplicando. Pero Snape tenia tanta curiosidad por saber lo que Potter había soñado, que volvió a su mente fácilmente.
    Harry estaba en su dormitorio con el pijama puesto, y se vio a si mismo entrar con una sola toalla que le tapaba lo más mínimo. Snape no pudo evitar ver la erección de Harry cuando este lo había visto salir así de la ducha. Se vio a si mismo desabrochándole las ropas a Harry, mientras este gemía muy sensualmente, mientras Snape lo besaba y acariciaba.
    Harry tan solo se ponía las manos en la cara sollozando de vergüenza, como podía haber dejado que Snape viera eso. El profesor hacia un buen rato que había echado a Potter se sus aposentos, después de ver como Harry Potter, su alumno odiado soñaba que su profesor de pociones le hacia el amor. Snape no podía creerlo, había sido tan bochornoso (para ambos).

    Capitulo 2

    Harry estaba tan nervioso que se mordía las uñas como si no hubiera mañana, Hermione le miró con cara extrañada y le dijo dulcemente:
    - Harry vas a hacerte daño, cariño.- Harry se volteó para ver a su amiga, que era como una hermana y una madre a la vez, y esta le sonrió, Harry le devolvió la sonrisa pero le salió una sonrisa rarísima, un tanto falsa. No podía creer que le tocaran tres horas seguidas con el profesor Snape, él había estado aplazando las clases de Oclumancia, parecía que el profesor le evitaba. Y eso le dolió tanto que la opresión en su pecho crecía cada día que no lo veía. Vieron entrar a Snape, se le veía diferente, más hermoso y seguro, menos frío, aunque claro eso solo lo notó Potter. Snape escribió unas indicaciones en la pizarra.
    - hoy haremos una clase especial – dijo en tono sarcástico. Ron resopló, examen sorpresa otra vez.
    - su tiempo empieza ahora, dentro de dos horas y media dejarán todos sus utensilios y no podrán hacer nada más- dijo Snape.
    Harry miro a todos los alumnos, como le podía haber pasado eso. Todo y las indicaciones de la pizarra era incapaz de hacer nada. La mente se le había quedado en blanco o en negro, ya que solo pensaba en Snape. Y notaba como este le miraba, cosa que le hacia ponerse más nervioso y hacia que se desconcentrara más aun. Durante las dos horas no pudo hacer nada, pues los ojos de Snape se clavaban más en él, como si quisiera comérselo vivo. Los alumnos fueron acabando sus pociones y el profesor empezó a poner notas en silencio.
    - Potter veo que no ha hecho nada ¿acaso quiere ser reprobado? – dijo Snape en tono burlón, mientras Hermione miraba a Harry sin entender nada, ellos habían estado estudiando porque conocían a Snape y sabían que a menudo ponía exámenes sorpresa.- luego se queda, quiero hablar con usted. Y siguió poniendo notas.
    La campana sonó y los alumnos salieron corriendo como si acabaran de ser torturados, bueno todos los alumnos no, Potter seguía sentado en su silla esperando a que Snape le echara la gran bronca por todo en general.
    - ¿se puede saber que le Potter? – el discurso de Snape había empezado, Harry se esperaba de todo menos lo que le dijo el hombre- usted es uno de los mejores alumnos que nuestra escuela ha tenido, pero útilmente hay alguien que ocupa su mente y si me permite preguntar, quisiera saber quien era.
    Harry sabía que no podía decirle que era él quien ocupaba su mente, pero igualmente él seguro que lo sabia y si ya lo sabía ¿Por qué narices preguntaba? Estuvo tentado a decírselo pero no pudo, no le salía nada de la boca y además se le había quedado la garganta seca.
    - ¡Potter no soy imbécil!- Snape sabia perfectamente que era él quien ocupaba la mente se Harry, pero le hubiera gustada oírlo de la boca del niño. Snape se situó muy cerca de él y estuvo tentado a besarle, pero no lo hizo. Sabia cual era su lugar y no podía fallar ahora. Snape se puso nervioso, algo que nunca le había pasado, pero es que mocoso no decía palabra alguna y empezó a chillar.
    - Que esperabas, ¿que viendo esas imágenes “tan románticas” y hermosas me enamoraría de ti? , ¿Que te querría como nadie antes lo ha hecho, que te desearía, te protegería? – Snape hizo una pausa y se sentó cansado en la silla- Pues si- dijo casi en tono de desesperación, le había costado tanto entender que es lo que sentía por el chico, no lo odiaba como él siempre había pensado por ser el hijo de James, aquel que había arruinado su juventud, ni tampoco lo amaba por ser hijo de Lily, la mujer a la que siempre había amado, o eso es lo que él pensaba. Le amaba por ser Harry y solo Harry, tenia defectos y virtudes, como todos, pero había algo que le volvía loco, su increíble optimismos ese que justamente le faltaba a él, le amaba porque eran dos mitades perdidas y por fin habían encontrado a alguien a quien aferrarse.
    Harry no podía creerlo, Snape acababa de declarase, de manera indirecta pero lo había hecho e instintivamente se levantó y fue hacia Snape, quien se levanto también al ver las intenciones del muchacho, Harry pasó sus manos por la nuca de Snape, y se puso de puntitas buscando esos hermosos labios que tanto había anhelado. Pero cuando por fin iban a encontrarse sus labios se oyó la voz de megafonía un tanto nerviosa decir:
    - que todos alumnos vayan a sus respectivas habitaciones.
    Snape miro a Harry habían llegado sus horas. Snape besó dulcemente a Harry en la frente y partió a las mazmorras donde le esperaba su fin, aunque por fin había encontrado a alguien a quien amar y eso le puso triste, no sin antes decirle a Potter, aunque fuera mentira:
    - Todo irá bien
    Era todo un caos. Los alumnos corrían en todas direcciones, muchos de ellos fueron enviados a sus respectivas casas. Harry corrió en dirección contraria, hacia donde su corazón le indicaba, hacia las mazmorras. Corrió sin importarle lo que oía, sin importarle la voz de sus amigos y no tan amigos, sin importarle que McGonagall le castigará, eso era lo de menos. Vio como Draco corría con Ginny cogidos de la mano, sin importarles nada a su alrededor, no sintió rabia, quizá Ginny necesitaba a alguien como Draco y les deseó lo mejor. Ron y Hermione se dispusieron a seguir a Harry, pero cuando llegaron a las mazmorras quizá ya era un poco tarde, pues Voldemort había llegado y parloteaba con Snape, más que parlotear discutían. Harry quería salir de dónde se encontraban escondidos para salvar a su profesor, pero ni Hermione ni Ron se lo permitieron. Los amigos oyeron algo que les dejó paralizados:
    - Mátalo Nagini – dijo Voldemort con furia. A cada golpe que la serpiente daba Harry sentía en su corazón el dolor de la pérdida, pero el profesor era valiente y saldría de aquella, confiaba plenamente en él. Cuando dejaron de oír golpes fueron corriendo hacia dentro de la habitación. Harry puso sus manos en la boca para no gritar de dolor cuando vio aquello. No podía creer lo que sus ojos veían, a su profesor de pociones a punto de morir, a su profesor al borde de la muerte, a su amado profesor de pociones morir para salvarle a él. Harry ya no ocultaba sus lagrimas, como tampoco lo hacia Hermione. De un ojo de Snape salió una pequeña lagrimita:
    - Cójala, cójala- dijo suplicando, sus labios temblaban, y Harry le hizo caso por primera vez en su vida, cogió un pequeño botecito y espero para que la lágrima cayera dentro del botecito. – Tienes los ojos de tu madre- susurró Snape y acto seguido cerró los ojos. Harry negaba con la cabeza, negaba y lloraba.
    - no por favor, profesor no mueras. No por favor, por favor- a cada por favor que decía una punzada de dolor le atacaba en el estomago. Hermione puso una mano en el hombro de Harry y le dijo suavemente:
    - Ve, yo me quedaré e intentaré salvarle- dudó un momento, pero tenia Hermione tenia razón tenia que acabar con aquel odioso mago, aquel que había matado a sus padres y que había estado a punto de matar a su amado. Harry salió corriendo acompañado de Ron, no dejaría de Snape muriera, el mismo se encargaría de tomar venganza por todo el dolor que el maldito Voldemort le había hecho pasar.
    La batalla acabó, pero a Harry solo le importaba una sola cosa, saber si su amado profesor había sobrevivido, pero estaba tan exhausto que se desmayó y perdió el conocimiento allí mismo.


    Capitulo 3

    Se levantó un poco cansado y con muchos golpes, le dolían las costillas y apenas podía moverse. Miró a su alrededor, pero apenas veía nada. La agonía era tanta que pensó que efectivamente había muerto, pero si estaba muerte no me dolería todo, pensó para si mismo. La recuperación de Harry muy lenta, pero había evolucionado correctamente, tanto que ahora ya podía moverse con más facilidad. Ahora una sola idea le rodaba por la cabeza, ir a por el encuentro de Snape.
    Y ahí estaba el profesor dormido, en una cama de la enfermería con un montón de regalos alrededor. Harry se sentó y Snape hizo una mueca haciéndole saber que estaba despierto y que lo veía todo. Harry río, una risa que se esparció por toda la triste enfermería haciendo que se volviera un poco más alegre.
    - Severus – cantó el chico- Severus, sé que estas despierto. El profesor sin abrir los ojos dijo en tono enfadado:
    - no me tuteé Potter.
    Harry río, Snape siempre se había reído de él y le hacia enfadar, y ahora era Harry quien se reía y divertía haciendo enfadar al profesor. Este se recostó un poco en su cama y Harry acercando un poco su rostro hacia el de Snape dijo:
    - ¿de verdad te gustan mis ojos, eh?
    - este es mi ultimo aviso… Potter- dijo Snape cerrando sus dientes. Snape se volteó para ver al muchacho, pero no recordaba la cercanía de sus rostros, estaban tan cerca que podían oír la respiración del otro, Harry cogió entre sus manos el rostro de su profesor y sin temer al rechazo le besó. El profesor estaba tan asombrado que casi no podía pensar con claridad, simplemente la aroma del muchacho le atraía tanto, no se lo pensó un segundo y le devolvió el beso. Harry había tenido tanto miedo a perderle, tanto, que las lagrimas de felicidad caían por su rostro sin poder remediarlo y Snape dulcemente las limpiaba.
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    Harry se despertó, aquel día le habían dado el alta y por fin podría hacer aquello que tanto había deseado con su amado profesor. Salió silbando hacia el jardín, pero se quedó petrificado, no precisamente por que le hubieran hechizado, al ver una cosa delante de sus ojos, un poco borrosos por las lágrimas que le caían, y que no sabía cuando habían empezado a caer.
    “Severus Snape, el mejor profesor de pociones que hubo en Howartts. No le olvidaremos”.
    Era una estatua del rostro del profesor Snape. Entonces eso significaba que Nagini realmente lo había matado, maldijo a Voldemort por que por su culpa Snape había muerto, maldijo a Hermione por que no había sido capaz de cumplir su promesa, aunque sabia que ella no tenia la culpa y finalmente se maldijo a si mismo por haber tardado tanto en darse cuanta de lo que sentía por Snape. Sus piernas flaqueaban y entonces empezó a arrodillarse, sin tener en cuenta las miradas que le echaban los demás alumnos, que no entendían que le pasaba al niño-que-había- vivido. Se levantó como pudo, es decir un poco penosamente y aún con lágrimas cayendo de sus hermosos ojos verdes, esos que habían hecho que su profesor de pociones arriesgara su vida. Espero a que se vaciara un poco el jardín y cuando no quedó nadie, se acercó a los labios de la estatua de Snape y dulcemente los besó. Quería que su profesor Severus Snape notara ese beso donde quisiera que estuviera y que viera que nunca dejaría de amarle. Y ahogado en sus penas Harry Potter se durmió junto a la estatua que tanto amaría el resto de su vida.
     
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