Te odio...amor (Harry/Draco) +16. TERMINADO

Todo empezó en la tienda de túnicas de Madame Malkin, se vieron y...se odiaron ¿verdad?. (Algo de Ron x Hermione & Sirius x Remus). OoC. Mpreg opcional.

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  1. Rukkiaa
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    El club de duelo



    Octubre. Una epidemia de catarro por culpa del húmedo frío, se extendió por el colegio y el profesorado. Ginny Weasley no parecía pasar por su mejor momento. Y a pocos días para Halloween y a pesar de haber lluvia, Oliver Wood seguía dale que dale con los entrenamientos, ya que pronto también sería el primer partido y como no, contra Slytherin.

    Por un suceso relacionado con barro y Filch enfermo con catarro, Harry, y como favor a Nick Casi Decapitado, aceptó ir a su cumpleaños de muerte la noche de Halloween, fiesta a la que también estaban invitados Ron y Hermione, siendo la chica la más entusiasmada. La fiesta resultó ser en las mazmorras, todos los invitados eran cientos de fantasmas y la comida estaba asquerosa y podrida. Se quedaron lo suficiente, por compromiso y salieron huyendo de allí a la menor oportunidad. Pero al salir, Harry comenzó a oír la espeluznante voz que había escuchado durante su castigo y siguiéndola, sus amigos y él se acabaron topando con la señora Norris, petrificada y con un mensaje muy extraño que decía que La Cámara de los Secretos ha sido abierta. Temed, enemigos del heredero. Filch se pilló un tremendo enfado y no cesaba de culpar a Harry. Malfoy había dicho que los siguientes serían los sangre sucia.

    Los días continuos, no se hablaba de otra cosa, y Filch siempre hacía guardia en el lugar donde había sucedido lo de su gata por si el culpable volvía a la escena del crimen. Ginny, después del conserje, parecía la más afectada con lo ocurrido al minino y Hermione, que no dejaba de leer, más de lo que lo hacía habitualmente, que ya era decir mucho. Para colmo, algunos de la escuela comenzaban a evitar a Harry como si le viesen culpable de lo ocurrido.

    Cuando llegó la hora de ir a la aburrida clase de Historia de la Magia, Hermione preguntó al profesor Binns qué era la Cámara de los Secretos, y fue la única vez que todos los alumnos prestaron atención sin adormilarse. El problema, era que en la historia que les contó el fantasma había pronunciado las palabras heredero de Slytherin y monstruo, algo que los alumnos no olvidarían fácilmente.

    Y con todo eso, Harry se devanaba los sesos, culpable, porque nunca les había contado a sus amigos que el sombrero seleccionador le había estado a punto de enviar a Slytherin y que no lo había hecho porque él mismo se lo pidió. Además como era de suponer, algunos alumnos ya consideraban a Harry el heredero de Salazar Slytherin.

    Deciden investigar el lugar donde la señora Norris fue petrificada y acaban entrando en el baño de las chicas donde está el sentimental fantasma de Myrtle la llorona, a la que le preguntan por lo ocurrido aquella noche, pero la fantasma no les ayuda demasiado.

    En la sala común, el trío empieza a pensar en quién podría ser el verdadero heredero de Slytherin.

    -Pensemos-dijo Harry-¿conocemos a alguien que piense que los que vienen de familia muggle son escoria?-al moreno le dolía reconocerlo, pero blanco y en botella...

    -Si te refieres a Malfoy...-dijo Hermione.

    -¡Naturalmente!-añadió Ron-ya lo oísteis, ¡seréis los siguientes sangre sucia!, no hay más que ver su asquerosa cara de rata para saber que es él...

    -¿Malfoy el heredero de Slytherin?-dijo escépticamente Hermione.

    Aunque no le gustase, era muy obvio para Harry- fíjate en su familia, todos han pertenecido a Slytherin, él siempre alardea de ello, podría ser perfectamente descendiente del mismo Slytherin, su padre es un verdadero malvado.

    -¡Podrían haber conservado durante siglos la llave de la Cámara de los Secretos!, pasándosela de padres a hijos-exclamó Ron.

    -Bueno-dijo Hermione rindiéndose-supongo que puede ser.

    Y con esa idea planearon una estrategia con la que sonsacarle a Draco la verdad, convirtiéndose en sus amigos de confianza con la complicada poción multijugos. Lo malo, que tardarían un mes en realizarla.

    Llegó el sábado, día del partido Gryffindor vs. Slytherin, además era el primero de Draco como buscador oficial del equipo.

    Ése fue, hasta la fecha, el peor partido de quidditch para Harry, porque pasó todo el juego evitando una bludger loca que iba a por él sin descanso, parecía que con ánimo de matarle.

    Tras un rato huyendo, que pareció interminable, un silbido en el oído indicó a Harry que la bludger había vuelto a pasarle rozando. Dio media vuelta y voló en la dirección opuesta.

    -¿Haciendo prácticas de ballet Potter?-le gritó Malfoy desde su escoba, cuando Harry se vio obligado a hacer una ridícula floritura en el aire para evitar la bludger. El moreno escapó, pero la bludger lo seguía a un metro de distancia. Y en el momento en que dirigió una mirada a Malfoy, vio la dorada snitch, volando tan sólo a unos centímetros de la oreja izquierda del rubio, pero éste estaba tan ocupado riéndose del ojiverde, que no la había visto.

    Pero el Gryffindor se quedó quieto demasiado tiempo, y la bludger arremetió violentamente contra su brazo, rompiéndoselo. Harry sintió un dolor inmenso, y la bludger volvió a ir contra él, a su cara, y solo podía pensar en coger a Malfoy, y fue a por él, que con expresión horrorizada, pensó que el león le estaba atacando y se apartó, lo que benefició que pudiese coger la snitch y que Gryffindor ganara el partido.

    Tras la horripilante muestra de torpeza del profesor Lockhart, que dejó el brazo lesionado de Harry como gelatina, tuvo que pasar la noche en la enfermería y bebiendo el asqueroso crecehuesos que le había dado la enfermera Pomfrey. Dobby se le había presentado mientras dormía y le confesó que él fue el que manipuló la bludger e impidió que Ron y Harry atravesaran la columna a principios de curso. Todo para salvar la vida de Potter, supuestamente. Esa misma noche, Colin Creevey, fue petrificado con su cámara fotográfica en las manos.

    A la mañana siguiente cuando salió de la enfermería, fue al lavabo de las chicas donde Ron y Hermione preparaban la poción y les contó lo de Dobby y Colin. El pelirrojo estaba muy contento porque al ganar el partido, Gryffindor iba por delante en la copa de la casa, al haber conseguido cincuenta puntos.

    Durante la segunda semana de diciembre, la profesora McGonagall, pasó la lista de los que se quedarían en navidad, y sorprendentemente y por fortuna, Malfoy y sus inseparables amigos también se quedarían. Por lo que el trío aprovecharía las vacaciones para sonsacarle la confesión al rubio.

    Una semana después, Harry, Ron y Hermione, vieron un puñado de personas aglomeradas frente a un pergamino que anunciaba un club de duelo, que a todos pareció interesante y que iba a ser esa misma noche a las ocho, en el Gran Comedor.

    Resulta que era impartido por Lockhart y Snape había acudido para ayudarle. Obviamente, el profesor de Pociones, que detestaba al de Defensa Contra las Artes Oscuras, aprovechó un duelo de prueba entre ellos dos para ridiculizarle frente a los alumnos. Y a continuación, pusieron a los estudiantes por parejas para que practicaran desarmarse. Snape separó a Ron y a Harry, emparejando al pelirrojo con Seamus y al moreno con Draco.

    El rubio se le acercó pavoneándose y sonriendo. Un gesto muy Malfoy, pensaba Harry sonriendo de medio lado.

    -¡Poneos frente a vuestros contrincantes-dijo Gilderoy- y haced una inclinación!

    Harry y Draco apenas bajaron la cabeza, mirándose fijamente el uno al otro. Harry se puso nervioso al verse reflejado en las orbes grises que le contemplaban profundamente.

    -¡Varitas listas!-gritó el narcisista profesor-cuando cuente hasta tres, ejecutad vuestros hechizos para desarmar al oponente, sólo para desarmarlo, no queremos que haya ningún accidente, uno, dos y...tres.

    Harry apuntó la varita hacia los hombros de Malfoy, no quería golpearle en algún lugar que le pudiera hacer mucho daño, pero el rubio, que había empezado a la de dos, le lanzó un hechizo que tuvo en él el mismo efecto que si le hubieran golpeado en la cabeza con un bate de quidditch. Se tambaleó pero aguantó, y sin perder tiempo contraatacó.

    -¡Rictusempra!-y de su varita salió una luz plateada que alcanzó a Malfoy en el estómago y éste se retorció, preocupando al ojiverde, ya que lo veía respirar con dificultad.

    Draco a pesar de su situación, le lanzó a Harry otro hechizo-¡Tarantallegra!-dijo y las piernas del moreno empezaron a moverse sin control.

    Harry le lanzó un hechizo de cosquillas como pudo y el ojigris acabó de rodillas en el suelo, sin poder moverse por el ataque de risa que tenía, incluso llorando y gimiendo por el dolor incipiente en su estómago, todo provocado por las carcajadas.

    -¡Alto!¡alto!-gritaba Lockhart, pero Snape se hizo cargo y con un Finite Incantatem, dio por finalizado el duelo de prueba, por lo que ambos chicos pudieron volver a la normalidad.

    Gilderoy decidió entonces ''enseñarles'' a que interceptasen los hechizos indeseados y pidió un par de voluntarios, que Snape decidió nuevamente que fueran Harry y Draco. El moreno, que sabía que el profesor de Pociones parecía tener la extraña habilidad de leer su mente, temía que eso fuera verdad y por eso sentía fijación por emparejarlo con el rubio platinado, cosa que no le desagradaba, pero sí el hecho de tener que lastimarlo. Su parte Gryffindor, pensó.

    La pareja...de duelistas, subió a la tarima del centro de la sala.

    -Veamos Harry- dijo Lockhart- cuando Draco te apunte con la varita tienes que hacer esto-levantó la varita, intentó un complicado movimiento, pero se le cayó al suelo y se apresuró a recogerla.

    Mientras Snape se acercó a Malfoy y le susurró algo al oído, lo que puso al rubio una sonrisa en la cara.

    Harry estaba asustado, y pidió al profesor que le volviese a explicar lo de interceptar.

    -¿Asustado Potter?- dijo el rubio.

    -Más quisieras- dijo Harry.

    -Simplemente hazlo como yo Harry- dijo Gilderoy dando una palmada en la espalda al moreno.

    -¿El qué? ¿dejar caer la varita?- Lockhart le ignoró y contó hasta tres.

    Malfoy rápidamente alzó la varita y exclamó-¡Serpensortia!-y una larga serpiente negra salió de la varita.

    Al final de esa clase, todos los alumnos tenían miedo de Harry, por que al parecer, hablaba pársel, el lenguaje de las serpientes, al igual que Salazar Slytherin, lo que acrecentó los rumores de que él era el heredero. Y más problemas se acumularon y más odio hacia él, cuando se topó con Justin Finch-Fletchley petrificado y al fantasma de Nick Casi Decapitado, igual, flotando junto al cuerpo.

    Continuará...
     
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  2. Dan2102
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    Genial, gracias por el fanfic tan bueno :) espero conti!
     
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  3. Rukkiaa
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    Nido de serpientes



    Por suerte para Harry, Albus Dumbledore confiaba en él y no lo culpaba de absolutamente nada, bueno ni el director, ni sus fieles amigos Ron, Hermione y Hagrid. Y su visita al despacho del anciano le había hecho volver a hablar con el sombrero seleccionador y conocer al fénix Fawkes.

    Los únicos que parecían tomarse el tema del heredero de Slytherin con humor, eran los gemelos, cosa que no disgustaba a Harry en absoluto, de hecho, le aliviaba. Pero las payasadas de los Weasley, aparentemente, molestaban mucho a Draco.

    -Eso es porque está rabiando de ganas de decir que es él-dijo Ron-ya sabéis como aborrece que se le gane en cualquier cosa y tú te estás llevando toda la gloria de su sucio trabajo- añadió dirigiéndose a Harry.

    Finalmente llegaron las vacaciones y la mañana de Navidad, Hermione les despertó para los regalos. Ese día Harry recibió un mondadientes de los Dursley, de Hagrid un gran bote de caramelos de café con leche, de Ron un libro de su equipo de quidditch favorito, de Hermione una pluma de águila para escribir y de la señora Weasley un nuevo jersey y un plumcake.

    Fueron a la comida de Navidad y Harry tuvo que soportar los comentarios burlones que Draco Malfoy lanzaba sobre su jersey, desde la mesa de Slytherin.

    Cuando cayó la tarde, el trío puso en marcha el plan para tomarse la poción multijugos, y después de conseguir los cabellos de Crabbe y Goyle, Harry y Ron se transformaron en ellos y partieron rumbo a las mazmorras, pero se perdieron y el tiempo pasaba. Por suerte, Draco les encontró.

    A Harry le encantó verlo, como siempre, y le siguieron hasta la entrada de las serpientes, nido al que accedieron, después de que el rubio dijese la contraseña sangre limpia.

    En la sala común de Slytherin ardía el fuego en la chimenea, y varios de sus alumnos se encontraban en sillas alrededor de la habitación. Malfoy hizo a los falsos Crabbe y Goyle que se sentasen y les enseñó algo que según él era muy gracioso, un recorte de El Profeta en el que se leía que al señor Weasley le habían multado con cincuenta galeones por embrujar un coche muggle.

    Harry y Ron fingieron que les hacía gracia, aunque ni que decir tiene que al pelirrojo no se la hacía en lo más mínimo.

    -Arthur Weasley tiene tanto cariño a los muggles que debería romper su varita e irse con ellos, por la manera en la que se comportan nadie diría que los Weasley son sangre limpia-dijo el rubio.

    A Ron se le contorsionó la cara.

    -¿Qué te pasa Crabbe?-preguntó Malfoy.

    -Me duele el estómago-gruñó Ron.

    -Bueno, pues id a la enfermería y dadles a todos esos sangre sucia una patada de mi parte-dijo el ojigris riéndose-me sorprende que El Profeta aún no haya dicho nada de todos esos ataques, supongo que Dumbledore está tapándolo todo, si no para la cosa pronto, tendrá que dimitir...mi padre dice que la dirección de Dumbledore es lo peor que le ha ocurrido nunca a este colegio, le gustan los que vienen de familia muggle y un director decente no habría admitido nunca una basura como el Creevey ese...Potter ¿puedo sacarte una foto Potter?-añadió imitando a Colin-¿me concedes un autógrafo?¿puedo lamerte los zapatos Potter?

    Harry y Ron fingieron risas.

    -San Potter, el amigo de los sangre sucia....ése es otro de los que no tienen verdadero sentimiento de mago, de lo contrario no iría por ahí con esa sangre sucia de Granger ¡y se creen que es el heredero de Slytherin!-el corazón de Harry palpitaba con fuerza, no le gustaba lo que decía Malfoy, pero se veía que pensaba en él más de lo que creía en un primer momento, ya que siempre lo estaba nombrando, además de que ya había picado el anzuelo y podrían sacarle la verdad-me gustaría saber quien es-continuó Draco- podría ayudarle...

    Harry dijo-pero tú sabes quién es ¿verdad?

    -Ya sabes que no Goyle, te lo dije ayer, y mi padre tampoco quiere decirme nada sobre la última vez que se abrió la cámara, aunque fue hace cincuenta años, él lo sabe todo sobre aquello, pero sé algo, la última vez que se abrió la Cámara de los Secretos, murió un sangre sucia, así que es sólo cuestión de tiempo que muera otro esta vez y espero...que sea Granger- dijo el rubio, cosa que molestó mucho a Ron. Pero los efectos de la poción se les comenzaban a pasar y tuvieron que salir corriendo de allí excusando dolor de estómago.

    Cuando regresaron al baño de las chicas, se encontraron con Hermione, transformada en gato y tuvo que pasar varias semanas en la enfermería. Una noche tras visitar a su amiga, Harry y Ron descubrieron en el baño de Myrtle un diario de tapas negras, que pertenecía a un tal T.M. Ryddle, y que el moreno se llevaba a todas partes, ya que le intrigaba el hecho de que estuviese en blanco, al igual que a Hermione que se entusiasmó con el hallazgo.

    Y llegó el 14 de Febrero, y al profesor Lockhart se le ocurrió una brillante idea para subir la moral de los estudiantes, celebrar San Valentín, poniendo a disposición de los alumnos, enanos disfrazados de Cupido para ofrecer felicitaciones a quien lo solicitase. Cosa que claro está, desagradaba a Harry y a Ron.

    Cuando iban rumbo a clase de Encantamientos, un enano abordó a Harry porque según él, tenía un mensaje musical que entregarle, de parte de otra persona. El ojiverde, tenía tanta vergüenza de que eso ocurriese delante de todos los alumnos que salió huyendo, mientras Ginny Weasley le observaba.

    El enano tiró demasiado de Harry y provocó que todos los libros de su bolsa se desparramasen por el suelo, formando alboroto.

    -¿Qué pasa ahí?-la voz de Draco Malfoy surgió entre el coro de personas arremolinadas alrededor de Harry, que definitivamente, confirmó que el rubio era siempre oportuno. El moreno se apresuró a recoger los libros, no fuera que el enano se pusiera a cantarle delante de todos...y de Malfoy, del que no cabía la posibilidad, que le hubiese mandado el mensaje, de ser así ¿le gustaría recibirlo?...seguro que sí.

    El príncipe de las serpientes ya estaba en primera fila disfrutando del espectáculo que daba Potter en el suelo recogiendo libros nervioso y sudando, cuando apareció Percy Weasley, el prefecto-¿por qué toda ésta conmoción?

    Harry quiso escapar, pero el enano lo derribó y sentándose sobre él comenzó a cantarle una ridícula canción que provocó las risas de todos. Percy empezó a echar a la gente, pero Draco cogió algo del suelo que resultó ser el diario de Ryddle, que pensaba sería del moreno sin duda-devuélvelo Malfoy- dijo el prefecto.

    -Cuando le haya echado un vistazo-dijo el rubio mirando a Harry.

    El ojiverde sacó su varita y gritó-¡Expelliarmus!-haciendo que el diario volase de las manos de Malfoy a las de Ron, cosa que enfadó al rubio.

    Así que cuando Ginny pasó por el lado de la serpiente, éste le gritó-¡me parece que a Potter no le gustó mucho tu estúpida felicitación de San Valentín comadreja!- provocando que la pelirroja se tapase la cara con las manos y saliera corriendo.

    Pero gracias al incidente, Harry descubrió lo que ocultaba el diario de Ryddle.

    Durante las vacaciones de Semana Santa, los de segundo curso tuvieron que elegir las asignaturas optativas de tercero. Y a Harry alguien le robó el diario en su habitación. Cuando iban a jugar un partido Gryffindor contra Hufflepuff, McGonagall lo suspendió porque habían petrificado a Hermione, y a la prefecta de Ravenclaw, Penelope Clearwater. Por lo que instauran nuevas normas y la gente deja de temer a Harry ya que el no hubiera sido capaz de hacerle eso a su mejor amiga. Harry y Ron van a ver a Hagrid y deben seguir a las arañas para saber lo que ocurre en el castillo, ya que al gigante lo llevan a Azkaban y a Dumbledore lo quitan del cargo.

    Hasta que llegó la noche en la que el moreno y el pelirrojo se adentraron en el Bosque Prohibido con Fang, descubriendo que las arañas, en concreto, Aragog, la acromántula descomunal de Hagrid, no tienen nada que ver con los ataques. Y gracias a Hermione y un papel que ésta tenía en su mano, averiguan que el que petrifica con la mirada es el basilisco y se mueve por las cañerías. Harry y Ron descubren que la muggle muerta hace cincuenta años es Myrtle. Que el profesor Lockhart es un farsante. Y que Ginny ha sido llevada a la Cámara Secreta. Por suerte y gracias a que Harry sabe pársel, llegan a la Cámara y con la ayuda de Fawkes, el moreno derrota al basilisco y acaba con el recuerdo de Ryddle, que resulta ser Voldemort, rescatando finalmente a Ginny.

    Por esta hazaña, Dumbledore da doscientos puntos a Harry y doscientos a Ron, asegurándose la copa de la casa de ese año también Gryffindor. Harry libera a Dobby, que descubre que es el elfo doméstico de los Malfoy. Hermione y los demás petrificados vuelven a la normalidad. Y Hagrid sale de Azkaban regresando a la escuela.

    Y cuando llegó el fin de curso, con la alegría de que se suspendieron los exámenes, Harry da su número de teléfono a sus amigos, por si las moscas.

    Continuará...
     
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  4. Dan2102
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    Excelente como siempre :) gracias! OJala pronto pase algo entre esos dos jejeje

    Saludos, conti pronto! :)
     
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  5. Rukkiaa
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    El desmayo



    Un nuevo verano en casa de sus tíos Vernon y Petunia. Harry había conseguido, a escondidas, sacar algunos libros de su baúl y hacer los deberes mientras sus desagradables parientes dormían y además había logrado poder liberar a Hedwig, que salía a menudo a estirar las alas.

    Harry cumplió trece años. Y a diferencia del resto de su vida, esta vez tuvo regalos. Ron, que estaba en Egipto, visitando con su familia a su hermano Bill, le envió con la pobre lechuza Errol una carta y un regalo, un chivatoscopio de bolsillo. Hermione también le escribió desde Francia y le obsequió un equipo de mantenimiento de escobas voladoras, algo que dicho sea de paso, entusiasmó sobremanera a Harry. Y Hagrid, también le envió una misiva junto con la nueva carta de Hogwarts, y como regalo el gigante le mandó un libro viviente y peligroso llamado El monstruoso libro de los monstruos, que al moreno no le quedó alternativa y tuvo que atar con un cinturón.

    Y como siempre en la vida de Harry, las cosas se complicaron. Tras la visita de Marge, la insoportable hermana del tío Vernon, el ojiverde había sin querer (pero queriendo) convertido a la susodicha tía Marge en un globo que sobrevoló Privet Drive y más allá. Harry se pilló un enfado bestial y acabó en la calle, solo, de noche y con su pesado baúl, sumado al miedo de haber sido expulsado de la escuela por haber usado magia aún sin varita, por lo que se planteaba ser un prófugo de la justicia e ir a por su dinero en Gringotts a la mañana siguiente y desaparecer.

    Por fortuna, el mundo mágico y sus ilimitados recursos, hizo acto de presencia en forma de autobús noctámbulo, y a Harry le cayó del cielo, porque segundos antes de aparecer el extraño vehículo, había visto la silueta de un perro negro, tan grande como un oso, acechándolo en la oscuridad.

    -Bienvenido al autobús noctámbulo, transporte de emergencia para el mago o la bruja extraviados, alargue la varita, suba a bordo y lo llevaremos a donde quiera, me llamo Stan Shunpike, estaré a su disposición esta noche...¿qué es lo que tienes en la frente?-dijo el chico, que tenía la cara llena de granos y orejas grandes.

    -Nada-dijo Harry rápido, tapándose la cicatriz con el pelo, si el Ministerio de Magia lo buscaba, no quería ponerles las cosas demasiado fáciles.

    -¿Cómo te llamas?-insistió Stan.

    -Draco Malfoy- respondió Harry, dando el primer nombre que le vino a la cabeza, algo que no era de extrañar, puesto que siempre lo tenía ahí, Malfoy...-así que...así que este autobús...-intentó decir algo deprisa para desviar la atención del cobrador del bus, que no parecía muy convencido con que el nombre concordase con su cara o a saber por qué-¿has dicho que va a donde yo quiera?

    -Sí-dijo Stan- a donde quieras siempre y cuando haya un camino por tierra...nos has dado el alto ¿verdad?...sacaste la varita y...¿verdad?

    -Oh si-dijo Harry, aunque en realidad la había sacado para ver la bestia negra con más claridad-¿cuánto me costaría ir a Londres?

    -Once sickles- respondió el cobrador- pero por trece te doy además una taza de chocolate y por quince una bolsa de agua caliente y un cepillo de dientes con el color que tú quieras.

    Harry pagó al muchacho y éste le llevó a su cama, sí, cama, porque el autobús tenía tres pisos, y en vez de asientos tenía camastros por todos lados en los que algunos brujos dormitaban.

    -La tuya es ésta-susurró Stan a Harry mientras metía el baúl del moreno bajo la cama de hierro que se situaba detrás del conductor-éste es nuestro conductor, Ernie Prang, éste es Draco Malfoy, Ernie.

    El conductor le hizo a Harry un ademán con la cabeza en forma de saludo y el increíblemente rápido autobús salió disparado rumbo a alguna parte.

    Después de dejar a varios brujos y brujas en diferentes lugares, Stan volvió a dirigirse a Harry, esta vez porque hablaban de lo que salía en El Profeta, la fuga de un tal Sirius Black de Azkaban, un peligroso siervo de Quien-no-debe-ser-nombrado.

    -Bien, Draco- dijo Stan finalmente-¿a qué parte de Londres?

    -Al callejón Diagon- respondió Harry, algo afectado cada vez que le llamaban por el nombre del rubio.

    Más rápido de lo que se podía imaginar, el vehículo le llevó a la entrada del Caldero Chorreante, donde, por desgracia para él, se encontraba el ministro y delató su identidad frente al conductor y el cobrador de autobús. Luego le informó de que no habría represalias y que se tendría que quedar en el mismo Caldero Chorreante durante tres semanas hasta el comienzo de las clases, eso sí, sin pisar para nada el Londres muggle, cosa que evidentemente, no le molestó en absoluto a Harry, ya que podía disfrutar del callejón Diagon y vivir lejos de sus tíos.

    Harry lo pasó estupendamente, se sabía de memoria todas las tiendas, hacía los deberes tranquilamente en la terraza de una heladería, realizó sus compras escolares antes de lo esperado, e hizo un descubrimiento alucinante en la tienda de Artículos de Calidad para el Juego del Quidditch, la asombrosa Saeta de Fuego, la escoba de los profesionales, por la que se le caía la baba.

    El último día de vacaciones, se reencontró con sus amigos Ron y Hermione. Ron andaba preocupado por su rata Scabbers que parecía enferma, pero enseñó a Harry la varita nueva que le habían comprado sus padres, de treinta y cinco centímetros, madera de sauce y con pelo de unicornio. Hermione llevaba más libros que nadie, porque iba a tener más asignaturas que nadie, y quería invertir el dinero que le habían dado sus padres por su cumpleaños en una mascota, que al final compró; un gato llamado Crookshanks, al que el pelirrojo no le tenía mucha simpatía, y no se diga de su rata.

    Pasaron la última noche juntos en el Caldero Chorreante, Harry, Hermione, y todos los Weasley. Esa noche, Harry descubrió que el fugado Sirius Black iba a por él, y el padre de Ron le advirtió que no buscase a Black bajo ningún concepto.

    En el tren con destino a Hogwarts, Harry puso al día en el tema del prisionero de Azkaban a sus amigos, dentro de un vagón donde dormía el extraño profesor Lupin.

    A media tarde, había empezado a llover y por el pasillo oyeron pasos acercándose a su compartimento. Cuando se abrió la puerta se trataba de Draco Malfoy y sus inseparables colegas.

    A Harry se le aceleró el pulso como nunca antes. Siempre que veía al rubio, la misma historia, y se fijaba de que cuanto más tiempo tardaba en verlo, mayor era el influjo sobre él. Sus orbes verdes buscaban ansiosamente las grises, pero éstas le pasaron por alto y se posaron en el pelirrojo que sostenía a Scabbers para salvarla del gato de Hermione. Malfoy dirigió comentarios despectivos y burlones hacía Weasley, relacionados, como de costumbre, con su economía familiar, pero cuando el Slytherin se percató de que había un profesor presente, se marchó enfadado, dejando al moreno absorto mirando a la puerta.

    El expreso continuó avanzando, hasta que, de pronto e inexplicablemente, se detuvo. Las luces se apagaron y se sumieron en la más absoluta oscuridad. Neville y Ginny se habían acabado metiendo en el mismo compartimento del trío, provocando que el profesor Lupin se despertase por el escándalo. La atmósfera se volvió aterradora y sentían que algo había subido al tren. Cuando se abrió la puerta del compartimento se toparon con una horrenda criatura encapuchada, que se cebó con Harry hasta provocar que se desmayase. De no ser por el profesor, no lo hubiese contado. Se había tratado de dementores, guardianes de Azkaban, que estaban buscando a Sirius Black.

    Cuando llegaron a la escuela, Harry se reencontró con Draco.

    -¿Te has desmayado Potter?¿es verdad lo que dicen?¿que te desmayaste como una nena?- el rubio había apresurado el paso para alcanzar al ojiverde, golpeando en el codo a Hermione al pasar por su lado, y sonriendo con malicia. Harry ni le dirigía la mirada, estaba avergonzado de que siempre le pasaran a él esas cosas. De toda la gente del tren, fue el único que perdió la consciencia.

    -¡Lárgate Malfoy!-dijo Ron enfadado.

    -¿Tú también te desmayaste Weasley? apuesto a que ese dementor te hizo llorar-y se rió a carcajadas de su propia broma.

    Malfoy iba a continuar, pero el profesor Lupin le interrumpió y no le quedó otra que irse de allí.

    Otro curso más, se perdió la selección, ya que McGonagall, nada más poner un pie en el castillo, se los había llevado a él y a Hermione a su despacho. La profesora y la enfermera Pomfrey querían que Harry pasara la noche en la enfermería, pero éste no podía soportar lo que pensaría Draco de él si lo hiciese, así que rehusó. Esa misma noche, anunciaron que el profesor Remus Lupin iba a ser el encargado de enseñarles Defensa Contra las Artes Oscuras y que Hagrid les daría Cuidado de Criaturas Mágicas.

    Lo que siguió al día siguiente, fue un Malfoy burlón, que lo imitaba constantemente desmayándose ridículamente, generando risotadas entre los Slytherin, lo que hacía sentirse a Harry peor de lo que ya estaba.

    -No le hagas caso...a veces creo que Malfoy tiene complejo de bufón-le dijo Hermione con tono compasivo, pero el ojiverde no podía dejar de mirar al rubio con tristeza en el rostro. Cada curso igual.

    -¡Eh Potter!-un grito femenino de la mesa de las serpientes le hizo desviar la vista, era Pansy Parkinson...la desagradable chica que rondaba a Draco, Harry no pudo evitar una mueca de desagrado al mirarla-¡Potter!-alzó más la voz la chica mientras se levantaba y ponía cara de terror señalando en dirección a su espalda-¡un dementor!¡uuuuuuuuh!- los de Slytherin estallaron en risas y Malfoy y Parkinson se miraron con complicidad, cosa que revolvió el estómago del moreno.

    Después de una charla con Hermione de lo imposible de su horario, tuvieron la primera clase, Adivinación, con la extraña profesora Sybill Trelawney y los posos del té. Que acabó con el miedo en el cuerpo de todos, en especial de Harry, por el presagio de muerte que había visto la profesora en sus posos, el Grim lo había llamado, un perro negro...

    Transformaciones con McGonagall y una vez hubieron almorzado, les tocó salir afuera, a la clase de Hagrid.

    Continuará...

    Va a empezar a animarse jijijiji actualizaré pronto
     
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  6. Dan2102
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    Anhelo el desenlace jajaja xD beeso beeso xD jaja

    Pero creo q lo único q recibirá Draco es un golpe de Mione.. xD Saludos!

    Conti!
     
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  7. Rukkiaa
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    Buckbeak



    Mientras descendía de camino a la cabaña de Hagrid, Harry reconoció perfectamente la espalda de Draco y la de sus amigos, Crabbe, Goyle, y la que tanto le molestaba presenciar, Pansy, demasiado pegadita al rubio a su parecer.

    El ilusionado gigante les pidió que abrieran los impetuosos libros.

    -¿De qué modo?- preguntó Draco, que se veía a leguas, detestaba la asignatura y al profesor. Harry sonrió, Malfoy tenía su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos atado con una cuerda, tal y como lo había hecho él con su cinturón.

    -¿Nadie ha sido capaz de abrir el libro?- preguntó Hagrid echando un vistazo a la clase, y todos negaron con la cabeza-tenéis que acariciarle el lomo.

    -¡Qué tontos hemos sido!-dijo Malfoy-¡teníamos que acariciarlo! estaba clarísimo...¿cómo no se nos ocurrió?

    -Yo...yo pensé que os haría gracia- dijo el gigante con cierta pena en la voz.

    -Es que tiene mucha gracia que un libro quiera comerse nuestras manos ja ja-añadió el rubio con ironía.

    -¡Cierra la boca Malfoy!-Harry se había enfadado con el ojigris al ver la expresión de tristeza en la cara de su amigo grandullón y tuvo que saltar, era la primera clase de Hagrid y no quería que el rubio platino la estropease.

    -Este lugar está en decadencia- susurró Malfoy a Pansy que era la más próxima a él de sus amigos-estas clases idiotas...a mi padre le dará un patatús cuando se lo cuente- Harry sentía que le hervía la sangre, no escuchaba de lo que hablaban Parkinson y Draco, pero cuando los vio tan pegados el uno al otro y la chica soltó unas estúpidas risitas, se le hubiese tirado al cuello sin la menor compasión. Cada vez guardaba menos dudas de que la Slytherin tenía interés en Malfoy, interés que para su desgracia, él también parecía compartir, y eso le ponía de mal humor.

    El gigante desapareció unos minutos, y cuando volvió a hacer acto de presencia, traía consigo doce extrañas criaturas, Hipogrifos, con mitad del cuerpo de caballo, mitad de águila enorme.

    De entre todos los alumnos, el primero en acercarse a uno, con mucho miedo, fue Harry, al que le tocó Buckbeak, sobre el que incluso voló. Después Hagrid dio permiso a los alumnos para que todos se acercasen al que quisieran y los acariciasen. Malfoy eligió, como no iba a ser menos, al mismo Buckbeak.

    Draco acariciaba al animal pacíficamente y tranquilo hasta que se le unieron sus amigos y empezó el teatro-esto es muy fácil-dijo, observando a Harry por el rabillo del ojo para comprobar que le escuchaba-tenía que ser fácil si Potter fue capaz ¿a qué no eres peligroso gallina deforme?.

    En un instante, el Hipogrifo arremetió contra Malfoy y éste cayó sobre la hierba encogido y con la ropa manchada de sangre. Hagrid trataba de tranquilizar al animal y Harry se dio cuenta de que en el brazo del rubio había una herida larga y profunda. Se preocupó. Sobretodo por los incesantes gritos de dolor de Draco. Sintió el impulso de acercarsele, pero de haberlo hecho, los demás alumnos habrían sido testigos de algo, hasta ahora inconcebible, y no se atrevió.

    El gigante se llevó raudo al Slytherin a la enfermería y Pansy Parkinson parecía histérica, lloraba descontroladamente y no cesaba en culpar al profesor y pedir su despido inmediato. La perdieron de vista cuando ella y Crabbe, seguido de Goyle, fueron detrás de su líder.

    -¿Creéis que se pondrá bien?-preguntó Hermione asustada.

    -Por supuesto que sí, la señora Pomfrey puede curar heridas en menos de un segundo-añadió rápido Harry autoconvenciéndose de que tenía razón.

    Después de cenar, fueron a ver a Hagrid, que les informó de que habría un juicio por el caso de Buckbeak y después de que el gigante les acompañase de vuelta al castillo, se dirigieron a sus dormitorios.

    Esa noche, Harry no podía dormir. Se movía de un lado a otro, como buscando una postura cómoda en la que poder relajarse, pero sólo pensaba en Malfoy, allá en la enfermería. Le carcomían por dentro las enormes ganas de ver como se encontraba, pero si se presentaba allí y lo pillaban, tendría mucho que explicar y podría parecer que había ido a verlo para lastimarlo, ya que al ser tan rivales, sería ilógica una visita de cortesía y más a esas extrañas horas. Hasta que una brillante y descabellada idea le pasó por la mente, la capa de invisibilidad que tanto le había servido en otras ocasiones de escapada nocturna.

    Tardó un poco en decidirse y puso un pie en el suelo del dormitorio. Oía los ronquidos de Neville y las fuertes respiraciones de los demás- Lumos...- susurró, y de su varita brotó una luz que le ayudó a buscar su baúl y encontrar en el fondo, la capa perfectamente doblada. Echó un rápido vistazo a la habitación para asegurarse de que sus compañeros aún dormían, se pasó la capa por encima y salió de allí.

    Anduvo lo más rápido que sus pies le permitían sin crear ruidos que pudiesen delatarle y llegó a la enfermería. Con un rápido 'Nox' apagó la luz de su varita y entró. Todo estaba en perfecta calma, las pulcras camas limpias y hechas a cada lado de la habitación, y allí, al fondo, junto a uno de los ventanales, lo vio.

    Harry se acercó. El cuerpo le temblaba de pies a cabeza, debido a la inquietud por ver a Draco y el peligro de que lo pillasen (poco probable lo segundo gracias a la capa, pero era una buena excusa para el nerviosismo). Cuando llegó junto a él no pudo más que detenerse a contemplarlo. Su hermoso rostro pálido era bañado por la tenue luz de la luna que incidía por la ventana y tenía los ojos cerrados plácidamente. Tuvo que hacer inmensos esfuerzos por no sacar la mano y tocarle la piel, que se le antojaba la más delicada que había visto en toda su vida.

    Se sintió aliviado. El rubio respiraba tranquilamente y no parecía sufrir ningún dolor, seguramente, gracias a las pociones que le había dado la enfermera Pomfrey, que el moreno podía ver sobre la mesita que se encontraba al lado de la camilla. Cuando bajó la vista para observar el resto del cuerpo del rubio, recordando la herida de su hombro, se sonrojó escandalosamente, ya que Malfoy no llevaba túnica, ni camisa, nada. Y hacia la mitad del blanquecino pecho estaba cubierto por una fina sábana y sendos vendajes rodeaban su brazo derecho en cabestrillo. Harry no pudo sino dar un leve brinco hacia detrás, abrumado por las fuertes sensaciones que invadieron su inexperto cuerpo. Si el rostro de Draco le parecía hermoso, lo poco de su cuerpo que había vislumbrado no tenía nada que envidiarle.

    Por una décima de segundo, pensó taparle completamente con la tela, pero, por otro lado, si el rubio abría los ojos y veía una sábana moverse sola, no le haría mucha gracia, además de que la vista tampoco era para despreciarla, así que, decidido a irse a dormir, echó un vistazo a la habitación. Incluso la gente de los cuadros descansaba, por lo que con lentitud sacó una de sus manos de la protección invisible y acarició los dorados cabellos, más sedosos de lo que se había esperado, 'es perfecto' pensó Harry, que recapacitando en su habitual mala suerte, apartó la mano y con pesar, se fue de vuelta a la torre de los leones.

    Cuando volvieron a ver a Draco el resto de los alumnos, fue a mitad de la clase de Pociones de Snape, cuando apareció con aire arrogante.

    La primera en prestarle atención, después de Harry claro, fue Pansy, que le sonreía como una tonta-¿qué tal Draco?¿te duele mucho?

    -Sí- dijo Malfoy con gesto valiente, que Harry sabía que hacía para fardar delante de la chica, cosa que le fastidió.

    Ese día, Snape les había mandado a elaborar una solución para encoger y Draco colocó su caldero al lado de Harry y Ron, para preparar los ingredientes en la misma mesa.

    -Profesor-dijo Malfoy con voz lastimera- necesitaré ayuda para cortar las raíces de margarita, porque con el brazo así no puedo.

    -Weasley, córtaselas tú-ordenó Snape.

    -Yo lo haré profesor-la clase entera se giró a mirar a Harry con expresión de sorpresa, incluso el rubio, que se temió que su enemigo tramaba algo.

    -Potter...no vas a ganar puntos por ofrecerte voluntario-añadió el profesor de pelo graso y ropas oscuras-pero si te hace ilusión, tú mismo-y continuó paseando por el aula.

    Harry se acercó al rubio que lo miraba como solía mirar la gente a los gemelos Weasley por si tiraban una bomba fétida a su lado. Con tranquilidad cogió las raíces y las cortó en tamaños idénticos.

    -Ya que estás Potter, necesito que me peles éste higo seco- dijo el rubio con sorna, pero el moreno lo hizo sin rechistar, cosa que hizo alucinar más al otro. Ron mientras cortaba sus raíces, levantaba la mirada, y pensaba lo buen amigo que era Harry, que se había sacrificado por él.

    Malfoy echaba un par de ingredientes en el burbujeante caldero con la mano izquierda, cuando oyó que el ojiverde se dirigía a él en baja voz.

    -¿De verdad te duele mucho?-la voz de Harry temblaba un poco y sus mejillas estaban ligeramente sonrosadas, pero no apartaba la mirada del cuchillo que tenia en las manos y Draco no podía darse cuenta.

    -No...-contestó Malfoy- pero así me consienten más-la sinceridad de la respuesta hizo que el ojiverde le mirase y el rubio le guiñó un ojo. Esto provocó que la cara de Harry se encendiese más aún, pero volvió a bajar la mirada porque casi se corta un dedo.

    Ron llegó a la conclusión de que Harry no le ayudaría con su poción, desde el momento en que éste se puso a cortar los ciempiés para la pócima de Malfoy. La clase continuaba y Seamus se acercó al moreno para decirle que una muggle había visto a Sirius Black y que había salido en El Profeta. Tanto el ojiazul como el ojiverde enseguida preguntaron que dónde había sido y, mientras, el rubio prestaba atención disimuladamente.

    -No muy lejos de aquí-dijo Seamus emocionado.

    Ron pilló a Malfoy escuchando y le plantó cara, pero éste tenía un extraño brillo en los plateados ojos, se inclinó hacia Harry y le miró fijamente-¿pensando en atrapar a Black tú solo Potter?

    -Sabes que sí-dijo Harry siguiéndole el juego, intuyendo que el rubio se refería a sus heroicas hazañas de los últimos años, como si a él le gustase ir por ahí de superhéroe.

    Malfoy dibujó una sonrisa-desde luego yo ya habría hecho algo, no estaría perdiendo el tiempo en clase, saldría a buscarlo.

    -¿De qué hablas Malfoy?-preguntó Ron.

    -¿No sabes Potter...?-musitó Draco ignorando al pelirrojo.

    -¿Qué he de saber?-el moreno se estaba impacientando, parecía que nunca iban a llegar al meollo.

    Malfoy soltó una risita- tal vez prefieres no arriesgar el cuello, se lo quieres dejar a los dementores ¿verdad?, pero en tu caso yo buscaría venganza, lo cazaría yo mismo.

    -¿De qué hablas?-Potter ya no cabía en sí de impaciencia, no entendía nada de nada.

    Pero Snape los interrumpió y no pudieron continuar la conversación, ya que Neville, como siempre, tenía graves problemas con el profesor y su poción.

    Todo se olvidó cuando en la tarde tuvieron clase con el profesor Lupin y un boggart, lo que en opinión de todos, fue la mejor clase de Defensa Contra las Artes Oscuras que habían tenido jamás.

    Continuará...
     
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  8. Rukkiaa
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    Bajo el muérdago



    La gran mayoría de los alumnos adoraban al profesor Lupin. A pesar de su desvalido aspecto, a todos les resultaba una persona maravillosa y un docente excelente, que no sólo motivaba a los estudiantes, sino que les ayudaba y enseñaba gustosamente.

    Después del boggart, las siguientes clases estuvieron a la altura. Estudiaron los gorros rojos, criaturas parecidas a los duendes, que se esconden allí donde haya habido un derramamiento de sangre humana. También vieron los kappas, unos demonios acuáticos que se alimenta de sangre.

    Seguían con las horribles clases de Pociones, las agobiantes de Adivinación, y las de Hagrid se habían vuelto aburridas después de lo que le había ocurrido a Draco, por lo que solo cuidaban gusarajos alimentándolos con lechuga.

    El día de Halloween, tocaba excursión a Hogsmeade, pero Harry no tenía la autorización firmada de su tío Vernon, y no podía ir. Además, el capitán Oliver Wood estaba muy pesado con lo de ganar la copa de quidditch ya que ese iba a ser su último año en la escuela y nunca la había conseguido.

    El hecho de no haber ido a Hogsmeade, dio la oportunidad a Harry de conocer más al profesor Lupin, y de percatarse de que padecía de algo que Snape se encargaba de curar con una poción.

    Cuando llegó la noche, ya sus amigos habían vuelto y fueron a la extraordinaria cena de Halloween en el Gran Comedor, lo que animó a Harry. Pero cuando acabó la celebración, los alumnos de Gryffindor se quedaron sin poder entrar en su torre porque la Señora Gorda del cuadro había desaparecido, y su retrato destruido, según Peeves, por Sirius Black, que había accedido al castillo. Lo que hizo que los profesores se alarmasen y tuvieran que pasar la noche todos los alumnos de la escuela, en el Gran Comedor dentro de sacos de dormir. Pero por más que rebuscaron en la fortaleza, nadie halló nada.

    Los días siguientes, todo el mundo hablaba de Sirius Black y a Harry cada vez lo protegían más, los profesores y Percy. El primer partido del curso iba a ser Gryffindor contra Slytherin, pero por la lesión de Draco, las serpientes fueron reemplazadas por Hufflepuff y su popular buscador y capitán, Cedric Diggory. Por desgracia, el partido fue más accidentado de lo normal, Harry sufrió el ataque de los dementores y casi se mata al caer de su escoba desde muchos metros de altura, por lo que ganó Hufflepuff, al ser Cedric quien cogiese la snitch. Resultado final, Oliver Wood deprimido y Harry en la enfermería y con la Nimbus 2000 rota por culpa del sauce boxeador, sumado a que había visto durante el partido al gran perro negro que parecía acecharle.

    Fue un alivio regresar al bullicio del día a día, porque hacían a Harry distraer su mente, aunque eso significara soportar las bromas de Draco, que ya estaba libre de vendas y celebraba constantemente la victoria de los tejones, además de imitando a los dementores, burlándose de Harry.

    El día antes de las vacaciones de Navidad, fue la última excursión a Hogsmeade del trimestre y Harry seguía fastidiado por no poder ir, hasta que los gemelos se apiadaron de él y le hicieron un valioso regalo, un mapa del merodeador, que mostraba todas y cada una de las estancias del castillo y la localización exacta de sus ocupantes, lo que permitió al moreno escaparse por el pasadizo que se escondía detrás de la estatua de la bruja tuerta.

    Cuando llegó a Hogsmeade, algo que molestó mucho a Hermione, disfrutó del día hasta que entraron en la taberna Las Tres Escobas a tomarse una cerveza de mantequilla y escucharon una conversación que mantenían la profesora McGonagall, Hagrid, el profesor Flitwick, el ministro de magia y la señora Rosmerta, la dueña del bar. Lo que Harry escuchó en ese lugar le hizo sentirse peor que en toda su vida, ya que descubrió que Sirius Black había sido el mejor amigo de sus padres y les traicionó por Voldemort, delatando su paradero, para que los matara. Después había huido, y asesinado a otro de sus amigos, Peter Pettigrew, además de a varios muggles. Y para rematarlo, se enteró de que Sirius era su padrino.

    Harry se sintió muy dolido porque nadie le hubiese contado nada de todo aquello y se puso muy furioso.

    La Navidad hizo acto de presencia en el colegio, y ya estaba plagado de adornos navideños por todas partes, como de costumbre. Los pasillos olían a deliciosa comida y el castillo estaba prácticamente vacío.

    En la mañana de Navidad, el primero en despertarse fue Ron, que había recibido un jersey marrón de su madre, que también regaló a Harry, pero de color rojo, además de pastas caseras, un trozo de pastel y una caja de turrón. Pero lo que más gustó al ojiverde y sin duda al pelirrojo, fue lo que recibió Harry de alguien anónimo, para variar. La fabulosa Saeta de Fuego, que por culpa de Hermione, que sospechaba que hubiese sido de parte de Sirius, McGonagall confiscó. Eso, y el hecho de que Ron pensase que Crookshanks había matado a Scabbers, provocaron que los chicos se dejaran de hablar con la inteligente pelicastaña.

    Esa misma noche, de camino al Gran Comedor para cenar, Harry cayó en la cuenta de algo. Recordó la clase de Pociones, cuando Draco aún tenia el brazo vendado y le había tenido que ayudar a cortar los ingredientes, y le volvieron a la memoria los comentarios que éste había hecho con respecto a Sirius Black, que le hicieron llegar a la conclusión, de que el rubio se sabía toda la historia y no se la había contado. Por lo que, sin decirle nada a Ron, porque seguro se apuntaría, pensó un plan.

    A mitad de la cena y antes del postre, excusó que estaba cansado porque había pasado mala noche dándole vueltas a lo de su padrino y se retiró del Gran Comedor. Corrió a la torre de Gryffindor, atravesó el cuadro de sir Cadogan y fue directo a su baúl. Cogió la capa de invisibilidad, se la puso encima y salió sin ser visto hacia uno de los pasillos circundantes que llevaban a las mazmorras.

    Draco y sus amigos Crabbe y Goyle habían terminado de cenar e iban rumbo a su casa. Los dos grandullones iban delante hablando de la comida, para variar, mientras el rubio detrás bostezaba y se quejaba de haber comido demasiado, cuando de repente, algo lo agarró de la cintura y le tapó la boca arrastrándolo hacia uno de los pasillos apartados. Malfoy se retorcía intentando zafarse, pero lo que le sujetaba era más fuerte que él, y encima estaba muy asustado porque fuera lo que fuese, lo sentía, pero no lo veía.

    Cuando Harry pensó que ya estaban lo suficientemente lejos de posibles miradas curiosas, se detuvo y soltó a Draco, que iba a empezar a gritar, cuando vio que se trataba de Harry, al que solo le podía ver la cabeza.

    -Potter...no me sorprende que fueses seleccionado para Gryffindor, eres un rastrero que ataca por la espalda y usando trucos sucios-la cara del rubio era de auténtico desprecio.

    -¡Callate Malfoy!-gritó Harry, mientras que blandía su varita apuntando al rostro de Draco, que en el acto, abrió los ojos como platos, parecía que iba a decir algo, pero el moreno no le dejó-eres de lo peor que he conocido Malfoy- sentía arder fuego en su interior-tú...tú sabías lo de Sirius...lo que le hizo a mis padres ¡tú lo sabías!-la expresión del Slytherin se puso seria.

    -Ya basta Potter, no estoy para tonterías sentimentaloides- dio un paso, pero Harry, que no bajaba la varita, aún temblandole la mano, continuó.

    -¡No te muevas Malfoy!¡no te he dicho que te muevas!-había algo en el tono furioso del moreno que le hizo obedecerle, no creía que Potter se atreviera a matarle...aunque lo pareciese, así que le dejó continuar-¡estoy harto de ti! ¡de tus tonterías!¡siempre haces lo mismo Malfoy, maldita sea!¡haces daño a los demás y no te importan las consecuencias!...tú siempre...-Harry sentía que se iba a echar a llorar en cualquier momento-siempre te metes conmigo y con mis amigos...eso puedo tolerarlo...pero-el nudo en su garganta le ahogaba cada vez más-...sabías que Sirius Black había provocado la muerte de mis padres...que era su mejor amigo y...les traicionó...¡y te callaste!-ya las lagrimas caían por sus mejillas lentamente, a pesar de que inútilmente intentaba impedirles la salida. La varita seguía en su mano temblorosa y bien en alto.

    Draco estaba más serio que nunca, había desviado la mirada, una fuerte culpabilidad le embargó y se sinceró con Harry- no fue culpa mía no contártelo, estábamos en clase y no pude seguir hablando ¿no lo recuerdas?

    -¡Podías habérmelo dicho al salir Malfoy, esa no es excusa!-la furia volvía al cuerpo del moreno.

    -¿¡Me habrías creído Potter!?-Draco también se enfureció- ya sabes que siempre me meto contigo, hubiese sido una pérdida de tiempo decirte nada, yo no soy tu querido amigo Weasley para que me creyeras a la primera de cambio.

    -Lo habría hecho-murmuró Harry, pillando por sorpresa al otro que veía las lagrimas correr por el rostro de su enemigo-porque nadie quería decirme nada...todos me protegían demasiado...nadie me cuenta las cosas importantes hasta que ya es demasiado tarde...-Harry hipó.

    -¿Cómo te enteraste?-la voz de Draco sonó preocupada.

    -Escuché a los profesores hablando...nadie sabe que lo sé...sólo Ron y Hermione...bueno y ahora tú-la voz del Gryffindor se había calmado, igual que la tensión de su mano, y bajó la varita-¿sabes algo más?¿algo que debería conocer?¿algo que me haría daño con lo que puedas disfrutar?¿o quieres que estemos en público para soltarlo?

    El rubio volvió a apartar la mirada de Harry y se sonrojó levemente.

    -No se nada más de ese tema Potter- Draco se encaminó a salir del pasillo, pero la voz de Harry le hizo detenerse cuando apenas hubo dado dos pasos.

    -¿Por qué me odias tanto Malfoy?-ambos se daban la espalda, pero la pregunta había hecho el mismo efecto en los dos. El rubio tardaba en contestar, por lo que Harry se giró hacia él, viendo la espalda del ojigris, que seguía quieto en el mismo lugar.

    -Tú tienes la culpa Potter, no quisiste mi amistad, la rechazaste...y todo por Weasley...que lo conociste ¿dónde?¿en el tren?...yo intenté hacerme tu amigo incluso antes de saber que eras el famoso niño que vivió...en la tienda de túnicas ni siquiera vi tu horrible cicatriz...pero apuesto que tu amiguito si te reconoció en el vagón, y se convirtió en tu mejor amigo- Harry estaba tan sorprendido que apenas había respirado atento a lo que escuchaba, lo que hizo que le doliera el pecho-no voy a cambiar Potter, aunque hayamos tenido esta conversación, todo seguirá igual...nadie rechaza a Draco Malfoy y sale de rositas.

    -No iba a pedirte que cambiaras-el rubio le dio la cara nuevamente, Harry vio que su rostro estaba serio y que le había dicho la verdad-aunque eres insoportable-ambos sonrieron-y sí, tienes razón, conocí a Ron en el tren...bueno en la estación, él y su madre me ayudaron a cruzar la columna hacia el andén, pero sé que no se acercó a mi por interés Malfoy, los Weasley me han dado más de lo que yo nunca podré darles a ellos- Harry se sentía relajado y feliz, por fin estaba hablando con Draco como dos personas civilizadas. Las lágrimas habían cesado y no parecía que fuesen a volver. Suspiró y se dio cuenta de que había una ramita de muérdago suspendida sobre ellos, que de inmediato puso a su alocada mente a trabajar.

    Draco también estaba muy nervioso, cuando se había echado a andar durante la discusión, se percató de que había muérdago justo sobre sus cabezas, y no sabía si Harry se había dado cuenta, ni lo que debía hacer, ya que como era bien sabido, eso implicaba un beso.

    Estaban a pocos centímetros el uno del otro, la capa de Harry se había desplazado durante la disputa y lo único que parecía ser invisible era su clavícula, por donde estaba atada, y los hombros. El moreno inconscientemente se había humedecido los labios, y sus ojos no apartaban la vista de los de Draco, que se le hacían más deseables por momentos, además de la cara sonrojada del rubio, que no inspiraba demasiado al autocontrol. Su cuerpo dejó de responder a su cerebro y se iba inclinando más y más buscando lo que tanto ansiaba, mientras iba cerrando los ojos lentamente.

    Pero...

    -Debo irme Potter- Harry se sintió durante unos segundos suspendido en el aire, Malfoy se dio la vuelta tan rápido que cuando se dio cuenta ya no había ni rastro del rubio. Cuando fue consciente de lo que había estado a punto de hacer, el moreno se llevó las manos a la cabeza 'iba a besar a Malfoy...quería besarlo', eso pensaba una y otra vez, hasta que la verdad se desveló ante sus ojos, estaba profundamente enamorado de Draco. Y corrió por los pasillos de vuelta a la torre de Gryffindor con la capa de nuevo cubriéndole por completo.

    Todo lo que le molestaba de Malfoy, todo lo que no soportaba de su personalidad, a la vez le apasionaba. Sus intentos constantes de llamar la atención. La soberbia con la que se movía siempre, como si fuera el mejor del mundo. Y realmente lo era. Para Harry lo era.

    Esa noche concilió el sueño como nunca. Y en sus fantasías sólo podía verlo a el, su ángel rubio, tan bello y tan frágil. Con los ojos más bonitos y espléndidos que jamás había visto y vería nunca. Y lo mejor de su sueños, es que esos ojos lo miraban a él, sólo a él y eso llenaba a Harry de una inmensa dicha.

    Continuará...
     
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  9. Dan2102
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    Que bonito estuvo, gracias! :)

    espero la conti :)
     
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  10. Rukkiaa
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    El recuerdo más feliz



    A la mañana siguiente, lo único que podía expresar Harry era una tonta sonrisa que no se le iba de la cara ni pensado en su temporalmente confiscada Saeta de Fuego, sonrisa que se acrecentaba cada vez que veía, ya fuese de cerca o de lejos, al rubio que le traía de cabeza. Ron en más de una ocasión le había preguntado que le pasaba, porque nunca lo había visto de ese modo, y menos con las cosas que le estaban ocurriendo últimamente a su mejor amigo. Y las vacaciones llegaron a su fin y la gente volvió al colegio. Seguían sin hablarse con Hermione, aunque el moreno más de una vez, y atontado como estaba, no recordaba ni por qué. Pronto serían también, las clases extra que le daría el profesor Lupin al joven Potter, con el objetivo de enseñarle a ahuyentar dementores, para evitarse problemas en el próximo partido, que sería contra Ravenclaw.

    A Draco Malfoy también le pasaba algo, y eso lo notaban hasta Crabbe y Goyle, que no eran demasiado avispados como para pillar las cosas. El resto de las vacaciones las pasó sin meterse con Harry Potter, detalle que advertía toda la escuela, incluso al volver de las fiestas, más de uno se sorprendió. Y ni siquiera lo criticaba en las dependencias de Slytherin, algo que captaron sus más allegados. Pero nadie decía nada, porque se trataba de Malfoy, seguro que estaba organizando una y de las gordas. Apostaban a que Harry iba salir este curso escarmentado de por vida.

    Un jueves a las ocho de la tarde, el moreno se dirigió al aula de Historia de la Magia, donde el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras le iba a dar las clases privadas.

    Lupin trajo consigo un boggart para que Harry practicase, ya que hacerlo con un dementor de verdad hubiese sido un auténtico suicidio, y le enseñó el encantamiento Patronus, que se debía conjurar teniendo un recuerdo feliz. Cuanto más feliz fuese el recuerdo, más poderoso sería el Patronus. Un hechizo para magos avanzados, que dependiendo del mago, variaba de forma.

    Harry intentó recordar algo alegre, y pensó en aquella noche, en el Bosque Prohibido, cuando Draco y él se habían cogido de las manos hasta llegar a la cabaña de Hagrid.

    -Ya-dijo, intentando recordar lo más exactamente posible la sensación de proximidad que había sentido en aquel momento, en la que ambos habían estado en peligro.

    -El encantamiento es así- Lupin alzó su varita-¡Expecto patronum!

    Harry le imitó-¡Expecto patronum!¡Expecto patronum!-una y otra vez, pero por más que lo intentaba, lo único que consiguió fue que un chorro de luz plateado saliera de la punta de su varita, no demasiado intenso, pero por algo se empieza.

    El profesor lo dio por bueno y liberó el boggart, que adquirió la forma de un terrible dementor, pero Harry no pudo con el y se desmayó.

    Decidió volver a intentarlo tras recuperarse, pero el profesor le aconsejó cambiar de recuerdo feliz, así que pensó en uno que tuviese más fuerza, y se centró en la noche en la enfermería, cuando había observado a Draco bajo la luz de la luna, cuando tocó las hebras de su pelo.

    Pero obtuvo el mismo resultado, otro desmayo y cero patronus.

    Como se había esforzado demasiado, el profesor Lupin quería dejarlo para otro día, pero Harry no, pronto sería el partido contra Ravenclaw y no podía permitirse el lujo de ser atacado otra vez por los dementores, así que se concentró y le vino el recuerdo más feliz que había tenido hasta la fecha. El momento en que se dio cuenta de que estaba enamorado de Draco Malfoy, aquella noche, en el pasillo, el día de Navidad, los dos tan cerca...los labios de Draco...las mariposas en el estómago que se le arremolinaban en el vientre cada vez que lo veía...definitivamente, ese era su recuerdo más feliz. Draco y su amor por él.

    El profesor volvió a liberar al boggart y esta vez si consiguió que una enorme sombra plateada saliera de su varita y se mantuviese entre él mismo y el falso dementor. Eso sí, cuando terminó, estaba agotado, pero había merecido la pena, puesto que el maestro se daba por satisfecho y le iba a servir por si en el partido, reaparecían los encapuchados.

    McGonagall por fin le había devuelto la Saeta de Fuego, justo a tiempo para el partido contra las águilas, y Harry dejó de estar molesto con Hermione. No así Ron, que no podía perdonar lo de su rata.

    La Saeta de Fuego creó mucha expectación en el colegio. Y cuando fue el partido, conoció a la buscadora de Ravenclaw, una chica llamada Cho Chang, que parecía sonreirle coquetamente en alguna que otra ocasión. Harry evidentemente la ignoró, y se centró en la snitch, que consiguió gracias a su veloz escoba, por lo que Gryffindor ganó, para regocijo de muchos, salvo Slytherin y sus serpientes.

    Esa noche ocurrió algo terrible y es que, en la madrugada y según Ron, Sirius Black había intentado matarlo con un cuchillo. Lo que le dio más fama de lo que acostumbraba y llenó el colegio de controles de parte del profesorado. Igualmente, habían visitado a Hagrid, que les había dado la fecha del juicio a su adorado hipogrifo, ante la Comisión para las Criaturas Peligrosas.

    Harry volvió a escaparse a Hogsmeade el siguiente fin de semana que hubo excursión, pero esta vez, con la capa de invisibilidad, con la que acompañó a Ron sin peligro. El pelirrojo le llevó a ver la oficina de correos, la tienda de Zonko y por último, la famosa Casa de los Gritos, un edificio embrujado, que estaba separada del resto del pueblo.

    Hasta que apareció Draco, con sus amigotes Crabbe y Goyle. Nada más ver a Ron allí solo, contemplando la casa fantasmal, Malfoy no se pudo contener-¿qué haces Weasley?, supongo que te encantaría vivir ahí ¿verdad?¿sueñas con tener un dormitorio para ti solo? he oído decir que en tu casa dormís todos en una habitación ¿es cierto?-miró a sus amigos que se reían a su espalda.

    Harry sujetó al pelirrojo para que no saltara sobre Malfoy, quería hacerse cargo él.

    Debía aprovechar la oportunidad, se agachó y cogió un par de puñados de nieve y los comenzó a lanzar impetuosamente sobre Crabbe y Goyle que miraban confundidos a todos lados y caían ridículamente al suelo. Malfoy veía la escena con algo de temor, que se acrecentó cuando sus amigos echaron a correr, pero él no podía hacerlo, porque algo tiraba de su túnica. Hasta que pudo verle, ya que se le había caído la parte de la capa que cubría su cabeza- Potter...¡suéltame!

    Ron estaba riéndose a carcajadas mientras veía alejarse a los enormes amigos del rubio, que lanzaban esporádicas miradas hacia tras por si les seguían. Harry no pudo evitar reírse también, lo que aumentó el enfado del rubio-os merecíais un escarmiento Malfoy- dijo el moreno aún soltando pequeñas risitas.

    -Pues a mi no me hiciste nada Potter- añadió altanero el ojigris, con una sonrisa de regocijo y cruzando los brazos.

    -Es cierto- tras decir esto, Harry esbozando una sonrisa pícara, se agachó, cogió un puñado rápido de nieve con la mano que no sujetaba la túnica de Malfoy y se la estampó en el pelo.

    La cara de sorpresa del rubio, era un poema, tenía la boca abierta y los ojos abiertos de par en par. Ron, que creía que no se podía reír más, volvió a la carga.

    Draco sonrío de pronto como si no le hubiese importado lo que había hecho el moreno, pero se agachó y arremetió contra Harry con una bola de nieve que le dio justo en la mejilla, torciéndole las gafas, en un ángulo muy cómico. Por lo que el rubio no pudo contener las carcajadas. El ojiverde parpadeó un par de veces pensando en lo que acababa de pasar. Soltó la túnica del Slytherin, se colocó las gafas y retiró los restos de nieve de su pómulo.

    Y comenzó una pequeña y divertida batalla de bolas de nieve. Mientras, Ron observaba sin enterarse de que iba la cosa, ya que en principio había pensado que iba a ser una violenta lucha que acabaría con puñetazos y patadas, no el juego de niños alegres que tenía ante sus ojos.

    El final de la contienda había sido, como no, con ambos por el suelo. Harry sobre Draco, después de haberle derribado en una de sus intentonas de escapada. Sus respiraciones eran agitadas, sus mejillas y narices estaban rojas por el frío, y las manos las notaban entumecidas.

    Al caer, el moreno había arrojado una bola en la cara del rubio, que cerró fuertemente los ojos y la boca, e intentaba alzar las manos para limpiarse el rostro nevado. Pero Harry se lo impedía mientras reía animadamente. Se encontraban más cerca que nunca, de no haber sido por las ropas, se habrían sentido piel contra piel-yo te la quitaré-dijo Harry, Malfoy al oírle detuvo sus aspavientos y notó como el moreno le rozaba los párpados cerrados con sus dedos, le oyó soplar, y sintió el frío aliento sobre su piel, mientras la nieve se perdía y pudo volver a abrir los ojos de nuevo.

    Sintieron que el tiempo se había detenido en ese instante. Sus pupilas permanecían fijas en las del otro, apenas parpadeaban, las respiraciones se iban haciendo cada vez más lentas, y el calor se apoderaba de sus cuerpos, solo podía escucharse el silbido del viento y los latidos de sus corazones.

    -¡Dale Harry!-ambos jóvenes se sobresaltaron al escuchar la voz del pelirrojo, del que se habían olvidado por completo. El moreno se levantó lo más rápido que pudo, aunque su cuerpo se resintió a la separación, y extendió una mano al rubio para ayudarlo, pero éste la rechazó molesto, se levantó solo, se sacudió la nieve de la túnica y se marchó sin decir una palabra.

    Las verdes orbes observaban como la silueta del Slytherin se alejaba-¿qué fue eso Harry?- Ron se había puesto a su lado-parecía como si tú y Malfoy...

    Harry le miró rápidamente asustado-¿si Malfoy y yo qué?-¿se habría dado cuenta su amigo de los sentimientos que tenia por el rubio?¿tan evidente había sido?.

    -Por un momento pensé que os habíais hecho amigos-sonrió y se rascó la cabeza-¡tonterías!, tú le odias tanto o más que yo, no me hagas caso...deberías cubrirte podría verte alguien-el moreno hizo lo que su compañero le había dicho y se encaminó hasta el sótano de la tienda de golosinas Honeydukes para volver a Hogwarts. Debía contenerse, o pronto podrían darse cuenta del afecto que profesaba a Draco.

    Cuando Harry salió por el pasadizo que se escondía detrás de la estatua de la bruja tuerta, Snape llegó a su encuentro y se lo llevó a su despacho. Por lo visto, Crabbe y Goyle, le habían contado que un Harry Potter sin cuerpo les había atacado con bolas de nieve. Hecho que conllevó a que el profesor de nariz puntiaguda, le despojase del útil mapa del merodeador, y se lo entregase al profesor Lupin. Y sumando problemas, como siempre, el juicio de Hagrid salió de pena e iban a ejecutar al hipogrifo.

    Las clases y las restricciones continuaban. Hermione había dado por imposible la asignatura de Adivinación, ya que no le veía ni pies ni cabeza. Y el último partido y decisivo del curso sería el de Gryffindor contra Slytherin, por el que Harry no sentía mucha ilusión, ya que no sabía si podría ir en contra de su estimado rubio. Lo bueno, es que gracias al caso Buckbeak, sus mejores amigos volvían a hablarse nuevamente.

    Cuando la última competición tuvo lugar, el pobre Malfoy estaba más pálido de lo habitual. La Saeta de Fuego era un digno rival. Durante todo el juego, el ojigris no le dejó ni a sol ni a sombra, pero finalmente, los leones se alzaron con la victoria.

    Y llegaron los exámenes. El primero fue Transformaciones, en el que tuvieron que transformar una tetera en una tortuga. Después le siguió Encantamientos, donde llevaron a cabo los encantamientos regocijantes. El de Cuidado de Criaturas Mágicas fue dejar vivo un gusarajo durante una hora, el más sencillo de todos. En Pociones, hacer una receta para confundir, que fue un absoluto desastre. El de Defensa Contra las Artes Oscuras se realizó fuera del castillo, y consistió en una especie de carrera de obstáculos, sorteando las diferentes criaturas que habían visto en clase. Y el último Adivinación, al final del cual, Harry salió con un mal sabor de boca por culpa de la profesora Trelawney que había hecho una profecía, en la que le advertía de que el vasallo y el Señor Tenebroso se volverían a reunir. Encima, un verdugo, acabó con la vida de Buckbeak y el trío solo pudo llorarlo en la lejanía. Lo único positivo que habían sacado de esa tarde, fue que Ron había recuperado a Scabbers.

    Los acontecimientos que siguieron a la ejecución del hipogrifo, fueron abrumadores. El perro negro misterioso se había llevado a Ron a través del sauce boxeador, que descubrieron que llevaba al interior de la casa de los gritos. Crookshanks resultó estar aliado con el perro, que no era otro que el animago Sirius Black. El encantador profesor Lupin por lo visto era un hombre lobo y estaba compinchado con el mencionado Black, con el que se abrazó cariñosamente al reencontrarse. Snape los había pillado a todos y al trío no le quedó otra más que fulminarlo con un Expeliarmus. La rata de Ron resultó ser el tal Peter Pettigrew, siendo éste el verdadero traidor y aliado de lord Voldemort. Y cuando ya pensaban que todo estaba solucionado, Remus Lupin no se había tomado su poción matalobos y se transformó en licántropo. Y una barbaridad de dementores estuvieron a punto de matar a Sirius y a Harry de no ser porque a ojos de Potter, les había rescatado su padre, con un dementor.

    Cuando despertaron en la enfermería Harry y Hermione, Dumbledore dio permiso a la pelicastaña de usar su giratiempo, la clave de que pudiese asistir a todas las clases ese curso. Fueron hacia tras en el tiempo y rescataron a Buckbeak y a Sirius, además de que Harry vio que el dementor con forma de ciervo que les había salvado, era suyo, no de su padre como creyó en primer momento. Volviendo justo a tiempo para que nadie se percatase de su misteriosa marcha.

    Por desgracia, el profesor Lupin tuvo que dimitir, por su naturaleza, pero muy orgulloso de Harry y devolviéndole el mapa del merodeador, además, al moreno le alivió saber que su estimado profesor se ocuparía de su padrino. El trío había aprobado todas las asignaturas, pero el día de la partida llegó y el ojiverde no podía evitar apenarse, no solo porque no podría irse a vivir con su padrino, como creyó durante un momento, sino porque otro verano le tocaba pensar en Draco Malfoy, y no sabía como se las apañaría, ahora que sus sentimientos eran más fuertes que antes.

    En el tren rumbo a casa, Harry recibió una pequeña lechuza de parte de Sirius, con una carta en la que le contaba que la Saeta de Fuego se la había regalado él, además de que el ave era un regalo para su amigo Ron, por la pérdida de su rata. Pero lo que más alegró al moreno, es que su padrino adjuntó una autorización para poder ir a Hogsmeade durante el cuarto curso.

    Una vez en King's Cross, se despidieron unos de otros y Harry pudo ver como una bella mujer, muy parecida a Draco le abrazaba, mientras un elfo doméstico le recogía el baúl. El ojiverde sonrió. Tal vez, entre él y Malfoy no hubiesen pasado grandes cosas ese curso, pero sus sentimientos estaban claros, y ese verano debía pensar en la forma de acercarse al ojigris, después de todo, al rubio tampoco le debía ser indiferente, puesto que tras lo del muérdago, su actitud para con el había cambiado.

    El cuarto curso, se intuía muy interesante.

    Continuará...
     
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  11. Dan2102
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    Excelente! De verdad va genial genial... Gracias!

    Espero con ansias la conti. ;)
     
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  12. Rukkiaa
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    Viéndote de nuevo



    Como todos los horribles veranos de su vida, Harry lo pasó en casa de los Dursley. Con su obeso primo a dieta y sus tíos tan insoportables como de costumbre. Pero, gracias a la intrusión de Sirius en su existencia, ésta había mejorado mucho. Vernon, le dejaba tener su baúl en la habitación, por miedo a las represalias de su padrino peligroso, y Hedwig podía salir libremente de su jaula sin impedimentos. Mantenía el contacto con Black, mediante pergaminos que le escribía éste, que a veces eran de su puño y letra, y otras, de la mano de Remus, su admirado profesor, que por lo que veía el ojiverde, no había faltado en su palabra de que se encargaría de su padrino. Además, cumplió catorce años, y recibió pasteles de sus amigos, Ron, Hermione, Hagrid y del mismo Sirius.

    Esas vacaciones, Harry había tenido una pesadilla con Voldemort, que le provocó un inmenso dolor en la cicatriz al despertar, por lo que no le quedó otra más que escribirle a su tutor extraoficial para informarle. Pero, los acontecimientos que siguieron, le hicieron olvidar ese mal sueño. Recibió una carta de los Weasley invitándole a los Mundiales de quidditch, cosa que le entusiasmó, y éstos personalmente le buscaron en la casa de Privet Drive.

    Esto benefició que Harry también se distrajese de lo referente a Draco Malfoy. Durante las vacaciones, se había sorprendido a sí mismo escribiendo su nombre en los bordes de los pergaminos inconscientemente, mientras hacía los deberes y había tenido que rehacerlos varias veces, para su disgusto. Tampoco podía dejar de pensar en él antes de dormir, al despertarse, al desayunar, almorzando, a la hora de la cena, en la ducha...aunque ahí no le importaba mucho. Mirase donde mirase, hiciera lo que hiciera, ahí estaba Draco, sus ojos grises, su nívea piel, sus hermosos cabellos, su magnética sonrisa.... Repasaba mentalmente todos los momentos que había compartido con el rubio, y le inundaban unas inmensas ganas de besar aquellos labios que le fascinaban, sumados al gran arrepentimiento de no haberlo hecho cuando tuvo la ocasión. Quizás esperar a la próxima Navidad, era aguantar demasiado.

    Cuando Harry puso un pie en La Madriguera, conoció a Bill y Charlie, los hermanos mayores de Ron. Los gemelos, al parecer, se habían pasado el verano creando artilugios de broma y Percy trabajaba en el Ministerio de Magia, en el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, bajo las órdenes de Barty Crouch. Y Hermione, como no, también estaba allí, como una más de la familia.

    Para desplazarse a los Mundiales, cogieron un traslador, que resultó ser una bota vieja, y en el acto estuvieron en un páramo cercano al estadio. Una vez allí, se instalaron en dos tiendas de campaña, donde dormirían esa noche, y que estaba rodeada por otras cientos de ellas, acogiendo a magos de todo el mundo.

    Llegó la hora del ansiado partido, que enfrentaba al equipo de Irlanda contra Bulgaria. Ellos eran partidarios de Irlanda, pero el buscador de Bulgaria, Viktor Krum, les entusiasmaba. Y los asientos ni se diga, en una tribuna con una panorámica espectacular y junto al ministro, Cornelius Fudge.

    Una vez que el trío se hubo sentado en las butacas de color rojo y dorado, vieron aparecer a Lucius Malfoy, seguido de la mujer que Harry había visto en la estación abrazando a su rubio, que supuso entonces, era la señora Malfoy, y tras ella, mirando al estadio, Draco, que como atuendo muggle había elegido un elegante traje negro, y llevaba en la solapa de la chaqueta, una insignia de un trébol, que se iba haciendo cada vez más grande hasta que reventaba en miles de tréboles más pequeños.

    Los ojos de Harry observaban todos y cada uno de los movimientos del ojigris menor, que parecía hablar animadamente con su madre, de la que no le cabía duda, que Draco había heredado su esplendor. La familia Malfoy saludó cortésmente al ministro de magia y empezaron a subir los escalones, para sentarse nada más y nada menos, que detrás de los Weasley, Harry y Hermione.

    Harry no sabía si el fuerte retumbar en su pecho era por la algarabía del ambiente, o porque Draco estaba muy cerca de él, ya que, justamente, el rubio más joven, se había sentado tras su espalda, lo que dicho sea de paso, provocaba que el moreno ardiese en deseos de girar la cabeza y mirarlo a él antes que al partido. Tuvo que hacer muchos esfuerzos por no usar sus omniculares en sentido contrario y eso que el ojigris no había mostrado el más mínimo atisbo de alegría al verle, al revés, la expresión de disgusto no se le iba.

    El partido fue memorable, Krum había estado soberbio, pero ganó Irlanda.

    Comenzó una gran celebración, que estaba claro, duraría hasta bien entrada la noche, sino toda. Los magos y las brujas empezaron a retirarse del estadio, lo mejor sucedería en las tiendas de campaña y sus alrededores. Harry vio levantarse a los Malfoy para marcharse, quiso detener a Draco para hablarle, preguntarle cualquier cosa, quizás como le había ido el verano, si quería volver a clase..., lo primero que se le ocurriera, pero cuando vio a su lado a sus amigos, reprimió esa tentación, porque la reacción de estos habría sido de indignación. Y no se las reprocharía. Malfoy siempre se metía con la procedencia muggle de la pelicastaña, y con la humilde economía del pelirrojo. Así que solo contempló como estos se perdían entre la multitud.

    Después de celebrarlo, llegó la hora de descansar, y se echaron a dormir en las tiendas. Pero de madrugada, el bullicio del alterado gentío los despertó y tuvieron que escapar de algún tipo de peligro, del que no eran plenamente conscientes con la confusión del momento. Alguien estaba atacando a una familia de muggles que había en la zona. Todo era un caos de gritos y gente. Harry, Ron y Hermione corrían juntos hacia el cercano bosque, hasta que el pelirrojo se dio de bruces contra el suelo.

    -He tropezado con la raíz de un árbol-dijo de mal humor y se puso en pie nuevamente.

    -Debes mirar por dónde andas Weasley- esa voz, Harry la reconocería donde fuese, como fuese y cuando fuese. Draco Malfoy. Estaba solo, cerca de ellos, parecía estar semioculto junto al árbol que había hecho caer a Ron-deberíais echar a correr, no os gustaría que la vieran ¿verdad?-señaló a Hermione con un gesto de la cabeza, al mismo tiempo que desde el cámping llegaba un sonido como de una bomba y un destello de luz verde iluminaba por un momento los árboles que había a su alrededor.

    -¿Qué quieres decir?- Harry se sorprendió bastante, parecía que Malfoy estaba preocupado por su seguridad.

    -Pues que van detrás de los muggles- añadió el rubio algo exasperado.

    -¿Quién vendría a una competición de deporte mágico a matar muggles?-Ron se lo preguntaba más bien a sí mismo.

    -Si quieres quédate a averiguarlo, Weasley- desde el otro lado de los árboles llegó otra explosión más fuerte que cualquiera de las anteriores, cerca de ellos se oían gritos, Draco sonrió, pero parecía asustado.

    -Nosotros vamos al bosque Malfoy, Fred y George deben estar esperándonos- dijo Harry con ansiedad.

    -Pues iros ya...que no la vean- Draco se pegó más al tronco del árbol, mientras un grupo de personas aterradas pasaba por su lado.

    Ron como por instinto, cogió a Hermione de la mano y empezaron a correr hacia la aglomeración de árboles que conformaba el bosque, Harry corrió un poco tras ellos, pero se dio la vuelta, agarró al rubio por la muñeca y tiró de él-vamos...

    -¿Potter qué haces? ¡suéltame! a mi no me pasará nada- pero el moreno no le escuchaba, solo andaba delante de él, muy rápido y esquivando a los que se interponían en su camino.

    -¿Dónde están tus padres Malfoy?- Harry debía elevar la voz para que alcanzara a escucharla- ¿no serán de los que andan por ahí con máscaras?

    -Si así fuera no te lo diría Potter, déjame- pero el otro seguía ignorándole.

    Por más que iban de acá para allá, no había rastro de los gemelos por ningún lado y la amenaza seguía patente. Ron y Hermione sacaron sus varitas para iluminarse mejor el camino, Harry fue a hacer lo mismo, pero la suya había desaparecido, y soltó la muñeca de Draco un momento para rebuscar en su vestimenta.

    -Mierda...-el moreno entró en pánico, no era posible haber perdido su varita, sería inútil buscarla en aquel lugar en la situación en la que se encontraban.

    -¿Qué ocurre Potter?- Malfoy se mostraba intranquilo.

    -Mi varita...la he perdido- dijo palpándose los pantalones, aún sabiendo que no estaba allí.

    -Vamos a buscarla- Draco sacó la suya e ilumino la zona, echando un vistazo sobre el césped que les rodeaba.

    Hermione dio un codazo a Ron-¿porqué está Malfoy ahí con Harry?-el pelirrojo miró en la dirección que la chica le estaba señalando.

    -No sé...pasa algo muy raro entre esos dos...el curso pasado...bah da igual, sigamos- Ron estaba más inquieto que de costumbre.

    -¡Harry! ¡¿qué pasa?!- gritó Hermione al moreno y al rubio que estaban más rezagados.

    -¡He perdido la varita Hermione!-seguro le esperaría una buena bronca por eso.

    -¡No puedes buscarla ahora Harry!¡debemos encontrar a Fred y a George!¡vamos hacia allá!-y les señaló la arboleda.

    -Déjalo Malfoy, tenemos que continuar- el ojiverde seguía preocupado por su varita, pero le alegraba ver que el rubio también.

    -Seguid, yo no corro peligro alguno- empujó ligeramente a Harry, que no se dio por aludido.

    -No, tú vienes- el moreno retomó su anterior acción y volvió a sujetar la muñeca de Draco, que esta vez no forcejeó.

    Se adentraron sin el más mínimo éxito en el bosque y decidieron esperar en un pequeño claro.

    Harry, Ron y Hermione se sentaron sobre la hierba seca y Draco se apoyó, de pie, contra uno de los árboles que los rodeaban, había cruzado los brazos y observaba entre la maleza atentamente, tal vez rememorando el Bosque Prohibido y sus peligros.

    -Harry...-susurró Ron, haciendo que el aludido se le acercase-¿por qué trajiste a Malfoy?

    -Podría haberle pasado algo-respondió convencido.

    -¿Y qué?- la cara de confusión del pelirrojo no tenía igual.

    -Eso Harry...creo en lo de ten cerca a tus enemigos, pero esto es pasarse-la pelicastaña también había hablado en baja voz.

    -Se preocupó por ti ¿no Hermione?, para que huyeras y no te atacasen...-en realidad Harry lo había hecho por muchos motivos más, pero ese quizás convenciera a la chica.

    La cara que ella puso le dio a entender que estaba en lo cierto.

    -Sigo sin fiarme- añadió Ron, mirando al rubio por encima del hombro de Harry, pero volvió la vista al suelo y sacó la figurita móvil de Viktor Krum que había comprado, y éste se paseaba por el suelo, andando pausadamente.

    -¿Krum, Weasley?- el ojiazul se preparó mentalmente para atacar a la serpiente de afilados colmillos en cuanto le soltase el menor insulto, pero este no llegó-¿viste su Amago de Wronski?

    La sonrisa de Ron se le extendió de oreja a oreja y se levantó-¡sí fue espectacular! frenó justo a tiempo, ¡yo ya lo veía en el suelo! es el mejor buscador sin duda.

    -Lynch no se lo esperaba- dijo Draco, cualquiera que los hubiese conocido de nuevas pensaría que eran grandes amigos, y la pelicastaña no podía cerrar la boca de la impresión.

    -Fue genial que ganase Irlanda, pero el mejor del partido fue Krum con diferencia- añadió complacido el pelirrojo, mientras se fijaba en la insignia de trébol que traía el rubio en la solapa.

    -Completamente de acuerdo-continuó Malfoy. Eso era lo más surrealista que había ocurrido jamás.

    De pronto, cerca de ellos escucharon pasos apresurados de alguien que gritó algún tipo de hechizo, y en el acto, en el cielo, apareció lo que parecía una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca. El bosque prorrumpió en gritos. La cara de Draco se había puesto más pálida que nunca, y con una mueca de auténtico terror salió corriendo de allí, sin dar tiempo a Harry de levantarse y detenerle.

    -¿Qué le pasa?- sus amigos también parecían asustados, pero para el moreno, aquello del cielo no le decía nada.

    -Es la Marca Tenebrosa Harry- dijo Hermione con mucho miedo en la voz.

    Cuando quisieron darse cuenta, unos veinte magos les habían rodeado y atacado, pero resultaron ser magos del ministerio, y culparon a la elfina doméstica del señor Barty Crouch de haber conjurado la marca con la varita de Harry, que por otro lado, recuperó.

    Volvieron a La Madriguera a pasar lo que les quedaba de las vacaciones y el día antes de volver a Hogwarts, prepararon el baúl, en el que ese curso, les habían añadido una túnica de gala, para algo de lo que nadie les parecía querer hablar. Aunque la de Ron era bastante espantosa.

    Y por fin habían cogido el expreso que les llevaría a la escuela, lejos de todos los quebraderos de cabeza de los últimos días. Habían tenido que ir en tres taxis muggles a la estación, lo que fue muy raro llevando enormes baúles, dos lechuzas y un gato. Lo bueno es que tanto Bill como Charlie se habían despedido de ellos allí.

    Durante el trayecto en tren, se lo pasaron hablando como de costumbre. Seamus y Dean, les habían hecho una visita para hablar de los mundiales, y el pobre Neville también, aunque no había podido asistir porque su abuela no quiso, así que les escuchaba con cierta envidia. Y para seguir con la tradición, Draco se pasó también por su compartimento, y para sorpresa de todos, sin sus amiguitos detrás.

    -¿Encontraste tú varita Potter?-preguntó el rubio con interés.

    -Si...gra...gracias Malfoy- Harry se puso notoriamente nervioso, algo que no pasó inadvertido para Hermione.

    -¿Dónde estaba?

    -Se me había quedado en la tienda de campaña...cuándo salimos a toda prisa-mintió el moreno, pero era más fácil que explicar lo de la elfina.

    -Ahm...-las orbes grises se centraron en lo que parecía un vestido antiguo, que reposaba sobre la jaula de la lechuza de Ron, Pig- ¿qué es eso Weasley?-el pelirrojo se apresuró a esconder lo que el rubio había localizado, pero no fue lo suficientemente raudo-¿es tú túnica de gala?- Ron por primera vez en su vida, esperaba que un dementor subiera al tren y distrajese a todos para escabullirse-¿eso quiere decir qué te vas a presentar? hay mucho dinero en juego, la verdad.

    -¿De qué hablas?-preguntó el pelirrojo.

    -¿Vas a participar?-repitió Malfoy- supongo que tú si Potter, nunca dejas pasar una oportunidad para destacar ¿a que no?

    -Explícate Malfoy- replicó Hermione.

    -Vaya ¿no lo sabéis?- dijo Draco- yo lo sé desde hace un siglo...pero bueno, mejor que os llevéis la sorpresa, adiós- y se fue cerrando la puerta tras de sí.

    -¿Ese no era Draco Malfoy?-preguntó de pronto Neville que estaba algo atemorizado en el rincón junto a la ventana, Harry le hizo un gesto afirmativo con la cabeza- ¿está enfermo?

    -No creo...¿por qué?- cuestionó Hermione.

    -Porque parecía simpático- continuó avergonzado Longbottom. Ron se rió, y Hermione también. Era cierto.

    -Estará madurando- dijo Dean, que miró a Seamus y ambos se rieron-bueno, dudo que sea eso, siempre será una serpiente desagradable- y prosiguieron riéndose de los Slytherin, mientras Harry, se mantuvo ajeno a la conversación. La verdad era que Draco estaba diferente, con él, con sus amigos, y eso le gustaba mucho, podría intentar algo en pos de un acercamiento en mayor grado.

    Continuará...
     
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  13. Dan2102
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    Jeje me gusto mucho el capi. Gracias.

    Espero con ansias la conti :D
     
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  14. Rukkiaa
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    Escregutos



    Como todos los años, la primera noche en la escuela Hogwarts de magia y hechicería, consistía en un gran banquete, tras la selección de los nuevos alumnos, para sus diferentes casas. Todo era regocijo por empezar un nuevo curso, aprender cosas interesantes y reencontrarse con queridos compañeros de faenas. Y después de un par de años, Harry volvió a ver la ceremonia del sombrero seleccionador. El joven Colin Creevey, que ya estudiaba tercer curso y seguía siendo igual de fanático de Harry, estaba muy ilusionado, porque su hermano pequeño, Dennis, empezaría ese año.

    Al terminar el sombrero seleccionador su canción anual, comenzó.

    Stewart Ackerley, Ravenclaw...Malcolm Baddock, Slytherin.

    La mesa de las serpientes estalló en vítores y Harry vio como Draco aplaudía cuando Malcolm se reunió con ellos, y provocó en el moreno unas ganas enormes de sentarse en la mesa de Slytherin y algo de celos.

    Eleanor Branstone, Hufflepuff...Owen Cauldwell, Hufflepuff...Dennis Creevey, Gryffindor...Emma Dobbs...Laura Madley, Hufflepuff...Natalie McDonald, Gryffindor...Graham Pritchard, Slytherin, y los celos de Harry se repitieron, al ver el entusiasmo de Malfoy al recibir al nuevo...Orla Quirke, Ravenclaw...Kevin Whitby, Hufflepuff.

    Y a cenar.

    Cuando todos se hubieron llenado, el director Dumbledore les presentó al nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, Alastor Moody, un ex auror bastante intimidante; también les informó de que ese año en la escuela, iba a ser llevado a cabo el famoso Torneo de los tres magos, una competición amistosa entre las tres escuelas de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang, de las que se elegirá un campeón que las represente, y éste tendrá que pasar tres peligrosas pruebas. En octubre llegaran los directores y candidatos de los otros colegios y en Halloween será la selección, compitiendo por la Copa de los tres magos, la gloria para su escuela y mil galeones.

    Muchos se quieren apuntar, pero sólo los alumnos que tengan diecisiete años o más podrán hacerlo, lo que genera muchas críticas y molestias, sobretodo de parte de los gemelos que traman hallar el método de engañar al imparcial juez que seleccionaría a los candidatos. Y a Harry le hacía algo de ilusión presentarse, se imaginaba que lo elegían campeón de Hogwarts, se veía en el campo, con los brazos alzados delante de todo el colegio y sus compañeros ovacionándole, acabando de ganar el Torneo de los tres magos y de entre la borrosa multitud se destacaba claramente el rostro de Draco, resplandeciente de admiración...

    A la mañana siguiente, les tocó Herbología con los de Hufflepuff, donde tuvieron que exprimir bubotubérculos y recoger su pus; seguidamente, fueron a Cuidado de Criaturas Mágicas con Hagrid, que a sus pies tenía varias cajas de madera. Esa clase las seguían teniendo con los de Slytherin, por lo que a Harry le gustaba bastante.

    -¡Buenas!-saludó Hagrid, sonriendo especialmente a Harry, Ron y Hermione- hoy veremos ¡escregutos de cola explosiva!-todos miraban al gigante como si hubiese hablado en otro idioma.

    -¿El qué?-preguntó Ron, algo preocupado, ya que lo de cola explosiva sonaba fatal.

    Hagrid abrió las cajas y se los enseñó, eran criaturas parecidas a las langostas, deformes, de unos quince centímetros, sin caparazón, pálidas, viscosas, con patitas que les salían de sitios muy raros y sin cabeza visible, además despedían un desagradable olor a pescado podrido, y de vez en cuando de sus colas salían unas chispas-recién nacidos-dijo orgulloso el profesor-para que podáis criarlos vosotros mismos ¡he pensado que puede ser un pequeño proyecto!

    -¿Y por qué tenemos que criarlos?- preguntó Draco algo desconfiado mirando a las alimañas de las cajas-¿qué hacen?

    -Eso lo sabrás en la próxima clase Malfoy, hoy solo tienes que darles de comer, pero tendréis que probar con diferentes cosas, nunca he tenido escregutos y no estoy seguro de que les gusta, así que he traído huevos de hormiga, hígado de rana y trozos de culebra, probad con un poco de cada ¡poneos por parejas y elegid uno!- y no era de extrañar que no lo supiera, ya que los escregutos eran el resultado de que Hagrid hubiese cruzado Mantícoras, con Cangrejos de Fuego.

    Harry vio que el rubio cogía uno de los bichos y se acercaba a Parkinson, seguro que para que fuera su pareja en el proyecto.

    -Eh Harry ¿qué te parece est...?-Ron, que pensaba que el trabajo lo haría con su mejor amigo, contemplaba a éste, acercándose a Malfoy, por lo que tuvo que conformarse con Hermione, que había escogido otro escreguto totalmente distinto.

    -¡Malfoy!-Harry tuvo que detenerlo antes de que llegara a la altura de Pansy.

    -¿Qué pasa Potter?- el rubio tenía cara de asco, mientras sujetaba en alto la especie de langosta horripilante.

    -Bueno...pues...escogiste el escreguto que yo quería y ya que...es por parejas...¿nos ponemos juntos?- a Harry no le había costado tanto expresarse jamás.

    -Vale...pero llevemos esto a algún sitio- ambos caminaron hasta una piedra grande que estaba cerca y pusieron el escreguto encima.

    -¿Qué le damos primero?- dijo el moreno pensando en las asquerosidades que podría comer aquella cosa.

    -Mmm no sé, ni siquiera parece tener boca- Malfoy se agachó a la altura del escreguto, que en ese momento explosionó su cola, y el rubio trastabilló hacia detrás.

    -Traeré hígado despachurrado de rana a ver...- Harry lo buscó y volvió a donde estaba el ojigris, que parecía seguir observando con detenimiento a la pequeña bestia-ten...-dijo el moreno dándole un poco al rubio.

    -Son espantosos ¿verdad?- rió, contagiando al ojiverde- son unas mascotas algo sádicas me parece-algunos alumnos daban gritos al ser atacados por sus escregutos.

    -Tened cuidado-advirtió Hagrid- algunos tienen aguijón, probablemente son los machos, las hembras tienen en la barriga una especie de cosa succionadora, creo que es para chupar sangre- la cara de todos era de espanto.

    -Entonces éste es macho...deberíamos ponerle un nombre ya que lo vamos a cuidar- y mientras decía eso, el rubio intentaba tentar a la criatura con el hígado, sin éxito.

    Harry sonrió-¿cuál se te ocurre?- ambos estaban agachados a la altura del escreguto.

    -Pues...¿qué te parece Fobos?- y miró al moreno.

    -Perfecto- Harry esbozó una enorme sonrisa, todo estaba saliendo mejor de lo esperado.

    Hermione y Ron se les acercaron.

    -No se come nada de lo que le damos ¿y el vuestro?- el escreguto que sostenía la chica aparentaba ser una hembra.

    -Fobos tampoco- dijo Draco, alcanzando unos huevos de hormiga.

    -¿Fobos?- preguntó Ron.

    -Sí, lo hemos...bautizado- Harry se rascó la cabeza con algo de vergüenza, y Hermione sonrió.

    -¿Fobos eh? nuestro escreguto parece ser una chica, Ron deberíamos ponerle nombre también- la pelicastaña alzó al bicho a la altura de su cara a ver si se inspiraba- creo que la llamaré Atenea ¿vale?- el pelirrojo no pareció muy conforme, pero ella sí y no le tomó en cuenta.

    -¿Cómo va todo por aquí chicos?- Hagrid se acercó al cuarteto-¿comen algo?

    -No...lo siento Hagrid- dijo Harry algo apenado.

    -No pasa nada, yo me encargaré, espero saberlo en la próxima clase, meted cada uno en una caja y señaladlo como el vuestro para yo controlarlos- y les mostró una gran sonrisa bajo su abundante barba.

    Después de la clase con el gigante, fueron a almorzar y marcharon a Adivinación, en donde se centraron en descifrar el destino por medio de los astros.

    Llegada la hora de cenar, el rubio corrió a la mesa de los leones.

    -¡Weasley! ¡eh, Weasley!- el trío se volvió, sorprendidos, Malfoy llevaba un periódico enrollado en la mano.

    -¿Qué?- preguntó alarmado el pelirrojo.

    -Tu padre ha salido en el periódico Weasley- Draco le mostró al ojiazul las páginas de El Profeta y éste las leyó. Hablaban de la falta de seguridad que hubo en los Mundiales de quidditch y culpaban a Arthur por mala actuación, según la reportera Rita Skeeter. Ron temblaba de furia.

    -¡Ey Weasley!- Pansy Parkinson, seguida de Blaise Zabini, se acercaron a la mesa de Gryffindor también- tus padres salen en El Profeta ¿esa es vuestra casa? bueno si se puede llamar casa...tu madre tendría que adelgazar un poco ¿no crees?- la chica se rió y varios Slytherin también se sumaron a las burlas.

    Harry que ya de por si odiaba a esa muchacha, no desperdició la oportunidad-¡callate Parkinson!- el moreno se levantó y sacó su varita

    -¡Ah claro Potter! te afecta porque prácticamente vives con ellos ¿no?- la Slytherin también sacó su varita desafiante- que malo eres Draco...viniste tú solo a reírte de ellos y no nos esperaste...-añadió con voz melosa.

    Harry miró a Draco que hizo un apresurado gesto de negación con la cabeza- Pansy ya basta- dijo el rubio incómodo y alzó también su varita en contra de la chica de su propia casa-yo no...

    -¿Qué haces Draco? ¿vas a ir en contra mía por defender a éstos?- su cara era de decepción, sin embargo, cambió radicalmente en unos segundos-oh ya veo...quieres encargarte tú solo de ellos- pero antes de que la joven bajase su varita se oyó un grito.

    -¡¿Dos contra uno?!- y seguidamente, se escuchó un fuerte ¡bum!-¡sólo un mago indigno es capaz de algo así!- el profesor Moody se acercó a ellos cojeando como acostumbraba.

    Las miradas de todos en el Gran Comedor se posaron en un pequeño hurón blanco y tembloroso que había en el suelo, justo donde había estado Malfoy y con su varita al lado.

    -¡Profesor!-Harry sintió un miedo terrible recorrerle por el cuerpo ¿Draco era ese hurón?-¿qué ha hecho?

    Éste pareció ignorarle-¿te ha dado?-examinó a Harry con su ojo mágico, mientras, el animalillo echó a correr asustado-¡me parece que no vas a ir a ningún lado!-apuntó al hurón con su varita, lo elevó tres metros en el aire y lo hizo caer al suelo.

    -¡Pare!- el moreno se puso a hiperventilar, eso no podía estar pasando.

    -Pero Potter iban a...

    -¡No!¡deténgase!¡no ha hecho nada!-Harry corrió a coger al hurón, que cariñosamente acunó en sus brazos, sentía su corazoncito latir muy rápido y que tiritaba. Todo, bajo la atenta mirada de Hermione, que no perdía detalle. El moreno echó a correr. Aquello era una transformación, por lo que sólo una persona podría ayudarlo, McGonagall- tranquilo Malfoy- le susurró, cuando se acercaba al despacho de la profesora, y lo pegó más a su pecho.

    Para la profesora McGonagall no resultó ningún problema devolver a Draco a su forma original, y éste reapareció con el pelo lacio caído sobre la cara, sus mejillas bastante ruborizadas y parecía que algo le dolía.

    -No puedo creer que el profesor Moody usara esto como castigo...hablaré con él seriamente ¿usted se encuentra bien señor Malfoy?- la profesora parecía muy alterada.

    -Si...- lo que más atormentaba al rubio, era la humillación pública de la que había sido participe.

    La profesora se marchó refunfuñando cosas, que probablemente le diría a Moody.

    -Fue una buena caída, deberías ver a la enfermera Pomfrey, quizás...

    -Estoy bien Potter- y Draco Malfoy salió de allí dando un portazo y dejando al moreno pasmado.

    Los días siguientes pasaron como de costumbre. En la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, el profesor Ojoloco Moody, les enseñó las tres maldiciones imperdonables, la Imperius, control total sobre otro ser vivo, la Cruciatus, para torturar, y Avada Kedavra, la muerte instantánea, a la que sobrevivió Harry. Hermione había creado P.E.D.D.O., su Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros, poniendo a Ron de tesorero y a Harry de secretario, pero el único miembro que había conseguido, a parte de a sus amigos, fue a Neville.

    Los escregutos de cola explosiva crecían a un ritmo sorprendente, aunque nadie había descubierto todavía qué comían y Hagrid les había hecho ir por las tardes a su cabaña como parte del proyecto, para ver su desarrollo. Momentos que aprovechaba Harry, ya que desde el altercado con Moody, Draco no le había dirigido la palabra, solo parecía hacerlo en presencia de Fobos.

    Y el treinta de octubre, tal y como había anunciado Dumbledore, la directora Madame Maxime, de Beauxbatons, junto a sus alumnos, y el director Karkarov, de Durmstrang, con los suyos, se presentaron en Hogwarts.

    Dumbledore les cuenta a todos que el juez imparcial para el Torneo, será un cáliz de fuego, en el que cada alumno que desee participar debe echar su nombre. Al día siguiente, en la cena de Halloween se anunciará a los ganadores.

    Cenaron todos juntos. Los de la escuela Beauxbatons se habían sentado en la mesa de Ravenclaw y los de Durmstrang, en la de Slytherin, estando el famoso Viktor Krum, junto a Draco.

    Ron se había quedado prendado de una alumna de Beauxbatons, Fleur Delacour, que parecía una veela.

    -¡Te digo que no es una chica normal!-decía Ron a Hermione, que estaba escéptica- ¡las de Hogwarts no están tan bien!

    -En Hogwarts hay personas que están muy bien-contestó Harry, sin pensar, mientras cortaba un pedazo de pastel de carne, y la pelicastaña, se llevó una copa a la boca para no mostrar su amplia sonrisa.

    Continuará...
     
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  15. Dan2102
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    Jejeje esta genial... xD Harry jura que ese monstruo es el hijo de ambos jaajaj

    gracias, estuvo genial. Espero la conti. Saludos!
     
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155 replies since 6/2/2013, 16:04   6769 views
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