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Sora-sempai
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Resumen:
un desayuno romantico, un almuerzo al aire libre, una cena inolvidable; todo eso para Nicolás era la definición de velada romántica. sin embargo las cosas no siempre salen como las planeaste.
Genero: Humor, romántico.
Advertencias: ninguna
Personajes: Nicolás/Arhtur
Serie: Felices fiestas.
desafió: 11° reto literario.
palabras: 2 731
Autor: Sora-sempai
Se sentía como en un patético cuento de hadas, y no es porque todo fuera maravilloso o una fantasía; muy al contrario era porque ante él se encontraba la más despreciable de todas las brujas. Más que cualquier madrastra, más que cualquier que cualquier reina malvada. Es mas todos esos personajes de ficción se le quedaban cortos a la mujer que tenía en frente; y es que, ¿qué puede ser más aterrador que la abuela de tu pareja?, ya era difícil tratar con la madre, aunque esa mujer era un amor, pero tratar con la abuela; era historia aparte: una mujer de setenta años, quizás más; religiosa, caprichosa y alcahueta como ella sola. Y quizás lo peor del cuento, no es que esa mujer se comportara de esa manera, pues realmente muchas de las personas que alcanzan esa edad se comportan así, y pues a veces resultan adorables. Pero ¡no! Lo más patético de esta situación, es que aquella anciana, no sabía que su adorado nieto, tenía como pareja a otro chico. Por ende él no era el único que sufría, Arthur también sufría. Y eso de algún retorcido modo lo hacía feliz.
Sin embargo lo que realmente hacia que Nicolás se lamentara, no era tener que convivir con la senil pariente de su novio. No, lo que a él le molestaba era tener que hacerlo en ese día.
--¿por que carajos en San Valentín?—susurró bastante bajo, estaba parado en el marco de la puerta de la sala viendo como la mujer de nombre Nora, atacaba con mil preguntas a su chico.
--Querido, ¿dijiste algo? Es que no escuche bien—hablo la mujer sentada en su acolchado sillón decorado con adornos florales.
--Nada Señora Nora, solo que si tenía sed podría ir a la tienda a traerle un poco de agua o té si gusta—Cualquier excusa le valía, solo quería estar lejos por un rato.
--ay pero que muchachito tan querido…--soltó en un tono que a Nicolás se le hizo de burla—no te preocupes por esas niñerías Cariño, yo tengo de todo en la nevera, incluso cervezas. Pero un nene como tú no debería tomar alcohol—hizo un puchero, para luego sonreír--¡Qué bueno que también hay jugo de mora!—agregó, feliz.
--Gracias, Doña que gentil es usted—gruño entre dientes, no entendiendo cuando la conversación había cambiado de un poco de té, a que él era un niño.
--ay mi niño, ¿Cuántos años dices que tiene tu amiguito?—preguntó, esta vez dirigiéndose a Arthur.
--21 Abuelita, ya tiene 21—
--¿21? Pero si se comporta como un bebe, con razón no tiene novia… y está aquí molestándote en San Valentín—habló la mujer de avanzada edad cruzada de brazos y sin disimular nada el tono, el cual tenía la clara intención de molestar a Nicolás.
--¡ARTHURO!—recrimino Nicolás, desde la concina. Apretando fuertemente el vaso de vidrio que sostenía con su mano; casi que estuvo a punto de romperlo.
--Abue, no digas esas cosas, él es un buen chico—el intento de defensa, por parte de Arthur no hizo más que molestar a Nicolás. ¿Por qué carajos no lo defendía como se debe?
--no me digas que se ofendió tu amigo… discúlpame, eh ¿Nicolás cierto? No fue mi intención lastimarte—
--no abue, no tienes que decir ese tipo de cosas…--
--No, tranquilo Arthuro, doña Nora tiene razón. Es más yo debería salir y buscar a alguien con quien pasar el día—Nicolás estaba consciente de que ese había sido un golpe bajo para Arthur. Aun así ver la cara de “ni se te ocurra” que su novio le dedicaba, era lo suficientemente divertida como para continuar con la broma.
--Que bien, con eso puedo llamar la hija de mi vecina… y quien sabe tal vez ocurra algo bueno y consiga una linda nuera—
--¡Qué!—fue la respuesta en coro que los dos dieron. Realmente a los ojos de Nicolás, esa mujer estaba loca. Y es que no podía evitar hacerse la pregunta: ¿En qué momento se había metido en este lio?
¡Ah! Claro todo había comenzado por la mañana, exactamente catorce horas antes, cuando él aun estaba alegre y planeando lo que sería un muy romántico y meloso día de San Valentín.
Ese día, todo había comenzado de las mil maravillas.
Eran exactamente las 5 de la mañana, cuando Nicolás se levanto de la cama, procurando no despertar a Arthur. Se dirigió a la cocina a preparar un desayuno de celebración. Pues para él el día de san Valentín era importante. Siempre lo había sido y desde que estaba con Arthur lo celebraba cada año. Y ese día no sería la excepción; tomo los huevos, la harina, la leche, el chocolate, con la intención de preparar una pequeña torta, estaba feliz y lo demostraba en cada una de sus acciones; mezclaba y batía los ingredientes con efusividad y cariño.
--Quiero que quede muy sabroso…. Después de todo tengo que sacarle algo de ventaja a haber estudiado gastronomía—canturreaba feliz.
Cerca de las 8 de la mañana todo estuvo listo, coloco los platos, decoro la mesa y alisto todos los alimentos en finos utensilios. Se baño, se cambio y una vez arreglado se dirigió a la habitación que compartía con Arthur.
El cual a ojos de Nicolás, dormía plácidamente cual ángel. Con suma cautela se inclino sobre el chico aun dormido y paseo sus dedos por el torso desnudo y descubierto de Arthur; el dichoso no se inmuto en lo más mínimo, entonces jugo su plan dos, acercando el rostro hasta la oreja del bello durmiente, empezó a soplar; Arthur solo se removió incomodo para luego seguir durmiendo.
--Amor, mi niño Hermoso… despierta, son las 8—Nicolás sabia que hablarle con palabras dulces siempre era un buen método para que Arthur
respondiera.
Sin embargo la pereza del otro chico fue mayor y aun cuando Nicolás lo tratara de la manera más dulce y melosa que se le ocurriera, parecía que Arthur no reaccionaria.
--¡que te pares pedazo de zángano! Ya son las ocho de la mañana…--berreo Nicolás como último esfuerzo, pero de nuevo Arthur solo dio la vuelta en la cama para darle la espalda.
Otro esfuerzo inútil, o eso pensó Nicolás antes de ver como Arthur se levantaba cual rayo, con una expresión de terror puro adornando su rostro.
--¿Las 8? Mierda, voy media hora tarde…--Exclamo al borde del colapso. Dejando a un muy boquiabierto Nicolás, que no entendía muy bien aquella oración.
--¿Tarde? Y eso a donde tienes que ir bebe—
--¿estás de broma, no? Pues a trabajar Nicolás, a trabajar es jueves y tengo que hacer la evaluación de uno de los fermentadores—
--Pero cariño hoy es 14 de febrero… yo pedí el día libre—
--Ay amor… Que sea cumpleaños de tu hermano, no significa que no vaya a trabajar—Nicolás estaba ofuscado, ¡no recordó el cumpleaños de su propio hermano¡
Mientras Nicolás estaba perdido en sus pensamientos, Arthur se baño y vistió el traje que solía llevar para ir a trabajar.
--Nos vemos más tarde cariño… --se despidió con un beso simple en los labios-- mira te dejo para que le compres un presente a tu hermano—le extendió un par de billetes de mediana denominación.
--Arthur el desayuu—no pudo terminar la frase, pues su novio ya había salido de la casa. y pues ante la situación lo único que pudo hacer Nicolás fue levantar toda la mesa y el desastre en la concina, mientras renegaba no haber despertado a Arthur una media hora antes.
Luego pensaría en el dichoso cumpleaños que se le había pasado por alto.
Bueno quizás el día no había empezado tan maravillosamente como pensó, pero eso realmente era mejor de lo que estaba presenciado ahora. La mujer de nombre Nora había invitado a una vecina a “hacerle compañía”
--Y dime Dianita, tienes planes para hoy en la noche—pregunto la anciana.
--No señora Nora, estoy libre para cualquier invitación—dijo sin nada de disimulo mientras miraba descaradamente a Arthur. Este por su parte solo reía nervioso, no sabiendo exactamente que decir o hacer ante la situación.
--Ves Arthuro, la chica esta libre… no deberías ser rogado, aprovecha e invita a la dama. No es bueno estar solo en san Valentín—sentencio Nicolás parado en el marco de la puerta que daba a la concina. Desde que fue por la bebida, no se había acercado a la sala de nuevo. Arthur solo lo miraba con una sonrisa incomoda clamando por ayuda, mas sin embargo el que se decía llamar su novio solo lo metía en mas líos.
--Si cariño hazle caso a tu amigo, Dianita es una chica muy linda… salgan, quizás ocurra algo bueno, yo quiero nietos antes de cumplir mis 80 años— esta vez la que animo fue al abuela del muchacho.
--Ay señora Nora, hace que me sonroje, no quiero presionar a nadie… pero no puedo negar que si me gustaría que este bello muchacho me invitara a salir—la cara de Diana era la de una niña inocente, mientras su ropa y su modo de sentarse, Decía una cosa muy por el contrario.
--Yo, no creo que eso sea conveniente—Arthur volteo a mirar a Nicolás en una súplica por ayuda.
--Bueno Arthuro, yo me retiro quizás llame a Catalina y salgamos con los viejos amigos… tu diviértete con tu nueva amiga—Nicolás estaba enojado, pero más que eso estaba decepcionado, nada de lo que había planeado para ese día salió como quería.
Después del desastre que resulto el desayuno, Nicolás se esforzó para preparar un excelente almuerzo el cual empaco, para disfrutarlo junto con su chico en la comodidad de un parque o algo así. Hizo la llamada y Arthur le confirmo que al medio día tenía una hora libre. Para Nicolás esto era más que suficiente, con emoción llego 15 minutos antes de la hora acordada, sin embargo no pasaron ni cinco minutos de espera cuando su celular anuncio un mensaje. Al leerlo, mando todo lo que había preparado al bote de basura incluida la comida y los recipientes. Lo cual no fue desperdiciado pues una mujer con su hijo, ambos indigentes, aprovecharon bastante bien la comida.
Mientras Nicolás, hervía en su propia sangre de la rabia que le daba haber recibido algo tan frio y sin corazón como lo que leyó en su celular a modo de disculpa: “Sorry nco, no puedo, tng trabajo”
Pero el bizarro día de Nicolás no termino ahí. Como sus planes de un desayuno romántico y un almuerzo al aire libre se vieron frustrados, decidió que a la salida del trabajo de Arthur le prepararía una cena inolvidable, tenía bastante tiempo Arthur normalmente llegaba cerca de las 7 a la casa.
Pero como era de esperarse, las cosas no salieron como él esperaba, pues a las 5 de la tarde la puerta de su hogar se abrió y de ella apareció el imbécil de su novio que, cuando no necesitaba que llegara temprano, lo hacía. ¡Hasta ahora había cortado los vegetales!
Con sutileza le pregunto, el por qué de su arribo antes de tiempo, a lo que solo recibió la respuesta de, “¿acaso no puedo?”
“Bien, no importa… podemos preparar algo juntos ¿no?” fue el pensamiento de Nicolás para auto consolarse, y el plan B para esa noche. Pero de nuevo todo se fue al carajo cuando una llamada por parte de la familia de Arthur le informo que la abuela estaba extremadamente enferma y alguien tenía que ir a verla. Y ellos como buenas y preocupadas personas que son, acudieron de inmediato. Solo para que al llegar descubrir que la dichosa enfermedad era una mentira y que la anciana esta incluso más saludable que los dos juntos; siendo todo una treta para hacer que su adorado nieto la fuera a ver.
--Nicolás, no se te ocurra irte...—ordeno Arthur tomándolo del brazo cuando este fue a recoger su chaqueta dispuesto a irse.
--como me dices eso Arthuro, Dianita va pensar mal… mejor me voy para que estén a solas—soltó con un tono lo suficiente alto para que las dos mujeres lo escucharan.
--Deja de llamarme Arthuro… para ti siempre he sido, Arthur, cariño o cachorrito… me molesta esa actitud que tomas. ¿Por qué de pronto estas tan enojado? Sé que mi abuela no es la mujer más dulce de este mundo, pero si yo aguante a tu familia tú tienes el deber de aguantarla mía—susurró.
--es que yo…--era claro que él no estaba enojado con Arthur, si no con el destino mismo que no le permitió hacer nada de lo que planeó. Pero ver a su novio lidiar con una acosadora; mientras el aparentaba estar celoso, le pareció en extremo divertido.
--Ok… no digas más, ya entendí—dijo ante el silencio de Nicolás—Abuela, Diana—se dirigió hacia las dos chicas. —Abue, no sé como lo vayas a tomar. Pero ya por estas alturas me da igual… yo no estoy solo, tengo pareja…--
--No, Arthur no era eso lo que…--
--Calma ya lo diré, no te…--
--Arthur si lo que me vas a decir; es que ese chico ahí parado con cara de idiota es tu novio, ya lo sé…--hablo la anciana ante la atónita mirada de los dos chicos. —solo quería jugar una venganza por no visitar a tu abuela nunca. Por cierto Dianita también lo sabe, ella me está ayudando con esta pequeña charada; es más ella es casada— Las dos chicas rieron, en complicidad; para que luego se les uniera Arthur, con la intención de disfrutar de lo que fue una excelente sátira.
--por cierto eso no quita el hecho, de que quiero nietos antes de cumplir mis 80 años, así que mejor vayan pensando cómo le van a hacer—sentencio la mujer de avanzada edad.
--Una broma…--fue lo último que susurro Nicolás, para luego quedar callado el resto de la velada. Definitivamente este no había sido un día convencional.
La reunión familiar término cerca de las 7 de la noche y a las ocho ya estando en casa, por fin hablo de nuevo.
--Creo que me iré a dormir temprano, estoy agotado emocionalmente—
--lo siento—
--¿eh?—
--Que lo siento; olvide que para ti este dichoso día sí es importante… y en lugar de pasar un bonito momento la lie parda—Arthur estaba bastante desconsolado.
--No te preocupes, si algo me enseño este día tan desastroso es que para pasar un lindo momento no es necesario que el calendario diga 14 de febrero—Nicolás sonrió dulce con tal de animar a Arthur quien era el que estaba deprimido ahora. —lo único que lamento es que prepare mucha comida el día de hoy. Se va a desperdiciar toda—
--Bueno pues eso, no es problema, yo no he comido nada en todo el día y estoy hambriento—dijo feliz, mientras se dirigía a la cocina, para empezar a devorar todo lo que encontraba.
--Espera cachorro… no es bueno que comas tanto y menos a esta hora de la noche—grito siguiéndolo a la cocina.
--po’que nom—balbuceo con la boca llena.
--pues porque engordaras, y ya de por si estas bastante fuera de forma…--dijo mas para picar a Arthur, que por que en verdad lo creyera así.
--Pues, en ese caso lo mejor es hacer algo de ejercicio, no crees—trago, mientras se acercaba con una sonrisa coqueta a Nicolás.
--Bueno, eso si te hace falta—
--Bien, pues yo hago un poco de ejercicio y de una vez celebramos tu tan preciado Valentín—lo abrazo por la cadera--¿Qué te parece la idea?—
--ay no Sexo no , eso lo puedo tener el día que yo quiera…--
--Estas de broma, ¿no?—
Nicolás rió, para luego callar cualquier palabra que proviniera de Arthur con un beso.
Este definitivamente no había sido un San Valentín convencional, pero ¿acaso desde qué compartía su vida con Arthur su vida era normal? No, no lo era y así estaba bien, le gustaba vivir ese tipo de situaciones.
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espero les sea de su entero agrado y gracias por leer.
Edited by Sora-sempai - 15/2/2013, 15:19
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Getsui-san .
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Ah! que Abuelita, me agrado XD
Esta cómica la historia, se me hizo un poquito rosa con los nombres de cariño que se dicen. Pero en fin fue una agradable lectura.
Saludos :>. -
Sora-sempai+1 .
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Ah! que Abuelita, me agrado XD
Esta cómica la historia, se me hizo un poquito rosa con los nombres de cariño que se dicen. Pero en fin fue una agradable lectura.
Saludos :>
gracias por tu comentario, me alegra que la historia haya sido de tu agrado. si en efecto ellos dos son extremo rosas en cuanto a como se tratan.
de nuevo gracias por tu comentario bye bye y te cuidas
!!
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11° reto literario, oneshot, Caramel House.Athur y Nicolás lidiando con lo que es una bruja de cuento. |
