¿Amor o... sólo placer? Takuya x Kouji - Kouichi x Tommy

Si no estás listo para corresponder sentimientos, no ilusiones porque podrías estar tentado a muchas cosas de tu alrededor que te harán desistir...

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  1. RyanAngel98
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    Yaoizando
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    Hola, lamento la tardanza con este fic pero no he podido con este. Lamento decirles que este será el capítulo final, espero perdonen mi tiempo fuera con este fic pero no he podido, en serio. Apenas con el otro, me pidieron un nuevo proyecto y en fin, este fic fue dedicado para un "amigo" y al parecer podría disfrutar este final ._. Espero sigan leyendo mi otro fic "Nuestro Futuro". Abrazos para todos. Bye.

    10.- Recompensas



    ¿Cuál es el punto de intentar hablar con alguien si todo el tiempo te está esquivando? ninguno, menos cuando es una persona muy especial para ti. El caso era de cierto pelinegro, apenas llegaban los recesos buscaba a un castaño el cual cada que lo sentía cerca desaparecía al instante. Había pasado un mes y medio desde que le confesó lo que sentía por él, fue bastante claro al decirle me gustas con un beso en sus labios y volvérselo a repetir en la mañana, antes de que se marchase, volvió a besarlo. Estaba decidido a olvidar su pasado con tal de tenerlo entre sus brazos, amarlo y cuidarlo mientras sus sentimientos sean duraderos pero el menor aún no contestaba la declaración. Pidió tiempo, tiempo le estaban dando pero era terco ya que aún recordaba lo que había pasado antes.

    Aquel pelinegro le había revuelto sus emociones en pocos días y eso le trajo inestabilidad consigo mismo. No podía y simplemente no podía aceptar que ese muchacho esperaba por él. Lo evadía, con tan solo saber que se estaba acercando corría lo más rápido posible hasta perderse de vista. Fue en aquel día, antes del festival de otoño el pelinegro se había decidido en tomar la iniciativa y conquistar al menor, agradeció que hubiera una feria y se metió a la biblioteca a escribir en una de las máquinas con gran rapidez. Inmediatamente lo imprimió y lo metió en un sobre. De ahí esperó las clases, una por una, miraba a la ventana, tenía que entregar ese sobre a como dé lugar

    -Minamoto, lea por favor el siguiente párrafo- el hombre lo miró seriamente y el mencionado despierta de su trance abriendo el libro y cayéndosele al suelo

    -Lo siento maestro, n-no estaba prestando atención-

    -Fue exactamente por eso que lo llamé a leer, tenga la amabilidad de salir de mi clase- el chico ni se inmutó siquiera, guardó el sobre en su bolsillo y fingió arrepentimiento. Apenas oyó la puerta cerrarse, caminó sin hacer ruido alguno hasta el segundo piso, lo cual le tocó bajar escaleras y todo eso. Estaba en la hora de Ciencias, llamó a la puerta y la maestra sale, recibe el sobre y el muchacho desaparece rápidamente.

    -Tommy, esto es tuyo- el chico se levanta de la silla y prosigue a tomar la correspondencia asomándose por la puerta para ver si alcanzaba a ver a su remitente pero no lo logró, regresó a su puesto y rasgó la parte de arriba del sobre, sacando la hoja donde coloridas letras y de muchos tamaños decía:

    “Te espero en el 434, en el cuarto piso, después de clases, no demores
    Por favor, esto es muy importante”


    Por un momento pensó que podría ser Kouichi pero como el sobre no tenía destinatario podría estar equivocado así que estaría bien ir. El pelinegro corrió lo más rápido posible hasta su salón, en la prisa resbala un escalón y se golpea el tobillo. Maldijo al dolor y cojeando llegó donde en cuestión de segundos el timbre sonó. Esperó y siguió esperando, el día se la había hecho largo. En el receso, fue al rectorado y pidió marcadores acrílicos para pizarra. Los guardó en su bolsillo y prosiguió hacia su salón. La feria estaba afuera, cada salón estaba haciendo exposiciones como casa abierta y el suyo ya había expuesto.

    Durante la hora de Lengua Extranjera, se dedicó a decorar una pequeña caja de cartón dándole ciertos detalles, dentro y fuera de ella. Al fin, había conseguido terminar y las clases igual. Una vez no habiendo nadie cerca, sacó los marcadores de su bolsillo y se puso manos a la obra.
    Un castaño caminaba suavemente, sin prisa, no querría apurarse, es más, esperaba que algo sucediese como en señal de que lo que sea que le esté esperando en aquel salón se cancelara pero no fue así, estaba acercándose hasta el lugar planteado hasta que unos muchachos más grandes que él lo miraban de pies a cabeza

    -Hey niño, ¿estás perdido?- le dijo el más grande de los tres que estaban cerca de los casilleros

    -No, n-no estoy perdido- empezaba a retroceder paso por paso. El más alto hizo una señal con la mano y los otros dos lo rodearon –por favor, n-no me hagan daño-

    - ¿Miedo? tranquilo, la pasarás muy bien con nosotros- lo tomó de los hombros para luego tocar sus labios, los de atrás se acercaron con una mirada malévola, uno tocando sus brazos y el otro tocando sus partes íntimas. Completamente aterrorizado, tomó un gran respiro para gritar lo más alto que pudo

    - ¡Ayuda!- el pelinegro estaba empezando a impacientarse, reconoció la voz y corrió hacia donde la había escuchado

    - ¡Suéltalo!- se lanza al combate dando una fuerte embestida al mayor el cual cayendo al suelo mueve la mano y los otros dos empiezan a golpearlo. El castaño no sabía qué hacer, empezó a buscar a alguien en los salones cercanos hasta que se metió a uno, donde su mirada se congeló, su corazón palpitaba aceleradamente, sus manos se pusieron muy frías. En la pizarra se encontraba un gran corazón y en su interior decía: “Te amo Tommy” mientras que en la parte inferior estaba escrito el nombre de la persona responsable.

    Sus piernas no respondían, sus mejillas se habían tornado del todo rojas, despertó de su trance y una sonrisa adornaba su rostro. Corrió lo más rápido posible y recordó que su amigo estaba en peligro, tomó la flauta que tenía en su mochila y se dirigió allá pero… se escondió. El profesor de gimnasia los estaba reprendiendo, sacándolos de ahí y dejando al chico allí. El pelinegro se había defendido, no pudo evitar algunos golpes pero por lo menos no estaba en malas condiciones. Se volteó y ahí lo vio, parado, con una que otra lágrima cayendo, una sonrisa y un gran sonrojo. Se limpió el pequeño hilito de sangre que manchaba su labio inferior, se acercó lentamente y lo aferró a sus brazos lo más fuerte que pudo

    - ¿No estás lastimado? ¿Te hicieron daño?-

    -No, estoy bien pero… eso… en la pizarra… ¿qué significa?- el ojiazul se sonrojó, recordó lo que había escrito y sonrió. Se arrodilló y tomó la mano del menor

    -Tommy Himi, yo, Kouichi Minamoto, con toda la formalidad y respeto, hago mi juramento… prometo amarte y protegerte, hacerte olvidar y sanar esas heridas de las que yo también he sufrido, estar a tu lado aún si rechazas lo que voy a pedirte… ¿quieres ser mi novio?- abrió una cajita donde se encontraba un anillo de hierro, brillante para ser una común y corriente y abajo; una notita que decía: “te amo con todas mis fuerzas”. El castaño tomó el anillo y se lo colocó, justamente donde un anillo de compromiso debería de ir y… observando al muchacho que tenía sus ojos cerrados, temblando ligeramente y apretando los labios, cogió la flauta y lo golpeó suavemente
    - ¡Auch!- se tocaba la parte donde recibió el golpe

    - ¿Ves este dedo?-

    -Eso significa que…-

    -Acepto, Kouichi, acepto ser tu novio…- el pelinegro sonrió enormemente, se levantó y tomándolo de la cintura lo besó dulcemente decidiendo soltarlo hasta que necesiten el aire para respirar.

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    Un castaño, sentado en el piso de su habitación, la primera vez que tenía sexo con su pelinegro, había hecho una y un millón cosas en esa cama. Sin notarlo tanto pero al parecer sentía algo raro desde que Kouji le advirtió que lo lastimaba. Esa vez que estuvieron a punto de hacerlo pero se detuvo al ver como una lágrima se deslizó por su mejilla. De ahí se sintió miserable, lo peor del mundo, un parásito más. Con toda la culpa del mundo, rodeando por su cabeza, día tras día, noche tras noche, su consciencia no lo dejaba tranquilo, tenía pesadillas. Habiendo decidido poner un stop al problema, compró un ramo de “no me olvides” unas flores azules y queriendo enviarlas se arrepintió en medio camino. Un compañero de su colegio lo había llamado e invitado a pasar la tarde con él de la que al siguiente día retornó a su casa. Una noche de sexo y locura con aquel muchacho. Era igual, un condón más que botaba a la basura pero al ocultarse el sol, volvió a su mente el recuerdo del pelinegro. Lo había olvidado por completo, incluso lo había citado en el cine para pasarla junto a él.

    Otra vez, había fallado en sus promesas. Pasó una semana más y seguía encontrándose con su compañero de donde salía el día siguiente. Fue entonces cuando decidió una vez más citar al pelinegro en el cine, se aseguró de cumplirlo y llevarlo a todos los lugares posibles. El chico no parecía afectado por haber sido plantado esa vez, parecía feliz. Aquella felicidad se contagió para el castaño, si, una emoción rara. Salieron por 3 días consecutivos a varios lugares, comieron en un restaurante y de ahí al parque de diversiones. El cuarto día, el pelinegro fue a casa del castaño por invitación. La madre del mayor no estaba en casa y aprovechó para declararse al ojiazul. Un beso, no esperó respuesta, solamente empezó a besarlo, acariciarlo y tocarlo.

    Lo desnudó y de ahí el calor de sus cuerpos y las sensaciones los llevaron a más. Estocadas, gemidos, rasguños, pequeños gritos y el crujido final dio el final del acto. Unas horas después, el castaño despierta mirando a su lado y se sorprendió al no ver al muchacho junto a él, buscó por todos lados pero no vio a nadie más. Su madre aún no regresaba, volvió a su cuarto y sin darse cuenta un papel encima de la almohada que decía:

    “Espero que hayas disfrutado conmigo y con nuestro compañero, le pagué mis mesadas de cada semana para que se acueste contigo, eres muy bueno en la cama, igualmente, esto no es amor… es sólo placer”

    Cayó sentado al suelo, respirando pesadamente, una mano hacia su cabeza y una lágrima deslizándose por su mejilla pronunciando amargamente

    -Eso no fue amor… fue sólo placer-…

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