Nuestro futuro (Continuación de "Viaje inesperado") Tai x Tk, Matt x Izzy, Willis x ???

Después de haberse casado, a Tai y Tk se les encarga la vida de dos angelitos, estos bebés harán muchos cambios en sus vidas...

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  1. RyanAngel98
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    Yaoizando
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    Hola de nuevo a todos. Ahora me siento... más ligero, ¿razón? descubrí que la persona de la que yo estaba enamorado no me convenía y además que se la pasaba jugando conmigo. Yo me tomo muy enserio el amor pero si se ponen a tomarme en broma... encontrarán a alguien que no es un ángel. Agradezco sus coments y su seguimiento, los aprecio bastante, abrazos y palmaditas en los hombros.

    Capítulo 19



    Empezar una nueva vida era complicado, más cuando la ley te persigue, lo primero que se te viene a la cabeza es cambiarte de identidad, de casa, de todo. Ese había sido el plan de cierta pelinaranja. Le tomó alrededor de 2 horas comprar un pasaje en el aeropuerto y agradeció que no la hayan puesto en la lista de personas fugándose de la justicia. Dentro de ese avión, pensaba todas las cosas que haría en aquel país, debía desaparecer del mapa y convertirse en otra persona. New York sería una excelente adquisición y una nueva oportunidad de vida. No era la primera vez que viajaba pero al parecer la dolorosa gravedad le estaba haciendo perder la paciencia. Se colocó los audífonos y con el dedo en la pantalla de su asiento escuchaba música. Esos niños ciertamente serán felices junto a Tk y… al que tanto amaba. Ese rubio parecía ser miserable si no estaba al lado de aquel castaño, lo amaba y mucho, eso se notaba en sus ojos así que… ¿por qué arruinarle su felicidad? eso sería muy egoísta así que mejor que se queden juntos antes que separarlos.

    Aún recordaba cuando a su buzón llegó la invitación de la boda, no deseaba ir pero lo tomó del lado bueno ya que si los veía casándose podría olvidarse de una vez por todas lo que sentía. Sintió retorcérsele las entrañas al oír la alarma de su celular recordándole que debía despertarse y asistir a tal lugar. Se puso lo mejor que tuvo en su armario y salió directo a su auto. Debía terminar decirle adiós a sus sentimientos para siempre pero era duro, nunca había hecho nada que lo lastime y se dejó cegar por el “¿y si no me acepta?” pero esa duda creció hasta que la pareja se fuera a ese viaje, se enamoren y crecieran más. La duda terminó cuando escuchó que Tai le había propuesto matrimonio al rubio. Muchas de las personas presentes eran conocidos y amigos de la pareja. Al divisar a cierta castaña a su lado, la abrazó fuertemente y empezar hablar del futuro venidero que se acerca para los chicos. El castaño llegó junto a Matt, ambos luciendo un traje de color negro y una rosa en el bolsillo delantero del saco.

    -Estoy nervioso- dijo el muchacho abrazando a su compañero después de haber saludado a gran parte de los invitados

    -Vamos, hermano, ajústate los pantalones, valiente- lo observaba detenidamente. Ella se imaginaba cruzando aquella alfombra con un magnífico vestido donde al final la esperaba él, tomándole de la mano y que el resto lo decida el tiempo. Más bien su oportunidad había terminado hace mucho tiempo atrás. Había pasado media hora, veía como el castaño estaba preocupado, hace ya rato que el rubio debió haber llegado pero no lo hacía. Comprendió que él estaba más pendiente de su chico que de otra cosa, una daga más para su corazón.

    Fue cuando un auto rojo se estacionó en la entrada y la puerta se abrió, la Sra. Takaishi salía tomada del brazo de su hijo luciendo un vestido azul mientras el chico llevaba puesto un traje color blanco y una rosa en el bolsillo del saco, del mismo color del que llevaba su hermano. Caminaba lentamente, con cierto paso nervioso hasta donde se encontraba el castaño quien le tomó del brazo para empezar la ceremonia con las palabras del juez.

    - ¿Por qué Tk lleva un traje de color blanco?-

    -Si lo hubieras visto, tan nervioso estaba que cuando iba a tomar un jugo de frutilla se derramó encima y ya no había tiempo de limpiar la mancha. – Contestó la madre del chico –fui lo más rápido posible a alquilar un traje y el color que tenían era blanco, pero es igual, así reconocen quien es la novia. –se carcajeó junto a ella, fingiendo estar feliz y ocultando su tristeza.

    -Si hay alguien o algo que tiene en contra para que la pareja presente se una, que hable ahora o calle para siempre. – todos se miraron entre sí pero nada sucedió, lo que permitió quince minutos más para que el juez diga donde tenían que firmar para que al final… sellaran todo con un beso. Ella aplaudió, una lágrima se deslizó por sus mejillas, sonreía pero era de completa tristeza. Las madres de los muchachos lloraban alegremente, con sus pañuelos a la mano, los padres abrazándolos y los hermanos dando sus palabras de aliento

    -Espero que sean muy felices, espero que llegues a soportar cuan desordenado es mi hermano, los quiero mucho. – la chica habló al rubio mientras el ojos chocolate gruñó

    -Oe, Tai, ya te sabes por demás lo que voy a decir, solamente puedo… decirte que… cuides a mi hermano, es de los que dice poder protegerse por sí mismo pero no puede, se feliz junto a él y espero que me den sobrinos. – le codeó sonriéndole malévolamente carcajeándose junto a él. Una mujer llegó después, de cabellos castaños y ojos verdes, tenía una gran barriga lo que demostraba que ella estaba embarazada

    -Bueno, se casaron los novios y ahora… a bailar se ha dicho. – todos afirmaron en unísono al escuchar la música, ella se acercó a la pareja besándolos en la mejilla –ah, mis muchachos, por fin los veo casados, espero que sean muy felices y que se sepan comportar, actúen en conjunto y que no hagan sus shows “eróticos” de algunas veces, eso va para ti Tai, y tú Tk, deja de ser algo egoísta y modesto, pórtate bien con tu esposo porque si no… a ambos les caigo encima. – los abrazó fuertemente

    -Así será, Sra. Kinomoto. – dijeron ambos al mismo tiempo, se tomaron de las manos para encabezar la primera pieza del baile. Un peliazul cerca de allí sostenía un bolso, el de su esposa para ser exactos la cual estaba concentrada conversando con las madres de los novios. Cada uno bailando, los ritmos eran distintos, los novios, Matt y su pelirrojo y así con el tiempo fueron intercambiando de pareja. La pelinaranja, tomando su cartera, se dirigió hacia los novios

    -Tai, Tk, sé que no nos hemos comunicado tan a menudo como lo hacíamos antes pero… espero sean muy felices, ámense el uno al otro, su amiga, Sora, les desea lo mejor para ustedes, felicidad, prosperidad, salud y éxito en todo. – se limpió una lágrima que se deslizaba una vez más –Tk, haz feliz a Tai y nunca lo abandones. – los besó y abrazó a ambos, despidiéndose y caminando hacia su auto. El lugar de la boda se había dado en un gran jardín, unas carpas protegían la comida del sol, y afuera una serie de carros de muchos colores. Haló la palanca y pisó el arranque para irse de allí.

    Ese fue su recuerdo más triste y más feliz, aún podía recordar igualmente la cara de felicidad de aquella mujer, la Sra. Kinomoto, dueña de casi todo lo que había allí en ese lugar, excepto por las personas. Muy querida por todos y protectora de la parejita, nunca nadie llegó a imaginar que moriría en aquel parto. El castaño y el rubio no tenían experiencia alguna en ayudar a una mujer dentro de un “quirófano” pero aun así los bebés sobrevivieron, pasando a las manos de ellos. Ella se los dejó totalmente confiada, de que sus hijos estarían muy bien bajo los cuidados de sus “hijos” (Taichi y Takeru). Ellos cumplen su promesa, aman a esos niños como suyos, les dieron sus propios apellidos y les están dando todo lo que una criatura se desarrolle sana y fuerte. Observó por la ventana del avión las nubes, blancas, el cielo azul, era hora de comenzar una nueva vida, un nuevo destino que esperaba por ella, cerró sus ojos dejándole a sus sueños los siguientes planes que tendría.

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    Los pequeños se habían despertado, miraban todo lo que les rodeaba, daban pataditas y jugaban con sus manitas. El ojiverde se intentaba voltear pero no podía, quizá otra posición lo haría sentir mejor y además… su tripita le estaba pidiendo comida. Su hermanito estaba igual aunque este estaba muy entretenido, metiéndose a la boca la mano, hecha puñito. Gruñó levemente al ver que su papi no le prestaba atención, seguía dormido y tenía hambre

    _Pa-pa_ balbuceó, mirando para todos lados en busca de su padre, pero no asomó. Empezó a enojarse, tenía hambre y quería comer, él no estaría satisfecho con meterse la mano a la boca. Emitió un fuerte llanto, lo suficiente como para despertar al rubio, frotándose los ojos e intentando alcanzar la teta que estaba encima de la mesita

    -Ya está, coman y llénense bien, vamos a ir a ver a su padre, estoy seguro que él estará feliz de ver a sus campeones- ellos lo miraban divertido, sosteniendo aquella botella con sus manitas tan pequeñas, él los observaba tiernamente, se acercó y los besó continuamente para luego levantarse y preparar todo para ir a la delegación.

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    -Tranquilo hombre, ya saldrás pronto, el notario estará aquí mañana por la mañana- el rubio lo miraba desde afuera de las rejas, su cuñado estaba fastidiado, con los cabellos alborotados y con el ceño fruncido

    -Para ti es fácil decirlo, estoy aquí en este maldito lugar en vez de estar buscando a mis hijos, tú por lo menos tienes a Izzy a tu lado, a mí me hace falta mi rubiecito. –

    -No vives sin mi hermanito, eso es bueno, estoy seguro que serías más feliz si tuvieran una segunda luna de miel. –

    -Me agradaría eso pero aquí no hago nada, apesto y estoy muy sucio. – dijo chasqueando la lengua

    -Aguanta, eres hombre, aguanta un poco más si quieres salir de aquí, no te preocupes por la editorial, Joe está tomando el control y demás, los pequeñajos están siendo buscados por la… - miró a los lados – la inservible guardia de esta delegación. – el castaño volteó la mirada a un lado, se rascó con iras la cabeza maldiciendo una y otra vez el estar encerrado allí.

    -Tai- su esposo había llegado, su voz, su luz, su todo, estaba ahí al frente de él, una lágrima cayó de su ojo izquierdo, había pasado un día pero… para ellos era como que si hubieran pasado años, desde la reja, estiró ligeramente los labios para besarle apasionadamente

    - ¿Por qué demonios no viniste ayer?- se separaron –te extrañé como no tienes idea, a media noche mi aliado se levantó.-frunció el ceño – me excité pensando en ti. – el rubio se sonrojó fuertemente

    -Vaya manera romántica de expresarte. – el otro ojiazul dijo soltando una risita malévola

    -Los niños, los encontré, nuestros hijos están a salvo. – ambos, el castaño y el otro ojiazul abrieron los ojos, sorprendidos; ni corto ni perezoso decidió preguntar por sus campeones, con eso que oyó se sintió lo suficientemente fuerte como para aguantar un día más allí y salir –en la madrugada, me levanté por una incesante bulla en la puerta y ahí estaban, en una canasta. – estiró los labios para besar a su castaño el cual se apegó a las rejas, sacando sus manos para juntar al rubio a sí mismo y besarlo apasionadamente, un beso bien sazonado, con lengua y un hilito de saliva. Un poco más y hacían el amor entre las rejas pero la felicidad tan inmensa era que les podía. Ansioso, el castaño lo estaba, un día más y podría ver a sus hijos, besarlos, abrazarlos y tenerlos entre sus brazos. Agradeció al cielo por todo. Estiró una vez más para besar a su chico, una y otra y otra vez más...
     
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