Arquitectos de la Memoria [HarryxDraco/NC-17] Capítulo 18: Memento vivere

Autora: Lilith/Traductor: Haroldo Alfaro

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    Capítulo 14
    Mus uni no fidit antro



    Harry se tapó con las mantas hasta la cabeza. Estaba exhausto física y emocionalmente, pero los pensamientos giraban vertiginosos en su cabeza como un tornado.

    La reunión se había prolongado hasta más allá de la medianoche y hubiera seguido pero Neville la cortó recordándoles que al día siguiente tenían prácticas intensas con el Ejército de Dumbledore. Se pusieron los seis de acuerdo para continuar al día siguiente a la noche. Sobre cómo iban a hacer para acercarse a Voldemort, no habían avanzado nada, estaban casi como al principio.

    –Sé una forma para que podamos entrar a la Mansión.

    –¡Harry no!

    –No podemos dejarte que intentes algo así, cumpa.


    Conocía bien los riesgos, no tenía precisamente buenos recuerdos de la última vez que había estado allí, pero había pensado que su sugerencia iba a ser recibida con brazos abiertos, la Mansión era el centro neurálgico de los mortífagos. No había sido así.

    Pero nada de lo que tenían que hacer era seguro. Siempre había sido igual, Hermione y Ron deberían haberlo sabido ya, habían tenido que enfrentar peligros más veces de las que podían contar.

    No era más que otro plan, la Mansión era impenetrable por los medios ordinarios. Y mucho más ahora que contaban con la máxima destreza de Draco para entretejer defensas. Un ataque directo del Ejército estaba descartado desde el vamos.

    Harry estaba seguro de que podría convencer a Draco de bajar las defensas durante un cierto intervalo para permitirles acceso. No era imprescindible que fuera a la Mansión para eso. Podía ubicarlo en su departamento de Greenwich o en las oficinas de Salus. O mandarle una lechuza para arreglar un encuentro en algún lugar público. Nada de eso tenía por qué ser peligroso.

    Pero como implicaba a Malfoy –Draco se recordó, el apellido había sido pronunciado muchas veces durante la noche, con tono de desprecio la mayor parte de las veces, pero para él tenía que seguir siendo Draco– la idea había sido rechazada de plano. Y nadie quiso admitir que es la mejor solución y quizá la única.

    –Estuvieron juntos sólo dos meses. ¿Y qué de todos los años que fue el enemigo?

    –Quizá no deberías juzgar la lealtad por el tiempo que has estado con alguien. A veces son los amigos de toda la vida los que traicionan.


    El descaro de Hermione de decir algo así. Todos los demás habían asumido que se refería a Wormtail, pero Harry le había dejado muy claro con la mirada que lo que decía apuntaba a algo muy distinto.

    Zabini había actuado muy Slytherin, observando a todos durante la discusión, no estuvo de acuerdo con el calificativo de “Misión suicida de Harry” que Hermione le había dado a la idea. Pero cuando le preguntaron directamente si pensaba que podían confiar en Malfoy, se había limitado a encoger los hombros y a afirmar: –Draco va a hacer lo que esté bien para Draco.

    Luna tampoco se había mostrado muy explícita, pero parecía considerar que se trataba de un riesgo más o menos calculado. –Quizá no sea lo que queramos hacer, pero puede que se trate de lo que tenemos que hacer.

    –Vamos a encontrar otra forma.

    Ron tenía sus razones para desconfiar. ¿Y qué razones tenía Harry para confiar? Habían estado juntos sólo dos meses, ni siquiera había sido su relación más larga. El verano sin noches que había pasado con Kristján Leifs en Reykiavik técnicamente seguía sustentando ese honor. Kristján no había sido como Draco, sin embargo. Harry había disfrutado de la cama acogedora pero no se había tratado sino de eso, cuando partió hacia climas más cálidos, Kristján lo había despedido sin pesares ni recriminaciones.

    No había sido como con Draco que desde la primera noche le había dicho claramente que quería que Harry se quedara con él. También era cierto que no habían intercambiado melosas palabras de amor, y en honor de verdad Harry mismo no estaba totalmente seguro de cuáles eran sus sentimientos por Draco. Draco era irritante, consentido y demasiado inteligente. Su vanidad era tal que a Harry le daban por momentos ganas de arrancarle uno a uno los rubios cabellos a los que les dedicaba tantos cuidados y atenciones. El total desdén con que trataba a los que consideraba inferiores a él había sido causa de situaciones muy embarazosas y Harry se había visto obligado en varias oportunidades a tartamudear disculpas incómodas.

    Así y todo, estar con Draco podía ser también fascinante y arrebatador. Era el Draco de Hogwarts pero también un Draco distinto al que se podía querer, al que él quería cada vez más. Debajo de la coraza de dureza y agresividad había sabido descubrir a un ser que podía ser muy tierno; que podía ser muy rápido para enfadarse pero también rápido para disculparse cuando comprendía que había reaccionado precipitadamente; que tenía un claro concepto de lo que estaba bien y lo que estaba mal, un concepto no contaminado con prejuicios de pureza de sangre. Ése era el Draco que resultaba cuando no interferían las influencias malignas de Voldemort. Una persona agradable la mayor parte del tiempo y digna de ser querida.

    Pero en cuanto a amor… quizá sería precipitarse demasiado. ¿Y se puede hablar de amor cuando persisten dudas sobre la lealtad?

    Además la idea del amor lo asustaba. Dumbledore le había dicho que era un don que el poseía y que lo protegía. Pero igual… la idea del amor lo ponía en cierta forma incómodo. Nunca se había animado a confesárselo directamente a nadie. Aunque había estado a punto… en una ocasión. Sí, con Draco podría superar el miedo… quizá no ya mismo… pero con el tiempo… si las cosas fueran distintas…

    Creo que sabés que me gustás, Harry. Y me gustás mucho, por cierto.

    ¿Seguiría pensando lo mismo ahora que recordaba?

    Ron y Hermione tenían razón, no era sensato juzgar por los dos meses que habían pasado juntos. Lo importante era la persona que Draco era en lo hondo de su ser. Y basándose en eso era que Harry estaba seguro… bastante seguro de que podía confiar en él. Debía de haber alguna forma de lograr que esa seguridad fuera completa para él y evidente para los demás y Harry estaba dispuesto a encontrarla.

    Le gustara o no, decidió que al día siguiente iba a tener que hablar con Zabini.

    oOo



    Estaban en plena práctica del ED. En medio de lo que Luna había bautizado como “Mad Robin” por analogía con la danza folclórica. Harry los había hecho formarse en dos círculos, uno interno mirando hacia fuera y uno externo mirando hacia adentro. Cuando Luna daba la orden se empezaban a lanzar hechizos. A la voz de “derecha” o “izquierda” uno de los círculos giraba en la dirección indicada, de forma tal que cada uno quedaba enfrentado a un nuevo oponente. No eran exactamente las mismas condiciones de una batalla, y obviamente los hechizos utilizados no eran tan agresivos, pero era una práctica excelente pues todos estaban obligados a tratar de contener a diferentes luchadores de estilos muy distintos.

    “Izquierda”, indicó Luna y Harry quedó frente a Blaise Zabini. Antes de que pudiera lanzar nada, una nube púrpura vino volando hacia él. El Revulso de Zabini lo empujó hacia atrás hasta que colisionó con Rolly Seabrook, quién en ese momento justo, había sido alcanzado por un hechizo vomitivo de George. Ocupado como estaba tratando de desenredarse del granjero sin mancharse con el vómito no vio venir el nuevo ataque.

    ¡Amun Oculuso!

    Se sintió rodeado por una nube cálida, fétida como el aliento de un dragón de dientes podridos. Los ojos le ardían, algo muy cáustico le devoraba las córneas. Hizo volar los lentes y se llevó la mano a la cara como queriendo arrancarse todo para parar el dolor. Rolly debía de haber sido alcanzado también a juzgar por la forma en que gritaba. Trató de recordar un encantamiento neutralizador pero no se le ocurrió ninguno.

    ¡Petrificus totalus!

    La sanadora Melissa Whitehall lo había paralizado para evitar que se autoagrediera.

    –¿Qué usaste? –increpó Ron a Zabini.

    –Es un hechizo egipcio que convoca el poder de Amón para destruir la vista del enemigo. No te preocupes. Se arregla fácilmente.

    Zabini apuntó la varita a Harry y musitó unas palabras incomprensibles. El alivio fue instantáneo como si le hubieran lavado los ojos con agua fresca. Zabini usó también el contraencantamiento en Rolly.

    Finite. –pronunció Ron arrodillándose a su lado– ¿Estás bien, cumpa?

    –Creo que sí. –replicó Harry secándose la cara con la manga de la toga– Puedo ver… los ojos ya no me queman… pero me duele espantosamente la cabeza… macho, ése es un hechizo muy efectivo.

    –Me alegro que te haya gustado, Potter. Quizá deberías aprenderlo antes de ir a la Mansión. –replicó Zabini.

    Harry asintió, el hechizo podría ser muy útil. Ron objetó: –Si es que va a la Mansión. Y seguro que se trata de magia oscura. –agregó con tono de reproche.

    –Quizá lo sea. –dijo Zabini encogiéndose de hombros– el concepto de magia oscura era inexistente en el antiguo Egipto. Pero me parece una estupidez dejar de lado un recurso de combate efectivo por pruritos éticos. ¿Querés ganar o no?

    Ron se estaba enfureciendo pero intervino Neville antes de que las cosas pasaran a mayores. –Hablaremos sobre el hechizo más tarde. Blaise ya nos ha enseñado varios que desconocíamos. ¿Continuamos con el Mad Robin? Harry, vos y Rolly quédense aparte durante esta nueva ronda hasta que se le pasen los efectos residuales.

    Fue Zabini el que lo ayudó a incorporarse. Ésta es mi oportunidad para hablarle. –Es un hechizo estupendo.

    –Efectivamente. –replicó Blaise con una sonrisa petulante muy propia de los Slytherins. Pero cuando iba a volver a la formación, Harry lo retuvo del brazo.

    –¿Te molestaría no participar en esta ronda? Quiero hacerte algunas preguntas sobre lo que hablamos en la reunión de anoche.

    –Bueno… de paso aprovecho para fumarme un cigarrillo.

    Salieron, Zabini encendió un cigarrillo y le ofreció uno.

    –No, gracias, no fumo. Vos conocés a Draco mejor que cualquiera de nosotros.

    Zabini arqueó una ceja. –Vos lo debés de conocer de formas que yo nunca lo voy a conocer, Potter.

    Harry dio las gracias de que ya tenía la cara roja por la actividad física, el rubor pasaría inadvertido. –Quisiera saber si vos confiás en él.

    Blaise exhaló una bocanada considerando la pregunta. –Confianza… podría implicar demasiadas cosas… la verdad es que nunca me planteé la cuestión.

    –¿No es importante saber si podés confiar en la gente o no?

    –Uno se limita a cuidar de sí mismo y trata de irritar lo menos posible a los que tiene cercanos para que no se le pongan en contra. Es una cuestión de autopreservación.

    –¿Pero no tenés amigos? ¿Gente que te puede ayudar o a la que podés ayudar? –las actitudes de los Slytherins eran muchas veces incomprensibles para Harry.

    Zabini lo miró divertido y sonrió condescendiente. –Sí, Potter, tengo amigos. No somos bárbaros; y nos ayudamos… siempre que no nos resulte demasiado inconveniente.

    –Ante todo la propia conveniencia…

    –Obviamente.

    –¿Y Draco?

    –Se maneja con el mismo tipo de cálculo.

    Cálculo… Draco debía de estar sopesando qué le convenía más, si transformarse en cómplice rastrero de Voldemort o apostar a un futuro de incierto desarrollo con Harry. Pero también debían de entrar en juego otros factores: la reputación del nombre de los Malfoys, las ventajas de estatus y poder posibles de alcanzar, la confirmación de su convicción de que los nacidos de muggles contaminaban el mundo mágico. Y más aun, factores insidiosos, las amenazas a la seguridad de su familia, el miedo que inspiraba Voldemort y que le otorgaba tanto poder, los castigos físicos y de otra naturaleza a los que se harían acreedores los que se le opusieran.

    Tantos factores… ¿cuánto peso tendría el factor Harry en todos esos cálculos?

    –¿Cuál creés que sería el resultado si vos estuvieras en su lugar?

    Zabini rió. –Merlín, ojalá lo supiera. Lo que tenés que saber de Draco es que por muy pelotudo que se comportara en la escuela es una persona de las más inteligentes. En cualquier cosa que hiciera tendía a cubrir todas las posibilidades… elaboraba un plan, y un plan dentro del plan y un plan alternativo según como evolucionaran las cosas. Y en cuanto al instinto de autopreservación… lo tiene desarrollado como el que más.

    –¿Incluso más que vos?

    –Mirá Harry, yo sé que vos no confiás en mí. Y me parece bien. Y a mí no podría importarme menos que confíes o no en mí. Lo que me importa es estar del lado de los que ganen. Tras considerarlo cuidadosamente decidí sumarme al lado de ustedes. Y ya no tengo retorno, vos sabés muy bien cómo trata Voldemort a los traidores. Pero todo esto que digo es respecto de mí… no se si te puede servir en tu dilema…

    –Sí… sí me sirve.

    –Harry… sos tan Gryffindor.

    –¿Qué querés decir?

    –La lucha no va a ser fácil, hay que aprovechar todas las ventajas que uno tiene. Sea que se trate de un hechizo o de convencer a Draco para que nos ayude. Es la única forma en que podemos ganar.

    –Yo también lo veo así. –Blaise no le había contestado la pregunta, pero los Slytherins eran así, las preguntas sólo se contestaban en parte y en general las respuestas no ayudaban a echar luz. Draco era igual. Pero de nada valía instarlos. Mejor pasar a otra cosa. –Enseñame ese hechizo.

    –¿Amun? –el negro sonrió con malicia– ¿Estás seguro de que querés incursionar en las Artes Oscuras, Potter?

    –Sí. ¿No habías dicho que el concepto no tiene ninguna significación?

    –Sos rápido para aceptar lo que te justifique. No me parece muy propio de un Gryffindor.

    –Quizá sea más propio de Gryffindor de lo que pensás. Quizás deberías revisar la idea que tenés sobre lo que es o no propio de Gryffindors.

    Blaise levantó apenas una comisura. Tiró la colilla y la carbonizó con un Incendio. –De acuerdo. En el Cercano Oriente la magia es más inherente que acá. Acá uno se limita a pronunciar las palabras y a mover la varita en la forma indicada, el hechizo puede ocurrir o no. Allá el hechizo está más conectado con la fuente de origen. Por ejemplo, ¿qué fue lo primero que sentiste cuando te acertó la maldición, antes del dolor?

    –Me sentí envuelto en una nube de aire caliente, como una nube de mal aliento.

    –Exactamente. Amón-Ra era el dios del aire, literalmente el hálito de la vida. El hechizo toma esas características. ¿Y dijiste mal aliento? ¿Olor a pis de gato quizá…?

    Harry frunció la nariz. –Sí, fue horrible. Y después sentía como si los ojos se me quemaran desde adentro.

    –Es el amoníaco. Que de Amón recibió el nombre. Es parte de su esencia.

    Eran palabras raras en un mago sangrepura. –¿Vos sabés de química?

    –Por supuesto, Potter. Soy arqueólogo. Y la magia sola no alcanza para preservar artefactos de miles de años de antigüedad. Bueno… las palabras del hechizo son: Amun oculuso, que lo dirige a los ojos, se lo podría dirigir a cualquier otra parte del cuerpo, pero en los ojos es más efectivo.

    –¿Está en latín?

    –Sí. Te podría enseñar la fórmula en árabe, pero es más difícil de recordar, sobretodo si lo tenés a Voldemort respirándote en la nuca.

    Harry se estremeció.

    –Bien. Para lanzarlo… pronuncio las palabras concentrándome en la esencia de Amón-Ra. –apuntó a una rama que se sacudió en una nube borrascosa. Harry percibió de nuevo el olor a amoníaco e instintivamente cerró los ojos. Cuando los abrió de nuevo, Zabini sonreía.

    –Ahora probá vos. Concentrate en los elementos. Aire y amoníaco.

    Harry probó como se lo había instruido. Sólo consiguió una nubecita que alcanzó a mover algunas hojas.

    –No estuvo tan mal, Potter. La mayoría no logra ni siquiera eso hasta que no han visto una imagen. Después te voy a mostrar unos dibujos y figuras del dios, te van a ayudar a concentrarte.

    –¿Y por qué después? ¿Por qué no ahora?

    –Sí que estamos ansiosos, ¿no? –rió Blaise burlón.

    –Lo que sea que Vol… Ya Sabés Quién esté planeando va a ocurrir en cinco días. Sí, estoy muy ansioso de aprender cualquier cosa que nos signifique una ventaja.

    –Bueno, me encantaría complacerte. Pero ahora tengo que ir a Diagon, tengo asuntos que atender.

    –¿Qué asuntos? – la pregunta había sonado llena de sospecha, pero no había sido ésa la intención de Harry,

    –Nada que te importe. –Harry no temía que Zabini fuera a traicionarlos, había preguntado con otra cosa en mente.

    –¿Vas a pasar cerca de las oficinas de Salus?

    –Quizá. ¿Por qué?

    Y Harry se puso a tramar un plan con el Slytherin a espaldas de sus amigos. Zabini accedió en tratar de contactar a Draco para acordar una reunión con Harry. Probaría primero en las oficinas de la compañía y si no lo encontraba allí iría al departamento de Greenwich.

    Hermione y Ron se habrían opuesto terminantemente, pero Harry estaba convencido que era algo imprescindible.

    oOo



    Zabini no volvió para la cena. Harry no se preocupó. Seguramente había logrado encontrar a Draco y la conversación se había prolongado, estarían cenando juntos. Pero como él había sido el último con el que había hablado, se ganó miradas suspicaces y de reproche.

    –Sólo me dijo que tenía asuntos que atender en Diagon, no me dijo de qué se trataba.

    –Tendrías que haberle preguntado. –dijo Ron.

    Después de comer, Neville y los Weasleys subieron a discutir estrategias de ataque. Harry fue a la cocina para buscar a Hermione. La encontró lavando los platos a mano. Le ofreció ayuda. Ella negó resuelta con la cabeza.

    Luna, Xeno y la abuela Longbottom estaban sentados a la mesa revisando libros de hechizos. Harry se sentó con ellos y tomó uno de los libros. Tenía un marcador insertado, lo abrió en la hoja marcada. Era el encantamiento que Voldemort había usado para borrar toda referencia a él. Harry se puso a leer con interés.

    Damnatio memoriæ

    Para corazones heridos o destrozados

    apela a hechizos de amor renovado

    Si es venganza lo que tus deseos claman

    elige pues hechizos que liberen llamas

    Pero si quieres cancelar la memoria

    borrar todo indicio o rastro de la historia

    si se trata de eliminar pensamientos

    que nada indique que otrora fueron ciertos

    invocar se debe nombres olvidados

    de quienes por sus viles actos

    a la aniquilación de sus espíritus fueron condenados



    Pero adviértase al osado que así lo haga

    recurrir a la maldición Memoria Damnata

    por tal engaño ha de pagar un alto precio

    tanto y más y al cabo puede resultar necio…



    El hechizo seguía con ese mismo tipo de divagaciones por páginas y páginas, intercalando advertencias entre las estrofas antes de proporcionar la formulación propiamente dicha. El principal inconveniente que Harry pudo deducir era que si uno borraba la memoria de los enemigos y quería que las cosas quedaran así, se condenaba al mismo tiempo a no poder hacer nada contra ellos, o al menos no de forma explícita.

    Fue a leer la portada.

    Hechizos olvidados de traición y venganza de Aneurin Thropp, 1838.

    Las páginas estaban resecas y amarillentas. Le habían puesto encantamientos de preservación pero, así y todo, tendían a desmigajarse. Algo le llamó la atención, en una esquina el dueño anterior había puesto sus iniciales.

    D.m.

    Era la letra de Draco. Draco tenía la costumbre de poner sus iniciales para firmar casi todo. La D era inconfundible. No así la M. Era pequeña y apretada, definitivamente era una minúscula. Era la caligrafía de Draco, pero no sus iniciales, sino una indicación que apuntaba al hechizo Damnata memoriæ.

    –Xeno, ¿dónde encontraste este libro? –le mostró el lomo para que viera el título.

    –Ah sí… ese libro. Hace un tiempo fui a Flourish & Blotts para comprar unas novelas para Editha. Cuando regresé lo encontré entremezclado con las novelas. Estuve a punto de ir a devolverlo pero Hermione encontró el hechizo allí. Una cosa muy rara por cierto… feliz casualidad.

    –Interesante. –farfulló Harry. Pero quizá no tan misterioso ni casual, pensó para sus adentros. Lucius le había puesto el diario en el caldero a Ginny, Draco lo sabía puesto que Harry se lo había contado, no sería nada raro que hubiera usado el mismo truco. Y todo indicaba que lo había hecho para ayudarlos.

    –Creo que las Parcas deben de haber tenido algo que ver. Esos hados del destino que son inexplicables. –acotó Xeno.

    –Hum… sí. –murmuró Harry. Seguramente las Parcas también habrían sido puestas en Slytherin, pensó …un plan dentro del plan… había dicho Zabini. La mente calculadora de Draco manejaba más factores que una computadora.

    Desde atrás le llegó el carraspeo de Hermione. –Harry, ¿podemos hablar unos minutos? –los platos ya estaban secos y guardados, ella todavía sostenía un repasador húmedo en las manos y lo estaba torciendo con fuerza, por el tono que había usado Harry sospechaba que su cuello podría ser muy bien lo siguiente que fuera a torcer.

    –Sí, claro. –contestó Harry, tratando de no sonar tan intimidado.

    Salieron para hablar. Hacía mucho frío, aunque con el encantamiento para entibiar que usó Hermione se hizo más tolerable.

    –¿Creés que nos ha traicionado?

    –¿Quién? ¿Zabini?

    Ella usó la mirada reservada para los muy estúpidos. –Sí, Zabini.

    –No sé. No creo, pero no podría estar seguro.

    Hermione escondió la cara en las manos. –Sí, seguro que sí. Todo se va a arruinar y es culpa mía.

    La actitud lo descolocó. –¿Por qué decís algo así? Vos no sos responsable por él. Y si lo hiciera… bueno… –iba a decir que no sería tan sorprendente, pero le pareció más sensato no decirlo– …no sería tu culpa.

    –Pero es por mí que está tan al tanto de todo lo que tiene que ver con el ED, Ron y Neville no confiaban en él, no querían admitirlo. Yo los convencí. Y ahora sabe todo. –echó la cabeza hacia atrás con los ojos en dirección a las estrellas. –¡No puedo creer que haya sido tan estúpida!

    –Pero no sabemos lo que pasó… posiblemente tenía que atender muchos asuntos, por eso se demoró. –se cuidó de mencionarle el asunto que él conocía, por un lado podría haber servido para aplacarle los miedos, pero por el otro podía empeorarlos. Cuando se enteraran de lo que había tramado con el Slytherin iba a haber una explosión, iban a querer matarlo.

    Hermione se había puesto a llorar. A Harry las lágrimas siempre lo desarmaban. Le pasó un brazo sobre los hombros. –Está todo bien. No hiciste nada mal.

    Sus palabras tuvieron el efecto contrario al esperado, se redoblaron las lágrimas, que ahora le mojaban copiosamente el hombro.

    –Yo le creí, Harry. Supo decirme cosas agradables. Y yo actué… como una adolescente imbécil.

    Harry tuvo una sensación muy desagradable en el estómago. –Él no… vos no… con él…

    Hermione negó decididamente con la cabeza. –Merlín, no. Nunca. No podría… Pero tampoco lo desanimé. –admitió.

    –¿Qué querés decir?

    –Me gusta hablar con él. Es inteligente… sagaz. Sabe escuchar y… es agradable.

    –Bueno… no me parece mal… –Harry no sabía qué decir, para tratar de ayudarla transfiguró una hoja en un pañuelo para que se secara las lágrimas.

    –No entendés todavía… yo debería haber actuado distinto… cordial sí pero no tan… No debería haberle hecho algo así a Ron. Pero Blaise… –suspiró– …yo no quería admitirlo, Harry, pero tenías razón. Es igual que con Viktor. –hizo una mueca– Y si nos traiciona… condeno a todos… y por un encandilamiento.

    –¿Te agarraste un metejón con Blaise?

    –Vos no podés imaginar cómo es… Me encantaba mi trabajo. Hay muchos que piensan que las Catástrofes Mágicas son cosa de risa… pero vos sabés, porque creciste entre muggles como yo, cómo puede confundirlos la magia… Y yo hacía un excelente trabajo… Y luego vino todo esto de las defensas… y cuando supe lo que estaban haciendo no pude seguir trabajando para el Ministerio. Renuncié.

    –Realmente me sorprendí mucho cuando Ron me lo contó.

    –Yo pensé que Ron también iba a renunciar, pero no… y no que me parezca que esté mal… pero él va atrabajar todos los días y yo me tengo que quedar… Nunca pensé que iba a terminar transformada en una simple ama de casa… pero eso es lo que soy. Prácticamente inútil….

    –Hermione vos sabés que eso no es cierto. El ED estaría perdido sin vos.

    –Ahora hay más actividad por lo que se viene pero durante semanas nos reuníamos dos veces por semana… y el resto del tiempo yo estaba en mi casa o en la casa de mi mamá… sin hacer nada… ¡Molly me propuso enseñarme a tejer! Y Ron… él trata de apoyarme, lo sé… ¿pero sabés lo que me dijo? Que podíamos aprovechar para tener un hijo… y yo me sentí muy mal porque sé que él quiere una familia grande y yo no estoy preparada para eso. Incluso si no tuviéramos la amenaza de la guerra encima. Yo quería llegar a la jefatura del Departamento y… termino… transformada en Molly…y…

    Volvieron a arreciar las lágrimas. –¿Y qué si nos equivocamos, Harry? Nos casamos muy jóvenes… Amo a Ron pero… y si…

    Harry no sabía cómo consolarla. Atinó a abrazarla y a acunarla y a decirle que todo iba a estar bien, que no tenía que ponerse mal y otras cosas por el estilo. Pareció dar resultado porque de a poco se fue calmando.

    –Perdón Harry, por haberte dicho todo esto… por ponerte en una posición tan incómoda…

    –Nada de perdón. Vos sos mi amiga… a mí me podés contar todo y conmigo podés contar siempre, así sea para desahogarte… pero… ¿no te parece que deberías hablar con Ron de todo esto? No digo de lo de Zabini… sino de esto… de cómo te sentís.

    –Ya sé. Pero ¿qué si el insiste con lo del hijo? Yo no estoy lista.

    –Ron te quiere a vos, Hermione. Quizá no lo demuestre todo el tiempo, pero es así. Y quiere que vos seas feliz… y si vos le explicás, va a entender y no va a tener problemas en esperar el tiempo que vos necesites.

    –¿Vos creés?

    –Por supuesto. Y cuando todo este asunto de Vol… Ya Sabés Quién termine y la gente vuelva a recordar, todo va a cambiar. Y vas a recuperar tu trabajo… o uno mejor.

    –Sí… supongo… Pero y si Blaise nos traiciona… va a tener otro horcrux y va a ser más difícil derrotarlo.

    Harry supo que tenía que decírselo.

    –No. No nos va a traicionar. Yo también confié en él. Hoy le pedí que fuera a hablar con Draco.

    Hermione lanzó una exclamación contenida de horror. –¡Fue a la Mansión?

    –No. –Zabini había sido claro al respecto, no llegaría a tanto, ni siquiera él se animaba a meterse en el nido de víboras– Lo iba a ubicar en las oficinas o en su departamento. –y antes de que ella objetara– Hermione… yo sé que vos no confiás en Draco pero… confiá en mí, por favor.

    –No me gusta, Harry, es muy peligroso.

    –Claro que es peligroso, pero es nuestra mejor posibilidad. Y puede que sea la única… Zabini piensa igual que yo. De otra forma nunca vamos a poder ingresar en la Mansión, él tiene que anular las defensas.

    –Pero, ¿y si Draco está del lado de ellos?

    Harry sonrió. –Fácil. Lo convencemos de que somos nosotros los que vamos a ganar.

    Hermione hizo un gesto desaprobador con los labios. Harry consideró cuánto más la haría enojar si le decía que le recordaba a la profesora McGonagall cuando hacía esa mueca. Optó por no mencionarlo. –Mirá, aparte de lo que puedas pensar de Draco, él no es como Bellatrix. No va a responderle a Voldemort porque sí, él se va a poner del lado del que esté mejor ubicado para ganar y yo puedo convencerlo de que vamos a ser nosotros.

    –Si vos estás tan seguro… –por lo menos mostraba un atisbo de aceptación, aunque reticente.

    –Lo estoy. Tan seguro como se puede estar de cualquier cosa. Draco no es nuestro enemigo.

    –Ojalá sea merecedor de la confianza que le tenés.

    –Y ojalá yo sea merecedor de la de él.

    Ella asintió. –Me sentiría mucho mejor si Blaise regresara.

    –Yo también. Me estoy muriendo de frío… ¿por qué no entramos mejor?

    –Buena idea. –dijo ella y emprendieron el regreso.

    –Esperá, –Harry la detuvo y usó un encantamiento para eliminar los rastros del llanto– Así esta mejor.

    –Gracias…. Te aseguro que yo lo amo, Harry.

    –No me cabe la menor duda. Y todo va a salir bien.

    Y cuando entraron a la casa y se reunieron con sus amigos para departir tomando un jarro de té caliente, Harry sintió la convicción de que así sería. Todo iba a salir bien.

    oOo



    Mus uni no fidit antro: El ratón no se confía en un solo agujero

    (Obvia alusión a planes alternativos, por si las moscas)
     
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