Amor Prohibido (HashiMada) 1ª Temporada - Terminado

Madara Uchiha y Hashirama Senju pasarán por muchas cosas a lo largo de su vida para luchar por su amor. Cosas ocurren y los dos tomarán un camino diferente que quizá, les vuelva o no a unir...

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    Aquí te traigo la conty :D, espero que la disfrutes, cualquier duda no dudes en comentármela :P.

    Y sí, hay que compartir a Maddy aunque él es de Hashi y no sé si quiera compartir a su uke e_e

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    Capítulo 13 Disputas



    No pasó mucho tiempo cuando Madara despertó, viendo que Hashirama y Batsubama dormían, no se le ocurrió otra cosa que cometer algo llamado… Travesuras. Se rió y se puso en marcha hacía la villa que aún se estaba construyendo. Los demás ninjas que se encargaban de la construcción y la gente que ayudaba, saludaban a Madara cuando lo veían y el cual, les echaba una mano.

    Pero el Uchiha pasó por una calle en la cual, se encontraba Mito Uzumaki, la cual, al verle, se rió… El pelinegro se molestó mucho y sin educación alguna, se dirigió a ella con una tremenda vulgaridad.

    - ¿Qué me miras tanto, puta de calle? – Habló Madara tras acercarse a la pelirroja.
    - ¿Puta de calle? – Se sorprendió la Uzumaki. Ambos eran observados por la gente del alrededor. - ¡Oye a mí no me llames así, que tú eres peor!
    - ¡¿Peor yo?! ¡Ja! – Madara la señaló. - ¡Me rio en tu cara, apestosa!
    - ¡¿Acaso sabes con quién estás hablando, eh?! – Mito estaba realmente molesta, sin darse cuenta que causar el enfado, era la especialidad de Madara.
    - ¡Sí, sé perfectamente con quien estoy hablando! – El Uchiha se mostró realmente molesto. - ¡Estoy hablando con una perra!
    - ¡Urusai, aquí la perra eres tú que se restriega con cualquiera! – Le chilló la Uzumaki, harta del hombre.
    - ¡¿Por qué no te largas de aquí?! – Madara se encaró con la mujer, mirándola con una expresión de mil demonios. – No eres bien recibida por nadie, pedazo de marginada.
    - Marginado serás tú, Jinchuriki. – Se rió la pelirroja, haciéndole callar al otro. - ¿Qué no lo sabías, idiota? Aquí pocas personas confían en ti, ¡Eres un maldito Jinchuriki, cómo si nos fuéramos a fiar de ti! – Le señaló, acusándolo. - ¡En cualquier momento podrías terminar con todos nosotros!
    - ¡Eso no es verdad! ¡Si soy un Jinchuriki era para evitar que los clanes fueran asesinados por esa bestia con colas! – Le señaló con el dedo índice, algo que demostraba muy poca educación.
    - ¡Eres un mentiroso! – Seguía molesta la mujer.
    - ¡Y tú una puta de calle! – Le contestó el Uchiha.
    - ¡Eso no es cierto! – Le replicó. Más tarde, le giró la cara. – Aparta, no tengo por qué hablar con una basura como tú.
    - ¿Basura? – Se rió Madara. Se llevó la mano a la barbilla, pensativo hasta que se le ocurrió una idea. - ¡Kuchiyose no Jutsu!

    Sorprendiendo a todo el mundo, Madara invocó a una gran bandada de pájaros, los cuales y tras la orden del Uchiha, fueron en dirección a Mito Uzumaki, quien más tarde, se fue corriendo al ver como los animales dejaban ir sus… Substancias no digeridas.

    Madara se rió mucho y tras hacer desaparecer a los pájaros, fue de calle en calle mirando cómo iba quedando todo. Al poco tiempo, el Uchiha pudo visualizar a su hermano discutiéndose con Tobirama y, por la forma asesina en la que ambos se miraban, dedujo que era una discusión realmente acalorada. Decidió acercarse, para disfrutar del pleito, le hubiese gustado tener algunos dulces para poder disfrutar mejor de la escenita.

    - ¡¡Ya te dije qué si no ayudas te vas a convertir en un maldito egoísta!! ¡Haz algo! – Le exigía Izuna Uchiha, disputándose con Tobirama Senju, quien estaba cruzado de brazos.
    - ¡Llevo muchas horas ayudando de un lado a otro, yo también necesito descansar! – Le replicó el albino, harto de la actitud del menor. - ¡Además! – Le señaló. - ¡¿Con qué derecho me vienes tú a exigir algo cuándo eres un maldito enano, eh?!
    - ¡¿Cómo, cómo?! – Se enfadó el otro. - ¡¿Un enano yo?! ¡¿Un enano yo?! – Aumentó el tono de voz en la segunda repetición de la segunda pregunta… Algo que Izuna odiaba, es… Que le llamasen enano… Eso le tocaba la moral y le tocaba las narices. Empezó a respirar de forma agitada, señalando a Tobirama mientras trataba de aguantarse inútilmente, las ganas de chillarle a los cuatro vientos… No paso mucho rato cuando así sucedió: - ¡YO NO SOY UN ENANO! ¡PERO TÚ ERES UN MALDITO LLORÓN QUE SE VA POR LOS RINCONES DE LA CASA A LLENAR CUBOS Y CUBOS DE AGUA MIENTRAS LLORA! ¡LUEGO SE VA CON SU MALDITO HERMANITO MAYOR A LLORARLE LAS PENAS, A CHILLARLE Y BUSCARLE RAZONES PARA PELEARSE CON ÉL O HACERSE LA VÍCTIMA! – Le señalaba todavía, totalmente furioso…
    - ¡¿LLORÓN YO?! – Se molestó Tobirama, quien terminó enfadándose a la misma altura que un furioso Izuna que lo miraba con ojos asesinos. - ¡¿CÓMO TE ATREVES?! – Le empujó. - ¡MÍRATE NADA MÁS! – Le miró de arriba abajo. - ¡PERDÓN, NO ERES UN ENANO! ¡ERES UN PITUFO!
    - ¡¿QUÉ, QUE?! – Izuna todavía se molestó aún más que antes. Una cosa era que le llamasen enano, pero pitufo era pasarse. - ¡¿CÓMO TE ATREVES A LLAMARME PITUFO MALDITO FIDEO BLANCO?!
    - ¡PORQUE ERES UN PITUFO, NO ME LLEGAS NI A LA SUELA DE LOS ZAPATOS! – Le seguía chillando, ambos, siendo un gran espectáculo debido a que la gente de los alrededores se giraba a mirarlos incrédulos y entre risas, eran el eje de las burlas.

    Ambos seguían discutiéndose acaloradamente, echándose insultos, replicándose todo el tiempo y acercándose entre sí. Aunque tratase de disimularlo, Izuna miraba a Tobirama pero luego, pasaba sus ojos a los finos labios de este, el cual y a centímetros del Uchiha menor, hacia absolutamente lo mismo, y los dos, sin darse cuenta que Madara los observaba curioso y con una sonrisa pero, a los pocos minutos, se marchó a quién sabe dónde.

    Tobirama e Izuna, dejaron de echarse los trastos a la cabeza al oír la voz de Hashirama, quien venía preocupado por una de las calles, buscando a Madara, quien momentos antes, se había ido. Hashirama llegó a donde estaban su hermano menor e Izuna, quiénes le miraron extrañados por aquella preocupada expresión.

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    No sé si os habéis dado cuenta pero... Madara es un uke tsundere e_e, y si no está claro, lo veréis más adelante a_a

    Edited by Ikki_Tenma - 28/5/2015, 22:50
     
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    jajajaj muerooo XD...ta weno el cap... es verdad hay que preguntarle a hashirama si quiere compartir a su uke tan kajashask...mi queler contii!!!...
     
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    Hola buenas, traigo el cap :D, Tobi me alegro de que el fanfic te esté gustando y sí, es verdad... Habrá que preguntarle a Hashirama si quiere compartir a su uke tsundere a_____a.

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    Capítulo 14 Tristeza



    - Hermano Hashirama, ¿Qué pasa? – Habló el albino delante de su hermano mayor y al lado derecho de Izuna.
    - ¿No habréis visto a Madara por casualidad, no? – Preguntó después de calmar su agitada respiración, ya que había venido corriendo desde la cabañita de las afueras de la villa.

    Tobirama y el Uchiha que se encontraba a su lado se miraron totalmente extrañados y volvieron a dirigir sus ojos al castaño.

    - No, no lo hemos visto por aquí. – Respondió el Senju menor. – Pero puedo decirte que sí estuvo aquí, pude sentir su chakra hace un buen rato cerca de nosotros dos pero se marchó hace nada.
    - ¿Ocurrió algo malo con mi hermano? – Habló Izuna, preocupándose por su mayor.
    - No, es sólo que… - Hashirama rió torpemente mientras se rascaba la nuca. – Se escapó de la cabañita en lugar de guardar reposo…
    - ¡TÚ ERES TONTO! – Le chilló el Uchiha ante la irresponsabilidad del castaño. - ¡¿CÓMO SE TE OCURRE DEJAR A MI HERMANO SOLO, TENIENDO EN CUENTA QUÉ ODIA QUEDARSE QUIETO EN LA CAMA CUÁNDO ES HERIDO?! – Señaló al Senju mayor realmente cabreado.
    - O- oye, cálmate, ¿Quieres? – Tobirama miraba a Izuna algo serio pero con una débil y torpe sonrisa.
    - ¡¿CÓMO QUIERES QUÉ ME CALME?! – Miró al otro, aún señalando a Hashirama. - ¡Este irresponsable, porque no es otra cosa qué un irresponsable, es un idiota que no sabe cuidar de mi hermano!
    - Bueno, tampoco es para que te pongas a insultarle. – Tobirama se cruzó de brazos, molestándose al ver y oír cómo le faltaba el respeto a su hermano mayor.
    - “Se nota que es el hermano menor de Madara…” – Pensó Hashirama, aún con esa sonrisa de torpe. Más tarde, tosió para llamar la atención de los dos pequeños - ¿Entonces, no le habéis visto, no?
    - No. – Negó el Uchiha, con un tono poco amable y aún molesto. – Todavía no me explico cómo le perdiste de vista. – Se cruzó de brazos una vez más. – Te recuerdo que mi hermano odia quedarse en la cama para reposar cuando ha sido herido.
    - Si bueno, eso ya lo sé… Sólo que estaba atendiendo asuntos con mi padre y… - Se rió torpemente.
    - Déjalo estar. – Habló Tobirama, cortándole el rollo. – Mejor ve a buscarlo, nosotros dos… - Se puso la mano derecha al pecho y con la izquierda, señaló a Izuna, exactamente, con su pulgar. – Nos ocuparemos de ayudar a los señores Sarutobi. – Sonrió. – Tú de mientras, ve a buscar a Madara. – Señaló luego a una dirección. – Noto su chakra algo lejos, así que es posible que tardes en encontrarle.
    - Bien. – Asintió el castaño. – Gracias, hermano.

    Después de eso, Hashirama se marchó, dejando de nuevo a ambos menores trabajando mientras ayudaban a los miembros del clan Sarutobi, quiénes parecían alegres por los numeritos que el Senju y el Uchiha, montaron de nuevo y los cuales, volvían a ser el centro de atención con sus graciosas disputas.

    Por otro lado, Hashirama buscaba a Madara muy preocupado. Hiendo por todos lados, no hallaba al Uchiha con el que logró fundar una villa, la cual, no tenía ni líder ni nombre, por el momento, así que el castaño pensó en que sería una buena opción hablarlo con Madara. Cansado de buscarlo y gastar energías, se fue a la montaña que había detrás del edificio central de la aldea, donde años atrás, habló con Madara cuando eran niños sobre hacer una aldea donde los niños no se matasen entre sí, y allí se sentó, en el suelo, a unos cuantos metros de la cabañita.

    Suspiró y miró al cielo, pensaba en cómo llamarían al líder que mandaría todo lo fundado hasta ahora, como serían los shinobi de diferentes niveles o status, para ser exactos… Para su sorpresa, Madara apareció caminando en la dirección opuesta por la que él había venido. Sorprendido, se giró a mirarlo y se levantó, con una enorme sonrisa, sin embargo, el Uchiha parecía más apagado que de costumbre y eso le llamó la atención…

    - Madara, ¿Qué ocurrió? – Habló el Senju mayor al percatarse del bajo ánimo del pelinegro que recién llegaba al lugar.
    - Nada. – Le respondió de forma realmente seca y miró al cielo, empezaba a nublarse, amenazando con llover de lo lindo. – El cielo… Parece amenazante…
    - ¿Te encuentras bien? – Se acercó al otro, realmente preocupado. Sin embargo, Madara pasó de largo y se situó al borde de la montaña. Hashirama se acercó y se puso a su lado. – Sabes que cualquier cosa puedes contármelo.
    - Ya dije: no es nada. – Repitió cruzándose de brazos y de forma cortante y directa. Cuando estaba de bajo ánimo, era incapaz de aguantar a alguien.
    - ¿Seguro? No lo parece. – Le volvió a mirar.
    - Cállate de una vez, resultas molesto. – Le miró realmente enfadado, cosa que le sorprendió a Hashirama, el cual tragó saliva y cerró la boca… Algo le ocurría al pelinegro, pero cuando este se ponía a la defensiva, era mejor dejarle tranquilo. – Me he percatado que has estado buscándome, ¿Qué querías – Habló con cierta frialdad en su voz.
    - Me preocupé cuando no te vi en la cabaña, te recuerdo que tienes que recuperarte. – Le miró de reojo, viendo como el Uchiha apretaba la mano izquierda en forma de puño con suma fuerza, obviamente, sus dos manos estaban tapadas por guantes negros que terminaban alrededor de sus muñecas, tapando las cicatrices que había en estas debido a los intentos de suicidio. – No sabes mentir… No estás bien.
    - ¿Y qué si no estoy bien? – Le encaró. – Ni que te importase.
    - ¿Qué ya se te olvidó el amor que te tengo, Madara? – Suspiró. – Sabes que tú eres lo más importante para mí y no deseo que te ocurra nada malo, así que… Cuéntamelo si necesitas desahogarte, pero no quiero que te reserves las cosas cuando sabes que conmigo cuentas para todo.

    Madara suspiró y le dio la espalda. Nuevamente, apretó la mano izquierda en forma de puño pero esta vez, repitió la misma acción en la mano derecha. Cerró fuertemente sus ojos, aguantándose al mismo tiempo, parte de la respiración… Sentía unas inmensas ganas de llorar, pero se sentía avergonzado de verse en ese estado delante de alguien.

    Hashirama notó todo lo que hizo y se acercó.

    - Sabes perfectamente que no soporto que nadie esté detrás de mí. – Habló Madara tras tres minutos de silencio.

    Sin embargo, el Senju no dijo nada y rodeó al pelinegro con sus brazos, brindándole protección y cariño. Madara abrió sorprendido sus ojos y le miró de reojo.

    - Sé que no estás bien, no trates de aguantar el llanto y desahógate, todo lo que necesites. – Le sonrió comprensivamente. – Estoy aquí para ti, Madara, porque te quiero con todas mis fuerzas y te apoyaré en lo necesario.
    - Hashirama… - Bajó la mirada, cuyos ojos empezaron a dejar que el agua salada apareciese. Cerró sus ojos e instintivamente se llevó la mano izquierda a la cara.

    El castaño le miró preocupado y dejó que Madara se girase y escondiese su rostro en su pecho, llorando de forma intensa. Hashirama le acarició la espalda con la mano izquierda mientras le mantenía apegado a su cuerpo con su mano derecha. Le brindaba cariño y el apoyo que el pelinegro necesitase… Últimamente le había notado muy sensible de forma emocional, ¿Quizá se debía al matrimonio? No, eso no era posible…

    El llanto de Madara era demasiado triste y amargo como para ser por esa ceremonia… Algo le atormentaba, algo no le dejaba tranquilo y no le permitía descansar… Hashirama sospechaba conocer ese o esos motivos que llevaban a su amado Uchiha a una tremenda desesperación… Si bien conocía, Madara era una persona realmente sensible… Según se acordaba de lo que el Uchiha le contó, este tuvo únicamente el cariño materno que pronto le fue arrebatado… Luego, su hermano menor Kyuhyun había sido desterrado del clan y enviado a otro lugar por motivos estúpidos…

    Y por si fuera poco ya para su tremendo sufrimiento, su hermano más pequeño: Obito, había desaparecido de la vida de todos, como si la tierra se lo hubiera tragado. Si se ponía a contar las veces que Madara había llorado por sus seres queridos, le darían las uvas por lo menos… El Uchiha siempre había sido alguien en busca de algún cariño… Pero su padre terminó de arrebatarle lo más especial para él: su madre. Desde entonces, vio a Madara más atormentado, menos hablador como él solía ser…Pese a que seguía enfadándose con facilidad, aquellas ocasiones se restaron bastante…

    Definitivamente, algo le atormentaba… Y creía saber cuál era el motivo.

    - ¿Echas de menos a tu madre, Madara? – Le habló Hashirama con delicadeza mientras acariciaba el cabello espinoso del recién nombrado con suma ternura.
    - Lo echo de menos todo… Añoro mi casa… Mi familia… - Le contestó el otro entre sollozos y el llanto. – Hashirama… Yo…
    - Tranquilo, no te preocupes… No estás solo. – Le interrumpió mientras le miraba.
    - Ya no puedo aguantar más, no puedo con este sufrimiento, es demasiado… - Hablaba con desesperación en su voz. – Me quiero morir…
    - ¡No seas imbécil! – Alzó levemente la voz, separándole bruscamente de él y mirándole directamente a los ojos. - ¿Es qué no comprendes nada, Madara?
    - ¿Co- comprender…? – Se extrañó.
    - Sí, comprender. – Repitió. – Recuerda que estamos prometidos en matrimonio, ¿Acaso, quieres morir antes? – Hashirama se entristeció. - ¿Por qué sólo piensas en ti? Deberías parar a pensar que yo también existo y que te amo… Y no quiero perderte…
    - Yo también pero… Entiéndeme… Yo no… - Bajó la mirada.
    - Nadie dijo que tuvieras que olvidarlo todo… - Le acarició la mejilla, levantándole delicadamente su rostro. – Sólo tienes que superarlo… No ganarás nada atormentándote de esta forma, sólo ganarás dañándote a ti mismo… - Suspiró y también bajó la mirada. – Izuna me contó sobre lo que sufriste con la muerte de tu madre y luego la expulsión de tu hermano… Si no mal me equivoco… Caíste en una locura y trataste de suicidarte varias veces…
    - Así es… - Afirmó el Uchiha. – Si no fuera por Izuna… Ya me hubiese matado yo mismo…
    - Estás loco, no deberías haberlo hecho… - Le replicó.

    Madara se secó sin cuidado alguno las lágrimas que habían en sus ojos y mejillas, dejando su rostro bastante enrojecido, respiró profundamente y dejó ir el aire para calmarse.

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    Hasta aquí llegó el cap, espero que os haya gustado :P, actualizaré rápido así que nada de preocupaciones por la conty ^_^

    Edited by Ikki_Tenma - 28/5/2015, 22:51
     
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    que hermosa la conti TT^TT...sip madara es muy tsundere XD...espero contiiii!!!
     
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    Hola, buenas :D, traigo la conty y espero que sea de buen agrado ;3.

    Madara es un uke tsundere pero... ¿Acaso no son adorables y violables los ukes tsunderes? a____a

    PD: Al estar publicando me di cuenta que había un error con la numeración de los capítulos, actualmente ya lo he corregido, lamento las molestias y la confusión que pudo haber provocado.
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    Capítulo 15 El líder y el nombre de la aldea



    Luego, miró a su amado Senju.

    - Cuando uno sufre, muchas veces es capaz de perder la razón. – Se sentó al suelo, nuevamente, al borde de las montañas que formaban un precipicio.
    - Últimamente no hacemos otra cosa que estar aquí sentados, mirando la villa. – Hashirama le acompañó y se sentó a su lado, sonriéndole al Uchiha. – Y hablando de ello… Estuve pensando en muchas cosas.
    - Pues dispara – Madara le miró de reojo. - ¿Qué pensaste?
    - Hemos contactado con los líderes del País del Fuego para una alianza y formar una unión que en un futuro pueda servirnos de ayuda por si se presentan casos de urgencia o tener más protección… Ellos y esta villa, pondrán al mismo nivel a todos los shinobis, ningún clan sería más importante que otro. - Empezó a explicar el castaño. – Ellos nos han dicho que debemos elegir un líder y he pensado que este líder podría llamarse… Hokage, el cabeza de los shinobi que protege al país del fuego de las sombras.
    - ¿Hokage? – Repitió el pelinegro, mirando directamente al otro y sonriendo torpemente. - ¿Qué rayos es eso de Hokage, Hashirama?

    Hashirama se levantó, sin borrar esa sonrisa de su rostro y extendió sus brazos, dejando que el viento moviese sus ropajes mientras las hojas danzaban cerca de él y del Uchiha que lo observaba extrañado.

    - El Hokage será el líder de la aldea y quién la gobierne, una persona que ponga su vida en riesgo con el fin de proteger a todos los habitantes para dar ejemplo de una firme voluntad de fuego. – Empezó a decirle el Senju. – El más fuerte de la aldea.
    - De ser así, ese líder no podría salir de ella, ¿No? – Habló Madara tras unos momentos de silencio. – Suena un poco aburrido eso, ¿Te lo imaginas? No poder salir de una ciudad… - Suspiró. – Sería desesperante.
    - Bueno, teniendo en cuenta que el Hokage sería quien estuviese al mando de toda la aldea y garantizar su seguridad y asuntos de economía y política… Sería una persona realmente ocupada, así que no tendría mucho tiempo de salir de la villa. – Le informó Hashirama, quien más tarde señaló las montañas en las que se encontraban bajo sus pies. – Pensé que, como símbolo de juramento para proteger esta aldea, el rostro del Hokage sería esculpido en estas montañas.
    - Suena… ¿Estúpido? – Se rió el Uchiha.
    - ¿Te parece estúpido? – Se apenó el otro. – Vaya, yo que pensé que era una gran idea… - Rápidamente sus aires animados cambiaron a unos deprimidos.
    - Vamos, sólo estaba de broma. – Madara se levantó y se puso a su lado, más cerca de su querido Senju. – Sólo que… Me suena muy extraño… - Miró la aldea y giró su cuerpo completamente hacia esa dirección, cogiendo una hoja con un agujero.
    - He pensado que tú podrías convertirte en el Hokage, Madara. – Le sonrió Hashirama. – Aunque tus pintas son un poco amenazantes, seguramente le diré al escultor que las modifique un poco. Además… Sé que has sufrido mucho por todo lo que has pasado, así que quiero que pienses que todos los ninjas de la aldea son tus hermanos, quiero que los cuides.
    - ¿Yo cómo el Hokage, teniendo en cuenta lo irresponsable qué soy? – El Uchiha miró al castaño mientras alzaba sus cejas, en muestra de estar sorprendido. – Debes de estar delirando… No fui capaz de proteger a Kyuhyun ni a Obito, mis propios hermanos pequeños… Sólo me queda Izuna y aún gracias… No puedo protegerlos a todos si no pude proteger a los míos.
    - Yo creo que serías alguien excelente con ese título, no hay tiempo para lamentarse – el rostro de Hashirama se mostró tierno y abrazó por la espalda al pelinegro, quien sintió un escalofrío por todo su cuerpo. – Se te puso la piel de gallina, ¿Te encuentras bien? – Habló el castaño al ver como el bello corporal de Madara se ponía en punta.
    - Tuve un escalofrío… - Rió levemente avergonzado y con las mejillas sonrojadas. – Ya sabes la costumbre que tengo cuando alguien está detrás de mí… - Se puso la mano derecha al pecho de forma nerviosa e insegura.
    - Ah, ¿Aún continúas teniendo esa manía? – Hashirama se rió.
    - ¡OYE QUÉ NO ES MI CULPA! – Le chilló, con mucha vergüenza en su rostro y con un aumento rojizo en sus pálidas mejillas.
    - ¡Guajajajajaja! – Se reía el Senju. - ¡Eres un caso perdido!
    - ¡TÚ NO ERES MUY DIFERENTE! – Madara le seguía chillando, un tanto molesto.
    - ¡Jajajaja, no mucho, la verdad! – Admitió. – Cambiando de tema… - Miró a la aldea y se separó del Uchiha, poniéndose a su lado mientras se llevaba la mano derecha a la cadera. – Ya que tenemos un líder… Necesitamos un nombre para la aldea. – Parpadeó. - ¿Tienes alguna idea? – Miró a Madara.
    - Pues… - El pelinegro se puso a pensar… Miró la hoja con ese agujero en ella y por el cual, miró segundos más tarde, fijándose en la villa. Con seriedad, suspiró. - ¿Qué tal suena… “Aldea Oculta entre las Hojas”? Más específicamente… Konohagakure. Suena bastante bien, ¿No crees? Para un lugar como este... – Sonrió levemente aunque volvió a enseriarse.
    - Que simple… - Hashirama bajó completamente la cabeza, nuevamente con esos aires deprimidos. – Sin ninguna peculiaridad… Si exactamente, esta villa se ve así…
    - ¡BUENO LO MISMO VA POR “HOKAGE”! – Madara le miró totalmente enfadado, específicamente, hecho una furia. – ¡Y DE TODOS MODOS! – Prosiguió chillándole en el mismo tono molesto. - ¡¿AÚN SIGUES TENIENDO ESA POSTURA DE DEPRIMIDO?! – Expresaba su mal carácter, como era de costumbre.

    Después de unos momentos, Madara se tranquilizó y Hashirama dejó sus comunes aires depresivos a un lado… Luego, miró al Uchiha que le miraba aún confundido con el tema del “Hokage”.

    - Por cierto… - Habló el pelinegro. - ¿Realmente es el Hokage alguien encerrado cómo un perro en esta aldea? – Miraba a Hashirama. Aún no había comprendido mucho este tema y ya que su amado Senju había tenido la idea, suponía que él sabría decirle de lo que trataba, más o menos.
    - Sí, pero tampoco es que parezca un perro, hombre… - Se rió levemente y luego se enserió, llevándose la mano al mentón. – Varios clanes como los Shimura y los Akimichi quieren ser nuestros aliados…
    - No puede ser, ¿Hablas enserio? – Madara se mostró incrédulo.
    - Por supuesto, y eso significa que Konoha crecerá mucho más de lo que ha crecido hasta ahora. – Sonrió ampliamente al utilizar el nombre que el Uchiha le dio a la aldea que aún estaba en construcción. – Y es por eso que el Hokage, estará muy ocupado – volvió a mirar al otro. – Y además, estoy seguro que tú harías un buen trabajo como líder, y pienso que realmente te mereces ese puesto… Si dejamos atrás todas las batallas que tuvimos hasta ahora, estoy seguro que nadie se quejará.
    - Bueno, si tú lo dices… - El pelinegro se rascó inseguramente la nuca. - ¿Pero es necesario tallar el rostro del Hokage en estas montañas? – Dijo señalando la enorme piedra que formaba una extensa montaña de varios kilómetros.
    - ¡Por supuesto que es necesario! – Hashirama se mostró muy expresivo. – Como ya te dije, ¡Es un símbolo significando que protegerás a Konoha!

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    Bueno me despido aquí hasta la siguiente actualización, ¡Nos vemos!
     
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    Buenas ^^ traigo la conty, espero que la disfrutéis ^^

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    Capítulo 16 La muerte de Izuna Uchiha



    Después de ese momento, los días fueron pasando y la aldea, ahora conocida, gracias a Madara Uchiha, como Konoha o Aldea Oculta entre las Hojas, fue tomando los detalles finales de las construcciones y el lugar empezaba a obtener color.

    Durante este tiempo, el padre de Hashirama fue poniéndose enfermo debido a la vejez y el médico informó que sólo era cuestión de tiempo a que muriese. Sucediendo esto, Hashirama se encontraba realmente deprimido y con razón… Sin embargo y como era de esperar, su amado Uchiha le apoyaba y eso era de muy buen agradecer.

    Izuna, por otra parte, también apoyaba a Hashirama cuando tenía la oportunidad de encontrárselo, sin embargo, pasaba más tiempo con Tobirama. Justo en su lecho de muerte, Batsubama Senju mandó a llamar a su hijo mayor y le proclamó como líder de su clan, como el sucesor.

    Las semanas pasaron y finalmente, Batsubama Senju murió por enfermedad y fue enterrado en una estatua parecida a una llama de fuego llamada “Voluntad de Fuego”, como uno de los lugares más especiales e importantes, moralmente, para toda la aldea. Con dicha muerte, Madara era el pilar que mantenía a Hashirama con las fuerzas suficientes para afrontar el día a día, pero, aún así, la gente no confiaba en el Uchiha y su clan, empezaban a hacer lo mismo…

    Entre unos y otros, los ciudadanos de la villa apuntaban y culpaban a Madara como el causante de las anteriores guerras entre los Senju, los Uchiha y los clanes que se vieron envueltos en esas batallas tan devastadoras… Otros habitantes, lo culpaban como el monstruo que casi los asesinaba a todos… Veían a Madara, un Jinchuriki, como la sombra de su Bijuu: Tsubaresky, quien aún residía en el interior del Uchiha por el sello que le fue impuesto hace tiempo atrás.

    Viendo esa desconfianza, Izuna fue a pedirle explicaciones a Tobirama, quien no se encontraba en un buen humor en esos momentos… Además, aquellos sentimientos que tenía por el hermano menor de Madara, fueron corrompidos por Mito Uzumaki, quien empezaba a ser la causante de muchos problemas que ahora no venían al caso. Pasados unos minutos, el albino y el pelinegro empezaron a discutirse acaloradamente y decidieron irse a los bosques de las afueras de la aldea para enfrentar sus disputas sin ninguna clase de interrupción.

    Entre palabras hirientes, tonos de voz enfadados y molestos, gestos que demostraban lo enfadados que estaban, Tobirama e Izuna no tardaron en llegar a las manos y pelearse entre sí con armas: kunais, shurikens y espadas, hasta propiamente: papeles explosivos y toda clase de artilugios con los que pudieran herirse. La batalla entre ambos se hacía realmente larga pero, con una de sus técnicas más rápidas y con los que vencía a sus enemigos, Tobirama se transportó rápidamente como si fuera por arte de magia e hirió de gravedad a Izuna…

    Desde otra parte, Hashirama notó el chakra de ambos combatientes y eso, alarmó a Madara que estaba a su lado y que por alguna razón desconocida, había perdido su capacidad sensorial como shinobi, unos decían que era por el sellado que mantenía encerrado a Tsubaresky en su interior, otros, por el uso excesivo del Mangekyou Sharingan que prácticamente, casi tenía ciego a Madara, quien fue observado con una gran preocupación y lástima por Hashirama.

    Odiando esa expresión en el rostro de las personas, el Uchiha que se encontraba junto a su amado Senju, se levantó muy enfadado y le señaló, chillándole por mirarle de aquella forma que tanto odiaba… Sin embargo, Madara calló cuando el castaño le comentó que su hermano Tobirama se estaba enfrentando a Izuna y éste perdía drásticamente su chakra…

    Con esa información, Madara se marchó rápidamente acompañado al instante por Hashirama, quien le guiaba hasta el lugar donde los hermanos pequeños de los dos, se encontraban. No tardaron mucho en llegar y se encontraron con un panorama con el que no desearon encontrarse… Tobirama estaba bastante herido pero Izuna se encontraba tirado en el suelo, en un charco de sangre, producto de la grave herida que le fue propinada por el albino del lugar…

    Hashirama se acercó a su hermano menor pero miró a Madara que, estático y totalmente en blanco, reaccionaba y se acercaba a Izuna, quien, aún con vida, le sonreía a su hermano mayor, haciéndole prometer a éste que protegería a su clan, los Uchiha… Aguantándose inútilmente las lágrimas que se hicieron presentes, Madara fue testigo de cómo Izuna moría entre sus brazos, no sin antes escuchar como su hermano pequeño le decía que le regalaba sus ojos para que pudiera ver el futuro por él…

    Hashirama y Tobirama se quedaron en un silencio sepulcral, sin embargo, el castaño miró bastante enfadado al albino por el tremendo error que había cometido… Volvió a dirigir su mirada hacía el Uchiha que se encontraba allí, lamentándose profundamente por la muerte del único hermano que le quedaba y que ahora, le había sido arrebatado… Después de diez minutos, Madara se secó las lágrimas y cogió a Izuna en brazos y empezó a irse, sin haber dicho ni una sola palabra después de que el aliento de su pequeño terminase.

    Hashirama trató de decir algo pero pensó en que sería mejor dejar ir a su querido Uchiha, ya que éste podría hacer cualquier cosa en momentos como ese… Luego, miró a Tobirama, como juzgándole con la mirada.

    - ¿Te das cuenta de lo qué acabas de hacer? – Habló Hashirama en un tono de voz realmente enfadado.
    - Lo sé perfectamente… - Le respondió el albino, mirando al suelo.
    - La situación de Madara no era fácil desde antes… Y tú te has encargado de empeorarlo todo. – Le echó en cara. - ¿Por qué rayos lo tuviste que matar, es que estás loco?
    - ¡Él empezó a molestarme en el momento menos indicado, no estaba de humor! – Le replicó Tobirama, defendiéndose de las acusaciones de su mayor. - ¡Y entre palabras y replicaciones, pasó lo que pasó!
    - Pues estarás contento, has terminado con el único hermano que le quedaba a Madara. – Usó un tono sarcasmo, cosa que hizo sentir todavía peor al albino. - ¿Qué piensas hacer ahora? Mucho criticar a los Uchiha pero mira. – Hizo gestos de sarcasmo y problemas. – Mucho decir que ellos odian, pero fíjate porque llegan a esos extremos.
    - Siempre protegiendo a esos bastardos… - Suspiró Tobirama, más que harto de la actitud de su hermano mayor.
    - ¡¿Y qué quieres que haga, que te felicite acaso?! – Hashirama alzó la voz, muy enfadado. - ¡Has matado a Izuna, ahora dime qué hago yo con Madara para darle explicaciones! – Suspiró. – Tobirama… Lo que has hecho es…
    - ¡Sí lo sé, ahora déjame tranquilo! – Se desesperó el susodicho. - ¡No estoy con ánimos de aguantar a nadie! – Se levantó y empezó a irse.
    - ¡E- espérame al menos! – Hashirama se levantó y se fue con su hermano menor.

    De mientras, Madara salía del bosque con el cuerpo sin vida de su hermano Izuna. Caminaba lentamente, con pocas ganas mientras sentía un gran dolor emocional por esa pérdida que nunca deseó.

    No tardó mucho en llegar a su casa, donde se mostraron impactados ante la muerte del hermano menor del recién llegado, quien al poco de haber vestido el cuerpo de Izuna con ropajes blancos y extraerle los ojos y vendárselos, Madara dejó a su hermano menor dentro del ataúd de madera con el símbolo de su clan.

    Pasaron las horas y el Clan Uchiha celebró, de forma realmente triste, el entierro de Izuna. El silencio, gobernaba el lugar en el cual, Madara se encontraba solo debido a que sus familiares se retiraron para darle privacidad.

    Pronto, el rostro del líder del clan, se llenó de lágrimas, enrojeciendo poco a poco sus oscuros ojos. Más tarde, se pasó allí una hora entera, estático y delante de la tumba de su hermano menor. La mirada de Madara era realmente vacía que expresaba una enorme tristeza, la que él sentía.

    Poco a poco, el sol se escondía en el horizonte, haciendo una puesta de nubes rojizas y rosadas, con el cielo que parecía de oro con ciertos detalles naranjas y trozos de color azul que quedaban destapados por las nubes. Aún en el cementerio, Madara se encontraba todavía delante de la tumba de Izuna, la cual, tenía abundantes gotas de sangre, producto de la herida que el Uchiha que se encontraba allí de pie, se había hecho en la palma de su mano, como símbolo de intenso dolor emocional.

    Suspiró pesadamente y salió del silencioso lugar sin darle importancia a la herida que tenía y por la cual, perdía sangre que caía gota por gota a través de sus finos dedos. Giró varias esquinas, cruzó varias calles y sin darse cuenta al ir vagando de un lugar a otro de la villa, terminó en la altitud de las montañas.

    Volvió a suspirar, esta vez, de forma molesta.

    - “¿Por qué siempre acabaré viniendo aquí?” – Pensó el Uchiha, mirándolo todo con esa mirada vacía llena de tristeza. Rápidamente, divisó a Hashirama sentado en el suelo, el Uchiha se acercó y se puso a su lado, sin sentarse. - ¿Te… Molesto? – Habló de forma dudosa.
    - ¿Madara? – Le miró el Senju sorprendido. – Para nada, siéntate si quieres. – Le sonrió amablemente.
    - No. Gracias de todos modos. – Le respondió el pelinegro de forma seca.
    - Madara, esto… - Hashirama se rascó la nuca, sin saber qué decir o qué hacer exactamente. – Sé que pedirte perdón en nom…

    El Senju calló al ver como el Uchiha se iba, obviamente, evitando el tema. Sin embargo, Madara fue detenido cuando notó su mano izquierda, en la cual, tenía esa herida de la que aún emanaba sangre, cogida por la otra de Hashirama, quien le miraba de forma preocupada.

    - Por favor, Madara, espera. – Le pidió.

    Madara miró su mano, únicamente moviendo sus ojos sin necesidad de hacerlo con la cabeza, de forma rápida, apartó su mano, rompiendo el contacto físico con Hashirama, el cual, veía normal estas acciones.

    - Ya no tiene caso que pidas disculpas por algo que no has hecho tú, si no el bastardo de tu hermano. – Habló Madara, con la vista fija en el suelo.
    - Pero yo sólo… - Hashirama calló al ver que, cuando alzó su mano, en una de ellas vio abundantes rastros de sangre. Se miró y dirigió su mirada al Uchiha. - ¿Estás herido…?
    - No. – Negó el pelinegro, girando su rostro, en señal que le restaba importancia.

    Hashirama miró a Madara de forma detallada, repasando el cuerpo de este de arriba abajo, hasta divisar como, en la mano izquierda del Uchiha, las gotas de sangre caían una por una a través de una profunda herida en la palma de la mano del shinobi.

    - ¿Y esa herida? – Cuestionó el castaño, mirando al pelinegro.
    - ¿Ésta? – Madara se miró la mano, con expresión que denotaba la poca importancia que le daba. – Ah… - Se sorprendía sin emoción alguna, de forma seca e insignificante. – Pues eso, una simple herida. – Le dijo, como si no significase nada para él.
    - No es una simple herida, trae. – Le replicó el Senju, cogiendo la mano del Uchiha y empezándole a curar con su ninjutsu médico. – No deberías hacerte daño… - Habló de forma preocupada. – No solucionarás nada hiriéndote de esta forma.
    - Perdón… - Madara bajó la mirada, la cual, rápidamente enfureció. – Así como Tobirama tampoco debió arrebatarme a mi hermano. – Se lo echó en cara, haciendo que Hashirama bajase la cabeza.
    - Ya le regañé fuertemente por ello, pero… - Suspiró, pero tampoco tuvo tiempo de terminar de hablar.
    - Como si eso fuera a ser suficiente. – Le contestó el Uchiha, interrumpiéndole. – Que tú le regañes, no significa que eso vaya a devolverme a Izuna. – Usó un tono muy molesto, luego, apartó su mano del castaño, rompiendo nuevamente el contacto físico y cruzándose de brazos, aún con esa herida sin cerrar. – Quién sabe… - Habló usando un tono sarcástico. – Puede que el próximo en morir sea…
    - ¡CÁLLATE! – Le interrumpió Hashirama, chillándole. - ¡No voy a permitir que nada te pase! – Le dijo al saber lo que Madara estuvo a punto de decir. El castaño le miraba de forma realmente molesta. Odiaba cuando el Uchiha se ponía en esa actitud.
     
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    madara ahora se comporta como emo!!!???... ya para de cambiarle la actidud a madara porfa XD...esta tiste el cap...conti conti onegai
     
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    No a ver, Madara no se comporta como un emo, creo que quizá no lo has leído bien pero ya se autolesionaba desde antes (intentando suicidarse varias veces) así que es un comportamiento normal en él puedo decir, aún así, Madara no es emo y no le estoy cambiando la actitud ni nada por el estilo. La 1ª Temporada está completa así que no puedo cambiar nada porque todo dejaría de tener sentido.

    Espero haberme explicado :P, gracias por comentar y espero que te siga gustando el fanfic.

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    Capítulo 17 Vínculo restaurado



    Más tarde, se sentaron mientras permanecían en silencio. Aún con esa preocupación, Hashirama miraba de vez en cuando a Madara, quien yacía tumbado en el suelo mientras miraba el cielo, de forma nostálgica. Más tarde, se sentaron mientras permanecían en silencio. Aún con esa preocupación, Hashirama miraba de vez en cuando a Madara, quien yacía tumbado en el suelo mientras miraba el cielo, de forma nostálgica.

    Pero, especialmente, Hashirama Senju notaba como su vínculo con Madara Uchiha se había visto muy afectado por los recientes problemas, pero en especial, por la muerte del hermano menor del pelinegro, el cual, se mantenía muy ausente, pensando en otras cosas.

    - El cielo se ve amenazante… - Habló Madara, observando como el cielo se nublaba de repente, creando nubes concentradas de un color gris oscuro que casi parecía negro y rompiendo el silencio entre ambos.
    - ¿Si, no? – Hashirama miró hacía la misma dirección y luego, de nuevo al otro.
    - Siempre he pensado que el cielo es el más puro reflejo de mi corazón… - Explicaba el Uchiha mientras se llevaba la mano al pecho. – Si me siento alegre, el cielo está soleado. Si me siento tranquilo, hace buen viento y un agradable ambiente… Si estoy eufórico, hace calor… - Suspiró y se tumbó de lado, dándole la espalda al castaño. – Pero si estoy triste, el cielo se nubla, si estoy deprimido, empeora y entonces, se pone a llover a mares…
    - Madara… - Suspiró el Senju, sin saber que decir. – Comprendo que te sientas mal… A mí también…
    - Que vas a saber tú si apenas tenías algo de contacto con Izuna… - Le interrumpió el susodicho, con un agresivo tono de voz. – No sé quién te has creído que eres para andar diciendo esas palabras. No conocías a Izuna de muchas cosas, siempre lo viste alguien inferior a ti pero mostraste respeto porque era mi hermano, de no ser así, a saber qué hubieras hecho.
    - ¿De qué hablas? – Se mostró confundido. – Yo sólo quería decir que me duele verte sufrir de esta forma… ¿Acaso, uno no puede sufrir por ver a la persona amada en esas circunstancias, Madara?
    - No me refiero a eso. – Le respondió el otro. - ¿Hashirama, crees qué no lo sé? – Le miró de reojo mientras se sentaba. – Los Senju os burláis de nosotros, los Uchiha… He oído de labios de tu gente, que mi clan es peligroso y que queréis exterminarnos.
    - Yo nunca permitiría algo semejante, además, te recuerdo que tú eres el Hokage, así que los demás poco pueden hacer. – Le contestó Hashirama.
    - En Konoha usamos la democracia, ¿Sabes? – Cuestionó Madara en un tono de voz sarcástico, cercano al irónico. – Aquí uno solo no decide, aquí el pueblo es quien toma la decisión, no quien uno elige por recomendación. Además… - Prosiguió. – Ni los consejeros del País del Fuego ni los ancianos de la aldea, me van a aceptar como su líder, mucho menos los ciudadanos.
    - Porque no te conocen lo suficiente. – Hashirama observó como Madara se levantaba.
    - Porque no confían en mí, ellos no dicen nada sobre mí en tu cara pero si los escucharas, no dirías lo mismo. – Se cruzó de brazos.
    - Por favor, Madara, debes tener fe en que los habitantes de Konoha confiarán en ti. – Le decía el castaño, tratando de que el Uchiha no fuera a abandonar la aldea, tal y como el temía, ya que pensaba que esto podría pasar.
    - ¿De verdad crees eso, Hashi-kun? –Le miró el pelinegro de forma insegura, su cambio de actitud era bien normal, él confiaba plenamente en su amado Senju.
    - Por supuesto. – Sonrió cálidamente, acercándose al otro. - ¿Confiarás en mis palabras, Madara? – Le preguntó mientras acariciaba la mejilla izquierda del Uchiha con mucha ternura.
    - Sí. – Asintió, mostrando una dulce sonrisa. – Hashirama… - Le llamó de forma tímida.
    - Dime. – Miró a Madara, disfrutando de aquella irresistible expresión de timidez que el shinobi tenía en su rostro, cuyas mejillas, el pálido sonrojo era más que evidente.
    - Te amo. – Le miró con timidez a los ojos mientras notaba como el castaño rodeaba su cadera, apegando ambos cuerpos.
    - Yo también te amo, Madara. – Los ojos de Hashirama se mostraron tiernos, haciendo que su expresión se viera llena de amor. – Pase lo que pase… - Continuó. – Siempre te amaré, únicamente a ti, mi amado Uchiha. – Se acercó al rostro del susodicho, viendo como este le miraba de forma inocente y avergonzada, pero también con amor.

    Hashirama notó como Madara, de forma tímida, ponía sus finos y delicados dedos, cuyas manos estaban ocultas tras los guantes negros que llevaba, en su mejilla izquierda. Sabía lo que el Uchiha deseaba, podía leerlo en su mirada como si de un libro abierto se tratase. Además, ese deseo, era más que obvio a simple vista.

    No pasó mucho tiempo cuando Hashirama selló los labios de Madara con los suyos, viendo como era correspondido con una gran inseguridad, fruto de la timidez por parte del pelinegro, que se aferraba a él con cierta fuerza pero sin hacerle gran daño. Después de besarse y arreglar las cosas entre sí, ambos se quedaron mirando la aldea desde las alturas de la montaña que se encontraba bajo sus pies y se extendía varios kilómetros a la lejanía.

    - Si te das cuenta… - Habló Madara, sonriente. – Siempre terminamos aquí sentados.
    - ¡Ajajajaja! – Se rió Hashirama de forma animada. - ¿Por qué será? – Miró al Uchiha.
    - Er… - Pensó el otro. - ¿Por nuestra costumbre, quizá?
    - Es posible. – El Senju se levantó, llamando la atención de Madara.
    - ¿A dónde vas? – Se extrañó.
    - ¿Te acuerdas qué te pedí la mano para casarme contigo, Madara? – Sonreía cálidamente.
    - Como no acordarme… - Los ojos del susodicho se mostraron escasamente brillantes debido a que el Uchiha veía realmente borroso, tanto de lejos como de cerca y todo, por el uso excesivo del Mangekyou Sharingan, cuyo dolor que le provocaba, lo aguantaba como podía. Aún así, Madara aún se sentía emocionado por aquél emotivo recuerdo cuando su amado Hashirama, le pidió matrimonio…

    Flash Back



    - Espera… - Dijo Madara, cuyos ojos se veía como la emoción crecía y crecía. - ¡¿Estás diciendo qué te quieres casar conmigo?! – Sonrió ampliamente, mostrándose ilusionado, fue tanta su emoción que lloraba de alegría y todo.
    - Pero no te pongas a llorar, hombre… - Hashirama secaba las lágrimas del pelinegro. – Así es, estuve pensándolo unos días… Y bueno… Llegué a la conclusión que deseo pasar mi vida contigo… - Suspiró y se puso de rodillas una vez logró separarse del otro, cogiéndole de la mano. – Uchiha Madara… - Dijo, mirándole mientras estaba arrodillado ante el shinobi. – Como futuro líder de mi clan y tu actual pareja… ¿Aceptarías ser mi esposo?
    - Ha… Hashirama… - Dijo Madara entre el lágrimas y felicidad. - ¡¡Claro qué acepto!! – Se abrazó al Senju totalmente emocionado. – ¡Di- Dios, si esto es un sueño no quiero despertar!
    - ¿Sueño? – Se rió el castaño. – Madara, esto no es un sueño, es la pura realidad. – Le miró de frente, con una gran sonrisa. Empezó a secarle las lágrimas mientras le miraba alegremente.


    (...)



    - Pues mi clan quiere hablar de eso conmigo, espero que no me provoquen muchos quebraderos de cabeza… - Se rió. – Tú también deberías hablar con tu clan por lo mismo, por si acaso.
    - Hai. – Asintió el Uchiha. – Ahora iré, pues.
    - ¿Te parece si nos encontramos más tarde, siempre y cuándo, nos quede algo de tiempo? – Habló el Senju alegremente.
    - Por supuesto. – Sonrió Madara de forma amplia. – Después de hablar con mi clan iré a las aguas termales de la aldea, supongo que podrás encontrarme allí.
    - Bien. – Asintió Hashirama, cambiando su expresión a una realmente llena de humor. – Vigila de no causar problemas, que te conozco.
    - Gracias, yo también te quiero. – Madara se cruzó de brazos, usando el sarcasmo en su tono de voz.
    - Vamos, vamos, sabes que no lo digo para molestarte. – Se rió Hashirama al ver como el Uchiha se enfurruñaba, aunque le parecía gracioso verle en esa actitud.
    - Si quieres que te perdone… - El pelinegro sonrió mientras sus mejillas adquirían cierto sonrojo. – Tendrás que besarme.
    - Como ordene, Mada-chan. – Volvió a reírse, pero esta vez de forma leve mientras se acercaba al Uchiha y ponía su mano izquierda en la mejilla del mismo sentido del pelinegro. Luego, se aproximaba al otro, al cual, finalmente besó con suma ternura siendo correspondido por el shinobi.

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    Aviso que del cap. 21 al cap 23 son meros rellenos, este fanfic tiene muchos rellenos que uso para explicar cosas que quizá no se hayan entendido, no para que el lector pierda el tiempo XD, aún así recuerdo que NADA se puede modificar en esta temporada porque está terminada sólo que necesito terminar de publicarla aquí en Mundo Yaoi.
     
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    quero conti no importa si hay relleno...ta bueno el capi...conti porfis...:)
     
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    Buenas :D, traigo la conty espero que os guste.

    Aviso de que hay un vocabulario muy vulgar (por parte de Madara obviamente) así que bueno, si sois sensibles a los insultos y esa clase de palabras pido que os abstengáis de leer el cap y gran parte del fanfic XDDDDD.

    Ahora sin más, os dejo leer con tranquilidad :3
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    Capítulo 18 Me casaré con él queráis o no



    Después de besarse, se despidieron y cada uno se fue por un lado diferente. Hashirama se marchó a su casa para hablar con su clan sobre su matrimonio con Madara Uchiha. Al castaño, que recién llegaba a su casa donde residían sus familiares Senju, estos, le colapsaron de preguntas que parecían no terminar…

    Rodeado de gente y empezando con un pequeño estrés, Hashirama, quien normalmente era interrumpido a la mínima que hablaba, trataba de pedir que le dejasen hablar y pasar… Después de ir al baño y ducharse para relajarse, se puso una túnica roja escarlata con una delgada faja negra alrededor de la cadera y bajó al salón. Allí, de nuevo sus familiares le esperaban.

    Nuevamente, lo que empezó siendo una tranquila conversación de intercambio de opiniones, terminó en una tremenda disputa… Aún así, Hashirama permanecía lo más tranquilo que podía debido a que pensaba que cuanto antes terminase este asunto, antes podría estar al lado de su amado Madara.

    Cansado de tanto escándalo, Hashirama se vio obligado a alzar la voz, sorprendiendo a todos los que habían en la sala en ese momento y de además, haciéndoles callar por la terrible mirada de enfadado que tenía el castaño en ese momento.

    - ¡Estoy harto de qué veáis a los Uchiha cómo una amenaza! – Empezó a decir el líder de los Senju. - ¡Y me da igual lo qué intentéis decirme o de lo que tratéis de convencerme! ¡No cambiaré nada! – Miró en general y afiló su mirada. – Madara será mi esposo, lo queráis o no. Es mi vida, yo decido en ella y nadie más.
    - Piénsatelo bien, Hashirama-sama… - Dijo un familiar del susodicho, alto y delgado, de largo cabello oscuro atado en una baja coleta. De ropajes negros con una armadura, dividida en placas metálicas, de color gris. - ¿Para qué casarte con Madara Uchiha? Él fue el causante de muchas de las guerras que tuvimos entre nosotros y su clan.
    - Eso, eso. – Le apoyaron unos cuantos.
    - Además. – Prosiguió el mismo. – Es el Jinchuriki de Tsubaresky, ¿Cómo podremos estar seguros qué no querrá matarnos? Al fin y al cabo, es un Uchiha y como tal, sería normal que estuviese lleno de odio.
    - Como se nota que no conocéis a Madara… - Suspiró Hashirama, quien apretó sus manos en forma de puños, enfureciéndose al instante y asesinando con la mirada a sus familiares. - ¡¿Y vosotros os hacéis llamar shinobi?!
    - ¿Na- nani? – Se sorprendieron todos.
    - Principalmente, uno nunca debe juzgar a alguien sin conocerlo totalmente, segundo: Madara no quiere ser esa clase de personas llenas de odio y de rencor que sólo traen desgracias y continuos sufrimientos. – Volvió a suspirar, muy harto de la situación. – Si estuviese lleno de odio, ¿Creeríais qué seguiría su lado? Sé perfectamente como es Madara Uchiha, chicos.
    - Ya pero… - Dijo uno, dudando.
    - Sin peros. – Interrumpió el líder. – Estoy más que harto de que montéis estos espectáculos simplemente para separarme de Madara y no os lo pienso permitir, ¡¿Estamos?! – Alzó la voz.
    - ¡Espera un segundo! – Se apresuró a decir el Senju de la armadura gris. - ¡Tenemos una gran amistad con el Clan Uzumaki! – Empezó a explicar. – Entre ellos se encuentra Mito, ella es una buena elección, es guapa e inteligente, también es algo fuerte. ¿Por qué no te casas con ella? Así estaría todo mucho mejor.
    - Es como si me estuvieses preguntando por qué no me como unos ladrillos en lugar de una ensalada de lechuga… - Hashirama se cruzó de brazos. – A ver, ¿Vosotros os pensáis qué, casarse, es así, tan fácil? – Miró en general. – Dejadme decir que, puede que los Uzumaki sean grandes aliados nuestros y buenos amigos, pero yo no siento nada por ninguno de sus miembros más que una simple amistad de nada, ¿Entendéis? No me podéis pedir que me case con Mito cuando no siento nada por ella.
    - Hashirama-sama… - Suspiraron algunos.
    - Entendedlo, por favor. – Trató de mostrarse suave ante sus familiares. Se llevó la mano al pecho, de forma segura. – Estoy enamorado de Madara Uchiha y él también corresponde a mis sentimientos, nosotros queremos estar juntos, sin problemas… Sé perfectamente que los Uchiha nos han causado grandes problemas pero, eso ya quedó en el pasado… Además, Madara no necesita la fuerza de Tsubaresky para nada… Madara se vale por sí mismo, si es un Jinchuriki, fue para protegernos a todos, ¿Así se lo agradecéis, pagándole con rencor y desconfianza? Me parece muy injusto de vuestra parte.
    - Es un Uchiha, al fin y al cabo… - Intervino Tobirama, quien también estaba allí. – Cuántos menos queden…
    - Cállate, Tobirama. – Le ordenó el castaño muy enfurecido ante esas palabras. - ¿Y qué, si es un Uchiha? Eso a mí no me importa, Madara es Madara, me importa lo más mínimo su familia, sólo me importa su bienestar, me importa él porque le amo, y eso no es un delito. No importa si es del Clan Uchiha, por mí como si es de otro clan.
    - ¿No podremos convencerte de nada no? – Le miró uno. – Está claro que sólo tienes ojos por ese shinobi.
    - Así es. – Asintió Hashirama. – Yo tomo mis propias decisiones, nadie me va a influenciar por ello. Si no os gusta que me case con Madara, os aguantáis y punto, es mi vida y no la vuestra. Yo no soy como mi padre al que podíais tratar como una marioneta a vuestro antojo, conmigo no va a ser así y vais de sobrados si lo pensáis de esta forma.
    - Entonces si te piensas casar con Madara Uchiha, tendremos la obligación de detenerte. – Saltó Tobirama, mirando desafiante a su hermano mayor.
    - ¿Detenerme? – Se sorprendió el castaño.
    - Así es. – Asintieron los demás.
    - ¿Cómo, si puede saberse? – Arqueó una ceja, sin comprender la situación.
    - Nosotros no aceptaremos que te cases con Madara Uchiha… Así que… - Parpadeó Tobirama, haciendo una leve pausa. – Tendremos que matarlo, de esa forma no habrá boda que valga.

    La mirada de Hashirama cambió rápidamente a una llena de furia, de enfado… Encima que había hecho tantas cosas por su clan, así se lo pagaban… Incluso Madara, quien estuvo al borde de la muerte por salvar a Batsubama, su padre y el que fue el ex líder de los Senju del Bosque… Estaba claro que eran una panda de desagradecidos… Y se temía que con el Clan Uchiha fuera a ser igual en el caso de su amado Madara.

    - Atrévete a ponerle la mano encima a Madara y te juro que te mataré yo a ti. – Le contestó el líder, mirando de forma aterradora a Tobirama mientras alzaba su chakra, el cual, hizo profundas grietas en las paredes cercanas de su casa y hacer temblar el suelo de forma débil.
    - ¡Va- vale pero tranquilízate! – Se alarmaron todos.
    - Oídme bien – Hashirama volvió a mirar en general, pasando sus ojos por cada uno de sus familiares, asegurándose de que estos estuvieran atentos. – No me voy a casar con Mito Uzumaki, eso para empezar, tampoco me podéis obligar. Segundo: me casaré con Madara, sí o sí y tercero: voy a recomendarlo a los consejeros del País del Fuego y a los ancianos de los altos mandos de Konoha como el futuro Hokage.
    - ¡¿Hokage?! – Se alarmaron todos, una vez más.
    - ¡¿Vas a recomendar a Madara Uchiha cómo Hokage?! – Habló Tobirama realmente incrédulo. - ¡Hashirama estás loco! ¡Ese idiota no puede ser el Hokage!
    - Eso lo decidirán los demás. – Le contestó el mayor.
    - Nadie le aceptará. – El albino se cruzó de brazos. – Ya que usamos la democracia y teniendo en cuenta que nadie confía en ese Uchiha, ¿Quién le va a elegir cómo líder de la aldea? Nadie.
    - Confío en que recapacitarán y verán que Madara no es la clase de personas que todos creen que es. – Sonrió comprensivamente. Hashirama aún sentía la esperanza de que los aldeanos, cambiasen su forma de ver las cosas.
    - Pues tú no puedes decidir que ese Uchiha sea el Hokage. Vale, recomendarlo a Hokage ante los altos mandos de la aldea y el País del Fuego, no te digo que no… Pero también debes tener en cuenta la decisión del pueblo y nadie le aceptará, y no sólo porque es un Jinchuriki. – Explicó Tobirama.
    - Si no tienes fe, no llegarás a ninguna parte. – Estas palabras del castaño hicieron cerrarle la boca a Tobirama, quien se quedó sin comentarios. Volvió a suspirar y sonrió, pese a la situación en la que se encontraba. – Amo a Madara Uchiha sin límites, llegaría hasta los extremos más peligrosos sólo por él… Estoy enamorado, ¿Qué no podéis entender esto? Que no sentiré nada por nadie, mis sentimientos únicamente van destinados a Madara, y no me voy a separar de él. – Decía mientras su familia le miraba atenta. – Nadie me hará cambiar de opinión porque nadie puede destruir lo que siento por ese Uchiha, y me da igual que sea un Jinchuriki, sigue siendo una persona con sentimientos y tiene los mismos derechos que todos vosotros. – Volvió a suspirar. – Y punto final, este tema se ha terminado, así que me retiro para relajarme.

    De mientras, a Madara aún le costaba aguantar las réplicas de sus familiares: los Uchiha, los cuales, le replicaban sobre su futuro matrimonio con Hashirama Senju, uno de los culpables de las muertes de otros familiares de dicho clan. El pelinegro, líder de su familia, trataba de razonar con ellos, sin embargo, solo era tachado como culpable de múltiples cosas, entre ellas, la tremenda y aún no superada muerte de Izuna, el ex sub-líder.

    Dicho tema recién empezado, hizo que Madara empezara a estresarse e incomodarse… Ya llevaban demasiado rato discutiéndose acerca de que él no debía estar con Hashirama Senju, que debía casarse con una mujer apta para su futura descendencia… Aún así, los familiares del líder pelinegro, no conseguían convencer a este último.

    - ¿Por qué estás tan cegado por ese Senju? – Le cuestionó un hombre de avanzada edad, de piel pálida y cuerpo delgado al carecer de masa muscular, viéndose débil. Era de ojos oscuros y, su cabello, blanco por la edad. Sujetándose en un bastón de madera, miraba al actual líder de los Uchiha. – Tu deber como nuestro líder es satisfacer nuestras necesidades principales, una de ellas es traernos descendientes que ocupen en un futuro el liderazgo de nuestro clan para protegernos y hacerse cargo de todo.
    - Comprendedme, por favor. – Comentó Madara. – Senju Hashirama no es…
    - ¡Mientes! – Le interrumpió un joven de su familia que no era muy mayor que él. Era alto y delgado, con una musculatura marcada en su cuerpo, al igual que su familia, era de pelo negro y ojos oscuros. Vestía con ropajes negros estándar de su clan y el símbolo de este en su espalda. - ¡Senju Hashirama es la peor persona qué esta familia haya podido conocer! – Seguía hablando de forma furiosa. - ¡Y tú cómo líder, deberías acabar con su vida! ¡Es tu deber!

    Madara suspiró… Notando como el estrés aumentaba en su persona, decidió pasar de todos ellos y darles respuestas coherentes de que no iba aceptar nada de lo que ellos le dijeran acerca de su amado Senju.

    - Tengo derecho a enamorarme de quien me dé la gana. – Empezó a decir el líder, con una afilada mirada que denotaba peligro ante un enfado recién despertado. – Mi deber como superior de este clan, es protegeros y manteneros en una buena economía, pero mi vida es mi vida. – Remarcó en su tono de voz la palabra posesiva para denotar autoridad. – Si yo digo que me voy a casar con Hashirama, ¡Me casaré con él! – Más tarde, señaló la puerta. - ¡Y si no os gusta, ahí está la puerta para que cojáis vuestras cosas y os larguéis!
    - ¡¿Cómo te atreves a decirnos esto, Madara?! – Le replicó el anciano de la sala, que era ni más ni menos que uno de los consejeros de la familia. - ¡Ten más educación!
    - ¡Educación la tendré con quién me dé la santa gana! – El susodicho miró al hombre de avanzada edad con sumo enfado, señalándolo. - ¡¿Por qué tendría que mostrar respeto a un maldito bastardo que expulsó a Kyuhyun de la familia?! – Y cada vez estaba más furioso. - ¡Explícalo mal nacido! – Le chilló. - ¡No te valió con arrebatarme a mi madre tras convencer al bastardo de mi padre para matarla, no, no te bastó! ¡Si no que, de además, expulsaste a Kyuhyun así, por las buenas!
    - Tu hermano pequeño iba a traicionarnos, Madara. Recolectaba información para quien sabe qué y quedarse él con… - No tuvo ni tiempo a terminar cuando el líder del clan le interrumpió, desesperado, enfadado, aguantándose las ganas de partirle la cara.
    - ¡¿Y tú te crees qué me voy a creer semejante estupidez?! – Le chilló, totalmente fuera de toda razón. Se acercó al anciano y le cogió directamente del cuello sin delicadeza alguna. – Da las gracias que te dejo con vida, maldito bastardo. – Afiló peligrosamente su mirada. - ¿Sabes qué me importa poco que seas uno de los consejeros de los Uchiha verdad? En cualquier momento si me apetece puedo terminar contigo y quedarme tan a gusto.
    - Eres un psicópata… - Le dijo el hombre que se veía cogido de dicha parte, mirando con desprecio al más joven… Era increíble que, aquél niño que tuvo Fujima Uchiha, lleno de simpatía y entregado totalmente a su clan, fuese ahora un rebelde que hacía lo que le daba la gana…
    - Y tú un hijo de puta. – Contestó Madara. – Fuiste el culpable de la muerte de mi madre… Y no sólo eso… También de la expulsión de Kyuhyun como supuesta… - Suspiró. – Como supuesta… “Traición” – con sus dedos índices y sus dedos del medio, hacía el gesto de las comitas como sarcasmo. – Te voy a decir una cosa… - Lo volvió a mirar. – Vigila lo que haces… ¿Entendido? Quien sabe… Puede que cuando todos se den cuenta, tú estarás en el más allá. – Sin delicadeza alguna, Madara tiró al consejero de su clan al suelo y le miró con odio en su mirada, como si se tratase de algo insignificante.
    - ¡A veces pienso qué Izuna hubiese sido mucho mejor que tú! – Le chilló, señalándolo y culpándolo, sin tener en cuenta que el tema de hermanos pequeños, se había convertido en algo tabú para Madara.
    - ¡Cierra la boca maldito bastardo, no fue mi culpa! – Le chilló con un notable tono lleno de dolor emocional ante la pérdida de su pequeño. - ¡¿Crees qué yo deseé su muerte o que mierda te pasa a ti, maldito vejestorio problemático?! – Le señaló. - ¡Dime qué clase de hermano sería si hubiera deseado algo cómo la muerte de mi hermano pequeño!
    - ¡Eres el eje de los problemas, disfrutas matando! – Le comentó. - ¡Tú nunca quisiste ser un buen hermano con tus menores, simplemente deseaste sus ojos en cuánto ellos despertaran sus Sharingans!
    - ¡Pues déjame decirte qué aunque me esté quedando ciego por el uso excesivo del Mangekyo Sharingan, en ningún momento deseé los ojos de mis amados hermanos menores! – Le echó en cara y se llevó la mano izquierda a dicha parte. - ¡Y sí, me estoy quedando ciego, apenas puedo ver de forma clara!
    - Madara-sama… - Susurraron muchos sorprendidos.
    - Y aunque mi hermano Izuna, que en paz descanse, me dio sus ojos… En ningún momento me los he implantado… - Desvió la mirada. – Aunque los tengo conservados en un lugar especial y en un líquido específico… - Supiró. – En ningún momento he pensado en usarlos…
    - Aunque nos digas todo esto… ¿Crees qué confiaremos en ti? – Le dijo el anciano, mirándole seriamente mientras se levantaba.
    - Que confiéis en mí o no, ya ha dejado de importarme. – El pelinegro se cruzó de brazos. – Como no confiáis en mí, yo ya no tengo porque llorar por eso, además, tampoco es que fuera un tonto… - Se rió.
    - ¿Un tonto? – Se mostraron todos confundidos.
    - Como no os permito que me controléis como a una marioneta, os ponéis en mi contra… - Seguía riendo. - ¿Eso os da mucha rabia verdad? No poder utilizarme a vuestro antojo... La sangre os hierve de la impotencia.
    - Hm… - Se enserió el hombre de avanzada edad.
    - No es que no me hubiese dado cuenta, simplemente, no os he permitido en ningún momento que tomaseis decisiones por mí. – Miró en general. – En resumen: mi vida, es mi vida, la vuestra es la vuestra. ¿Qué confiáis en mí? Muy bien, os lo agradecería mucho, ¿Qué os ponéis en mi contra? No temáis, que no me importa mucho.
    - ¿Todo por ese Senju? Te ha lavado la cabeza… - Acusó un joven Uchiha que se encontraba en la sala. Un poco bajo de estatura, piel un poco más concentrada en color que el resto de sus familiares, de ojos y cabello negro. Finalmente, vestía vestimentas del mismo estilo que los demás.
    - Ese Senju… - Suspiró el Uchiha, líder de dicho clan. - ¿Tanta envidia os da para qué le odiéis tanto?
    - Los ideales del Uchiha es asesinar a los Senju, de toda la vida ha sido así. – El anciano señaló a Madara. – Y tú has roto con ese…
    - Eso más que un ideal es una gilipollez. – Le interrumpió el pelinegro, cruzándose de brazos de nuevo. – Los Senju son como nosotros: personas normales y corrientes, con unas u otras habilidades… Sólo quieren paz… Además… Estoy locamente enamorado de Hashirama y nadie destruirá estos sentimientos. – Se golpeó levemente el pecho. – Ya me han arrebatado todo lo que una vez amé, ahora, no volverá a pasar…
    - ¿Y si pasa? – Cuestionó el anciano. - ¿Si nosotros matamos a Hashirama Senju?
    - Primero: vosotros, menos tú: anciano deteriorado, no podréis ni hacerle medio rasguño, eso para empezar. – Empezó a explicar Madara. – Hashirama es más fuerte que yo, que soy vuestro líder y más poderoso que ustedes juntos. – Miró, una vez más, en general. – Y segundo… - Afiló su mirada. – Pobre de aquél que trate de matar a Hashirama Senju… Él, es el amor de mi vida… Lo protegeré por encima de todo, sin importarme quiénes estén de por medio. Mataré a cualquiera que quiera arrebatarme lo único que amo.
    - Estás enfermo. – Le culpó otro.
    - Sí, estoy enfermo. – Sonrió Madara. – Enfermo de amor, algo que vosotros… Ni sentís.

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    Espero que haya sido de vuestro agrado, es sólo un relleno como otros que vendrán posteriormente.

    Me despido aquí, ¡Byee!
     
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    ke hermosho el capi :D...espero conti :)
     
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    Me alegro de que el fanfic te esté gustando Tobi, y de todo corazón espero que no te defraude :P. Traigo la conty :D así que disfrútala aunque sean o no rellenos XD.

    Advierto de que en este fanfic aparecen muchos OC.

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    Capítulo 19 Lágrimas bajo la tormenta



    Después de todo ese rato de puras discusiones, entre chantajes y tachadas de culpabilidad, Madara terminó marchándose de su casa… Su familia, ya era demasiado, inaguantable… Si lograba soportar a esa gente por cinco minutos, aún gracias.

    Tratando de alejarse lo más posible, el líder de los Uchiha corría por todas partes, ya le daba igual ir o no a las aguas termales, ya todo le daba igual… Se detuvo, en medio de una calle desierta donde sólo gobernaba el silencio… No pasó mucho rato cuando las lágrimas invadieron su fino rostro, viéndose ahora triste, teniendo un gran parecido a un mar de agua salada.

    Continuó corriendo mientras lloraba y sollozaba. Desesperado, corría sin destino alguno… Sólo deseaba perderse entre las calles de Konoha, no deseaba ser encontrado. Pronto, el cielo oscuro de la noche se nubló, anunciando que una terrible tormenta de rayos y centellas se desataría en cualquier momento. Un frío viento se hizo presente y ponía la carne de gallina a todo ser que no estuviera resguardado en un sitio caliente.

    A la media hora, heladas gotas de agua cayeron como si de un diluvio se tratase. Las calles de la conocida Aldea Oculta entre las Hojas, se inundaron, volviendo el suelo resbaloso, dispuesto a hacer caer a todo ser que no tuviese cuidado y, como consecuencia, hacerle comer el piso.

    Entre una de esas calles, Madara seguía corriendo, aún llorando y sin cansarse. Con las manos en el rostro, trataba inútilmente de secar sus saladas y amargas pero abundantes lágrimas de su cara. Odiaba a su familia, se odiaba a sí mismo… Odiaba el día en que Tobirama Senju le arrebató al único hermano que le quedaba y que él: Madara Uchiha, no pudiese vengar dicha muerte… Todo, para no ocasionarle un intenso sufrimiento a su amado Senju, quien, por otra parte, desde la habitación de su casa, miraba preocupado el clima…

    No se lo pensó dos veces y salió de la casa.

    - ¡Hashirama, espera, es peligroso salir con este temporal! – Le chillaba Tobirama desde la entrada de la Mansión del Clan Senju, en un intento de detener a su hermano mayor, sin embargo, sólo obtuvo nulos resultados.

    Hashirama hizo caso omiso del albino y se alejó a la lejanía, perdiéndose de la vista de su hermano pequeño… No le importaba si se mojaba, pero él había prometido encontrarse con Madara, al cual, buscaba. Cruzó varias calles, varias esquinas, corría de un lado a otro, se tropezaba una y mil veces y se levantaba otras tantas… Pero nada, no lograba hallar al Uchiha de su corazón…

    Escuchó como los truenos resonaban por todos lados, era claro que el cielo estaba triste… Y eso, hizo que un recuerdo invadiera su mente en esos momentos…

    Flashback



    - El cielo se ve amenazante… - Habló Madara, observando como el cielo se nublaba de repente, creando nubes concentradas de un color gris oscuro que casi parecía negro.
    - ¿Si, no? – Hashirama miró hacía la misma dirección y luego, de nuevo al otro.
    - Siempre he pensado que el cielo es el más puro reflejo de mi corazón… - Explicaba el Uchiha mientras se llevaba la mano al pecho. – Si me siento alegre, el cielo está soleado. Si me siento tranquilo, hace buen viento y un agradable ambiente… Si estoy eufórico, hace calor… - Suspiró y se tumbó de lado, dándole la espalda al castaño. – Pero si estoy triste, el cielo se nubla, si estoy deprimido, empeora y entonces, se pone a llover a mares…


    (...)



    Sin duda alguna, si el cielo estaba en esas circunstancias, eso podría significar que su amado Madara estaba realmente triste… Y eso, sólo significaba una cosa: el Clan Uchiha, era el culpable… En varias ocasiones, su amado pelinegro le había comentado que ni su propia familia confiaba en él, y eso, en cierto caso le ponía triste, porque no podía cumplir con la última voluntad de su hermano Izuna, del cual, aún no había superado su muerte…

    Le daba tanto coraje que todo lo malo siempre le ocurriese a su pequeño Uchiha… ¿Por qué razón, el destino le hacía tantas atrocidades…? Primero la muerte de su madre: Fumie Uchiha, luego el odio y el desprecio de su padre: Tajima, más tarde, la expulsión de su hermano pequeño: Kyuhyun y por si fuera poco, la desaparición de Obito, el más pequeño…

    La muerte de Izuna fue lo que culminó la paciencia de Madara… Lo que culminó con todo él… Esa muerte lo tenía muy afectado, era incapaz de superarlo solo y no lo lograba debido a que sus familiares Uchiha no hacían otra cosa que empeorar su situación y sobretodo, traumar aún más su delicada mente.

    Fue cuando, al cruzar en una esquina de una calle de la aldea, se chocó con una persona y cayó de culos al suelo, sintiendo este último frío y mojado por el agua de la tormenta. Hashirama se quejó levemente por ese golpe y se disculpó por no poner atención a su entorno… Hasta que, al mirar con quien se había chocado, se quedó atónito pero reaccionó enseguida.

    - ¡Madara, al fin te encuentro! – Habló el Senju rápidamente, viendo a su amado pelinegro en el suelo por haberse chocado con él y con las manos en su rostro. – Me tenías… - Calló al ver los rojizos e hinchados ojos del Uchiha, impregnado en lágrimas que directamente, perdieron su transparencia y adquirieron el tono escarlata típico de la sangre...

    Las lágrimas de sangre que siempre simbolizaban un intenso y enorme dolor…



    - Pe- perdón… - Tartamudeó Madara, mirando a Hashirama. – E- es culpa mía…
    - ¿Por qué lloras? ¿Estás bien? ¿Te pasó algo malo? – Cuestionaba el castaño, mirando preocupadísimo al Uchiha… Se le partía el alma verlo sufrir y más de aquella forma tan intensa. – Ven, vamos a un lugar seguro.
    - Hashirama… Yo… - Trató de decir antes de caer en el pecho del recién nombrado… Se había pasado tanto rato corriendo de un lado a otro, llorando, tropezándose por resbalar en el suelo y cayendo en este y malgastando energía, que apenas se podía mantener en pie…
    - No te preocupes, ya me explicarás más tarde cuanto estés mejor. – Le sonrió comprensivamente, cogiendo a Madara en brazos. – Ahora sólo preocúpate por cogerte bien fuerte a mí.
    - Sí… - Acató el menor, rodeando el cuerpo del castaño con brazos, agarrándose con sus manos, frías y empapadas, así como todo su cuerpo, por la torrencial lluvia de aquella peligrosa tormenta de rayos y centellas.

    Hashirama, con su Kekkei Genkai del Mokuton, hizo una especie de paraguas para evitar que él y el Uchiha se mojaran más de lo que ya estaban. Empezó a caminar mientras miraba preocupado a Madara, quien tenía una expresión llena de tristeza, con un rostro impregnado por las lágrimas saladas y el agua que le había caído encima.

    Nunca antes había visto a su pequeño pelinegro en tal estado de desesperación, de tristeza, de las ganas de huir para perderse para siempre y no ser encontrado por nadie en la vida… Por si fuera poco, su cuerpo estaba frío, producto de haber perdido el calor al estar expuesto a la tormenta que descargaba toda su furia a la aldea.

    Decidió darse prisa y alejarse de la villa, tenía la clara intención de ir a la cabañita que era su lugar secreto, protegido por un escudo de chakra para evitar ser vista. Se adentró al bosque y siguió avanzando el paso, totalmente en silencio, pues Madara se mantenía callado… Su ánimo era demasiado bajo como para tener las ganas de decir una sola palabra.

    En silencio, el Uchiha dejó que las lágrimas volviesen a aparecer en sus ojos, bajando por sus mejillas, su dolor era demasiado como para ser callado de alguna manera… Iba perdiendo el norte, volviéndose loco, buscando un lugar armonioso donde el odio y las mentes retorcidas de su familia y de cualquier otra persona, no llegase a él…

    No había superado la muerte de su hermano Izuna y comenzaba a creer que realmente, él era el culpable… Culpable por no haber cuidado bien de su pequeño… Siempre era tal y como su cabeza pensaba: era incapaz de proteger a sus hermanos, a los cuales, ha perdido…

    Primero la expulsión de Kyuhyun del Clan Uchiha y enviado a quién sabe dónde… Luego la desaparición de Obito del que nadie sabe absolutamente nada… Y por finalizar y lo peor de todo: la muerte de Izuna a manos de Tobirama Senju, al cual, le tenía cierto rencor, pero era incapaz de hacerle daño alguno…

    Todo por evitar el sufrimiento de su amado Hashirama…



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    Hasta aquí llegó el cap :P, tal vez sea algo cortito pero bueno :3
     
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    TT0TT...pobre maddy!!! quiero matar a todo el clan uchiha esepto madara pero de una forma mas que dolorosa arrancando cada extremidad de sus cuerpos lentamente disfrutando su dolor 3:)...espero conti
     
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    Si es que los dos clanes son muy malos a_a, ya lo irás viendo por ti misma XD. Te traigo la conty así que disfrútala a____a

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    Capítulo 20 Hashirama Senju, el pervertido



    Para cuando quiso darse cuenta, Madara estaba tumbado en una cálida cama con sábanas y una manta que abrigaban su delicado y frío cuerpo. Parpadeó y miró su entorno, reconociendo la amplia pero humilde cabaña que Hashirama construyó para ambos…

    Seguía mirando el entorno, como si de eso le fuera la vida, sintiendo momentos después, un dulce aroma a sopa caliente… ¿Quién estaba cocinando? Dios, deseaba que le hubiesen secuestrado para matarlo y terminar ya con su sufrimiento… Decidió reincorporarse en esa cálida cama y se sentó. Notó como el frío envolvía su piel, producto de que no llevaba ninguna prenda de ropa que lo cubriese. Por alguna razón, sintió sus mejillas arder, ¿Sería acaso por vergüenza o era por qué alguien le había visto sin ropa?

    Fue entonces que vio como alguien entraba en la sala… Pues, aparte de una cocina también de madera, era la única que había… Una sala que hacía de salón y dormitorio al mismo tiempo. Debido a su tremenda borrosidad en los ojos, producto de la ceguera que le estaba produciendo como castigo del uso excesivo del Mangekyo Sharingan, no vio claramente quien era esa persona que se aproximaba hacía él.

    - Madara, deberías estar tumbado. – Habló una persona que se encontraba a su lado junto a una pequeña olla de donde salía vapor caliente, producto de una sopa que se había cocinado.
    - ¿Hashirama? – Preguntó el susodicho, mirando en dirección al castaño, que le ponía una manta encima de su torso desnudo.
    - Sí, soy yo. – Le sonrió levemente, extrañado de aquella rara actitud… Le daba la impresión que a Madara le ocurría algo con esos ojos… Pues no miraba exactamente hacía él, por más que lo intentase. - ¿Cómo te encuentras, estás bien?
    - ¿Tengo pinta de estar a las mil maravillas? – El Uchiha llevó su rostro en dirección a las sábanas, notando la manta encima de su frágil cuerpo. Rápidamente, Madara abrazó sus rodillas y se sonrojó. - ¿Qué hiciste con… Mi ropa?
    - Oh – Hashirama rió de forma avergonzada. – La he colgado en la cocina con un alambre para que se secara… Estabas empapado y no podía dejarte esos ropajes puestos…
    - Ya, comprendo… - Madara miró sus rodillas, Dios, se sentía lleno de vergüenza… ¡Su amado Hashirama le había visto sin ropa! A saber qué pensaría ahora sobre su físico…
    - Esto… - Se rascó la nuca. – Te pido disculpas si te ha molestado que te quitara la ropa…
    - Oh no, para nada… No estoy molesto… - Sonrió de forma débil. – Es sólo que… - Desvió la mirada, dándose un toque desprotegido. – Me viste desnudo y bueno…
    - ¡Estar desnudo no es delito! – No se le ocurrió otra cosa que decir para animar un poco el tenso ambiente.
    - A saber lo que habrás pensado sobre mí… - Escondió su rostro en sus rodillas tapadas por las sábanas. – “Dios que vergüenza…” – Pensó más rojo que un tomate.
    - Bueno… Esto… - Volvió a rascarse la nuca con un tono torpe. No sabía qué decir exactamente… Pero no podía evitarlo… Ver el cuerpo de Madara le había sido todo paraíso… ¿Para qué mentirse? Si no fuera por el estado de su querido Uchiha, se lo hubiese tirado ahí mismo. Gracias al cielo, no había caído en tal tentación. – No pensé nada negativo, si es eso lo que te preocupa.
    - ¡PERO ME VISTE DESNUDO DESGRACIADO! – Le chilló, señalándolo… Ya había sacado su mal carácter. - ¡CLARO CÓMO A TI NO TE HAN VISTO SIN ROPA, NO SABES LA VERGÜENZA QUÉ SE PASA!
    - Pero si tienes un cuerpo muy bonito, ¿Para qué te avergüenzas? – Le miró con una amplia sonrisa mientras acariciaba el cabello espinoso, largo y negro de Madara, el cual, se sonrojó más si se podía.
    - Porque nunca muestro mi desnudez ante nadie… No me gusta que me vean sin ropa… - Empezó a jugar con sus dedos, fruto de su timidez. – Además… - Miró de reojo al Senju. – E- es la primera vez que… - Tartamudeó, nervioso. – Que alguien me vio desnudo…
    - ¡Ajá, así qué fui el primero! – Se acercó levemente a Madara, señalándolo con su dedo índice de la mano derecha mientras, en el proceso, se sentía orgulloso de haber visto sin ropa al Uchiha, sonriendo enormemente.
    - ¡¿SE PUEDE SABER POR QUÉ RAYOS TE ALEGRAS?! – Se molestó.
    - Pues me alegro porque, como voy a ser tu esposo, he sido el único y el primero que te vio desnudo. – Hashirama se cruzó de brazos cerró sus ojos y asintió seriamente, como que eso era correcto. – Me siento muy orgulloso de ello.
    - ¡PERVERTIDO! – Le siguió chillando el Uchiha, tremendamente avergonzado… También se sentía nervioso, era como si fuera una presa siendo vigilada por su depredador y que, en cualquier momento, algo pasaría.
    - ¡No soy un pervertido! – Le recriminó, mirándole con gracia. - ¡Es la pura verdad, soy el único que te vi cómo Dios de trajo al mundo!
    - ¡Te aprovechaste de que no estaba consciente y me sacaste la ropa! – Se levantó sin pudor, a pesar de su desnudez de caderas hacia abajo. - ¡Y luego me señalas a mí de qué me aprovecho de la gente!
    - Si tú lo dices… - Le contestó Hashirama, mirando de arriba abajo ese hermoso cuerpo níveo que tenía delante de él. – Mírate, eres hermoso.
    - ¡¡CÁLLATE ENFERMO MENTAL!! – Madara se puso la manta que tapaba su torso a la cadera. - ¡¿Cómo te atreves a mirarme de arriba abajo?! – Le miró furioso.
    - ¿Quién tiene la culpa de levantarse desnudo? – Se rió, burlándose del Uchiha.
    - De mí no te burles, Senju de pacotilla. – El pelinegro le cogió del cuello de su prenda, a peligrosos centímetros del castaño.
    - Si no me estoy burlando. – Sonrió el susodicho, mirándole con gracia.
    - Mentiroso, no te creo. Te estás burlando de mí. – Le replicó.

    Sin embargo, Madara seguía replicando ante las contestaciones de Hashirama, quien miraba el torso desnudo del Uchiha… Aunque estaba a centímetros del más pequeño por tres meses, Hashirama era capaz de sentir el dulce aroma que desprendía la piel del otro.

    Madara seguía echándole los trastos a la cabeza al Senju, literalmente. Sin embargo, el Uchiha calló al darse cuenta que había caído en el juego de Hashirama, quien ahora se encontraba encima del líder de dicho clan y el cual, su rostro competía con el color de los tomates. Instintivamente, Madara puso sus manos y brazos por delante de su pecho, sintiendo como toda su piel se erizaba ante el frío contacto con la madera. Hashirama le miraba divertido, siempre le ganaba…

    - Me encanta verte de esa forma… - Comentó el castaño al ver la timidez del Uchiha mientras ofrecía contacto físico al ir apegando su cuerpo con el otro.
    - ¡Qu- quítate de encima! – Tartamudeó Madara muy tímido, con un enorme sonrojo en sus mejillas y de forma nerviosa.
    - Madara. – Le llamó el Senju.
    - ¡Ya quítate, me estoy muriendo del frío! – Se quejó el susodicho.
    - “Muy bien, sigue pasando de mí” – Pensó Hashirama, acercándose al cuello tentador del menor.
    - ¿Ha- Hashirama…? – Se extrañó el Uchiha, tartamudeando, todavía. - ¡Hm…! – Cerró los ojos instintivamente y se llevó el dorso de la mano izquierda a la boca para ahogar un gemido al sentir los cálidos labios del Senju en su cuello, una de las partes más sensibles del pelinegro, quien apretaba con fuerza el pecho del castaño con su mano derecha.

    Hashirama, dándose el lujo de explorar ese virginal cuello, disfrutaba de la nívea pero cálida piel del Uchiha, que apretaba su pecho con su mano derecha mientras que con el dorso de la otra, ahogaba los gemidos que amenazaban con salir de su boca mientras su frágil cuerpo reaccionaba teniendo mil y un escalofríos… Era increíble con que intensidad, su cuerpo reconocía el otro del Senju, el cual y tras varios minutos, miró a Madara después de dejarle una marca en el cuello de este.

    - I- idiota… - Tartamudeó el pelinegro que yacía debajo de él.
    - Tu piel es realmente suave… También muy delicada… - Sonrió el castaño.
    - ¡Cállate! – Le ordenó. - ¡¿Cómo te atreves a profanar mi cuello?!
    - Ya profané tus labios más de una vez, además… - Se acercó a los labios de Madara. – Si dentro de poco vas a ser mío… ¿Qué importa que disfrute un poco?
    - ¡Aparta, pesas mucho! – Trataba de tirar el castaño hacia atrás al sentir como su cuerpo era presionado, causando cierta excitación “allá” bajo. – Me vas a ahogar y me partirás las costillas.
    - ¿Y no será por otra cosa? – Hashirama le miró de forma pícara, sabía bien que Madara se sentía excitado, era más que obvio, pues el castaño estaba presionando un poco su cálido y virgen cuerpo. Además… Él no estaba en unas circunstancias muy diferentes…
    - Sabes que perder la virginidad antes del matrimonio, es de muy mala vista… - Le echó en cara. – Tú mismo dijiste que nada de temita hasta que estemos formalmente juntos, así cumple con tus palabras, Senju pervertido.
    - Yo no pretendo hacerte el amor ahora mismo. – Se rió divertido. - ¿O es qué lo estabas esperando?
    - ¡ESTÁS ENFERMO! – Le chilló muy molesto.
    - Aunque para ser honesto… - Sonrió y se puso a la altura del oído de Madara. – Estoy bien ansioso por ti.
    - ¡ESTO ES EL COLMO! – Madara se hartó y empujó a Hashirama hacia atrás, empotrándolo sin delicadeza contra el suelo y el Uchiha, levantándose mientras mantenía la manta sujetada a su cadera. Le señaló, con una expresión de pocos amigos. - ¡SE ACABÓ, ME LARGO DE ESTA CABAÑA ANTES QUÉ SER VIOLADO POR TI!
    - ¡O- oye! – Se apresuró a decir y al ver como Madara estaba a punto de salir por la puerta, el Senju lo abrazó por la espalda, sonriendo. - ¿Pretendes salir sin ropa? Qué bueno…
    - Mierda… - Se llevó la mano a la cara. – Se me olvidó…
    - Anda, quédate conmigo. – Le besó la nuca con cariño. – Sabes que sólo estoy de broma, ¿Cómo iría a obligarte a algo qué tú no deseas?
    - ¿Por qué será que no te creo ni un pelo? – Le miró de forma sospechosa mientras notaba como el Senju vulgarmente ponía sus cálidas y morenas manos encima de su cadera, por debajo de la manta. – Estás peor que un gato en celo…
    - ¿Ya no puedo tocar ni tu piel? – Le miró como perro abandonado. – Que tacaño estás últimamente.
    - ¡¿Tacaño yo?! – Le replicó rápidamente, mirándole de reojo. – Si me estás toqueteando por todas partes, ¡¿Encima el malo soy yo?! ¡Tiene guasa la cosa!
    - Sabes tan bien como yo que te gusta que te acaricie – Hashirama sonrió comprensivamente. – Y me parece normal, te estresas con facilidad y los masajes te vienen bien.
    - No me hables de estrés… Si no me da un ataque al corazón por mi familia, aún gracias… - Bufó molesto. Luego, tembló levemente al sentir una pequeña brisa de aire frío sobre su piel nívea, sintiendo como esta se erizaba. – Arg, ni loco salgo yo de aquí. – Se acurrucó al pecho del castaño, sintiéndose más cálido. – Permíteme usarte de manta.
    - Jeje, menudo morro tienes. – Se rió, para luego, envolver a Madara en una gran manta, tapando totalmente su cuerpo y depositando al Uchiha encima de la mesa. – Bien pues, si me permites tú a mí, debo volver a calentar la sopa que te preparé, se ha enfriado… - Cogió la pequeña olla y se encaminó a la cocina.
    - ¿Me preparaste sopa? – Madara alzó sus cejas sorprendido, una vez más, sus mejillas se convertían en semáforos rojos. Cabe decir que aquél detalle de preparar la comida, le había gustado… ¿A qué glotón no le gustaba que le preparasen la comida? Rápidamente, saltó de la mesa y caminó hacia el contorno de la cocina, mirando con una hermosa sonrisa llena de calidez a Hashirama. – Hashi… Esto… ¿Me preparaste la comida, hablas enserio? – Se mostró tímido, llevándose el dedo índice de la mano derecha a sus labios.
    - Por supuesto que sí mi querido Madara-chan. – Hashirama le miró de reojo, con una enorme sonrisa. – Con el tiempo que hace, ¿Cómo iba a dejar qué no comieras nada? No soy tan irresponsable.
    - Jeje. – Rió tímidamente y se adentró a la pequeña sala que tenía como nombre cocina. Luego, Madara puso su frente en la cálida espalda de Hashirama mientras que con sus manos, mantenía la manta sujetada para abrigarse. – Me siento feliz que cuides de mí… No quisiera abusar de tu confianza y de tus sentimientos…
    - No abusas en nada, mi cielo. – Hashirama se giró y abrazó al Uchiha. – Me gusta cuidar de todo el mundo, pero especialmente me gusta cuidar de ti. – Le acarició el mar de espinas que tenía como cabello. – Tienes el pelo muy largo, ¿Cuándo piensas cortártelo?
    - ¿Quién habló de qué me lo iba a cortar? – Alzó sus cejas sorprendido. – Me gusta como tengo el pelo, no pienso dejar que me lo corten… - Infló levemente sus mejillas en señal de protesta.
    - Como quieras. – Sonrió, besando su frente con cariño. – Es una pena que no traiga ropa extra para que te la pongas… No debe de ser muy cómodo ir solamente con una manta que te cubra…
    - Mientras no trates de abusar de mí, me conformo. – Sonrió, provocando una risa torpe en Hashirama.

    Los truenos seguían haciéndose presentes, causando un enorme estruendo en toda el área, ensordeciendo cualquier sonido que no fuese procedente de la electricidad del cielo… Madara, desde la ventana de la cocina, miró atemorizado la tormenta.

    - ¿Le tienes miedo a estas tormentas? – Habló Hashirama.
    - ¡¿Yo miedo?! – Le miró, sonando como el típico “tipo duro” - ¡Por supuesto qué no!
    - No trates de hacerte el fuerte, le tienes miedo a estas tormentas. – Le acarició la cabeza, haciendo que el otro bajase la cabeza - ¿Puedo preguntar los motivos?
    - ¿Para qué? Ya los conoces… - Susurró.

    Hashirama suspiró… Odiaba cuando se formaban esos tristes momentos entre los dos… Aunque… ¿Quién mejor qué un loco cómo él para animar las cosas? Fue entonces que sintió el olor a quemado, al igual que Madara.

    - ¿Algo se está… Quemando? – Comentó el Uchiha, por dicho olor.
    - ¿Si no? – Dudó Hashirama, por el mismo tema.

    Ambos se miraron extrañaron, parpadearon al unísono y al mismo tiempo, miraron el eje del problema: la sopa… Se sintieron el “cantar” de los grillos hasta que…

    - ¡IDIOTA LA SOPA SE TE ESTÁ QUEMANDO! – Chilló Madara, como siempre solía ser él: alterándose por nada.
    - ¡PERDÓN, PERDÓN! – Se disculpaba el Senju al instante. - ¡YA LO ARREGLO, YA LO ARREGLO!
    - ¡REALMENTE ERES UN IRRESPONSABLE! – Le señaló.
    - ¡MIERDA, MIERDA, ESTO ESTÁ QUÉ ARDE! – Decía Hashirama tratando de coger la olla con nulos resultados.
    - ¡ESO ES LO QUÉ ARDE! – Señaló Madara a dicho artefacto.
    - ¡ES QUÉ A ESO ES A LO QUE ME ESTOY REFIRIENDO! – Le miró.

    Después de seguir chillando como un par de locos diciendo meras estupideces, Hashirama logró arreglarlo todo y de nuevo, empezó hacer otra sopa… Por suerte había algunas sartenes y ollas que utilizar para hacer la comida…

    - Desde luego… - Bufó Madara, sentado encima de la mesa de la cocina y por si fuera poco, abierto de piernas tan tranquilo. – No vales para cocinero.
    - Ha, ha, mira que gracia me hace. – Le replicó Hashirama con sarcasmo en su voz, pero fue mirar al Uchiha y quedarse embobado. – Habló el que le gusta seducir…
    - ¡Pervertido! – Madara al instante cerró sus piernas y se tapó completamente, sonrojándose. - ¡¿Por qué siempre tendrás que mirar en dónde no debes?!
    - ¿Por qué eres insinuante? – Se rió el Senju. - ¡Jajajajajaja!
    - Como te de un sartenazo verás cuanto te vas a reír. – Le asesinó con la mirada. Calló al sentir sonar su estómago, quien pedía a gritos algo de comida. Madara se llevó la mano al vientre, más sonrojado que antes.
    - Veo que tu estómago no está de tu parte. – Hashirama se volvió a reír. – Yo no valdré para ser cocinero pero al menos tu cuerpo agradecerá algo de comida caliente, verás que así no tendrás más frío una vez que comas algo.
    - Ese es el principal problema de los glotones como yo. – Se cruzó de brazos, pero cogió la manta rápidamente antes de que esta cayera totalmente, dejándolo expuesto a la vista del Senju. – Necesitamos comer más que otros.
    - Lo sé, lo comprendo. – Hashirama se acercó hasta quedar enfrente del pelinegro. – Yo antes también era un glotón.
    - ¿Y ahora no? – Se extrañó Madara, mirando a Hashirama.
    - No, ahora ya no. – Se rascó torpemente la nuca. – Entre los problemas que hubieron entre nuestros clanes y los asuntos de Konoha, pues… Perdí la costumbre.
    - Comprendo. – Se enserió. – Vigila que la sopa no se te vuelva a quemar, que te conozco. – Le miró de forma sospechosa. - Ya se te quemó una vez – Dijo señalando la olla. – Se te puede quemar de nuevo si te sigues distrayendo.
    - No te preocupes tanto por la sopa, esta vez tendré más cuidado. – Sonrió el castaño, volviendo a rodear con sus fuertes brazos, la cadera del más bajito. – Además, también tengo que mimarte, sé que te gusta.
    - ¡No me trates cómo si fuera un niñato! – Le replicó Madara, molestándose. – Ni que fuese un necesitado de amor. – Se cruzó de brazos, girando su cara.
    - Pues yo creo que sí necesitas amor. – Hashirama, con mucha ternura, acariciaba la mejilla izquierda del otro, notando cálida esa nívea piel. – Y mucho amor es lo que te pienso dar, Madara. Es hora de que seas feliz después de tantas desgracias
    - Lo que pasó, pasó y atrás se quedó. – Bajó la mirada el susodicho.
    - Pero Madara, has sufrido en exceso… - El Senju se mostró preocupado. – Creo que ya ha sido más que suficiente el derrame de lágrimas.
    - Hashirama, yo… - Trató de decir el Uchiha.
    - Por favor, Madara. – Le interrumpió el mencionado. – Olvidémonos del pasado, de nuestras desgracias… - Decía mientras acomodaba mejor la manta del pelinegro sobre el cuerpo de este. – Centrémonos únicamente en ser felices, los dos juntos.
    - Para ti es fácil decir las cosas… - Susurró Madara, con una expresión llena de tristeza. – Tú al menos, tienes la suerte de tener a un hermano, pero… ¿Yo? – Se llevó la mano izquierda a su pecho desnudo. – Yo no tengo hermanos a los cuales proteger, no tengo padres a los cuales amar y no tengo familia en la cual confiar…
    - ¿Y yo, Madara? – Habló el castaño. - ¿No cuento para ti? – Cuestionó, comprendiendo ese inmenso sufrimiento en su amado Uchiha.
    - No me mal interpretes, por favor. – Le miró de forma apenada, sonriendo débilmente segundos después. – Sabes que eres lo más importante para mí, pero lo que me pides es imposible… - Una vez más, bajó la mirada. – No puedo olvidarme de mi madre, tampoco de Kyuhyun y Obito, mis hermanos más pequeños… - Suspiró de forma pesada. – Mucho menos de Izuna…
    - No te pido que los olvides. – Hashirama abrazó a Madara, proporcionándole la calidez procedente de su cuerpo. – Lo único que te pido, es que seamos felices los dos juntos, Madara. – Mientras mantenía al pelinegro apegado a su cuerpo con su mano izquierda, con la otra acariciaba el largo y espinoso cabello negro del otro. – Yo entiendo y comprendo que no puedas olvidar a tus seres queridos, no te voy a obligar ni mucho menos, pero sólo quiero decirte que no tienes que soportar toda esa carga tú solo, me tienes a mí, aquí, a tu lado… Quiero hacerte saber que cuentas conmigo para todo, Madara. – Tras esas palabras, Hashirama besó la frente del susodicho, quien se mantenía abrazado al Senju.
    - Gracias… Hashirama. – Le agradeció el Uchiha, quien miró al más alto con cierto sonrojo en sus mejillas.
    - Sabes que por ti, haré todo lo que sea necesario para que permanezcas a mi lado – le sonrió el susodicho, de forma tierna. – Te amo, Madara. Jamás lo dudes. – Se acercó al mencionado, hiendo en busca de aquellos finos labios que había sellado más de una vez.
    - Jamás lo dudaría, Hashi-kun. – Entrecerrando los ojos ante la cercanía con el castaño, Madara se fue acercando a los labios de este último mientras, tímidamente, se agarraba con su mano derecha, en el hombro del mismo sentido que el del Senju y con su mano izquierda, al pecho del otro.

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    ¿Y bien? ¿Cómo estuvo? Quería hacer algo gracioso así que C:

    Edited by Ikki_Tenma - 1/6/2015, 00:18
     
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