Un viaje hacia la vida: Epílogo

Autora: Zafy (NC-17) - DRARRY

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  1. Kari Tatsumi
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    Holas, queria pedirles mil disculpas por la demora en subir los capitulos pero con la sobrecarga laboral de fin de año casi no me doy tiempo de subirlos, asi que como me quiero hacer perdonar hoy subo 2 capis de este fic y anunciarles que el proximo año empiezo a subir una de las sagas mas conocidas del HP slash en español, hablo de la saga de "Ojos Grises" de Crazyfantasia, quien lindamente me dio el permiso de subirlo, es una saga AU sin magia muy bella, estoy segura que les gustara. Asi que ya no les fastidio más y les dejo los capis 12 y 13 de "Un viaje hacia la vida" de la grandiosa Zafy.




    CAPÍTULO 12



    Durmieron toda la mañana, habían llevado a Tobby a la guardería al volver de su paseo y habían regresado al hotel a descansar, ambos se sentían agotados y un extraño silencio se había instalado entre ellos. Draco se sentía demasiado abrumado por la confesión de Potter, no había esperado que su relación llegara a ese punto, además estaba el otro asunto: Potter le gustaba, no lo había notado hasta esa madrugada, en que él se había mostrado tan abierto, cuando había querido retribuir al beso, cuando había querido abrazarlo y amarlo... Se dio una vuelta más en la cama, sabía que era cerca del medio día, pero no se animaba a ponerse en pie, y menos en hacer algo que despertara a su compañero de cuarto, había sido una noche muy intensa y lo correcto era dejarlo descansar.

    Por su lado, Harry permanecía con las sábanas cubriéndole la cabeza, con los ojos cerrados y obligándose a seguir durmiendo, a no pensar en Draco, a sólo unos metros de él, vistiendo sólo su delgado pijama. Sabía que sus deseos eran inapropiados, Malfoy se había portado muy bien con él, lo había rescatado, ayudado y cuidado, pese a todo no había tratado de librarse de él, al contrario, incluso había aceptado agregar a Tobby a su viaje, y el querer acostarse con él no era la forma correcta de pagar aquello. Tal vez el chico tenía razón y debía tratar de salir un poco más, ese chico, aquel turista que lo había saludado en el lobby, se veía bastante interesado, y era guapo, seguramente que Malfoy lo animaría a que le hablara e incluso le daría dinero para que salieran.

    —Ya son las dos de la tarde —dijo Draco, mucho rato después, cuando notó que Potter estaba despierto, le causó gracia que ambos hayan estado tratando de respetar el sueño del otro.

    —¿Las dos ya? —preguntó Harry, sentándose y mirando hacia Malfoy, que estaba sobre la cama, algo despeinado y luciendo más descansado.

    —Tengo hambre, no desayunamos, creo que sería buena idea almorzar algo...

    —Primero una ducha —pidió Harry, poniéndose en pie.

    —Claro, primero una ducha. ¿A dónde te apetece ir?

    —¿Al baño? —preguntó Harry, jalando la ropa que usaría ese día.

    —Bobo —replicó Draco, negando con la cabeza —, me refiero a almorzar.

    —No es mi culpa que no preguntes adecuadamente.

    Draco entrecerró los ojos y Harry sonrió ampliamente, antes de cerrar la puerta del baño.

    *O*O*O*



    No fue hasta que se sentaron en el comedor del hotel que ambos notaron lo hambrientos que estaban, devoraron todo lo que les sirvieron en silencio, apenas haciendo algún asentimiento o comentario acerca de lo rica que estaba la comida. Para el postre Draco pidió una tartaleta y Harry un pastel de chocolate, y no les pareció extraño intercambiar platos a la mitad.

    En cuanto salieron del hotel pudieron ver nuevamente el autobús de turistas de la noche anterior, el chico que había saludado a Harry antes pasó al lado de ellos y le sonrió ampliamente; Harry, algo sonrojado, retribuyó a la sonrisa, antes de alejarse junto a Draco por la avenida.

    —Tal vez deberías quedar con ese chico alguna noche —comentó Draco, una vez estuvieron ambos en el taxi que los llevaría a los campos Elíseos, habían decidido dejar el resto del tour por Paris mágico para el día siguiente, cuando dispusieran del día completo.

    —Quizá lo haga —se encogió de hombros Harry, algo dolido de que Draco le hiciera esa recomendación.

    —¿En serio? —preguntó Draco, francamente sorprendido, una cosa era imaginar que Potter ligara con alguien más y otra era escucharlo decir que estaba dispuesto a hacerlo; pese a eso se obligó a sonreír y a tratar de animarlo.

    —No lo sé —suspiró Harry, mirando hacia la calle, poco interesado en el tema.

    —Si lo que necesitas es dinero...

    —No necesito tu dinero —interrumpió Harry, bruscamente, girándose para ver a Draco, que tenía una expresión sorprendida.

    Draco, no queriendo volver a las discusiones de antes, se encogió de hombros, quitándole importancia al asunto.

    —Me lo podrás devolver luego, cuando regresemos a Inglaterra, después de todo, no es tu culpa que te haya sacado de allí sin pensar en que tal vez necesitarías algo de dinero.

    —Lo siento —masculló Harry, mirando hacia la ventanilla nuevamente —, no es tu culpa cruzarte conmigo cuando andaba medio... loco.

    —Ya.

    —Además, había pensado que tal vez lo podría invitar a la habitación, digo, si es que no te molesta. No sé si es que su habitación será adecuada y no me animo a salir a ningún lado, ya sabes que los bares y eso no son para mí y...

    —Pero podrías tomar una cerveza sin alcohol —animó Draco —, no saben mal y después de todo... no tienes que estar pegado a mí para siempre, puedes salir por tu lado de vez en cuando —agregó, recordando las palabras del medimago Marton.

    —Ah… claro —aceptó Harry, algo dolido, no imaginaba qué haría al volver a casa, o cuándo sería eso, pero se le hacía extraño imaginar una realidad en la que él y Malfoy no estuvieran juntos, como ahora. Tal vez era eso, se había acostumbrado a estar con él y por eso sentía todas esas cosas extrañas.

    —Vamos, ¿por qué no le hablas?, tal vez él te proponga ir a su habitación.

    —Cierto —Harry se encogió de hombros, y a pesar de que ambos sonreían, se encontraban perdidos en sus pensamientos y sentimientos.

    Llegaron hasta la entrada de los Campos Elíseos y el taxista intercambió un par de palabras en francés con Draco, mientras éste le pagaba la tarifa.

    —Deberíamos tomar fotos —sugirió entonces Draco, mirando hacia los grupos de turistas que sonreían para las cámaras.

    —¿Fotos?

    —¡Claro! —Draco sonrió un poco más —Allí hay una tienda, seguro que tienen alguna cámara.

    —Pero no será una mágica.

    —Oh, es cierto, pero no importa, es decir, qué más da si es o no mágica, estoy seguro que nos permitirá tomar fotografías de todas maneras.

    Harry torció el gesto, pero aún así lo siguió hacia la tienda, en el interior había un montón de televisores, reproductores de DVD y equipos de sonido. Se quedó a un lado, mientras escuchaba a Draco hablar en francés con uno de los encargados, hasta que escogió una cámara de fotos, parpadeó sorprendido cuando una luz lo cegó por un instante, mientras Draco soltaba una carcajada divertida.

    —Me dejarás ciego.

    —Más ciego querrás decir —se burló Draco, mientras manipulaba la cámara y le enseñaba en la pantalla la imagen que había capturado, Harry no pudo evitar soltar también una carcajada al ver su expresión sorprendida.

    —Tendrás que entregarme esa fotografía —regañó Harry, mientras ambos regresaban a la calle, rumbo a los campos Elíseos.

    —Por supuesto, te daré todas las fotografías, así recordarás esto.

    —No me gustan mucho las fotografías, ¿sabes?

    —Ya lo sé... pero esto es diferente, yo pienso que la estamos pasando bien —explicó Draco, mientras Harry le quitaba la cámara de las manos.

    —Sí, eso es cierto, tal vez tengas razón, estas fotografías serán diferentes —asintió Harry, antes de disparar la cámara hacia Draco.

    —Esa luz podría cegar a alguien —refunfuñó Draco, frotándose los ojos y empezando a sentir un pequeño dolor de cabeza en la sien. Se maldijo por su debilidad, pero no la demostró, arrebatándole la cámara a Harry.

    —¡Qué engreído!

    Draco rió nuevamente, y ambos entraron al fin a los Campos Elíseos. Se pasaron el resto de la tarde tomando fotografías y riendo, conversando de cosas triviales y simplemente disfrutando de la tarde, consiguieron que una pareja de ancianos les tomara una fotografía juntos, a cambio de que ellos también le tomaran una a la pareja.

    Cuando volvieron al hotel ya estaba oscureciendo y sabían que estaban con el tiempo justo para llegar a la función de Mouling Rouge, cuyas entradas Draco había conseguido antes de salir de hotel.

    —¿Qué tal si bajas y le pides al recepcionista que nos consiga un taxi? Ya estamos realmente tarde —pidió Draco, cuando Harry estuvo ya vestido para salir.

    —Claro —Harry asintió y luego de despedirse de Tobby, salió hacia el lobby. Draco lo observó marcharse y entonces dejó de sonreír, apretándose la frente con fuerza y sentándose sobre la cama, lo sobresaltó el sentir sobre las piernas un empujón, pero se dio cuenta que se trataba de Tobby, que había llegado hasta su lado y había recostado la cabeza sobre sus rodillas.

    —Hey —saludó, palmeándole la cabeza y empezando a sentirse un poco mejor, aunque la sensación de tristeza que se había instalado en su pecho desde la noche anterior no se iba.

    Se obligó a tomar las pociones para la noche y para evitar los dolores de cabeza, cada día las cantidades que tomaba iban en aumento, y aún así había momentos en que no podía dejar de sentirse enfermo, al menos Potter no lo notaba y eso era bueno.

    Bajó por el ascensor, arreglando su chaqueta oscura en el camino, y cuando las puertas se abrieron en el primer piso, algo se apretó en su pecho, mientras observaba a Potter junto a ese chico en uno de los sofás del lobby y conversando animadamente. Se quedó quieto, recordándose que era lo correcto, dejar que Potter se recuperara por completo, que interactuara por iniciativa propia con otras personas, que riera de la manera en que reía con ese chico...

    Harry observó a Draco desde el otro lado de la sala y levantó una mano, llamando su atención, mientras el turista, se ponía en pie.

    —Aquí estás —saludó Draco, ensayando una de sus mejores sonrisas y alcanzándolos.

    —Sí, Draco, este es Jack —presentó Harry rápidamente.

    —¿Draco? Qué curioso nombre.

    —Lo sé —saludó Draco, apretando su mano y mirándolo a los ojos, si hubiera tenido un poco más de tiempo hubiera practicado con él legeremancia, para ver qué clase de persona era.

    —Justo Jack me estaba contando que ayer estuvieron en el Mouling Rouge, y que es un show fantástico —continuó Harry, mirando hacia Draco.

    —Y lo es, se divertirán un montón —animó Jack.

    —Eso espero, pero debemos irnos ahora mismo si es que queremos llegar a tiempo.

    —Claro, un gusto, Draco, nos vemos mañana, Harry —se despidió Jack, dándole un apretón de manos a cada uno.

    —He pedido el taxi, está en la puerta esperándonos —se apresuró a explicar Harry en cuanto el chico, sonriendo y mirándolo sobre el hombro, se alejó.

    —Genial.

    Ambos se metieron en el taxi y estuvieron callados por un momento, mientras avanzaban por las abarrotadas calles de Paris, hasta que Harry se animó a hablar:

    —He quedado con él mañana.

    —Lo he notado. ¿A qué hora?

    —A las ocho, me comentó que debe levantarse temprano, pues recorrerán algunos museos mañana en la mañana, y al día siguiente partirá a un tour que se llama la Ruta de los castillos de Francia; empezarán con el Palacio de Versalles, seguirán con "Francia en Miniatura", allí se quedaran a dormir y luego irán al Castillo de Malmaison, parece agradable...

    —Claro... conozco la historia, esos castillos están llenos de fantasmas —explicó Draco, poco interesado en realidad en el plan turístico de Jack.

    —Me ha dicho que su grupo saldrá de fiesta mañana en la noche, pero que a él no se le antoja, que podemos tomar algo en el bar del hotel y luego... —Harry se mordió el labio, interrumpiéndose.

    —¿Es decir que directo al punto?

    —Más o menos, no tan practico como lo haces sonar, pero sí, es lo que ha insinuado: que quiere pasar la noche conmigo… o parte de la noche al menos.

    —Pero eso está bien, es decir, eres consciente de que parten en un par de días y nosotros también, no creo que hacia el mismo sitio.

    —Por supuesto, pero me ha dicho que podemos ir en su Tour, tú y yo — aclaró ante la mirada escéptica de Draco —, que hay sitio de sobra y que si pagamos la tarifa, el guía no tendrá problemas en agregarnos, por lo menos para ese paseo, ya en Madrid unas chicas subieron a unos chicos.

    —Ah...

    —Pero no le he dicho que sí, le he comentado que tenemos a Tobby, el cual le parece amenazador, dicho sea de paso, y que estamos en auto...

    —¿Tú quieres hacer el tour? —preguntó Draco, sin mirarlo a la cara y fingiendo que el paisaje se le hacía interesante.

    —No lo sé... He hablado un poco con él y parece interesante, pero no quiero obligarte a...

    —Podrías ir solo —le interrumpió Draco, no creyendo lo que decía —, es decir, si tú quieres, yo me quedo cuidando a Tobby y tú puedes ir y volver al día siguiente...

    —Pero...

    —Deja de preocuparte por el dinero, ya te he dicho que está hecho para gastarse, ¿y qué mejor que de esta manera?, además, lo puedes agregar a tu lista de préstamos, cuando regresemos a casa me lo podrás devolver.

    —¿De verdad dejarás que te pague?

    —¿Por qué no?

    —No lo sé... ya me has dicho que sí, pero te conozco y... —Harry se interrumpió, ¿realmente conocía a Malfoy?

    —Si me conoces tanto, sabrás que no dejo de cumplir mis promesas, y te prometo que te dejaré pagarme cuando volvamos a casa.

    Harry asintió lentamente, mientras el vehículo se detenía delante de lo que definitivamente era el Mouling Rouge.

    —Vaya... —exclamó Draco, mirando hacia el enorme teatro, habían pasado de día por allí, pero nunca de noche, con la gente entrando y las luces encendidas.

    —Se ve muy interesante.

    —Ya lo creo… vamos, tenemos el tiempo justo para entrar —lo apuró Draco, jalándolo de un brazo, por un instante pensó en que Potter protestaría, como había hecho antes, pero eso no ocurrió, el chico se dejaba llevar de su brazo sin ningún problema.

    Draco había comprado las entradas que incluían cena y una botella de champagne, un acomodador los llevó hasta su mesa, bastante cerca del escenario y les dijo que la cena se serviría en unos minutos, antes de que el show iniciara. Harry se pidió una botella de agua mineral, ya que no era recomendable que tomara champagne, pero animó a Draco a que bebiera, después de todo él había pagado las entradas.

    La cena era bastante reducida y Draco, algo nervioso por los sentimientos hacia Potter, bebió un par de copas de champagne antes de que el telón se levantara. Luego de que una voz en off les advirtiera que apagaran los teléfonos móviles y que no podían tomar fotos, el espectáculo inició.

    Draco continuó bebiendo lentamente, mientras junto a Potter disfrutaba del espectáculo, fascinado y maravillado por la cantidad de luces, por las canciones y la música.

    Estaban sentados uno junto al otro y Harry podía percibir, en esa oscuridad, la presencia de Malfoy perfectamente, sus brazos se rozaban ocasionalmente y en algunos momentos ambos volteaban a mirarse, sonrientes y contentos por lo que estaban viendo. Aquello sólo logró confundir más a Harry, que no dejaba de darle vueltas a los sentimientos que tenía hacia Malfoy. Era guapo, no podía negarlo, aún bajo las tenues luces podía ver su perfil aristocrático y la forma como su cabello largo le caía de manera desordenada sobre los hombros, había crecido un buen tanto desde que se cruzaron en la carretera y Harry se preguntaba si es que acaso se lo pensaba cortar, si Malfoy le preguntaba, le pediría que no lo hiciera, pues le daba un aspecto desenfadado y relajado que iba muy bien con él.

    Draco empezó a sentirse algo mareado a mitad del segundo acto, pese a eso no se quiso mover de su sitio para buscar ningún baño donde beber su poción, pues la idea de seguir junto a Potter, en medio de esa oscuridad, se sentía bastante bien. Culpó al exceso de alcohol, a la oscuridad y a las semanas de abstinencia que tenía, por la forma en que su cuerpo reaccionaba a la cercanía de él, sin embargo, algo muy diferente al deseo se agitaba en su pecho cuando lo veía sonreír y aplaudir de esa manera, cuando lo miraba y sus ojos brillaban, maravillados y, estaba casi seguro, agradecido, por el show que estaban viendo.

    Un par de horas después, todos se pusieron en pie, aplaudiendo al elenco, mientras éstos saludaban y hacían caravanas al público. La misma voz en off les dio las gracias por su asistencia en inglés y en francés, antes de indicarles las rutas de salida y pidiéndoles que se animaran a volver.

    —Sería fantástico verlo de nuevo, ¿no crees? —preguntó Harry, poniéndose en pie.
    Draco, cuyos mareos habían vuelto unos minutos antes, asintió lentamente, mientras se apoyaba en la mesa y se levantaba lentamente.

    —¿Estás bien? —preguntó Harry, frunciendo el ceño.

    —Me bebí casi toda la champagne —mintió Draco, mientras, con una mano temblorosa, levantaba la botella, cierto que se la había bebido toda, pero sabía que esos mareos nada tenían que ver con el exceso de alcohol y que pronto pasarían, como un rato antes.

    —Te la bebiste toda —reprochó Harry, quitándole la botella de la mano —, no lo puedo creer, pensé que sabrías beber.

    —Sé beber, sólo que últimamente... —Draco apretó los labios y negó con la cabeza, imaginando que una persona que hubiera bebido de más no sería completamente coherente.

    —¿Puedes andar? —preguntó Harry, luego de esperar inútilmente a que Malfoy terminara con su frase.

    —¡Claro que puedo! —afirmó Draco, pensando que eso de hacerse pasar por alguien bebido ya no era tan buena idea delante de Potter. Tomó una bocanada de aire y empezó a caminar de manera firme hacia la salida.

    Harry levantó las cejas, sorprendido porque efectivamente Malfoy no parecía ni siquiera un poco bebido, y lo siguió rápidamente, se unieron a la fila de personas que trataban de salir de manera apresurada y, sólo por precaución, pasó una mano por la cintura de Malfoy y se pegó a su cuerpo, para sostenerlo en caso tropezara.

    —Potter —gimió Draco, sorprendido por aquel movimiento, pero no queriendo alejarse de la cercanía del cuerpo de Potter.

    —Malfoy, yo...

    —No me caeré —respondió Draco, apartándose de él y notando lo mal que se estaban portando, un par de chicas, delante de ellos, los miraron con interés.

    —Ya...

    Draco se mordió el labio un instante y luego posó una mano sobre la de Potter, que aún lo sostenía por la cintura, su piel se sentía caliente y agradable, se preguntó si es que Potter sería ese tipo de personas con las que te provoca meterte en la cama y abrigarte sólo con el calor de su cuerpo en invierno.

    —Vamos —pidió Harry, empujándolo un poco más, pero sin desear que el roce de ambos se detuviera. Sabía que tal vez Malfoy estaba algo ebrio, pero no lo suficiente para hacer algo insensato. Porque tenía que admitirse que lo que pensaba era insensato.

    Salieron a la húmeda noche de Paris, muchos taxis esperaban en la puerta del teatro, al tanto ya de la hora en que el espectáculo terminaba seguramente, y muchos de los espectadores se peleaban por conseguir movilidad.

    —Se me apetece caminar —propuso Draco, el viento de la noche estaba haciéndolo sentir extrañamente más fresco y tranquilo, apartando el malestar que antes había sentido.

    —¿Es seguro hacerlo? —preguntó Harry, mirando alrededor, varios grupos también optaban por caminar.

    —Vamos, no seas tan remilgado —se burló Draco, apretando un poco más su mano sobre la de Harry, que asintió, pero se apartó un poco, apoyando únicamente la mano que Draco tenía sujeta sobre su cintura.

    —Siempre me dices remilgado —suspiró Harry, caminando junto a él lentamente, mirando hacia las construcciones y las calles.

    —Tal vez antes de irnos deberíamos volver a la torre Eiffel, me refiero a de noche —sugirió Draco, deteniéndose en una esquina para apreciar la torre y no prestando atención al comentario de Potter.

    —Creo que lo que más me ha gustado de esta ciudad ha sido ese paseo que dimos —afirmó Harry.

    —Eso es porque aún no has tenido tu cita con ese tal Jack —reprochó Draco, frunciendo el ceño y tratando de no crear imágenes de Potter y ese otro chico en situaciones calientes y comprometedoras.

    Harry soltó una carcajada, mientras negaba con la cabeza.

    —Alucinas demasiado. Él y yo sólo hemos quedado para tomar una copa, nada garantiza que algo realmente vaya a pasar... por momentos creo que me estoy precipitando.

    —¿Precipitando?

    —Él no me gusta ni nada... bueno, es guapo y gracioso, pero... —Harry se encogió de hombros, no sabiendo cómo explicar que con quién realmente le gustaría acostarse era con Malfoy y no ningún otro.

    —Vamos, Potter —regañó Draco, dándole un golpe en el hombro y sintiéndose enfadado por la idea de Potter y ese turista juntos —el sexo es simple, un culo, una polla, ambos se satisfacen mutuamente y todos contentos.

    —¿Sólo eso es el sexo para ti?

    —No me dirás que nunca has salido a ligar con extraños, o que no has pasado sólo una noche con alguien —encaró Draco, mirando seriamente a Potter, era obvio que él había llevado ese tipo de vida, por todo lo que le había contado la noche anterior.

    —¿Lo que insinúas es que ya que me he comportado como un puto en el pasado, es así como me portaré ahora? —reclamó Harry, apartándose de Malfoy y caminando por la ancha calle, dolido por aquella alusión.

    —¡Potter! —protestó Draco, incapaz de creer que él se fuera a enojar en un momento así y por un comentario que por supuesto no había tenido intención de insultarlo.

    —¡Vamos, no te pongas así, no quise decir eso! —continuó gritando, mientras lo alcanzaba.

    Harry se detuvo a medio camino y giró a mirarlo, cruzándose de brazos y con el ceño fruncido.

    —¿Y qué es lo que quisiste decir entonces?

    —Que algunas veces el sexo es una experiencia relajante, y sin compromisos, sobre todo entre lo gais, que es algo común en nosotros.

    —Común entre los gais, pero no en mí, no ahora al menos —respondió Harry, no creyendo que Malfoy no lo entendiera.

    —Pero... ¿Qué demonios pasa?, ¿de qué me perdí?, porque realmente no te entiendo —dijo Draco, negando con la cabeza.

    Harry se masajeó la frente y suspiró.

    —Lo siento, no tienes que entenderme, a veces olvido que no eres mi psicoanalista.

    —Potter...

    —En serio, lo siento, olvida lo que dije.

    —No, no soy tu psicoanalista —aceptó Draco, terminando la distancia que había entre ambos y poniendo los brazos sobre los hombros de Potter, lo sintió tensarse un poco, pero no se apartó, disfrutaba sentir ese calor, ese cuerpo... esa cercanía —; soy tu amigo, o creo serlo, me puedes contar todo lo que quieras, te escucharé y no te juzgaré ni nada.

    Harry se mordió un labio y asintió lentamente.

    —Y si dices no estar seguro o preparado para... ya sabes, puedo solucionarlo por ti, podemos irnos antes... lo que quieras para ayudarte.

    —Es que yo... —Harry sintió sus mejillas arder un poco más, y rogó para que la noche cubriera esos detalles a los ojos de Malfoy —, no recuerdo cuándo fue la última vez que... —negó con la cabeza y cerró los ojos —, es decir, sí, claro que he estado con algunos chicos y todo... pero no desde que me sacaste de ese sitio... eso ni siquiera lo recordaba, y aún sólo tengo las imágenes que me mostraste, no sé si...

    Draco asintió, comprensivamente y se acercó un poco más a él, sintió el aliento caliente de Harry sobre sus labios y cerró los ojos, pero no lo besó en los labios, nuevamente se levantó un poco y depositó un beso en la frente, demorándose un poco en sentir su caliente piel, en reconocer su aroma.

    —Malfoy... —susurró Harry, pasando sus manos sobre las caderas de Malfoy, para acercarlo más.

    —Estarás bien, eres un luchador, y siempre lo has demostrado, si no estás listo ahora lo estarás luego, mañana lo pensarás mejor —le interrumpió Draco, apartándose de él y sonriendo un poco, aunque con pena, hubiera querido ser él quien borrase todas las cicatrices y malas experiencias del pasado, quien le terminara de devolver la confianza que necesitaba. Ser él y no que fuera un extraño cualquiera, pero sabía que no podía, que estaba fuera de su alcance.

    Harry asintió y trató de no demostrar su descontento, había estado dispuesto a decirle que a quien quería era a él, no sólo en su cama, sino en todos lados, que cuando volvieran a casa querría poder verlo siempre, salir y seguir contándose sus cosas, ser confidentes y mucho más... amantes, ser todo.

    —Mejor será volver —sugirió Draco, no queriendo tensar más la situación.

    —Claro...

    *O*O*O*



    A la mañana siguiente Draco podía sentir que Potter se sentía frustrado y molesto, pero no trató de encararlo ni buscar una explicación al respecto, suponía que se debía a lo ocurrido la noche anterior y no quería tensar más la situación entre ellos. Además tenía otros problemas, las dosis de pociones que debía tomar cada vez eran mayores, y no que no tuviera abastecimiento suficiente, el problema era que sabía que su estado de salud se estaba deteriorando cada vez más. No había pensado seriamente qué hacer cuando ya no pudiera seguir viajando, cuando se encontrara tan débil como para siquiera cuidarse solo.

    Cuando había planeado el viaje había imaginado ir solo y morir de esa manera, en algún hotel alejado de Inglaterra, dejando a la vista instrucciones claras para que contactaran a su familia, sin embargo ahora cargaba con Potter y Tobby, y no sería justo para el chico tener que cuidarlo o dedicarse a buscar a Lucius para decirle que su hijo agonizaba en alguna ciudad de Europa.

    Pese al mal ánimo, se encaminaron hasta la guardería y se despidieron de Tobby, para luego tomar un taxi hasta la torre Eiffel, donde rápidamente se internaron en el mundo mágico de Paris; decidieron ir primero a la tienda de turismo que habían visitado un par de días antes, donde compraron un par de guías de visitas, y luego se metieron a una cafetería, llena de cuadros en movimiento con las distintas etapas de la ciudad y mesas de madera vieja, a Draco le gustó estar allí debido a la magia que se respiraba en el lugar; las bandejas volaban solas por los aires y los platos aparecían delante de ellos con tan solo pedir lo que deseaban; estaba ya acostumbrado al mundo muggle, pero siempre le parecía que le faltaba algo más de movimiento, algo de magia.

    Comieron en medio del extraño mutismo que se había instalado entre ambos, Harry se terminó su emparedado de carne en unas cuantas mordidas y pidió una taza más de café, mientras observaba de reojo a Draco beber de su jugo de naranja. Sabía que Draco había estado sintiéndose mal durante la mañana, pues había escuchado como vomitaba en el baño por un momento, luego el silencio se había instalado en la habitación y supuso que el chico simplemente había lanzado un hechizo para no despertarlo o molestarlo. Se sentía confuso respecto a sus sentimientos, pero también respecto a Malfoy y sus verdaderas razones para hacer ese viaje, no era la primera vez que se lo cuestionaba, y cuando había preguntado había recibido como respuestas excusas acerca de lo agobiante que era su familia. Cada día esa respuesta le parecía más falsa. Además estaba preocupado por su cita de la noche, Malfoy había vuelto a ofrecerle dinero, y él, no queriendo más discusiones, había aceptado el préstamo, prometiendo anotarlo en las cosas que le devolvería al volver a casa.

    Se internaron por las calles del mundo mágico de Paris, visitaron el museo Louvre, conectado mágicamente con el museo muggle del mismo nombre, había, al igual que en la torre Eiffel, una conexión entre ambos, pero pensaron que tenían suficiente que ver de ese lado y no se animaron a entrar.

    Pasaron la mañana caminando entre cuadros de los más importantes pintores mágicos de los últimos quinientos años, poco a poco el ambiente entre ambos se fue relajando, mientras Draco usaba sus conocimientos acerca del arte y las diversas técnicas, explicando todo lo que veían. Una sección del museo estaba dedicada a la historia del mundo mágico, pasaron desde la época de los egipcios, que llenaban las pirámides de maldiciones, hasta eventos que parecían más triviales, como la primera carrera anual en escobas, en Suecia, de Kopparberg a Arjeplog. Había una sección entera dedicada a Albus Dumbledore y otra a Grindelwald, hablando sobre su reinado de terror que terminó en mil novecientos cuarenta y cinco.

    Sin darse cuenta entraron en una sección que hablaba de Voldemort y de Harry, que hizo que ambos se sintieran incómodos. Draco sólo necesitó mirar una vez a Potter para saber que ese lugar no era agradable para él, de manera tímida pasó un brazo sobre su hombro y lo sacó de ese salón, mencionándole que había un salón mucho más grande sobre la historia del Quidditch a un lado.

    —Gracias —masculló Harry, dejándose arrastrar por Malfoy y sin poder quitar la mirada de una fotografía que no recordaba cuando se la habían sacado, en donde aparecía él junto a los demás miembros de la orden del fénix y el ejército de Dumbledore, sabía que se trataba de una tomada luego de la guerra por la ausencia de varias personas. —No me gusta recordar eso, me sé la historia completa, pero si tú quieres...

    —Nah... —negó Draco, sin soltarlo y avanzando hacia un salón con un par de Snitch talladas en el marco —, yo tampoco tengo ganas de recordar eso.

    Pasaron mucho rato más recorriendo las galerías que hablaban de Quidditch, desde sus inicios en el año mil después de Cristo hasta los equipos más importantes de la actualidad. Tras pasear entre decenas de modelos a escala de escobas y campos de Quidditch decidieron que definitivamente tendrían que ir a volar un par de días después, antes de abandonar Paris. Sólo entonces Draco se cuestionó hacia donde seguir, sabía que debía ir a casa ya, que el tiempo se le estaba agotando, pero no quería terminar su viaje con Potter.

    Almorzaron en una de las cafeterías del museo y continuaron con su recorrido por la tarde, cuando salieron del Museo ya el sol se estaba ocultando. Caminaron por las calles de Paris Mágico, entrando a algunas tiendas de souvenir, Draco obligó a Harry a comprar un par de camisetas con logos alegóricos a Paris mágico e incluso a escoger un par de cosas que podría llevarle a sus amigos al volver a casa. Nunca había imaginado que alguna vez obligaría a Potter a comprarle cosas a la comadreja o la sangresucia, pero su vida no parecía normal desde hacía muchos meses, así que no se detuvo mucho pensando en ello.

    Se entretuvieron mucho más tiempo en una de las tiendas internacionales, donde podían no sólo encontrar revistas y diarios de todo el mundo, sino también mandar lechuzas; Draco aprovechó para sentarse a escribirle una breve nota al medimago Marton, comentándole que ambos se encontraban bien, que aún estaban de viaje y que las cosas entre ellos parecían estar mejorando bastante, hizo una larga lista de los progresos de Potter, hablándole también de Tobby y la forma como el chico se esmeraba por cuidarlo y encargarse de él.

    Mientras tanto Harry, tratando de darle privacidad a Malfoy para que escribiera sus cartas, se entretuvo en los escaparates donde revistas en todos los idiomas eran ofrecidas, se detuvo mirando la revista mensual de Quidditch y las copias de “El Profeta” de las dos últimas semanas. Aburrido de que Malfoy demorara tanto comenzó a hojear las revistas y encontró una que se llamaba Admurmur, en la cual se mencionaba a varios miembros de la sociedad del Reino Unido mágico, se entretuvo leyendo acerca de la vida de algunos músicos y jugadores de Quidditch, hasta que un artículo, denominado “Las vacaciones de los Malfoy” llamó su atención, pues que el supiera el único Malfoy que estaba de vacaciones era Draco y según le había dicho el mismo chico, nadie sabía dónde estaba o qué estaba haciendo.


    En una edición anterior comentamos que gracias a Narcissa Malfoy supimos que Draco y Katrina habían emprendido un viaje de vacaciones, incluso nos comentó los deseos de ellos por engendrar pronto familia, pues esta vez, y en exclusiva, podemos asegurarles a ustedes que ese deseo se está por hacer realidad.

    Mantuvimos una conversación vía flú con la misma Katrina Malfoy, que nos cuenta lo felices que Draco y ella se encuentran ahora, al haber podido al fin quedar embarazados.

    “En realidad tengo ya seis meses de embarazo, pero queríamos mantener en privado la noticia por un tiempo, mientras planeamos dónde nacerá nuestro pequeño y los arreglos que debemos hacer”, afirmó la encantadora Katrina, desde una de las propiedades de la familia en el exterior. Draco Malfoy, quien se encontraba en ese momento haciendo algunos arreglos en sus oficinas, no estuvo presente, sin embargo sabemos, gracias a sus padres y amigos, que está encantado con la noticia y espera con impaciencia el momento en que su pequeño hijo llegue al mundo. “Aún no hemos pensado qué nombre ponerle, estamos viendo los libros de nombres de la familia para poder decidir” nos cuenta Katrina.

    Recordemos que Draco Malfoy, heredero de una de las fortunas más grandes del mundo mágico, lleva con éxito varias de las empresas de la corporación y hace dos años, luego de regresar de New York, donde siguió algunos estudios, se casó con Katrina, en una ceremonia bastante elegante y recordada.



    Harry sintió que algo pesado se instalaba en su estómago, mientras releía la noticia, ¿Katrina? ¿Malfoy tenía una esposa? ¿Era por eso que no quería enredarse con él? No, aquello no podía ser cierto, Malfoy no había mencionado en ningún momento una esposa, y menos que la haya dejado embarazada para recorrer el mundo solo. Recordó al chico de Ámsterdam, con el cual Malfoy había pasado la noche, no parecía tener muchos reparos en cuanto a la fidelidad en ese entonces.

    Atontado y aún sin asimilar la noticia, compró la revista, pagando con uno de los billetes que Malfoy le había dado para la salida de la noche y guardó la revista en su mochila, dispuesto a leerla con más calma cuando regresaran al hotel, imaginando que seguramente habría algún mal entendido. Aprovechando que el vendedor hablaba perfectamente el inglés, le preguntó si tenía más publicaciones que hablaran de los Malfoy, el hombre pareció dudar un momento, para luego asentir y sacar unas cuantas revistas más.

    —Son de lotes pasados, te los puedo dejar a menor precio —le explicó, mientras Harry las hojeaba, viendo en varias de ellas las imágenes de esa mujer: Katrina, y algunas donde ambos aparecían juntos. Sintiendo mucha más curiosidad, compró algunas de ellas y también las escondió en la mochila.

    Un momento después de que el encargado guardara las revistas apareció Malfoy, con una sonrisa tranquila y anunciándole que debían volver pronto si es que no quería llegar tarde a su cita de la noche.

    Draco observó preocupado el semblante de Potter durante todo el camino al hotel, pensó que se trataban de sólo nervios por la inminente cita y trató de calmarlo, aduciendo que no debía preocuparse y que si quería podía estar cerca de ellos y que a una sola señal suya lo rescataría de las garras de aquel neozelandés, la broma no tuvo el efecto deseado y Potter continuó mostrándose osco y callado hasta que regresaron por Tobby y subieron a la habitación.

    Harry aprovechó la excusa de la cita y se metió al baño, con todas las revistas que había conseguido, dispuesto a leer todo lo que en ellas se decía de Malfoy y su esposa.

    Permaneció encerrado por más de media hora allí, leyendo detenidamente cada noticia y apreciando cada fotografía; según los diarios, ellos se habían casado no bien Draco había vuelto de New York; ella era hija de un magnate ruso y la alianza con los Malfoy había sido provechosa para ambas familias. También vio que varios meses atrás supuestamente el matrimonio había salido de viaje, de vacaciones, dejando de aparecer en público por un largo tiempo, al igual que Lucius y Narcissa Malfoy, y que ahora, unas semanas antes, habían dado la noticia de que estaban esperando un bebé, y que el mutismo anterior se debía a que querían pasar esos primeros meses de gestación, tan difíciles, solo con los señores Malfoy y los padres de ella. Que eran una de las parejas más guapas de la sociedad y que ya todos esperaban a que el nuevo heredero del gran imperio naciera.

    Sintió que algo se quebraba en su pecho, y no por la idea de que Malfoy en realidad tuviera una esposa, sino por la idea de que la había abandonado cuando ella estaba embarazada, importándole poco su situación, para pasarla bien recorriendo Europa en su auto y no importándole encontrar algunos chicos con los cuales follar. Sabía que sólo había estado con aquel guía turístico, pero atribuyó eso no a la falta de ganas sino de oportunidad, seguramente su brusca aparición había cambiado los planes.

    Harto de sentirse confundido y además engañado y burlado, salió hecho una furia del baño, azotando la puerta con demasiada fuerza, lo que provocó que Malfoy, que estaba tendido sobre la cama, aparentemente durmiendo, se levantara de un salto, mientras Tobby, reconociendo seguramente sus sentimientos, escondiera la cabeza entre las patas.

    —¿Qué es lo que te pasa? —increpó Draco, frunciendo el ceño y sentándose sobre la cama —Has estado metido allí por un largo rato y ni siquiera estás listo.

    —¿Cómo puedes ser tan ruin y mentiroso? —preguntó Harry, caminando hacia él y con las revistas en la mano, Draco arqueó una ceja y se puso en pie.

    —¿De qué demonios...?

    —¡De tu esposa, a la que abandonaste luego de embarazar! —gritó Harry, lanzándole las revistas encima.

    —¿Qué? —preguntó Draco, horrorizado por las palabras de Harry y agachándose a recoger las revistas que le habían caído encima.

    —Mira en Admurmur, allí mencionan lo emocionados que están por el nuevo bebé, es obvio que la pobre solo trata de cubrir tus ausencias, mencionando que estás trabajando mucho para tener tiempo libre cuando el niño nazca.

    —No... —Draco removió las revistas hasta que encontró la que Potter le mencionaba y halló rápidamente el artículo de la entrevista que le habían hecho a Katrina, la cual aseguraba estar planeando junto a él todo para la llegada del heredero.

    —No sé porque creí, siquiera por un momento, que eras una buena persona, cuando no tienes escrúpulos en dejar a tu esposa y tu futuro hijo abandonados por pasarla bien.

    —Espera, no... —Draco negó con la cabeza y dejó caer la revista al piso, avanzando hacia Harry, podía sentir su magia descontrolada y su rabia, era incómodo y por qué negarlo, doloroso.

    —¿Que espere? ¿Qué quieres que espere?

    —Ella no está embarazada, es imposible que...

    —¡Oh, por Merlín! —interrumpió Harry, mirando alrededor y pensando en la mejor forma de salir de allí.

    —Ella no puede estar embarazada y...

    —¿Estás o no casado?

    —Potter, no es como imaginas, además, yo no te debo explicaciones respecto a eso —increpó Draco, pensando que el ataque era su mejor arma en ese momento.

    Harry abrió la boca, y luego la cerró, incapaz de contestar a ello. Era cierto, Malfoy no tenía que darle ninguna explicación, pero aún así no podía dejar de sentirse engañado.

    —Nunca la mencionaste.

    —Porque no valía la pena...

    —Esa mujer se casó contigo, ¡por supuesto que valía la pena!, cuando dijiste que estabas escapando de lo agobiantes que eran tus padres pudiste mencionarla. Dijiste que éramos amigos, los amigos saben cuando sus amigos están casados.

    —De acuerdo, tienes razón, pero...

    —No quiero oírte, de tu boca solo salen mentiras —interrumpió Harry, tomando su abrigo de la cama y caminando hacia la salida.

    —No es como piensas, las cosas no son...

    —¿Estás o no casado con ella? —preguntó Harry, girándose para verlo a la cara, a un par de pasos de la puerta.

    —Sí —suspiró Draco, vencido, no había ninguna otra respuesta a esa pregunta.

    Harry negó con la cabeza y se marchó, dando un portazo.

    Draco se quedó en pie, observando la puerta durante un largo rato, hasta que se decidió a seguirlo, y no porque quisiera seguir con la discusión, sino porque sentía la forma en que su magia se estaba descontrolando y cómo la rabia y frustración estaba creciendo, eso no podía ser bueno, no para alguien que tenía que alejar todos los malos sentimientos para evitar caer nuevamente en las drogas.

    *O*O*O*



    Harry bajó hasta el primer piso, usando las escaleras, necesitaba mantenerse en movimiento, no quedarse quieto, pues sentía demasiada rabia, demasiada amargura. Se sentía como un completo estúpido, enamorándose de Malfoy cuando este ya tenía una esposa en casa, embarazada y lista para darle una familia. La familia ideal y requerida para la gente de su estatus.

    Llegó agitado hasta el bar del hotel, sentía calor y deseos de tomar un trago que lo calmara, pero no lo haría, no llegaría tan lejos para luego arruinarlo todo por culpa de Malfoy y su falta de honestidad.

    Se detuvo en la puerta, el bar estaba en semioscuridad, en la barra había unas luces de color azul y en las mesas pequeñas lámparas que alumbraban el lugar lo suficiente para caminar sin tropezar. Rápidamente encontró a Jack, sentado a unas cuantas mesas de distancia, agitando la cabeza lentamente mientras seguía el ritmo de la música, con una copa de vino blanco en frente y un cigarro sobre el cenicero. El chico era guapo, y bajo esa luz se veía mucho más guapo y apetecible.

    Avanzó con largos pasos hasta donde él se encontraba, sin mediar palabra alguna, ante la mirada asombrada del chico, lo jaló de un brazo y lo puso en pie, para luego estamparle un beso en los labios. Por un instante pudo sentir la perplejidad en su compañero, pero ésta fue reemplazada rápidamente por animosidad, retribuyendo el beso con entusiasmo, mientras sus manos lo sostenían de la cintura. Sus labios sabían a vino, y se sentían bien, el contacto con cualquier otra persona, aunque deseara que, pese a todo lo que estaba pasando, ese contacto fuera con Malfoy, era justo lo que necesitaba en ese momento. Se apartaron sonrojados y jadeantes, deseosos de más aún.

    —Vamos a tu habitación —propuso Harry, metiendo la mano en el bolsillo de su vaquero y sacando un billete muggle.

    —Sí, vamos —respondió Jack, prendiéndose de su brazo y jalándolo hacia la salida.

    Ambos avanzaron con pasos apresurados por el lobby y se metieron en el ascensor, fue una suerte que estuviera vacío, pues antes de que las puertas se cerraran, Harry ya estaba sobre él nuevamente, apresándolo contra la pared y devorando sus labios con ansiedad. El timbre de la puerta los hizo apartarse, Harry se dejó tomar de una mano y ser jalado hasta el fondo del pasillo, donde el chico luchó por un instante tratando de sacar la llave de su bolsillo; en cuanto lo consiguió las puertas de la habitación se abrieron y Harry dio una pequeña mirada alrededor: era una habitación simple, nada que ver con la que él tenía con Malfoy, aquí sólo había una cama y un velador, un enorme televisor a un lado y una puerta que seguramente era el baño.

    —Entonces... ¿te quedas a pasar la noche? —preguntó Jack, con una sonrisa juguetona, mientras se desprendía de los zapatos y comenzaba a abrirse la camisa.

    —Sí —asintió Harry, apresurándose en ayudarlo con la camisa.

    *O*O*O*



    Draco bajó por las escaleras, había intentado con el elevador por un instante pero este permanecía en el primer piso, seguramente recogiendo huéspedes.

    Saltó los escalones de dos en dos, se sintió agitado y algo mareado, pero aún así no se detuvo, hasta llegar al bar, pero no encontró a Harry ni al otro chico por ningún lado, le preguntó al Barman, que permanecía limpiando copas en la barra, y luego de darle un par de descripciones y un billete, recordó que ambos habían salido de allí minutos antes, aunque por supuesto no sabía hacia dónde.

    Se concentró en Potter, en su rabia y su furia, y supo que estaba aún en el hotel, sabía que no podía aparecerse delante de él porque estaría con el muggle, así que tendría que buscarlo. Salió hacia el lobby una vez más, sentía su corazón acelerado y una sensación de pánico en el estómago, estaba seguro que ésta vez los síntomas no tenían nada que ver con su enfermedad, se trataba de algo diferente. Potter estaba enojado con él, decepcionado porque no le había dicho la verdad, porque pese a que Potter sí había sido completamente sincero con él, Draco no había tenido el valor de confiar en él.

    No le costó esfuerzo practicar un pequeño encantamiento a fin de que el encargado de recepción le dejara ver el número de habitación en que Jack se alojaba, estaba a dos pisos de la que él y Potter compartían. Subió por las escaleras de nuevo, con pasos lentos, tratando de adivinar las sensaciones de Potter, de entender si es que la rabia estaba menguando, pero parecía que no.

    Se quedó en pie, delante de la habitación del chico por mucho rato más, mirando la puerta cerrada, tratando de escuchar algún sonido que le revelara qué era lo que estaba pasando dentro. En verdad no necesitaba ser ningún adivino para saber que probablemente Potter y ese otro chico estaban teniendo sexo, pero la forma como la magia de Potter ondulaba, los sentimientos que le transmitía, algo superior a su voluntad no le permitía moverse de allí.

    Espero algunos minutos, que le parecieron una eternidad, y entonces se decidió a actuar, sólo necesitaba estar seguro, revisar además la habitación, saber que ese chico no era peligroso para Potter.

    Miró hacia el pasillo, parecía que nadie tenía intenciones de asomarse, pero pese a eso lanzó un hechizo de bloqueo de muggles, y luego usó un hechizo que había aprendido unos meses atrás, uno que no pensó necesitaría usar nuevamente. Rápidamente la pared que estaba junto a la puerta se convirtió en cristal líquido, dejando ver el interior de la habitación.

    En cuanto tuvo una vista clara del interior, soltó un jadeo, y pese a eso, avanzó un paso más, mientras sus ojos enfocaban la imagen de Potter, ya completamente desnudo, pegando a la pared opuesta a Jack, que también parecía estar desnudo, y que se agitaba impúdicamente contra el cuerpo de Potter. Su mirada se perdió en la vista de la espalda y el trasero de Potter, en los músculos de sus nalgas contrayéndose y soltándose, en los gemidos que escapaban de sus labios...

    *O*O*O*



    Harry percibió la magia de Malfoy, pese a todo la podía sentir, sabía que estaba cerca, y eso sólo lo enfureció más aún, pegó, con algo de brusquedad, el cuerpo de Jack contra la pared y se dedicó a morder sus hombros y su nuca, mientras se empujaba contra él, que gimoteaba, aparentemente conforme por lo que le estaba haciendo. Por un instante estuvo seguro de ser observado, y apartó sus labios del cuello de Jack, para girar el rostro un poco, la pared lucía como siempre, pero casi podía apostar a que Malfoy había creado un hechizo ventana. La idea de que Malfoy lo estuviera observando, mientras él se cogía a Jack, lo puso más caliente aún, se empujó con más fuerza en él, sin dejar de mirar hacia esa pared, haciéndole ver a Malfoy lo que no tendría, lo que no sería suyo, lo que había perdido.

    *O*O*O*



    Draco se mordió un labio y sintió rabia y pena, mientras Potter lo observaba, sabía que había sido descubierto, luego de un instante más, hizo lo único coherente que se le ocurrió, agitó la varita y desapareció el hechizo, tomó una bocanada de aire y echó a correr por el pasillo, a medio camino recordó el hechizo antimuggle y lo desactivó, para luego meterse en el elevador y subir a su habitación.

    En cuanto abrió la puerta, Tobby estuvo a su lado, pero él no le hizo mucho caso, siguió de largo hasta la habitación y se tendió en la cama. Quería gritar, destrozar todo, llorar, de rabia, de despecho, de amargura, porque la vida era muy injusta, porque le dolía más de lo que había creído, ver a Potter... a Harry, a su Harry, con otro tipo, porque entendía que él nunca estaría a su lado... Las lágrimas, por primera vez en mucho tiempo, comenzaron a caer por sus mejillas. No se había sentido así de desmoralizado ni triste ni siquiera cuando tomó conciencia de que no viviría más que unos meses, el dolor que Potter le provocaba era mayor a eso, era el más grande dolor que había sentido en su vida. Abrió los ojos sorprendido cuando sintió el cuerpo de Tobby, que había trepado sobre la cama, a su lado, y sin meditarlo siquiera, pasó una mano sobre su espalda, mientras el animal dejaba caer la cabeza en su pecho, consolándolo de manera silenciosa, mientras las lágrimas seguían cayendo sin tregua, hasta que el cansancio le ganó y se quedó profundamente dormido.

    *O*O*O*

     
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