Un viaje hacia la vida: Epílogo

Autora: Zafy (NC-17) - DRARRY

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  1. Kari Tatsumi
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    CAPÍTULO 17



    Draco se despertó al anochecer, se sorprendió de encontrar a Harry a su lado, durmiendo también. Con lentitud se levantó un poco, apoyando una mano sobre la cama, mientras con la otra acariciaba lentamente a Harry. Empezó por su rostro, apartando el flequillo de la frente y delineando la cicatriz, bajó por los pómulos y llegó hasta los labios, donde apenas rozó un poco el labio inferior, antes de continuar por la barbilla y el cuello. Harry se removió un poco, pero no se despertó, lo que le permitió seguir bajando por uno de los brazos, y luego por sus caderas, imaginándolo desnudo, agitado y sonrojado...

    —Hey... —masculló Harry, abriendo los ojos y parpadeando, tratando de enfocarlo.

    —Hey —replicó Draco, inclinándose hacia él para darle un beso en los labios.

    Harry aceptó el beso, complacido, mientras elevaba una mano para sujetar a Draco, sus cuerpos se fueron acoplando poco a poco, hasta que estuvo tendido completamente de espaldas sobre la cama y con Draco sobre él, pero entonces el ladrido de Tobby los hizo saltar, recordándoles que no se encontraban solos.

    —Casi lo había olvidado —suspiró Harry, sintiéndose frustrado.

    —Y yo. —Draco le dio un beso más en los labios y se apartó con fastidio del cuerpo de Harry, aunque no tuvieron más tiempo de hablar, pues en ese momento alguien llamó a su puerta.

    Se trataba de Marshall, que de acuerdo a lo acordado, venía por ellos para poder cenar.

    *O*O*O*



    Pese a que en un inicio había estado enfadado, no pudo negar que se divirtió mucho con Marshall y Edgard, que, agradecidos porque Draco y él los llevarían hasta Francia, los habían invitado a cenar y estuvieron por horas conversando acerca de los lugares que cada uno había conocido.

    Cuando el momento de volver al hotel llegó, Draco se entretuvo un poco más, junto a Marshall, cuchicheando, Harry trató de no mostrarse celoso ante ello, pero en su mente empezaban a encumbrarse razones por las cuales Draco había sido tan amable con los chicos, ofreciéndoles viajar un tramo juntos, sin embargo todas esas dudas, que estuvo seguro Draco pudo ver por la forma en que lo miraba, desaparecieron, cuando Draco anunció que ellos habían accedido a cuidar a Tobby.

    —Quiero estar contigo a solas —afirmó Draco, en un susurro cuando llevaron a Tobby hasta la habitación de los chicos. El perro les dio una mirada desconfiada, pero no hizo ningún problema en quedarse, Draco le había llevado también las mantas sobre las cuales dormía, y rápidamente el animal se recostó sobre ellas.

    —Yo también quiero estar a solas contigo —respondió Harry, cuando cerraron la puerta de la habitación que compartían Marshall y Edgard.

    Draco le sonrió y se acercó a él, dándole un pequeño beso en los labios.

    —Vamos —le apuró Draco, jalándolo de una mano y haciéndolo avanzar por el pasillo.

    Subieron las escaleras de dos en dos, corriendo apurados hasta su habitación, y una vez en ella ambos se besaron con pasión y ansiedad, presionándose el uno contra el otro y caminando hasta la cama.

    Harry fue empujado sobre ella, pero no tuvo mucho tiempo de protestar, pues Draco se sentó a horcajadas sobre él y le sujetó las manos, llevándolas hacia arriba, antes de retomar sus besos.

    Draco disfrutó de sentir el cuerpo de Harry arqueándose y buscando más contacto con el suyo, mientras sus labios hacían un camino de besos por la mandíbula y el cuello, ansioso de poder por fin disfrutar de aquello que había deseado tanto.

    —Draco… —gimió Harry, cuando sus muñecas fueron liberadas, Draco había colado las manos dentro de su camiseta y le acariciaba el pecho lentamente, mientras sus dientes causaban estragos en su cuello.

    —Te deseo tanto… no sabes cuánto, pero cuánto… —Draco se enderezó para levantarle la camiseta. Harry se sentó y se dejó despojar de aquella prenda, y aprovechó para quitarle a Draco también la suya. Extendió una mano y acarició lentamente su cuerpo, su piel, tan pálida como siempre, se veía apetecible, y no resistiendo la tentación, se inclinó hacia delante, para lamer el pecho, entreteniéndose en jugar un instante con una de las tetillas, las manos de Draco se posaron en sus hombros, presionándolo con fuerza, mientras lo escuchaba jadear.

    Draco se arqueó, maravillado de la manera en que Harry lo podía manejar, y cuando éste lo empujó un poco sobre la cama, invirtiendo las posiciones, no puso ningún reparo en colaborar. Harry se arrodilló entre sus piernas, con sus dedos recorría sus costados con cariño, mientras su boca seguía bajando por su abdomen, cuando su lengua se hundió en el ombligo, gimió mucho más fuerte, con una mano se cubrió los ojos, mientras que con la otra acarició el cabello largo de Harry.

    —Yo también te deseo, Draco —murmuró Harry, levantándose un poco y dándole un beso a la palma de la mano de Draco, antes de apartarse un poco más y empezar a abrir los pantalones.

    Draco soltó el aire lentamente, mientras observaba, apoyado sobre sus codos, la forma en que Harry abría sus pantalones y acariciaba su erección sobre la tela de la ropa interior.

    Harry volvió a besar su abdomen, bajando un poco más ésta vez, hasta tocar con su lengua la cinturilla de la ropa interior de Draco, éste levantó un poco más las caderas y Harry sonrió, jalando con ambas manos los pantalones y la ropa interior, hasta la altura de las rodillas, lo suficiente para poder maniobrar mejor. La erección de Draco, rosada y algo húmeda ya, se erguía orgullosa en medio de aquella mata de vello tan rubio que era casi blanco. Hundió su nariz allí, deleitándose de su olor, sintiéndolo estremecerse, mientras tomaba con una mano el miembro y lo acariciaba desde abajo hacia arriba un par de veces, su boca mordiendo y lamiendo la zona antes de bajar un poco más, hasta que llegó a la base, dio un par de besos, y bajó hasta los testículos.

    —¡Potter! —protestó Draco, levantándose nuevamente, sentía sus mejillas sonrojadas, y le parecía inaceptable sentirse así de caliente cuando Harry ni siquiera había empezado.

    Harry sonrió burlón y lamió uno de sus testículos, sintiendo el vello casi inexistente contra su barbilla, Draco se dejó caer nuevamente sobre la cama, jadeando más sonoramente, y conforme con su reacción, subió un poco más, ésta vez lamiendo completamente el miembro de Draco.

    —Oh… sí, eso está bien —suspiró Draco, enterrando los dedos en el cabello oscuro de Harry, lo apretó con más fuerza cuando finalmente esa cálida boca aprisionó su miembro casi por completo. —¡Harry!

    Harry jugueteó con su lengua, mientras subía y bajaba con deliberada lentitud, disfrutando de su sabor, de conocer sus reacciones, la manera en que esa mano jaloneaba su cabello, o que sus piernas temblaban, tratando de separarse más, pese al impedimento de sus pantalones.

    —¡Morgana bendita! —jadeó Draco, levantando nuevamente la cabeza, para ver a Potter entre sus piernas, moviéndose de arriba hacia abajo, presionando su lengua contra su miembro —Harry…

    Harry apretó un poco más sus labios entorno a la erección, y succionó con fuerza, consiguiendo que Draco se arqueara y gimiera mucho más fuerte. Sólo entonces se apartó un poco, observando la forma en que Draco jadeaba, su pecho subiendo y bajando con rapidez, sus mejillas sonrojadas y su frente perlada de sudor.

    —No tienes idea de lo caliente que te ves así —declaró Harry, acercándose nuevamente a sus labios y besándolo con fiereza, mientras una de sus manos volvía al miembro erecto y lo acariciaba con lentitud.

    —Para… quiero… —Draco intentaba hablar, pero era imposible por la forma en que Harry lo estaba besando, hasta que finalmente se apartaron, Harry apoyado de una mano sobre el colchón lo miró tan fijamente que sintió que sus mejillas se sonrojaban aún más, cosa que le parecía imposible.

    —¿Qué quieres, Draco? —susurró Harry con voz ronca, antes de inclinarse nuevamente a besarlo, cuando se apartaron las mejillas de Draco estaban rojas y su respiración era entrecortada.

    —Quiero que me hagas el amor… que me tomes tú —contestó Draco, Harry se quedó completamente quieto, deteniendo sus besos sobre el cuello.

    —¿Estás…? —Harry se elevó un poco más, para verlo a los ojos, aquella petición era algo inesperada.

    —Sí —afirmó Draco, asintiendo para darle mayor énfasis a su respuesta, mientras trataba de deshacerse de los pantalones y la ropa interior, que aún tenía a mitad de las piernas.

    —Oh… —por un instante Harry no supo qué responder, pero casi inmediatamente su cerebro hizo conexión y se movió hacia atrás, ayudando a Draco a deshacerse de la ropa que aún le quedaba, dejándolo completamente desnudo sobre la cama, exhaló profundamente apreciándolo, mientras se ponía en pie y se desprendía de lo que le quedaba de ropa, quedando también desnudo.

    Draco sonrió, sintiéndose tímido por primera vez en años, en una situación como esa, antes de girarse lentamente sobre la cama, recostando la cabeza sobre los brazos y dándole una mirada insinuante.

    —Draco… —suspiró Harry, acercándose a él y acariciando su espalda con cariño.

    —Mmm… —Draco tomó una bocanada más de aire, sintiéndose nervioso y ansioso.

    —Estás temblando —susurró Harry, dejando un beso sobre su hombro.

    —No es cierto —mintió Draco, hundiendo más la cabeza entre sus brazos, y sí, no quería negarlo, tenía cierto temor a lo que pasaría a continuación, nunca le había entregado el control a nadie, y eso lo hacía sentir vulnerable y nervioso.

    —Pararé cuando me lo pidas —prometió Harry, sentándose a horcajadas sobre él, su erección, dura y húmeda sobre las nalgas de Draco lo hizo estremecerse un poco más, pero no tenía intensiones de ir así de rápido. Con ambas manos comenzó a acariciar los hombros de Draco, haciendo pequeños círculos y tratando de calmarlo, no imaginaba las razones por las cuales Draco, quien había dicho que no era pasivo nunca, quería ser tomado, pero no era el momento de discutir nada. Pronto se inclinó hacia el frente, dio unos cuantos besos en la nuca, sintiendo el cuerpo de Draco relajarse poco a poco, lamió y mordió los hombros, y siguió bajando por la columna, arrastrándose hacia abajo, su erección frotándose ahora contra las sábanas, mientras Draco empezaba a gimotear cada vez más alto, conforme su lengua seguía bajando por la columna.

    —Harry… —Draco se retorció un poco más, sus caderas fueron apresadas por las manos de Harry, mientras esa lengua llegaba hasta el final de su columna, cuando esos dientes se clavaron allí no pudo evitar gemir mucho más fuerte, levantando un poco más las caderas y sintiendo cierto alivio en su erección al frotarse contra las sábanas.

    —Levanta un poco más —pidió Harry, usando sus manos para levantar las caderas de Draco, que obedeció con prontitud. Harry continuó con sus besos y sus mordidas sobre las nalgas de Draco, disfrutando de lo poderoso que se sentía al tener a Draco de esa manera, retorciéndose y gimiendo incoherentemente. Apretó con más de fuerza las nalgas, separándolas, y sintió el cuerpo de Draco tensarse —. Tranquilo… —lo calmó, antes de arrastrar su lengua entre las nalgas, Draco gritó mucho más fuerte, pero no trató de apartarse, lo que le dio la pauta para continuar.

    Draco sintió esa humedad y no pudo más que gemir y retorcerse, asombrado por aquella acción y empezando a desear más, conforme esa lengua seguía rondando su entrada, tentándola y presionándola, haciéndolo sentirse cada vez más ansioso y desesperado.

    Harry se esmeró mucho más, con sus manos separando las nalgas de Draco, mientras su lengua se presionaba y sus labios se apretaban en torno a la entrada de Draco, hasta que lo sintió mucho más que relajado, sólo entonces se animó, tanteando un poco, a intercalar su lengua con un dedo, entrando con lentitud, tratando de notar cualquier reacción de fastidio por parte de su amante, pero ninguna reacción negativa llegó, pronto Draco estaba con la cabeza hundida entre las almohadas, levantando más el culo para darle el encuentro, gritando por más y más rápido.

    Draco sintió como una sensación de ardor invadía su interior, apretó un poco los dientes y pronto ese fastidio fue pasando, convirtiéndose en placer, hasta que todo ese placer terminó, con la lengua y los labios de Harry apartándose de su culo y subiendo por su espalda, dejando esta vez ya no solo besos, sino también mordidas y lamidas, hasta que sintió la respiración de Harry sobre su hombro.

    —Draco…

    —Sigue… por favor —pidió Draco, frotando su culo contra la erección de Harry, sintiéndola caliente, húmeda y dura.

    Harry asintió, aunque sabía que Draco no lo veía, y se levantó un poco más, su erección entre las nalgas de Draco, tratando de refrenar las ganas de hundirse en él de una sola vez.

    —Necesito tu varita —dijo entonces, mientras su mano acariciaba el corto cabello rubio, y se inclinaba para besar la mejilla y los labios de Draco, que giró el rostro y retribuyó el beso.

    Draco se apartó solo un poco y convocó a su varita, al tiempo que Harry lo hacía girar.

    —Quiero verte —susurró Harry, jalando una almohada y, con ayuda del propio Draco, colocándola bajo sus caderas.

    —Harry… —Draco observó como Harry tomaba la varita y sintió la presión entre sus nalgas, jadeó conforme sintió el hechizo lubricante, un instante después la varita fue dejada de lado y reemplazada por un par de dedos, mientras Harry se inclinaba hacia delante y comenzaba a besarlo con renovada pasión, su lengua recorriendo su boca de manera demandante.

    —Draco… ¿Estás listo? —preguntó Harry, jadeando, mientras se apartaba un poco de él.

    —Oh, sí —respondió Draco, también agitado, y sin dejar de mirarlo a los ojos.

    —Pararé cuando me lo pidas —prometió nuevamente, mientras se acomodaba entre sus piernas y posicionando su miembro contra la fruncida entrada.

    —Lo sé… está bien —asintió Draco, acariciando sus brazos, tomó una bocanada de aire y contuvo el aliento mientras sentía a Harry empezar a empujar contra él.

    Estaba tan estrecho que le costó un poco poder empujar, lo sintió tensarse y las manos que hasta hace poco lo habían estado acariciando, lo apretaron con fuerza.

    Draco se mordió los labios y cerró los ojos, tratando de relajarse y repetirse que el dolor pasaría, que tenía que calmarse para que fuera más simple.

    —¿Paro? —preguntó Harry, deteniéndose con esfuerzo.

    Draco no respondió, simplemente negó con la cabeza, abriendo los ojos para verlo, Harry le acarició una pierna de manera consoladora, subió lentamente hasta su erección, ya no tan excitada como momentos antes, y la acarició con rapidez, usando toda su fuerza de voluntad en no empujar, hasta que lo sintió relajarse nuevamente, entonces aprovechó y empujó un poco más.

    —¡Oh… Dios! —jadeó Draco, no pudiendo reprimirse, mientras sentía su interior ardiendo —, no te detengas —ordenó, viendo en Harry la intensión de detenerse una vez más.

    —Draco… no te quiero lastimar —explicó Harry con voz ahogada.

    —No lo haces —respondió Draco, apretando un poco los dientes cuando Harry se empujó una vez más, esta vez quedando completamente dentro de él. No podía decir que estaba cómodo o a gusto, pero sabía que el dolor pasaría, sólo tenía que relajarse y trató de concentrarse en eso. Jaló a Harry de los brazos, hasta que sus labios estuvieron a su alcance, y lo besó con fuerza, mordiendo su labio inferior y haciéndolo gimotear más fuerte aún, mientras el dolor y la incomodidad se desplazaban un poco.

    —Necesito… —pidió Harry, con voz ahogada, apartándose de Draco.

    —Hazlo.

    Harry se apoyó con ambas manos contra el colchón, y salió un poco para volver a entrar, atento a los gestos de Draco, animado porque se notaba más relajado, volvió a hacerlo, sintió las piernas de Draco envolverle la cadera y aquello lo hizo intentar una vez más, viendo el cuerpo de Draco, pálido y bañado en sudor, arquearse un poco.

    —Harry… —Draco apretó los hombros de Harry, y se arqueó una vez más, entonces sintió una corriente de placer recorrerle la espalda —¡Oh, sí!

    —¿Está bien? —preguntó Harry, entrecortadamente, embistiendo una vez más, Draco asintió, soltando otro gemido más y esa confirmación fue suficiente para Harry, que se empujó con más fuerza, saliendo casi por completo de él para volver a entrar.

    —Sigue… más… más rápido —jadeó Draco, soltándolo de un hombro y pasando una mano entre ambos cuerpos, sus piernas le dolían por la tensión y su garganta comenzaba a arderle por estar gritando tanto, pero aquello no le importó, mientras llegaba hasta su miembro y comenzaba a acariciarlo con rudeza, sintiéndose demasiado caliente y ansioso.

    —Draco… —Harry se irguió completamente, jalando las piernas de Draco hasta tenerlas sobre su pecho, y empezó a embestir mucho más duro.

    —Sí, Harry, así… —gimió Draco, dejando caer su cabeza hacia un lado y concentrándose en el placer que irradiaba su interior hasta sus huevos y su polla, sin importarle que estuviera medio doblado sobre la cama.

    —Tan caliente y apretado —masculló Harry, incapaz de controlar más su cuerpo, empujándose contra él con fuerza, mientras su orgasmo trepaba por su cuerpo y estallaba en su erección, empujó contra él un par de veces más, dejándose ir, hasta que se vació completamente.

    —Ah… sí… —Draco se mordía el labio inferior, la sensación de aquel líquido caliente derramándose en su interior, la forma como Harry apretaba sus caderas, lo hicieron arquearse, mientras su miembro se endurecía de manera imposible, listo para lanzar su semilla, pero no estaba preparado para lo que Harry hizo a continuación:

    Harry lo soltó y salió de él con rapidez, mientras se lanzaba hacia delante y tomaba el miembro de Draco con su boca, lamiéndolo y succionándolo, saboreando aquel líquido caliente y amargo.

    —¡Harry! ¡Merlín… Harry! —gritó Draco, incapaz ya de controlarse, la boca caliente de Harry siguió succionando hasta que ya no hubo nada más que tomar, y sólo entonces lo abandonó, subiendo con su caliente lengua por su abdomen, lamiendo los rastros de su semen que no había podido tomar en su boca, hasta su pecho, en donde finalmente se detuvo, dejando descansar su cabeza allí.

    —Salazar bendito —exhaló Draco, apretando a Harry contra él.

    —¿Eso quiere decir que sí te gustó?

    —¡Tonto! —Draco soltó una carcajada y negó con la cabeza —. Ha estado genial…

    —Gracias —masculló Harry, dando un beso más en el pecho, no queriendo moverse.

    Draco soltó otra pequeña carcajada, y acarició con sus dedos el cabello de Harry.

    —Creo que el agradecimiento es mutuo.

    —¿Estás bien? —preguntó Harry, levantando la cabeza y mirando hacia Draco, luego de reír por su comentario.

    —Sí… —Draco sonrió tímidamente empezando a sentirse un poco más húmedo allí abajo.

    Harry se levantó un poco más y le dio un beso en los labios, Draco sintió su propio sabor y le mordió el labio inferior, antes de dejarlo ir.

    En cuanto se acomodaron uno junto al otro, Draco hizo un hechizo de limpieza sobre ambos, le temblaban tanto las piernas que sabía que no sería capaz de levantarse hasta el baño a tomar una ducha, y tampoco pensó en las pociones que debía tomar, simplemente suspiró satisfecho y se acurrucó contra el cuerpo de Harry, disfrutando de su calor y lo bien que se sentía.

    —¿Por qué me dejaste hacerlo? —preguntó en un susurro Harry, acariciando el corto cabello de Draco.

    —¿Eh…?

    —Dijiste que no habías dejado que nadie…

    —Y tú dijiste que debería intentarlo…

    —¿No lo hiciste por…?

    —No empieces a llenar tu cabeza de fantasmas, Potter —atajó Draco, moviéndose lo suficiente para verlo a la cara —, espera a que me recupere y verás lo que yo te puedo hacer —agregó, empujando un poco sus caderas contra las de Harry.

    —Oh… —gimió Harry —¿En serio?

    —En serio —afirmó Draco.

    Harry sonrió y le dio un beso más en los labios, antes de que ambos se dejaran caer nuevamente.

    —No sabes cuánto te amo —susurró Harry, cuando vio que Draco ya estaba completamente dormido, y contento y relajado, cerró los ojos, tratando de dormir también.

    *O*O*O*



    Se despertó en la madrugada, por un movimiento a su alrededor, instintivamente movió un brazo para tocar a Draco y se sorprendió de no encontrarlo allí, abrió los ojos asustado y tomó de la mesa de noche sus gafas, se las puso mientras buscaba con la mirada en la oscuridad, hasta que lo encontró, estaba de pie, al otro extremo de la habitación, con una mirada extraña, observándolo.

    —¿Te sientes mal? —preguntó Harry, poniéndose en pie.

    —No te muevas —dijo Draco rápidamente, levantando las manos.

    —¿Qué? ¿Qué es lo que pasa? —Harry se quedó de pie al costado de la cama, mirando alrededor, por si es que había algo que no hubiera notado.

    —¿Quién eres? —cuestionó Draco, arrugando un poco el ceño, se había despertado un momento antes, desnudo junto a ese extraño y el dolor en su culo le podía revelar qué era lo que había pasado antes, aunque no tenía idea de cómo había llegado allí.

    —De que… —Harry negó con la cabeza y trató de avanzar hasta él, pero el grito de Draco lo detuvo:

    —¡No te muevas! —gritó Draco, cada vez más preocupado, no entendía absolutamente nada de lo que pasaba.

    —Draco, esto no es gracioso…

    —¿Draco? —qué extraño nombre, pensó Draco.

    —Ese es tu nombre —explicó Harry, con lentitud, Draco se había puesto sus pantalones y parecía tener frío por la forma como temblaba, aunque su voz sonaba amenazante.

    —No, no lo es.

    Harry inclinó el rostro hacia un lado, no sabiendo qué decir ante eso.

    —¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Draco, cruzándose de brazos y lamentando no haber encontrado una camiseta con la cual abrigarse.

    —¿Cuál es tu nombre entonces?

    Draco boqueó un par de veces, descubriéndose incapaz de responder a esa simple pregunta.

    —¿Por qué no te sientas? Ven —llamó Harry —métete en la cama y abrígate.

    —Oh, no, claro que no —negó Draco rápidamente, mirando hacia la cama y luego hacia Harry —Dime primero quién eres y qué haces aquí.

    —¿De verdad crees que no te llamas Draco?

    —No sé quién es Draco o quién eres tú o qué… —Draco se detuvo, un dolor agudo en su sien derecha lo hizo apretar los ojos, mientras ponía una mano sobre la cabeza.

    —¿Te duele? —preguntó Harry rápidamente, obviando las amenazas de Draco, se acercó a él, pero el chico, en cuanto notó el movimiento, se apartó un par de pasos, hasta dar contra la pared.

    —No. —Draco apretó más fuerte su mano contra la cabeza, rogando para que el dolor terminara de una vez por todas.

    —Tranquilo… está bien, sólo es un dolor de cabeza —consoló Harry, sin acercarse más a él.

    —¡Mierda! —gruñó Draco, dejando caer la cabeza contra la fría pared —. ¿Qué me está pasando?

    —Pasará pronto —prometió Harry, aunque no estaba muy seguro de ello.

    Draco quiso volver a preguntar quién era ese chico, y también preguntar qué estaba pasando allí, pero el dolor era tan intenso que hacía sus oídos zumbar y sus piernas temblar, hasta que no pudo contenerse más y se dejó caer de rodillas hacia el piso, rápidamente sintió las manos de ese chico sobre sus hombros, sujetándolo.

    —Draco —llamó Harry, tratando de verlo a los ojos.

    —No me llamo… —Draco parpadeó un par de veces, las paredes parecían hechas de gelatina moviéndose y temblando a su alrededor —. Carajo… ¿Qué está pasando? ¿Por qué…? —su lengua parecía de caucho y estaba seguro de que no se le entendía nada.

    —Ven, vamos, trata de ponerte en pie —pidió Harry jalándolo un poco.

    —Oh… —Draco exhaló profundamente, las paredes parecían acercarse más y más, llenar todo de blancura y entonces… entonces simplemente todo el sonido y el movimiento cesó, las luces se apagaron y no supo más.

    —¡Draco! —gritó Harry, en cuanto se dio cuenta que Draco había quedado inconsciente, como pudo lo jaló hasta la cama y lo dejó allí, buscando por todos lados la varita de Draco, se sorprendió al haberla encontrado en la mesa de noche, del lado en que Draco dormía. ¿Por qué no la habrá tomado?, se preguntó por un instante, antes de dedicarse a examinar a Draco: primero puso su mano en la frente, estaba ligeramente caliente, quizá estaba haciendo algo de fiebre, bajo hacia el cuello, sus latidos eran acelerados, y su respiración también. Suspiró profundamente y agitó la varita sobre su cuerpo, pronunciando un ennervate, pero nada sucedió.

    —Draco… —volvió a llamar, antes de agitar la varita una vez más, está vez usando un hechizo diferente, nada pasó. Se frotó el rostro con las manos y trató de aclarar su mente, debía actuar de manera racional, no dejarse llevar por el pánico. Hizo un par de giros con la varita y entonces apareció sobre el cuerpo de Draco un gran grupo de números, indicándole la temperatura, las pulsaciones y la presión, tal como había pensado, Draco tenía fiebre y aparentemente ésta iba en aumento.

    Corrió al baño y trajo algunas toallas húmedas, puso una sobre la frente de Draco y se sentó a su lado en la cama, revisando los datos que el hechizo le daba. Lamentaba no tener a mano ninguna poción para la fiebre ni nada que lo hiciera reaccionar.

    —Vamos, Draco, aún no, por favor… no ahora, no me dejes ahora —jadeó, sintiéndose incapaz de hacer nada más que velar su sueño y tratar de bajarle la temperatura con aquellas compresas.

    *O*O*O*



    Cuando Draco abrió los ojos ya había amanecido, una débil luz entraba por la ventana, dándole directamente al rostro. Se giró un poco, notando que tenía sobre él un grupo de números y luces, y que tenía puesto un pantalón vaquero, a su lado, con los brazos cruzados y la cabeza sobre el pecho, estaba Harry, abrigado por un suéter oscuro y unos pantalones de pijama, tenía su varita en una de las manos y los lentes ladeados.

    Se sentó con lentitud, sintiéndose algo débil, aunque agradeció no tener náuseas, mientras meditaba sobre lo que estaba pasando. ¿Se habría puesto enfermo durante la madrugada?

    Harry se despertó por el movimiento en el colchón y se acomodó las gafas, mientras miraba cautelosamente hacia Draco, que parecía aún confundido.

    —¿Harry? ¿Qué pasa? —preguntó Draco en un susurro, acomodándose un poco más hacia atrás, sintió unas punzadas de dolor, que le hicieron recordar lo que había pasado la noche anterior.

    —¿Sabes mi nombre? —Harry se puso en pie, mirando hacia los indicadores, la temperatura, así como la presión y el pulso parecían normales.

    —Por supuesto que sé tu nombre, ¿qué clase de pregunta es esa? ¿Qué es lo que ha pasado?

    —¿No lo recuerdas? —Harry agitó la varita y los hechizos desaparecieron, suspiró profundamente y luego dejó la varita en un lado de la cama, mientras se acercaba a Draco, que parecía contrariado.

    —¿Qué tendría que recordar?

    Y entonces Harry le relató lo que había pasado en la madrugada, cuando se había despertado y lo había encontrado despierto, sin saber quién era o qué hacía allí.

    —Ah… tuve un ataque de amnesia —razonó Draco, haciéndose a un lado para dejar que Harry se acomodara a su lado.

    —¿Los has tenido antes?

    —Sólo una vez, creo… aunque duró muy poco, recordé todo rápidamente, ahora al parecer no recuerdo nada… —Draco frunció el ceño un poco —. Lamento haberte asustado.

    —Es extraño… que tengas ataques de amnesia, creo que ni siquiera recordabas que eras un mago, porque no tomaste la varita de la mesa de noche.

    Draco se mordió el labio inferior y se dejó abrazar por Harry, que apoyó su cabeza sobre su hombro.

    —Supongo que debe ser un síntoma de… ya sabes.

    —Es extraño —repitió Harry, ahogando un bostezo.

    —No quise que estuvieras durmiendo mal toda la noche —suspiró Draco, indicándole a Harry que se tendiera en la cama.

    —Eso no es un problema, sí lo es que tengas cuadros de amnesia.

    —Vamos, no lo pienses tanto, duerme un poco, te hará bien, luces fatal —masculló Draco, acomodándose a su lado y quitándole las gafas.

    —Eso no fue un halago.

    Draco se acercó a él y le dio un beso en los labios.

    —Gracias por cuidarme —murmuró, antes de cerrar los ojos, se sentía algo cansado y pese a que no le gustaba que la gente tuviera pena de él, no se sintió ofendido de que Harry hubiera estado al pendiente de él, sino todo lo contrario.

    Harry no contestó, simplemente cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, tranquilo al saber que Draco estaba nuevamente con él, que el cuadro de amnesia y fiebres había terminado, al menos por el momento.

    *O*O*O*



    Lamentablemente no pudieron dormir cuanto hubieran deseado, pues una hora después Marshall los fue a buscar, para que pudieran desayunar y partir nuevamente.

    Luego de pedirle a Marshall que los esperara en el vestíbulo, ambos se pusieron de pie, bostezando cansados, y se metieron a la ducha, donde compartieron una rápida paja, en medio de besos y mordidas ansiosas, para luego recoger todas sus cosas.

    Se encontraron con sus amigos en el vestíbulo, Tobby corrió hasta ellos contento, agitando la cola y ladrando un poco.

    —Hey, amigo —saludó Harry, poniéndose de rodillas para acariciar a Tobby, que trató de darle de lengüetazos mientras Draco y Marshall pagaban sus cuentas.

    —¿Querrías manejar tú? —preguntó Draco, cargando su maletín de viaje.

    —¿Te sientes mal otra vez?

    —No, sólo agotado —mintió Draco, que sentía ya los inicios de una jaqueca, sin contar que aún se sentía algo adolorido por la actividad anterior.

    —¿Seguro que no…?

    —Potter —siseó Draco, en tono de advertencia.

    —Ya, lo siento, no me molesta conducir.

    —Genial.

    Marshall y Edgard parecieron algo incómodos al inicio, cuando se sentaron a cada lado de Tobby, Harry puso una emisora de música de rock, a bajo volumen y arrancó, observando de reojo a Draco, que se había acomodado sobre el asiento del copiloto, acurrucándose un poco.

    El viaje no tardó más de una hora, primero buscaron un hospedaje que admitiera perros, encontraron un refugio: Refugi de Perafita.

    Marshall y Edgard fueron inmediatamente a visitar a Elías, mientras ellos aprovechaban para planificar qué hacer ahora con el par de días que tenían que permanecer allí.

    Harry y Draco pasearon por la ciudad, conversando tranquilamente, junto a Tobby, que parecía contento, pese a que ya estaba haciendo mucho más frío. Marshall y Edgard se les unieron en la tarde, comentándoles que el estado de Elías era mejor ahora y que al día siguiente podrían partir hacia Francia, para tomar un vuelo.

    Tomaron el tour del Museo abierto de geología. Roques al carrer (Rocas en la calle), y se pasaron la tarde entera contemplando el jardín de rocas por el parque central, tomaron muchas fotografías, y acordaron al día siguiente visitar La Anilla verde, cuando volvieron a su habitación ya era bastante tarde, pero Harry, que se había dedicado a observar a Draco todo el tiempo, se sintió aliviado de no encontrar mayores daños en él.

    Habían conseguido alquilar dos habitaciones continuas, que se comunicaban por una puerta, la mujer de recepción les explicó que era el tipo de habitación para una familia, y aunque le extrañó un poco que Draco escogiera esa habitación, no puso mayores reparos en alquilárselas. Marshall y Edgard dormían en el piso de abajo, habían alquilado una habitación doble, y luego de la cena, declararon que se irían en busca de bares y fiesta. Draco y Harry rechazaron amablemente el ofrecimiento, alegando que estaban agotados. Los chicos los miraron divertidos, pero no los fastidiaron respecto a ello.

    Draco, que había estado sintiéndose mejor durante la tarde, miraba de reojo a Harry a cada instante, mientras subían los cuatro pisos hacia su habitación, con Tobby siguiéndolos silenciosamente, deseando ya estar allí para poder besarlo y abrazarlo de la manera que tanto ansiaba.

    Acomodaron las mantas sobre las cuales Tobby disfrutaba dormir, a un lado de la primera habitación, dejaron la televisión encendida a bajo volumen para que el perro no se sintiera solo, y se metieron a la segunda habitación, donde una cama de dos plazas los esperaba.

    —Debo ir al baño —explicó Draco, recordando las pociones y que mejor era tomarlas ahora, no sabía si el cuadro de amnesia de la noche anterior se debía a haberlas dejado de lado, pero no quería arriesgarse.

    —Ajá —asintió Harry, mientras se desprendía de su abrigo, luego siguió con la sudadera y los pantalones, cuando Draco volvió a la habitación, Harry se había deshecho de toda su ropa.

    Draco se quedó quieto por un instante, observando el cuerpo de Harry, su garganta se secó y su deseo, aquel que había estado conteniendo durante toda la tarde se hizo más patente.

    —Entonces… ya que te sientes mejor, ¿cumplirás con tu promesa de anoche? —preguntó Harry con voz ronca, mientras extendía los brazos y se daba una vuelta completa. Se extrañaba de su propio comportamiento, no que fuera un mojigato, pero aquella ansiedad por estar con Draco, por pertenécele y que le perteneciera, lo empujaba a ese tipo de insinuaciones.

    —Oh… sí, claro que sí —respondió Draco, sacándose el suéter que usaba y caminando hacia él —, ya verás que sí —continuó, antes de tomarlo de las caderas para pegarlo a su cuerpo y darle un profundo beso.

    *O*O*O*

     
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