Cronicas de una cafetería |(SasuNaru & ItaDei) [R-18] Rape +Mpreg ¡CAPÍTULO 15!

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    Yaoizando

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    yamíSora:
    Que bien que cada cap te parezca más interesante, espero que este no sea la excepción
    ~Suzume~: Y cada vez se va ir poniendo mejor eso te lo prometo ;D
    Cecylampuchi: Gracias por animarte a comentar :3 esnerio que lo agradesco, poco a poco iran apareciendo los demás, de Deidara sabremos un poco por ahí del capitulo 10 y por supuesto de Kakashi :3

    Muchas gracias por sus comentarios me da gusto que el fic fue bien recibido por aquí. Este capítulo es muy interesante, ahora tendran otro punto de vista de nuestro querido Yahiko *w* espero que les guste esta parte, este es de mis capítulos favoritos tiene mucha historia y significado.



    Capítulo.-7 Paseo


    Iba hundido en sus pensamientos. Era un domingo por la tarde y por lo tanto que ese día no trabajaba. Caminaba por lo que parecía ser una calle interminable, hacía frío y en los noticieros anunciaron posibles nevadas en los próximos días. Eran cerca de las 6 de la tarde y su estomago clamaba por algo de comida; miró su bolsillo y sacó unos cuantos billetes, que serían suficientes para comprar algo de comida y volver al hotel. No muy lejos estaba una de esas tiendas de auto servicio en la que de seguro encontraría algo que lo saciara su hambre. Pensó en ahorrar con un ramen instantáneo que bastaría de todas formas puesto era algo que se había convertido en su favorito. Diez minutos después de espera en la fila salió del lugar con un par de bolsas, en cuyo interior había tres botecitos de ramen instantáneo, té helado y su placer culposo: papas fritas.

    Dos calles más adelante cierto automóvil llamó su atención. Era imposible no reconocerlo, un flamante Porsche plateado no demasiado ostentoso pero sí lujoso; su dueño no era otro que su jefe Yahiko. Con una suave maniobra quedó estacionado justo un lado de Naruto, que se veía tan ligeramente sorprendido que incluso dejó caer la bolsa que cargaba. Su cuerpo involuntariamente se acercó a la pared buscando protección.

    — ¿Tienes planes, para el resto de la tarde? —Preguntó desde su lugar, y su voz alcanzó a ser escuchada por el blondo. Ligeramente, con su cabeza, hizo señas para que se acercara. El plan de Naruto para el resto de la tarde era ver televisión por cable del hotel, comiendo ramen, y después arrasaría con una enorme bolsa de papas fritas.

    —No, no tengo ninguno—Negó con la cabeza. Entendió el mensaje de su jefe, se aproximó lo suficiente para inclinarse y asomar su cabeza por la ventana del copiloto.

    —Ya veo. ¿Te molestaría dar un paseo conmigo?, hay algo que me gustaría mostrarte—Yahiko habló con esa hechizante voz profunda, mientras cortésmente abría la puerta del copiloto. El blondo accedió de inmediato, cualquier plan que le ofreciera Yahiko sería mucho mejor. Se mostró emocionado, como siempre lo hacía cuando entraba a ese majestuoso porche, con esos asientos de piel y el estéreo del auto, que lo incitaba a presionar cada botón; aquel auto era una obra de arte.

    — ¿A dónde iremos? —Cuestionó alegre mientas hacía un lugar a su recientes compras en los asientos de atrás.

    —A una escuela—el pelirrojo hizo rugir el motor y se puso en marcha.

    — ¿Una escuela?—Tal vez había oído mal, debía ser una broma desperdiciar una tarde yendo a una escuela, pero no, de nuevo se lo corroboraron. Yahiko rio un poco cuando miró la expresión de desilusión en Naruto.

    Condujo unas calles más arriba y viró a la izquierda. Era sorprendente a la velocidad a la que andaba el auto y la suavidad con la que parecían ir. Se encontraban cerca del centro de la ciudad. Naruto observaba entusiasmado por la ventana el paisaje que le brindaba la vista desde lo alto del puente en la carretera principal de la ciudad; a causa los nubarrones el cielo estaba gris, se podía respirar algo nostálgico en el aire y a la vez humedad, posiblemente para antes de anochecer estaría lloviendo. Pasaron el centro de la ciudad y por el escaso tráfico de un domingo, todo a su alrededor se veía un poco menos ajetreado; por alguna razón Naruto sintió que todo aquello le era familiar. Ahora iban a una velocidad normal. El rubio miró de nuevo por la ventana: había un parque con escasa vegetación y uno que otro juego a lo largo del terreno. Una señal de tránsito les aviso que estaban en una zona escolar.

    Cuando terminó el parque, su vista se encontró con varios edificios pertenecientes a una secundaria. De inmediato reconoció esa entrada maltratada por el paso de los años pero inconfundible, ahí estudiaba su hermano. Llegaron recuerdos que creía perdidos. En ciertas ocasiones había acompañado a su padre a dejar a Deidara a la escuela cuando se le hacía tarde. En su garganta se formó un nudo que hacía que le costara trabajo respirar.

    —Aquí es—anunció su jefe. Detuvo el coche con suavidad, retiró el cinturón de seguridad y giró a ver el rostro de su acompañante, que se veía sorprendido. No imaginaba que dentro de su cabeza se realizaba un viaje en el tiempo que sólo le traería una ola innecesaria de nostalgia.

    —Este lugar lo recuerdo muy bien—Naruto endulzó su tono de voz, era algo raro de escuchar en él—. Deidara solía perder el tiempo y hacía que papá lo trajera hasta acá; a veces me colaba en el auto y los acompañaba…—se animó a hablar, pero no miraba a Yahiko sino al edificio. No recordaba un par de cosas, como el estacionamiento de la entrada y un edificio que estaba al fondo y que apenas se distinguía.

    —Sí, recuerdo que Sasori solía regañarlo por hacerlo esperar—Esta vez fue de cabellos naranjas que el se mostró pensativo, dio un largo suspiro y terminó de salir de auto—. Sígueme—le indicó.

    Naruto lo vio perderse en un pasillo junto lado a la entrada, supuso que había ido con el cuidador puesto que había regresado haciendo sonar unas llaves en su mano derecha.

    —Vamos, tenemos 20 minutos, te voy a mostrar algo que creo debes saber—la curiosidad del rubio se disparó.

    Entraron por la puerta principal. Recorrieron los pasillos del edificio, que era amplio y tenía dos pisos de altura, las paredes se veía desgastadas y la pintura estaba opaca; resultaba algo deprimente.

    No cruzaron palabra alguna mientras seguían hacia delante, cada quien iba sumergido en su mundo. Naruto en esos momentos se sentía tan cerca de Deidara y, a la vez, intentaba imaginarse como pudo haber sido su vida ahí.

    Yahiko se detuvo sin avisar frente a una bodega provocando que Naruto chocara contra su espalda, pidió perdón aunque tuvo la certeza de que ni siquiera había sentido el golpe. Guío sus pasos para situarse a su lado y ver con sus propios ojos lo que Yahiko miraba con tanta atención.

    —Esto es lo que quería mostrarte—habló casi en un hilo de voz que le costo trabajo entender al blondo. Yahiko caminó un poco más, hizo una maniobra con las llaves y la puerta cedió. El aroma que lo asaltó trajo consigo una oleada de recuerdos de aquellos años que a él y sus compañeros solo les interesaba hacer travesuras; se sitió algo viejo. Solían minimizar sus problemas, seguros de que su adolescencia duraría por siempre, pero la realidad había sido otra. Miró cada rincón de la bodega, esa era la base secreta para los Akatsuki, como el mismo había nombrado a su grupo; se había dedicado a reunirlos uno a uno… Yahiko sonrió involuntariamente ante aquellos recuerdos de lo que habían sido tiempos perfectos.

    — ¿Qué era este lugar? —Naruto salió detrás de su espalda para empezar a explorar por el mismo.

    —Esta era mi base secreta, ¿alguna vez Deidara te contó sobre Akatsuki? — El pelirrojo comenzó a caminar, adentrándose cada vez más y más, observado con cuidado cada detalle, cada cosa que después de 10 años habían cambiado en su preciado lugar.

    —No recuerdo bien, pero sí llego a mencionarlo—El menor procedió a seguirlo. El lugar estaba polvoriento y lleno de viejos libros, mesas rayadas y rotas, bolsas llenas de papelería inútil y uno que otro balón sin aire. Era alto, cerca de los 3 metros y unos 10 de largo; pensándolo bien era un lugar ideal para unos vagos de secundaria. Ahí su hermano había empezado a forjar sus sueños.

    —Yo me dediqué a reunirlos a todos, uno a uno—dijo, tomando un libro en específico como si supiera donde estaba, era de capa ligeramente satinada, y de los pocos que se veía legibles. Lo abrió y le mostró notas que solían escribir mientras se saltaban las clases, el papel en un principio se veía amarillento pero al pasar de las hojas se fueron aclarando—. Hidan, Kakuzu, Sasori, Kisame, Deidara, Konan, la única mujer del grupo, y también… Itachi— Naruto notó el esfuerzo que hizo al mencionarlo. Ese nombre resonaba en su mente, sabía que tenía importancia. Meditó un poco, pero lo logro recordar nada—. Y por supuesto, yo. Éramos un desastre en esos tiempos.

    —Cuéntame de mi hermano—rogó saber. En aquella época Deidara no solía contarle de su vida, y mucho menos de sus amigos, era un adolescente del tipo que reservaba todo para si. Sintió el deseo de saber de su pasado, había pasado tanto tiempo que ahora el nombre Deidara era más bien como un concepto del cual casi no conocía nada, ni siquiera podía recordar su comida favorita.

    —Deidara—dio un largo suspiro alargando su respuesta—. Él al principio no quería unirse, pero entre Sasori, Itachi y Kisame lo convencieron. Solíamos irnos al centro comercial y hacer travesuras, lanzar cosas desde las gradas de los estadios en los partidos de futbol, inventar juegos, ir al cine y contar el final de la película en voz alta; tuvimos muchos problemas por eso—Naruto contuvo la risa, sin poderse imaginar a ese hombre serio que aparentaba ser su jefe haciendo fechorías por ahí, aunque le hubiera gustado conocer esa parte de su hermano—. Como dije, éramos un completo desastre, sólo un grupo de jóvenes que tenían sueños muy grandes—Yahiko seguía pasando hoja por hoja—. Fueron tiempos muy buenos—sonrió con melancolía, sin perder de vista el libro que yacía en sus manos.

    — ¿Fueron?—Preguntó incrédulo desde otro lugar de la bodega, rebuscando no sabía qué, pero seguía indagando hasta encontrar algo interesante.

    —Después de su desaparición todos nos alejamos, hasta que terminamos por separarnos. Aún frecuento a Hidan y a Kakuzu, Sasori es mi socio en la cafetería, y es el hermano de Gaara—puntualizó—. Konan se fue de la ciudad y de Itachi… de él no he sabido nada desde que nos graduamos ese verano de secundaria—Mintió éste, pues sabía a la perfección de la condición mental de dicho hombre.

    —Que final tan triste—dijo honesto. Naruto había tenido muchos amigos y entendía que era doloroso separarse de ellos.

    El de ojos azules revolvió una caja llena de objetos al no encontrar nada interesante, e hizo lo mismo con las que estaban a un lado. Se formó un silencio incómodo en ese lapso del que sólo el blondo se dio cuenta. Yahiko seguía con el mismo libro y casi a punto de terminarlo encontró una vieja fotografía algo desgastada que se notaba que era de una cámara instantánea. En la imagen aparecían Itachi y Deidara, el moreno sentado sobre una mesa acariciando el cabello lacio y perfecto de el rubio que se mantenía sobre el suelo, ambos con una sonrisa, felices. Al reverso traía una fecha grabada por la misma letra de Deidara. Trató de recordar ese 23 de abril… y ¿cómo olvidarlo? Había sido el día que Itachi y Deidara habían reconocido frente a todos que eran pareja; Konan, feliz por ellos, se ofreció a sacar un recuerdo de tan importante momento.

    Recapituló ese día con lujo de detalles en segundos, miró de reojo aquel rincón.





    Eran alrededor de las 9:00 de la mañana. Cursaban ya su último año de secundaría. Tenía rato que las clases habían comenzado y su rubio compañero no aparecía por ninguna parte, buscó en cada salón y preguntó a los demás, pero no sabían nada. Lo que le alertaba era la ausencia de Itachi; últimamente tenía sospechas sobre estos dos, miradas cómplices, reuniones a escondidas, tareas que hacían juntos y que los hacían rabiar.

    Decidió saltarse esa hora, la historia le gustaba pero no tenía cabeza para lecturas que se sabía de sobra. Se encaminó hacia su base secreta, entró cuidadoso de que ningún adulto lo viera entrar. De su mochila sacó un par de tomos de manga que le habían recomendado. Se disponía a leer cuando escuchó extraños ruidos al fondo de la bodega, y de la manera más silenciosa que pudo, se acercó pensado que podía ser alguna clase de roedor; hubiera deseado haberlos visto.

    El ruido de los libros cuando cayeron al suelo alertó a la pareja que había un intruso dentro. Tanto Deidara como Itachi no supieron como reaccionar, se vieron descubiertos en medio de arrumacos que delataba su ilícita relación.

    —Lo siento—atinó a decir Yahiko. Estaba tentado a llevar su mano a su pecho tratando de arreglar algo que parecía roto: su corazón.

    El blondo de inmediato abordó a su amigo dándole indicaciones a Itachi que saliera de inmediato. Obedeció.

    —Pensaba contarles más adelante, lo juro— Había algo de vergüenza en su rostro, pero en su voz había seguridad—Siento que te hayas enterado así.

    — ¡¿Cuándo esperabas decirlo, en la graduación?! — Esa era exactamente la reacción que esperaba de su amigo.

    —No, pero, ¡no sabia como iban a reaccionar, entiende!—Salió a flote ese carácter fuerte de Deidara. Yahiko trataba de apaciguar sus fuertes latidos. No podía mirarlo a los ojos.

    — ¿Cuánto tiempo llevan juntos? —exigió saber. Pensaba que era algo relativamente nuevo, pero no era así, su amigo lo sacó de su error aunque le hubiera gustado quedarse ignorando el suceso; finales de diciembre lo escuchó decir. Yahiko sacudió la cabeza con frustración mientras mordía sus labios.

    — ¿Por qué Itachi? —Fue una pregunta que su amigo no le supo contestar. Se quedó en silencio por un buen rato, sin poder resumir todos los sentimientos que con el paso del tiempo le había hecho sentir el moreno de rostro amable. Algo en el interior de Yahiko le hizo saber que era hora de revelar su secreto, era ahora o tendría que aceptar la relación como un amigo más.

    —Deidara…—Susurró, y camino hasta estar frente a él. Con un rostro impasible y con cuidado delineó el rostro del rubio con la yema de sus dedos, causado un sentimiento de extrañeza en el rubio, que no opuso resistencia.

    — ¿Qué pasa? —Preguntó asustado.

    Con cuidado y despacio unió sus labios con los de Deidara; fue un beso fugaz y hasta cierto punto tímido pero era los sentimientos más puros y honestos que guardaba Yahiko.

    —Te quiero…—Susurró una vez que se rompió el contacto.

    El blondo no supo como contestar, parpadeó, tratando de buscar algo interesante en el suelo; sin embargo no podía concentrarse. Su rostro era indescifrable y su mente un caos.






    Al final de ese día todos supieron de esa relación. Yahiko supo que frente a Itachi sólo este último se vería como vencedor. Ese día había sido rechazado.

    — ¿Pasa algo?, te quedaste callado—La voz de Naruto lo trajo de vuelta a su realidad. Se giró a verlo y dijo que estaba perfectamente bien. Esto tranquilizo al rubio, pero aún tenía sus sospechas. — ¿Encontraste algo? —Yahiko celosamente guardó su reciente descubrimiento; más tarde haría uso de él.

    —Algo así…—Dijo— ¿Ya viste aquellas cajas? Deben de haber esculturas que hizo tu hermano—señaló un lugar específico con su dedo índice. Naruto emprendió su búsqueda, sonriendo feliz de encontrar algo de su hermano. Abrazó con cariño una escultura de color blanco que sacó del fondo de una caja hecha de papel y engrudo de aproximadamente 8 centímetros de alto; tenia forma de un ave y era un poco similar a un Fénix. Se encontraba un poco empolvada, pero no era nada que no se pudiera quitar con una buena pulida o pintándola de blanco. Yahiko miro su reloj y avisó que ya era hora de irse, Naruto con tristeza se despidió del lugar y oprimió en su pecho la nueva estatuilla que había conseguido jurándose algo así mismo.

    — ¡Juro que te encontraré! —Pensó. En sus ojos había determinación y confianza, él nunca faltaba su palabra.

    Salieron de la escuela y de nuevo subieron al auto, no sin antes dejarle las llaves al vigilante. Yahiko arrancó de nuevo el auto si rumbo fijo, Naruto perdió el número de veces que giraba y terminaba en calles aún más extrañas, supuso que abría algún propósito para eso.

    —Ahora creo que ya puedes hablarme sobre lo que me querías contar cuando estábamos en la bodega ¿no es así? —Dijo el rubio sorprendiendo de sobremanera a su jefe. Yahiko sólo lo miró, sonriendo de medio lado.

    Había subestimado un poco la inteligencia de su empleado. Bajó la velocidad del auto y encendió la calefacción. Ya eran cerca de las 7 de la tarde y el frío ya se empezaba a sentir.

    —Sólo déjame pensar como iniciar con todo esto— Su mirada seguía fija al frente, pero se notaba algo distraído—. Escucha… Yo no tengo ningún interés en controlar tu vida, ni nada por el estilo, pero siento como si debiera protegerte por la amistad que me une a Deidara, y porque me agradas, ya te lo había dicho antes—cada palabra dejaba a Naruto confundido, con esas frases siempre iniciaba cada vez que le daba un sermón sobre Gaara.

    — ¿Se trata de Gaara? —El blondo miró con interés.

    —No, esta vez no— Hizo una breve pausa, buscando las palabras más adecuadas para la situación—. Es sobre Sasuke—Naruto se mostró curioso. Sabía que al igual que con Gaara, Yahiko no simpatizaba con Sasuke, y seguía curioso de saber por qué. Lo miró atento, mientras daba sus explicaciones; esta vez sería algo más serio.

    — ¿Sasuke qué tiene que ver con mi hermano? —Preguntó.

    —El nombre de Itachi se te hace familiar ¿no es así? Vi como tratabas de recordar algo de él cuando lo nombré hace rato— Naruto sólo asintió sin interrumpirlo—. Él fue alguien muy valioso para Deidara, pero no supo corresponderle; fueron pareja hace mucho—a la cabeza del blondo vinieron recuerdos algo vagos en donde aparecía ese nombre siendo nombrado por su madre o su hermano.

    —Si, ya recordé algo… pero no lo conocí—Fijó su vista hacia el frente, parecía que aún se esforzaba por intentar tener un mejor recuerdo del famoso Itachi.

    —Él le hizo mucho daño a Deidara. Siempre parecía estar feliz con él, pero era más bien que estaba deslumbrado por él, era muy inteligente y Deidara se sorprendía fácilmente, pero… —Hizo una pausa algo dramática— Itachi le hizo mucho daño.

    — ¿Qué fue lo que él hizo?—Naruto quería saber razones, estaba en suspenso y Yahiko se veía tan misterioso que no revelaba nada ni con la mirada.

    —Itachi solía usarlo y Deidara nunca se dio cuenta de esas intenciones— hizo un gesto amargo—. Siempre fue ingenuo. No puedo contarte lo que pasó porque hice una promesa, pero en verdad le hizo algo monstruoso, Deidara lloró bastante, a pesar de lo orgulloso que siempre fue—No apartó la mirada del enfrente y su voz seguía impasible. El blondo ya no hizo más preguntas, había tantas que deseaba hacer, pero terminó callando. Se quedó pensativo por un largo rato; en ese lapso empezaron a caer gotas de lluvia.

    — ¿Eso qué tiene que ver con Sasuke? — Dijo en voz baja.

    —Desde que lo conocí nunca me ha caído bien, Sasuke es igual a Itachi, pero no es tan listo, es un poco torpe y se deja manipular con facilidad, lo que lo hace débil—Yahiko empezó hablar como si realmente lo conociera y Naruto no pudo entender todo lo que éste le decía, seguía con la misma incógnita. ¿Qué se supone que tenía que ver Sasuke con Itachi?

    Yahiko rebuscó en su abrigo y sacó la fotografía que encontró el aquel viejo libro, la colocó encima del tablero del auto, y Naruto la tomó. Deidara sonreía feliz; Naruto se vio realmente sorprendido cuando vio el rostro del que acompañaba a su hermano, jugueteado con su cabello que en aquel entonces le llegaba a los hombros.

    — ¿Sasuke? —No pudo evitar soltarlo, el parecido era enorme: piel algo pálida, cabello negro y ese par de ojos casi idénticos; algo no encajaba con la versión que le contaba Yahiko, el tipo de la fotografía parecía una persona amable y gentil— ¿Por qué se parece tanto a Sasuke? — preguntó aun muy sorprendido.

    —Es su hermano, su nombre completo es Itachi Uchiha— Naruto recordó una de sus anteriores platicas con Sasuke donde le había llegado a hablar de su hermano, y que quería verlo de nuevo. Se vio algo aturdido y le costaba trabajo entender del todo las cosas, de pronto todo le parecía un juego algo raro del destino porque él no creía en las coincidencias. Se quedó pensativo por un rato.

    —Entonces es como si quisieras protegerme de él—Así lo interpretó el rubio.

    —No es sólo eso—negó con la cabeza el contrario—. Sasuke es diferente a como es Gaara; a él no lo soporto porque es del tipo egoísta que sólo se ama a sí mismo. No te estoy diciendo que no hables con ellos jamás en la vida… sólo no confíes demasiado en esos dos, eso es todo.

    —Lo tendré presente—Naruto seguía mostrándose pensativo, casi ido; miraba intensamente la fotografía que aún sostenía, cosa que le llamó la atención a Yahiko. El auto seguía en paralelo, cuando lo notaron ya estaban nuevamente cerca del centro de la ciudad y la lluvia en esa zona era de baja intensidad comparada con la anterior.

    —Te quedaste muy callado…—habló Yahiko.

    —Es que de repente me sentí nostálgico, ¿te molestaría llevarme a mi casa? —Se giró a verlo, su expresión se veía sombría y carente de emociones, nada que ver con la de Naruto, que veía todos los días alegre y sonriente.

    —Claro, ya estamos cerca de tu departamento—El pelirrojo miró alrededor para buscar un atajo que los llevara más rápido.

    —No, a esa casa no, me refiero a mi antigua casa— dio un largo suspiro—. Me di cuenta que de mi familia sólo recuerdo sus nombres, quisiera tenerlos más presentes, eso es todo—. Naruto se vio pequeño, estaba encogido de hombros como si tuviera frío, incluso junto sus piernas como lo hace un niño cuando tiene miedo. Yahiko accedió.

    El de ojos azules no recordaba del todo la dirección, pero él se la sabía de memoria. Tardaron unos minutos en llegar. El vecindario era distinto a como lo recordaba Naruto, ahora se veía sin vida, y muchas casas alrededor estaban abandonadas. Sintió una gran tristeza de ver la que había sido su casa se encontraba en esas condiciones: la pintura estaba vieja y descolorida, la fachada era un desastre, había vidrios rotos, la puerta principal había sido robada y el pasto de la entrada ya no existía. Parecía que no tardaría en caerse, se veía muy inseguro. Era totalmente distinto. Dudó en bajarse del auto, pero cuando lo notó, ya estaba caminando hacía la entrada.

    —Creí que alguien la había comprado—dio un paso dentro, seguido por Yahiko.

    —Después del accidente nadie se animó a comprarla y cayó en decadencia—dentro olía a humedad, había hierba creciendo dentro. La escalera seguía intacta pero no se veía muy segura; la madera se notaba muy desgastada. Naruto cerró los ojos e intento recordar los momentos más memorables que había pasado ahí dentro. Las navidades, los cumpleaños… todos los recuerdos fueron tan fuertes que cuando abrió los ojos una lágrima amenazaba con salir de sus ojos.

    — ¿Podrías… dejarme solo un momento? — Su voz parecía que se iba a quebrar. No se atrevió a mirar a Yahiko, se moriría de vergüenza si lo viera en esas condiciones.

    —Esperaré en el auto—se le oyó decir, luego sólo se escuchó el sonido de sus pasos al salir.

    Se adentró un poco más a la casa y el olor a humedad se intensificó, había manchas en las paredes donde habían estado los muebles. Cuando se dio cuenta estaba justo en el centro donde solía estar el comedor; se acordó de su último día allí, que parecía tan perfecto y común. En ese momento se permito flaquear, no contuvo las lágrimas y lloró en silencio ahí de pie, se desahogó después de años de tratar de hacerse el fuerte frente a todos.

    Se sentía tan solo, desloado, nunca había pensado en ver su casa de esa forma, hacía años era el lugar más cálido que pudiera imaginar, y ahora estaba frio y vació. Pasó las mangas de su abrigo insistenmente por su rostro, tratando de hacer que el llanto cesar. Después solo sintió un enorme alivio, el llanto se detuvo aunque seguía sollozando; ya no sentía que algo le oprimía el pecho y el nudo en su garganta se había ido.

    Se sintió con más fuerza que nunca cuando salió de la casa, sonrió cuando miró que Yahiko lo esperaba afuera del auto, incluso cuando la lluvia había regresado aunque más fina.

    — ¿Ya estás mejor? —Cuestionó, dejando caer el cigarro que recién había terminado.

    —Sí, era algo que necesitaba hacer desde hace mucho—volvió a sonreír como solía hacerlo, y Yahiko se sintió aliviado. Comprendió que Naruto era tal vez la persona más fuerte que había conocido. Con un movimiento de la muñeca le indicó que era hora de irse.

    De regreso hablaron como lo hacían habitualmente, los comentarios tontos y sin sentido que eran tan típicos en Naruto le daban un poco de alegría a Yahiko, lo hacían sonreír como creía que ya no era capaz de hacerlo.

    — ¿Te llevo a tu casa?—Ya eran cerca de las 8 de la noche y alrededor de ellos ya estaba oscuro. Naruto recordó su triste realidad, estaba sin hogar y lo único que tenía era el cuarto de hotel que había conseguido la noche anterior.

    —Pues… ahora me estoy quedando en un hotel—Infló las mejillas y se cruzó de brazos—. La loca de mi casera me hecho por retrasarme con un pago.

    — ¿Pues que estas esperando? Puedes venir conmigo… hay una habitación disponible, cerca del edificio donde vivo, conozco al dueño y puedo arreglar las cosas; tal vez en unos días ya este todo listo para que te mudes.

    — ¡¿En serio?! —Respondió emocionado—Siento mucho que te tomes molestias por mí, aunque no sé si pueda pagarlo… pero quiero un lugar fijo, ese hotel es muy incómodo y se oyen ruidos raros—Yahiko rio e insistió que el lugar era barato, logrando convencerlo.

    Naruto le indicó el camino correcto en que estaba su hotel, sólo unas calles más arriba de donde estaba su antiguo departamento. El auto se detuvo con delicadeza, se despidieron y Naruto se quedó sobre la acera hasta que le perdió de vista entre las calles; por fin, después de mucho tiempo, sentía que su cielo se despejaba.

    Había sido un día difícil pero todo aquello sólo le había traído más ganas de salir adelante. Subió las escaleras y entró a su habitación, recordando de inmediato que no había comido nada en todo el día. Lo más rápido que pudo se preparó su ramen instantáneo y lo devoró como si no hubiera un mañana, pero no fue suficiente, así que preparó un segundo plato. No quiso ver la televisión a esa hora puesto que sólo había programas aburridos de concursos. Se tendió en la cama y sacó su diario; no sabía que escribir, y la pluma temblaba en su mano. Ese había sido un día de muchas emociones, melancolía sobre todo.



    28 de Noviembre

    “Hoy… fue un día especial, recordé como nunca a mi familia; visite mi antigua casa, me siento más fuerte que nunca y supe más cosas de mi hermano. Yahiko es un buen amigo… pero tengo que pensar muchas cosas sobre Sasuke…”


    C o n t i n u a r a...



    ¿Que les parecío? ¿Ya tienen otra opinion de Yahiko? ¬w¬
    Realmente amé escribir este capi, espero haberlas trasportado al ambiente que me imagine cuando lo escribí ^w^ en el proximo capítulo saldrá Sasuke *w* y será hermooooso! estoy segura de que les encantará ;)

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