La realidad más extraña....¿hasta que punto? -CERRADO-

Misaki ya se ha graduado de la universidad y sera editor de kyo-sensei donde tambien estará Akihiko

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Quebrántame, odiame, ámame .... soy masoquista. Pero si te tengo conmigo, el mundo me importa poco
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,235

    Status
    Offline
    Hola mi nombre es Takahashi Misaki, soy un simple asalariado de 27 años, me gradué de la universidad M como estudiante becado, trabajo como editor y vivo una vida normal en un pequeño departamento, trato de dar lo mejor cada día, quiero que Isaka-sama se sienta orgulloso de mi, mis padres eran sirvientes en casa de Isaka-sama y cuando ellos murieron el se ocupo de mi, gracias a el soy el hombre que ahora soy, cuando cumpli 25 años me fui de casa de Isaka, debo admitir que lo extraño pero es mejor para mi el valerme por mi mismo, aun que el me ha pedido que regrese a la mansión yo no quiero ser mas una molestia para el, yo trabajo para su editorial, como siempre me gusto leer no tuve problemas, en este momento soy editor del área de mangas, trabajo con Ijuuin Kyo-sensei el dibuja y escribe el manga “the Kan”( lo tome prestado del cap 24), es un gran dibujante aun que siempre hay que estar detrás de el

    -Kyo-sensei levántese por favor

    -No a nadie le gusta mi manga, es una vergüenza

    -Vamos Kyo-sensei se que usted puede, además ya vio la cantidad de cartas dándole su apoyo

    -No, es solo una fachada eso no es verdad

    -Vamos Kyo-sensei no se desanime, hágalo por mi por favor (Misaki con su carita de suplica)

    -mmm… de acuerdo lo hare por ti

    -gracias Kyo-sensei

    al fin Kyo-sensei se ha puesto a dibujar, es un poco difícil el mantenerlo animado para esto pero sus obras son muy buenas

    -Misaki-kun gracias por levantarle el animo a Kyo-sensei no se que haríamos sin ti

    -No hay problema ese es mi trabajo

    -A si Ryuuichiro-sama quiere verte, te esta esperando en su oficina

    -Ah muchas gracias

    Qué raro Isaka-sama quiere verme, m e pregunto para qué será

    -eto, con permiso, buenos días asahira-san

    -Misaki buen dia, isaka te espera, ya puedes pasar

    Asahira es el secretario de Isaka-sama también es su asistente personal y una ves en la casa los vi…

    XXXXXXFlash backXXXXXXX

    Ryuuichiro-sama lo amo- besándolo casi mordiéndole los labios

    Baka no me digas así, llámame isaka – aferrándose a la espalda del mas alto

    El beso se profundizaba mas hasta que se quedaron sin aliento, asahira literalmente arrancaba la camisa de isaka besándole el cuello, el castaño daba leves gemidos, el mayor fue bajando por todo el pecho del castaño poco a poco hasta llegar al bulto que gritaba atención a gritos oculto en los pantalones de isaka, asahira le quito los pantalones y se metió el sexo del castaño a la boca, succionando y besando la erección, el mismo se bajo los pantalones y comenzó a masturbarse al ritmo que chupaba al otro lentamente iba de arriba hacia abajo, hasta que los dos llegaron al clímax, asahira se trago toda la semilla del castaño, se relamía los labios saboreando el liquido del menor

    Isaka-san –dijo para luego besar al nombrado dejando que este sintiera su propio sabor

    XXXXXXFin del fash backXXXXXX

    Creo que no es la primera vez que hacen eso, supongo que son novios pero yo no digo nada, sería un gran escándalo perjudicial para la editorial y para la imagen de Isaka

    -con permiso isaka-sama

    -misaki-kun gusto de verte, me entere que estas logrando que Kyo-sensei dibuje, te felicito

    -gracias, disculpe para que quería verme isaka-sama

    -misaki, mañana llegara un nuevo escritor, estará a cargo de Aikawa-san y quiero que tu la ayudes

    -pero isaka-sama yo tengo que ocuparme de Kyo-sensei

    -lo sé pero eso será en tus tiempos libres, además solo leerás las obras con Aikawa, no pretendo que andes detrás del sensei también, mañana lo conocerás, su nombre es Usami Akihiko

    -Usami?? Sus vecinos

    -si es el hermano menor de haruhiko

    -entiendo

    -entiende esto Misaki, eres el mejor editor en el área de mangas, y quiero que seas uno de los grandes editores en otras áreas, así que da lo mejor de ti de acuerdo

    -gracias isaka-sama lo hare

    -misaki cuando regresaras a casa

    -isaka-sama yo le agradezco pero no quiero ser una molestia para usted

    -no eres ninguna molestia Misaki, extraño tu compañía y comer tus pasteles

    -le traeré pastel cuando Kyo-sensei termine el manga como celebración

    -estaré esperándolo con ansias

    El querer vivir solo no es la única razón por la cual deje la casa Ryuuichiro, también esta uno de los vecinos Usami Haruhiko, el siempre me molestaba, me llevaba rosas, fresas y cerezas, me regañaban mucho porque el casi inundaba la casa con sus regalos así que decidí alejarme de él, le pedí a isaka-sama que nunca le diera mi dirección, gracias a isaka he tenido una vida más tranquila, el es muy comprensivo y amable desde hace mucho estoy enamorado de él pero el ama a Asahira así que no puedo hacer nada más que trabajar duro y que el se sienta orgulloso, solo espero que Usami Akihiko no sea como su hermano

    Edited by Misaki_san - 18/2/2014, 09:00
     
    Top
    .
  2. ØXx Kris-san xXØ
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Aquí tu fiel Fan reportandose para esperar con ansias la conti de tu Fic
    Misaki_san amo todos tus Fics, me los he leido todos (no se si todos pero la gran mayoria XD)
    Que adorable es Misaki, cuidando a Kyo-sensei y ahora tendra que encontrarse con Usagi-san. Ya quiero saber que sigue.

    Saludos y escribe pronto n.n
     
    Top
    .
  3. †Cote-chan†
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Otro fic mááásssss wiiiiiii *-* Gracias Misaki-san!!!
    He de comenzar diciendo con toda honestidad que me fascino la trama, mi Misaki de 27 años, independiente, trabajando de editor, trabajando para Kyo-sensei y enamorado de Isaka. Es algo que totalmente original y genial, fabuloso. *O* Estaré pendiente del desarrollo de la historia y de verdad quiero ver el primer encuentro de Misaki y Usagi. De verdad le tengo altas expectativas a este fic.

    Saludos y Besos :D
     
    Top
    .
  4. InuNoe
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Eso marcha muy pero que muy bien Ohhh Nooo Es otra vez Misaki-san Porque?? Porque?? Porque siempre me tengo que viciar a sus mangas.. le gusta tenerme en la palma de su mano rogando por mas capitulos.. Sin corazon solo quiere verme suplicar por más continuaciones!!! Buenos pues que así sea.. CONTYYYY
     
    Top
    .
  5.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Quebrántame, odiame, ámame .... soy masoquista. Pero si te tengo conmigo, el mundo me importa poco
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,235

    Status
    Offline
    Esa mañana frente al gran edificio de la editorial Ryuuichiro un convertible rojo se estaciono de el bajo un hombre alto y de cabellos grises de unos 18 años, entrando al edificio todas las mujeres de la recepción suspiraban de anhelo y con corazones en los ojos, el hombre subió al elevador cuando vio a un hombre de 27 años castaño y de ojos verdes y poco más bajo que el, corría intentando subir al elevador, por suerte entro casi justo antes que cerraran las puertas, muy agitado abrazando unos papeles se desplomo en el piso logrando marcar aun el piso a donde se dirigía, el peligris lo miraba con curiosidad examinando al hermoso hombre que estaba sentado a su lado, ninguno de los dos dijo una sola palabra, hasta que se abrieron las puertas del elevador, el castaño se levanto rápidamente y corrió hacia una oficina gritando




    Kyo-sensei!!




    Las puertas del elevador se cerraron, el peligris había grabado la imagen del hombre en su mente pensaba “ quien será?...” “tendrá novio?” “quien será ese Kyo-sensei” “se veía de unos 20 años es muy joven para trabajar en una editorial” este tipo de cosas pasaban por su mente mientras subía, las puertas del ascensor se abrieron y una voz le llamaba enérgicamente




    Akihiko-san hace tiempo que no te veía!!



    Isaka-san es un gusto verle como va todo



    Magnifico! Hoy te presentaremos a tus editores, acompáñame



    Ambos caminaban por el pasillo llegando a uno de los cubículos, una mujer de cabellos rojos les esperaba



    Akihiko-san ella es Aikawa será tu editora



    Mucho gusto Usami-sensei



    Isaka-san no dijo que serian “editores”?



    A si, tu otro editor se llama Takahashi Misaki, es mi mejor editor en el área de mangas, es muy profesional y muy joven, el solo ayudara a Aikawa en su tiempo libre ya que el es el editor de Ijuuin Kyo- sensei supongo que has escuchado del manga “The Kan”



    De casualidad ese Misaki es un hombre de cabellos castaños y ojos verdes?



    Eh? Si lo conoces?



    Me lo tope en el elevador, estaba un poco alterado por ese tal Kyo-sensei



    Bueno es que Kyo-sensei es un dolor de cabeza, siempre se desanima e intenta tirar todo su trabajo a la calle, es bastante caprichoso y el único que puede hacer que trabaje y no se meta en problemas es Misaki



    A Kyo-sensei le gusta mucho Misaki pero jamás se lo ha dicho y se lo demuestra haciendo lo que Misaki le pide, pero mi pequeño Misaki es tan inocente y nunca se ha dado cuenta de los sentimientos que tiene Kyo-sensei por el



    Un suspiro fue lo que salió de la boca del peligris, la puerta dio un somatén y un muy agitado castaño llegaba corriendo a donde estaba isaka-san



    Isaka-sama disculpe la tardanza pero es que Kyo-sensei se entero que yo ayudaría a Aikawa y estaba muy alterado



    -------------------------FLASHBACK-----------------------------




    Kyo-sensei cálmese por favor – un pobre trabajador sin nombre trataba de calmar al frenético mangaka

    No, mis obras no sirven, me han mentido, a la gente no le gustan, y lo peor es que Misaki me abandonara

    Que pasa aquí?- pregunto el castaño viendo todo regado

    Cuando lo escucho Kyo-sensei se abalanzo a Misaki tomándolo de los hombros

    Me vas a dejar Misaki-kun!!!

    Kyo-sensei cálmese me lastima

    No me dejes Misaki!!

    No lo hare solo ayudare a Aikawa con el nuevo escritor, no es que deje esta área o a usted, además son ordenes de isaka-sama

    Isaka-sama! Isaka-sama eso es lo único que puedes decir!!

    Sensei cálmese, no entiendo que me está diciendo, cálmese, ya le dije yo no dejare esta sección a menos que me lo ordenen y no me lo han pedido, además Kyo-sensei hay mucho editores aquí no tiene que preocuparse todos son tan buenos o mejores que yo, además aun no me estoy yendo a ninguna parte

    Prométeme que no me dejaras

    No puedo prometerle eso, sabe que yo solo sigo órdenes de Isaka-sama, así que cálmese por favor, isaka-sama me espera

    Habiendo dicho esto las manos de Kyo-sensei se apartaron de Misaki, el hombre se sentó tomando una pluma comenzó a dibujar, la mirada inexpresiva del sensei perturbaba a todos menos a Misaki que al ver su reloj salió del departamento y se dirijo a donde estaban los demás



    ----------------------------------------------------------------------------------



    Misaki le explico las cosas a isaka el cual solo lo veía llevando su mano a la barbilla, cuando Misaki termino de explicarle las cosas dijo – Misaki quiero que le des un tour a Akihiko por la editorial mientras yo arreglo unas cosas, Akihiko trajiste el manuscrito


    Si


    Déjaselo a Aikawa


    De acuerdo


    Isaka san salió y fue directo a la sala del área de mangas, ahí vio a al sensei con un aura oscura


    Kyo-sensei tenemos que hablar


    Que quiere isaka-san


    Quiero que dejes esa obsesión que tienes por Misaki


    Obsesión? Acaso usted nunca ha estado enamorado?


    Conozco ese sentimiento sensei y por eso se que si dejo a Misaki a tu lado el será muy lastimado


    Y por eso se lo dio a ese otro sensei


    Conozco a Usami-sensei desde que era un niño, dudo mucho que él le intente hacer daño a Misaki


    Nunca le haría daño a Misaki yo lo amo


    Estas seguro? Sabes que Misaki es como un hijo para mí y no permitiré que alguien lo toque sin mi permiso


    Isaka-san solo no lo aleje de mi


    No me des motivos para hacerlo entonces, te he visto, veo como devoras a Misaki con los ojos


    Yo solo quiero que el me ame


    Y si el no desea amarte y si el ama a otra persona, que harás?

    ….

    Misaki tal ves no lo recuerda, era muy niño cuando eso ocurrió, pero se que los sentimientos de Misaki no han cambiado y yo mismo me encargare que el sea feliz, así que no interfieras

    ….









    +++++por los corredores del edificio++++++








    Estamos en el piso 17 arriba en el piso 20 esta la oficina de isaka-sama, en el piso 19 esta la sala de jefes de editores, la sala de juntas y los baños privados (jaja con leones!!) el piso 18 es esta la sala de revisión y control de calidad, todos los libros son revisado por si no les falta paginas o por si alguna no se ve…. Y bla bla bla – Misaki hablaba de cada piso mientras que Usami solo escuchaba la melodiosa vos de Misaki repitiendo su nombre una y otra ves agregándole en ocasiones palabras como “te deseo” “por favor viólame” “quieres probar esto” todo eso seguido por una serie de imagines un tanto provocativas en la pervertida imaginación de Usami,

    Este observaba el cuerpo del mayor deleitándose de la finura de este, sus brazos delgados, su cuello blanco, la cintura bien marcada, ese trasero redondo esas piernas bien formadas, Misaki era del tamaño justo para el, ya se imaginaba tener a ese suculento cuerpo bajo de el, Usagi tragaba litros de saliva para evitar dejar un rastro de baba en todo el piso, Usami sentía como se iba formando un bulto en sus pantalones



    Disculpe Misaki-san donde hay un baño



    ah están en aquel pasillo



    Gracias- Usami salió casi corriendo al baño logrando ocultar con habilidad el problemita que tenía entre sus piernas, no mas llego al baño se encerró en uno de los cubículos



    bajo sus pantalones y comenzó a acariciarse su duro miembro, imaginado nuevamente como lo poseía lenta y gustosamente el cuerpo del castaño, suspiraba y se mordía los labios tratando de acallara los gemidos y evitar decir el nombre del ojiverde mientras atendía su asunto, Usagi acariciaba su sexo rápidamente tratando de llegar al ansiado orgasmo, que al fin concluyo al imaginar la cara que pondría Misaki cuando liberaba su semilla, Usagi rápidamente limpio el rastro del liquido blancuzco del baño y de su cuerpo, subió su pantalones y lavo sus manos, al salir buscando a su ángel lo vio esperándolo en la puerta del ascensor


    el día paso rápido, al llegar a casa Misaki cansado pensaba como pasaría su día de descanso sin sospechar que muy lejos de ahí en un apartamento muy lujoso en la mejor área de Tokio había un peligris que decía sentenciando


    Takahashi Misaki juro que te voy a hacer mío así tenga que secuestrarte
     
    Top
    .
  6. †Cote-chan†
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Awww! perversión a primera vista *-* Que lindo! Ijuuin sensei e un poco obsesivo, me cae bien xD

    Usagi menor que Misaki! OwO Me pregunto quien será el seme... *///////*

    El fic este genial!! Contyyyyy!
     
    Top
    .
  7. InuNoe
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Misaki más viejo que Usagi ajaja que divertidooo .. Hace falta que lo diga?? Está bien.. CONTY!!
     
    Top
    .
  8. Anita_neko_†vampiro†*¬*l¬^¬l¬_¬
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Conty misaki-san, exigo CONTY! AHORA MISMO ...........SIEMPRE EMPEZANDO PERO NUNCA TERMINANDO............BUENO NO SOLO SUBE LA CONTY.........ONEGAI-SE INCA- SUBILA..MITTE MITTE COMO ME TIENES ERES MUY CRUEL X NO! SUBIR TUS CONTYS Q SON TAN AJDKAHKJDHSKJFBKJSDNFGDJKGNKJFNFDKJVN!!!!!!!!!! ENTENDISTE ...........BUENO YA NE~
    ATTE: ANITA-CHAN
     
    Top
    .
  9.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Quebrántame, odiame, ámame .... soy masoquista. Pero si te tengo conmigo, el mundo me importa poco
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,235

    Status
    Offline
    Un pequeño departamento, era un día radiante y hermoso



    Buenos días Misaki!!!



    Isaka-sama que hace usted aquí



    Pues vine a desayunar contigo, ves Asahina también vino



    Buenos días Asahina



    Buenos días Misaki-kun



    Hoy es un gran día para nosotros Misaki, hoy es el día que te enseñare el sagrado y oscuro secreto de cómo editar un buen libro- Isaka sacando el manuscrito de Usami-sensei así pasaron varias horas leyendo, editando y corrigiendo



    Wow es un gran trabajo Isaka-sama



    Así es pero Akihiko es muy bueno



    Tiene razón es una historia muy interesante aunque muy triste la verdad



    Entiéndelo un poco, el paso casi por tu misma situación Misaki



    Eh?



    El quizá tubo a sus padres físicamente pero ellos lo ignoraban la verdad el siempre se crio solo



    Pero Isaka-san yo nunca estuve solo, usted siempre me cuido muy bien



    Misaki!!! Eres tan Kawaii!!!!!! –Lanzándose a abrazar al castaño, estrujándolo hasta mas no poder – por cierto misa-chan tienes que ir a casa de Usami a recoger el la otra parte del manuscrito debió tenerlo desde hace dos días y no lo a entregado pero Aikawa no podrá ir hoy asi que quiero que vallas tu ok



    Si señor, eto podría soltarme



    A si lo ciento, mucha suerte Misaki-kun- Asahina e Isaka sacando casi que a patadas a Misaki de su departamento




    Misaki llegaba a un lujoso departamento



    Ding dong, ding dong



    Si?



    Usami-sensei soy Misaki



    Misaki! Pasa



    Cuando Misaki entro al departamento se quedo asombrado, era realmente hermoso, lujoso y espacioso, este se sintió aliviado de que Usami-sensei no vivía en la vieja mansión Usami, por suerte no tendría que toparse con Haruhiko-san pero se quedo mas boquiabierto cuando el joven de cabellos grises salió a recibirlo únicamente tapado con una toalla rodeando solo la cintura, Usami-sensei aun tenia jabón



    Disculpe interrumpí su ducha



    no te preocupes, me alegra que estés aquí



    Misaki no dejaba de ver ese amplio dorso mojado y con residuos de jabón, los brazos delgados pero aun así musculosos, esa increíble espalda descubierta, Misaki se puso rojo como un tomate al ver a ese adonis acercarse a el



    Vienes por el manuscrito



    Ah.. si – sumamente nervioso



    A no se que mi editor quiera tomar una ducha conmigo



    Misaki se puso aun mas colorado de lo que estaba, sintió la mano de Usami jalándolo de la corbata



    Eto no yo solo vengo por el manuscrito…- tratando de disimular su nerviosismo, Usami lo vio divertido, lo tomo de la mano y lo guio hasta el baño, el ojiverde confundido solo se dejaba guiar



    Espéreme mientras termino de ducharme – lo introdujo en el baño sacándose la diminuta toalla que lo vestía dejándolo como dios lo trajo al mundo, Misaki no podía dejar de verlo, Usagi entro a la ducha pero no corrió la cortina, sabía que el mayor estaba excitado solo con verlo y quería provocarlo con una mirada lo invito a entrar a la ducha, Misaki trago saliva, sabía lo que quería el menor pero el se quedo inmóvil, Usami apago la ducha y se acerco al castaño el cual sin poner mucha objeción le fue desprendiendo de sus ropas hasta quedar desnudo, para Usagi el cuerpo de Misaki era hermoso, tal y como lo había imaginado lo metió a la ducha con él la encendió y fue enjabonando el cuerpo del castaño, el tacto con la piel era delicioso, pronto había una erección en el cuerpo de ambos, Usami pego su cuerpo al otro que se sentía tan caliente, sus sexos se rozaron haciendo gemir al mayor, un beso apareció, Usami metía su lengua en la boca de Misaki que la recibía gustosamente, masturbándose el uno al otro, la danza de sus bocas era delicioso sabia dulce como miel, al fin le corrieron cada uno en la mano de su compañero, ajotados terminaron de ducharse, ambos se vistieron y secaron sus cabellos, Usami con una sonrisa dibujada en su rostro y Misaki con las mejillas teñidas de rojo y su mente en blanco, Usami le entrego el manuscrito y se despidió de Misaki con un beso



    Espero verte pronto Misaki



    Hai…




    Que fue lo que hice… pensaba Misaki mientras caminaba dejándose llevar por el aroma de Usagi que estaba ahora estaba en su piel
    Usami se sentía como una colegiala enamorada, su amor había compartido la ducha con él, tal vez esta vez no lo había penetrado pero lo haría la próxima vez que lo viera....
     
    Top
    .
  10. †Cote-chan†
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Genial! Por fin la conti *-*
    [QUOTE] Usami se sentía como una colegiala enamorada, su amor había compartido la ducha con él, tal vez esta vez no lo había penetrado pero lo haría la próxima vez que lo viera.... [QUOTE]

    Usagi es un salido! Por eso lo amo <3, con esa frase me lo imagine, saltando por su departamento rodeado de flores y corazoncitos en los ojos kawaii :3

    Me encanta como Misaki sigue siendo Uke a pesar de las edades:D

    Exijo la contiiiiii! Besos :D
     
    Top
    .
  11. Anita_neko_†vampiro†*¬*l¬^¬l¬_¬
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    HENTAI USAGI PERO ASI ME GUSTA *-* TAN JOVEN PERO IGUAL DE PERVERTIDO HENTAI Y ERO.......*-*....
    SPOILER (click to view)
    MAS MAS MAS CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY CONTY
    VAMOS VAMOS MISAKI-SAN ANDA ANDA Q SI NO TE ENCIERRO YA QUIERO CONTY ...........................MI LA NECESITA TANTO...................CASI CASI CASI LEMMON! QUIERO ESAS CONTY NPERO YA ONEGAI SHIMAS! Q AKIHIKO M ESTA MATANDO DE LA RISA CON ACTUAR COMO UNA "COLEGIALA"
    SPOILER (click to view)
    Y SI METES A LOS OTROS Q MIYAGI TENGA 25 Y SHINOBU-CHI 16 Y NOWAKI 22 Y HIROKI 19
     
    Top
    .
  12. InuNoe
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    .... Misaki... no has durado ni un dia como editor xDD
     
    Top
    .
  13. yaoi-chan :3
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    jajajajaj que bueno o por dios misaki mayor que usagi
    e///e esto si que no me lo pierdo espero la conty
    n.n y luego Ganbatte ne
     
    Top
    .
  14. loveless-beloved
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    ohh por kami sama eso estuvo tan *6* contyyyyyyy!! est genial sigue asi
     
    Top
    .
  15.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Quebrántame, odiame, ámame .... soy masoquista. Pero si te tengo conmigo, el mundo me importa poco
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,235

    Status
    Offline
    Misaki? Estas bien?- preguntaba Isaka-san tratando de vestirse lo mas pronto posible

    ….

    Misaki no contestaba, cosa que ponía más nervioso a Isaka- Misaki voy a entrar, de acuerdo

    ….

    Isaka entro a la habitación, y lo que encontró fue a Misaki abrazado a su enorme oso con las mejillas completamente rojas, su mirada pareciera que iba a llorar en cualquier momento

    Misaki, Akihiko te hiso algo?- Misaki recordó lo que había pasado en la ducha y como se dejo llevar, se puso completamente rojo

    Isaka-sama soy un mal empleado

    Eh?? Por qué dices eso Misaki, que paso cuéntame

    Nada, no paso nada- a Misaki le dolía mentirle a Isaka pero no podía evitarlo, no le podía contar que estuvo a punto de tener sexo con alguien menor que el y menos si este alguien era uno de los escritores de la editorial, no lo haría, sería una vergüenza para el, quedaría como un pervertido frente a Isaka

    Estas seguro Misaki

    Hai

    Isaka desistió de sus preguntas y opto por marcharse ya en la limosina que lo transportaba a casa

    Asahina quiero que averigües que le paso a Misaki en casa de Akihiko

    Cree que él lo haya

    No lo digas, Akihiko no sería capas de forzar a Misaki

    Sabe creo saber que ocurrió

    En serio?

    Creo que se acostaron pero Misaki siempre fue muy responsable y muy tímido, el haber hecho eso para Misaki es sumamente vergonzoso, además no creo que quiera que usted se entere que está manteniendo una relación con un hombre y menos con uno de nuestros escritores (jaja el es como un clarividente, Asahina: solo leí lo que escribió señorita, Aya: Que!! eso no se vale, no te adelantes!!)

    Espero que tengas razón Asahina

    Paciencia toda saldrá bien mi amor – besando el cuello de su jefe

    al día siguiente en la editorial

    Que!! Usami sensei no sabe cómo es un hotel de aguas termales?!!

    Lo siento Aikawa-san pero le recuerdo que tengo 18 años, nunca he ido a esos lugares

    Misaki que hacemos

    Aikawa tu nunca has ido a las termas

    No nunca tuve tiempo y tu Misaki?

    Solo como sirviente y en esos viajes nunca fui a relajarme

    Eso no nos sirve de nada, tenemos que pensar en algo

    Oigan los tres dejen de pensar tanto y vallan

    Pero Isaka-san y Kyo-sensei

    El sobrevivirá no te preocupes, vallan por dos días yo se los pagare a los dos como tu regalo de cumpleaños misa-chan

    Es muy considerado Isaka-san pero solo dos

    Si no voy a permitir que una dama se valla sola con dos hombres a unas termas, así que solo irán Misaki y tu Akihiko

    Me parece bien

    Misaki se ponía rojo, imaginarse dos días en un hostal con el hombre con el que estuvo a punto de hacer el amor en la ducha era demasiado para el pobre castaño

    A y Misaki-kun compartirás habitación con Usami, oky

    Ah!!!

    Algún problema?

    Eto… -Misaki se ponía cada vez mas rojo- no, no hay ningún problema

    Al día siguiente Usami conducía su flamante auto rojo, mientras Misaki trataba inútilmente de despejar su mente, tener al chico tan cerca hacía estragos en su racionalidad, a pesar de sus 27 años lo más lejos que había logrado Misaki llegar era a un beso el cual fue robado y sin consentimiento por el hermano del hombre que conducía, Haruhiko-san y Akihiko-san eran hermanos pero ninguno se parecía ni físicamente ni en personalidad (Aya : si claro uno era obsesivo y el otro un celoso patológico) el silencio era muy incomodo, hasta que el menor hablo

    Estoy muy emocionado por esto, nunca había estado en unas termas

    Eto.. si yo también

    Que feliz estoy que me acompañes a esto

    Ah…hai

    Al fin llegaron, un anciano muy amable les dio sus llaves y los dirijo a su habitación, era un lujoso cuarto con su estanque privado, el señor le enseño a Usami el teléfono para pedir servicio le mostro el cuarto pero eso duro poco, el señor se fue dejándolos solos, Usami comenzó a desvestirse quedando solo en ropa interior poniéndose la sexy yukata color azul marino dejando ver únicamente su pecho descubierto, Misaki no paraba de verlo, estaba completamente embobado con el cuerpo perfecto del menor ya lo había visto e incluso tocado pero quien en este mundo se cansaría de ver a ese hombre perfecto

    Estas bien Misaki- dijo el peligris acercándose y comenzando a desvestirlo, Misaki se erizo cuando Usami le saco la camisa

    Espera lo hare yo – Misaki rápidamente se despojo de sus ropas y fue a buscar su yukata color verde olivo, el menor miraba con una sonrisa maliciosa, la erótica escena, relamiéndose los labios recordando el sabor del mayor, este se acerco peligrosamente por la espalda y lo abrazo de la cintura

    Misaki quieres bañarte conmigo otra vez – metiendo su mano en la abertura de la yukata acariciando los pezones, Misaki reacciono rápido se volteo huyendo del toque del más alto

    Usami-sensei tiene que ponerse a escribir, así que antes que nada debemos dar un tour por el hostal para que lo conozca bien, ok

    Usami lo miro desanimado pero el mayor tenía razón, ya que el viaje fue para que este pudiera escribir, así que hiso caso sabía perfectamente que el castaño no se le escaparía esta noche y que lo haría con el quisiera o no quisiera, Misaki guio a Usami por todo el hostal, mostrándole los restaurantes, los baños públicos y los jardines, al final del día estaban cansados, Usami tomo nota de todo lo que vio y ya estaba listo para escribir la obra tomo su computadora y comenzó a escribir, Misaki por otra parte se había escabullido al baño techado en el cuarto que compartían

    Hay al fin podre disfrutar las termas – cerro sus ojos y se dejo llevar por las sensaciones que le daba el agua caliente, sin percatarse que su compañero se había metido también hasta que sintió las caricias del menor por todo su cuerpo, este pegaba su entrepierna con la del mayor, con una mano acariciaba las tetillas y con la otra apretaba las nalgas, su lengua pasaba por su cuello, Misaki simplemente no podía moverse y no porque su cuerpo no lo dejara, las caricias del ojipurpura eran deliciosas e irresistibles para el, sus brazos pasaron por el cuello buscando la oreja para morderla y así lo hiso, Usagi gimió al sentir la provocación del mayor y así metió uno de sus dedos en la cavidad del castaño el cual suspiraba y gemía con gran lujuria, Misaki no estaba en sus cabales solo sentía el gran placer que el otro le daba, Usami metió dos de sus dedos, esos entraban y salían del cuerpo del otro, Usami se estaba mareando tomo a Misaki como a una princesa y lo saco del baño, lo arrojo a la cama y se abalanzo a el metiendo su sexo y comenzando con las lentas embestidas, Misaki dio un grito de placer y de dolor, sentía corrientes electicas que atravesaban su cuerpo

    Misaki es muy estrecho y delicioso

    Esto está mal… pero se siente muy bien

    Porque está mal es mucho mas delicioso- las caricias no se detuvieron, las embestidas eran más rápidas y más fuertes, ambos sentían que iban a desfallecer, Usami masturbaba el sexo de su amante al ritmo de las embestidas, se besaban con hambre y pasión, el menor se sentó y jalo a Misaki para que este quedara encima suyo, Misaki prácticamente saltaba sobre el órgano de Usagi

    Más sensei por favor.................
     
    Top
    .
33 replies since 3/2/2013, 17:53   1099 views
  Share  
.