Revolución del Amor en la Revolución Industrial (cap 25) (FIC FINALIZADO)

parejas: YxC y GxS, IxY, KxH, MxK, NxM, TxK, HxS, IxA...

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  1. Tem-chan
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    Aquí vengo yo a escribir esto para actualizar el fic, que hace tiempo que no lo hago, esta vez en parte hay motivo porque des de inicios de enero no he tenido tiempo de nada que no sea la uni, aunque ahora si ya tengo más tiempo. Y aprovecho para ello, espero que les guste este capi, jeje
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    Capítulo 12
    Era la hora del baile de la tarda, todos se pusieron en parejas, claro está, todos los que pudieron ir. Entre ellos estaba una pareja compuesta por dos chicos, uno de pelo canela y largo hasta los hombros con un corte recto, y otro con el pelo parado hacia arriba. El chico de cabello largo estaba enojado por tener que bailar con ese “bueno para nada” pero no le quedaba de otro, ya que estaban prometidos. ¿Y todo porque? Por intereses familiares. Su prometido por su parte no estaba tan molesto, era una decisión ya tomada y el carácter de su futuro uke le parecía algo divertido. Vio esa expresión de enojo del menor, aunque sus mejillas se notaban sonrojadas. Suponía que era por el contacto de sus brazos al estar unidos para el baile.
    ―No sé porque tengo que soportar a un inútil como este ―se quejaba entre dientes más que enojado por lo que sus padres le hacían.
    ―Porque a tus padres les interesa la unión ―fue la respuesta de su acompañante.
    ―Pero no hay amor en esto ―dijo como si fuera lo más normal del mundo.
    ―Nadie acaba casándose por amor, no estamos en una historia de las que cuentan los juglares.
    ―Idiota ―le dijo solamente muy enfadado por eso que había dicho el mayor, le molestaba que se lo tomara todo de ese modo.
    ―De todos modos, no es tan malo ―siguió diciendo este― tu puedes tener hijos míos y podemos pasarles las tierras.
    ―¿Y eso a mí qué? ―dijo más molesto casi a punto de gritar mientras daban el paseo del inicio del baile dando una vuelta por la plaza- Yo no voy a darte hijos.
    ―Es tu deber, si no fueras doncel no te habrían hecho casar conmigo.
    ―Y sería feliz ―susurró el menor pensando en que hubiera sido mejor no ser doncel.
    ―Yo me alegro de que lo seas, Einamu ―le dijo el pelos parados dando por finalizada la conversación mientras el otro se sonrojaba un poco pero miraba a otro lado― según el baile debes mirarme y sonreírme.
    ―Cállate imbécil ―fue su respuesta haciendo sonreír al más alto.

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    Cuando llegó a casa después de esa salida a la calle tan frustrante con sus caballeros que lo seguían siempre para protegerlo, su criada se acercó y le entregó una bandeja con una carta. Él cogió la carta y después de eso la criada se retiró. Ya sabía de quien era, así que frunció el ceño ¿Por qué había tardado tanto? La abrió esperando leer la carta, aunque sin muchos ánimos. Pero cuando la empezó a leer su rostro cambió. No parecía una carta que Ichiban escribiría para él, al contrario, él nunca había dicho nada como eso. Siempre se negaba a pasar tiempo con él y siempre ponía mala cara cuando se pegaba mucho a su persona. De todos modos se sonrojó un poco mientras fruncía el ceño. Tendría que aclarar esas dudas ya que si era una broma, era una de muy mal gusto sabiendo sus sentimientos por el peli-naranja.
    ―Como esto sea una broma o algo me vengaré ―se dijo a si mismo mientras guardaba la carta para leerla nuevamente.
    Se fue a su habitación y se sentó en la cama con la carta en las manos para abrirla nuevamente y releerla, para descubrir si habría alguna trampa en esta, algo que en un primer momento no hubiera visto, pero nada se le escaparía a él. Si había algún secreto oculto lo descubriría con ese fin empezó a releer la carta una y otra vez:

    “Para Yoichi Nishinosora,
    Te envío esta carta para invitarte a la fiesta que este año se hará en mi casa, supongo que estarás molesto porque te llegó tarde, pero es que se me hizo difícil escribir una carta digna para ti. Espero que vengas a mi casa mañana por la noche, para celebrar conmigo esta celebración y que me hagas el honor de bailar conmigo.
    También quisiera disculparme contigo por el malentendido que hubo en la última fiesta que hiciste, creo que te debo una disculpa aunque quiero que sepas que yo no voté a Miyabino. No podría votar a alguien que no fueras tu, porque para mí tu eres el más hermoso.
    Atentamente, Ichiban”



    La carta no era excesivamente larga así que la pudo releer varias veces en poco tiempo, pero aunque era rara no podía ver nada sumamente extraño. Así que al final solo envió una carta aceptando ir a esa fiesta donde esperaba que Ichiban se portara como era debido si no quería que hacerle enfadar.

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    De nuevo en la fiesta se encontraban 4 chicos viéndolo todo de pie des de un lado apartado, un castaño miraba con cara de asco esa parafernalia, mientras un chico de lentes y cabello lila pensaba que era mejor hacer cálculos que perder el tiempo, pero en esos momentos solo estaba allí de pie junto a sus amigos. La gente bailaba y parecía pasárselo bien.
    ―Manabe, ¿quieres bailar? –le propuso el peli-naranja a su lado.
    ―No podemos, tú no tienes ningún estatus y es absurdo hacerlo.
    ―Que sea pobre no significa que no pueda bailar ―dijo el búho mirándolo fijamente.
    ―No, pero vives en las barracas y vistes con eso que no se puede llamar ropa ―dijo el otro para nada directo antes de sentir un golpe― Hayato, no me pegues.
    ―Deja de meterte con nosotros, solo porque tú si tienes un lugar digno.
    ―No era eso… No quería decir eso.
    Él sabía perfectamente lo que habían vivido sus amigos y no lo había hecho con esa intención. Suspiró tal vez lo que había dicho no estaba bien, Hayato estaba algo susceptible con el tema des de que su madre se había muerto y había dejado a los tres niños solitarios, y más porque ahora era él quien tenía que conseguir la comida para sus hermanos menores. Por su parte Minaho, era un hijo bastardo de “alguien” que nadie sabía que había dejado embarazada a una puta y esta en cuanto nació lo abandonó para seguir con su trabajo. Al inicio fue cuidado por un viejo que vivía solo y que le había enseñado las cosas de la vida más básicas: analizar, tener paciencia, robar, escapar y a aguantar el hambre y el frío. Pero en cuanto se hizo grande, le tocó a él cuidar del viejo hasta que acabó muriendo por el frío y la edad. No podía burlarse de ellos de ese modo.
    ―Pero podemos bailar aquí los dos, ya vi los pasos ―dijo cogiendo la mano de Manabe para bailar.
    ―Pero que hacer ―se quejó más que preguntó.
    Un sonrojado Manabe intentó hacer lo que Minaho le decía, para intentar bailar con él aunque estaba muy nervioso por la cercanía de este. Siempre le pasaba cuando estaban muy juntos. Ibuki los miró y después miró a Hayato, no le gustaba bailar pero si le gustaba molestar al castaño.
    ―Bailemos nosotros también ―le dijo este cogiéndole el brazo a Hayato para empezar a bailar con él, aunque en su caso recibió más de un pisotazo, adrede, y algún que otro golpe― bailas fatal, ¿sabías? ―le dijo haciendo sonrojar al chico de la mecha.
    ―¿Y a ti que te importa como bailo? ―se quejó este― y para que lo sepas podría bailar bien si quisiera.
    ―Pues muéstramelo ―le dijo el otro divertido sin creérselo.
    ―Más quisieras ―le respondió el otro antes de golpearlo y separarse de él para irse.

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    En otro lugar de la plaza estaba el hijo del alcalde de la ciudad mirando como bailaban, estaban todos muy felices o así lo parecían y se divertían mientras él se encontraba allí solo y aburrido observando. Aunque su mirada iba yendo de un lugar para otro, siempre acababa regresando a ver al caballero rubio que estaba cerca de él. Se sonrojó un poco al darse cuenta de ello pero simplemente lo siguió observando un poco. Vio como este iba a una tienda de allí y hablaba muy amistosamente con una chica, la cual estaba sonrojada mientras hablaba con el hermoso caballero. Eso le hizo sentir mal, pero no lo iba a demostrar. El caballero le compró una flora a la sonrojada chica y con una sonrisa se acercó a la multitud. Acrous pensó que el rubio iría a entregarle esa flor a su novia y eso le dolió, pero con lo hermoso que era de seguro era normal que tuviera pareja.
    El rubio se perdió de su vista unos momentos mientras se reclamaba a sí mismo por pensar en ese chico, por observarlo y por pensar que era hermoso. Cuando se dio cuenta empezó a buscarlo con la mirada, algo desesperado aunque no se notara, y suspiró decepcionado al no encontrarlo nuevamente. Pero de repente se sorprendió al verlo justo delante de él. Abrió sus ojos por la sorpresa aunque después intentó mantener la compostura.
    ―Me haría el honor de aceptar esta humilde flor ―le dijo con una pequeña reverencia alargando un brazo para que él tomara la flor― sé que no se puede comparar con tu belleza, pero es la flor más hermosa que pude encontrar para ti.
    Al escuchar esas palabras Acrous se sonrojó aunque lo intentó disimular, él tenía un orgullo que mantener. Su padre era la persona más importante de esa ciudad, era quien la gobernaba y era el representante de toda ella, no podía dejarse impresionar por una flor. De todos modos la aceptó y miró al caballero quien le sonreía.
    ―Gra-gracias ―tartamudeó un poco antes de aclararse la garganta― ¿puedo saber tu nombre? ―le preguntó algo curioso y ahora con la voz más segura.
    ―Me llamo Sarjes, y soy su humilde servidor ―le dijo bajando su cabeza nuevamente.
    Acrous por un momento se empezaba a preguntar en que siglo vivían, eso era algo que se solía decir en la época medieval, pero si no recordaba mal esa época ya había pasado. De todos modos le gustaba ese chico, aunque era algo raro y tal vez anticuado, le gustaba ese chico. Pero en cuanto subió el rostro unos momentos para no ver a Sarjes y así poder calmarse, vio a las dos personas de esa mañana. Su expresión cambió a una de más seria y empezó a correr.
    ―Ellos de nuevo.
    Su padre que estaba a su lado en ese momento lo miró raro pero no se movió, pronto le tocaría dar su discurso antes de que el párroco dijera las santas palabras. El rubio siguió a Acrous muy extrañado por ello y de repente este se quedó quieto. Los chicos habían desaparecido rápidamente al ver que se les acercaba.
    ―Desaparecieron nuevamente… ―dijo pensando en ese castaño y ese peli-naranja que había visto robando al acabar los gigantes.

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    Por otro lado teníamos al resto de la gente bailando en la fiesta con las parejas que habían escogido o las parejas que les habían tocado, había unos de más felices que otros pero todos bailaban siguiendo el ritmo de la música. Pero admitían que en esos momentos todos se estaban divirtiendo en esos momentos.
    Kyosuke estaba serio pero veía con una pequeña sonrisa como Tenma parecía estar de lo más feliz y entusiasmado bailando, a él no le gustaba bailar pero al parecer al castaño sí porque lo había arrastrado hacia allí. Mientras que su hermano mayor sonreía feliz viendo como un sonrojado y tímido niño peli-naranja bailaba junto a él y le miraba mal por estar bailando con Tenma.
    Hakuryuu al final había decidido que se quedaría solo el primer baile para poder bailarlo con Shuu ya que el moreno parecía entusiasmado con la idea. Él se veía un poco sonriente y bailaba con desenvoltura mientras que Shuu estaba algo sonrojado pero sonriendo feliz.
    Yuuchi había sido arrastrado por un alegre y despreocupado Chet, que le había importado todo poco y lo había metido allí. Así que ahora no tenía más remedio que bailar con él aunque tenía un leve sonrojo en sus mejillas por estar bailando con el rubio de pelo largo mientras este solo sonreía feliz de la vida mientras miraba al “chico de las manzanas perfectas”.
    Namikawa con cara seria estaba bailando con un sonrojado Makoto, lo que hacía que al pirata se le formaba una sonrisa prepotente en su rostro, mientras Makoto soñaba con ser un príncipe, a quien engaña, una princesa de uno de esos libros que leía. Se había encontrado por casualidad con Namikawa y este le había cogido la mano para llevarlo a bailar.
    Taiyo por su lado después de las comidas se había ido a dar una vuelta con Kinsuke por las tiendas, y le compró alguna que otra cosa antes de ir al baile y como habían hecho algunos años anteriores bailaron ese baile ambos juntos. Taiyo con una sonrisa radiante como el Sol y algo inocente y Kinsuke con una pequeña sonrisa y un sonrojo, haciendo movimientos elegantes para lucirse delante del carnicero.
    Kariya estaba bailando con cara de pocos amigos, él no quería, él no quería, repetía, él no quería. Pero Hikaru se lo había pedido, y cuando estaba a punto de negarse lo vio con esa mirada primero esperanzada y esa sonrisa mientras se sonrojaba, aunque levemente eso fue pasando a una carita triste, su labio inferior empezó a temblar, sus ojos se pusieron algo llorosos. Y su mente le traicionó por lo que acabó aceptando con un: “Está bien, mocoso” y lo llevó a la pista viendo como este sonreía de repente feliz mientras se abrazaba a su brazo. Suspiró. Y ahora estaba bailando.
    Sousuke le había pedido a Taiga si quería bailar a lo que él había aceptado tímidamente, le gustaba bailar y más con Sousuke. Empezó a bailar mirando a su acompañante, sonriendo altaneramente al ver como Taiga sonreía sonrojado y feliz. Era bueno estar bailando ellos juntos ya que sabían que había algo entre ellos pero no sabían el que.
    Hamano por su lado sonreía como un tonto enamorado, mientras bailaba con su chico de moñitos que miraba el suelo como si fuera lo más lindo, estaba tan nervioso que estaba seguro que le daría un infarto pronto, pero no se había podido negar cuando el moreno le había cogido de la mano y con una sonrisa le había dicho: “quiero bailar contigo, ¡bailemos!”. Él también quería bailar con el león pero se sentía muy nervioso por eso.
    Minamisawa bailaba con una sonrisa de satisfacción viendo a un molesto y sonrojado Kurama, el cual negaba rotundamente el querer bailar, pero una vez había salida a la pista no se había quedado atrás en el baile haciéndolo muy bien, aunque con cara de perro enojado.
    Yukimura por su lado estaba bailando con una chica que casi le había obligado a ello, mientras sus amigos bailaban en parejas Itetsuke con Oujika y Kitatki con Koori. Él no quería bailar con esa chica pero no le quedaba más remedio que sonreír amablemente delante de la chica que no había podido rechazar.
    Ichino y Gillis por su parte no bailaban, Gillis no había conseguido que Saru aceptase así que se había quedado a su lado esperando que este aceptara o simplemente haciéndole compañía, mientras que Ichino en otro lado de la plaza estaba algo triste ya que al final parecía que no podría ver al peli-negro. Le había dicho que a lo mejor podrían verse pero no había habido suerte, suspiró viendo como bailaban todos y rechazó alguna chica que se le había acercado para bailar con él.

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    Cuando la fiesta estaba en el momento álgido del baile de la tarde, un peli-verde seguía haciendo su trabajo hasta que fue reemplazado por uno de sus compañeros ya que para él ya era tarde, al ser un niño y tendría que regresar a casa. El conejito saludó a su reemplazo y se mezcló en la fiesta para ver si podía disfrutar del final de la fiesta. Wandaba le había dicho que podía quedarse hasta que se acabara el baile de la tarde así que tenía algo de tiempo para disfrutar. Estaba observando felizmente a la gente bailando con una mirada ilusionada e iluminada, cuando vio como un peli-lila lo cogía del brazo y lo hacía salir a la pista de baile. Se sonrojó un poco pero no dijo nada. Solo se puso a bailar con los demás.
    ―Hola ―le saludó con una sonrisa mientras bailaban.
    ―Hola ―le respondió ese― siento lo de antes.
    ―No te preocupes, tu hermano aún es un niño…
    ―No es mi hermano, es un pariente ―le aclaró seriamente― Pero no estuvo bien lo que hizo.
    ―Bueno, ya se arregló todo ―le sonrió un poco haciendo que el chico peli-lila pensara que era lindo.
    Después de esa corta conversación se quedaron en silencio mientras bailaban, el peli-verde estaba algo nervioso, era la primera vez que bailaba con alguien aunque se sabía los pasos, estaba seguro que no lo estaba haciendo bien.
    ―Lo siento, es la primera vez que bailo ―se disculpó sonrojado.
    ―No hay problema ―dijo el otro con esa carente pasión que siempre tenía.
    El conejito sonrió por esas palabras aunque carente de pasión, el significado de las palabras le daban ánimos para seguir bailando con él lo mejor que podía aunque era algo torpe con los pies. Estaba pensando cuando se dio cuenta de que aún no sabía algo importante, lo que normalmente es algo que se pregunta siempre.
    ―¿Cómo te llamas? ―le preguntó.
    ―Alpha ¿y tú?
    ―Fey
    Y después de eso se quedaron ambos bailando en silencio sin decir nada más hasta que se acabó el baile y Fey le sonrió.

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    Ichino estaba apoyado en una pared a un lado de la plaza viendo como bailaban los demás, pronto llegaría la última canción y el chico de cabello negro no había llegado, estaba un poco deprimido mientras veía como bailaban los demás, ese año había más parejas de dos chicos que años anteriores, y a él le hubiera gustado ser una de ellas pero al parecer no era posible eso.
    ―Hola ―le saludó una voz algo conocida, cuando subió su rostro sonrió pero algo desilusionado.
    ―Hola ―le respondió a la chica que estaba delante de él, había hablado con ella algunas veces, ya que solía ir a su tienda de frutas.
    ―¿Qué haces aquí solo? ―le preguntó curiosa― ¿no quieres bailar?
    ―Estoy esperando a una persona, pero creo que ya no vendrá.
    ―¿Entonces porque no bailas conmigo? ―se ofreció la chica con una sonrisa.
    ―Porque a lo mejor si viene, y de todos modos solo querría bailar si fuera con él ―le dijo tranquilamente mientras la chica lo miraba mal.
    ―¿Él? ¿Un chico? ―se preguntó un poco indignada pensando que estaba siendo rechazada por un chico.
    ―Sí, pero no le veo el problema, él es más hermoso que una chica.
    Dicho esto lo vio, al chico de cabellos negros. A Aoyama, así que se despidió cortésmente de la chica y fue donde lo había visto. Se acercó al chico y le tocó el hombro consiguiendo que este diera un pequeño saltito antes de verlo y sonreírle.
    ―Hola ―le saludó amablemente― perdón por no venir antes, mi señor me dio mucho trabajo, porque mañana hay una fiesta en su casa.
    ―Hola ―le respondió con una sonrisa― está bien, lo importante es que llegaste para el último baile.
    Dicho esto con una sonrisa, llevó al moreno hacia la zona de baile para hacer el último baile de esa noche con la persona que llevaba todo el día esperando ver. Las cosas buenas realmente se hacían esperar pero valían la pena. Después de ese baile estuvieron hablando y pasaron un tiempo los dos juntos.

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    Y hasta aquí este capítulo de hoy, tardo en colgarlo pero escribo más que antes, jeje, así que los capis son más largos aunque se hacen esperar, uau, estuve sin luz todo el maldito día, jeje, así que aproveché para escribir ya que no podía hacer nada más, espero que les gustara esta conti, si es que alguien lee.

    Sobre Sarjes, escribo caballero pero en verdad no lo es, es solo un policía normal de la época y me disculpo porque a veces más que en la época moderna-contemporánea parece que estuviera en la época medieval, jeje

    Por favor, comenten!!

    Hasta pronto si hay suerte.
     
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57 replies since 7/8/2013, 15:55   2379 views
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