EL FRACASO DEL AMOR COMIENZA EN EL SILENCIO (sekaiichi hatsuoi) (Terminado)18/07/2014)

EL FRACASO DEL AMOR COMIENZA EN EL SILENCIO

CAPITULO DIEZ

ENCUENTRO

Takano-san fumaba en el estacionamiento mientras esperaba a que Yokozawa Takafumi viniera a verlo, le había prometido que hablarían y él deseaba hacerlo porque su cuerpo entero le gritaba que lo necesitaba, que esto solo había sido un trance y que ahora veía la luz.

Era completamente diferente a esperar a Ritsu, era extremadamente familiar y agradable el esperar a Yokozawa, y entre nervios y miedo taconeaba impaciente a que alguien viniera a verlo pronto. Sentía tanto nervio que no lo vio llegar hasta que abrió la puerta y tomo asiento a su lado en el coche.

- Vamos a tu casa y hablaremos ahí, antes de llegar no quiero que menciones el tema – nerviosos Yokozawa trata de evitar los ojos aunque sienta la sonrisa cálida y absurda de satisfacción que expresa su conductor

- Entendido… - arranca el coche y a medio camino para romper el silencio que los consume en una atmosfera incompleta al fin Masamune habla - ¿Dónde está mi gato?

- En casa de una amiga, lo cuida unos días mientras voy a buscarlo

- Ya…

- ¿te molesta que lo haya dejado al cuidado de alguien? – al fin voltea a mirar a Takano-san y su perfil sigue siendo tan perfecto como cuando estudiaban juntos. Un latido traidor llena su corazón

- Yo no conozco a esa persona o ¿sí?

- No, pero yo si la conozco y Hiyori es muy hábil con los gatos, además Sorata la quiere mucho…

- ¿Se trata de la hija de Kirishima Zen?

- Si

- ¿La que te hizo el abento aquella vez?

- Si, la misma – un sonrojo se pinta en las mejillas de Takafumi tratando de hacerlo sonreír. Lo hace muy feliz pensar en eso.

Sentados en el salón del editor en jefe se miran en silencio con las bebidas sobre la mesa y la tensión en el aire capaz de cortarse.

- Bien Takafumi, como no me dices nada creo que tendré que comenzar a hablar de eso – con un movimiento relajada Takano san quedo sentado frente a Yokozawa, justo sobre el borde de la mesa, muy cerca de él. Trata de sujetar sus manos pero el otro reacciona molesto.

- No me vengas con mierdas y dime que te metiste ayer para hacer algo como eso, - cruza lo brazos en son de protección - Henmi podría haberlo divulgado por todo el edificio

- No lo haría – sonrió tranquilo – pese a lo tonto que es, es mucho más discreto que Kirishima, o no era ese quien andaba mostrando fotos tuyas por todo el edificio

- ¡¿Las viste?!

- Todos las vieron, te diré que me puse celoso cuando me las enseñaron pero las ignore para que nadie viera que me molestaba

- ¿Por qué habría de molestarte lo que yo haga o con quien lo haga?

- Porque me importas, porque aunque hayamos terminado…

- ¿terminado? Perdóname Masamune pero tenía entendido que entre nosotros nunca hubo nada ¿verdad? Fue la historia que le vendiste a ese bastardo cuando decidiste ir tras de él ignorando como me sentía yo, y ahora comienzas a complicarme a mí la vida porque el mierdita ese va a casarse, y nótese que tú ya sabias que tenía prometida, sabias que era un cobarde y sabias que no te amaba, entonces Masamune no me vengas con estupideces

- ¿tú crees que lo amo?

- Si

- Entonces mírame Yokozawa Takafumi, eres la persona que mejor me conoce y sabes dónde estaría ahora si la persona que amo fuera a casarse, no podría sobrevivir a eso, no vengo con intenciones a medias a prometerte imposibles, me equivoque, me aferre a un amor de juventud que es de papel, no existe y ahora mismo no me interesa, debería estar sufriendo y no me duele, pero desde que los vi a ti y ese imbécil no he podido dormir, pienso todo el tiempo que lo que pasa por tu mente para salir con un cretino como ese…

- Tú y yo no tenemos nada y yo tengo la libertad y el derecho de ser feliz

- ¿Eres feliz? – sus ojos fijos hacen la pregunta buscando en el alma de Yokozawa una verdad desconocida o una mentira mal interpretada pero aunque buscará mil años no encontrarían nada, Yokozawa Takafumi siempre ha tenido miedo y ese miedo es la barrera que evita que el mundo conozca sus debilidades.

- Claro que si, Masamune no puedes actuar como si nada hubiera pasado, han sido meses de evitarnos de que tú estés con él y yo…

- ¿Me amas?

Quiso decir que no, pero sus labios no fueron capaces de abrirse. Con una simple pregunta el suelo bajo sus pies se tambaleo.

- Por supuesto que te amo

- Entonces no hay nada más que hablar, podemos solucionarlo todo si te animas a hacerlo

- Podrías escuchar lo que la gente trata de decir

- ¿…?

Takano observa a su compañero, parece que las palabras o fluyeran de su voz con la misma familiaridad que antes, es el mismo, no ha cambiado y a la vez o se ve como antes, parece otro mientras busca las palabras para no herirlo. Sabe que Yokozawa jamás heriría a alguien por voluntad pues esa no es su forma de ser, pero entre ellos siempre ha sido todo muy claro y seguro así que no comprende porque la meditación.

- Eres mi mejor amigo, la persona más valiosa que tengo y te amo… de esa manera… como familia, realmente creo que te has confundido con este tema de Onodera, pero te pido que no busques en mi el consuelo a algo que no puedo consolar, te advertí que no sería bueno para ti y no quisiste escucharme…

- A él… ¿tú lo amas?

- Si… mucho

- Pero no es real… si ahora tú y yo nos damos la oportunidad que te pido Takafumi comprenderás que no lo amas, volverás a ser feliz como antes conmigo, me da igual si Onodera está ahí o si quieres que lo despida como prueba lo hare a primera hora, no me contestes ahora… sé que no puedo pedirte de la noche a la mañana que lo nuestro retorne, pero tú no puedes pedirme que deje de intentar que…

- Tú me lo pediste a mi

La respuesta fría llego no sin dolor. Para Takafumi aquellos días en los que hubo de comprender que Masamune amara a Ritsu habían sido bastante crueles, sus sentimientos habían sido dados de lado sin la menor suavidad.

- Fui un estúpido… pero no seamos estúpidos los dos, te amo y sabes que me amas y solo quiero que recuperemos lo nuestro, vuelve conmigo

- ¿es verdad? Dime Masamune si en verdad estas pidiendo algo como esto

- Sí, no soy capaz de admitir que te perdí porque sé que no te he perdido… te amo

- ¿Me amas? – Yokozawa sonrió con dulzura, aquella sonrisa tímida y mirando los ojos de Takano Masamune contesto – Si me amas solo la mitad de cuanto te he amado yo seras capaz de hacerte a un lado, no molestarme otra vez con impertinencias y no hacer comentarios absurdos frente a Kirishima. No quiero que vuelvas a molestarlo, a hablar de mi frete a él en los baños o ha mensionar a Sorata en el ascensor, no quiero enterarme de eso…

- Yo no lo molesto

- Le dijiste si o no a Hatori-san que tu y yo solucionaríamos todo esta noche

- Si, lo hice pero eso no es molestar a nadie

- Lo hiciste si o no frente a Kirishima

- Si el estaba por ahí no me fije

El editor evita los ojos de su compañero, sabe que ha estado actuando de una manera ridícula. Deja que Yokozawa se tranquilice mientras el mismo busca la forma de sentirse mejor.

- Masamune, si no pudiste construir tu felicidad no intentes destruir la mía, te quiero mucho y eres muy importante para mí pero no me orilles a elegir

- Tu felicidad es aún más falsa que la mía, cual es la figura que tienes en la casa de los Kirishima, dime si ese hombre se atreverá a enfrentar a su hija cuando ella comprenda la relación entre ustedes, dime si alguien as allá de ti y de i sabe que él duerme contigo… si quieres a esa niña y a esa familia tienes que entender que no son tuyas, nunca podría ofrecerte lo que yo… mi amor recapacita, sé que hice daño y doy gracias de que él te cuidara pero no voy a renunciar a ti

- Ni lo intentes – la mano de Yokozawa detuvo el beso de Masamune.

No se sorprendió de ver el coche de Kirishima Zen estacionado a la puerta de la casa de Masamune, de algún modo esperaba que estuviera ahí, mientras que a su vez lo molestaba saber que cayese en las provocaciones absurdas de Takano-san

- Recogiste la ropa de la tintorería – pregunto Yokozawa con tranquilidad

- Si, - sonrió alegre mientras el otro se colocaba el cinturón de seguridad – creí que demorarías más en hablar con el

- ¿Qué habría sucedido si me hubiera quedado a dormir ahí?

Con un mohín Kirishima Zen arranco el coche sonriendo

- Jamás barajee la posibilidad de que lo escogieras

Aunque eso no era cierto y de algún modo ambos lo sabían, se alegraban infinitamente de poder volver a casa juntos, y tal vez si Kirishima Zen no hubiera estado pidiéndole a Dios que por favor, por favor Yokozawa bajase pronto hubiera sido capaz de contemplar al sujeto poco familiar que también había estado esperando esa bajada. Incluso ahí desde su esquina alejada temblaba de ira al ver como partían.

Pronto darían las seis de la tarde y Ritsu Onodera debía irse a casa, al fin su trabajo con la imprenta había ido bien y no tenía más que hacer que descansar. Camina despacio para recoger sus cosas e irse a casa mientras poco a poco un murmullo indiscreto se alza para sus oídos. No debería escuchar pláticas ajenas y lo sabe, sin embargo no puede evitarse.

- Simplemente se fue de mi casa, ¡¿Puedes creerlo?! ¡Yo no! - se congela al escuchar desde la puerta la voz de Takano san que viene del interior, parece molesto y a la vez divertido, el tono de su voz es extraño

- Takano-san no puedes solo esperar que Yokozawa-san olvide todo lo anterior – la segunda vez llega más mesurada, es una voz tranquila que también reconoce, se trata de Hatori-san, puede oír claramente la conversación y se queda quieto para hacerlo

- Yo sé que no puedo… pero ¡Vamos! ¡Kirishima Zen!

- Es bastante atractivo y muchas chicas están pendientes de el – la voz de Takano san pronuncia el nombre con algo de asco en la voz, sin embargo Hatori san parece restar importancia a la innecesaria exageración de su amigo

- ¡Exacto! Debería fijarse en mujeres y alejarse de Yokozawa

- No te comprendo, tu y yo ya tuvimos esta conversación hace meses, no puedes haber cambiado de parecer porque parecías muy decidido, te dije que lamentarías mucho esa decisión pero tú me hablaste del primer amor y los destinos de las personas, ahora no deberías estar planeando separarlos

- Hatori no tengo opción, o los separo o lo pierdo – el tono decidido hace temblar a Ritsu en su sitio, no necesita ser un genio para comprender a que se refiere el editor

- Pero esto lastimara mucho a Yokozawa, estoy de acuerdo con que tú eres mejor para él, pero no quiero hacerle daño, también soy amigo suyo.

- Ayúdame – una leve suplica remata a Ritsu, es definitivo, sus más terribles miedos se asoman a su piel, sabe que no es un sueño, Takano san habla de recuperar a Yokozawa pasando por alto toda las promesas de amor que le ha estado haciendo durante meses, comienza el frio a recorrer su cuerpo mientras su mente trabaja en la idea de perderlo.

- Lo hare, pero quiero pruebas de que vas en serio

- ¿Pruebas?

- Desiste de Onodera, - la voz de Hatori clava la puñalada - si vas a luchar por Yokozawa lo mínimo es que el motivo por el que lo dejaste en principio no este rondando por aquí, no se trata de si aún le duele o si confía en ti o no, simplemente no quiero que tuerzas la cara veas a Onodera y vuelvas a lastimarlo, no sería justo con Yokozawa y no permitiré que lo hieras de nuevo

- La vida privada y la profesional son dos cosas diferentes Hatori y tú lo sabes

- Sí, pero me estas pidiendo que te ayude a separar a mi amigo y colega de trabajo de su actual pareja, lo minio que puedes darme es la seguridad de que no lastimaras a Yokozawa – la vos seria de Hatori le deja claro a Ritsu que no bromea, después de tanto luchar por su trabajo… ya comprende muy bien que Takano san lo quiera lejos, pero se siente apuñalado al oír que incluso sus colegas prescindirían de él y de toda su labor sin temblarles la mano. - ¿Lo harás Takano-san?

- Si, aunque tengo que admitir que ha estado haciendo un gran trabajo

- No lo niego ni lo pongo en duda, pero desde luego siempre escogeré a Yokozawa antes que a Onodera.
Por un momento solo en su casa Onodera Ritsu se pregunta ¿Qué hizo mal?

No solo haber terminado lejos del editor en jefe sino haberse alejado de su familia sin ponerse en situación de lo que pasaría en su ausencia, ahora todo le golpea directo a la cara.

Camina hasta verse en el espejo del baño, este es Onodera Ritsu, el sujeto al que nadie quiere, su novia no lo quiere, es un negocio, su padre no lo quiere; es un heredero, Takano-san no lo ama pues solo era ese momento de pasión que pasa a los hombres casados, siempre, siempre, siempre regresan a casa a pedirle perdón a su esposa por la infidelidad.

Se ríe de sí mismo por el título que acaba de colocarse ¡La Mosa!

Yokozawa Takafumi… Kirishima Zen… Takano Masamune, anota los nombres en una libreta, él no quiere colocarse en este exacto triángulo amoroso cuando sabe que no está incluido. De repente sus dientes rechinan al comprender, todas y cada una de las veces que los ojos de Hatori-san le parecieron incomodos, a diferencia de Mino o Kisa-san, alguna vez había sentido que a Hatori no le agradaba mucho, incluso creyó que se trataba del hecho de ser un “heredero” ahora sin embargo las miradas cobran sentido, él sabía lo que pasaba entre él y Takano-san; ¡Es más, Hatori prefería a Yokozawa! Ritsu se ríe de sí mismo mientras se prepara una sopa en el microondas, ¿Dónde está el amor que Takano-san prometía? Es decir. Si algo de todo eso fue verdad, como podía ser tan simple ahora caminar tras los pasos de Yokozawa sin importarle un ápice la manera en que eso lo lastimaría a él. Aunque el mismo hubiera terminado la relación con Takano-san.

Un leve sentimiento de odio germina en su corazón, en verdad detesta a Yokozawa-san, no por ser la persona que tiene la atención de Takano-san, no por ocupar un cargo importante en una empresa y ser reconocido por todos, no por tener amigos que lo defienden a capa y espada, Ritsu odia a Yokozawa porque es libre. ¡Libre de hacer lo que desee y vivir a su manera!

Aún recuerda aquella vez en el comedor, un comentario absurdo. Un a platica sin sentido.

- Los del departamento de ventas son increíbles – decía un chico joven – en especial Yokozawa-san ¿pueden creer que logro convencer al directorio de que imprimieran 1000 copias más del Matsumoto-sensei? Y lo mejor es que todo se vendió

- Si es increíble – corroboro una chica

- No creo que lo sea tanto – acoto una chica muy arreglada, - vi unas fotos suyas en recepción que sugieren… ya saben que es…- con un gesto de ojos y labios dio a entender que Yokozawa no era normal y la vos de la chica anterior se alzó con fuerza

- Mira, mira, mira – la atajo entre risas – a su edad con su empleo y su capacidad puede hacer lo que quiera, además eso no tiene nada que ver con su carácter fuerte o la manera en que se impone sobre su grupo, todos lo respetan y cree a ningún editor le gustaría escuchar a una novata hablar de esa manera,

- Es cierto, si llevaras más tiempo aquí sabrías que muchos editores le deben el éxito de su grupo a Yokozawa-san y su equipo, ventas hace la parte dura, lograr que las librerías acepten a un autor, si no quieren hacerlo no importa el talento o la calidad, los trabajos de muchos artistas no llegarían a ningún sitio

Parpadea alejando el recuerdo. Se mete en la cama con la esperanza de alejar todos los pensamientos, quiere convencerse a sí mismo de que es lo mejor, de que es bueno saber que Masamune ha retornado a su vida y planea recuperar a Yokozawa, es bueno sabes que en verdad no ha llegado a tener un puesto dentro de Esmeralda o que se casara pronto con una chica a la que no soporta cuando pudo haber elegido a Ann-chan que lo comprendía y era su amiga. Pero Ann-chan no se prestaría a este tipo de actos viles cuando sabe que el…

- Soy gay… - Onodera se sienta en la cama sin atreverse a dar la luz, no puede evitarlas lagrimas ni el dolor en su piel de saber que Takano-san ya ha escogido otro camino, un camino que no lo incluye - ¿Cómo voy a casarme con una mujer si soy gay? ¿Qué es lo que soy? ¿en qué pensaba cuando creía que luego de la muerte de mi madre volvería con Takano-san? A veces soy mucho más egoísta y estúpido porque creo que todo irá bien, ahora solo me queda aceptar que no es así, estamos separados y cada vez más lejos el uno del otro y lo peor es que todo el amor del que Takano-san hablo durante estos meses se queda en nada. ¡No vale nada! No puedes solo planear volver con el…No puedo aceptar que me saques de Esmeralda Takano-san, no puedo porque aunque me case y siga una vida que no deseo no puedo solo alejarme de ti y fingir que ya paso, que lo supere o que jamás me importo.

Da vueltas en la cama hasta conciliar el sueño y sueña alguna cosa que no recordara al día siguiente, como pesadillas secretas que no sabe que tiene. Tiembla y continúa con tranquilidad. Es hora de regresar a la oficina y ponerse a trabajar, ahora sabe que no corre el riesgo de abordado por el editor.