MI PASION TU CONDENA (MISAKI X USAGI) (Terminado 18/07/14)

Cuando todo es oscuridad, no sabes reconocer el bien del mal

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  1. btalkrajo
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    Y ahora intenta decir que me amas sin miedo a que parezca mentira otra vez ... https://web.facebook.com/Btalkrajo

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    Mi pasión tu condena


    Hiyori


    Cerró los ojos con fuerza intentando no despertar, quería aferrarse al sueño con más ansia de la que se aferraba a la vida, si nadie había oído sus gritos durante aquellas horas crudas y asquerosas, nadie la oiría por más gritos que diera. Mientras ellos hablaban de como buscarían otro lugar, ella solo pensaba lo ingenua y estúpida que había sido; trató de ayudarlo pero no era verdad, sólo cayó en la trampa sombría de aquellos animales… <<mierdas>> se corrigió con dolor, cuando su padre veía las noticias, un secuestro nuevo, un niño muerto en alguna calle de la ciudad siempre decía eso <<me gustaría matar a esos mierdas>> para Hiyori en aquel entonces no tenía un significado claro a lo que su padre se refería, ahora sí, el dolor sufrido y la sangre en la cama le hacía saber que lo sucedido era espantoso, no sabía que tanto, el dolor, el asco, el no poder ir a su casa.

    — Iré a preparar algo para Shinobu, no ha comido nada desde ayer

    — Podrías hacer algo para mí también- echó una risita estúpida mientras su mano tocaba el cuerpo de Hiyori, la niña cerró los ojos con más fuerza mientras sobre las sabanas la mano de Hatori se movía

    — Haré tortitas, Miyagi me dijo como la otra vez…

    — Oye –dijo y los pasos se detuvieron – no era verdad, Akihiko no les pidió que te mataran, Hiroki abusó de ustedes, solo tenía que tenerlos un día y asustarlos, no hacer lo que hizo

    — Gracias…

    Mientras un rechinar anuncio la puerta que se cerraba, ella siguió fingiendo que dormía, aun no sabia lo fácil que se descubre a un mentiroso, su respiración sonaba acelerada por los latidos de su corazón mientras las arrugas en sus ojos mostraban que se esforzaba por tenerlos cerrados y un susurro de un aliento mentolado llego a sus ser

    — Sé que estas despierta
    Abrió los ojos y se encontró de frente con los ojos cafés más crueles que podía ver, gritó pero una mano le cubrió la boca, trató de mantenerse cerrada pero la otra mano la abrió desgarrándola.

    Con los ojos cerrados mientras trataba de luchar alucinó la figura del hombre que ella amaba, con su inocencia y con la dulzura de una niña que solo ve un príncipe, Yokozawa Takafumi brillaba en sus recuerdo alto y fuerte como era, Hiyori fingía más inocencia y más ternura de la que sentía realmente, años de saberse sola la habían hecho madurar antes, podía saber que lo que le hacían era horrible, no necesitaba que nadie se lo dijera… ella deseaba huir lejos de ahí. La boca de Hatori se abrió paso en la suya entonces cerró los dientes con furia el hombre soltó un bufido de dolor mientras ella miraba la sangre que brotaba de esa boca, no vio los golpes. Cuando abrió los ojos su cabeza aun daba vueltas y boca abajo mantenía el dolor agudo.

    — Encuéntrame… encuéntrame… encuéntrame- repetía mientras las lágrimas y mucosidades ensuciaban su cara, el jadeo venia de atrás, Dios gracias no tenía que verlo. De pronto la soltó y aquel olor salado llegó otra vez.

    — Es increíble lo bien preparado que esta el cuerpo de una mujer – dijo – no necesito ninguna crema y luego de esto puedes caminar tan tranquila y serena… - una risa divertida vino del hombre – Chiaki reía cuando hacíamos esto, me miraba y nunca en su puta vida me había mordido… es culpa tuya, nunca debiste entrar a nuestra casa

    — Qui… e… qui… ro… - aunque trataba de hablar no podía hacerlo, era más extraño de lo que creía como la voz se atrapaba entre su labios, - Harggg! – sintió el tirón de su coleta

    — ¡No lo soporto…! – Hatori rugió y abriendo el cajón sacó las tijeras sin más, Hiyori sintió como poco a poco iba soltándose de la mano, entre lágrimas y espanto sintió su cabeza desnuda, su hermosa cabellera había sido cortada — Así te le pareces más -los ojos llenos de lágrimas veían su pelo derramado por la cama y el suelo, una vez más las manos de él la sujetaron con fuerza tumbándola sobre la cama sin piedad.

    Trato de no ver más imaginando que venían por ella, de hecho sí. Yokozawa entrecerraría los ojos con frialdad, como cuando Tomoharu-kun le destrozó la trenza, y frunciría los labios, pero esta vez… esta vez… esta vez alzaría la mano y le arrancaría la cabeza a Hatori-san, ella lo sabía, casi saboreaba su venganza, vendría por ella, su padre mataría a ese chico que la hizo entrar. Si, Kirishima era más amable, pero también la vengaría, harían padecer a estos hombres…

    — Ahhh!!!

    Hatori la obligo a mirarlo, las lágrimas se derramaron por su rostro y su voz solo fue un débil quejido.

    — Tal vez aun no sabes lo que hice - dijo el hombre mientras besaba su cuello y aquellas manos torpes le apretaban la piel - Chiaki si sabía lo que pasaba la primera vez, ya lo había hecho antes con otros, tu no, fui el primero – besó una lágrima – pero no seré el único, mañana vienen un par de amigos míos, tenemos una regla, todo se comparte… - parecía cansado y absorto en algo más lejano que ella, en silencio espero a que continuara - he sido muy bueno contigo, conozco a Misaki, realmente odia que otros la pasen mejor que él, pobre chico, pobre de ti… - terminó con voz cansada y lastimera. Comenzó el horror.

    Cuando vio la puerta, la puerta que ella había abierto con inocente deseo de ayuda, supo que no iría a su casa, ya lo sabía y a cada minuto lo confirmaba, desnuda cayó hecha jirones, su rodilla raspo al caer al suelo con dolor y unos brazos la sujetaron rápidamente, trato de levantarla pero ella no ayudó y se dejó tendida en el suelo.

    — Perdóname, perdóname, perdóname – repetía Shinobu en el sótano mientras la cubría con una manta. Hiyori no reaccionó, la ultima hora quedaría para siempre en su cabeza, nada jamás le haría olvidar lo que había sucedido, aquel dolor, mucho peor que el del día anterior, ya no era Hiyori Kirishima una niña de quinto grado, la habían tratado como a un animal…


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    Yokozawa


    La barba crecía a desnivel en su cara, las ojeras le tenían derrumbado y bajo lilas marcas en la cara miraba la pared.

    << No necesito que nadie me culpe, sé que soy el único culpable – había gritado entre lágrimas a los oficiales – solo tenía que llevarla hasta la puerta pero no quería ver a esa mujer y por no verla ella desapareció>>

    Luego de cinco días Hiyori ya no aparecía ni en los noticieros, Kirishima Zen entró con un vaso de leche, el hombre había sido mucho más fuerte que Yokozawa así parecía mientras entraba y se estaba a su lado.

    — Bebe por favor – dijo en voz débil mientras ponía el vaso en las manos del hombre

    — No quiero – dijo atragantado Yokozawa por las lágrimas, era cierto, no quería nada, y no tenía fuerzas tampoco. La policía no le respondía las preguntas que él hacía y Kirishima no compartía lo poco que sabía, no necesitaba ser un genio para ver como los ojos de Zen una y otra vez hurgaban en su cara, a veces con dolor y muchas otras con desprecio, aun si no lo creía capaz de haberse llevado a Hiyori si lo culpaba por su desaparición

    — Me haces falta – dijo el hombre sorbiendo las lágrimas mientras unía las manos en forma de oración, - ya no puedo… yo no puedo seguir solo, no puedo y necesito que regreses conmigo y me ayudes, si me amas vuelve y no dejes que sufra solo

    — Yo también estoy sufriendo – dijo insultado y brutal mirando con desprecio a Kirishima, de hecho él también lo culpaba

    — No digo que no sufras pero… - se aclaró la voz para hablar, sabía que lo dicho heriría a Takafumi, pero él lo necesitaba de regreso como lo que era, su amante, - … ella es mi hija no la tuya

    Un silencio se prendió entre ellos, sus ojos sintieron el peso de los negros de Takafumi, como si le escupiera, como si en esa mirada no quedase ni un solo rastro del amor que antes se tenían, eran tan felices hace solo siete días, riendo y hablando de promesas inconclusas ahora, eran tan felices hace siete días, desayunando arrinconados en la cocina, eran tan felices y hoy esa felicidad parecía muy, muy lejana en el pasado. Zen observo al hombre frente a él, ahora mismo se sentía débil y frágil y solo así había logrado ver a Yokozawa, era ancho de hombros y de una mirada dura y gélida, sus labios se fruncían con odio mientras por dentro sus palabras eran maldiciones. Cuando ella se fue, él la siguió.

    — ¿Y eso la hace más tuya que mía?

    No dijo nada más. Se puso de pie dejo el vaso de leche sobre la mesa y sacó su maleta del armario, se iría de inmediato. Zen luchó arrebatando la ropa de sus manos, gritándole que no le hiciera eso, suplicándole que lo perdonara, de hecho hasta Zen sabía que Hiyori era de Yokozawa, Takafumi era su amigo, por elección voluntaria y ella le quería, no porque tuviera que quererle o porque él la quisiera, la niña lo había escogido y eso la hacía suya, al fin derrotado, Zen dijo lo último.

    — Yo también soy tuyo…

    Takafumi retrocedió, eran suyos y había perdido a uno y estaba abandonando al otro.

    — ¿Qué son estos gritos? – demacrada la madre de Zen observó a Yokozawa, jamás le había querido, ni cuando lo conoció como “amigo íntimo” de Zen ni cuando se encargó del cumpleaños de la niña, el cumpleaños de Hiyori se había celebrado en el colegio y el mismo Yokozawa había pedido permiso en la escuela ya que deseaba que todos los niños participaran, cuando ella lo encontró trenzando el cabello de Hiyo supo de inmediato que no era un amigo y le odio, ahora le odiaba más mientras lo veía siempre a los ojos, maldiciendo entre dientes y escupiendo al suelo donde el pisaba, pero él ya no agachaba la mirada.

    Ella le había acusado y lo había increpado, lo acusaba todo el tiempo y él la culpaba a ella;

    <<si hubiera venido ella no hubiera ido a su casa>>

    Zen había tenido que detenerlos. Yokozawa quería confortarlo y ayudarlo a sobrellevar la carga, pero la carga era muy pesada.

    — Mamá, sal por favor – pidió entre dientes frustrado y furioso. Yokozawa vio como las manos de Zen se hacían puños duros.

    — Deja que se vaya, como si no hubiera terminado de hacer daño a esta familia

    — Es mi familia – respondió Yokozawa con violencia y tirando la maleta

    — ¡Basta! – pidió Zen sujetando la mano de Yokozawa

    — ¿Cómo puede decir eso? Usted no es una mujer, no es la madre de Hiyo, no la conoce, no la cuidó

    — ¿Usted si? – respondió hostil – ¿dónde ha estado los últimos dos años, incapaz de poner un pie en esta casa porque yo vivía aquí?, si hubiera venido…

    — ¡Tú la dejaste en la calle! – atajó ella con furia, se miraron a los ojos, ninguno de ellos era el culpable, quien se la llevo si lo era, apartando las miradas comenzaron a llorar.

    Alzó su maleta y salió sin ver hacia atrás. Era su familia y alguien la había destruido, Yokozawa Takafumi solo tenía que encontrarlo, entonces, entonces todo regresaría a la normalidad.


    QUOTE
    Muchisimas gracias por el animo el apoyo y la lectura que me dan, espero les guste y bueno aun falta para llegar a un final feliz pero si ya retornaremos con Akihiko y Miyagui que han estado ausentes.

    muchas gracias por leerme.

    btalkrajo
     
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