Nuestra canción (Varias parejas IEGO)

Cada momento tiene una banda sonora

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  1. Limón
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    Mis muy bien ponderadas compañeras, aquí se encuentra la humilde Limón para ofrecerles el... songfic número 17 de esta bizarra historia, muchas gracias a las poquitas que me comentan y a mis lectoras anónimas, por hacerme creer que puedo seguir haciendo esto. Y ahora sin más dilación, les dejo la historia de Gamma y Einamu... Disfrútenla y comenten, me harán muy feliz, y si yo soy feliz, actualizaré más rápido... si el tiempo me lo permite.

    17- Cómo me gustas

    www.youtube.com/watch?v=sQLg1nN2ls0

    Gamma estaba en el escenario como cada noche de viernes. Era el solista de un pequeño grupo que solía trabajar en los restaurantes para hacer el ambiente más romántico. Le gustaba cantar y en ese lugar, podía hacerlo, y además le pagaban. Una miseria, pero le pagaban. Quién sabe, a lo mejor, el gordito de la mesa cuatro, era productor musical y daba el salto a la fama.

    En ese restaurante, también trabajaba un muchacho castaño que le llamaba la atención. Bajito, delgadito, pelo castaño largo por el cuello y unos grandes ojos amatistas. Era el camarero. Se llamaba Einamu. Tenía fama de tener un carácter muy fuerte. La sentencia que había oído de él es “gato panza arriba”.

    Oye la confesión de mis secretos
    A base de un corazón que esta desierto
    Con tres palabras, te diré todas mis cosas,
    cosas del corazón que son preciosas

    Y ahí estaba el sujeto en cuestión, tomando nota, como hacía todos los días. Sabía que estaba estudiando Dirección de Empresas en la facultad de Empresariales. Curioso, él mismo estudiaba Psicología, pero iba a comer a Empresariales. Como toda persona con papilas gustativas que funcionasen y que estudiase en Psicología. En serio, la comida de Psicología parecía viva... o era una alucinación provocada por el impacto de la mezcla de olores de los diferentes productos de limpieza que afectaban al sistema nervioso, o la ensalada que se pidió una vez caminaba de verdad por la mesa...

    Dejando pensamientos menos halagüeños, volvió su cabeza al muchacho que traía una bandeja con un plato grande de ensalada y una ración de pescado para una mesa decorada con rosas rojas. ¡Ois, el amor! Y él cantaba al amor, cantaba a los sentimientos...

    Se le ocurrió una idea. Sonriendo de forma maquiavélica, como planeando una travesura. Miró a sus compañeros, adoraba a esa pequeña pandilla de ''hijos de playa'', señalando al chico que ahora tomaba nota a los de la mesa 6. Los ojos le sonrieron con picardía. Encima del piano había rosas blancas. Iban a ser ''malotes''... y querían ser pillados en el acto, in fraganti, con las manos en la masa, y lo iban a disfrutar. Que los dioses los fulminasen si no iban a disfrutar de eso... Y de paso, ayudaban a Gamma.

    Dame tus manos, ven, toma las mías
    Que te voy a confiar las ansias mías,
    son tres palabras, solamente, mis angustias...
    y esas palabras son "cómo me gustas".

    Todos tomaron posición. La fiesta iba a comenzar y ellos eran los reyes. La luz se hizo tenue, y comenzaron a tocar unos instrumentos de cuerdas. Gamma los miró sonriendo. Los muy capullos le estaban dando el empujón... cabrones.

    Cogió una rosa blanca del montón que había encima del piano. Se dirigió al micrófono y comenzó la canción. Era muy lenta, una canción hecha para declararse y para hacer soñar. Escrita para masticar uno a uno los sentimientos. Gamma empezó a bajar la pequeña escalinata que hacía que el escenario estuviese unos centímetros encima del nivel del suelo y caminó seguro (aparentemente seguro, por dentro era un flan) hasta el chico.

    Son tres palabras, solamente, mis angustias...
    y esas palabras son "cómo me gustas"

    Podía notar que estaba sonriendo como un idiota... y la verdad, es que era cierto. Lo tenía delante, y los nervios le hacían temblar las manos. Cogió la rosa y la colocó en el ojal de la camisa blanca e impoluta que llevaba de uniforme Einamu. Le pasó la mano por la cintura y lo atrajo hasta su cuerpo. Pudo notar pequeños temblores en el cuerpo del joven camarero.

    Y al tocar los últimos acordes... por sorpresa...Einamu le besó. Y para Gamma desapareció todo lo demás. En ese momento, en el mundo, sólo estaban él y Einamu. Gatito tímido y atrevido...

    Cómo me gustas...
     
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