Mi pequeño amante (Akihiko X Misaki). CERRADO

Takahashi Takahiro ha vuelto a Japón luego de 16 años de ausencia, pero no llegó solo: trajo consigo a la persona que -de alguna manera- le arruinó la vida. ¿De qué forma cambiará esto su vida?

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  1. »Hitch 74 no Danna«
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    Etto… Hola? *escondida tras la silla del computador* Seguramente más de la mitad de lectores quiere matarme por haberme tardado una eternidad con la actualización de este fic. Aunque en mi fic 'El Cuartel del Metal' ya había explicado que las vacaciones y los puentes de mayo me cortaron mucho la inspiración, también me encontraba terminando mi otro fic 'Fresas con chocolate para Cupido'. De verdad lamento hacerles esperar tanto, odio hacerlo, pero a veces es inevitable.


    Bueno, dejando de lado mi aburrido choro mareador, aquí les traigo la siguiente entrega. Igual que el anterior, está dividido en tres partes. De verdad mis más sinceras disculpas.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica no son míos, de lo contrario no estaría poniendo este disclaymer, lel.



    XXI.-


    Miércoles por la tarde. Como siempre en los últimos días, el afamado escritor mataba el tiempo en el sofá, fumando su séptimo cigarrillo del día y mirando al techo como si fuera lo más interesante, preguntándose por qué Misaki se portaba evasivo últimamente: el fin de semana le había llamado para proponerle otra cita, pero el menor le había cortado la conversación abruptamente, además que dijo que hoy no podría tomar sus lecciones; los días consecutivos volvió a llamarle, pero por alguna razón el chico sonaba más nervioso o intentaba que la llamada no se prolongara demasiado, como si estuviera ocultando algo.


    Pensó que sería bueno darle una sorpresa, así que se alistó y unos minutos más tarde ya estaba conduciendo su Ferrari rojo rumbo a instituto. Una vez que quedó frente a la escuela bajó del auto y después divisó al grupo de amigos de Misaki.


    –No sé tú, pero neta me cae mal ese tipo con el que Misaki se junta–decía Ritsu.

    –A mí también, no me da buena espina –espetó Hiroki– pero Misaki sabe lo que hace.

    –¿No creen que deberíamos hablar con él? –ahora era Shinobu.

    –Yukina y yo ya lo intentamos, pero el tipo no deja que nos acerquemos –habló Shouta– Para mí que andan de novios y el susodicho es tan celoso que le prohíbe hablarnos siquiera.

    –¿Tú crees? –ahora era Nowaki, que venía con ellos.

    –Eso explicaría por qué Misaki lo trae pegado como chicle.

    –Con razón ya casi ni nos pela (1) –suspiró Chiaki.


    El escritor alcanzó a oír la conversación. Aunque tenía idea de quién era ese tipo que acaparaba la atención de su corazoncito, se negaba a creer que fuera ese molesto mocoso llamado Sumi Keiichi. Pretendía acercarse, pero obviamente Misaki no venía con ellos y, por lo que oyó, seguramente debía estar con él.


    –¡…no llevaba ni cinco minutos al teléfono y esos dos ya habían descompuesto mi XBOX-360!

    –Que mal plan.


    Y no estaba equivocado, pues unos minutos más tarde aparecía su adoración con ese tipo tan molesto pegado a él como una garrapata. Grande fue su sorpresa cuando éstos se detuvieron en seco y se dieron la media vuelta para irse al otro lado de la escuela.



    XXII.-


    –Misaki-kun ¿está todo bien? –inquirió el ojinegro– Pareciera que viste a un fantasma.

    –Etto… no es nada, recordé que debo ir a la biblioteca por algunas cosas –balbuceó el ojiverde, evidentemente nervioso.

    –¿No será por que viste a Usami-san en la entrada?


    Efectivamente así se habían vuelto los días desde que Sumi Keiichi se le declarara. Lo recordaba bien.


    FLASHBACK


    –Por favor, te ruego que te alejes de él… –Sumi ponía una expresión suplicante muy convincente– No me gustaría que te utilizara y luego te botara, y mucho menos que estés en boca de todos como Shiro-kun…

    –Sempai… –Misaki no pudo evitar ponerse nervioso en cuanto Sumi le tomó la mano y la estrechó– ¿Por qué…?


    El peligris llevó la mano de Misaki hasta sus labios y la besó suavemente. Luego de eso sus ojos negros se fijaron en los esmeraldas del pequeño.


    –Te quiero… y no permitiré que nadie, ni siquiera él, te lastime.


    El ojiverde estaba en shock. De todas las posibilidades por las que Sumi se interesara en su relación con Akihiko-san, esta era la menos pensada. Obviamente sabía qué respuesta dar, pero el hecho de que su sempai era la primera persona más cercana en edad a él que se le declaraba, y la convicción con la que salieron esas palabras lo hacían difícil, además no quería herirlo.


    –Sempai… yo…

    –Está bien, entiendo que no puedas corresponderme ahora, considerando que estás con Usami-san –dijo el mayor con una sonrisa triste– demo… por lo menos déjame ser tu amigo y confidente…


    "Sus palabras son tan sinceras y se ve que se preocupa por mí como lo haría un amigo y un confidente… ¿de verdad él me…?"


    –Está bien –respondió el chico unos segundos más tarde– pero sólo amigos.


    FIN DEL FLASHBACK


    Aunque no le gustaba que de vez en cuando tratara de persuadirlo de alejarse de Akihiko-san, al menos hablar de eso le daba cierta libertad, la cual no tenía con Kisa y los demás. Con el tiempo se había vuelto un poco más apegado a él, pero de lo que no se daba cuenta era que se reducía el tiempo que pasaba con los otros.


    –¡No es eso! –contestó presurosamente el chico, pero el otro le miró con una ceja enarcada.

    –Podrás engañarme, pero no puedes engañarte a ti mismo… pasó algo con él ¿cierto? Por eso lo evitas.

    –Emm… no exactamente… es solo que… –luego susurró algo al oído del mayor, quien asintió con la cabeza.

    –Entiendo… ¿y qué tal vas, entonces?

    –Le dije que Hattori-sensei nos castigó a Kisa y a mí, pero creo que está empezando a sospechar.



    XXIII.-


    Akihiko no podía estar más frustrado en estos momentos. De no ser por esos entrometidos del equipo de baloncesto que salieron como estampida de ñus, ya hubiera encontrado a su amorcito y lo hubiera alejado de las garras de ese odioso ojinegro. Pero eso no era todo, también había sido interceptado por dos de sus amigos de antaño: Miyagi Yö y Hattori Yoshiyuki. Al principio aceptó tomar algo en la cafetería con ellos, así podría preguntarle a Hattori sobre Misaki, ya que él lo había castigado, pero ni los saludos ni la perorata de Miyagi sobre sus pato-aventuras de antaño le daban oportunidad. Sin embargo hubo un momento en que su impaciencia pudo más.


    –…entonces le dije…

    –Takahashi Misaki –interrumpió con tono serio.

    –¿Ah?

    –Hattori… tengo entendido que castigaste a Takahashi Misaki hasta el viernes por pasarse notas en clase con otro chico…

    –¿De qué estás hablando?

    –Takahashi Misaki, de noveno, clase C, de Química I.

    –Oh… sí, ya lo recuerdo, un buen estudiante, aunque algo atolondrado y flojo para leer… ¿Por qué el interés? –Hattori estaba un poco intrigado.

    –Su padre me pidió que hablara contigo en su lugar –mintió sin inmutarse.

    –Oh… pero eso fue la semana pasada, y a quienes castigué fueron Kisa y Onodera.

    –¿Qué?


    Eso sí que no se lo esperaba. Sabía que normalmente los adolescentes ocultaban los citatorios para evitar los regaños de sus padres, pero el que Misaki inventara un castigo era muestra clara de que definitivamente ocurría algo más grave.


    –Ah, estos chicos de ahora son más difíciles de entender –suspiró Miyagi.

    –Ese chico… –Hattori hizo lo mismo– no sé qué pretende con esto, pero temo que ahora sí amerita un castigo por usar mi nombre de esa manera.

    –No es necesario –espetó Usami– Yo mismo me encargaré de eso por hacerme venir de a balde –obviamente eso era una vil mentira, pero prefería darles a ambos el beneficio de la duda.

    –Como siempre las cosas tienen que hacerse a tu manera ¿verdad? En fin, ya que estás aquí…

    –Me tengo que ir. Nos vemos luego.


    Y sin importarle haber dejado a Hattori con la palabra en la boca, fue tras su pequeño esperando poder alcanzarlo, y luego de unos minutos de conducir lo logró; grande fue su desazón y sorpresa cuando lo vio ahí bajo la copa de un árbol de cerezo en el parque, recargado contra el tronco, siendo besado por su odioso ex–amante llamado Sumi Keiichi.



    CONTINUARÁ…





    Notas de la autora:


    1.- Es una expresión popular que se usa mucho en mi país para decir que alguien deja de prestarte atención o ya no te hace caso.


    ¿Qué les pareció? A que no se esperaban lo último ¿verdad? Bueno, la verdad no sé si pronto podré actualizar, ya que falta poco para que yo salga de vacaciones, y ya saben cómo es esto. En fin, nos leemos en la próxima entrega. Chaito.
     
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79 replies since 19/11/2013, 23:27   5480 views
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