Mi pequeño amante (Akihiko X Misaki). CERRADO

Takahashi Takahiro ha vuelto a Japón luego de 16 años de ausencia, pero no llegó solo: trajo consigo a la persona que -de alguna manera- le arruinó la vida. ¿De qué forma cambiará esto su vida?

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    hola!!! LO AME;que bello el beso todo romantico;anime y manga?yo solo eh ido a una convención; amé el final de code geass y naruto? es mi anime favorito(cada semana leo el cap) y oh! Homero mi frase favorita es su "ouh!" jajaja pobre Hiroki lo dejaron con la tarea encima; es un hecho cada vez me gusta mas tu fic. quiero conti. no tardes; vale?

    ok

    bye;bye
     
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  2. »Hitch 74 no Danna«
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    He aquí la siguiente entrega. Chance y les puede parecer un poco aburrido, pero mi cabeza no daba para más. Por cierto, a partir de ahora y para todos mis fics, he decidido cambiar el color de texto, sólo por diversión y para ver cuál me gusta más, XD.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de su creadora Shungiku Nakamura.



    VIII.-


    Pisaba el acelerador con fuerza. No sabía cómo una tranquila cita con su corazoncito se salió de control en un santiamén, pero no iba a quedarse a preguntar. Después de comer en el restaurante decidieron seguir con su recorrido en varias tiendas, comprándole a su pequeño cada cosa que le gustara, aunque éste se rehusara a aceptarlas. Posteriormente habían ido a una tienda de cosplay, en la que pasó más de una hora escogiendo y probando los que consideraba adecuados para el castañito. Más tarde fueron a parar a la zona de yaoi y shönen-ai, donde su acompañante le había preguntado a qué se refería. Él prefirió darle una respuesta más palpable en lugar de soltarle todo un discurso: un beso profundo en los labios, mientras lo tomaba por la cintura y el mentón. Con lo que no contaba era que decenas de fujoshis presenciaron la escena e inmediatamente gritaron como desquiciadas, algunas de ellas incluso sufrían una hemorragia nasal. No conformes con eso, se aglomeraban a su alrededor sacando fotografías, asustando al castaño. Por seguridad prefirieron salir de ahí, no sin antes ser perseguidos por aquellas chicas.


    –¡Uff, qué cerca! –suspiró su pequeño amor, una vez que estuvieron lejos de ahí.

    –Lamento que hayas presenciado eso –se disculpó el escritor.

    –Etto… no fue su culpa… bueno, en realidad sí, pero…

    –Dado que ya no podemos volver ahí –suspiró el mayor– ¿A dónde más te gustaría ir?

    –Etto… –Misaki bajó la mirada y sus mejillas se tiñeron de rosa– Si no le molesta, me gustaría volver a casa… ya son más de las siete y mis padres ya están por volver.

    –Está bien.


    El resto del camino transcurrió tranquilo hasta llegar a la casa Takahashi. Akihiko acompañó a Misaki hasta la puerta de su hogar.


    –Me dio gusto salir contigo… ¿podríamos hacerlo otra vez?

    –M-me g-gus-gustaría mucho –farfulló despacito– d-demo, sensei ¿no tiene que entregar un manuscrito? No quisiera quitarle su tiempo.

    –No lo haces para nada.


    Sonrió para sí. A decir verdad le conmovió bastante que Misaki se preocupara así por él. Dejó en el suelo las bolsas con todo lo que compraron, y tomó su barbilla con delicadeza y le plantó otro beso, más lento y más profundo. El menor se dejó llevar por ese cálido sentimiento que el escritor le transmitía a través de ese contacto tan íntimo. Una vez que se separaron, vino la parte quizá más triste: la despedida.


    –Bueno creo que eso es todo… hasta pronto –Akihiko acercó una de sus manos para acariciar la mejilla de su pequeño

    –Hasta pronto, sensei




    IX.-


    Jueves. Terminaba el entrenamiento de los nuevos reclutas del equipo de soccer. Ya se le había hecho costumbre reunirse con sus nuevos amigos en una mesa junto a la entrada de la cafetería.


    –Bueno, ya que nadie se dignó en ir el sábado a mi casa como acordamos –decía Hiroki– tendremos que empezar hoy, sin excusas ni pretextos.

    –¿A qué hora? –preguntó Chiaki

    –A las cuatro

    –¡De ninguna manera vuelvo a ir a tu casa! –Shinobu fue el primero en protestar

    –¡¿Pero qué…?!

    –¡La última vez que fuimos tu estúpido perro se comió mis apuntes!

    –¡No es mi culpa que le caigas mal!

    –Nee, Misaki… ¿Por qué mejor no vamos a tu casa? –preguntó Kisa

    –¿Eh?

    –Es que, bueno, eres el chico nuevo y la verdad no sabemos dónde vives y…

    –Buen punto –apoyó Onodera

    –Etto… okay

    –¡Ya está! –dijo Hiroki– Todos en casa de Takahashi en punto de las cuatro, sin excusas ni pretextos.

    –Okay.


    Un rato más tarde los cinco muchachos se encontraban en la casa Takahashi. Mientras tanto cierto escritor conducía como piloto de Fórmula 1 hacia la casa de los Takahashi. Takahiro le había invitado, además que quería evitar a su molesta editora, quien de buenas a primeras le pedía el manuscrito que dejó pendiente hace más de dos semanas. Sin embargo su principal razón era que quería ver a su niño de ojos verdes.


    –¡Usagi! –Takahiro le recibió, una vez que hubo llegado– ¿Qué dice la vida, hombre?

    –Ya sabes, lo de siempre


    Y empezaron una charla amena. Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo Akihiko quería que su amigo terminara de hablar de una buena vez. Además, le extrañaba que sólo Mahiro se encontrara frente al televisor. Iba a preguntar por Misaki, cuando vio que este bajaba las escaleras.


    –Mamá ¿Me prestarías otro tubo de pegamento? Se terminó el… mío –bajó la voz en cuanto se percató de la presencia del escritor– B-buenas t-tardes, sen-sei –farfulló, un poco cohibido por encontrarse delante del escritor solamente con un short negro, una playera azul de Linkin Park y sus calcetines grises.

    –Buenas tardes –saludó Usami, disimulando perfectamente las ganas que tenía de besarlo ahora mismo.

    –Aquí tienes –Manami le entregaba un tubo de pegamento– ¿Qué tal van tus amigos y tú con el trabajo?

    –Ya casi terminamos la primera parte

    –Qué bueno… ¿Por qué no se toman un descanso y bajan a comer algo?

    –Emm… claro, yo les aviso. Con su permiso, sensei.


    No sabía si eran horas o tan solo minutos, pero por primera vez estar en casa de su amigo se le hacía una tortura, ya que por obvias razones no podía acercarse a su Misaki, besarlo, ni entrelazar sus manos como en su primera cita, ni perderse en ese par de esmeraldas que destilaban tanta inocencia. Además la presencia de los amigos de Misaki no le ayudaba en nada.


    Ya casi terminaba la tarde. Kisa y compañía ya se habían ido y también era hora de que él lo hiciera. Con pesar se despidió de la pareja Takahashi y de los dos menores, no sin antes dedicarle una sonrisa al castañito de ojos verdes que sólo él notó.


    "Misaki… sé que llevamos poco tiempo de conocernos… pero el simple hecho de tenerte tan cerca y no poder siquiera besarte me vuelve loco"


    –Hasta luego, sensei


    La puerta se cerró. Pisó el acelerador hasta llegar a su apartamento, y por alguna razón este se le hizo excesivamente grande y silencioso, tanto que por primera vez se sintió asfixiado por tanta tranquilidad. De repente le llegó un mensaje de texto que hizo que ese sentimiento desapareciera.


    »Yo también lo echo de menos, sensei…«



    CONTINUARÁ...
     
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    ahh suspiro de tanta ternura, me gusto mucho el capi como puedes decir que tal vez aburra, estuvo de lo lindo, waa!!! acabo de leer este capi y ya quiero conti

    me dejaste toda sentimental con tanto romanticismo, quiero conti no tardes tanto vale?

    ok


    bye,bye
     
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  4. »Hitch 74 no Danna«
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    Heeyy! He aquí otra entrega de mi más reciente fic. Espero que sea de su agrado.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de Shungiku Nakamura-sensei


    X.-

    Martes al medio día. Habían transcurrido algunos días desde la última vez que vio a su corazoncito. Ese jueves había sido una tortura, ya que por obvias razones no podía acercarse a su Misaki, besarlo, ni entrelazar sus manos como en su primera cita, ni perderse en ese par de esmeraldas que destilaban tanta inocencia. Además los amigos de Misaki no dejaron de parlotear sobre esto y aquello robando la atención de su niño, a la hora de la comida, en especial ese tal Kisa Shouta. Aunado a eso, ahora estaba trabajando en otro volumen para la novela BL que recién publicó. Según Aikawa, las fans de Akikawa Yayoi esperaron tanto por su regreso que no sería justo ilusionarlas y después decepcionarlas. Suspiró frustrado tras el quinto cigarrillo del día, pensando en que debía idear una forma de pasar más tiempo a solas con su querido Misaki.



    Siete de la tarde. Cierto jovencito se encontraba en casa viendo la TV con su hermanito.


    »–Ahh, estas notas calmarán mis tensos nervios.
    –¡Quiero decir que esta fiesta es un bodrio!
    –Sí, vayan al demonio Springfield.
    –¡Uno, dos, tres, cuatro!

    Happy birthday to you (Happy birthday!)
    Happy birthday to you! (Happy birthday!)
    Happy birthday, Burnsey.
    Happy birthday to you!


    –Y que pronto te vayas al infierno carcamán.
    –Creo que les gustamos mucho.
    –Mande matar a los Rolling Stones.
    –Señor, ellos no son...
    –¡Obedezca!« (1)



    Eventualmente soltaron una carcajada que se alcanzó a escuchar hasta la puerta, que era golpeada por cierto escritor. En cuanto se abrió la puerta su corazón latió aceleradamente, pues su pequeño amor le estaba recibiendo.


    –B-buenas t-t-tar-des, sen-sei –balbuceó el de pelo castaño, con ese lindo sonrojo. Akihiko iba a besarlo, pero se percató de la presencia de Mahiro.

    –Buenas tardes, chicos –volvió a su cortesía habitual– ¿Tiene mucho que salieron de clases?

    –No mucho, hace como una hora… etto… ¿quiere pasar? Mis padres aun no llegan, pero…

    –¿Están ustedes solos?

    –Sí –respondió Mahiro

    –¿Y qué ven en la TV? –inquirió el escritor, que entraba a la casa

    –Los Simpsons


    Una tacita de té de sakura hecho por el castaño y una pequeña charla más tarde, Akihiko instó a Mahiro a que fuera a seguir viendo la TV, pues tenía algo importante qué hablar con Misaki.


    –Perdón, sensei, pero Mahi-chan no puede ver la TV más de media hora –le increpó el adolescente

    –Bueno, pero una vez en la vida no tiene nada de malo… además… no te gustaría verlo triste porque se perdió el maratón ¿verdad?

    –Etto… supongo que no –contestó el menor, un poco dudoso–… emm… ¡está bien! Pero sólo hoy

    –¡Sí! –el Takahashi más pequeño gritó con emoción y fue corriendo a la sala a seguir viendo la TV

    –¿De qué quería hablar conmigo, sensei?

    –Me gustaría que habláramos en tu habitación

    –Uhh… está bien


    Subieron las escaleras en completo silencio hasta llegar a la pieza. Akihiko iba a abrir la boca para decir algo, pero grande fue su sorpresa cuando sintió que los bracitos de su pequeño se ceñían alrededor de su cuello, y éste se levantaba de puntitas, al tiempo que cerraba sus hermosos ojos verdes y juntaba sus labios con los suyos. Antes de que pudiera corresponder el beso apropiadamente, el muchachito se separó lentamente volviendo a su postura anterior.


    –Yo… yo… lo he echado de menos, sensei.



    XI.

    Miércoles. Contaba los segundos que faltaban para que dieran las cuatro en punto. Sus ojos verdes se fijaban sobre las manecillas del reloj de pared, como si tuviera el poder de hacerlas avanzar más rápido. En cuanto sonó la alarma que indicaba la salida, metió sus cosas en su mochila sin ningún cuidado y salió corriendo como alma que lleva el diablo.


    –¡Takahashi! Aún no he dicho que salgan –le regañó Hatori-sensei– Vuelva a su lugar.

    –H-hai.


    Resignado, y entre las risitas burlonas de sus compañeros, volvió a su pupitre y luego de cinco largos y tortuosos minutos en los que su profesor les indicaba lo que vendría en su examen, salió junto con sus amigos.


    –Yoshino-kun… –la voz de Hatori los detuvo– Lo veo en mi oficina en media hora.


    Chiaki asintió con la cabeza, mientras un tenue color rosa coloreaba sus mejillas. Con excepción de Shinobu, esto pasó desapercibido para el resto.


    –Juraría que Hatori-sensei te estaba sonriendo –le dijo el rubio en voz baja.

    –Pero qué cosas dices –rio nerviosamente el castaño de ojos azules.

    –A mí no me engañas… te gusta Hatori-sensei.

    –¡¿Ah, sí?! Pues a ti te gusta Miyagi-sensei –Chiaki contraatacó– ¿O por qué otra razón irías a asesorías, teniendo calificaciones casi perfectas? –agregó con tono pícaro haciendo que Shinobu se pusiera rojo hasta las orejas.

    –¡Hey, ustedes dos! ¡O dejan de secretear como niñas o nos dicen de qué tanto hablan! –regañó Hiroki.

    –Bueno, bueno, no te enojes.

    –Ya cásate con Kusama –le dijo Shinobu

    –¡¿Qué?!

    –¡Vamos, no te hagas el tonto! ¡Te gusta y lo sabes!

    –¡Retráctate por eso!

    –¡Oblígame!


    Entre discusiones y otras cosas, seis de los veintidós reclutas del equipo de soccer salían de la escuela, a excepción de Shinobu y Chiaki, que por razones no tan obvias tendrían que quedarse. Misaki se dirigía a su casa cuando divisó un Ferrari rojo.



    Cierto escritor conducía tan rápido como podía para llegar a su pent-house, en compañía del chiquillo de ojos verdes. El día anterior se quebraba la cabeza en idear algo que le permitiera pasar más tiempo con su adoración, pero no se le había ocurrido que el niño le pidiera algo tan sencillo como clases particulares de matemáticas. Previamente había hablado el asunto con sus padres y ellos aceptaron. Aquello le vino como anillo al dedo y la sonrisa de satisfacción que se dibujaba en su cara lo demostraba.


    –Qué lugar tan enorme –murmuró el pequeño, un poco cohibido por lo lujoso y espacioso del lugar.

    –Vamos, pasa.


    Una tacita de té y algunas galletas más tarde, comenzaron con la primera clase. Aunque al chico le costaba trabajo entender algunas cosas, daba su mayor esfuerzo y eso lo hacía ver aún más lindo. Hubo un momento en que los rostros de ambos se encontraron demasiado cerca, leyendo el mismo libro. No pudiendo resistir más, el escritor acortó la distancia en un cálido y tierno beso, al tiempo que sostenía el delicado cuerpo del muchacho para recargarlo contra el suyo. El beso fue aumentado de tonalidad y fuerza, tanto que terminaron perdiendo el equilibrio y ambos cayeron al suelo, Misaki de espaldas y Akihiko arriba de él. Cuando fue necesario respirar, se separaron lentamente, y cuando verde y violeta se encontraron, entonces lo entendió. Akihiko ya no soportaba tener a su pequeño de esa forma y no hacerle nada. Fue acercándose a uno de los oídos del menor para empezarlo a morder suavemente al compás que sus manos empezaban a deslizarse sobre la tela de la playera gris de The Strokes de Misaki.


    –¿Qué-que hace sensei?

    –Misaki, estoy en mi límite… yo, no sabes, no tienes idea de cuánto te deseo en éste momento… Si quieres que me aleje dilo ahora, porque probablemente después no sea capaz de razonar correctamente…


    Las manos del muchachito ciertamente temblaban, la tensión en su cuerpo era tal que incluso él podía sentirla, el calor en sus mejillas era tan abrasador… pretendía detenerse al ver que no respondía, pero las palabras que le dedicó su corazoncito fueron suficiente para lanzar su cordura por la borda.


    –Yo… sen-sei… por favor, sea gentil…



    CONTINUARÁ…




    Notas de la autora:

    1.- Aparece en el cuarto episodio de la quinta temporada de Los Simpsons, llamado "El oso de Burns" (Español Latino). En este cap The Ramones son invitados a tocar en la fiesta de cumpleaños del señor Burns… ajajajaja, fue tan graciosa esa parte… LOL.


    Bueno, esto es todo por ahora. Chaito.

    Edited by »Hitch 74 no Danna« - 30/12/2014, 13:10
     
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    hola!!!

    ahh(suspiro) que lindo capitulo

    Oye acaso disfrutas el sacarme el aliento con tanto romanticismo?

    el capi quedó genial pero...


    COMO TE ATREVES A DEJARLO AHÍ!!!

    quiero conti; no puedes cortarlo en la mejor parte; simplemente no puedes :(

    jejej tambien sería lindo ver como se desarrollan las demás parejas; pero bueno eso es a tu criterio
    espero conti lo mas pronto posible

    ok

    bye;bye
     
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  6. •Alice Miu (Müller)•
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    C: OH~~ que mala ¿Por que lo dejas ahí?

    yo quería LEMON❤ :c

    esperare ansiosa la continuación ❤





    Adiós~
     
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  7. YUMI-CHAN
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    Deberia asesinarte por dejarlo en lo mejor, pero no lo hare solo porque si no quien escribiria el lemon :=¬¬:
     
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  8. »Hitch 74 no Danna«
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    Quiúbole! Apuesto a que más de la mitad de lectores quiere asesinarme por haber dejado el capítulo anterior así, pero tenía que dejar algo de suspenso. En fin, he aquí traigo lo que tanto esperaban. En esta ocasión sólo será una parte, pero con la misma extensión de dos. Lamento la tardanza, pero ya salí de vacaciones y como pasa con algunos, mis papás no me dejarán usar la computadora tan seguido so razón de que ya no tengo que hacer tareas... en fin, basta de mi perorata... ¡Enhorabuena, a leer se ha dicho!


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de su autora Shungiku Nakamura.



    –Misaki, estoy en mi límite… yo, no sabes, no tienes idea de cuánto te deseo en éste momento… Si quieres que me aleje dilo ahora, porque probablemente después no sea capaz de razonar correctamente…

    –Yo… sen-sei… por favor, sea gentil…


    XII.-

    Tres, dos, uno… inició el juego. El escritor tomó al menor cual princesa sin dejar de besarlo, y luego subió las escaleras hasta llegar a su habitación. Una vez dentro, Akihiko dejo a Misaki en la gran cama, se acercó y lo beso nuevamente siendo correspondido por el castaño. Los labios del novelista empezaron a bajar hasta el cuello del menor dejando unas pequeñas mordidas, hasta que se detuvo por la camisa gris de The Strokes; Misaki no tardó en entender el mensaje silencioso y levantó sus bracitos para que esta pudiera ser sacada. Una vez que la prenda fuera a parar a alguna parte, el mayor aflojó su corbata y comenzó a trazar un camino de besos húmedos sobre la suave y blanca piel de su amor, desde la parte de atrás de la oreja hasta el ombligo. El chico sentía los acelerados latidos de su corazón oprimiendo su pecho. Justo cuando Akihiko volvía a besarlo, Misaki puso ambos manos en los hombros de su amo. Las manos del mayor se deslizaban libre pero delicadamente sobre su caliente torso, deteniéndose una sobre uno de los botoncitos rosados, que fue deliciosamente estimulado, logrando que Misaki gimiera más alto, que se moviera, y que en el acto hiciera contacto con el ansioso miembro del escritor. Ambos lanzaron un pequeño grito.


    –Mi Misaki...


    Akihiko sin poderlo evitar besó desesperadamente los pezones de Misaki, dejándolo sentir la humedad de su boca, las pequeñas succiones, los leves y provocadores mordiscos. Misaki no podía hacer más que solo disfrutar, demostrándolo en su apasionada voz, en el fuerte agarre en los hombros del escritor, y en como aprisionaba con sus piernas las de Akihiko.


    –¿Se siente bien, Misaki?

    –No lo sé...

    –Misaki, yo… –eso descolocó un poco al escritor, pensando en que quizá iba muy rápido.

    –¡N-no es que me disguste! –se apresuró a decir el muchachito, notablemente abochornado– Es solo que… es mi primera vez y…

    –Misaki, eres tan tierno... –sonriendo, lo abrazo fuertemente, queriendo tenerlo para siempre a su lado.


    Después de separarse del abrazo de su ahora sensei, le rodeo con los brazos en el cuello, esperando fuera Akihiko el que lo besara. El escritor no se opuso, y más feliz y nervioso que nunca, le beso apasionadamente.


    –Misaki –Usami tomaba una de las manecitas del chico, sin dejar de degustar su suave y dulce piel, y la condujo hacia su corazón– Siente mi corazón… late de esa forma por ti, Misaki…


    Misaki se sorprendió al sentir los fuertes latidos del corazón del mayor, al igual que el suyo. El ojivioleta comenzó a bajar hasta llegar abajo, desabrocho los pantalones y quito el bóxer y se quedó admirando aquel bello angelito.


    –Sensei… por favor no me mire –dijo Misaki sonrojado.

    –Pero si eres lo más hermoso –dijo el escritor besando al ojiverde nuevamente.


    Las manos del mayor se dirigieron al miembro del pequeño mientras sus labios se unían, al principio Misaki deseaba separarse al sentir las manos de su acompañante, pero dejó de hacerlo al sentir aquel sentimiento que lo hacía sentir completo, seguro y con deseos de más. La boca del escritor se separó, y comenzó a besar su cuello, mientras que con una mano acariciaba uno de los pezones del menor y con la otra su miembro, las caricias eran excitantes pero al mismo tiempo tiernas y cuidadosas.


    –Aaah… sen-sensei…


    La vocecita entrecortada del chico sólo lograba excitar más al peliplata, que de nueva cuenta descendió por todo el torso de su pequeño hasta llegar a su miembro. Empezó a lamer la punta haciendo estremecer a su pequeño amor.


    –Aaahh... aaahh... aaah... –los gemidos del ojiverde subían de volumen a cada acción del adulto––Ngh... mmm... aaah...


    Sus caderas se movían inconscientemente y una de sus manos se deslizaba por la cabellera plateada, empujando un poco. El mayor pareció entender el mensaje, pues devoró el duro miembro del castaño. El calor era sofocante y a la vez placentero.


    –Ngh... aaah... ngh... –Misaki intentaba reprimirse, pero ciertamente las acciones del mayor le causaban toda una mezcla de emociones y sensaciones nunca antes experimentada– ¡Aaah! –sintió un fuerte espasmo en su vientre– Sensei... voy a... me voy a...


    En lugar de apartarse Akihiko intensificó el vaivén y poco después el menor derramó su semilla en la boca del mayor. Éste tomó lo que cayó por la comisura de sus labios y la lamió toda.


    –Sen-sei… yo… lo siento… –farfulló el chiquillo, sumamente avergonzado.


    Eso solo hizo calentarse más al mayor, viéndolo con su cabello despeinado, su mirada inocente con lágrimas de placer, sus mejillas sonrojadas, los labios húmedos con un ligero rastro de saliva que iba desde sus labios hasta difuminarse por su ombligo, sus botones rosados, jadeante y con una nueva erección. Pretendía sacarse la ropa de una buena vez, pero una vez más su pequeño amor lo sorprendía al estirarse e intentar desatarle la corbata. Entre pausas y temblando fuertemente, logró quitársela e hizo lo mismo con la camisa. Tres, dos, uno… ahí iba el último botón. Una vez que esta se deslizara por los hombros del escritor, las finas manecitas de Misaki tocaban la fría y a la vez cálida piel del escritor, grabando en su memoria su textura.


    –Misaki… –suspiraba el escritor, dejando a su adoración recorrer su torso con tan delicadas manos, al tiempo que respiraba la esencia que emanaba su suave piel– tu aroma es delicioso…

    –A… a… a mí t-tam-bién me… me gusta e-el suyo –balbuceó el chiquillo al sentir el aliento del mayor sobre su cuello.


    De nueva cuenta Akihiko se posicionó sobre el cuerpo del menor y pasó una mano por su cintura, acortando las distancias mientras una nueva batalla se libraba entre las lenguas de ambos. Cuando se hizo necesario respirar, se separaron y el peliplata deslizó tres de sus dedos, uno a uno, sobre los sonrosados labios del chico.


    –Misaki…

    –H-hai.


    El pequeño lo entendió perfectamente y los comenzó a lamer con una excitación que dejaba al escritor sin palabras. Usami saco sus dedos e introdujo el primero en el pequeño agujero del menor.


    –¡Aaahh! –Misaki no pudo evitar soltar un quejido por la intromisión. Usami introdujo el segundo, mientras masajeaba el miembro de su adoración– Aaahh... ngh... –el dolor desaparecía de a poco– aah... –Akihiko introdujo el tercero e hizo movimientos en tijera y en círculos, dilatando la rosada entrada, mientras el jovencito arqueaba la espalda.

    –Misaki… ya no puedo más –el escritor mostraba una muy notable erección que incluso dolía– yo… necesito estar dentro de ti.

    –Etto… hai.


    El escritor con un suave agarre le indico que se volteara, pero el muchacho le sorprendió, pues con temblor, el pequeño lo despojaba de su pantalón, liberando su erección. Akihiko, con el sonrojo del Misaki quedo encantado, se dejó hacer, y solo vio al pequeño tomarlo levemente y llevarse a la boca su miembro.


    –M-Misaki... mmmm…


    El escritor, al sentir la pequeña boca, no pudo evitar expresar cuanto le gustaba, más cuando Misaki se centró en la punta, y mientras esta estaba dentro del chico y succionaba, la húmeda lengua lo probaba.


    –Mi... Misaki, ya, basta...

    –¿Sensei?

    –Por favor… llámame por mi nombre... –sonrió levemente el hombre, mientras sudaba y respiraba agitado.

    –A-Aki-Akihiko-san... ¿lo… lo hacía mal?

    –No es eso... es solo que… ya quiero estar dentro de ti.

    –Oh… en-tiendo… –y luego agregó, con los ojos fuertemente cerrados y la carita roja a más no poder: –¡Hágalo, Akihiko-san!


    El mayor quedo más que sorprendido, Misaki por fin ya no le hablaba con tanta formalidad, terminando de lanzar la poca cordura que le quedaba por la borda. Con el chico sentado encima de sus piernas, levemente puso su ansioso miembro en el chico, que escondiendo su rostro en el cuello de su sensei, mordía sus labios, intentando acostumbrarse a la nueva sensación, que acompañaba al dolor.


    –Misaki... –Akihiko no pudo evitar suspirar al sentir el caliente y estrecho interior de su adoración.

    –Akihiko-san... está muy caliente...

    –Tú también lo estas... mi Misaki...


    Sin más preámbulos, empezó con las embestidas, lentas al principio, aumentando el ritmo a petición del agitado Misaki, que apoyado en los hombros del escritor, aumentaba levemente el movimiento, besando a su ahora amante y sintiéndose como nunca antes en su vida.


    –Misaki…

    –Yo… yo… –los ojillos verdes del chico dejaban caer dos traviesas gotas de mar, y una vez que se encontraron con los orbes violetas del escritor, pronunció despacito: –…yo lo quiero mucho, Akihiko-san… quiero estar con usted siempre…


    Definitivamente su niño era toda una caja de sorpresas, una que no pretendía soltar pese a todos, incluido su amigo y padre de su amor. Aumentó el ritmo de las embestidas sin dejar de masajear el miembro de su adoración, dando en el punto exacto en que Misaki también perdió la cordura.


    –¡¡¡Akihiko-san!!!

    –Yo también te amo, mi Misaki.


    Unos momentos más tarde un fuerte espasmo provocó en Misaki un escalofrío que recorrió todo su cuerpo, y sin poder evitarlo liberó por segunda vez su semilla. Eventualmente Akihiko sintió las entrañas del menor contraerse súbitamente, por lo que tampoco resistió más y al fin llenó el interior de su adoración de su caliente esencia.


    –A-Aki-Akihiko-san…

    –Mi-Misaki…


    Usami se separó lentamente y se dejó caer a lado del muchacho, no sin antes besarlo, sintiendo aun sus leves espasmos.


    –Te amo.

    –Yo también, Akihiko-san.



    CONTINUARÁ…



    Comentarios finales:

    Lo sé, seguramente deben preguntarse por qué puse a Misaki tan dócil, pero tiene una explicación que daré después. Bueno, de momento es todo lo que tengo que decir, y de verdad lamento la tardanza. Chaito.
     
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    hola!

    woow! que conti tan genial!
    te perdono la tardanza solo por que este capi estuvo GENIALOSO!

    que mal que tus padres ya no te vayan a dejar usar tanto la PC pero aún así esperaré paciente :)
    me gustó mucho el capi y espero con ansias las conti
    cuidate y nos leemos después

    ok

    bye;bye
     
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    esta genial tu fic espero conti y pronto
     
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  11. »Hitch 74 no Danna«
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    Hola, hola, mis fanseses!!! XD… he aquí con la siguiente entrega de este fic. Las razones de la demora ya las expliqué desde la actualización pasada. Aunque aun así me siento mal por tardarme tanto, pues de cierta manera siento que les fallo a ustedes.

    En fin, dejando mi aburrido choro mareador, ¿se acuerdan de que en los primeros caps menciono a alguien que vigila a Misaki? Bueno, ahora saldrá en este episodio y a partir de aquí su participación será importante.

    Bien, por otra parte, agradezco de corazón sus reviews, me alientan muchísimo a seguir escribiendo, y de verdad me alegra que les esté gustando esta humilde historia. De verdad mil gracias.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de su creadora, Shungiku Nakamura.


    XIII.-


    El trino de los pajaritos anunciaba la llegada de un nuevo día. Los rayos del sol se colaban en los espacios entre las persianas, despertando a cierto escritor con su característico mal humor. Sin embargo el aura pesada que emanaba se disipó cuando contempló la carita de su pequeño, tan apacible e inocente; su respirar pausado y acompasado, los rebeldes cabellos castaños revueltos sobre su cabecita, su desnudo y frágil cuerpo únicamente cubierto por una sábana. De inmediato al ver tan linda pose, el mayor sintió cómo las ganas de nuevamente hacer suyo a su niño abordaron su mente y su ser; sin duda, la noche anterior no había sido suficiente para calmar todos y cada uno de los deseos que ese pequeño angelito despertaba, pero como todo en esta vida, el encanto se rompió con el sonido del teléfono.


    –Moshi moshi –respondió una vez que se hubo vestido, con esa pesada aura de nuevo.

    –¡Ah, hola Usagi! –era Takahiro. Aunque fue sólo una décima de segundo, pudo sentir la adrenalina recorriendo todo su cuerpo. Sabía lo que vendría– ¿Misaki está contigo?

    –Sí, pero ahora mismo está dormido –o al menos eso creía– Con el entrenamiento y las clases, es razonable.

    –Tienes razón, pero ya son las ocho de la mañana, perderá la escuela…

    –Despreocúpate, hombre. Yo lo llevaré.

    –¡¿De verdad harías eso?!

    –Claro, para eso están los amigos. Tú tranquilo, Misaki está bien.

    –¡Gracias, gracias! ¿Cómo podría pagártelo?


    Mientras tanto, en la habitación de Usami, cierto jovencito abría sus ojos verdes a la vida. Observaba la exorbitante cantidad de juguetes que había, así como las decoraciones que bien podrían ser propias del cuarto de Mahiro. Sin embargo una ligera brisa le caló el cuerpo haciéndolo caer en cuenta de la condición en la que se encontraba. Entonces recordó lo sucedido después de su primera clase de matemáticas con Usami-sensei: su torso desnudo en contacto con el propio; sus experimentados labios recorriendo su aún pequeña piel, llevándolo a un vórtice de emociones y sensaciones nunca antes experimentadas; sus labios sobre los suyos, y sus lenguas danzando loca y apasionadamente; sus respiraciones entrecortadas y agitadas; las manos revolviendo los cabellos del otro; las estocadas en su interior… en fin, todo un idilio sellado con dos palabras antes de dormir: te amo.


    Notó que el novelista no se encontraba a su lado y un sentimiento de soledad caló hondo su corazoncito. Sin embargo aquello le duró poco, pues aquel ocupante de sus pensamientos entraba. Una sonrisa boba se dibujóen sus labios y salió a relucir sobre sus mejillas ese adorable rubor, en cuanto hicieron contacto visual, sin darse cuenta que así iniciaría un nuevo juego pasional.



    XIV.-

    Sábado por el medio día. Adentro, en los vestidores, los chicos se ponían el uniforme. Afuera, en las gradas, decenas de voces gritaban al unísono el nombre del equipo de soccer del instituto: Majhestics. Entre el eufórico público se encontraban los padres y hermanito de Misaki Takahashi.


    –¿Vinieron sus padres? –preguntaba Onodera mientras se ataba los cordones de los zapatos.

    –¡Nah! Yo ni les dije a los míos –Shinobu fue el primero en hablar.

    –¿Por qué? –inquirió Chiaki.

    –Están demasiado ocupados como para venir a ver un simple partido de soccer –encogió los hombros, quitado de la pena– En fin ¿Qué hay de ustedes?


    Un rato de charla más tarde, la formación salía a la cancha y por ende el volumen de los gritos de la tribuna aumentaba. Luego del silbatazo y el lanzamiento del balón, comenzaba el juego.


    »La pasa a Yuuto… se la roba Takeshi y la pasa a Takatsuki, pase largo para Onodera, Motozöwa es más rápido y la roba, tira y… ¡La falló! Rebota, turno de Yoshino para tomar el control del esférico, corre, pase corto para Kamijou, la recibe de pecho, se la da a Kisa, se posiciona, tira y… ¡También la falló: Takumo la paró a tiempo!«


    Podía escucharse a los cronistas dentro de una cabina. El principio no era muy alentador para el equipo de Misaki y compañeros ya que al parecer, el otro equipo los aventajaba en experiencia. Silbatazo, fin del primer tiempo: 1-0 en contra de los Majhestics. Todos ellos se encontraban en la banca.


    –Takahashi-kun –le llamaba su entrenador– Tomaras el lugar de Shiraiwa-kun.

    –¡¿Qué?! –preguntaron ambos.

    –¡Pero Takahashi es defensa! –replicó el tal Shiraiwa.

    –Lo sé –aquel hombre dibujó una sonrisa aterradora para el gusto de todos excepto Misaki.

    –Etto… hai.

    –Takahashi-kun, ve a cambiarte la playera.

    –Hai.


    Silbatazo. Iniciaba el segundo tiempo.


    »Kisa la pasa a Yoshino, éste se la da a Takatsuki, Takatsuki se la devuelve, pase corto de Yoshino a Onodera, Onodera corre a la zona de tiro, pase largo para Kamijou, Kamijou intenta acercarse a la portería, pero la defensa se la pone difícil… se descuida, le roban el balón, pero Takahashi lo intercepta y se lo pasa a Takatsuki. El rubio está siendo marcado por dos de los defensas…«


    El segundo tiempo transcurría y los Majhestics no lograban empatar hasta que…


    –¡Gooool! –gritaba el público.


    Hiroki había logrado robarle el balón al equipo contrario, y ahora hacía un pase largo a Kisa. Este había logrado evadir a los defensas y en un abrir y cerrar de ojos empataron. Sin embargo, todavía no podían festejar, ya que quedaban 5 minutos para que acabara el juego. Misaki parecía buscar con la mirada a alguien. En la tribuna sus padres tenían un cartel con su nombre y su hermanito daba de saltos como pulga echando porras. El juego transcurría sin que los Majhestics pudieran desempatar y…


    »Takahashi se distrae y Motozöwa lo empuja intencionalmente… ¡esto va directo a penal! Suena el silbato. Turno de Takahashi para marcar la diferencia«


    Cientos de miradas se centraban en el chico, pero él sólo quería sentir una, una que no había percibido desde que inició el partido.


    “Él es un hombre muy ocupado, no puedo quitarle su tiempo por nimiedades. Sin embargo…”


    Volteó a ver por inercia, y ahí lo encontró, sentado en las gradas junto a su familia. Una mirada silenciosa y una sonrisa de aquél hombre al que le entregó su inocencia fueron suficiente para inspirarle toda la confianza que necesitaba. El silencio reinaba en la cancha, todo estaba listo. Misaki corrió y de una patada logró lanzar ese balón hasta la portería y…


    –¡Goooool!


    Se volvían a escuchar las voces gritar, y en ese momento también se escuchó el silbato del árbitro. El juego había terminado. Y el resultado del marcador era: Majhestics 2– Strangers 1. Los Majhestics cargaban a Misaki, Kisa y Hiroki. Las porristas gritaban los nombres de los tres guerreros que habían hecho posible la victoria. Los familiares de los jugadores bajaban de las gradas para felicitar a sus hijos por su esfuerzo en la cancha.


    –¡Mamá, auxilio, no respiro! –hablaba entrecortadamente cierto castaño, que era abrazado efusivamente por un muchacho de unos quince años, más alto que él, de tez clara, cabello corto azul oscuro y unos brillantes ojos azul zafiro.

    –¡Hiro-san! ¡Hiro-san! ¡Hiro-san! –repetía sin cesar ese muchacho.

    –¡No-wa-ki! ¡Ya-suél-ta-me!

    –¡Se ven tan lindos! –decía emocionada una mujer castaña, de finas facciones y hermosos ojos color avellana, con cámara en mano– ¡A ver, otra foto!

    –¡Mamá!


    En las gradas ya vacías sucedía otra cosa.


    –¿Por qué tan solo, Shinobu-chin? –le preguntaba uno de los profesores que asistió al juego, sentándose a su lado– ¿No vinieron tus padres?

    –Nunca lo hacen –pensó el rubio en voz alta.

    –¿Por qué? –eso preocupó al catedrático.

    –Tienen cosas más importantes que hacer –se encogió de hombros, quitado de la pena.

    –Eso no está bien…

    –Está bien para mí… ya me acostumbré.

    –Emm… –el mayor notó que el muchacho se portaba evasivo, así que dejó el tema de lado– ¿Te gustaría que tomemos juntos un helado?

    –Etto… ¡h-hai! –el chico se emocionó y un ligero tono rosado tiñó sus mejillas.

    –Bien, vamos.

    –Hai –ambos se levantaron de las gradas y empezaron a caminar.

    –Por cierto, jugaste bien hoy.

    –¿En serio?

    –Por supuesto.

    –Gracias, Miyagi-sensei.


    Algunos más no quisieron quedarse con el uniforme, por lo que se encontraban solos en los vestidores.


    –¡Uf, buena esa, Misaki! –le decía Kisa.

    –A-arigato… aunque tú también lo hiciste bien al meter el primer gol.

    –¡Hey, Misaki, Kisa! –Chiaki les llamaba– ¡Llueven ositos de goma!

    –¿Ah? –los otros dos arquearon una ceja, extrañados.

    –Están lanzando ositos de goma desde el quinto piso ¿quieren venir?

    –¡Sí! –gritaron los dos.


    Los tres iban saliendo, pero Misaki se detuvo.


    –Ahorita los alcanzo, olvidé mi sudadera.

    –Okay.


    El pequeño volvió a su casillero y tomó la prenda. Sin embargo, cuando ya iba a salir, fue interceptado por un muchacho de cabello gris oscuro, tez clara, ojos negros como noche bajo unos lentes, un poco más alto que él.


    –¡Sumi-sempai! –exclamó el menor, un poco nervioso de la impresión.

    –Misaki-kun –el tal Sumi se apoyaba sobre el casillero– Sabía que te encontraría aquí.

    –Etto… ¿se te ofrece algo?

    –Déjalo –dijo, así sin más.

    –¿De qué hablas?

    –Sé que sales con Usami Akihiko…

    –¿Cómo…?

    –El día de la convención de anime y manga los vi… él te besaba –ciertamente Misaki se puso rojo y eso no hizo más que confirmar lo dicho– Por tu bien, es mejor que te alejes de él… te romperá el corazón y lo tirará a la basura como lo ha hecho con otros tantos.

    –¡Mientes! –Misaki estaba contrariado– ¡Usami-san sería incapaz…!

    –¡Vamos, Misaki! Tiene treinta y seis y tú quince ¡es obvio que sólo quiere divertirse contigo! –cual fuera su objetivo, lo estaba logrando, pues Misaki le prestaba atención y se veía atónito– ¿Por qué crees que a sus treinta y seis no se ha casado ni comprometido? ¿Por qué crees que ha rechazado a las mujeres más bonitas y afamadas que se le han insinuado?

    –Pero…

    –Él no toma a nadie enserio, y no esperes que haga lo mismo contigo… aléjate de él antes de que sea demasiado tarde.

    –¿Cómo sé que el que me está mintiendo no eres tú?

    –Te lo dice la voz de la experiencia.


    Dicho esto aquel muchacho se fue, con una expresión ladina en su rostro.


    “Akihiko-san…”


    Misaki sólo se quedó ahí, de pie, estático, sintiendo que la duda acuchillaba de a poco su corazón.



    CONTINUARÁ…
     
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    Que Emoción, hay conti!

    Hola!

    jeje ese Takahiro es la inocencia andando mira que no sospechar nada...

    waaa! que emoción, me encanta el soccer y el partido estuvo de lo mejor!

    tks ese tipo... como se atreve a empujar a Misaki
    yei! ganaron

    ese Sumi seguro Usagi lo dejo y ahora se desuita con el castañito

    por cierto que alegría ver a las otras parejas

    kyyya! espero la conti con ansias!

    ok

    bye,bye
     
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  13. »Hitch 74 no Danna«
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    Hehehey! Ya tiene un buen ratote que no me paso por este fic, pero mis razones son las mismas que he expuesto en otros fics: la escuela absorbe mucho de mi tiempo y me corta la inspiración (sobre todo ahora que inicio con mi proyecto de titulación). En fin, no quise dejar este fic de lado debido a la buena respuesta que ha tenido, pero lamentablemente por las razones expuestas ya no actualizaré con tanta frecuencia.

    De verdad les ofrezco mis más grandes disculpas, y un capítulo que si bien no es muy extenso, al menos abarca un poquito de las otras parejas. Espero que lo disfruten tanto como yo lo hice al escribirlo.


    Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen, de lo contrario no estaría poniendo este disclaymer, XD.


    XV.-


    Martes en la mañana. Observaba desde la ventana a cualquier parte mientras sus pensamientos giraban en torno a lo que Sumi-sempai le dijo el sábado del partido de soccer, hace poco más de una semana.


    "Él no toma a nadie enserio, no esperes que haga lo mismo contigo… aléjate de él antes de que sea demasiado tarde"


    –¡Hey, Misaki! –Kisa entraba a la cafetería en compañía de un chico un poco más alto que él, cuya apariencia propia de un príncipe llamaba la atención.

    –Kisa –murmuró el pequeño, con voz ausente.

    –¡Pero qué animado andas! –soltó con tono sarcástico, mientras él y su acompañante tomaban asiento– ¿Qué te tiene tan preocupado, eh?

    –Nada en especial –mintió– Sólo llegué tarde a Química y Hatori-sensei ya no me dejó entrar, es todo…

    –Ya somos tres.

    –¿Ah?

    –Yukina y yo también llegamos tarde ¿verdad? –su acompañante asintió con la cabeza.

    –Etto… perdón por la indiscreción, pero… ¿Quién es tu amigo?

    –Es cierto, todavía no conoces a todos –espetó Kisa– Bueno, él es…

    –Yukina Kou, de onceavo (1) –se presentó el muchacho

    –Takahashi Misaki, de noveno (2). Mucho gusto.


    Entre charlas triviales transcurrieron las primeras horas sin clase, pero eventualmente tuvieron que despedirse e ir a las siguientes. Misaki caminaba ya más tranquilo, agradeciéndole internamente a Kisa y su amigo por distraerlo un rato de esos pensamientos, pero –como todo en la vida– el encanto terminó cuando fue interceptado por la persona que menos quería ver.


    –Sumi-sempai –dijo en un hilo de voz.

    –¿Qué tal, Misaki-kun? –el peligris lo rodeaba por los hombros.

    –Etto… bien, supongo –avanzaba tratando de librarse de él.

    –Y dime ¿Ya has considerado lo que te dije ese sábado?

    –Ah… etto… –eso lo incomodó de sobremanera y de momento no pretendía responder, a lo que atinó a preguntar: – ¿Por qué el interés?

    –Bueno, verás…


    En ese momento ya estaban frente al salón de clase, por lo que cortó la conversación dejando al pobre castaño con otra duda más. La clase de Miyagi-sensei transcurrió tranquila, aunque notó que en las dos horas de cátedra su amigo Shinobu no le despegaba la vista de encima al pelinegro. En fin, estaba guardando sus cosas cuando sintió que se acercaban a su oído, por la espalda.


    –Te espero a las dos en la cafetería, en el ala oeste, junto a la ventana… nuestra charla aún no termina.


    Asintió lentamente y luego de que Sumi se alejara, fue a los baños y unos minutos más tarde, mientras se lavaba las manos, le pareció escuchar dos voces en particular. Normalmente no les hubiera dado importancia, pero no era normal escuchar a dos personas gemir dentro de los baños –menos si ambos eran hombres–, a menos que…


    "¡Waaah! ¡Deja de pensar en cosas innecesarias!"


    Iba a salir huyendo, pero el sonido del pestillo abriéndose lo obligó a esconderse en algún lado.


    –¿Ya te enteraste de que echaron a Mako-sensei?

    –¿Al instructor de esgrima?

    –Sí. Dicen que fue porque se andaba tirando a un chavito de séptimo (3), en las regaderas del gimnasio… Mayura Shiro, me parece ¿puedes creerlo?

    –¡Maldito hijo de…! –el otro sonaba colérico, como si estuviera haciendo algún tipo de rabieta– ¡Aaagh!

    –Yo también me puse así cuando lo supe ¿puedes creerlo? Digo, todavía hubiera estado bien si hubiera sido con su hermana Ariko ¡¿Pero con él?! En serio ese tipo debe estar enfermo… habiendo tantas chavas bonitas de grados superiores y tenía que tirarse a un hombre… ¡Yiugh!

    –¡Deja eso! ¡Hombre o mujer, realmente no importa! ¡Se aprovechó de un menor de edad!

    –Estoy de acuerdo con eso…


    Ya no pudo escuchar más, puesto que ambos chicos se habían ido. Sin embargo, en cuanto salió de su escondite, deseó no haberlo hecho: frente a él, dos jóvenes se besaban apasionadamente.


    –¿Kisa?


    Algunos instantes más tarde…


    –Lamento que hayas presenciado eso.

    –Está bien, Yukina-sempai. Yo no diré nada, pero tengan cuidado, los podrían expulsar si se sabe… como a Mako-sensei.

    –¿También escuchaste?


    Antes de decir cualquier cosa, se integraron al círculo Chiaki, Ritsu, Hiroki y otro sujeto… Nowaki Kusama, si no mal recordaba.


    –¡Hehehey! –se saludaban todos.

    –¿Ya se enteraron de lo de Mako-sensei? –Ritsu fue el primero en hablar.

    –Sí, parece que ya todo mundo lo sabe –dijo el peliazul.


    Sus amigos hablaban y daban su opinión al respecto. Sin embargo unos minutos más tarde se percató de la ausencia de alguien.


    –Oigan ¿Dónde está Shinobu?

    –Él… –suspiró Chiaki– Está deprimido.

    –¿Por?

    –Se le declaró a Miyagi-sensei hace rato –dijo Ritsu– pero él lo rechazó.

    –¿Cómo? ¿Le gusta Miyagi-sensei?

    –¿Tú por qué crees que tomaba asesorías con él? –increpó Hiroki– En fin, el punto es que lo rechazó y ahora está en detención.

    –¿Por qué?

    –Le destrozó el parabrisas a su auto con un palo de golf.

    –Típico de él –espetó Kisa con tono de aburrimiento, el ojiverde le miró intrigado– me refiero a hacer esa clase de cosas cuando algo le afecta realmente. Miyagi-sensei debió haber sido muy duro como para haberlo puesto así.

    –Creo que sensei fue muy razonable al rechazarlo –dijo Yukina– Con todo esto de Mako-sensei, era lógico que lo hiciera.

    –Estoy de acuerdo con eso.

    –No es por criticar ni nada, digo, cada quien sus preferencias, pero… –espetó Hiroki– ¿Qué le ven los chavos a los hombres mayores? Primero Shiro y ahora Shinobu ¿Qué sigue? ¿Que alguien se le declare a Hatori-sensei? –un aura pesada se sintió en el ambiente– Está detrás de mí ¿verdad? –el resto asintió en silencio.

    –No tiene de qué preocuparse, Kamijou-kun. Yo sabré como manejarlo –musitó Hatori– Yoshino-kun… ¿puede venir un momento a mi oficina?

    –¡Hai!


    Sin rechistar, Chiaki siguió a su profesor.


    –Bueno, yo tengo que irme –espetó Yukina– Tengo clase de cálculo.

    –Yo tengo clase de Historia –Nowaki también se retiraba– Nos vemos.

    –Hatori-sensei se trae algo con Chiaki –dijo Kisa–…lo presiento.

    –¿Ah?

    –Lo castiga por cualquier cosa pero nunca lo he visto en detención, además de que a cada rato lo cita en su oficina ¿no se les hace sospechoso?

    –Ahora que lo dices, sí, se me hace muy raro –Hiroki sonaba suspicaz– ¿Qué dices tú, Misaki?

    –¿Ah?

    –¡¿Qué rayos pasa contigo?! ¡Has estado en la luna casi todo el día!

    –Etto… no es nada… em… yo…


    Misaki tartamudeaba como bobo, pues a decir verdad se mantuvo al margen: el caso de Mako-sensei y las opiniones al respecto que daban sus compañeros no hicieron más que acrecentar sus dudas.


    –…no sé qué decir… –vio que su reloj marcaba la una con cincuenta y ocho minutos–…etto… debo irme, quedé con alguien en el ala oeste. Nos vemos.


    Sin dar tiempo a réplicas, se dirigió al ala oeste, donde Sumi ya lo estaba esperando.


    –Vaya, pensé que no vendrías –le dijo éste.

    –Etto… –el castañito tomó asiento– sempai…

    –Quieres saber por qué mi interés en tu caso con Usami ¿cierto? –el muchachito asintió– Bueno, antes de que pasemos a eso, ¿ya supiste de…?

    –El caso de Mako-sensei –Misaki le cortó, recibiendo un asentimiento– Parece que es el nuevo chisme.

    –Así es… imagínate al pobre Shiro, cómo debe sentirse en estos momentos por estar en boca de todos… y pensar que todo esto se pudo haber evitado si se hubiera alejado de él a tiempo.

    –¿Qué quieres decir?

    –Muchos ignoran esto, pero… no era la primera vez que Shiro-kun y sensei tenían esta clase de encuentros. Verás, Mako-sensei primero pretendía a la hermana de Shiro, Aiko… pero ella lo rechazó. Pasaron los días y un martes, de buenas a primeras, Shiro-kun se le declaró. Ya te imaginarás la perfecta oportunidad de venganza que se le presentó a sensei, aprovechó que el pobrecillo chico se enamoraba por primera vez… aunque al final sí pudo vengarse de Aiko al dañar a la persona que más le importa a ella, no todo le salió tan bien y como ya sabes, terminó siendo expulsado –Misaki estaba atónito– Bueno, el punto es que algo similar pasará entre Usami y tú, si no te alejas de él.

    –¿Qué?

    –Por favor, te ruego que te alejes de él… –Sumi ponía una expresión suplicante muy convincente– No me gustaría que te utilizara y luego te botara, y mucho menos que estés en boca de todos como Shiro-kun…

    –Sempai… –Misaki no pudo evitar ponerse nervioso en cuanto Sumi le tomó la mano y la estrechó– ¿Por qué…?


    El peligris llevó la mano de Misaki hasta sus labios y la besó suavemente. Luego de eso sus ojos negros se fijaron en los esmeraldas del pequeño.


    –Te quiero… y no permitiré que nadie, ni siquiera él, te lastime.



    CONTINUARÁ…




    Notas finales:
    1, 2 y 3 .-
    Son el equivalente de 2° de preparatoria (Yukina, en el rango de edad 16-17), 3° de secundaria (Misaki, 14-15) y 1° de secundaria (Shiro, 12-13). Creo que esto ya les dará idea del grado en el que están los chicos. Recién estaba leyendo esta información y me pareció adecuada, por lo que la manejaré de ahora en adelante en todos mis fics.


    Bueno, de nuevo mil disculpas por la tardanza. Gracias por leer. Chaito.
     
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  14. Usami Momo-chan
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    MALDITO SUMI!!! ME DAN GANAS DE PATEARLO >:I
    Misaki es obvio que Usagi te ama *3* conty conty
     
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  15. BlackLady713
        +1   +1   -1
     
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    aaaaaaa hace mucho q no escribias para sta historia... en verdad me gusto el ultimo capi :=uuum:
    ese Sumi keriendose meter donde no le llaman, deberia buscarse a otro

    stare al pendiente de tus continuaciones
    LB :=wozardd:
     
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79 replies since 19/11/2013, 23:27   5480 views
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